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EXPEDIENTE EGIPTO www.expedienteegipto.blogspot.com

Director: Néstor Hdez – Subdirectora: Daniela Ochoa

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Misterioso Ptahmes:Dicen los arqueólogos que su trabajo comparte muchos ingredientes con el oficio de detective. La historia de Ptahmes, cuya tumba, de unos 3200 años de antigüedad, fue presentada ayer a la prensa en la necrópolis de Saqara, bien podría servir de hilo argumental a una novela policíaca.Saqueado en el siglo XIX, los pedazos decorados de las paredes de su sepulcro habían aparecido en diversos museos del mundo, en Estados Unidos, en Holanda, Italia, e incluso en el Museo Egipcio de El Cairo, "Conocíamos al personaje, Ptahmes, pero nadie sabía dónde se hallaba la tumba", señala Ola el Eguezi, directora del la misión que ha vuelto a encontrar la última morada perdida del hombre que describe como un "pez gordo" de su época. "Fue escriba, jefe del ejército, dirigió los graneros y los almacenes reales. Tuvo multitud de cargos importantes a lo largo de su vida", explica a ABC la que fuera decana de la Facultad de Arqueología de la Universidad de El Cairo.El rastro de Ptahmes se perdió en la arena del desierto. Pero unas fotografías que un equipo arqueológico holandés había tomado en el museo Metropolitano de Nueva York, y que mostraban un muro que podría pertenecer a la entrada de la tumba, ofrecieron nuevas pistas. Las imágenes correspondían con la entrada del sepulcro, y los escombros encontrados a su entrada, cuando comenzaron las excavaciones, terminaron de desvelar el misterio.Pero en Egipto, donde se calcula que el 70 por ciento de su historia sigue bajo tierra, es imposible cavar sin encontrar rastro de nuevos descubrimientos. Limpiando el perímetro de esta sepultura, la misión liderada por El Eguezi y compuesta por estudiantes y profesores de la universidad de El Cairo, descubrieron un nuevo enterramiento, el de otro noble conocido como Paser, que fue embajador y posiblemente familia de Ptahmes y que podría haber vivido al final de la XX dinastía. El yacimiento cuenta con un estilo "muy especial" del Imperio Nuevo en Saqara, aseguró ayer el ministro de Antigüedades Mohamed Ibrahim, ya que, como la de Ptahmes, se trata de una tumba-templo, un sepulcro con forma de templo, con su pilón, peristilo, sala hipóstila y santuario, pero coronado por fuera con un piramidión, una pequeña pirámide justo encima de la cámara sepulcral.Aunque los faraones de la época se enterraron en Tebas (Luxor), la capital del reino durante el Imperio Nuevo muchos nobles y altos funcionarios siguieron construyendo sus últimas moradas en Saqara, que fue la capital

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Una cordobesa amplía la historia de Egipto tras hallar una momia

Ángeles Jiménez Higueras protagoniza estos días uno de los descubrimiento arqueológicos propios de la saga de aventuras de «Indiana Jones». Esta joven prieguense no puede recordar con exactitud cuándo o por qué empezó a interesarle la arqueología en Egipto. Veía todos los documentales que estaban a su alcance, ha leído los artículos y libros que caían en sus manos sobre arqueología, además de todas las revistas que familiares y amigos le regalaban.Su vocación le ha llevado hasta el país de los antiguos faraones, donde forma parte del Proyecto Djehuty, un equipo formado por veinte miembros de muy distintas disciplinas -dieciséis españoles y cuatro extranjeros- que están excavando y restaurando las tumbas de Djehuty y de Hery en Dra Abu el-Naga, una de las necrópolis de la orilla oeste de la antigua Tebas, en la región de Luxor. Y lleva casi cinco años con unos resultados de película.Ángeles, que tiene a su cargo una cuadrilla de 25 trabajadores, descubrió el año pasado un ataúd intacto de un niño de cinco años y este año han encontrado otro ataúd similar e intacto de otro niño de unos 11 años. También se han excavado durante esta campaña tres pozos funerarios de los que dos, fueron saqueados en la antigüedad, sin embargo uno de ellos ha permanecido intacto.Gran descubrimientoPero el gran descubrimiento aún estaba por llegar. El pozo que le fue adjudicado reunía unas características similares a las de otros pozos que habían excavado con anterioridad, pero la tierra que lo rellenaba era diferente, muy compacta y limpia, sin material de revuelto como es lo habitual que aparezca en la colmatación de los pozos, debido a los continuos saqueos que esa zona ha sufrido a lo largo del tiempo. Así que todas las esperanzas e ilusiones estaban fijadas en ese lugar.Todo hacía suponer que sería el primer pozo intacto de la dinastía XVII que iban a excavar, y a la postre así fue. Ángela cuenta que el pasado día 10 de febrero, una vez retirado todo el relleno del pozo y a unos cuatro metros de profundidad, apareció una cámara sepulcral excavada en la roca.Tras asomarse por un hueco pudieron observar que dentro de la cámara tallada en la roca de la montaña había un ataud, tallado en« madera y con decoración «tipo rishi» –que significa «alas» en árabe y es el estilo característico de la

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dinastía XVII- con brillantes colores en su decoración. Fue cuando observaron con detalle que las espigas que cerraban la tapa del ataúd estaban intactas, por lo que en ese momento ya eran conscientes de que nadie había visto el interior desde que el difunto fue depositado. Sin lugar a duda, fue un gran descubrimiento.Importancia del hallazgoPor tanto, hoy día se puede afirmar que, el gran hallazgo de esta campaña ha sido ese ataúd intacto que pertenece a un hombre llamado Neb. El hallazgo aporta nuevos datos a la poca conocida dinastía XVII, periodo en que la ciudad de Tebas se convierte en capital del reino y se asientan las bases del imperio y del dominio egipcio sobre Palestina, Siria y Nubia.Este hallazgo, junto con otros llevados a cabo en esta misma área, confirma que Dra Abu el-Naga, era el lugar donde se hicieron enterrar los miembros de la familia real de la dinastía XVII y sus cortesanos, allá por el año 1600 antes de Cristo.El ataúd tiene unos dos metros de largo y medio metro de ancho, y se encuentra en buen estado de conservación. Tiene pintado en la tapa un par de alas extendidas sobre el cuerpo del difunto, como si una diosa alada le abrazara por detrás, otorgándole su protección en el más allá. A través de la momia, el equipo de trabajo ha podido saber que se trataba de un hombre de entre 35 y 55 años de edad, pero habrá que analizarlo con más exactitud.Es importante resaltar que este tipo de ataúd es muy poco frecuente porque -según la arqueóloga- se usó durante un breve periodo de tiempo y son muy pocos los que han sido hallados en su lugar original, pudiendo ser documentados en su contexto arqueológico. Ataúdes de estas características se exponen ahora en museos de renombre como el British Museum en Londres, el Louvre en París o el Metropolitan de Nueva York, pero hay que decir que se hallaron hace unos cien años y desde entonces no se había encontrado ninguno más hasta que se ha descubierto éste ahora con el nombre de Neb.El último descubrimiento, hace un sigloTras depositar el ataud en un lugar seguro para evitar posibles saqueos, «no fui muy consciente de la trascendencia que tenía el hallazgo y el momento que estaba viviendo», añade la arqueóloga.«He vivido un momento histórico e irrepetible de la historia mundial y lo he disfrutado al cien por cien», sentenció.Lo que sí es una realidad es que está trabajando muy duramente por conseguir hacer realidad su sueño de formárseme aún más –si cabe- como egiptóloga y poder trabajar en Egipto, demostrando sobradamente que si luchas por ello que quieres, puedes conseguirlo.Ángeles manda un mensaje a las nuevas generaciones para que «se formen o se dediquen a lo que de verdad les guste. Corren tiempos difíciles para todos pero si trabajas duro y te mueves puedes conseguirlo. No hay mayor recompensa que dedicarte a lo que te apasiona, y la mía -entre otras muchas cosas- ha sido el descubrimiento de Neb».Y con la pasión con la que vive su trabajo, sin duda alguna que no será la última

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La de ladrón de tumbas

Una docena de profundos agujeros horadan la loma hasta donde alcanza la vista. En las tumbas, que permanecieron intactas durante milenios, ya no queda más que polvo. «Por aquí han pasado Alí Babá y los cuarenta ladrones y se lo han llevado todo», se lamenta impotente Musa, uno de los guardas locales que se encargan de vigilar el acceso al yacimiento arqueológico. A unos pocos cientos de metros, las imponentes pirámides de Dashur vigilan el horizonte, pero la necrópolis que las rodea, que no había sido explorada al hallarse en terrenos militares, se ha perdido para siempre.La de ladrón de tumbas es una de las profesiones más antiguas de Egipto, donde pocos enterramientos han llegado completamente intactos a la actualidad. Pero desde la revolución de 2011, que tumbó al último de los faraones, Hosni Mubarak, los saqueos de yacimientos arqueológicos se han multiplicado, y el oficio se ha profesionalizado. De norte a sur, decenas de excavaciones han sido completamente expoliadas, especialmente en espacios abiertos como el Sinaí, Dashur o a las puertas del oasis del Fayum, donde tan solo la arena del vasto desierto egipcio protegía las reliquias. El vacío de seguridad que se creó tras la revuelta alimentó la codicia de los ladrones, que hoy, tres años después, han perdido el miedo a la Policía y siguen saqueando en cuanto cae el sol.«Son peligrosos, muchos de ellos van armados y no dudan en disparar contra el que intenta acercarse», asegura la arqueóloga Monica Hanna, que lleva años denunciando el expolio que sufre el patrimonio cultural egipcio. Los ladrones no se achantan ni siquiera ante las fuerzas de seguridad, como bien sabe Ahmed, uno de los agentes que vigilan la Pirámide Acodada de Dashur, y que advierte a los visitantes de que no se alejen demasiado de las inmediaciones de la majestuosa estructura. «No se sabe quién puede andar

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por allí y puede ser peligroso», confirma el joven.Las mafias de saqueadores saben perfectamente qué es lo que van buscando y dónde. «Están muy organizados, utilizan mano de obra que trabaja para ellos, y usan equipos tecnológicos como geo-sónar. Pueden llegar a arrasar una excavación o una tumba en una semana o incluso en una sola noche», explica Hanna.«Tienen conocimientos arqueológicos y saben qué es valioso», asegura la egiptóloga, aunque eso no les impide utilizar hasta maquinaria pesada como excavadoras o incluso dinamita para acceder a las tumbas, que quedan completamente devastadas. Esculturas, sarcófagos, cerámicas, amuletos o shabtis (pequeñas figuritas funerarias), todo acaba en manos de vendedores locales o internacionales. «Lo que buscan depende del anticuario que les haya encargado el trabajo, que puede ser egipcio o extranjero. Muchos son coleccionistas privados», señala Monica Hanna, que acaba de recibir el premio SAFE Beacon, que reconoce su esfuerzo para concienciar al público sobre las amenazas que sufre el patrimonio cultural.Participación de niñosMientras que los yacimientos más conocidos y turísticos de Luxor se han mantenido al margen del expolio, como confirma el español José Manuel Galán, que dirige un proyecto en esta región, en lugares como Abu Sir el Maleq, en la provincia de Beni Suef, un vasto enterramiento de la época grecorromana ha quedado como un queso suizo, un orificio junto al otro. Entre ellos se esparcen los restos de lo que los ladrones no han considerado valioso, como piezas policromadas de sarcófagos, «que se han llegado a utilizar para encender hogueras y hacer el té», apunta la arqueóloga, o las propias momias, que yacen despedazadas bajo el sol inclemente, una mano allí, un cráneo allá. «Han muerto incluso niños, que la gente del pueblo utiliza para acceder a las tumbas más angostas», denuncia Hanna. Para algunos campesinos pobres, a los que la inestabilidad política que ha acompañado a la revolución ha hundido aún más en la miseria, los saqueos se han convertido en una forma de poner comida sobre la mesa.Cerca de Esna, en el Alto Egipto, el yacimiento de Gebelein ha desaparecido completamente. En el Delta, los terrenos de Tel el Robhan han quedado bajo una piscifactoría, y en Dashur, por ejemplo, la construcción de un cementerio ilegal ha terminado de destrozar lo que los ladrones no se llevaron. Es imposible calcular el valor de lo que se ha perdido. Ni tan siquiera conocer exactamente qué es lo que ha sido expoliado, reconocen desde el propio Ministerio de Antigüedades egipcio. «Nada de lo robado está inventariado, no está en los registros», afirma Ali el Asfar, director del Departamento de Egiptología del ministerio. En muchos de los lugares arrasados ni siquiera se había llegado a trabajar nunca, eran aún vírgenes.El ministerio –muy criticado por arqueólogos como Hanna, que opinan que no hace lo suficiente para proteger los sitios históricos–, se ha sentido

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impotente a la hora de afrontar los robos. «La seguridad depende de la Policía, y a los agentes les resulta difícil controlar a los ladrones en lugares tan abiertos, aunque poco a poco se está frenando el ritmo del expolio», señala el funcionario. En las últimas semanas, por ejemplo, se han llevado a cabo varias redadas y se han decomisado cientos de artefactos en dos casas en Saqqara y el Fayum.Miles de piezas, sin embargo, ya han salido del país, y una visita rápida al portal de subastas Ebay demuestra que existe interés entre los coleccionistas, aunque a veces sea difícil certificar su autenticidad. «Las mafias tienen contactos en las aduanas, y sobornan a algunos funcionarios para que les permitan sacar piezas, incluso sarcófagos», denuncia Hanna. Pero el mayor problema, reconoce Ali al Asfar, no son las piezas que se han perdido, «sino que los yacimientos han sido destrozados, se ha perdido la Historia que podíamos aprender con ellos».

El tesoro robado a los faraones vuelve a su patria

La miniatura de un barco hallada en Australia. Una estela de la necrópolis de Saqara interceptada en España. Un pequeño obelisco de caliza cazado en Alemania. Más de un centenar de joyas del patrimonio egipcio, robadas y esparcidas por el mundo, celebran su vuelta a casa en una exposición inaugurada este sábado en las abarrotadas y caóticas vitrinas del Museo de Antigüedades de El Cairo."Es un gran día. Inauguramos una exposición de objetos repatriados, rendimos homenaje a quienes nos han ayudado a traerlos de regreso a casa y mostramos al mundo que estamos decididos a recuperar cualquier pieza, por pequeña que sea, de nuestro patrimonio", ha proclamado el ministro de Antigüedades egipcio, Mohamed Ibrahim, durante la rueda de prensa internacional que ha dado la bienvenida a 140 piezas arqueológicas sacadas

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ilegalmente del país árabe y recuperadas en lugares tan remotos como Australia o Brasil.El tesoro, que permanecerá expuesto hasta el próximo agosto en la sala 44 del mayor templo de arte faraónico del mundo, incluye piezas de todos los períodos históricos. Las épocas predinástica y faraónica -a la que pertenece la mayoría de los objetos- conviven con un busto del periodo grecorromano recuperado en Brasil, una túnica infantil de tiempos coptos y un libro de oraciones de época islámica. Una pequeña muestra de las más de 2.000 piezas repatriadas desde la revolución que forzó la salida de Hosni Mubarak en 2011.Otras miles más han regresado a casa desde que se creara en 2002 el departamento de repatriación del ministerio de Antigüedades. "Es un equipo que desempeña su trabajo de un modo muy activo. Mira cuidadosamente los lotes a la venta en las casas de subastas de todo el mundo", ha advertido Ibrahim. En los últimos meses las autoridades egipcias han declarado la guerra a instituciones tan poderosas como Sotheby's o Gorny & Mosch paralizando pujas de colecciones sobre las que existían sospecha de que fueron extraídas ilegalmente del país.El último éxito de una labor conjunta con embajadas, la Interpol y la Unesco permitió que hace una semana llegaran al aeropuerto de El Cairo tres piezas -un pequeño obelisco del Imperio Antiguo, una estatua que representa la familia del sacerdote Merenptah y un santuario del Imperio Nuevo- procedentes de tierras germanas tras ganar un litigio en los tribunales. "Egipto está en un momento crítico de su transición y necesita que se redoblen los esfuerzos para luchar contra el tráfico ílicito internacional de bienes culturales", ha recalcado Ibrahim.El busto de Nefertiti, todavía lejosEl agujero negro sigue siendo la proliferación de excavaciones ilegales al calor de la falta de seguridad. "La protección de los museos está mucho mejor que hace un año pero no es el caso de los yacimientos perdidos en el desierto que no se hallan cerca de aglomeraciones urbanas. Están expuestos al expolio. La pobreza además empuja a los vecinos de esas zonas a buscar los tesoros para mejorar su nivel de vida", ha denunciado a EL MUNDO Tamar Teneishvili, experta de la oficina egipcia de la Unesco.El vértigo de los últimos tres años y medio, primero con la desbandada policial de 2011 y luego con la desprotección del inabarcable patrimonio egipcio, ha animado el ardor de los cazatesoros. El Museo Egipcio de El Cairo sufrió el primer ataque el 28 de enero de 2011. Desaparecieron 54 piezas, de las que una veintena aún se hallan en paradero desconocido. El último desastre sucedió a mediados de agosto con el salvaje ataque que sufrió el museo de Malaui, en el Medio Egipto y a 300 kilómetros al sur de la capital. Una turba asaltó el centro y destrozó unas salas que albergaban preciadas piezas del reinado de Ajenatón -el primer monoteísta y 'fanático'

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religioso de la Historia- junto a tesoros de conquistadores griegos y califas musulmanes.De las 1089 piezas expuestas en el museo, se han logrado recuperar 902 objetos. Precisamente, la joya de la corona de la colección recuperada preside la exhibición inaugurada este sábado. La estatua de Anjesom, hija del faraón Ajenatón y hermana de Tutankamón- fue encontrada en El Cairo por la policía a principios de diciembre. De 32 centímetros de altura y tallada en piedra caliza, la pieza representa a la descendiente del 'rey hereje' desnuda y con una ofrenda en la mano.La única obra que no se espera y que desde hace años obsesiona a las autoridades egipcias es el busto de Nefertiti. Está expuesta en el museo Neues de Berlín pero el país árabe la considera una reclamación histórica. "Tenemos pruebas de que abandonó Egipto de manera ilegal y la lucha debe continuar. Que regrese a casa no es el deseo de Zahi Hawass sino el de todos los egipcios. Nunca cejaré en este empeño", prometió el mediático egiptólogo a este diario. En una entrevista a EL MUNDO, el actual ministro optó por la cautela: "El de Nefertiti es un asunto político que depende de una solución política. Claro que la situación interna no está ayudando pero no quiero hablar de eso en estos momentos".

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Al sur de Egipto, en la ciudad arqueológica de Luxor, expertos españoles redescubrieron una tumba de hace unos 2,700 que perteneció a un alto funcionario nubio.

De acuerdo con información del arqueólogo Miguel Ángel Molinero Polo, la tumba estaba completamente cubierta de tierra y basura y no se distinguía nada de ella en la superficie.

En la zona de Asasif, en la ribera oeste del río Nilo, se encuentra el mausoleo TT 209, que fue descubierto por primera vez en 1904, pero en la década de 1980 fue cubierto por la arena y se perdió su pista, pese a la búsqueda de arqueólogos.

La Universidad española de La Laguna tuvo que emplear planos antiguos para volver a localizarla, aunque algunas referencia incluidas habían desaparecido. Según el arqueólogo, recurrió a su propia memoria, porque hace unos diez años había estado en esa zona y entonces aún se distinguía parte del sepulcro.

Los expertos han conseguido hasta ahora identificar al difunto como Nisemro, un nombre diferente al de Hatamshemro, que recibió cuando se halló la tumba por primera vez.

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