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Lunes 06 de mayo de 2013
Extorsiones dejan al año L1,200 millones a mareros en Honduras
11:04 pm - Redacción: [email protected]
261 denuncias se han interpuesto en lo que va de 2013. Hasta la Iglesia se declara víctima de los extorsionadores.
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San Pedro Sula, Honduras
El impuesto de guerra ya figura en los presupuestos de muchas empresas del país. Las
maras y pandillas lo han impuesto a transportistas, comerciantes y pobladores como un
seguro de vida obligatorio para evitar atentados a sus propietarios, instalaciones,
vehículos o empleados. Hasta ahora, ninguna medida o ley ha podido erradicarlo, por el
contrario, cada día se extiende a más zonas en las principales ciudades de Honduras.
Un estudio revela que al año, los mareros están recibiendo 1,200 millones de lempiras
por extorsiones a negocios , alarmante cifra que convierte a estos grupos antisociales en
un emporio del crimen organizado.
Desde vendedoras de tortillas, dueños de chicleras, mercaditos, empresas de taxis
hasta tiendas y restaurantes, pagan el impuesto de guerra. Aunque las maras se asientan
y controlan territorios en las zonas marginales de Tegucigalpa y San Pedro Sula, sus
garras se extienden a las zonas comerciales de ambas ciudades con este temible cobro.
En la capital, los mareros cobran su tributo en los 16 mercados, puntos de taxi y buses
de toda la ciudad, pequeñas plazas comerciales y microempresas.
En San Pedro Sula, todos los puntos de taxis, buses y rapiditos pagan. Los comercios
de barrios como Medina, Concepción, Cabañas, Santa Anita, Satélite, Pradera y
Calpules son azotados.
Más recientemente, denuncias de negocios y asesinatos de empresarios en los barrios
Barandillas, Paz Barahona, Río Blanco y Guamilito demuestran que los pandilleros
también están penetrando a estas zonas que antes no figuraban en su mapa de acción.
Pese a que a finales de marzo de este año se creó la Fuerza Nacional Antiextorsión en
Honduras, las empresas y personas prefieren quedarse en el anonimato y someterse
porque no confían en que la justicia castigará a los extorsionadores o temen fuga de
información.
Ver: “O pagan o se mueren”, advierten maras a transportistas
Millonario negocio
Solo en los 16 mercados de Tegucigalpa, 12 públicos y cuatro privados, donde se ubican
14 mil locatarios, los pandilleros recolectan 300 lempiras semanales de cada uno, lo que
suma 16 millones de lempiras mensuales: 192 millones al año. El transporte urbano e
interurbano en todo el país está dejando a estos grupos criminales 312 millones de
lempiras, revela un estudio realizado por el analista de seguridad Billy Joya.
“La autoridad perdió el respeto, el espacio público está libre para ellos, la gente está
atemorizada y los mareros y pandilleros están llenando sus bolsas día a día, con
cantidades impresionantes de dinero”, confirma Joya.
Otra desventaja para el sistema judicial y que merma aún más la confianza de los
hondureños en los operadores de justicia es el “frágil sistema penitenciario”. A pesar de
que los extorsionistas son arrestados y enviados a los penales, siguen extorsionando
desde las cárceles apoyados por colaboradores que cobran el chantaje afuera.
“Pagan o se mueren”
“Nos dicen: ¿Vas a pagar o no vas a pagar? Los mareros y pandilleros nos han matado a
cientos de conductores de buses, ayudantesy taxistas desde el 2009. No denunciamos
porque uno no sabe si al que le va a denunciar es parte de la extorsión o el sicariato”,
analiza un transportista sampedrano víctima del cobro.
Pero el martirio a este rubro no para allí, diariamente se producen 20 asaltos en las 16
rutas que operan en San Pedro Sula, según los transportistas.
“Estamos crucificados, conviviendo con el enemigo, los jefes de ruta deben recoger el
dinero y dejarlo donde dice la mara o pandilla pero no puede decir adónde lo deja, si lo
hace lo matan, si denuncia lo matan, creemos que hay gente adentro ligada a la mara.
No hay empresa que no pague, solo la López paga seis mil lempiras semanales con 24
unidades, la Fesitranh 80 mil del pago de 46 empresas de buses rapiditos y urbanos. En
Choloma los dueños han tenido que emigrar. Estamos cercados, solo la zona
norocidental le paga a estos criminales cuatro millones de lempiras mensuales”, asegura
el empresario de transporte.
Pero los mareros ahora también son dueños de buses, han comprado unidades que
operan en varias rutas, algunas con registros falsos, donde además intimidan y mediante
amenazas despojan a los propietarios de unidades.
“Al dueño de una unidad que la tenía en reparación, los mareros le utilizaron el número
de registro para poner a operar un bus que habían comprado. Cuando el amigo detectó
que le usaban su número le reclamó al conductor y le dijeron: no te metas porque te
matamos”, relata el transportista.
En San Pedro Sula también arrebataron dos unidades de taxi a otra empresaria.
“Fueron directo y dijeron: ‘señora, usted tiene 18 táxis, esos dos me gustan, pásemelos a
mi nombre, si no en la noche la voy a pelar’. La mujer no tuvo más remedio que ceder
los dos carros a los mareros para evitar que la mataran”, cuenta otro transportista.
En Tegucigalpa aparecen registrados ocho mil taxistas y 1,800 unidades de transporte
público que pagan a las maras y pandillas aproximadamente 20 millones de lempiras
mensuales. Al año representan 240 millones de lempiras.
“Tegucigalpa es una fuente de ingresos fuerte para los extorsionadores, en los puntos de
taxis, el delincuente hace contacto con el jefe del punto y el viernes de cada semana pasa
a recoger entre 35 y 45 mil lempiras. El encargado recolecta el impuesto de guerra de
todas las unidades y lo tiene listo para entregarlo cada semana. Hay una estadística
dramática, más de 100 conductores de buses y taxis, han sido asesinados por negarse a
pagar el impuesto”, recalca Joya.
Pocas denuncias
El miedo priva en el gremio, muy pocos deciden interponer sus denuncias ante la DNIC
y la Fuerza Nacional Antiextorsión. En el 2010 solo se recibieron 14 denuncias; en el
2011 fueron 138; en 2012, hay 708 registradas y en los primeros tres meses del 2013 se
registran 261 denuncias de extorsión.
Desde el 28 de febrero del 2012 el Congreso Nacional reformó el artículo 222 del
Código Penal que endurece las penas para los delitos de extorsión y chantaje, impone 30
años de cárcel a los policías o funcionarios que sean extorsionadores y se incorpora la
pena de cadena perpetua cuando la víctima sea asesinada. El sector más afectado es la
clase pobre del país, a nivel nacional las proyecciones y cálculos de expertos es que los
negocios en Tegucigalpa recaudan más de 50 millones de lempiras al mes.
“Solo el comercio aporta unos 600 millones de lempiras al año y esto es
extremadamente conservador, porque hablo que tenemos 25 mil comercios y sólo en
Tegucigalpa se tienenregistrados 5 mil comerciantes establecidos. Si bien son
proyecciones no están alejadas de la realidad”, explica Joya.
La mayor incidencia de este delito se registra en: Tegucigalpa, San Pedro Sula y La
Ceiba. Pero otras ciudades ahora están en el blanco de los extorsionadores :
Comayagua, Tela, Santa Rosa de Copán y El Progreso, que ya reportan denuncias por
este delito.
Al flagelo, ni la Iglesia escapa. Juan Angel López, vicario católico de los medios de
comunicación, refirió que hay preocupación porque ellos también son víctimas de los
extorsionadores. “La delincuencia nos mantiene preocupados, muere gente nuestra, nos
toca hacer funerales de personas ligadas a la iglesia y muchos de nuestros sacerdotes han
sido extorsionados”, apunta.
A finales de abril, la DNIC en San Pedro Sula conoció la nueva modalidad que los
extorsionadores implementan: incrementaron el pago del impuesto de guerra, ahora
exigen dos pagos semanales. “Realizan dos cobros a la semana, pulperías, mercaditos,
transporte y hasta apartamentos ahora pagan la cuota para no ser víctimas”, dice un
agente de la Unidad Antiextorsión en San Pedro Sula.
Denunció y lo mataron
A inicios del 2013, un caso que estremeció a San Pedro Sula fue el asesinato de un
reconocido empresario que era extorsionado, ante la amenazas y exigencias constantes
de los criminales, sus empleados decidieron interponer la denuncia.
Relataron las amenazas que recibían de los mareros quienes exigían el pago de una
cuantiosa cantidad semanal. Pero no transcurrieron ni 24 horas después de haber
denunciado cuando los malvivientes le dieron seguimiento al comerciante y lo
asesinaron.
La indignación privó en la familia, los empleados quedaron atónitos. No entendieron
cómo se fugó la información. En medio de la impotencia, el empresario fue enterrado.
Días después la pesadilla revivió, los mareros volveron al ataque, siguen hostigando a la
familia, a la que amenazan con matar a otro de sus parientes si no acceden al pago de
varios miles de lempiras.
Sépalo
Identifique el número que origina la llamada de extorsión. Puede bloquearlo en su
teléfono. Si ha contestado no prolongue la conversación y no amenace al extorsionador
ni trate de hacer contacto con él. Trate de mantener la calma y tómese unos minutos para
pensar fríamente.
Cautela El extorsionador intenta obtener más datos sobre sus actividades y vida
familiar, ya que la mayoría encuentran su teléfono en el directorio, cupones o de oído.
Así que no brinde información de ningún tipo ni la confirme. No se comprometa con
pagos o cuantías que depositará o entregará.
Medidas Los extorsionadores en la mayoría de los casos se encuentran recluídos en
centros carcelarios, por lo que noconocen personalmente ni tienen vigilada a las
víctimas, solo los extorsionadores que amenazan en puntos de transporte o comercios
conocen los movimientos porque los visitan.
Cuidado Generalmente , los extorsionadores se escuchan muy informados sobre su
vida, datos y movimientos, pero no es así. En la mayoría de los casos la información
qyue poseen es muy vaga y ha sido proporcionada en forma inadvertida por la propia
víctima, algún familiar o empleado.
Denuncie cualquier llamada extorsiva, aún cuando no logre su propósito debe
denunciarse. Esto además de fomentar la cultura de la denuncia, permite al Ministerio
Público y la Policía identificar los números de los extorsionadores y darles seguimiento
para lograr identificarlos.
Acuda a la Unidad Anti Extorsión del Ministerio Público: edificio Lomas Plaza II, o la
Unidad Anti Extorsión de la Dirección Nacional de Servicios Especiales de
investigación, frente aeropuerto Toncontin en Tegucigalpa. En San Pedro Sula, al
Ministerio Público, avenida Los Leones.