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INFORME

Empresas y Fbricas Recuperadas por los Trabajadores- Reforma de la Ley de Concursos y Quiebras

DEFENSOR DEL PUEBLO DE LA NACIN 2006

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NDICEndice Presentacin Prlogo Sumario Colaboraciones 3 7 9 13 13

PRIMERA PARTE Captulo I Argumentos tericos para avanzar hacia una nueva legalidad Captulo II La experiencia de la autogestin obrera. Resea histrica 1) Introduccin 2) Lejanos antecedentes 3) La doctrina social de la Iglesia Catlica 4) Las prcticas de la cooperacin 5) Experiencias en otros pases 5.1) Italia 5.2) Espaa 5.3) Yugoslavia 5.4) Argelia 5.5) Israel 5.6) Brasil Captulo III La experiencia de la autogestin obrera. Algunos casos en Argentina 1) Introduccin 1.1) Experiencias comunes 2) Cooperativa de Trabajo Unin y Fuerza Ltda. 3) Cooperativa de Trabajo Lavaln Ltda. 4) Cooperativa de Trabajo Los Constituyentes Ltda. 5) Cooperativa de Trabajo La Prensa Ltda. 6) Cooperativa de Trabajo Almirante Brown Ltda. 7) Cooperativa de Trabajo Vieytes Ltda. 8) Cooperativa de Trabajo MVH Ltda. 9) Cooperativa de Trabajo Nueva Era Ltda. 10) Cooperativa de Trabajo IMPA Ltda. 11) Cooperativa de Trabajo Chilavert Ltda. 12) Brukman 13) Cermica Zann (Provincia De Neuqun) 14) Cooperativa de Trabajo 2 de Diciembre Ltda. 17 23 23 23 24 25 26 26 27 28 28 29 30 31 31 31 32 35 35 36 37 37 38 39 39 40 41 41 42

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15) 16) 17) 18) 19) 20) 21) 22) 23)

Cooperativa de Trabajo Palmar Ltda. Cooperativa de Trabajo La Matanza Ltda. Cooperativa de Trabajo Fundicin LB Ltda. Cooperativa de Trabajo Grfica del Sol Ltda. Cooperativa de Trabajo Clnica Junn Ltda. Cooperativa de Trabajo Avcola Moreno Ltda. Cooperativa de Trabajo Ex textil San Remo Ltda. Qu pas con los antiguos acreedores? Conclusin

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Captulo IV La actividad judicial, legislativa y administrativa 1) Introduccin 2) El Poder Judicial 2.1) Quiebra de Cristalux S.A. 2.2) Quiebra de San Justo SAIC. 2.3) Quiebra de Papelera San Jorge S.A. 2.4) Quiebra de Ghelco S.A. 2.5) Quiebra de Salvia S.A. 2.6) Quiebra de Nutrimentos S.A. 2.7) Transcripcin de Fallos 2.7.1) 7971 - Nutrimentos SA. Concurso preventivo 2.7.2) Ghelco SA s/quiebra - Expte. N 61633 2.7.3) Salvia SA s/quiebra s/Inc. de realizacin de bienes 2.7.4) Comercio y Justicia Editores SA - Concurso Preventivo-Hoy Quiebra 3) El Poder Legislativo 3.1) Proyecto 1 3.2) Proyecto 2 3.3) Proyecto 3 3.4) Proyecto 4 3.5) Proyecto 5 3.6) Diferencias y puntos salientes de los proyectos presentados 3.7) Algunos proyectos y leyes de expropiacin dictadas 3.7.1) Ley Provincial 13.043 3.7.2) Ley Provincial 12.954 3.7.3) Ley Provincial 13.035 3.7.4) Ley de la Provincia de Tierra del Fuego Antrtida e Islas del Atlntico Sur 4) El Poder Ejecutivo 4.1) Quines son? 4.1.1) Las preguntas al Ministerio de Salud de la Nacin 4.1.2) Las preguntas al Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos 4.1.3) Las preguntas a la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nacin 4.1.4) Las preguntas al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nacin 4.2) Conclusin 4.3) Eplogo de la Primera Parte: Las riquezas Injustas -Ernesto Cardenal

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SEGUNDA PARTE Captulo I Propuesta de modificacin de la Ley de Concursos y Quiebras Sumario Fundamentos 1) La regulacin de las relaciones laborales 1.1) Introduccin 1.2) La fuente de trabajo y la viabilidad de la empresa 1.3) La globalizacin y la necesidad del plan de empresa 2) Concursos 2.1) Modificacin al art. 48 3) Quiebras 3.1) La continuacin de la actividad empresaria 3.2) Art. 189 - Continuacin inmediata 3.3) Art. 190 y subtes. - Trmite comn para todos los procesos 3.4) Art. 191- Autorizacin de la continuacin 3.5) Art. 192 - Rgimen aplicable a la continuidad de la actividad 3.6) Art. 197 - Eleccin del personal de la empresa en continuidad 4) La realizacin de los bienes de la fallida 4.1) Artculos 203/205 - Legitimacin de la cooperativa de trabajo o agrupacin de trabajadores para adquirir la empresa - Enajenacin 4.2) Art. 211 - Precio. Compensacin 4.3) Art. 213 - Venta directa 4.4) Art. 217 - Plazo de la liquidacin 4.5) Art. 199 - Obligaciones laborales del adquirente 5) Cuestiones relativas a los crditos 5.1) Arts. 126 y 195 - Verificacin de crditos 5.2) Art. 241 - Crditos con privilegio especial 5.3) Art. 129 - Suspensin de intereses - Restablecimiento de derechos Indemnizaciones 5.4) Quiebra Fraudulenta - Ley de Contratos de Trabajo Ley de Cooperativas Apndice I: Reformas propuestas agrupadas Apndice II: Testimonios Eplogo Espera del Pedro Changa - Armando Tejada Gmez

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Bibliografa

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PRESENTACIN

La institucin del Defensor del Pueblo tuvo desde sus orgenes, en los albores del siglo XIX, el rol esencial de velar por la supremaca de la ley frente al poder gubernamental, generando situaciones de equilibrio entre el Estado y el ciudadano en pos de resguardar los derechos individuales. Aquella misin se enriqueci a partir de los aos 70 cuando el Defensor del Pueblo asumi tambin la defensa de los derechos humanos de las personas. Es decir, incorpor a los derechos de primera generacin aquellas prerrogativas que reconoca el constitucionalismo social y que estaban orientadas a la creacin de una sociedad equitativa y libre. Estas fueron las premisas que guiaron el surgimiento de la institucin en Argentina, en 1994 y en el marco de la reforma a la Constitucin Nacional. Pero la reconversin regresiva que ha sufrido el pas a lo largo de las ltimas dcadas plantea hoy a la Defensora del Pueblo de la Nacin el reto de orientar sus acciones hacia la gestin preventiva enfocada a los problemas ms apremiantes que afronta la sociedad. El Defensor del Pueblo debe asumir y ejercer un rol activo, anticipatorio y preventivo para avanzar, a la vez que acta como catalizador de las voluntades colectivas, en la gestin de los objetivos que hoy le dan fundamento a su existencia: la proteccin de todos los derechos y la concrecin del buen gobierno para todos los argentinos. Asumiendo esta realidad, la Defensora del Pueblo de la Nacin ha elaborado el presente informe, que sintetiza las conclusiones de la pormenorizada tarea de investigacin que realizaron especialistas de esta institucin para analizar y explicar el fenmeno socioeconmico que representan las experiencias de fbricas recuperadas por sus trabajadores en el contexto de la crisis econmica, poltica y social que afect al pas desde finales del 2001.

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PRLOGO

En Octubre de 2002 por primera vez funcionarios de esta Institucin tomaron contacto con trabajadores del sector. Las noticias que da tras da anunciaban la recuperacin de empresas y fbricas por obreras y obreros en diversas ciudades del pas, de empresas y fbricas quebradas o abandonadas por sus dueos, multiplicaban las preguntas de quienes ignoraban un hecho de la realidad generado por la voluntad espontnea de los que se vean tristemente empujados a la desocupacin. La recuperacin de empresas o fbricas abandonadas por sus dueos o quebradas fue una herramienta de gestin que surgi desde la comunidad con la intencin de sostener vigente y activa la fuente de trabajo. Son muchos los rincones del pas donde la organizacin comunitaria apuntala an hoy a los trabajadores en el mantenimiento de las fbricas y las empresas con las puertas abiertas. Una realidad que la Ley todava no atiende. Una realidad a la que los jueces del fuero comercial deben considerar sin disponer de los instrumentos normativos adecuados para hacer justicia. Una situacin que ha obligado a que legisladores de distintas provincias hayan declarado de utilidad pblica bienes de capital, inmuebles y otros porque la ley no prev otros medios para la resolucin de este tipo de conflictos. Una realidad que obliga a los trabajadores a vivir en estado de precariedad laboral, apenas subsistiendo, mientras imploran que el tiempo no pase. Que los plazos legales no se cumplan. Que las locaciones no concluyan. Porque no quieren quedarse, otra vez, sin trabajo. Cmo es posible que todos estos actores: trabajadores, jueces y legisladores transiten cotidianamente entre las fronteras de la legalidad y la ilegalidad sin que se haga algo por remediar semejante situacin? Antes de avanzar en la concrecin del proyecto que aqu presentamos, vale aclarar que desde nuestra Institucin se ha consultado a representantes de todas las reas del Poder Ejecutivo Nacional que tenan o deban tener alguna competencia en la materia: Justicia, Salud, Economa, Trabajo, Desarrollo Social, Produccin e, incluso, la Jefatura de Gabinete de Ministros. La respuesta, invariablemente, fue la misma: prcticamente ninguno estaba en tema y los que s, atendan el problema tratndolo como una parcialidad o un fragmento ms de la realidad cotidiana. Da la sensacin que las obreras y obreros que han recuperado la fuente de trabajo lo han hecho con el apoyo de la comunidad, por lo menos de los

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sectores vinculados con dicha problemtica, pero sin que se involucren dirigentes ni tampoco tericos -y en el caso que esa participacin existiese pareciera que no pasa de ser un mero gesto, una interesada mueca de compromiso- que aporten nuevos elementos. Este informe especial y el proyecto de reforma de la Ley de Concursos y Quiebras vigente, que aqu se explica, ha sido posible por la participacin activa de trabajadores y profesionales de este movimiento comunitario y productivo, quienes han recurrido al asesoramiento de jueces nacionales y provinciales del fuero comercial, y por la contribucin de funcionarios de esta defensora. Este informe consta de una breve argumentacin terica y de una resea histrica sobre la problemtica en cuestin, para despus acercarse a la misma a travs de un enfoque emprico. En la segunda parte, se avanza especficamente en la propuesta de reforma de la Ley de concursos y quiebras. Argumentamos tericamente porque cremos necesario encontrar las bases o principios sobre los que deba asentarse cualquier proyecto que se pusiera en elaboracin y, adems, porque entendamos que no era posible encarar la construccin de ese proyecto desde una mirada puramente pragmtica. Aunque, obviamente, teniendo siempre presente que frente a este planteo de nueva legalidad todo es opinable -y es bueno que as sea-, por lo que, lejos de pretender dejar cerrada la discusin, en realidad a lo que aspiramos es justamente a abrir el debate en la materia. Observamos en la historia, porque ha sido muy rica la experiencia adquirida por los trabajadores que hallaron en estas formas de cooperacin mutua, de autogestin y de relaciones sociales diferentes, una valiosa solucin a los problemas irresueltos por las polticas tradicionales. Historia lejana en la Inglaterra del siglo XIX. Historia cercana en la hermana Repblica Federativa de Brasil desde 1991 a la fecha. Entre un momento y otro, el mundo sufri condicionamientos sociales, determinismos de mercado, transformaciones polticas, superaciones filosficas e, incluso, pronunciamientos religiosos, entre muchos otros acontecimientos que debern tenerse en cuenta a la hora de su valoracin final. El enfoque emprico se justifica porque nada de lo expresado tendra trascendencia si no analizamos lo que efectivamente est sucediendo. Cmo ignorarlo? Cmo no ver, al decir de don Leopoldo Marechal, que la Patria es un suceder una serpiente que mientras muda la piel se come la vieja frfara en derrota Cmo, entonces, no examinar los cambios que provocaban los unos frente la indiferencia de los otros. Cmo ignorar el esfuerzo con el que marchaban los unos frente la represin con la que respondan los otros. Haca falta contar y contarnos cmo fue que las fbricas cerradas eran puestas a producir por quienes ni siquiera crean en ellos mismos. En sus capacidades. En las virtudes propias a despecho de los errores ajenos. Empresas abiertas por aquellos a los que tampoco los otros (nosotros) creamos capaces. Haca falta contar y contarnos que s fueron capaces. Que les va bien. Qu estn creando una nueva cultura?

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Es justo resaltar que la experiencia de las fbricas recuperadas ensea -antes que a otros- a los propios trabajadores que ellos tambin pueden conducir una fbrica y hacerlo bien. Esto es un avance, en trminos cualitativos, de las relaciones sociales. Vale tambin recordar, porque sera injusto no hacerlo, a los jueces que intervinieron en esos procesos de concursos y/o quiebras. Quienes mediante interpretaciones amplias, alquimias jurdicas y generosidad jurisprudencial pudieron auxiliar en la coyuntura el sombro panorama laboral de las mquinas paradas. Vale la pena detenerse en los fallos que brevemente citamos para entender por qu decimos lo que aqu decimos. Tambin, en este mismo sentido, sera injusto no mencionar -a modo de ejemplo- algunas leyes de expropiacin dictadas en diferentes jurisdicciones que permitieron la continuidad de esas fbricas. Por fin, despus de ese trnsito por las cuestiones sealadas en la primera parte de este informe especial llegamos a la segunda parte: El proyecto de reforma de la Ley de Concursos y Quiebras N 24.522. Aqu hacemos dos cosas: Primero, proponemos los fundamentos de la reforma artculo por artculo y despus nos atrevemos a sugerir los enunciados que podran incluirse en el texto normativo Porque a la evidente necesidad de legislar en la materia, al reconocimiento del status jurdico debido y a la no estigmatizacin intencionada de esta innovacin comunitaria, debe agregrsele la obligacin que tiene el Estado nacional de evitar que estas fbricas recuperadas por sus trabajadores se conviertan en una isla marginada, en una pieza ms del ya frondoso folclore nacional. Porque tambin se debe facilitar que, como la experiencia lo viene demostrando, los acreedores de las antiguas empresas tengan la posibilidad cierta de recuperar sus acreencias. Deseamos dejar expresamente manifestado que este informe no hubiese sido posible de no haber existido previamente la imprescindible accin comunitaria que fue acompaando a la dinmica y laboriosa participacin de los trabajadores y de sus familias, empeados en la recuperacin de las fuentes de trabajo. Para terminar vuelvo a don Leopoldo Marechal: Muchacho, el pueblo recoge todas las botellas que tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria.

Eduardo Mondino Defensor del Pueblo de la Nacin

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PRLOGO DESDE LAS FBRICAS

Agradezco en nombre del Movimiento Nacional de Fbricas Recuperadas por los Trabajadores al Defensor del Pueblo de la Nacin Eduardo Mondino, por ocuparse de rescatar la lucha, sacrificio, esfuerzo y dedicacin de los trabajadores en la recuperacin de los puestos de trabajo. En este libro se muestra con certeza el proceso que vivieron y viven los obreros de las fbricas que fueron abandonadas o quebradas por sus dueos. Quiera Dios que esta obra pueda servir como referencia para cuando otros trabajadores se encuentren de la noche a la maana con las puertas de su fbrica cerrada, luego de haber brindado 20, 30 y hasta 40 aos de su vida para la produccin de riquezas que luego no vuelven para hacer digna la vida de sus familias. Es la primera vez que se trata este proceso de manera veraz y seria, condiciones que hicieron posibles el muy buen equipo de trabajo que acompaa al Defensor del Pueblo. Espero que este libro pueda cumplir su objetivo de orientacin y de concientizacin para que los obreros descubran su potencial y capacidades para llevar adelante la produccin, administracin y comercializacin de la Fbricas Recuperadas. Dr. Luis Alberto Caro Presidente del Movimiento Nacional de Fbricas Recuperadas por los Trabajadores.

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SUMARIO

Este Informe Especial sobre Empresas y Fbricas Recuperadas por los Trabajadores-Reforma de la Ley de Concursos y Quiebras trata justamente de la experiencia de gestin cooperativa en la Argentina en un momento histrico signado por la desocupacin. De cmo un movimiento social, por propia iniciativa, ha modificado la realidad tornando necesaria la reforma de leyes que, por un contenido anacrnico y conservador, han perdido su capacidad de regulacin. Este informe se divide en dos partes. En la primera se describe la situacin desde una perspectiva histrica, argumental y emprica. En la segunda, se formula la propuesta de Reforma de la Ley de Concursos y Quiebras.

Colaboraciones

El presente trabajo ha sido realizado con la participacin de funcionarios de esta Institucin y con la inestimable colaboracin de personas que, an en el disenso, han aportado generosamente sus comentarios y opiniones. En este sentido es justo resaltar la desinteresada tarea del doctor Francisco Junyent Bas, Profesor titular de Derecho Comercial III (Derecho Concursal), Director del Departamento de Derecho Comercial de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Crdoba y Fiscal de las Cmaras Civiles y Comerciales de la Provincia de Crdoba; tambin el trabajo y la experiencia de campo del doctor Luis Alberto Caro, abogado en numerosos concursos y quiebras en representacin de los trabajadores y presidente del Movimiento Nacional de Fbricas Recuperadas. De los jueces y legisladores que generosamente recibieron a funcionarios de esta Defensora para transmitir su pericia en la materia. Y de todos aquellos que, de una u otra manera, hicieron su aporte para ayudarnos a cumplir con la funcin que nos corresponde realizar.

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En un semforo distingo a Celia, que ahora vende rosas a dos pesos el ramo de seis. Hace tres meses Celia cuidaba a los hijos de Dora, que a su vez era empleada en una empresa de seguros. A Dora la despidieron despus de veintitrs aos de trabajar all. La empresa se achic y decidi prescindir de la mitad de los empleados, entre ellos Dora. Ya sin trabajo, y admitiendo la posibilidad de no conseguir otro a sus 48 aos, Dora resolvi, junto con su marido, despedir a Celia. Celia esper dos meses para salir a la calle a vender rosas. Intent encontrar otro trabajo cuidando chicos, pero no lo logr. Cuando se qued sin el ltimo peso, sali a asomarse a las ventanillas de los autos que se detienen en el semforo de Medrano y Cabrera Sandra Russo

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PRIMERA PARTE

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Captulo I

Argumentos tericos para avanzar hacia una nueva legalidad La indicada exigencia de justicia puede ser cumplida de diversas maneras sugeridas por la experiencia. Una de ellas, y de las ms deseables, consiste en hacer que los obreros, en las formas y los grados ms oportunos, puedan a venir a participar en la propiedad de las mismas empresas Juan XXIII - Mater et Magistra. Al momento de indagar en las bases tericas sobre las que se asentar esta nueva legalidad se hace necesario preguntarse, por ejemplo, si pensar en estas empresas, por caso, cooperativas de trabajo con autogestin de las obreras y obreros donde la propiedad de los bienes de produccin, sus mecanismos y decisin de uso tambin descansa en los trabajadores es estar pensando en un nuevo y forzoso marco de legalidad. Una legalidad que abarque la legitimidad que, a esta altura de los acontecimientos, las cooperativas recuperadoras de fbricas cerradas ya tienen por propio y exclusivo mrito. Pensar en esa legalidad implica considerar profundos cambios. Profundos y posibles. Desde mediados de los aos 70 hasta la actualidad (pasando, eso s, por el Consenso de Washington) la estructura poltica, social y econmica del pas ha cambiado fuertemente alterando la composicin de la comunidad, la cultura, las perspectivas histricas, etctera. Entonces, por qu no ponderar que tambin es posible un nuevo cambio, an en sentido contrario al que ya se ha operado sin, por ahora, inscribirse en el debate acerca de la gradualidad o no que debera tener. Porque entender la realidad de estas empresas recuperadas por los trabajadores es poner bajo anlisis el hecho de que se hayan convertido en una efectiva alternativa o respuesta a la problemtica definida como Fin de la sociedad del salario. De ah que comprender su naturaleza implica dar el primer paso para otorgarles la juridicidad ineludible que las integre de pleno derecho al sistema normativo vigente y as reducir la luz que actualmente separa esa normatividad del hecho legtimo de los trabajadores. Adems, aceptar su existencia representa asumir una nueva postura de cara a las respuestas ordinarias que, ante las consecuencias de la crisis permanente, se venan dando hasta ahora. Porque no resulta desconocido que todo el entramado jurdico est dirigido a proteger los derechos individuales (siendo para este caso: la propiedad de los dueos de las unidades de produccin, las acreencias de los terceros acreedores y el salario y dems cargas sociales adeudadas a los trabajadores) antes que los derechos sociales, esto es, los

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medios de produccin vistos desde su utilidad pblica o su importancia social y no slo como meros bienes de capital destinados a ser liquidados para satisfacer los intereses individuales mencionados. Tambin respecto a los derechos laborales, se ha discutido y legislado teniendo en cuenta los aspectos ms negativos derivados del trabajo, como ha sido y son, para expresarlo en una generalidad, las condiciones del ambiente del trabajo y los derechos derivados de sta. Sin embargo, en nuestro pas, no se ha regulado -salvo excepciones, por ejemplo: la Constitucin Nacional de 1949en la misma proporcin teniendo en cuenta el sentido y los lmites de la propiedad de los medios de produccin. Ello, por supuesto, respetando los actuales preceptos constitucionales. La idea de la utilidad pblica de los bienes de capital destinados a la produccin estaba presente cuando Juan Pablo II afirm que la diferencia consiste en el modo de entender el derecho mismo de propiedad. La tradicin cristiana no ha sostenido nunca este derecho como absoluto e intocable. Al contrario, siempre lo ha entendido en el contexto ms amplio del derecho comn de todos a usar los bienes de la entera creacin: el derecho a la propiedad privada como subordinado al derecho de uso comn, al destino universal de los bienes. Tambin cuando el jurista argentino Guillermo Borda dice que La idea de que el propietario pueda destruir caprichosamente las cosas que le pertenecen, es hoy inadmisible: ni siquiera puede considerarse legtimo el derecho de mantener improductiva la propiedad, de no hacerle rendir los frutos que razonablemente debe producir, si se la explota adecuadamente, la propiedad de los bienes que sirven para producir otros tienen una funcin social que cumplir. Otro jurista, Germn J. Bidart Campos, agrega: Si una propiedad inactiva, o mal explotada, es susceptible de rendir a travs de un esfuerzo razonable una mayor productividad, o un mejor beneficio para la sociedad, la omisin injustificada del propietario configura una conducta que bien puede computarse para hacerle exigible que esa propiedad cumpla una funcin social que est desactivada. Desde esta perspectiva del pensamiento se podra evaluar y entender el significado que debera tener aquella construccin de una nueva legalidad que refiera a las empresas recuperadas. Frente al cierre o abandono de unidades productivas y al impacto social que ello tiene, la gestin cooperativa entendida en el sentido que se le dio arriba ha venido a resolver, o por lo menos a intentarlo, las consecuencias gravosas de esa situacin estableciendo un modo de propiedad de los bienes de produccin que de ninguna manera resulta contradictorio a la letra de la Constitucin Nacional vigente. Y que, en cambio, se condice con la lnea de pensamiento mencionada en las citas transcriptas. Empresas en las que, como se ver ms adelante, los trabajadores que la gestionan determinen los ritmos de produccin, la distribucin horaria del trabajo, las decisiones en la comercializacin, las inversiones necesarias, las retribuciones debidas, etc., testimoniando tambin que, despus de la adquisicin de las fbricas con el propio esfuerzo de los trabajadores, una verdadera expresin y realizacin de la democracia en la economa es posible.

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Antes de indagar ms profundamente en la cuestin, es importante sealar que las empresas de autogestin cooperativa han nacido de una especial manera de relacionarse de los trabajadores entre s y con la comunidad de la que forman parte. Y este modo de vinculacin estara indicando entre muchas otras cosas, la resistencia de obreras y obreros a aceptar que el mercado sentencie que su trabajo debe concluir, que la empresa debe cerrar. Por esto, como se ver enseguida, la formalizacin de este tipo de fbricas o empresas organizadas por las cooperativas, pondra en evidencia que los lazos sociales que de ellas se desprenden no deberan surgir exclusivamente de bases puramente monetarias -como s pasa con las empresas tradicionales, esto es: renta, acumulacin de capital, salarios, impuestos, etc.- sino, fundamentalmente, de una multiplicidad de factores diferentes a los dinerarios, como lo son, entre muchos otros, la cultura, la solidaridad, la integracin comunitaria, etc. que conforman una cohesin social ms slida que la jurdica. Para avanzar an ms e ir al encuentro de otros elementos que ayuden a la elaboracin del marco jurdico filosfico que abarque esta realidad, no es posible pasar por alto el significado de los cambios que en el sistema econmico y de organizacin empresaria se estn produciendo. Porque tampoco resulta desconocido que tal vez haya sido la propia rigidez del sistema la que, de alguna manera, tuvo mxima responsabilidad en la actual coyuntura de quiebre social y, por lo tanto, es justo que a esa inflexibilidad dogmtica se le encuentre un lmite sin caer en respuestas rgidas o credos fundamentalistas. De la flexibilizacin fctica de las relaciones de capital y trabajo provocadas por la permanencia en las fbricas y de su posterior adquisicin y usufructo por parte de las obreras y obreros deviene la primera y, tal vez, ms importante consecuencia: la relacin patrn - obrero como nica manera de entender las relaciones laborales ha cambiado. Ya no es exclusiva o excluyente. A esto debe agregarse, la participacin de la comunidad comprometida con el proceso encarado por las obreras y los obreros, que no concluye con la reapertura de la fbrica sino que contina por medio de la toma de conciencia que significa entender que no es posible la realizacin comunitaria sin la realizacin de todos sus componentes. Y que incorpora otros elementos afectivos de relacin que pasan a formar parte, tambin, de la valoracin del trabajo. De tal modo que muchas de estas empresas (as se ver oportunamente en este mismo documento) se convirtieron, tambin, en centros de reunin y de participacin social, rompiendo el proverbial aislamiento que, por lo general, ha caracterizado a las fuerzas econmicas tradicionales. Porque, en el esquema de las cooperativas de gestin obrera, aquella flexibilizacin sumada a la participacin activa de otros actores sociales debera implicar, aunque primario, un hacer social que pudiera modificar los vnculos laborales y de la comunidad estableciendo renovadas formas de las relaciones en general. Este hacer social tambin debera haber producido en principio es lo que ocurre- la profundizacin hacia adentro de las relaciones entre los

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trabajadores. Lo que podra surgir, entre otras razones de asumir como imprescindible el concepto de distribucin retributiva de los ingresos que se originan en el trabajo, as como el empleo de la renta producida. Porque en este laboratorio de experiencias sociales, a la ruptura de la rigidez del sistema tradicional puertas afuera debi correspondrsele necesariamente una ruptura intramuros. Si en la emergencia las fbricas recuperadas resultaron viables y los resultados han sido positivos se debi, entre otros factores, a que se elimin la renta empresaria. El costo gerencial y la distribucin salarial slo dependieron del nivel de las horas trabajadas, de la responsabilidad asumida por los trabajadores y de los ingresos generales de la empresa. Si esto se prolongara en el tiempo confirmando la tendencia, quiz por este camino podra rescatarse del olvido aquel concepto de trabajo integrador de los primeros das de la Sociedad del Salario, que hoy parece derrumbada. De tal manera, el significante de todo el proceso de cambio estara verdaderamente dirigido a alcanzar un esquema de organizacin social diferente al conocido. Aunque, es justo reconocer que, por ser esta realidad absolutamente embrionaria, su incidencia en la economa global ser mnima y por ello, en esta etapa, el rgimen de autogestin y la regulacin de la produccin estarn condicionados por el mercado. Es por eso que las fbricas recuperadas debern mantenerse el tiempo necesario dentro de un esquema tradicional de precios, ganancias y prdidas. De esa realidad surge la necesidad de modificar la legislacin vigente, porque para que los cambios enunciados, particularmente hacia el interior mismo de las cooperativas, se profundicen es imprescindible dotarlas de instrumentos que las siten en condiciones de alcanzar otros objetivos, diferentes a los beneficios comerciales en s mismos tan tpicos de las empresas tradicionales. Volviendo a la cuestin de los lazos que se establecen entre los obreros, en los hechos la participacin real del colectivo de los trabajadores por medio de asambleas en las decisiones generales de la empresa hace que se vaya superando aquella pretrita minusvala que separaba a obreras y obreros de los empleados administrativos y/o tcnicos. Bueno es advertir que esta desacralizacin de las jerarquas no ha implicado desconocer distintos rasgos tcnicos de mayor complejidad y hasta de responsabilidad. Se trat ms bien de identificar la necesidad tcnica del especialista, pero al mismo tiempo se super el estrecho cerco de los especializados que condenaba al trabajador manual o intelectual a ser un simple robot dirigido monolticamente desde un centro estanco, castrando toda iniciativa como aporte a la creacin colectiva. Si bien un experto es quien, dominando un arte u oficio, se especializa en una de sus partes (un mdico cardilogo por ejemplo); un profesional especializado es alguien al que se han instruido para una sola funcin, exactamente acotada, y todo conocimiento que exceda la misma -segn la doctrina Taylorista dominante en las empresas

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tradicionales- resulta al final del camino perjudicial para la cadena de produccin. Otro de los aspectos a tener en cuenta es el manejo de la informacin. La informacin es el resultado directo de un sistema de toma de decisiones que se referencia en una asamblea. El conocimiento que los trabajadores adquieren sobre la marcha de la empresa sobre la produccin, la comercializacin, la retencin y captacin de nuevos clientes, acerca de los proveedores, la necesidad de otras inversiones, sobre efectos sobre el ambiente, las relaciones con el Estado, etc.- ha generado (como se ver ms adelante), la comprensin colectiva de los problemas y la optimizacin efectiva del uso de los recursos disponibles para enfrentarlos. Esto tambin ha permitido que de la relacin de productividad, beneficio y gestin cooperativa devengan resultados positivos. Se puede afirmar que los signos que describen la naturaleza de las fbricas recuperadas por los trabajadores se encuentran en la desacralizacin de las jerarquas, en la toma de decisiones a partir de la asamblea, en la preocupacin por la distribucin igualitaria de los ingresos y en el conocimiento informado de la marcha empresaria. Es imprescindible admitir la importancia que tendr para la supervivencia de estas empresas cooperativas la vigencia del otro, transformado en nosotros. Y avanzando an ms en esto, resulta ineludible mensurar debidamente la implicancia de esta consideracin en la construccin de la nueva legalidad. Salta a la vista que se ha establecido entre los trabajadores y tambin entre stos y el capital un marco relacional diferente, que no sustituye el patrn individual por un patrn colectivo sino que comienza a delinear una manera distinta de aquella vieja relacin capital-patrn-trabajo. Tal vez esto sea as porque las empresas de gestin cooperativa tienden a, como se vio antes, afianzar las relaciones entre las personas. Tambin, como consecuencia de lo dicho, la renta de capital o salario del patrn debera, razonablemente, quedar incorporada al distributivo general de la empresa. Porque, a diferencia de las empresas tradicionales en las que el beneficio que obtiene el empresario deriva de su posicin de propietario, en las cooperativas de autogestin ese beneficio llegar a sus miembros como respuesta de su propio trabajo y no por su condicin de accionistas o miembros de la asamblea de la cooperativa. A partir de estos antecedentes se puede coincidir con aquellos pensadores que, al menos en el plano terico, consideran que este sistema de gestin cooperativa podra llevar a la emancipacin histrica de las fuerzas del trabajo, porque stas han encontrado en este instrumento un medio apropiado para resolver la problemtica laboral a la que algunos expertos identifican como Fin del Trabajo. Propiedad diferente de la propiedad individual, hacer social y participacin colectiva de todos los actores involucrados, aparecen como elementos caractersticos alumbrados por este espontneo laboratorio de experimentacin

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social. La nueva legislacin deber tener en cuenta estos conceptos medulares para abordar de manera efectiva el asunto. No alcanza con legislar solamente sobre la Ley de Concursos y Quiebras. ste es apenas el primer paso para dotar los actos de las fbricas recuperadas de una plena y merecida juridicidad. Posteriormente se deberan corregir las leyes de Cooperativas, de Contratos de Trabajo, de Asociaciones Profesionales y todas aquellas que de un modo u otro tengan una directa incidencia con esta problemtica. Se debera trabajar sobre un esquema que garantice que los ciudadanos que libremente adopten esta manera solidaria de asociarse, no se transformen en nuevos patrones encubiertos como cooperativistas de otros nuevos empleados encubiertos como asociados. Es imprescindible entender y asumir los cambios que se estn produciendo. Frente al vaciamiento, abandono, cierre, fuga de capitales o quiebras comerciales de las empresas aparece una respuesta diferente, que se interesa en la produccin de bienes, que genera trabajo, que promueve nuevas relaciones sociales; es decir, un modo de conducta alternativo al que surge del pensamiento nico dominante en las sociedades modernas. Si al proceso de democratizacin de la economa que, como se ha visto, contribuyen las empresas de autogestin cooperativa, se incorpora el concepto hacer social, notaremos como las fbricas recuperadas tambin representan una evolucin en el concepto de empresa y de economa en general. Para finalizar el presente captulo es interesante recordar un prrafo de la Constitucin Nacional, que en su artculo 14 bis expresa: El trabajo en sus diversas formas gozar de la proteccin de las leyes participacin de las ganancias de las empresas con control de la produccin y colaboracin en la direccin.

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Captulo II

La experiencia de la autogestin obrera Resea histrica1) Introduccin Como se adelantara en el captulo anterior, el resultado de la indita crisis social y poltica del ao 2001 dio lugar a un prolongado proceso de autoorganizacin popular. En ese contexto, el movimiento social no encontr cauces institucionales y tendi a radicalizarse por medio de distintas expresiones de autonoma de los trabajadores desocupados, que en un importante nmero de casos estaban vinculados a fbricas que haban sido abandonadas por sus dueos. Esta respuesta a la crisis, a los conflictos sociales, no es novedosa en si misma dado que, como se ver, a lo largo de la historia de la humanidad es posible registrar numerosos casos similares a los que se analizan en el presente trabajo. 2) Lejanos antecedentes La historia demuestra que la prctica de emprendimientos autnomos ha tenido como motivacin y razn inicial la idea de dar respuestas al problema del desempleo, ms all de los proyectos tericos o ideolgicos preexistentes o desarrollados posteriormente. En efecto, las prcticas cooperativas y autogestionarias son tan viejas como la historia del trabajador asalariado en el Estado Moderno, como consecuencia de los efectos no deseados de la Revolucin Industrial y tambin del pasaje de la economa con mercado a la economa de mercado. Ya en el siglo XIX, los pieonners the Rochdale comenzaron siendo trabajadores, que entregaban 12 peniques por semana al fondo comn que ellos haban creado ante la angustiante falta de empleo. Se registraron oficialmente el 21 de octubre de 1844 y diez aos despus la asociacin contaba con un capital societario de 11.000 libras. Bajo su influencia se crearon cientos de asociaciones que luego conformaron la Sociedad Inglesa de Cooperativas. Sin embargo, desde el punto de vista doctrinario, los precursores de soluciones cooperativas fueron los llamados socialistas utpicos, Fourier y Owen en las primeras dcadas del siglo XIX. Fourier haba diseado una sociedad futura

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ideal, el falansterio. Un combinado productivo cultural educativo, cuyas tres cuartas partes se dedicaban a la agricultura y el cuarto restante a la industria. En los Estados Unidos de Amrica llegaron a crearse hasta treinta colonias segn este modelo. Todas fracasaron. Por su parte, Robert Owen lanz su primer ensayo combinando cooperativas de produccin y de consumo. Redujo la jornada laboral de 18 a 12 horas y luego a 10. A lo largo de todo el siglo XIX se desarrollaron movimientos similares en Inglaterra, Francia y los EE.UU. Cuyo destino fue variado, muchos fracasaron, otros subsistieron y la mayora se fueron transformando en empresas de carcter abiertamente capitalistas.

3) La Doctrina Social de la Iglesia Catlica Desde los albores de la industrializacin la Iglesia Catlica ha sido sensible a las consecuencias sociales del libre albedro mercantil que contena la flamante ciencia denominada economa poltica. Sin embargo, en sus inicios, el enfrentamiento de la Iglesia con el liberalismo no se dio tanto en el aspecto econmico sino en la faz filosfica, por sus desviaciones y errores dogmticos basados en la supuesta autonoma del hombre frente a Dios. Ese punto de vista fue claramente expresado, a mediados del siglo XIX por Gregorio XVI en la Encclica Mirari vos y, ms especficamente por Po IX en Quanta cura, a principios del siglo XX. Con esto se pona en cuestin el optimismo histrico de la burguesa, el que, basado en los principios de la Ilustracin por el portentoso desarrollo de las ciencias, crea en la relacin automtica entre crecimiento econmico y bienestar general. Las consecuencias sociales de la Segunda Revolucin Industrial empujaron a las masas trabajadoras hacia doctrinas radicales, como el anarquismo, el socialismo y el comunismo, cuyo rasgo comn, desde la visin religiosa, era la secularizacin de la vida y el atesmo. As es como la Doctrina Social de la Iglesia naci de la necesidad de armonizar el evangelio con los problemas sociales, las aspiraciones del alma con las necesidades del cuerpo. A la influencia creciente del atesmo radical se agregaba la ya mencionada tendencia a la autonoma del hombre frente a Dios, y la secularizacin de las relaciones a travs del liberalismo, la cual se expresaba -segn Rerum novarum- en la crueldad de los ambiciosos abusa a las personas sin moderacin como si fueran cosas para su uso personal. No es casual entonces que la Doctrina Social de la Iglesia tomara fuerza en el siglo XX pues la cultura occidental debi enfrentar a: a) El comunismo ateo de la URSS y su influencia en el movimiento obrero; b) El paganismo de la Alemania Nazi; c) El secularismo del liberalismo que, como en el caso de los Estados Unidos, pareca no tener contradiccin con el cristianismo protestante dominante en ese pas.

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Es evidente, por otra parte, que la adecuacin de la teologa a los cambios sociales no ha podido hacerse sin una flexibilizacin de los dogmas en la propia teologa. As, la Iglesia formula cuidadosamente la Doctrina Social como resultado de una atenta reflexin, iluminada por la fe, sobre los cambios que el desarrollo de las fuerzas productivas introduce en la sociedad. Una propuesta para armonizar la ciencia y la fe, la realidad social y la Revelacin. Para ello, la Iglesia encuentra en su propio catecismo argumentos tajantes: Toda forma de tomar o retener injustamente el bien ajeno, aunque no contradiga las disposiciones de la ley civil, es contraria al sptimo mandamiento. As, retener deliberadamente los bienes prestados u objetos perdidos, defraudar en el ejercicio del comercio, pagar salarios injustos o elevar los precios especulando con la ignorancia o la necesidad ajena, son tambin moralmente ilcitos (Catecismo de la I C 2409) Ante la pregunta: Qu significa salario justo?, el catecismo responde el fruto legtimo del trabajo. Que adems asegure alimentacin, vivienda, salud y educacin. Aqu es donde la doctrina moral se enfrenta a la ciencia econmica, toda vez que sta considera a la fuerza de trabajo como una mercanca y, en consecuencia, el salario es determinado por la oferta y la demanda en el mercado libre. Por ese motivo la Doctrina Social de la Iglesia examina la objetividad de las leyes econmicas, la tendencia hacia un fin en s mismo, para observar su contradiccin con los resultados objetivos en la sociedad. Al respecto, la Encclica Mater Magistra expresa que Mientras las riquezas se acumulan con exceso en manos de unos pocos las masas trabajadoras quedaban sometidas a la miseria cada da ms dura. El concilio Vaticano II traz los ejes centrales de la renovacin de la Iglesia en materia social expresando que el trabajo debe ser remunerado de tal modo que se den al hombre posibilidades de que l y los suyos vivan dignamente su vida material, social, cultural y espiritual teniendo en cuenta la tarea de la productividad de cada uno, as como las condiciones de la empresa y el bien comn. Podo despus, Pablo VI dictaba la Encclica Populorum Progressio en la que poda leerse: una economa de intercambio no puede seguir descansando sobre la sola ley de la libre concurrencia, que engendra demasiado a menudo una dictadura econmica. Palabras que parecen escritas para la Argentina actual. 4) Las prcticas de cooperacin Ya en el siglo XX, experiencias de cooperacin de variadas formas encuentran gran expansin, incluso en pases en vas de desarrollo de diversas corrientes ideolgicas. Sin duda las caractersticas histricas y culturales, adems de las geogrficas de cada pas, imponen su impronta y, desde ese punto de vista, resulta difcil

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hacer comparaciones puesto que los mayores o menores resultados estn pautados por esos rasgos. Sin embargo, lo que parece elocuente, an en una breve revista como esta, es la pluralidad ideolgica, filosfica y religiosa en el marco de ciertos principios que son, no obstante, comunes. Los siguientes ejemplos son demostrativos de lo expuesto y, al mismo tiempo, ponen en cuestin ciertos lugares comunes que son presentados como verdades absolutas, entre ellos: a) La organizacin productiva en forma cooperativa, lejos de ser una concepcin colectivista de tipo totalitaria, ha sido hostigada y hasta perseguida por los regmenes comunistas a partir de la Revolucin Rusa. b) Los emprendimientos autnomos son compatibles con la sociedad de mercado y el pleno ejercicio del estado de derecho y respeto a la propiedad privada. c) Estas soluciones, basadas en la cooperacin entre los trabajadores de determinados emporios, han surgido, tanto ante la crisis productiva generada por el libre albedro del mercado liberal en los pases capitalistas, como por las catstrofes engendradas por la planificacin y centralizacin extrema de otros sistemas.

5) Experiencias en otros pases: 5.1) Italia Representa un ejemplo notable de movimiento cooperativo en un pas con una estructura claramente capitalista. Los antecedentes de este movimiento se remontan al ltimo cuarto del siglo XIX, en la regin de Emilia Romagna, durante las obras de saneamiento en el Valle del rio Po. Los mismos trabajadores que haban participado en esas obras constituyeron emprendimientos autnomos que arrendaban tierras recuperadas. Hay que destacar que se trataba de trabajadores habituados al trabajo colectivo y a la disciplina sindical. En este caso las cooperativas se organizaban en general como sociedades de responsabilidad limitada, cuyo capital era aportado por sus miembros, siendo estos, por lo comn, varias decenas o centenas de socios. Un Consejo de Direccin era elegido en asamblea soberana bajo el principio un hombre un voto. En 1953 haba en Italia 1493 cooperativas agrarias con diversas formas de propiedad: arriendo, propiedad, aparceras y otras formas, con un total de 298.259 miembros. La nueva Constitucin italiana, promulgada en 1947, despus de la Segunda Guerra Mundial, proporcion los instrumentos jurdicos para la redistribucin de la propiedad. En su artculo 42 reza: La propiedad privada es reconocida y garantizada por la ley, que determina las formas en que puede ser adquirida, su goce y sus lmites, a fin de asegurar la funcin social que le es inherente y hacerla accesible a todos (Versin espaola de E.B. Nosea)

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Con la ley adecuada a esta Constitucin los resultados no se hicieron esperar. En 1964 haba en Italia 47.937 cooperativas distribuidas del siguiente modo: De consumo 4379; de construccin 27121; mixtas 1963; transporte 408; de produccin 4384; pesca 497 y agrcolas 8705. En 1964, el 30% de las cooperativas dedicadas a tareas de produccin y comercializacin se especializaban en el rubro cereales; 5% en lcteos; 25 % en vinos; 12 % en plantas y 80% en semillas. 5.2) Espaa Espaa presenta la particularidad de poseer fuertes tradiciones de autonoma en el contexto de un Estado Nacional altamente centralizado y de regmenes autoritarios. Ya en el siglo XIX, la derrota de los ejrcitos napolenicos fue posible por la persistencia de las autonomas comunales dentro del marco de la Monarqua absoluta. A principios del siglo XX se destaca el movimiento cooperativo agrcola formado por los sindicatos agrcolas catlicos, que alcanz su cenit en los aos veinte de dicho siglo. Perdieron influencia durante el perodo republicano, el que a su vez impuls sus propias fuerzas autnomas. Finalmente los vencedores de la Guerra Civil anularon dichas organizaciones. Sin embargo, durante todo el rgimen de excepcin que sigui a la Guerra Civil y hasta el advenimiento de la democracia en los aos setenta, se desarroll un importante movimiento cooperativo, en especial en actividades rurales, desde luego, dado el carcter del rgimen, bajo impulso y tutela del Estado y gestionado por la Obra Sindical de Colonizacin. Una de las experiencias ms resonantes fue la protagonizada por la cooperativa de Zuiga, en la regin de Navarra, habiendo sido esta tomada como modelo por otras regiones. Confirmando lo dicho sobre la diversidad ideolgica, el jesuita Eduardo Bartes Norea, doctor en Ciencias Econmicas de la Universidad de Pars, expresa: Se puede afirmar que la Doctrina Social de la Iglesia Catlica, ha inspirado, hasta cierto punto, a los fundadores de la cooperativa de Zuiga. Como en el caso de Italia, y considerando la diferencia de regmenes e ideologas, hay que apuntar la importancia de estas modalidades productivas en la reconstruccin de pos guerra, en la modernizacin y el crecimiento econmico que hoy expone Espaa. En esa direccin, algunas cifras son significativas: para los aos setenta existan en el pas 14.964 cooperativas de diversas formas, la mitad de las cuales eran rurales, ocupaban 1.200.000 familias y producan: 30% de cereales; 32% de vinos; 4% de aceites; 39% de patatas; 59% de remolacha azucarera; 3% de algodn; 62% de tabacos; 55% de hortalizas; 79% de almendras; 100% de arroz.

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A propsito de esta informacin R. Tamames afirmaba en 1962 que el movimiento cooperativo en Espaa es mucho ms fuerte que lo que se piensa en el extranjero, especialmente en arroces y aceites. 5.3) Yugoslavia En 1949, con la instauracin del rgimen socialista, Yugoslavia inici un proceso de colectivizacin forzada siguiendo el modelo sovitico. A poco de andar, la produccin qued estancada, las cooperativas de trabajo sin recursos, carentes de cuadros tcnicos y de estmulos debido a direcciones burocrticas inoperantes y a la rgida centralizacin. Yugoslavia qued prcticamente agotada. La ruptura con Mosc y la Internacional Comunista sacudi el sistema poltico y ahog definitivamente la economa. Se produjo una grave crisis debido a -segn E. Kardelej- estos burcratas que se han metido en la cabeza que son infalibles. De esa realidad emergi as el movimiento autogestionario, que combin la presin de las tradiciones de los trabajadores del pas y el desarrollo terico impulsado por el propio Kardelj. El rasgo caracterstico de esa modalidad productiva consisti en la administracin por parte de los propios trabajadores, manteniendo la Nacin la propiedad de las empresas como expresin de la propiedad social comn (recurdese que en esa poca todas las empresas eran del Estado) y sobre la base de derechos y obligaciones legislados a tal efecto. El sistema se gestion por medio de rganos elegidos democrticamente, el Consejo Obrero y el Comit de Gestin. Los trabajadores asuman as, tanto los riesgos como los beneficios del negocio. Pero como Yugoslavia segua siendo un estado socialista es necesario advertir que, sin embargo, la autonoma no era ilimitada, se subordinaba a los intereses de la sociedad, por medio de planes sociales indicativos y directivos y un sistema legal en consecuencia. Asimismo los ingresos de estos emprendimientos autnomos estaban tambin limitados por un recio sistema impositivo. La reforma de 1965 otorg mayor autonoma a dichas empresas. 5.4) Argelia El caso de Argelia confirma el rasgo de pluralidad ideolgica y cultural de los emprendimientos autnomos. El xodo masivo de los colonos franceses al da siguiente de la liberacin dejaba sus fincas en manos de los trabajadores argelinos, quienes, casi espontneamente, se organizaron en Comits de Gestin. El encuadramiento jurdico y control estatal de la joven administracin posibilit, bien que mal, su funcionamiento. No fue una tarea fcil ni mucho menos, puesto que las relaciones de poder entre los Comits de Gestin que

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representaban la comunidad de los trabajadores y la instauracin de una administracin altamente centralizada e inexperta fue muy conflictiva. Si bien la idea autogestionaria en Argelia estuvo influenciada por la experiencia yugoslava, las dificultades de aplicacin son notables. En primer lugar, por el cambio brutal del desarrollo al subdesarrollo toda vez que los colonos franceses no slo tenan el poder y la propiedad, sino el monopolio de los conocimientos tcnicos productivos y gerenciales. Al abandonar el territorio, todo qued en manos de una poblacin con grandes ndices de analfabetismo, tanto entre los trabajadores como en las administraciones centrales. Asimismo, Yugoslavia pasaba de una fuerte centralizacin colectivista, donde la casi totalidad de la propiedad era estatal, a la descentralizacin autogestionaria. Argelia, en cambio, pasaba a nacionalizar la propiedad de los ex colonos europeos y una gestin autnoma con libre disposicin de los beneficios. A propsito de la influencia yugoslava apunta Gregorio Lazarev: Es difcil, sino imposible encontrar un proceso lgico que ha conducido a su adopcin. Debemos sealar, sin embargo, las temporadas que pasaron en Yugoslavia numerosos cuadros argelinos durante el perodo de lucha. Los contactos parecen haber sido particularmente ntimos a nivel de organizaciones sindicales. Se debe igualmente notar que la formacin casi espontnea de comits de gestin predispona a la solucin yugoslava. Lo que s de todos modos es cierto es que los textos yugoslavos han sido estudiados de cerca por los redactores de los textos de autogestin. Dada la complejidad poltica del proceso posterior a la emancipacin argelina, es difcil determinar la eficacia econmica y social de la autogestin. De todos modos estos emprendimientos mantuvieron durante varios aos un importante papel en la provisin de alimentos a la nacin. Para 1965, el 30% de la superficie agrcola del pas y el 87% de la produccin vitivincola eran responsabilidad del sistema cooperativo. 5.5) Israel El ejemplo de Israel es quizs el ms atpico, porque destaca la contribucin decisiva de los emprendimientos autnomos al sostenido crecimiento de esa pequea nacin. Asimismo, desde el punto de vista de la diversidad ideolgica, aqu es importante hacer notar tambin la variedad dentro de la tradicin juda, que indicara un apreciable grado de pragmatismo en su seno. En efecto, puede decirse que desde la ptica ideolgica las diversas formas que adquiri la autogestin, sobre todo a partir de la fundacin del Estado de Israel en 1948, es una mezcla de fuentes bblicas, economas de mercado, socialismo romntico ruso presovitico (Dostoiesky y Tolstoy) y marxismo occidental en un Estado que adquirira, con el correr de los aos, un carcter netamente capitalista. Ello explicara la variedad de formas. En primer lugar, su organizacin ms radicalizada y conocida: el Kibbutz, comunidad agrcola que colectiviz la

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produccin y el consumo bajo un sistema peculiar de propiedad. La propiedad de la tierra perteneca al Fondo Nacional Judo mientras que todos los bienes, vivienda, ajuar y otros pertrechos pertenecan a la colectividad kibbutzica. Junto con esta forma radical de organizacin de la autonoma, funcionaba el Moshav, con mayor similitud a las cooperativas clsicas, compuestas de fincas individuales agrupadas, en las que cada miembro trabaja su parcela y dispone libremente del fruto de su trabajo. No se permita contratar asalariados, la tierra deba ser trabajada exclusivamente por los miembros y sus familias, ms la ayuda mutua ocasional de los vecinos. Particular inters merece la efectiva combinacin entre emprendimientos productivos de gran rendimiento y el alto grado de educacin de sus miembros. En este aspecto se resalta tanto la excelente preparacin tcnico-cientfica, como la formacin integral en todos los campos del saber humano. 5.6) Brasil La primera experiencia de recuperacin de empresas en quiebra en Brasil se produjo en 1991 en la fbrica de calzados Makerli que cerr sus puertas dejando en la calle a 482 trabajadores. En 1994 fue fundada ANTEAG (Asociacin Nacional de Trabajadores en Empresas Autogestionadas) para coordinar los diversos emprendimientos que surgan a causa de la crisis de la industria. Hoy cuentan con oficinas en seis estados que se ocupan de apoyar todo emprendimiento autogestionado. Existen empresas autogestionadas en todas las ramas de la industria brasilea, desde extractivas y textiles hasta turismo y hotelera. Hay 160 proyectos que la ANTEAG propicia coordinando con gobiernos estatales y comunales y que involucran a unos treinta mil trabajadores. La ANTEAG considera que la autogestin es un modelo de organizacin en donde confluye la propiedad colectiva de los medios de produccin con la participacin democrtica en la gestin. La ANTEAG vuelca mucho esfuerzo no slo en la coordinacin y ayuda tcnica sino tambin al estudio de las dificultades por hbitos culturales y prejuicios. Se plantea que una de las principales dificultades es la cultura paternalista, segn la cual lo obreros esperan que otros hagan todo por ellos. Algunos esperan todo del patrn, otros del sindicato y unos ms del estado. En ese sentido se desarrolla una labor pedaggica estimulada fuertemente por las prcticas que van surgen impulsadas por la necesidad. La ANTEAG entiende que la autogestin es tambin un proyecto de vida, que exige la consolidacin de un colectivo humano que empieza a hacerse cargo de su propio destino en un proceso reeducativo que busca nuevo sentido al trabajo y que potencia todas las capacidades de los individuos, rompiendo una tradicin histrica de dependencia.

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Captulo III

La experiencia de la autogestin obrera Algunos casos en Argentina1) Introduccin. Segn datos extraoficiales cerca de 1800 de las casi 200.000 pequeas y medianas empresas del pas dejadas a la deriva por sus titulares, en situacin de quiebra u otras figuras jurdicas, estn siendo recuperadas por los trabajadores, empleados y tcnicos sin otra motivacin que la de defender sus fuentes de subsistencia. El denominado Movimiento Nacional de Fbricas Recuperadas por los Trabajadores estima que alrededor de 150 unidades productivas estn funcionando actualmente bajo este sistema. Y que ms de doce mil trabajadores directos e indirectos viven hoy de su produccin. El Estado Nacional, al mes de Mayo de 2003, no posea datos al respecto. Las siguientes experiencias fueron constatadas por personal de esta Institucin en reuniones y entrevistas con miembros de las diferentes cooperativas. Es necesario advertir que por medio de la difusin de estos casos se pretende transmitir lo que las experiencias, sentimientos y expectativas de los protagonistas. Se han respetado casi literalmente sus comentarios. 1.1) Experiencias comunes Es conveniente hacer una serie de comentarios sobre situaciones vividas por los trabajadores de estas fbricas, situaciones que se dieron antes de que, por ejemplo, la produccin se reiniciara y mientras los procesos judiciales seguan su curso. Una primera caracterstica comn son los efectos que aquellas circunstancias crticas tuvieron sobre las familias de estos trabajadores. A la incertidumbre propia que genera una situacin de desempleo y a la crisis general por la que atravesaba el pas, se sumaron hechos propios de la resistencia que estos trabajadores ejercieron en defensa de sus fuentes de trabajo. La permanencia en la fbricas, que en muchos casos se prolong durante meses, el alejamiento de la familia -muchos de ellos relatan que en los tiempos de la lucha ni siquiera podan regresar a sus hogares por falta de dinero o por el compromiso que

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implicaba esa permanencia en los lugares de trabajo- las discusiones entre padres e hijos, las rupturas de las parejas, etc. A medida que trascurra el tiempo sin que nada variase, esos conflictos se fueron profundizando y, por supuesto, fue cada vez ms difcil de sostener la postura de lucha asumida. Muchos de ellos coinciden en sealar que la misma solidaridad de los vecinos, de otras fbricas, de otros trabajadores que da tras da se encargaban de acompaarlos, de llevarles alimentos y abrigo, se transform, a su vez, en una cruel sensacin de culpa. Porque ellos podan comer pero sus familias no. Esos actos de resistencia los mantenan ocupados, pero a sus familias no. Las familias padecan la constante incertidumbre de no saber qu pasaba, cmo iba a terminar todo. Cuando cuentan esto aclaran: no se trata de que no nos acompaaran, pero alguien deba ocuparse de la casa, de los chicos, de la escuela y ellos, nuestro pilar fundamental, eran los que ms sufran. Todos se encargan de reafirmar, a pesar de los problemas apuntados, el valor de la familia como mximo sostn de la lucha emprendida. Los trabajadores destacan la solidaridad que recibieron y lo hacen recordando diversas ancdotas: A nosotros todos los das o da de por medio vena una viejita trayendo una bolsa de Wall Mart con leche, fideos, arroz y esas cosas; Los camioneros que pasaban por la ruta, paraban y nos dejaban carne, aceite o cualquier cosa que llevaran y nos ayudara a seguir peleando; O pasaban y nos gritaban -fuerza, muchachos; Los vecinos hacan la guardia con nosotros y cuando vean que se acercaba la polica o crean de que podan venir a desalojarnos lo primero que hacan era llamar a la televisin, a los de Crnica. A m me gustaba quedarme en la noche porque a las cinco de la maana vena un panadero con la camioneta a traernos pan y facturas calentitas; Una mdica del barrio pasaba todos los das, cuando no tena turno en el hospital, y nos revisaba, nos traa remedios. Todos coincidieron en resaltar que el proceso de lucha y sostenimiento de la fuente laboral, la experiencia al frente de las fbricas y la ayuda comunitaria recibida en los malos tiempos ha significado para ellos una nueva valorizacin de las cosas, de la necesidad de retomar ciertos valores que nada tienen que ver con el dinero. El compaerismo y la solidaridad hacia adentro y hacia afuera de las fbricas representan ahora una nueva forma de ver la vida. 2) Cooperativa de Trabajo Unin y Fuerza Ltda. (Sarand) rea: Metalurgia, especialidad en tubos de cobre y bronce. El 18 de agosto de 2000 los trabajadores de la Empresa Gip Metal S.R.L. recibieron el telegrama de suspensin laboral de acuerdo al artculo 196 de la Ley de Concursos y Quiebras. Haba 4 millones de dlares de deuda. La empresa entr en concurso de acreedores y el dueo pidi autorizacin al juez para vender la planta, intentando de esta manera evitar la quiebra. Lo

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autorizaron y simul una venta. El comprador result ser un indigente. Adems, el inmueble fue vendido a una sociedad uruguaya. Concretada la falsa venta se le dijo al juez que la empresa se mudaba a otro local. En un garaje alquilado pusieron dos mquinas viejas y un inodoro; que no tena agua ni nada, lo apoyaron sobre la tierra, para engaar al sndico, inform Roberto Salcedo, coordinador de los cooperativistas. De ese modo, cuando se pidiera la quiebra, lo que iban a rematar eran las mquinas viejas y el inodoro, la verdadera fbrica estara bajo la propiedad del indigente que haba prestado el nombre. La empresa reabrira luego bajo otra razn social, sin deuda, sin quiebra, con el hipottico fraude consumado y con todas las posibilidades de comenzar nuevamente esa ronda. El fraude se intent con tanta naturalidad e impunidad que al ocupar la planta (supuestamente vendida y trasladada) los obreros encontraron que todo el grupo directivo haba dejado all sus objetos personales, anteojos, calculadoras, agendas, sabiendo que un par de das despus volveran a ocupar los mismos escritorios, explica Salcedo, y agrega, Decidimos ingresar a la fbrica para reclamar los salarios que nos deban, y defender los puestos de trabajo. Engaamos al portero diciendo que nos habamos olvidado cosas adentro. Haba polica en la puerta. Pero cuando la abrieron pusimos el pie, nos metimos, y no nos sacaron ms. As, tiempo ms adelante, se hicieron cargo de las tareas de gerencia aplicando el sentido comn, sin ser expertos en administracin: lograron sanear y hacer eficiente y rentable una empresa que estaba en quiebra, lo que no haban conseguido los ingenieros y contadores que estaban antes. Descubrieron, de paso, que el problema de la fbrica no era el costo laboral ni la crisis sino el costo empresarial. El comienzo fue duro. Como obreros en relacin de dependencia ganaban unos 600 pesos mensuales. La cooperativa comenz repartiendo no ms de 200 pesos y a veces ni eso. Pero la sola acumulacin de trabajo comenz a variar el panorama. Una parte de lo que cobrbamos lo ponamos para comprar materia prima, y as pudimos tener stock propio, y hacer el proceso de fabricacin completa con nuestros propios recursos. Hoy ya son 54 miembros de la cooperativa y se estima que sus integrantes seguirn creciendo en el tiempo. Los ingresos son igualitarios. La cooperativa no tiene mdulos jerrquicos, excepto para cumplir con las formalidades legales, pero la horizontalidad es su caracterstica principal: la asamblea toma las decisiones importantes, que el consejo de administracin aplica. Esta prctica surgi de la propia experiencia. Al principio, uno de los integrantes ofici simultneamente como jefe y tesorero hasta que se observ que esa delegacin de poder no funcionaba bien. En la asamblea los compaeros decan: Por qu hiciste tal cosa?, Por qu no consultaste tal otra? No era desconfianza personal hacia l, sino que a nadie lo convenca eso de que uno solo tomara las decisiones. El problema no era la persona, sino el mecanismo. Se decidi cambiar el consejo de administracin. Y en lugar de que el consejo tomara

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decisiones para luego dar cuenta a la asamblea, se invirti el mtodo: comenz a decidirse en conjunto para que luego el consejo actuase. Un segundo problema ya se lo haban anunciado los expertos: no tenan capital para comenzar. Ellos consideraban que la fbrica poda ser rentable, y tal suposicin se confirm cuando, apenas se hicieron cargo, aparecieron gerentes de bancos ofreciendo prstamos para reiniciar el trabajo. Unin y Fuerza rechaz tales ofrecimientos. Reaparecieron, adems, los clientes de la fbrica, ofrecindoles a los obreros poner el dinero a cambio de asociarse a la empresa. Tambin los rechazaron. Optaron por mantener su autonoma, invertir parte del seguro de desempleo que haban cobrado al ser despedidos, y compraron un crisol con un subsidio de la Municipalidad de Avellaneda a 60 das, que ellos devolvieron a los 30 das, ya que pagaron el crisol con recursos genuinos de ese primer mes de trabajo. Aceptaron que los clientes les aportaran la materia prima, la cooperativa fabricara los caos y cobrara slo el valor agregado de la mano de obra. Los mismos obreros encararon los temas presupuestarios. Lo primero fue definir a qu precio salimos a vender? Buscaron las facturas de servicios e insumos del antiguo dueo. Saban las toneladas que se fabricaban y los montos que se gastaban. Dividieron todo por kilo y determinaron cunto costaba cada kilo de cao elaborado. Sumamos cunto podan producir y cunto podran recibir cada uno de los miembros de la cooperativa, y as fijaron el precio, teniendo en cuenta el precio del mercado. El dueo de la empresa -relata Salcedo- se llevaba 25.000 pesos mensuales en los malos tiempos, o hasta 50.000 si lo crea necesario. El ingeniero cobraba 6.000 pesos, y haba otros seis o siete personajes que estaban en esa cifra. Y otros 15 que estaran en 3.500 o 4.000 pesos. Su principal conclusin, frente a otras fbricas que pasan por experiencias similares es, en primer lugar, que nada se puede discutir si no se ingres en la fbrica. Desde afuera no se puede hacer nada, sostiene Salcedo. Otra conclusin es que hay que superar el miedo: Hay que romper muchos miedos, creer que no se puede estar al frente de una empresa como sta. En realidad, se aprende. Y te queda la satisfaccin de que lo ests haciendo para vos mismo. No es lo mismo cuando tienes a un supervisor mirndote por arriba del hombro, que cuando ests trabajando para tu propia empresa. Hay compaeros que aqu vienen a trabajar hasta enfermos. Si uno es vago, los mismos compaeros le van a decir que se ponga las pilas. Salcedo explica que actualmente la empresa produce entre 60 y 70 toneladas de caos, con lo que se constituye en la principal proveedora del mercado interno. Tienen pedidos de exportacin a Mxico por 150 toneladas, pero no dan abasto. Por ahora, slo saben que les conviene producir ms dentro de lo posible. La planta trabaja 24 horas por da, en tres turnos.

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3) Cooperativa de Trabajo Lavaln Ltda. (Pieiro). rea: Textil. Especialidad: Lavadero de lanas. Antigua firma: El Triunfo, que despidi a los trabajadores a los que les adeudaba por lo menos un ao de trabajo y se present en concurso preventivo. Los trabajadores comenzaron a preocuparse cuando observaron que la lana, que habitualmente sala de la fbrica hacia el puerto, empezaba a ser acumulada en un depsito y sospecharon un vaciamiento de la produccin. Organizaron por ello un paro y, para las fiestas de finales de 2001, fueron despedidos. Los obreros se resistieron, organizaron una cooperativa que integran 23 trabajadores y quedaron en lucha en el lugar durante un ao, defendindose de los desalojos. Lograron la promulgacin de la ley de expropiacin sobre las mquinas y el lugar en agosto de 2002. Al mes siguiente comenzaron a trabajar. Qued un vaco legal acerca de la materia prima y eso gener un nuevo conflicto por el que finalmente se lleg a un acuerdo. El dueo se qued con la lana, pero se la dio a la cooperativa para procesarla. Los ex empleados consiguieron adems que el dueo los indemnizara y eso les permiti capitalizarse. Antes de la cooperativa ganaban unos 800 pesos por mes, de los cuales cobraban efectivamente menos de la mitad, hoy cada uno rene alrededor de $1200 al final del mes. Actualmente explotan menos del 60% de la capacidad que tienen. Se organizan en forma horizontal e igualitaria.

4) Cooperativa de Trabajo Los Constituyentes Ltda. (Villa Martelli) rea: Metalurgia. Especialidad: Fabricacin de tubos y caos de acero. Antigua firma: Wasserman, una empresa familiar con 45 aos en el mercado que lleg a emplear 250 personas en su apogeo. Empez a decaer en 1995, a reducir salarios y personal; en 1998 comenzaron las suspensiones. Dos aos despus la firma entr en concurso, recibi durante un tiempo la ayuda de Siderar -uno de los principales acreedores- hasta que en noviembre de 2001 la empresa dispuso la suspensin de toda la planta por seis meses. Preocupados, los empleados averiguaron en el juzgado y descubrieron que la familia Wasserman haba pedido autorizacin para viajar a los Estados Unidos. Se habilit as una negociacin entre los propietarios y los trabajadores. Los empleados exigieron que, a cambio de lo adeudado, el dueo les alquilara el lugar para seguir con el funcionamiento de la fbrica como cooperativa. El acuerdo se firm el 20 de diciembre de 2001. A la cooperativa la integran 75 personas. Despus, los trabajadores consiguieron la expropiacin de la fbrica, declarada de utilidad pblica y la cesin de las mquinas. Aunque cuentan con el amparo de la ley, continan en conflicto con el dueo que no les reconoce ese derecho y les efectu diversas denuncias penales.

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Los obreros decidieron que la cooperativa venda mano de obra, no el material, el que era provisto por los clientes porque el emprendimiento no cuenta con capital: as lograron arrancar. Pasaron de pedir comida fiado en un supermercado para las fiestas de fin de ao a conseguir que hasta el propio Wasserman les encargara trabajos. Hoy, cada uno de los integrantes percibe alrededor de $1000 por mes. Se organizan en forma horizontal, cobrando todos lo mismo por una jornada de nueve horas de trabajo. A partir de all se reconoce, con dinero a valor hora, a aquellos que extienden la jornada laboral.

5) Cooperativa de Trabajo La Prensa Ltda. (Crdoba) rea: Prensa Especialidad: Informacin Jurdica. Antiguo Diario Comercio y Justicia. Decano de la prensa especializada en el interior del pas, entr en crisis financiera en 2001. La empresa fue abandonada, luego intervenida judicialmente y despus clausurada y declarada en quiebra. Alrededor de un centenar de trabajadores perdieron el empleo. En abril de 2002 unos treinta ex empleados decidieron constituirse en cooperativa a la que ms adelante se adhirieron otras personas. Sin recursos y sin salarios, los cooperativistas montaron, editaron productos y los comercializaron con xito, a tal punto que para noviembre de 2002 los acreedores de la quiebra dieran aval a un nuevo contrato de alquiler de bienes. Ms de 2000 suscriptores del Diario, ms de 1200 inscriptos en el semanario jurdico, casi un centenar de empresas que anuncian, participan como proveedores o clientes apoyan a la cooperativa. El primer mes no recibieron ingreso alguno, luego comenzaron percibiendo un ingreso de 50 pesos y para mayo de 2003 estaban en los 650 pesos por mes. Actualmente acumulan reservas. Incorporaron a los 15 trabajadores de la distribuidora DESA, que haba perdido la ocupacin al cerrar el diario Comercio y Justicia. Las decisiones de fondo se toman por asamblea y un Consejo de Administracin asume las decisiones cotidianas ad referndum de la asamblea. El trabajo se organiza por medio de coordinadores eliminando jefaturas. El consejo de Administracin no es remunerado. Las diferencias de salarios varan entre 1 y 1,25 y las mismas estn dadas en arreglo a la responsabilidad y horarios. Los cargos son revocables. En agosto del corriente ao la cooperativa de trabajo adquiri la empresa por medio de una adjudicacin directa, previa la correspondiente oferta, que le efectuara el juzgado que entiende en el proceso de quiebra. (Se trascribe el fallo en el Captulo IV)

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6) Cooperativa de Trabajo Almirante Brown Ltda. (Avellaneda) rea: Construccin naval y de estructuras metlicas. Se trata del astillero ms grande de la zona portuaria de Buenos Aires, con capacidad para la construccin y reparacin de buques de hasta 180 metros de eslora, a lo que se agrega facilidades para construcciones metlicas pesadas, vigas, puentes, etc. En su mayor esplendor lleg a ocupar 800 obreros. La empresa cerr agobiada por deudas y por la hipoteca que pesa sobre sus bienes, despidiendo al personal. En ese momento ocupaba unos 120 operarios. Despus de muchos meses de reclamos por salarios cados e indemnizaciones no pagas, los obreros constituyeron una cooperativa a la que denominan Almirante Brown ya que ese mismo sitio haba sido utilizado por el patriota naval para avituallar y reparar sus naves en la defensa del Ro de la Plata. El dueo de la empresa la cedi en alquiler por cinco aos a los cooperativistas, quienes comenzaron por limpiar y reparar las instalaciones. A las dos semanas obtuvieron dos barcos para reparacin con lo cual se puso en marcha la produccin con gran entusiasmo. Se establecieron ingresos igualitarios percibiendo actualmente unos doscientos pesos por semana en dependencia del volumen de trabajo. La cooperativa cotiza presupuestos a pedido de los armadores en condiciones de gran inferioridad, dada la prdida de confianza que ha sufrido el establecimiento por sus deudas y riesgo de quiebra. En estos momentos ocupa unos setenta trabajadores que van recuperando lentamente el prestigio del astillero. Tres problemas son los fundamentales: a) La amenaza de ejecucin por parte de los acreedores. b) La obtencin de contratos (mercado) suficientemente sustanciosos como para sostener la enorme capacidad instalada (anguileras, gras, malacates, talleres mecnicos, corte de pantgrafo, etc.) y excedentes para enfrentar las deudas. c) La irregularidad en la intensidad de la demanda que hace que en determinados contratos se necesite aumentar considerablemente el personal no pudiendo mantenerlo en momentos de baja demanda.

7) Cooperativa de Trabajo Vieytes Ltda. (Barracas) rea: Alimenticia, especialidad en confituras. Se trata de una empresa -Ghelco- que produca materias primas para heladeras y confiteras, con una excelente posicin en el mercado ocupando unos doscientos cincuenta operarios. En junio de 2002 suspendieron el personal de produccin y llamaron a convocatoria de acreedores. Los obreros sospecharon una quiebra fraudulenta y montaron una carpa delante de la sede de la empresa. Comprobaron que se estaba acumulando stock con personal jerarquizado y de inmediato se constituyeron como cooperativa. Las tramitaciones se sucedieron y

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finalmente la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires entreg en comodato las instalaciones a la flamante cooperativa por dos aos. Al cumplirse ese plazo tendrn la opcin de comprar las instalaciones. Reanudaron la produccin sin personal tcnico, en base a la experiencia de gente que en algunos casos llevaban ms de veinte aos en la fbrica. Contrataron servicios de contadura para llevar los libros. Todo lo dems lo hacen los propios trabajadores con resoluciones por asamblea. La organizacin productiva se lleva a cabo por medio de coordinadores que reemplazan al viejo personal jerrquico. Actualmente son 43 personas que obtienen ingresos igualitarios independientemente de las funciones. Empezaron volcando los salarios como inversin y poco a poco lograron los primeros ingresos. Actualmente perciben aproximadamente 200 pesos semanales por persona. De todos modos la fbrica produce al 25 % de su capacidad. La cooperativa confa en recuperar el mercado perdido y lograr llegar al mximo de rendimiento. El personal es optimista, establecieron contacto con los dems emprendimientos y plantean que en este tipo de iniciativa est el futuro de la recuperacin industrial de Argentina. 8) Cooperativa de Trabajo MVH Ltda. (Vicente Lpez) rea: Metalurgia, especialidad en piezas para heladeras, calefones y termotanques. La firma Vicente Hermanos precipit su crisis en marzo de 2002, cuando ya llevaba siete meses de atraso en el pago de jornales e innumerables suspensiones. Los dueos abandonaron la fbrica y aceptaron que el personal formara una cooperativa. La misma se conform en marzo de 2002 con 16 trabajadores, retomando la produccin al mes siguiente. Alquilaron las mquinas y el espacio hasta que consiguieron la expropiacin. Ahora los trabajadores les pagan a los dueos un porcentaje de las ventas. Pudieron mantener los antiguos clientes, quienes incluso les facilitaron anticipos para las materias primas, as como a los proveedores. Por ahora los ingresos les alcanzan para sobrevivir, pero la empresa est saneada, sin deudas y estn en proceso de alcanzar lo que cobraban antes de la crisis. Organizados en forma horizontal y equitativa, reciben ingresos iguales. Asimismo, destacan el sostenimiento solidario en caso de enfermedad, sin reparar en cuestiones de jerarquas. Por ejemplo, el pen que realizaba una tarea no calificada de limpiar las piezas producidas enferm y fue reemplazado por uno de los tcnicos.

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9) Cooperativa de Trabajo Argentina Nueva Era Ltda. (Villa Martelli) rea: Metalurgia, especialidad en sopletes y filtros de aire para pintores. Cuenta con mquinas herramientas con control numrico. Hubo una quiebra fraudulenta de la firma Cane S.A., con traslado de las maquinarias a un galpn. Los obreros se movilizaron y abortaron la maniobra ocupando las instalaciones. Intervino la Justicia ordenando el desalojo. Luego la jueza autoriz el uso del local e instalaciones. Finalmente las maquinarias fueron expropiadas. Se organiz la cooperativa Argentina Nueva Era y se continu con la produccin, abasteciendo un 80 por ciento del mercado interno. La cooperativa la constituyen once miembros y estiman que debern incorporar otros trabajadores por necesidades productivas. Empezaron con un ingreso de $300 y actualmente perciben $800. Todas las resoluciones se toman por asamblea y se plantea un cambio en la mentalidad sobre las relaciones laborales. Por ejemplo, un operario que realizaba tareas poco calificadas, se accident y fue reemplazado por otro de alta calificacin tcnica. 10) Cooperativa de Trabajo IMPA Ltda. (Almagro) rea: Metalurgia, especialidad en envases de aluminio. Una antigua productora de materiales de aluminio en el barrio Almagro de la ciudad de Buenos Aires, que sufri las vicisitudes de la industria argentina. A mediados de 1997, la empresa amenazaba con cerrar sus puertas cuando ya le haban cortado la luz por falta de pago y quedaba slo un puado de trabajadores. El personal, con ayuda de algunos sindicalistas ocup la planta, instal una olla popular con ayuda de vecinos y comerciantes del barrio, y organizaron un consejo de administracin. Resolvieron poner la planta en produccin con apenas 15 obreros. Ensayaron el uso de aluminio reciclado, algo que era considerado imposible por los ingenieros. Poco a poco lograron mercado en vajillas descartables y pomos para envases. Funcionan por decisiones de asambleas, han sustituido los capataces por coordinadores y lograron recuperar personal a tal punto que hoy son unos 130 empleados, incluidas personas de edad a las que les robaron la jubilacin. Dentro de la democratizacin productiva, algunas secciones funcionan, no obstante, en forma gerencial vertical por la exigencia de decisiones rpidas. Quizs el aspecto ms importante de IMPA sea la extensin hacia la sociedad por medio de la creacin de la Fbrica Ciudad Cultural, un centro cultural autogestionado dirigido por un grupo de cuarenta jvenes en el que funcionan 35 talleres, cursos, fiestas, cine, teatro, exposiciones y todo tipo de iniciativa educativa, recreativa y cultural.

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Es notable el contacto de estos trabajadores con las nuevas generaciones. Publican la revista IMPActo. En 2001 se realizaron all actividades del Festival Internacional de Cine de Buenos Aires. 11) Cooperativa de Trabajo Chilavert Ltda. (Pompeya) rea: Grfica, industria editorial, especialidad en libros de arte. Ex empresa GAGLIANONE S.A. en el barrio de Pompeya de la ciudad de Buenos Aires, que produca en el ramo de la industria grfica. En abril de 2002 la empresa present la convocatoria de acreedores. os trabajadores, una decena, impidieron lo que ellos llaman el vaciamiento, constatando que el inventario haba sido fraguado, sin que figuraran importantes y muy visibles bienes y maquinarias de alto valor. Ocuparon las instalaciones y durante un mes convivieron con el dueo en intensas gestiones, angustiados por sus salarios retrasados durante meses. Frente a la intencin de desalojo por medio de la fuerza pblica ordenado por la Justicia, se mantuvieron dentro del establecimiento y fueron apoyados por los vecinos. Se produjeron negociaciones con las autoridades policiales y judiciales. En el nterin forman una cooperativa, solicitan su inscripcin en el INAC y constituyeron un fondo, con salarios adeudados y la venta de materiales existentes en la propia empresa. Posteriormente, intervino la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y procedi a la expropiacin y entrega de las instalaciones y la maquinaria a la flamante cooperativa en comodato por dos aos. Repararon las maquinarias y las instalaciones y empiezan a producir en octubre de 2002. En la primera poca no percibieron ingreso alguno, pero poco despus se asignan un sueldo igualitario de 200 pesos por cada trabajador; cifra que posteriormente elevaron a 400 y que en la actualidad llega a los 800 pesos. La cooperativa funciona por decisiones colectivas en asambleas (son nueve miembros) y han logrado producir sin necesidad de crditos, por lo tanto sin deudas, pagando todos los servicios correspondientes, manteniendo y mejorando las condiciones de seguridad (han tenido inspecciones de las autoridades de seguridad del Gobierno de la Ciudad) y en estos momentos estn considerando la inversin del excedente para mejorar la infraestructura y realizar tareas de mantenimiento, como as tambin inversiones en nuevas tecnologas. La jornada de trabajo es variable, segn las exigencias de la produccin. Es necesario remarcar que no tienen deudas ni han tomado crditos, y que todos los servicios se han pagado en tiempo y forma. Slo han sido eximidos del impuesto inmobiliario de la ciudad de Buenos Aires, el cual de todos modos es mnimo. Los cooperativistas insisten en destacar que esos logros no se deben

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slo al esfuerzo y el tesn puesto por ellos en el emprendimiento, sino a la decisiva solidaridad recibida por parte de vecinos y de otras empresas. Tienen planes de convertir a la cooperativa, no slo en un lugar de produccin de bienes y fuente de trabajo, sino en un centro de accin cvica y cultural en la zona. 12) Fbrica Textil Brukman (Barrio Once) rea: Textil, especialidad en confecciones. El 18 de diciembre de 2001, los dueos de Brukman, una empresa textil del barrio de Once, en la ciudad de Buenos Aires, literalmente desaparecieron. Las empleadas tomaron la planta recibiendo la solidaridad de los pequeos comerciantes de la zona que, atrapados por el "corralito financiero", encontraron prendas de primera calidad a bajo precio. Despus llegaron las vecinas de las asambleas populares, quienes tambin consiguieron trajes baratos para sus esposos. Se sumaron grupos de jvenes que propusieron hacer festivales para recaudar dinero y ms solidaridad. Adems, los trabajadores de la salud salieron a denunciar que los hospitales estaban en crisis; los vecinos los apoyaron y de Brukman surgi una propuesta: producir los insumos textiles de los que hoy estos carecen, creando un plan al servicio de los trabajadores. Las trabajadoras de Brukman denunciaron al sindicato que no las apoy y solicitaban la estatizacin de la empresa para que funcione bajo su control. A partir de contactarse con el Movimiento Nacional de Fbricas Recuperadas por los Trabajadores, se consigue el decreto de quiebra, la posterior expropiacin y en la actualidad 58 trabajadores y trabajadoras se encuentran produciendo. 13) Cermica Zann (Provincia de Neuqun) rea: Cermica, especialidad en cermicos para pisos. Los directivos de Cermica Zann, en Neuqun, fueron condenados por lock out ofensivo en todas las instancias judiciales de la Provincia de Neuqun y ante la Corte Suprema de Justicia de la Nacin. Se declar el accionar de los empresarios como violatorios de las normas laborales. No obstante ello, la empresa curs telegramas de despidos a la totalidad del personal en momentos en que los trabajadores se encontraban en cumplimiento de las guardias decretadas por la Justicia Laboral, trasgrediendo lo prescrito por la Constitucin neuquina (Artculo 54: La Provincia, mediante la sancin de leyes especiales, asegurar a todo trabajador en forma permanente y definitiva lo siguiente:(...) Inc. J: Estabilidad en el empleo con prohibicin absoluta del despido en masa). Los trabajadores argumentan que los despidos eran nulos de nulidad absoluta porque fueron consecuencia directa de un accionar ilcito. Los trabajadores aseguraron la continuidad de la unidad productiva, manteniendo en funcionamiento la planta y garantizado su derecho a percibir un

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salario, en defensa de sus puestos de trabajo. Se aument el stock existente, se lanzaron al mercado novedosos productos (el cermico "obrero" y el cermico "mapuche") nacidos de la creatividad y el esfuerzo obrero junto con el apoyo de la comunidad mapuche de la zona. Tambin se garantiza la seguridad de la fbrica. No slo se ha mantenido el estado de conservacin de los bienes, realizndose los trabajos de mantenimiento, sino que, ante la denuncia de supuesto riesgo de explosin de la planta, el 23 de abril de 2002, se realiz una inspeccin ordenada por el Juez de Instruccin N Dr. Gaggo, con la presencia de los Ingenieros designados al 2, efecto, se constat que luego de la inspeccin ocular realizada por todos los presentes, el sistema de seguridad de los sectores que se encuentran en produccin cumplen con la exigencia prevista en la normativa y reglamentacin en vigencia. Slo se detectaron algunos detalles propios de la falta de mantenimiento que datan de largo tiempo, que no afectan a la seguridad. La integridad fsica y seguridad de los obreros tambin fue garantizada, puesto que se organizaron cursos de seguridad e higiene y primeros auxilios con profesionales en la materia. Asimismo es necesario destacar que el Consejo Superior de la Universidad Nacional del Comahue aprob por unanimidad un acuerdo marco junto al S.O.E.C.N. para brindar el apoyo tcnico y profesional a los trabajadores de Zann. La creciente actividad productiva en la fbrica implic la reactivacin de los proveedores de materia prima, los transportistas y la construccin en la zona. Es de destacar tambin que parte de la produccin realizada por los obreros es destinada a la solidaridad social. Decenas de comedores infantiles, hogares de ancianos, en el Hospital de Centenario, etc. Cuentan con pisos y revestimientos donados por los obreros ceramistas. Los trabajadores han logrado llevar adelante la actividad fabril, conservando el capital fijo de la fbrica y aumentando el stock y llevando sustento a 250 familias. 14) Cooperativa de Trabajo 2 de Diciembre Ltda. (San Martn) rea: Electrodomsticos, especialidad en fabricacin de heladeras. Antigua firma Adzen, la empresa que fabricaba las heladeras Coventry, cuyo dueo era Desio Zen. No pudo competir con los productos importados, entr en concurso de acreedores y en 2002 dej de funcionar. Los trabajadores, que vean acumularse las deudas salariales, hicieron una denuncia por lock out patronal y se organizaron como cooperativa. Reinauguraron la planta y contaron con el apoyo de la Unin Obrera Metalrgica, pese a que algn sector del gremio haba rechazado la recuperacin de fbricas a travs de cooperativas.

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Los ex empleados seguirn siendo socios del sindicato, obra social incluida. La cooperativa cuenta con sesenta personas. Firmaron un acuerdo con el dueo por el alquiler del lugar y pretenden conseguir la expropiacin. En el ao 2003 estimaban que deberan producir por lo menos 900 heladeras por mes para equilibrar las cuentas econmicas de la fbrica. En ese caso cada trabajador ganara 600 pesos mensuales. Todos ganarn exactamente lo mismo, cuando haya algo que ganar. 15) Cooperativa de Trabajo Palmar Ltda. (Laferrere) rea: Fabricacin y comercializacin de ladrillos cermicos. Antigua firma Palmar Buenos Aires S.A. Frente al cierre o quiebra de la empresa, los trabajadores de la misma decidieron formar una cooperativa en Enero de 2002, la que finalmente obtuvo su matriculacin. Desde que retomaron el trabajo la situacin ha variado pero el camino elegido no ha sido (ni es) fcil. Sin embargo, la fbrica ha evolucionado favorablemente. Pueden pagar a los grandes proveedores -Edesur, Gas natural- a quienes los dueos anteriores les deban importante sumas de dinero. La capacidad de produccin actual es de 150 toneladas contando con 12 secaderos mecnicos con capacidad para 300.000 ladrillos. El taller mecnico es atendido por los propios trabajadores. Se proveen de materia prima en la localidad de Olavarra. Para destacar es el hecho de que cuando la fbrica reabri el proceso de recuperacin de clientes, si bien fue dificultoso, se facilit porque muchos corralones, ferreteras y antiguos clientes de la ex-empresa al enterarse de la conformacin de la cooperativa se acercaron solidariamente a comprar los productos que