TALLER FALUCHO10 años

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Taller Falucho 41, es una iniciativa ideada por un grupo de artistas gráficos egresados de la Universidad de Concepción, cuyo afán por continuar con su inte-rés por el grabado, en su faceta artística, motivó la formación del Taller en el 2001. Desde sus inicios el colectivo ha orientado sus actividades hacia el desarrollo de esta disciplina y sus formas contemporáneas de producción, cumpliendo un rol muy importante en el desarrollo e investigación de técnicas experimentales de grabado. Este espacio abre sus puertas tanto a egresados de arte, artistas, como a la comunidad en general, destacándose su labor de rescate patrimonial a través de proyectos colectivos como “16 crónicas ilustradas de la tradición oral de Talcahuano (2004)”. Ejercicio de creación colectiva que consistió en la producción de una exhibición itinerante que reco-rrió diveras juntas vecinales de la comuna de Talcahuano y la publicación de un catálogo que contenía historias orales recopiladas y luego ilustradas en grabados al aguafuerte.Su labor de formación educativa para niños y jóvenes de la ciudad en coordi-nación con el Departamento Extraescolar del Municipio de Talcahuano es otro ítem importante dentro de sus líneas de trabajo, llevándose a cabo innumera-bles talleres y exhibiciones con alumnos invitados a participar de este espacio.Del mismo modo, el taller ha servido como centro de producción vi-sual, albergando el trabajo tanto de sus integrantes, como un gran núme-ro de artistas visitantes, invitados y residentes, proponiendo y desarrollan-do proyectos colectivos que indagan en nuevas formas de producción visual.Luego de la catástrofe del 27 de Febrero del 2010, el espacio que ocupaba Falucho es demolido tras los efectos del terremoto y posterior maremoto, en tal escenario la conti-nuidad del colectivo se mantiene, no así su permanencia como taller. Las necesidades más urgentes para la población no consideran la instalación de un taller de grabado como prioridad, aunque es re-instalado en las dependencias de la Dirección de Educa-ción Municipal, entre los salones de una escuela barrial, la consistencia y continuidad del trabajo realizado por sus agentes es puesta en duda, resistiendo su demolición y desa-parición. Las precariedades de una ciudad abatida que intenta incorporarse y levantar los escombros materiales y sociales, fija su mirada hacia las necesidades más urgentes remitiendo a las entidades culturales, entre ellas Taller Falucho, a la auto-suficiencia y éstos a re-incorporarse desde la mirada crítica de lo sucumbido tras el efecto telúrico.

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TALLER FALUCHO 10 AÑOS es:Producción: Taller Falucho Diseño y Diagramación: Fotografía: Taller Falucho - Taller FaluchoTalcahuanoAbril 2013

www.tallerfalucho.blogspot.comwww.facebook.com/taller.falucho41

La historia del grabado en Chile no parece estar muy alejada a la del resto del continente o de las colonias hispanas del siglo XVI. La relevancia de las imágenes que en Chile comienzan a circular, como en el resto de América, constituyen el primer acercamiento a la representación de un horizonte ilustrado en el nuevo continente. Tal y como lo describiera Walter Benjamin en “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” (Benjamin:2003) la llegada de la litografía establece un quiebre evolutivo en el proceso técnico de reproducción de imágenes, sola-mente superado por la fotografía en el siglo XIX; transformando un proceso largo y agobiante en uno mucho más conciso, rápido y eficiente, capaz de reproducir e ilustrar el “zeitgeist” o el espíritu del tiempo a la misma velocidad con que los cambios modernos se hacían notar. Con la llegada de la litografía a comienzos del XIX la gráfica se expande a través de la edición y publicación masiva de libros, folletos o periódicos ilustrados, otorgando relevancia artística a sus promotores. La formalización académica de las técnicas ya en el siglo XX y su aproxima-ción burguesa a la pintura, la retienen en los muros de las galerías y museos, convir-tiendo a la “gráfica” en “grabado”, sin alcanzar nunca el nivel aurático de la pintura.La herencia hispano-arábiga de los siglos de conquista llega a las nuevas co-lonias en forma de glosa métrica, festiva y lúdica, la poesía burlesca y can-tada apela a lo cotidiano llegando al reino de Chile junto al aparataje ibérico de su empresa conquistadora y colonizadora. Es cuando la proliferación del carácter criollo popular y su instalación como discurso accesible hará ger-minar una de las herencias visuales más sobresalientes, “la hojas sueltas de Lira Popular”; las clases populares se hacen, entonces, propio un discurso de-formatorio del lenguaje, la imagen rudimentaria es el eco de la frustración y la falta de identificación visual que rodea a la pintura de tradición académica.

La falta en Chile de antecedentes concretos en cuanto a la gráfica transforma-ron a la Lira Popular en el referente más directo de una tradición cultural criolla. Ya en el siglo XX y a partir de los años cincuenta es cuando esta imaginería comienza a adquirir relevancia política, siendo recuperada por la misma esfera popular, pero esta vez, representada bajo la ideología marxista y la consigna de reivindicación proletaria. Ya para la segunda parte del pasado siglo, el grabado inserto en la es-fera artística conserva la esencia fundamental de su creación y continua evolu-ción, el taller es fundamental para materializar los procesos de reproducción de imágenes, las técnicas o cocinerías son traducidas como elementos relevantes, originando un halo fantasmático a un proceso mecánico-artesanal que es preci-samente parte de aquella fantasmagoría que envuelve todo un proyecto moderno. En 1956 se funda el Taller 99 en Santiago de Chile, conteniendo to-dos estos antecedentes e incorporando la visión colectiva y anti- reacciona-ria del Atellier 17, fundado por Stanley William Hayter en la década del trein-ta en Paris y trasladado a New York estallada la Segunda Guerra Mundial. La experiencia adquirida en el Atellier 17 de New York por Nemesio An-túnez, la traslada a Santiago donde funda el Taller 99, baluarte del “grabado” chileno y principal figura de promoción de las artes gráficas en el país. Este hito junto a otros, permitirá posteriormente el desarrollo de distintos talleres enfo-cados en promover y estudiar al grabado como práctica artística de relevancia. La Lira Popular, la alfarería negra de Quinchamalí, José Guadalupe Posada, los mexicanos del Taller de Gráfica Popular TGP, Carlos Hermosilla, Eduardo Víl-chez, Nemesio Antúnez, Pedro Millar, Santos Chávez, el grabado popular brasilero del nordeste, etcétera, son algunos de los antecedentes visuales que surgen y que son rescatados por los artistas que participan de estos centros, la experimentación en la imagen, el color y las técnicas aportan a un discurso que por esos años, (déca-da del sesenta), se veía cada vez más politizado, polarizado e intervenido, son los años de la guerra fría, de agitación política, del despertar revolucionario, de la utopía.

En la visualidad artística chilena, el grabado se transforma en el elemento ex-pansor de una materialidad pictórica retraída, que en una primera observación sigue un proceso evolutivo y continuo condescendiente a la antigua academia europea, no es hasta comienzos de la década del sesenta que esta aproximación se vuelve crítica y política, la figura de José Balmes y sus acercamientos al informalismo espa-ñol lo sitúan como el hito referencial en la evolución de la visualidad artística pictóri-ca chilena, tendrán que pasar casi dos décadas para que esta coyuntura se rompa, precisamente, con la intromisión críptica de imágenes reproducidas que ponen en evidencia, (o intenta hacerlo) el período más oscuro de la historia reciente de Chile. Estas tradiciones, referencias y maneras perduraron a pesar del os-curantismo social que vivió el país durante 17 años de dictadura militar. La figura del taller, del carácter colectivo y cooperativo, de la conceptualización en las formas de hacer, de la reproducción de imágenes y de la construcción de sentido, continuaron su proceso, insertos ahora en un nuevo modelo social y eco-nómico que transformará a estos centros anti-reaccionarios en todo lo contrario, son los tiempos de los acuerdos transitorios, de los proyectos sin proyección, de los artistas de formulario como los definiera alguna vez Justo Mellado, (Me-llado:2009) de la infantil demanda de artistas por espacios de desarrollo cultural.Este fue el caso de un cuanto de artistas de las primeras generaciones de egre-sados de la reinstaurada Escuela de Arte de la Universidad de Concepción, cabe recordar que aunque el Departamento de Artes Plásticas de esta Universidad no sufrió el cierre durante la dictadura de Pinochet, como fue el caso de la Univer-sidad de Chile, sólo podía optarse por el plan pedagógico de Artes Plásticas y no existía ningún plan discursivo ni experimental por parte de la institución aca-démica en el área artístico visual hasta comienzos de la década del noventa.

Comprendiendo la necesidad de establecer un centro para el desarro-llo de las artes gráficas en provincia, en el año 2001 se fundamenta la idea de estos egresados, como proyecto FONDART, (representados por el profesor de Artes Plásticas y artista gráfico Pablo Mena), adjudicándose la implementa-ción de un taller de grabado, el que se instala en dependencias municipales de la comuna de Talcahuano, puerto cercano a la ciudad de Concepción de Chile. Taller Falucho 41 nace entonces, a partir de la incorporación de nuevas políticas a nivel cultural, donde los artistas deben insertarse como promotores o agentes activos, independientes y con un capital inmaterial de gestión suficiente para poder llevar a cabo sus ideas, contemplados como proyectos, avalados y subsidiados con fondos del estado a través de postulaciones a concursos públicos. Falucho, en una primera instancia intenta emular la figura referencial del Taller 99, la inscripción legal (personalidad jurídica), la incorporación de socios y la implementación de talleres, tanto pagos como gratuitos, serían las estrate-gias incorporadas desde la experiencia del 99 para levantar y mantener un taller gráfico independiente de la institución académica o política. Esta independencia, sin embargo, le permitió mantener diálogos permanentes de cooperación entre la institución académica y la institución política por igual, los principales agen-tes vinculados con este proyecto, en su mayoría pertenecen o han pertenecido al Departamento de Artes de la Universidad de Concepción, y por otro lado las dependencias que ocupó hasta el 27 de Febrero del 2010 pertenecían al Muni-cipio de Talcahuano, trasladándose luego de la catástrofe telúrica a las depen-dencias Municipales de la Dirección de Administración de Educación Municipal de Talcahuano (DAEM). Por tanto, las estrategias de vinculación adoptadas has-ta la fecha le han permitido a Taller Falucho 41 sostenerse en el tiempo, sor-teando de cierta forma, distintas variables desfavorables para su subsistencia. En cuanto a la conceptualización del trabajo gráfico desarrollado por este Taller, se enraíza al igual que la mayoría de estos centros, en la tradición y en el culto técnico de producción y reproducción de imágenes utilizando y ex-perimentando desde las diferentes técnicas heredadas desde la edad media.

Como ejemplo contrario se puede llegar a citar a Luis Camnitzer, Lilia-na Porter y José Guillermo Castillo en el New York Graphic Workshop NYGW; cuando promueven la idea de taller gráfico de experimentación a fines de los sesenta, donde las artesanías técnicas y la elaboración del objeto artístico son puestos en consideración y análisis para su posterior desmantelamiento y des-materialización, llegando a instaurar las bases de un arte expandido o concep-tual cruzado por un fuerte discurso político. La forma en que es instalado este taller, no deja de ser llamativo e interesante, al igual que las medidas que adopta:

1) redefinir lo que era el grabado, teórica y prácticamente.2) dar clases en técnicas de grabado en actitud coherente con esta redefinición.3) promovernos descarada, pero elegantemente, como grupo de artistas. Muy alejado de esta definición, por lo general, los talleres de grabado artís-tico se refugian en la docencia y en el resguardo de la tradición, marginándose de una posible inscripción en ámbitos discursivos de las artes contemporáneas, este es el caso de Falucho que a pesar de sus estrategias de subsistencia, la deficiente postura discursiva lo retrae y lo aísla manteniéndose al margen de una eferves-cente supuesta escena artística local (local, se diferencia de aquella descripción hecha por Mari Carmen Ramírez entre centro y periferia de las artes latinoame-ricanas,(Ramírez:1993) en este caso se habla de un provincianismo heredado del hermetismo y aislamiento instaurado por el rechazo internacional a la dictadura de Pinochet y que finalmente se traduce como penquista o de la ciudad de Con-cepción de Chile), deseosa por sobresalir e inscribirse como centro del desarrollo contemporáneo, artístico y visual, por medio de configuraciones, desplazamientos, alianzas y relaciones de sus propios artistas a mediados de la década pasada. En este contexto la necesidad por visualizar el trabajo realizado por los componentes de Falucho obliga a expandir la forma en que la tradición es inter-pretada en el Taller y es cuando se comienza a elaborar una serie de vínculos que de cierta forma producen un “moméntum” en lo planteado hasta la fecha.

En el 2009 Taller Falucho es invitado a participar de la convocatoria finan-ciada por FONDART, TLC o Tráfico Latinoamericano Concepción. Falucho en la publicación que reúne el trabajo de 31 colectivos artísticos es incorporado bajo el titulo de Colectivo Taller Falucho, siendo ésta, la primera oportunidad en que la figura de taller como espacio físico es redimensionado a una figura más abs-tracta y expandida. Al re-configurar el titulo de Taller a Colectivo Taller,(TLC:2009) se establece una interpretación directa de intercambio y experimentación en cuanto a la relación de sus integrantes como con el contexto físico que lo en-vuelve, fijando esta mínima re-interpretación como un punto de re-inicio y re-for-mulación de los conceptos que hasta la fecha Falucho establecía como táci-tos en el resguardo de una experimentación gráfica afincada en la tradición. En el mismo año, Falucho se integra a los ejercicios ficcionales propuestos por la Trienal de Chile, esta vez, recibe la invitación del artista y diseñador gráfico Car-los Valle para intervenir uno de los números de ANIMITA; Edición de Artes Visuales. El ejercicio en principio puede ser considerado como básico, es decir, mostrar en un soporte distinto el trabajo visual desarrollado a la fecha por los integrantes del Colectivo Taller, sin embargo, este ejercicio se puede leer con mayor complejidad. Es interesante ver en la explicación del ejercicio planteado por el Colec-tivo Taller, la utilización de ciertos términos, por ejemplo, la metodología de es-tudio del contexto, la forma de intervención y las herramientas utilizadas, en primera instancia se define la metodología en base a la prospección y la ex-tracción, términos utilizados principalmente en la exploración y posterior explo-tación minera, segundo, el Colectivo Taller utilizando uno de sus aspectos más interesantes, el de la formación artística, ingresa a establecimientos educa-cionales municipalizados en una especie de exploración científica de la ima-gen y por último la forma en que el objeto de estudio es puesto en circulación.

El Colectivo Taller lo explica de esta forma: Cuatro integrantes del colectivo acudieron a un liceo X de Talcahuano para iniciar sus operaciones, lo primero fue el registro fotográfico (prospectivo), enfatizado en el espacio aula, entendido como el lugar donde se produce o debe producirse la experiencia de enseñanza-aprendizaje. Una de las primeras reflexiones al internarse en este territorio simbólico, fue constatar el traslado de la “calle” al aula, es decir, el aula como lugar acotado, un micro mundo que remite a la calle desde su visualidad, pero eminentemente desde su gráfica, des-de el desborde de signos que ni el cuaderno ni el pizarrón son capaces de contener. La segunda acción desarrollada opera desde la extracción, es decir des-de la arbitrariedad autoral de descontextualizar las imágenes gráficas y los signos, seleccionando y clasificando a partir del uso de programas de mani-pulación de imágenes y diseño, bajo la noción de palimpsesto.(Falucho:2009) Las múltiples asociaciones, sin embargo, pueden entorpecer lo que realmen-te resulta interesante en el trabajo producido por Falucho para la Trienal. Falucho al intervenir y editar un suplemento periódico (en papel), se re-en-cuentra con la faceta de la gráfica más activa, es decir, la forma que en su eta-pa pre-artística es entendida como práctica, difusora y reproductora de imágenes, esto se puede entender como el desplazamiento más interesante y necesario para Falucho, quienes re-interpretan conceptualmente una propuesta de intervención pública y de expansión gráfica apelando a la utilización del espacio social como soporte de obra y una supuesta imaginería gráfica popular como dispositivo de incisión. Falucho en definitiva comprende que con este ejercicio los bordes de la tradición son sobrepasados y el trabajo gráfico se expande. (…)“incorpora en su dinámica de producción creativa dispositivos que intentan establecer un vínculo sensible con el contexto sociocultural en el que se desenvuelven. Se busca le-vantar un puente entre el colectivo y los habitantes del territorio a través de una acción de arte. Esto fuerza a cuestionar los bordes de la obra”. (…) Quizás esto es lo que hace proponer el título de su última acción, Taller Falucho En el Borde.

Falucho, luego de doce años de intentos exitosos y otros aun en es-pera, mira en perspectiva el trabajo realizado, hace un re-cuento de los cente-nares de imágenes recopiladas, algunas olvidadas entre sus carpetas salva-das de la catástrofe natural y el olvido y propone un ejercicio recordatorio de una memoria latente, traducida en técnicas gráficas, trabajo colectivo y tecni-cismos de autogestión, intentando incorporarse a un acervo visual en cons-trucción, sólo comparable al resguardo museístico del único museo de Con-cepción, pero contemplado desde la otra orilla, la de la autentica precariedad.

Claudio Bernal Abarza Magíster en Artes Visuales Universidad Nac. Autónoma de México Diciembre 2011

Corporación Cultural

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AceroAbril - Mayo

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Falucho el 2011 cumplió diez años desde que un gru-po de egresados del Departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Concepción, decidiera continuar con un camino trazado a partir de las instrucciones gráficas.Durante todo este tiempo el taller ha mantenido su com-promiso con la enseñanza y difusión de este tipo de técni-cas de reproducción de imágenes, de igual forma, ha man-tenido su sentido colaborativo, colectivo y de autogestión. En estos doce años de continuo trabajo, el colectivo Ta-ller Falucho plantea una revisión de la imagen a partir de la grá-fica y el grabado, las centenares de imágenes recopiladas a través de su recorrido las pone a disposición y análisis públi-co en uno de los centros privados más importantes del país. La Corporación Cultural Artistas del Acero, por su par-te, en su valioso y constante apoyo a la cultura nacional, aco-ge un despliegue visual de distintos productores y alum-nos de Falucho comprendiendo que después de doce años de trabajo y una recopilación de diez años de imagen, nos permiten obtener una lectura panóptica del desarrollo artístico nacional.

Pablo Mena S.

Roberto Cártes

Cristián Rojas

Osvaldo Garrido

Lucía Hernández

Claudio Bernal A.

Gonzalo Bustamante

Alfonso Fernández

Freddy Agurto Daniel Campos

Boris Montecino

Nicole Aravena Lucía Larenas

Vanessa Vega Lorena Contreras

Claudia Rivera Carlos Vergara

María Pavéz Romina Ortega

soSonia González

Alvaro Huenchuleo

Ruby Pérez

Roberto Cártes Pablo Henríquez

Sebastián Abrigó (LASKER)

Sebastián Abrigó (LASKER)

Gonzalo Bustamante

Alejandro Cáceres

Lorena Contreras

Libro Memorias del Futuro

Proyecto TLC; Tráfico Latinoamericano Concepción

Proyecto FOTODIARIOGabriela Molina

TRIENAL de CHILE; Proyecto FALUCHO en ANIMITA

TRIENAL de CHILE residencia Juan Carlos Rodríguez; Proyecto FALUCHO en el BORDE

2013