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De donde venimos y a donde vamos
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El lago Mjøsa baña los 8 km de costa de Hamar, está presente desde las ruinas de la
catedral en el extremo más occidental de la ciudad hasta el pabellón olímpico en la parte este,
y es visible desde puntos como la plaza central de Stortorget, pero su papel en la ciudad sólo
se destaca durante un corto periodo de tiempo cuando los locales se bañan y caminan en el
paseo que discurre paralelo a éste.
Nuestro proyecto quiere incorporar el lago en el día a día de Hamar, sirviéndose de su
elemento principal: el agua. Para ello emplearemos como instrumento de proyecto el agua que
recibe diariamente esta localidad en forma de lluvia o nieve.
En la primera propuesta generábamos una topografía que delimitaba diferentes
espacios óptimos para los espectáculos visuales, audiovisuales, sonoros y contemplativos. El
agua se utilizaba como factor sorpresa que amplificaba estas experiencias y cambiaba la
imagen del espacio público. Además, todo esto se apoyaba en una capa tecnológica que
aseguraba que los espectáculos y su visionado pudiesen llevarse a cabo y una capa vegetal
que aislaba o aumentaba las sensaciones sonoras y visuales de la plaza. El programa de este
espacio público se basaba en la contemplación tanto de los espectáculos como del entorno
natural de la plaza.
En la segunda propuesta, el agua sigue siendo el elemento principal pero teniendo un
papel diferente: se incorpora en un circuito cerrado reconocible desde todos los puntos de la
plaza y que conecta físicamente con el lago. Añadimos a la utilización del agua de lluvia y nieve
recolectada mediante pendientes, el aprovechamiento de la que proviene de las viviendas y
comercios de Stortorget. Por tanto, el agua que en otros casos se pierde, toma un nuevo valor
relacionando la plaza y el lago.
La vegetación se mantiene pero a diferencia de la primera propuesta donde funcionaba
independientemente del agua, ahora forma parte del ciclo de depuración y reaprovechamiento,
por lo que vegetación y agua se necesitan mutuamente.
El agua se convierte en el elemento que genera vida urbana y dota de identidad al
espacio público, ya que no sólo hace partícipe al que se encuentra en la plaza sino que
involucra a comercios y viviendas creando un nuevo paisaje artificial y nuevas actividades
relacionadas con esta. Si en nuestra anterior propuesta el ciudadano tenía un papel
contemplativo con una actuación limitada, en la actual la modifica y es siempre consciente de
como el agua interviene y cambia la plaza. Estos cambios también proceden de factores
externos como las estaciones: según los estados del agua, el paisaje cambia y tiene una nueva
finalidad e interés.
Este paisaje artificial, no trata de imitar o substituir el que encontramos a orillas del
lago, sino que se apoya en él funcionando los 365 días del año. Ahora el agua del lago formará
parte de la rutina de los habitantes de Hamar.
ELISA ALVAREZ + CLAUDIA RODENAS + EMMA GABALDA