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SEMINARIO TEOLÓGICO ALIANZA
CURXO NT-631 ESTUDIOS EXEGÉTICOS Y TEOLÓGICOS SOBER LA EPÍSTOLA DE ROMANOS
PROFESOR: CARMELO B. TERRANOVA
FE Y OBEDIENCIA
Por: Aníbal Rodríguez Nieves 26 de septiembre de 1992
1
INDICE
Páginas I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 II. Fe y Obediencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 A. Definición de Fe. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 B. Definición de Obediencia. . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 III. Su Contraste. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 IV. Su Coincidencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 V. Su Prominencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 VI. Conclusión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
2
FE Y OBEDIENCIA
I. Introducción
El tema relativo a la relación entre fe y obediencia y su función respecto a la vida
cristiana ha sido desde los comienzos de la iglesia uno de gran interés e importancia.
El énfasis a una de ellas y abandono de la otra ha resultado en posiciones equivocadas
con efectos no saludables y peligrosos en cuanto a la relación con Dios del creyente y
el testimonio de este ante el mundo.
Una investigación de la revelación bíblica en cuanto al tema nos aportará un
fundamento doctrinal correcto que se convertirá en vida del Espíritu Santo para
nosotros y aquellos a los que el Señor, en su gracia, nos permita ministrar.
II. Definiciones
A. Fe
Es aquella reacción del hombre que le arroja en los brazos de Dios como
su única salvación. Reacciona así por convicción del Espíritu Santo y
convencimiento de que es vano su propio esfuerzo para salvarse de su
condición pecaminosa. Reconoce suficiente la provisión de Dios en Cristo para
justificarle y hacerle apto ante la Santidad del Señor.
Nota: Las definiciones están limitadas a su utilidad para este trabajo.
3
B. Obediencia
Es aquella acción por la cual el hombre se doblega ante y cumple la
voluntad de Dios Reconoce, así, el gobierno de Dios y su bondad demostrada
en la provisión de tan grande salvación.
III. Su Contraste
Dios, Creador y Dueño del hombre tiene derecho a demandar obediencia de
este. La obediencia ha de ser a normas que conforme a su justicia Dios mismo ha
establecido. Toca al hombre mediante la fe, que le permite reconocer el gobierno, la
santidad y bondad de Dios, obedecer dichas normas.
El poder, la divinidad y realidad de Dios son manifestadas al hombre por la
naturaleza, la revelación especial de Dios (las Sagradas Escrituras) o por su
conciencia. Cualesquiera de esos testigos o una combinación de ellos demuestra que
Dios es Dios, sublime y con pleno derecho a exigir y obtener de sus criaturas
obediencia y sumisión a sus leyes.
A pesar de ese conocimiento, el hombre en su rebeldía y egocentrismo trata
siempre de rebajar la Supremacía de Dios y conformarlo a su deseo. De ese modo se
erige a sí mismo como un dios y se crea un sistema de reglas de acuerdo a lo que
entiende bueno o malo. Olvida que las pautas las fija Dios y el hombre como su
criatura, está bajo obligación de conocerlas y cumplirlas.
4
Aunque, luego trata de cumplir la ley que recibe de los referidos testigos o aún
las reglas que él mismo se fija falla el hombre constantemente, abierta o secretamente,
en tal empeño. A pesar de ello, trata por sus obras de establecer su propia justicia.1
Un ejemplo lo tenemos en los rabinos judíos que al reconocer la incapacidad del
hombre para cumplir la ley moral propagaron la idea del equilibrio por la cual las obras
buenas podrían contrapesar las obras malas. Así se le ofrecía esperanza al que oraba
delante de Dios. Esta idea promovía la jactancia del hombre.2
La Justicia propia del hombre (gentil o judío) por la cual entiende que tiene
derechos ante Dios o los demás hombres, resulta contraria a la fe que "da por hecho lo
que Dios ha dicho"3, "o cree en aquel que justifica al impío, cuando su fe puede ser
contada por justicia al relacionársele con Cristo y su perfecta obra de expiación..."4
Es que nunca podrá el hombre mediante la obediencia a las reglas y
mandamientos establecidos por él mismo lograr la salvación o cumplir la justicia Divina.
"Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros pues es don de Dios"
(Efesios 2:8). Comentando este versículo el Dr. William M. Greathouse establece:
Nuestra salvación de la esclavitud del pecado, que brota de la gracia de Dios y que es apropiada a través de la fe, es don de Dios... Por lo tanto no ganamos por buenas obras (la esencia de la religión legalista) el derecho a ser librados del pecado y de la muerte. ¡Jamás!5 (El subrayado es nuestro.)
1 Trenchard, Ernesto-Epístola a los Romanos (Madrid, España: Editorial Portavoz,1968) Pág.45
2 Ibid, Págs. 55 y 56
3 Dr. Carmelo B. Terranova - "Conferencia dictada en el Curso NT-631 - Estudios Exegéticos y
Teológicos sobre la Epístola de Romanos
4 Trenchard, op. cit., Pág. 56
5 Comentario Bíblico Beacon, 10 tomos (Kansas City, Missouri: Casa Nazarena de
Publicaciones, 1985), Tomo IX Gálatas hasta Filemón, por William m. Greathouse, M.A., D.D. (Trad. por Sergio Franco, M.A., B.D., PH.D.) Pág. 184
5
IV. Su Coincidencia
No todos los hombres al ser requeridos por la justicia de Dios procuran en forma
legalista, externa y falsa establecer su propia justicia. Muchos reconocen su
incapacidad para obedecer la norma establecida por su Creador pero aún así la
reconocen justa. Ante esa realidad acuden a la misericordia de Dios, esperando de Él,
por la fe, su justificación. Ejemplo de éstos es el publicano de la parábola de Jesús
(Lucas 18:9-14) que humildemente clamó, "Dios se propicio a mi pecador". Bajo
convicción y arrepentido pide a Dios su favor a base del sacrificio en el altar que
apuntaba al de Jesucristo el Justo, quien es la propiciación por nuestros pecados
(1 Juan 2:2)6
El hombre que en esa forma depende de la perfecta propiciación que Cristo
efectuó en la cruz, "se une vitalmente con su Salvador por la fe, lo que permite que la
justicia de Dios le sea atribuida".7 Ello no queda allí, al mismo tiempo muere a su
hombre viejo viciado conforme a los deseos del error y se une por fe en forma vital con
Cristo el Salvador. Como fruto de su nueva vida por su resurrección con Cristo logra la
obediencia y santidad que Dios reclama (Rom. 8:3 y 4).8
Abraham en esa forma creyó a Dios (Rom. 4:18-22) y fue justificado. Aunque
tuvo en cuenta que en cuanto a su capacidad reproductiva tanto su cuerpo como el de
Sara eran incapacitados, confió en la reafirmación de la promesa que le hizo Dios
(Gén. 17:19). Demostró su fe por la obediencia al mandamiento de que todos en su
6 Henry Matthew. Comentario Exegético Devocional a toda la Biblia - Marcos - Lucas (Barceloa:
CLIF, 1983), Pág. 460
7Trenchard, op. cit., Pág. 46
8 Ibid, Pág. 46
6
casa fueran circuncidados, glorificando a Dios con ello. Por haber glorificado a Dios en
esta forma fue fortalecido en su fe.9
En el ejemplo de Abraham vemos la coincidencia entre la fe que genera
obediencia y esa obediencia, a su vez, sirve para fortalecer la fe.
En el relato de la mujer pecadora que unge a Jesús en casa de Simón el Fariseo
(Lucas 7:63-50) encontramos al Señor reconociendo el acto fruto de fe y de amor que
ella realizó. Jesús la estimula y establece que la fe de ella mostrada por dicho acto le
ha salvado y le otorga la paz. Recordamos las palabras del salmista "Mucha paz tienen
los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo" (Salmo 119:165).
V. Su Prominencia
El determinar cuál de las dos es más importante, si la obediencia o la fe, es algo
difícil. Hendriksen, comentando a Romanos 1:8 expresa:
El propósito por el cual Palo fue designado era el de suscitar obediencia de fe. Tal obediencia está basada en la fe y surge de la fe. En realidad, la fe y la obediencia están unidas tan estrechamente que se las podría comparar con gemelos idénticos. Cuando se ve a uno, se ve al otro. Una persona no puede tener una fe genuina sin tener obediencia, ni viceversa.10
No obstante, la fe ha de actuar inicialmente abriendo la puerta de la gracia
proveyendo al hombre; primero, la justificación y luego, la participación por esa misma
gracia en la vida de Cristo. Esa vida que es el Espíritu Santo dentro del creyente, le
capacita para una obediencia gozosa y conforme a la voluntad de Dios.
9 Comentario del Nuevo Testamento - Romanos (Grand Rapids, MI: 1980, 1981), por Guillermo
Hendriksen. (Trad. por Norberto E. Wolf), Pág. 181
10 Ibid, Pág. 56
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Ejemplo de lo anterior lo encontramos en el caso de Abraham a quien Dios
declaró justo por la creencia (fe) antes de sus obras (Rom. 4:3,22). La experiencia
inicial de Abraham con Dios fue la justificación por la fe solamente (Santiago 2:23).
Veinticinco años más tarde Dios le da el hijo prometido y luego se lo pide en sacrificio.
Abraham dispuesto siempre a obedecer, tiene que ser detenido de cumplir esa orden
por el mismo Señor. Comentando este hecho, el Dr. Joel C. Gregory declara que más
de veinticinco años después de Dios hacer justo a Abraham, por la fe de este, lo
vindica o declara justo ante los hombres por el referido acto de obediencia.
Indica el Dr. Gregory: "El meramente verbalizar un credo, envenena la vida
religiosa de una persona. Por otra parte, las obras aisladas son igualmente mortíferas.
El propósito arrogante de ganarse por las obras el camino a Dios es vano (Romanos 4).
No obstante, el sinergismo de una fe que obra produce vida espiritual."
Rahab, mujer gentil, débil y descarriada forma parte de los testigos de la fe en
Hebreos 11:31. Hizo confesión de su fe en Dios: "Porque Jehová vuestro Dios es Dios
arriba en los cielos y abajo en la tierra". Lo que primero confesó con su boca, luego
evidenció con sus obras al albergar cuidadosamente a los espías y luego enviarlos por
senda segura (Santiago 2:25). Fe sencilla, pero fe que obraba. Esto le proveyó lugar
entre los antepasados de Jesús (Mt. 1:5).11
VI. Conclusión
Resulta en paz y gozo reconocer y hacer nuestro que el hombre perdido,
pecador e incapaz de obrar su salvación tenga a su disposición, mediante la fe y
11 Gregory, Joel C. Santiago: Una fe que obra (El paso, TX.: Casa Bautista de Publicaciones,
1986) Págs. 58-60
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arrepentimiento, la justificación que Dios, en su gracia desde antes de la fundación del
mundo le preparó.
Además, conocer que la demanda ética de su profesión de fe (el llamado a la
santidad) puede ser satisfecha mediante la identificación con Jesucristo en su muerte y
resurrección.
Nuestro agradecimiento al Señor es continuo por tales dones y los del Espíritu
Santo que morando en nosotros nos provee el poder para vivir una vida santa por la
obediencia a su voluntad.
9
BIBLIOGRAFÍA
Greathouse, William M., Comentario Bíblico Beacon, Tomo IX Gálatas hasta Filemón. Kansas City, Mo.: CAsa Nazarena de Publicaciones, 1985 Greogory, Joel C., Santiago: Una Fe que Obra, El Paso, Tx.: Casa Bautista de Publicaciónes 1986 Henrdriksen, Guillermo, Coemtario del Nuevo Testamento, Romanos. Grand Rapids, MI.: Baker Book House, 1981. Trad. por Norberto E. Wolf Henry, Matthew, Comentario Exegético Devocional a toda la Biblia, Marcos - Lucas, Barcelona: CLIE, 1983 Trenchard, Ernesto, Epístola a los Romanos. Madrid, España: Editorial Portavoz, 1968