1
14 Miércoles 14 de septiembre de 2011 NO PUEDE VER A SUS HIJAS Fueron a una visita familiar y se quedaron en Colombia. Hace veinte años que se instaló en Guatemala. En el calor de Centroamérica conoció a María Cardozo, el amor de su vida, una colombiana con la que se casó y tuvo dos hijas. Pero que, en 2009, murió de CÁNCER. En la desazón de la viudez, Federico Baxter envió a sus hijas Luna (18) y Anastasia (7) a visitar a sus abuelos maternos en Chía, Colom- bia. Pero lo que comenzó como un inocente viaje de vacaciones en familia acabó por convertirse en un infierno personal y una cruzada: nunca vol- vieron de Colombia. En octubre de 2010, Baxter esperaba el regreso de sus hijas cuando recibió una noti- ficación del Instituto de Bienestar Familiar de Co- lombia, en el que le dene- gaban el regreso de sus hijas a Guatemala. ¿Pero por qué la justicia colombiana tomó una de- cisión tan drástica como SEPARAR a las chicas de su padre? Alberto Cardozo y Gladys Gaitán, los abuelos maternos de las hermanas Baxter, hicie- ron una presentación judicial para pedir la cus- todia de las menores. En su alegato, acusan a su yerno en términos durí- simos: “En todo el tiempo de relación hubo eviden- tes carencias económicas, la precariedad absolu- ta en sus condiciones de vida, sometimiento, MANI- PULACIÓN, maltrato verbal y especialmente psicológi- co”, dijeron a la prensa de su país. Papá Baxter no se quedó de brazos cruzados y viajó a Colombia a buscar a sus hijas. Amparado en la Corte de La Haya, pidió la restitución internacio- nal de las menores, que son además ciudadanas guatemaltecas. El con- traataque de los suegros colombianos no se hizo esperar: “Él es un droga- dicto, trafica con DROGAS, es un padre violento y no tiene las condiciones eco- nómicas para mantener a sus hijas”. Cruzada Desde fines del año pasado, instalado en el país que vio nacer a su difunta esposa, Baxter recorre los juzgados pi- diendo le devuelvan a sus hijas. “Se dictó inmedia- ta autorización para que pueda visitar a mi niña Anastasia cada sábado”, relata, “pero mis suegros impiden el encuentro, aun cuando tengo un dicta- men de la jueza”. “Cuiden a sus hijos y nunca los manden solos a un tercer país”, acon- seja a quien quiera oírlo, “pueden PERDERLOS en manos de criminales”. Por FLORENCIA GOLDSMAN (DESDE GUATEMALA) FEDERICO Baxter (58) vive en Guatemala. En- viudó, sus hijas fueron a visitar a los abuelos a Colombia y no volvieron. LAS LLEVARON SUS ABUELOS Tiempos felices: Federico Baxter con sus hijas Luna y Anastasia. ES ARGENTINO, VIVE EN GUATEMALA Y LUCHA PARA QUE LAS CHICAS VUELVAN CON ÉL Ari Paluch CONTRARIAMENTE a lo que algunos piensan, elegir el camino espiritual para transitar por esta vida no es una elección que hagamos por ser mejores que nadie sino por la sencilla razón de que, cuando el hombre es consciente de sus MIEDOS y se ve devorado por sus preocupaciones, agobiado busca en el ser lo que no encuentra en el soy ni en el tener. Muchos casos se conocen de perso- nas que son ricas espiritualmente y que además lo son materialmente; sin embargo, no es un hecho que quienes solo son ricos materialmente puedan al- canzar por ese hecho la riqueza espiri- tual. Un principio metafísico nos enseña que como es adentro es afuera, pero no sostiene que lo exterior determine lo in- terior. En el interior del hombre se encuen- tra un tesoro que bien utilizado nos per- mitirá hallar muchos otros tesoros que se encuentran en el mundo material: por más que tengas tus ahorros en el banco de mayor prestigio, la verdadera “caja de seguridad” del hombre no está en ninguna bóveda, sino en su porción divina eterna e interna Aquí van algunos consejos muy senci- llos para que el lector al menos intente transitar con menos CONFLICTOS y mayor serenidad los días que le tocan vivir y que tanto lo preocupan. Procura vivir el presente, no te dejes atosigar por los planes, no sea cosa que de tanto planear el mañana no levantes vuelo hoy. Una frase por demás elocuente que ilustra con creces lo señalado nos dice: Si querés hacer sonreír a Dios, hablale de tus planes. Siempre debemos tener en cuenta que “somos lo que pensamos”, y que de la calidad de nuestros pensamientos de- penderá la calidad de nuestra vida. El nivel de nuestros pensamientos incide notablemente en el nivel de nuestros acontecimientos. Los pensamientos y las afirmaciones que hacemos frecuen- temente terminan convirtiéndose en gran medida en decretos de nuestras circunstancias. Pocas cosas se conocen como más poderosas que nuestros pen- samientos. Si deseamos obtener algo, empecemos por dar a los demás lo que de alguna u otra forma queremos para nosotros, por ejemplo, compasión y buen trato. Así como se recibe lo que se da, no se puede dar lo que no se tiene; empece- mos a ser con los demás como nos gus- taría que fueran con nosotros. La ley de CONSEJOS ESPIRITUALES PARA UNA VIDA MUCHO MÁS PLENA “cosecharás tu siembra” nunca dejará de estar vigente. Las dificultades deben ser enfrenta- das: hasta que no entendamos el PROPÓ- SITO que traen aparejadas, les hagamos frente y nos elevamos sobre ellas, no las superaremos y se reiterarán cada vez con mayor intensidad. Es como se dice vulgarmente, cuestión de creer o reventar, pero cuando más queremos escaparnos de un problema, más difícil se nos hace resolverlo. Es algo así como un examen que no hemos aprobado, una asignatura pendiente que sí o sí debemos salvar. La paciencia es un gran aliado de nuestras metas y logros, la impacien- cia es la resistencia al aprendizaje que una situación tiene como objetivo en nuestra evolución. Paradójicamente el apuro muchas veces nos demora; en la prisa el impaciente suele tomar de- cisiones impulsivas, que mayormente pueden ser erróneas y que postergan la concreción de lo deseado. Las buenas acciones hechas sin espe- culación dan muy buenos DIVIDENDOS, es raro que una persona que tenga una predisposición hacia la colaboración sea depresiva en general. La depresión, más allá de situaciones trágicas pun- tuales, se vincula con personas muy competitivas y bastante egoístas. La envidia y la incapacidad de admirar a los demás son una gran barrera que levanta el ego para que no alcancemos la felicidad, en el mundo espiritual hay espacio para todos y mi superación no tiene que implicar tu decadencia. Solo debemos medirnos en relación con lo que fuimos para comprobar noblemen- te quiénes somos y cuánto evolucio- namos. El otro no es medida, aunque sí puede ser una fuente de inspiración para nuestro deseo de ser mejores. La más grande preocupación de los hombres suele ser nuestra dificul- tad para convivir con la incertidum- bre, con la falta de certezas. El ego y su implacable voracidad por contro- larlo todo suelen someternos a una imperiosa necesidad de saber lo que vendrá y cómo lo enfrentaremos, aun cuando esa situación que nos inquie- ta todavía no se haya hecho presente. Para salir de esta SECUENCIA maldita de este círculo vicioso, nada mejor que la fe: hace tu parte y entrega el resto a tu yo superior. A tu mente ilimitada o no circunscrita, a Dios, o como lo quieras llamar. Hace lo que corresponde y deja espacio para que el universo se encar- gue del resto, seguramente si lo dejás, conspirará a tu favor. Siempre debemos tener en cuenta que ‘somos lo que pensamos’, y que de la calidad de nuestros pensamientos dependerá la calidad de nuestra vida. Si deseamos obtener algo, empecemos por dar a los demás lo que de alguna u otra forma queremos para nosotros, por ejemplo, compasión y buen trato.

Federico Baxter busca a sus hijas en Colombia

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Crónica aparecida en Diario Libre de Perfil

Citation preview

Page 1: Federico Baxter busca a sus hijas en Colombia

14 Miércoles 14 de septiembre de 2011

NO PUEDE VEr A SUS HIJAS

Fueron a una visita familiary se quedaron en Colombia.

Hace veinte años que se instaló en Guatemala. En el calor de Centroamérica conoció a María Cardozo, el amor de su vida, una colombiana con la que se casó y tuvo dos hijas. Pero que, en 2009, murió de cáncer. En la desazón de la viudez, Federico Baxter envió a sus hijas Luna (18) y Anastasia (7) a visitar a sus abuelos maternos en Chía, Colom-bia. Pero lo que comenzó como un inocente viaje de vacaciones en familia acabó por convertirse en un infierno personal y una cruzada: nunca vol-vieron de Colombia.

En octubre de 2010, Baxter esperaba el regreso de sus hijas cuando recibió una noti-ficación del Instituto de Bienestar Familiar de Co-

lombia, en el que le dene-gaban el regreso de sus hijas a Guatemala.

¿Pero por qué la justicia colombiana tomó una de-cisión tan drástica como separar a las chicas de su padre?

Alberto Cardozo y Gladys Gaitán, los abuelos maternos de las hermanas Baxter, hicie-ron una presentación judicial para pedir la cus-todia de las menores. En su alegato, acusan a su yerno en términos durí-simos: “En todo el tiempo de relación hubo eviden-tes carencias económicas, la precariedad absolu-ta en sus condiciones de vida, sometimiento, mani-pulación, maltrato verbal y especialmente psicológi-co”, dijeron a la prensa de su país.

Papá Baxter no se quedó de brazos cruzados y viajó a Colombia a buscar a sus hijas. Amparado en la Corte de La Haya, pidió la restitución internacio-nal de las menores, que

son además ciudadanas guatemaltecas. El con-traataque de los suegros colombianos no se hizo esperar: “Él es un droga-dicto, trafica con drogas, es un padre violento y no tiene las condiciones eco-nómicas para mantener a sus hijas”.

CruzadaDesde fines del año

pasado, instalado en el país que vio nacer a su difunta esposa, Baxter recorre los juzgados pi-diendo le devuelvan a sus hijas. “Se dictó inmedia-ta autorización para que pueda visitar a mi niña Anastasia cada sábado”, relata, “pero mis suegros impiden el encuentro, aun cuando tengo un dicta-men de la jueza”.

“Cuiden a sus hijos y nunca los manden solos a un tercer país”, acon-seja a quien quiera oírlo, “pueden perderlos en manos de criminales”.

por Florencia goldsman

( D e s D e G u at e m a l a)Federico Baxter (58) vive en guatemala. en-viudó, sus hijas fueron a visitar a los abuelos a colombia y no volvieron.

LAS LLEVARON SUS ABUELOSTiempos felices:

Federico Baxter con sus hijas Luna y

Anastasia.

ES ARGENTINO,

VIVE EN

GUATEMALA Y

LUCHA PARA

QUE LAS CHICAS

VUELVAN

CON ÉL

AriPaluch

ContrArIAMEntE a lo que algunos piensan, elegir el camino espiritual para transitar por esta vida no es una elección que hagamos por ser mejores que nadie sino por la sencilla razón de que, cuando el hombre es consciente de sus miedos y se ve devorado por sus preocupaciones, agobiado busca en el ser lo que no encuentra en el soy ni en el tener.

Muchos casos se conocen de perso-nas que son ricas espiritualmente y que además lo son materialmente; sin embargo, no es un hecho que quienes solo son ricos materialmente puedan al-canzar por ese hecho la riqueza espiri-tual. Un principio metafísico nos enseña que como es adentro es afuera, pero no sostiene que lo exterior determine lo in-terior.

En el interior del hombre se encuen-tra un tesoro que bien utilizado nos per-mitirá hallar muchos otros tesoros que se encuentran en el mundo material: por más que tengas tus ahorros en el banco de mayor prestigio, la verdadera “caja de seguridad” del hombre no está en ninguna bóveda, sino en su porción divina eterna e interna

Aquí van algunos consejos muy senci-llos para que el lector al menos intente transitar con menos conFlictos y mayor serenidad los días que le tocan vivir y que tanto lo preocupan. Procura vivir el presente, no te dejes atosigar por los planes, no sea cosa que de tanto planear el mañana no levantes vuelo hoy. Una frase por demás elocuente que ilustra con creces lo señalado nos dice: Si querés hacer sonreír a Dios, hablale de tus planes.

Siempre debemos tener en cuenta que “somos lo que pensamos”, y que de la calidad de nuestros pensamientos de-penderá la calidad de nuestra vida. El

nivel de nuestros pensamientos incide notablemente en el nivel de nuestros acontecimientos. Los pensamientos y las afirmaciones que hacemos frecuen-temente terminan convirtiéndose en gran medida en decretos de nuestras circunstancias. Pocas cosas se conocen como más poderosas que nuestros pen-samientos.

Si deseamos obtener algo, empecemos por dar a los demás lo que de alguna u otra forma queremos para nosotros, por ejemplo, compasión y buen trato. Así como se recibe lo que se da, no se puede dar lo que no se tiene; empece-mos a ser con los demás como nos gus-taría que fueran con nosotros. La ley de

CONSEJOS ESPIrItUAlES PArA UNA VIDA mUCHO

máS PlENA

“cosecharás tu siembra” nunca dejará de estar vigente.

Las dificultades deben ser enfrenta-das: hasta que no entendamos el propó-sito que traen aparejadas, les hagamos frente y nos elevamos sobre ellas, no las superaremos y se reiterarán cada vez con mayor intensidad. Es como se dice vulgarmente, cuestión de creer o reventar, pero cuando más queremos escaparnos de un problema, más difícil se nos hace resolverlo. Es algo así como un examen que no hemos aprobado, una asignatura pendiente que sí o sí debemos salvar.

La paciencia es un gran aliado de nuestras metas y logros, la impacien-cia es la resistencia al aprendizaje que una situación tiene como objetivo en nuestra evolución. Paradójicamente el apuro muchas veces nos demora; en la prisa el impaciente suele tomar de-cisiones impulsivas, que mayormente pueden ser erróneas y que postergan la concreción de lo deseado.

Las buenas acciones hechas sin espe-culación dan muy buenos dividendos, es raro que una persona que tenga una predisposición hacia la colaboración sea depresiva en general. La depresión, más allá de situaciones trágicas pun-tuales, se vincula con personas muy competitivas y bastante egoístas. La envidia y la incapacidad de admirar a los demás son una gran barrera que levanta el ego para que no alcancemos la felicidad, en el mundo espiritual hay espacio para todos y mi superación no tiene que implicar tu decadencia. Solo debemos medirnos en relación con lo que fuimos para comprobar noblemen-te quiénes somos y cuánto evolucio-namos. El otro no es medida, aunque sí puede ser una fuente de inspiración para nuestro deseo de ser mejores.

La más grande preocupación de los hombres suele ser nuestra dificul-tad para convivir con la incertidum-bre, con la falta de certezas. El ego y su implacable voracidad por contro-larlo todo suelen someternos a una imperiosa necesidad de saber lo que vendrá y cómo lo enfrentaremos, aun cuando esa situación que nos inquie-ta todavía no se haya hecho presente. Para salir de esta secuencia maldita de este círculo vicioso, nada mejor que la fe: hace tu parte y entrega el resto a tu yo superior. A tu mente ilimitada o no circunscrita, a Dios, o como lo quieras llamar. Hace lo que corresponde y deja espacio para que el universo se encar-gue del resto, seguramente si lo dejás, conspirará a tu favor.

Siempre debemos tener en cuenta que ‘somos lo que pensamos’, y que de la calidad de nuestros pensamientos dependerá la calidad de nuestra vida.

Si deseamos obtener algo, empecemos por dar a los demás lo que de alguna u otra forma queremos para nosotros, por ejemplo, compasión y buen trato.