7
Giovanni Paolo Fiabane Díaz Tratado sobre la potencia especulativa 1 Cuarta Ficha En este tratado, Averroes propone como tarea fundamental el determinar cuál es la naturaleza de los inteligibles y lo que conlleva esto, es decir, las características que tiene la potencia especulativa tomada desde un modo general. Así pues, comienza planteando la inquietud acerca de si los inteligibles especulativos se presentan siempre en acto o bien, son a veces potencia y otras, acto. Y por otro lado, cual es la unión o más bien, la relación que ellos tienen con nosotros en cualesquiera que sea su manifestación. meta La estructura que se presente en el tratado comienza con la exposición de las cualidades que tienen, en cierto modo, los seres sensibles y lo que podemos considerar como seres inmateriales. Los primeros, dice Averroes, se les llama formas materiales y se relacionan estrechamente con cada una de las almas es decir, aquella que es vegetativa y sensitiva, las cuales si necesitan de un órgano para cumplir su función, añádesela la imaginativa que no media entre ella un órgano, sin embargo, no es intelección como se expuso en el libros Acerca del alma 2 . Estas formas materiales, según Averroes, tienen en común dos cosas que resultarán ser uno de los pilares de confusión para los comentaristas anteriores. Primero, se dice que la existencia de los seres materiales se basa en una transformación esencial, frente a lo cual, parece referirse al cambio que se produce en una cosa que se halla en potencia y luego en acto. Por ejemplo, la semilla que es potencia un árbol, es actualizada y se vuelve un árbol. Evidentemente hay una transformación entre lo que podemos considerar la esencia de la semilla y la esencia del árbol, empero, no podemos caer en el error de creer que es la misma esencia la que se modifica, dado que ellas no cambian conforme a lo expuesto por Aristóteles en la Metafísica 3 . El segundo grado de convergencia es que se distinguen numéricamente en su esencia con la distinción numérica del sujeto, 1 Averroes. (2004). Sobre el Intelecto. Madrid: Trotta. 2 Aristóteles. Acerca del alma, 427a15-429a5. 3 Aristóteles. Metafísica, 1070a-1070a15.

Ficha Sobre Averroes.giovanni Fiabane

Embed Size (px)

DESCRIPTION

averroes

Citation preview

Page 1: Ficha Sobre Averroes.giovanni Fiabane

Giovanni Paolo Fiabane Díaz

Tratado sobre la potencia especulativa 1

Cuarta Ficha

En este tratado, Averroes propone como tarea fundamental el determinar cuál es la naturaleza de los inteligibles y lo que conlleva esto, es decir, las características que tiene la potencia especulativa tomada desde un modo general. Así pues, comienza planteando la inquietud acerca de si los inteligibles especulativos se presentan siempre en acto o bien, son a veces potencia y otras, acto. Y por otro lado, cual es la unión o más bien, la relación que ellos tienen con nosotros en cualesquiera que sea su manifestación. meta

La estructura que se presente en el tratado comienza con la exposición de las cualidades que tienen, en cierto modo, los seres sensibles y lo que podemos considerar como seres inmateriales. Los primeros, dice Averroes, se les llama formas materiales y se relacionan estrechamente con cada una de las almas es decir, aquella que es vegetativa y sensitiva, las cuales si necesitan de un órgano para cumplir su función, añádesela la imaginativa que no media entre ella un órgano, sin embargo, no es intelección como se expuso en el libros Acerca del alma2. Estas formas materiales, según Averroes, tienen en común dos cosas que resultarán ser uno de los pilares de confusión para los comentaristas anteriores. Primero, se dice que la existencia de los seres materiales se basa en una transformación esencial, frente a lo cual, parece referirse al cambio que se produce en una cosa que se halla en potencia y luego en acto. Por ejemplo, la semilla que es potencia un árbol, es actualizada y se vuelve un árbol. Evidentemente hay una transformación entre lo que podemos considerar la esencia de la semilla y la esencia del árbol, empero, no podemos caer en el error de creer que es la misma esencia la que se modifica, dado que ellas no cambian conforme a lo expuesto por Aristóteles en la Metafísica3. El segundo grado de convergencia es que se distinguen numéricamente en su esencia con la distinción numérica del sujeto, que se multiplican con su multiplicación. Esto, pues, convendría a las formas materiales.

En lo que refiere a los seres inmateriales, Averroes apunta directamente a una comparación con lo que respecta a las formas materiales, es decir, que hay algo tácito entre la existencia de los inteligibles por si mismos, y la existencia cuando se les considera como objetivados. En el primer caso, se les puede asumir como una pero en el segundo caso, donde hay multiplicidad, múltiple son los inteligibles. Posteriormente, Averroes presenta un argumento el cual, en primera instancia, es de importancia capítal para hablar de un intelecto inmaterial pero no así, totalmente de los inteligibles como totalmente separados: la intelección es indeterminada y la percepción sensible es determinada, luego, hay que considerar que tras la abstracción por medio de la facultad racional tiene, lo cual es sorprendente en cierta medida, el resultado de una multiplicidad individual. Ahora bien, si a la luz de esto, consideramos que las formas materiales siendo determinadas, deben ser percibidas por algo igualmente determinado, y lo que perciba aquello que es indeterminado debe ser algo indeterminado e inmaterial.

Conforme al tema del intelecto, Averroes sigue la línea de Aristóteles al mencionar que

1 Averroes. (2004). Sobre el Intelecto. Madrid: Trotta.2 Aristóteles. Acerca del alma, 427a15-429a5.

3 Aristóteles. Metafísica, 1070a-1070a15.

Page 2: Ficha Sobre Averroes.giovanni Fiabane

Giovanni Paolo Fiabane Díaz

el entendimiento y lo entendido se relacionan4 como un espejo, es decir, cuando el intelecto recibe el inteligible, pues conoce su propia esencia al hacerse el mismo lo entendido. Esto es algo que lo distinga totalmente de las otras capacidades, especialmente la que compete a la facultad sensitiva, pues esta, como primera consideración, realiza un trabajo en la materia y no del tipo esencial. La relación entre el intelecto y el inteligible, según Averroes, puede encausar las conclusiones en cuanto a que lo entendido puede ser considerado como un acto, esto se dice en virtud de que si el intelecto y el inteligible no tienen distinción alguna más que por un hecho que podemos atribuir a la alteridad y el trabajo que aquí se realiza, es totalmente fuera del rango de la materia, por consecuencia lógica debemos atribuirle al inteligible la condición de acto. Ahora, todo esto resulta insatisfactorio para Averroes a causa de consideraciones lógicas, pues no se está considerando más que la diferencia que hay entre las potencias del alma: Y esto porque todo lo que está en acto siempre se ve privado necesariamente de la relación individual que se da en las demás potencial del ala.

Retomando el asunto de los inteligibles en cuanto a su concomitancia con la materia, Averroes explica, en la medida de lo posible, como es que lograríamos captar presuntamente el universal, el cual podemos entender como forma. Pues, en primer lugar, con nuestros sentidos podemos estables un nexo con las cosas materiales, luego de ello, procede la imaginación y posteriormente, el Filósofo nos da a entender tácitamente que el intelecto, a partir de las imágenes, procede a extraer o quizá, a modelar el universal. Así pues, hay un tema fuertemente empírico acerca del conocimiento, más aún, si consideramos que si nos falta un sentido, nos faltará el inteligible del sensible respectivo. Ahora bien, acá también juega un papel importante la memoria, puesto que si prescindiéramos de ella, al percibir una sensación repetidamente no estaríamos, en modo alguno, acercándonos al universal, sino que el síntoma que sobrevendría sería el de sentí que la estamos percibiendo como si fuese la primera vez en casa situación o quizá, por fuerza de la costumbre, nos sería indiferente o necesaria pero sin ir más allá. Seguido a esto, Averroes también detalla que este efecto se produce en aquellas cosas en nosotros no nos percatamos que las sabemos hasta que las traemos a la mente; en efecto, estas cosas las captamos la misma forma ya explicada y que su transformación esencial se da en el sentido de que estando en potencia –porque no las pensamos, pasan al acto cuando lo hacemos, así también se echa por la borda la doctrina de la reminiscencia de Platón expuesta en el Fedón.

Por otro lado, la tesis acerca de que los inteligibles pueden tener existencia en las formas materiales se apoya del punto de vista en que pueden estar en sujetos fuera del alma, tiene que tener relación su forma imaginaria. Sin embargo, esto se presenta como una suerte de realismo5, puesto que si tiene hay total correlación con el universal y el fantasma de sus individuos parciales, podría decirse el concepto vendrá a ser más bien subjetivo puesto que se basaría en cómo se nos forma a cada uno, la idea de tal o cual cosa. Sin embargo, al parecer Averroes si se percata de esta situación y por ello, inmediatamente la refuta diciendo que el universal solo puede existir fuera del alma, ya sea sensitiva, imaginativa o racional, al modo de las ideas subsistentes de Platón, y ello es algo sumamente absurdo según lo ha demostrado Aristóteles. De esta manera comenzará a configurarse ya la noción de Averroes en este asunto.

Que necesariamente el universal tiene, al menos, relación con la materia viene dada por

4 Aristóteles. Acerca del alma, 429b5-429b10.5 Frederick Copleston, Historia de la Filosofía. Tomo II, El problema de los Universales.

Page 3: Ficha Sobre Averroes.giovanni Fiabane

Giovanni Paolo Fiabane Díaz

el hecho de que si existiesen siempre en acto, todo el conocimiento o más bien, las ciencias estarían presentes en cada uno de nosotros y en cuyo caso, estaríamos ejercitándolas todas al mismo tiempo dada su individuación en la materia, sin embargo esto podrá verificarse con mayor atención cuando se analice lo que conviene al intelecto en potencia.

Concluyamos, en efecto, que los inteligibles pueden hallarse en la materia y siguen a una transformación sustancial y son multiplicables con la multiplicad de sus sujetos pero esto es de uno modo distinto al de las formas materiales. Más aún cuando, a la luz de la doctrina aristotélica consideramos que las cosas están compuestas dualmente, es decir, de una forma y de una materia. La primera asume el papel ya sea material o inmaterial, de ser inteligido. Luego, cualquier intelección se produce en el acto y no en potencia. Ahora bien, si añadimos a esto la confluencia que hay entre el lo entendido y el entendimiento, evidentemente, aquella forma que es lo inteligido es, por causa necesaria, una inteligencia inmaterial. Sin embargo, cuando consideramos que el inteligible puede hallarse también manifestado potencialmente, debemos considerar algo que haga que pase de la potencia al acto, y en tal caso, debería haber una tercera inteligencia dirá Averroes, y asimismo, una cuarta, pero la definición del Filósofo queda totalmente salvaguardada cuando menciona lo siguiente: Y por eso, no es necesario que el inteligible de la inteligencia que está en acto sea el ser del mismo, y no otro ser, como es el caso de las formas materiales que son inteligibles en potencia.

Expuesto el sistema de Averroes, cabe ahora analizar cual es esa presunta materia en la que están los inteligibles potencialmente. Según algunos intérpretes como Temistio, hay un intelecto potencial o dicho de mejor manera, un intelecto material que tiene la irrisoria cualidades de ser eterno. Irrisorio es en el sentido de que, ¿cómo algo que es material, puede ser considerado como eterno?, más aún, ellos –los intérpretes- aseveran que en este intelecto residen inteligibles sometidos al devenir por el puro hecho de estar relacionados con las formas imaginativas. Aquí pues, hay dos errores que Averroes les hace notar, y es que los inteligibles considerados en su forma pura, son eternos, no perecederos y por otro lado, se dice que estando en la materia, no podrían ser eternos. Así, estarían diciendo, de otro modo y para que su hipótesis no caiga por el suelo, que la materia es eterna, es decir, intelecto potencial, pero resulta también contradictorio afirmar que la materia, principal paciente del cambio, pueda no devenir. En último caso, si aquellos inteligibles estuviesen en potencia y acto, puede serlo del modo en que cuando jóvenes están como empañados por la humedad, empero, encontramos que ellos desean vivamente el que les sigan a los inteligibles las condiciones de la verdadera materia. En una exposición un poco más detallada, Averroes asumirá el razonamiento de los predecesores desde lo que sigue a continuación, pues la recepción de los inteligibles en cuanto que son temporales, necesita de un sujeto, y ese sujeto no podría ser la materia prima pues ella o está en acto. Tampoco puede serlo un cuerpo, dado que su actualización viene dada con el alma y cuanto menos el alma, que ella misma es acto y si no, tendría que ella misma ser corruptible. Luego si su sujeto no es ni cuerpo ni alma, sería un entendimiento el recipiente sin embargo, esto no es satisfactorio puesto que no puede ser dado que el entendimiento tendría en acto lo que está dispuesto como potencia.

Al parecer, se esboza otro error en los demás comentadores al incluir un intelecto extrínseco al hombre, el cual, parece haber venido de la síntesis entre Platón y Aristóteles y que incluiría, por lo demás, la perspectiva epistemológica de Platón en cuanto a que hay una Idea por sobre las demás que ilumina las demás ideas y a nosotros

Page 4: Ficha Sobre Averroes.giovanni Fiabane

Giovanni Paolo Fiabane Díaz

mismos, para que podamos aprehenderlas. Esto, pues, se produjo aún cuando Aristóteles solo comprendió dos intelectos, uno pasivo y otro activo sin embargo, como puede verificarse de los anteriores exegetas que hay un interés cada vez mayor por agregar otras manifestaciones del Intelecto.

En suma, el sujeto de los inteligibles potenciales parece corresponder con absoluta propiedad a las formas imaginativas. Así, el entendimiento material, el cual, era identificado por los predecesores, es aquella capacidad de recepción que tendría la facultad imaginativa. Luego, Averroes esquematiza dos intelectos o al menos, podemos caracterizarlos como tal: hay pues, uno eterno que podríamos, en cierta gorma, considerar como común a todos los hombres, y otro intelecto, llamado de manera metafórica, que son las formas imaginarias que trabajan en correspondencia con los sentidos y la memoria, y que siendo así, parecen ser respectivos a cada hombre. Posteriormente, aquellas formas imaginarias se actualizan y ello comprendería, en efecto, el hábito como lo define Alejandro de Afrodísias, y que da la posibilidad de concebir dicho universal a voluntad o, como lo ejemplifica Averroes, al modo que lo hace el maestro.

En cuanto al motor que vuelve aquellos inteligibles potenciales en acto¸ necesariamente dicho móvil debe ser inmaterial por cuando requiere estar en sí mismo en acto, de lo contrario, habría que tener un regrasión ad infinitum si se diera el caso en que fuese un móvil en potencia y en acto. Ahora bien, si hay algo claro que Averroes deja, es que este intelecto agente es también una forma, y por ello mismo podemos llegar a entenderlo lo cual, parece ser el alto mas grado al que puede aspirar el hombre, pero también, se relaciona con la doctrina de Alejandro de Afrodias en cuanto al intelecto adquirido (intelecto en hábito)6 y por qué no, con la de Al-Farabi.7

Ahora bien, si hay algo que resulta evidente, es que Averroes en modo alguno logra exponer totalmente un sistema epistemológico totalmente independiente de la materia, y dicha imposibilidad, según mi opinión, se debe invariablemente a la necesidad del hombre con respecto a su utilidad de los sentidos en lo que respecta al conocimiento del mundo. Y eso es algo que tiene que ver absolutamente con su finitud. Pero por otro lado, Averroes presenta una interpretación mucho más pura de Aristóteles dado que se ciñe a su doctrina de dos intelectos, sin la necesidad de recurrir a mas añadidos o manifestaciones intelectuales para explicar el conocimiento del hombre.

6 Alejandro de Afrodísias. Acerca del Alma 217-15,25. Editorial Gredos.

7 Al-Farabi. Epístola sobre los sentidos del término ‘’intelecto’’. Pag.219-220