Fiesta de La Milagrosa

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  • Bogot 26 de noviembre de 2015

    QUERIDA FAMILIA JMV-COLOMBIA

    (JOVENES, ASESORAS Y ASESORES)

    Ninguna mujer ha tenido ms influencia en la historia humana

    que Mara, la mujer de Nazaret.1

    Reciban todas y todos mi saludo fraterno de amigo y compaero de Camino en esta

    travesa por la vida de la mano de Jess y Mara.

    Llega el 27 de Noviembre, fiesta de nuestra Madre bajo la advocacin de la Medalla

    Milagrosa; fiesta de gran importancia para la Iglesia, nuestra Familia Vicentina y de modo

    especial para la gran Familia JMV Colombia y por esto, quiero ante todo felicitarles por

    caminar de la mano de Mara y celebrar con Ella la vida en Dios de cada una y cada uno

    de nosotros y, evidentemente, celebrar la vida en Dios de aquella que nos acompaa al

    encuentro de Jess.

    Adems de felicitarles deseo compartir con ustedes una pequea reflexin que surge en

    m al contemplar a Mara, bajo esta querida advocacin: dos gestos en particular son muy

    significativos al mirar la imagen de la Virgen Mara de la Medalla Milagrosa. El primero

    son sus ojos y su mirada atenta, el segundo sus manos extendidas y abiertas hacia

    nosotros; quiero entonces que brevemente reflexionemos sobre estos detalles tan

    especiales:

    Si nos fijamos en sus ojos notaremos rpidamente que ella nos mira, como muy pocas

    otras advocaciones e imgenes de Mara, ella no est mirando al cielo, o mirando hacia

    el rostro de Jess al que muchas veces carga y contempla; no! Mara est atenta hacia

    cada una y cada uno de nosotros, hacia nuestras alegras, nuestros triunfos, hacia nuestros

    rostros unas veces alegres y otras veces cansados o desconsolados. Mara no es

    indiferente, Mara nos mira a los ojos.

    1 RETHINAM R. Mara, smbolo de liberacin. (2009). p. 149.

  • Por otra parte, podemos ver sus manos extendidas y abiertas hacia nosotros; no las tiene

    posadas sobre su pecho, no las tiene extendidas hacia el cielo en un xtasis contemplativo,

    no las tiene ni siquiera cargando a Jess. Mara tiene sus manos abiertas por y para

    nosotros; como una buena madre ella est con sus manos extendidas y abiertas bajo dos

    dinmicas complementarias, entregar y esperar, ofrecerse y recibir, dar cario y

    recibir cario , guiarnos y esperarnos y cmo no, levantarnos. Ella nos conoce y sabe

    que en nuestro peregrinar entusiasta y convencido, peregrinar cargado de sentido y en el

    que tenemos como horizonte a su Hijo Jess, los tropiezos no faltan. Cuntas veces

    hemos tropezado y cuantas veces hemos sentido su cercana y la ternura de su mano

    levantndonos e invitndonos a continuar el camino? Cuntas veces ha acariciado y

    sanado nuestras heridas? No tengo la menor duda que hemos experimentado esto muchas

    veces, yo particularmente lo he vivido.

    Estos dos gestos de Mara, y las dinmicas que encierran y que en estas pocas lneas no

    podemos profundizar suficientemente, se deben convertir para nosotros en Evangelio, en

    una Buena Noticia y debe llevarnos a vivir lo que he querido llamar una espiritualidad

    de ojos atentos y manos extendidas. Quiero ahora atreverme a invitarles no solo a que

    nos contentemos con amar a Mara y venerarla, sino a seguir su ejemplo; en ella existe un

    perfecto equilibrio entre ser y actuar, contemplacin y accin, Dios y

    humanidad2, y a eso mismo nos invita ella con su mirada y con sus manos. Nuestra

    espiritualidad no puede ser solo de contemplacin y oracin, debe ser una vida fortalecida

    por estas dos dinmicas pero llevada a la vida cotidiana, donde el Evangelio y el Reino

    de Dios se anuncien y se construyan con nuestras manos abiertas hacia el otro y con una

    mirada atenta y dispuesta a mirar el rostro del prjimo para conocer su realidad y ofrecer

    aquello ms preciado que tenemos lo que tengo te lo doy (Hchs 3, 6), a Jess y su

    misericordia que es expresin de la misericordia del buen Padre Dios, pero tambin

    brindar la ayuda material que est a nuestro alcance ya que el Evangelio tiene una clara

    dimensin social y sin ella siempre se corre el riesgo de desfigurar el sentido autntico e

    integral que tiene la misin evangelizadora (E.G. N 176).

    En resumen, estamos llamados a una vida con un serio compromiso por la vida y como

    Mara vivir una espiritualidad de ojos atentos y manos extendidas. Corramos el riesgo.

    2 BELLAGAMBA T. Mara y la misin hoy. (1989). p. 5

  • De otro lado deseo aprovechar esta oportunidad para recordarles el gran compromiso que

    tenemos para el prximo ao, me refiero al II encuentro Nacional de Responsables

    Regionales y I encuentro Nacional de Asesores regionales de JMV Colombia. Ya han

    recibido informacin sobre este acontecimiento de parte del equipo organizador y ahora

    es mi turno de motivarles para que no dejemos pasar de largo esta gran oportunidad de

    encontrarnos como discpulos que compartimos un mismo horizonte, que le hemos

    encontrado sentido a nuestro existir y para que contemplando, seamos impulsados a

    continuar viviendo en el servicio y el amor incondicional y as: adelante marchemos

    felices trabajando con fe y sin temor en un cambio que el mundo reclama encendiendo

    de Cristo el amor3.

    Recordemos pues los siguientes datos:

    Fecha: 22-23 y 24 de enero de 2015

    Lugar: Caicedonia Valle del Cauca.

    Que estas lneas, que han sido ms largas de lo que esperaba nos motiven a continuar

    viviendo de la mano de Mara en el Seguimiento de Jess el Evangelizador y Servidor de

    la vida.

    Nuevamente, felicitaciones en la Fiesta de Nuestra madre Mara, la Virgen de la Medalla

    Milagrosa.

    Con cario

    3 Ultima estrofa del Himno de JMV.

    P. Christian Catao, C.M.

    Asesor Familia Vicentina Colombia

    Asesor Nacional JMV