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TEORÍA Y CRÍTICA LITERARIAS II
APUNTE/BORRADOR DE FIGURAS RETÓRICAS. Primera parte
BORRADOR PRELIMINAR PARA USO EXCLUSIVO DE LOS ESTUDIANTES
DE LA MATERIA
Lic. Estefanía Di Meglio
Palabras iniciales
El grupo Estudios de Teoría Literaria dirigido por la Dra. María Coira ha
iniciado, desde 2012, una serie de publicaciones virtuales y on line
organizadas por colecciones para el grado, con materiales elaborados por
graduados, docentes y alumnos de las asignaturas que dictamos. Las
colecciones que hemos diseñado hasta el momento son:
Colección SEMINARIOS, dirección Rosalía Baltar
María Coira y Rosalía Baltar (comps.) Autobiografía y teoría. CD. UNMdP
Colección SEMIÓTICA, dirección María Lourdes Gasillón
Lourdes Gasillón, Fabio Gonta y Juan Cruz Zariello (comps.). Mitologías
argentinas contemporáneas. Publicación on line, en prensa.
Colección ANÁLISIS DEL DISCURSO, dirección Virginia Forace
Rosalía Baltar, Estefanía di Meglio, Virginia Forace, Lourdes Gasillón,
Literatura y retórica. Una aproximación, en preparación.
Colección TEORÍA Y CRÍTICA, dirección María Coira
María Coira y otros, Situaciones. En preparación.
Lo que hoy ofrecemos es el borrador parcial del capítulo elaborado por
Estefanía Di Meglio para el libro Literatura y retórica que saldrá en 2014, en
versión on line. Lo consideramos un material de utilidad para pensar hechos
de la retórica que exceden el ámbito de la poesía, que aparecen y dan forma a
todo discurso escrito. Nos será de ayuda para reflexionar sobre la construcción
del lenguaje literario en sus variadas presentaciones y formas genéricas.
Dra. Rosalía Baltar Codirectora grupo Estudios de Teoría Literaria
Directora de la revista on line Estudios de Teoría Literaria
http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/etl
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ACUMULACIÓN: es una figura retórica de tipo sintáctico que consiste en la
seriación de términos o sintagmas de naturaleza similar e idéntica función,
muchas veces interactuando con efectos de musicalización por iteración –o
contraste- de la sonoridad final. Los límites entre la acumulación y la
enumeración no siempre son claros; quizá la acumulación presente una
menor lógica en la relación entre los elementos en su orden, lo que conlleva
que ésta parezca poder prolongarse indefinidamente o que se puedan
introducir elementos distintos entre los expresos, y que la serie de objetos,
sentimientos, imágenes, se presenten de forma desordenada o
desestructurada. En este sentido, Spitzer habla de acumulación (o
enumeración) caótica. Borges, sin embargo, que construye muchos de sus
textos por procedimientos de acumulación, niega la posibilidad de que en una
acumulación o enumeración no haya un orden subyacente (Véase Borges el
memorioso).
“Cuando un hombre y una mujer que se han amado / se separan / se yergue
como una cobra de oro el canto ardiente del orgullo / la errónea maravilla de
sus noches de amor / las constelaciones pasionales / los arrebatos de su
indómito viaje sus risas a través de las / piedras sus plegarias y cóleras / sus
dramas de secretas injurias enterradas / sus maquinaciones perversas las
cacerías y disputas / el oscuro relámpago humano que aprisionó un instante
el furor / de sus cuerpos con el lazo fulmíneo de las antípodas / los lechos a la
deriva en el oleaje de gasa de los sueños / la mirada de pulpo de la memoria /
los estremecimientos de una vieja leyenda cubierta de pronto / con la palidez
de la tristeza y todos los gestos del abandono / dos o tres libros y una camisa
en una maleta” (“Alta marea”, Enrique Molina).
ADÍNATON: es una figura retórica, de carácter lógico, emparentada con la
hipérbole, que consiste en subrayar con énfasis un hecho imposible. A veces
llega a lo fantástico para crear una atmósfera de irrealidad.
“Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras / que hubo y habrá en el mundo
serán / cuando me / quieras” (“El día que me quieras”, Amado Nervo).
AFÉRESIS: pérdida de un fonema o una sílaba al principio de una palabra.
“Que fuera bueno aqueso que ora haces” (Garcilaso de la Vega).
ALEGORÍA: figura retórica mediante la cual un término (por denotación), se
refiere a un significado oculto y más profundo (connotación). Entre las
alegorías tradicionales es bien conocida la de la nave que atraviesa un mar en
tempestad, entre tormentas y escollos. Es casi un topos: la podemos encontrar
en Fray Luis de León, Lope de Vega, el Duque de Rivas, Antonio Machado; y se
remonta a Horacio. Otro ejemplo podemos encontrarlo en la Divina Comedia de
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Dante Alighieri, texto en el que la loba es alegoría de la lujuria y el león, de la
soberbia. En el himno nacional argentino, el león sería alegoría de España.
ALITERACIÓN: es una figura retórica de tipo morfológico que consiste en la
reiteración de sonidos semejantes al comienzo de dos o más palabras o en el
interior de ellas. El efecto de paralelismo fónico que se deriva de la aliteración
tiene efectos sobre el significado, bien por reproducción alusiva de un sonido,
bien por subrayar las relaciones entre las palabras.
“Junto al río transparente/ que el astro rubio colora/ y riza el aura naciente/
llora Leda la pastora”. ("Pastoril", Miguel Hernández).
AMPLIFICACIÓN: procedimiento expresivo que sirve para acentuar algunos
núcleos semánticos por medio de la enumeración iterativa o intensiva:
“¿Qué es la vida? Un frenesí / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra,
una ficción”. (La vida es sueño, Pedro Calderón de la Barca).
ANADIPLOSIS: es una figura retórica que consiste en repetir al principio de
un verso o de una frase, una palabra que estaba al final del verso o de la frase
anterior.
“Todo pasa y todo queda. / pero lo nuestro es pasar, / pasar haciendo
caminos / caminos sobre la mar”. (“XLIV”, Proverbios y Cantares, Antonio
Machado).
“Hay una mora lavando, / lavando en la fuente fría”. (“Romance de la esposa
fiel”, Anónimo).
ANÁFORA: figura que consiste en la repetición de una o más palabras al
principio de versos o enunciados sucesivos, subrayando enfáticamente el
elemento iterado.
“Me desperté pensando en tu dulzura / porque me dormí pensando en tu pelo
/ porque a la tarde te miraba de perfil / porque al mediodía te miraba de
frente / porque me había despertado pensando en tu pelo” (“Efectos y causas”,
César Fernández Moreno).
ANAGRAMA: transposición de los fonemas o de los grafemas de una palabra o
secuencia de palabras para construir otra u otras de distinto significado.
“García Lorca / Gracia Loca / Pablo Neruda / Nobel para Ud. / Violeta Parra /
Ave porta lira” (“Anagramas”, Nicanor Parra). Otro ejemplo está dado por el
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texto “Avida Dollars” de Cortázar, el que juega, desde el título hasta su final
mismo, con anagramas de Salvador Dalí.
ANFIBOLOGÍA: es un enunciado ambiguo interpretable de dos modos
diferentes. El equívoco puede depender del aspecto semántico de una palabra
(por ejemplo, un homónimo, un término ambivalente) o de la construcción
sintáctica.
“Salió de la cárcel con tanta honra, que le acompañaron doscientos
cardenales, sino que a ninguno llamaban señoría…”. (El Buscón, Francisco de
Quevedo).
ANNONIMATIO: es una figura de tipo gramatical y semántico que consiste en
el empleo repetido de un lexema, variándolo en su forma.
"Caminante que camina / detiene su caminar/ navegante que navega / la
nave vuelve hacia allá". (Romance del Conde Olinos, Anónimo).
ANTANACLASIS: figura de carácter semántico configurada por la repetición de
una palabra con dos sentidos diferentes.
“Por fatalidad del sino / me consumo en doble ardor: / nunca me vino el amor
/ sin el amor por el vino” (Luis Cané).
ANTIMETÁTESIS: figura lógica que se apoya en la disposición en quiasmo (V.)
de dos o más palabras. Por ejemplo: “come para vivir, no vivas para comer”. La
figura se denomina también antimetábole.
ANTÍTESIS: figura de carácter lógico que consiste en la contraposición de dos
palabras o frases de sentido opuesto.
“Es empezar a decir siempre y en adelante / no volver a decir nunca” (“Estar
enamorado”, Francisco Luis Bernárdez).
ANTONOMASIA: figura semántica que consiste en sustituir un nombre común
por un nombre propio: don Juan, Celestina, o a la inversa, un nombre propio
por una caracterización: el filósofo, en la Edad Media, por Aristóteles, el padre
del psicoanálisis, el Creador.
“Y yo, al hundirse el sol en Occidente, / vuele gozoso do el Criador me llama”
(“Oda al Niágara”, José María Heredia).
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“Con una locuacidad de Celestina, / los guías conducen a las mujeres al
harén” (“Alhambra”, Oliverio Girondo).
APÓCOPE: pérdida de uno o más fonemas al fin de una palabra. Por ejemplo:
San por santo, fray por Fraile.
APOFONÍA: la apofonía o alternancia vocálica es la variación de un fonema o
de un grupo de fonemas en el seno de un sistema morfológico.
“Detrás del nombre hay lo que no se nombra” (Jorge Luis Borges).
ARMONÍA IMITATIVA: figura limítrofe a la onomatopeya y a la aliteración,
con la que se designa una cierta ordenación de las palabras en la frase o en el
verso de tal forma que recuerden un sonido natural o que creen una
determinada impresión.
“‘¿Terminaste ya tu deber?’. ‘No’, le voy a contestar. Y cuando, rabioso por mi
desparpajo, se disponga a castigarme otra vez, ¡zas!, lo dejo con la boca
abierta: ‘Señor, mire en cambio qué proyectazo le traigo’” (“Cassette”, Enrique
Anderson Imbert).
El significante acompaña al significado y en esos casos la armonía
imitativa esta cercana a la aliteración. Piénsese, por ejemplo, en el poema “Se
miran, se presienten, se desean” de Oliverio Girondo.
La arbitrariedad de la unión entre significante y significado puede llevar
a que éste asuma una significación autónoma, ligada al juego de sonidos:
entonces habrá que hablar de lenguaje fonosimbólico. “Sílaba viva” de Julio
Cortázar está a medio camino entre la aliteración, ligada al significado del
texto, y el juego con el significante: “Qué vachaché, está ahí aunque no lo
quieran, / está en noche, está en la leche, / en cada coche y cada bache y
cada boche / está, le largarán los perros y lo mismo estará / aunque lo
acechen, lo buscarán a troche y moche / y él estará con el que luche y el que
espiche / y en todo el que se agrande y se repeche / él estará, me cachendió”.
El procedimiento se profundiza, por ejemplo, en “Inmiscusión terrupta”, del
mismo autor.
Esta cierta autonomía entre el significado y el significante puede llevar a
una nueva funcionalidad del lenguaje, permitiendo crear mensajes que no se
apoyan fundamentalmente en lo expresivo del significado sino en la
autorreflexividad de los significantes, produciendo mensajes por la
manipulación de elementos no analizables lingüísticamente en la palabra. El
valor fonosimbólico del mensaje se acrece cuando se adelgazan las relaciones
con el sistema de la lengua, de tal forma que sólo podemos reconocer algunos
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fragmentos de significante con significado, dejando el resto del sentido al puro
sonido. Piénsese, por ejemplo, en el libro En la masmédula de Girondo, en el
que el juego con el significante es radical, juego que viene gestándose desde su
producción anterior, al menos desde Espantapájaros.
El último extremo de mensaje formal, fonosimbólico, se situaría en las
jitanjáforas.
ASÍNDETON: es una figura de tipo sintáctico que consiste en la eliminación de
lazos formales entre dos términos o dos proposiciones. Es especialmente
importante en las enumeraciones o acumulaciones.
“Y soy tu mago, tu leyenda, el mito, tu milagro, tu amigo” (“Abuela”, Cronwell
Jara Jiménez).
“Hecha de noche, / de mordedura, beso, insomnio, / veneno, éxtasis,
convulsión, / suspiro, sangre, muerte…” (“Un poema de amor”, Nicolás
Guillén).
CACOFONÍA: repetición de sonidos con efecto desagradable o de difícil articulación: “trigo nuevo de la trilla/ tritura el vidrio del trino”. (“El rancho”,
Fernán Silva Valdés).
CALAMBUR: juego de palabras que se produce cuando un reagrupamiento y
redistribución de una o más palabras producen un sentido distinto.
“Elsa Bor de Lencuentro” es un nombre que se basa en el calambur para
formar el slogan de la cerveza Quilmes, en una de sus publicidades.
En el siguiente texto, el juego de palabras se hace explícito: “Y mi voz que
madura / Y mi voz quemadura / Y mi bosque madura / Y mi voz quema dura”
(Xavier Villaurrutia).
CAMPO SEMÁNTICO: conjunto estructurado de elementos; está constituido
por las unidades léxicas que denotan un conjunto de conceptos incluidos
dentro de otro concepto que define el campo. Por ejemplo, en el microrrelato
titulado “Teseo y el Minotauro” de Marco Denevi, texto en el que se relee el
mito original y se lo presenta como una versión falsa, se constituye un campo
semántico en torno del engaño, por el cual se emplean palabras tales como
“invención”, “infundio”, “descubrir”, “superchería”, “revelar”.
CARICATURA: retrato de un personaje, bien en sus caracteres físicos, bien en
los éticos, en el que por procedimientos muy diversos se exageran
determinados rasgos. Aunque en la mayor parte de los casos las caricaturas
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son cómicas (las serranas del Arcipreste de Hita) o satíricas hasta llegar a la
crueldad (Quevedo, Francesillo de Zúñiga, Valle-Inclán), en otros se puede
destacar una visión peculiar, expresionista (los Retratos Contemporáneos de
Gómez de la Serna) o lírica (Españoles de tres mundos. Caricaturas líricas de
Juan Ramón Jiménez).
CATACRESIS: metáfora de uso corriente, ya lexicalizada y no advertida como
tal.
“Ojo de la aguja”, “pata de la mesa”.
COMPAGINACIÓN: forma en que el poema se posiciona en la página y se
ajusta a la compaginación. Uso particular de los espacios gráficos.
COMPARACIÓN: también llamada símil, es una figura retórica que establece
una relación entre dos términos en virtud de una analogía entre ellos. Se
marca bien por la presencia de una correlación gramatical comparativa
(como… así), bien por la unión entre los dos miembros por un morfema que la
establezca (como, más que, parece, tan, etc.).
“Que el verso sea como una llave / que abra mil puertas” (“Arte poética”,
Vicente Huidobro).
“Profundos y plenos / cual dos graciosas, breves inmensidades, / moran tus
ojos en tu rostro / como dueños; / y cuando en su fondo / veo jugar y
ascender / la llama de un alma radiosa / parece que la mañana se incorpora”
(“Suave encantamiento”, Macedonio Fernández).
“A flor de tierra, entre los negros troncos / la luna semeja un hongo rosa”
(“Luna campestre”, Leopoldo Lugones).
CONMUTACIÓN (o retruécano): figura que consiste en contraponer dos frases
que contienen las mismas palabras, pero en distinto orden y función.
“Piensa el sentimiento y siente el pensamiento” (“Credo poético”, Miguel de
Unamuno).
“Y morirme contigo si te matas / y matarme contigo si te mueres” (“Contigo”,
Joaquín Sabina).
DILOGÍA: uso de una misma palabra o expresión en dos sentidos distintos
dentro de un mismo enunciado.
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“Yo creo / que eres de muy buena cepa; / y que, pues a cuantos topas / con
esos Reyes enfadas, / que, más que Reyes de Espadas, / debieron ser de
Copas” (Epigrama 94, Sor Juana Inés de la Cruz). En estos versos, “cepa” se
emplea con una doble acepción: por un lado, la de “origen”, “linaje” y, por otro,
la de tronco de la vid.
DISFEMISMO: opuesto al eufemismo (V.), consiste en el empleo en el texto de
una palabra o expresión de estrato vulgar o cómico, para sustituir a otra noble
o, simplemente, normal. Por ejemplo, “estirar la pata” en vez de morir.
DITOLOGÍA: pareja de elementos normalmente unidos por la conjunción y.
“Era en la infancia, soledad y espino, / llanto de la salud y agua flagrante” (“La
balada del río Salado”, Vicente Barbieri).
“Y saben que en tu amor puse / gozo y pena, infierno y gloria” (“Martirio”,
Leopoldo Lugones).
ELIPSIS: eliminación de algunos elementos de una frase. En los siguientes
ejemplos se elide el verbo ser:
“Cuál / con certeza / es / la palabra sacrificial / o sea la que enriquece, /
cuál, / la cósmica, inicial y final, / cuál, / la enterrada, presa, / codiciado
venero de las lenguas” (“Semántica”, Alberto Girri).
“De otro. Será de otro. Como antes / de mis besos” (Poema 20, Pablo Neruda).
ENCABALGAMIENTO: señala Alarcos que, en el poema, coexisten dos ritmos:
el puramente lingüístico de la sintaxis, y el ritmo del verso, constituido por
una secuencia marcada por acentos de intensidad colocados de una forma
determinada y delimitada por la pausa versual o estrófica. Ambos ritmos,
sintáctico y métrico, pueden o no coincidir; si no coinciden se produce el
encabalgamiento: un sentido no cabe dentro de un verso y se desborda en el
verso siguiente (rejet), o bien se anticipan al fin de un verso elementos de la
unidad de sentido que constituye el verso siguiente (contrerejet).
“Has vuelto, organillo. La gente / modesta te mira / pasar, melancólicamente”
(“Has vuelto”, Evaristo Carriego).
ENUMERACIÓN: es una forma de organización del discurso afín a la
acumulación (V.), de la que se diferencia por ser un modo de definición propio
de los conjuntos: consiste en reseñar los elementos que los componen. La
enumeración puede ser completa, cuando se presentan los dos últimos
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miembros ligados por coordinación: “Después de tanto traquetear la pena por
los tribunales militares, ministerios de justicia, oficinas y ventanillas de
juzgados”; incompleta, cuando la unión de los miembros es por yuxtaposición
y se produce asíndeton: “Tuvimos que rearmar noche a noche sus rostros, sus
bromas, sus gestos, sus tics nerviosos, sus enojos, sus risas”; mixta, si la
unión de los miembros es por polisíndeton: “Ellos son invitados de honor en
nuestra mesa, y con nosotros cantan y bailan y comen y ven tele”. Caben otras
construcciones intermedias. (Los ejemplos pertenecen a “El informe Rettig” de
Pedro Lemebel).
EPANADIPLOSIS: es una figura que consiste en repetir una palabra al
principio y al fin de una frase o verso (o en dos frases o versos correlativos).
“Verde que te quiero verde”. (Romance sonámbulo, Federico García Lorca).
EPIZEUSIS: la epizeusis o reduplicación es una figura de iteración: consiste
en repetir una palabra o un grupo de palabras al comienzo, en el interior o al
fin de un enunciado, sin intervalo.
“Verte desnuda es recordar la tierra. La tierra lisa, limpia de caballos”
(“Canción de la mujer tendida”, Federico García Lorca).
EUFEMISMO: figura de pensamiento con la que se atenúa o suaviza una
expresión o palabra que designa algo molesto, crudo, inoportuno, etc.
“Perder la vida” y “pasar a mejor vida” por morir; “no vidente” por ciego, etc.
GRADACIÓN: sucesión de palabras o grupos de palabras, cada uno de cuyos
elementos supone una amplificación o precisión semántica (o de connotación)
con respecto al inmediatamente anterior. Según la dirección que tome el
acrecimiento semántico o rítmico de la sucesión se tiene una gradación
ascendente (clímax) o una gradación descendente (anticlímax).
“Más allá de la angustia, / desterrado del aire, / en soledad callada, / en
vocación de polvo, / de humareda, / de olvido” (“Tríptico”, Oliverio Girondo).
HIPÁLAGE: figura sintáctica y semántica que consiste en atribuir a un objeto
el acto o la idea que conviene a otro objeto cercano.
“Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras” (“La noche cíclica”, Jorge Luis
Borges): Quienes son arduos no son los alumnos sino Pitágoras o, en todo
caso, sus planteos.
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HIPÉRBATON: figura sintáctica que consiste en la inversión de algunos
elementos respecto al orden que normalmente presentan en la frase.
Generalizando, el hipérbaton consiste en separar los elementos que
constituyen un sintagma, intercalando otros que determinan una estructura
irregular en la frase (irregular entendido en relación con el orden que se
considera usual).
“Era la tarde, y la hora / en que el sol la cresta dora / de los Andes” (La
cautiva, Esteban Echeverría).
HIPÉRBOLE: figura lógica que consiste en emplear palabras exageradas para
expresar una idea que está más allá de los límites de la verosimilitud. Es
bastante corriente en el habla cotidiana.
“Mi Señora la Condesa / de Paredes (aquí calle / mi voz, que dicho su
nombre/ no hay alabanzas capaces)” (Romance 37, Sor Juana Inés de la
Cruz).
“NI nardos ni caracolas / tienen el cutis tan fino, / ni los cristales con luna /
relumbran con ese brillo” (“La casada infiel”, Federico García Lorca).
INTERTEXTUALIDAD: es el “conjunto de las relaciones que se ponen de
manifiesto en el interior de un texto determinado” (M. Arrivé, Problèmes de
semiotique); estas relaciones acercan un texto tanto a otros textos del mismo
autor como a los modelos literarios explícitos o implícitos a los que se puede
hacer referencia. El término procede de Bajtin, que plantea la novela como
una “heteroglosia”, cruce de varios lenguajes; lo pone en circulación Julia
Kristeva, quien escribe: “Todo texto se construye como un mosaico de citas,
todo texto es absorción y transformación de otro texto. En lugar de la noción
de intersubjetividad se coloca la de intertextualidad, y el lenguaje poético se
lee, por lo menos, como doble”. Barthes, al desarrollar estas ideas, separa el
concepto de intertexto de la antigua noción de fuentes o influencias: “Todo
texto es un intertexto; otros textos están presentes en él, en estratos variables,
bajo formas más o menos reconocibles; los textos de la cultura anterior y los
de la cultura que lo rodean; todo texto es un tejido nuevo de citas anteriores.
Se presentan en el texto, redistribuidas, trozos de códigos, fórmulas, modelos
rítmicos, segmentos de lenguas sociales, etc., pues siempre existe el lenguaje
antes del texto y a su alrededor. La intertextualidad, condición de todo texto,
sea éste cual sea, no se reduce como es evidente a un problema de fuentes o
influencias; el intertexto es un campo general de fórmulas anónimas, cuyo
origen es difícilmente localizable, de citas inconscientes y automáticas,
ofrecidas sin comillas”. Como señala Claudio Guillén (Entre lo uno y lo diverso),
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la definición peca de absolutismo teórico, en parte por mezclar dos conceptos
distintos: el de texto y el de código.
La intertextualidad podría incluir desde el recurso de la alusión (cuando
un texto alude a otro), pasando por la referencia hasta llegar a la reescritura
(en la que el texto subyacente sería el hipotexto) en cuanto que en todos los
casos se produce un envío a otro u otros textos.
LÍTOTES: es una figura de pensamiento que consiste en una atenuación de
ese pensamiento o idea que se expresa. La lítotes puede tomar todas las
formas de atenuación, pero la más frecuente es la de la negación del contrario.
Se marca muchas veces por la entonación o por el contexto.
“No pocas veces se escucha una pisada, el roce de una suela en el piso, y a
veces hasta una risa, una vez que el sonido del timbre cesó, y es una ocasión
en la que deben intervenir los preceptores” (Ciencias morales, Martín Kohan).
METÁFORA: la metáfora ha sido considerada tradicionalmente como una
comparación abreviada. Por ejemplo, “Aquiles es un león” se deriva de “Aquiles
combate como un león”; “Tizio es un zorro” sería la condensación abreviada de
Tizio es astuto como un zorro. La metáfora designa un objeto mediante otro
que tiene con el primero una relación de semejanza. Sin embargo, los estudios
modernos de retórica han abandonado la definición de la metáfora como
comparación abreviada y se han propuesto incidir en la génesis lingüística de
la traslación. La metáfora, como la metonimia y la sinécdoque, realiza un
desplazamiento de significado. En la metáfora, el mecanismo de
desplazamiento semántico puede producirse a través de un término
intermedio que tiene propiedades inherentes que son comunes a los dos
términos que hacen de punto de partida y punto de llegada de la metáfora. Por
ejemplo, la metáfora “la boca de la cueva” reposa sobre la traslación “entrada”
“boca” que se hace posible por el término intermedio “abertura, ingreso”.
“Su luna de pergamino tocando viene” (Romance de “Preciosa y el aire”). En
este verso, “luna de pergamino” sería una metáfora de “pandero”. Los términos
intermedios podrían ser “circular y blanco”.
La imagen poética o metáfora impura se da por el planteo de una
relación de equivalencia o de una comparación, generalmente por medio del
verbo ser. Es el paso inmediatamente anterior a la elaboración de la metáfora.
“Dos cuerpos frente a frente / son a veces dos olas / y la noche es océano”
(“Dos cuerpos”, Octavio Paz). “Tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar”
(“Cuerpo a la vista”, Octavio Paz).
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METONIMIA: es una figura de transferencia semántica basada en la relación
de contigüidad lógica y/o material entre el término “literal” y el término
sustituido. Siguiendo a Jakobson, puede decirse que la metonimia es la
sustitución de un término por otro que presenta con el primero una relación
de contigüidad. La metonimia realiza una interdependencia sémica entre el
término trasladado (término in praesentia) y el profundo (in absentia). Por
ejemplo, si se dice, “se gana el pan con el sudor de su frente”, en realidad lo
que se quiere expresar es “con el trabajo que causa que causa sudor” (trueque
del efecto por la causa). También “el discurso de la corona” sustituye a “el
discurso del rey” (cambio de la persona por el objeto). Mientras que en la
metáfora la relación entre los dos términos emparejados es paradigmática,
externa (es decir, que los dos términos pertenecen a campos semánticos
distintos, como sucede con cabellos y oro), en la metonimia la relación es
sintagmática, intrínseca. El tipo de contigüidad expresa:
a) El efecto por la causa: mi dulce tormento (Arniches) por mi mujer.
b) La causa por el efecto: cuando las estrellas clavan / rejones al agua gris
(García Lorca). Lo que se clava es el rayo de luz que procede de cada
estrella.
c) La materia por la cosa: fió, y su vida a un leño (Góngora). Leño está por
barco.
d) El continente por el contenido: ¿Qué dice la camarilla? (Valle-Inclán). La
camarilla por la gente que se reúne en la camarilla.
e) Lo abstracto por lo concreto: La santidad de Pío IX (Valle-Inclán) por el
Papa.
f) Lo concreto por lo abstracto: tener buena estrella.
g) El instrumento por la persona que lo utiliza: el segundo violín.
h) El autor en lugar de la obra: lee a Borges; escucha a Mozart.
i) El lugar de procedencia por el objeto: prefiero el rioja al rueda (por vino
de Rioja y de Rueda).
j) El epónimo por la cosa: por ser la Virgen de la Paloma (el día de la
Virgen).
NOTACIÓN: segmento de texto aislado que se presenta sin ninguna función
predicativa ni sintáctica, sin que por ello haya elipsis ni braquiología. En el
caso más sencillo, da indicaciones de tiempo y lugar, situando una posible
acción o enunciado posterior. Su uso en poesía puede servir para crear un
“clima” de lectura.
“La Coruña, verano de 1936” (“Última voluntad”, Eduardo Galeano).
OXÍMORON: es una especie de antítesis en la cual se conectan palabras de
sentido opuesto que parecen excluirse mutuamente, pero que en el contexto
pueden convertirse en compatibles.
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“Complicada sencillez” (“Niño con lluvia”, Mario Benedetti).
“Estas palabras suaves ásperas ayuntadas por mí”; (Poema CCLXI, Juan
Gelman).
También se puede crear el oxímoron por procedimientos de paralelismo:
“Murmuraban los arroyos, / y sus mil ondas de plata / parecía que reían… /
¡Parecía que lloraban!” (“Romance”, Rubén Darío). “Libre en el sonido presos
en el sonido” (“Por la palabra me conocerás”, Juan Gelman).
PALÍNDROMO: consiste en formar palabras o frases que se leen igual de
izquierda a derecha que de derecha a izquierda.
“Somos o no somos”; “luz azul”; “la ruta natural”; “le avisará Sara si va él”.
PARADOJA: figura lógica que consiste en afirmar algo en apariencia absurdo
por chocar contra las ideas corrientes, adscritas al buen sentido, por ir en
contra del sentido común, o a veces opuestas (frecuentemente en forma de
oxímoron) al propio enunciado en que se inscriben.
“Que muero porque no muero” (“Vivo sin vivir en mí”, Santa Teresa de Jesús).
PARAGRAMA: sustitución de una palabra por otra que difiere de la primera
únicamente en un grafema: “Volveré y seré sillones”.
PARALELISMO: repetición de una estructura sintáctica.
“Yo la siento cruzar ante mis ojos / en aterrante procesión fantástica / de
biblias del beber que ya no enseñan, / de apóstoles del bien que ya no hablan,
/ de laureles de honor que ya no honran, / de inspirados de Dios que ya no
cantan” (“A la sombra de la patria”, Almafuerte).
“Te quiero con toda la ternura de la lluvia. / Te quiero con toda la violencia de
la lluvia. / Te quiero con todos los tambores de la lluvia. / Te quiero con todos
los violines de la lluvia.” (“Lluvia”, Raúl González Tuñón).
PARONOMASIA: figura morfológica que se produce al colocar próximas en el
texto dos palabras fónicamente parecidas la una a la otra; estas palabras se
denominan parónimos.
“O, acaso, sombra es de lo que ha sido, / y en vena vana hay eco de un latido”
(“Sombra”, Enrique Banchs).
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“La soledad se abre hambrientamente / ah, todo alrededor es hombre y fronda
/ de hombro arraigado en la raíz más honda” (“La soledad se abre
hambrientamente”, Blas de Otero).
PERÍFRASIS: consiste en indicar una cosa indirectamente, mediante un rodeo
de palabras.
“Y la tierra, contemplando / del astro rey la partida” (La cautiva, Esteban
Echeverría). (“Astro rey” por sol).
“Cae a su ocaso la vital lumbrera” (“Crepúsculo”, José Mármol). (“Vital
lumbrera” por sol).
“En la bóveda azul es estrella” (“Su nombre”, Vicente Huidobro). (“Bóveda azul”
por cielo).
PERSONIFICACIÓN: consiste en atribuir a un ser inanimado o abstracto
cualidades típicas de los seres humanos. Si el ser personificado se convierte
en emisor del mensaje se produce la prosopopeya (V.); si en destinatario, el
apóstrofe.
“Cansa tanto escuchar ese rumor / de la lluvia sutil que llora el tiempo /
sobre aquello que quiso el corazón” (“Ninguna”, Homero Manzi).
PLEONASMO: expresión redundante que, estilísticamente, puede servir para
subrayar una expresión o evitar un ruido en la comunicación. Decir, por
ejemplo, “lo vi con mis propios ojos”, constituye un pleonasmo. El pleonasmo
funciona en ciertas expresiones fijas de los cantares de gesta: “De los sos ojos
tan fuerte mientre llorando. De las sus bocas todos dizian una razón”. Otro
ejemplo: “¡Guay de las orejas que tal cosa oyen!” (La Celestina, Fernando de
Rojas).
POLÍPTOTON: es una figura sintáctica que consiste en emplear una misma
palabra en un enunciado breve en distintas funciones o formas.
“La misma noche que hace blanquear / los mismos árboles. / Nosotros, los de
entonces, ya no somos / los mismos” (“Poema 20”, Pablo Neruda).
“Igual a tus patios mis patios / que surcan iguales palomas” (“Tú y yo”,
Alfonsina Storni).
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POLISÍNDETON: uso marcado de las conjunciones entre dos o más términos o
frases. La unión no tiene por qué ser copulativa.
“¿Por qué lucha el mortal, y ama, y espera, / y ríe, / y goza, / y llora y
desespera, / si todo, al fin, bajo la losa fría / por siempre ha de acabar?”
(Poema del Niágara, Juan Antonio Pérez Bonalde).
PROSOPOPEYA: es una figura lógica con la que el escritor hace hablar a
personajes ausentes, lejanos, muertos o, incluso, a seres físicos abstractos o
personificados, como España, la Comedia o el Cristianismo. Un ejemplo es el
“Diálogo de diversos muertos sobre la independencia de América” de José
Cecilio del Valle. Otro ejemplo está dado por la Décima 102 de Sor Juana Inés
de la Cruz, en el que el retrato habla por la mujer retratada: Décimas que
acompañaron un retrato enviado a una persona. “A tus manos me traslada /
la que mi original es, / que aunque copiada la ves, / no la verás retratada”.
QUIASMO: es una figura de tipo sintáctico que consiste en la disposición en
cruz de los elementos que constituyen dos sintagmas o dos proposiciones
ligadas entre sí.
“Ni disputártelos quiero / ni quiero recomendarlos” (Romance I, Sor Juana
Inés de la Cruz).
“De arena el horizonte. / El destino de arena. De arena los caminos / el
cansancio de arena. / De arena las palabras. / El silencio de arena” (“Arena”,
Oliverio Girondo).
REPETICIÓN: la repetición o iteración es uno de los procedimientos retóricos
más antiguos. Es más que una figura, puesto que abarca diferentes
modalidades estilísticas.
“(…) Lloraba / la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba / la noche” (“Triste,
muy tristemente…”, Rubén Darío).
“Recordarás primero lo que te condena, y salvado allí, sabrás que lo otro, lo
que creerás salvador, será tu verdadera condena: recordar lo que quieres.
Recordarás a Catalina joven, cuando la conozcas, y la compararás con la
mujer desvanecida de hoy. Recordarás y recordarás por qué” (La muerte de
Artemio Cruz, Carlos Fuentes).
RETICENCIA: es una figura lógica que consiste en interrumpir más o menos
bruscamente una frase con intención expresiva, dejando al oyente la tarea de
completar el sentido. Sucede con frecuencia con los refranes, a propósito de
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los cuales el emisor pronuncia un fragmento del enunciado –la primera parte,
dejando el completamiento del refrán a su receptor.
SINÉCDOQUE: la sinécdoque, como la metonimia, es una figura semántica
que consiste en la transferencia de significado de una palabra a otra,
apoyándose en una relación de contigüidad. Pero mientras que en la
metonimia la contigüidad es de tipo espacial, temporal o causal, en la
sinécdoque la relación es de inclusión, es decir, que uno de los miembros es
de mayor o menor extensión (o forma parte del conjunto implícito) que
presenta el otro. La sinécdoque, por lo tanto, representa:
a) La parte por el todo: vela por nave, cabezas por animales.
b) El todo por la parte: la ciudad ( = los habitantes) se amotinó.
c) La palabra de significado más amplio por la de significado restringido:
trabajador por obrero, felino por tigre.
d) El género por la especie: noble bruto por caballo.
e) La especie por el género: no sabe ganar el pan ( = comida).
f) El singular por el plural: el inglés es flemático, el español colérico.
g) El plural por el singular: los oros de las indias.
h) La materia por el objeto: fiel acero toledano ( = espada).
i) Los abstracto por lo concreto: la juventud ( = los jóvenes) es rebelde.
Las tropas no respetaron sexo (mujeres) ni edad ( = viejos y niños).
SINESTESIA: es una figura que consiste en la asociación de elementos que
provienen de diferentes dominios sensoriales. Hay algunas lexicalizadas:
“colores fríos”, “sonidos agudos”, o con implicaciones ético psicológicas, “alma
negra”. Son conocidas desde la antigüedad pero su teoría retórica, sin
embargo, procede del soneto “Correspondences” de Baudelaire, del que se
deriva “Voyelles” de Rimbaud y del Traité du verbe de René Ghil.
“Grito oxidado”, “ojos callados” (Nocturnos de Persuasión de los días, Oliverio
Girondo). “Blanco helado”, “blanca ausencia”, “blanca despedida” (“Responso
en blanco vivo”, Oliverio Girondo).
“Azul sonoro” (“Viaje infinito", Julio Cortázar).
“Dulce corazón” (“Llamado a los hombres del petróleo”, Atilio Castelpoggi).
SUSTITUCIÓN: en una fórmula esperada (cliché, cita, refrán, etc.) se
reemplaza una palabra por otra, lográndose un efecto de extrañamiento. La
sustitución obliga siempre al metanálisis del enunciado.
“Todo tiempo pasado fue anterior” (Les Luthiers).
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BIBLIOGRAFÍA
Marchese, Ángelo y Joaquín Forradelas (1994) [1986]: Diccionario de retórica,
crítica y terminología literaria. Barcelona: Ariel.