Upload
others
View
6
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
fii"luvo" ) lIoiiogratio8
LIC. MARCELINO JAEN MORAN
':\.,:.,::::,','"\'.\\'\
Oportunamente la Asambleade Representantes de Corregi-miento s tomó una decisión más,en su labor de descolonizar al
Estado nación Panamá en la es-fera de su soberanía.
Los 505 Representantes deCorregimientos, empeñados enel examen exhaustivo de cadauno de los artículos del ProyectoReformas Revolucionarias a laConstitución de 1946, aborda-ron el problema de la descolo-
nización de las religiones, en elseno de las cuales se desenvuelvela vida espiritual del pueblo
panameiio.
La misma orientación desco-lonizadora con que la Comisión
de Reformas Revolucionarias adicha Constitución propuso lasupresión del párrafo 2 del Artí-culo 30., lesivo a la soberanía
~f~l;?ju....ol.. .. ,an''7ación\~,\:,\,:::,,::\':',,:\~~i ~'
en Panamd":',\::';\"':'\i:::;:'\:::",',;')\:',,:::;;"':
, \\'.\\
política de Panamá, determinó
la aprobación del Artículo 41
que, con las atinadas. modifica-ciones introducidas en él, se re-fiere a las religiones practicadas
en Panamá.
Esta disposiciÓn dice así:
"Los ministros de los cultosreligiosos y los mismos de lasórdenes religiosas no puedenejercer cargo público, aunqueéste sea de elección popular,a excepción de los que se re-lacionen con la asistenciasocial, la enserìanza pública ola investigación científica. Losdignatario s de la Iglesia Cató-
lica en Panamá tales como losObispos, Vicarios Generales,
Vicarios Episcopales, Admi-nistradores Apostólicos y Pre-
lados Nulius, deberán ser ciu-dadanos panameños por naci-
miento, así como los Minis-tros de otras religiones con
atribuciones o jurisdiccionesequivalentes a las de los men-cionados dignatario s católi-cos" .
Después de tres siglos de de-pendencia política y cuatro de
coloniaje espiritual y religioso,Panamá, mediante la aprobacióndel mencionado precepto, hatraspuesto en lo intemporal elumbral del neo-colonialismo fo-mentado en nuestros días por lapresencia y la acción de súbdi-
tos extranjeros en los altos car-gos de la jerarquía eclesiástica y,por extensión, en los correspon-
dientes a la dirección de las de-
más religiones practicadas en elIstmo.
Habiendo sido reconocidoconstitucionalmente el catolicis-mo como religión "de la mayo-ría de los habitantes del país", y
gozando por razones obvias, dela especial consideraciÓn de las
autoridades del Estado, resulta-ba lógico singularizar primero
dicha medida de descolonizaciónen lo que a la Iglesia Católica serefiere, para luego generalizarla alculto de las otras grandes reli-giones monoteistas, como lasconfesiones cristianas protestan-tes, el judaismo y el islamismo,
o de las toleradas en el Istmo envirtud de las garantías conferidas
a la libre práctica religiosa sin
excepción, como lógica conse-cuencia de la coexistencia yconvivencia, sin trabas ni limita-ciones, de los hombres y muje-res que integran en Panamá el
mosaico de religiones que con-2
tiene desde el animismo primiti-vo de los nativos de nuestras
selvas hasta las sutiles especula-
ciones metafísicas del brahama-
nismo hindú, muchas veces coin-cidentes con la teología cristianade raigambre judía; sin excluirlas creencias de nuevo cuño ,
como la fc Bahai, que inaugurórecientemente un oratorio espec-tacular en lo alto de una de lascolinas que domina el panoramaincomparable de esta nuestra ca-pital oceánica del Atlántico y elPacífico.
Conviene subrayar que laaprobación de la disposición alu-dida hace salir a la Religión Ca-tólica del inmovilismo a que fuecondenada por los sucesores delo s misioneros católicos queacompararon a los aventurerosespañoles que escribieron, consu espada y con la Cruz de Cris-to, las páginas de la epopeya dela Conquista del Nuevo Mundo.Lamentablemente, desde los al-bores de nuestra emancipaciónpolítica, la obra católica se man-tuvo como la mera expresiónfotostática del monopolio de lasalmas de los habitantes de Amé-rica, practicando a partir del díaen que Fray Vicente Valverdeincitó a Pizarro a cometer el de-
lito de genocidio junto con el
ajusticiamiento del último Incay la sub-siguiente destrucción de
la cultura, civilización y religión
de la étnie del Incario por esos
mismos Conquistadores que pre-pararon sus hazaras desde Pana-
má.
Se imponía, pues, la rehabili.tación de la Iglesia Católica que,
a pesar de los errores de sus pri-meros misioneros, fue el recep-táculo insistituible de la vida es-piritual y cultural de las jóvenes
naciones del Hemisferio. Así, en
el proceso revolucionario que
hoy vive nuestra patria, le co-rrespondió a la Asamblea Nacio-
nal Constituyente de Represen-
tantes de Corregimientos, resti-tuirle al Sacerdocio su pristina
caldad espiritual, tal como loquiso el padre Bartolomé de LasCasas. La Revolución Panamerìa
aparece como la síntesis y totali-dad de la vida intempora1 y de
la existencia terrena de lanación. Si prelados y canónigos
españoles tuvieron a su cargo lainstrucción, educación y salva-ción espiritual de los criollos, enlos cien o ciento cincuenta aros
transcurridos desde los útimosdías coloniales hasta hoy, la pre-sencia del sacerdote extranjero
en los escalones más elevados
de la jerarquîa eclesiástica deter-minó la decandencia religiosa quecaracterizó a la era republicana.
En ese lapso, el Sacerdote simbo-lizó la torpe explotación de las
almas en beneficio de las oligar-quías criollas y del inmovilismode la triste democracia represen-
tativa, sustentada por el auxiliointeresado del imperialismo forá-neo.
En tanto las parroquias se
convertían en cascarones vacíos
de substancia, correspondía a
los gobernantes de turno -mili-
tares o doctores oligarcas- la
explotación inmisericorde de loscuerpos; y a los pastores extran-jeros dy la jerarquía, la neocolo-
nización de las almas mediante
el espejismo de la promesa de laredención final a través del sufri-rniento y de la expiación cristia-na en ésta vida. Empero, comoconsecuencia de las transforma-ciones sociales operadas a raíz de
las dos guerras mundiales, el Pa-pado -cabeza visible dela catolicidad- procedîó al"aggiornamiento", ésto es, a: lamodernización de las Iglesias Ca-tólicas Apostólica y Romana.
Juan XXIII, el Papa campesino,puso al día la acción del formi-dable instrumento político forja-do por Pedro y sus sucesores,tanto en lo concerniente a las
necesidades espirituales como alas temporales de quinientosmillones de católicos.
Aparece entonces la Iglesia Ca-tólica de las patrias a través de las
decisiones del Concilio Vati-cano 11 (Segundo). Se diversificala iglesia cosmopolita y unitariade raigambre medieval en tantasIglesias como patrias existen enel mundo y ellas se encaminanpor el sendero del ecumenismo,
sin perder su unidad esenciaL. Se
elimina el latín de la celebración
de la Misa y administración de
los Sacramentos. Esta queda de-
finitivamente nacionalizada me-
diante el empleo de los idiomasvernáculo s en su celebración. El
credo es rezado por los obispos
germano s en alemán, por losbantúes en bantú, por los deorigen español en castellano, porlos chinos en mandarÍn o canto-
nés, por los soviéticos en ruso,
por los etíopes en amárico, etc.
3
Cada pueblo implora a Cristoen su propio idioma. La IglesiaCatólica, su culto y sus ritoshan sido descolonizados, al ex-tremo de que las imágenes delRedendor son substituÍdas enlos templos de Asia y Afriaca
por otras que ostentan los ras~
gas fisonómico s de las gentes
nativas de esos continentes reciénliberados del. yugo coloniaL. Asi-mismo los obispos, prelados y sa-cerdotes extranjeros retornana las antiguas metrópolis y son
reemplazados por religiosos nati-vos. La Iglesia Católica extraeuropea ha sido definitivamentedescolonizada. Es muy conocidala doctrina de la Iglesia Católicasobre el clero indígena. Es doc-
trina común en la Iglesia Roma-na que los sacerdotes de unanación sean nacionales de la mis-ma. Esta doctrina fue profundi~
zada cn las conclusiones delConcilio Vaticano 11.
Nada hay de extraordinarioen este formidable proceso ini-ciado por Vaticano 11. Desde ha-
ce siglos, Francia nacionalizó laIglesia Católica. Que sepamos,
4
no hay en Francia sacerdotesextranjeros en la dirección de
las diócesis y parroquias; tampo-co los hay en Alemania, enHolanda, en Polonia. ¿Por qué,pues, la grey panamerìa habría
de permanecer bajo la influenciade sacerdotes foráneos, por lo gc-ncral desconocedores de la psico-logía individual y colectiva dc losfeligreses de esta parte delmundo?
La Asamblea Nacional de Re-presentantes de Corregimientos
ha procedido al "agiornamento"de la Iglesia Católica de Panamáinspirada en las enseñanzas d~
Vaticano 11, mediante la aproba-ción del mencionado Artículo41 de la Constitución Política
del Estado. Esa Asamblea,a u t énticamente panamerìa, harealizado una tarea sin preceden-
tes en la historia de la patria, porque al nacionalizar la jerarquíaeclesiástica y de las otras religio-nes, ha descolonizado definitiva-mente el alma religiosa de la na-ción.
Panamá, Febrero 5 de 1973.
comienzos del año, entre encroy marzo. Si zarpaba en marzo,invemaba comúnmente en LaHabana para regresar con la flo-ta a la primavera siguiente. Am-bas flotas partían juntas a veces
y se separab¡i en Guadalupe,Deseada u otra de las islas deSotavento (2).
"Los galeones constaban porlo general de cinco a ocho bar-
cos de guerra, armados con cua-
renta o cincuenta cañones, junto
con varias embarcaciones máspequeñas y rápidas, llamadas pa-taches, y una flota de buques
mercantes cuyo número variabaen diferentes años. En época deFelipe 11 solían llegar a cuarentalos barcos que tocaban en Carta-gena y Portobelo (3), pero enlos reinados subsecuentes, aun-
que la población de las Indiasiba en rápido aumento, el co-mercio americano se redujo demodo tan lastimoso que basta-ban ocho o diez para todo eltráfico de Sur y Centro Améri-
ca. A su partida, el general de
los galeones recibía del Consejo
de las Indias tres paquetes sella-dos. El primero, abierto en Ca-
narias, contenía el nombre de laisla de las Indias Occidentales,
en que la flota debía surgir an-
tes que cn cualquier otro punto.El segundo, cuyos sellos se rom-pían después que los galeonesllegaban a Cartagena, contenía
instrucciones para el regreso de
la flota el mismo año o para in-vemar en América. En el terce-ro, no abierto hasta que la flotahabía salido del Canal de Baha-
ma en su tomavIaje se daban ór-denes relativas a la ruta, vía deAzores, y a las islas en que po-dían tocar de paso, usualmente,
Corvo, Flores o Santa María.
"La carrera de los galeones
desde San Lúcar seguía la direc~ciÓn suroeste hasta Tenerife en
la costa africana y de allí a lagran Canaria con el objeto dealegar provisiones; en conjuntoocho días de viaje. Desde Cana-
rias, uno de los pataches zarpa-
ba solo hacia Cartagena y Porto-
bclo, con cartas y balijas de laCorte y el anuncio de la aproxi-mación de la flota. En caso deque ambas notas se diesen jun-tas a la vela, navegaban conrumbo suroeste desde Canariashasta cerca de la latitud de De-
seada, o sea 15'30", y entonces
aprovechando los vIentos alisioscontinuaban al oeste, cambiandoraras veces de orientación hastaque Deseada u otra de las Islas
(2) "La diferencia entre la flota para Nueva España y los galeones enviados a TierraFirme sólo comenzó con el laboreo de las minas de plata del Potosí, cuyoabundante rendimiento después de 1557 hizo conveniente una flota especial paraCartagena y Nombre de Dios". M. Oppcnheim, ed. The Naval Tracs of Sir WilamMonson. London, 1902, voL. n, Apéndice n, Pág. 322.
(3) Aquí Haring comete un error, pues Portobelo no comenzó a construirse sino en elaño de 1597. un año antes de la muerte de Felipe 11, cuando el mismo Rey, antelas ventajas que ofrecía este puerto sobre el de Nombre de Dios, solicitó, desde1584, su traslado. Así pues, en la época de Felipe 11 era Nombre de Dios el puertoterminal Atlántico del Istmo.
6
Occidentales se hallaban a la vis-ta. Desde Deseada, los galeones
seguían el fácil rumbo de Cabode la Vela y de allí a Cartagena.
Sin embargo, cuando los galeo-nes zarpaban solos de Españaentraban en el Mar Caribe por elCanal existente entre Tobago yTrinidad, llamado después Pasaje
de los Galeones. Frente a Marga-
rita se desprendía de la flota unsegundo patache para visitar laisla y recoger las rentas reales,aunque después de agotadas lasperlas la isla perdió casi toda suimportancia. Así como la flotapenetraba en regiones más segu-
ras, también se destacaban du-
rante la noche buques mercantesdestinados a descargar y com-prar en las costas por dondeiban pasando, los cuales se diri-gían a La Guaira, Santa Marta oMaracaibo para recoger plata,cochinilla, pieles y cacao. Mien-tras tanto, el patache de Marga-rita se había dado a la vela paraCumaná y La Guaira para em-barcar allí el tesoro del Rey, pa-gado por su mayor pare en ca-cao, moneda efectiva del país, ydesde allí se dirigía a Caragenapara reunirse con los galeones.
"La flota llegaba de ordinarioa Cartagena como dos mesesdespués de su salda de Cádiz. Asu arribo, el general enviaba la
noticia a Portobelo, junto conlas baljas destinadas al Virrey
de Lima. De Portobelo salía através del Istmo un mensajero
para el Presidente de Panamá,
quien divulgaba la nueva entrelos comerciantes de su jurisdic-ción, y al propio tiempo enviaba
un bote correo a Paita, en el Pe-rú. En tanto, el general de los
galeones enviaba también un co-rreo por tierra a Lima y otro aSanta Fe, capital de la provinciainterna de Nueva Granada, des-
de donde se trasmitía la noticiade su llegada por medio de pos-
tas a Popayán, Antioquia, Mari-quita y otros distritos contiguos.
Los galeones sólo deb Ían perma-
necer un mes en Cartagena, de
acuerdo con las instrucciones re-cibidas, pero por lo general las
dádivas de los mercaderes los in-ducían a permanecer al anclapor cincuenta o sesenta días. ACartagena iban el oro y las es-meraldas de Nueva Granada, lasperlas de Margarita y Ranche-
rías, y el añil, tabaco, çacao_ y
otros_ productos de la costa ve-nezolana. Los comerciantes de
Guatemala embarcaban tambiénsus productos hacia Caragenapor vía del Lago de Nicaragua y
del río San Juan, porque temíanexpedirlos a través del Golfo deHonduras hacia La Habana, acausa de los bucaneros inglesesy franceses que merodeaban al-rededor del Cabo de San Anto-nio.
"Mientras tanto, al recibir suscartas el Virrey de Lima librabaórdenes para que la Armada delMar del Sur se aprestase a zar-par. También las enviaban a Chi-le, por el sur, y a Quito desde
Las Charcas, a través de la pro-vincia del Perú, para que remi-
tiesen las rentas del Rey a finde embarcarlas en Panamá. Enmenos de (iuince días todo esta-ba listo. La Armada salía del
7
Callao con un tesoro abundante
y tocando en Paita encontraba
el Navío del Oro que conducía
este metal desde la provincia deQuito y distritos adyacentes.Mientras los galeones se acerca-
ban a Portobelo, la Armada delMar del Sur se presentaba antePanamá y los comerciantes deChile y el Perú comenzaban atransportar sus mercancías a lo-
mo de mulas a través de las al-tas lomas del Istmo".
Hasta fines del siglo XVi,Nombre de Dios, "...que es pordonde han salido en estos pos-treros tiempos en que estamos aesta parte tantos millones de pe-
sos de oro, e innumerables quin-tales de plata, y se han llevado aEspara y traido mucho de ello aestas nuestras Islas, en tanta
manera que no se sabría estimarsu cantidad y valor cierto" (4),a unas cuantas leguas de ladesembocadura del río Chagres,permaneciÓ siendo el puertoreal, el lugar en donde los galeo-nes tomaban el tesoro traído dePanamá para ser enviados a Es-paña hasta el año de 1597, aun-
que en obediencia a un Decreto
Real de 1584 el Monarca Felipe11 había ordenado que fueseabandonado. Eran cuatro las ra-zones fundamentales que justifi-
caban el abandono de Nombrede Dios: 1. El pUt'rto no ofrecía
la seguridad a L..s naves que pre-
sentaba PorlJ belo; 2. El lugar
era difícil de defender contra lasincursiones de los corsarios;3. Este se encontraba muchomás distante de Panamá, el otropuerto terminal, y 4. Se había
hecho tan insalubre que se lellamó "...el sepulcro de los espa-rìoles" .
El puerto de Nombre de Diosno fue abandonado sino después
de que Francisco Drake, el cor-sario inglés, en su última visitaal Istmo, lo quemó en el aro de1596 (5). El año siguiente, lasautoridades esparolas declararon
a Portobelo como el único puer-to del Atlántico en Tierra Fir-me. Las piedras de las murallasy la mayoría de los edificios deNombre de Dios fueron traslada-dos a Portobelo, al occidente
del Camino Real y a 18 leguas
distanks de la ciudad dePanamá. "Desde 1584 había or-denado Felipe 11 que con losmoradores de Nombre de Diosse fundara una población en labahía de Portobelo, en atencióna lo insalubre de aquella ciudad
y a las malas condiciones de su
puerto, escriben Arce y
(4) Fernández de Ovkdo. Citado por Arthur Helps. Tbe Spanisb Conquest in Amenca
(and its rdations to thc History of Slavcry and the Govc:mc:t of Colonics). NewYork: Harper and Bros., l'blishers, 1856, Vol. 1, Pág. 310.
(5) Tan temprano como 1528, los habitantes de Panamá "..encarecían que Nombre deDios fuese trasladada hacia el oeste, cerca de la boca del río (Chages), y pensabanquc una çuadrilla de cincuenta negros sería bastante para conservar libre de troncosy otros obstácuios el curso de las aguas". Charles H. Haring. El Comado y laNavegación entre España y las Indias en Epoca de los Habsburgos. París: Brujas
Desclée, de Brouwcr, 1939. Pág. 206. Traducción de Leopoldo Landaeta.
8
Sosa (6). La invasión de los in-gleses y la ruina de Nombre deDios, decidió a las autoridades
de Tierra Firme a dar cumpli-
mento a las órdenes del monar-ca, y el 20 de febrero de 1597
Francisco de Valverde y Merca-
do echó los fundamentos de laciudad de San Felipe de Porto-belo, la cual no era entonccs
sino un miserable caserío deocho o diez chozas, que añosantes había servido de refugio alos negros alzados de las vecin-dades... "
Para contrarrestar los ataques
de los corsaro s, bucaneros y pi-ratas y evitar que Portobelo co-rriera la misma suerte de Nom-bre de Dios, el mismo año de sufundación el célebre ingenicro
italiano Bautista Antonell deli-neó el plan de las fortificacionesde la nueva ciudad (7), y dioinicio a la construcción del cas-
tilo de San Felipe, una de las
varias fortalezas qu~ más tardese construyeron. "La fortalezade San Felipe en Portobelo, ob-serva Minster (8), era en verdadun sistema de murallas separa-
das, unidas por una pared conti-nua de piedras de nueve pies de
greso, alneadas con los caño-nes de más largos calibres usa~
dos hasta entonces. Con inmen-so trabajo los ingenieros limpia-
ron, tumbando las selvas, uncampo de fuego de casi una mi-lla de ancho delante de las pare-des. Para mantener esta zona li-bre de monte en el fértil trÓpi-co, era necesario que cien escla-vos negros la atendieran durantetodo el aro". Esta fortaleza fue
levantada a la entrada de la
bahía, en la base de una alta co-lina que penetraba en la misma
fortaleza, y cuando la ciudadfue capturada por el corsario
Guillermo Parker, en el año de
1602, estaba casi terminada. Enese mismo año de 1602, se ini-ciaron los trabajos y fue cons-
truido por el ingeniero Antonelli
el castillo de Santiago de laGloria, en el extremo oeste dela población y años más tarde
fueron erigidos los castilos deSan Jerónimo, San Cristóbal ySan Fernando, todos para la de-fensa del nuevo terminal del te-soro del rey.
El ingeniero Antonelli igual-mente levantó los planos y cons-truyó el castillo de San Loren-
zo, indispensable para defender
el paso del río Chagres. "Las de-predaciones de Drake y sus se-guidores a lo largo de la costa
(6) Enrique J. Arce y Juan B. Sosa. Compendio de Historia de Panamá. Panamá:Benedetti Hermanos, Impresores. 1934, Vol. 1, Pág. 21 1.
(7) "El ismo de Panamá requería paricular cuidado como ruta corta dc comunicaciónentre el Atlántico y el Pacífico, y como punto de entronque con la lÍnea denavegación hacia el puerto peruano del Callao". Silvo Zavala. Programa de Historide AmériQl Epoca Colonial. México; Instituto Panamericano de Geografía eHistoria. Comisión de Historia, 1961, Vol. n, Pág. 728. Mimeografiado.
(8) John Easter Minster. The Grages: River of Westward Passa. New York: Riehartand Co., 1948, Pág. 153.
9
norte del Istmo, anotaCollins (9), y la facilidad con
que desembarcaban las tropas enla desembocadura del Chagrescondujeron a la construcción dela fortaleza de San Lorenzo co-mo resguardo a esta puerta tra-sera de Panamá. Bautista Anto-nelli un ingeniero romano, hizo
los ~lanos tanto para la fortale-za como para la defensa de Por-tobelo. Se cree que sus planes
no fueron segudos al pie de laletra, porque la constnicción delfuerte no era sólida y su sola
posición en una alta montañahu biera proporcionado pocaprotección. El trabajo fue com-
pletado como por . el _año de1601". Treinta y seis anos des-pués de haber sido edi~ï~ada .la
fortaleza, el viajero y miSlOnanoinglés Thomas Gage escri-be (10): "Sin duda alguna losespañoles confiaban en. lascorrientes y poca profundidaddel río para impedir que las na-ciones extranjeras intentaran lle-gar a Venta Cniz y de allí aPanamá, o de lo contrario refor-zarían más y fortificarían esecastillo, que en mi tiempo nece-sitaba grandes reparaciones y es-taba a punto de venirse al sue~lo". Los castilos de San Loren-
zo y San Felipe fueron erigidosde tal manera que en cualquier
(9)
momento de emergencia podíanreforzarse mutuamente.
Portobelo fue diserìado enuna forma que lo hacía impreg-
nable a cualquier ataque. "Nin-guna nave podía entrar al puer-to sin pasar bajo los cañones de
la fortaleza de San Felipe, es-cribe MInster (11); ninb'Una fuer-
za terrestre podía llegar a las pa~
redes del castilo sin moverse a
través del campo abierto a lavista de los defensores sobreellas. Tropas escogidas del ejérci-to esparol, veteranos con ante-
cedentes de bravura bajo el fue-go en las campañas de Europa yAfrica, fueron enviados para gua-
recer a Portobelo y SanLo renzo. Pasajes subterráneos
dentro de las paredes contenían
depósitos de almentos, municio-nes y abastecimientos médicos
suficientes para todo un año delucha. Cada soldado, desde elcapitán general hacia abajo, ob-tenía un bono por cada carga-mento de tesoro que era embar-cado y salía del puerto sin sufrirpérdida a manos de los bucane-ros" .
Existían dos medios para en-viar las mercancías de Portobe1oa Panamá. Uno era un caminoterrestre, construido de piedras,de diez y ocho leguas, "..frago-
John O. Collns. The Panama Cuide. Mount Hope, Canal Zone; I. C. c.. Press,1912, Pág. 40.
Thomas Gagc. Travels in the New Wodd. Editado y con una introducción por J.Eric S. Thompson. Norman Okla1ioma: Univcrsity of Oklahoma Press, 1958,Pág. 128.
(10)
(11) Minster, opus cit., Pág. i 54.
io
so, cruzado por arroyos y ríos
que lo hacían intransitable en laestación de las lluvias; y aunquetemprano se empedraron las par-tes pantanosas y difíciles de él,siempre y por el enorme tráficode mulas y peatoncs que sufría,presentó a los viajeros no pocasincomodidades y peligros en surecorrido" (12). Este era el fa-moso Camino Real o Camino deCruees que "...salÍa por el estede Portobelo, en dirección a'Las Tres Cruces', orilaba el ríoCascajal, por cuyo valle seguía
para buscar luego los de Boque-
rÓn, PequenÍ y del Chagres, nolejos del nacimiento del río delmismo nombre, y alcanzar la yamuerta ciudad de Cruces, LasCruces o Venta Cruz, para se-
guir luego por las haciendas deCaimitillo, de Luche-Franco yde Cáceres, hasta llegar a Pana-
má" (13). Esta ruta sólo se utili-zaba durante los meses de vera-
no. El otro era W1a ruta mixta-
terrestre, Ouvial y marítima. Seviajaba por tierra hasta Venta
Cruz (14), embarcadero del Cha-
gres, a siete lc¡.ruas de Panamácuyo .....camino hacia allá csmuy llano en su mayor parte yagradable en las mafianas y tar-des" (15), situado en la margen
sur del río Chagres (16), rodea-
do de colinas y a una altura de78 mctros, el cual era un lugarde descanso para los viajeros yen donde se encontraba el alma-cén general, erigido cn 1536, pa-ra el depósito de las mercancías
(12) Juan B. Sosa Panamá la Vieja. Panamá: Imprenta Nacional, 1955, Pág. 90.
Segunda edición.
(13) Dulio Arroyo. Portobelo: Su pado, su preøente y su futuro. Pananiá: ImprentaNacional, 1946, Pág. 50.
(14) "La vida en Venta Cruz debió estar lejos de ser placentera. Los cimarrones eranuna continua amenaza, pero el pueblo estaba demasiado cerca de Panamá, para queellos pusieran el lugar en serio peligro. Los habitantes tenían que mantenersedentro del municipio, porque el bosque se encontraba sólo a unos pasos de lascasas, y los errantes solitarios estaban seguros de ser apuiialeados por cimarronesescondidos o llevados por los jaguares. En la temporada seca los trenes de mulascontinuamente venían e iban, bien a lo largo del camino pantanoso a Portobelo ode Portobelo a Panamá. Los botes venían pesadamente por el Chagres para dejarcaer sus anclajes... con noticias del Viejo Mundo y las mercancías que el NuevoMundo prOducía. Debió ser, por lo tanto, uno de los lugares más llenos deacontecinnentos en el incómodo Istmo; pero nigún lugar puede ser muyplacentero con una caída de lluvia de 120 pulgadas Y una temperatura anual de
cerca de 800". John Masefield. On the Spah Main. London: Matheun and Co.,1906, Pág. 72
(15) Gage, opUl cit., Pág. 327.
(16) "El río Chagres fue explorado en 1527, y después de algunos afos fue usado porbotes que viajaban hacia el puerto real de Nombre de Dios, como a cincuentamias al este de la boca del río. Su uso se hizo más general cuando Portobe!o fue
convertido en el puerto real, porque este lugar se encontraba solamente a 30 milasde la boca del río, e igualmente porque el río y la ruta del mar estaban libres delos asaltos hechos continuamente a lo largo del camino por los cimarones".CoUins, OpUl cit., Pág. 199.
11
en tránsito (17). Dc allí se se-guía por el río hasta la desem-bocadura del Chagres, viaje queen ocasiones se empleaban hastadiez días, en bongos y canoas
que hacían escalas en algunoslugares ribereños, tales como
Barbacoas, Frijol, Barro Colora-do, Bohío del Soldado, Cruz deJuan Gallegos, Dos Brazas, Tor-nacaballos, etc., y del Chagres seseguía por mar hasta Portobelo.Cuando el río estaba lleno, eltránsito de Venta Cruz a la bocadel Chagrcs se hacía en dos o
tres días, pero en otras ocasio-
nes se requería de seis a ochodías de viaje (18). DeI Chagres aPortobelo era sólo cuestión de
(17)
ocho o nueve horas. Esta ruta seutilizaba en los meses de invier-no, entre mayo y diciembre,cuando los caminos se hacíanintransitables por las grandes llu-vias e inundaciones. Aunque elviaje por tierra era más breve,
éste era mucho más difícil ycostoso.
Al arribo de los galcones aPortobelo se iniciaba la famosa
feria, de la cual Gage pudo ase-gurar que "Audazmente meatrevo a decir y afirmar que en
el mundo no existe feria másgrande que aquella de Portobc-lo" (19). "Del mar del Norte,escribe Requejo Salce do (20),
"Para la conservación y comodidad de las mercadurias que venían de Espana aNombre de Dios, y de alí con barcos por el rio Oiagre, se traian al sitio quellaman Cruces, distante del mar del Sur cinco leguas; la ciudad edificó alí vna casaque despues. engrosando el comercio, se alargó, con paredes de tapia yacrecentamiento de camaras. y se le deputo un alcaide con salarios, que uuieracuenta de las mercadurias que entrauan y salían. y del tiempo que ocupauan las
camaras, para que conforme a esto el mayordomo de la ciudad cobre el camarage,el qual pertenece a la ciudad por cedula de la Emperatriz. que le dio esta cassa ysus derechos como proprios, en Valadolid lo. de Diciembre de 1536, y la misma
merced confirmo despues por prouisiones reales que para ello tuuo don Hurtado deMendoca, marques de Canetc, virrey del Piru, por cédula de 11 de Marco de 1556.Solía rentar esta casa nueue y diez mil pesos corrientes cada año; agora, por la grandisminución del comercio renta en dos anos cerca de quatro mil pesos corrientes".Descrpcón de Panamá y su Provincia. En Colección de Libros y Documentosreferentes a la Historia de Amirica. Madrid: librería General de Victoriano Suárz,1908, Vol. Vll, Pág. 163.
(18) "Después de cinco días de permanecer alí (en Venta Cruz), zarparon los botes,pero fueron muchas veces detenidos en su viaje por el río, ya que en algunoslugares encontramos que el agua se encontraba muy bajo, de manera que los botesencallaban en la arena, de donde con estacas y la fuerza de los negros esclavos
tenían que ser sacados. Algunas veces también nos encontrabamos con corrientesque nos llevaban con la rapidez de una flecha debajo de los árboles y las ramas allado del río, pero otras veces igualmente nos detenían hasta haber cortado grandes
ramas de los árboles. Si no hubiera sido por la gracia de Dios que nos envió
después de la primera semana mucha i1uvia, que hizo que el agua bajara de lasmontañas y llenara el río, que de otra manera es de poca profundidad, hubiéramosfenido un viaje tedioso y largo, pero después de doce días llegamos al mar, y al
punto en donde se encuentra el castillo (de San Lorenzo)". Gage, opus cit., Pág.328.
Ibid, Pág. 330.
Juan Rcquejo Salceda. Relación Histórica y Geográfca de la Provincia de Panamá.En Colección de Libros y Documentos referentes a la Historia de América. Sacada
(19)
(20)
12
acuden las mercaderías que tra-en de Castilla las flotas, de quese hace una gran feria en PuertoVelo, que es 18 leguas de Pana-
má, de malísimo camino, peorque jamás yo he visto en todolo que he andado, a donde via-jan todos los vecinos de ella yperuleros con su plata, y hacen
grandes empleos, porque es lamayor feria del mundo, en don-de en menos de 15 días se des-pachan, emplean, venden y com-pran más de seis o siete milonesde varias mercaderías, y es tantoel trabajo que allí pasan los
hombres en este tiempo, y en laida y venida, con los aguaceros
y mal camino, que si no hubieratan valientes mulas para el traj Íny de caballería, y tan cursadas
en él, no se pudiera cruzar, por-
que están hechos unos pozos en
el camino llenos de agua y lodo,donde van metiendo los brazoshasta la bariga, que es cosa ma-
ravillosa el cuidado y tino conque de una parte las sacan y en-tran en otras, y así del mucho
trabajo de estos animales mue-
ren muchos, y las personas lopa~an en este lu~ar, porque sonpocas las que se reservan de caerenfermos y muchos cuesta la vi-da".
Estas ferias se llevaban a cabobajo la direcciÓn del Presidente
y Gobernador de Tierra Firme,el General de los Galeones que
llegaron de Espara y los comi-sionados del comercio colonialcuya duración debería ser decuarenta días, y en donde lasmercancías de Europa eran tro-cadas por el oro y plata y otrosproductos del Nuevo Mundo.
"La ciudad, cuya poblaciónfija era muy escasa, y compues-ta principalmente de negros ymulatos, escribe Haring (21), seveía llamada de pronto a hospe-
dar una enorme muchedumbrede comerciantes, soldados y ma-
rinos (22). Los alimentos (23) yla habitación se obtenían sólo aprecios extraordinarios. CuandoTomás Gage visitó a Portobeloen 1637 tuvo que pagar 120coronas por una quincena, comoalquiler de una pieza muy pe-
(21)
(22)
de las Relacione HisóriQU y GeolPáfcas de Amérca Centra. Madrid: libreríaGeneral de Victoriano Suárea, 1908, Vol. VIl, Pág. 78.
Haring. Los Bucaneros..., Pág. 27 y sigo
"Durante la mayor pare del año el pequeno puerto presentaba la quieta ysoñolienta aparencia de inactividad, pero todo esto cambiaba repentinamente a lallegada de la flota con cuatro mil o seis mil soldados para custodiar el tesoro del
Rey en su viaje de retorno a Espana a bordo de los galeones". lean Heald. "Porto
Belo in History". Pan America Mapzii (Enero-Febrero, 1928), Pág. 303).
(23) "Entonces el precio de todas las cosas comenzaba a aumentar; una gallia valía
doce reales; cuando en dicho lugar frecuentemente me había costado un real; unalibra de carne de rcs entonces valía dos reales, cuando cn otros lugares obtenía
trece libras por medio real y así con todos los otros alimentos y provisiones. Los
precios eran tan excesivamente altos que no podía vivir de otra cosa que depescado y tortuga, los cuales hay en abundancia, y aunque algo caros, con todo lacarne mas barata que podía comer". Gage, opus cit., Pág. 328.
13
queña y mal amueblada. Los co-
merciantes daban hasta 1,000coronas por una tienda de mo-
destas dimensiones para vender
sus efectos. Debido al apiña-
miento de gente (24), a la faltade higiene y a un clima en ex-
tremo insalubre (25), el lugar seconvirtió en un sepulcro abierto
para sepultar a todo el que to-cara allí. Durante los quince
días que pasaron los galeones enPortobelo en 1637, 500 hom-bres murieron de las enfermeda-
des (26). Mientras tanto y día adía, las arias de mulas dePanamá iban llegando a la po-blación. Gage contó en un día
200 acémilas cargadas de lingo-tes de plata que eran descarga-
das en la plaza del mercadodonde se les dejaba como mon-tones de piedras en las calles,sin temor alguno de que se per-dieran (27). Los comerciantespracticaban sus tratos, mientras
se embarcaba en los galeones eltesoro del Rey. Sin embargo, lastransacciones comerciales sepracticaban con poca libertad,porque los precios se fijaban ypublicaban de antemano, de mo-do que al comenzar las negocia-ciones el cambio era puramenteautomático (28). La feria, cuyapresunta duración era de cuaren-
ta días, se cerraba por lo generalen diez o doce los últimos tiem-pos. A principios del siglo XVIIIse computaban cn treinta o cua-
(24) "Era sorprendente ver la multitud de personas en esas calles que la semana anteriorhabían estado vacías". Ibid., Pág. 329.
(25) "Por muy detestable que fuera su clima, esta ciudad era el emporio de las riquezasde dos mundos. y el depósito comercial más grande que se hubo conocido".Antonio de Alcedo. En Minster. opus cit., Pág. 155.
(26) "Don Carlos de Ibarra, quien era el almirante de la flota, se dio gran prisa porparir, y eso obligó a los mercaderes comprar y vender aceleradamente, y se
cargaron las naves de lingotes de plata. De lo cual estaba yo contento, porque encuanto más rápidamente cargaban, menos descargaba mi cartera comprandoprovisiones caras, y 10 más pronto podía esperar salir de ese insalubre lugar, que ensí mismo es muy caliente y sujeto a producir tìebres, a aun la muerte, si no sepreservan los pies de la humedad cuando llueve. Pero especialmente cuando la flotase encuentra allÍ se convierte en una tumba abierta lista para tragarse una buenapare de esa numerosa gente que en ese tiempo acuden a él. Eso se vio el año queestuve allí, cuando cerca de 500 de los soldados, mercaderes y maros, unos confiebre, otros con el flujo causado por almentare demasiado de frutas y beberdemasiada agua, otros con otras enfermedades perdieron la vida. Encontraron queera para ellos no Puero Bello sino Puero Malo..," Gage, opus cit., Pág. 330.
(27) "...pero 10 que más me extrañó fue ver las Recuas de mulas que llegaron a eselugar procedente de Panamá, cargadas de lingotes de plata. En un día conté 200mulas sólo cargadas de ese metal, que fueron descaradas en el mercado público,de manera que alí los montones de lingotes de plata se halan como montones depiedras en la cale, sin temor alguno o sospecha de que se pierdan". Ibid, Pág. 329
y sigo
(28) "Valía la pena observar cómo los mercaderes vendían sus mercancías, no por elmetro o por la yarda, sino por pedazos y por su peso, no pagando en monèdas dedinero sino en barras que eran pesadas y tomadas por mercancías..." Ibid,Pág. 330.
14
renta milones de libras esterli-nas el volumen de negocios efec-tuados".
"A pesar de no pocos incon-
venientes nacidos de la insalubri-dad de su clima, observa So-
sa (29), y de la carestía de los
arículos de primera necesidad,
los cuales se llevaban de Panamáy Cartagena, Portobelo era en
tiempo de la Armada una de laspoblaciones más animadas delNuevo Mundo, porque su exce-lente situación en el Istmo y lasbuenas condiciones de su puertola hacían muy a propósito parala celebración de la feria. Enton-ces la quietud en que la mayorparte del año hab Ía vivido la po-blación desaparec Ía como porensalmo, viéndose trajinar portodas partes una bullciosa mu-chedumbre. Los marinos impro-visaban con ramas y con las ve-las de los buques tiendas y ba-
rracas en donde amontonabanlos géneros consignados al co-mercio americano; al mismotiempo que, serpenteando porlas sendas de los montes, acu-
dían al lugar, procedentes de
Panamá, sin número de pasaje-ros, de esta ciudad y sus provin-
cias, del Perú, Chile y Centro
América, así como infinidadesde recuas mulares con las cajasde la plata y del oro que tribu-taban las colonias del Pacífico alTesoro Real, y no pocas de lapertenencia individual, a la vezque por el Chagres bajaban al
mar hasta Portobelo las barcas
(29) Sosa, OpUl cit., Pág. 94 Y sigs.
cargadas de sacos de cacao y de
lana, cestas de frutas, provisio-nes y víveres. 'Aquel gran con-
curso de gente, dice José Coro-
leu, aquellos movimientos denaves y lanchas en el puerto y
aquel incesante vocerío en unparaje donde la víspera no se
oía sino el monótono y tristerumor de la selva y de las olasquebrándose en la solitaria ori-lla, traían a la memoria las des-cripciones que nos hacen los via-jeros de los mercados de Orien-
te'.
"La animación que entoncesse notaba en la ciudad era extra-ordinaria; los negocios que sehacían en el tiempo que durabala feria subían a cinco y seis mi-llones de pesos. Como conse-cuencia de esto no faltaban losescándalos provocados por losmarineros y mozos descargado-res que solían abusar del licorpara restaurar las fuerzas mer-
madas por las rudas faenas de ladescarga; ni escaseaban los aten-tados contra la bolsa de los ne-gociantes por rateros que acu-
dían a la ciudad y por jugadoresprofesionales que iban tambiéna lucir sus habildades en la fe-ria, aunque las autoridades redo-blaban entonces su celo y seaumentaba la guarnición contropas de Panamá.
"Durante los días de la feriase arendaban las habitaciones aprecios fabulosos: el arenda-
miento de una mediana sala yuna alcoba costaba hasta mil pe-
15
sos y el de una casa cinco y seismiL. Duraba en Portobelo dosmeses la feria más rica que seconocía en el Globo, celebrada
dentro de las estipulaciones so-bre precios que serìalaban los di-putados de los dos comercios en
presencia del General de Galeo-
nes y del Presidente de Panamá,
aquel como Juez conservador de
los intereses de la armada y éstede los del comercio colonial,juntándose para el efecto a bor-do de la nave capitana. 'Porto-bclo era, pues, el emporio del
comercio suramericano, el Bue-
nos Aires de los siglos XVI yXVII', dicen Navarro y Lamar-
que; y agregan: 'en el insalubrePorto belo, verdadero sepulcro
de blancos, se reunían durante
cuarenta días los comcrciantes
de casi toda la América delSur'" .
Terminada la feria y cargadaslas navcs del oro, plata y pro-
ductos en Portobelo, zarpaban
los galeones rumbo a La Haba-na, en donde generalmente espe-
raban a la flota de México parahacer el viaje de regreso a Espa-
ña juntos. "Habida considera-
ción de los vientos del este rei-nantes en estas regiones y delos arrecifes, cayos y bahías quese dilataban mar adentro desde
la costa de Mosquito, diceHaring (30), los galcones, al diri-girse de Portobelo a La Habanadaban primero la vuelta de Car-tagena a favor de la marea de la
costa oriental, a fin de enrum-
barse bien a barlovento de Nica-
(30) Haring. Lo. Bucanero.... Pág. 28 Y sigo
i6
ragua antes de emprender eltránsito por el Canal de Nicara-
gua. La flota anclaba en Carta-gena por segunda vez durantediez o doce días y allí se le in-corporaban el patache de Marga-
rita y los buques mercantes en-
viados a traficar en Tierra Fir-me. También desdc Cartagena elgeneral enviaba parte a España ya La Habana con informes sobreel estado de los bajeles, la situa-ciÓn del comercio, el día en queesperaba salir y el término pro-bable del aribo, pues cuandolos galeones estaban cn las In-dias los esparoles cerraban to-
dos los puertos, temerosos de
que pudicsen propalarse y llegara noticia de sus enemigos intere-santes informes sobre lasiUidanzas de la flota y el valor
de su cargamento. Desde Cara-
gena el rumbo se dirigía al nor-oeste, pasando por Jamaica ylos Caimanes, hasta la Isla dePinos, y dc allí, rodeando los
cabos Corrientes y San Antonio,a La Habana. Por lo común, la
flota empleaba ocho días en elviaje y llegaba a La Habana afines del verano. Aquí los galeo-nes eran reparados y avitualla-dos de nuevo, embarcaban taba-co, aZúcar y otras exportaciones
cubanas y si no se les había or-denado regresar con la Flota,zarpaban hacia España no mástarde que a mediádos de sep-tiembre. La ruta para España
iba de Cuba al Canal de LasBahamas, noresteando entre loscabos Virginia s y las Bermudas
hasta cerca de 380, a fin de re-co brar los poderosos vientos
septentrionales, y de allí por elsur de las Bermudas y entoncesremontaban lentamente a mayorlatitudes; pero en este caso operdían a menudo algunos bar-cos en los b¡:jÍos de las Bermu-
das, o si suresteaban muchopara evadirlos se veían arastra-
dos de nuevo hacia las IndiasOccidentales y fracasaba todo elviaje. El general recibía las pri-meras noticias de España en lasAzores y así quedaban encuenta del punto de la costa deEuropa o Africa en que podían
tocar tierra; finalmente, a fines
de octubre o a principios de no-viembre, echaba anclas en San
Lúcar o en el puerto de Cádiz".Estas ferias se celebraron has-
ta el año de 1 7 39 cuando, a
consecuencia de los continuos
ataques por pare de los bucane-
ros y piratas, las autoridades es-
pañolas se vieron obligadas a
abandonar la ruta a través delIstmo de Panamá por la mássegura, aunque mucho más lar-ga, ruta del Cabo de Hornos. El22 de noviembre de dicho año,una expedición bajo el comandodel capitán Edward Vernon, en-viado especialmente desde Ingla-terra para acosar el comercio deTierra Firme, durante la guerra
(31) Zavala, opus cit., VoL. 1, Pág. 489.
de esta nación con España, se
tomó la ciudad sin resistencia.Así cuando la flota del Mar delSur, que saló del Gallao a finesde 1739 con destino a Panamá,
aribó a dicha ciudad, no pudo
desembarcar el tesoro del rey,pues Portobelo se encontraba enmanos de Vernon, lo que obligóa que retornara a Guayaquil yse verificaran los envíos a lascostas del Atlántico por los difí-ciles caminos de Quito y SantaFe y se hicieran las negociacio-nes con los galeones de España
surtas en el puerto de Cartage-
na.
Las ferias de Portobelo llega-ran a ser el evento más -imper-
tante -del año para toda la Amé-rica del Sur. "El arribo perió-
dico de las flotas activaba el co-mercio temporal de exportacio-nes..e importaciones en las colo-nias, escribe Zavala (31). Gran-
des concentraciones de artículosy capitales aguardaban el embar-que a Europa, y desde distantescentras del interior convergían
los comerciantes que venían a
mercar los productos europeos
en las ferias". Desde Portobelo
se distribuían las mercancías a
Venezuela, Granada, Nicaragua,Pero, Chile y hasta a Buenos
Aires.
17
BIBLIOGRAFIAArce, Enrique J. y Sosa, Juan B. Compendio de Hiøtoria de Panmá. Panamá: Benedetti
Hermanos, Impresores, 1934. 2 Volúmenes.
Arroyo, Dulio. Portobelo: su paado, su preente y su futur. Panamá: ImprentaNacional 1946.
Coleccón de Libros y Documentos referentes a la Historia de Amérca. VoL. VIII.Descrpåón de Panamá y su Provincia, sacada de la Relación que por mandato delConseo hi y enbio aquella Audiencia (ano 1607). Madrd: Librería General deVictoriano Suárez. 1908.
Collns, John O. The Panama Guide. Mount Hope, Canal Zone: I.C.C., Press, 1912.
Gage, Thomas. Traveb in the New World. Editado y con una introducción por J. Eric S.Thompson. Norman, Oklahoma: University of Qklahoma Press, 1958.
Harg, C. H. El Comercio y la Navegación entre España y las Indi en época de losHabiiurgos. París: Brujas DesCiée, de Brouwer, 1939. Traducción de LeopoldoLandaeta.
Los Bucaneros de la Indi Occidentales en el siglo XVII. París: Desciée, de Brouwer,1939. Traducción de Leopoldo Landaeta.
Heald, Jean. "Porto Bello in History". Pan Amerca Magaine. Jan., Feb., 1928.
Helps, Arthur. Tli Spash conquest in America (and its relations to the hisory ofslavery and the government of Colonies). New York: Harer and Bros.. Publishers,1856. 4. volúmenes.
Masefield, John. On the Spah Mai. London: Mathuen & Co., 1906.
Minster, John Easter. The Chagres: River of Weswad Passage. New York: Rinehar &Co., 1948.
Oppenheim, M. ed. The Naval tracts of Sir Wilm Monson. London, 1902. 2 volúmenes.
Requejo Salce do, Juan. "Relación histórica y geográfica de la Provincia de Panamá". EnColección de Libros y Documentos referentes a la Historia de América. Sacada de lasRelaciones Histórias y Geogrficas de Amérca Centra. Madrd: Librería General de
Vìctoriano Suárez, 1908, Vol. VII.
Sosa, Juan B. Panamá la Vic;a. Panamá: Imprenta Nacional, 1955. Segunda edición.
Zavala, Silvio. Progrma de Historia de América Epoca Colonia. México: InstitutoPanamericano de Geografía e Historia. Comisión de Historia, 1961. 2 volúmenes.Mimeografiado.
18
Shirley y Arturo Hoyos); Rela-
ciones Colectivas (Rolando Mur-gas, Rosario Oller de Sarasquetay jaime jované); RelacionesProcesales (América Rivera yJorge Fábrega P.). En esta etapaintervinieron igualmente, asigna-
dos por el Ministerio de Traba-
jo, la Dra. Alma López y el Dr.Carlos A. Rangel.
El 2 de octubre de 1971 laComisión presentó el Proyectoal Gobierno NacionaL. El 11 de
octubre de 1971 el General de
Brigada Ornar Torrijos H., anun-ció públicamente la presentacióndel Proyecto y esbozó algunas
de las reformas, entre ellas, lade la incorporación, real y efec-
tiva. de todos los trabajadores
dependientes jurídica o econó-
micamente) al régimen laboral;la contratación colectiva obliga-toria; la cotización sindical y la
humanización de las condicionesde trabajo.
En los meses de octubre ynoviembre se celebraron diversasreuniones en el Hotel Nacional,
de David, con altos funcionariosoficiales, Ministros de Estado, ymiembros de la empresa privaday del sector sindical. Estuvieron
presentes el General Ornar Torri-jos, el Licenciado Arturo Sucre,miembro de la junta, los Minis-tros de Estado José de la Rosa
Castilo, Juan Materno Vásquez,Arstides Romero, etc. Después
de esta fase preliminar, el docu-
mento fue remitido con observa-ciones a consideración del Con-
sejo de Gabinete.
El Consejo de Gabinete exa-
minó el proyecto y después de
20
deliberaciones diarias, durante elmes de diciembre, aprobó el 30de diciembre de i 971 el nuevoinstrumento. En ese sentido dic-tó el Decreto de GabineteNo. 252, del 30 de diciembre de
1971. (Fue publicado en la Ga-
ceta Oficial No. 17.040, del 18de enero de 1972). Dispuso elGabinete: a) Que el CÓdigo en-traría a regir el 2 de abril de
1972; b) Que se eliminara lo re-lativo al régimen de la construc-ción debido a que no contabacon suficientes elementos de jui-cio sobre ciertos mecanismos ysistemas que se instituían;c) Que se eliminara el Título re.ferente a organizaciÓn jurisdic-cional de trabajo, toda vez que
ello sería materia de una leyaparte.
A pesar de que la Comisiónhabía quedado extinguda, si-guió funcionando, en virtud desolicitud del Gobierno Nacionalde que se encargara de la publi-cación del Código en la Gaceta
Oficial y de su divulgación. La
Comisión dirigió personalmentela publicación de una edición
popular, de carácter informati-vo, que apareció como Suple-mento en el Panamá América enel mes de febrero de 1972;dirigió igualmente la publicaciónen la Gaceta Oficial, y una edi-ción privada, con notas, concor-
dancias y comentarios, que edi-tó Impresora Panamá el 25 demarzo de 1972.
El 2 de abril de 1972 entró a
regir el nuevo Código. Días des-pués, el 18 de abril de 1972, el
Go biemo Nacional, mediante
Decreto de Gabinete No. 76, leintrodujo reformas al arículo
161, sobre descuentos y deduc-
ciones de salarios.
Sirvieron de antecedente alnuevo instrumento, en primertérmino, al Anteproyecto de1967, el propio Código de1947, la nueva ley mexicana fe-deral de trabajo de 1970, el Có-
digo de Colombia, los Conveniosde la O.I.T. ratificados por la
República, las Recomendacionesde ,dicho organismo, la jurispru-dencia de los tribunales labora-les, las observaciones y pliegos
presentados, así como las expe-riencias de los propios miembrosde la Comisión.
Los aspectos más salentes delCódigo, en comparación con losdel Código de 1947, son los si-guientes:
RELACIONES INDIVIDUALES:
l. Incorporación de todos los
trabajadores al régimen laboral(conductores de vehículos, ven-dedores, comisionistas, pesca,músicos, maestros, profesores),de suerte que dondequiera exis-ta trabajo subordinado -jurídicao económicamente- se apliquela legislación laboral;
2. Mecanismos y remedios di-rigidos a impedir actos simuladosy fraudulentos;
3. Supresión de las agencias
privadas de colocación;4. Reducción al 10% del per-
sonal extranjero en las empresas,
en vez del 25%;
5. Estabilidad en el empleo
(trabajadores con más de dosaños) (con ciertas excepciones);
6. Nuevo concepto del "sala-rio ";
7. Concepto de la "relaciónde trabajo"; criterio de depen-
dencia económica;
8. Recargos especiales por la-bores en exceso de 3 horas dia-rias o 9 semanales;
9. La "empresa" como con-cepto jurídico;
10. Comité de Empresa;1 1. La figura del "despido
nulo";12. Restricción del "jus va-
riandi";13. Requisito de que el Re-
glamento de Trabajo sea aproba-do previo traslado a los trabaja-dores;
1 4. Reducción de las causalesde "suspensión de los efectosdel contrato";
15. Reglamentación de con-tratos especiales (maestros y
profesores, conductores, pesca,
músicos, artistas, construcción,agentes de comercio);
RELACIONES COLECTIVAS:
16. Contratación colectivaobligatoria;
17. Cotización obligatoria deltrabajador sindicalizado, y del
no sindicalizado en cualquiera
de los siguientes casos:a) Sindicato mayoritaro; b) ElSindicato hubiera obtenido una
21
convenClOn colectiva que benefi-ciare al trabajador no sindicali-zado;
i 8. Trámite del conflicto co-lectivo (huelga) en el Ministeriode Trabajo, en vez de los tribu-nales de trabajo;
19. Se reglamenta la Conven-
ción Colectiva yse le atribuyen
efectos generales en la empresa;
20. Eliminación del paro
(lock out);21. Reducción del porcentaje
necesario para la huelga a la ma-
yoría de los trabajadores (en vez
del 60% del Código de 1947); yel reconocimiento de la huelga
gremial;22. Se amplúui las medidas
de protccción al sindicalismo;
23. Arbitraje obligatorio:a) Cuando 10 solicita el Sindica-to; b) Cuando ambas partes loacuerdan. ;
24. Normas sobre prácticasdesleales. ("Unfair labor practi-ce" del derecho anglo-sajón);
RELACIONES PROCESALES:
25. EliminacIón de toda remi-
sión al Código Judicial;
26. Poderes al Juez; para:
sanear el proceso; evitar nulida-des; establecer la vcracidad de
los hechos controvertidos, me-diante pruebas decretadas oficio-samente;
27. Sistema ahierto sobre losmedios de prueba;
,. "28. Regla de la "sana critica
en la operación probatoria;
22
29. Proceso oral con: Inme-diación, concentración;
30. Poderes al Juez en las me-
didas cautelares;31. Supresión de las formali-
dades;
32. "Astreintes" ("sanciones
pecunarias compulsivas y progre-sivas") ;
33. Secuestro preventivo sin
necesidad de fianzas cuando hayprueba sumaria y existen otrascondiciones;
34. Facultad al juez de citarde oficio al proceso a terceros;
35. Facultad al juez de citarde oficio a las partes, incluso a
testigos, careos;36. Se permite, con limitacio-
nes, la "plus petita" y la "extra
petita";3 7. Posibilidad de embargo
(prcventivo) con la sentencia desegunda instancia;
38. Deberes del juez de im-pulsar y dirigir el proceso.;
39. Interrogatorio libre departe;
40. Se restringen las causales
de nulidades procesales.
41. Proceso "sumarísimo" de
reintegro, para con los casos de
despidos de trabajadores ampa-
rados por fuero; proceso abre-
viado (solicitar autorización paradespido); proceso ejecutivo de
trabajo;42. Proceso ejecutivo de tra-
bajo;
43. Acumulaciones de preten-siones: objetivas y subjetivas;
44. Normas especiales de pro-tección a los trabajadores.
TERMINOLOGIA:
Se adoptan los siguentes tér-minos: "caducidad", cuando elCódigo de 1947 se refería erró-neamente a la "prescripción","empleador", en vez de "patro-no"; "contrato por tiempo inde-
finido" y "por tiempo defini-do"; "suspensión del contrato";"convención colectiva" en vezde "contrato colectivo"; se con-sagra la indemnización por ter-minación, en lugar de "preavi-so"; "I?retension", en vez de"acción '; "proceso" en vez de"juicio"; "inspección judicial",en vez de "inspección ocular";"recurso de casación laboral",en vez de "recurso administrati-vo"; "expediente" en vez de"autos", etc.
La propia Constitución de1972 recogió y elevó a normas
constitucionales algunos de lospricipios que informaban elCódigo. Entre ellos, agregó unadisposición -la contenida en el
artículo 74- que preceptúaque: "los derechos y garantías
establecidas en este Capítulo
serán considerados como míni-mos a favor de los trabajado-res" .
Este Código viene como cul-minación en el proceso de desa-rrollo del derecho de trabajo ennuestro país, que puede dividir-se en los siguentes períodos:
1. Etapa hasta 1 9 1 4 caracteri-zado por el liberalsmo indivi-dualsta de los Códigos Civiles y
de Comercio, en las que prevale-cía el pricipio de la autonomíade la voluntad.
2. Etapa de 1914 a 1930~Etapa de iniciación y gestación.Ley 60. de 1914, que establecela jornada de 8 horas; recargo
por jornadas extraordinaras;descanso dominical obligatorio,salvo en las obras cuya interrp-ción no fuere posible.
Ley 17 de 1916, sobre acci-dentes de trabajo.
Ley 16 de 1923; que estable-ce la Oficina de Trabajo para
"servir de intermediario legal en-tre los empresaros o empleado-
res los obreros o asociaciones
obreros debidamente constituí-dos, con el fin de hacer cumplir
las leyes y demás disposiciones
relativas a los obreros".
Ley 6 de 1926. Establece laobligación de mantener el 75%
de empleados nacionales.
Ley 23 de 1930. Protección ala maternidad obrera.
3. Etapa de (1931 a 1946).Etapa de Consolidación.
Ley 8 de 1931. Establece una
pensión vitalicia para los em-
pleados del comercio o de la
industria, por antigüedad de ser-vicio, y una compensación paralas personas que laboren pormás de 10 años en una empresa,
y no tengan derecho a la jubila-ción.
Ley 47 de 1932. Cierre obli-gatorio (a las 6 p.m.), de los es-tablecimientos comerciales en
23
ciudades de más de 15,000 habi-tantes, salvo restaurantes, hote-
les, etc.
Decreto Ley 38 de 1941, quecontiene una reglamentacióncompleta: contrato de trabajo,descansos, vacaciones, Oficinade Trabajo, accidentes de traba-jo, etc.
Decretos 155 de 1941 y 313de 1942, que organiza y regla-menta la Sección de Trabajo yJusticia SociaL.
Decreto No. 31 de 1945, que
organizó el Ministerio de Traba-
jo, Previsión Social y Salud Pú-
blica.4. Etapa de 1946 a 1972. Sis-
teinatización e intensificación.Derecho Colectivo de Trabajo.Constitución de 1946. Adopcióndel Código de 1947 (Ley 67 de1947), con las siguentes refor-mas posteriores:
Ley No. 7, de 26 de enero de1950, por la cual se reformandisposiciones sobre marina mer-cante.
Ley 60 de 1958, por la cualse reforman normas sobre des-canso semanal y se consagran re-cargos para los casos de días de
fiesta nacional que coincidan endomingos.
Ley No. 57 de 1959, por lacual se aumentan los preavisos.
Ley No. 51 de 1959, por lacual se fija el salario mínimo
provisional en todo el territoriode la República.
Decreto No. 575, de 19 dediciembre de 1961, por el cualse establece salario mínimo en
24
la ciudad de Panamá y Colón.
Ley 12 de 1963, por la cualse reglamenta el horario de lasactividades comerciales de losestablecimientos de mercancías
secas, en las ciudades de Panamáy Colón.
Ley No. 19, de 29 de noviem-
bre de 1962, por la cual se re-forman normas del Código sobresindicatos y fuero sindicaL.
Decreto de Gabinete No. 249,
de 16 de julio de 1970, por el
cual se dicta la Ley Orgánica delMinisterio de Trabajo y Bienes-
tar SociaL.
Decreto de Gabinete No. 68,
de 31 de marzo de 1970, por elcual se centraliza en la Caja del
Seguro Social la cobertura obli-gatoria de los riesgos profesio-nales.
Decreto de Gabinete No. 168,
de 27 de julio de 1971, por elcual se crea el Seguro Educati-
vo.
Decreto de Gabinete No. 191,
de 2 de septiembre de 1971,por el cual se toman medidassobre despidos injustificados.
Decretos de Gabinete No. 158
a 193, de 4 de mayo de 1970,mediante los cuales se ratifican33 Convenios Internacionales dela O.I.T. (convenios 8, 3, 9, 10,11, 12, 13, 15, 16, 17, 19, 20,
21, 22, 23, 26, 27, 29, 30, 32,
45, 55, 56, 63, 68, 69, 71, 73,
74, 77, 92, 94, 42, 43, 52, 53,
58, 64, 65, 78, 81, 86, 87, 88,
89, 95, 98, 100, 104, 105, 108,
111, 112, 113, 114, 116, 120,
122, 123, 124, 125, 127.
judío cuya condena como trai-dor convulsionó a Francia y almundo (4); el de Edith Cavell
condenada y luego fusilada en1915 por los alemanes por cu-rar, esconder y facilitar el esca-pe de soldados ingleses y france-ses durante la Primera Guerra
Mundial (5); y el trágico pro cesode Nuremberg donde se juzgó alos criminales nazis acusados degenecidios por cometer atrocida-des contra los judíos y soldados
y poblaciones enemigos en la
Segunda Guerra Mwidial. (6).
No obstante la importanciade los actos jurídicos anteriores,
hay que reconocer que ninguno
de ellos se puede comparar endramatismo, interés, influencia,significado o sentido trágico conun proceso legal que se llevó acabo en j erusalén, entonces lacapital de la provincia romana
de judea, probablemente entreel aro 27 y el 29 de nuestraera (7). En ese hecho legal sejuzgó el fundador de una reli-gión que hoy día cuenta con
(4)
casi mil milones de creyentes yque constituye la piedra angular
sobre la cual descansa la Civili-zación OccidentaL. El reo era en-tonces el hijo de un humilde
carpintero de Galilea y se leacusaba de diversos crímenes.
Su condena culminó con el dra-ma del Gólgota que todos losaros al acercarse el período de
Pascua todavía estremece a losfieles cristianos de todo el Mun-do.
En vísperas de la SemanaSanta y durante la misma los
diarios y revistas de todos lospaíses cristianos se llenan con
arículos, ensayos y estudios so-bre el juicio y condena de jesús.Desafortunadamente tales escri-tos con frecuencia están llenos
de inexactitudes e informacionesde hechos que históricamentenunca ocurrieron. Y así vemos
que a la tragedia del Gólgota se
le dan diversas interpretaciones
y los vacíos existentes se llenan
con hechos que son productode la imaginación del autor, se
Para un breve, pero magistral estudio del "affaire Dreyfus". Cf. Barbara Tuchman:The Proud Tower, New York 1966. Págs. 171-226.
Jurídicamente Edith Cavell merecía ser condenada, pero los aspectos morales delcaso de la enfermera inglesa, que había curado también a muchos soldadosalemanes. conmovieron al mundo. Edith Cavell, ante el pelotón de fusiamiento,mostró una dignidad sublime. Sus inmortales últimas palabras fueron: "ElPatriotismo no es suficiente".
(5)
(6) Un trabajo bastante completo sobre el juicio de Nuremberg, es el de Eugene
Davidson: The Tri of the Germas Nurmberg - 1945.1946, New York, 1965.
Como se verá más adelante, los hechos que condujeron al primer Viernes Santo nose pueden precisar ni siquiera con aproximada exactitud. A pesar de los esfuerzosde especialstas, que inclusive emplean datos astronómico s para fijar el año exactode la crucifixión nadie puede decir, sin ninún género de duda, cuándo ocurrió.CL Hugh J. Sehonfield: The Passover Plot, New York, 1965. Pág. 13. Mas lasfechas más aceptadas son los años 29 y 30.
(7)
26
inventan nombres para las perso-nas que murieron crucificadasjunto a jesús (8), se le da nom-bre al galo que cantó mientras
Pedro negaba a su Maestro y senos describen actos de la vidadel fundador del cristianismoque por carecer de documenta-
ción histórica son sólo "hechos"fabricados por el escritor. Y así
"ad infinitum".La interpretación tea lógica
del sacrificio del Gólgota es, porsupuesto patrimonio exclusivode las convicciones religiosas decada persona y la inmensa ma-
yoría de los cristianos ha acep-tado la posición oficial de laIglesia, sea esta católica, ortodo-xa griega o protestante, de que
jesús hizo el sublime sacrificiopara redimir a los hombres delpecado original, pues él era el Hi-jo de Dios y vino a la Tierra paraello. Innecesario decir que estabellísima explicación e interpre-tación del drama del primerViernes Santo tiene muchos as-pectos atractivos aun para aque-
llos que no profesan ninguna fe.Además de sublime es un men-saje simple que cualquier perso-
na, aun con una educación rudi-mentaria y con escasÍsimos co-
nocimientos teológicos, puede
entender.Pero lo cierto es que estas in-
terpretaciones tea lógicas y meta-físicas se hacen en torno a un
hecho histórico. Por cierto queese hecho histórico se mencionadiariamente por milones de cre-yentes cristianos cuando al pro-nunciar el Credo, la oración quecompendia los dogmas básicosde la fe católica sostienen...
"padeció bajo el poder de Pon-
cio Pilato fue crucificado, muer-
to y sepultado.." no cabe duda
que todo creyente está conven-
cido de que Jesús tuvo quecomparecer en un proceso anteel representante de la autoridad
romana en la provincia de judeay que como consecuencia de ladecisión de ese representante del
Emperador Tiberio, fue crucifi.cado, el cual era el método em~pleado por el gobierno del Im-
perio Romano para castigar aquienes se hiciesen merecedores
de la pena de muerte.
Sin duda algua uno de losaspectos más irónicos en la his-toria del cristianismo lo consti-
tuye el hecho de que lo quemás y mejor sabemos de jesúses precisamente esto, que fue
condenado por encontrárseleculpable de delitos políticoscontra Roma y que Poncio Pila-to pronunció la sentencia cuan-do era Prefecto de judea duran-
te el reinado de Tiberio. Loscuatro evangelios mencionanesto al igual que Tácito, el gran
historiador romano. A Pilatosiempre se le había mencionado
(8) Los nombres de Dímas y Cestas los dos "malechores" crucificados junto conJesús aparecen por primera vez en una versión apócrifa publicada probablemente
en el año 425, cuando era Emperador en la pare oriental del Imperio Teodosio lI.La versión se atribuye a un tal Ananías y también se conoce como: El Evangeliode Nicodemo. Como veremos, ni los nombres ni la acusación de malechores seajustan a la verdad histórica.
27
con el título de procurador, pe-
ro desde 1961 sabemos que suverdadero título era el de pre-
fecto si bien es verdad que am-bos títulos se pueden interpretarcomo gobernador un prefectotenía mayores responsabilidadesmilitares que un procurador, undetale de singular importancia
para la interpretación de loshechos ocurridos en Jerusalén
en la primera Semana Santa (9).
En comparación con la certe-za de este acontecimiento tene-
mos que desconocemos, o con-tamos con una idea incierta deotros aspectos de la vida de
Jesús. No sabemos con exacti-tud cuándo nació (10), hay du-das acerca del lugar (11), casi
nada conocemos de sus primerosaños y hasta la duración de suapostolado es incierta (12). Deacuerdo con la tradición, siendoniño aún fue llevado al Templode Jerusalén, el sitio oficial don-de se adoraba a J ahvé y allí de-mostró una gran sabiduría en re-lación con la Ley J udaica. Sabe-
mos también que probablementeayudó a su padre en sus laboresde carpintero y algunos autores
deducen de los evangelios quetuvo hermanos y hasta herma-nas (13). La tradición mencionatambién una estancia en Egiptojunto con su familia, mas casi
nada sabemos de esto. Con unbalbuciente testimonio históricono es de extrañar que más deuna autoridad considere que
(9) En 1961 arqueólogos italanos, bajo la diección de Antonio Frova, descubrieronen Cesaea una piedra con una inscripción en latín que decía: "Poncio PUato,Prefecto de Judea". Era la primera vez que se obtenía evidencia de caractereses
grabados en piedra sobre la existencia de Pilato. Una información literaria tangibleque no poseemos de Homero, Sócrates o Jesús. a. Paul Mier: "Pontius Pilate. TheJudge who changed History", en Mannd, Los Angeles, febrero, 1970. Es buenonotar que los prefectos poseían la "jus gladü", es decir, la autoridad para
pronunciar sentencias de muerte.
(10) Lo único que sabemos de la fecha de su nacimiento es que no ha podido ocurrirdespués del año 4, antes de Crsto, pues en ese año muró Herodes el Grande,quien está vinculado al nacimiento de Jesús, aun cuando la mascre de losinocentes no tiene ninguna base histórica. La mayoría de las autoridades seinclnan por el lapso comprendido entre el año 6 y el año 4, antes de Cristo. Escosa sabida que el error crono1ógico en relación con la Era Cristiana, se debe a losdeficientes cómputos realzados por Dionisio el Pequeilo, un monje del siglo Vi.
(11) La mayoría de los especialstas acepta el sitio tradicional de Belén, o Betlehem,pero desde que Renán publicó en su Vida de Jesús, Méjico 1966, Pág. 49, queJesús nació en Nazareth, algunos, muy pocos por cierto, han aceptado la ciudad deGallea. El prestigio de Renán como biógrafo de Jesús ha sufrido enormemente eneste sigo. Su obra tiene un atractivo estio literaro, mas a pesar de ellas, suaceptación como historia cuenta cada día con menos adeptos.
(12) Su apostolado duró sólo un año, de acuerdo con los Evangelios Sinóptico s, o tresaños, si seguimos el de San Juan, los escrtos de los Padres de la Iglesia y latradición cristiana.
(13) Abram Leon Sachar: A Hisory of the Jews, New York. 1965. Pág. 126. Este esuno de muchos autores que sostienen tal tesis.
28
"resulta imposible escribir unavida de Jesús conforme a con-
cepciones modernas de la histo-ria" (14).
La falta de una documenta-ción más adecuada y las muchaslagunas conque tropezamos parael estudio de cualquier aspecto
de la vida de Jesús no ocultan
un hecho incontrovertible; suhistoricidad. A mediados del si-glo xiv un historiador y fióso-fo germano, Bruno Baver en unaserie de interesantes estu-dios (15) puso en duda la exis-tencia histórica del creador del
cristianismo. Sus conclusiones
originaron, como es de imagnar-se, una acre controversia en loscírculos teológicos de su patria.Más reciente aún, en 1924 unerudito francés P.L. Couchoudinició una tormenta dialécticaen toda Europa al negar la exis-tencia de Jesús en una monogra-fía en la que sostenía que todoera una mística fabricación saca-
da del Viejo Testamento. La te-sis no era nueva, la diferencia
era que Couchoud parecía con-tar con argumentos mucho mássólidos que los de sus predeceso-
res. La controversia cesó cuandoel eminente "Scholar" 'protes-tante' Goquel demostró brilan-temente con irrefutables argu-
mento s críticos la fragilidad de
la tesis sobre la inexistencia de
Jesús (16).En el presente, con excepción
de algua irresponsable publica-ción sin la documentación histó-rica necesaria para llamar laatención de los expertos, no co-nocemos ninguna autoridad deprestigio que ose dudar de laexistencia de Jesús. No cabe lamás mínima duda que fue unafigura histórica, la más influyen-te que ha conocido el mundo.La suya es una influencia queya tiene casi veinte siglos y quelejos de dar señales de disminuir
parece que va en aumento... Va-len la pena entonces todos los
esfuerzos que llevan a cabo losespecialstas desde el Siglo xix,
sobre todo en las últimas déca-das, para rescatar al Jesús histó-rico. Somos de opinión que sí.
Para los cristianos la muerte
de Jesús tiene tanta importanciay significado como su vida y esprecisamente su muerte la que
nos interesa en este ensayo, ana-
lizar los hechos que condujeronal sublime drama del Gólgota.
Vamos a analizarlos desde unpunto de vista histórico ya quequien escribe no es un teólogoni un filósofo. Sin embargo, no
resulta fácil hacer un estudio
(14) Robert Laffont (Editor) Hiatoir du Developpemente Culturl et Scientifique.Tomo n, País 1971. Pág. 731. La traducción en éste, como en otros casos, esnuestra.
(15) Entre muchos otros: Kritlit der Evili (Cntic de los Evangelios) 2 tomos,Berlín, 185o.185L En el siglo xix hubo muchos eruditos, además de Bauer, que
se atrevieron a negar la existencia de Jesús. Explica sus tesis, o siquieraenumerarlos, no está entre los objetivos de este ensayo.
(16) M. Goguel; La nillce do Chrtïme. París, 1946. Pauim
29
imparcial por muy breve quesea. Un escritor cristiano, concierta formación en colegios ca-tólicos, necesaria e inconsciente-
mente tiene que estar bajo cier-tas infh.iencias cuando se escribesobre un tema del cristianismo.La tan necesaria e imprescindi-
ble imparcialdad y disociación
que necesita todo historiador re-sulta harto difícil de obtener.
Por otro lado, ¿se puede es-
cribir en nuestro país sobre untema en el cual en ocasiones esnece.sario dudar de aceptadas
tradiciones sin herir la suscepti-
bilidad religiosa de quienes nosleen? Creemos también que sí.Una nueva evolución e interpre-tación de creencias y tradiciones
cristianas no puede molestar aun verdadero e inteligente cre-yente. Es posible sostener que lalabor que durante veinte sigloshan llevado a cabo escritores re~ligiosos interesados únicamenteen el aspecto divino de Jesús ha
conseguido ocultar su genio y
humanidad y por lo tanto resul-ta casi imposible rescatar al J e-sús histórico (17). Es evidente
entonces que el descubrir algúnaspecto adicional de una figuratan influyente como Jesús deNazaret puede ayudarnos a en-tenderlo mejor. Y si para lograresto es necesario la no acepta-
ción de ciertas interpretacionestradicionales acerca de su vidaconsideramos que vale este pre-
cio. Para un estudio histórico es
necesario emplear, desde luego,un enfoque histórico, porque elproceso que se le siguió a Jesúsfue un acontecimiento histórico.Mas también tiene un significa-do religioso, pues Jesús es consi-derado como una divinidad porcientos de millones de creyen-
tes. Esta dualidad presenta seriasdificultades para cualquier estu-
dio histórico, ya que el aspecto
teológico del asunto no se pue-
de ignorar por completo, sería
imposible.El primer problema que en-
contramos es la documentación
histórica sobre Jesús que está ala disposición del historiador, in-teresado no sólo en el proceso
jurídico, sino en cualquier fase
de su vida o del cristianismo en
el primer siglo de nuestra era.
La ausencia de una mayor docu-mentación laica contemporánea
ha sido siempre el escollo princi-pal para el estudio de los prime-
ros años del cristianismo. Táci-to, quizás el mejor historiador
romano escribió en su magistralobra Los Anales a principios delsiglo segundo sobre la ejecuciónde Cristo fundador de la "perni-ciosa Superstición" (18). Pero
este historiador, quien escribió
su obra unos ochenta años des-
pués de la muerte de Jesús lededica únicamente medio párra-fo al relatar cómo Nerón castigóa los cristianos por el incendio
de Roma (19).
(17) Sachar, op. cit. pá.g. 126
(18) T¡cito: The Annals of Tacitus. London, 1966. Págs. 353-354.
(19) LI nombre de cristianos fue probablemente empleado por primera vez enAntioquía, aproximadamente en el ano 45.
30
Flavio Josefo, un historiadorjudío que vivió probablemente
del aro 37 al 95 Y quien partici-pó en la revuelta judía del año
66 primero como general de losrebeldes y luego como alado yconsejero de Roma, también nosha dejado algunos comentariossobre Jesús. Josefo en sus obras
condenó, como era de esperarse,la rebelión de su pueblo contra
el poder imperial. Mas en lo querespecta a Jesús, el historiadorjudío exalta su figura, reconoceque es el Mesías y relata su re-surrección en su libro Antigüe-
dades Judías. Pero muchos espe-cialstas que han estudiado dete-
nidamente el carácter y las ideasde Josefo, sospechan que este
breve párrafo, el único que lededica exclusivamente a Jesús,es una adición posterior de es-critores cristianos que data, pro-bablemente del siglo iv (20).Otra fuente la constituye Filón
de Alejandría, quien vivió apro-
ximadamente hasta el año 54,no incluye a Jesús en sus escri-tos, pero sí nos relata un inci-dente de Pilato y sus problemas
con el pueblo judío. Plinio elJoven en una carta al Empera-dor Trajano infiere la existencia
de Jesús. El historiador Sueto-
nio, por otro lado, lo menciona,
pero a fines del siglo segundo.
y alí tenemos nuestras fuen-tes laicas. Tácito medio párrafo,Josefa un párrafo, Plinio elJoven referencias en una carta,Suetonio una alusión y Filónningua alusión directa. Merecela pena mencionar que todos es-tos historiadores se refieren a
Jesús y al cristianismo en obrasescritas muchas décadas despuésde la muerte de aquéL. Tácito
menciona la condena de Jesúspor Pilato, sin dar detalles de
ninguna clase. Con razón el te-ma resulta tan escabroso, si sedecide atenerse a fuentes laicascontemporáneas, ya que hastaahora casi no existen. Jamás se
ha encontrado el verdadero in-forme, si lo hubo, que Pilato en-vío a Roma para explicar su ac-tuación en el juicio de Jesús. Secree que hubo un informe es-purio con el objeto de perjudi-car a los cristianos. (21).
Escritos contra Jesús y el cris-tianismo abundan. Ya el emi-nente escritor católico francés,
Danel-Rops, ha señalado quelos intentos de pensadores no
(20) S.G.E. Brandon: The Tri of Jet. of Nazh, London 1971. Págs. 180-181. Elprofesor Brandon regentó la cátedia de Religión Comparada en la Universidad de
Machester hasta su muerte ocurida a fmes de 1971. Esribió numersos libros yarículos sobre religión, especialmente el cristianismo. En todos ellos mostró unaadmiable percepcón histórica y una mente clara y precisa. Pare del presenteensayo se inspi en sus iluminadores traba,os de historia y análisis sobre la reliiónCristiaL
(21) Esto lo aseveró el hitoriador eclesistico Eusebio, obispo de Cesarea en el siglo iv.Según éL, el Emperador Maximino, quien persió a los cristianos a principios deese siglo ordenó falsificar un Act Pi, en la que se exonera de toda culpa alprefecto romao y se denia la figura de Jesús. a. Bemardino Uorca: Hisoria dela 19 Tomo 11. Madiid, 1950. Pás. 323.
31
cristianos de cancelar la historiade Jesús por explicaciones racio-nales no es nada nuevo. El pole-mis ta anticristiano Celso, un
educado romano del tiempo deMarco Aurelio, aproximadamen-te por el año 180, ya había do-
minado el arte de combinar suti-les citas de los evangelios y fá-
bulas calumniosas de origen ju-dío para hacer aparecer a Jesúscomo un absurdo. La mayoríade los críticos racionalistas no
podían aceptar a un dios quellora, grta, implora a su padre yluego se deja crucificar. Por to-do ello, se le ha acusado de serun aventurero o un fanático, aquien abandonaron sus discípu-los. La resurrección la presentan
como una absurda ficción quees el producto de mentes desor-
denadas. En el siglo III, Porfirio,un discípulo de Platino, lanzósu monumental obra de 15 to-mos, que es una continua diatri-ba contra los cristianos. "PuedeDios" se pregunta Porfirio "su-frir o un muerto resucitar". ParaVoltaire, Jesús era un bastardo,producto de la unión de unavendedora de perfume con unsoldado romano (22).
Todos estos ataques carecende una adecuada documentaciónhistórica, por lo tanto no pue-den ser aceptados por el histo-riador. Igual cosa ocurre con
una horrible colección de relatos
sobre Jesús, hecha por escritoresjudíos durante la Edad Media,
donde se calumnia y denigra alfundador del cristianismo y se lehacen los más bajos ataques.Los judíos medievales le odia-ban, porque lo consideraban el
causante de las persecuciones deque eran víctimas, ya que quie-nes los atormentaban invocaban
el nombre de Jesús para justifi-car sus desmanes. La colección
se conoce como los "ToldosYeshu" y tampoco merece sertomada en cuenta para un estu-dio serio sobre la vida y muertede Jesús (23).
Ante la ausencia de una ade-
cuada e imparcial documenta-ción laica, el historiador tiene
por fuerza que recurrir a la co-piosa documentación religiosaque se encuentra en el NuevoTestamento, especialmente losevangelios. Estos escritos noconstituyen una estricta docu-mentación histórica y ya desde
hace mucho tiempo se sabe quealguos fragmentos de los evan-
gelios tienen un carácter legen-
dario (24). Hace unos mesesleíamos en un buen artículo es-crito por un miembro del Equi-po Misionero de la Concepción,
Chiriquí, que los evangelios son
"una proclamación de fe" y en
otro párrafo sostenía el autor
que los evangelios no permiten
"una aceptación ciega de todos
(22) Daniel-Rops: JeslI and bi Times. New York, i 954. Págs. 599-602.
(23) Sachar, c-p. ci. Pág. 125.
(24) Renán, op. cit. Pág. 14.
32
los acontecimientos de estas na-rraciones como totalmente his-tóricos" (25).
Mas esto no quiere decir, porsupuesto, que el Nuevo Testa-mento no descanse sobre baseshistóricas. Muy por el contrario,si se utiliza con el debido discer-nimiento constituye una efectivafuente documental. El Antiguo
Testamento, muy inferior alNuevo Testamento en cuanto ahistoricidad, es usado más y máscada vez por los arqueólogos en
su permanente búsqueda de si-tia s y tesoros arqueológicos,
pues se ha comprobado en múl-tiples ocasiones su gran valor co-mo guía arqueológica (26). Ytodos conocemos cómo utilizóSchliemann las obras de Homeropara hacer los sensacionales des-
cubrimientos de Troya y Mice-
nas, cuando la gran mayoría delos especialistas pensaba que laníada y la Odisea eran meros re-latos poéticos (27).
El Nuevo Testamento es mu-cho más reciente, mucho másveraz y mucho más fácil de es-tudiar que la Ilíada o el Antiguo
Testamento. A ese inmortal li-bro, sobre todo a los evangelios,
recurriremos, pues, para analizary llegar a las conclusiones perti-
nentes, que consideramos ade-
cuadas de acuerdo con la docu-mentación existente, sobre lacondena y muerte de Jesús deNazareth en ese fatídico y almismo tiempo glorioso Viernesde aquella primera Semana San-ta. Pero, como veremos, elNuevo Testamento adolece deciertos defectos como documen-tación histórica y es preciso te-ner cuidado en extremo cuando
se utiliza como fuente histórica.
Si hay algo sobre lo cual lagran mayoría de los especialistasestán de acuerdo es en conside-
rar que el primero de los evan-
gelios (28) es el que se le atribu-ye a San Marcos (29) y que fue
escrio entre los aros 65 y 75.
San Marcos se encontraba enRoma cuando lo escribió y eraun fiel seguidor y discípulo de
San Pedro (30), por lo que se
piensa que su evangelio relatalas informaciones recibidas de
San Pedro, hasta el punto deque hay quienes son de opinión
(25) Dr. Mauricio A. Roche C.M. "En Torno a la Biblia" Estrell de Panamá. Diciembrede 1972
(26) Nelson Glueck: "The Bible as Divining Rod", en llorizon. New York, noviembre,1959.
(27) C. W. Ceram: Gom, Graves a. Schoia.. New York, 1961. Págs. 29-56. Auncuando no ha sido escritas para profesionales, las obras de Ceram han hecho unagran contribución para extender el conocimiento de la arqueología.
(28) La palbra viene del grego y sigifica "buenas nuevas" o "buenas noticias".
(29) La idea de que el de Marcos fue el primer evangelio se le ocurrió al filósofo alemánHermann Weisse en 1937. Cf. Albert Schweitzer: The Que.t for the HistoricalJe.us. New York, 1959. Pág. 122.
(30) Chester G. Starr: A Hiory oí the Ancient World. New York, 1965. Pág. 609.
ss
que el escrito debería llamarse
Evangelio Según San Pedro (31).Los evangelios de Mateo yLucas se inspiraron indudable-mente en el de Marcos y los tresson tan parecidos que se cono-
cen como Sinópticos (32). To-dos fueron escritos en grego ypor fuerza tienen que ser usados
por cualquier estudioso deseoso
de analzar el Jesús histórico. Elevangelio de Juan incluye pocoselementos biográficos y es casiuna exclusiva interpretación te 0-lógica de la vida y misión de
Jesús, por lo tanto se puede des-cartar para un estudio histórico.Sobre el evangelio de Marcos sa-bemos con exactitud que fuepreparado para la comunidadcristiana de Roma y podemosasentir con Albert Schweitzer
que, en términos generales, es"historia genuina" (33).
Es por todas estas razonesque trataremos de ceñimos lomás posible a lo escrito por elseguidor de San Pedro.
Es conveniente notar tambiénque los expertos están convenci-
dos que Mateo y Lucas no sólose inspiraron en Marcos sinotambién en un documento rela-cionado con los sermones de Je-sús. A este documento los espe-cialistas lo conocen con la letra"Q" (34) y desgraciadamente el
origial no se ha conservado.
Debido a ello, la opinión de losexpertos se basa únicamente enuna hipótesis que descansa sobre
el hecho de que muchas de laspalabras de Jesús que encontra-mos en Mateo y Lucas, y queno se encuentran en Marcos, son
idénticas, por lo que se cree quelos dos primeros usaron unafuente común (35), además deemplear el relato de Marcos.
Pero antes de seguir adelantees conveniente recordar queestos escritos son documentos
cristianos que relatan hechos enlos cuales ellos, los documentos,son relatos "ex parte" de loshechos descritos. Analizar en-tonces lo que podemos llamarun prejuiciado testimonio histó-rico no es nada fácil y hacerladebidamente sí tiene una impor-tancia fundamental. A esto hayque añadir otra dificultad que espreciso resolver si no deseamoscaer en la tenebrosidad del Esti-gia. Los evangelios fueron escri-tos por personas que considera-
ban que estaban narrando la vi-da terrenal de un ser divino, cu-ya muerte era la culminación deun plan también divino para redi-mir al hombre del pecado origi-nal. Por consiguiente, lo primeroque se pregunta el historiador essi los evangelios, aun cuando pa-
(31) "Diccionaro Católico", pare de: La Sagr Biblia, op. cit. Pág. 183.(32) La palabra griega siopsis significa visión general, o de conjunto.
(33) Wil Durant: Caeøa and Chr. New York, 1944. Pág. 556.
(34)' "(1' viene de la palabra alemana "Quelle", que signifca fuente.
(35) Hugh Anderson: je.us. Englewood Clifs, 1967. Pág 15.
34
recen ser narraciones de la vidaterrenal de Jesús, se refieren a
historia o teología (36).Es bueno hacer énfasis tam-
bién en el hecho de que todas
las . fuentes que tenemos para elestudio de Jesús, religiosas y lai-cas, ocultan a veces más de loque revelan y no obstante lamagnífica labor de los investiga-dores en las últimas décadas, no
se han resuelto los principalesproblemas sinópticos. Es comoconsecuencia del hecho de quelas fuentes documentales son enocasiones tan poco dignas deconfianza como fragmentariasque han surgido tan variadas in-terpretaciones acerca del funda-
dor del cristianismo, cuyos auto-res van desde los católicos tradi-cionales hasta los escépticos
ultra racionalstas. Hasta tanto
no tengamos una base documen-tal más completa, todo estudio
sobre Jesús tiene necesariamente
que ser en alto grado subjetivo
y sin la debida y concluyenteautoridad, pues las deducciones
y conclusiones se basan sobrelos exiguos hechos verdadera-
mente históricos que conoce-mos (37).
Es fácil explicar el por que Si
Jesús murió alrededor del año30. no fue sino cerca de cuatro
décadas después que aparece elprimer evangelio (38). Los pri-meros segudores de Jesús esta-ban convencidos luego de sumuerte que éste regresaría pron-to a establecer su reino, por lo
tanto, ¿cuál era la necesidad de
escribir para la posteridad si noiba a haber una posteridad? Nofue sino cuando los primeroscristianos se convencieron queeste no era el caso que se sintióla necesidad de hacer un recuen-
to escrito de su vida (39). Este
es el origen del Evangelio SegúnSan Marcos, el cual usaremospara el presente trabajo (40), apesar de que reconocemos tantosus atributos como sus fallas.Sobre este evangelio hay una in-terrogante que desearíamos ana-
lizar y, de ser posible, encon-
trarle una respuesta. ¿Existía al-
gua otra razón, fuera de la yamencionada, que hiciera necesa-rio, imprescindible, hacer un re-cuento y explicación de la vidade Jesús entre el año 65 y el 75de nuestra era? (4 i). De la for-ma como se dé respuesta a esta
(36) Brandon, op. ci: Tb Tri of J- of Nua London, 1971.
(37) Sacha, op. cit. Pág. 126.(38) Como ya se ha vito en el ca de doumento "Q", es probable que los evangelios
se inspiaran en relatos anteriores que, desgacadaente, no han llegado hatanosotrs. Pero esto no deúa la tesis de que el prier en alcazar su formafial la obtuvo entr los anos 65 y 75. Y este fue, como ya se ha dicho, el deMaCOs.
(39) Star, op. cit. Págs 608-609.
(40) No es nuesta intenci6n har una correlaci6n de los evangelios, ya que además deque el linutado espao de que disponemos para el prsente ensao no nos
pernutiÍa harlo, existen numesos estudios al respeto.(41) El Evangelio SeSÚn Sa Mateo era el que contaba con mayor prestigio en los
inicios del cristianmo. El de Marcos era el que menos se apreciaba por
!1
pregunta dependen muchas co-sas de fundamental importanciapara nuestro estudio.
Cualquier persona que posea
cierta familiaridad con la histo-ria de Roma se dará cucnta quela década comprendida entre elaño 65 y el 75 fue un período
de convulsiones, problcmas in-ternos, guerras externas y cam~
bias dinásticos. Nerón, quien
inició la primera persecución
contra los cristianos de Roma,al culparlos por el incendio quedestruyó gran parte de la ciudaden el año 64, era quien goberna-
ba el Imperio al iniciarse la dé-cada y resultó ser uno de lospeores gobernantes que tuvoRoma. Dos años después del in-cendio de la capital imperial em-pezó la sangrienta revuelta judíacontra el gobierno romano. Ne-
rón envío a Vespasiano, un dis-tinguido general que había obte-
nido una gran reputación militarpor sus victorias en Germania ylas Islas Británicas, para sofocarla revuelta. Vespasiano con suslegiones se dedicó al someti-
uuento de Palestina, capturó yse gaó para su causa al generaljudío Josefa, quien nos ha des-
crto en forma maravillosa la
costosa guerra (42). Al suicidar-se Nerón en el aro 68, se desatÓuna lucha entre generales impe-
riales para ver quién se apodera-ba del trono, pues varios secreían con derechos. Debido aello, el año 69 se conoce comoel de los cuatro emperadores.
Finalmente, Vespasiano emergió
triunfador cn esta lucha castren-
se y çon él se establecc la dinas-tía de los Flavios.
Al obtener la púrpura Vespa-
siano, nombró a su hijo Tito co-mandante de las legiones roma-nas que trataban de aplastar larevuelta judía. Fue Tito (43)quicn en el aro 7 O dirigió elas alto final contra Jerusalén,
destruyó la ciudad y el Templo,se llevó a miles de judíos cauti-vos a Roma y le puso fin al Es-tado judío (44). El último foco
de resistencia se concentró en lafortaleza de Masada, donde enel aro 73 los celotas, o zelotes,judíos que defendían el bastiónprefirieron inmolarse entre sí
antes de caer en manos roma-nas. Cuando Flavio Silva, gene-ral de la décima legión escaló lasalturas de Masada encontró 960cadáveres de hombres, mujeres ynios celotas (45).
considerarse que no era tan completo iu rico en su narración como los otrs.Renán, no obstante, lo consideraba "más firme, más preciso, menos recaado deextemporáeo s e interesados detales". Renán, op, cit. Pág. 26.
(42) Josefo: The Deuction of the Jews. London, 1971. Passim.
(43) TIto se enamoró de Bereiuce, nieta de Herodes el Grade y hermana de HerodesAgpa n. Sus amoríos con el general romano lucieron que muchos patriotas judíosodiaran aún más a la diastía de Herodes, cuyo fundador Herodes el Grande no era
de origen hebreo. eL Alai Decaux "Titus et Bereiuce" en Histori. París, agosto,1972
(44) Brandon op. cit. "TIe Fal of Jerusalem" en History Tody. London, abril 1958.
(45) El mejor estudio sobre Masaaa es el de Yigael Yadi, el arqueólogo judio quedigió la expedición que en 1965, cuando terminarn las excavaciones de la
36
Para evitar futuros levanta-
mientos del revoltoso pueblo, elgobierno de Vespasiano ordenó
la dispersión de los judíos por
las otras provincias imperiales.
Se iniciaba así la "diáspora" quehabría de durar casi 1,900 años.La nueva dinastía abría su reina-do con una nota de triunfo. Alregresar Tito, en el aro 71, conlos prisioneros y los inmensos
tesoros obtenidos en el Temploy otros sitios, Vespasiano decre-
tó una serie de festejos para quesu pueblo se percatase y celebra-se el gran triunfo logrado por él
y su hijo. Monedas fueron acu-
ñadas para conmemorar la victo-ria, vino fue distribuido gratuita-mente a la población imperial yespectáculos de toda clase sepresentaron durante un mes pa-
ra deleite de los espectadores.
El aspecto central de la cele-bración, que Josefo nos relatamagistralmente (46), fue el des-
fie triunfaL. Por las grandes ca-
lles de Roma marcharon losinvictos legionarios que bajo elmando de Tito, hijo del Empe-rador, y futuro Emperador, ha-
bían aplastado la rebelión de lospatriotas judíos. Los soldados
llevaban los tesoros logrados en
la toma de Jerusalén, entre loscuales ocupaba un lugar promi-nente el sagrado candelabro de
siete brazos, el "menora",símbolo de la fe de Y ahvé. Elaltar mayor del Templo de J eru-salén, los vasos áureos que se
empleaban en los ritos y cere-monias, las trompetas de plata yel velo morado que cubría el"sanctum sactorum" fueron lle-vados al palacio imperial. Granpare de esos tesoros fue deposi-tada luego en el Templo de laPaz, construido por Órdenes deVespasiano para conmemorar eltriunfo (47). La escena de lamarcha triunfal puede ser estu-diada detenidamente en losrelieves que adornan el Arco deTito, uno de los más sobrios y
bellos arcos triunfales de Roma,erigido también para celebrar lavictoria (48).
Si queremos entender mejoralgunos de los aspectos esencia-les del evangelio de Marcos y sideseamos adelantar una adecua-da hipótesis en tomo a la fechade su publicación es imprescin-
dible imaginamos, aun cuandose nos acuse de navegar en elproceloso mar de las suposicio-nes y de utilizar un método
famosa fortaleza, culminó con uno de los grandes triunfos arqueológicos de lostiempos modernos. Se confirmó en todo sentido el relato hecho por Josefo sobrelos últimos días de Masada. Cf. Yigael Yadi: Masada. New York, 1966. Pasiim.Un celota era un extremista judío que jamás quiso aceptar la. dominación romana.
A estos radicales nacionalistas con frecuencia se les llamaba fanáticos y losromanos los apelaban bandidos.
(46) Josefo. op. cit. Págs. 229-242.
(47) Ibid. Págs. 241-242.
(48) Para una maraviosa descripción del Arco de Tito, Cf. Michael Grant: The RomanForum. London, 1970. Págs. 162-169. Grant, historiador inglés, es uno de los másreputados especialstas en historia de Roma.
38
antihistórico, el estado animicoy las emociones de los miles decristianos que vivían en Romaen el año 71 y que contempla-
ban la marcha triunfal y los di-ferentes festejos alusivos a lavictoria romana. Indudablemen-te que el temor, la incertidum-
bre, la zozobra y la inquietud
llenaban sus espíritus. A no otraconclusión lógica se puede llegarsi recordamos la forma como elgobierno imperial miraba a loscristianos durante esos años.
Al iniciarse el gobierno de
Vespasiano, el Estado romanocontinuaba considerando al cris-tianismo como una secta del ju-daísmo. El carácter esotérico dela nueva religión hacía que sus
principales doctrinas fueran des-
conocidas por todo aquel queno formaba parte de la nuevainstitución cristiana. Además,
existían razones de sobra paraasociar a Jesús y sus seguidores
con la religión de los judíos. Almorir el fundador del cristianis-mo, sus discípulos, encargados
de continuar su obra, estable-cieron su residencia en Jerusalény por ello se conocen en la his-toria cristiana como la comuni-dad de Jerusalén. Ellos adorabana Yahvé en el Templo, obede-cían sus mandatos y las tradicio-
nes inherentes a su culto y em-
pltaban los ritos y ceremonias
prescritos por los cánones ju-
díos (49). Y como bien se ha di-cho, la acción misional de Jesús
no salió nunca del círculojudío (50). Era natural entonces
que para cualquier observadorno muy versado en esos asuntos,la Iglesia primitiva de Jerusalénfuese considerada sólo comouna secta de la religión judía.
Mas ese carácter limitado yexclusivo del cristianismo estaba
destinado a desaparecer en poco
tiempo, especialmente después
de que Pablo de Tarso tuvo larevelación en el camino a Da-masco. Pablo de Tarso cuentacon muchos enemigos entre es-critores modernos; Renán lo lla-ma el feo y pequeño judío yNietzche lo encontró "uno delos hombres más ambiciosos,cuya superstición sólo la iguala
su astucia" (51). Y estas sonúnicamente dos de muchas opi-niones adversas. Pero la gran
m a y o rí a de los especialstasaceptan la teoría del escritor ca-tólico francés André Frossard,quien nos dice que San Pablosentó las bases del cristianis-mo (52). Otros lo llaman, a pe-sar de que quizás nunca conociópersonalmente a Jesús, el apos-
(49) Sachar, op. cit. Pág. 134.
(SO) Renán, op. cit. Pág. 265. Renán agega, sin embargo, que "Jesús saló sin duda deljudaísmo; pero saló de éi como Sócrates saló de las escuelas sofistas, como Luterode la edad media, como Lamennais del catolicismo, como Rousseau del siglodieciocho". Pág. 274.
(51) Sachar, op. cit. Pág. 137.
(52) André Frossard: "Sat Paul" en Hior Paris, abril 1970.
39
tol "par excellence" (53). La
i ID P o rtancia de Pablo en elNuevo Testamento la podemosnotar si recordamos que catorcede sus secciones se llaman:"Epístolas de Pablo", mientras
que a ningún otro apóstol le de-
dican más de dos. Los escritosde Pablo forman la cuarta partedel Nuevo Testamento. "LosHechos de los Apóstoles" quedescriben la historia del cristia-nismo en sus primcros aros tam-bién se dedican en gran parte anarar la carrera de Pablo deTarso.
La tesis de Pablo sobre Jesús,
su misión y su significado difie-re desde un principio de las déde los otros apóstoles. Estos,
como hemos visto, continuaronviviendo en Jerusalén y cum-pliendo con la Ley de losjudíos. "Todos los días preserva-ban unánimemente en el Tem-plo, partían el pan por las casasy tomaban el almento con ale-gría y sencillez de cora-zón" (54). Es decir, los principa-les apóstoles en un principio cir-cunscribieron su misiÓn a la ciu-dad Santa de Jerusalén y sus ritosy ccrcmonias al Templo, mien-
tras que Pablo, después de su
conversiÓn, llegó a la convicciónque su misión era predicar entrelos gentiles (55) Y convertidos ala nueva fe:
"...a mí me había sido enco-mendado el evangelizar a los in-circuncisos, así como a Pedro laevangelización de los circun-cisos, pues el que dio fuerza aPedro para el apostolado de loscircuncisos, me la dio también amí para el apostolado de losgentiles" (56).
Fue Pablo quien triunfó y de-bido en gran parte a sus esfuer-
zos el cristianismo se propagó
por el Imperio Romano y seconvirtió en una religión univer-saL. Sin embargo, en el año 2 ilos oficiales del gobierno roma-no no estaban en capacidad de
establecer diferencias entre elcristianismo y el judaísmo ypara ellos los cristianos seguían
formando parte de una secta ju-día. En las celebraciones ordena-das por Vespasiano se hacía én-
fasis en el hecho de que los ju-díos habían cometido el peordelito que se podía cometer con-tra Roma, traición pues, a losojos de Roma el levantamientoarmado no era otra cosa. La im-popularidad de los judíos y elodio que se sentía hacia ellostenían que preocupar honda-mente a los cristianos de lacapital que conocían la confu-sión religiosa de los oficialesromanos. Era necesario recalcar,hacer evidentes las diferenciasfundamentales entre judíos y
(53) Brandon, op. cit. "Saint Paul". "The Problem Figure of Primitive Christianity" enHiory Today. London, octubre 1961.
(54) Los Hechos de los Apóstoles, 2:46
(55) Los gentiles eran los pueblos que no formaban pare del pueblo judío. El términousado por éstos era peyorativo, ya que ellos se consideraban superiores por ser losescogidos del Señor.
(56) Cara a los Gálatas, 2:7 y 8.
40
cristianos, sobre todo si los últi-mos eran gentiles. Esta impres-cindible necesidad se hacíasentir aún más en ese año de lacelebración de Vespasiano, por-
que los cristianos de Roma nopodían olvidar que el fundadorde sú religión había sido conde-
nado, oficialmente, por sedición
contra el Estado Romano (57).Además, la destrucción de
Jerusalén hecha por Tito signifi-có la desaparición de la IglesiaMadre del cristianismo, la de J e.rusalén, esto le otorgaba mayorindependencia a las diferentescomunidades cristianas en lasciudades del Imperio, pero para
la de Roma el peligro que secernía sobre ella era algo reaL.
Los cristianos situados entre laescila de que los confundieran
con los rebeldes judíos y loscaridbis del estigma político quesignificaba la crucifixión de J e-sús, sentían más que nunca quesu posición en Roma se tornabainsostenible por momentos.
Es dentro del contexto de loque acabamos de describir quedebemos colocar el primero delos evangelios, el que se le atri-buye a San Marcos y que fueescrito para la comunidad cris-tiana de la capital del Impe-
rio (58). Entre el aro 66 y el 71
la revuelta judía era topiCO de
preocupación no sólo para el go-bierno romano, sino para mu-chos ciudadanos. Cualquier es-critor cristiano interesado en elbienestar de sus compañeros dereligión en Roma, y dedicado aescribir una interpretación de lavida y enseñanzas de Jesús en
forma narativa por fuerza debía
tener extremado cuidado paraexplicar las razones por el vere-dicto condenatorio pronunciado
por el prefecto romano, pues siJesús había sido un rebelde con-tra el gobierno imperial sus dis-
cípulos y seguidores tenían que
ser culpables del mismo delito.
Estas consideraciones nosayudan a entender ese pasajetan signficativo cuando los fa-riseos y herodianos trataron deconfundir a Jesús con la pregun-
ta "¿Es lícito pagar tributo alCésar o no? Pagaremos o no pa-
garemos" y el Maestro les con-testó "¿ Por qué me tendéis unlazo? Traedme un den ario (59)
para que yo lo vea. Se lo traje-ron y El les preguntó: ¿Dequién es esta figura y la leyen-
da? Le respondieron del César.Entonces Jesús les dijo: Dad alCésar lo que es del César y a
Dios lo que es de Dios..." (60).
(57) Un eminente escritor católico como Daniel-Rops nos dice que a pesar de que laresponsabilidad moral del veredicto condenatorio es de los judíos, laresponsabildad material y lega es del magstrado romano. ef. Jesus and his Times.New York, 1954. Pág. 527.
(58) La tesis que vamos a elaborar, aun cuando está respaldada por muchos especialstasde renombre es sólo una de varas y, por supuesto, no pretendemos que seainfalble.
(59) Moneda romana de plata.
(60) Marcos, 12:14-17.
41
Este pasaje se refería, por su-
puesto, al candente problema desi un judío debía, de acuerdo
con su religión, pagar tributo aRoma, pero para los cristianosde Roma el asunto no poseíaningún significado espiritual.¿Cuál fue la razón por la cual sele dio entonces tal prominen-
cia? Es lógico suponer que el
asunto sí tenía importancia po-
lítica para esos cristianos de
Roma, pues con ello se demos-traba que Jesús era obediente delas leyes romanas. ¿y cuándo
sería necesario demostrar estoen Roma? Parece lógico tam-bién suponer que el momentosería cuando el triunfo de Titoy la celebración del año 71 co-
locó a los cristianos en una si-tuación difícil en extremo.Pero el pasaje también
presenta a los líderes judíos co-
mo tratando de hacer caer en latrampa a Jesús. Para los judíosel problema del tributo era muyserio y esa fue una de las causas
principales de la revuelta del
año 66. Es muy probable, deacuerdo con algunos autores quela posición de Jesús haya sido
también en favor del nacionalis-mo judío, mas era importante
presentarlo como leal a Roma pa-ra seguridad de sus seguido-res (61). Si se acepta esta premi-sa, hay que admitir que la narra-ción de Marcos es apologética.
La presentación que Marcosnos hace del proceso legal (62)que culminó en la condena de
Jesús incluye también algunosaspectos sumamente difíciles deaceptar o reconciliar desde un
punto de vista histórico legaL. Yes que la tarea de reconciliar elhecho de que, segú Marcos,
Jesús era un ciudadano leal algobierno romano con la acepta-da y oficial versión de su conde-na por sedición requería verda-
deros malabarismos dialécticos.En primer lugar tenemos que lâacusadón política contra Jesúsera tan conocida por sus segui-dores que resultaba imposiblenegada o soslayarla. Era necesa-rio, -pues, darle una interpreta-ción cónsona con los intereses yla seguridad de los cristianos deRoma (63). Si había que exone-rar a los romanos por la acusa-
ción condena y muerte de .Jesús,la única salda, que a veces pare-
ce una salida tangencial, era cul-par a los judíos (64).
(61) Brandon, op. cit. "The Trial of Jesus" en Hiitoiy Today. London, Abril 1966.
(62) Hay quienes sostienen que el relato de la Pasión de Jesús era tan importante parala fe y la teología de la Iglesia, que probablemente esta fue la primera fas del
evangelio que se escribió en forma coherente y ordenada. El espacio que se lededica y el énfasis que se le da justifica la opinión de que los evangelios son
informes de la Pasión con extensas introducciones. Cf. Anderson, op. cit. Pág. 75.
(63) Goguel es de opinión de que la cxistencia de una actitud amistosa hacia Roma departe de los primeros cristianos influye en algunos detalles importantes de la na-
rración del juicio que se le siguió a Jesús. Cf. The Life of Jesus. Págs. 464474.
(64) Sería imposible, por ser casi interminable, redactar una lista de los especialstas quehan notado este traslado de responsabilidades de romanos a jUdíos. Unos cuantos
42
Veamos cómo se puede de-mostrar esto: Jesús es arrestado
por iniciativa de las autoridades
judías; son ellos los que decidentomar acciÓn contra El (65) alrecibir jubilosos la propuesta deJudas Iscariote, pues así serámás fácil llevar a cabo el plan;son los judíos, a quienes el
autor siempre llama con losnombres peyorativos de escribasy fariseos, los que envían hom-bres armados con espadas y pa-los a GetsemanÍ para arestar-lo (66). Al ser arestado se lelleva a presencia del Sumo Sa-cerdote Judío (67). Luego losmiembros del Sanhedrín (68) lointerrogan y después de escu-
char sus declaraciones procla-
man que es merecedor de la pe-na de muerte (69). En el San-
hedrín a Jesús no se le da eltrato de un acusado sino el de
un criminal ya condenado (70).De acuerdo con Marcos y losotros evangelistas todo fue unatrama judía preparada, organiza-
da y perpetuada injustamentepor los judíos contra alguien
que era a todas luces inocente.Pero el problema fundamentalhabía que resolverlo. Y este eraexplicar ¿Por qué si todo fue
una trama judía el reo fue con-denado por la autoridad roma-na? Veamos cómo, de acuerdocon algunos autores, Marcos re-solvió el dilema.
Las malévolas intenciones delos judíos no eran desconocidas
para los seguidores de Jesús. Yalos fariseos (71) habían demos-trado su animosidad cuando lo
criticaron por curar a un enfer-
mo el día sábado, a un hombreque tenía la mano seca después
que les había dicho: "Es lícitoen día de sábado hacer bien ohacer mal, salvar una vida o ma-tar". Pero sus enemigos lo criti-caron y saleron los fariseos en-seguida y deliberaron con losherodianos (72) sobre cómo ha-cerlo morir (73). Es así como el
ejemplos serían: Schweitzer, op. cit.; Thomas Chubb: The True Gospel ol JesusClit. London, 1938; Goguel op. cit.; James Robmson: A New Quest ol theHiøorica Jcsus. London, 1959; James Bar: Old an New Interpretation_ London,1966. He.
(65) Marcos. 14: l()ii'(66) Marcos, 14:43.
(67) Marcos, 14:53
(68) El Sanhedrín era el Consejo de los judíos, revestido de autoridad para juzgar casoseclesiásticos y civiles. Sus miembros, que eran 72, se reunían en el Templo o en laSala del Consejo.
(69) Marcos, 14: 53-64.
(70) Goguel, op. ci. Págs. 470-474.
(71) Secta judía que prohibía contactos con gentiles. Eran en extremo cumplidores dela Ley judaca, pero Jesús los acusaba de hipócritas y fanáticos.
(72) Parido político que respaldaba a la dinastía de Herodes y eran enemigos de losf~riseos.
(73) Marcos, 3: 4-6.
43
evangelista va desarollando sutesis sobre la culpabilidad de fa-riseos y saduceos (74) por la
muerte de Jesús. Inclusive la se-ñala en una profesía hecha por
Jesús... "He aquí que subimos aJerusalén y el Hijo del hombreva a ser entrcgado a los escribasy lo condenarán a muerte, y lo
entregarán a los gentiles y lo es-carnecerán, lo escupirán, loazotarán y lo matarán, mas tresdías después resucitará" (75).
El relato de Marcos sobre el
aresto de Jesús en Jerusalén tic-ne también fundamental impor-
tancia, porque denota que éstecontaba con un número crecien-te de segudores. Esto ya lo ha-
bía expuesto al describir su en-trada triunfal en Jerusalén (76).
Este respaldo de sus seguidores
obliga a los líderes judíos a
aceptar la ayuda de judas y pro-ceder a arrestarlo en el Huertode Getsemaní amparados por lassombras de la noche (77). Estosignifica que no osaban arrestar-lo públicamente y que ademásestuvieron acompañados de unatropa armada de espadas y pa-
los (78). Mas el evangelista ad-
mite que hubo un intento de re-sistencia. "Entonces uno de losque ahí estaban, desenvainó suespada y dio al siervo del SumoSacerdote un golpe y le amputóla oreja" (79). Es evdente queM:cos tra æ soslayar el in-tento por evitar el aresto de
jesús (80). El evangelista tampo-
co informa cuáles eran los car-gos, ni las razones por las cuales
los líderes judíos habían decidi-do aprehender a jesús, con ex-cepción de sus anteriores decla-raciones que ellos acordarondestruirlo desde los inicios de sumisión (81).
Después del arresto, y elevangelista inficre que todavía
era de noche, el' reo fue llevadoante el Sumo Sacerdote "dondese reunieron todos los jefes delos sacerdotes, los ancianos y losescribas" (82), es decir losmicmbros del Sanhedrín, el másalto tribunal judío como ya seha visto. El procedimiento segui-do ha sido motivo para desper-
tar una ola de comentarios de
numerosos autores e iniciar un
(74) Secta religiosa judía, rival de los farseos. Negaban la inmortalidad.
(75) Marcos, 10; 33-34.
(76) Marcos, 11; 9-10.
(77) Marcos, 14;43.
(78) Pues segú San Juan, necesitaron linternas y antorchas. Juan, 18;3.
(79) Marcos, 14;47.
(80) Mateo nos dice que uno de los que estaban con Jesús desenvainó la espada, lo quequiere decir, uno de los discípulos. Mateo, 26;52. Lucas da a entender que todoslos dicípulos estaban armados. Lucas, 22;49. Juan nos dice que fue Simón Pedrquien desenvaió la espada. Juan 18; 10.
(81) Brandon, op. cit. "TIe Trial of Jesus" en History Tody. London, Abri 1966.
(82) Marcos, 14;53.
44
Sachar, op. ci. Pág. 132.
Mar8 n08 dice, 14:54, que "Pedro lo había seguido (a Jesús y sus captores) hastael interior del palio del Sumo Sacerdote..."
Citado por Brandon, op. ci. "The Trial of Jesus of Nazareth. Pág. 231.Juan, 18:13.
Danel-Rops, op. cit. Pág. 488.
Brandon, op. cit. The Tri of J- of Nazh. Pág. 247.Mateo nos dice que fue llevado ante Caifás, 26:57. Lucas menciona, al igal queMarcos, que fue llevado ante el Sumo Sacerdote, 22;54.
El Evangelio SegÚ San Mateo, el primero después del de Marcos, fue eiirito unadécada después de éste. El de Juan, el último, fue redactado a fines del primersiglo o pricipios del segundo. Sachar es de opinión que no ha podido ser escritoantes del sigo segundo. Op. cit. Pág. 126.
Brandon, op. cit. The Tri 01 JesUB of Na&h. Pág. 154.
debate que está muy lejos de fi-nalzar. El aspecto medular de
esta controversia radica en el he-cho de que de acuerdo con laLey, y las costumbres judaicas
el Sanhedrín no ventilaba casosdurante la noche, pues esto eracontrario a todo procedimiento
legal (83). Además, muchosautores ponen en tela de duda
que el Sanhedrín se hubierareunido en casa del Sumo Sacer-
dote cuando tenía su propio sa-lón de reuniones (84). De acuer-
do con Josefa la Sala del Conse-
jo del Sanhedrín se encontrabaen la parte sur del área del tem-
plo (85).
Otro punto no muy claro esante cuál autoridad tuvo quecomparecer primero. Marcos noes muy explícito en esto, peroen el Evangelio según San Juan
descubrimos que lo condujeronprimero ante Anás, porque éste
era el suegro de Caifás, el cualera el Sumo Sacerdote en aquelaro (86). Mas la explicación delEvangelio de San Juan tampoco
(83)
(84)"
(85)
(86)
(87)
(88)
(89)
(90)
(91)
es muy claro (87). Anás habíasido Sumo Sacerdote del año 6al i 5 cuando fue depuesto porel procurador romano. Además
de ser suegro de Caifás, Anás
gozaba de una gran reputaciónentre los judíos por su extenso
período como Sumo Sacerdote,uno de los más largos bajo elgobierno romano (88). Pero aúnasí el problema es de difícil so-lución, especialmente por el he-cho de que los evangelistas si-nópticos no mcncionan aAnás (89). El punto es impor-
tante, pues significa quc todavíaa fines del siglo primero (90) y
principios del segundo no exis-tía una versión oficial aceptadadel proceso de Jesús (91).
Una vez que comparece antelos miembros del Sanhedrín, se
inicia el proceso judicial que sele sigue a Jesús y que culmina-ría en la cruz romana. Este actojurídico también ha despertado
una ola de controversias, polé-micas y discusiones. Siguiendodetenidamente la narración de
45
Marcos podremos damos cuentade las razones por estos acres
debates (92). Para el evangelista,los líderes judíos habían deter-minado la muerte de Jesús."Los Sumos Sacerdotes y todoel Sanhedrín buscaban contra
Jesús un testimonio para hacerlomo rir, pero no lo halla-ban" (93). Más si esa era la in-tención de los miembros de la
alta jerarquía judía, tan faltosde escrúpulos (94), su actuaciónen el juicio es extrara y peculiaren extremo. Según el evangelista"muchos ciertamente atestigua-ran en falo contra El, pero los
testimonios no eran concordes.
y algunos se levantaron y aduje-
ron contra El este falso testimo-nio: Nosotros le hemos oído de-cir:' "Derribaré este Templo he-cho de mano de hombre y en elespacio de tres días reedificaréotro no hecho de mano de hom-bre" (95).
Hay varios puntos en esta na-rración que inevitablemente tie-nen que causar cierta sorpresa.Si los líderes judíos habían de-terminado la muerte de Jesús dedlltemano, ¿cómo es posible queprepararan un acto jurídico tan
deficiente? Y ¿cómo es posibleque súbitamente sintieran re-mordimientos o inseguridad yrechazaran el testimonio de tes-tigos preparados por ellos? Estaambivalente actitud de personas
que hab ían preparado previa-mente este crimen judicial esdifícil de aceptar. Mas al evange-lista le interesa más cargar deculpabilidad a los judíos que
darle coherencia y lógica a su
naración (96). Marcos hace én-
fasis en que las acusaciones quese le hacen al reo de proferir pa-labras y amenazas contra el tem-plo eran falsas. Es bueno recor-dar que en el Evangelio segúnSan Juan (97) y en los hechosde los Apóstoles (98) se especifi-ca que Jesús sí se pronunciócontra el Templo.
A la discrepancia entre Mar-
cos y Juan y los Hechos de los
Apóstoles no se le ha dado to-davía una explicación que satis-faga a todos los especialistas. Noes difícil indinarnos por el testi-monio de Marcos, ya que resul-taría sumamente extraño que siel Maestro se hubiera pronuncia-do en forma categórica contra elTemplo, sus discípulos lo hubie-
(92) Ningún aspecto de la vida de Jesús ha sido objeto de tantas controversias como elproceso que condujo a su muerte.
(93) Marcos, 14:55.
(94) La decisión de los líderes judíos de peder a Jesús por cualquier medio semenciona constantemente no sólo en el de Marcos, sino en los escritos de los otrosevanelitas.
(95) Marcos, 14: 56-58.
(96) Brandon, op. åt. "The Trial of Jesus" en HÎlory Tody. London, Abril 1966.
(97) 2: 19. "Destruid este Templo y en tres días yo lo volveré a levantar..".
(98) 6: 14. "Porque le hemos oído dec.. destré este lugar y mudaá las costumbresque nos ha transnutido Moiséll".
47
ran continuado usando como lu-gar de adoración a Dios después
de su muerte, como en efectohicieron (99). Hay un historia-dor (100) que sostienc que lasacusaciones del SanhedrÍn se re~fcrían al ataque hecho por Jesúscontra los mercaderes del Tem-
plo (101). Quienes sostienen estaúltima tesis son aquellos que in-
sisten en presentamos a Jesúscomo un líder nacionalista em-peñado en acabar con la opre-sión romana (102). La falla delos defensores de la tesis deJesús como líder nacionalista,fuera de los méritos que pueda
tener, estriba en el hecho deque ellos ignoran o soslayan el
carácter apolítico de su mensaje
sobre el Reino de Dios y su ne-gativa a especificar cuando se
iniciaría éste (103). Por otro la-do, resulta imposible reconciliaral Jesús radical revolucionario o
con spirador (104) con el del
Sermón de la Montaña (105).Sus prácticas ascetas son algo si-milar a la de la pacífica secta
judía de los esenios (106).
Pero no cabe duda que algu-nos de sus seguidores miraban a
Jesús como un líder nacionalis-ta, un Mesías, o Cristo como se
le decía en griego (107). Deacuerdo con varias profesías delAntiguo Testamento el MesÍassufriría una pasiÓn cruel para re-dimir a todos los hombres desus pecados (J 08). Pero la idea
Mesiánica en el siglo primero denuestra era se asociaba tambiéncon la creencia de que el Mesías
liberaría el pueblo de Israel delyugo romano antes de establecerel Reino de Dios (109). Es bue-
no, para dilucidar mejor este
asunto, analizar más detenida-
mente lo que ocurrió en el Tem-
(99) "Todos los días preservaban unanimemente en el Templo.. alabando a Dios".Hechos de los Apóstoles. 2: 46-47.
(100) Brandon, op. cit. "The Trial of Jcsus" en History Today. London, Abril 1966.
(101) Marcos, 11: 15-18.
(102) Joel Carmichael: The Death of jesus. London, 1966. Passim. Sclionfield, op. cit.:The Passover Plot. London, 1965. Passim.
(103) Anderson, op. cit. Pág. 163.
(104) Como nos lo pintan Carmicliael y Schonfield, op. cit. Pasm.
(105) Anderson, op. cit. Pág. 163.
(106) Los csenios, aun cuando no se mencionan en el Nuev Testamento, parecen estarasociados a las enseñanzas cristianas. Llevaban una vida austera y cumplían con elcelibato, pero no practicaban sacrificios cruentos en el Templo, a pesa de serjudíos. Después de los estupendos hallazgos de los manuscritos del Qumran, cercadel Mar Muerto. en 1947, existe la marcada tendencia entre los eruditos deencontrar un punto de contacto entre las enseñanzas de Jesús y las prácticasreligiosas de los escnios. Cf. Millar Burrow: The Dead Sea Scrll. New York,1955. Passim.
(107) La palabra Mesías significa ungido.
(108) lsaías,42: 1-4 y 53: 1-2.
(109) Sachar, op. cit. Pág. 127.
48
plo cuando Jesús atacó a losmercaderes ya que este es uno
de los actos más importantes enla carera misional de Jesús.
La estructura comercial delTemplo era necesaria, imprescin-dible, para mantener en formaadecuada el culto oficial. Allílos mercaderes vendían los ani-males que los fieles necesitabanpara los sacrificios que deseabanofrecer a Yahvé. Los banqueroscambiaban las monedas romanasque traían los peregrinos, y queno servían como oferta a Diospor tener la efigie del Empera-dor, por monedas apropiadas y
aceptadas oficialmente para di-chos ofrecimientos. Innecesarios
decir que la prestación de estas
facilidades bancarias y la ventade palomas, ovejas y los otrosanimales que se empleaban enlas ceremonias significaban mag-
níficas entradas económicas alos privilegiados que estaban acargo de esos establecimientosbancarios y comerciales en elTemplo. Un historiador judíonos dice que estas ventas y cam-bios monetarios eran tan inofen-sivos como la práctica modernade vender cirios en las iglesiascristianas a los fieles que deseandedicarlos a Dios o los San-
tos (110). En el Templo de Je-rusalén como en otros grandestemplos era imposible evitar elutilizar parte de sus dependen-ci as para fines comercia-les (111). Desgraciadamente mu-
(11 O) lbid. Pág. 130.
(111) Schonfield, op. cit. Pág. 123.
(112) lbid. Pág. 124.
chos mercaderes abusaban desus prerrogativas y explotaban alos fieles.
Estas lucrativas concesiones
eran hechas por el Sumo Sacer-
dote y los altos oficiales delSanhedrín, es decir, la aristocra-cia sacerdotal que dirigía el cul-to del Templo. Esta aristocraciasacerdotal administraba losasuntos internos de la nación ju-día por órdenes de Roma y elprefecto romano nombraba alSumo Sacerdote. Existía, puesuna cooperación de mutuos be-neficios entre los representantes
imperiales y los altos sacerdotes
judíos. Estos últimos eran nom.brados y contaban con el respal-do de Roma a cambio de quemantuvieran a la población ju-día sumisa, obediente de las le-yes romanas y anuentes a pagar
tributo. Para los líderes naciona-
listas, que odiaban el yugo ro-mano, los altos sacerdotes y susprotegidos, los mercaderes y
banqueros del Templo, eran trai-dores a la causa judía. Por ello
la acción de Jesús en el Templocontra los mercaderes ha debido
ser popular entre los grupos na-
cionalstas. Tan popular, que losaltos sacerdotes temieron util-zar la policía del Templo contraél por temor a las consecuencias
que entre los patriotas judíos
pudiera producir tal acto (112)Y prefirieron trabajar en la som-bra contra éL.
49
Tampoco cabe la menor dudade que la expulsión de los mer-
caderes del Templo por Jesúsfue un episodio de caracteresmucho más graves que la formacomo nos lo representa Marcosy los otros evangelistas. Es inne-
gable también que como la ac-ción de Jesús representaba un
serio peligro para la seguridad y
el debilitado prestigio de los al-tos sacerdotes, éstos determina-
ran la destrucción de aquél, que
muchos consideraban como elverdadero Mesías. Pero antes es-taban interesados en saber exac-
tamente cuál había sido el pro-nunciamiento de Jesús en rela-ción con el Templo. Esto se des-prende de la forma tan extraña
como Marcos nos relata el inci-dente (113).
De acuerdo con la naraciónde Marcos, en el proceso segui-do contra Jesús por el Sane-drín, cuando las autoridades ju-días no pudieron obtener las in-formaciones necesarias acercadel ataque a los Mercaderes del
Templo, el Sumo Sacerdote, lepreguntó a Jesús si era el MesÍas
de Israel: "¿Eres tú el Cristo
(Mesías) el Hijo del Bendi-to? " (114). Que hubiese formu-lado tal pregunta después de la
acusación relacionada con losataques de Jesús contra los mer-caderes del Templo es evidenciade que el Sumo Sacerdote rela-
cionaba un acto revolucionariocon alguen que pretendía ser elMesías, pues de acuerdo con el
pensar de los judíos el MesÍas
acabaría con el sistema políticoestablecido por Roma. Lo quesignifica que no sólo la posicióntea lógica de Jesús era atacada
por el Sumo Sacerdote, sinotambién sus pretensiones políti-cas (115). Había que deshacersede una persona que se hab íatornado en un peligro para elorden establecido y las acusacio-nes religiosas eran "un meropretexto" (116). La contesta-
ción de Jesús confirmó aún máslos temores de los altos sacerdo-tes: ... "Yo soy. Y veréis al Hijodel Hombre sentado a la dere-cha del Padrc y viniendo en lasnubes del cielo. Entonces el Su-
mo Sacerdote rasgó sus vestidosy dijo: "¿ Qué necesidad tene-
mos ahora de testigos? Voso-tros acabáis de oir la blasfemia.
¿Qué os parece? Y ellos todossentenciaron que El era reo de
Muerte" (117).Después de es ta cxplicación
sobre el extraño procedimiento
judicial empleado por los miem-bros del Sanhedrín nos encon-
tramos con uno de los proble~mas más complicados del Evan-gelio Según San Juan. El aspec-
to fundamental del problema es
la acusación de blasfemia.
Josefa nos describe a. muchos vi-
(113) Brandon. op. cit. "The Trial of Jesus" en Hi.ol' Today. London, Abril 1966.
(114) Marcos, 14;61.
(115) Schonfeld, op. cit. Pág. 147.
(116) Daniel-Rops, op. cit. Pág. 490.
(17) Marcos, 14: 62-64.
51
sionarios judíos que se autode-clararon Mesías en los años an-tes de la destrucción de Jerusa-
lén, sin embargo, no existe do-cumento alguno que señale quealguno de ellos fue condenado
por blasfemia por los miembrosdel Sanhedrín (118). Por otrolado, el castigo que sufría todo
condenado por este delito era elde la lapidación y esa fue la
muerte que recibió Esteban, elprimer mártir cristiano (119).Pero en el caso de Jesús el San-
hedrín, que lo había condenado
por blasfemia, no actúa de lamisma manera y no ejecuta lasentencia de la lapidación, sino
que, de acuerdo con Marcos,quien tampoco es muy explícitoen este punto, los sumos sacer-
dotes judíos tuvieron consejos
con los ancianos, los escribas y,todo el Sanhedrín y después de
atar a Jesús lo llevaron y entre-
garon a Pilato" (120).
En opinión de un historiadormoderno la frase pronunciadapor los miembros del Sanedrínen el sentido de que "El era reo
de muerte" (121), expresabauna opinión judicial y no unasentencia (122), ya que segúneste especialista Marcos sabía
que el Sanhedrín no podía enese momento llevar a cabo lasentencia. A pesar de que esta
hipótesis cabe dentro de la posi-bilidad, parece más probableque Marcos se preocupase espe-cialmente en demostrar que elSanhedrín condenó a Jesús amuerte aun cuando Pilato fuesequien ordenase su ejecu-ción (123). El gran historiador
germano Theodoro Mommsen,un especialista en antigüedad
clásica, sostiene que el relato deMarcos es correcto y se ajusta alas prácticas jurídicas de la épo-ca, pues para evitar que se pro-nunciaran sentencias en el San-
hedrín que fuesen contra los in-tereses imperiales, el gobierno
romano se reservaba el derechode aprobar o desaprobar senten-
cias que conllevaban la pena demuerte.
Mas, si ese era el caso, ¿por
qué el evangelista nos describe
dos procesos contra Jesús, unojudío y otro romano? Las difi-cultades inherentes a tal proce-
dimiento eran enormes al pre-sentarse la necesidad de dos jui-cios legales cada vez que las le-yes judías y las romanas nocoincidiesen en cuanto a la penaque merecía cada delito o encuanto a la naturaleza de cada
uno de éstos. Un especialista,que difiere de las conclusiones
de Mommsen, sostiene quecuando la administración de los
(\ i 8) Josefa, op. cit. Passim.
(119) Hechos de los Apóstoles, 7: 54-60.
(120) Marcos, 15: i.
(\21) Marcos, 14:64.
(122) eL V. Taylor: The Formaion of the Go.pel Tradiion, London, 1945. Pág. 570.(123) Brandon, op. cit. The Tri oí je.uo oí Nazarh. Pág. 233.
52
procuradores y prefectos fueestablecida por el gobierno im-
perial la jurisdicción del San-
hedrín sobre la esfera criminaldel Derecho cesó y el Sanedríndejó de ser un tribunal indepen-
diente ya que necesitaba el can-sen timiento de la autoridadromana para reunirse (125). Pe-ro entonces, si Jesús fue juzgadoverdaderamente por la autoridadromana su delito fue criminalpolítico y no teológico religioso.
La tesis de Regnault, no obs-
tante, es aceptable únicamente
si el dominio del representante
máximo romano en Palestina sepudiera concebir sólo en la for-ma de un proceso romano inde.pendiente del judío y posteriora éste. Mas este sistema hubieraconducido inevitablemente a laeliminación de las institucionesnacionales judías, lo cual era
contrario a los objetivos de la
política imperial. El prefecto, oprocurador, sólo tenía que con-
vencerse que las reglas de la LeyJudía se aplicaban correctamen-te y velar para que el Sanedrínno emplease sus poderes, que elgobierno imperial reconocía y
mantenía, como un arma contrala administración romana (126).Entonces, si de acuerdo con elcriterio de Pilato el acusado ha-
bía cometido un delito políticosería condenado por Roma.
Marcos no nos dice cuál fuela acusación de los judíos contraJesús ante Pilato, pero induda-blemente que ha debido ser po-lítica, pues Pilato cuando lo tu-vo ante su presencia le pregun tó
a Jesús "¿Eres tú el Rey de losJudíos? " (127). Es lógico supo-ner que la actuación de los ju-díos y el cambio de la acusaciónhubiese iniciado innumerables
controversias entre los eruditos
interesados en estudiar las cau-sas de la muerte de Jesús. No
cabe duda de que si la acusaciónhubiera sido por blasfemia y Pi-lato la hubiera confirmado, el
acusado habría muerto por lapena de la lapidación. Que estono sucediese y que Jesús fueraentregado a Pilato acusado de
sedición indica que las autorida-des judías estaban interesadas enel significado político y no reli-gioso del acusado (128). Estapreocupación de las altas autori-dades judías se entiende por loque ya hemos explicado.
El Sumo Sacerdote y el San-hedrín eran responsables ante elprefecto romano por el compor-tamiento civil y político de suscompatriotas. La entrada triun-
(124) Theodor Mommsen: Roma Hiory. London, 1854-56, Pág. 740.
(125) I. Regnault: Une province pr(:orien ¡iu debut de L'Empir romai: Leprol:s de Jesus Chrt. Pars 1909. Pág. 64 y siguientes.
(126) Anderson, op. cit. Pág. 83.
(127) Marcos, 15: 2.
(128) Es bueno notar que la diferencias entre los delitos políticos y los religiosos erancon frecuencia muy tenues entre los judíos.
53
fal de Jesús en Jerusalén y su
actuación con los mercaderesdel Templo habían provocadodisturbios que alteraron la paz yel orden que tanto anhelaba el
gobierno imperial, además deponer en duda la autoridad e in-fluencia del Sanedrín. Susmiembros serían responsablesante Roma, por lo que pudieraocurrir en el futuro si no se li-mitaban las actividades de Jesús.En el Evangelio Según San Juan,los sacerdotes judíos le pregun-
tan a Caifás, el Sumo Sacerdote:"¿Qué hacemos? Porque estehombre hace muchos milagros.Si le dejamos continuar todo elmundo va a creer en El, y losromanos vendrán y destruiránnuestro Lugar (Santo) y tam-bién nuestro pueblo". Y caifáscontesta: "...es preferible que
un solo hombre muera por todoel pueblo, antes que todo elpueblo perezca". Este párrafodescribe perfectamente las razo-nes por los temores del Sanhe-
drín (129).
Las autoridades judías actua-ron entonces de acuerdo con su
deber y responsabilidades y evi-taron una posible y peligrosa ac-ción del gobierno romano, alexaminar a Jesús y entregarlo aPilato, acusado de un delito po-lítico, aún cuando como ya he-mos dicho, pero es bueno volvera hacer énfasis en ello, se debe
recordar que la política y la reli-gión se mezclaban en los asun-tos judíos. El declararse Rey delos Judíos, como Jesús infiere alcontestar a la pregunta de Pilatoen este sentido con la frase "Túlo dices" (130) era un gran deli-to político ya que ello significa-ba que él se consideraba Rey deun Israel políticamente indepen-
diente (131). Esta es la acusa-
ción que prefieren los judíos,que aceptan los romanos y queprefieren los cristianos de J eru-salén. Que esta acusación hubie-se sido incluida en el relato apo-
logético de Marcos, escrito paralos cristianos de Roma, revela
que los términos de la acusación
eran conocidos por todos loscristianos.
Pero hay algo más en relacióncon estas acusaciones políticas
que merece nuestra atención.Marcos no las especifica, perolas infiere cuando nos relata queal rehusar el reo contestar, el
prefecto romano exclama:" ¿ N ada respondes? Mira decuántas cosas te acusan" (132).Pilato se asombra de la decisiónde Jesús de no defenderse, pues
por lo general las personas acu-
sadas protestaban en forma ve-hemente y se declaraban inocen-tes. Si Marcos soslaya las exac-
tas acusaciones, Lucas es explí-cito en el asunto: "Hemos ha-
blado a este hombre soliviantan-
(129) Juan, 11: 47-50.
(130) Marcos, 15: 2.
(131) Brandan, op. cit.: The Tri oí Jesus oí Nl\1i Pág. 1ii.
(132) Marcos, 15:4.
54
do a nuestra nación, impidiendoque se dé tributo al César y di-ciendo ser el Cristo Rey" (133).Extraña la mención del tributoen el sentido de que Jesús se
oponía a su pago si tenemos encuenta que Marcos (134), Ma-teo (135) y el propio Lu-cas (136) relatan el incidente
cuando los fariseos quisieronperderlo al hacerle la pregunta
capciosa sobre el pago del tribu-to a Roma y Jesús confirmóque era lícito hacerla.
De acuerdo con Marcos, Pila-to estaba convencido de la ino-cencia del acusado, pues: "El
sabía en efecto que los sumos
sacerdotes lo habían entregado
por envidia (137). Si esta era enverdad la opinión de Pilato y sien realidad deseaba salvar a J e-sús el prefecto tenía a su dispo-
sición varios medios adecuadospara lograr esto. Mateo (138) y
Lucas (139) son más enfáticosen torno a la certeza que tenía
Pilato de la inocencia de Jesús.
Del carácter de Pilato sabemos
algunas cosas, ya que Filón deAlejandría y Josefa lo mencio-
nan en sus obras. Estos historia-dores judíos concuerdan en queel prefecto romano poseía uncarácter fuerte y estaba anuente
a emplear la fuerza y a no dejar-se intimidar ni por líderes ni
turbas judías (140). Este no eraun oficial con el que se podía
jugar (141) Y ya hab ía demos-
trado que no temía herir suscep-tibildades religiosas judías pues,
al contrario, le gustaba desafiar
a los judíos, como hizo al entraren Jerusalén y hacer que sus sol-dados llevasen emblemas con laefigie del Emperador, algo queofendía los principios religiososjudíos (142). Su administración
demuestra que contaba con laaprobación de Roma, ya que sir-
(133) Macos, 23:2.(134) Marcos, 12: 14-17.
(135) Mateo, 22: 16-21.
(136) Lucas, 20: 21-26.
(137) Marcos, 15:10.
(138) En el Evangelio Segun San Mateo, la esposa de Pilato. Procla, le pide: "que notengas nada que ver con ese justo, porque yo he sufrido mucho hoy en sueños". Yluego, para hacr énfasis en que éi no tenía nada que ver con la condena, Piato se
lava la manos. 27: 19-24.
(139) Lucas, 23: 14.: "He efectuado el interrogatorio delante vosotros y no heencontrado en El nada de culpable en las cosa de que lo acusaís".
(140) Brandon, op. cit. "The Trial of Jesus" en HiIory Today. London, Abril, 1966.Filón describe a Pito, entre otras cosas, como inflexible, terco, implacable,arrogante, anuente a lastimar las sensibildades reliosa de los judíos, etc.
(141) En un arículo de Ernest Hauser: "El hombre que sentenció a Jesucristo",publicado en Seleccll de Abril de 1972, se presenta a Pilato como un hombre
débil de caácter. Esta apreciación no se ajusta a los hechos ni tiene ninuna basehistórica. Mantener la confanza de un Emperador tan desconfiado y sospechosocomo Tiberio durante diez mas es suficiente prueba de la habildad y capacidad dePiato.
(142) Anderson, op. cit. Pág. 27.
55
viÓ del año 26 al 36 de nuestra
era como prefecto de J udea unperíodo extenso de acuerdo con
las normas romanas (143).
Por consiguiente, el recuento
de Marcos sobre la vacilante ytemerosa actuación de Pilato esdifícil de reconciliar con lo quesabemos de su carácter, con lalÓgica y con las obligaciones de
un representante de Roma. LolÓgico, lo normal hubiera sido
que el prefecto declarara que elproceso quedaba disuelto porfalta de pruebas y porque él, elrepresentante del poder omnipo-tente de Roma, consideraba alacusado inocente. En tales con-diciones podía poner en libertada JesÚs y amonestarlo en cuan to
a su conducta futura o dade unpequel-lO castigo, unos cuantosazotes, por ejemplo. Si no de-
sciba ser tan tajante todavía le
quedaban otros recursos. UnaIlue\'a y conveniente soluciÓn
habría sido posponer una deci-siÓn sobre el caso en Jenisalén y
declarar que el proceso se Ileva-rLi a cabo o continuaría en Ce-
salTa, la ciudad que servía de re-sidencia y capital a los adminis-
tradores rorn.uios, y donde noexistía el problema de turbas ju-día s \')ciferando y lanzando
irresponsables acusaciones. Esto
fue exactamente lo que hizoClaudio Lucas, el tribuno roma-
no, para proteger (144) a Pablo
de Tarso de las turbas judías; loenvió a Cesarea con una cartapara el procurador Fclix (145).
Pero en lugar de utilizar estosfáciles expedientes, Pilato, de
acuerdo con Marcos, recurre aun mcdic¿ que inevitablementeconduciría a Jesús a la cruz ro-mana. Ello tiene que ver con elfamoso e improbable incidentede Barrabás. Como el episodiode Barrabás tienc también unaimportancia fundamental en elproceso de Jesús resulta impres-c i n di ble analizado cuidadosa-mente. Marcos, al igual que losotros evangelistas, nos dice queera costumbre que la máximaautoridad romana pusiera en li"bertad a un preso durante las ce-le braciones de pascua. (1 46) Loextrafio de esta aseveraciÓn es
que no existe ninguna documenta-ción histórica laica que corrobo-re tal opiniÓn y Josdo, queenumera cuidadosamente los pri-vilegios que el gobierno romanole concedía a los judíos, no in-cluye este. (147). Además, laconcesiÚn no tiene sentido niparece probable desde un punto
(143) El segundo nÜs extenso de todos los prdec:os y prneuradofts romanos quegot'trraron Judea en el siglo primero. Makr, op. cit. Los prefectos no duraban
mul'lio, porque gobernar un pueblo tan ftbelde como el judío era en extremodifídl.
(144) rrossard, op. cit.(145) Hechos de los Apóstoks, 23: 24-26.
(146) Marcos, 15:6.
(147) Brandon, up. cit.; "The Trial of Jesus" en History Today. London, Abril i 966.
56
de vista lógico, pues de ser así
ello significaba que la autoridadimperial ponía en libertad a unenemigo del Estado, a un rebel-de, lo cual nunca hubiera hecho
un gobierno romano. Barabáshabía sido acusado de sedicióny de homicidio (148), ya quehabía luchado contra las tropasromanas y había muerto por lomenos a un soldado roma-no (149).
Mas aun admitiendo que talcostumbre existiese, el uso quehace Pilato de ella es ilógico, sien verdad deseaba, como infiereel evangelista, salvar a jesús. Deacuerdo con la narración un du-ro e inflexible prefecto romano,con el respaldo de una poderosafuerza militar, recurre a este ar-did para salvar a un acusado queconsideraba inocente e invita alas turbas presentes, que para élhan debido ser una chusmasoez, inútil y despreciable, para
que ellos escogieran entre jesúsy Barrabás un líder nacionalstaque había osado desafiar y queha debido contar con una granpopularidad, mucho mayor quela de jesús, entre los patriotas ynacionalstas judíos que se en-
contraban ante el prefecto. Dar-les estas alternativas a la muche-dumbre era insensato si sepretendía salvar a Jesús, pues deantemano se sabría que el pue-blo preferiría a Barrabás.
y luego que el pueblo esco-
gió, Pilato pregunta débilmente
"Qué decís. pues, que haga alrey de los judíos" (150). La
idea de un duro y poderoso pre-
fecto romano pidiéndole consejoa una turba judía sobre lo que
debía hacer con un prisionero escasi imposible de aceptar, porser ridícula e ilógica, a menosque el trabajo apologético del
evangelista tenga por objetoexonerar a los romanos de cul-pabilidad en la muerte de jesúsy responsabilizar a los judíos.
Sólo así se puede aceptar lanarración de Marcos; los líderesjudíos determinados en ejecutara jesús convencen a Pilato, apesar de que éste estaba conven-
cido de la inocencia delreo (151). Para completar sucaso Marcos nos dice que el cen-turión romano al exclamar"Verdaderamente este hombreera hijo de Dios" (152) recono-
ció la divinidad de jesús mien-
(148) Marcos, 15: 7.
(149) Schonfie1d, op. cit. Pág. 152.
(150) Marcos, 15: 12.
(151) En los primeros anos del cristiasmo, la imagen de Pilato era muy diferente entrelos seguidores de Jesús. Tertulano le llamaba un cristiano de conciencia, la IglesiaOrtodox.a Griega canonizó a su esposa Procla y al 27 de octubre se le llama el díade Santa Pro cia. La iglesia cristiaa de Etiopía acepta el 25 de junio como día deSan Pilato y Santa Pro cia. El credo, al declarar que Jesús padeció bajo PoncioPilato sólo atestiguaba un hecho histórico, pero no le asia la culpa. Durante la
Edad Media esa actitud cambió radicalmente y a Pilto se le pintaba como a un
monstruo. eL Maier, op. cit.
(152) Marcos, 15:39.
57
tras los judíos se mofaban deél (153). "Entonces el velo deltemplo se rasgó en dos pares dealto a bajo" (154) lo que signifi-caba que la antigua religión ju-día iba a ser reemplazada por la
de los segudores de Jesús.La manera como Marcos des-
cribe y explica la condena ycrucificción de Jesús ha debidosatisfacer a los cristianos de Ro-ma y aliviarlos del embarazo eincomodidad que para ellos sig-nificaba la acusación política
contra el fundador de su reli-gión. Ahora los cristianos sabíany podían declarar que Pilato ylos romanos estaban convenci-dos de su. inocencia y trataronde salvarlo, pero los inescrupu-
losas líderes judíos lo impidie-
ron. Era conveniente recordar
también que Jesús había dadoprueba de su lealtad hacia Romaen el incidente del tributo,cuando declaró explícitamente
que era lícito pagarle tributo aRoma y, finalmente, conveníarecordar también que fue el cen-turión romano quien reconoció
su divinidad. Pero para un histo-riador moderno el relato deMarcos no puede ser aceptadotan fácilmente.
La narración de Marcos influ-yó indudablemente en los escri-tos de los evangelistas sinóptico s
que siguen al pie de la letra aMarcos y le agregan algunas pe-
queñas adiciones. Era necesarioconvencer a todos que el cristia-nismo no había tcnido un iniciorevolucionario. Así en el Evan-
gelio Según San Mateo se elabo-ra el breve relato de Marcos so-
bre la resistencia armada enGetsemaní y su autor nos dice
que Jesús se pronunció en con-
tra del uso de la fuerza: "Vuel-ve tu espada a su lugar, porque
todos los que empuñan la espa-da, perecerán a espada" (155).
Matco escribía para una comuni-dad cristiana judía, probable-
mente cn AlejandrÍa, dondeexistía un espíritu revoluciona-
rio que había que calmar, sobre
todo después de la catástrofe deJerusalén en el año70 (156).Pues en ese año los ro-manos habían enseñado hastaqué límites estaban dispuestos allegar para aplastar revueltas.
Pero el párrafo más trágicode todos los cvangelios, el quesin duda alguna ha costado cua.
tro millones de vidas, es tam-
bién uno de Mateo, un autor ju-dío que indudablemente sentíauna gran aversión contra esepueblo, por lo que consideraba
era la forma injusta como ha-
bían tratado a su Maestro. Este
se refiere a la confrontación en-tre Jesús y Pilato. De acuerdo
con el evangelista, luego de quePilato se lavó las manos para
atestiguar quc era inocente del
(153) Marcos, 15: 29-32.
(154) Marcos, 15:38.
(155) Mateo, 26-52.
(156) Brand(), op. cit. "The Tria! of Jesus" en History Today. Op. cit.
58
veredicto condenatorio y de lasangre de Jesús le preguntó alpueblo lo que debía hacer con
Jesús, los judíos respondieron:"La sangre de El, sobre nosotrosy sobre nuestros hijos" (157).Esta frase ha sido utilizada porantIsemitas desde entonces hastaHitler para, justificar atropellos,
asesinatos y masacres de todaÍndole. Afortunadamente en elreciente Concilio Vaticano se
exoneró a los judíos de todaculpabilidad en la muerte de J e-sús (158).
Cualquier historiador que ha-
ga un estudio cuidadoso y deta-llado del Evangelio Según San
Marcos descubrirá su objetivoapologético y no le resultarámuy difícil encontrar el motivopor ello, pues, como ya se havisto, él deseaba ante todo evi-tarle problemas a sus correligio-narios en Roma. Este deseo deMarcos de proteger a los cristia-nos de Roma es digno de todoencomio. Indudablemente que sila comunidad cristIana de Romase había desligado de la Ley ju-día, ya que los judíos no acep-
taban la divinidad de Jesús era
natural que una persona intere-
sada en el bienestar de esta co-munidad cristiana, y con recur-sos literarios a su disposición,
intentase demostrar, por todos
los medios a su alcance, que loscristianos no eran judíos.
Teniendo esto en cuenta esfácil aceptar las siguientes pre-
misas: las altas autoridades ju-
días estaban convencidas de queJesús era un peligro para la pazy el orden por lo cual estasautoridades eran responsables;
luego de interrogarlo se lo entre-garon a Pilato y lo acusaron del
crimen de rebeldía contra Ro-
ma, por sus prédicas y acciones;el prefecto imperial acepta la
acusación y ordena que el "tItu-lus" de la cruz indique la causa
de su condena (159) "y en el
epígrafe de su causa estaba es-crito: "El rey de los ju-díos" (160). Es muy sintomáti-co que Pilato ordenara que sepusiera este "titulus", pues conella infería que la acusación erapolítica (161). También resultainteresante que Pilato ordenara
que dos "lestai" fueran crucifi-cados con Jesús. Un "lestai
" ,
que los romanos catalogaban co-
(157) Mateo, 27:25.
(158) Pero aun si un grupo de judíos hubiera sido culpable de la muerte de Jesús. resultaabsurdo odia a todos sus descendientes, como resultaría absurdo odia a los
italianos, porque algunos de sus antepasados tiraban a los cristianos a las fieras, o alos españoles, porque alguos conquistadores cometieron desmanes y atrocidades
contra los indios, o a los franceses, por lo que Bunau-Varlla le hizo a Panamá.
(159) Era costumbre utilizar el "titulus" para indicar el delito cometido por elcondenado. La inscripción estaba en grego. latín y arameo, el lenguaje de Jesús.
(160) Marcos, 15:26. Lucas nos dice que la inscripción decía: "El Rey de los judíos esEste", 23:38.
(161) Brandon, op. cit.:The Tri 01 Jeøui 01 Nuah. Pág. 229.
59
mo un bandido (162) era en rea-lidad un miembro de la resisten-cia judía (163), es decir, un ce-
lata, y estos dos guerrileros
probablemente tomaron parteen la insurrección de Barabás
que Marcos nos menciona (164).Era natural que el poder queejercía la ocupación de Judeapor la fuerza emplease términos
ofensivos para quienes se opo-nían a ella (165). Que a Jesús sele hubiera crucificado entre dos
rebeldes es una indicación que
las autoridades romanas tambiénlo consideraban como un rebel-de.
De acuerdo con nuestro crite-rio la evidencia histórica de-
muestra que Jesús fue condena-
do por razones políticas. Algu-nos autores que se oponen a es-ta tesis se apoyan en el Evange-lio Según San Juan, pues esteevangelista nos dice (166) quecuando Pilato buscaba como de-jado libre... los judíos se pusie-ron a gritar diciendo: "Si sueltas
a éste, no eres amigo del César:
todo el que se pretende rey, seopone al César". El razonamien-to de Juan no parece muylógico y menos consistente, puesen el párrafo anterior el evange-
lista hace decir a Pilato: "¿N osabes que tengo el poder de li-brarte y el poder de crucificar-te? " (167). Lo que Juan proba-blemente quiere dar a entender
es que si el prefecto no los hu-biera obedecido los líderesjudíos hubieran enviado un in-forme al Emperador en su con-tra. Mas esto no era fácil yTiberio que confiaba en Pilatole hubiera prestado atención a
su relato oficial y no al de loslíderes judíos. El Sumo Sacerdo-te judío era nombrado por elprefecto romano y esta es unaconsideración que también debetenerse en cuenta pues estamáxima autoridad judía no ibaa ganarse la enemistad de suprotector (168).
Por cierto que si Tiberio hu-biera considerado a Pilato un in-competente jamás lo hubiera
(162) Marcos también los llama así. ('f. 15:27.
(163) Brandan, op. cit.: The Tri of JeøÐ- of NazlUh. Pág. 4 J.(164) Marcos, 15:7.
(165) Otro término era el de "sicarus " , que significaba hombr~daa. ya que los sicario s
mataban a sus enemis con una "sica". Josefa considera que los sicarius erancelotas. Op. cit. Paøøim.
(166) Juan, 19: 12.
(167) Juan, 19: 10.
(168) Es cierto que Piato tuvo que retornar a Roma en el año 36 como consecuenda deuna acusación contra él por los samartanos, un pueblo relacionado estrechamente
con los judíos. En aquella ocasión, un grupo de samartanos se dejó convencer porun pseudo Mesías, que les prometió descubrir algunas reliquias sagradas enterradaspor Moisés en el satuario de Garsim y acudieron a presendar el espectáculo.Como había un gran número que portaban armas, Pilato ordenó a sus tropas evitarsu ascenso al monte donde estaba el santuario. Cuando los samaritanos rehusaronretornar a sus hogaes, el prefecto ordenó el ataque y sus soldados derrotaron
fácilmente a los samartanos. El senado samartano se quejó ante el proconsul
60
mantenido en su puesto durantediez años. Tampoco era la pre-fectura de Judea un puesto in-significante al cual se enviaba aoficiales sin mucha influenciacomo creen alguos novelistas ehistoriadores populares (169).
Podemos decir, pues, que Pilatoera lo suficiente poderoso e in-
fluyente para acusar y condenara Jesús por rebelde sin necesi.dad del apoyo de turbas judías.Que haya tenido o no razón esotra cosa. Mas para el creyente
hay algo mil veces más impor-
tante y valioso que la evidencia
histórica, la fe. Contra ella se es-trella cualquier argumento histó-rIco.
y como Jesús, además de seruna gran figura histórica, es re-conocido y venerado como elHijo de Dios, la interpretación
religiosa y teológica de su minis-terio, condena y crucificción notiene precisamente que coincidircon la histórica (170). En mate-ria de religión cada cual tiene
derecho a aferrarse a sus propiasconvicciones. y es necesarotambién, antes de terminar, ha-cer énfasis en el hecho de queno sostenemos que la tesis histó-rica que hemos presentado y de-fendido sea la única o la correc-ta, pero a nuestro juicio, es laque más se aproxima a la real-dad.
romano en Sitia (los samartanos tenian sane siria, ya que eran el resultado dematrimoJÙos entre judíos y colonizadores 8Íos) y éste le pidió que regresaa a
Roma para responder a las acusaciones. El proconsul de Siria era superiorjerárquico del prefecto de Judea. Mas lo principal que revela este incidente es laanuencia de Piato a emplear la fuerza contra los pueblos bajo su jurisdicción. Lasituación en Garisim era, por supuesto, muy diferente a la creada por las turbasjUdías en el proceso de Jesús. En este Último cas Pilato tenía todas las de ganar.A propósito, no sabemos en qué quedó la acusación contra Pilato, pues Tiberiomurió poco después.
(169) Maier, op. cit.
(170) Hay tantos escritores religiosos que reconocen esto que sería inútil enumerarlos.
61
DR. ALBERTO OSORIO o.
El ilustre polígrafo Don Amé-rico Castro ha expresado lapida-riamente que el fenómeno judai-co en la Madre Patria es hiedray tronco en la historia de la Pe-nínsula. Pareciera que ningúnacontecimiento decisivo del de-venir político y social hispano
sería comprensible sin la partici-pación de los descendientes de
Abraham.
Amador de los Ríos asegurapor su parte que todo el proce-so político, religioso, civil y lite-rario de España está penetrado
de la presencia de los hebreos
sefardí es.
Julio Caro Baraja se identificacon el concepto apuntado yagrega que el judaísmo peninsu-lar es neivio y clave de una tra-ma compleja que abarca aproxi-madamente dos milenios hastael umbral de la modernidad y
62
que se proyecta, por diferentescanales, en la nación española
conquistadora de nuevas tierrasalende el mar.
Con base a estas aseveracionesque tomamos como premisa denuestro escrito, es factible consi-derar que, pese a las restriccio-nes legales que pesaban sobre ju-deo-conversos o cripto-judíos enlo concerniente a su emigración
a América, cabe entender que laestructuración de las naciones
del continente colombino obe-
dece en parte apreciable a la in-cidencia de este elemento prove-niente de Espara que subrepti-ciamente por una pare, y legal-mente en casos esporádicos, Jue-ga un papel efectivo cuando nodecisivo en la realidad integralde estas tierras.
El hecho hispano-hebreo ha
sido estudiado y escrutado por
autoridades como las que hemosseñalado arriba. Sin embargo,falta aún una profundizaciónque revele la influencia de lossefardíes por origen étnico o re-ligioso dentro del variado desen-
volvimiento del mundo america-no.
A manera de modesta contri-bución en este aspecto y, espe.cíficamente sobre la fundación
de la Ciudad de David, cabecera
de la Provincia de Chiriquí, de-
seamos publicar la entrevistaque hiciéramos al Doctor Fran-
cisco Morales Padrón, conocidoamericanista y profesor de His-
toria de América en la Universi-dad de Sevila. El Profesor Mo-
rales accedió gustoso a nuestra
insinuación de aclarar ciertosconceptos sobre la personaldad
del fundador de David y su po-
sible linaje hebreo.Al realzar nuestra investiga-
ción en el Archivo General deIndias abrigamos fuertes sospe-
chas sobre los orígenes judaicos
del Capitán Juan López de Se-
queira. Ahora, nuestra tesis pa-rece confirmada por las declara-ciones taxativas de nuestro en-
trevistado.
Todavía habrá que seguir in-vestigando este aspecto quearojará nueva luz sobre la histo-riograf ía panameña y la secuen-cia fundacional de los pueblos
del Istmo.
Al lector de extraer conclu-
siones.
Muchos otros motivos nos in-clinan a pensar en la posibilidad
que indicamos; ellos verán la luzen un estudio posterior. Bastaaradir que la historia de Panamáestá por hacerse a fin de cono-
cernos a nosotros mismos enprofundidad y amplia perspecti-va científica.
De ser cierta la sospecha queadelantamos habrá ocurrido ennuestro país WI hecho hastaentonces desconocido e inaudi-to: el establecimiento de la ac-
tual tercera ciudad de la Repú-
blica por un descendiente de
aquellos hebreos que la llamadaReina Católica expulsó de susdominios en el año mismo delDescubrimiento de América.
La prolongación del ideal ju-dío y lo que es más importante,
la presencia de López de Sequei-ra actuando como Gobernadorde Veraguas al romper el sigloXVii y que extiende la conquis-ta y colonización hasta los con-
fines de Costa Rica, constituiránun informe valoso en la com-prensión cabal y justa de nues-
tras raíces hispánicas, de unacrítica desapasionada del legadocultural esparol y de los funda-
mentos históricos sobre los cua-les reposa nuestra nacionalidad.
He aquí la entrevista con elDoctor Morales Padrón:
En esta mañana del 26 deabril tenemos el W'ato placer deentrevistar brevemente al distin-guido catedrático de la Universi-dad de Sevila, en la cátedra deHi s toria de América, DoctorFrancisco Morales Padrón, quiense encuentra en nuestra capitalcon motivo de la X Asamblea
63
General del Instituto Panameri-
cano de Geografía e Historia.
En concreto, queremos entre-vistar al Doctor Morales Padrónsobre el hecho que nos ocupa
actualmente y es la redacción dela Historia de la Ciudad deDavid, de la historia fundacIonalde la Ciudad de David, en Chiri-quí.
Se sabe ciertamente que Da-vid fue fundado en 1602 por elCapitán Juan López de Sequei-
ra, Gobernador General de Vera-gua, en virtud de un Título ex-pedido en Madrid por Real Cé-
dula de 26 de febrero de 1600.
En los documentos del Archi-vo hispalense, del ArchivoGeneral de Indias, encontramos
que Juan López de Sequeira eraciudadano portugués natural dela Vila de Almendra, en el obis-pado de Ciudad Rodriga. Posi-blemente nace durante el perío-do de unión de las dos coronas,de la corona portuguesa y lacorona de Castila. Es sumamen-te curioso, sintomático que Se-
queira haya denominado al pue-blo Ciudad de David.
La pregunta en sí al DoctorMorales Padrón es la siguiente:
P. ¿Puede sospecharse que JuanLópez de Sequeira desciendade judíos conversos portugue-
ses?
R. Sí, pienso que, más que sos-pecha es casi una evidencia.El mismo topónimo por unaparte y luego el mismo nom-bre del Capitán nos hace pen-
sar que puede descender de
64
"--
judíos conversos. En ese en-tonces, además, no hay nin-gún problema con ellos nimucho antes. También el pe-ríodo en que ambas coronasestán unidas y sabemos quehay una total libertad paraello. Siempre se ha venido ha-blando de la presencia de por-tugueses, e incluso de portu-
gueses de origen judío dedica"dos al comercio en la zonadel cono sur, en la zona del
Río de la Plata, portuguesesque pasan del Virreinato bra-sileño y vienen a las posesio-
nes hispánicas de la Argenti-na, de Charcas, etc.
Ahora, para mí constituyeuna sorpresa encontrarme unGo bernador, nada menos queun Gobernador actuando enAmérica Central y que, repi-to, nada de extraño tiene que
él, en su posible condición dejudío converso, le haya llama-do a la fundación PUEBLODE DA VID, lo que parecesubrayarlo o testimoniarlo.
De todas maneras, una inda-gación en archivos parroquia-les nos permitiría retroceder
en la filiación de este indivi-
duo y sin duda, llegar a lacompleta evidencia de estoque estamos ahora mismo na-da más que sospechando.
P. Otra pregunta, Doctor Mora-les Padrón, la Ciudad o la Vi-lla de Almendra, en el obispa-do de Ciudad Rodriga, a fina-les del siglo XVI, ¿pertenecíaa España o estaba incluida
dentro del dominio portu-gués?
R. Es algo que no puedo respon-der con certeza geográfica,porque la verdad es que no séahora mismo más o menosdónde ubicar esa Vila de Al-mendra. Con todo, consideroque no sería nada difícil ha-cer una averiguación a través
de la misma Sociedad Geográ-
fica Española dirigiéndose a
ella. Sería muy fácil encon-
trarle solución y averiguar
dónde estaba esta Vila quequizá ha cambiado de nombrea través de los tiempos, pero
que debe tener testimonio desu existencia en cualesquier ar-chivos arzobispales o archivos
eclesiásticos; es decir, que nosé si en la Sociedad Geográficao en la misma Ciudad Rodrigapudiéramos encontrar signos,huellas de esta Vila. Yo meofrezco personalmente a ha-
cer una investigación y averi-guar a través de mis amigosde la Sociedad Geográficadónde estaba Almendra.
P. Muchas gracias, Doctor, muyamable por esta aclaración.Una última pregunta: ¿Permi-
tirían las autoridades hispanasa un Capitán portugués alcual se le expide Carta de na-
turaleza, darle una fundación,a un pueblo el nombre de Da-vid, un personaje del Antiguo
Testamento, sin que esto exi-giera como se acostumbrabaen los siglos XVI y XVII, la
presencia o la invocación de
un santo patrono del calenda-rio cristiano?
R. Resulta extraño, pero Si pen-
samos que Jesús pertenece allinaje de David, podemos con-siderar que no hubiese repug-
nancia o alergia al topónimo.Desde luego, es generalmente
extraño lo de Pueblo de Da-
vid. Repito, no veo que porejemplo, una Inquisición que
ya entonces estaba bastante,no diría relajada, pero sí dé-bil en su actuación, ignorase
o diese el visto bueno a este
topónimo aquí en tierras cen-troamericanas. Con todo, paramí es un hecho insólito y ex-traño. Por vez primera me en-
cuentro un nombre de unaciudad, una fundación con es-te bíblico apelativo de Pueblo
de David.
Parece que tras él lo que sequiere indicar es pueblo ju-dío, pueblo hebreo; y esto sí
que resulta bastante extraño.En fin, pensemos que esta estambién la época en que elCapitán Texeira está viniendodesde Brasil hasta Quito yvuelve otra vez desde Quito adescender tranquilamente por
el Amazonas. En un momen-to de máxima libertad en lasrelaciones hispano portugue-
sas por así decirlo. No sé, re-pito que me resulta extrañopero, por otro lado, no lo en-
cuentro imposible que le hu-biesen tolerado llamarle pue-
65
blo de David si consideramos
que con David se inicia la ge-nealogía de Jesús.
P. Muchas gracias, Doctor. Deesta manera concluimos nues-
66
tra entrevista con el Profesor
Francisco Morales Padrón, ca-tedrático de Historia de Amé-rica de la Universidad deSevila.
hasta el presente para darle a lanación una personaldad acen-tuada ante propios y extraños,
ante los de casa y ante los que
nos observan desde los mirado-res internacionales. Pienso, porel contrario, que en el desfiepatético y emocionante de laexperiencia contradictoria y pa-
radojal que el país ha vivido, le-jos de ser todo espernible o ca-
reciente de valores sustanciales,no poco hay que ostenta, la fir-meza de una silería hábilmenteco n struÍda. Creencia diferenteno concordaría con la que espreciso abrigar con respecto a lacontinuidad de la historia, ni se-ría propia de quien no piensa
que debe escindirse la responsa-bilidad de las generaciones, co-
mo si ellas actuaran en cicloscerrados e independientes, comosi el pensamiento y la voluntad
de los hombres no fueran tras-cendentes de por sí, como siuna vez aplicados a cualquiera
de sus objetos posibles, se gasta-ran para siempre en el tiempo yen el espacio.
Lo que afirmo es que el ac-tuar público -el del ciudadano
y el del Estado- que nada másrecibe el estímulo de inspiracio-nes ocasionales y contradictoriaso de motivQs pasajeros y contin-gentes, es el menos adecuadopara la sólida plasmación de unaconciencia general militante en
funciÓn de concentrados ideales,capaces de interpretar fielmentela sinuosa dirección del determi-
nismo social. Lo que pretendo
es llamar la atención del lectorhacia el hecho de que sin orga-
68
nizaclOn y disciplina en el pen-samiento y en los actos que ledan forma, sin cierto equilibrioentre los medios y los fines noserá posible a nadie, ni al hom-bre individual, ni a la comuni-
dad- Estado, enfrentarse a la in-gente tarea de limar las duras
arstas y las asperezas que en las
cosas y en los sucesos forman
las complejas y numerosas exi-gencias de la vida humana. Meparece que así expreso en rápida
síntesis la idea pivotante de estosensayos, de que ya es tiempo de
señalar a la voluntad vacilante ydesarticulada de la nación direc-ciones ideológicas influidas porpensamientos orgánicos reflexi-vos con miras hacia ápices lumi-nosos que le indiquen claramen-
te, a lo largo del tiempo, los jalo-nes necesarios de su desenvol-
vimiento.
Este parecer apunta ya tam-
bién en los varios temas en loscuales me propongo desarrollaraquella idea para contribuir, enla forma en que me es dable ha-cerlo, a la grande e inaplazable
obra de rectificación integral delas actuales condiciones políti-cas, culturales y sociales de la
República. No son de hoy laspreocupaciones que acusan estostemas, puesto que ellas asoman
por aquÍ y por allí en variostrabajos míos anteriores al pre-sente. No hay que tomarlas co-mo simples devaneos de mimente ya que en cuanto sonsusceptibles de realización posi-tiva, yo he tratado con hechosde que ellas dirijan mi conducta
de ciudadano en funciones pú-blicas de responsabilidad.
IDEARIUM NACIONALNECESIDAD DE UN
Un idearium nacional es unconjunto de modos de pensarextraídos de la experiencia so-
cial, pasada y presente, los cua-les sería deseable que orientaranel vivir público de un país entodo aquello que en el ordemmaterial o espiritual debe consi-
derarse como atañadero a sus in-tereses esenciales. No contemploen este ensayo de definición elestrecho concepto de programa
político inmediato, concebido
por alguen para servir fines es-pecíficos de dialéctica ciudada-na. Los paridos, las facciones,los simples grpos sociales que
persiguen realzaciones coetáneas
con su existencia, siempre pasa-
jera y versátil, tienen que limitarsu acción, por ambiciosa que
sea, en fuerza de las condicionesmismas de su organización y dela economía de los intereses queen sus fias se asocian. La na-
ci~n, entidad permanente, sinpnncipio ni fin dentro de la ex-periencia personal de los hom-bres, requiere un modo de vidaque fluya espontáneo por enmedio de los azares y contra-tiempos del revuelto océano de
la historia; requiere una orienta-ción, un norte que, salvando la
unidad de los valores eternos yla de sus características peculia-
r~s, le permitan seguir, a todo
nesga, la trayectoria de la evolu-
ción universal. Este modo devida, esta orientación, y este
norte que deben iluminarla conluz viva e inalterable, se resuel-ven en funciones políticas tras-cendentales que sólo el pueblo
en conjunto con su pensamien-
to, con sus creencias y con su
conducta instintiva puededesempeñar cumplidamente. Loque discurran o hagan los parti-dos y asociaciones pariculares
sólo será trascendente en cuantola motivación de sus programas
sea extraída de la gran cantera
del idearum nacional. Porque elpartido o grpo que, por su ori.gen, no se porta como un ins-trumento resonador de lasauténticas aspiraciones popularesno pasa de ser un órgano disi.mulada de demagogos sin ley ysin conciencia; una masa huma-na informe que se mueve desor-
bitada fuera- de su ambiente na-tural, a la que no es cuerdoseguir porque no se sabe hacia
dónde va.
Es, pues, para hacer posible
aquellas altas funciones públicaspara lo que hay que infundirleal pueblo ~ya veremos más ade-
lante cómo- un idearium que lesirva de escudo en la continuaagonía por su propia vida, en elcual se encuentren acendradas
la mejores enseñanzas de la his-toria y sea, a la vez, una cons-
tante y firme demanda deauténtica y progresiva justiciasocial. Es un puro espejismo dela mente vulgar creer que el país
puede encontrar despejada lasenda de su redención y lograrla firmeza gubernamental y ad-
llnistrativa que para ello preci-sa, prescindiendo, los que man-
69
dan, de los principios rectores
de la cultura, que es ciencia y
experiencia, y de los de la civili-zación, que es técnica y facilida-des de progreso; y más que puroespejismo, es engaroculpablepensar que las soluciones econó-micas que imponen a los estadis-tas días y horas preñadas de in-certidumbre, bastan para echar
las bases de una nacionalidad
moralmente sana y bien segura
de sí misma. La verdad es quesobre las fuerzas emergentes o
de lo simplemente transitorionada se puede construir, comonada que tenga virtualidadescreadoras puede surgir de laspugnas partidistas que no tienenpor mÓvil la defensa o la salva-guardia de las construccionesideales que tutclan la vida de lasnaciones.
En nuestro clima social, ni laeconomía ni la política se nu-tren de pensamientos definidos
y precisados en estudios sistemá-
ticos, ni los que a ella se dedi-
can tienen tiempo, por la mane-
ra como se encumbran a las al-tas posiciones directivas del Es-
tado, de investigar no ya lo quees, que sería bastante, pero ni
apenas lo que debe ser, que se-ría mucho. Esta tarea está reser-vada a la observación tranquila
y metódica de los fenómenospolíticos y sociales, única capazde serìalar con autoridad cómoun pueblo ayuno de ideas clarasy precisas en orden a la manerade satisfacer sus más apremian-tes necesidades jamás logra labo-rar por su propio desarrollo y
engrandecimiento; cómo no tie-
70
. . .nen arraigo en su conciencia me-
didas o leyes que le toman desorpresa y a las que no se adap-
ta, porque nada hay en su inteli-gencia inculta, ni en lo másprofundo de su psiquis que ledisponga a ello; cómo no puedeser ese pueblo, tu colaborador
consciente en ninguna empresa
generosa de construcción o de
reconstrucción si no entiende ellenguaje que le hablan tituladosdirigentes que no han salido desus fias.
Parece que queda así demos-trado que sin el instrumento de
un idearium nacional asequible atodos, a los que "detentan elpoder" y a los que en gracia de
algo, que ya precisaré, consien-
ten tal detentación, .no es fácil a
un pueblo entrar por la segura
vía de un progreso general cons-cientemente dirigido.
HAZ DE IDEAS DIRECTRICES
La disquisición acerca de lanecesidad de un idearium nacio-nal conduce a la enumeración y
a la definición de los elementos
que lo constituyen, los cuales,
por cierto, cuando se les enfoca,resultan de una sencilez sor.prendente.
La nación debe tener tu sen-
tido cabal y militante de los fi-nes a que responden la educa-
ción y la cultura, así como delas consecuencias que de ellas sederivan con respecto a la políti-ca general del Estado, a la eco..nomÍa y al trabajo, no menosque a la organizaciÓn de los me-
dios adecuados para mejor ser-vir la suma total de intereses pú-blicos en estos campos compren-didos. Emergen en seguida anteel horizonte de nuestra mentenumerosas cejas de luz queatraen la atención de éSta invi.tándola a fijarse en ellas. Laobra de la educación y de lacultura es, ante todo, obra cons-
cientemente humana, de modoque parece ingenuo pensar ensus imperativos y en las modali-dades de su naturaleza en fun-ción del medio, del presente y
del porvenir, si se prescinde de
los educadores o de los políti-cos, o más objetivamente, de losfuncionarios del Estado a quie-
nes corresponde dedicar sus ca-pacidades y aptitudes a la reali-zación de aquellos imperativos.Además, siendo imposible la talobra sin el concurso de ciertonúmero de órganos humanos es-pecialmente preparados, no deja
de serlo tampoco sin el impulsoideológico de unos cuantos con-
ceptos de valor directivo que amanera de oriente indiquen lapolarización de las actividades
funcionales del Estado en cuan-
to ellas se rozan con la educa-
ción pública. Cuáles son estosconceptos? En primer lugar, losque expresan la razón de ser deuna política nacional orgáca-mente comprensiva, con lo quepasando otra vez por los domi-nios de la economía y del traba-jo entramos de lleno en los delnacionalismo y del progreso, ex-presiones ambas de la inteligentevoluntad colectiva de la nación
aplicada a crearse un sistema de
vida libre de trabas que entor-
pezcan las rutas de su bienestar.Decir voluntad colectiva de lanación es apuntar ya directa-mente a las tres grandes fuerzasque concurren a moverla, a de-terminarla, dentro de la real es-tructura de los estados moder-
nos; la de la opinión pública, in-determinada y libre, que aunconcretada en el parlamento, to-davía persiste, o debe persistir,en el ejercicio de sus derechos
inalienables; la del parlamentomismo, órgano, vehículo transi-torio, del sentir y del parecer
público, por naturaleza muda-bles o, si se quiere, veleidosas y
la de una voluntad personal,bien definida y autorizada, cu-
yos poderes de imponerse deri-van de algún hecho o de alguna
ficción popularmente sanciona-
dos y cuya tarea política y so-cial sea la de dirigir y encauzaren todo momento eso que con-vencional aunque vagamentedenominan los destinos naciona-les.
Este apretado haz de concep-
tos tendrían una amplia conside-
ración si se tratara de llevarloshasta sus últimos desarrollos.Serían temas obligados lossiguientes: Educación y educa-dores; imperativos de la cultura;la política y los políticos; fun-
cionarismo y funcionarios públi-cos; nacionalismo y progreso;
economía y trabajo; la tragediadel parlamento; y la vida públicacomo derecho y como deber.Nos contentamos con abordarlos dos primeros, a gusa de ilus-
71
tración de lo que podrian ser
los otros temas apuntados.
EDUCACION y EDUCADORES
Un gran número de personascuando oyen hablar de educa-ción y de educadores sÚlo pue-
den evocar las comunes imáge-
nes que materializan tales térmi-nos, por otra parte, tan com-
prensivos, tan henchidos deideas. Estas imágenes son las dela escuela y el maestro que,efecto inevitable de la deforma-
ción por el uso, muy poco dicenya ni en la literal acepción en
que ordinariamente se les toma.
La educacÎÚn, en efecto, unproceso científico encaminado aprovocar el despertamiento de
las potencialidades individualesdel niño y aun del adulto, unmétodo de adaptación de éstosa su medio, con fines biológicosy espirituales es, también, un
factor de primer orden en la vi-da de cualquier sociedad huma-
na que aspire a poseer una indi-vidualidad bien definida e incon-
fundible. Y del mismo modo, eleducador, concebido en un pla-no mental libre de prejuicios, esmás que un simpre trabajadorasalariado para los efectos de la
división del trabajo social, elguión de la humanidad en susafanes de organizarse en unida-des políticas de acentuado ca-
rácter nacional.
Con todo, no es exactamente
de la educación y de los educa-
dores en los simples conceptos
de escuela de lo que aquí se tra~ta; así no se sobrepasaría el re-
72
ducido campo de lo profesional,de lo técnico, tal vez, muy ensu lugar cuando se habla entrance de pedagogo; pero ino-portuno cuando el pensamiento
está dominado por la idea-fuerzade que lo que es de interés vital,social y político, tiene que des-
pertar una general inquietud en
la nación entera.El tema de la educación en
Panamá debe, pues, dejar de sermotivo exclusivo del interés pro-fesional para convertirse en elgran tema nacional de todos losinstantes. En vez de consideradopor su aspcto simplemente me-
todolÚgi~o habrá de tomárse1e
por el lado de sus mayores pers-
pectivas tratando principalmentede restaurar, si se ha perdido, elimperio de las fuerzas histÚricascreadoras de la nacionalidad, ode depurarlo sí, subsistiendo,
anda desorientado o no respon-
de a su fin más deseable. Nohay posibilidad para una naciónde llevar una existencia estable,ordenada y consciente de susdestinos, si se olvida de la com-plicada urdimbre de su historia,si menosprecia las direcciones
espirituales que en el transcursodel tiempo han pugnado por de-terminar su carácter político ysociaL. Y ello es así porque lasraíces de su personalidad éticase extienden mucho más lejosde lo que presume nuestra inge-nua y complaciente conformi-dad con el presente; porque to-do en ella, desde su prosaico
existir material hasta su voca-
ción para las hazañas inmortales,está influído por una cierta tra-
dición difusa y militante que ledisputa el paso heroicamente a
los más tímidos avances del pro-greso.
¿A quién le toca realizar latarea de aprovechar el enormecaudal de dichas fuerzas en lamedida indispensable para plas-mar la fisonomía moral de nues-
tro pueblo? ¿Quién tendrá que
capitalizarlo no tanto comotema de especulación literaria,sin proyecciones creadoras, sinocomo una fiosofía en acción,codificada, acaso, en postulados
prácticos, aplicables, día a día,
en el gobierno, en la administra-
ción, en la vida privada y en lapública y en la educación políti-ca de la ciudadanía?
La respuesta de la pedagogía
a estas preguntas ha sido siem-
pre que la escuela y su instru-mento favorito, el maestro, bas-tan para llevar a cabo tan ardualabor. Pero los resultados hasta
aquí obtenidos demuestran loilusorio de la solución porque
esas entidades, que pueden ser-vir de base admirable para orga-
nizar la enseñanza de la historia,como la de las demás asigna-turas, no han logrado jamás queella haya penetrado profunda-
mente una colectividad cuyamás notable característica fuerala necesaria expresión de una
conciencia general históricamen-
te evolucionada. El interés de laeducación clásica, que se concen.tra en la escuela y el maestro, dí.
gase lo que se quiera, se agota enla consideración de problemas es-trictamente pedagógicos como
éstos; "¿qué enseñar? ", "¿cómoenseñar? ", "¿para qué ense-ñar? ", y otros parecidos cuyas
soluciones carecen de influjotrascenden te.
Debe comprenderse ahora có-mo es preciso que la educacióntenga un concepto, más amplio,más extenso que el que usual-mente se le reconoce, y, por con-siguiente, otros órganos, distintosde los comunes, más apropiadospara los fines nacionalistas que
ella debe realzar.
De este tal concepto y de es-tos nuevos órganos no se exclu-yen, desde luego, las agencias
clásicas que, por el contraro, se
tornarán más eficaces influídas,como lo serán, desde fuera, porel aire vivificante de ideas y sen-timientos que se incuban en laentraña racional. Lo que sucede-
rá es que el impulso de éstos y sudirección partiría de laperiferia al centro en un procesode constante fecundación deltrabajo escolar y educativo espe-
cíficamente concebido.As í, 1 a contradicción que
siempre ha existido entre la es-cuela y la vida, en Panamá, másnotable que en ninguna otrapare, quedaría reducida a pro-
porciones que ya no estorbarían
el esfuerzo de la nación por es-trUcturarse política, social yeconómicamente por sí misma,como un ser colectivo que sa-bría con fijeza lo que quiere ycómo conseguido a lo largo desu vida inmortal.
Este concepto integral de laeducación que tiene por circuns-
73
tancia específica la que debe seraplicada de modo consciente porla nación funcionalmente aptapara ello, requiere, claro está,
representaciones ideológicas sin-téticas fuertemente prendidas enla conciencia de sus elementos
individuales que sólo así podrán,a su vez, hacerlos prender en laconciencia general. Entonces yano habría que esperarlo todo dela escuela y el maestro. Toda lanación se convertiría en un pro-pio y gran plantel cuyos máxi-
mos educadores serían los hom-
bres representativos que pagaríane 1 derecho de representación
que, por consenso general, im-plícito o explícito, ejercen con
trabajo permanente de valormagisterial en términos amplios.
El hombre representativo noes, por cierto, el que al amparode las flaquezas de la democraciaasalta una posición directiva pú-blica o privada, que ocupa, peroque en realdad no desempeña.No; es aquel que dentro o fueradel gobierno del Estado, comofuncionaro de responsabildad o
como modesto empleado subal-terno, representa legítimamente
con autoridad moral importan-
tes intereses sociales; es aquel enquien el instinto popular ha des-
cubierto inequívoca rectitud deintenciones, firmeza de voluntady carácter enérgico; es aquel,
hombre moralmente Íntegro,que tiene derecho por la calidadde sus prendas espirituales aejercer cierta rectoría social; esaquel que, capitán de industriao simple obrero manual, pone a
contribución en su trabajo,
74
buena fe constructiva, constan-cia infatigable, espíritu de conti-nuidad y un cierto amor desin-teresado de orden estético en laobra que le absorbe.
La tarea educativa, considera-
da como un esfuerzo cuotidianodel propio cuerpo social sobre labase de un sano principio de re-presentación, es, seguramente, elmejor medio de combatir lasmodaldades inferiores caracte-rísticas de nuestra vida públicanacional. Sólo a favor de él po-
drían inyectársele al país nobles
motivos de acción ciudadana ynuevas aspiraciones acordes conlas fuerzas históricas latentes en
los bajos estratos de nuestra or-ganización social superadas porinfluencias extrañas a las mejo-
res conveniencias nacionales.
Ahora, que hay que ponerseen guardia contra las ilusionesdel optimismo, porque para quela organización del pensamientonacional, rumbo hacia el gran
fin que palpita en estas líneas,
sea posible prácticamente, se ne-cesita que ella descanse sobre el
contenido orgánico dedirecciones ideológicas reflexivasque tengan virtualdad suficientepara articular las voluntades dis-persas de nuestro medio. Laeducación es un proceso que severi~ica en el ser individual, que
no reacciona sino a los estímu-
los intelectuales o sensitivos, de
modo que sería toda ella un va-no intento de perfeccionamiento
si no pudiera disponer de talesestímulos. Lo que quiere decirque la organización del pensa-
miento y su consiguiente disci-plina serían mera preocupaciónen el aire en sociedades analfa-
betas y sin sensibildad para las
grandes cosas de orden cient ífi-co, moral y estético que suelen
cautivar el e'íntu del hombre.A parir de aquí, se colum-
bran los dominios de la cultura.
IMPERATIVOS DE LA CULTURA
No hay en la literatura deideas concepto más llevado ytraído que el de la cultura, ni tér-mino más a la mano, a todos lospropósitos, que el que le da for-ma para hacerla accesible al en-tendimiento. Este hecho, sínto-
ma ya de confusión, justifica,por sí sólo, que sea preciso fijarpreviamente, en tratándose de
dicho concepto, la posiciónideológica que frente a él se
adopte. No importa mucho que,para ello, tengamos que valemosde unas cuantas nociones muysencillas con fastidio, quizás, delos eruditos que nos lean.
La cultura, en mucho, essaber, el saber en que culmina eldesarrollo de la inteligenciacuando se aplica a penetrar enlas zonas oscuras o inexploradasde la naturaleza y de la vida. Lacultura, así entendida, se des-
compone, como concepto, enuna diversidad de culturas: cul-tura científica, cultura técnica,
cultura filosófica, cultura litera-ria, cultura arística. Del puntode vista de las varas etapas de
aquel desarollo, del de las poten-cialidades psíquicas del ser, sehabla también de una cultura
primara, de una cultura secun-
daa y de una cultura universi-tara. Y aun cabe hablar muy le-gítimamente, de una cultura in-dividual y de una cultura socialque, respectivamente, son las de-nominaciones que corresponden
al término del proceso culturalen relación con la persona y elmedio en que ella actúa.
No obstante los elementos deapreciación que surgen de estesomero análisis del saber, llamé-moslo así, cuantitativo de la cul-tura, ella, considerada en su sen-tido genérico, más que una sim-ple síntesis de aquellos elemen-
tos, es un concepto sublimado
por la mente para referirse alestado social del hombre, propi-cio a su mejoramiento integral,indefindo y consciente; un con-
cepto de valor espiritual impon-derable que le impulsa a superar-se continuamente en la concu-rrencia fatal que la vida impone atodas las agrupaciones humanas.
Esta cultura tiene una gran
importancia así para el simple
individuo de espíritu inquietocomo para la comunidad políticaque aspire :i hacer algo más quemarcar el paso que le indica eldía solar, inalterablemente bajoel imperio de leyes mecánicas
que no interesan al común delas gentes; y debe ser, además,
para ambos tal cultura, constan-te motivo de acción encaminado
tanto a adaptar el medio geográ-
fico a las necesidades sociales
como a hacer más digna y másnoble la existencia, ya que, se-
gún el Evangelio, no sólo de panvive el hombre.
75
Importa establecer, de paso,que un pueblo culto vale más,muchísimo más, que un pueblocivilizado. Posiblemente no seda en el terreno de los hechos la
escisión social que permitiría es-tablecer la exacta línea que se-para al uno del otro, pero en tér-minos generales sí pueden seña-larse las características que res-pectivamen te los distinguen.Aquél, poseído de un ardoroso
impulso vital, es el pueblo capazde asimilarse las creaciones aje-nas o de transformarlas química-
mente, aumentándoles su sustan-cia, para servir las aspiraciones yfinalidades de lo que, a lo largo
de su historia, parezca ser su des-
tino a su deber en el mundo.El último se contentará con bus-
car siempre la línea del menoresfuerzo, con imitar, sin intentarmodificarlas, las realizaciones de
otros pueblos que, acaso, tienenun sentido heróico y militantede la vida. .
Ahora, para que esta paráfra-sis de los conceptos de la cultu-ra no deje al pensamiento ensuspenso, en el aire, hay que in-tentar reducirla a proporciones
de mayor sentido práctico, de-más vivo color circunstancial,con respecto a nuestro medio. Locuantitativo y lo cualitativo de lacultura no son valores universales
que tengan una misma acepta-ción en todas partes. Elos varían,
según la época, el espacio y elfluir de los mil heterogé-neo s acontecimientos que im-primen a la historia de cada na-ción un sello particularÍsimo.
Del mismo modo, los imperati-
76
vos de la cultura en la sociedad
en formación que, apenas, co-mienza a definirse, deben tenerun tono de urgcncia específica
mayor que cn cualquiera otrasociedad ya fatigada por el pesode problemas complicados delarga data. Fuera de que serápreciso someter dichos imperati-vos a cierta organización y acierta disciplina que les permitafecundar el alma nacional y pre-pararla para las grandes realiza-ciones que le imprimen caráctera una cultura.
El primer fundamental impe-rativo de la cultura es el de queella debe ser integral y amplia.
La cultura recortada, reducida a
una sola provincia del saber, cla-ro está que no deja de ser cultu-ra; sólo que no es la que se piensacuando hablamos de "un hom-bre culto", de "una nación culo
ta", en ..l sentido quc general-
mente se les da a cstas expresio-nes. Aquélla, atrofia el espíritu
del individuo y le vuelve intran-
sigente. y duro, aún consigomismo. La otra, al abrirle lasmil ventanas del universo mun-
do, al alejarlc de los peligros de
la miopía, le retiene en él, comoen su medio natural, en actitudcuriosa e inquieta, pronto a dar-
se cuenta de las leyes que lo ri-gen. Esta cultura tiende a conci-
liar en la mente del hombre elvalor del conocimiento especiali-zado con el de carácter general,medio único e crear una firme so-lidaridad espiritual entre todoslos que trabajan por ennoblecer
las relaciones humanas.
La cultura amplia, la culturaintegral, no es sinónimo de cul-tura universal o enciclopédica.
Ella tiene por objeto solamente
eliminar del campo que cubre elconcepto general de cultura al"hombre tornillo" al "hombrepolea" de Baroja, o al sabio delejemplo clásico que, en apartán-dole de su especialidad, queda
reducido a la miserable condi-
ción de un bárbaro descentrado.
Quizá sea posible discurrir si lasne cesidades sociales de otros
medios humanos no justificanun criterio diverso acerca de lamayor o menor extensión quedebe tener la cultura. Nosotros
nos inclinamos a creer que sus
imperativos son universales yque en este país nuestro, queaún no ha hallado una definidaexpresión nacional y que, desgra-
ciadamente, la busca siguendo elcamino extraviado de una vidaparadojal "sin norte fijo" y"sin rumbo cierto", el imperati-vo que nos ocupa se le impone,en términos mucho más peren-torios y obligantes que a aque-
llos otros países en donde lacultura general ya tiene hondas
y largas raíccs.
Vecino al tema del imperativointegral de la cultura, pero queno obstante, no debe confundir-
se con él, es el de su forma:, es
decir, el tcma que trataría de
elucidar qué orden de ideas o deconsideraciones han de prevale-cer al instaurarse un tipo de cul-tura en un país dado. Y es, cier-tamente, imperiosa la necesidad
que hay de clarificar este aspec-to de la cuestión, porque la cul-
tura general, dicha aSÍ, por am-
plia o integral que se le supon-
ga, es, como idea, y, más, Ç(,moconcepto, algo vago que no pue-
de servir por sí solo para orien-
tar la acción individual ni la co-lectiva por una senda cubierta
de muchas dificultades. El puntocentral de interés aquÍ radica, anuestro parecer, cn la tonaldadque sería conveniente darle anuestra cultura, después de estu-diar cuidadosamente las condi-ciones del ambiente nacional ensu más amplia perspectiva.
Somos por ley fatal dela naturaleza una encrucijada pordonde desfilan todas las civiliza-ciones del mundo. El estrecho
contacto con ellas nos va dejan-do, a lo largo de la duración,
hábitos, costumbres y normasde vida que tenemos por nues.tras en una cuantía mayor de loq u e razonablemcnte sería dedesearse que lo fuera. Así, nos
va cautivando la engarosa ilu-sión de ser lo que en realidad
no somos, o, por lo menos, no
nos conviene que lo seamos. Al
mismo tiempo, del fondo de lahistoria política y social del país
emergen aspiraciones y senti-mientos más o menos tenues,más o mcnos vivos e impetuo-sos, según las circunstancias, enlos cuales es preciso hallar losfundamentos morales de la na.cionalidad, determinantes, en
gran parte, de la orientación quea ella debe dársele por medio dela cultura.
Con estos datos el problemaque se confronta comienza asimplificarse considerablemente.
77
En términos escuetos sería éste:¿Cómo armonizar lo universalde la cultura con las exigencias
vitales de afirmación y de per-duración que bullen en el fondode la nacionaldad? ¿Cómo la
78
tónica de aquélla podría osten-
tar, a la vez, un carácter cientí-
fico, técnico, filosófico, litera-rio, artístico y específicamente
nacionalsta, en una direccióncentrípeta? .
perseverancia infatigable al desa-rrollo de los intereses públicos,
introduciendo la regularidad en
la hacienda, la disciplina en losejércitos y la moralidad en las
costumbres: pero no puede tam-
poco desconocerse que al obrarasí, busca ante todo el predomi-nio del sentimiento extranjero
sobre el español, y que su polí-
tica es más bien dinástica que
amplia y generosamente nacio-naL.
Las letras castellanas en esteperíodo crecen bajo la salva-guardia de los modelos france-ses, cuya influencia resulta bené-fica en cierto modo, pues mer-ced a su estudio, se escriben
obras que si nada tienen de ori-ginales, robustas y varoniles res-ponden en cambio a un artemás correcto y disciplinado queel que por entonces cultivaban
los hijos espurios de la escuela
de Gó'ngora. A tal extremohabían llegado los desvaríos delculteranismo y a tan ridícula ge-rigonza sus conceptos simbólicosy tenebrosos, sus notas falsas ysu estilo vulgar y chocarrero,
que cualquiera manifestación li-teraria, por mala que fucse, te-nía neccsariamente que repre-sentar un cambio favorable cn lacultura española.
Uno de los actos que más di-rectamente contribuyen, entiempos de Felipe V, a la rege-neración de la literatura caste-llana es el de la fundación de laReal Academia de la Lengua. Elidioma español, antes expresión
vigorosa de la vida y del alma
nacional, encontrábase, en el80
primer tercio del siglo XVIII,profundamente alterado en sucontinuo roce con el idiomafrancés, hasta el punto de quecon otros muchos de sus gallar-dos y nobles rasgos primitivos,había perdido aquella amplitudy sonoridad, aquella flexibilidadde acero, aquella limpidez yaquella tersura de que tan her-moso alarde hiciera en la locu-ción clásica de los escritores dela llamada edad de oro. Paracontener, pues, a los enemigos
de la tradiciÓn romántica, a los
paridarios del flamante exotis-
y a los afrancesados muy parti-cularmente, que luchaban porsembrar en el rico vergel de unalengua histórica, las florecillasefímeras de las lenguas extranje-ras, creó~~ la institución de quedejamos hecho mérito, la cualdió, si no grandes,- porque las
letras no crecen al facticio soplooficial, -resultados favorables yprovechosos.
A decir verdad, la producciónliteraria de la España en el sigloque nos ocupa, despierta, conmuy raras excepciones, escasointerés. Desde Felipe V hastaCarlos IV, el pensamientoespañol carece de sello indivi-dual, y sus obras responden másbien a un estado de transmisión
que a una época de rasgos ycaracteres perfectamente defini-dos. Todo lo que en aquellosdías se escribe es arificial y fal-so, producto de la erudición yde la retórica, y hasta parece,
por lo frío y enclenque, perte-
necer a otro pueblo, a otro espí-
ritu que al meridional y caballe-
resco de la patria de Cervantes,
eternamente caldeada por elfuego de la pasión y del entu-siasmo. En la lírica, en la épica,en la dramática, salvo dos o tresautores dignos de estudio, nohay una sola personalidad extra-ordinara y grandè, una sola na-turaleza artística, que viva enambiente propio y que acierte amover la sensibilidad con algomás que palabras insustancialesy pueriles. Como herederos dela robusta y varonil inspiración
castellana, no escasean los versi-ficadores eruditos, las musas me-tódicas, ret1exivas y secas, singenialdades de ejecución, que
sudan para damos, de cuandoen cuando, alguna que otra deli-cadeza femenina; pero la poesía
sublime, aquella en la cual senti-mos las palpitaciones de un co-razón henchido de sentimientosaltos y el beso de una inteli.gencia que nos habla con calorde humanidad, esa no se ve, des-graciadamente, en ninguo delos poetas españoles del sigloXVIII.
Prescindiendo de los que en
aquel diluvio de pedantes inep-
tos gozaron de efímera popular.dad, y entre los que apenas si sesalvan los nombres de donGabriel Alvarez de Toledo y deDon Eugenio Gerardo Lobo, co-mo poetas de no escasa eleva-ción de ideas y de cierta naturalsencilez en el estilo, la primerafigura literaria del segundo pe-ríodo del reinado de Felipe V ydel que abraza el de su sucesor
Fernando VI, es la del PadreFeijóo, ilustre benedictino, que
se explican, con la difícil facili-dad de los talentos sólidos y ala vez enciclopédicos, verdades
que en aquella época eran des-
conocidas para la casi totalidadde los españoles. Sus principales
obras son el Teatro Crítico y lasCartas eruditas, tesoros didácti-cos de saber profundo que, noobstante su relativa deficiencia,si se comparan con los que hoytenemos, maravilan por las adi-vinaciones geniales que contie-nen y, sobre todo, por la valen-tía con que penetran en elanálsis de las más arduas cues-
tiones relacionadas con la filoso-fía, el arte y la literatura.
El movimiento que con susescritos promueve el sabioFeijóo, influye poderosamente
para que la España despierte desu letargo intelectual y entre
con su paso firme, dejando deser un árido desierto, en la vidagloriosa de la civilización moder-na. En vano la ignorancia y elerror desataron sus improperios
en contra del monje virtuoso,que tuvo el valor de constituirseen antorcha inextinguible paradisipar las tinieblas de su patria;en vano rígidos censores y mise-rables libelistas lo combatieronen hediondos papelones y lomotejaron con epítetos deni-gtantes: "Vosotros sois muchos,-les decía,- pero estoy persua-
dido de que siempre alcanzará
más un discreto solo, que unagran turba de necios; como verámejor al sol una águla sola, queun ejército de lechuzas"; en
vano, en fin, la crítica moderna,con la autoridad de uno de los
SI
principales representantes del
pseudoclasicismo, asegura que aFeijóo se le deberá levantar unaestatua y quemar al pie de ellasus obras: el gran polígrafo,
como elocuentemente escribe laCondesa Pardo Bazán, "por sucondición sincera, ft~suelta y al-tamente humana; por la vare-dad de su conocimiento y lassingularísimas dotes que Dios le
otorgó con larga mano, a fin deque las comunicase y repartiesea sus contemporáneos y a losvenideros; por la índole libre,curiosa y nada estadiza de su in-teligencia; por su enorme traba-jo y su inalterable fe, es el re-formador. el maestro, el doctor,el oráculo de España en el sigloXVIII, el cual está y estarásiempre lleno de su doctrina, desu fama y de su nombre".
Entre los que en esta misma
época se afanan por encauzar elgusto y restablecer los sanosprincipios de la crítica, ningunose presenta a nuestra considera-
ción con mejores títulos queDon Francisco de Luzán, poetasoporífero y prosista de ciertaclásica elegancia, que después dehaberse educado en el estudiode los modelos antiguos, en elde los italanos y muy particu-larmente en el de los franceses,que por entonces avasallabancon su innegable esplendor eldesenvolvimiento intelectual detoda la Europa, acomete la em-
presa de corregir los abusos in-
troducidos en el campo de lasletras castellanas, depurándolas
de los elementos nocivos que lascorrompían y haciéndolas entrar
82
en las corrientes del tradicionaJ
espíritu que las dió renombre yvida. Persiguendo tan nobles fi-nes, publicó en i 737 su Poética,
libro que, no obstante el mez-
quino y sistemático criterio quelo informa, es indudablemente
el esfuerzo más sensato y útilque por aquellos días se hace en
provecho de la transformación
anhelada.
Las doctrinas de Luzán noson otras que las de la nueva es-cuela clásica nacida en Francia,
merced al poderoso talento delrígido y autoritario Boileau, queaferrado a las excelencias del
simbolismo pagano y a las muydiscutibles de la retórica deAristóteles, creía que el genio
estaba en la obligación de estu-
diar más en los libros que en lanaturaleza, para producir obras
bellas y originales. No es posiblesostener que en sus tareas de re-generar el are, Luzán sigue en
absoluto las teorías del críticofrancés: hay en su Poética capí-
tulos que acusan vuelo original eindependiente, ideas que la críti-ca moderna no ha expuesto concriterio fiosófico más amplio yexpansivo, sobre todo cuando
trata de explicar las varedades ydiferencias que en la literaturade cada pueblo introducen lascondiciones accidentales del cli-ma, del escritor y de las costum-bres, y la superioridad que co-
mo elemento poético tiene elcristianismo comparado con losemblemas de la mitología griegay romana. Esto no obstante,Luzán no logró penetrar en laverdadera índole de la poesía
popular española, que combate
por inferior a la académica y
glacial de alguos poetas de lossiglos XLV, XV Y XVI, ni mu-cho menos pudo estimar en loque vale el teatro nacional caste-
llano, al cual trata, exceptuandolas comedias de capa y espada
de ~alderón, con injusto menos-
precio.
El acontecimiento más ruido-so, la nota literara más intensa
de la primera mitad del siglo,corresponde a Jorge Pi tilas ,
grande y malogrado ingenio quecon su célebre Sátira contra losmalos escritores, produce en elpúblico una impresión honda y
duradera y contribuye con máseficacia que ningú otro a extir-par los males de la poesía caste-
llana. La composición dePi tilas, aunque sembrada dereminiscencias de las deBoileau, que a su vez se había
inspirado en los poetas latinos,es una obra hermosa, que no só-lo revela carácter enérgico en su
autor para oponerse a las co-rrientes generales de su época,sino que nos da a conocer a unhablista consumado, a un versifi.cador fácil y vigoroso, que, a
pesar de su erudición prestada,
sabe estampar en sus trabajos elsello de la originaldad.
La reforma, sin embargo, no
llega a dar sus primeros frutos
hasta el momento que, eleván-dose sobre las medianías, surgen
en España hombres de elevadatala intelectual, entre los cuales
ocupa lugar muy distinguidoDon Nicolás Fernández deMoratín. Nació este aventajado
talento en el aro 1737, es decir,en la época misma que Don Ig-nacio de Luzán se propuso, conla publicación de su ArePoética, estimular a los escrito-res jóvenes con sanos consejos, afin de que sacudiesen cuanto an-tes el yugo de perniciosas in-fluencias, y huyendo de laimitación, se inspirasen en lasrealdades de la vida esparola.
Desarróllase, pues, la personali-
dad de Moratín y adquiere lanecesaria madurez en aquellostiempos que España comienza,concluídos los reinados de Feli-pe V y Fernando VI, a entrarcon paso firme y ardiendo enpropio fuego, en el de CarlosIII, que si no robusta y comple-tamente nueva, va poco a pocopresentándonos una civilizaciónliteraria muy notable, la cualprocura, sin menoscabo de lapulcritud y atildamiento en lo
que a la forma externa se refie-re, y aparándose cada vez más
de las hipérbole s monstruosas delas frases hinchadas y campanu-das y de los conceptos alambica-
dos, ser fresca en su esencia, cla-ra y verdadera en sus manifesta-
ciones, llena de pasión en susaranques y, sobre todo, genui-namente nacional.
Dice Ticknor en su Historiacrítica de la literatura española,
que Don Nicolás ternández deMoratín fué el sucesor y hastacierto punto el heredero directo
de las opiniones de Luzán; perola verdad es que si bien clásico,a la manera que lo hab ían sido
los escritores españoles de la pri-mera mitad del siglo XVIII, esto
8S
es, imitador de la escuela france-sa del siglo de Luis xiv, no poreso deja de ofrecer en sus obras
tendencias a fortalecerse en losideales y aspiraciones de su
patria, y gérmenes poderosos deuna nueva cultura ar ística que,si se resiente un tanto del eclec-
ticismo propio de toda época de
transición, marcha con paso len-to, pero seguro, a la realización
definitiva de reformas que cadadía se presentaban como más in-dispensables.
Ya la musa de MoratÍn noera la de la resistencia instintiva
y sistemática al gusto espanol;
no era la extraña, fastidiosa ypendantesca de los mal aprove-
chados discípulos e imitadoresde la escuela de Góngora, nitampoco la erudita y académica
de los árcades, en la cual todo
se encontraba menos las vibra-ciones del alma: "Cuando estrosincero la encendía, -dice el sa-bio y eminente crítico Don Leo-poldo Augusto de Cueto, en suBosquejo histórico de la poesía
castellana en el siglo XVIII,
-brotaban en sus versos aque-
llos acentos de la patria que lahabían arllado en la cuna; sa-cudía por instinto, como en lainimitable Fiesta de toros enMadrid y en los Romancesmoriscos, las cadenas que volun-
tariamente se imponía; daba li-bre rienda a su estilo brioso ydesembarazado y al ardiente es-píritu nacional que enardecía su
corazón, y era la musa de unpoeta de castizo y noble linaje".
84
Superior, a nuestro juicio, porla fantasía, a todos sus contem-poráneos; con sobrado ingenio yhabilidad para fundir en moldes
propios los pensamientos que
imitaba,- si bien en la poesía
dramática no se elevó Moratín a
grande altura, porque no supo ala manera de Shakespeare y de
Calderón, dar vida a nuevos ca-
racteres,- sus condiciones de
poeta lírico son innegables, por
más que reconozcamos con Al-calá Galiana, que en algunas de
sus obras, en las didáscálicas
muy especialmente y aun en elcanto épico A las naves de Cor-tés, tiene el defecto de atender
más a lo externo que a lo inter-no, más a la fisonomía que al
espíritu de sus producciones; pe-ro aun con estos lunares, siem-pre su figura literaria se levanta-rá ocupando lugar prominenteen la historia de su siglo, a des-
pecho de los que, por ignoranciao falta de sentido estético, tra-tan todavía de empequeñecerla
o denigrarla.
Casi al mismo tiempo queMoratÍn, florecieron en Españaotros ingenios, como Cadalso,
Fr. Diego González, Iglesias, elPadre Isla y Juan Pablo Forner;pero limitando nuestros estudiosa lo estrictamente necesario sólo
nos ocuparemos de aquellosque, ya pasada la época de lastentativas parciales, personifican
la reforma con carácter seguro y
definitivo.
El primero que debemos men-cionar es Don Juan MeléndezValdés, poeta de Índole poco
agradable y simpática, tanto porsu falta de originaldad, cuanto
por la escasa valentía de su nu-
men. Versificador fluido y de lamás refinada pureza, no puedenegarse que aventaja a casi to-dos sus contemporáneos en len-guaje correcto y claro estilo;mas tiene el gravísimo defecto
de resultar siempre falso y ama-
nerado y el de que sus obrasjamás llegan a ser la expresión
de la verdad y de la vida. De
ahí que, entre lo mucho que es-cribió, muy poco o nada puedaseñalarse hoy como grandilo-cuente y hermoso; pues, excep-
ción hecha de la Oda a lasAres, del romance La Tempes-tad y de alguno que otro idilio,la musa de Meléndez Valdés, es-clava de la imitación, del pro-
saísmo enfático y declamatorio,que sin alas potentes quiere lle-gar a las regiones de la poesía,
sólo acusa el mérito de una fe-cundidad tan estéril como des as-tro sa.
Amigo y discípulo de Melén-dez Valdés, fue Don NicasioAlvarez de Cienfuegos, poeta
Que se diferencia del maestropor lo fogoso de su inspiración,por su arebatada fantasía, porsu seductor desembarazo y, másque nada, porque siente lo quedice. Cierto que sus composicio-
nes líricas son muy desiguales;pero no puede negarse que a susmuchos defectos reunen grandesbellezas y que nada tienen decomún con los desahogos pasto-riles de los versificadores del
género templado, que en aque-llos días se encerraban para pro-
ducir dentro del uniforme impe-
rio de la necedad. La escuela delsepulcro, A un amigo en lamuerte de su hermano, La Pri-mavera y El fin de Otoño pue-
den leerse hoy, y se leerán siem-
pre, con verdadero placer, asícomo la Canción a la paz entreEspaña y Francia en 1795, cuyomérito puede juzgarse por la si-guente notabilísima estrofa:
Hi'rió su voz de ferjes el oído,Q;e, el escudo batiendo con la lanza,La guerra ordena al hi'jo del Ori'ente.En la i'lusi'ón de su altivez dormi'do,Sueña que el uni'verso a su pujanzaYa incli'na con temor la esclava frente.Marcha, triunfa, de Esparta en los leonesDacía, los rodea, caen rugi'endo,Y su rugir Temístocles oyendo,Mueve al mar sus pendones,Y allí, la di'estra alzada,Tumba de toda el Asia fué su espada.
Otro de los más esclarecidosesparoles del siglo XVIII es DonGaspar Melchor de Jovellanos.Como poeta lírico escribió, den-tro del tipo de las de Juvenal y
manejando con habilidad sumael endecasílabo suelto, dos sáti-ras admirables, llenas de color,de pinturas vivas y animadas, de
crítica apasionada y elocuente,
y además dos bellas epistolas,una Al Duque de Veraguas, des-de el Paular, y otra A Ceán Ber-múdez, sobre los vanos deseos
de los hombres; siendo de aplau-dir en la primera, la soberana
descripción de un bosque en elotorìo, y en la seguda, sus pro-
fundas y sentidas reflexiones fi-losóficas. Deseando más satisfa-cer/necesidades de su espíritu
85
que consegur triunfos en el tea-tro- ajeno a la índole de sugenio- compuso El Delincuentehonrado, comedia del génerollorón, en la que, aparte de su
objeto moral y de la enérgica
expresión de lo patético en algu-
nas escenas, no hay en ella nadaque nos revele a un poeta que
conoce la verdadera escrituradramática.
En realidad, la gloria de jove-llarios descansa sobre sus discur-sos académicos, monumentos in-mortales de elocuencia cicero-niana, en los que no se sabe quéadmirar más, si lo sentido de susafectos y lo noble de sus ideas ,o la dicción castiza y de buenaley en que abundan todos y ca-da uno de sus rotundos y ele-gantes períodos. A sus méritosde orador, jovellanos reúne losque le granjean sus Caras mode-los del género epistolar, y susbiformes, entre los que sobre-
sale el que emitió sobre la Leyasrara, célebre por los princi-pios . de economía política quecontiene y su forma galana ycorrecta.
Después de consagrar un re-cuerdo a Samaniego e Iriare,que viv,en y vivirán siempre porla gracia y amable ligereza de
sus populares Fábulas, sólo nos
resta decir algo de D. Leandro
Fernández de MoratÍn y de D.Ramón de la Cruz, únicas figu-ras que faltan para completar elcuadro o, mejor dicho, el bos-quejo que venimos haciendo de
la literatura castellana en el siglo
XVIII.
86
D. Leandro Fernández de Mo-
ratín, en su doble cualdad delírico y dramático, es el poetaque mejor encara el pensamien-
to de su ilustre padre y el det?dos los que con él se propu-
sieron regenerar las letras espa-ñolas, sujetándose a los precep-
tos del más puro clasicismo. Sus
obras, por tanto, si bien mode-
los de corrección en la frase se. 'resienten de falta de sinceridad
de imágenes y de afectos tier:nos, y nos dan a conocer a unerudito que edifica con paletadas
de gramática, nunca al genio quede su desordinado jardín arancaflores hermosas que puedan lle-varse como digna ofrenda al Diosde la Inspiración. MoratÍntiene, cómo negado, sencilez ynaturalidad en alguos roman-ces, forma cincelada en casi to-dos sus sonetos; mas, excepciónhecha de la Elegía a las Musas,
rara vez brilla como poeta líricode constitución robusta, siempre
es el hablista atildado, el acadé-
mico que adoba y disfraza suscomposiciones con el espesocosmético de una naturalezaconvencional y de puro gabine-
te. Sálvanse del olvido, sin em-
bargo, sus Sátiras, que aun cuan-do en nada se parecen a las so-berbias y enérgicas de Persio y
de juvenal, no dejan de presen-
tar, en cambio, tesoros de gracia
y de malcia agresiva y ciertoaire de aquel noble y generoso
encono que llevó a Quevedo afustigar los vicios de su época.
El extraordinaro talento deMoratín se acentúa y llega a serel de una personaldad culmi-
nante en sus obras dramáticas;
pues si bien es cierto que se
queda muy atrás de los grandesautores del siglo de oro, no pue-de negarse que a él y sólo a élcorresponde la gloria de haber
restaurado en su época el teatroespañol, haciéndole entrar en unperíodo de reacción sana y vigo-rosa. Escribió varas comedias
originales, entre las que sobre-
salen El sí de las nias, la más
bella de todas, a nuestro juicio,y El café, qe es una sátira pre-ciosa y acabada contra los malosescritores, que a la sazón teníaninundada la escena con engen-
dros descabellados y absurdos.
En una y otra, Moratín revelatener habildad suprema paramanejar el diálogo, y dominio
completo del idioma; pero lefalta genio para individualizarcaracteres, que es la piedra detoque del verdadero artista dra-mático. Compuso, además LaMogigata, imitanto el Tarufe,
de Moliére; tradujo de este mis-
mo poeta, con perfección suma,La escuela de los maridos y ElMédico a palos, y, aunque con in-feliz suceso, según parecer de al-gunos críticos, vertió al castella-no el Hamlet, estupenda y mara-
villosa creación de Shakespeare.
peare.
Excepción honrosa entre lospoetas líricos y dramáticos desu tiempo, Moratín reúne a lavez la cualdad de ser un prosis-ta de primer orden. Considero
como tal, no hay en su siglo na-die que con él pueda comparar-
se, y si no fueran suficientes a
probar nuestro aserto el Discur-
so histórico sobre los orígenes
del teatro español y el que escri-bió para que sirviese de Prólogoa la edición definitiva de sus
cinco comedias, ahí están sus
Obras póstumas, publicadas entres volúmenes por la Real Aca-demia Española, que pueden,por su estilo y por los tesoros
de gracia que contienen, rival-zar con las mejores que brota-
ron de la maravillosa pluma de
Cervantes.
El verdadero genio de la lite-ratura española del siglo XVIII
es, sin duda alguna, Don Ramónde la Cruz, poeta dramáticoque, sacudiendo el yugo de ex-trañas direcciones y sin mas es-tética que la propia, escribe para
damos a conocer el espíritu in-dividual y colectivo de la socie-dad en que vive. Aun cuandocompuso más de trescientasobras, su fama descansa en el in-destructible y sólido pedestal de
sus populares saietes, únicas y
b riIl an t es manifestaciones deare firme, verdadero y genuina-
mente nacional; únicos chispa-zos en los que resucita con to-das sus espontaneidades seducto-ras, con toda su fiosofíaprofunda y con toda supicaresca sencilez, el humoris-
mo realsta de la antigua escuelacastellana, con el cual habíanhecho tabla rasa los imitadoresde imitadores, los que en vez decuadros originales pintados alcalor de las ideas, de las costum-bres y de los sentimientos de su
patria, sólo producían copias
más o menos relamidas, pero
87
siempre falsas y amaneradas delos modelos franceses.
De tal manera se confundenel poeta y la naturaleza, que no
hay en los sainetes de DonRamón de la Cruz un solo deta-lle que no sea trasunto fiel yexacto del alma esparìola. Aque-
llos hipócritas disfrazados de fal-sa devoción, aquellos viejos yviejas representantes de la filoso-ffa desconsolada y pesimista delvulgo, siempre empeñados endenigrar al prójimo; aquellos no-
bles degenerados que arrastran lacaricatura del orgulo nacional
por tabernas y garitos; aquellospajes traviesos y desenvueltos;
aquellos petimetres y currutacos,tan superficiales y tan frívolos;
aquellas mano las llenos de gra-
cia, de. luz , de color, todos sonfiguras que tienen realidad en laEspaña desorientada y sin prin-cipios fijos del reinado de CarlosIV; fotografías del carácter de
88
un pueblo que ve perdidas susgrandezas seculares y no halla,en medio de su incertidumbre,otras que lo salven de su inevita-ble naufragio.
Tarea inútil la de enumerar
uno por uno los nombres de losmás amenos y divertidos saine-tes de Don Ramón de la Cruz.en su casi totalidad, son' capri-chos y entrctenimientos igual-mente magistrales; modelos desal ática, de diálogos vivos, ani-
mados y chispeantes; espejosdonde se reflejan las miserias deuna gran familia que, al venir amenos, ni siquiera ha sabidoconservar el orgullo de sus anti-guas prendas morales; tesoros,cn fin, que por haberse aranca-
do a la vida nacional, constitu-
yen el lote literario de más pre-
cio, y quizá el único que se sal-va de la estéril fecundidad de
España en el siglo XVIII.1908.
de los dos (2) últimos años de
la Escuela de Diplomacia de laUniversidad de Panamá.
ARTICULO 30.: Recomién-dase a la Universidad de Panamáque, por conducto de sus orga-nismos competentes, amplíe elámbito de la enseñanza de estamateria a todas sus Escuelas y
Facultades.ARTICULO 40.: Esta Ley co-
menzará a regir desde su pro-mulgación.
Dada en la ciudad de Panamá,a los veintiséis días del mes deenero de mil novecientos sesenta
y tres.
El Presidente,
JORGE RUBEN ROSAS
El Secretario General,
ALBERTO ARANGO N.
República de Panamá-Organo Ejecutivo Nacional-Presidencia de la República--
Panamá, 29 de enero de 1963.
COMUNIQUES E y PUBLIQUESE
ROBERTO F. CHIARI
El Ministro de Educación,ALFREDO RAMIREZ
El cumplimiento de la men-cionada disposición legal no sehizo efectiva en los años siguien-
tes, por razones que no es el ca-so precisar.
El 9 de agosto de 1972, la
Asociación de Estudiantes de90
Diplomacia de la Universidad dePanamá, en carta que dirigieronal Excmo. Sr. Ministro de Edu-.cación, Lic. Manuel Balbino Mo-reno, señalaron la inoperancia
de la ley e insistieron en la ne-
cesidad e importancia de la nue.va cátedra, la cual ha de brindaral estudiante panameño un co-nocimiento científico y objetivode nuestras relaciones con los Es-tados Unidos de Norteamérica.
El Señor Ministro de Educa-
ciÓn acogió de modo entusiastalas observaciones presentadas y
nombrÓ una Comisión de AltoNivel Nacional, responsable de
la estructuración de la cátedra
"Historia de las Relaciones entrePanamá y los Estados Unidos";la que se integró así:
Profesor Hugo Guiraud G., Vice-ministro Académico de Educa-ción; Dr. Carlos Ozores, Vice-
ministro de Relaciones Exterio-
res; Dr. Carlos Manuel Gasteazo-ro, Dr. Alfrcdo Castillero Calvo
y Profesor Everardo Bósquez,por la Universidad de Panamá;
Profesor Osman Leonel Fergu-son, Carlos Arturo De Diego O.,
y Lic. Eligio Salas, por el Ministe-rio de Educación; Sr. Jacinto Ri-vera U., Rolando Barrow y Kel.via Martínez, re-presentantes de la Asociación deEstudiantes de la Escuela de Di-
plomacia. Posteriormente, al sertrasladado el Lic. Salas a la di-rección de Asuntos Estudiantilesde la Universidad de Panamá, se
incorporó también a la Comi-
sión al Lic. Eduardo Berbey, ensu calidad de Director del Dep-
to. de Asuntos Estudiantiles delMinisterio de Educación.
Del seno de la comisión sur-gieron dos subcomisiones queelaboraron, cada una por su par-te, sendos proyectos de progra-
ma para la cátedra. Sobre esasbases se estructuró un Proyectode Programa, con veinte temasde estudio. A lo largo de las lec-ciones se señala la importancia
de la situación geográfica del ist-mo panameño, su devenir histó-rico y la influencia norte-americana por el control de laruta interoceánica; las justas as-piraciones de Panamá frente alos Estados Unidos y el papel delas relaciones internacionales en
la gestación y desarrollo de lanación panamerìa.
El siguente paso consistió en
organizar un Seminario, con elfin de preparar a los profesores
de Ciencias Sociales en el ade-
cuado conocimiento de la nuevaasignatura. Este Seminario loauspiciaron el Ministerio deEducación, la Universidad de Pa-namá y el Ministerio de Relacio-n e s E x t eriores. La comisiónnombró como coordinadores delSeminario al Dr. Carlos M. Gas-
teazoro, al Profesor Osman L.Ferguson y al estudiante JacintoRivera U. Se acordó que el Se-minario se efectuara en la Facul-tad de Humandades, durante elperíodo comprendido entre el 5de febrero y el 2 de marzo.
El Seminaro se inauguró el 2de febrero a las 5:00 p.m. en elParaninfo Universitario, siendolos oradores del caso el estu-
diante Jacinto Rivera U.; el Dr.Rómulo Escobar B., Rector dela Universidad de Panamá y elLic. Manuel B. Moreno, Ministrode Educación.
El calendaro de actividades
fue distribuído en la siguiente
forma:
A. CURSILLOS
5 al 16 de febrero
9:00 a 9:45 a.m.: FundamentosMetodológicos, a cargo delDr. Carlos M. Gasteazoro y elProfesor Oscar Poveda.
10:00 a 10:45 a.m.: La Historiay las Ciencias Sociales, por el
Dr. Humberto Ricord y elLicdo. Everardo Bósquez.
11:00 a 11:45 a.m.: Evolución
Social y Política de Panamá,
a cargo del Dr. Alfredo Casti-
llero Calvo y el Licdo. Marcel
Salamín.
19 de febrero al 2 de marzo9:00 a 9:45 a.m.: La Economía
Panameña y el Canal, por loslicdos. Amílcar Vilareal yFlavio Velásquez.
10:00 a 10:45 a.m.: Estudio delTratado Hay-Bunau Varila, acargo del Licdo. Boris Blanco.
11:00 a 11:45 a.m.: Fundamen-
tos de Derecho Internacional,por el Dr. Germán QuirogaGaldo.
B. CONFERENCIAS
Durante el desarrollo del Se-minaro se dictó un ciclo deconferencias relacionadas con las
91
20 unidades que componen elprograma de la asignatura HIS-TORIA DE LAS RELACIONESENTRE PANAMA Y LOSESTADOS UNIDOS, por distin-guidas personalidades, íntima-
mente ligadas al problema. Estasconferencias servirán de iniciopara la aplicación de los bcnefi-cios de la TV educativa y, con
ese fin, se ofrecieron 3 confe-
rencias relacionadas con el ma-nejo de ese eficaz medio audio-
visual de educación, que estuvie-ron a cargo del profesor Dionis
Vega, Director del referido de-partamento del Ministerio deEducación.
C. RECOPILACION DE MA TE-RlALES
Las conferencias antes men-
cionadas se han de recoger en
un volumen que publicarán, pro-ximamente, el Ministerio deEducación y la Universidad de
Panamá. Se sentaron las basespara la confección de una anto-
logía documental como auxiliardel curso y se contrataron los
servcios de los señores PedroHerrera y Jorge Kam para la ela-boración de una bibliografíasobre la Historia de las Relacio-
nes entre Panamá y los EstadosUnidos, la cual se incluye al fi-nal de la Memoria que se ha ela-borado, con motivo del Primer
Seminario Nacional de esta asig-natura.
El día 8 de enero de 1973 se
firmó el Decreto No. 6, median-
te el cual se determinó la inclu-sión de la cátedra HISTORIA
92
DE LAS RELACIONES ENTREPANAMA Y LOS ESTADOSUNIDOS, en el plan de estudiosde las Escuelas de EnseñanzaMedia.
(DE 8 DE ENERO DE 1973)
(de 8 de enero de 1973)
Por el cual se determina la in-clusión de la cátedra HISTORIADE LAS RELACIONES ENTREPANAMA Y LOS ESTADOSUNIDOS en el plan de estudiosdelas Escuelas de Enseñanza Me-dia.
EL PRESIDENTE DE
LA REPUBLICA
EN USO DE SUSFACULTADES LEGALES,
CONSIDERANDO:
lo.de cnero de 1963) dispone lacreación de la cátedra "Rela-ciones entre Panamá y los Es-tados Unidos de Norteaméri-
ca", que será incluída en los
programas de las Escuelas
Secundarias Públicas y Priva-das de la República, en unode los dos (2) últimos años
del segundo ciclo de las Es-cuelas de Enseñanza Media;
20. Que çs necesario que el estu-diante panameño conozca acabalidad el contenido de larnstoria de Panamá, de lacual, nuestras relaciones conlos Estados Unidos son, en
realdad, un capítulo que,debido a las especiales cir-cunstancias por las que atra-viesa el país, es preciso am-
pliar y profundizar;30. Que en cuanto al currículo
de las Ciencias Sociales se
refiere son necesarios algu-
nos ajustes al plan de estu-
dios vigente, que faciliten laincorporación de nuevoscontenidos programáticos yuna dosificación más cohe-rente de los conocimientos
que deben impartirse, en losdiferentes cursos, asi comouna cabal conceptualzaciónde la unidad del conocimien-to humano;
DECRETA:
ARTICULO 10.: Incluir laasignatura "HISTORIA DE LASRELACIONES ENTRE PANA-MA Y LOS ESTADOS UNI-DOS" en el actual programa deestudios de las Escuelas de Ense.rìanza Media.
ARTICULO 20.: Esta cátedrase dictará a través de tres (3)horas semanales en el últimoaño de la Educación Media.
ARTICULO 30.: La Comisiónresponsable del proyecto de Cá-tedra de HISTORIA DE LASRELACIONES ENTRE P A-NAMA Y LOS ESTADOSUNIDOS se ocupará de prepararlos contenidos pro gramáticas deesta asignatura y estará integra-da por representantes del Minis-
terio de Educación, del Minis-
terio de Relaciones Exteriores y
de la Universidad de Panamá.
ARTICULO 40.: Esta cátedracomprenderá un análisis por~e-norizado de los hechos y cir-cunstancias que rodean nuestrasrelaciones con los Estados Uni-dos de Norteamérica.
ARTICULO 50.: El Ministe-rio de Educación ofrecerá,anualmente, Seminarios de Ca-
pacitación para lo~ profe~ores
panamerìos, que aspiren a dictaresta Cátedra.
ARTICULO 60.: Facúltese alMinisterio de Educación paraque determine los requisitos quedeben reunir los profesores quedicten la cátedra de HISTORIADE LAS RELACIONES ENTREPAN AMA Y LOS ESTADOSUNIDOS.
ARTICULO 70.: La asignatu-ra, a la cual se refiere el presen-
te Decreto, será incorporada a
los planes de estudios en la me-
dida en que el Ministerio deEducación, previa recomenda-ción de la Comisión, lo conside-
ro conveniente.
COMUNIQUESE y
PUBLIQUESE
Dado en la ciudad de Panamáa los ocho días del mes deenero de mil novecientos setentay tres.
El Presidente de la República dePanamá,
Ing. DEMETRIO B. LAKAS
El Ministro de Educación,Lic. MANUEL B. MORENO
93
En el presente año académico
la asignatura se ofrecerá sola-mente para los bachilleres y ma-estros. Para ello se ha hecho elsiguiente arreglo en los horarios:
LICEOSBACHILLERES en Ciencias y
Letras (VI año): Gobierno (5
horas semanales en el 1 Se-
mestre). Geografía Política de
Panamá (5 horas semanales enel 11 Semestre). Historia de
las Rels. entre Pmá. y losEE.UU. (3 horas semanales enlos 2 semestres)
NORMAL (VI año): Se eliminael curso de Geografía Política
de Panamá y se incluye la cá-tedra Historia de las Relacio-
nes entre Panamá y losEE.UU.
94
El acto de clausura se efectuó
el día viernes 2 de marzo, luego
que el Dr. Jorge Ilueca dictó su
conferencia sobre el tema: "LasActuales Negociaciones". El pro-fesor Osman Leonel Fcrgusonfue designado para agradecer lalabor desarrollada por los confe-
renciantes y los expositores de
los cursillos. En nombre de lossemInaristas hizo uso de la pala-bra el Lic. Juan José Moscoso,
quien reconociÓ los logros positi-vos alcanzados en el Primer Semi-nario Nacional de HISTORIA DELAS RELACIONES ENTREPANAMA Y LOS ESTADOSUNIDOS.
gaban a rendir homenaje de ado-ración" . . .
"En los templos y calles, pin-torescamente decorados, sentía-se la atmósfera saturada de fra-gan Cla campestre; percibíanse
olores de setos florecidos y de
frutas en sazón y et1uvios de
suaves renuevos y de verdes y
frescas hojas" . . .
Cuando el pueblo panameñoarebatado por la euforia resul-tante del entusiasmo de la fiestareligiosa, que aquel año se cele-braba con especial solemnidad,hacía manifestaciones de desbor-
dante alegría, dice Fray Juan deFonseca, Franciscano, testigopresencial e informador del ma-
yor crédito, por ende, de los su-cesos subsiguientes: los edificiosfueron sacudidos por el reciotemblor de la tierra. Las casasque eran de madera hacían vaive-nes con crugidos que infundían
espanto, y las de calcanto, que
eran horages de la gente acomo-dada, así como los templos, sederrumbaban muchos aplastandobajo sus escombros a las personasque estaban a su abrigo, causan-do la muerte dymuchos e hirien-do a un crecidò número que no
lograran ponerse a salvo a tiem-po.
El terrífico temblor se inicióentre las cuatro y cinco de la
tarde y repitió sus violentas sa-
cudidas varas veces en aquel in-fausto día.
Una de las víctimas más nota-bles del histórico terremoto fuenada menos que el Oidor Don
96
Juan de Santacruz, Presidenteentonces de la Real Audiencia,
quien estando en su casa a lahora fatídica, localzada junto alConvento de los Jesuítas, reuni-do con su anciana madre y una
niña menor, hija suya, en el pri-mer impulso de la violenta sacu-dida escapó escaleras abajo, peroal oir los gritos desesperados deauxilio de las dos mujeres, regre-
só para socorrerlas, mas la fatali-dad quiso que le golpease vio-lentamente en el rostro una pie-dra y las paredes al derrumbarselo cogieron debajo, con la ancia-na, produciéndole la muerte a
ambos. La niña salvó de milagro.
Fray Juan de Fonseca en su
extenso relato que dejó escrito-citado con lujo de detalles porel Canbrigo Don Juan RequejoSalceda en su RELACION HIS-ROTICA y GEOGRAFICA DELA PROVINCIA DE PANA-MA- insinúa, haciéndose eco deuna opinión generalizada entreel Clero, que la trágica muerte
del Presidente Santarruz fue uncastigo del Cielo por el procedersevero de este funcionaro en re-lación con el Obispo Fray Fran-
cisco de la Cámara y Raya, enpugna éste con la Audiencia, aquien el Real Tribunal trató conexcesivo rigor, ofendiendo su
dignidad y persona e imponién-
dole una multa de dos mil pe-sos, que el Rey le condonó.
La porfía de la autoridad civilrepresentada en el Oidor Santa-
cruz; con la eclesiástica se singu-larzó en el Prelado y en laComunidad Agustina, objeto de
veJamenes de los funcionariosReales y de irreverencias de partedel mismo pueblo, en el cual lafe y el respeto a la Iglesia y a su
culto dejaban mucho quedesear. Por eso se consideróaquel inusitado terremoto en unpaís donde jámás la tierra tem-blaba, como un evidente castigodivino por tanta impiedad.
La sincera devoción no eraentonces la tónica de los habi-tantes de la vieja ciudad. Con lostemores que despertara el terre-moto, los asustados pana-meños volvieron los oJos a Diosen angustiosa solicitud de perdónpara sus pecados y piedad para
sus vidas.
Los temblores se repItieroncon mucha intensidad en lostres días siguentes al 2 de Ma-yo. Se dice que hubo fuertessacudidas de la tierra por doceveces, que obligaron a las gentesa mantenerse fuera de sus hoga-
res, haciendo vida en playas yplazas por miedo a los derrum-bes de las casas. La Catedral, losmonasterios de los Jesuítas,Franciscanos y Dominicos y so-bre todo el Convento de lasMonjas, fueron los que más da-
ños recibieron. Más de veintecasas de mampostería se cuar-tearon y algunas cayeron. Mu-
chos vecinos, en busca de seguri-dad, se iban a pernoctar alCerro de San Cristóbal, fuerade la ciudad; otros lo hacían enlas vías públicas. Como muchaspersonas saleron de sus hogares
a medio vestir, se mostraban po-co menos que desnudos, no
atreviéndose a entrar en sus ha-
bitaciones en busca de ropas.
La preocupaclOn general porel momento era ejecutar actosde desagavio a Dios para apla-car su ira. Las procesiones yrezos en colectividad se suce-
dían. No hubo santo en las igle-sias que no fuese sacado enromería para que sirviesen de in-tercesores en aquellas horas depánico. Se hacían confesiones y
comuniones, actos de piedad yarrepentimiento con lágrimas,sollozos y suspiros para con-mover más a la Divinidad ylograr su perdón de los pecados,
a los que d Clero atribuyóaquella desgracia.
Los sacudimientos, más débi-les con el transcurso de los d ias,duraron todo el mes de Mayo.
El resultado de esta triste ex-periencia, dice Fray Juan deFonseca, fue que la ciudad acor-dó hacer una celebración religio-sa especial, dándole extra-ordinara solemnidad, para agra-
decer al Altísimo la terminaciónde los temblores y para impetrarsu misericordia, no permitiendosu repetición.
El fenómeno sÍsmico, en efec-to, no se repitió en Panamá la
Vieja y sus pobladores pudieron
volver a sus viejas costumbres
hasta medio siglo después, en1671, en que una catástrofe peortrajo el fin de la histórica ciudad.Fue su destrucción total porMorgan.
97
un trago de agua y mirando al procesaao, comenzó la acusaClOn
con brillante fraseología, luciendo con admirable talento sus marasde zorro viejo, curtido de enviar gentes a presidio. Pidió, al termi-nar la pena máxima.
Entonces tocóle el turno al reo, que se defendía él mismo. Su
figura, notablemente interesante, atraía todas las miradas, hasta lasdel jurado, un grupo de aborregados, que no sabía otra cosa sino
vender chorizos y manteca. Copiemos su defensa: "Si señor juez,yo le aseguro a Ud. que yo soy un hombre nervioso, extremada-
men~e nervioso y mis acciones más que de mí, dependen de misnervlOS.
Un hombre nervioso, señor juez, está fuera de la acciÓn de loscódigos, porque los códigos no se hicieron para los hombres nervio-sos sino para los hombres comunes. (AquÍ una risa general entrelos sefiores del jurado). Lo que se dice ser mi crimen es una acción
de sencilla bondad. Si, eso es, de sencila bondad. El talento suyole permitirá apreciar todo el valor de mis palabras. Relataré cómofue aquello. Le diré como fue, sin vacilaciones, simplemente, talcomo sucedió. Era yo vecino de la sefiora juliana, en el tercer pisode una vieja casa de calcanto, un caserón obscuro, hediondo a
petróleo. La señora Juliana y yo, éramos amigos. Yo sabía que ella
estaba en cinta, y me complacía en atcnderla como a una hermana.
En la madrugada del 14 de Octubre del arìo pasado, vísperadel suceso que me ha traído ante Ud., la señora juliana dió a luz.Era un niño, según me dijo una vecina. Fui a verlo ah, señor juez!era un verdadero monstruo; horrible: la cabezota parecía un globoinf1ado; los ojilos se hundían en la carne, y los brazos uno máslargo que el otro, estaban cubiertos de pelos largos, como las patas
de un animaL. Pero lo más horrible era que aquel nirìo tenía unadoble joroba. Por la boca de aquel ser, apenas nacido, se escapaba
un acento sordo, difíciL. Salí espantado de allí. A las ocho de lanoche me eché a la calle a tomar un poco de fresco. Encontré ados amigos; entramos a un café y menudearon las copas. Salmos
ebrios, completamente ebrios.
Esa es la vida - gritó un borracho de la última fila con entu-siasmo indescriptible. Un guardia se le acercó por detrás, y le dejÓcaer sobre la cabeza el garrote, con habilidad digna de encomio).
Le diré, serìor juez, prosiguió el acusado, que la bebida es miúnico defecto; porque yo creo que restablece mi equilibrio nervio-so.
Llegué a mi casa a las dos y media de la madrugada. Llovía acántaros. Subí tambaleando las escaleras. Yo sentía dentro de miuna agitación espantosa; eran mis nervios que sutilizaban mis senti-
99
mientas, que aguzaban el sentido de la percepción. Me arrojévestido en el lecho. El sueño no acudía. El chisporroteo de las
hojas oÍase perfectamente tal era el silencio de la hora. Después
creí dormirme, pero no lo estaba, es decir yo mismo no puedorecordar si estaba o no dormido. Me despertó el quejido del niño,de la señora Juliana, que reveleba la imperfección de su organismo.Entonces sentado en el borde de la cama, medité profundamente.Aquel pobre niño crecería, llegaría a ser hombre, se vería despre-ciado y humillado por los otros hombres no contrahechos, sería
infeliz veinte, cuarenta, sesenta años. Al verse desdichado, pensaríaen la muerte... Y yo tenía en mis manos su salvación, yo podíaahorrarle sufrimientos, angustias, dolores? Por qué no librado deuna vida tan oprobiosa? Quién sabe si años después, ya crecido yhabiendo probado la hiel de las amarguras no llegaría a maldecir alas manos que lo salvaron!
Sin saber cómo me encontré al lado de la cunita del nirìo, quea la luz débil del gas me pareció más horrible, tan espantosamente,ya no vacilé más: Como garfios de acero mis dedos se hundieronen su cuello cortándole la respiración. Abrió desmesuradamente losojilos, y después los fue cerrando paulatinamente, como con ciertoplacer. Yo le aseguro serìor juez, que fue un estrangulamiento ma-gistral. Y allí saliéndole un hililo de sangre por la negra boca, loencontraron muerto por la mañana. Esto es todo señor juez; asífue el hecho. Los señores del jurado sabrán ver en mi defensa la
expresión de la verdad, y comprenderán las causas que me com-pleieron a dar muerte al niño de la señora Juliana".
El jurado, en silencio, se levantó para retirarse a la sala de lasdeliberaciones. A los tres cuartos de hora salieron aquellos burgue-
ses que por un sarcasmo del destino estaban constituídos en juecesde conciencia. Uno de ellos se levantó y dijo en voz fuerte:
Condenado.Reinó después en la sala un gran silencio. De los bancos de
atrás se alzó en seguida rotunda y majestuosa la voz del borracho:
_ Condenar a un hombre que bebe para calmar los nervios yasesina por caridad....! Qué infamia!
Qué infamia!
100
Había, golpe y golpe, cntrecigarrilo y sorbo de seco, ade-
cuado una forma, un algo, unperfi descomunal. Era un Cris-to de madera. El paso de losaños sobre el tronco lograba fin-gir una cabellera ennegrecida ysanguinolenta. El se ocupaba delabrar la cara, la luenga barba na-zarena, la gran frente y unosojos dignos de Picasso. Triángulosobre triángulo; cubo sobre cubo;CÍrculo sobre círculo. Mordía elsol del medio día la tela burda dela camisa y el sudor empapábalacomo el aguaje de la vida en unaesponja de gestos y estampidos.
El artista bebía de la botella talun rito detenido en el tiempo y
el espacio. Sacerdote de una misasin cronistas, su golpe era másfirme seguidamente.
y las horas fueron haciéndose
volumen ordenado, rasgo vital,línea invisible. El arista se acer-
caba a la culminación de su
pnba, a 1 meta temporal de suagonía. Aquel Cristo sería el es-tupor y la reverencia, la boca
abierta y la rodila en tierra y elcruce de dedos y el latinasgo en-tre labios y dientes mansos.
Habían pasado varias semanasque a él le parecieron volutas detiempo, plumas al viento. La for-ma parecía carne palpitante, grancabeza respiran te, pieL. El proble-ma fundamental sería sacar la es-cultura de aquel paraje solitariodonde sólo el combate de los in-sectos y la luna apaciguaban la
soledad del creador.
El artista devanábasc los cir-cuitos cerebrales en ondas de102
largo pensamiento buscando lafÓrmula, la apoyatura para laculminación del acto mágico. Denada valdría esa formidable es-cultura coloreada pvr la natura-leza de la fibra y la madera, pa-
rida en la hojaTcsca sedienta del
verano o en el aulldo lóbrego
del invierno. Pero temía -oh so-ledad de soledades! - que si avi-saba a los lugarerìos estos le co-brarían por cI puente.
Imaginábalos en la rústica ta-berna pueblcrina reprcsentando
la farsa de la vida, protestantes
agrarios de un despojo. Puente omagia? He ahí el dilema -de-cÍase tembloroso el artista. Yasí corriendo el tiempo, conmucha mayor velocidad que elviento y las aguas hasta invadir-
lo todo. El tiempo, como unamarejada era el peor enemigodel artista. Y cl supo entoncesque estaba perdido. Que el tiem-po ineluctable deveIaría sobre su
nombre y su persona con másfuria que un aguacero demachetes. Y temeroso de la irade aquella gente a la que había
despojado de su inmenso árboltendido sobre el río abandonÓ,
una noche clara, el lugar.
Mas quiso el dcstino que lascosas ocurrieran de otra manera.
Cuando el río empujó y alzó lacresta y las lluvias revivieron elverde del paisaje de blancos so-
bre blancos y rojos sobre rojos,el dique que miles de hojas podri-das, y frutas montañeras, y ani-males ahogados, y rocas pulidasde azules aristas, y ramas y lia-nas femeninas fue apartado por
las aguas y como una bestia delodo la cabeza del río rugió en
medio de la noche que dividelos soles de las lunas arrastrán-
dolo todo a su paso. Rodabanlos lagartos en las aguas como
piedras de cuero y los helechos
eran simple banderas maceradas.
Grandes raíces mostraban susentrañas. El río se llevó todo lo
que halló a su paso. Los lugare-
Ìlos estaban en un baile de cura-cha y cantadera cuando el pri-mer grito del río perforÓ la ale-gría de la noche y entonces hu-yeron a las montañas dejandoplatos, botellas, machetes, ropas,carre t e ras, pilones, bangaras,tinajas y ranchos.
La descomunal talla de Cristoen madera se convirtió en unadaga dé caoba en manos del po-deroso inquilino de las aguas. Su
extremo compacto era un arieteque partía rocas como cabezas
sumergidas en la profundidaddel cauce y le abría paso al agua-
Je.
A causa de los golpes se fuedesflecando hasta formar unaterrible maraña de hendiduras yprolongaciones, tal una cabellerahumedecida por la sangre sinsangre de las aguas.
Después vino la calma y elrío volvió a su andar pausado ya sus canciones y la cabeza del
Cristo amainó su velocidad y sedió a navegar lentamente, lenta-mente, lentamente.
En el puerto abigarrado decanoas y lanchas de motor losindios como capachos de' vivoscolores, bajo la menudencia dela llovizna, los comerciantes ta-
saban el costo de los bastimen-
tos. Sonaba una piladora imitan-do el ronquido del río. De pron-
to emergió la cabeza deshilacha-
da del Cristo. Unos negros em-
pezaron a gritar "Milagro" . . .!Y la multitud se aglomeró
mientras los más viejos se arro-dilaban a rezar.
Pasado el impacto de lanovedad, los bayaneros recogie-ron el gran tronco. Lo izaron
con la ayuda de sogas y de bue-
yes y lo llevaron al rancho másgrande del puerto.
Ya tenemos santo patrono-gritaron algunos de voz aguar-dentosa. Y desde ese día, hace
unos cuatro meses, empezó la
gran chupadera. No ha quedadocerdo con cabeza, ni botella conculo ni virgo respetado.
103
NUMEROS FAVORECIDOS EN LOS SORTEOS VERIFICADOSPOR LA LOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA
LOS DOMINGOS DE MAYO DE 1973
SO RTEOS No. PRIMERO SEGUNDO TERCERO
Mayo 6Mayo 13
Mayo 20
Mayo 27
2828
2829
2830
2831
5431 0505 81289882 1907 64628138 6846 64347145 5002 8554
NUi\,¡EROS FAVORECIDOS EN LOS SORTEOS VERIFICADOSPOR LA LOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA
LOS MIERCOLES DE MAYO DE 1973
SORTEOS No. PRIMERO SEGUNDO TERCERO
ivlayo 2 339 7663 3780 4899
Mayo 9 340 9955 4848 3437
Mayo 16 341 2487 3825 5357
Mayo 23 342 9254 6983 5218
Mayo 30 343 3255 8907 2832
104