99

files.biblioteca-uaca.webnode.esfiles.biblioteca-uaca.webnode.es/200000492-5268b5363a/Relacion-… · precisar la atención de un profesional, o se agotan los recursos de salud de

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

 

 

 

 

 

 

Relación de ayuda Enfermera - Paciente

Ana Mª Martínez Rodríguez

1

 

 

© Relación ayuda Enfermera - Paciente ©Ana María Martínez Rodríguez ISBN papel 978-84-686-1659-9 Impreso en España Editado por Bubok Publishing S.L.

2

 

 

INDICE Prólogo……………….…....….......... 9 La Consulta………………………... 11 El concepto del cumplimiento terapéutico……...………….............. 29 La capacidad de escucha….….…..... 47 Errores y barreras en la escucha….... 65 Respuesta a la persona………….…. 73 La Empatía…………………......…. 79 Condiciones para una buena relación de ayuda………………..… 88 El Diálogo…...…………………..… 93 Implicaciones y Limitaciones en la

relación de ayuda………….….….. 100 Conclusión……………….……...... 105 Bibliografía……………….............. 110

3

 

 

4

 

 

PROLOGO

La información facilitada a los pacientes y

sus familiares en relación a su estado de

salud, desde el punto de vista médico y

sobre los cuidados de Enfermería, tiene

una gran importancia, en general durante

la hospitalización, y especialmente durante

el ingreso en la Unidad de cuidados

Intensivos (UCI).Una de las principales

necesidades de los familiares, es recibir

una adecuada información. Normalmente

5

 

 

se concibe la información como

información médica y no de Enfermería.

En mi opinión las dos son

complementarias y no excluyentes, por lo

que se hace indispensable una adecuada

coordinación de la misma por parte de

todos los profesionales implicados en el

cuidado del paciente.

 

LA CONSULTA

Cuando la persona carece del apoyo

necesario en su entorno inmediato para

solucionar problemas leves de salud sin

6

 

 

precisar la atención de un profesional, o se

agotan los recursos de salud de los que

dispone, entonces es cuando surge la

consulta. Por tanto, ya desde su origen, el

enfermo acude al profesional necesitado

de algo que no ha sido capaz de obtener de

otro modo.

Así pues, nos hallamos ante alguien que

padece o sufre, y que por lo tanto está

necesitado de algo que le ayude a dejar de

padecer o de sufrir. En esta interacción, a

su vez interviene también un profesional

7

 

 

sanitario, el cual está sujeto a una serie de

normas que regulan su actuación y que

determinan sus funciones específicas.

Si hablamos de paciente-personal

sanitario, y hablamos de su interacción,

estamos hablando de un proceso de

comunicación, modulado por un canal, el

código, el contenido del mensaje, el

contexto en que se desarrolla, y sobre

todo, por la naturaleza de la relación que

se establece entre ellos.

8

 

 

No se puede olvidar que sin unas

habilidades comunicacionales adecuadas

es imposible entender el motivo de la

consulta.

 

Podemos definir la relación entre

profesional sanitario y paciente como la

interacción que se establece entre ambos

con el fin de devolver al paciente su salud,

aliviar el sufrimiento, y /o prevenir la

enfermedad.

9

 

 

Esta relación profesional sanitario-

personal la podemos analizar en función

de:

• De los roles de los participantes,

• Del tipo de participación en la

relación.

• Del objetivo de la relación.

• Del grado de control de la

situación.

• De factores socio-familiares.

10

 

 

A su vez, podemos destacar una relación

centrada en el paciente y una relación

centrada en el profesional sanitario.

‐ La relación centrada en el paciente:

El profesional sanitario realiza

preguntas abiertas siendo el

paciente el que expresándose con

libertad orienta con sus respuestas

la entrevista. El lenguaje suele ser

sencillo y comprensible y, si es

posible, el paciente participa en la

toma de decisiones. El profesional

trata de conocer los temores, las

11

 

 

expectativas y los deseos del

paciente para ofrecerle distintas

posibilidades de actuación

razonables y factibles con el

propósito de favorecer que las

realice.

‐ La relación centrada en el

profesional: El profesional

sanitario es quien lleva las riendas

de la entrevista, utiliza un lenguaje

especializado, realiza preguntas

específicas de tipo técnico y aporta

soluciones precisas y concretas que

12

 

 

el paciente recibe como

instrucciones que debe cumplir.

Varios estudios han demostrado que la

comunicación entre el profesional

sanitario y el paciente viene determinada

tanto por factores externos como internos

y que, a su vez, la calidad de la

comunicación va a repercutir sobre

diversos aspectos de la interacción. Para

que una comunicación entre profesional y

paciente se alcance, y que de este modo se

alcancen los objetivos de la relación

sanitaria, es necesario desglosar los

13

 

 

factores de los cuales dependen dicha

comunicación para luego poder estudiar de

qué forma son mejorables cada uno de

ellos.

Dado que la comunicación es básica para

alcanzar una buena relación sanitaria, que

ésta busca lograr la satisfacción del

paciente y la adherencia terapéutica y que

lograr estos objetivos depende en parte de

la comprensión y el recuerdo de las

recomendaciones, analizaremos a

continuación estas dos variables.

14

 

 

• Comprensión y recuerdo de las

recomendaciones:

La comprensión inadecuada de la

información por parte del

profesional, así como la presencia

inadecuada de la información por

parte del profesional, y la presencia

de creencias particulares sobre la

enfermedad por parte de los

pacientes, lleva a la realización de

interpretaciones inexactas de los

mensajes que reciben.

15

 

 

Investigaciones sobre la

comprensión de los pacientes

muestran que éstos, generalmente,

no comprenden el significado de

los términos utilizados por el

personal sanitario. Los pacientes

suelen tener propias ideas acerca

de las enfermedades.

Frecuentemente estas ideas,

difieren de las ideas aceptadas por

el personal sanitario.

16

 

 

Además, en bastantes casos, los

pacientes renuncian a demandar

información adicional sobre la

enfermedad o el tratamiento, a

pesar de que su grado de

comprensión sea bastante bajo.

Incluso cuando se comprendan las

instrucciones, éstas no siempre se

llevan a cabo. Los pacientes

muchas veces no recuerdan una

buena parte de la información

proporcionada por el profesional

17

 

 

aunque previamente la hayan

comprendido correctamente.

El nivel educativo e intelectual de

los pacientes se relaciona con el

recuerdo de una manera muy baja

pero consistente. El conocimiento

sanitario de los pacientes ha

mostrado una relación positiva con

el recuerdo.

18

 

 

• ¿Cómo mejorar la comunicación

con el paciente?

De forma general, sería importante

contemplar las siguientes

indicaciones:

‐ Realizar una escucha activa,

permitiendo que el paciente

exponga los problemas sin

interrumpirle precozmente.

19

 

 

‐ Explorar cuáles son sus creencias,

opiniones y expectativas sobre su

situación o enfermedad.

‐ Mostrar empatía, ofrecer una

adecuada retroalimentación y

reforzar cuando sea necesario.

‐ Facilitar la expresión de los

sentimientos evitando que se

produzca desbordamiento

emocional y potenciando la

sensación de confianza.

20

 

 

‐ Ofrecer la información con

claridad, aportando contenidos con

sentido para el paciente.

‐ Permitir que el paciente participe

en el proceso de toma de

decisiones, si es lo que desea.

‐ Negociar en los casos en los que el

paciente muestre su desacuerdo

con algún aspecto del proceso.

‐ Dedicar tiempo a la conversación

amistosa, es decir, no sanitaria

enfatizando la charla positiva.

21

 

 

Para favorecer la comprensión y el

recuerdo podemos poner en práctica

algunas medidas simples:

‐ Emplear un lenguaje sencillo.

Evitando jerga técnica o

eufemismos.

‐ Reducir la dificultad de los

mensajes transmitidos,

simplificando y acortando las

frases.

‐ Formular las instrucciones en

términos concretos y específicos.

22

 

 

‐ Presentar la información ordenada

y agrupada en categorías.

‐ Evitar palabras con connotaciones

negativas.

‐ Repetir los términos más

importantes.

‐ Resumir el contenido de los

mensajes.

‐ Comprobar qué información se

lleva el paciente antes de salir de la

consulta.

23

 

 

EL CONCEPTO DEL

CUMPLIMENTO TERAPEUTICO

La introducción de medicaciones para el

tratamiento de enfermedades crónicas en

los años sesenta mostró que, aunque se

disponía de fármacos eficaces, los

pacientes no cumplían las patas

terapéuticas. Desde entonces la

preocupación por el cumplimiento ha sido

creciente. No cabe duda de que, por muy

bueno que sea el tratamiento, si no se

realiza no será eficaz.

24

 

 

En el caso de los fármacos en concreto,

ningún estudio sobre eficacia se puede

llevar a cabo si no existe la garantía de que

el enfermo se tomó correctamente la

medicación. Además, el incumplimiento

terapéutico puede tener consecuencias no

solo individuales, sino también para la

salud pública, como por ejemplo en el

caso de los antibióticos que, si no se

toman de forma adecuada pueden

favorecer la aparición de resistencias

farmacológicas y, en general, aumentar el

gasto sanitario innecesariamente.

25

 

 

Todo lo expuesto es porque entre los

muchos y complejos factores que influyen

en la adherencia al tratamiento

destacaremos, una vez más, la importancia

de la interacción entre el personal sanitario

y el paciente. Además de la relación,

influirían otros aspectos como las

características de la enfermedad, del

régimen terapéutico y las características

relacionadas con el paciente. El

cumplimento terapéutico será mucho

mayor si la relación sanitaria crea

pacientes cumplidores. También se sabe

26

 

 

que si la prescripción no es compleja, se

administra el fármaco de forma sencilla y

los efectos secundarios del tratamiento son

escasos, igualmente conseguiremos

mejores resultados.

De todas maneras, la práctica clínica nos

enseña que hay ciertas recomendaciones

muy convenientes para seguir:

‐ Se recomienda en principio

mejorar la comunicación con el

paciente.

27

 

 

‐ Poner en práctica medidas

educativas y conductuales.

‐ Reforzar el cumplimento. Animar

al paciente regularmente a seguir

realizando las pautas terapéuticas.

‐ Determinar el papel que el paciente

va a desarrollar en el proceso de

tratamiento.

‐ Es conveniente llevar a cabo una

comunicación no sólo informativa,

sino afectiva, persuasiva y eficaz.

Con la comunicación persuasiva se

pretende transmitir conocimientos

28

 

 

y modificar actitudes y

comportamientos.

‐ Para favorecer la aceptación del

mensaje se pueden utilizar

argumentos de tipo normativo o de

tipo hedonista.

‐ En general cuantos más

conocimientos y cualificación

posea el paciente, más debe

acentuarse la dimensión

argumentativa del mensaje. Si

exploramos las creencias del

paciente y conseguimos entroncar

29

 

 

nuestra exposición con ellas, más

convincente resultará el mensaje.

Es de gran importancia el

acompañamiento a las personas en los

momentos de sufrimiento, ya sea por

enfermedad, accidente, muerte de un

familiar, etc.… así como es importante

para éstos el sentirse acompañados en los

difíciles momentos de afrontar las

situaciones críticas.

30

 

 

Los profesionales sanitarios tienen una

dura tarea en el día a día ya que se

enfrentan a situaciones muy diferentes,

todas con una gran carga emocional, de

donde nace la necesidad de que estos

profesionales estén preparados para asumir

la responsabilidad de lo que supone ayudar

a las personas que sufren.

En relación de ayuda no es suficiente la

buena voluntad de ayudar por parte del

profesional, sino tener al menos unos

conocimientos básicos para enfrentarnos a

31

 

 

estas situaciones. No se pretende dar

recetas mágicas, porque no las hay, pero sí

una serie de herramientas y habilidades, en

las que se pueden apoyar los profesionales.

Dentro de la relación de ayuda hay que

distinguir la disposición de la persona que

ayuda y el uso de poder que hace el

ayudante.

32

 

 

La disposición de la persona que

ayuda:

Centrado en la persona: el ayudante

presta atención, sobre todo al modo en

que la persona vive el problema, toma

en consideración al individuo en su

totalidad, sabiendo que el otro tiene ,

ante todo, necesidad de ser

comprendido, tranquilizarlo, acogido,

etc.…

33

 

 

Centrado en el problema: El ayudante

se identifica sobre todo con la

situación presentada por el sujeto sin

tener en cuenta los aspectos subjetivos

con que el problema es vivido por

éste.

Uso de poder que hace el ayudante:

Directiva: el ayudante ejerce un poder que

está fuera de la persona ayudada. Tiende a

ayudar a la persona llevándola en una

34

 

 

determinada dirección, induciéndola a

pensar, sentir o actuar en función de un

esquema determinado.

Facilitadora: en este segundo caso, el

ayudante recurre principalmente al poder,

la autoridad y los recursos presentes en la

propia persona ayudada. Su intervención

va dirigida a ayudar al interlocutor a

tomar conciencia de sus recursos y a

utilizarlos creativamente.

35

 

 

Cuando la actitud directiva y facilitadora

se combinan con las centradas en la

persona y en el problema, dan los

siguientes estilos de ayuda:

‐ Estilo autoritario manager: El

ayudante se centra en el problema

del ayudado, y quiere ayudarle a

resolverlo de manera directiva.

Ejemplo: “ Tú lo que tienes que

hacer es………; Ya te lo decía yo,

que si no cambiabas….: Eso que

36

 

 

me cuentas no tiene ningún

sentido”

‐ Estilo paternalista misionero: el

ayudante se centra en la persona

del ayudado, no se centra tanto en

el problema sino que tiene en

cuenta cómo vive él su problema,

pero su modo de abordar el

problema es directivo. Ejemplo de

este caso: Veo que lo está pasando

mal, pero confía en mí y te saco de

ésta, o estás en buenas manos……

37

 

 

‐ Estilo democrático-cooperativo:

También se centra en el problema,

pero adopta una actitud

facilitadora, tiende a implicar a la

persona en la solución del

problema. Ejemplos: El ayudante

podría decirle a la persona: tu

pregunta es difícil y no me siento

capaz de responderle; me gustaría ,

no obstante, ayudarte a profundizar

en este tema, de manera que tú

puedas encontrar la mejor solución

al problema.

38

 

 

‐ Estilo participativo-empático: el

ayudante se centra en la persona y

sus aportaciones son facilitadoras.

Pretende que la persona tome

conciencia de la situación en la que

se encuentra, profundizando así en

el conocimiento de sí mismo, de

sus dificultades y de sus recursos.

Por ejemplo: en el caso de que

alguien dijese: me parece que la

vida no tiene sentido… él podría

contestar. Te resulta difícil afrontar

39

 

 

la vida cuando todo parece tan

oscuro.

El estilo participativo-empático cumple

con las características esenciales que

debería tener el ayudante.

LA CAPACIDAD DE ESCUCHA

Hay tres tipos de escucha diferentes:

‐ Escucha racional o intelectual: la

escucha se centra en las palabras y

40

 

 

en ver cómo se expone el

problema. Entra en juego la

comunicación verbal y no verbal,

si la exposición es lenta, confusa,

etc.…

‐ Escucha afectiva: escuchar los

sentimientos y emociones, más allá

de las palabras, es en cierto modo

interpretar, deducir, hacer explícito

lo implícito. Por ejemplo los gestos

nos hacen ver si la persona está

triste o alegre……..

41

 

 

‐ Escucha – voluntad (intenciones y

acciones): prestar atención a las

intenciones de las palabras usadas,

si propone soluciones y ver en ese

caso de qué manera le podemos

ayudar…….

Lo ideal sería en toda relación de ayuda el

poder prestar atención a los tres tipos de

escucha de manera integral. A esto lo

llamaríamos escucha activa. Debemos

pues centrarnos en las palabras, en los

sentimientos y en las acciones que nos

42

 

 

transmite el paciente durante la relación de

ayuda.

Escuchar activamente es escuchar con

comprensión y cuidado. Es uno de los

comportamientos más preciados y difíciles

de llevar a cabo.

La escucha exige una disposición por parte

de la persona a prestar atención a los

mensajes del interlocutor. Todos sabemos

oír pero muy pocos escuchar. Mucha

gente confunde el oír con escuchar.

43

 

 

Escuchar implica querer comprender, ir

más allá del conjunto de palabras que nos

llegan de otra persona. Es centrarse en el

otro, para lo que se requiere un gran

esfuerzo, supone dejar nuestro

pensamiento, preocupaciones…… para

poder centrarnos en el otro; muchas

personas parecen que nos escuchan y sin

embargo están pensando en sus cosas sin

prestar atención a la otra persona. Así

pueden estar pasando desapercibidos

muchos mensajes interesantes del paciente

al profesional, no sólo con lo que dice,

44

 

 

sino también a través de su cuerpo, con su

manera de expresarse.

Escuchar supone utilizar el espacio libre

mental, y utilizarlo para la persona que

quiere comunicarse, centrarnos en lo que

estamos recibiendo. Si esto no es así

porque no somos capaces de aleja nuestros

pensamientos, pondremos un muro

inconsciente que nos llegue el mensaje de

la persona a la que pretendemos escuchar.

En el fondo, escuchar es centrarse en las

verdaderas necesidades del ayudado.

45

 

 

Son muchas las razones y los beneficios de

escuchar, ante todo porque nos

convertimos en una persona significativa y

digna de confianza. La otra persona confía

en el personal sanitario para transmitirnos

sus sentimientos, emociones, etc.…

Nosotros debemos escuchar y respetar a la

persona y a aquello que nos dice la

persona que se siente escuchada, se siente

también aceptada y respetada como

persona.

46

 

 

Con la escucha le estamos dando

información de que nos importa, de que le

estamos atendiendo y le estimulamos a

continuar comunicándose. Se tiende a

confiar un problema sólo a aquellas

personas con las que nos sentimos

escuchados; de tal forma, que escuchando,

podemos permitirnos llegar al fondo del

problema que puede atormentar a alguien.

Una buena escucha conlleva muchos

beneficios. Pero ¿cómo llevar de un modo

eficaz la escucha?

47

 

 

• Debemos estar con una

disposición psicológica:

Lo más importante para realizar una

buena escucha, es querer escuchar.

Para ello debemos estar atentos en

todo momento y no distraernos.

Seremos más eficaces en nuestra

intervención cuanta más información

podamos obtener sobre la persona a

que intentamos ayudar.

48

 

 

• Tenemos que observar a la

persona:

Con el fin de poder identificar todo

aquello que nos pudiese transmitir a

través de indicios no verbales,

velocidad de las palabras, inflexión de

la voz, ojos vidriosos, posturas,

gestos……

• Tener cierto control:

Sobre nuestros gestos, movimientos,

posturas corporales.

49

 

 

• Usar un volumen y tono de voz

adecuado.

• El uso de incentivos:

Como señales de confirmación para

el que habla, resulta muy útil, tanto

como incentivos no verbales. Por

ejemplo con una expresión facial de

atención, movimientos de cabeza

asintiendo en su discurso, incentivos o

refuerzos verbales, usando expresiones

del tipo: ya veo, ajá, sí, sí….

50

 

 

Durante la escucha es importante

parafrasear utilizar expresiones del

tipo: Si no he entendido mal, me

quieres decir que…. de este modo le

transmitimos al paciente que realmente

nos interesa lo que nos cuenta.

• No interrumpir:

Dejar que la persona hable, realizar

intervenciones sólo cuando éstas

sirvan para enriquecer la conversación.

51

 

 

• Escuchar sin prejuicios.

• Evitar dar consejos.

• Tolerar el silencio:

Evitar que la situación nos domine

haciendo comentarios inoportunos, o

presionando a la persona par que

continúe hablando. Ante todo respetar

a la persona.

Nos podemos preguntar cómo llevar a

cabo todo esto cuando no hay tiempo. En

52

 

 

el ámbito sanitario se suele ir contrarreloj,

especialmente en situaciones de urgencias

en que médicos y enfermeros disponen de

poco tiempo para atender a los pacientes.

No es tanto el tiempo que se le dedique a

la persona sino la calidad de ese momento.

La relación de ayuda no tiene un tiempo

establecido; en muchas ocasiones basta

con unas palabras de acogida y

comprensión, una mirada, un gesto, que le

confirme a la persona que estamos ahí.

Otras veces un solo minuto de dedicación

exclusiva a la persona puede ser de gran

53

 

 

ayuda. Lo importante es que durante ese

minuto se sienta escuchada y

comprendida.

ERRORES Y BARRERAS EN LA

ESCUCHA

• Barreras en el oyente

Existen numerosos obstáculos que

dificultan el ejercicio de la escucha activa.

La resistencia a la escucha consiste en

darnos cuenta de lo que puede suponer

para nosotros dejar que alguien nos llene

54

 

 

de sus preocupaciones, angustias,

sentimientos, emociones, etc.… Con este

acto corremos el riesgo de descubrirnos a

nosotros mismos, es decir, de ponernos en

contacto con nuestras propias emociones y

sentimientos. Así que intentamos

defendernos de la implicación emotiva.

Imaginemos que una persona nos cuenta

que le acaban de diagnosticar una

enfermedad terminal. Es posible que

nosotros hayamos vivido una situación

similar en un familiar cercano y puede

55

 

 

entonces que involuntariamente volvamos

a revivir esa situación lo cual puede

provocar en nosotros reacciones y

emociones. Esto puede provocar en

nosotros el que no nos impliquemos

demasiado en la situación, escucharíamos

a la persona de manera superficial, no

empatizaríamos con ella porque no nos

interesa, aunque sea de manera

inconsciente.

Aparte de nuestra propia resistencia,

existen otros obstáculos que pueden

56

 

 

dificultar la escucha, desde los propios del

ambiente físico hasta los del área

emocional y cognitiva.

Existe también la tendencia a juzgar.

Pensemos por ejemplo en una situación en

la que un chico de 20 años acaba de temer

un accidente: invadió el carril contrario

cuando volvía por la noche de tomar algo

con sus amigos. Cuando llega al hospital

una enfermera le recrimina

constantemente: ¿A quién se le ocurre ir a

esa velocidad?, claro, luego vienen los

problemas, pero… en qué estabas

57

 

 

pensando…? Estas situaciones ocurren.

Tenemos que tener claro que nosotros no

podemos juzgar a nadie. Eso no significa

que estemos de acuerdo con lo que ha

ocurrido. Nosotros estamos para ayudar a

la persona no para juzgar.

Otra barrera con la que nos podemos

encontrar es la pasividad durante la

escucha. Antes hemos comentado que lo

más importante durante la relación de

ayuda es pensar que lo fundamental es

nuestro interlocutor, debemos centrarnos

58

 

 

sólo en él. La pasividad representa todo lo

contrario. Cuando durante la relación de

ayudas estamos centrados en nuestros

problemas, estamos pendiente de lo que

ocurre a nuestro alrededor, distraídos, no

prestamos la atención que merece la

persona.

Otros obstáculos o barreras con los que

nos podemos encontrar serían: la tendencia

a aconsejar, la impaciencia, la tendencia a

inhibir los sentimientos del otro, etc.…

59

 

 

• Barreras en el hablante

Durante la relación de ayuda no sólo es el

ayudante el que puede plantear obstáculos

o barreras durante la escucha; por parte del

ayudado también puede haber

determinadas barreras que dificulten la

dura tarea de la escucha. La mayoría de

estas barreras están relacionadas

directamente con la situación crítica que

están viviendo las personas. Puede ser que

no confíen del todo en nosotros, lo que

puede suponer que adopte posturas o

gestos incongruentes con lo que nos está

60

 

 

contando, miradas esquivas, incluso puede

producirse cierta agresividad física o

verbal por parte del paciente… Todos

estos aspectos dificultan la escucha, pero

aún así, van a darnos mucha información

sobre la situación en la que se encuentra la

persona en ese momento.

61

 

 

RESPUESTAS A LA PERSONA

Existen determinados tipos de respuestas

que son llevadas a cabo durante la relación

de ayuda:

• Respuesta de valor o juicio

moral:

El ayudante expresa la propia

opinión o emite un juicio sobre

aquello que le ha contado el

ayudado, considerando como

62

 

 

válido únicamente sus valores

éticos y morales.

• Respuesta interpretativa:

El ayudante interpreta aquello que

le ha transmitido el ayudado, le da

un sentido a los mensajes

recibidos, pero siempre desde su

propia teoría.

• Respuesta de apoyo- consuelo:

El objetivo del ayudante es animar

a la otra persona para lo que intenta

desdramatizar o minimizar la

importancia de la situación,

63

 

 

haciendo alusión a experiencias

comunes.

• Respuesta de investigación:

El ayudante, mediante preguntas,

trata de obtener más información

sobre aquello que está contando la

persona.

• Respuesta tipo solución de

problemas:

El ayudante propone una solución

o alternativa al problema, para que

la persona pueda salir cuanto antes

de la situación. Ofrece consejos

64

 

 

que podrían poner fin a su

problema.

• Respuesta empática:

El ayudante emite una respuesta

sobre la persona ayudada, en la que

intenta transmitir que comprende

cómo se siente.

• Respuesta- reformulación:

Se intenta favorecer la

comprensión. Trata de reflejar lo

que la persona está sintiendo (lo

explícito) y hacer patente lo

implícito, como si fuésemos un

65

 

 

espejo donde la persona se viese

reflejada.

LA EMPATIA

Empatizar es ir más allá de la observación

y de la escucha; es la capacidad de

ponernos en el lugar del otro; es escuchar

sus sentimientos y emociones, y

comprenderlos. No significa estar de

acuerdo con lo que la persona está

sintiendo, sino aceptar y respetar los

66

 

 

sentimientos y reconocer que puede tener

razones para sentirse o actuar de ese

modo. La empatía se basa en una buena

escucha. Cuando escuchamos activamente

las emociones y sentimientos de una

persona, estamos ayudando a que se sienta

mejor.

A veces vemos personas que sufren por

cuestiones que a nosotros nos parecen

insignificantes y no logramos entender por

qué les afecta tanto. Ante estas situaciones

nosotros solemos hacer comentarios como:

67

 

 

no entiendo por qué estás así, ¿por esa

tontería?. Esto demuestra que no hemos

comprendido nada, que no nos hemos

puesto en su situación.

El OBJETIVO es comprender lo que le

pasa, lo que siente, lo que piensa desde su

punto de vista, no desde el nuestro. Ser

capaces de meternos en su piel y entender

los motivos de sus sentimientos. Pero para

que la empatía sea eficaz, no basta con

que comprendamos a la otra persona, sino

que él/ ella perciba así que es así, y esto

68

 

 

requiere un gran esfuerzo por nuestra

parte.

Podemos utilizar expresiones adecuadas al

momento que pueden hacer que la persona

perciba que le comprendemos, tales como:

puedo entender que te sientas así; Te

estoy escuchando y te noto… Pero no sólo

debemos empatizar con las palabras,

también con nuestros gestos, la cara y el

cuerpo, adoptando comportamientos

similares a los de la persona que estamos

ayudando, manteniendo contacto visual y

69

 

 

adoptando una expresión facial apropiada

a los sentimientos que nos transmite la

otra persona.

Son muchas las dificultades que nos

podemos encontrar durante el desarrollo

de la actitud empática en la relación de

ayuda. Tales como:

70

 

 

• RESISTENCIA LA

IMPLICACION EMOTIVA:

Cuando una persona se va a

enfrentar a los problemas de otra,

sabe que se va a encontrar con el

sufrimiento, con situaciones con

una fuerte carga emocional.

Sabiendo esto es muy posible que,

de manera involuntaria, nos

resistamos a implicarnos

emocionalmente con la persona

ayudada.

71

 

 

• ENCONTRARNOS CON LA

PROPIA VULNERABILIDAD:

El ayudante se puede ver herido

por la vivencia del ayudado., bien

por unan gran implicación o bien

por vivencias similares que le

hagan recordar malos momentos.

Si esto sucede, es difícil que

podamos llegar a empatizar con la

persona, ya que nuestro nivel de

atención hacia la otra persona se

verá interrumpido por nuestra

propia vulnerabilidad.

72

 

 

• IDENTIFICACION

EMOCIONAL:

Cuando nos embarcamos en la

relación de ayuda corremos el

riesgo de implicarnos demasiado e

identificarnos excesivamente con

la persona o con su problema.

Podríamos querer ayudar más allá

de nuestras propias posibilidades o

de nuestra profesión, no seríamos

capaces de separarnos

emocionalmente de la persona. Las

consecuencias de esta vivencia

73

 

 

pueden llegar a ser bastantes

perjudiciales para el ayudante,

como llegar a sufrir el síndrome de

Buen-out o Síndrome del

trabajador quemado.

CONDICIONES PARA UNA BUENA

RELACION DE AYUDA

• ACEPTACION

INCONDICIONAL:

Cuando una persona se siente

aceptada por los demás, le provoca

una sensación de bienestar consigo

74

 

 

mismo, aumenta su autoestima, ya

que no se siente juzgada.

• AUTENTICIDAD:

La primera implicación de la

autenticidad en la relación de

ayuda es no decir aquello que ni el

mismo ayudante se cree o piensa.

Por tanto habrá que evitar las

frases que se van en la línea de

apoyo-consuelo. No basta con ser

sinceros, hay que ser congruentes

con lo que pensamos y decimos.

75

 

 

• AUSENCIA DE JUICIO

MORALIZANTE:

En toda relación de ayuda auténtica

que se precie, deben estar ausentes

todas aquellas actitudes,

sentimientos, pensamientos, etc.…

nocivos para la persona ayudada.

Esta relación debe sustentarse

sobre un pilar de respeto

incondicional, por encima de sus

comportamientos y actitudes,

aunque el ayudante no los

considere válidos o correctos.

76

 

 

• VISION POSITIVA:

Consiste en depositar confianza en

el ayudado. Tiene que ser una

auténtica confianza, que el

ayudante verdaderamente crea en

las potencialidades y en los

recursos del ayudado. Para que

esto sea así, el ayudado tiene que

conocer también sus propias

limitaciones y sus potencialidades.

Es bueno utilizar expresiones

como: yo creo que puedes hacerlo,

confío en ti… Tenemos que

77

 

 

recordar que esto sea así siempre y

cuando ésto sea cierto, realmente

creamos en la persona.

EL DIALOGO

En el DIALOGO existe la llamada

Reformulación: Consiste en devolver al

ayudado la información que nos ha

transmitido con nuestras propias palabras.

Sería hacer una síntesis o un resumen de

aquello que hemos comprendido; no es

78

 

 

sólo expresarlo verbalmente, también entra

en juego la mirada, los gestos, etc., es

decir, la comunicación no verbal.

También debemos de tener en cuenta la

Interpretación: no es sólo devolverle la

información al ayudado, haciendo síntesis

con nuestras propias palabras, sino que se

añade un modo de ver su experiencia, a

partir de los criterios propios del ayudante.

Hacemos un resumen de lo que el paciente

nos ha contado, pero haciendo una

pequeña interpretación del modo en que el

79

 

 

ayudante ve su problema. Para que sea

eficaz es mejor llevarla a cabo cuando

exista cierto nivel de confianza y de

comprensión. Puede ocurrir que en algún

momento el ayudante emita su propio

criterio, que distorsione la realidad del

ayudado, y provoque en él una reacción de

desinterés, irritación o bloqueo.

Con respecto a la Confrontación: significa

ayudar a descubrir los recursos internos y

externos para afrontar una situación de

sufrimiento, de enfermedad. Facilitar la

80

 

 

clarificación de la situación, haciendo ver

a la persona las incongruencias de su

pensar o de su hacer. Esto es, en cierto

modo, quitarle la venda de los ojos para

hacerle ver la realidad y mostrársela.

También está la Destreza de personalizar:

Consiste en que la persona se

responsabilice y tome conciencia de que

existe un problema y que es realmente

suyo. Es decir, que no lo vea como algo

ajeno a sí mismo, sino que empiece a

asumir responsabilidades sobre él mismo y

81

 

 

comience a tomar el control de la

situación. Lo que sucede muchas veces es

que el ayudado vive su problema desde

fuera y tiende a generalizar, como si el

problema no fuera propio. Supone ayudar

a la persona a que tome conciencia de lo

que significa para ella lo que está

viviendo, observar qué recursos tiene para

afrontar el problema y ayudar a activarlos.

La Destreza de iniciar es que en ciertos

casos, la relación de ayuda tiene como fin

provocar un cambio por parte de la

persona ayudada, siempre y cuando sea

82

 

 

posible. Para ello, la persona una vez

acogida por el ayudante debe explotar el

problema y comprenderlo. El objetivo es

descubrir los propios recursos internos y

externos para afrontar la dificultad,

resolverla o aceptarla si ésta es

irreversible, para poder vivir de una forma

más saludable. Se trata de orientar a la

persona en la búsqueda de un camino, de

una alternativa a su problema. El ayudante

colabora en esta búsqueda de alternativas

hacia un cambio. Una vez valoradas todas

las alternativas posibles, examinando las

83

 

 

ventajas e inconvenientes de cada una de

ellas, y los recursos de los que dispone la

persona, será necesario precisar un plan de

acción definiendo la meta en términos

reales.

84

 

 

IMPLICACIONES Y LIMITACIONES

EN LA RELACION DE AYUDA

• IMPLICACIONES:

El hecho de que se describan tres fases en

el proceso de la relación de ayuda ( en la

primera se produce el primer encuentro

entre el ayudante y el ayudado, en la

segunda la tarea del ayudante es la

personalización y en la tercera fase el

ayudante tiene como objetivo el ayudar a

la persona a elaborar un plan de acción ),

85

 

 

no implica estrictamente la necesidad de

que en cada encuentro se vean realizadas

todas las fases o que en un momento

concreto de la conversación, pudiera

determinarse en qué fase del proceso de la

relación de ayuda se encuentran los

interlocutores. Se trata más bien de hacer

un análisis del proceso de superación de

los diferentes obstáculos o dificultades

mediante relación de ayuda.

86

 

 

• LIMITACIONES:

En el ámbito sanitario en el que

trabajamos nos van a aparecer una serie de

limitaciones en el desarrollo de nuestra

actividad y, en concreto, en la relación de

ayuda, que hay que tener en cuenta y

respetar escrupulosamente. Tenemos que

conocer nuestros propios límites. Para ello

tenemos que saber cuáles son nuestros

propios recursos y saber hasta dónde

podemos llegar.

Es necesario tener muy claro que no

vamos a eliminar el sufrimiento de la

87

 

 

persona, pero sí podemos aliviarlo y

ayudar al paciente para que el dolor sea

más llevadero. De tal forma que tenemos

que prepararnos y ser conscientes de que

nos vamos a encontrar con situaciones en

las que quizás no podamos ayudar, más

allá de nuestras posibilidades, y por tanto

habrá que tolerar ciertos niveles de

frustración ante esa situación. Es

importante saber escuchar y aceptar al

otro, pero sin perder la propia identidad ni

la propia escala de valores.

88

 

 

CONCLUSION

En el medio sanitario son numerosos los

factores que inciden en la persona desde

que ingresa por las condiciones de cambio

del ámbito físico, psíquico y social. Estas

condiciones a su vez conllevan unas

modificaciones, a consecuencia de los

límites y restricciones que traen consigo

las normas administrativas y técnicas, que

atentan a la normalidad de la persona. La

enfermedad, las intervenciones

quirúrgicas, la práctica clínica, la

89

 

 

aplicación de técnicas diagnósticas y

tratamientos, representan amenazas

significativas para el equilibrio integral del

individuo-paciente que demanda atención

al sanitario.

Por otro lado, la ansiedad puede bloquear

la posibilidad de expresar sus temores o

miedos, dificultando la posible

modificación en ella, en detrimento de su

participación activa en todo el proceso de

su enfermedad o dolencia. En este ámbito

cobra importancia la relación entre el

90

 

 

profesional sanitario y el paciente, ya que

el primero facilita a las personas el que

adopten nuevas actitudes, sentimientos y

comportamientos y que conozcan otras

posibilidades para así obtener mayor

sensación de control sobre el proceso

iniciado.

La relación de ayuda es una de las

funciones principales de los cuidados del

personal sanitario en todos los ámbitos, a

nivel de atención primaria, hospitalaria,

sociosanitaria, etc.… Tanto en situaciones

91

 

 

de salud, crisis, prueba de vida y/o

enfermedad. Es la relación que intenta

hacer surgir una mejor apreciación y

expresión de los recursos latentes del

paciente y un uso más funcional de los

mismos.

92

 

 

Comunicación (NANDA 00157);

Comunicación (NOC 0902); Cuidados de

Enfermería al ingreso. Plan acogida

usuario/ Familia, (NIC 7310). Facilitar el

aprendizaje - Plan acogida profesionales

de nueva incorporación (5520 NIC)

93

 

 

Bibliografía -Arteta A. El enfermo y su Médico. Dimens Hum 1999. -Abozzi, p; Interpretación de gestos. Barcelona: Martínez Roca. 1997

-Bermejo, J.C.; Apuntes para la relación de ayuda. Madrid: Centro de Humanización de la Salud. 1996

-Davis, F.; La comunicación no verbal. Madrid: Alianza. 1198

-Gallar, M.; Las relaciones de trabajo en el equipo sanitario. Promoción de la salud y apoyo psicológico del paciente. Madrid; Paraninfo. 2001

-Loscertales, F.; Gómez, A; La comunicación con el enfermo: Un instrumento al servicio de los profesionales de la salud; Alhulia, 1999.

-Gil Roales-Nieto, J. Psicología de la salud. Aproximación histórica, conceptual y aplicaciones. Madrid. Pirámide. 2004.

94

 

 

-Parejo, J.; Comunicación no verbal y Educación. El cuerpo y la Escuela. Barcelona. Paidos. 1995.

-Serrano González, M.I.; La Educación para la salud del siglo XXI. Comunicación y salud. Madrid: Díaz Santos. 1997.

-Viñas Maestre, M. Opiniones y expectativas de los profesionales de Atención Primaria sobre el trabajo en equipo. Atención Primaria. 2000.

95