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8/9/2019 filloy
http://slidepdf.com/reader/full/filloy 1/1
LIBROS
En
tr
e p
ar
é
n
te
si
s reúne unacolección de artículos, reseñas de
libros, prólogos y conferencias delescritor chileno.
PÁGINA 6
Roberto Bolañopara coleccionar
Una veladacon el viejo pícaro
D
urante 1996 y 1997
cursé agronomía en la
Universidad Nacional
de Río Cuarto (UNRC). En
esos años de estudiante equí-
voco robé varias horas a la
maquinaria agrícola para de-
dicarme a leer Caterva y
algún otro de los usualmen-
te inhallables libro de Juan
Filloy. En la biblioteca de la
UNRC había varios, algunos,
incluso, editados por la mis-
ma Universidad.
Filloy tenía entonces, pa-
ra mí, el encanto del “escri-
tor local”. Yo vivía a la vuel-
ta de la casa donde él había
vivido durante tantos años.
Pasaba al frente todos los
días. Además, mi mente cho-
lula fantaseaba con que, al
mudarse a Córdoba, Filloy
bien podría haber donado
buena parte de su mítica bi-
blioteca a la Universidad en
que yo estudiaba, por lo que
existía una leve posibilidad
de estar leyendo libros don-
de, antes, sus ojos también
se habían posado.
En su momento disfruté
sus libros, pero ignoro si
algún rastro de ellos ha que-
dado en mí. Tal vez, más que
el estilo, la forma en que Fi-
lloy miraba –y mitificaba–
una geografía que, años más,
años menos, compartimos,
haya dejado marcas en mi
modo de escribir. O me haya
advertido sobre las posibili-
dades de mirar y contar acer-
ca de lo gris y cotidiano que
nos rodea.
Hace poco discutíamos
con un grupo de amigos so-
bre las posibilidades de, en
estos días, escribir en verso
métrico y con rima. Lo con-
siderábamos acartonado y
obsoleto. Entonces recordé
los sonetos de Filloy en Ba-
lumba, más específicamen-
te los reunidos bajo el título
de Meretricio y que Mempo
Giardinelli recogió en una
antología llamada Don
Juan. Los releímos entre to-
dos, ahí, en el fragor de la dis-
cusión, y entre todos nos de-
leitamos, no tanto por su
irreverencia, sino por su ma-
estría. Bombardeando la for-
ma clásica desde la simple
elección del tema, Filloy nos
permitió disfrutar un costa-
do de la literatura que creía-
mos ya sólo digerible para
viejas maestras del arte de
la declamación. Faltándole
el respeto al género, el viejo
pícaro logró que lo respetá-
ramos.
Por Federico Falco
Escritor cordobés, autor de los libros de rela-
tos “Tres patitos” y “00”
OPINIÓN
Raro, anarquista e “indeseable”Jorge Torres Roggero ubica a Juan Filloy “en
una serie de ciertos indeseables, de escritores
que tienen un pensamiento disidente, junto a
Roberto Arlt, Arturo Cancela, Leopoldo Ma-
rechal y Julio Cortázar”.
“Estos autores –explica– por alguna razón
y en algún lapso estuvieron o proscriptos, o ca-
llados, o prohibidos. En el caso de Filloy es un
silencio que él adopta para no tener conflictos
con el Estado, porque era camarista”.
“Hay otra tradición más amplia que tiene
que ver con esta serie de escritores disidentes
–continúa Torres Roggero–, que cuestionan
aquello que está burocratizado, que es la tra-
dición del anarquismo. En Filloy es evidente
la influencia de la Reforma Universitaria de
1918, que estaba fuertemente marcada por el
anarquismo. Estafen cuestiona el Estado, a la
Justicia. Incluso Filloy dice que se trata de ‘un
romanticismo utópico de la acracia’. Op Olo-
op es un cuestionamiento de la ciencia, de lo
sistemático. Optimus Oloop es un estadígrafo
que se ha enamorado y entonces hay también
un cuestionamiento al matrimonio, porque
propone el amor libre como salud de la espe-
cie, que es una de las propuestas del anar-
quismo. Es una novela que cuestiona la orto-
doxia familiar y que dice que no hay que con-
fundir amor libre con matrimonio. Y en Ca-
terva, esos siete desclasados son la expresión
de una corriente secreta que va hacia un fin
revolucionario, son anarquistas”.
A cinco años de la muerte del escritor cordobés
El autor de “Caterva” es una figura más conocida por su hazaña de superar los 100 años,haber escrito más de 60 libros y otras rarezas como la de usar títulos de siete letras, que por
la verdadera dimensión de su obra. ¿Quién lee hoy a Juan Filloy?
¿Dónde está Filloy?
EMANUEL RODRÍGUEZ
ESPECIAL
Al calendario no le queda
otra que la contundencia:
van cinco años sin Juan
Filloy.
El 15 de julio de 2000, mientras
dormía, el escritor cordobés más
prolífico de la historia y una de
las más importantes figuras (a pe-
sar de la escasa y caótica difusión
de sus obras) de la literatura na-
cional, daba su último paso hacia
la construcción de un mito que se
mueve entre los lugares comunes
(¿hay que decirlo nuevamente?
Títulos de siete letras, ediciones
de autor, homenaje de Cortázar
en Rayuela, diálogos con He-
mingway y correspondencia con
Freud), un aplauso renovado año
a año con las reediciones de sus
obras y un interrogante sobre
quiénes, en definitiva, lo leen.
El sello porteño Interzona em-
pezó en 2003 a reeditar a Filloy:
dos títulos de la saga de los 8A
renovaron el interés por el es-
critor cordobés, La Potra y Los
Ochoa. Luego tomó la posta El
Cuenco de Plata, y llegaron los
cuentos de Gentuza, y las no-
velas La purga y Vil & Vil.
El esfuerzo es plausible y la
periodista Mónica Ambort, au-
tora del extenso reportaje Juan
Filloy. El escritor escondido,
piensa que con “estas últimas re-
ediciones se está conociendo un
poco más acerca de Filloy”. Aun-
que, afirma, “no es que recién
ahora se esté editando su obra,
porque Juan en sus últimos años
había reeditado libros suyos de
las décadas del ’40, ’50 y ’70”.
Un dato: ante las consultas re-
alizadas por este diario a varios
escritores cordobeses jóvenes,
sólo uno, Federico Falco, admi-
tió una posible influencia de la
figura de Juan Filloy en su es-
critura. Los restantes coincidie-
ron en un “la verdad es que lo leí
poco”. Lo cierto es que Filloy en
general se ha leído poco y nada.
Deudas e inspiradosEs conocida la opinión de Mem-
po Giardinelli acerca de que
“Marechal se inspiró en Op Olo-
op para El banquete de Seve-
ro Arcángelo, del mismo modo
que es evidente la deuda que tie-
ne lingüísticamente Adán Bue-
nosayres. Muchos textos de
Cortázar acaso no se hubieran
escrito sin Filloy detrás, en Ra-
yuela lo menciona y en cierto
modo sus clochards recuerdan a
los linyeras de Caterva”.
Jorge Torres Roggero, ex pro-
fesor de la Escuela de Letras de
la UNC, plantea que en el caso
de Cortázar corresponde “hablar
de reconocimiento u homenaje
más que de influencia. Luego,
como la obra de Filloy no ha si-
do muy difundida nunca, es muy
difícil conectarse con ella. Aún
hoy no son las editoriales masi-
vas las que trabajan los libros de
Filloy. Y hace muy pocos años
que se ha comenzado a hablar de
él en los grandes medios y en las
universidades, que son los lu-
gares desde donde se construye
el canon literario”.
Torres Roggero señala que no
advierte influencias directas de
Filloy en otros autores, “y diría
que es porque a veces los nove-
listas están más preocupados en
escribir para los profesores de
literatura que en escribir para
un público en general o en plan-
tear cuestiones profundas”.
MARCELA MARBIÁN
Juan Filloy murió el 15 de julio de 2000, a los 104 años, en su departamento de la ciudad de Córdoba.
Con los títulos en librerías e
incluso si los números de venta
fueran importantes, lo intere-
sante, como dice Mónica Ambort,
“es que las obras ingresen a un
circuito de lectura y no sólo de
adquisición. Porque las obras pue-
den adquirirse, como mucha gen-
te adquirirá ahora alguna de las
nuevas reediciones del Quijote,
pero sería interesante ver cuán-
ta gente realmente lee el libro”.
Ambort recuerda que “el pro-
pio Juan Filloy decía que la li-
teratura era un vicio en vías de
extinción” y que, en general, a
su obra le caben las generales de
la ley en cuanto a los riesgos de
la literatura y a la dificultad de
encontrar lectores. “Me parece
–arriesga–, y probablemente esté
haciendo futurología, que Filloy
quizá nunca llegará a tener un
público masivo, porque es una
literatura que por su estilo re-
sulta fuera de época. Pero tam-
bién creo que aunque en una pri-
mera instancia pueda resultar
un poco arduo ingresar a sus li-
bros, después es un deleite; por
lo que siempre va a haber lecto-
res interesados en él”.
Los recomendadosEntre los que sí han leído algo
de Filloy –la mitad de sus libros
permanecen inéditos–, no es ra-
ro encontrar coincidencias res-
pecto de cuáles son las obras fun-
damentales del escritor que vivó
64 años en Río Cuarto: Torres
Roggero dice que para él las no-
velas más importantes de Filloy
son las primeras: Estafen (1932),
Op Oloop (1934) y Caterva
(1937). “La que más admiro y
siempre releo es Caterva. En
esos crotos que viajan desde Río
Cuarto a Córdoba, Filloy plan-
tea toda la problemática del
hombre moderno”, afirma.
El escritor y crítico literario
Antonio Oviedo incluye a Ca-
terva entre los cinco libros que,
a título de canon personal, le pa-
recen los más importantes de la
literatura cordobesa. “La in-
cluyo porque tiene un trata-
miento muy sui generis respec-
to de lo que sería el dibujo de los
personajes que intervienen –ex-
plica Oviedo–. Dentro de lo que
ha producido la literatura de
Córdoba, ese conjunto de mar-
ginales y el itinerario que reco-
rren por el interior de la pro-
vincia, es todo un hallazgo y
marca un sello propio”.
“Hay que hablar también de
un espesor lúdico casi al borde de
lo funambulesco –agrega Oviedo
sobre Caterva –. En la prosa de
Filloy hay ráfagas de realidad,
virtuosismo en el estilo y al mis-
mo tiempo un fondo de descon-
tento que atraviesa todo el texto”.
Mónica Ambort considera que
Op Oloop “es una obra desopi-
lante, que revela un personaje de
aristas muy interesantes. Filloy
siempre lo negaba, aunque joco-
samente, pero creo que en alguna
medida se trata del alter ego del
autor: un hombre de costumbres
muy rígidas y estrictas, de una
enorme voluntad y de una enor-
me capacidad de concentración y
que, a pesar de la rigidez de la es-
tructura que ha montado para pro-
teger su personalidad, descubre
algo tan sencillo y mundano co-
mo es el amor de una muchacha
y todo eso se le viene abajo”.
Escondido y excéntricoUbicar a Filloy en el mapa lite-
rario parece difícil: una pro-
ducción copiosa, de difícil acce-
so y sobre todo poco susceptible
a las etiquetas parecen haber he-
cho que los adjetivos aplicados
se refieran más a la figura del es-
critor que a su obra.
Aparece entonces como un
“escritor escondido” y automar-
ginado. Ambort explica el título
de su reportaje: “A pesar de que
cuando hice ese libro Filloy ya
tenía su enorme reconocimien-
to en la literatura argentina, con-
sideré que toda su escritura y su
trayectoria literaria había sido
en cierto modo a espaldas del
gran público y de los grandes cir-
cuitos de distribución. Y a es-
paldas de los grandes ámbitos de
consagración literaria. Además,
la actitud de Filloy frente a la li-
teratura fue la de escribir siem-
pre en los márgenes. No sólo por
vivir en Río Cuarto, que de por
sí ya es un lugar geográfico ubi-
cado al margen, sino también
por su sistema de autoedición y
distribución mano a mano de las
publicaciones que realizaba”.
Para Oviedo, “Filloy ocupa
un lugar raro en la literatura na-
cional. Porque habiendo surgi-
do en los márgenes, en los bor-
des, logra constituir desde ahí
un lugar propio sin tener que pa-
sar por los circuitos c onsagra-
torios. Consciente o inconscien-
temente, produjo una especie de
tozuda defensa de esa posición
cuyos logros están a la vista.
Creo que es un excéntrico”.
“La admiración que uno sien-
te por determinados escritores –di-
ce Jorge Torres Roggero– no de-
be impedirnos el ejercicio del aná-
lisis. Y hay una crítica que uno
podría formular sobre Juan Fi-
lloy, que tiene que ver con su ho-
mofobia, que en Sexamor llega a
niveles tremendos. Igualmente
hay cierta ambigüedad respecto
del tratamiento de la mujer. Mien-
tras propugna el amor libre y
cuestiona el matrimonio, hay un
trato ambiguo hacia las prostitu-
tas, incluso cuando él tiene una
expresión muy tierna para lla-
marlas ‘carne despoetizada’”.
MÁS INFORMACIÓNEN PÁGINA 7
Sello postal. Mañana se llevaráa cabo en Río Cuarto la presenta-ción a nivel nacional de una es-tampilla en homenaje a Juan Fi-lloy, que lanzó Correo Argentino.
DON JUAN POR CORREO
CulturaPágina
8C Córdoba. Argentina. Jueves 14 de julio de 2005