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El ejército antes de la guerra del CenepaJenner Baquero
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EL EJÉRCITO QUE LUCHÓ EN EL CENEPA NO SE HIZO DE LA NOCHE
A LA MAÑANA; QUIENES VESTIMOS EL UNIFORME ENTRE 1981
(GUERRA DE PAQUISHA) Y 1995 CONOCIMOS ESE PROCESO DE
FORMACIÓN.
“Flexione usted de puño…si puede”
Foto: Jenner Baquero en el Centro de Transmisiones de la 7BI Loja 1988
Por Jenner Baquero
Después del reclutamiento en la caballería me envían a la Compañía de Transmisiones 7 en
el Comando de Brigada Loja. Una noche antes del parte en el patio les grito a los reclutas
nuevos: ¡Abajo arribaaaa¡…¡60¡; “Abajo arribaaaa”…¡61¡; flexiono de pecho con ellos;
son 21 ciudadanos costeños, como que se ahogan en la sierra; aún ni siquiera pueden trotar
junto a nosotros en la altura de Loja; para “endurarles”, por la noche les calentamos un
poco; “¡Abajo arribaaaa¡…¡62¡…¡bájate recluta…mete el trasero…¡; ¡abajo arribaaaa¡, los
muchachos pujan por seguir flexionando pero no pueden; hay que exigirles el máximo
esfuerzo; entonces alguien me grita un insulto desde la fila; los otros reclutas se mofan; me
levanto y aunque está obscuro en el patio de formación identifico al “resabiado” y le
increpo: ¡Qué me dijiste recluta¡...
-le dije que si es tan hombre haga las flexiones con los puños como lo hago yo…no con las
palmas de las manos - …los compañeros lanzan un ¡uuuuuffff¡ desafiante contra mí, si lo
dejo impune habré perdido el respeto de los reclutas; si le caigo a planazos…no, no me
gusta golpear a nadie digo para mis adentros; como ex caballón se lo que debo hacer: ¡Con
todos los reclutas un dooos¡ …¡tres cuatro¡ responden mientras se levantan; llamo al
subteniente de reserva Alarcón y le pido que se haga cargo del parte; me llevo hacia el
infiernillo al “recluta mal amansado” y le ordeno: ¡para piernas un dos¡; el pequeño
conscripto me mira con odio mientras me responde con desprecio “tres cuatro mi
aspirante…”; ¡cincuenta…¡; “cincuenta mi aspirante”…”1…2…3…4..”; mientras salta
aprovecha para colocarse a la altura de mi cara y gritarme el número con odio; yo,
tranquilo, cruzado de brazos mirándolo…”cumplida su orden mi aspirante”…¡50
más¡…”1…2…3…4…50”; el resabiado está que jadea del cansancio; ¡50
más¡…”1…2..3..4…50”; se le quiebra la voz al decirme “cumplida su orden mi
aspirante”…¡50 más¡…lloriquea mientras canta los números “1…2…3..4…20”; estira un
momento la pierna derecha para calmar un poco el dolor y entonces continúa flexionando;
tiene la cara bañada en lágrimas…”35…36…50”; decido cambiar de ejercicio: ¡pechos un
dos recluta¡; se pone en posición de tabla pero las piernas ya no le responden…¡50
recluta¡…”uno…dos…tres…” su voz es un resuello y llora como una niñita sin su mamá; a
la verdad la falta de este recluta al burlarse de un ex caballón es muy grave; mucho peor
sabiendo que soy su instructor en la compañía de transmisiones; en las unidades de
frontera, subtenientes y cabos de reserva tenemos mando efectivo sobre antiguos y nuevos
conscriptos (los subtenientes de reserva reciben el parte aún de los suboficiales) ¡Cumplida
su orden mi aspiranteeee¡ su cara es una sola fanesca de mocos y lágrimas, ¡para patos un
dos…100 en silencio trabajar¡ el contacto de las botas del recluta “avión” contrastan
perfectamente con las vivas de los soldados en el patio del cuartel de la 7BI; el castigado
deja de flexionar para estirar las piernas; suda copiosamente y llora como niña sin su
muñeca…”cumplida su orden mi aspirante”…”no te levantes recluta”….”para pechos un
dos”…sé muy bien cómo ganarle la moral a un “coshco” nuevo; “ahora me vas a mostrar lo
ñeque que eres…vas a flexionar de puño…así que ponte para pechos…”; ”abajo…abajo
nomás recluta, no te dije abajo arriba…quédate abajo…no pegues el pecho en el
suelo…abre los brazos recluta…” las piernas ya no le responden y lanza un pujo, un
quejido de llanto y dolor; yo…cruzado de brazos; buenas lecciones aprendí en los teques de
la caballería; mantener la calma…todo pasa en la vida…”arriba”; “abajo—arriba”…”abajo-
arriba”…”arriba…no saques punta recluta…mete el trasero…abajo…quédate abajo”…que
ñeque de este recluta, tiene un gran aguante pero se ha rendido a los 15 minutos; está
echado en el suelo llorando…”ponte para patos recluta…vamos juntos al Cuartel Dos”; el
Cuartel Dos equivale a una edificación anexa a la Brigada 7 Loja en donde funciona la
Compañía de Transmisiones 7; para llegar allí hay que subir un graderío; hacia allá nos
dirigimos el “recluta mal amansado” y yo; yo camino normalmente y el me sigue de
“patitos”; de cuando en cuando se detiene para estirar las piernas; yo le voy dando
“escuela” por el camino: “mira recluta; aquí en el cuartel te vienes a hacer hombre…nada
malo hago al pedirles que flexionen; mucho menos si yo doy el ejemplo; ¿70 de pecho les
va a matar a tus compañeros?...¡de ninguna manera¡; yo no tengo por qué hacer flexiones
de puño pues no busco exhibirme ante nadie así que no tienes por qué reclamarme que lo
haga o no lo haga….mira recluta, esta es la última vez que te me alzas…ni a ti ni a nadie le
permitiré que se me subordine…no soy un pintado aquí…¡un dooos¡; se levanta con
dificultad; son las nueve de la noche; sus compañeros miran de hito en hito por el ventanal
del dormitorio; ¡a dormir recluta media vuelta…maaar¡; mal amansado camina con
dificultad mientras se seca los mocos en la manga del uniforme y yo me retiro al casino de
tropa a mirar la televisión con mis compañeros .
Cinco de la mañana del día siguiente sacamos a todos los reclutas nuevos a formar en el
patio…¡carrera maaar reclutas, qué esperan…cuento cinco y están afuera…dos, tres,
cuatro…¡; mal amansado baja las gradas ayudado por sus compañeros; me cruzo con él sin
mirarlo y se me cuadra sonriente: “Buenos días mi aspiranteeee”; “Buenos días” le
contesto; eso será siempre; en donde me encuentre será el más atento, el más obediente…le
he “ganado la moral”. Un mes después los de la 7BI vamos a la caballería por sus
festividades; incluso las familias de los nuevos llegan de visita; “Mal Amansado” se acerca
a mí cargando un niño y abrazado a una jovencita; “mi esposa y mi hijo mi aspirante…” me
dice sonriente; , entiendo perfectamente lo que sucede; el recluta ha dejado a su joven
familia en el “Yoyo” para cumplir uno de los más grandes sueños de los guayaquileños en
la época: entrar al cuartel; les sonrío también, les extiendo la mano y me alejo con tristeza
recordando el “teque” que le propiné; mientras camino me angustio pensando de qué
vivirán la joven mujer y el tierno niño de esta extraño patriota que ha abandonado todo por
vestir y sudar ese uniforme del cual se siente orgulloso.