Florescano Enrique, Memoria indígena

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  • 8/2/2019 Florescano Enrique, Memoria indgena

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    Memoria indgena. Un nuevo enfoque

    sobre la reconstruccin del pasado y la

    persistencia de una identidad

    Enrique Florescano*

    Introduccin

    Este ensayo sostiene la tesis de que el pasado, antes que co-

    nocimiento especulativo acerca del desarrollo de los seres

    humanos, fue memoria prctica de lo vivido y heredado,

    aplicada a la supervivencia del grupo. Sobrevivir fue duran-

    te siglos la meta singular de la mayora de los seres huma-

    nos. De esa experiencia vital nacieron las artes dedicadas a

    recolectar la memoria del grupo, los procedimientos para al-

    macenarla en medios perdurables y los artefactos para here-

    darla a las generaciones futuras. Cada vez que un grupo

    construy una base social estable (banda, tribu, cacicazgo,

    reino, estado), naci el apremio de darle continuidad. La

    funcin inicial de la memoria fue afirmar la identidad del

    grupo y asegurar su continuidad.

    Para transmitir los mensajes de un grupo a otro los seres

    humanos inventaron una variedad de lenguajes. Los lengua-

    jes corporales, orales y visuales fueron los primeros trans-

    misores de las experiencias colectivas. Las formas iniciales

    de lenguaje escrito surgieron muchos siglos ms tarde, ape-

    nas hace cinco mil aos.

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    * Doctor en Historia adscrito al Consejo Nacional para la Cultura y las

    Artes.

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    La funcin de estos lenguajes era recoger y ordenar los

    conocimientos indispensables para asegurar la superviven-

    cia del grupo. Para cumplir ese cometido la memoria de los

    pueblos de Mesoamrica envolvi su mensaje en la sencillez

    del lenguaje oral, en la belleza del lenguaje corporal, en las

    luces de la escenografa y el sonido de la msica, hasta com-

    poner con todo ello un canto y una escritura que invariable-

    mente transmitan el mismo mensaje.

    Este ensayo intenta dar cuenta de los orgenes de la me-

    moria histrica mesoamericana, registrar algunas de sus

    transformaciones y explicar el papel que en su formacin

    desempearon los lenguajes que plasmaron esa experiencia

    en cantos, imgenes visuales, ritos y tradiciones histricas

    que hoy nos siguen conmoviendo y nos vinculan con los ros

    profundos que transportan los valores de seres humanos dis-

    tintos a nosotros. A continuacin ofrezco un resumen de los

    principales enfoques contenidos en el libroMemoria indge-

    na.

    Contenido y mensaje de los mitos

    cosmognicosInici mi acercamiento a la memoria indgena mediante el

    anlisis comparativo de cuatro mitos: el mito maya del ori-

    gen del cosmos grabado en Palenque el ao 692; el mito

    mixteco conservado en el Cdice de Viena; el mito kiche

    recogido en el Popol Vuh, y el mito mexica transcrito en la

    Leyenda de los Soles.

    La revisin de estos mitos surgidos en culturas y tiem-

    pos diferentes muestra la unidad de contenido y forma que

    haban alcanzado los pueblos mesoamericanos para trans-

    mitir sus mensajes. Estos mitos comparten una estructura

    narrativa comn, cuyo propsito es contar el origen de tres

    acontecimientos fundadores: primero la creacin del cos-

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    Memoria indgena

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    mos, luego el origen de los seres humanos, las plantas culti-

    vadas y el Sol, y por ltimo el nacimiento de los reinos. Esta

    frmula es la armazn que dota de unidad a relatos nacidos

    en tiempos y culturas diferentes. Pero por qu los pueblos

    mesoamericanos se empearon en contar la misma historia a

    travs de un relato uniforme que se descompona en tres par-

    tes invariables? Para responder a esta pregunta es necesario

    explicar antes el contenido del mito y el mensaje que trans-

    mite.

    El principio de la supervivencia colectiva es la fuerza

    que gua los mecanismos de la memoria social y determina

    lo que debe recordarse, lo que hay que almacenar y lo que es

    imprescindible repetir a las generaciones futuras. Quiz des-

    de los tiempos de los cazadores y recolectores, las tribus co-

    menzaron a contarse un relato que narraba los orgenes del

    grupo y su relacin con el cosmos, los animales y la natura-

    leza; pero con la invencin de la agricultura la compulsin

    de ordenar y recordar los conocimientos bsicos se volvi

    ms exigente. El mismo trabajo agrcola produjo un calen-

    dario de actividades distinto al establecido por el movimien-

    to de los astros, y para memorizar sus variadas fases fue me-

    nester crear formas de recordacin artificiales y regulares,como el calendario.

    Cuando aparecieron los primeros estados, los ritos agr-

    colas que regulaban las actividades de la poblacin fueron

    integrados a las fechas que celebraban la memoria poltica

    del reino y las hazaas de los gobernantes. Antes de la apari-

    cin de los reinos, los ritos agrcolas eran ejecutados por la

    poblacin campesina en el mismo campo de cultivo, segn

    las estaciones que les correspondan. Pero cuando surgi el

    reino las fiestas agrcolas fueron incorporadas al calendario

    poltico-religioso del estado, se celebraron en los templos

    del centro ceremonial de la capital, y tuvieron que ser regu-

    ladas por el sacerdocio que auxiliaba al gobernante. De este

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    Enrique Florescano

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    modo la memoria que unificaba a la poblacin en torno a la

    supervivencia colectiva tendi a ser absorbida por la memo-

    ria del poder.

    Un anlisis de los episodios principales que conforman

    el relato cosmognico advierte que el meollo de su mensaje

    es poltico. La lectura de estos mitos muestra que los distin-

    tos acontecimientos del relato siguen una estructura lineal,

    que comienza con la creacin de los dioses y contina con el

    ordenamiento del cosmos, el surgimiento de la tierra y el ori-

    gen de los seres humanos, el Sol y las plantas cultivadas,

    hasta concluir con la fundacin del reino y el establecimien-

    to de las dinastas gobernantes. Es decir, el anlisis compa-

    rativo indica que el fin de estos relatos era celebrar la apari-

    cin de los reinos y legitimar el poder de las dinastas.

    Adems de este propsito, el mito cosmognico con-

    centra sus recursos discursivos en narrar la historia de un

    pueblo; su obsesin es contar la historia de ese pueblo y

    exaltar los valores que le dieron sustento. El mito palencano,

    el Cdice de Viena, el mito del Quinto Sol o el Popol Vuh se

    volvieron el Libro de esos pueblos porque vistieron su men-

    saje con las galas del lenguaje oral y escrito, con los recursos

    que graban indeleblemente los acontecimientos en la memo-ria y los expresan con economa y vigor. En este sentido dice

    G. S. Kirk que los mitos son, por una parte, relatos bien con-

    tados y, por otra, portadores de mensajes importantes acerca

    de la vida en general y de la vida social en particular (Kirk,

    1974). O como dice Vladimir Propp:

    los mitos constituyen, literalmente, el tesoro ms preciosode la tribu. Se refieren al ncleo mismo de lo que la tribu ve-nera como su cosa ms sagrada (Propp, 1977).

    Podemos concluir entonces que los mitos de creacin

    grabados en los templos de Palenque, en el Cdice de Viena,

    en el Popol Vuh y en los relatos nahuas fueron los textos

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    Memoria indgena

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    donde esos pueblos acumularon y acendraron su identidad

    palencana, mixteca, kiche o mexica, la sntesis de los valo-

    res que los haban formado, y el medio privilegiado para

    transmitir ese legado a sus descendientes.

    Imgenes de la creacin del cosmos y elprincipio de los reinos

    Muchos aos antes de que estos mensajes fueran transmiti-

    dos por los mitos se difundieron a travs de la imagen. Lospueblos mesoamericanos no confiaron la transmisin de su

    pasado slo a los cantos y los textos que narraban el origen

    del cosmos y el principio de los reinos. Hay testimonios que

    muestran que inventaron otros medios para preservar su ex-

    periencia histrica. Disponemos, por ejemplo, de una serie

    de imgenes visuales que describen con rasgos vigorosos la

    creacin del mundo en las primeras ciudades que surgieron

    en Mesoamrica. Se trata de imgenes grandiosas, que abar-

    caban la totalidad del cosmos, y que se instalaron de manera

    perdurable en la memoria de esos pueblos para narrar la ob-

    sesiva historia del origen del cosmos y el principio de los

    reinos.Comenzando por La Venta, la ms antigua ciudad de

    Meosamrica, hasta la cada de la gran Tenochtitln, los

    pueblos mesoamericanos se empearon en representar en el

    corazn de sus ciudades el momento decisivo en que se cre

    la presente era del mundo, se fundaron los reinos y naci la

    vida civilizada.

    Si juntamos los distintos objetos visuales que estos pue-

    blos grabaron en el corazn de sus ciudades, veremos apare-

    cer en forma sucesiva las imgenes deslumbrantes de la Pri-

    mera Montaa Verdadera (el smbolo de la tierra

    emergente), la gran plaza que simulaba las aguas primordia-

    les, el rbol csmico que reproduca los tres espacios verti-

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    Enrique Florescano

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    cales del universo, la cancha del juego de pelota que cele-

    braba la victoria de los Gemelos Divinos sobre las potencias

    destructivas del inframundo, los templos dedicados a los

    dioses creadores y a los patronos de la ciudad y las estatuas

    del gobernante en su triple papel de capitn de los ejrcitos,

    supremo sacerdote de los cultos y primer agricultor y dis-

    pensador de las cosechas.

    Esta representacin visual del cosmos era una leccin

    didctica que describa a los pobladores de la ciudad los mo-

    mentos cruciales que le dieron forma a la nueva era del mun-

    do, el orden que haba surgido de esa gnesis y los valores

    que normaban la vida de los habitantes del reino. Podra de-

    cirse que los pobladores de las ciudades de Mesoamrica, al

    igual que los de las antiguas ciudades griegas, vivan en una

    suerte de ciudad-museo, literalmente colmada de monumen-

    tos y smbolos que aludan a los acontecimientos importan-

    tes del reino. Fue sta una imagen que los gobernantes es-

    tamparon en cada ciudad que construyeron y cuya leccin

    repetan una y otra vez en las ceremonias que ao con ao

    celebraban el origen de los dioses, los seres humanos, las

    plantas cultivadas y la grandeza del reino.

    Los ritos ms antiguos sobre la creacin delcosmos y el principio de los reinos

    Mucho tiempo antes de que el cosmos apareciera dibujado

    en imgenes plsticas fue representado en los ritos. En los

    albores de la humanidad los ritos formalizaron y definieron

    las relaciones de los seres humanos con el mundo sobrenatu-

    ral y con sus semejantes.

    Anterior en muchos siglos a la escritura, el rito se trans-

    miti por la va oral y por medio de la fiesta misma que haca

    de la danza, la msica, la escenografa y la participacin co-

    lectiva un acto indisociable.

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    Memoria indgena

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    La descripcin de los ritos registrados en el calendario

    mesoamericano pone de relieve dos tipos de procedimientos

    mnemotcnicos. El primero es un registro minucioso de las

    tareas agrcolas que deberan realizar los campesinos a lo

    largo del ao para obtener una buena cosecha. Era la memo-

    ria agrcola de la colectividad campesina condensada en un

    calendario ritual manejado por los gobernantes. Desde los

    remotos tiempos de su invencin, hace ms de tres mil aos,

    este calendario ha regido las tareas agrcolas y los proyectos

    de vida de las comunidades indgenas de Mesoamrica.

    En segundo lugar, este calendario muestra que el regis-

    tro de las tareas agrcolas se haba integrado a las ceremo-

    nias dedicadas a los dioses de la fertilidad y a las fiestas que

    celebraban los diversos momentos del ciclo agrcola en los

    templos y santuarios de la capital del reino. A lo largo de un

    proceso cuyas fases ignoramos, el calendario campesino

    original se haba transformado en una serie de espectacula-

    res ceremonias consagradas a solicitar el favor de los dioses.

    Por ltimo, es claro que el calendario que prescriba las

    tareas agrcolas y festejaba a los dioses de la fertilidad se ha-

    ba asociado con la memoria poltica del reino. Desde susorgenes, los creadores de este calendario vincularon las ta-

    reas que aseguraban la supervivencia del grupo con la recor-

    dacin del origen del reino y el establecimiento del linaje

    gobernante. El origen del calendario es inseparable de la

    fundacin del reino, el poder que hizo del antiguo calenda-

    rio campesino una institucin del estado, cuya normatividad

    se impuso a todos los habitantes del reino. Los grandes mo-

    mentos que celebraba este calendario indican que los ritos

    agrcolas se haban convertido en celebraciones polticas.

    El anlisis de los mitos cosmognicos, las imgenes vi-

    suales, los ritos y los calendarios muestra que en la antigua

    Mesoamrica el relato ms celebrado era el que narraba el

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    Enrique Florescano

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    ordenamiento portentoso del cosmos, la creacin de la Tie-

    rra, los seres humanos y el principio de los reinos.

    El reino maravilloso y su multiplicacin enMesoamrica

    Los pueblos que se asentaron en los diferentes territorios de

    Mesoamrica veneraron la tradicin que relataba que en To-

    lln-Teotihuacn tuvo lugar la creacin del cosmos y el

    principio de los reinos. Numerosos testimonios muestranque los reinos mesoamericanos que se fundaron ms tarde

    siguieron el ejemplo de la primera Tolln y durante muchos

    siglos conmemoraron el momento crucial de la creacin del

    cosmos y el nacimiento de los reinos en sus capitales. Los

    estados que surgieron en el posclsico adoptaron el mito

    fundador de la creacin del Quinto Sol y la idea de que en

    esta edad se instituyeron los primeros reinos. Es decir, el

    propsito de estos relatos era exaltar el origen del reino y

    presentarlo como el sustento de la vida civilizada. En estos

    relatos predomina la figura benevolente de Quetzalcatl,

    Kukulkn, Nacxit o Ce Acatl Topiltzin, quien es siempre el

    arquetipo del fundador de reinos y el paradigma del gober-nante sabio.

    Como se advierte, el mito de la creacin del cosmos, el

    mito de Quetzalcatl y el mito de Tolln son los paradigmas

    que dominan el pensamiento mesoamericano. El relato de la

    creacin del cosmos repite incansablemente la misma histo-

    ria acerca del ordenamiento del mundo, el origen de los se-

    res humanos y el establecimiento de los reinos. Asimismo,

    el arquetipo de la Tolln primera ser el modelo sobre el que

    se construirn todas las capitales posteriores, del mismo

    modo que Quetzalcatl ocupar siempre el lugar del gober-

    nante sabio. En estas sociedades las cosas humanas parecen

    carecer de realidad si no imitan el arquetipo que se estable-

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    Memoria indgena

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    ci en el momento de la creacin del cosmos. Se trata de una

    mentalidad que rechaza el acontecimiento individual y la

    temporalidad. Su obsesin es la repeticin del arquetipo ini-

    cial y la anulacin del tiempo mediante el recurso de volver

    siempre a la beatitud de los orgenes, cuando todo fue crea-

    do por primera vez y estaba imbuido de una vitalidad abso-

    luta.

    La memoria rota, perseguida, cambiante y

    renacida

    Desde la implantacin del dominio espaol la memoria ind-

    gena se convirti en una memoria marginada, perseguida y

    contingente. La Conquista espaola quebrant el canon in-

    dgena que hasta entonces haba servido para relatar el naci-

    miento maravilloso del cosmos, el origen de los seres huma-

    nos y la fundacin de los reinos. En lugar de esa concepcin

    del pasado, la Conquista impuso la interpretacin cristiana

    de la historia y la idea de un desarrollo lineal del devenir hu-

    mano. Este fue el nuevo canon que por tres siglos domin el

    discurso de la historia instaurado por el conquistador.

    Pese a la intensa transformacin que la sociedad indge-na experimenta en estos aos, la visin etnocntrica que ha

    dominado los estudios histricos slo contempl los cam-

    bios inducidos por los actores europeos, sin reparar en las

    acciones emprendidas por los propios indgenas. En los rela-

    tos del conquistador o del cronista europeo el indio no era

    sujeto de historia: apareca como mero reflejo de la accin

    de sus vencedores. En estas obras era frecuente presentar a

    los indios como seres pasivos que aceptaban sin ms los

    cambios impulsados por sus dominadores.

    Memoria indgena es una refutacin de ese argumento.

    Lo cierto es que inmediatamente despus de la Conquista,

    en todas partes los antiguos pueblos y los recin fundados

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    Enrique Florescano

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    actualizaron sus mecanismos orales y visuales para recordar

    el pasado, adquirieron algunas de las tcnicas europeas para

    registrar los hechos histricos e inventaron nuevas formas

    de conmemorar sus tradiciones y heredarlas a sus descen-

    dientes.

    Los esfuerzos por borrar el pasado nativo yla decisin de los pueblos indgenas deconservar su memoria

    Al otro da de la Conquista se manifest el empeo de los

    vencedores por desaparecer los antiguos dioses, templos y

    cultos y memorias indgenas, y poner en su lugar sus equiva-

    lentes cristianos. Su ideal fue convertir a los indios gentiles

    en verdaderos cristianos, y a esa tarea dedicaron sus mayo-

    res esfuerzos. Uno de los instrumentos ms sutiles para bo-

    rrar la memoria indgena e implantar la cristiana fue la mani-

    pulacin del calendario.

    Poco a poco las festividades indgenas que celebraban el

    fin de la estacin seca y la llegada de las lluvias, las fiestas

    de la siembra y la cosecha de los granos, las ceremonias con-

    sagradas a la caza y la recoleccin de frutos, fueron sustitui-das por celebraciones cristianas. La fiesta dedicada al dios

    tutelar del pueblo y a los dioses patronos del linaje fue reem-

    plazada por la fiesta del santo patrono cristiano que se impu-

    so al pueblo. Desde mediados del siglo XVI casi todos los

    pueblos indgenas fueron bautizados con el nombre de un

    santo cristiano.

    Inmediatamente despus de abolir los templos, dioses,

    fiestas y calendarios indgenas, los espaoles emprendieron

    una empresa gigantesca de desarraigo, al obligar a los pue-

    blos indios a dejar sus asientos ancestrales y ubicarse en

    nuevos lugares. Las Repblicas de indios, como se llam

    a estos nuevos pueblos, aislaron a la poblacin indgena del

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    Memoria indgena

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    conjunto social. Quiz la consecuencia mayor de la poltica

    de congregacin de pueblos fue la prdida de la memoria t-

    nica y el desarrollo de una nueva identidad, centrada en el

    pueblo o Repblica de indios. El resultado fue la creacin de

    una nueva memoria histrica, la historia del pueblo, vincu-

    lada a los derechos ancestrales sobre la tierra.

    La memoria asentada en las tierras comunales de los

    pueblos se acendr durante los tres siglos del virreinato por-

    que la tierra continu siendo el sostn de los pueblos y el

    bien ms apreciado por sus pobladores. Lo que ms tarde se

    llam Memorial de agravios de los pueblos indgenas es la

    suma de los interminables pleitos por la defensa de las tie-

    rras que sus representantes promovieron ante los tribunales

    y el Juzgado General de Indios. Las montaas de papel que

    forman el archivo de este Juzgado dan cuenta de los agra-

    vios que obsesionaron la memoria de los pueblos. Esta lucha

    indeclinable se convirti en la memoria viva de su existen-

    cia, y sus alegatos, en los testimonios donde se resumi la

    historia del pueblo.

    La prdida de las antiguas instituciones que conserva-

    ban la memoria indgena llev a los pueblos a aceptar las

    creencias religiosas, las normas polticas y la organizacinsocial espaolas, pero adaptndolas ingeniosamente a sus

    propias tradiciones. De este modo los dioses y santos cristia-

    nos fueron festejados en los pueblos indgenas mediante ri-

    tos y ceremonias ancestrales. Otras veces, como en el caso

    de la pasin y muerte de Jesuscristo en la Semana Santa, o

    de la fiesta en honor de la Santa Cruz (3 de mayo), la cere-

    monia cristiana se encubri con ritos campesinos indgenas:

    se transform en una celebracin que reuna a la mayora de

    la gente del pueblo, fortaleca su solidaridad y reforzaba su

    identidad tnica. Es decir, si la dominacin espaola haba

    negado a los pueblos indios la posibilidad de recrear su pro-

    pia historia, la compulsin de supervivencia condujo a stos

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    Enrique Florescano

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    a inventar formas cifradas de conservacin de su antigua tra-

    dicin campesina, entreverndolas con las tradiciones reli-

    giosas europeas.

    En otros casos, cuando estas formas de sincretismo y

    mestizaje fallaron, los pueblos encabezaron movimientos

    radicales de indigenizacin de los santos, cultos y ritos cris-

    tianos que se les haban impuesto, y promovieron una bs-

    queda de nuevos smbolos comunitarios sobre los cuales

    asentar sus vacilantes identidades. El ejemplo ms conocido

    de indianizacin de los cultos cristianos es el de la Virgen de

    Guadalupe. Pero son innumerables los movimientos religio-

    sos que en diversas partes de la Nueva Espaa trataron de

    hacer de los santos y cultos europeos, santos y cultos indge-

    nas. Entre estos movimientos sobresalen los llamados mile-

    naristas y mesinicos, los ms radicales.

    Aunque en sus orgenes estos movimientos slo se pro-

    pusieron invertir el orden religioso, terminaron por impulsar

    una inversin del orden social y poltico. En estos casos el

    conflicto entre los pueblos indios y la minora blanca alcan-

    z una radicalizacin extrema: el grupo paria exigi la desa-

    paricin de la clase dominante y la elevacin de los oprimi-

    dos al lugar privilegiado. En ninguna otra convulsin socialse expres una crtica tan aguda de la dominacin que pade-

    can los pueblos indgenas. Ni fue tan coherente la respuesta

    para acabar con esas injusticias: erradicar los dioses extra-

    os, crear un culto y un sacerdocio autctonos, suprimir el

    tributo y la justicia de los espaoles, establecer un gobierno

    indgena, organizar un ejrcito dotado de armas imbatibles,

    acabar con la gente blanca y coronar esa marea extermina-

    dora con la instauracin de un milenio indgena.

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    Memoria indgena

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    El estado-nacin contra la memoria tnica

    Sin embargo, el mayor enfrentamiento entre los grupos tni-

    cos tradicionales y la nacin se produjo cuando se cre el es-

    tado moderno, el llamado estado-nacin. Al contrario de la

    nacin histrica, el estado-nacin es concebido como una

    asociacin de individuos que se unen libremente para cons-

    truir un proyecto. En esta concepcin la sociedad no es ms

    el complejo tejido de grupos, culturas y tradiciones formado

    a lo largo de la historia, sino un conglomerado de individuos

    que se asumen iguales. Luis Villoro observa que esta nuevaidea de nacin

    rompe con la nacin tradicional. Un pueblo ficticio de indi-viduos abstractos reemplazaa los pueblos reales; una nacinconstruida, a las naciones histricas.

    El proyecto de estado-nacin que madur en Mxico

    durante la segunda mitad del siglo XIX se impuso como mi-

    sin someter la diversidad de la nacin a la unidad del esta-

    do. Los constructores del estado anhelaban una nacin des-

    prendida de las comunidades histricas que haban formado

    a la nacin plural. Puede entonces decirse que en Mxico,

    como afirma Luis Villoro, la nacin moderna no nace de la

    federacin y convenio entre varias naciones histricas pre-

    vias. Es un salto. Se origina:

    en la eleccin de una forma de asociacin indita y en suimposicin a las naciones histricas existentes en un territo-rio. En realidad, la constitucin del nuevo estado es obra deun grupo de criollos y mestizos que se impone a la multipli-cidad de etnias y regiones del pas, sin consultarlos. Los

    pueblos indios no son reconocidos en la estructura poltica ylegal de la nueva nacin (Villoro, 1998).

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    Enrique Florescano

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    El redescubrimiento de la antigua memoriaindgena

    Durante el siglo XX no hubo reconciliacin nacional. Los

    indgenas continuaron siendo el sector ms miserable y atra-

    sado de la sociedad mexicana. Sobre ellos recayeron desca-

    lificaciones lacerantes y las apologas ms desorbitadas.

    Aunque su presencia no fue negada, casi todos los sectores

    sociales pugnaron por cambiar su identidad, o imaginaron

    transformarlos en algo distinto a lo que realmente eran. Con

    todo, el cambio mayor en la situacin del indgena fue obrade los antroplogos. A ellos debemos las polticas que inten-

    taron integrarlos al estado nacido de la Revolucin, y el re-

    descubrimiento de sus antiguas tradiciones.

    Lo primero que sorprendi a los antroplogos dedica-

    dos a estudiar los pueblos indgenas en este siglo fue encon-

    trar en ellos una idea de la creacin del cosmos semejante a

    la que haban desarrollado los antiguos mesoamericanos.

    Los datos aislados que hallaron en sus rastreos iniciales fue-

    ron confirmados ms tarde por estudios minuciosos que

    mostraron que la visin del cosmos de los actuales pueblos

    indgenas est enraizada en el pasado remoto.

    A travs de un proceso continuo de adaptacin y resis-tencia, los actuales grupos tnicos se mantuvieron fieles a

    las tradiciones campesinas que, a lo largo de siglos, los for-

    maron como pueblo y les impusieron una manera de vivir y

    comprender el mundo. Su concepcin del cosmos, al igual

    que la de sus antepasados, es una concepcin campesina del

    mundo, fundada en la creacin maravillosa de las plantas

    cultivadas y el origen del maz. Su idea de la divisin del

    cosmos y de los mecanismos que regulan el universo se sus-

    tenta en los movimientos del sol, el gran ordenador, junto

    con la propia actividad agrcola, de las tareas cotidianas, las

    fiestas y los calendarios de los pueblos campesinos.

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    Memoria indgena

  • 8/2/2019 Florescano Enrique, Memoria indgena

    15/16

    Lo sorprendente es que no slo los tzotziles y los cha-

    mulas de Chiapas, o los nahuas de Chicontepec (Veracruz),

    compartan las mismas ideas sobre la antigua divisin del

    cosmos mesoamericano, sino que otros pueblos, no conside-

    rados propiamente mesoamericanos, tengan esas mismas

    ideas sobre el origen del cosmos y la divisin del universo.

    Cmo se explica que al cabo de 500 aos de imposi-

    cin de nuevos dioses, cultos y regmenes polticos, el esta-

    do espaol, la iglesia catlica y los gobiernos nacionales no

    pudieran cambiar las antiguas creencias de los indgenas?

    Creo que la respuesta se encuentra en las estructuras inter-

    nas sobre las que reposan estos pueblos.

    Debe recordarse que la prctica de sembrar, regar, des-

    yerbar, proteger, cosechar y almacenar el maz ha sido la ta-

    rea colectiva absorbente de los indgenas desde hace 5 000

    aos por lo menos. Esta costumbre fue la que cre el vnculo

    milenario entre el campesino y la milpa, entre el ser humano

    y la tierra que lo alimenta. Esta prctica cotidiana forj los

    lazos de identidad que unieron a un campesino con otro, y

    fue el crisol donde nacieron las formas de vida campesina

    que perduran hasta nuestros das.

    Dicho con otras palabras: el cultivo del maz es sinni-mo de identidad indgena, de una forma especfica de vida

    campesina. La relacin con la milpa fue el cordn que at al

    campesino con el ciclo agrcola regulado por el movimiento

    del sol y la unin de estos dos mecanismos ordenadores fij

    el lugar donde vivir, el tamao de la familia, los ciclos de

    trabajo, la dieta alimenticia, la dependencia ante los cambios

    de la naturaleza, el culto a los fenmenos que intervenan en

    la germinacin de las plantas y la idea de que sobrevivir,

    como dice Nancy Farris, es sobre todo una empresa colecti-

    va. Al fin y al cabo la identidad indgena no es ms que el

    conjunto de hbitos que da con da cumplen de modo soli-

    dario la familia y la aldea campesina (Farris, 1984).

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    Enrique Florescano

  • 8/2/2019 Florescano Enrique, Memoria indgena

    16/16

    La persistencia de la antigua cosmovisin mesoameri-

    cana a travs de los siglos, y la continuidad de los ritos y tra-

    diciones campesinos obliga a preguntar: cules fueron las

    correas de transmisin de esta memoria milenaria?

    En contra de las tesis hasta ahora conocidas, Memoria

    indgena muestra que estos instrumentos fueron el rito, el

    calendario solar y el religioso, los mitos y la tradicin oral.

    Estos artefactos casi nunca han figurado en los estudios his-

    tricos como almacenadores y conductores de la memoria, y

    an hoy no son reconocidos como portadores eminentes de

    la memoria campesina. Y sin embargo, las evidencias dispo-

    nibles no mienten: en la tradicin mesoamericana y mexica-

    na stos fueron los principales conductores de la memoria

    colectiva.

    Obras consultadas

    Farris, Nancy M. (1984). Maya Society under Colonial Rule. The Collective Enterprise of Survival. Prince-ton, Princeton University Press.

    Florescano, Enrique (1999). Memoria indgena. Mxico,

    Taurus.

    Kirk, G.S. (1974). The Nature of Greek Myths. Londres,Penguin Books.

    Propp, Vladimir (1977). Morfologa del cuento. Madrid,Fundamentos.

    Villoro, Luis (1998). Estado plural, pluralidad de culturas.Mxico, Paids.

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    Memoria indgena