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Fogoneros OLNyS - Prensa N°6

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En un contexto de crisis profunda del capita-lismo cuyos alcances son todavía imprevisi-bles en toda su magnitud, su expresiónglobal, el imperialismo, ha iniciado unanueva ofensiva contra los pueblos del

mundo, que esta vez incluye a los propios habitantesde los paises económicamente más poderosos.

Trabajadores europeos, norteamericanos y asiáticos que otrora fue-ron beneficiados por las políticas de lo que llamaron “Estado de bien-estar” implementadas por sus gobiernos capitalistas, ya comenzarona reaccionar ante la ofensiva del gran capital concentrado que lesresta ingresos, los condena a la desocupación, les quita conquistassociales y les compromete el futuro mientras les arruina el presente.Algunos ejemplos de esto: en Francia por los ajustes en los últimosmeses millones de trabajadores participaron de huelgas y manifes-taciones. Más de 1 millón de italianos pararon durante 4 horas denorte a sur y en Madrid pararon tres días los trabajadores de lossubtes. Grecia y los países europeos más afectados son un reguerode pólvora.Grecia, Italia, España, Portugal, entre otros, son los eslabones másdébiles de una burguesía europea que muestra sus colmillos y aban-dona la sonrisa mentirosa que intentó mantener durante décadaspara evitar levantamientos populares en sus propios territorios.En Estados Unidos, el rostro ya sin maquillaje del sistema explota-dor causa estragos entre millones de norteamericanos que se des-piertan del sueño americano y empiezan a vivir la pesadilla yanquique ya sufrimos desde hace más de un siglo los pueblos deAméricalatina.Mientras el presidente Obama encabeza la histórica vocación ex-pansionista de los EEUU y amenaza con desatar, junto a Israel, unaguerra nuclear en varios lugares del mundo como Irán y Corea delNorte, en nuestro continente hay una invasión que comienza a des-plegar bases militares, tropas y especialistas en Inteligencia dise-minados en torno a los puntos estratégicos en materia de recursosnaturales y reservas energéticas.Los gobiernos claramente alineados con el imperialismo otorgan im-punidad a esta nueva modalidad de colonización, mientras variosgobiernos autoproclamados progresistas alimentan la voracidad desus burguesías nativas.Del otro lado, los pueblos ofrecen resistencia. Las FARC-EP y elELN combaten en Colombia sin pausa, enriqueciendo sus fuerzascon la cantera inestimable que representa el sindicalismo comba-tivo, los estudiantes y los campesinos organizados que defiendensus derechos de los atropellos del gobierno y de los paramilitares.En México, varias fuerzas guerrilleras mantienen su actividad polí-tica y militar contra los partidos del sistema y las herramientas mili-tares de la burguesía, y paralelamente se consolidan y germinannuevamente las experiencias de masas como la de Oaxaca; en Hon-duras, la resistencia popular se reorganiza después de haber com-

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EEDDIITTOORRIIAALL

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probado, tras el golpe que destituyó al liberal Manuel Zelaya, que laparodia “democrática” termina apenas se vulnera uno solo de los in-tereses norteamericanos en la región. En Bolivia, los trabajadores ylos campesinos expresan un creciente descontento al ver que no setoman las medidas necesarias para terminar con la explotación quedesde hace más de cinco siglos oprime al pueblo. La insurgencia yla rebeldía activa comienzan a reinstalarse en Perú y los campesi-nos se levantan una y otra vez a pesar de las masacres cometidascontra ellos. En Paraguay, los pobres no se resignan al estado decosas que no cambió en lo sustancial desde que terminó el oscuroperíodo dictatorial del Partido Colorado del general Alfredo Stroess-ner, al tiempo que surgen alternativas como el Ejército del PuebloParaguayo (EPP) que eligen combatir y no rendirse. Y así en distin-tos puntos del continente, una gran humanidad americana dice bastay echa a andar, al tiempo que diversos destacamentos revoluciona-rios han decidido retomar la iniciativa perdida tras el retroceso sufridodesde la década de los ´80. Esta realidad y esa perspectiva indi-can que la cuestión del poder estánuevamente a la orden del día enAmérica, en la medida en que, por unlado, el imperialismo no deja espaciospara mejorar las condiciones de vidade los pueblos por métodos pacíficosy por otro en que las fuerzas revolu-cionarias nos propongamos avanzaren la confrontación contra el sistema. El imperialismo, la burguesía, no so-lamente no abandonarán sus privile-gios sino que intentan avanzar aúnmás sobre los pueblos para sostenersus tasas de ganancia mediante la ex-plotación y la represión a quienes seopongan a sus planes, sea en el planopolítico como incluso en el reivindica-tivo. La construcción popular ya no selimita a un reclamo puntual, justo peroinsuficiente, sino que es el conjunto delsistema lo que se pone en entredicho. Es en ese marco donde debe analizarse lo que ocurre en la Ar-gentina.Cristina Fernández de Kirchner sigue gobernando en representa-ción de las grandes corporaciones locales y extranjeras que obtie-nen ganancias de los que producimos los trabajadores argentinos.La deuda externa pagada al día es la otra cara de la moneda de unpueblo cada día más pauperizado que ve morir de hambre y enfer-medades curables a sus niños y a sus ancianos. Las secuelas de lapobreza extrema como la violencia familiar, el enfrentamiento entrepobres, la drogadicción, el alcoholismo o la falta de educación sonrasgos centrales de un régimen que en estos meses se prepara paraencarar las campañas electorales en las que se ofrecerá al pueblola posibilidad de determinar quién administrará desde 2011 la ex-plotación en Argentina. Sueldos que bajan, precios que suben; despidos a mansalva; sa-queo constante de los bienes naturales que pertenecen al pueblo;los subsidios millonarios del Estado a las grandes empresas, laspersecuciones judiciales a los que luchan contra la injusticia, presos

políticos como Karina Germano, Roberto Martino y José Vi-llalba, casi seis mil procesados, impunidad por las desapa-riciones de Julio López y Luciano Arruga, fusilamientos cotidianos enlos barrios populares, hechos de sangre como los ocurridos hacepoco en Bariloche, torturas y represiones diversas; militarización delas calles y lugares de trabajo; criminalización de la protesta y de lalucha como la aplicada en Gualeguaychú y Andalgalá; aumento dela represión generalizada; son datos concretos de la realidad quepadecemos. Ese es el capitalismo que las clases dominantes sostienen en losdiscursos y en los hechos. En ese sentido, oficialismo y oposiciónelectoral cumplen el mismo rol. El populismo y el reformismo siguenejerciendo su papel de frenar la lucha popular, por lo que debemosseguir librando contra esas tendencias políticas que actúan comocontenedoras de la lucha de los desposeídos y explotados, la “ba-talla de las ideas” que solamente es válida si está respaldada por la

“batalla de la práctica”; por el decir y elhacer como un conjunto inseparable y pa-ralelo. En este contexto, desde abajo suenan lasvoces de la protesta. Las luchas apare-cen en todos los rincones de nuestra Pa-tria y lo que hace falta para golpear a losenemigos de los trabajadores y el puebloes organización y profundización de la re-beldía.La zanahoria y el garrote que caracteri-zaron a las últimas décadas fueron des-legitimadas por la vida real. Las urnas yase perciben como tachos de basura adonde van a parar las legítimas aspira-ciones de los argentinos. Y se vislumbracon más claridad que no alcanza con ladenuncia de la situación, sino que hacenfalta los hechos para cambiarla.Construyendo poder popular desde todoslos frentes de masas; construyendo unpartido que nuclee a los mejores entre los

buenos y que encarne y represente la voluntad popular de una vidadigna para todos; luchando contra el capitalismo, en todos los te-rrenos y con los métodos necesarios sin darle tregua ni respiro: esasson las tareas de la hora.Las únicas tribunas populares para difundir nuestro descontento ynuestra propuesta de emancipación social y política son las calles,los campos, las montañas, las fábricas y todos los lugares de trabajo,las universidades y los colegios. El socialismo es nuestra propuesta de sociedad. La barbarie capi-talista es nuestro enemigo declarado. Y la historia demuestra que losenemigos del pueblo no son invulnerables; que pueden ser derrota-dos, siempre que seamos capaces de organizarnos y unirnos paragolpear como un solo puño a los explotadores y a sus criminales asueldo.

Por todo esto, el desafío sigue vigente: Poder Burgués o Poder Revolucionario

No hay otra alternativa

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La Universidad de los monopolios

Históricamente el sistema educativo ha sido y es una he-rramienta de las clases dominantes para mantener sus privile-gios. Es también un espacio de disputa donde se expresa la luchade clases.

En Argentina, desde 1995 las Universidades de nuestropaís pasaron formalmente a ser parte de la planificación econó-mica impulsada por los organismos internacionales de crédito einstituciones controladas por éstos con la aplicación de la Ley deEducación Superior (LES) , por iniciativa del gobierno peronistade Carlos Menem.

Una frase del documento del BM al respecto es elo-cuente, al señalar que el grado de participación gubernamental enla educación de tercer nivel (universitaria) “ha excedido con cre-ces lo que se considera económicamente eficiente”.

Este corto párrafo sintetiza con claridad la política apli-cada en materia educativa por los países capitalistas: la educa-ción no es un derecho de los pueblos, sino una herramientatécnica (y productora de subjetividad) destinada a servir a los in-tereses del capital privado, o lo que es lo mismo, una estructuradel imperialismo. El objetivo es optimizar la inversión estatal y pri-vada para el logro de las metas económicas del capitalismo glo-bal.

La LES, no es un anda-miaje jurídico que empieza y ter-mina en si mismo, sino unapolítica encadenada a otros esla-bones que comienzan en la edu-cación primaria, sigue en lasecundaria y terciaria, y culminanen la Universidad.

La exclusión de ampliossectores de la población reduce almáximo posible la cantidad de es-tudiantes que pasan por la es-cuela primaria; lo mismo hace conla secundaria y deja la terciaria re-ducida a las necesidades técnicasde las empresas y del aparato es-

tatal capitalista. A su vez, la educación superior cumple un papelfundamental en la generación de un conocimiento y una formade ver el mundo funcionales a la reproducción del sistema. Mien-tras las carreras como Ingeniería, Biología, Física, Medicina, etccumplen el papel de generación de nuevas tecnologías, las ca-rreras Humanísticas tienen un rol importante en la generación desubjetividad.

La reducción de presupuestos educativos (como partede los ajustes dictaminados por los organismos internacionalesde crédito) incide no solamente en la calidad de la enseñanza yen la restricción de hecho al acceso al conocimiento para la ma-yoría de la población, sino también en la calidad de vida de los tra-bajadores de la educación –docentes y no docentes- einvestigadores, a partir de los bajos salarios, la precarización la-boral y las pésimas condiciones de trabajo.

Sin embargo, esos presupuestos recortados e insufi-cientes parecen no encontrar un techo cuando se trata de otor-gar subsidios a los establecimientos educativos privados en todoslos niveles, sean estos laicos o religiosos.

En definitiva, el mismo Estado que niega aportes al sis-tema educativo público, lo distribuye entre las empresas priva-das que se dedican abiertamente al negocio de la educación confines de lucro.

El grado en que estas políticas educativas han sido im-plementadas depende en granparte de la resistencia que elpueblo en su conjunto ha des-arrollado en todos los niveleseducativos.

En la Universidad, lasautoridades, cómplices de laspolíticas gubernamentales, bus-can cada vez más la generaciónde recursos propios (aranceles,venta de servicios, transferencia,etc.), justificándose en el ahogopresupuestario que sufren lasUniversidades. De esta maneraavanzan sobre las políticas deentrega de la educación a lasgrandes empresas. Así, el es-

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caso presupuesto se convierte en un arma de la burguesía paraintroducir la Ley de Educación Superior. Es por ello que la luchapor mayor presupuesto ha sido intensa desde hace muchos años.Sin embargo, esta lucha no debe darse sin el cuestionamientodel destino de esos fondos exigidos: ¿más presupuesto para quéUniversidad? El estudiantado combativo no tiene la tarea de re-forzar o mejorar una institución de la burguesía, sino de cuestio-nar y luchar contra ella, dejando en evidencia los intereses a losque responde y la necesidad de destruirla para construir sobresus cenizas, la Universidad del Pueblo.

En la Universidad de hoy, es claro como se avanza enpolíticas que la ponen al servicio de los monopolios: en los pri-meros años el bajo presupuesto excluye a amplios sectores delpueblo, por falta de políticas de Bienestar Estudiantil, ingresosrestrictos, etc., mientras que en los últimos años se fomentan laspasantías de estudiantes como mano de obra barata para estasgrandes empresas y los posgrados arancelados, armados exclu-sivamente para generar personal calificado en donde la empresalo requiera.

Asimismo la Universidad Pública se pone al servicio delas grandes empresas a través de convenios de investigación yventa de servicios, lo cual es altamente redituable para la em-presa, ya que parte de los insumos (infraestructura, material, etc.)son costeados por el Estado.

Los Polos tecnológicos son un claro ejemplo de asocia-ción entre las universidades, los organismos de Ciencia y Téc-nica y las empresas privadas, las cuales buscan concentrar losrecursos científicos y maximizar las ganancias.

Esta situación muestra claramente el contenido de clasede la políticas educativas oficiales impuestas por el Estado capi-talista local, que a su vez son diseñadas a escala mundial por losresortes de poder imperialista.

Toda esta realidad no es nueva: se trata de la adecua-ción de las políticas a las necesidades del capitalismo, prácticaque desde hace varias décadas el estudiantado y los trabajado-res de la educación en Argentina vienen resistiendo en la luchacontra los recortes presupuestarios, el descenso en la calidad dela enseñanza, la precariedad edilicia, la falta de recursos y becas,el cierre o ausencia de comedores universitarios, la inexistenciade boletos estudiantiles, la adecuación de los planes de estudio,las herramientas extorsivas como la CONEAU, y una larga listade medidas que buscan direccionarla educación en función de los inte-reses del capital privado y el estadoburgués.

La educación como re-producción de ideología

Esta política educativacontiene otro elemento que sirveúnicamente a los intereses del ca-pitalismo: la reproducción de ideo-logía burguesa entre el

estudiantado y los trabajadores de la educación.Los valores capitalistas son naturalizados, al

mismo tiempo que se trata de convencer –muchas veces conéxito- a las diversas líneas de pensamiento político que convivenen la Universidad acerca de la inevitabilidad de las reglas dejuego existentes. Esta línea de acción tiene fronteras amplias quellegan a contener incluso a quienes expresan críticas al respectode las cosas. De esta manera, las corrientes decididamente ali-neadas con el capitalismo no tienen demasiados problemas endesarrollar sus actividades tendientes a mantener el status quo.

Existen corrientes o agrupaciones que ceden ante la pro-paganda y acción constantes del sistema; sectores que con dis-cursos “progresistas” o incluso de “izquierda” participan en elsostenimiento del régimen político vigente tanto a nivel universi-tario como general.

Esa política de cambiar algunas cosas para no cambiarnada es una práctica extendida que está basada en el populismoy en el reformismo, dos de los grandes enemigos del cambio re-volucionario, y constituye un obstáculo para la construcción re-volucionaria en la Universidad. El autonomismo, que basa suconstrucción en la negación del Poder y en prácticas antiparti-distas, también resulta sumamente dañino.

Estas corrientes contribuyen a alejar al estudiantado desus verdaderos objetivos centrales, entre ellos, el de hacer de laeducación una parte de las legítimas reivindicaciones popu-lares, que sólo habrá de conseguirse en la medida que elcambio revolucionario se extienda en todos los sectores delpueblo; en la medida que las reivindicaciones sectoriales dejende ser parciales y aisladas y se conviertan en parte de una rei-vindicación general: la construcción de poder popular para opo-nerlo al poder hoy hegemónico de las clase dominantes.

La tarea del estudiantado combativo: fogonear lasluchas por la Universidad del pueblo, generar conciencia,construir organización para la revolución

La Universidad es una enorme catalizadora de inquietu-des y potencial generadora de conciencias. Está en manos delestudiantado conciente y organizado desde una perspectiva re-volucionaria, que esa potencialidad se convierta en un frente demasas combativo capaz de “sentir como propia cualquier injusti-

cia cometida contra cualquiera encualquier parte del mundo” (CheGuevara).

La Universidad no es unaburbuja aislada de la realidad so-cial: debemos transformarla paraque deje de responder a las multi-nacionales, y que sea del pueblo.

En cuanto a los centros deestudiantes debemos entenderloscomo espacios amplios, una herra-mienta que permita la participación,organización y discusión política de

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los estudiantes. Las agrupaciones, en cambio, son espa-cios orgánicos donde se encuentran nucleados estudian-

tes bajo ciertas definiciones. La construcción de agrupacionesdebe tener una perspectiva clasista, anticapitalista, antiimperia-lista, antiburocrática, combativas, que propaguen la unidad, y quecontribuyan a la construcción del verdadero socialismo.

El objetivo de los estudiantes revolucionarios no es ganarun lugarcito en el esquema de poder dentro de la Universidad,sino de construir poder popular en las facultades con el fin deaportar a la lucha de un pueblo entero por acabar para siemprecon la explotación capitalista y sus extensiones académicas. Eneste sentido, la conducción de los Centros de Estudiantes o losórganos de co-gobierno son una herramienta de gran potencial,pero no es ésta la finalidad última de las agrupaciones combati-vas. Ganar un Centro de Estudiantes o un lugar en los órganosde co-gobierno no implica necesariamente construir mas poder.

Estudiar constantemente la doctrina marxista- leninista,educar, crear conciencia, organizar las luchas reivindicativasdesde una perspectiva política, generar debate, poner al desnudolas contradicciones de las diversas variantes del capitalismo,construir talleres, seminarios, proyectos orientados según nues-tra política, son algunas de las premisas que deben guiar nues-tro accionar.

Otra premisa fundamental es la búsqueda de unificaciónde las diferentes luchas. En este sentido, se debe articular con es-tudiantes de escuelas secundarias (que han demostrado teneruna gran capacidad de lucha y organización), con estudiantes deterciarios y con los trabajadores de la educación de todos los ni-veles, en defensa de la educación del Pueblo.

Así también, se deben combinar los intereses directosde los estudiantes con los intereses de otros sectores del puebloexplotado, salir a las calles para apoyar luchas sectoriales quecomparten con el estudiantado la necesidad de romper con la he-gemonía capitalista. Generar de todas las luchas, una mismalucha, siendo consientes de que la nueva Universidad, será po-sible sólo en la medida en que se libere todo nuestro pueblo, por-que sin pueblo liberado no hay Universidad del Pueblo. Para elestudiantado combativo todas las luchas que desata nuestro pue-blo nos son propias y en este sentido debemos apoyarlas, rode-arlas de solidaridad y hacerlas una misma lucha llevándolasadelante hasta la victoria.

No es el discurso, sino la práctica y el accionar conse-cuente lo que diferencia a un revolucionario de un reformista.

Sobre las políticas dealianza

Las alianzas en la Uni-versidad deben ser cuidadosa-mente analizadas en lo político,porque suele ser a través deesas alianzas donde se truncanlos esfuerzos de los estudiantesrevolucionarios que terminan

mediatizando su papel y su acción política para sostener acuer-dos con sectores vacilantes.

En esto, es perfectamente aplicable una frase de MarioRoberto Santucho: “no podemos apoyar sectores vacilantes, nopodemos despertar esperanzas en políticos que no realicen unapráctica revolucionaria. Coincidimos si, con ellos en la defensade la democracia y la libertad, pero no los defendemos ni apoya-mos, siguiendo las enseñanzas leninistas de que un pilar de laeducación revolucionaria es confiar únicamente en las auténti-cas fuerzas revolucionarias de proletariado y el pueblo y no con-fundirse por ningún demagogo, ningún vacilante, ningún partidoni dirigente que solo prometa y ceda ante presiones y esté entodo momento bajo la influencia del enemigo”

Por ejemplo, si para obtener una victoria electoral nosaliamos con sectores con los que no compartimos al menos al-gunos puntos básicos en lo político, o que tienen prácticas reñi-das con nuestros principios, lo que estaremos haciendo essumarnos al sistema, ya que ese centro de estudiantes , en lugarde ser una herramienta para la construcción de poder del pueblo,para la participación, discusión y formación política, será un meroprestador de servicios o bien un nuevo grupo en busca de “lacaja” implementando las mismas prácticas y métodos que nues-tros enemigos de clase.

Así, en cada acción emprendida, las políticas de alianzasdeben generarse pensando en la mayor unidad posible de losque luchan, pero siendo cuidadosos de no llevar nuestra políticapor caminos equivocados, de no terminar detrás de políticas re-formistas, populistas o autonomistas que despierten falsas ex-pectativas sobre la verdadera salida de nuestro pueblo.

De esta manera, en determinadas luchas será posibleun marco de alianzas más amplio, especialmente en las luchasde carácter más reivindicativas, donde las consignas levantadaspuedan ser comunes a pesar de las diferencias entre los distin-tos sectores encontrados. Por ejemplo: en defensa de la educa-ción, la salud, la vivienda. Esta amplitud en el marco de alianzasno debe hacernos olvidar dos cuestiones:

1º en cada lucha, por más carácter reivindicativo queposea, la tarea del revolucionario es desarrollar la lucha más po-lítica, encararla desde una perspectiva revolucionaria.

2º en la búsqueda de amplitud y el sostenimiento de ac-ciones conjuntas que potencien la lucha, pueden aceptarse dife-rencias políticas mientras ello no determine un alejamiento denuestros objetivos, de los principios que defendemos, pero nuncael acuerdo con sectores que hayan demostrado la entrega siste-mática de las luchas, la conciliación con el enemigo de clase, las

rupturas de espacios de unidad,etc, o bien que tengan acuerdospolíticos con la burguesía.

En las luchas de carác-ter más político, el marco dealianzas será necesariamentemas chico. Por ejemplo, no po-demos plantear una lucha encontra del pago a la deuda ex-

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terna con aquellos que proponen una “revisión de la misma”. De-bemos dejar en claro cuál es el camino para terminar con las in-justicias, evidenciar que la revolución socialista es la única salidapara los trabajadores y el conjunto del pueblo explotado.

Nuestra causa como estudiantes revolucionarios

La Universidad, la educación, no es “para el pueblo” sino“del pueblo”. No es algo que nosotros desde el llano, o un even-tual futuro Estado Revolucionario, o una vanguardia, ofrece alpueblo como regalo, sino el producto de una construcción popu-lar, la del estudiantado, que ha marcado con su sangre, con suesfuerzo y su enorme energía organizada, la historia de lucha deAmerica Latina, junto a los sectores mas combativos del pueblo,en su lucha por la educación, la salud, el trabajo… en su luchacontra un sistema que nos oprime y aliena.

Hay que recordar siempre que los estudiantes tuvieronun rol fundamental en el desarrollo de los procesos revoluciona-rios en América Latina: la enorme cantidad de compañeros revo-lucionarios surgidos de las filas del estudiantado da una ideaacabada de esto. El cubano Fidel Casto no era abogado, ni el ar-gentino Ernesto Guevara y el chileno Miguel Enriquez dos médi-cos; Mario Roberto Santucho no era un contador, ni elnicaragüense Carlos Fonseca un profesor; el brasileño CarlosMarighela no era estudiante del Politécnico, ni el subcomandanteMarcos es un profesor de filosofía; Lucio Cabañas no era unmaestro ni solamente fue Secretario General de la federación deEstudiantes Camesinos Socialistas; el salvadoreño Roque Daltonno era un escritor. Todos los mencionados, y millares más comoellos, iniciaron su militancia política en el ámbito estudiantil.

Lo mismo ocurre con la lista de caídos en losgrandes hechos de masas que registra la historia argen-tina: Santiago Pampillón (Córdoba), Norberto Blanco y AdolfoBello (Rosariazo), Juan Jose Cabral (Correntinazo), son algunosde los caídos por luchar durante la represión encabezada por ladictadura del General Onganía.

Pero el origen de esa represión no fue un hecho aislado,ni el hecho de que hayan sido la mayoría estudiantes quienes ca-yeron producto de la casualidad: fue el alto grado de organiza-ción y combatividad del movimiento estudiantil argentino,que junto al pueblo explotado, y producto de la concienciaadquirida de que solo la lucha nos hace libres, lo que deter-minó la intervención violenta de las fuerzas represivas con-tra el pueblo movilizado que desde las fábricas, las oficinas,las universidades y los colegios, salió a enfrentar a sus ene-migos de clase.

Desde Fogoneros, llamamos a los es-tudiantes, graduados, docentes, trabajado-res de la Universidad, a comprometerse conla causa revolucionaria, a seguir constru-yendo junto al resto del pueblo el camino dela lucha y la organización por una sociedadsin opresores y oprimidos, una sociedad dehombres y mujeres nuevos, por el socia-lismo.

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Desde 1880 la clase obrera argentina fue protagonista de gran-des levantamientos, rebeliones, y luchas por mejorar sus con-diciones materiales de vida, y en momentos álgidos levantó labandera de la liquidación de la explotación del hombre por elhombre contra el capitalismo, y a favor de la revolución so-cialista. Para caracterizar correctamente a las centrales obreras ac-tuales es fundamental hacer un análisis histórico del movi-miento obrero en nuestro país. La intención en esta primeranota (la siguiente se publicará en la próxima edición) es des-cribir el origen de la burocracia sindical, que fue siempre unode los mayores enemigos de la clase obrera y de las organi-zaciones que la representaron durante todo el siglo pasado.Por eso, abordaremos principalmente algunos aspectos de larica historia de lucha de los trabajadores de la que nos reco-nocemos parte, y que en el presente nos lleva a continuar enun camino de liberación de la clase trabajadora, que no es otracosa que avanzar en la construcción de todas las herramien-tas de lucha y organización, de poder revolucionario, hacia larevolución socialista. En ese largo trayecto, los sindicatos en manos de los trabaja-dores y con una perspectiva de independencia de clase y com-bativa, son una herramienta fundamental. Pondremos el eje,tomando en cuenta los objetivos de la nota, en la descripciónactual de la burocracia sindical y de cómo se fue conformandoa lo largo de nuestra historia.

Burocracia: una historia de traiciones

El burócrata sindical no se define por su origen de clase, sinopor los intereses de clase que su política representa y formaparte del sistema explotador capitalista.

Desde la construcción de los primeros sindicatos en Argentina,la burguesía intentó controlar sus direcciones o, cuando no pu-dieron porque fueron rebalsados por las bases de los trabaja-dores y sus organizaciones, desató la persecución, larepresión, la cárcel y los asesinatos de activistas y militantesobreros consecuentes con los intereses de su clase. Una y otra vez el movimiento obrero ha logrado revertir los gol-pes con más organización y más lucha. Las represiones a lasprimeras grandes huelgas de 1904, la Semana Trágica de1919, la masacre en la Patagonia en 1921, la represión y per-secución sufrida durante la década del 30, la cooptación de

las direcciones y de las estructuras sindicales profundizadadurante el gobierno de Juan D. Perón, que incluía la persecu-ción a aquellos que no entraban en sus planes y cuestiona-ban; la dictadura de Onganía, Levingston y Lanusse; nopudieron impedir un ascenso en la conciencia y la organizaciónde la clase trabajadora que se fue adueñando de sus herra-mientas gremiales para ponerlas al servicio de la lucha, en unaespiral en ascenso que fue de la mano de la construcción deorganizaciones revolucionarias que planteaban claramente lacuestión del poder. Toda esa historia de represión, persecu-ción y cooptación no logró impedir ese ascenso que se ex-presó en el Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo, lasexperiencias de Villa Constitución, Sitrac Sitram, las coordina-doras de gremios en lucha, dentro de una larga lista de ex-presiones genuinas nacidas desde las bases. Todas esasexperiencias y herramientas que se fueron desarrollando, yque fueron nuevamente golpeadas duramente la última dicta-dura y las democracias burguesas que continuaron la repre-sión, debemos tomarlas en este presente en que se abrennuevos procesos, para dar nuevos pasos.Desde la década de 1880 hasta 1916, el sindicalismo argen-

tino se fue desarrollando con un carácter combativo, revolu-cionario, de independencia de clase. A una nota que en 1907enviara el recién creado Departamento Nacional del Trabajo alas dos centrales obreras entonces existentes, requiriéndolessu colaboración, la Unión General de Trabajadores contestóque “para que en lo sucesivo no se molesten haciéndonos pro-posiciones, manifestamos que no creemos necesaria la inter-vención del Departamento Nacional del Trabajo en los asuntosque atañen a nuestra organización, por estar convencidos de

MOVILIZACIÓN DE LA F.O.R.A.

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que todo lo que se refiere al bienestar y mejoramiento de nues-tra clase depende única y exclusivamente del esfuerzo quepueda desarrollar la acción obrera por medio de la lucha ejer-cida contra los que nos sumen en la más cruel explotación”. LaFederación Obrera Regional Argentina (FORA) ni siquiera con-testó.Posteriormente, el gobierno del radical Hipólito Yrigoyen inicióuna política de seducción hacia el movimiento obrero, obli-gando en algunos conflictos a empresarios a reincorporar tra-bajadores despedidos, ordenando a la policía a no reprimir orecibiendo dirigentes obreros en huelga por primera vez en laCasa de Gobierno. De esa manera, otorgó algunas concesio-nes para controlar a los trabajadores, disputando el poder delas direcciones combativas. Sin embargo, las fuerzas del Es-tado capitalista pusieron en evidencia su verdadera esenciaante cada acción independiente de la clase obrera. Cuandoeso ocurría, el radicalismo masacraba al proletariado como elmás reaccionario de los gobiernos oligárquicos: tales los casosde la Semana Trágica y la represión y fusilamientos en la Pa-tagonia a los trabajadores rurales en lucha. En los años ´30se profundizó la represión sobre el movimiento obrero que amediados de esa década tuvo momentos de ascenso en las lu-chas.En 1942 la CGT se dividió en dos organizaciones, una contro-lada por el Partido Comunista, y otra por los socialistas, ambasigualmente burocratizadas y extrañas a los intereses, a las in-quietudes y a las aspiraciones de los trabajadores argentinos,en particular del nuevo proletariado fabril. En esa época, la Se-gunda Guerra Mundial estaba en su apogeo y Argentina erauno de los países con más altos niveles de exportación de ma-terias primas y alimentos. La izquierda de entonces, enmar-cada en los acuerdos vigentes entre los llamados “aliados” queconfrontaban contra el nazismo y el fascismo por el control delmundo capitalista, y con la Unión Soviética soportando elmayor peso de la lucha antifascista, optó por frenar los con-flictos en los principales centros de producción relacionadoscon las exportaciones que proveían de alimentos a las tropasaliadas, así como a los servicios de apoyo a esas exportacio-nes como los ferrocarriles que trasladaban la materia primaexportable desde las provincias hasta los puertos de embar-que.Esta situación produjo frustración y descreimiento en las filasobreras, que veían por ejemplo como los frigoríficos inglesespodían contar con las direcciones reformistas que controlabana los sindicatos para garantizar la continuidad de la produc-ción, sin atender los reclamos y reivindicaciones de los traba-jadores. Una burocracia autodenominada “de izquierda” garantizabalos negocios del capital extranjero, mientras la pobreza ex-trema en las provincias producía una gran migración hacia losmayores centros urbanos en busca de trabajo y su consi-guiente proletarización. Así fue que un nuevo fenómeno polí-

tico se manifestó con fuerza en nuestro país: el refor-mismo cedió el lugar al populismo encarnado en la fi-gura de Juan Domingo Perón, un coronel del Ejército quemediante una limitada redistribución de una parte de la riquezaproducida exclusivamente por los trabajadores, logró la adhe-sión de enormes multitudes obreras, desviándolas por com-pleto de sus objetivos como clase y creando una centralsindical única de tipo paraestatal al servicio del sector “popu-lista” de la burguesía. Fue en ese período, el de Perón, cuandose consolidó la burocracia sindical tal como la conocemosahora.La ubicación del general Perón en la sociedad fue explicadapor él mismo. Para graficarla sin ambigüedades, reproducimosabajo planteos textuales del fundador del peronismo:

“Se ha dicho señores, que soy un enemigo de los capitales y si us-tedes observan lo que les acabo de decir, no encontrarán ningúndefensor, diríamos, más decidido que yo, porque sé que la defensade los intereses de los hombres de negocios, de los industriales, delos comerciantes, es la defensa misma del estado”. “No se asusten de mi sindicalismo; nunca mejor que ahora estará se-guro el capitalismo, ya que yo también lo soy porque tengo estanciay en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los tra-bajadores para que el Estado los dirija y les marque rumbo, de esamanera se neutralizarán en su seno las corrientes ideológicas y re-volucionarias que pueden poner en peligro nuestra sociedad capi-talista en la posguerra”.“Por eso creo que si yo fuera dueño de una fábrica, no me costaríaganarme el afecto de mis obreros con una obra social realizada coninteligencia. Muchas veces ello se logra con el médico que va a lacasa de un obrero que tiene un hijo enfermo; con un pequeño regaloen un día particular, el patrón que pasa y palmea amablemente asus hombres y les habla de cuando en cuando, así como nosotroslo hacemos con nuestros soldados”.“Con nosotros funcionará en la casa la Confederación General delTrabajo y no tendremos ningún inconveniente, cuando queramosque los gremios equis o zeta procedan bien, a darles nuestros con-

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sejos, nosotros se los transmitiremos por su comando na-tural; le diremos a la Confederación General: hay que hacer

tal cosa por tal gremio y ellos se encargarán de hacerlo. Les garan-tizo que son disciplinados y tienen buena voluntad para hacer lascosas”.“Eso sería el seguro, la organización de las masas. Ya el estado or-ganizaría el reaseguro, que es la autoridad necesaria para quecuando esté en su lugar, nadie pueda salirse de él, porque el orga-nismo estatal tiene el instrumento que, si es necesario por la fuerza,ponga las cosas en su quicio y no permitan que salgan de su curso.”

Después del golpe de 1955, la esencia explotadora del capi-talismo volvió a ser motivo de reacción por parte de los traba-jadores. En el marco de la llamada “resistencia peronista” quetrataba de recuperar las conquistas sociales alcanzadas du-rante la etapa de gobierno peronista y anuladas por el golpemilitar que derribó a Perón, la violencia como método de luchay la organización obrera independiente del Estado comenzó arecomponerse.Así, los programas de La Falda, de Huerta Grande y de la CGTde los Argentinos, implicaron un paulatino avance de las ideasde independencia de clase entre los trabajadores y el surgi-miento de importantes camadas de dirigentes clasistas quedesde las bases lograron instalar nuevamente las reivindica-ciones históricas del movimiento obrero argentino.En el caso de la CGT de los Argentinos, vale la pena recordaralgunos de los términos de su Mensaje del 1 de mayo de 1968:

“La CGT de los Argentinos no ofrece a los trabajadores un ca-mino fácil, un panorama risueño, una mentira más. Ofrece acada uno un puesto de lucha.Las direcciones indignas debenser barridas desde las bases. En cada comisión interna, cadagremio, cada regional, los trabajadores deben asumir su res-ponsabilidad histórica hasta que no quede un vestigio de co-laboracionismo ni participacionismo. Esa es la forma de probarque la unidad sigue intacta y que los falsos caudillos no pue-den destruir desde arriba lo que se ha amasado desde abajocon el dolor de tantos. Si nos limitáramos al enfrentamientocon esos dirigentes, aún si los desalojáramos de sus últimasposiciones, seríamos derrotados cuando en el momento deltriunfo cayeran sobre nosotros las sanciones que debemos es-perar para no temer. El movimiento obrero no es un edificio nicien edificios; no es una personería ni cien personerías; no esun sello de goma ni un comité; no es una comisión delegadani es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad or-ganizada del pueblo, y como tal no se puede clausurar ni in-tervenir (…) Y si cayeran sobre nosotros los retiros depersonería, las intervenciones y las clausuras, será el mo-mento de rcordar lo que dijimos (…) a la luz o en la clandesti-nidad, dentro de la ley o en las catacumbas (…)”,

Por otra parte, el rol jugado por el peronismo y el desarrollodel movimiento obrero en esos años fue descripto por el diri-

gente del PRT Luis Pujals en el artículo “El papel de los sindi-catos”, a fines de 1971: “las formas actuales de la organizaciónsindical argentina tienen su origen en la década del peronismo.La naturaleza bonapartista del gobierno de Perón, su necesi-dad de apoyarse en las masas (…) lo llevó a crear una orga-nización que permitiera un rígido control de la clase obrera. Laorganización que se estructuró, obedecía a estos propósitos asu vez, la aparición de los dirigentes-funcionarios que poco te-nían de dirigentes obreros y sí mucho de funcionarios estata-les, cuya misión era garantizar que la actividad de las masascumpliera los objetivos que le fijaba la política del gobierno.Caído el gobierno peronista, desaparecidos los más promi-nentes de estos funcionarios, la clase obrera organizándoseen la clandestinidad libró una gran lucha por la recuperación delos sindicatos intervenidos. Sobre la ola de esta lucha se en-caramó un grupo de dirigentes que, logrado el objetivo sindi-

cal de la recuperación de las organizaciones gremiales, novaciló en negociar la fuerza organizada del movimiento obrero,recibiendo a cambio de ello una ley, la de Asociaciones Profe-sionales, que sentó las bases económicas para el desarrollo yconsolidación de una burocracia sindical poderosa que dominóen la siguiente década toda la actividad sindical argentina. Sematerializó así un fenómeno particular de la época del impe-rialismo: la tendencia de los sindicatos legales a convertirsecada vez más en instrumentos del régimen burgués. Este fe-nómeno se produce a través de la degeneración de las direc-ciones sindicales. La burguesía mediante una política queotorga concesiones económicas y privilegios de todo tipo, co-rrompe a los dirigentes venales, creando una aristocraciaobrera ajena a los sufrimientos de las masas. De esta manera,los gobiernos burgueses consiguen ubicar en las primeras filasobreras a elementos que le son adictos y que transmiten den-tro de ellas la ideología burguesa”.

Pujals agregaba que “esto no significa que bajo estas direc-ciones no se libran importante luchas, significa sólo, que esasluchas en la mayoría de los casos fueron parte de las tácticaspolíticas de algún sector de la burguesía en los enfrentamien-tos interburgueses y aún en los casos en que se trató de au-

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ténticas luchas reivindicativas económicas, éstas fueron trai-cionadas mediante la maniobra de la conciliación, agravadapor la instauración de la dictadura militar en 1966 bajo cuyaprotección se desarrolló un sector sindical que predica abier-tamente la integración del movimiento obrero a la política bur-guesa y proimperialista de la dictadura, dio renovada vigenciaa la recuperación de los sindicatos. Esta tarea impulsada confirmeza por una camada de nuevos dirigentes tuvo un des-arrollo contradictorio, pero que se acentuó positivamente a par-tir de 1969, lo que permitió la recuperación de algunossindicatos que pasaron a ser dirigidos por direcciones clasis-tas”.

Hacia mediados de la década del ´60, las contradicciones entredirigencias burocráticas “participacionistas”, esto es, que par-ticipaban del sistema capitalista como un engranaje destinado

al control de las aspiraciones obreras, y los dirigentes clasis-tas, que impulsaban la organización independiente de la claseobrera y las luchas destinadas a avanzar sobre el poder bur-gués construyendo un poder revolucionario desde una pers-pectiva de clase, se profundizaron.Así crecieron las tendencias clasistas que derivaron en las me-morables jornadas de los levantamientos populares como elCordobazo, el Rosariazo, el Correntinazo y otras expresionesde lucha, y que inevitablemente, ante la feroz respuesta delEstado, condujeron al surgimiento de estructuras políticas pro-pias de los trabajadores: las organizaciones revolucionariasque se proponían superar la barrera de las reivindicacionesparciales y llevar la lucha de clases hasta un desenlace defi-nitivo: la toma del poder por parte de la clase obrera y el pue-blo.

Gran parte de los trabajadores y diversas or-ganizaciones políticas llegaron a una con-clusión: el desafío de la hora era elegir entreel Poder Burgués o el Poder Revolucionario.

En Argentina existen actualmente tres centrales sindicales: laConfederación General del Trabajo (CGT) oficialista, lideradapor Hugo Moyano (camioneros) con participación en disidenciadel grupo conocido como “los Gordos” (Armando Cavalieri,José Pedraza, Oscar Lescano, Carlos West Ocampo y RodolfoDaer, entre otros); la CGT “Celeste y Blanca” encabezada porLuis Barrionuevo (gastronómicos), y la Central de Trabajado-res Argentinos (CTA) que tiene como Secretario General aHugo Yasky (docentes-CTERA).Las tres centrales están controladas por distintos sectores dela burocracia sindical, ligados a diferentes segmentos de la bur-guesía y sus partidos, principalmente al PJ, que trasladan lasdisputas interburguesas al seno del propio movimiento obrero. La burocracia, a pesar de que mantiene la dirección de la granmayoría de los sindicatos, está sin embargo cada vez más se-parada de las bases. En términos generales los burócratasestán cuestionados por su ligazón a la clase política burguesa,por sus negociados, por ponerse una y otra vez de espaldas alos trabajadores, por ser cómplices y parte de las políticas quenos llevan a vivir cada vez más en la miseria mientras se con-centra la riqueza y se enriquecen los dirigentes burócratas, vi-viendo en un lujo aún impune, a la vista de todos. Estosdirigentes burócratas nada tienen de trabajadores, no trabajany se han consolidado como administradores de los sindicatosy las obras sociales, y son, en la mayoría de los casos, em-presarios. El cuestionamiento cada vez más evidente y extendido entrelos trabajadores se expresa en desafiliaciones masivas, cuer-pos de delegados que encaran las luchas más allá de la direc-ción de los sindicatos, conducciones opositoras que semultiplican en todo el país, cuestionamientos abiertos en mu-chos conflictos, escraches, y hasta en algunos casos la agre-sión directa hacia los burócratas. Pero esto no significa quepeligren en lo inmediato sus privilegios, porque aún los traba-jadores no hemos logrado altos niveles de organización y co-ordinación en la base, más allá de las tendencias y corrientesque ganan experiencia en cada conflicto, pero que están toda-vía dispersas. Los sectores combativos del movimiento obreroson aún muchas veces influenciados por direcciones reformis-tas o populistas que les impiden dar un salto en calidad haciala conformación de un nucleamiento clasista.Hoy, puntualmente, las CGT de Moyano y Barrionuevo estándisputándose espacios de poder en cada sector de trabajo, yesa pelea está directamente relacionada con la interna del PJ,

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expresada principalmente enla puja entre Kirchner y Du-

halde. Esta situación no es nueva:basta recordar lo que pasó en el ani-versario de la masacre de Ezeiza,cuando terminaron a los tiros entreellos. En definitiva, las distintas faccionesburocráticas de las dos CGT intentannuevos engaños para encubrir sus dis-putas por el poder económico y polí-tico que significa el control desindicatos y obras sociales. Las exi-gencias reivindicativas que esgrimencada tanto los burócratas son manio-bras para contener la bronca que pro-duce en las bases la situación real delos trabajadores, caracterizada por lacaída del poder adquisitivo del salarioa causa de la inflación, la pérdida dederechos y antiguas conquistas labo-rales, el aumento de la precarizacióny los despidos, la imposibilidad a acc-ceder a la vivienda, la destrucción dela salud y educación públicas, lo quedetermina un permanente descensodel nivel de vida de los asalariados.Esas iniciativas por reivindicacionesjustas que lanzan los burócratas ce-getistas forman parte de una políticadestinada a evitar la organización in-dependiente de los trabajadores, paramantener la aparente legitimidad desus mandatos y garantizar no sola-mente sus propios privilegios sino tam-bién la gobernabilidad del sistemacapitalista y la continuidad de la ex-plotación.También en la CTA hay internas ex-presadas en dos grandes líneas,cuyas cabezas son Hugo Yasqui y Víc-tor De Genaro. Ambas corrientes in-testinas expresan disputas entreburócratas que nada tienen que vercon los intereses y aspiraciones de lostrabajadores. Si bien Yasqui se presenta abierta-mente alineado al Kirchnerismo y encoherencia con eso se lo ve de lamano de Moyano, De Genaro tambiénha tenido esa política hacia el go-bierno, y hoy en parte se separa de

ese camino pero no desde una pers-pectiva de clase sino detrás de laconstrucción de una herramienta polí-tica, la constituyente social, que desdehace largos años se impulsa desde laCTA, que no es más que una nuevaexpresión partidaria y electoral del re-formismo. Los intentos de la CTA por posicio-narse como una alternativa obrera alpoder de las dos CGT y de sus com-ponentes es sólo una cortina dehumo, ya que se trata de otra peleaentre burócratas en la que brilla por suausencia la democracia sindical y laopinión de las bases obreras.En ese sentido, para los trabajadoresargentinos tiene vigencia en la vidacotidiana lo expresado hace ya mu-chos años por el dirigente combativoAmado Olmos, quien en el texto delMensaje de la CGT de los Argentinosdel 1 de mayo de 1968 dijo que “haydirigentes que han adoptado las for-mas de vida, los automóviles, lascasas, las inversiones y los gustos dela oligarquía a la que dicen combatir.Desde luego con una actitud de estetipo no pueden encabezar a la claseobrera”. En ese texto histórico queprecedió al Cordobazo, Olmos agregótambién: “que se queden con sus pri-vilegios hasta el día inminente en queuna ráfaga de decencia los arranquedel último sillón y de las últimas re-presentaciones traicionadas”.

Esta realidad hace queante cualquier conflicto,los trabajadores debamosenfrentarnos no sólo conla patronal y las institucio-nes del estado burgués(fuerzas represivas poli-ciales, militares y parami-litares, Ministerio deTrabajo, Poder judicial,medios de prensa y propa-ganda del sistema, etc),sino también con la buro-cracia.

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Hace 45 años, el 25 de mayo de 1965, fue fundado el PartidoRevolucionario de los Trabajadores (PRT), como resultado deun proceso de unidad entre el Frente Revolucionario Indoameri-cano Popular (FRIP), una organización que se encuadraba en elnacionalismo revolucionario con una fuerte impronta antiimperia-lista, y Palabra Obrera, una organización trotskysta.Más allá de los acuerdos explícitos y tácitos entre ambos agru-pamientos, en pocos años aparecieron las distintas concepcio-nes políticas e ideológicas en el seno del flamante destacamentorevolucionario, que se tradujeron en dos sectores: uno expresadoen la referencia de Nahuel Moreno y otro por Mario Roberto San-tucho. El desenlace de estas profundas diferencias fue el naci-miento de dos corrientes conocidas entonces como PRT LaVerdad, encabezada por Moreno, y PRT El Combatiente que con-ducía Santucho.Finalmente, tras el IV Congreso partidario se produjo la ruptura in-evitable, y con la realización del V Congreso se definieron los ras-gos que caracterizaron al PRT: un partido marxista leninista, unpartido de combate, que creó herramientas políticas para hacerfrente a los enemigos de los trabajadores y el pueblo en todoslos terrenos, incluido el militar con la creación del Ejército Revo-lucionario del Pueblo, y con la finalidad expresa de tomar el poderen Argentina para construir el socialismo.Precisamente la cuestión del poder fue uno de los aspectos quemarcaron a fuego al PRT-ERP y lo diferenciaron de otras agru-paciones que con distintos argumentos basados en concepcionespopulistas y/o reformistas según cada caso, rehuyeron la res-ponsabilidad de enfrentar de manera integral los desafíos queplanteaba el desarrollo de la guerra revolucionaria para la tomadel poder y la construcción del socialismo.El carácter de clase de la revolución, el partido de cuadros y decombate, la implementación de todos los métodos de lucha, lainfluencia de las ricas experiencias revolucionarias de todo elmundo, especialmente dela cubana y la vietnamitaadecuadas a la historia yla realidad argentina, fue-ron algunos de los rasgosprincipales que caracteri-zaron al PRT. Toda la estrategia y lasprácticas revolucionariasdel PRT estuvieron siem-pre asentadas sobre suinserción de masas en di-versos sectores popula-res. Originalmente, sobre

la base de los hacheros y de los trabajadores de ingenios azu-careros del norte argentino, con especial fuerza en Tucumán, y enlos grandes cordones industriales de Córdoba, Rosario y BuenosAires. En las primeras dos ciudades, los militantes del PRT par-ticiparon activamente en la organización y desarrollo del cordo-bazo y el rosariazo, mientras en el conurbano bonaerense sutrabajo se asentó en las fábricas automotrices, de autopartes, yde otros gremios.En el área cultural, la influencia perretista determinó la integraciónde numerosos intelectuales como Raymundo Gleyzer, fundadordel célebre grupo Cine de la Base. A través del trabajo políticoentre el estudiantado universitario, donde militó en sus orígenesel propio Santucho, muchos estudiantes se incorporaron al par-tido y a su ejército popular.Con más de 400 células en las fábricas más grandes del GranBuenos Aires, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, Córdoba, Ro-sario y entre los petroleros de las provincias patagónicas; conmarcada influencia entre los algodoneros del Chaco y los em-pleados judiciales y docentes formoseños; con fuerte presenciaen las ciudades del interior de la provincia de Córdoba y Santa Fe,en Mendoza, Paraná, Neuquén, General Roca, Bahía Blanca yotros puntos del país, el PRT creó el Frente Antiimperialista porel Socialismo (FAS), nucleando a sectores marxistas y a lo máscombativo del peronismo de la época.Su periódico El Combatiente llegó a distribuir 20.000 ejemplarespor edición, mientras el órgano de prensa del ERP, Estrella Roja,alcanzó cifras similares. Por otra parte, el quincenario NuevoHombre, la revista teórica Posición y el diario El Mundo, forma-ron parte de su política de propaganda masiva y de su políticade difusión de las ideas revolucionarias.De esta manera, el PRT-ERP fue la organización que encarnócon mayor precisión el legado del guevarismo en la historia denuestro país, al tiempo que expresó el nivel más alto de la lucha

de clases en Argentina, com-binando el impulso de lasluchas de masas con elde las acciones de van-guardia.Su concepción estraté-gica determinaba el des-arrollo de la guerrarevolucionaria, enmar-cada dentro de una estra-tegia continental, y dentrode ella debe encuadrarsela construcción de herra-mientas regionales de

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unidad como la Junta de Coor-dinación Revolucionaria -inte-

grada por el PRT de Argentina, el MIR deChile, el MLN Tupamaros de Uruguay yel PRT de Bolivia y su ejército, el ELN.Para el PRT-ERP la guerra era popular,era prolongada y al mismo tiempo era in-surreccional, particularmente en su des-enlace. Estos tres aspectos le daban uncontenido integral al enfrentamiento ar-mado entre las estructuras políticas y mi-litares de la clase obrera y el pueblo, ylas de la burguesía.En la estrategia del partido encabezadopor Santucho como máximo exponente,ocupaba un rol preponderante el des-arrollo de la guerrilla en el campo, asen-tada en los trabajadores rurales y en elcampesinado del norte de nuestro país.Si bien su desarrollo se asentó con parti-cular fuerza en la provincia de Tucumán, la estrategia perretistase extendió a otras regiones norteñas.Las concentraciones urbanas donde se aglomeraba el conjuntode la clase obrera, era el terreno fértil para desarrollar la guerri-lla urbana. Según el análisis del PRT-ERP, la derrota de las fuerzas militaresde las burguesías locales, traería como consecuencia la inter-vención directa de fuerzas extranjeras comandadas por la po-tencia hegemónica en esta parte del mundo: los Estados Unidos.Eso prolongaría la guerra, pero al mismo tiempo le daría un ca-rácter continental al enfrentamiento, lo que determinaba, no so-lamente desde la ideología sino desde el sentido común y lapráctica misma de la militancia revolucionaria, el carácter inter-nacionalista de la estrategia partidaria.La experiencia del PRT-ERP y sus añosde combate y esfuerzo se convirtieron enuna referencia ineludible para los revolu-cionarios de Argentina y de toda Américalatina, especialmente en momentoscomo los actuales, cuando la vacilación yla renuncia a los postulados revoluciona-rios definen a tantas personas y organi-zaciones, en el marco de la vigencia deun capitalismo que continúa explotando alos argentinos como lo hacía en los añossesenta y setenta, en ciertos aspectoscon mayor brutalidad.La lucha ideológica contra el populismo yel reformismo fue también una caracte-rística de ese partido que supo encararcon decisión inquebrantable las tareasde la revolución socialista.No puede obviarse en la historia del PRTel papel fundamental de su máximo ex-

ponente, el Comandante Mario RobertoSantucho, quien condujo y sintetizó la po-tencialidad revolucionaria de miles dehombres y mujeres, llevándolos a integrarsu individualidad en lo colectivo e insta-lando con su propio ejemplo a nivel polí-tico y humano la idea guevarista delhombre nuevo.No fue casual por ello, que este líder re-volucionario haya sido definido por los mi-litares argentinos que aplicaron elterrorismo de Estado desde 1976, como“el comandante de los irrecuperables”.Irrecuperables para el capitalismo en sutotalidad, irrecuperables para la ideologíaburguesa, irrecuperables tanto él comosu partido y su ejército para el régimendictatorial y para el sistema eleccionarioque hegemonizó gran parte de la historiapolítica nacional en tanto método de do-

minación.Una frase de Santucho define su pensamiento en torno a temasactuales que en la Argentina de hoy dividen aguas en el seno dela izquierda, como el electoralismo y las formas de lucha: “El par-lamentarismo es una forma enmascarada de dictadura burguesa.Se basa en la organización de partidos políticos y en el sufragiouniversal. Aparentemente todo el pueblo elige sus gobernantes.Pero en realidad no es así, porque como todos sabemos las can-didaturas son determinadas por el poder del dinero...".Estos dos asuntos de máxima importancia también expresan lapersistencia de dos enemigos mortales de la revolución, el po-pulismo y el reformismo. Al respecto, Santucho opinaba que “lalucha por el poder obrero y popular, por el socialismo y la libera-

ción nacional, es inseparable de la luchacontra el populismo y el reformismo, gra-ves enfermedades políticas e ideológicasexistentes en el seno del campo popu-lar“.Pasaron los años y el capitalismo siguióhasta hoy haciendo estragos en las so-ciedades contemporáneas, el imperia-lismo continúa sometiendo países ypueblos enteros; hay invasiones directase indirectas, bloqueos económicos, de-predación y apropiación de los recursosnaturales, marginalidad e injusticias entodos los aspectos de la vida social; re-presión y muerte. El sistema electoral ca-pitalista predomina hoy como esquemapolítico para sojuzgar a las mayorías yencubrir la explotación y el saqueo. Laselecciones siguen siendo el método paraengañar al pueblo con cada vez máscirco electoralista y cada vez menos pan.

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En las últimas décadas, las fuerzas armadas del capitalismo en Amé-rica latina han modificado sus estructuras siguiendo las nuevas doc-trinas trazadas desde los Estados Unidos. La reducción numéricade tropas y la profesionalización y tecnificación de los ejércitos res-ponden a necesidades económicas, estratégicas y operativas delimperialismo en su política hacia el subcontinente.Uno de los elementos centrales de esta readecuación es la incor-poración de la “teoría de los espacios vacíos” al diagrama de de-fensa de los intereses norteamericanos en todo el mundo.De acuerdo a esa teoría, existen en el mundo espacios estratégicospor su ubicación geográfica y por su riqueza en recursos naturales,que no son controlados, según la visión estadounidense, por ningúngobierno alineado con Estados Unidos. Este concepto fue tomadocomo propio por las Naciones Unidas.Esta concepción implica para los norteamericanos que esos territo-rios deberían ser ocupados por fuerzas yanquis o afines a la políticaexterior de los EEUU para preservar sus intereses económicos, po-líticos y obviamente militares.Las definiciones centrales de esta política agresiva fueron sintetiza-das por Roger Pardo Maurer, quien fue asesor de la “contra” nica-raguense, veterano de la invasión de Afganistán y luego SubSecretario de Defensa para Asuntos Latinoamericanos de GeorgeBush (h), al decir que “el pensamiento estratégico tradicional de losEstados Unidos, esto es, dividir la seguridad en nacional, hemisfé-rica y global como tres esferas diferentes, ya no es correcta. Ahoraes una continuidad de las tres. El fondo de la cuestión es que haylugares del mundo que no están gobernados. No hay nadie a cargoallí. Y cuando eso sucede, se crea un caldo de cultivo para agentespatológicos como terroristas, contrabandistas, tratantes de escla-vos, traficantes de drogas, o sea, todo tipo de organizaciones crimi-nales”.“La defensa nacional de los Estados Unidos comienza en el exterior.En una era de armas de destrucciónmasiva no podemos darnos el lujode no estar seguros si alguien esuna amenaza o no. Debemos inver-tir la carga de la prueba”, finalizóMaurer, dejando en claro que parasu país, todos los países y gobier-nos son culpables hasta que no de-muestren lo contrario. Siguiendo esos razonamientos quecontienen una agresividad sin lími-tes, desde el desmantelamiento delas bases yanquis del Comando Surde los Estados Unidos en Panamála potencia del norte ha sembradoAmérica latina con bases militaresdesplegadas en cuatro regionespreviamente delineadas por el Pen-

tágono: Centroamérica, Caribe, Sistema Andino y Cono Sur. De estamanera, los yanquis cuadricularon su teatro de operaciones en laregión latinoamericana.Uno de los ejes en ese diagrama para la guerra de ocupación es elPlan Colombia, un programa destinado a intentar derrotar a los gru-pos insurgentes que no solamente combaten en ese país sino tam-bién en otras naciones del subcontinente. Colombia se transformóasí, en un engranaje fundamental del esquema de defensa de los in-tereses yanquis, y en un virtual portaaviones de las fuerzas militaresde Estados Unidos, como alguna vez lo fue en Honduras en las dé-cadas del ´70 y ´80 para contener la expansión de las organizacio-nes revolucionarias centroamericanas y agredir a la revoluciónsandinista.Tras dejar Panamá, las tropas y comandos militares se reconcen-traron inicialmente en Puerto Rico, para después trasladarse aMiami, donde actualmente tiene su sede central el Comando Sur.Las fuerzas armadas del capitalismo yanqui sumaron numerosasbases ubicadas en toda América latina: Manta (Ecuador), Aruba yCuraçao (colonias holandesas); Comalapa (El Salvador), y Liberia(Costa Rica), son algunas de ellas. En el Cono Sur, Paraguay es elemplazamiento militar yanqui más ostensible, especialmente la baseMariscal Estigarribia donde se concentraron más de 2000 efectivosnorteamericanos permanentes, pero con infraestructura suficientepara albergar a unos 16.000 efectivos desde un aeropuerto militarque tiene una pista de 3800 metros en condiciones de recibir y en-viar tropas a diversos puntos de la región con aviones de gran vo-lumen, como el bombardero B 52, y de transporte como el Galaxyque puede trasladar tropas y carros blindados de combate en granescala. Esta base está ubicada a menos de 200 kilómetros de lafrontera con Bolivia y Argentina y a 300 de la frontera con Brasil.El Comando Sur opera también 17 bases de radar, mayormente enPerú y Colombia.

Las bases yanquis en América la-tina no solamente generan condi-ciones para eventualesintervenciones directas en nues-tros países, sino que también mo-nitorean los cielos y aguas de laregión y son piezas claves en lasoperaciones de vigilancia por partede Washington. Las instalaciones militares men-cionadas se suman a las basespreviamente existentes, que inclu-yen una estación de rastreo de mi-siles en la isla caribeña Ascensión,y la base aérea de Soto Cano, enPalmerola, Honduras, que co-menzó su actividad como apoyo alos “contras” nicaragüenses poco

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después del triunfo del sandinismo en 1979. La base naval de Bahía Guantánamo, Cuba, sirve como ame-

naza permanente al gobierno cubano y cumple funciones logísticasy de operaciones, además de ser un centro clandestino de detenciónde prisioneros traídos desde los países ocupados por los yanquisen Oriente Medio. Bases pertenecientes a fuerzas armadas latinoamericanas peroconstruidas y usadas por soldados estadounidenses, como el Cen-tro Peruano de Entrenamiento en el Río de Iquitos, no son conside-radas bases de EEUU, pero forman parte del despliegue militarnorteamericano.El pentagono sobre sus bases milita-res desparramadas en 130 paisesdice posser 737 (699 pequeñas, 22medianas y 16 principales) 25 masque en el 2003.Los militares yanquis instalados enColombia estuvieron durante añosasentados en bases nominalmentecolombianas pero controladas direc-tamente por el Pentágono, aunquemediante la profundización del men-cionado Plan Colombia, se estánconstruyendo 7 bases militares (Ma-lambo Palanquero,Tolemaida, Lorandia, Apiay, Cartagenay Malaga).Desde la base Palanquero los yankis, pueden cubrir gran parte delcontinente sin necesidad de abastecerse de combustible y ser di-rectamente operadas por personal militar estadounidense. Tambienpueden utilizar, cuando quieran, todos los aeropuertos comercialesen todo el territorio colombiano.El gobierno de Uribe es el país que mas dinero recibe en asistenciamilitar en america latina, a pesar de esto, no pueden doblegar a lasF.A.R.C.-E.P., E.L.N y otras organizaciones populares.En Argentina, desde 2001 se encuentra operando una base militarnorteamericana en la zona de Tolhuin, Tierra del Fuego, y existencentros de vigilancia y control en Salta, Buenos Aires, Chubut y Río

Negro.Dentro de ese esquema de defensa estratégica, inteligencia e in-tervención preventiva, se desarrollan las políticas que, más allá deciertas contradicciones puntuales entre las administraciones norte-americanas y las burguesías locales latinoamericanas, apuntan afortalecer liderazgos regionales para controlar futuras rebeliones po-pulares, el surgimiento de fuerzas beligerantes antiimperialistas yanticapitalistas en la región, o bien la invasión lisa y llana de aque-llos “espacios vacíos” con enormes riquezas naturales cuyo controldirecto es considerado imprescindible por la capitalismo yanqui.

Todo este despliegue militar se reflejatambién al interior de cada uno denuestros países mediante un endure-cimiento del control social y la repre-sión. La mano dura que esgrimen lospolíticos y administradores de turnodel orden burgués, es la mano ejecu-tora del imperialismo. Así, se adecuanlas leyes antiterroristas; se recortanlos derechos individuales y colectivos,especialmente de los trabajadores, elpueblo pobre y los intelectuales ho-nestos; se destinan cada vez másfondos para garantizar el orden esta-

blecido por las clases dominantes; se cierran escuelas y se cons-truyen y amplían cárceles.El concepto vigente hace dos décadas que conocimos como “de-mocracia con seguridad”, se invirtió: hoy se prevé un sistema de “se-guridad con democracia”, pero la permanencia de ésta ultima, comolo demostró el caso de Honduras y ya lo muestra desde hace añosColombia con su “democracia“ militarizada, está supeditada a losintereses de los grandes grupos económicos y de su expresión máspoderosa en nuestro subcontinente: los Estados Unidos. La ocupación directa de América latina entonces, no es una cuestióndel futuro. Los yanquis han profundizado la guerra y la invasión estáen marcha.

Después de 30 días de vigencia del estado de sitio en 5 provinciasdel norte de Paraguay, los resultados negativos de las operacionesllevadas a cabo por miles de efectivos militares y policiales provo-caron el fin de la medida propiciada por el presidente FernandoLugo.Hace un mes, el Senado del país hermano votó por unanimidad apli-car el estado de excepción en 5 departamentos norteños: Concep-ción, San Pedro, Amambay, Presidente Hayes y Alto Paraguay.

De esta manera, las distintas facciones políticas del régimen capi-talista gobernante coincidieron en dar vía libre a una masiva movi-lización de policías y militares con el objetivo de exterminar alEjercito del Pueblo Paraguayo (EPP) y reprimir a los pobladores quelo apoyen y a toda expresión de lucha del campesinado que vivedesde hace más de medio siglo en condiciones paupérrimas.La base jurídica para comenzar las operaciones antiguerrilleras enParaguay se asienta sobre la legislación antiterrorista que estuvo

PARAGUAY

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vigente en ese país durante másde cuatro décadas de la dictaduradel general Alfredo Stroessner. Ese cuerpo legal fue actualizadoen algunos de sus párrafos con eladvenimiento del sistema elec-toralista hoy vigente, pero man-tenido en su esencia. Los artículos 79 y 181 de la legis-lación represiva stroessnerista,autorizaban a aplicar el estado desitio o excepción en caso de “con-flicto o guerra internacional, de in-vasión exterior, de conmocióninterior, o de amenaza grave deuno de estos hechos”, en todo elpaís o en regiones determinadasy durante su vigencia se podía“detener a las personas indicadas de participar en alguno de esoshechos, o trasladarlas de un punto a otro de la República, y prohibirreuniones”.Básicamente, los conceptos y basamento legal del estado de sitioimpuesto actualmente son los mismos que los indicados arriba y tie-nen un notable parecido con la Ley de Defensa de la Democracia vi-gente hoy en Argentina.Los cinco estados afectados fueron sugestivamente los que rodeanal estado de Boquerón, donde se encuentra emplazada la Base Ma-riscal Estigarribia, el enclave elegido por Estados Unidos para ins-talar a 2.000 militares y construir las pistas e infraestructurasuficiente para el aterrizaje masivo de aviones de transporte de tro-pas, blindados y material bélico en general.

Un estado de excepción que no es excepcional

En Paraguay el estado de excepción no es excepcional. Los suce-sivos gobiernos han mantenido un permanente control y hostiga-miento al campesinado y trabajadores rurales locales, conasesinatos, secuestros, intimidación y torturas como método usual,para tratar de impedir la orga-nización y movilización popu-lar, las protestas, lasdenuncias y las críticas. El estado de excepción bus-caba cercenar la posibilidadde denunciar esos hechosaberrantes o de organizarprotestas populares contra larepresión y la injusticia social,al tiempo que se justificaba eltraslado de tropas militaresdesde otros puntos del paíspara aplicar los métodos quese usaron en los tiempos devigencia de la “doctrina deSeguridad Nacional” en casi

toda América latina.El presidente Lugo, bajo el frágilparaguas de un discurso auto-denominado “progresista”, esquien condujo esta operaciónpolítico-militar contra los comba-tientes, colaboradores, simpati-zantes del EPP y contra todosaquellos que se organicen y lu-chen por cambiar las injusticias.Sin embargo, el resultado con-creto de las operaciones con-trainsurgentes fue la detenciónde centenares de personas, ensu inmensa mayoría campesinopobres, sin que a ninguno deellos se les haya podido demos-trar ninguna relación con el EPP.

Los únicos dos enfrentamientos armados en la zona operacional,con el saldo de varios uniformados muertos, fue entre militares y po-licías que dirimían a balazos el manejo del crimen organizado en laregión, especialmente los prostíbulos, el juego clandestino y el con-trabando.De todas maneras, pese a que el estado policial-militar no obtuvotriunfo alguno contra la lucha popular, el presidente Lugo aseguróque “buscaremos la figura legal para que los militares permanezcande forma permanente en la zona“.La existencia de un proyecto político que plantea cambios profundosen la estructura económica, política y social, y de organizacionesque llevan adelante una práctica coherente con su línea revolucio-naria, tuvo como respuesta inmediata la represión por parte de todala estructura opresora del estado burgués.Ese fue el caso del EPP hoy en Paraguay, como lo es en diversospaíses del continente, y lo será en toda nuestra región en la medidaen que cada pueblo llegue a dotarse de estructuras, direcciones yestrategias de lucha por el poder, capaces de hacer temblar hastalos cimientos del sistema capitalista, que ha demostrado durantemás de un siglo su carácter inhumano y brutal.

Por nuestra parte, en Ar-gentina, es necesario ratifi-car el compromiso desolidaridad con los hom-bres y mujeres del puebloque han decidido no ponerla otra mejilla ante la bar-barie en cualquier parte delmundo, y muy especial-mente en el teatro de ope-raciones elegido por elimperialismo para profundi-zar la miseria de las mayo-rías e impedir lainstauración de la justicia através del socialismo entoda nuestra América.

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La llamada Operación Cóndor (o Plan Cóndor, según la inter-pretación de cada uno) fue una iniciativa destinada a coordinarlas actividades represivas basadas en la cooperación y las ta-reas de Inteligencia entre las dictaduras latinoamericanas queasolaron nuestro continente en las décadas del ´70 y ´80.A través de su implementación, los militares y civiles que par-ticiparon en esa cacería continental que extendió sus garras alos cinco continentes, pudieron capturar, secuestrar, asesinar,torturar y vigilar, todo esoparalelamente, a los revo-lucionarios americanos, atodos los que luchaban yse organizaban, y a losmiles de exiliados que po-blaron el mundo huyendo-o combatiendo, según elcaso- del terror instaladocomo política de Estado.El fin de la era de las dic-taduras tradicionales enAmérica latina y su reem-plazo por administracionesciviles que se encuadra-ban en el mismo sistemaeconómico y político -elcapitalismo- que sus ante-cesores uniformados, nocambió en lo esencial elrumbo y rasgos principalesde las estructuras represi-vas, desde las militareshasta las policiales y judi-ciales, que las clases do-minantes crearon hacemás de un siglo para defender el régimen de explotación. Lahipótesis de conflicto basada en el enemigo interno, esto es, enel pueblo, sigue siendo la principal hipótesis de guerra de lasfuerzas armadas y de seguridad del capitalismo. La reade-cuación de la estructura militar apunta en esa dirección, pro-fundizando el carácter represivo del conjunto del sistema, bajoun paraguas jurídico creado para ese fin, y con la participacióndirecta, activa y al descubierto de fuerzas paramilitares como

la Gendarmería y la Prefectura en hechos y jurisdicciones queen otras épocas correspondían a las policías provinciales y fe-deral.En la actualidad, nuestro país forma parte de una telaraña ex-tendida por todo el continente y con epicentro en los EstadosUnidos, cuyos objetivos son idénticos a los que tenían hacetres décadas. Las operaciones realizadas en ese sentido por la embajada

colombiana en Argentina através del embajador Al-varo García Jiménez sonun ejemplo claro de cómofuncionan en el plano polí-tico y diplomático los ene-migos de los pueblos y susEstados. (ver carta deGarcía Jiménez a los resi-dentes colombianos ennuestra Patria).Esta política no es nueva.En los años ´80, bajo laspresidencias de Raúl Al-fonsín y Carlos Menem,connotados dirigentes delliberalismo en la Unión deCentro Democrático(UCD) como AdelinaD´alesio de Viola, con elrespaldo explícito del líderde ese partido, el Inge-niero Militar del Ejército(retirado con el grado deCapitán) Alvaro Alsogarayy su hija María Julia, cons-

truyeron en el Senado y en la Cámara de Diputados de la Na-ción un lobby a favor de los contrarrevolucionariosnicaragüenses cuyo fin era acabar con la revolución sandinistaen Nicaragua.Actualmente, el lobby político contra la revolución cubana estádesplegado a lo largo y a lo ancho de toda la clase política ca-pitalista haciendo eje en los supuestos presos políticos enCuba, cuando en realidad no son otra cosa que contrarrevolu-

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cionarios a sueldo de los Estados Unidos que intentan resta-blecer el orden yanqui que existía en la isla antes de que laRevolución Cubana arrasara con la burguesía local y sus apo-yos externos.Lo mismo ocurre con el lobby sionista en Argentina, cuyo ob-jetivo político, además de defender los intereses económicosisraelíes en nuestro país, pasa por caracterizar como antise-mita a toda denuncia, manifestación o acción contra el racismoaplicado por Israel contra el pueblo palestino, y justificar lasmatanzas que diariamente dejan víctimas palestinas a manosde las fuerzas armadas sionistas. El gobierno nacional res-palda esa iniciativa con beneficios comerciales a los productosisraelíes basados en tratados bilaterales que incluyen la ad-quisición de tecnología israelí en materia militar y de seguridad.Hay varios ejemplos más al respecto a lo largo de los años devigencia del parlamentarismo burgués que rige la vida de losargentinos desde 1983. Sin embargo, no se trató ni se trataahora de iniciativas políticas y di-plomáticas, sino de operacio-nes militares en el más amplioy literal sentido del término.En la madrugada del último 10de julio, una operación de in-teligencia llevada adelante porla Policía Federal Argentinapermitió la captura del mili-tante anarquista chileno JuanAliste Vega en la estación deómnibus de Retiro.Aliste Vega está acusado porel Estado chileno de varios delitossupuestamente cometidos en supaís. El operativo es la continui-dad del realizado contra los chile-nos Freddy Fuentevilla y Marcelo Villarroel, quienes fueronapresados en San Martín de los Andes, encarcelados, y en-tregados posteriormente a los militares de Chile para su juz-gamiento, mediante la decisión política y la participación yconnivencia de las presidentes de ese país, Michel Bachelet,y de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.La escalada represiva que desde hace tiempo apunta a los lu-chadores populares y mantiene a Karina Germano, RobertoMartino y José Villalba como presos políticos, y a casi 6000condenados y procesados en todo el país, sigue su curso sinque ningún sector identificado con el parlamentarismo burguésse haya inmutado. Esto último tiene su lógica: tanto el oficia-lismo como la oposición parlamentaria comparten un interéscomún, que es el mantenimiento del capitalismo como sistema,lo que implica por un lado la continuidad del régimen explota-dor hegemónico en América latina, y el combate sin pausa con-tra quienes se rebelan contra él.Es en ese contexto en el que debe analizarse la vigencia de la

ley antiterrorista impuesta por los Estados Unidos enArgentina, y diversos marcos jurídicos establecidos porlos gobernantes desde 1983 hasta hoy, destinados a reprimirlas protestas populares y a castigar severamente la rotura deun vidrio mientras se consolida la impunidad para los respon-sables directos de asesinatos a sangre fría, torturas y secues-tros en las barriadas pobres y en los montes del norteargentino, y para sus autores intelectuales, como por ejemplola responsabilidad de Eduardo Duhalde y Aníbal Fernández enlos asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en elPuente Pueyrredón bonaerense.Códigos contravencionales cada vez más duros; nuevos cuer-pos de policía como la Metropolitana de Mauricio Macri en lacapital argentina, y las nuevas estructuras policiales en La Ma-tanza (provincia de Buenos Aires) creadas por el PJ local; es-tructuras ilegales como la Unidad de Control del EspacioPúblico (UCEP) que se dedica a golpear y expulsar pobres

que viven en la calle a causa, preci-samente, de las políticas de exclu-sión de los gobernantescapitalistas de diversa identidadpolítica pero igual identidad declase; son otros de los aspectosque señalan la táctica común quellevan adelante contra el pueblosus enemigos de siempre. Como se ve, la represión interna-cionalizada tiene su correlato encada país, mediante una doctrinacomún a las distintas naciones y

una coordinación sin fisuras en nues-tro continente, y aún más allá de él.Se trata en definitiva de una ofensiva dericos contra pobres; de opresores contra

oprimidos; de explotadores contra explotados; que sólo habráde detenerse en la medida en que los agredidos por el ham-bre, la exclusión y la represión, seamos capaces de organi-zarnos para enfrentar la matanza, el saqueo y la explotacióncada vez más brutal.

Albaro García recibe una condecoración del co-mandante para-militar de las FFMM Fredy Padilla.

Aquel Cóndor que instaló la dic-tadura del general Jorge Videla y suspares del continente sigue sobrevo-lando nuestros cielos y capturando a

sus presas con una voracidad cre-ciente. El pueblo es su enemigo yellos son los enemigos del pueblo.Está en nosotros tomar la decisión

de enfrentarlos, y accionar para ven-cerlos. La historia ha demostrado

que no son invulnerables.

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