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N.º 275 El Cochero Ildefonso Alcalá Moreno Jesús Barroso Navarro Jesús Barroso Torres José María Domínguez Moreno Juliana Panizo

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N.º 275

El Cochero

Ildefonso Alcalá Moreno ■ Jesús Barroso NavarroJesús Barroso Torres ■ José María Domínguez Moreno

Juliana Panizo

Los mozárabes fueron los españoles que, durante la dominación musulmanay en territorio ocupado, conservaron la religión católica. Al mantenerse como tri-butarios de los gobiernos musulmanes, éstos les permitían tener ciertos derechos yuna vida común. De esa época proceden palabras corrientes que todavía usamoscomo alguacil o alanfe. En el siglo X arreció la persecución y el hostigamiento alos cristianos en ciudades como Córdoba y muchos mozárabes huyeron hacia elnorte asentándose en lugares recónditos donde fundaron pequeños monasterios.En la conquista de Toledo por Alfonso VI algunos mozárabes que vivían allí leayudaron decisivamente, concediéndoles posteriormente por ello un fuero conprivilegios abundantes. Además conservaron su rito particular en sus parroquias,rito que se hubiera perdido si Cisneros no lo hubiese instaurado en una capilla dela misma catedral de Toledo gracias a una bula del Papa Julio II. Ese rito, llama-do también romanovisigótico, que había sido abolido en Castilla en 1078 congran resistencia del pueblo, se mantuvo en una capilla de la catedral hasta nues-tros días. Algunos autores refieren la leyenda de que al conquistar Alfonso VI To-ledo en 1085 y ver la resistencia que oponían algunos mozárabes al rito romano,decidió hacer dos pruebas tradicionales, la del duelo y la del fuego, para demos-trar ante el pueblo la decisión divina. Un caballero francés –representando el ri-to romano– y otro español –por el mozárabe– lucharon y ganó el español, con loque tuvieron que pasar a la siguiente prueba. Arrojaron después dos misales alfuego y el romano salto fuera de la hoguera ileso mientras que el mozárabe que-dó entre las llamas sin ningún daño… Se decidió, por tanto, que el rito romanose extendiera por todas partes y el mozárabe se circunscribiera a algunas parro-quias –concretamente seis– de Toledo. En Salamanca, Rodrigo Arias, llamado eldoctor de Talavera, hizo una fundación por la que se debían de celebrar seis mi-sas al año según el antiguo rito.

La misa mozárabe tenía tres partes, como la romana; oblación, consagracióny sunción. Entre estas dos últimas, el sacerdote fraccionaba la Sagrada Forma enocho partículas que representaban la corporeidad, el nacimiento, la circuncisión,la aparición en público, la pasión, la muerte, la resurrección, la gloria y el reinode Cristo. Esas partes tenían su representación en la propia forma de la iglesiaque tenía la apariencia de la cruz. Se supone que la líturgia mozárabe se cele-braba con cierta movilidad por todas las partes del templo, lo que explicaría laexistencia de cuatro ábsides en los cuatro extremos de la cruz.

S U M A R I OPág.

EDITA: Obra Social y Cultural de Caja España.Plaza Fuente Dorada, 6 y 7 - Valladolid, 2003.

DIRIGE la revista de Folklore: Joaquín Díaz.DEPOSITO LEGAL: VA. 338 - 1980 - ISSN 0211-1810.IMPRIME: Imprenta Casares, S. A. - Vázquez de Menchaca, 64 - 47008 Valladolid

Expresiones coloquiales de Tierra de Campos. . . 147

Juliana Panizo

El lenguaje de las campanas en la ciudad de

Jódar (Jaén). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .150

Jesús Barroso Torres

Ildefonso Alcalá Moreno

Jesús Barroso Navarro

Dermatología popular en Extremadura (I) . . . . . . .171

José María Domínguez Moreno

EXPRESIONES COLOQUIALES DE TIERRA DE CAMPOS

Dentro del amplio abanico de expresiones colo-quiales, incluiremos aquí los dichos, modismos,comparaciones y locuciones. Dichos términos hansido recopilados en las provincias de Valladolid yZamora.

Parecer el abanico de la tonta: ser utilizada unapersona por las demás para su propio provecho.

Es como una abeja: dícese de la persona traba-jadora.

Abrasarse vivo: quemarse a causa del calor.

Ablandar el corazón: tener compasión de unapersona.

Abrir el día: cesar la lluvia.

Obrigada: lugar donde no sopla el aire.

Estar acelerado: encontrarse muy nervioso.

Tener quince abriles: se emplea para denominara las adolescentes.

No tener abuela: frase con la que se critica alque se alaba a si mismo.

El tío camuñas, la concuerna: expresiones quese utilizan para que los niños tengan miedo.

Estar con la soga al cuello: encontrarse en unasituación difícil.

Ser agua pasada: haber ocurrido ya.

Echado para adelante: dícese de la personaque camina muy tiesa y es orgullosa.

Sacar agua de una peña o de una piedra: sermuy hábil.

Más claro agua: frase interjectiva utilizada paraindicar que son suficientes las explicaciones da-das.

Te vas a acordar de mi todos los días de tu vida:frase con la que se amenaza.

Decirlo por activa, pasiva y perifrástica: de to-das las maneras.

Estar echo un Adán: estar mal vestido y desase-ado.

Estar echo un adefesio, vaya un telar: tenerapariencia extravagante.

Estar en la trena: encontrarse en la cárcel.

Llevar en andas o en volandas a alguien: contri-buir al buen éxito de alguien.

Tener mucho ángel: poseer cara de bondad.

Como anillo al dedo: oportunamente, adecuada-mente.

¡Ángela Maria!: expresión con la que se aprue-ba alguna cosa o que causa extrañeza lo que seoye.

Caérsele los anillos: sentirse humillado respectoa su situación social.

Ser un animal de bellota: se emplea como insul-to y se refiere al cerdo.

Ansia: insulto dirigido a la persona avariciosa.

Estar con la antena puesta: escuchar lo que di-cen otros.

Chapado a la antigua: tener costumbres primiti-vas.

Caer en el anzuelo: caer en el engaño que tien-den a uno.

Ser del año catapún, ser del año de la polca, serdel año que reinó carralo: dícese de lo que es muyantiguo.

Estar de buen año: grueso.

Botarate: persona inquieta.

Sisar: robar pequeñas cantidades de dinero.

A mata cuchillo: no haber entre ellos relacionessociales.

Ensoñar la tarde: sustituir una tarea por otra amedia tarde.

Ir para el otro barrio: fallecer.

Estar aserillada: tener mucha sed.

Mandarle callarlo: expresión de lamento.

Se le arregló pronto: falleció repentinamente.

Comerse las lenguas: hablar varias personas ala vez.

De las inacias: respuesta a muchas gracias.

Estar apañado: estar ilusoriamente confiadorespecto a una cosa.

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Juliana Panizo

Tener un apaño: mantener relaciones amorosasno lícitas. Mueble de madera que sirve para aguan-tar los platos y las tazas.

A aprender se va a la escuela, cortapicos y ca-llares y lengua de preguntadora: contestacionesque se dan a quienes preguntan algo que no que-remos decirles.

Escribir en arameo: escribir con letra ininteligi-ble.

Estar con el alma en un hilo: estar agitado portemor a un grave riesgo.

No tener alma: carecer de sentimientos.

Llevar a uno en el alma: quererle excesivamen-te.

Me duele el alma: experimentar un dolor físicogrande.

No haber ni un alma: carecer de personal un lu-gar.

Partir el alma: sufrir una gran aflicción.

Consultar con la almohada: meditar algo duran-te un tiempo para que la decisión sea adecuada.

Llevar al altar a una persona: contraer matrimo-nio con ella.

Poner a una persona en el altar: elogiarla exce-sivamente.

El alucinante: sobresalir por algo.

A ningún tonto amarga un dulce: significa que atodos nos agrada que nos regalen algo.

Amargar y no dar: amenazar, pero no realizarlo.

Amarrados: agarrados fuertemente, los enamo-rados.

Decir a todo amén: responder afirmativamente.

En un santiamén, en un periquete, en menosque se santigua un cura loco: hacer algo en pocotiempo.

Romper las amistades: enfadarse con los ami-gos.

Levantar ampollas: causar disgusto.

Quedarse tan ancho como largo, quedarse agusto: ser indiferente a algo.

Llamarse a andana: desentenderse de un asun-to, no cumplir lo prometido.

Doña angustias: dícese de la persona que sufrepor cualquier insignificancia.

Andar a la greña: tirarse del pelo las mujerescuando riñen.

Andar a la caza de grillos: no hacer nada deprovecho.

Andar a tres menos cuartillo: carecer de dinero.

Andar a la caza de moscas: malgastar el tiem-po.

Andar a la que salta: aprovechar cualquier oca-sión favorable que se presenta.

¡Vamos, anda!: forma exclamativa que indica in-credulidad.

Y los que anduvo a gatas: forma irónica de afir-mar que una persona tiene más años de los que di-cen.

Bautizar: echar agua en el vino o licor en unatarta.

Acostarse a la hora de las gallinas: irse a la ca-ma hacia las siete de la tarde.

Tapar agujeros: solucionar los problemas eco-nómicos más prioritarios.

¡Ajo y agua!: expresión por la que se recomien-da paciencia y resignación.

Echar sapos y culebras: decir palabras malso-nantes.

Estar en el ajo: encontrarse en un aconteci-miento generalmente desagradable.

Más tieso que un ajo: dícese del que anda muyderecho.

Cortarle las alas a uno: desanimarle cuando in-tenta realizar algo importante.

Haber un agujero: haber una perdida de dineroimportante.

Mantenerse del aire: vivir sin recursos económi-cos.

Mudarse el aire: cambiar de opinión.

Estar en el aire: encontrarse preocupado por-que puede ocurrir un acontecimiento desagradable.

Ajilimojili: salsa que sirve para condimentar losalimentos.

Cogerlas en el aire: decir muchas mentiras.

Estar in albis: no entender algo.

Estar al alcance de la mano: estar cerca una co-sa.

Tener buenas aldabas: tener muchas influen-cias.

Cogido con alfileres: dícese de todo lo que ofre-ce poca consistencia o firmeza.

Sacar los pies de las alforjas: comportarse deforma inadecuada.

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Criado entre algodones: estar criado con cariñoy delicadeza.

Ser alguien: tener posición o importancia social.

¡Buena alhaja!: persona pícara y traviesa.

De alivio: vestir de blanco y negro.

Tener cara de aleluyas: dícese de la personaalegre.

Creerse alguien: alardear de importancia, fatua-mente.

Sin aliento: caminar muy fatigado.

Andar de la ceca a la meca: ir de un lugar a otroincansablemente.

Abrir el alma a otro: sincerarse con él.

Alma mater: persona bienhechora.

Morir hasta el apuntador: dícese de las obras te-atrales y de cine en las que mueren la mayoría desus personajes.

Armarla gorda: promover un alboroto.

Está que arde: dícese de la persona que estámuy enfadada.

Entrar por el aro: realizar lo que uno no quería.

Querer una arroba: expresión infantil, equivalen-te a querer mucho.

Atropón: dícese de la persona que miente.

Como por arte de birlibirloque: dícese cuandose hace una cosa por medios extraordinarios.

¡Que si quieres arroz Catalina!: modo de recha-zar una pretensión.

Arrimar el ascua a su sardina: aprovechar laocasión favorable que se le ofrece.

¡Que atabales traes!: ser conocida por su malavestimenta.

Estar teniendo la pared: permanecer un ratoarrimado a la pared.

Tener el arroz: estar en la época fértil la mujer.

Ser un as: dícese de la persona que sobresaleen su profesión.

Ir por el atajo: significa caminar por el senderomás corto.

Tener atravesada a una persona: carecer deafecto o simpatía hacia ella.

Sacarle por la pinta: averiguar de que familiaprocede una persona por su aspecto físico.

Ser de abrigo y bufanda, ser de mala condición:ser violento y desagradable.

Estar hecho un azacán: estar muy ocupado ensus negocios.

Ser de la acera de enfrente: dícese de la perso-na con tendencias homosexuales.

Babas de buey: especie de hilos que se unenen los caminos y son señal de lluvia.

Caérsele la baba: sentirse orgulloso de algo re-alizado por sus familiares.

Ir de babatel: se dice cuando se va a un convite.

Estar en Babia, estar en la luna de Valencia, es-tar pensando en las musarañas: significan estardistraído.

Hasta que Juan baje el dedo: nunca.

Cortar el bacalao: ser el que manda o disponeun asunto.

Ser un bala, ser un tarambana, tocarle bailarcon la más fea: corresponderle el asunto más difí-cil.

Dar un bajón: sufrir un retroceso durante unaenfermedad.

En balde: en vano.

Zurrar la badana: maltratar a las personas.

Tener el baile de San Vito: moverse mucho.

Que me quiten lo bailao: denota indiferencia porun hecho realizado que merece la desaprobacióndel público.

Bailar el agua, dorar la píldora, hacer la rosca,hacer la pelota: significan adular a una persona.

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EL LENGUAJE DE LAS CAMPANAS EN LA CIUDAD DEJÓDAR (JAÉN)

1.- INTRODUCCIÓN PARA UN TRABAJODE CAMPO

En la sociedad tradicional, los toques de cam-panas eran uno de los medios de comunicaciónmás importantes en nuestros pueblos y ciudades.Posiblemente, en el medio rural, la campana dela iglesia informaba sobre hechos cotidianos, y enocasiones extraordinarios, de la vida del pueblo.Los toques emitían mensajes con connotacionesespaciales, temporales y de representación social;en cualquier caso, los habitantes del lugar los en-tendían perfectamente: el toque de alba (queanunciaba el nuevo día), el de vísperas, el ánge-lus o el toque de oración tenían una variable ho-raria que dependía de la estación del año, aunquepara estos menesteres sólo se distinguía entre ve-rano e invierno, algo así como el famoso “cambiode la hora” en nuestros días. En las vísperas degrandes solemnidades y en las fiestas religiosasel campanario completo sonaba con alegría, peroel pueblo sabía distinguir, por la cadencia y musi-calidad del toque, si “cuando echaban las campa-nas al vuelo” podían indicar también tragedia, yaque en muchos lugares se hacían sonar todas lascampanas que hubiera para anunciar tormentaso incendios, y en estos casos, el arrebato transmi-tía alerta y peligro. También las escuchábamoslánguidas y llorosas, anunciando el “viático” ( elsacerdote salía de la iglesia a dar la comunión aun enfermo), o cuando sus clamores eran señalcierta de duelo y de muerte.

Pero las campanas no sólo informaban, sinoque estaban reforzando, al mismo tiempo, unamanera de ver el mundo, de organizar el tiempo yel espacio y de estructurar la sociedad.

El sacristán era el personaje central en el ofi-cio de campanero –como veremos más adelante–y era él el encargado de llevar al pueblo todos losmensajes que antes hemos referido, que, comohemos visto iban desde el horario cotidiano alanuncio de misas, fiestas, óbitos, incendios yotras convocatorias masivas.

Aunque hay variantes comarcales en los to-ques y su información, hay toques horarios comu-nes a todo el territorio nacional: alba, medio día yoración, con la variante estacional que antes he-mos indicado. (Hay que pensar que hubo un tiem-po en que las horas del día, en el medio rural, es-

taban solamente referenciadas por la luz y porlas sombras).

Hoy los toques de campanas han perdido, enla mayoría de los casos, esas funciones informati-vas, horarias, y en definitiva de coordinación ypresencia en la mayor parte de los actos de la po-blación. Sin embargo todavía viven algunos cam-paneros que nos podrían ayudar a recoger la ma-yor parte de los aspectos de este fenómeno denuestra cultura tradicional que, a nuestro juicioes poco conocido y menos estudiado.

Francesc Llop i Bayo propone un método deinvestigación, a distintos niveles, que permitiríarealizar este trabajo de campo. Se puede resumiren cuatro partes: empezaríamos describiendo latorre contenedora del campanario; seguiríamoscon una entrevista al campanero, en el mejor delos casos y siempre que esto fuera posible; unatercera fase de entrevistas a los habitantes dellugar, para averiguar si entendían los mensajesde los toques de las campanas; por último, seríanecesario consultar bibliografía y archivos parro-quiales. En el presente trabajo hemos usado estametodología, que nos permitirá conocer técnicas ymodos de hacer música con estos “instrumentos”tan especiales, recoger y llevar a papel pautadolos diferentes toques y, como en todo estudio de latradición, conocer normas y reglas que nos ayu-den a comprender algunas actitudes, comporta-mientos y creencias populares.

Coincidimos con Llop i Bayo en su resumen fi-nal, cuando dice que “todo el material recogido,tanto las formas musicales como las técnicas paraproducir esas u otras formas, podría ser reinter-pretado, llenándolo con nuevos sentidos: raíces,signos de identidad, reencuentros culturales… ynuevas formas de expresión musical”.

2.- LOS CAMPANEROS DE JÓDAR

En mi pueblo, a mi familia nos llaman los “sa-cristanes”, y no es casual ese apodo. Mi abuelodesempeñó durante muchos años ese oficio. Tam-bién fue campanero, como luego mi padre (queademás era organista de la parroquia) al igualque sus hermanos y algún familiar más, todos to-caron las campanas durante un tiempo. Hoy, los

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Jesús Barroso TorresIldefonso Alcalá MorenoJesús Barroso Navarro

dos oficios mencionados, el de sacristán y el decampanero, están desaparecidos; el primero sinpersonal que lo atienda, sólo en algunos pueblospequeños algún paisano oficia de ayudante oca-sional del cura y se ocupa del mantenimiento dela sacristía; y el segundo ha sido sustituido (en elmejor de los casos) por una máquina automáticaque tañe clamores sin vida. Pero antes de que esosucediera, ambos trabajos tuvieron su importan-cia, sobre todo en las comunidades rurales.

Hagamos un poco de memoria para situarnosa finales de los años 20: Estamos en la Parroquiade la Asunción, en Jódar (Jaén). Mi abuelo pater-no, José Barroso Jiménez vive con su familia(mujer, hijos, nueras, algunos nietos) en una mi-núscula estancia adosada a la Iglesia. Hay un pa-tio fresquísimo en verano, tiene un estanque conpeces y una escalera exterior que comunica con laSacristía. Es una época de más “duelos y que-brantos” que otra cosa y días de muchas estreche-ces. Allí jugábamos mi hermano mayor y yo a de-cir misa y a tocar el armonio, antes de ser mona-guillos. Casi todos mis tíos ayudaban a mi abueloen lo de tocar las campanas, que se convirtió asíen un oficio familiar. Eso, compaginado con otrosmenesteres (sochantres, organistas, cantores,monaguillos y sacristanes) que completaban lasocupaciones diarias, que se veían acrecentadascuando las fiestas y cultos religiosos, que eran undía si y otro también. Recuerdo que el calendariolitúrgico era llevado a rajatabla en la parroquia yno salíamos de un triduo, o un setenario, cuandoya estábamos en novenas, rosarios y celebracio-nes propias de la localidad, Fiestas de Mayo, Sep-tiembre, Cristo de la Misericordia, la Asunción,por citar algunas, sin nombrar las habituales dePascuas a Ramos y resto del año. La cuestión esque todo el mundo tenía que arrimar el hombro.

Mi tío Guillermo Barroso Navarro fue el pri-mero en tocar el viejo armonio de pedales que ha-bía en el coro, al que se accedía por unas escale-ras situadas más arriba del rellano donde esta-ban las cuerdas de las campanas, antes de la os-cura subida a la torre. Más tarde ingresaría comofuncionario en el Ayuntamiento. Mi tío JuanFrancisco también tocó, aunque destacó más co-mo cantor y campanero. Tuvo que “coger su hem-bra y su arreo” y marchar a Madrid en busca demejores horizontes. Mi tío Hilario también fuecampanero, antes de ingresar en la Guardia Ci-vil. El primero en dejar aquél lugar fue el mayorde todos los hermanos, mi tío Antonio, que se fueal Regimiento de la Corona, con base en Almería;tocó el trombón en bandas militares y en la muni-cipal de esa ciudad. Mi padre, Jesús, el menor detodos, fue el que más tiempo estuvo como “cam-panero en ejercicio”. Fue también organista y di-rector del coro durante más de cuarenta años. A

los doce ya alcanzaba a los pedales del armonio,al tiempo que aprendía los primeros toques en elcampanario. Aun hoy, aunque jubilado pero noretirado, sigue tocando el órgano en la Catedralde Almería y en las Iglesias de San Sebastián yLos Ángeles, además de ejercer como Profesor deMúsica en el Seminario Diocesano. Ha sido mipadre el que ha recordado los 18 toques que aquíse recogen y quien ha realizado las transcripcio-nes musicales. En muchas conversaciones hanido saliendo algunos de los datos que estamosanotando en este trabajo.

El primer campanero del que tengo memoriapropia era mi Chacho “El Pelotón”, Antonio Gá-mez Laserna, (que seguía viviendo “en la sacris-tía”), al que sucedió su hijo Antonio Gámez Ba-rroso (que también fue sacristán y sastre) y, oca-sionalmente, su hermano Andrés. Creo que elúnico campanero (también ocasional) que no erade mi familia fue el ciego Rosendo Cazorla, al quese ha referido mi padre como otro de los que ejer-cieron este oficio.

Como curiosidad y rasgo común a todos losque tocaron las campanas en Jódar, hay que decirque todos han sido buenos músicos y excelentescantores.

Después de estos últimos nombres de campa-neros conocidos, el oficio desapareció y con él lamayor parte de los toques. Los últimos campane-ros fueron los monaguillos “de reemplazo” queiban llegando a la parroquia, hasta que tambiéna estos los sustituyó un sistema eléctrico que, sibien ha hecho que se sigan escuchando las cam-panas, estas ya han perdido la “impronta” dequién las hacía sonar y, sobre todo, la función deservir como excelente medio de comunicación po-pular.

El grupo ANDARAJE, dedicado desde hacemás de treinta años al estudio de la cultura detradición oral en nuestra tierra, tiene una nuevatarea, la de recuperar, estudiar y catalogar lascampanas en Sierra Mágina. Hemos empezadopor lo que tenemos más cerca físicamente, perotambién por lo que nos es más cercano en el sen-timiento y en el recuerdo. Es el primer paso.

3.- LA TORRE DE LAS CAMPANAS (1.613-1.661). Parroquia de La Asunción.

La torre es cuadrada y de elegante construc-ción: mide 7.50 m. en cada uno de sus lados, 37m. de altura y 1.50 m. en el grueso o espesor desus muros. En lo antiguo hubo una pequeña to-rre, la cual se hallaba desplomada, teniendo quederribarse en el año 1.613 siendo párroco el Dr.

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Lorenzo Muñoz, comenzándose la construcción dela actual torre según los planos de Juan de Aran-da y Salazar, Maestro Mayor de la Catedral deJaén. Comenzaron las obras el 23 de Julio de1.613, estando encargado de su dirección elMaestro Juan Pulido de Carvajal, así hasta el 17de octubre de ese año en que quedaron interrum-pidas, construyéndose hasta la altura del primerescudo episcopal, el del Obispo Sancho Dávila yToledo (1.600-1.619), escudo dotado de una finísi-ma labra y complicado diseño.

El profesor Galera Andreu aporta a la historiade la construcción de esta torre nuevos datos,cuando encuentra una breve anotación en el librode los registros de la secretaría del Obispo FrayRodrigo Marín en el S. XVIII, aunque esta no co-rresponde a su mandato, sino al del obispo Mos-coso y Sandoval (1.616-1.649), en la misma se leencarga al maestro cantero, Alonso Galán, quetrabajaba en la iglesia de Mancha Real, “la obrade la torre de las campanas de la iglesia parro-quial de la villa de Jódar, para que prosigais yacabeis conforme a la planta y traça que con esteos será entregada, firmada del ynfraiscrito nues-tro secretario y de Juan de Aranda y Salaçar”,dado que el albañil Francisco de Carmona habíaincumplido los plazos. Dice el profesor Galera“que pese a la sobriedad de los elementos decora-tivos, los elementos fundamentales son arcos y pi-lastras y algunas molduras de oreja, el contrastede la luz que se origina en la superficie, por efectode los festones resaltados en las pilastras y el jue-go de las simples placas recortadas, produce esaanimación que arrastra irremisiblemente a la vis-ta de los fieles hacia esos efectos ilusorios, cam-biantes, de la luz, recursos propios del Barroco”.

No se tienen noticias hasta el 15 de noviembrede 1.638 de obras en la misma, siendo párroco oprior Antonio Godoy y Chica, quien otorga escri-tura de fianza con los vecinos de la villa PedroCalatrava, Luis de Quesada y Bartolomé Ruiz, afavor de la Fábrica Parroquial, para garantizar aMiguel Prieto y Martín Romero –pedreros– el quehiciesen la postura de sacar piedra de la cantera,a real cada pié, para poder continuar las obras,las cuales se volvieron a interrumpir a la alturadel segundo escudo, el correspondiente al ObispoBaltasar de Osorio, Moscoso, Sandoval y Rojas(1.619-1.646).

De nuevo se reanudan las obras el 17 de mar-zo de 1.651, otorgándose escritura de remate afavor de los hermanos Andrés y Diego Guerrero,maestros canteros de la ciudad de Baeza, segúnautorización del Obispo Fernando Andrade yCastro (1.648-1.664) dada en Baeza el 28 de agos-to de 1.649, siendo prior Nicolás Jordán de Fuen-mayor, debiendo estar construida en el plazo dedos años en la cantidad de unos 28.000 reales,

siendo por cuenta de la Fábrica Parroquial la pro-visión y arrimo de los materiales; las condicionesde pago eran las siguientes: 700 reales en el actode otorgar la escritura y 2.000 reales más al em-pezar la obra, dándose después cantidades pro-porcionales hasta su conclusión. Pero las obrasduraron más de dos años, siendo preciso hacerunas requisitorias mandando buscar a los herma-nos Guerrero para obligarles a cumplir su contra-to.

Presentados de nuevo, se reanudaron lasobras, pero el 11 de noviembre de 1.660 caenmortalmente de la torre Diego Guerrero y Alonsode la Peña, teniendo que encargarse de la finali-zación de la misma el maestro de obras de la dió-cesis, Eufrasio López de Rojas –autor de la facha-da de la Catedral– que la entregó terminada en1.661, estando labrado en el cuerpo de campanasel escudo del Obispo Fernando Andrade y Castro,siendo párroco Nicolás Jordán de Fuenmayor.

4.- LAS CAMPANAS

La tercera planta es ya el campanario, el cualcuenta en la actualidad con cuatro campanas: AlSur, “Santa María de la Asunción” del año1.794, de 450 kgs. de peso, es la campana princi-pal llamada también “La del Reloj” o “La Ma-ría”. “San José”, que es un esquilón del año1.961 y 60 Kgs. de peso, está situado al Oeste.“Nuestra Señora de la Esperanza”, de 212Kgs. de peso del año 1.985, está situada al Este.Y la campana situada al Norte llamada “SanMateo” que es refundida de una anterior campa-na de 1.942, en el año 1.986 y con un peso de 310Kgs. Las tres últimas campanas fueron realiza-das o refundidas en los talleres de “Hijo de Ma-nuel Rosas Serrano” de Torredonjimeno (Jaén).Las cuatro campanas están electrificadas, traba-jo realizado por la anterior firma. Las antiguascampanas se denominaban (desmontadas para sufundición en la Guerra civil el 6 de marzo de1.938): Al Sur, Santa María de la Asunción, “laMaría”, que hoy existe. Al Oeste, “Santa Bárba-ra” o “La Bárbara”. Al Este “Santa Isabel” o “laIsabel”, y al Norte “Santa Segunda”. Se dice quetras la Guerra Civil Española una de las campa-nas que sobrevivieron fue llevada a la torre de laCatedral de Baeza.

El 13 de julio de 1.774 el Clero pide al Mar-qués “que la campana que ay en el Castillo sinuso del tiempo en que havia oratorio en el q se ha-lla (…) les concediese el uso de dha. campana pa-ra completar uno de los cuatro arcos de la torre”.La campana era un esquilón llamado “Santa Isa-bel” y se colocó en el arco de poniente en 1.774.

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En 1.863 son reparadas las campanas de la to-rre. En 1.881 se acuerda el código de señales encaso de incendio en la Villa: Del Ejido a la CalleCorralejo, una campanada; desde esta a la CavaBaja con Vistalegre, dos campanadas; y de esta ala Calle Barrionuevo, tres campanadas. En 1.893se quiebra la campana de once arrobas, siendofundida nuevamente por José Mares Plans, as-cendiendo su costo a 550 reales. En 1.914 se ben-dice una nueva campana en la torre, fundiéndoseen ella el escudo de la ciudad.

Hasta 1.789 existieron las casas capitularesjunto a la Iglesia de la Asunción, las mismas te-nían una sólida torre de mampostería y canteríaen sus esquinas, llamada “la torre del reloj”, porestar en ella el reloj de la Villa, se coronaba conuna campana, la cual, además de dar la hora, to-

caba a cabildo, reuniéndose los Capitulares a sutoque.

También existen campanas en la Iglesia delSanto Cristo de la Misericordia, llamada “la Mi-sericordia” que es de 1.893, en la Ermita deNuestra Señora de Fátima, sin uso y de los años50, y en la Ermita de San Isidro, de 1.955, hoydesaparecida. En la Capilla u Oratorio de la Fá-brica de Harinas “El Patrocinio” en la Estaciónde Jódar también existe un esquilón. Por últimodestacar, como curiosidad, que en la Ermita deSan Antonio de Padua, capilla semipública y hoydesaparecida, construida en 1.941 por AntonioSerrano, en vez de campana tenía una sirena.También tenía esquilón la antigua Ermita de laHumildad, ubicada en el Paseo.

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5.- TRANSCRIPCIONES MUSICALES DE LOS TOQUES DE CAMPANAS

• Toque de Vísperas: a las 14.00 h, 14.30 ó 15.00, según época del año

• Toques de alba, ángelus y oración: al amanecer, a las 12 del medio día y al atardecer.

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• Toque de Misa Diaria: se hacían 3 toques, cada 15 minutos, de modo que el último coincidía con elcomienzo de la misa

• Toque De Completas: a las 11 de la mañana, desde el Miércoles de Ceniza, hasta el sábado anteriora Domingo de Ramos. En este tiempo se omitía el toque de Vísperas.

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• Toque de ánimas: a las 9, 9.30 ó 10 de la noche, según época del año

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• Toque de entierros: en estos toques, las campanas informaban de la edad del difunto (niño/adulto),de su sexo (hombre/mujer) y de su condición social. El primero que figura aquí es el de Entierro solemneadultos, que es idéntico a todos los demás toques de entierro, pero, con campanario. Al final se dabantres “clamores “ (las dos campanas juntas en el “calderón”) si era hombre/niño, y dos para las muje-res/niñas.

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• Toque de Viático: cuando el sacerdote salía de la iglesia para dar la Comunión a los enfermos en sudomicilio.

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• Igual que en el resto de las misas, pero con Campanario

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• Toque de “Salir la Cruz”: se hacía en todos los entierros, cuando el sacerdote y los monaguillossalían de la Iglesia, camino a casa del difunto.

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• Toque de “Enterrillo”: igual que en el resto de los entierros, con tres clamores finales si era un niño,y dos si era una niña.

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• Toque de Procesión: se daban tres toques, con intervalo de 15 minutos, como para las misas, coinci-diendo el último, con la salida de la procesión de la iglesia, con posterior repique de campanas y toque de“Salir la Cruz”.

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• Toque de Fuego: se tocaba cuando había un incendio en la población o alrededores: Las campanadassueltas del final indicaban la localización: Una, el incendio era por el Norte; dos, por el Sur; tres, haciael Este; cuatro, en el Oeste.

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6.- FUENTES DOCUMENTALES

- Alcalá Moreno, Ildefonso: “Recorrido histórico-artístico por la

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de la ciu-

dad de Jódar (Jaén)”. Ediciones Galduria. Jaén, 1.992.

- Libro de Actas del Consejo Municipal. Sesión del 30 de marzo

de 1.938. Archivo Histórico Municipal de Jódar.

- Tomo 1.356. Solicitud del Clero al Marqués. 13 de julio de 1.774.

Archivo de Protocolos Notariales de Úbeda.

- Sección del Arciprestazgo de Úbeda. Documentación de Jódar.Archivo Histórico diocesano de Jaén.

- Libro Copiador de Correspondencia. Bando del 31 de octubrede 1.881. Archivo Histórico Municipal de Jódar.

- Documentación varia. Archivo Parroquial de la Asunción. Jódar.

- Torres García, Leopoldo: “La campana en el medio rural”. Revis-ta de Folklore. Libro Sexto. Valladolid, 1.986

- Llop i Bayo, Francesc: “Investigar los toques de campanas: Larecogida de datos (I). Revista de Folklore. Libro Segundo. Va-lladolid, 1.982

DERMATOLOGIA POPULAR EN EXTREMADURA (I)

EMPEZANDO CON ROMERO

Por tierras extremeñas son las llagas y úlceras los an-danciosque abren el camino que nos conducen al intrin-cado y complejo campo de las afecciones cutáneas."Dios que da llagas, da con qué sanarlas", enuncia unconocido refrán de Alcuéscar. Y estas dádivas divinas enla mayor parte de los casos responden al amplio muestra-rio que nos proporciona el mundo vegetal. Y tambiéncon refranes entramos al trapo: "Mala es la llaga que elromero no sana", "De las virtudes del romero se puedeescribir un libro entero"… Por tan dogma de fe se tienelo anterior, que resulta difícil contar con los dedos de lamano los extremeños que ante cualquier trastornijo dér-micono hayan recurrido a los lavatorios con la infusiónde las flores de esta planta. Si luego del acuífero riego secubre la zona afectada con una gasa, mejor que mejor.

Con otra planta montaraz, en este caso la encina,también se consiguen óptimos resultados. Basta lavarsecon el agua de cocer su corteza desmenuzada para resol-ver problemas de úlceras, de fisuras, de grietas y de sa-bañones. Contra estos últimos se emplea en Santa Cruzde Paniagua la savia extraída de una carrasca envejecida.El roble es sustituto de la encina para tales menesteres en

Aceituna y Mesas de Ibor. Por la provincia de Badajozpara las llagas infectadas y cangrenosas, para las heridascon pus y para los diviesos se utiliza mayormente unadecocción de raíz de arzolla, olla o ardolla. La curaciónde las más variopintas afecciones cutáneas, entre las queno faltan las quemaduras y los forúnculos, se le achaca alos enjuagues con infusión de hojas y flores de malva, ala que se le reconoce una gran virtud tanto aséptica comocicatrizante, virtud que se potencia, según opinión de losnaturales del Valle del Jerte, si el vegetal se recolecta enla noche de San Juan. Además del lavatorio, suelen enTrujillo cubrir el quemado aplicándole una de sus hojas,que previamente se ha cocido y aceitado.

En cuestiones de úlceras nada se resiste en Aldeacen-tenera al enjuague con una infusión de salvia, medicinade la que en Portaje echan mano para aliviar heridas yevitar sus infecciones. En la vecina localidad de Torre-joncillo para tales menesteres, sobre todo si se trata delesiones incisocortantes, en especial las producidas porhachas y cuchillos, se busca el auxilio en las cataplasmasde hojas de salvia de prados machacadas. Idéntico carác-ter vulnerario y antiséptico para cualquier clase de per-cance dermatológico se le atribuye en Las Hurdes y Ben-querencia de la Serena a la esencia del cantueso mezcla-

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José María Domínguez Moreno

da con agua. En Quintana de la Serena y Villafranca delos Barros confían más en la aplicación de compresasempapadas en infusión de espliego o lavanda, aunquetanto en estos pueblos como en la practica totalidad deExtremadura es la infusión de las flores secas de manza-nilla la que se lleva los honores en el oficio reparador dela epidermis. El cubrir la parte afectada con una gasaempapada soluciona los más diversos andancios cutáne-os, entre los que citamos heridas, eczemas, llagas, erup-ciones, quemaduras, úlceras, escoceduras y orzuelos.Únicamente un pero encontramos en El Gordo, Talayue-la y Saucedilla. En estos lugares la infusión ha de trans-formarse en decocción cuando con ella se incide sobrelas quemaduras que se producen a causa de la excesivaexposición al sol. También las hojas de ortigas gozan debuenas propiedades, dependiendo de la forma en quesean manipuladas. Los más dispares padecimientos de lapiel desaparecen con sólo untarlos con su infusión. Estoes algo que no falla en Zorita. Por contra, en Talaván,Pozuelo de Zarzón y La Haba optan por beberla con lafeliz intención de purificar la sangre y, de paso, eliminarel acné. Para heridas pertinaces y quemaduras rebeldesse inclinan en Valdetorres por su jugo fresco, mientrasque en Cristina echan mano de la correspondiente cata-plasma. Y metidos en jugos, ninguno es tan estimado enCañaveral para quemaduras, llagas y heridas como el ex-traído de la hoja de pita. No obstante, en esta localidadde igual manera recurren a la infusión de hojas secas deyantén o llantén para idénticas afecciones, la misma a laque se acercan en Navaconcejo para sofocar las hemo-rragias derivadas de los inoportunos cortes.

Una reconocida planta vulneraria es el nogal. Sus ho-jas se usan sobre todo en infusión, aunque en Torremen-ga y en otros núcleos de la Sierra de Gata se las apliquenuna vez hervidas para lograr una más rápida cicatriza-ción. Con las mismas finalidades, es decir, el limpiar, cu-rar, desinfectar y cicatrizar, se utilizan las tisanas de oré-gano (Zarza de Granadilla, Aliseda), de tomillo (Santibá-ñez el Bajo, Aceituna, Villanueva de la Sierra), de hiedra(San Vicente de Alcántara), de aliso o vinagrera(Coria,Malpartida de Plasencia), de zarzamora (Garrovillas, Es-parragalejo, Baterno) y de escrófulas. Las hojas del men-cionado aliso desmenuzadas, picadas y puestas como ca-taplasmas cumplen idénticos cometidos en Villanueva dela Sierra. Otro tanto sucede con las cataplasmas de lashojas frescas y machacadas de perejil, poleo, viborera,parietaria, ruda, marrubio, achicoria, ajera o hierba delajo, gordolobo, zurrón de pastor, apio, acedera, verbena,hierba doncella, rabaza y saúco.

Muchas veces la cataplasma cede su lugar a una apli-cación directa de la hoja. Así sucede en Alburquerquecon la de sanalotodo. En Aldeacentenera colocan la desiempreviva no sin antes haberla desprovisto de la pielsuperior. La hoja de la hierba de San Pedro es objeto deuna doble manipulación. En Coria la secan y transfor-man en polvo que vierten sobre la parte afectada. Porcontra, en la población pacense de Zahinos la colocan in-mediatamente después de cocerla. Esto último es lo que

hacen en Peloche y Ahigal con las hojas de acelga y enTorremocha con las de sanguinaria. Un trozo de hoja decol bien lavada y aplanada con un rodillo o botella y co-locada sobre la herida es un remedio de gran aceptacióna lo largo y ancho de las dos provincias. Al embudillo uombligo de Venus se le reconoce un exagerado y no des-merecido poder cicatrizante cuando se pone en contactocon la parte afectada luego de haberle quitado a la hojala cutícula epidérmica. Y no parece equivocarse la medi-cina tradicional en este caso, sobre todo si se tiene encuenta que la planta contiene entre sus componentes ta-ninos y mucílagos. En Castañar de Ibor, Guadalupe yAlía prefieren para los anteriores menesteres una aplica-ción de hojas de álamo majadas, a las que se le ha añadi-do un chorro de vinagre.

Los frutos, los bulbos, los tubérculos y las semillastienen cabida igualmente en la solución de este verdade-ro cajón de sastre que supone la generalización de enfer-medades y afecciones dérmicas. Los ejemplos abundansobre el particular. Así nos topamos que en buena partede la provincia de Cáceres el cubrirse la piel con papillao pulpa de zanahoria cura heridas, úlceras, quemaduras ypruritos. Con emplastos de higos cocidos se eliminan enAlmoharín, Mirabel y Talarrubias lobanillos y diviesos.Si los higos se mezclan con cebolla y se aplican despuésde cocerlos, lo que suele hacerse en Puerto de SantaCruz, bastan para reducir los chichones. No hay mal depiel que se resista en Jaraiz de la Vera y Aldeanueva delCamino a las compresas templadas de pimentón disueltoen agua. Las cataplasmas de linaza se tienen por un solu-cionador de heridas y diviesos en amplias zonas de Ex-tremadura y otro tanto ocurre con las confeccionadas abase de de harina de habas, bastante comunes por la co-marca de las Tierras de Granadilla. El ajo es un bulboque en ambas provincias goza de suficiente prestigio.Aunque más tarde nos referiremos a sus múltiples apli-caciones, ahora solo constatamos los usos que por estoslares se les da a los ajos mezclados con miel, que en cier-ta medida coinciden con los apuntados por Dioscórides yque inciden, entre otras enfermedades, sobre albarazos,empeines, llagas manantías de la cabeza y sarna.

Los aceites constituyen elementos básicos en la ela-boración de bálsamos, pomadas y linimentos que el pue-blo utiliza con fines vulnerarios y cicatrizantes. De la dericino se sirven generalmente en Torrejoncillo, Pedrosode Acím, Cañaveral, Acehuche y Portezuelo en casos deheridas y quemaduras, aplicándola mediante una gasa.Con partes iguales de aceite y de vino tinto se logra unlinimento para las úlceras, llagas y heridas que cuentacon gran aceptación en Riomalo de Abajo y Villagonza-lo. Añadiéndole a estos dos ingredientes idéntica propor-ción de claras de huevo se consigue el famoso bálsamodel samaritanocon el que todas las afecciones cutáneastienen los días contados. Y por supuesto que nada hayque objetar respecto al aceite de pericón o hierba de SanJuan, a la que en Almedralejo acuden para las heridas yquemaduras después de haberla tenido una noche al sere-no, o al aceite de poleo, que mantiene un buen ganado

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prestigio como antiséptico en las comarcas de La Campi-ña y Sierra de Jerez.

A la savia que en forma de espuma fluye de las ramasde los olivos al quemarse recurren en Montánchez y Ca-ñamero para curar la sarna, la tiña, las urticarias y losempeines. Con heces de lobo secas, pulverizadas y mez-cladas con tierra del revolcadero del mismo cánido ali-vian por toda la Alta Extremadura llagas y heridas. Losparches de miel es medicina muy extendida por toda lacomunidad para heridas y diviesos. Para las lesiones quesupuran hallan el remedio los naturales de Montemolínen los polvos de azufre. En la comarca de Las Villuercashallan la panacea contra todas las enfermedades dérmi-cas en los baños en la fuente de Loro. Más al norte sonlas aguas de la fuente de El Salugral (Hervás), ya seanbebidas o en baños, las que se encargan de eliminar lasdermatosis herpéticas en sus múltiples manifestaciones,eczemas e inflamaciones vesiculares, frictenosas y pus-tulosas. Igualmente la fuente del Trampal (Montánchez)cuenta con abundantes aguas rojizas capaces de sanar alos enfermos de eczemas y psoriasis.

Y puesto que en medicinales aguas estamos metidos,no salimos de ellas para recordar una curiosa costumbrede Villafranca de los Barros. En la noche de San Juan enun recipiente lleno de acuífero líquido se vierten puña-dos de flores de adelfa, que luego se guarda y se aprove-cha, cuando la ocasión lo requiere, para remediar los másinsospechados males de la piel. Idénticos efectos se bus-can en diferentes puntos de la región, y de manera muyespecial en la Sierra de Gata, lavándose o revolcándoseen el rocío sanjuanero, hecho al que también se le atribu-ye un alto poder profiláctico. De este modo nos encon-tramos que en Ahigal basta con lavarse el cuerpo en elagua de la laguna del Legío para mantener a raya a lasarna. Apuntemos por último la creencia que se constataen Lobón, Valdetorres y Olivenza de eliminar cualquiertipo de afección cutánea o de impedir que ésta ataque alsujeto por el simple hecho de llevar una moneda de co-bre bajo el calcetín de manera que toque la planta del pieal caminar.

"LAS JARRETÁS"

Adentrémonos ahora, después de los anteriores gali-matías, en la singularización de los afecciones cutáneasconcretizando en primer lugar las que se refieren en ex-clusiva a las heridas, entendiendo por ello lo que los dic-cionarios al uso definen como "Rotura hecha en las car-nes con un instrumento o por efecto de fuerte choquecon un instrumento duro".

Si usted es trabajador del campo y tiene la mala suer-te de sentir la acerada caricia de la guadaña o de la hozque les traspasa el dedil, nada hay que temer si se en-cuentra a su lado, y de seguro que si la encontrará, lamaravilla silvestre o tetilla de gallina, también conocida

con el significativo nombre de hierba del segador, de laque se cuentan prodigios que nunca se acaban. Una hojaaplicada sobra para restañar la herida traicionera y no de-jar ni el recuerdo del menor rasguño. Cuando la rajaurala produce la afilada cuchilla del vendimiador, el reme-dio está más a la mano. Habrá que coger varias uvas, lasmás maduras posibles, y despachurrarlas sobre la herida.La sangre se detendrá al instante, los microbios o pulpe-jos huirán como alma que lleva el diablo y los labios dela jarretá se cerrarán inmediatamente. Con la particulari-dad, afirman en Tierra de Barros, de que la víctima podrásufrir percances de idéntica índole, pero nunca en el mis-mo punto curado de esta guisa. He aquí una prueba decómo acepta la piel los tratamientos edulcorantes. Recor-demos en este sentido las utilización de cataplasmas oapósitos de miel como cicatrizadores y el uso de masajescon miel ligeramente licuada que en la práctica totalidadde Extremadura solventa las heridas de los pechos lac-tantes. Si la cosa va de piteraso escalabraurasla miel yel azúcar se convierten en medicamentos de primer or-den. Son echados directamente sobre la herida luego decortar el cabello de la zona dañada a ras del cuero. La ci-catrización queda asegurada.

En cuestiones sanatorias de heridas hay opiniones pa-ra todos los gustos y cada pueblo defiende las suyas co-mo las más apropiadas y efectivas. En Peñalsordo tienenpor dogma que "el mejor tratamiento es ninguno", lo quese traduce en dejar la herida al descubierto después delavarla con saliva, algo que también es usual en Mérida.Tanto en uno como en otro lugar hacen refrán de su com-portamiento: "La herida que mira al cielo, al veterinariohace viejo". Claro que en otras localidades buscan la ci-catrización recurriendo a las plantas y a los poderes ma-nipuladores que sobre las mismas son capaces de ejercer.En Fuente de Cantos procuran que sea de lirio blanco yque vaya ligeramente macerada en vinagre. La hoja debálsamoes comúnmente usada en el Valle del Jerte, yaque además de chupar la pus de las heridas infectadasgoza de un gran poder vulnerario. Es el mimo papel quepor La Vera y Campo Arañuelo juega la salvia verbenerao balsámica y que en Moraleja, Ceclavín y Zarza la Ma-yor se le atribuye a la hoja chupaora.

Las hojas frescas de berza machacadas y puestas so-bre la herida gozan de gran aceptación entre los entendi-dos de Portaje y Villamesías. Es el mismo comporta-miento que con fines astringentes y vulnerarios se sigueen Casas del Monte, Jarilla y Segura de Toro con respec-to de la nevadilla o quebrantapiedras. En Higuera la Realla elegida es la hoja de sanalotodo. Se coloca directa-mente sobre la piel, cubriéndose con una venda. Lasmembranas interiores que se forman en los entrenudosde las cañas sirven de aplicación para las heridas que seocasionan los habitantes de los pueblos ribereños del Ta-jo. De mayor utilidad en toda la comunidad es el hongode yesca, que no sólo detiene la hemorragia al instante,sino que muestra sus magnificas propiedades cicatrizan-tes. En Aldeanueva del Camino y Cerezo lo machacanen un mortero, no sin antes humedecerlo ligeramente,

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hasta que alcanza una cierta flexibilidad. Luego lo apli-can y lo sujetan con un lienzo blanco.

Un gran capítulo llenan las infusiones y decoccionesde determinadas plantas con fines tópicos de caráctervulnerario. Entre ellas destacan las de saúco o sabuco.En Casas del Castañar, donde la planta también puedemacerarse en aguardiente, aseguran que la misma au-menta la efectividad médica si se recoge el día de la As-censión. En Jarandilla dejan la oportuna recolecta de laflor, pues ésta es la que cura, para la mañana de SanJuan. Con decocción de hojas de fresno se realizan lava-dos cicatrizantes en Eljas, San Martín de Trevejo y Villa-miel.

Cuando por un desgraciado descuido los sacadoresde corcho sufren una chascarrillá(herida incisocortanteen Ahigal) encuentran en la inmersión de la parte afecta-da en cocimiento de la entrecáscara del alcornoque lamás fácil de las soluciones para reparar el daño. De nin-guna de las maneras hay que olvidar la importancia queen la mayoría de los pueblos extremeños se le concede alas infusiones de rosa de Alejandría, de zurrón de pastoro pan y quesito y de flores de margarita. Las dos últimasplantas cumplen idénticas funciones si son empleadascomo cataplasmas. Y puesto que a cataplasmas hemosllegado, conviene recordar la práctica habitual en Horna-chos, Retamal de Llerena y Valle de la Serena, de valersepara tales menesteres de hojas de verbena machacadas ymezcladas con vino.

La árnica es una de las plantas que con objetivos res-tauradores de heridas mantiene una gran aceptación enlas dos provincias extremeñas. En la zona de Trujillo essu cocimiento lo que se usa en los correspondientes lava-dos. En Valdecaballeros la cocción se realiza en aguar-diente, con lo que trasmite al liquido una formidable pro-piedad cicatrizadora. Mecanismos más simples se siguenen Higuera la Real, donde es suficiente la simple limpie-za con su infusión. Arnica con aceite vertida sobre la he-rida es remedio en el que se confía fielmente en Feria ySalvaleón. El agua de romero parece obrar milagros vul-nerarios en Villanueva de la Serena, Guadalupe y Nave-zuelas, y no parece ir muy a la zaga el agua de malva, ala que en Almoharín añaden un chorro de aceite. La ori-na en la que se han macerado a lo largo de una noche ho-jas secas o picaduras de tabaco constituye un excelentecicatrizante en Jarandilla. Sin embargo, en la mayoría delas poblaciones prefieren la orina sin más para tales me-nesteres, aunque no falten núcleos que hagan derivar losresultados de determinadas particularidades. En Trujilla-nos, Mirandilla y algunas otras localidades de área deMérida consideran como la mejor la de un niño aún nodestetado. Y buena debe resultar en efecto cuando enCalamonte es corriente el aplicar a la herida pañales em-papados en el líquido excremento, sobre todo cuando laherida se localiza en unos pechos lactantes. En Talave-ruela se consigue una más fácil y rápida cicatrización sila orina proviene de una joven menstruante y es ésta laque micciona directamente sobre la herida. El que la do-nante sea virgen es requisito que se exige en Sierra de

Fuentes, Plasenzuela y Berzocana. Pero lo más sorpren-dente lo hallamos en la orina que proviene de un burro,con la que por lo general se tratan los afectados del Valledel Ambroz. Hasta tal punto ejerce su función vulnerariaque incluso, con sólo tres aplicaciones, hace desaparecerel mínimo rastro de la cicatriz.

Determinados jugos vegetales tienen por estas tierrasunos reconocidos poderes hemostáticos y vulnerarios.De ello bien saben los cabreros extremeños, que no du-dan en verter sobre sus heridas recientes el látex frescode la celidonia. Del amor del hortelano majado en elmortero se extrae un liquido con el que se sanan rasgu-ños y cortes de menor importancia en los pueblos próxi-mos a la frontera portuguesa, como son los casos de Ce-dillo, Carbajo y Santiago de Alcántara. En Zarza la Ma-yor y Piedras Albas añaden al machado una pizca de sal.Conocida es en Casas del Monte la fuerza cicatrizadoradel jugo de fresa. A la raíz de la olla de mono, ya sea enforma de jugo o de infusión, se le concede la simpar vir-tud de restañar todo tipo de roturas dérmicas tanto en Al-burquerque como en su comarca. Casi con seguridad,puesto que la duda arranca de la ausencia de cita concre-tizadora, a ella parece referirse el sorprendido PascualMadoz cuando apunta que crece en el partido de Albur-querque

"(…) una yerba medicinal, cuyo jugo extraído ypurificado, sana y cicatriza toda clase de heridas,de la cual, y de la llamada aristologia, que neutra-liza el veneno del alacrán y víbora, se hacen gran-des acopios".

En cuanto a los aceites medicinales con capacidad ci-catrizadora se cuenta en Extremadura con la de la varade San José. Se consigue luego de colar el aceite en laque se ha freido la planta por espacio de un cuarto de ho-ra. En Miajadas aumentan su efectividad añadiéndoletres gotas de aceite de la lámpara del Santísimo. Con lamisma planta se confecciona una más que reparadoratintura en Cañamero. Otro aceite de gran poder resoluti-vo para estos casos es el de rosas de San Juan, nombreque reciben por efectuarse la recolección en la madruga-da del Bautista. Las mismas permanecen en maceraciónoleosa, guardándose posteriormente el líquido para cuan-do la ocasión se presenta. Tal procedimiento es habitualen las poblaciones de la Sierra de Jerez. Al aceite de oli-va se le concede un elevado valor terapéutico en toda lacomunidad, siendo para el caso que nos ocupa mezcladocon vinagre en la comarca de las Tierras de Granadilla.En Mohedas se requiere que la misma ya haya sido usa-da en el candil. Con aceite se preparan importantes lini-mentos, pomadas y bálsamos cicatrizantes, como el cita-do bálsamo del samaritanoo el ungüento de la Tomasa,muy popular en Ahigal, Cerezo y Palomero. Son acom-pañantes del aceite el tocino rancio asado y el laurel. Laelaboración del mismo requiere que se caliente hasta quese consigue una pasta ligeramente líquida. Por la Sierra

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de Gata es propio el fabricar el aceite de culebra, que selogra introduciendo un reptil vivo en una botella llenadel oleoso elemento y manteniéndola tapada por espaciode tres meses, tres semanas y tres días, mas siempre te-niendo en cuenta que la operación ha de realizarse en unviernes. Se da por seguro que no hay herida, lo mismo depersona que de animal, que se resista por mucho tiempoal embadurnado con este mejunje.

Todos tienen por un hecho incontestable que en cues-tiones dermatológicas la grasa, si es que no cura, al me-nos da lustre a la piel. Y así deben pensarlo en Monte-molín, por cuanto para sanar las heridas de la nariz o delas orejas recurren al sebo de jabalí. Con un trozo sepringan la zona afectada y con otro embadurnan la chapade la cerradura. El secado de la llavera debe traer apare-jado la cicatrización de la herida. Menos exquisitecesarrastra la práctica que José Nogales localiza en la pro-vincia de Badajoz y que se usa para hacer desaparecercualquier huella de sajadura. Consiste en restregarse laparte afectada con unto de hombre, que no es otra cosaque la grasa extraída de la palma de la mano de alguienque ha fallecido de una manera violenta. En La Gargantano llegan a tales extremos y se conforman con darse unrestregado con el estómago aún caliente de un borregoque acaba de ser sacrificado. El aplicarse sobre la lesiónuna molleja de gallina pinta, abierta y sin limpiar de ex-crementos es el tratamiento vulnerario que se sigue enCasas de Don Pedro.

Resulta que no siempre es necesario el pringarse laherida para procurar la curación, sino que basta con un-tar el objeto con el que fue producida. Manteniendo éstelimpio y engrasado no hay el menor problema de que laherida se encone. Publio Hurtado nos ilustra de cómo losextremeños muchas veces en lugar de curar la herida cu-ran el arma o el instrumento que la ocasionara, consi-guiendo los apetecidos resultados merced al conocidoprincipio de magia contaminante. Es el mismo principioque Frazer nos recrea desde las observaciones de algúnfamoso filósofo:

"Está constantemente admitido y testimoniado –di-ce Bacon– que el mantenimiento del arma que hizola herida curará la herida misma. Este experimen-to, según relatos de hombres de crédito (aunque noestoy del todo inclinado a creerlo), deben tenerpresentes los siguientes puntos: primero, el un-güento con que se hace debe estar hecho de diver-sos ingredientes, de los cuales los más extraños ydifíciles de conseguir son el moho de la calaverade un hombre sin enterrar y las grasas de un jabalíy de un mono muertos en el acto de la generación".

"Si esta víbora te pica, no vayas por ungüento a labotica", dicen en Oliva de la Frontera cuando algunatraicionera navaja se convierte en el cuerpo del delito.En esta población y en La Codosera cuando el suceso

tiene lugar, se procura tanto como curar la herida el bus-car la faca para mantenerla clavada en un trozo de tocinohasta que se produce la cicatrización. En El Bronco lue-go de arrancarse una espina que se ha clavado se sueledepositar en el interior de una aceitera.

Vimos anteriormente cómo el reino animal ofrece ga-rantías sanatorias en el campo dermatológico. Si la grasaes positiva en estos menesteres no lo es manos la saliva,sobre todo de perros y gatos, de manera especial cuandoson éstos los que lamen directamente. La baba de los pe-rros lazarillos se emplean como antídotos para las heri-das de los pechos en Moraleja y Casas de Don Gómez.Los habitantes de Torremocha utilizan como cicatrizantela hiel de cerdo. Para lo mismo las telarañas no tienendesperdicios en ambas provincias y otro tanto sucedecon los excrementos secos de vaca, que transfieren susdotes vulnerarios con sólo frotarse con ellos el corte cu-táneo. Un pedazo de jamón mohoso aplicado sobre la he-rida es remedio que se busca por las poblaciones de laPenillanura del Salor y Sierra de Montánchez. Con él seelimina la infección y se hace desaparecer la pus. Se creepor las tierras de la comunidad que un huevo que el díade la Ascensión se lleve a misa se convierte en cera vir-gen y resulta eficaz para sanar heridas. Publio Hurtado,que nos informa sobre tal cuestión, silencia la forma deproceder. Apuntemos, por último, la creencia por noso-tros constatada en Acehuche y Navas del Madroño deque quien se lava durante siete viernes alternos o nueveviernes seguidos, siempre en ayunas, con leche templadade cabra hace que el menor rastro de la cicatriz desapa-rezca. Con leche de nodriza batida con clara de huevobuscan idénticos fines en Villanueva de la Serena, dán-dose masajes cada madrugada entre los días que van deSan Juan a San Pedro.

Sin embargo, en cuestiones de lavados cicatrizantesalgo tiene que decir el vino. Las heridas de los dedos lascuran en Cilleros metiendo los apéndices en un vaso demorapio y chupándolos seguidamente. Con la jorrura ola madre del vino confeccionan en Ahigal una cataplas-ma que elimina la pus y la malicia de cualquier tipo dejarretá, con sólo mantenerla entre la salida y la puestadel sol. La misma solera desecada se echa en polvos so-bre la magulladura en Pedroso de Acím. El vino es unbuen aliado del azúcar en Almendralejo para lavar pite-ras infectadas y en Madroñera para idénticas lesionesusan vino mezclado con tierra. Y si el vino se acea, tam-poco se desperdicia para tales ocasiones, ya que con salcomún llega a alcanzar virtudes cicatrizantes y antisépti-cas en muy gran número de localidades de la Alta Extre-madura. Bastantes se quejan de que con tal medicina laherida pica y escuece, aunque se da por bien empleadosiempre que se tenga en cuenta lo apuntado por el refrán:"Lo que pica, sana".

A falta de vino, con agua nos quedamos para talesmenesteres curanderiles. López de Vargas apunta que ala del río Tajo acuden los habitantes de Villarreal de SanCarlos para "curar las heridas de la piernas y de otrosmiembros". Algo parecido puede decirse de las aguas y

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los lodos del balneario de Los Remedios (Hornachos).Pero hay otras aguas normales que se convierten en sa-natorias desde el instante en que sufren algún tipo demanipulación o entran en contacto entre sí. Tal sucedecon el agua recogida de siete pozos distintos durante sie-te noches y dejadas a serenar durante otras siete. Si estasaguas adquieren un gran poder de restañar todo tipo deheridas, nos topamos con otras cuyas virtudes no le van ala zaga, cual es el caso del agua jerráque en la prácticatotalidad de Extremadura se utiliza para conseguir me-diante aplicación de compresas la cicatrización de las le-siones de las partes más sensibles del cuerpo (pechos,genitales…). Tal agua no es otra que aquella en la que seha apagado una brasa o hierro al rojo vivo. Si de lo quese trata es únicamente de desinfectar sajaduras, basta conrecurrir simple y llanamente al agua hervida.

Por toda la comunidad se le concede una gran aten-ción, por lo que tienen de carácter hemostático y vulne-rario, al carbón molido y al morenoo carbón de fraguapulverizado, que se vierten sobre las heridas recientes.Ambos son productos que por lo general emplean lospastores para curar tanto sus heridas como las de sus ga-nados. No desmerece en este apartado el hollín seco, conel que se sigue idéntica posología. Iguales propiedadesque a los anteriores productos se le achaca a la tierra decalavera, que no es otra que aquella que se extrae de unatumba, con la que en Casillas de Coria se espolvoreansobre todo las heridas cangrenadas. En la vecina locali-dad de Casas de Don Gómez no llegan a tanto y se con-forman para conseguir buenos resultados vulnerarios conrozarse repetidamente la herida con un clavo de ataúd.En Zarza la Mayor tal clavo se envuelve en un papel defumar para transferirle a éste una virtud cicatrizante apli-cado directamente sobre la herida, aunque son muchosmás los lugares en los que el mismo papel se usa conigual finalidad sin ningún tipo de manipulación. Otrotanto ocurre con el papel de estraza.

Cuando la herida ha cicatrizado y muestra en su exte-rior la antiestética o molesta postilla, ésta se hace desa-parecer en Extremadura recurriendo por lo general a un-tarla con un machado de ajo rebajado con sal y vinagre.Igualmente se usa una loción de poleo, aceite de oliva yaguardiente (Serradilla, Navalmoral de la Mata), así co-mo la aplicación de una capa de cebolla impregnada consebo de carnero (Bienvenida), medicamento que en Val-verde de la Vera va perfectamente para solventar los pro-blemas de las rozaduras del calzado.

GRIETAS Y FISURAS

No se alejan en demasía los anteriores tratamientosde los que se dedican a solucionar los problemas de lasgrietas de los tejidos, sobre todo si éstas se presentanprofundas y dolorosas. Sin embargo, las fisuras dérmicastienen sus boticas específicas y variables según las partesdel cuerpo en las que aparecen, que por lo general son

los tejidos más traumatizados, cual es el caso del pezónde la lactante, y las zonas hiperqueratósicas, tal como laspalmas de las manos y las plantas de los pies, sin olvidaren ningún caso las molestias e innobles grietas anales.

Por lo que respecta a las grietas pectorales nada de-bemos añadir ahora a lo ya citado cuando nos referimosa los problemas de la lactancia. Más comunes, ya que, alcontrario que las otras, no entienden de sexo, son las fi-suras de los labios, de cuyas molestias bien saben los quelas padecen. Los propensos a sufrir este tipo de afecciónla previenen llevando de vez en cuando sujeta por el pe-ciolo a los labios una flor de clavel (Guijo de Galisteo),una flor de cardo corredor (Logrosán) o una hoja de oli-vo (Acehuchal). Con aceite de la lámpara que alumbraen la ermita del Cristo de las Batallas tratan profiláctica-mente a los niños de Plasencia. En Coria cuando la Vir-gen de Argeme es bajada desde su santuario se colocanen las ventanas de las calles por las que transcurre la pro-cesión pequeños recipientes con aceite que luego se utili-zan para untarse los labios y salvaguardarlos del peligrode grietas, boceras, bacigueras, bajareras, boqueras ycalenturas sordas o pupas. Este mismo líquido sirve pa-ra curar las afecciones en el supueto de que ya se hayanproducido. Sin tales requisitos sacralizadores el aceite deoliva es comúnmente empleado para eliminar las grietaslabiales, sobre todo las que se forman en las comisuras,siendo lo más habitual que se aplique con un hisopo delienzo blanco. A veces el aceite se mezcla a partes igua-les con vinagre, lo que ocurre en La Roca de la Sierra.Por su parte, un combinado de sal y vinagre se tiene enValle de Santa Ana como excelente cicatrizante, aunquepara los naturales de Táliga y Zahinos no existe másefectivo medicamento para cualquier tipo de incordio delos labios que el que se consigue batiendo miel y ceniza.El darse repetidamente con sebo de macho cabrío es há-bito que se sigue por las comarcas de Los Montes, LasVilluercas, Los Ibores, Campo Arañuelo, La Vera y Valledel Jerte. La manteca de cerdo se convierte en el untomás aceptado por el resto de la comunidad Luego delmantancero embadurnado, por La Campiña aplican sobrela zona un trozo de papel de fumar. Lubricarse los joci-coscon la nata del cocido serenada produce buenos re-sultados en Torrejoncillo, aunque en la cercana localidadde Portezuelo prefieren engrasarse con un trozo de toci-no sacado de la misma perola. Los lavatorios con coci-miento de hojas de nogal son tónica dominante en Her-nán Pérez y Cadalso. Sin embargo, en Torre de Don Mi-guel se tiene por más positivo el aplicarse una de estashojas cocidas. Los vecinos de Torremejías se inclinanpor adosarse una lámina de ajo cocida con leche. En Cá-ceres hallan el remedio en un ungüento confeccionado apartes iguales de limón y glicerina. Menos exquisitecesmantienen en Cilleros. Aquí se toma un gajo del cítrico yse exprime directamente sobre el labio, aunque procu-rando que haya alguien al lado para que sople sobre laherida y haga más llevaderos los dolores. Por Las Tierrasde Granadilla el limón se combina con manteca de cer-do. En Carcaboso a estos componentes le añaden algunabolita de cera de oído. Este elemento se lo aplican como

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pomada en Aldeatejada y Garganta la Olla, al tiempo queen Toril y Tejeda de Tiétar confían en la orina de niño,con la que se dan ligeros toques valiéndose de una telaempapada. En Zorita optan por echar un poco de harinasobre la grieta o la herpes con el fin de provocar el cica-trizado mediante la desecación, algo que en Retamal deLlerena buscan pasando por la lesión repetidamente unallave grande y fría. En Hervás, donde también se consta-ta la práctica, el contacto metálico ha de hacerse en ayu-nas, y en Gargantilla y Aldeanueva del Camino especifi-can que debe ser una llave machola que se empleé paratales menesteres. El buscar resolutivos broncíneos ha lle-vado a que los vecinos de Calzadilla y Torrejoncillo enun día de lluvía se pasen por sus labios afectados el man-go de las esquilas de las ermitas del Cristo de la Agoníay de San Antonio, respectivamente. Apuntemos por últi-mo los lavados con agua bendita, cosa muy natural entrelos habitantes de Herrera del Duque, o con raíz de arzo-lla, que encuentra sus defensores por el sur de Badajoz.Si el trastornijo se resiste habrá que meter, como esusual en Torre de Santa María, una chicharraen una bo-tella y esperar a que se muera, con lo que el problemaqueda resuelto.

El aceite sola o batida con vinagre, el sebo, el limóny la harina son elementos que también tienen un impor-tante grado de aplicación cuando con ellos se tratan lasgrietas que aparecen en otras partes del cuerpo, sobre to-do en manos y pies. No obstante, el aceite aquí preferidaes la del candil o la que queda en la sartén después defreír tocino. Por lo que respecta al sebo, el de cabrón esel predilecto, aunque en ocasiones se sustituye por el decarnero (Campo Arañuelo) o por el de oveja machorra(Casar de Cáceres). Igualmente la pez y el cerotede za-patero son considerados buenos reparadores de grietas.En Torrejoncillo las hacen desaparecer impregnando untrapo y colocándolo a manera de bizma. Un trozo de ma-sa de pan sin levadura disponen sobre la grieta en Galis-teo, por suponerlo excelente cicatrizador. En Barcarrotaoptan por aplicarse un pedazo de membrillo cocido y ba-tido con la misma cantidad de miel.

Lavar las grietas con fines sanatorios es de uso co-mún en Extremadura, empleándose en este aseo asépticoo vulnerario una serie de sustancias que en ocasionessuelen resultar sorprendentes. El agua de encina, es de-cir, la que se mantiene en periodos de lluvia en los hue-cos de este árbol es conocida por los trabajadores delcampo por el supuesto poder cicatrizador que se le atri-buye. Otro tanto sucede con el agua de cocer cortezas deroble, con la que se empapan paños que se aplican direc-tamente sobre las fisuras. Estamos ante una forma deobrar que se mantiene en plena vigencia por toda la AltaExtremadura. Metidos en limpiezas sanatorias hemos derecordar el "linimento antigrietas" que se usa en Guijo deGranadilla. Este no es otro que el agua que se ha emplea-do en pelar tostones o, en su caso, la de cocer callos. Sa-carle lustre a la piel con salvado cocido cumple con elmilagro vulnerario en Llerena y Usagre. Pero en las de-hesas de Alcántara encuentran mayor efectividad en los

restos de comidas que quedan en las pilas de los cerdos,a las que añaden un chorro de aguardiente. El mismo co-metido se le asigna a la leche de mujer (Garrovillas), a lanata de la leche de cabra (Mirabel, Serradilla) y a la es-puma de la de oveja (Villar de Plasencia). A pesar de to-dos los remedios apuntados, el más apreciado y conocidoen Extremadura, especialmente cuando las grietas apare-cen en las manos, es el de orinarse directamente sobreellas. Aunque llegados a este punto hay quienes asegu-ran en Montijo, Lobón y Badajoz que las fisuras de losdedos desaparecen como por ensalmo si éstos "se metenen la cosa de una moza".

Más dolorosas y problemáticas son las fisuras anales,unas pequeñas hendiduras dérmicas que se forman a laentrada del recto, originadas por el paso de las heces du-ras. En consecuencia, la curación de los desgarros analesexige como la primera de las medidas la eliminación delestreñimiento. Esta actuación se puede acompañar conmedicinas que van directamente sobre la zona afectada.Así, por ejemplo, en Torremocha, se aplican compresasempapadas en decocción de raíces de grama bien calien-te. Los baños de asiento en un cocimiento de raspadurasde tronco de encina es práctica que se sigue en Torrejónel Rubio. Por la comarca de Las Hurdes recurren simpley llanamente a untarse el recto con enjundia de gallina.

LAS ULCERACIONES

A grandes rasgos y huyendo de tecnicismos podemosdefinir la úlcera como una excoriación de la piel queproduce una suave depresión en el lugar en que se ubica.Aunque úlcera y llaga se presentan como voces sinóni-mas, no ocurre así en el territorio objeto de nuestro estu-dio. Aquí una llaga es sencillamente una úlcera con pes-te (pus, en Mérida). No obstante, los medicamentos sóloen raras ocasiones difieren cuando se dirigen a una u otraafección, como apuntaremos llegado el momento. Lamayor parte de las úlceras a la que en Extremadura se leha de hacer frente son de tipo varicoso y, por consiguien-te, aparecen en la parte inferior de las piernas, justamen-te por encima de los tobillos. Las mujeres, sus principa-les víctimas, suelen envolverlas con trapos limpios, blan-cos y secos, más que para procurar su curación, para evi-tar el roce y las consiguientes infecciones. Y también pa-ños se emplean, siempre que la herida no haya de quedaral descubierto, cuando se aplican infusiones, cocimien-tos, emplastos o cataplasmas.

Los antisépticos constituyen el primer paso en el tra-tamiento de las úlceras. Entre ellos nos encontramos conel agua de violeta (Moraleja), con el zumo de mora azu-carado (Marchagaz), con la orina podrida, que tan exce-lentes resultados da en el mundo animal, y con el coci-miento de hiedra (Gata, Aldeanueva del Camino). En Ja-randilla luego del lavado colocan una de las hojas coci-das sobre la herida y la mantienen como cataplasma. Al-go semejante ocurre con la ajera, de la que bien se usa en

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Castañar de Ibor y Villar del Pedroso. Con su jugo sebusca el cierre de la úlcera y la desinfección, pero cuan-do se trata de solucionar las llagas cancerosas, encoradasy malignas hay que colocar, removiéndolo diariamente,un emplasto que se confecciona con la aliaria machaca-da. El jugo de marrubio es apetecido para sofocar llagaspor las habitantes de Villar del Rey, Mirandilla y Cordo-billa de Lácara. Otro jugo, en este caso el de las hojas deombligo de Venus u oreja de fraile, goza de unas propie-dades antiulcerosas que son aprovechadas en Talaván,donde también confeccionan salutíferas cataplasmas conesta misma planta. En Zafra creen más conveniente el la-varse llagas y úlceras con un batido de vino dulzón, prin-cipalmente tinto, y aceite de oliva. Está claro que aquí sehace caso al viejo refrán: "Maldita la llaga que el vinono sana". Aunque la obediencia paremiológica tambiénes ciega en Villagarcía de la Torre y Berlanga, donde elmorapio lo mezclan con la misma cantidad de zumo delimón, y en Puebla del Maestre, lugar en el que el vinoparticipa en un cocimiento de miel y sanguinaria, aunquese reserva únicamente para tratar las llagas genitales. Afalta de vino, o quizás porque la ciencia empírica así loaconseja, los llagados de Granja de Torrehermosa logranla asepsia y la cicatrización de sus úlceras por medio delvinagre, que acoge el añadido de alguna pizca de sal. Laposología ordena enjuagues tres veces al día, el mismonúmero que el elegido para lavarse las zonas ulceradascon vinagre mezclada con orina de vaca recién parida enValencia del Ventoso. Si preguntamos en Santiago de Al-cántara sobre medicamentaciones se nos dirá que paraeste tipo de afección nada iguala a las aguas de la FuentePedregosa, de las que se cuentan prodigios de nunca aca-bar. Y puestos en milagros hemos de recordar el podersanatorio que sobre las peores llagas ejercer los lambeta-zosde los perros lazarillos.

La utilización de emplastos de aceite, manteca y saltiene sus buenos defensores en Portaje y en Robledillode Trujillo, si bien aquí la mezcla la enriquecen con unchorro de vinagre. Al igual que en estos lugares, tambiénen otros muchos la manteca de cerdo se convierte en elsostén de ungüentos y pomadas. Así la vemos mezclarsecon papilla de bellotas (Santa Cruz de Paniagua, Torre-jón el Rubio), con pasta de zanahoria cruda (Santibáñezel Bajo) y con puré de garbanzos (Romangordo, Plasen-zuela). A este último cabe añadirle alguna cucharada demiel. El producto apícola se combina con el ajo majadocuando se pretende solventar llagas de la cara, costum-bre que se presenta como propia de Valencia de Alcánta-ra y que en cierta medida recuerda procedimientos ilus-trados por Dioscórides. Siguiendo este camino llegamosal amplio capítulo de cataplasmas en las que entran enjuego los más variados vegetales, ya sean solos o empa-rejados. Las de hojas de aliso machacadas tienen su im-portancia por las poblaciones de la Sierra de Gata. La deperejil es codiciada por todos los puntos de Extremadu-ra. La de zanahoria conserva buenos adeptos en Coria yTorrejoncillo. Con flores y hojas de saúco elaboran enBaños de Montemayor y La Garganta su particular em-plasto, en la Penillanura Cacereña prefieren la de berros,

en las comarcas de las Tierras de Granadilla y Las Hur-des optan por la de hojas de ortiga y achicoria y en Cam-po Arañuelo buscan el remedio en la de verbena. El em-plasto de acedera recién cogida, machada y mezcladacon azafrán y sal sigue atrayendo a los ulcerosos deMontehermoso, Guijo de Galisteo y Morcillo.

La aplicación directa de determinadas hojas tienentambién una doble función antiséptica y vulneraria. En-tre éstas constatamos en bastantes puntos de Extremadu-ra la de la hierba de San Pedro cocida. La de col plan-chada en frío se usa en Quintana de la Serena. La mismasuelen mudarla a las tres horas de su aplicación. De anti-guo en Torre de Miguel Sesmeros es la hoja de mandá-gora (mandrágora) la que viene solucionando los proble-mas ulcerosos. La hoja de sanguinaria en este tipo demedicina cuenta con buenos seguidores en la mayor par-te de los pueblos ubicados en la cuenca del Alagón, com-partiendo la aceptación, que también es común en am-plias zonas del sur de Badajoz, con la hoja de siemprevi-va, que se aplica recién cogida y luego de desprenderlela película superior.

Los polvos de peos de lobo(Lycoperdon perlatum)siguen dispensando sus virtudes curativas en cuestión dellagas y obrando especialmente sobre las más difíciles yduraderas, cuales son las que se encuentran en las zonasinternas de los juegosarticulares. A éstas se aluden conun certero y conocido refrán: "Llaga con coyuntura, tie-ne mala cura". La simbólica y corporeizada ventosidadlobuna halla su homónimo en las auténticas deposicionesdel cánido salvaje. Bien se sabe que en la Alta Extrema-dura las más encoradas úlceras se ven prontamente cu-biertas de piel sana si se espolvorean con heces de lobomachacadas y mezclada con tierra de su mismo revolca-dero.

Unas úlceras que aparecen con más frecuencia de loque desearían quienes las sufren son las boceraso calen-turas sordas, que se manifiestan en la parte externa delos labios. Los tratamientos apenas difieren de los referi-dos más arriba en relación a las grietas labiales, de modoque poco puede añadirse sobre el particular, ya que sóloen contadas ocasiones presentan unos procedimientos sa-natorios específicos. Como absolutamente cierto se tieneque el aceite de oliva y la manteca sirven tanto para eli-minar los picores y escozores como para dar elasticidada la piel dañada. Pero como se busca es la inmediata cu-ración, ambos elementos hallan combinación con otrasbenéficas sustancias. Así nos topamos que el huevo bati-do con aceite constituye un linimento que se emplea asi-duamente en toda la comunidad. Aplicarse un trozo decebolla cocida es buen recurso en la comarca de CampoArañuelo. En el supuesto de que la bocerasangre buenoes pegar el consabido papel de fumar (Llerena) o verterun poco de yeso (Olivenza, Cheles). En Las Villuercasestiman de mayor efectividad el pasar por la parte enfer-ma una llave en ayunas, algo que también sucede enHervás, aunque lo mismo se logra haciendo lo propiocon una piedra de rayo.

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Cuanto hemos apuntado para la boceracabe aplicar-se para la bajarera o hinchazón de los labios que se leachaca a comer higos. Ni que decir tiene que muchoshan dado por bueno el mal con tal de llenar la boca, co-mo deja entrever este refrán de Alcuéscar: "Unos muerende bajarera y otros con ganas de tenerla".

¡CUIDADO CON EL FUEGO!

Uno de los accidentes que con más frecuencia se pre-senta es, sin duda, el de las quemaduras. No importa quelas mismas sean producidas por el fuego o por caer sobreel cuerpo un líquido caliente, ya que el tratamiento novaria. Si uno ha tenido la mala suerte de quemarse un de-do, habrá comprobado que el dolor casi desaparece colo-cándolo durante un rato bajo un chorro de agua. Cuandoel grifo falta, los aconsejadores de turno recomiendan in-troducirlo en un puchero con agua fría durante un rato,rato que en Medellín lo calculan en lo que se tarda en re-zar cinco credos. No faltan poblaciones que considerenque no todas las aguas disminuyen el tormento del que-mado o, al menos, estiman que unos líquidos presentanreconocidas virtudes sobre este tipo de afecciones dérmi-cas. Tales son los casos de las aguas de las fuentes de losOcho Caños (Aldeanueva de la Vera), de Valfrío (Cua-cos), de Santa Marina (Ahigal), de El Moral (Salvatierrade los Barros), de Los Casares (Campanario) y de LaPolvorosa (Santibáñez el Alto). En Las Hurdes aprove-chan el agua brotada entre los pinos. Aunque para aliviarlos dolores de una manera específica en Santa Cruz de laSierra se vierten un chorro de leche condensada sin nece-sidad de cubrirla, lavando la herida y volviendo a echarun poco más del edulcorado alimento conforme la ante-rior capa se va resecando. En Oliva de Plasencia, Serra-dilla, Carcaboso, Puebla del Prior y Torremayor bañan laparte afectada en leche fría. Un tubérculo como la patatano tiene desperdicio llegando estos casos en los que losquemados buscan apaciguar penas y llantos. En Casate-jada, Peraleda de la Mata, Peraleda de San Román y al-gún que otro pueblo del occidente cacereño se aplicanlas cáscaras recién cortadas, con la parte interna tocandola piel. En Torrecilla de los Ángeles, Madroñera, Zarzade Granadilla y Pedro Muñoz aplican rodajas de patatas,que renuevan conforme van adquiriendo un color par-dusco. Más extendido está por toda la comunidad el usode ralladuras o papilla fría de patatas con leche, queigualmente hay que cambiar de poco en poco. En ocasio-nes en las cataplasmas se combinan las ronchas de pata-tas y zanahorias, cual sucede en Fuente de Cantos, y lasralladuras de patatas y de pulpa de calabaza, como escostumbre en Quintana de la Serena y Ruanes.

Por lo general las quemadura, sobre todo cuando pro-vienen de líquidos en ebullición, se resuelven en empo-llas o ampollas. Sin embargo, no faltan procedimientosque tratan de evitar su aparición, aunque siempre que seactúe de una manera inmediata. Con vinagre mojan lazona en la mayoría de los pueblos que conocemos, sin

que falten lugares en los que la empapen de orín, espe-cialmente de niño, de tinta y de agua templada con sal.Son medicinas a las que también se le atribuye poder an-tiséptico y reparador dérmico. En Alburquerque se librande las borjasaplicándole un poco de barro.

En diferentes poblaciones se aconseja reventarse lasampollas lo más rápidamente posible, usando para elloalguna aguja malvada cuando no recurriendo a cortarsela piel quemada con unas tijeras pasadas por el fuego.Pero la medicina tradicional extremeña se inclina mayo-ritariamente por que la ampolla se destruya siguiendo sucurso natural. Refranes no faltan desaconsejando llevar acabo actuaciones traumáticas: "Las empollas, reventar-las con la polla" (Torrejoncillo, Ahigal), "A la ampollaque te salga, sólo aire, y con las pestañas" (Piornal).Claro está que también se puede ayudar a su vaciamientoa través de actuaciones más ortodoxas, entre las que seencuentran los salivazos en ayunas y las guisopadas delimón, que en Salorino se dan al unísono, y la aplicacióndirecta de hojas de coles del diablo a la que previamentehan desprendido la cutícula.

Grasas y aceites, ya sean como simples o ungüentos,se presentan como medicamentos que participan en rela-ción con las quemaduras de acciones emolientes, anti-sépticas y vulnerarias. Al aceite de oliva hay que unir lade ricino, una y otra de reconocidos poderes cicatrizan-tes. En menor proporción usase el aceite de ruda. Por laSierra de Gata el oleoso líquido se mezcla con un huevo.El batirla con clara es más habitual por las zonas de LasVilluercas, donde al igual que en otros muchas partes deExtremadura, le añaden el vino correspondiente para lo-grar la ya citada panacea que constituye el bálsamo delsamaritano. En Casar de Cáceres, Arroyo de la Luz yMalpartida de Cáceres el aceite la combinan con agua decal. En la capital cacereña a ambos elementos le añadende forma indistinta yema o clara a punto de nieve. Conaceite y cera derretida se prepara un mejunje que paralos quemados tiene buenos adeptos en Villarta de losMontes. A estos dos ingredientes en la vecina poblaciónde Helechosa de los Montes le unen la manteca de cerdo.

Y puesto que en mantecas entramos, apuntar debe-mos que para los lugareños de Zarza de Granadilla y Al-dea de Trujillo no hay mejor pomada reparadora de lapiel quemada que la conseguida de cocer ésta con hojassecas de laurel pulverizadas. Si se aplica con huevo bati-do al que se le ha añadido y mezclado una cucharada demanteca pueden lograrse los mismo fines en Villarrealde San Carlos.

En cuestiones de plantas se encuentran auténticas pa-naceas en Extremadura, que generalmente se aplican enforma de cataplasmas o emplastos. Las hojas de parieta-ria frescas hacen supurar la herida e inician el paso parala cicatrización. Con su jugo también se consiguen talesefectos. Colocar encima de la quemadura una hoja deacelga calentada y pelada es un remedio que se sigue porSegura de León. En Zafra antes de ponerla la empapancon aceite de oliva. Las acelgas cocidas para cubrir la

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zona quemada es de uso general en la práctica totalidadde las poblaciones de Campo Arañuelo. Gran aceptacióntienen en la comunidad las cataplasmas de marrubioma-chacado, de hojas de aliso o vinagrerapicadas, de hojasde perejil pasadas por el mortero, de hojas y flores secasde saúco y de hojas majadas de gordolobo. En Las Hur-des se considera buen cicatrizante de quemaduras a lahiedra. En Zarza la Mayor, Ceclavín, Piedras Albas y Al-cántara es a la hoja de moral picada y macerada en aceitea la que se le atribuyen vulnerarias propiedades. Por elValle del Jerte se inclinan sobre todo por las cataplasmasde pimpinela frita y mezclada con aceite de tal guiso. Lacarne y las hojas verdes de la calabaza se cuecen en Ahi-gal hasta lograr una masa que puesta encima de la que-madura precipita la formación de una nueva piel. El con-tacto dérmico con la hierba de San Juan macerada enaceite a lo largo de un mes y dejada al sereno se convier-te en un buen aliado contra este tipo de afecciones enamplias áreas extremeñas, sobre todo cuando se trata dequemaduras solares. Otro tanto ocurre con la aplicaciónde una hoja de col o, en su caso, de siempreviva o deombligo de Venus, estas dos últimas desprovistas de lapiel superior y untadas de manteca o de aceite. Con ellasel dolor cesa al instante y la cicatrización no se hace es-perar. La corteza de saúco verde se cuece con cera yaceite o con manteca de cerdo y aceite, empapándose acontinuación una gasa que se aplicará ligeramente tem-plada, con lo que se alivian picores, escoceduras y mo-lestias de los quemados. Es práctica habitual en diversaspoblaciones de la Sierra de Gata y de las Tierras de Gra-nadilla. Igualmente con saúco y manteca se elabora unungüento del que se refieren propiedades en el mismosentido.

Tampoco faltan aquí los lavatorios sanadores. El deinfusión de marrubio es muy estimado por toda la AltaExtremadura. Más extendido, ya que de él tenemos cons-tancia en todo el área comprendida entre el Tajo y elGuadiana, está el uso de zumo del tomate, del que en LaCodosera recomiendan un triple empleo diario. El aguade los chochosconforma un excelente antiséptico y cica-trizante en Torrejoncillo y Casas de Don Antonio, mien-tras que el agua que corre por los pinares es el medica-mento que para tales casos se utiliza por la comarca deLas Hurdes. Otra agua, concretamente la que se extraede la nieve derretida, es usada por lo vecinos de La Gar-ganta, en especial cuando se trata de reducir la quemadu-ra de los dedos. Para ello basta con introducirlo en unavasija que se haya llenado al efecto.

Citemos otra serie de elementos que se vierten sobreel quemado recién hecho. Con miel se consigue una rápi-da cicatrización, si bien en Guijo de Coria el productoapícola cede el primer puesto a la ceniza del brasero, yotra ceniza, en este caso la que proporciona la quema delbálago de una albarda vieja, se convierte en medicina enTorrecilla de los Ángeles. Los miembros enardecidos se

curan en Santibáñez el Alto con la ceniza de hojas de oli-vo bendecidos el Domingo de Ramos. Con el fruto delolivo, concretamente del pipo, se consigue un serrín quecon intención cicatrizadora se aprovecha en Valdeobispoy Aldehuela de Jerte. En este último lugar y en la vecinapoblación de Carcaboso si las circunstancias cuadran,aunque no parece que así ocurra en demasía, los chamus-cados dérmicos se curan con polvos de huesos de lamandíbula de un mono. Si difícil resulta el proporcionar-se la osamenta de un simio, la cosa se complica cuandolos requisitos exigibles para que la cura alcance el máxi-mo de efectividad son que el animal jamás haya copula-do y que su muerte coincida con el día de San Lorenzo.Como inciso apuntaremos que algo tendrá este santocuando en Extremadura a él se recurre como protector ysaludador de fuegos y abrasamientos. En Garganta laOlla, Conquista de la Sierra, Cabezabellosa, Hoyos, Ma-ta de Alcántara e Ibahernando constatamos la creenciade que levantando determinadas piedras a las doce de lanoche del día de su fiesta se hallan unos carbones que,llevados consigo, libran de las llamas y que pulverizadossobre la quemadura hacen que ésta sane al instante. Talvez el poder hagiográfico se debe a que el santo fuera sa-crificado en una parrilla. En este sentido hemos de fijar-nos en el conjuro que, con muy ligeras variantes, se reci-ta por la comarca de las Tierras de Granadilla cuando al-guien nota sobre su cuerpo la destructora acción de lasbrasas:

El pan no pasa hambre,el agua no pasa sed,el fuego no pasa frío.Las tres cosas son verdad,como San Lorenzo cura mi malpor el poder que Dios le ha dadoy la Santísima Trinidad.Para que el turado cure enseguida,recemos un Padrenuestro y un Avemaría.

Por tres veces se repite la oración, al tiempo que elquemado con el dedo pulgar untado en saliva traza repe-tidas cruces alrededor de la herida.

Harina de cristales lo que prefieren en Pinofranque-ado para lograr la curación de la quemadura supurosa, loque consiguen machacando un trozo de vidrio en uncuenco de piedra o en un almirez. La consecución del tó-pico medicamento es menor en Malcocinado, donde bas-ta con moler y verter en la quemadura cagalutas de gatosdespués de cocerlas y desecarlas. Semejantes exquisite-ces son también propias de Alburquerque. Aquí se con-forman, lo que no es poco, con aplicarse cataplasmas deexcrementos cocidos de paloma.

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