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Junio 12 del año 2016 - año 14 - N° 741- XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C Dirección y Diseño: Área de Comunicación Social - Litodiocesana Calle 20 N° 7-40 Tel: 3387622 - 23 - 3387626 Curia Episcopal Pereira “Los Medios al Servicio del Evangelio” Reflexión S egún el relato de Lucas, un fariseo llamado Simón está muy interesado en invitar a Jesús a su mesa. Probablemente, quiere aprovechar la comida para debatir algunas cuestiones con aquel galileo que está adquiriendo fama de profeta entre la gente. Jesús acepta la invitación: a todos ha de llegar la Buena Noticia de Dios. Durante el banquete sucede algo que Simón no ha previsto. Una prostituta de la localidad interrumpe la sobremesa, se echa a los pies de Jesús y rompe a llorar. No sabe cómo agradecerle el amor que muestra hacia quienes, como ella, viven marcadas por el desprecio general. Ante la sorpresa de todos, besa una y otra vez los pies de Jesús y los unge con un perfume precioso. Simón contempla la escena horrorizado. ¡Una mujer pecadora tocando a Jesús en su propia casa! No lo puede soportar: aquel hombre es un inconsciente, no un profeta de Dios. A aquella mujer impura habría que apartar rápidamente de Jesús. Sin embargo, Jesús se deja tocar y querer por la mujer. Ella le necesita más que nadie. Con ternura especial le ofrece el perdón de Dios, luego le invita a descubrir dentro de su corazón una fe humilde que la está salvando. Jesús sólo le desea que viva en paz: «Tus pecados te son perdonados... Tu fe te ha salvado. Vete en paz». Todos los evangelios destacan la acogida y comprensión de Jesús a los sectores más excluidos por casi todos de la bendición de Dios: prostitutas, recaudadores, leprosos... Su mensaje es escandaloso: los despreciados por los hombres más religiosos tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios. La razón es sólo una: son los más necesitados de acogida, dignidad y amor. Algún día tendremos que revisar, a la luz de este comportamiento de Jesús, cuál es nuestra actitud en las comunidades cristianas ante ciertos colectivos como las mujeres que viven de la prostitución o los homosexuales y lesbianas cuyos problemas, sufrimientos y luchas preferimos casi siempre ignorar y silenciar en el seno de la Iglesia como si para nosotros no existieran. No son pocas las preguntas que nos podemos hacer: ¿dónde pueden encontrar entre nosotros una acogida parecida a la de Jesús? ¿A quién le pueden escuchar una palabra que les hable de Dios como hablaba él? ¿Qué ayuda pueden encontrar entre nosotros para vivir su condición sexual desde una actitud responsable y creyente? ¿Con quiénes pueden compartir su fe en Jesús con paz y dignidad? ¿Quién es capaz de intuir el amor insondable de Dios a los olvidados por todas las religiones?

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Junio 12 del año 2016 - año 14 - N° 741- XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

Dirección y Diseño: Área de Comunicación Social - Litodiocesana Calle 20 N° 7-40 Tel: 3387622 - 23 - 3387626 Curia Episcopal Pereira

“Los Medios al Servicio

del Evangelio”

Reflexión

Según el relato de Lucas, un fariseo llamado Simón está muy interesado en invitar a Jesús a su

mesa . P robab lemen te , qu i e r e aprovechar la comida para debatir algunas cuestiones con aquel galileo que está adquiriendo fama de profeta entre la gente. Jesús acepta la invitación: a todos ha de llegar la Buena Noticia de Dios.

Durante el banquete sucede algo que Simón no ha previsto. Una prostituta de la localidad interrumpe la sobremesa, se echa a los pies de Jesús y rompe a llorar. No sabe cómo agradecerle el amor que muestra hacia quienes, como ella, viven marcadas por el desprecio general. Ante la sorpresa de todos, besa una y otra vez los pies de Jesús y los unge con un perfume precioso. Simón contempla la escena horrorizado. ¡Una mujer pecadora tocando a Jesús en su propia casa! No lo puede soportar: aquel hombre es un inconsciente, no un profeta de Dios. A aquella mujer impura habría que apartar rápidamente de Jesús. Sin embargo, Jesús se deja tocar y querer por la mujer. Ella le necesita más que nadie. Con ternura especial le ofrece el perdón de Dios, luego le invita a descubrir dentro de su corazón una fe humilde que la está salvando. Jesús sólo le desea que viva en paz: «Tus pecados te son perdonados... Tu fe te ha salvado. Vete en paz».Todos los evangelios destacan la acogida y comprensión de Jesús a los sectores más excluidos por casi todos de la bendición de Dios: prostitutas, recaudadores, leprosos... Su mensaje es escandaloso: los despreciados por los hombres más religiosos tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios. La razón es sólo una: son los más necesitados de acogida, dignidad y amor. Algún día tendremos que revisar, a la luz de este comportamiento de Jesús, cuál es nuestra actitud en las comunidades cristianas ante ciertos colectivos como las mujeres que viven de la prostitución o los homosexuales y lesbianas cuyos problemas, sufrimientos y luchas preferimos casi siempre ignorar y silenciar en el seno de la Iglesia como si para nosotros no existieran.No son pocas las preguntas que nos podemos hacer: ¿dónde pueden encontrar entre nosotros una acogida parecida a la de Jesús? ¿A quién le pueden escuchar una palabra que les hable de Dios como hablaba él? ¿Qué ayuda pueden encontrar entre nosotros para vivir su condición sexual desde una actitud responsable y creyente? ¿Con quiénes pueden compartir su fe en Jesús con paz y dignidad? ¿Quién es capaz de intuir el amor insondable de Dios a los olvidados por todas las religiones?

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Una vez más el Señor nos concede la gracia de poder celebrar la Eucaristía dominical: este espacio semanal de encuentro, de escucha y de comunión que necesitamos para no desfallecer en nuestro caminar diario.

Hoy el Señor escuchará nuestra voz, nuestros clamores y vendrá en nuestra ayuda, no nos rechazará ni nos abandonará porque nos ama, y está dispuesto a demostrarnos cuánto le importamos.

Gloria.

Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas,y pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos.Por Nuestro Señor Jesucristo…. Amén.

En aquellos días, Natán dijo a David: «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Yo te ungí rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de tu señor, puse sus mujeres en tus brazos, te entregué la casa de Israel y la de Judá, y, por si fuera poco, pienso darte otro tanto. ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote

con la mujer de Urías."» David respondió a Natán: «¡He pecado contra el Señor!» Natán le dijo: «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.»

Lector: Palabra de Dios.Todos: Te alabamos, Señor.

Del Salmo 31

Salmista: Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado

Todos: PERDONA, SEÑOR, MI CULPA Y MI PECADO

* Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R/.

* Había pecado, lo reconocí, no te e n c u b r í m i d e l i t o ; p r o p u s e : «Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

* Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. R/.

* Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo, los de corazón sincero. R/.

Hermanos:Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús. Por eso, hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por cumplir la Ley. Porque el hombre no se justifica por cumplir la Ley. Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la

NuestraEucaristía Ciclo “C”

2 Oración Colecta

4 Salmo Responsorial1 Monición de Entrada

XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Segunda Lectura5DE LA CARTA DEL APÓSTOLSAN PABLO A LOS GÁLATAS (2,16.19-21)

3 Primera Lectura

DEL SEGUNDO LIBRO DE SAMUEL (12,7-10.13)

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gracia de Dios. Pero, si la justificación fuera efecto de la ley, la muerte de Cristo sería inútil

Lector: Palabra de Dios. Todos: Te alabamos, Señor.

Lector: Dios nos amó y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.» Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» Él respondió: «Dímelo, maestro.» Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores ; uno l e deb ía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?» Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le di jo: «Has juzgado rectamente.» Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus

lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: s u s m u c h o s p e c a d o s e s t á n perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.» Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.» Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.» Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espír i tus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Lector: Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo.

Celebrante: Con humildad y confianza acudamos a Dios Padre, y oremos por todas las necesidades de nuestra vida y por la humanidad entera.

TODOS: ¡Muéstranos, Señor, tu misericordia!

1. Por los pastores de la Iglesia. Para que su vida sea un ejemplo de amor, de perdón y de misericordia. OREMOS

2. Por los dirigentes de las naciones. Para que trabajen por la paz, la fraternidad, la justicia y el progreso de todos los pueblos. OREMOS

Oración de los fieles

Aclamación 6

8

Evangelio7LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚNSAN LUCAS (7,36–8,3)

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3. Por los enfermos y por los que sufren. Para que sean sostenidos por la gracia de Dios. OREMOS

4. Por nosotros. Para que la participación de la Eucaristía dominical nos ayude a sentirnos amados y perdonados por el Dios del amor. OREMOS

Celebrante: Escucha, Padre, nuestra oración, y haz que cada día conozcamos más y vivamos más intensamente el Amor con el que nos amas.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tú nos has dado, Señor, por medio de estos dones que te presentamos, e l e s p í r i t u d e l c u e r p o y e l sacramento que renueva nuestro espíritu; concédenos con bondad que siempre gocemos del auxilio de estos dones.

Por Jesucristo, Nuestro Señor…. Amén.

Que esta comunión en tus misterios,

Oración post-comunión10

“Proteja su núcleo familiar con la tarifa más económica de la ciudad, desde $1.500 pesos por persona”

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Campo santo Prados de Paz y Hornos Crematorios

Oración sobre las Ofrendas9

Liturgia de Las Horas: Semana III - Verde

Lunes: 1R 21, 1-16 / Sal 5, 2-3. 5-6. 7 / Mt 5, 38-42

Martes: 1R 21, 17-29 / Sal 51(50) / Mt 5, 43-48

Miércoles: 2R 2, 1. 6-14 / Sal 31(30) / Mt 6, 1-6. 16-18

Jueves: Sir 48, 1-15 / Sal 97(96) / Mt 6, 7-15

Viernes: 2R 11, 1-4. 9-18. 20 / Sal 132(131) / Mt 6, 19-23

Sábado: 2Cro 24, 17-25 / Sal 89(88) / Mt 6, 24-34

Esta semana celebramos:

Lunes: San Antonio de Padua, Presbítero y doctor de La Iglesia

Señor, expresión de nuestra unión contigo, realice la unidad de tu Iglesia.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.