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FORO DE PADRESDepartamento de Orientación
Departamento de PastoralDepartamento TIC
JESÚS-MARÍA BURGOS
MI HIJO NO OBEDECE
MI HIJO NO OBEDECE
OBJETIVOS:
La familia es el NÚCLEO fundamental donde se educa el niño.
Educar es el primer deber de la familia.
La escuela y la familia deben llegar a conseguir coincidencias
educativas y dar pasos hacia una misma dirección.
CONCEPTOS:
1. Los padres deben ofrecer ejemplos o modelos a sus hijos de
responsabilidad en sus deberes familiares, sociales, religiosos,
laborales, etc.
2. Los padres deben preocuparse por conocer a sus hijos y
aceptarlos como son, con sus cualidades y sus límites.
3. Los padres deben encontrar momentos para estar con sus
hijos, escucharlos, hablar y comunicarse con ellos, jugar, etc.
4. Los padres deben tener y aplicar CRITERIOS claros y comunes
(el padre y la madre) sobre: normas de convivencia o reglas por las
que los hijos deben regirse y lograr una disciplina eficaz en la
familia. Crear un clima sano de exigencia, esfuerzo, hábitos de
trabajo y actitudes positivas ante él.
5. Los padres deben enseñar a los hijos a decir SI y a oír NO
cuando sea necesario.
6. Los padres deben mostrar FIRMEZA DE CARÁCTER para
orientar y dar seguridad a sus hijos.
7. Los padres deben conocer los modelos básicos de familia desde
el punto de vista educativo, reconocer el modelo que predomina en
su familia y optar por conseguir el más beneficioso y sano para el
desarrollo de sus hijos.
PARA EL DIÁLOGO:
El problema de la autoridad
de los padres en casa aparece
hoy día como una de las
cuestiones de más difícil solución
para educar correctamente a los
niños y jóvenes. Las nuevas
tendencias sociales han traído de
positivo la reducción de la represión y el
aumento de la tolerancia, pero han producido una sociedad en
cierto
modo “permisiva”, uno de cuyos frutos son los niños consentidos y
caprichosos, impositivos y autoritarios. Antes nos venían impuestos
unos valores: unidad familiar, trabajo, sumisión, responsabilidad,
obediencia, religiosidad, austeridad, control, disciplina, machismo,
etc.
Naturalmente un modelo de esta rigidez es fuente de hipocresía,
incumplimiento y doble moral.
Si seguimos, en nuestros días se nos imponen los valores de la
moderna sociedad postindustrial y del ocio: libertad,
independencia,
decadencia familiar, paz participación, no regresión, droga, ruido,
incapacidad para la soledad, desorden, velocidad, consumo,
publicidad, etc. Y en un mundo así, palabras como obediencia,
autoridad o disciplina no encajan demasiado bien.
La conducta de los padres va a ser decisiva en la evolución del
niño. Podemos distinguir tres grandes modelos de padres:
Autoritario: Ordena y manda en
cada momento, no pone en
cuestión su modo de actuar,
rígido e inflexible, administra
la disciplina sin excluir el
castigo físico. Las
prohibiciones son
sagradas y no se permiten
los fallos (fracaso). Tiene una
inseguridad permanente
ante el temor de que el hijo
se le vaya de las manos.
Es paternalista e incluso puede darle en ocasiones cosas de
mucho valor como modo de recompensar la sumisión.
Permisivo: Puede ser pasotismo, delegando sus funciones en
otros (madre/padre, escuela), o bien por debilidad de carácter,
consintiendo todos los caprichos por miedo a perder su cariño.
Autoridad moral: Los padres aceptan, aprueban, comprenden,
pero saben cómo cortar el capricho del niño, estableciendo una
disciplina y control racionales y razonables a sus tiempos
oportunos.
Estos padres animan al niño a hacer cosas autónomamente,
respetan los derechos del niño, pero mostrándole que los demás
también tienen necesidades, le alientan a intentar conductas
maduras y le ayudan a que pueda expresarse por sí mismo.
El problema de la autoridad no es tanto el “mandar”, como
ayudar a crecer, y esto supone que los niños vayan abdicando del
principio del “placer” –quererlo todo y quererlo inmediatamente- a
que se vayan rigiendo por el principio de la realidad, esto es, darse
cuenta que no se puede querer todo porque los demás también
quieren cosas y que, a veces, hay que elegir para adaptarse
realistamente al medio.
Sí, pero ¿qué hago si mi hijo no obedece?.
Pautas importantes de seguimiento.
1. Asegurarnos que es capaz de hacer lo que le vamos a pedir.
de lo contrario, deberemos ayudarle a cumplir lo que le mandamos.
2. Dejaremos bien claro cuáles serán las consecuencias positivas o
negativas de su obediencia o desobediencia.
3. No repetir la orden más de una vez y nunca debemos terminar
realizando nosotros nuestra propia orden.
4. Le daremos instrucciones simples, peticiones específicas,
comprensibles para él y razonables para su edad.
5. Le diremos de una en una las instrucciones que queremos que
realice. Nunca le daremos la siguiente petición hasta que no haya
cumplido la primera.
6. Utilizaremos un tono de voz agradable. Es mejor si nos ponemos
a la altura de nuestro hijo, y le miramos directamente a los ojos.
7. Si intuimos que no se dispone a cumplir la orden, le
preguntaremos si necesita ayuda o le ayudaremos, con juegos y
mostrándonos de buen humor para que no identifique la obediencia
con algo negativo.
8. Es importante que el niño distinga entre bueno y malo, correcto e
incorrecto, lo que conviene y lo que no; que sepa qué valoran sus
padres, qué es portarse bien, qué se espera de él y cómo actuar y
cuándo.
9. Se deben establecer unas normas: observando al niño,
analizando (padre y madre) la situación, poniéndose de acuerdo
para decidir qué normas se establecen y estando de acuerdo en
aplicarlas de modo coherente.
Aprender a reforzar las conductas deseables.
1. El refuerzo fortalece la conducta y favorece su persistencia
es una recompensa derivada de la conducta-.
2. Si no reforzamos, la conducta se debilita y llega a
extinguirse.
3. El refuerzo ayuda a manejar situaciones sin recurrir a la
crítica o el insulto.
4. El refuerzo debe indicar al niño que se le tiene afecto y
simpatía.
5. Al elogiar, no enjuiciar a la persona,
alabar su conducta.
6. El refuerzo inmediato es el más
efectivo.
7. Cualquier mejora o avance en
una conducta debe reforzarse.
Deben ser refuerzos
individualizados, adaptados a
cada hijo y
captados por el niño como
consecuencia lógica de la
conducta.
8. Son refuerzos EFICACES
Y FÁCILES de dar: el elogio,
la aprobación, las muestras
de afecto, la atención e interés por el hijo, actividades
interesantes para el hijo como jugar, salir, etc. y los premios.
PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO.
1. ¿Qué dificultades de permisividad encuentras en tu entorno familiar?.
2. ¿Puedes modificar algunas?. ¿Cuáles?. ¿Cómo puedes buscar la forma de solucionarlo?. En caso de que no tenga solución, ¿cómo las asumimos?.