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forrajes Riego y abonado en plfalfa cultivada bajo pivot Métodos para realizar una adecuada programación del riego y un correcto abonado de presiembra y cobertera La optimización de dos factores productivos fundamentales, como son el agua de riego y el abonado, permitirá una mejora en la rentabilidad productiva y cualitativa de la alfalfa, con un énfasis especial en este segundo punto, ya que la producción se destina a alimentación animal con las consiguientes repercusiones que sobre los productos obtenidos tendrá un correcto uso de los inputs reseñados. Josep Rufat. Área de Tecnologia Frutícola. Centre UdL-IRTA (Lleida). a alfalfa es uno de los culti- vos más importantes de España, con una superfi- cie total de 256.298 ha y una producción superior a los 12 millones de t, de las cuales el 40% se destina a henificación y el 50% a deshidratación. Las CC.AA. con una mayor superficie son Aragón, Castilla y León y Ca- taluña (MAPA, 2004). Aproximadamente, el 75% de la supeficie es de regadío, siendo el sistema de riego predominante la inundación o manta frente a as- persión, aunque este aspecto de- pende de la zona de estudio. Otros sistemas como el riego sub- superficial o enterrado pueden ser una alternativa de futuro, te- niendo en cuenta las mejoras téc- nicas y de ahorro de agua que con- Ilevan ( Rufat et al., 2006). Del análisis de una muestra de 42.500 ha de las distintas zonas productoras de España (Álvaro y Lloveras, 2003; Sisquella et al., 2004), el 63% de la superficie era regado a manta, mientras que el 37% restante se regaba por as- persión. En las CC.AA. y provin- cias estudiadas, los porcentajes variaban desde el 92% de la su- perficie dedicada a riego por as- persión en Castilla-La Mancha hasta el 10% en Navarra, mien- tras que en Girona la totalidad de la superficie era regada a manta. Las cantidades de agua consumi- das por el cultivo oscilaban entre los 8.000 y 12.000 m3/ha, sumi- nistradas en su mayor parte porel riego ( Fuentes y Lloveras, 2003). EI cuanto al abonado aplicado y según datos del informe anterior, 30/Vida Rural/15 de octubre 2006

forrajes Riego y abonado en plfalfa cultivada bajo pivot · Abonado de mantenimiento En cuanto a las dosis de man-tenimiento, las cantidades acon-sejadas se relacionan con las ex-tracciones

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forrajes

Riego y abonado en plfalfacultivada bajo pivotMétodos para realizar una adecuada programación del riego y un correcto abonado de presiembra y cobertera

La optimización de dosfactores productivos

fundamentales, como son elagua de riego y el abonado,

permitirá una mejora en larentabilidad productiva y

cualitativa de la alfalfa, conun énfasis especial en estesegundo punto, ya que la

producción se destina aalimentación animal con lasconsiguientes repercusiones

que sobre los productosobtenidos tendrá un correctouso de los inputs reseñados.

Josep Rufat.

Área de Tecnologia Frutícola.Centre UdL-IRTA (Lleida).

a alfalfa es uno de los culti-vos más importantes deEspaña, con una superfi-cie total de 256.298 ha yuna producción superior a

los 12 millones de t, de las cualesel 40% se destina a henificación yel 50% a deshidratación. LasCC.AA. con una mayor superficieson Aragón, Castilla y León y Ca-taluña (MAPA, 2004).

Aproximadamente, el 75% de lasupeficie es de regadío, siendo elsistema de riego predominante lainundación o manta frente a as-

persión, aunque este aspecto de-pende de la zona de estudio.Otros sistemas como el riego sub-superficial o enterrado puedenser una alternativa de futuro, te-niendo en cuenta las mejoras téc-nicas y de ahorro de agua que con-Ilevan ( Rufat et al., 2006). Delanálisis de una muestra de42.500 ha de las distintas zonasproductoras de España (Álvaro yLloveras, 2003; Sisquella et al.,2004), el 63% de la superficie eraregado a manta, mientras que el37% restante se regaba por as-

persión. En las CC.AA. y provin-cias estudiadas, los porcentajesvariaban desde el 92% de la su-perficie dedicada a riego por as-persión en Castilla-La Manchahasta el 10% en Navarra, mien-tras que en Girona la totalidad dela superficie era regada a manta.Las cantidades de agua consumi-das por el cultivo oscilaban entrelos 8.000 y 12.000 m3/ha, sumi-nistradas en su mayor parte porelriego ( Fuentes y Lloveras, 2003).

EI cuanto al abonado aplicado ysegún datos del informe anterior,

30/Vida Rural/15 de octubre 2006

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^I^I^1;^:^DIAGRAMAS DE DISTRIBUCIÓN DE LA PLUVIOMETRÍA. LOS CÍRCULOS EXTERIORES REPRESENTAN LOS ASPERSORES.

Aspersión fija 1

Pluviometría: 5.4 mmCU = 86%(Bueno)

la práctica totalidad de la superfi-cie recibía fósforo (P) y potasio (K)anualmente, con cantidades va-riables que oscilaban para el P en-tre menos de 80 kg de P205/hahasta más de 120 kg de P205/ha,con una mayor frecuencia entre80 y 120 kg de P205/ha (21% dela superficie encuestada). En elcaso del K, la mayoría declarabaaplicar más de 120 kgde K20/ha.También aplicaban nitrógeno (N)en el momento de la siembra ymantenimiento anual (entre el 70-80% de la superficie), con dosissuperiores a 40 kg de N/ha. Refe-rente a la aplicación de residuosganaderos, éstos sólo se aplica-ban en el 29% de la superficie en-cuestada (sobre todo en Zaragozay Castilla y León).

Riego a presión

Entre los factores que influyenpara efectuar un correcto riego apresión están: la elección del tipode aspersor, con un diseño, boqui-Ila y presión de trabajo determina-dos, y del marco de riego del mis-mo para que la distribución delagua sea uniforme en el terreno.Además, siempre hay que teneren cuenta la acción del vientocomo elemento que distorsiona la

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uniformidad del riego. Este aspec-to puede solucionarse por el efec-to acumulativo de riegos sucesi-vos en el tiempo, que normalmen-te Ileva implícito cambios en la di-rección del viento, y por el aumen-to de la frecuencia de riegos (Tar-juelo y Ortega, 2006). En zonascon vientos dominantes duranteciertos periodos del día hay queintentar escapar de su acción yasí minimizar su efecto.

Riego con pfvotEI riego con pívot supone el re-

sultado de la tendencia actual ha-cia sistemas automatizables, conun fácil manejo del mismo, conpresiones de trabajo bajas y quepermiten aprovechar las ventajasdel riego por la noche en cuanto acoste de energía, uniformidad poruna menor intensidad del viento yuna evaporación también menor,solucionando parte de los proble-mas expuestos anteriormente. Laconjunción de una baja presiónque permita un máximo alcancedel aspersor y un tamaño de gotamedio disminuye el efecto delviento sobre la uniformidad de rie-go y las pérdidas por evaporacióny arrastre. Con este sistema seconsigue una mayor uniformidadpor la menor afectación del vien-

Aspersión fija 2

Pluviometría: 5.4 mmCU = 81%(Acceptable)

O C^mm nluv

^ 100

^ 105^ ^, o^IIS^ I^a

I^5I3o

^ 135

to, comparado con los cañonesde riego o sistemas estacionarioso fijos (Tarjuelo, 2005).

Estudio comparado de launiformidad de riego

Comparando los resultados deun ensayo realizado en tres fincascomerciales (figura 1), se mues-tra claramente la diferente unifor-midad en la aplicación del riegosegún el sistema estudiado. Losresultados de este parámetro fue-ron heterogéneos, con valores queoscilaron entre un 81%en un casode aspersión convencional (resul-tado aceptable) y un 94% en pívot

Es conveniente lainstalación dealaún sistema de

v.

med^seauimiento tanto

G

del aaqua aplicadacomo del contenidohídrico del suelo

^ ^ ^PIVOT

Pluviometrfa: 5.7 mmCU = 94% (Excelente)

(resultado excelente). En este últi-mo caso, los resultados fueron deun tramo en concreto ya que, entretramos, las diferencias observa-das en pluviometría Ilegaron al38%. Ésta fue similar para las tresparcelas, entre 5,4 y 5,7 mm. Deaquí se desprende que el conoci-miento de las características delsistema de riego es fundamentalpara la futura programación. La uni-formidad de distribución en su-perficie del agua de riego es impor-tante a la hora de planificar dosis eintervalos de riego, intentandoajustar las características de la ins-talación a las necesidades de unacorrecta distribución.

Programación de riegos

Para una correcta programa-ción del riego es necesario cono-cer las características del siste-ma de riego utilizado y las aptitu-des del terreno que recibirá elagua. Partiendo de los valores cli-máticos de una estación agrome-teorológica cercana, obteniendoo calculando la evapotranspira-ción de referencia (ETo) y utilizan-do los coeficientes de cultivo (Kc)publicados por la FAO (FAO 24), secalculará la ET de la alfalfa. A estevalor se le restará la pluviometría

15 de octubre 2006/Vlda Rural/31

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efectiva (aproximadamente 50-60% de la Iluvia total), obteniendolas necesidades de riego. La co-rrección en base a la eficiencia deaplicación del agua porel sistemade riego (fracción situada en lazona de raíces), que en el caso delpívot se estima en un mínimo del75% del agua aplicada, supondrálas necesidades netas (NNR) aaplicar. EI tiempo calculado de rie-go será función de la pluviometríaaportada por el sistema de riego yresultado de la división entre NNRy la pluviometría del sistema. Coneste tiempo de riego y las caracte-rísticas del terreno, plantearemosuna posible dosis de lavado (casode presencia de sales) o un frac-cionamiento del riego (según infil-tración y capacidad de almacena-miento de agua).

EI paso siguiente es la posibleautomatización del riego median-te la instalación de un programa-dor que controlará el momento ytiempo de aplicación, así como laposibilidad del empleo de abonos(fertirrigación), tema que se expli-ca más adelante. En cualquiercaso, es conveniente la instala-ción de algún sistema de mediday seguimiento tanto del agua apli-cada como del contenido hídricodel suelo, sobre todo en fincas deun cierto tamaño.

EI abonado

La práctica del abonado requie-re de un conocimiento previo delas características iniciales delsuelo y del agua de riego y, una vezimplantado el cultivo, de la evolu-ción de los niveles de nutrientesen suelo y planta. Sólo así seráposible una planificación del abo-nado, calculando las dosis a apli-car tanto en presiembra como enmantenimiento.

EI seguimiento de las concen-traciones de los distintos elemen-tos con análisis periódicos de laplanta y de los contenidos en sue-lo para conocer la disponibilidadde nutrientes para el cultivo, esuna herramienta esencial paraplantear un balance de nutrientesy para la posterior toma de deci-sión de abonado.

La aplicación de las dosis nece-

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sarias de nutrientes tiene una re-lación directa con la calidad delproducto final. Del conjunto deprácticas de fertilización y a modode ejemplo práctico, el productortiene que asegurar niveles de pro-teína mínimos para su comerciali-zación del 15% sobre masa seca.Este nivel puede verse compro-metido cuando la proporción demalas hierbas sea elevada (casofrecuente del primer corte) o porun estadio vegetativo demasiadoavanzado en el momento de lasiega, debido al aumento inversa-mente proporcional de la concen-tración de fibra en los días finalesde cada ciclo, los cuales puedenverse alterados por aplicacionesincorrectas de nutrientes que su-pongan un desequilibrio en el de-sarrollo de la planta.

Abonado de presiembraLa aplicación de N en presiem-

bra es raramente aconsejable,sólo justificable cuando los nive-les de nitratos en suelo sean muybajos. Las aportaciones innece-sarias pueden producir una con-secuencia indeseable en la nodu-lación de las raíces, por un efectoinhibidor (Marschner, 1995). Un-dersander et al. (2000) única-mente aconsejan la aportación de25-30 kg N/ha en suelos de tex-tura gruesa y con niveles de MOmenores al 2%. Las mismas can-tidades son aconsejadas por delPozo e Ibáñez (1984) cuando losniveles de N residual sean insufi-cientes. Las cantidades de fósfo-

ro (P) y potasio (K) a aplicar en pre-siembra, en función de las reser-vas del suelo, pueden oscilar en-tre 100-120 kg de P205/ha y entre100-350 kg de K20/ha. Hay quetener en cuenta la escasa movili-dad de ambos nutrientes en elsuelo y su disponibilidad de futuropara el cultivo (LAF, 2000; del Po-zo e Ibáñez,1984).

Abonado de mantenimientoEn cuanto a las dosis de man-

tenimiento, las cantidades acon-sejadas se relacionan con las ex-tracciones del cultivo y los nivelesde reserva del suelo, con valoresde extracciones por tonelada demasa seca que oscilan entre 7-9kg Pz05/t y 16-30 kg K20/t (Do-mínguez, 1997; LAF, 2000). Lasnecesidades de N son cubiertas apartir del N atmosférico proce-dente de la simbiosis Rizhobiurr}alfalfa. A modo de comparación ypara producciones medias, las ex-tracciones del cultivo de la alfalfaduplican las del maíz, cultivo a suvez con una alta demanda de nu-trientes.

EI cálculo de la aportación defertilizantes P y K se basa en la co-secha esperada y los niveles delos respectivos nutrientes en hojay en el suelo procedentes de unanálisis mineral. De la combina-ción de concentraciones de am-bos elementos se proponen dosisdistintas de abonado (LAF, 2000)que satisfagan las necesidadesdel cultivo y, en caso necesario, in-crementen niveles en suelo cuan-

do éstos sean deficitarios. Seconsideran niveles de P y K ade-cuados en suelo valores entre 20-40 ppm y 175-300 ppm, respecti-vamente, aconsejando para estasituación la restitución de las ex-portaciones.

Entre los microelementos, elboro (B) es el elemento más im-portante en la producción de alfal-fa, con concentraciones en hojadeficitarias, por debajo de 25 ppm(Undersander et al., 2000), lascuales se localizan en suelos contextura arenosa y niveles bajos deM0. A pesar de su importancia,son raras las carencias de B, de-saconsejándose su aportaciónsin un estudio previo que justifi-que su necesidad (LAF, 2000).

Otro aspecto interesante es laposibilidad de aplicarfertilizantesorgánicos, especialmente en elcaso de los purines por las conno-taciones de eliminación de resi-duos ganaderos que conlleva.Aunque su aplicación puede impli-car excesos de P y K, así comoacumulaciones de Cu y Zn en elsuelo, la aportación racional delos mismos supone un beneficiomutuo para agricultoryganadero.Según el Código de Buenas Prác-ticas Agrícolas desarrollado paraCataluña, sólo pueden aplicarsepurines de octubre a abril, con do-sis máximas en zonas vulnera-bles de 30 m3 de purín/ha de al-falfa. Según Álvaro y Lloveras(2003), en la encuesta reseñadaanteriormente, el 61% de los agri-cultores encuestados declarabanno aplicar purines por los proble-mas de incremento de malas hier-bas. Un aspecto positivo para elcaso de alfalfa deshidratada es elbajo problema sanitario que con-Ileva la aplicación de purines tan-to por el proceso de henificaciónen campo como por la deshidrata-ción industrial, que se realiza auna temperatura de 350°C.

Fertirrigación

La práctica de la fertirrigacióno aplicación conjunta del agua deriego y los nutrientes supone unvalor añadido al uso del pívotcomo sistema de riego. La imple-mentación del cabezal de riego

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con un equipo de fertirrigaciónfacilita el manejo del P y K a apli-car, con el consiguiente ahorroen fertilizantes y mano de obra.Además, hay que añadir la ob-tención de ventajas de caráctertécnico, como la uniformidad enla distribución de los fertilizan-tes, su posible fraccionamiento yactuación inmediata. Por el con-trario, la obtención de las mejo-ras expuestas tendrá que justifi-carla inversión realizada. Portra-tarse de un sistema de riego quecubre una gran superficie, lasventajas expuestas anteriormen-te pueden compensar el costeunitario que pueda suponer elequipo de fertirrigación, que a suvez puede dimensionarse en fun-ción del grado de automatización

Bibliografía

requerido. No hay que olvidar laposibilidad de aplicación de pro-ductos fitosanitarios.

Desde el punto de vista prácti-co y portratarse el riego con pívotde una variante del riego por as-persión, el mantenimiento delsistema es un punto clave a lahora de evitar el problema princi-pal de toda instalación de fertirri-gación, que no es otro que lasobstrucciones. Para ello debencuidarse las mezclas de abonosque se realicen en su caso, recu-rriendo siempre a las compati-bles. A las aplicaciones de abonoseguirá un tiempo de riego sólocon agua (post-riego) para elimi-nar posibles depósitos de pro-ducto en cualquier elemento delsistema. n

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