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Caminar sin rumbo fijo por las ca-llecitas del centro de Cartagena de Indias —rodeada por una muralla de 18 km que en los siglos XVII y XVIII sirvió para protegerla de los pi-ratas y hoy se mantiene en pie casi en su totalidad— y apreciar sus ca-

Tras las murallas del Caribe

Del encanto colonial De su centro histórico amurallaDo a la moDerniDaD De su taciturno barrio bocagranDe, cartagena De inDias ofrece un completo combo De arte, historia, arquitectura, cultura y Diversión al que suma playas De arena blanca y agua turquesa a meDia hora en barco

sas coloniales de paredes naranjas, azules y amarillas, con balcones de los que cuelgan todo tipo de plantas, es el mayor encanto de este destino colombiano a orillas del Mar Caribe, donde el clima oscila entre 25 y 32 ºC todo el año.

Disfrutará más aún si se aloja en esta zona, pues si bien se ubica más lejos de la playa, está en el epicentro de la movida nocturna y gastronómi-ca. Durante el día, en ese centro an-tiguo puede haber 400.000 personas, pero de noche baja a 50.000, la mayo-

ría habitantes del barrio, el más caro de Cartagena, donde el precio de una casa comienza en el millón de dólares. De todas formas, a pocos quilómetros en auto o en ómnibus se encuentra el barrio Bocagrande, que tiene playas y está a unos minutos en barco de las paradisíacas arenas de las islas del Ro-sario y la península de Barú.

La Ciudad vieja. Quienes pref eren salir a recorrer el casco histórico con un itinerario previo pueden comenzar por la Torre del Reloj, ubicada sobre uno de los portones de acceso a esta ciudadela declarada Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 1984.A unas tres cuadras en dirección

sudeste, coronado con la estatua de Simón Bolívar, se ubica uno de los es-pacios abiertos más importantes de la ciudad, la Plaza Bolívar, adornada con fuentes, árboles y plantas. Previa-mente se llamó Plaza de la Iglesia —la catedral de Cartagena se encuentra frente a ella— y Plaza Mayor —hu-bo corridas de toros en sus primeras décadas de su fundación—, y luego en 1610 se le llamó Plaza de la Inqui-sición, dado que enfrente se instaló el Palacio de la Inquisición. Hoy esa cons-trucción es un museo donde se puede ver su interior con cárceles y cámaras de tortura, pero también elementos de la historia de Cartagena y de toda Colombia. En las inmediaciones de la plaza también está el Museo del Oro Zenú, abierto de 7 a 16 horas. Insta-lado en una casa colonial, es muy pe-queño pero ofrece una muestra de la cultura indígena de la región. La en-trada es gratuita y alcanza una hora para recorrerlo.A unas dos cuadras al sur se le-

vanta la catedral San Pedro Claver, en plena Plaza San Pedro y dueña de claustros que se pueden recorrer. Mi-sionero y sacerdote jesuita español, Pedro Claver es conocido como “el pa-trono de los esclavos” o “el esclavo de los esclavos” por la protección y ayuda que les daba en tiempos donde Carta-gena era uno de los mayores puertos de esclavos de América Latina.Hacia el norte de la Plaza Bolívar

llegará hacia otra de las plazas más importantes de la ciudad: la Santo Do-mingo, emplazada frente a una iglesia homónima, que ofrece varios restau-rantes y bares y una de las tradicio-nales esculturas de mujeres del artista

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plástico colombiano Fernando Botero. Gertrudis está desnuda y dice la tradi-ción que tocarle un seno trae suerte.Continuando en dirección norte se

llega al barrio San Diego, donde está la casa del Nobel de literatura Gabriel García Márquez, quien ambientó allí “El amor en los tiempos del cólera”, entre otros relatos. Pero solo podrá tomarse una fotografía en la puerta pues es su residencia privada. A unas pocas cuadras se encon-

trará con el límite norte de la ciudad amurallada, donde están Las Bóve-das, otra de las atracciones principa-les de la ciudad. Estas galerías techa-das de color amarillo intenso, fueron barraca de soldados y luego calabo-zos y hoy son un paseo con tiendas de artesanías y souvenirs, donde se recomienda el regateo.

La ciudad nueva. Al sur de la mura-lla hay otra Cartagena, que se parece más a Miami que a la de los cuentos de García Márquez: la de Bocagran-de, un barrio de rascacielos y hoteles frente a la playa, y restaurantes y ba-res a lo largo de su calle principal, la transitada avenida San Martín.Para conocer los alrededores se

puede tomar un city tour en chiva —un viejo bus de transporte rural— que dura unas cuatro horas e incluye visita panorámica al sector hotelero de Bo-cagrande y a los vecinos barrios resi-denciales El Laguito y Castillo Grande. El Castillo de San Felipe de Barajas, fortif cación española de 1536 sobre el cerro San Lázaro, que ofrece impo-nentes vistas de la ciudad y en su inte-rior túneles de hasta 27 metros de pro-fundidad, es otro punto de interés. Un cerro vecino es el de La Popa, donde está una de las iglesias más pintores-cas de Colombia: el convento colonial de la Orden de Agustinos Recoletos, construido a principios del siglo XV.Pocos pasos afuera de la mura-

lla está otro monumento icónico: la escultura de la India Catalina, perso-naje clave de la historia cartaginesa. Catalina fue la hija de un cacique de la etnia calamar, que a los 14 años fue raptada —o vendida, según las versiones— y entregada a una fami-lia noble castellana en Santo Domin-go, República Dominicana. Allí reci-bió educación e incorporó costumbres españolas y trabajó como intérprete para el conquistador Don Pedro de

Desde el Centro Histórico, ubicado tras la muralla, se aprecian los edificios del moderno barrio de Bocagrande (abajo).

Las casas ubicadas dentro de la muralla son las más caras de la ciudad: los precios comienzan en el millón de dólares.

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Heredia (1520-1554), para negociar con los indígenas calamares. Su ayu-da fue positiva para Heredia, que pa-cíf camente logró establecer en ese territorio un poblado al que bautizó en 1533 como Cartagena de Indias en recuerdo de la ciudad española homó-nima. Catalina convivió como pareja con Don Pedro y luego se casó con un sobrino de Heredia, Alonso Montañez, con quien se fue a vivir a Sevilla has-ta su muerte.Saliendo de la ciudad una de las

mayores atracciones es el Totumo, un pequeño volcán (45 metros de altura) de lodo tibio, ubicado a una hora al norte de Cartagena. Allí uno

tagena están las Islas Corales del Ro-sario, 28 archipiélagos con playas muy recomendadas para quienes quieran bucear. Las más conocidas son San Martín de Pajares, Tesoro, Rosario, Marina, Grande, Roberto, Múcura y Maravilla. San Martín de Pajares tiene además un acuario con delf nes, tibu-rones, barracudas y rayas. Cerca de las Corales del Rosario

está la península de Barú con su pa-radisíaca Playa Blanca, donde se pue-de nadar, tomar sol y practicar wind-surf, kayacs o snorkel, y hay hoteles all inclusive.

De rumba. Después de las seis de la tarde, dentro de la muralla se vuelve casi peatonal, pues las ordenanzas obligan a los automóviles y buses a re-tirarse. Sentarse a comer y tomar una copa en alguno de los restaurantes y pubs es un paseo obligado. Uno de los lugares más célebres es el Café del Mar, frente a la muralla, que tiene mú-sica electrónica estilo chill out y desde hace varios años publica sus propios discos. La gastronomía local se ba-sa en pescados, mariscos y arroces, acompañado de papas, patacones (bananas fritas laminadas), cocadas (buñuelitos de coco) y jugos de man-darina, maracuyá y frutas exóticas. Los que buscan más acción noc-

turna pueden contratar el paseo “rumba en chiva”, para recorrer la ciudad en este ómnibus caribeño, es-cuchando a músicos a bordo y toman-do ron. Para en discotecas populares o en la playa, y cuesta unos 400 pesos uruguayos.

carina fossati

El Grupo Latam Airlines ofrece un vuelo diario a Cartagena con escala en Bogotá, que sale del Aeropuerto de Carrasco a las 17.10 horas y llega a destino a las 09.15. Los pasajes se pueden comprar en www.lan.com, por teléfono al 2712 5555, en oficinas de LAN y TAM (Ellauri 343 frente a Punta Carretas Shopping) o en su agencia de viajes favorita.

puede sumergirse en ese barro de propiedades medicinales, sin hun-dirse pese a que tiene 20 metros de profundidad. A la salida se puede to-mar un baño en una laguna cercana y comprobar que la piel quedó lisa. Sin embargo, a la piscina natural de barro hay que ingresar mediante una escalera resbalosa, por lo que el ac-ceso puede resultar complicado pa-ra personas mayores o con alguna discapacidad.

SurcanDo el caribe. Apenas salien-do de la ciudad amurallada y a pocos pasos de la Torre del Reloj, los muelles De Los Pegasos y De la Bodeguita ofre-

cen a los viajeros opciones para nave-gar por el Caribe, desde tours guiados —que cuestan unos 40 dólares, más un impuesto de 6 dólares— hasta al-quilar un barco. Esta zona se conoce como Getsemaní y ofrece alojamien-tos más económicos que los del centro histórico y Bocagrande —sobre to-do hostels— con la ventaja de que se puede llegar caminando a la muralla.Diez minutos en barco permiten

llegar a la isla más cercana a Carta-gena, Tierra Bomba, que tiene 43 km de playas. Con sus 9.000 habitantes es uno de los destinos favoritos de los cartagineses para el f n de semana. A casi una hora en barco de Car-

Las Bóvedas, galerías techadas de color amarillo intenso que fueron barracas de soldados y calabozos, hoy son un paseo con tiendas de artesanías y souvenirs (izquierda).

Las islas del Rosario están a minutos en barco de Cartagena y ofrecen playas de agua turquesa y arena blanca (abajo).

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