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INTERNATIONAL WEEKLY Copyright © 2014 The New York Times DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014 Una colaboración con VENTANA ¿Puede oler el café recién hecho? ¿Y la madreselva? ¿Qué tal la colonia de su pareja? ¿Detecta todos esos olores? ¿Alguno de ellos? Si no es así, tal vez deba visitar a su doctor, y pronto. The New York Times informó hace poco sobre un nuevo estu- dio que indica que la pérdida del sentido del olfato puede indicar problemas graves de salud. Los investigado- res hicieron pruebas con 3.005 personas mayores de 57 años y descubrieron que quienes no podían identificar ciertos olores, como pescado y hierbabuena, tenían el triple de proba- bilidades de morir dentro de los siguien- tes cinco años en comparación con los otros participantes. Y entre menor era el puntaje, mayor era la probabilidad de morir. De los factores estudiados, la pér- dida del olfato era un mejor indicador de muerte que cualquier otra cosa, a excep- ción de daño en el hígado. Pero no hay que entrar en pánico. Si los olores no le resultan tan nítidos como deberían, eso no necesariamente signi- fica que se esté muriendo. Simplemente que es estadounidense. En un artículo en The Times, T.M. Luhrman, de la Universidad de Stan- ford, habló de la creciente convicción entre los antropólogos de que la percep- ción sensorial es tanto cultural como biológica. Escribió que varios investi- gadores holandeses estudiaron hace poco a más de 20 grupos diversos en todo el mundo para ver cómo la cultura y el idioma podrían afectar los cinco sentidos básicos. La parte olfativa de la prueba puede haber ayudado a aclarar ideas erróneas de estudios previos. “En la literatura científica, es bastan- te común encontrar la opinión de que ‘los humanos son extraordinariamente malos para identificar y nombrar olo- res’, como concluyó un análisis de 30 años de experimentos”, escribió Luhr- man. “Resulta que los participantes de esos 30 años de experimentos eran, en su mayoría, angloparlantes”. Y a los angloparlantes “les resulta fácil identificar colores comunes en la leche y las flores del jazmín (‘blanco’), pero no el aroma común en, por ejemplo, el guano de murciélago y la hoja del jen- gibre”. Incluso lo conocido puede ser di- fícil. Cuando el equipo de investigación de Holanda “presentó lo que deberían haber sido aromas conocidos para los estadounidenses —canela, resina de pino, limón, rosa y varios otros— fueron terribles a la hora de nombrarlos”, escri- bió Luhrman. Tal vez los estadounidenses podrían intentar algo así: canela y rosa = liber- tario. Resina de pino y limón = socia- lista. Se den cuenta o no, sus narices ya parecen hacer esas conexiones. Arthur C. Brooks escribió hace po- co en The Times sobre un estudio en Estados Unidos en el que se pidió a voluntarios que olieran almohadillas que habían sido adheridas a diferentes personas y que ca- lificaran lo atrac- tivo del olor. Los voluntarios pare- cían atraídos a los olores de la gente que compartía sus ideologías. Una participante pidió llevarse una de las muestras a casa, que calificó como “el mejor perfume” que ha- bía olido, escribió Brooks. “El aroma provenía de un hombre que com- partía sus opinio- nes políticas”. Otra mujer con opiniones opuestas había olido la misma muestra y declarado que era “rancio”. “La afinidad de ideas ejerce una atracción biológica sobre nuestra atra- cción”, dijo, “y los desacuerdos profun- dos realmente pueden apestar”. ALAN MATTINGLY Por DAMIEN CAVE y FRANCES ROBLES EL PARAÍSO, Guatemala — Los traficantes de personas se anuncia- ban en la radio cuando la primavera cedía su lugar al verano: “¿Desea una vida mejor? Venga conmigo”. Cecilia, una mu- chacha inquieta, ar- día en deseos de ir. Su padrastro había sido asesinado, lo que obligó a su fami- lia a vivir a la peque- ña casa de su tía, con sólo tres camas para diez personas. Era todo lo que tenían, y todo lo que un traficante necesitaba. Les ofreció un préstamo de siete mil dólares para el viaje de Cecilia, con la propiedad como garantía. “Le entregué la escritura original”, dijo Jacinta, la tía, señalando que el traficante les dio un plazo de un año para pagar, con interés. El trayecto duró casi un mes, pasan- do de un viaje de deseo y temor a un secuestro. La libertad llegó sólo des- pués de un pago extra de mil dólares, realizado cuando sus secuestradores mostraron un arma. Actualmente en Miami, Cecilia, de 16 años, se cuenta entre los más de 50 mil menores no acompañados por un adulto que han llegado a Estados Uni- dos de manera ilegal procedentes de Centroamérica en menos de un año. Si bien el número de recién llegados ha ido disminuyendo, el gobierno de Obama señala estar decidido a “en- frentar a los traficantes de estos niños no acompañados”. Pero desintegrar estas redes será una tarea difícil. Detrás de la oleada de inmigrantes jóvenes en busca de una oportunidad de vivir el sueño americano se encuen- tra un sistema de capitalismo cruel y no regulado con habilidad para adap- tarse. La industria de exportación de personas en la región hoy tiene un valor de miles de millones de dólares, de acuerdo con expertos, y se ha vuelo más despiadada y sofisticada que nun- ca, al emplear a una creciente varie- dad de oportunistas que atrapan, vio- lan y roban desde el punto de partida hasta el final del camino. Se cree que miles de inmigrantes son secuestrados y sufren abusos ca- da año a su paso por México. Otros, como Cecilia, son detenidos a cambio del pago de un rescate en Estados Uni- dos, y las autoridades por toda la re- gión lamentan que el horrible negocio del tráfico humano se sigue volviendo más horrible. “Es una pirámide”, dijo David Stoll, antropólogo en el Middlebury College en Vermont que ha estudiado la migra- ción en Guatemala. Una vez que los traficantes o “coyotes” y las familias se dan cuenta de que están a punto de perder dinero o una casa, añadió, “la única manera en que pueden recupe- rar sus pérdidas es pasándole la pelota a quienes están abajo de ellos”. Nebaj, municipio al que pertenece El Paraíso, se ubica en lo profundo de las tierras altas guatemaltecas. La re- gión ha enviado gente al norte duran- te años. En los pueblos de todo Nebaj, son comunes los casos de tierras per- didas a coyotes. Jorge Gúzman, gerente en uno de los bancos Banrural en Nebaj, dijo que es más probable que los préstamos se aprueben si la familia que lo solicita tiene un familiar en el norte que envía dinero. Se supone que los préstamos serán para construcción o mejoras agrícolas, pero Gúzman reconoció que mucho del dinero había sido usado pa- ra pagar viajes a Estados Unidos. La cantidad de de coyotes se ha mul- tiplicado, dicen muchos aquí, porque es el mejor trabajo que existe en los alrededores. Un viaje con frecuencia paga más que el sueldo anual de un profesor. “Vieron una oportunidad de nego- cios, y convencieron a la gente de Cen- troamérica que de alguna forma las leyes de Estados Unidos iban a permi- tirles quedarse”, dijo Luis Fernando Por MICHAEL PAULSON LOS ÁNGELES — Un hombre aus- traliano de cuerpo bronceado, de 32 años, con las letras F-A-I-T-H (que deletrean “fe”) tatuadas en su bíceps, subió a zancadas al escenario de un teatro que solía presentar actos de cabaret y le gritó a una multitud que extendía sus manos y sostenía celu- lares: “¡Juntos vamos a ganar esta ciudad!” Los espectadores, jóvenes, diver- sos y devotos a Jesús, habían llega- do al Teatro Belasco procedentes de toda la ciudad, y de todo el país, an- siosos por ayudar a una mega iglesia pentecostés australiana que se ex- tiende a nivel mundial a establecer su primer puesto de avanzada en la costa oeste de Estados Unidos. La iglesia, Hillsong, se ha conver- tido en un fenómeno, al aprovechar e incluso dar forma a las tendencias en el movimiento evangélico y en la cul- tura de la juventud cristiana. Su éxito sería lo suficientemente inusual en un momento en el que la religión tiene di- ficultades en una Europa y una Nor- teamérica que se alejan de la religión. Hillsong es aún más extraordina- ria porque su objetivo son los jóvenes cristianos en las grandes ciudades, donde la fe parece estar pasada de moda, pero donde sus servicios los atraen a raudales. Impulsada por un sello discográ- fico en auge y lucrativo que domina la música contemporánea cristiana, la iglesia tiene un alcance enorme: según algunas estimaciones, tiene 100 mil asistentes cada semana, diez millones de seguidores en medios sociales y ha vendido 16 millones de álbumes, y sus canciones se escuchan en iglesias desde Uzbekistán hasta Papúa Nueva Guinea. Fundada hace 30 años, Hillsong tiene iglesias en Amsterdam; Barce- lona, España; Berlín; Ciudad del Ca- bo; Copenhague; Kiev, Ucrania; Lon- dres; Nueva York; París; Estocolmo; Australia; y ahora, Los Ángeles. Pero sus detractores, que son nu- merosos, desestiman a Hillsong co- mo cristianismo “hipster”, y califican a su teología de superficial, su entu- siasmo por las celebridades (Justin Bieber se cuenta entre sus fans) de inapropiado, y sus políticas (su opo- sición al aborto y una postura no muy clara respecto a la homosexualidad) de poco transparentes. Cuando su nariz intenta comunicarle algo Sus comentarios son bienvenidos en [email protected]. Continúa en la página 2 INTELIGENCIA China lanza campañas de calumnias. PÁG. 2 PERSONALIDADES Robert Plant sigue sus instintos. PÁG. 7 Mega iglesia atrae a jóvenes urbanos Viaje de deseos y temores Continúa en la página 2 FOTOGRAFÍAS POR ANDREA BRUCE PARA THE NEW YORK TIMES MONICA ALMEIDA/THE NEW YORK TIMES Se estima que Hillsong atrae a 100 mil personas los fines de semana. Ben Houston oficia en Los Ángeles. Para Cecilia, de 16 años, el viaje de Guatemala a Miami fue un camino de contrabando, secuestro y extorsión. Su madre (arriba) en la casa hacinada de la que salió Cecilia, en El Paraíso. EL MUNDO Haitianas quieren ir al Mundial. PÁG. 4 CIENCIA Y TECNOLOGÍA Marsopa al borde de la extinción. PÁG. 6 JOSHUA BRIGHT PARA THE NEW YORK TIMES Los antropólogos creen que la cultura y el idioma afectan el olfato y otros sentidos humanos.

FOTOGRAFÍAS POR ANDREA BRUCE PARA THE … · El Paraíso, se ubica en lo profundo de las tierras altas guatemaltecas. La re-gión ha enviado gente al norte duran- ... sociales y

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INTERNATIONAL WEEKLYCopyright © 2014 The New York Times

DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014Una colaboración con

VENTANA

¿Puede oler el café recién hecho? ¿Y la madreselva? ¿Qué tal la colonia de su pareja?

¿Detecta todos esos olores? ¿Alguno de ellos? Si no es así, tal vez deba visitar

a su doctor, y pronto. The New York Times informó hace poco sobre un nuevo estu-dio que indica que la pérdida del sentido del olfato puede indicar problemas graves de salud.

Los investigado-res hicieron pruebas

con 3.005 personas mayores de 57 años y descubrieron que quienes no podían identificar ciertos olores, como pescado y hierbabuena, tenían el triple de proba-bilidades de morir dentro de los siguien-

tes cinco años en comparación con los otros participantes. Y entre menor era el puntaje, mayor era la probabilidad de morir. De los factores estudiados, la pér-dida del olfato era un mejor indicador de muerte que cualquier otra cosa, a excep-ción de daño en el hígado.

Pero no hay que entrar en pánico. Si los olores no le resultan tan nítidos como deberían, eso no necesariamente signi-fica que se esté muriendo. Simplemente que es estadounidense.

En un artículo en The Times, T.M. Luhrman, de la Universidad de Stan-ford, habló de la creciente convicción entre los antropólogos de que la percep-ción sensorial es tanto cultural como biológica. Escribió que varios investi-gadores holandeses estudiaron hace poco a más de 20 grupos diversos en todo el mundo para ver cómo la cultura y el idioma podrían afectar los cinco sentidos básicos. La parte olfativa de la prueba puede haber ayudado a aclarar

ideas erróneas de estudios previos.“En la literatura científica, es bastan-

te común encontrar la opinión de que ‘los humanos son extraordinariamente malos para identificar y nombrar olo-res’, como concluyó un análisis de 30 años de experimentos”, escribió Luhr-man. “Resulta que los participantes de esos 30 años de experimentos eran, en su mayoría, angloparlantes”.

Y a los angloparlantes “les resulta fácil identificar colores comunes en la leche y las flores del jazmín (‘blanco’), pero no el aroma común en, por ejemplo, el guano de murciélago y la hoja del jen-gibre”. Incluso lo conocido puede ser di-fícil. Cuando el equipo de investigación de Holanda “presentó lo que deberían haber sido aromas conocidos para los estadounidenses —canela, resina de pino, limón, rosa y varios otros— fueron terribles a la hora de nombrarlos”, escri-bió Luhrman.

Tal vez los estadounidenses podrían

intentar algo así: canela y rosa = liber-tario. Resina de pino y limón = socia-lista. Se den cuenta o no, sus narices ya parecen hacer esas conexiones.

Arthur C. Brooks escribió hace po-co en The Times sobre un estudio en Estados Unidos en el que se pidió a voluntarios que olieran almohadillas que habían sido adheridas a diferentes

personas y que ca-lificaran lo atrac-tivo del olor. Los voluntarios pare-cían atraídos a los olores de la gente que compartía sus ideologías.

Una participante pidió llevarse una de las muestras a casa, que calificó como “el mejor perfume” que ha-bía olido, escribió Brooks. “El aroma provenía de un hombre que com-partía sus opinio-nes políticas”. Otra

mujer con opiniones opuestas había olido la misma muestra y declarado que era “rancio”.

“La afinidad de ideas ejerce una atracción biológica sobre nuestra atra-cción”, dijo, “y los desacuerdos profun-dos realmente pueden apestar”.

ALAN MATTINGLY

Por DAMIEN CAVE y FRANCES ROBLES

EL PARAÍSO, Guatemala — Los traficantes de personas se anuncia-ban en la radio cuando la primavera cedía su lugar al verano: “¿Desea una vida mejor? Venga conmigo”.

Cecilia, una mu-chacha inquieta, ar-día en deseos de ir. Su padrastro había sido asesinado, lo que obligó a su fami-lia a vivir a la peque-ña casa de su tía, con

sólo tres camas para diez personas. Era todo lo que tenían, y todo lo que un traficante necesitaba. Les ofreció un préstamo de siete mil dólares para el viaje de Cecilia, con la propiedad como garantía.

“Le entregué la escritura original”, dijo Jacinta, la tía, señalando que el traficante les dio un plazo de un año para pagar, con interés.

El trayecto duró casi un mes, pasan-do de un viaje de deseo y temor a un secuestro. La libertad llegó sólo des-pués de un pago extra de mil dólares, realizado cuando sus secuestradores mostraron un arma.

Actualmente en Miami, Cecilia, de 16 años, se cuenta entre los más de 50 mil menores no acompañados por un adulto que han llegado a Estados Uni-dos de manera ilegal procedentes de Centroamérica en menos de un año. Si bien el número de recién llegados ha ido disminuyendo, el gobierno de Obama señala estar decidido a “en-

frentar a los traficantes de estos niños no acompañados”. Pero desintegrar estas redes será una tarea difícil.

Detrás de la oleada de inmigrantes jóvenes en busca de una oportunidad de vivir el sueño americano se encuen-tra un sistema de capitalismo cruel y no regulado con habilidad para adap-tarse. La industria de exportación de personas en la región hoy tiene un valor de miles de millones de dólares, de acuerdo con expertos, y se ha vuelo más despiadada y sofisticada que nun-

ca, al emplear a una creciente varie-dad de oportunistas que atrapan, vio-lan y roban desde el punto de partida hasta el final del camino.

Se cree que miles de inmigrantes son secuestrados y sufren abusos ca-da año a su paso por México. Otros, como Cecilia, son detenidos a cambio del pago de un rescate en Estados Uni-dos, y las autoridades por toda la re-gión lamentan que el horrible negocio del tráfico humano se sigue volviendo más horrible.

“Es una pirámide”, dijo David Stoll, antropólogo en el Middlebury College en Vermont que ha estudiado la migra-ción en Guatemala. Una vez que los traficantes o “coyotes” y las familias se dan cuenta de que están a punto de perder dinero o una casa, añadió, “la única manera en que pueden recupe-rar sus pérdidas es pasándole la pelota a quienes están abajo de ellos”.

Nebaj, municipio al que pertenece El Paraíso, se ubica en lo profundo de las tierras altas guatemaltecas. La re-gión ha enviado gente al norte duran-te años. En los pueblos de todo Nebaj, son comunes los casos de tierras per-didas a coyotes.

Jorge Gúzman, gerente en uno de los bancos Banrural en Nebaj, dijo que es más probable que los préstamos se aprueben si la familia que lo solicita tiene un familiar en el norte que envía dinero. Se supone que los préstamos serán para construcción o mejoras agrícolas, pero Gúzman reconoció que mucho del dinero había sido usado pa-ra pagar viajes a Estados Unidos.

La cantidad de de coyotes se ha mul-tiplicado, dicen muchos aquí, porque es el mejor trabajo que existe en los alrededores. Un viaje con frecuencia paga más que el sueldo anual de un profesor.

“Vieron una oportunidad de nego-cios, y convencieron a la gente de Cen-troamérica que de alguna forma las leyes de Estados Unidos iban a permi-tirles quedarse”, dijo Luis Fernando

Por MICHAEL PAULSON

LOS ÁNGELES — Un hombre aus-traliano de cuerpo bronceado, de 32 años, con las letras F-A-I-T-H (que deletrean “fe”) tatuadas en su bíceps, subió a zancadas al escenario de un teatro que solía presentar actos de cabaret y le gritó a una multitud que extendía sus manos y sostenía celu-lares: “¡Juntos vamos a ganar esta ciudad!”

Los espectadores, jóvenes, diver-sos y devotos a Jesús, habían llega-do al Teatro Belasco procedentes de toda la ciudad, y de todo el país, an-siosos por ayudar a una mega iglesia pentecostés australiana que se ex-tiende a nivel mundial a establecer su primer puesto de avanzada en la costa oeste de Estados Unidos.

La iglesia, Hillsong, se ha conver-tido en un fenómeno, al aprovechar e incluso dar forma a las tendencias en el movimiento evangélico y en la cul-tura de la juventud cristiana. Su éxito sería lo suficientemente inusual en un momento en el que la religión tiene di-ficultades en una Europa y una Nor-teamérica que se alejan de la religión.

Hillsong es aún más extraordina-ria porque su objetivo son los jóvenes cristianos en las grandes ciudades, donde la fe parece estar pasada de moda, pero donde sus servicios los atraen a raudales.

Impulsada por un sello discográ-fico en auge y lucrativo que domina la música contemporánea cristiana, la iglesia tiene un alcance enorme: según algunas estimaciones, tiene 100 mil asistentes cada semana, diez millones de seguidores en medios sociales y ha vendido 16 millones de álbumes, y sus canciones se escuchan en iglesias desde Uzbekistán hasta Papúa Nueva Guinea.

Fundada hace 30 años, Hillsong tiene iglesias en Amsterdam; Barce-lona, España; Berlín; Ciudad del Ca-bo; Copenhague; Kiev, Ucrania; Lon-dres; Nueva York; París; Estocolmo; Australia; y ahora, Los Ángeles.

Pero sus detractores, que son nu-merosos, desestiman a Hillsong co-mo cristianismo “hipster”, y califican a su teología de superficial, su entu-siasmo por las celebridades (Justin Bieber se cuenta entre sus fans) de inapropiado, y sus políticas (su opo-sición al aborto y una postura no muy clara respecto a la homosexualidad) de poco transparentes.

Cuando su nariz intenta comunicarle algo

Sus comentarios son bienvenidos en [email protected].

Con tinúa en la página 2

INTELIGENCIA

China lanza campañas de calumnias. PÁG. 2

PERSONALIDADES

Robert Plant sigue sus instintos. PÁG. 7

Mega iglesia atrae a jóvenes urbanos

Viaje de deseos y temores

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FOTOGRAFÍAS POR ANDREA BRUCE PARA THE NEW YORK TIMES

MONICA ALMEIDA/THE NEW YORK TIMES

Se estima que Hillsong atrae a 100 mil personas los fines de semana. Ben Houston oficia en Los Ángeles.

Para Cecilia, de 16 años, el viaje de Guatemala a Miami fue un camino de contrabando, secuestro y extorsión. Su madre (arriba) en la casa hacinada de la que salió Cecilia, en El Paraíso.

EL MUNDO

Haitianas quieren ir al Mundial. PÁG. 4

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Marsopa al borde de la extinción. PÁG. 6

JOSHUA BRIGHT PARA THE NEW YORK TIMES

Los antropólogos creen que la cultura y el idioma afectan el olfato y otros sentidos humanos.

INTERNATIONAL WEEKLY

NANCY LEE Editora ejecutivaTOM BRADY Editor en jefeALAN MATTINGLY Editor

The New York Times International Weekly620 Eighth Avenue, New York, NY 10018

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E L M U N D O

2 DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Carrera Castro, Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala.

Cecilia, quien no quiso que se use su nombre completo ni el de sus familia-res, sabía que el viaje era riesgoso. Su prima, Ana, de 21 años, había sido de-portada dos veces. Pero Cecilia creyó en la propuesta de un traficante. “Pen-sé que cuando llegara a Estados Unidos me darían documentos. Eso dijo el co-yote”, contó.

Así que una mañana de mayo, Cecilia metió cinco pantalones y cinco blusas en una mochila y emprendió el viaje. El coyote la recogió, junto con otra media docena de personas.

Primero viajaron en autobús a la fron-tera mexicana. Luego otro grupo de coyotes los llevó a través de México, de nuevo en autobús, hasta que llegaron a la ciudad de Reynosa, en la frontera con McAllen, Texas. Allí, durante una sema-na dijo que la mantuvieron una bodega con unas 100 personas más hasta que cruzaron el Río Bravo y finalmente lle-garon a una casa cerca de McAllen. Unas 85 personas se apretujaron ahí. Los nue-vos guías eran hoscos. “Nos quitaron todo nuestro dinero”, dijo Cecilia.

Alrededor de una semana después, otro coyote se llevó a un pequeño gru-po a través del desierto para evitar los retenes. “Vi dos personas muertas en el desierto”, recordó. “El coyote tenía comida para él, pero no para nosotros”.

Un auto llegó y los recogió. Se ma-tieron en él, siete en total, y se fueron a Houston. El nuevo coyote comenzó a llamar a su padre, Jacinto, quien en su juventud se había ido a Estados Unidos, pero había regresado a Guatemala más

de diez años antes y ahora tenía otra familia. “El hombre dijo que si no paga-ban no nos dejarían ir”, contó Cecilia.

Es una estrategia común. Aun cuan-do miles de niños se han presentado ante autoridades fronterizas estadou-nidenses en meses recientes, muchos traficantes retienen a otros para la ex-torsión. Las autoridades judiciales esta-dounidenses señalan que los culpables en estos casos probablemente no tienen nada que ver con el traficante original que los migrantes contrataron.

Muchos activistas de los derechos hu-manos estiman que 20 mil personas al año son secuestradas en México cami-no a Estados Unidos. En algunos casos, las mujeres se usan como dinero para pagar el paso por áreas controladas por cárteles de las drogas. Y en Estados Unidos, los traficantes en ocasiones compran migrantes para luego extor-sionar a sus familiares. Pocas familias llaman a la policía.

La madre de Cecilia, desesperada luego de no tener noticias de su hija durante semanas, tomó dinero de un prestamista, con la esperanza de llegar a Estados Unidos para encontrarla y saldar el préstamo original. Pero per-dió todo en la frontera mexicana cuando un coyote le robó y se negó a llevarla al norte porque estaba embarazada.

Jacinto ahora era considerado res-ponsable de las deudas, pero no tenía modo de pagar. Cecilia dijo que su cap-tor se volvió más agresivo.

Antes de que ella se fuera, su padre le había dado el número telefónico de una activista de los derechos humanos en Miami de quien fue jardinero cuando era adolescente. Él no había visto a la familia, los Marín, en años.

“Recibí una llamada, y era una mu-chacha que dijo: ‘Soy Cecilia. ¿Puede ayudarme? No me dejarán ir a menos

de que paguemos dinero’”, recordó Ma-rín, quien no quiso revelar su nombre completo. “Le contesté: ‘¿Qué Ceci-lia?’”.

El coyote dejó en claro los términos: quería 500 dólares de inmediato, y al-guien tenía que ir a Houston para reco-ger a la joven.

Luego de una serie de llamadas, Ma-rín se dio cuenta de que Cecilia era la hija de su ex empleado.

Acordó pagar 500 dólares y el hombre accedió a conducir hacia el este. Pero cada vez que cruzaba un límite estatal, llamaba y demandaba más dinero. “Es un chantaje vil”, dijo. Pero accedió a re-unirse en Naples, a unas dos horas de Miami. “No tenía opción”, pensó Marín. “La habrían prostituido”.

El viaje terminó cerca de una tienda de abarrotes, donde Marín y sus acom-pañantes encontraron un Jeep rojo con placas provisionales. Había dos hom-bres en el vehículo. El conductor se le-vantó la camisa para mostrar el arma metida en la pretina del pantalón. Que-ría 1.500 dólares, pero Marín llevaba sólo 900. Su hermana logró reunir otros 100 de su cartera.

“Cuando mostró el arma, yo estaba tan enojada”, contó Marín. “Le dije: ‘Mire, señor, no la conozco. Yo no lo con-traté a usted. ¡Llévesela!’”.

El hombre aceptó los mil dólares y dejó que Cecilia saliera del auto. Su car-tera desapareció.

Durante las siguientes semanas, el padre de Cecilia fue amenazado por el prestamista; su madre dio a luz, su-mando otro niño a la hacinada casa que pronto podría ser embargada, y Cecilia descubrió que sus sueños de enviar mil dólares mensuales a casa no eran rea-listas. Pero de acuerdo con el traficante al lado de la carretera, Cecilia “debería estar agradecida”.

Por PAUL SULLIVAN

Alberto Beeck está teniendo lo que se-ría considerado como un año sólido para cualquier empresario y filántropo. En fe-brero, Beeck, que nació en Perú y huyó a Estados Unidos después del golpe militar en su país en 1968, y su esposa nacida en Cuba, Olga María, donaron diez millones de dólares a la Universidad de George-town para fundar el Centro Beeck sobre Impacto Social e Innovación.

Tras años de servir en el directorio de Lumni, una organización mexicana que le otorga a estudiantes en cinco países becas educativas a cambio de una parte de sus futuros ingresos, Beeck ahora es presidente del directorio.

Y después de tres años de trabajo, está a punto de ver los frutos de una inversión filantrópica relativamente inusual: un programa televisivo de realidad que se transmitirá durante quince domingos por la noche en Colombia y que se enfoca en altruistas poco conocidos.

“Piensas en famosos que apoyan cau-sas”, dijo Beeck, desde Lima. “La idea del programa es destacar el trabajo de los emprendedores sociales”.

Para un filántropo latinoamericano, el año de Beeck ha sido notable. Históri-camente, los latinoamericanos ricos han tenido poco interés en la filantropía.

Según el World Giving Index, Costa Ri-ca es el país latinoamericano mejor cla-sificado en términos de filantropía, en el lugar número 23 en la lista de 2013. Perú, el país natal de Beeck, es el número 74, México el 76 y Argentina el 78. (Francia es el 77). Brasil está empatado en el lugar número 90, con Iraq, Malí y Mauritania.

Pero ese historial está cambiando len-tamente. Hoy, la actitud se ha convertido en algo que podría considerarse como un interés propio progresista.

“El gran impulsor es que necesitan ayudara crear una sociedad civil fuerte en sus países, y tienen la capacidad de hacer una diferencia; tienen que hacer una diferencia”, dijo María Elena La-gomasino, presidente ejecutiva y socia directora de WE Family Offices, cuya familia huyó de Cuba.

“Mire a algunos de estos países: hay condiciones sociales realmente terribles. Mire a todos estos niños que terminan en la frontera estadounidense. Simplemen-te no puedes dejarle las cosas al gobierno o a las ONGs”, dijo Lagomasino.

Aunque el índice de la filantropía aún es pequeño, la tendencia hacia la “fi-lantropía de impacto”, dirigida a lograr cambios sociales específicos, coincide con una tendencia similar en Estados Unidos, particularmente entre los em-prendedores.

Tradicionalmente, se consideraba que los gobiernos y la iglesia católica eran los principales responsables de ayudar a los pobres en Latinoamérica. “Si el sector

privado se encargaba de algo que el es-tado veía como su esfera, era casi como si trataras de erosionar al gobierno”, dijo Lagomasino.

Y a diferencia de Estados Unidos, los países latinoamericanos no han ofrecido incentivos fiscales para incentivar la fi-lantropía. Luis Stuhlberger, gerente de un fondo de resguardo, filántropo bra-sileño y presidente del Instituto Credit Suisse Hedging-Griffo, una institución filantrópica corporativa, calculó que mu-chas veces los individuos no aprovechan el pequeño incentivo fiscal de Brasil para las donaciones de caridad.

Pero más que nada, la vacilación estu-vo relacionada con décadas de trastor-nos políticos, económicos y sociales.

“Cuando miro a mi generación, era una generación relativamente egoísta”, dijo Beeck, de 58 años, cuyo plan filantrópico comenzó en 2008 cuando vendió su parti-cipación en Hochschild Mining, un grupo minero con operaciones en Latinoaméri-ca y Canadá.

La relativa estabilidad en Perú ayudó

a que la idea del trabajo filantrópico pa-reciera factible.

Ángela María Tafur fundó Give to Co-lombia en 2004 tras mudar a su familia a Miami debido a preocupaciones de segu-ridad. Su padre fue senador en Colombia antes de ser asesinado a principios de los años 90. Una de las áreas en que se enfoca su fundación es en educar a los “desmovilizados” —jóvenes que aban-donaron el movimiento guerrillero— y reintegrarlos a la sociedad.

Pero para ella es primordial mostrar-le a individuos, fundaciones familiares y corporaciones que su organización es efectiva y que está comprometida con la rendición de cuentas.

“Somos muy exitosos gracias a nuestra transparencia, nuestro compromiso con la rendición de cuentas y lo cuidadosos que somos al monitorear el uso de los fon-dos”, dijo.

“Lo que ha distinguido a Hillsong es una minimización del contenido real del Evangelio, y una presentación mucho más difusa de la espiritualidad”, dijo R. Albert Mohler Jr., del Seminario Teoló-

gico Bautista del Sur, en Louisville, Ken-tucky.

Para los jóvenes cristianos en ciuda-des donde Hillsong tiene iglesias, se ha convertido en un imán, al combinar los valores de producción de un concierto de rock, la energía de un centro nocturno y

el entorno comunitario de una mega igle-sia.

Muchos asistentes dicen que los atrae la música, pero se quedan para estar con otros jóvenes cristianos, y porque creen que las iglesias pueden ayudar a trans-formar las ciudades a través de la oración y el servicio social.

Hillsong es un ejemplo de un fenóme-no creciente en el cristianismo a nivel mundial: iglesias grandes de marca que incursionan en grandes ciudades secu-lares.

“Históricamente, los evangélicos han sido gente de zonas rurales, y las ciu-dades eran los lugares donde moraba el pecado”, dijo Ed Stetzer, de LifeWay Research, una organización con sede en

Nashville que estudia las prácticas en el cristianismo estadounidense. “Pero las ciudades también son donde vive la gente”.

Hillsong, fundada por Brian Houston y su esposa, Bobbie, se ha opuesto al abor-to y ha descrito las relaciones sexuales del mismo sexo como pecaminosas. Pe-ro recientemente, los líderes de la iglesia han moderado su tono.

En Estados Unidos, Hillsong es no de-nominacional; en Australia, está asocia-da con las Iglesias Cristianas Australia-nas, una filial de las Asambleas de Dios. Durante un tiempo, Houston fue el direc-tor de esa denominación.

En 2000, despidió a su padre, Frank Houston, quien servía en otra iglesia, lue-

go de que Frank admitió haber abusado a un niño décadas antes.

Uno de los hijos de Brian Houston, Joel, es el presidente creativo de Hillsong y pastor en Hillsong Nueva York. Otro hijo, Ben, es el pastor de Hillsong Los Ángeles con el tatuaje de “Fe” en un brazo.

Los oficios por lo general se realizan en escenarios para conciertos con ilumina-ción tenue y se forman filas para entrar. Tom Wagner, un etnomusicólogo en la Universidad de Edimburgo, explicó que la música de Hillsong se caracteriza por arreglos musicales ricos, pero armonías sencillas.

“Son muy buenos para componer can-ciones pegajosas”, dijo. “Saben lo que funciona”.

Mega iglesia australiana atrae a miles de fieles urbanos jóvenes en EE.UU.

Los latinoamericanos se interesan en la filantropía

Odisea frustra el sueño americano de niña

Paulina Villegas contribuyó con re-portes desde Ciudad de México.

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ANDREA BRUCE PARA THE NEW YORK TIMES

UNIVERSIDAD DE GEORGETOWN, VÍA ASSOCIATED PRESS

Alberto y Olga María Beeck donaron diez millones de dólares a la Universidad de Georgetown.

INTELIGENCIA/MURONG XUECUN

El poder de la calumnia de BeijingBEIJING

Los disidentes chinos son objeto cons-tante de todo tipo de acoso. El artista Ai Weiwei no puede salir del país para asis-tir a exhibiciones de sus propias obras. Hu Jia, activista de los derechos huma-nos quien pasó más de tres años en pri-sión por cargos de subvertir el poder del estado, frecuentemente es puesto bajo arresto domiciliario. Y, por supuesto, muchos disidentes son enviados a pri-sión bajo cargos falsos, como Tie Liu, el escritor y editor clandestino de 81 años, a quien la policía recientemente arrestó.

Hace poco, yo me hice conocido como víctima de otro método utilizado para enfrentar a los enemigos percibidos del estado: una salvaje campaña de calum-nia en línea.

El 21 de agosto, una serie de artículos titulada “La vida pasada y presente de Murong Xuecun” apareció en Literature City, un sitio en Internet con sede fuera de China que afirma ser el mayor portal para chinos en el extranjero. Varios de los ensayos estaban firmados por auto-res como “Habla Negra”, “Sr. Negativo” y “Bosque”, pero la mayoría no se moles-taba en llevar firma.

Las similitudes en estilo indican que

los ensayos son la obra de un solo equi-po. Ellos demuestran un patriotismo acérrimo y una obsesión moral; citan fuentes que no se pueden verificar. El detalle delatador más evidente de que éste fue un ataque coordinado de alia-dos del gobierno (nadie puede probar que Beijing sea realmente el culpable) es que el propio título —“La vida pasada y presente de...”— fue utilizado en artí-culos para desprestigiar a otros disiden-tes este año.

Las mentiras del artículo comien-zan con mi niñez: fui delincuente y me expulsaron de muchas escuelas. Me acusaron de tocar inapropiadamente a niñas. Ya de adulto, he visitado frecuen-temente a prostitutas. Luego dijeron que he tenido múltiples amoríos y que mis infidelidades me llevaron a golpear a mi esposa. Incluso dijeron que he planeado colocar bombas en el aeropuerto de Beijing.

En cuestión de días, ligas a estos ar-tículos circularon en Twitter, que está prohibido en China. Los artículos tam-bién aparecieron en otros dos sitios de Internet en chino que son influyentes en el extranjero.

Al principio, me reí de las calumnias. Pero a medida que las mentiras se extendieron en las plataformas inter-nacionales, empecé a tomarlo en serio. Valoro mi reputación y la de muchos chinos inocentes ha quedado destruida de esta manera. Los autores saben muy bien que cuando se repiten las mismas mentiras una y otra vez, empiezan a ser ampliamente consideradas como la verdad.

El aspecto más perjudicial de lo publi-cado en línea es que parten de elemen-tos verídicos: detalles biográficos de mí, incluyendo los nombres de las escuelas a las que asistí, que pocas personas cono-cen. Sospecho que los autores tuvieron acceso al archivo personal del gobierno sobre mí. La pizca de verdad le da a los escritos un dejo de autenticidad.

No había forma de defenderme. “¡De-muestra que no lo hiciste! ¡Muéstrame evidencia!”, me escribió alguien en Twitter. “¡Sal y da la cara si crees ser inocente!” Sin saber quiénes son mis adversarios, no hay con quién debatir. Y está la dificultad de desmentir un ne-gativo.

La campaña en línea contra los

disidentes chinos no es un problema que afecte sólo a un grupo pequeño de individuos. Más bien, es un esfuerzo por manipular la opinión a escala global.

El Partido Comunista percibe una problemática de vida o muerte en Inter-net. Mientras refuerza la Gran Muralla de Fuego para mantener información indeseable fuera del país, también ha cerrado un inmenso número de blogs y reforzado la censura. Como si eso no fuera suficiente, el gobierno ha gastado grandes cantidades de dinero para con-tratar a un inmenso número de comen-taristas en línea pagados —agresores profesionales en Internet, posiblemente cientos de miles de ellos— para crear suficiente ruido e interferir con la discu-sión en línea normal y así promover los intereses del partido. En Internet, ellos fingen ser independientes, pero se les paga por acatar órdenes.

Este grupo de comentaristas en In-ternet —popularmente conocido como el Partido 50 Centavos, porque los re-portes indican que se les pagaba 50 fens (unos ocho centavos de dólar) por cada comentario que suben— alaba y defien-de al gobierno, y lanza ataques persona-

les extremos contra quienes lo critican.Pero hasta hace poco, la influencia de

los 50 Centavos estaba limitada a publi-car comentarios en los sitios en Internet con sede en China. Campañas de des-prestigio similares han sido comunes en los sitios chinos. Hace tan sólo un año, parecía que había sólo unos cuantos agresores aislados en sitios prohibidos, con sede en el extranjero, como Face-book y Twitter. Ahora, los 50 Centavos están esparciendo su veneno más allá de China. Han proliferado cuentas fal-sas en Twitter que promueven la línea oficial de Beijing.

Un artículo en el periódico Beijing Daily hace un año ofreció una explica-ción de la expansión de los agresores en línea: “Internet se ha convertido en un importante campo de batalla en la guerra ideológica de la actualidad. Las fuerzas opuestas a China en Occidente intentan aprovecharse de Internet, que se puede manipular para alterar el balance de poder para vencer a China... Si no tomamos control (de Internet), al-guien más lo hará”.

En el pasado, tales declaraciones rim-bombantes podían parecer irrisorias, pero a medida que una China creciente-mente osada hace sentir su influencia en el extranjero, esto ya no es una chiste: Ésta es una guerra, que China ha decla-rado.

¿Qué aspecto tendrá el mundo si gana el gobierno chino?

Murong Xuecun es novelista, comentarista y autor de “Déjame en paz”. Este artículo fue traducido por The New York Times. Envíe sus comentarios a [email protected].

Son comunes los casos de

“coyotes” que se quedan con tierras

en Nebaj. La gente ha estado

emigrando durante años.

E L M U N D O

DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014 3THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Casas flotantes causan problemas en Londres

Revisión es insuficiente para detener el ébola

Reportes fueron contribuídos por Matthew L. Wald desde Nueva York; Michael D. Shear y Ron Nixon desde Washington; Sheri Fink desde Monro-via; Adam Nossiter desde Freetown, Sierra Leona; y Gina Kolata desde NY.

Sistema depende de la honestidad de los pasajeros.

Por NORIMITSU ONISHI y JAD MOUAWAD

MONROVIA, Liberia — La llegada a Estados Unidos de un hombre de Libe-ria infectado con el virus del ébola de-muestra lo difícil que es evitar que esta enfermedad se propague.

Los funcionarios liberianos dijeron que el pasajero, Thomas E. Duncan, quien murió el 8 de octubre, mintió res-pecto a no haber estado en contacto con una persona infectada con ébola antes de viajar, una parte crítica del proceso de revisión que realiza el país.

“Mintió en el formulario”, dijo Bin-yah Kesselly, de la Autoridad Aeropor-tuaria de Liberia. Si hubiera contesta-do honestamente, no se habría permiti-do que Duncan saliera del país.

Duncan tomó tres aviones para viajar de Monrovia a Dallas el mes pasado, ha-ciendo conexiones en Bruselas y Was-hington. Su recorrido ilustra lo débiles que son los procedimientos, que depen-den de la honestidad de los viajeros y

de la diligencia de los trabajadores del aeropuerto. Algunos expertos dicen que el sistema rápidamente podría ser reba-sado por la rápida propagación del mal.

Un empleado del aeropuerto en Mon-rovia, que había sido capacitado por los Centros de Control y Prevención de En-fermedades (CDC) de Estados Unidos, le tomó la temperatura a Duncan y él no tenia fiebre, dijo Thomas R. Frieden, director de los CDC.

Duncan no reveló que días antes ha-bía ayudado a trasladar a una mujer que presentaba síntomas de ébola de ida y vuelta al hospital. La mujer mu-rió, al igual que su hermano, quien tam-bién ayudó a cargarla.

“Hagamos lo que hagamos, no va-mos a tener cero riesgo en Estados Uni-dos hasta que el brote esté controlado en África”, dijo Frieden.

Liberia no tenía procedimientos de revisión en sus aeropuertos antes del 26 de julio, e impuso medidas sólo des-pués de que un hombre liberiano, visi-blemente enfermo durante su vuelo, llevó el mal a Nigeria, resultando en 20 infecciones y ocho muertes.

Ahora, Liberia dice que se les toma la temperatura a los pasajeros dos veces y que tienen que llenar un cuestionario de salud. Los funcionarios dijeron que a falta de síntomas, hay pocas opciones.

“No hay nada más que podamos ha-cer, salvo mantener en cuarentena a quienes quieren viajar durante 21 días antes de su partida”, dijo Kesselly, en referencia al máximo período de incu-bación del ébola.

De los 9.624 pasajeros que han salido por vía aérea de Monrovia bajo los nue-vos lineamientos, solamente dos han provocado sospecha.

Pero el nuevo protocolo en Liberia parece ser un gran avance para detec-tar a los visiblemete enfermos.

Ashley Gilbertson, un fotógrafo que trabaja Liberia, describió la falta de precauciones a fines de junio, tres me-ses después de iniciada la epidemia en el país.

“Yo estaba realmente enfermo”, di-jo. “Tenía cinco síntomas distintos de ébola”.

Dijo haber solicitado tratamiento en Monrovia, pero nadie le hizo el examen para detectar la enfermedad. En el ae-ropuerto, nadie le tomó la temperatura ni le hizo preguntas.

“No había absolutamente ningún proceso de revisión de pasajeros y yo tenía muy mal aspecto”, dijo. “Simple-mente estamparon mi pasaporte y me dejaron partir”.

Una vez en Estados Unidos, dijo, na-die le hizo preguntas. Antes de que sus síntomas aminoraran, dijo que pidió que le hicieran el examen en una clínica en Manhattan.

“Había un grupo de médicos alre-dedor de una computadora, buscando ébola en Google”, dijo. Finalmente, dijo, le dijeron: “No podemos hacer la prueba de esto” y le dieron el teléfono de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. “Ni siquiera era una línea de emergencia”, dijo.

Por GEORGI KANTCHEV

LONDRES — En el vecindario londi-nense de Little Venice, los nombres de los botes parecen tan coloridos como su pintura. El Mayflower color carmesí se mece frente al Esmeralda verde oscuro, a poca distancia del Globetrotter azul marino.

Little Venice, donde se cruzan dos de los canales más grandes de Londres, puede parecer un punto óptimo para una modalidad de residencia cada vez más popular en la ciudad: la casa flotante. Pero si le pregunta a los navegantes a lo largo de los 160 kilómetros de canales de Londres, hay probabilidades de que des-criban algo menos que idílico.

David Ros, quien ha vivido en su bo-te, Elizabeth, desde 2006, ha soportado molestias, que incluyen luchar con los elementos.

Últimamente, los propietarios enfren-tan un problema potencialmente mayor: la sobrepoblación. Los precios de las vi-viendas en Londres siguen al alza, y han aumentado casi un 20 por ciento hasta la fecha este año. Un resultado es que la ca-sa flotante en un canal se ha vuelto una opción cada vez más popular.

“En los últimos dos años ha habido una explosión”, dijo Ros, de 53 años, quien vi-ve solo en su bote.

Hay aproximadamente mil casas flo-

tantes en Londres, el doble de hace siete años, según el fideicomiso Canal and Ri-ver Trust, que supervisa las vías nave-gables del interior de Inglaterra y Gales.

Aunque la red de canales de Londres es una de las más largas de Europa, los navegantes dicen que sus tramos habita-bles están casi a toda su capacidad.

Jennifer Jones, baronesa de Moulse-coomb y miembro de la Cámara de los Lores por el Partido Verde, forma parte de un grupo que ha estudiado la crecien-te población de casas flotantes. Citó una “espantosa falta de infraestructura, co-mo duchas, sanitarios, reciclaje e incluso botes de basura”.

No hay suficientes embarcaderos dis-ponibles para arrendar del Canal and Ri-ver Trust o de operadores privados. Eso significa que la mayoría de los propieta-rios de botes deben depender de licencias de “crucero continuo”, que permiten a un bote permanecer en el mismo lugar no más de dos semanas.

A algunos navegantes no les importa vivir como nómadas. Kevin Kibbey ha sido, por decisión propia, un viajero con-tinuo en los canales de Inglaterra en los seis años desde que se retiró como oficial de la Policía Metropolitana de Londres.

Durante los últimos dos años, ha esta-do navegando los canales de la capital in-glesa, donde durante el día trabaja como

analista de software.“Significa la libertad de cambiar de

paisaje con sólo prender un motor”, dijo mientras su embarcación estaba tempo-ralmente atada en Little Venice.

Si bien los botes aún son más baratos que la mayoría de las otras opciones de vivienda en Londres, la inversión inicial en una casa flotante no es intrascenden-te. Una embarcación nueva puede costar más de 160 mil dólares, aunque se pue-de conseguir una de segunda mano por aproximadamente 30 mil dólares.

La licencia anual cuesta más de 16 mil dólares por un amarre permanente, o unos 1.600 dólares al año por cruceros continuos.

En el último año, el número de cruceros continuos tan sólo en el este de Londres ha aumentado en un 33 por ciento, a más de mil botes, según el Canal and River Trust.

Con el creciente número de casas flo-tantes, la seguridad se ha convertido en una preocupación. Los robos son cada vez más comunes, y aunque el fideico-miso instaló recientemente cámaras de vigilancia, muchos propietarios dicen no sentirse seguros por la noche.

Wilf Horsfall, quien decidió vivir en un bote hace tres años porque su renta en Londres “subía ridículamente”, dijo que fue asaltado a punta de navaja afuera de su embarcación.

ANDREW TESTA PARA THE NEW YORK TIMES

Debido al alza en los precios de viviendas, más personas recurren a casas flotantes. Muchos botes están en Little Venice.

E L M U N D O

4 DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Combate a Estado Islámico incluye la forma de llamarlo

Ley contra difamación recuerda pasado autoritario de Indonesia

Todo lo que haitianas tienen es el fútbol

Dolor por desastre divide a Corea del Sur

Por DAN BILEFSKY

PARÍS — Después de que el guía de alpinismo francés Hervé Gourdel fue decapitado por un grupo jihadista ar-gelino alineado con el Estado Islámico el mes pasado, cientos de musulmanes se reunieron afuera de la Gran Mez-quita de París para expresar su repug-nancia por la brutalidad de un grupo cuyo nombre e ideología, afirmaron, es un insulto a los musulmanes en todas partes.

Ahmet Ogras, vicepresidente del Consejo Francés de la Fe Musulmana, que convocó a la protesta, dijo que el uso ahora común del nombre Estado Islámico amenaza con estigmatizar a los musulmanes de Francia, la comu-nidad musulmana más grande de Eu-ropa. Agregó que el nombre le confiere una legitimidad no justificada a un gru-po que comete asesinatos en nombre del Islam.

“No es un estado; es una organiza-ción terrorista”, añadió. “Los llamo

terroristas porque eso es lo que son. Se tiene que llamar perro a un perro. No se puede jugar con las palabras”.

A medida que la batalla dirigida por Estados Unidos contra las fuerzas radi-cales se libra con vigor en Iraq y Siria, emerge un nuevo frente lingüístico. Varios grupos musulmanes en Europa y más allá arremeten contra el Estado Islámico en protestas y en los medios sociales, al abogar por maneras alter-nativas de referirse a los milicianos, hoy conocidos con distintos nombres, como ISIS (siglas en inglés de Estado Islámico en Iraq y Siria), ISIL (Estado Islámico en Iraq y el Levante), IS (Es-tado Islámico) y SIC (Estado del Cali-

fato Islámico).Ban Ki-Moon, Secretario General de

la ONU, ha despotricado contra el Es-tado Islámico al llamarlo el “No estado no islámico” (Un-Islamic Nonstate), aunque pocos esperan que las siglas UINS tengan mucho éxito.

Miembros de la Sociedad Islámica de Gran Bretaña y la Asociación de Musulmanes Británicos le escribieron al Primer Ministro David Cameron el mes pasado para sugerir que el uso continuo del nombre Estado Islámico sólo radicalizaría más a los musulma-nes jóvenes.

Francia, que se ha integrado a los ataques aéreos contra el grupo en Iraq, ha lidera-do el esfuerzo para cam-biar el nombre del gru-po. El Canciller Laurent Fabius anunció el mes pasado que el gobierno evitaría el término Esta-do Islámico o sus alter-nativos, Estado Islámico en Iraq y Siria o Estado Islámico en Iraq y el Le-vante, y en lugar de eso se referiría al grupo mi-liciano como Daesh, las siglas que usan muchos hablantes del árabe, que suena como una palabra que significa “aplastar”.

Al hablar ante la Asamblea Nacional, Fa-bius declaró que la afir-mación del Estado Islá-mico de que representa un califato —un estado gobernado por princi-pios islámicos— en Siria e Iraq es geopolítica y lin-güísticamente falsa.

“Esto es un grupo terrorista y no un estado”, dijo. “Los llamaré los Asesinos Daesh”.

En Estados Unidos, Nihad Awad, del Consejo sobre Relaciones Estadouni-denses-Islámicas, dijo que su grupo había optado por ISIS, aunque él se re-fiere al grupo como Daesh.

“Pero a veces lo llamo ‘El estado ma-lévolo’”, dijo.

Varios representantes de asociacio-nes islámicas estadounidenses señala-ron que cualquiera de los nombres usa-dos para el grupo es aceptable siempre y cuando no incluyan el término “islá-mico”. El Presidente Obama ha dejado claro por qué evita el hombre Estado Islámico. “ISIL no es islámico”, dijo en la televisión en septiembre, para des-pués agregar: “ISIL definitivamente no es un estado”.

Por JOE COCHRANE

YAKARTA, Indonesia — Cuando una estudiante de derecho en Indonesia es-cribió una diatriba en Internet, diciendo que la ciudad histórica de Yogyakarta, en el centro de Java, era “pobre, tonta e inculta”, terminó en la cárcel, acusada de difamación cibernética.

El episodio estuvo entre los recientes casos de difamación que han incentiva-do un debate sobre una ley de informa-ción electrónica de 2008, bajo la cual los infractores pueden ser encarcelados du-rante hasta seis años.

Los activistas de derechos humanos, los medios noticiosos y la mayoría del pú-blico consideran que la ley es una man-cha en la transición de Indonesia desde un estado autoritario a la democracia

más sólida en el sureste de Asia. Los casos plantean interrogantes sobre los límites a la libertad de expresión en línea en Indonesia, uno de los países con más usuarios de Facebook y Twitter.

La Ley sobre Información y Transac-ciones Electrónicas de 2008 establece condenas en prisión para cualquiera que sea hallado culpable de utilizar me-dios electrónicos —incluyendo portales noticiosos en Internet, redes de medios sociales y televisión— “para intimidar o difamar a otros”.

Y aunque menos de 20 personas han sido procesadas penalmente bajo esta ley, eso no ha evitado que la gente vaya a prisión. Bajo la ley indonesia, en casos de delitos sancionables con al menos seis años de prisión, la policía tiene la autori-

dad de detener a los sospechosos.El caso más conocido ocurrió en 2009,

cuando Prita Mulyasari fue arrestada por difamación cibernética luego de que su correo electrónico, en el que se queja-ba sobre el trato en un hospital privado, cerca de Yakarta, fue subido a una sala de chat en Internet.

Las imágenes en televisión de Prita, madre de dos hijos, con lágrimas en los ojos en una prisión, indignaron al público y gatillaron un movimiento en línea para liberarla y pagar sus gastos legales. Una campaña electoral presidencial estaba en progreso y los tres candidatos critica-ron la ley.

Pero cuando el Presidente Susilo Bam-bang Yudhoyono fue reelecto, su gobierno nunca tomó medidas para reformar la ley.

Gatot S. Dewa Broto, ex vocero del Ministerio de Comunicación e Informa-ción, anunció que el Ministerio planea-ba revisar la ley este año, incluyendo las secciones sobre lo que constituye difamación y la sentencia máxima en prisión.

Pero ese plan se retrasó hasta que se reúna el nuevo Parlamento, y asuma su cargo nuevo Presidente, Joko Widodo, el gobernador de Yakarta, el 20 de octubre.

“Estoy de acuerdo en que la definición de difamación es propensa a múltiples interpretaciones”, dijo Gatot.

En cuanto a Prita, la Corte Suprema anuló su condena en 2012. “No soy la úl-tima víctima”, dijo. “Las promesas de campaña no son nada más que prome-sas”.

Por JERÉ LONGMAN

SOUTH BEND, Indiana — Desde 2012, el seleccionado femenino de fútbol de Haití ha pasado seis meses al año entre-nando cerca del aeropuerto regional de South Bend, casi inadvertido y comple-tamente carente de posibilidades como potencia regional.

Cada mujer en el equipo tiene una his-toria desgarradora sobre el terremoto de 2010 que devastó a Haití, la nación más pobre en el Hemisferio Occidental: una casa doblada como una cartera, la pier-na hecha trizas de un hermano, una tía muerta aplastada por la puerta de una iglesia.

Asimismo, cada jugadora tiene una historia de resistencia. Ningún país del Caribe ha calificado jamás al Mundial Femenino. Ahora, Haití está a punto de alcanzar el torneo extendido 2015, que se jugará el próximo año en Canadá.

Es una empresa de gran ambición y escasos recursos. Las jugadoras no re-ciben salario, como tampoco lo hacen el entrenador polaco-estadounidense y sus asistentes. Ocho o nueve jugadoras viven en un mismo departamento.

La escuadra se ayuda recaudando di-nero con la venta de pollos rostizados y camisetas y realizar clínicas deportivas en iglesias y escuelas.

Un club de fútbol local presta las can-chas. Anne Marie Wright, de 17 años, es-tudiante de preparatoria, ha ayudado a proveer zapatillas, calcetines, sostenes deportivos y botellas de agua.

Marc Dume, de 43 años, un empresa-rio que emigró de Haití hace una década, ayuda a pagar la renta y la comida. Re-cientemente le donó un vehículo recrea-tivo al equipo.

“El fútbol es lo único que tienen”, dijo.El próximo año entrante, el Mundial

Femenino extenderá el número de equi-pos de 16 a 24. Haití, Guatemala, Costa Rica, Jamaica y Trinidad y Tobago in-

tentan llegar al Mundial por primera vez. Un partido regional para calificar se juega este mes.

En Haití, el futbol femenino lleva un estigma y puede ser considerado poco femenino.

Kencia Marseille, de 33 años, capitana del equipo, dijo que su madre la golpeó con un cinturón cuando la sorprendió ju-gando cuando niña.

“La gente de Haití no cree en noso-tros”, dijo Geralda Saintilus, la portera de 28 años. “Dicen que no somos lo sufi-cientemente buenas. Trataremos de de-mostrarles lo contrario”.

Incluso Shek Borkowski, el entrenador de Haití, no creía en un principio.

Cuando habló con los funcionarios haitianos, Borkowski no quería el pues-to. La economía del país estaba en rui-nas y la federación de fútbol tenía poco dinero. El sismo de 2010 causó el de-rrumbe de las oficinas de la federación durante una reunión, y más de 30 per-sonas murieron, incluyendo a Jean Yves Labaze, entrenador del programa de la selección femenina. Una o dos jugado-ras de primer nivel también murieron, mientras que el estadio se convirtió en una ciudad de tiendas de campaña para los que habían quedado desamparados. La recuperación fue complicada por una

epidemia de cólera.Borkowski reconsideró la situación

tras ver en Internet la participación en la ronda de clasificación para las Olimpia-das de Londres 2012 e hizo una propues-ta: el equipo podía entrenar en South Bend, celebrar partidos de exhibición contra equipos universitarios e ingresar a una liga semi0profesional.

“Parte de ello fue egoísta; quería lo-grar algo a nivel internacional”, dijo Borkowski, de 51 años, quien nació en Po-lonia. “Pero empiezas a pelear por estas jóvenes”.

“Jugamos fútbol para tratar de olvi-dar”, dijo Ketura Woodlyne-Robuste, de 22 años, mediocampista.

En ocasiones, las jugadoras no han tenido mucho más qué comer que arroz y frijoles y sopa Ramen. Una jugadora abandonó el equipo para tener un bebé. Otra renunció, dijo Borkowski, después de que su padre murió y su madre sufrió un colapso nervioso.

Borkowski le reiteró a sus jugadoras en un entrenamiento reciente, que para cla-sificar Haití necesitará concentración, disciplina y confianza en su equipo.

“El fútbol es lo único que elimina el es-trés”, dijo Marseille. “Si logramos clasifi-car para el Mundial, me voy a sentir muy orgullosa”.

Por CHOE SANG-HUN

SEÚL, Corea del Sur — Durante me-ses, los afligidos padres de los adoles-centes que se ahogaron en el ferry Sewol han acampado en la avenida más majes-tuosa de esta ciudad, realizando huelgas de hambre para protestar contra lo que califican como la negativa del gobierno para investigar cabalmente el papel que la incompetencia oficial y la laxa impo-sición de la ley tuvieron en el desastre. Y, durante meses, el país los acompañó en su duelo.

Pero a medida que continuaron las pro-testas, que ayudaron a paralizar al Par-lamento, los partidarios conservadores de la Presidenta iniciaron una campaña propia, acusando a las familias de man-tener al país como rehén y diciendo que habían participado lo suficiente en el dolor. Algunos incluso llegaron al grado de acampar cerca de los huelguistas de hambre, tomándose fotos mientras co-mían pollo frito, fideos y pizza.

Más de cinco meses después del hun-dimiento que alguna vez unió a Corea del Sur en el dolor, el desastre polariza a la nación y amenaza con descarrilar la agenda política de la Presidenta Park

Geun-hye.Los padres creen que ésta es la mejor

oportunidad de Corea del Sur para rom-per los lazos colusivos entre burócratas y negocios que son el sórdido lado oscuro del ascenso económico del país y que, en su opinión, fueron la causa subyacente del desastre.

“No estamos exigiendo que nos de-vuelvan a nuestros hijos —sabemos que no podemos recuperarlos con vida— pero queremos respuestas”, dijo Yoon Kyung-hee, que perdió a su hija de 16 años. “Simplemente queremos que los responsables sean investigados y casti-gados para asegurarnos que este tipo de catástrofe nunca vuelva a suceder”.

No sólo eran 250 de las víctimas esco-lares, sino que murieron en parte debido a errores evitables y negligencia. Los miembros de la tripulación, que en su mayoría abandonaron la embarcación, les dijeron a los pasajeros que permane-cieran bajo cubierta.

Traumatizados ciudadanos más tarde fueron testigos de los últimos y aterra-dores momentos de la vida de algunos estudiantes cuando se recuperaron los videos de teléfonos celulares. Las imá-

genes incluyen a estudiantes gritando frenéticas despedidas a sus padres.

Desde entonces, los fiscales han reve-lado que el barco se hundió en parte por-que llevaba el doble de la carga máxima permitida y porque una remodelación para generar más ingresos lo había vuel-to demasiado pesado en la parte supe-rior.

Fiscales informaron que las autorida-des que declararon que la nave estaba en condiciones para navegar lo hicieron después de que fueron transportados en avión por la compañía del ferry a una isla turística.

La Presidenta conservadora Park pro-metió un replanteamiento de un sistema que, dijo, se halla paralizado por una colusión “parecida a la mafia”. Pero mu-chs padres y sus partidarios dicen que la Presidenta en realidad ha hecho muy poco.

Peor aún, según los padres, es que el gobierno ha tratado de debilitar los po-deres de una comisión investigadora independiente que se espera sea estable-cida. Al mismo tiempo, señalan que los partidarios del gobierno han recurrido a los insultos ideológicos reminiscentes de

los 30 años de dictadura militar del país.Incluso cuando Yoon hablaba, activis-

tas derechistas llegaron con cartelones culpando de las protestas a “comunistas pro-Corea del Norte”.

“Trato de no prestarles atención”, dijo Yoon. “Pero si me preguntan, les diré que lo mismo les puede suceder a sus propios hijos”.

Park ha prometido desintegrar la Guardia Costera. Y las investigaciones de los fiscales han llevado a acusaciones contra docenas de reguladores, direc-tivos de la compañía del ferry y miem-bros de la tripulación. Pero la mayoría de éstos son funcionarios de bajo nivel, y la atención de los investigadores se ha

centrado en la familia que controlaba a la compañía naviera y, que ellos dicen, le estafó dinero. Muchos sudcoreanos creen que la familia se han convertido en un chivo expiatorio.

La desconfianza de los padres en el gobierno de Park se acrecentó el mes pa-sado cuando un ex director de la agencia de espionaje del país fue encontrado cul-pable de interferir en la política antes de la elección presidencial de 2012 con una campaña de difamación en línea contra críticos del gobierno.

“El desastre de Sewol ha empeorado una guerra ideológica en nuestro país”, dijo Lee Byong-ik, un comentarista polí-tico.

Brian Knowlton contribuyó con repor-tes desde Washington, y Kimiko de Freytas-Tamura desde London.

Funcionarios galos prefieren insulto semántico a ISIS.

Para Haití, el camino al Mundial Femenino pasa por Indiana. Una oración antes de entrenar (arriba) y la compra de zapatos.

JACKY NAEGELEN/REUTERS

Manifestantes afuera de la Gran Mezquita en París, con pancartas que dicen “#No en mi nombre”.

PAULA BRONSTEIN/GETTY IMAGES

KEMAL JUFRI PARA THE NEW YORK TIMES

Imágenes de Prita Mulyasari en prisión en 2009 indignaron.

FOTOGRAFÍAS POR DANIEL ACKER PARA THE NEW YORK TIMES

Padres de víctimas del ferry Sewol

aún esperan respuestas.

D I N E R O Y N E G O C I O S

DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014 5THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Campo lituano sufre en guerra de sanciones

Inversionistas chinos van de compras en España

Apple Pay promete una nueva forma de compras

Obstáculos a esfuerzos para detener las descargas ilegalesPor JENNA WORTHAM

El 30 de junio de 2010, a Hana Beshara la despertó un golpe insistente en la puer-ta de su condominio en Nueva Jersey.

“Debe ser de Amazon”, dijo haber pen-sado.

No era una entrega a domicilio. Era un equipo de agentes federales armados que revisaron sus pertenencias, con-fiscaron su televisor, computadoras y teléfonos celulares: cualquier cosa que tuviera un disco duro.

Beshara era fundadora de un sitio lla-mado NinjaVideo, en ese entonces uno de los lugares más populares en Inter-net para el streaming y las descargas ilegales de programas de televisión y películas. En su apogeo, el sitio atrajo a 2,6 millones de visitantes diarios y tuvo alrededor de 60 mil miembros registra-dos. El website hacía que ver descargas ilegales fuera casi tan sencillo como ver televisión. Pocos usuarios se sorprendie-ron cuando fue cerrado.

Según el gobierno, Beshara era una ladrona. La Asociación Cinematográfi-ca de Estados Unidos alertó al gobierno federal sobre NinjaVideo y otros nueve sitios de streaming de películas, y todos desaparecieron al mismo tiempo.

La escala de la operación realizada por varias agencias federales tuvo la inten-

ción de enviar la advertencia de que las autoridades no iban a ignorar al mundo del streaming en Internet y las descar-gas ilegales.

Pero ha resultado muy difícil dar mar-cha atrás a una falta de preocupación cultural generalizada sobre lo que cons-tituye el robo de propiedad intelectual en Internet.

Compartir archivos, principalmente de manera ilegal, aún equivale a casi una cuarta parte de todo el tráfico en In-

ternet de los consumidores, de acuerdo con el Visual Networking Index de Cisco Systems. Y un informe de Tru Optik, una firma de análisis de medios, señaló que casi diez mil millones de películas, pro-gramas de televisión y otros archivos fueron descargados globalmente en el segundo trimestre de 2014. Tru Optik es-tima que el 6 por ciento de esas descargas

fueron legales.Los esfuerzos del Congreso estadou-

nidense, como el proyecto de ley Deten-gan la Piratería En Línea, introducido en 2011, se toparon con objeciones tan estridentes de la industria de la tecnolo-gía que los legisladores dieron marcha atrás. El Sistema de Alerta de Derechos de Autor envía advertencias cuando se detecta la descarga de contenido con de-rechos de autor. Pero el año pasado, se enviaron 1,3 millones de advertencias, una diminuta fracción de los 400 millo-nes de descargas ilegales que Tru Optik estima que se realizan cada mes en Es-tados Unidos.

En 2012, Estados Unidos incautó y clausuró Megaupload, el popular web-site de alojamiento digital que permitía que la gente compartiera archivos como películas y música de manera anónima, y arrestó a su propietario, Kim Dotcom, junto con otros ejecutivos de alto nivel, aunque muchos expertos legales no es-tán seguros de si el caso alguna vez lle-gará a los tribunales.

Un estudio, realizado por la Asamblea Estadounidense en la Universidad de Columbia en Nueva York, descubrió que el 70 por ciento de los adultos jóvenes ha-bía copiado o descargado música o video gratis y casi el 30 por ciento obtuvo la ma-

yoría de sus colecciones de esa manera. La norma cultural generalizada, espe-cialmente entre las personas jóvenes, es que las descargas ilegales, al menos cuando involucran material de grandes corporaciones, no es una gran cosa.

Andrés Monroy-Hernández, investi-gador de computación social en Micro-soft Research, estudió las actitudes en torno a la propiedad en sitios de Internet de colaboración generados por usuarios. Descubrió que los usuarios jóvenes de

Internet se enojan cuando sus colegas usaban su trabajo sin permiso, pero no tienen problema en copiar imágenes de programas o películas para usarlas en su propio trabajo.

Hay otro obstáculo para detener las descargas ilegales, dijo Andre Swans-ton, presidente ejecutivo de Tru Optik. La gente quiere tener acceso a todo, en cualquier momento, y hay poco que les impida tenerlo. Incluso combinando Netflix, Amazon Prime y otros servicios similares, “eso aún es menos contenido disponible legalmente que el que existe ilegalmente”, dijo. “La popularidad de la piratería no tiene nada que ver con el costo. Tiene todo que ver con el acceso”.

Peter Eckersley de la Electronic Fron-tier Foundation, una organización sin fines de lucro, indicó que la ley debería cambiar su enfoque para asegurarse de que los dueños derechos de autor sean compensados por su trabajo, más que tratar de bloquear la manera en que las personas obtienen acceso a ello.

Luego de pasar 16 meses en prisión por conspiración e infracción penal de derechos de autor, Beshara aún argu-menta que la industria del cine es tan grande que es como quitarle un pelo a un gato. Dijo que su sitio funcionaba en un “área gris”.

Campañas y arrestos públicos no detienen las descargas ilegales.

NANCY BOROWICK PARA THE NEW YORK TIMES

Hana Beshara no demostró arrepentimiento tras pasar 16 meses en prisión por piratería.

Por MIKE ISAAC

Aún no se ha hecho una sola compra con Apple Pay, el nuevo sistema de pa-gos de Apple que permitirá que la gente pague mercancía cotidiana con sus te-léfonos inteligentes.

Pero el servicio, que se espera debute en las próximas semanas, ya tiene a la industria de la tecnología en una carre-ra por aprovechar un futuro en que las apps podrían reemplazar de manera habitual al dinero en efectivo, cheques y tarjetas de crédito.

Si persistían dudas sobre las profun-das implicaciones del ingreso de Apple al mercado, casi con seguridad queda-ron disipadas con el reciente anuncio sorpresa de eBay. El gigante del co-mercio electrónico anunció que se va a separar de PayPal, que durante mucho tiempo ha sido el servicio dominante de pagos digitales. La medida busca vol-ver más ágil a PayPal en un mercado que cambia muy rápidamente.

“La era de los pagos digi-tales ha llegado”, dijo John Donahoe, presidente ejecu-tivo de eBay, al anunciar la división a los inversionis-tas.

No es seguro que Apple Pay vaya a ser un éxito. La promesa de pagos móviles convenientes y seguros ha sido hecha desde hace mucho tiempo, tanto por empresas nuevas como por compañías poderosas como Google y Verizon. En gran medida, esa promesa no se ha cumplido.

Pero la rápida reacción de las compa-ñías en las semanas transcurridas des-de el anuncio de Apple Pay deja en claro que la manera en que normalmente pa-gamos por bienes y servicios está lista para la transformación.

Square, una empresa para pagos, planea permitir que los comerciantes acepten transacciones de Apple Pay. Stripe, una empresa de procesamiento de pagos con sede en San Francisco, ha acordado trabajar con Apple para ayu-dar a más negocios pequeños a aceptar Apple Pay.

El anuncio de eBay, mientras tanto, fue un giro de 180 grados. Este año, al enfrentar los llamados del inversionis-ta y activista Carl C. Icahn para dividir a la compañía en dos, los directivos de eBay argumentaron con vehemencia que eBay y PayPal eran más valiosas juntas.

PayPal probablemente tiene más que perder si Apple Pay se vuelve exi-tosa.

“Solía ser que lnternet era como el Viejo Oeste”, dijo John Collison, pre-

sidente y uno de los fundadores de Stripe. “Hace diez años, la gente tenía miedo de pagar en algunos websites. Ahora, los consumidores ya están fa-miliarizados con el comercio en línea”.

Cada forma previa de pago móvil se ha topado con un problema u otro. Google Wallet, por ejemplo, tuvo obs-táculos por limitaciones en los tipos de teléfonos y redes celulares con los que era compatible, lo que hizo que Google enfocara sus esfuerzos de comercio móvil en otra parte. Por motivos simi-lares, ha habido poco entusiasmo por la billetera móvil de Softcard, el producto respaldado por importantes compa-ñías de telefonía inalámbrica.

Como resultado, el dinero y las tarje-tas de crédito siguen siendo la norma en las tiendas convencionales. Los consu-midores no han quedado convencidos de que pagar con un teléfono en la caja

registradora sea más rápido o seguro que hacerlo con una tarjeta de crédito.

Con Apple Pay, la gente podrá pagar en línea o en persona con su teléfono inteligente, usando un sensor de hue-lla digital del iPhone para pagar, una experiencia que según Apple será más rápida y segura que sus predecesores.

Donahoe dijo que separarse de eBay le dará más agilidad a Paypal, un atri-buto que le faltaba, según algunos ana-listas. Y algunas personas dijeron que PayPal podría beneficiarse de la intro-ducción de Apple Pay.

“Aún no hay equivalente de Apple Pay en los dispositivos Android”, dijo Colin Sebastian, analista en Robert W. Baird and Company, en referencia a los dispositivos que funcionan con el siste-ma operativo de Google.

En una aparición en televisión, Do-nahoe dijo: “A juzgar por la manera en que evoluciona la tecnología y por la forma en que evoluciona la tecnología móvil, creemos que seguiremos viendo profundos cambios en la forma en que los consumidores compran y pagan”.

MACIEK NABRDALIK PARA THE NEW YORK TIMES

Pérdida de mercado ruso ha creado exceso en la oferta de leche y granjas lituanas, como ésta, tienen problemas.

Por JACK EWING

ZIBENAI, Lituania — En la guerra de sanciones entre Rusia y Occidente, las 80 vacas lecheras de Kasia Jankun parecen salir perdiendo.

Las sanciones, que han causado es-tragos en la economía rusa, son un arma de doble filo. Y Jankun y otros pequeños productores en la nación báltica de tres millones de habitantes son afectados desproporcionadamente por una prohi-bición rusa a los productos lácteos euro-peos.

La pérdida del mercado ruso creó un exceso en la oferta de leche, lo que hizo que los precios en Europa cayeran muy por debajo de lo que le cuesta a los gran-jeros producir la leche.

“Si no cambia nada para la primavera, estos precios significan la bancarrota”, dijo Jankun, de 50 años, propietaria de una granja de 100 hectáreas en Lituania.

A principios del próximo año, se espera que Lituania se convierta en el miembro número 19 de la unión monetaria euro-pea. No obstante, su economía aún está conectada con la de Rusia. La agricultura es una industria importante en los Paí-ses Bálticos y Rusia era el mercado más grande para productos lituanos como queso y yogur. Los pequeños granjeros de Lituania —el segmento más vulnera-ble de la industria de lácteos del país— no pueden transferir sus productos a otros mercados fácilmente.

Las tensiones derivadas del conflicto ucraniano tienen un efecto más extenso sobre el comercio internacional, parti-cularmente en países como Alemania, donde hasta hace poco muchas empresas automotrices y de maquinaria conside-raban a Rusia como un mercado prome-tedor y de rápido crecimiento.

Opel, de General Motors, dijo reciente-mente que va a disminuir su producción y reducir empleos en su planta automotriz en San Petersburgo.

Pero el impacto económico de las san-

ciones podría ser más agudo en Lituania, que también es un importante centro de procesamiento para la leche producida por otros países bálticos y, a través de sus puertos en el Mar Báltico, un centro de transporte para bienes con destino a Rusia.

Las exportaciones de alimentos a Ru-sia representan el 2,7 por ciento del PIB de Lituania, una porción mucho mayor de la economía que en cualquier otro país

de la Unión Europea.Es poco probable que el trastorno eco-

nómico descarrile los planes para que Lituania se integre a la eurozona el 1 de enero. Pero este mes, el Banco Central del país redujo sus pronósticos de creci-miento debido al boicot ruso.

Los lituanos dicen que creen que Vladi-mir V. Putin, de Rusia, siente un resenti-miento especial hacia los Países Bálticos debido a que fueron los primeros estados soviéticos que exigieron independencia a fines de los 80. El año pasado, mucho antes de que Rusia impusiera sanciones formales, las autoridades aduaneras blo-quearon las importaciones de productos de granja lituanos por supuestos motivos de salud.

Como resultado, a pesar del malestar económico, muchos lituanos abogan por adoptar una línea dura hacia Rusia. Y Linas Linkevicius, Ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, ha presionado para que los países de la OTAN establez-can una presencia más evidente.

Linkevicius ha reunido a grupos de em-presarios para hablar sobre formas de desarrollar otros mercados para los bie-nes lituanos. Pero reemplazar las ventas rusas por completo será difícil.

Jankun dijo no estar segura de cuál de-bería ser la política hacia Rusia.

“Yo estoy a favor de que los rusos com-pren mi queso”, dijo. “No me importa la política”.

JUSTIN SULLIVAN/GETTY IMAGES

Timothy Cook, presidente ejecutivo de Apple, demuestra Apple Pay, el sistema de pago digital que ha alarmado a sus rivales.

Por RAPHAEL MINDER

MADRID — En junio, Wang Jianlin, uno de los hombres más ricos de China, compró una emblemática torre de ofici-nas en Madrid que llevaba varios años vacía. El edificio de la era franquista se había vuelto un símbolo del colapso del mercado inmobiliario español.

La compra del Edificio España, de 25 pisos, a manos del conglomerado de Wang, el Dalian Wanda Group, por 265 millones de euros o unos 340 millones de dólares, fue considerada en España co-mo evidencia de que el mercado inmobi-liario del país está en recuperación y que España figura más prominentemente en los planes de los inversionistas chinos.

El contrato “puso a España en el ma-pa para los inversionistas instituciona-les chinos, que generalmente se sienten mucho más cómodos en incursionar en un nuevo mercado cuando ya han visto

al menos una transacción grande que se lleva a cabo”, dijo Fernando de Góngora, de Reliance Star Partners, una firma de consultoría en Hong Kong.

El gobierno español ha tomado varias medidas para hacer que los inversionis-tas se sientan bienvenidos. Por ejemplo, este año revocó una ley que permitía que el tribunal nacional de España acusara a líderes políticos chinos de violaciones de los derechos humanos en Tíbet. Ade-más, inversionistas chinos individuales se han beneficiado de un programa que permite que extranjeros que compren propiedades en España postulen a la re-sidencia.

Jaime García-Legaz, Secretario de Estado de Comercio español, dijo que el nivel actual de contratos realizados en España “equivale a inversiones aún pe-queñas, pero lo más importante es que China se haya enfocado en España”.

Cuando las compañías españolas miran hacia los mercados emergentes, tradicionalmente se enfocan en Lati-noamérica. China está en el lugar 26 co-mo destino para la inversión española y representa apenas el 0,5 por ciento de la inversión directa extranjera total de España, según un informe de Esade, una escuela de negocios española.

Repsol, la compañía energética espa-ñola, está involucrada en una inversión conjunta con Sinopec, su contraparte mucho más grande en China, para hacer exploraciones en busca de petróleo en Brasil. Más típico es el caso de BBVA, un prestamista español que gana más con sus operaciones bancarias en México que en su mercado nacional. En octubre de 2013, BBVA decidió reducir su partici-pación en Citic Bank, parte de un conglo-merado controlado por el gobierno chino, para ayudar a cumplir con los requisitos

de capital internacionales. Y Telefónica, el gigante de las telecomunicaciones es-pañol, redujo a la mitad su participación en Unicom China en 2012 para disminuir su deuda.

La compra del Edificio España es representativa de las gangas que los inversionistas de cualquier parte del

mundo pueden encontrar en el golpeado mercado inmobiliario español. El conglo-merado chino está pagando alrededor de un tercio menos que los 389 millones de euros que Banco Santander pagó en 2005. Dalian Wanda planea convertir la estructura en departamentos de lujo y un hotel.

SUSANA VERA/REUTERS

El Edificio España estuvo vacío durante años, hasta que uno de los hombres más ricos de China lo compró.

Rusia era el principal mercado para productos lácteos lituanos.

C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A

6 DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Marsopa está al borde de la extinción

Autores de ciencia ficción quieren crear un futuro más positivo

Búsqueda de espectros misteriosos en el cielo

Un sistema estadístico permite mejorar las probabilidades

La vaquita podría desaparecer en menos de cuatro años.

Por F. D. FLAM

John Aldridge, un pescador de Long Is-land, podría haber muerto en el Océano Atlántico tras haberse caído de su bote el año pasado, si no hubiera sido por un campo antes poco conocido llamado estadística bayesiana: un conjunto de reglas matemáticas que rigen el uso de datos nuevos para actualizar continua-mente las creencias o el conocimiento.

El método fue inventado en el siglo XVIII por un ministro británico llamado Thomas Bayes, según algunos, para cal-cular la probabilidad de la existencia de Dios. Hoy, la estadística bayesiana se ha vuelto inmensamente más útil debido a la potencia computacional que no existía hace 20 años.

La estadística bayesiana está dejando su huella en todo, desde la física y la in-vestigación del cáncer, hasta la ecología y la psicología. Y últimamente, quienes se adhieren al método bayesiano han quedado inmersos en un intenso debate sobre la forma en que los científicos con-vierten los datos en conocimiento y pre-dicciones.

Ha aumentado la preocupación de

que algunos campos no están haciendo una buena labor en realizar este tipo de análisis. Por ejemplo, en 2012, un equipo en la empresa de biotecnología Amgen anunció que había analizado 53 estudios de cáncer y descubierto que 47 de ellos no eran reproducibles. Análisis similares han puesto en duda tantos hallazgos en campos como la neurociencia y las cien-cias sociales, que los investigadores ha-blan de una “crisis de reproducibilidad”.

Algunos se sienten optimistas de que los métodos bayesianos puedan mejorar la confiabilidad de la investigación, al permitir que los científicos verifiquen la labor hecha con el enfoque más tradicio-nal o “clásico”, conocido como estadísti-ca frecuentista.

La esencia de la técnica frecuentista es aplicar la probabilidad a los datos. Por ejemplo, si sospecha que su amigo tiene una moneda trucada y observa que salió cara en nueve veces de diez lanza-mientos, un frecuentista calcularía la probabilidad de obtener un resultado así con una moneda sin trucar. La respues-ta (alrededor del 1 por ciento) no es una medida directa de la probabilidad de que

la moneda esté trucada; es una medida de lo improbable que es el resultado de nueve veces de diez.

En contraste, los cálculos bayesianos van directamente a la probabilidad de la hipótesis, al incluir no sólo los datos del experimento del lanzamiento de la mo-neda, sino cualquier otra información relevante, incluyendo si anteriormente

ha visto a su amigo utilizar una moneda trucada.

“La estadística suena como un tema seco y técnico, pero toma elementos de profundos debates filosóficos sobre la naturaleza de la realidad”, dijo Edwin Turner, astrofísico en la Universidad de Princeton.

La estadística frecuentista se convir-tió en el estándar del siglo XX al prome-ter objetividad. En su libro “Dicing With Death”, de 2003, Stephen Senn sigue las raíces de la técnica hasta la Inglaterra del siglo XVIII, cuando un médico llama-do John Arbuthnot se propuso calcular laproporción de nacimientos de niños a niñas. Arbuthnot recopiló registros de 1629 a 1710 y descubrió que en Londres, cada año se registraba el nacimiento de unos cuantos niños más. Calculó las pro-babilidades de que ocurriera una racha así de 82 años puramente al azar: una en billones.

Más tarde, en en siglo XVIII, el astró-nomo Daniel Bernouli utilizó una téc-nica similar para investigar la curiosa geometría del sistema solar, donde los planetas orbitan al Sol en un plano con forma de panqueque. Si los ángulos or-bitales fueran completamente al azar, el sistema solar parecería más como una esfera que como un panqueque. Pero Bernoulli calculó que todos los planetas orbitan dentro de 7 grados del plano, co-nocido como la eclíptica.

Los cálculos de Bernoulli colocaron

las probabilidades en alrededor de una en trece millones. Este número es cono-cido como un valor p, la probabilidad de que un fenómeno observado o uno más extremo pudiera haber ocurrido por ca-sualidad. Los resultados son considera-dos “estadísticamente significativos” si el valor p es menos del 5 por ciento.

Lawrence Stone de Merton, una em-presa de consultoría en Virginia que tra-baja con la Guardia Costera de Estados Unidos, dijo que el enfoque bayesiano se presta bien a problemas como búsque-das, que involucran un solo incidente y muchas clases distintas de datos rele-vantes.

Al principio, lo único que sabía la Guar-dia Costera sobre ese pescador perdido en el mar era que había caído de su bote entre las 21:00 y las 6:00 horas. Los resca-tistas añadieron información a sus cálcu-los, sobre corrientes, áreas ya sobrevola-das por los helicópteros y otras claves. El sistema continuó reduciendo el área de búsqueda. Finalmente, un rescatista en un helicóptero divisó a un hombre afe-rrado a unas boyas. Tras doce horas en el agua, estaba vivo.

Por SANDRA BLAKESLEE

LAMY, Nuevo México — Todas las tardes del verano, a las siete, Thomas Ashcraft recibe un reporte personaliza-do del clima. Es temporada de monzones y recibe orientación de un meteorólogo en Colorado sobre dónde buscar las ma-sivas tormentas que se desencadenan sobre las Altas Planicies occidentales.

Armado con cámaras muy sensibles y radiotelescopios, Ashcraft anda en busca de espectros rojos: majestuosas emana-ciones de luz que estallan durante un ins-tante por encima de los cumulunimbos, y aparecen en forma de medusas, zana-horias, ángeles, o quizá brócoli. No hay dos iguales.

Son enormes, de decenas de kilóme-tros de ancho y 50 kilómetros de punta a punta. Como aparecen y desaparecen en una fracción de segundo, el ojo tiende a percibirlas sólo como resplandores.

Ashcraft puede obtener dos imágenes de espectros rojos por noche, o más de 300. Como aarte de un creciente grupo de ciudadanos que ayudan al progreso científico en campos desde la astro-nomía hasta la zoología, le envía sus mejores tomas a Steven A. Cummer, profesor de ingeniería eléctrica y com-putacional en la Universidad Duke, en

Durham, Carolina del Norte. Cummer lidera un proyecto llamado Phocal.

Cummer dijo que uno de los objetivos del proyecto es capturar imágenes de espectros rojos desde múltiples locacio-nes para triangular su posición en rela-ción con los relámpagos que los crean.

Los espectros rojos “son algo inte-resante e inesperado producido por la naturaleza”, dijo Cummer. “Son espec-taculares y un tanto increíbles”. Pero no se sabe cómo afectan la física y química de la atmósfera, si es que lo hacen.

Los espectros rojos fueron documen-tados sólo en 1989, cuando un científico en Minnesota accidentalmente captó uno en una fotografía. Nadie sabía qué eran.

“Era como si el campo de la biología descubriera una nueva parte corporal en la biología”, dijo Walter Lyons, ex presidente de la Sociedad Meteorológi-ca Estadounidense. Su sitio en Internet, WeatherVideoHD.tv, lleva un registro de espectros rojos y otros eventos me-teorológicos inusuales desde un acan-tilado de gran altura en Fort Collins, Colorado.

La gente había llamado a los espec-tros rayos de nube a nube, rayos de nube a estratósfera e incluso rayos de nube al

espacio, dijo. A las extrañas luces se les dio el nombre de espectros rojos, inspi-rado por los misteriosos personajes en “La tempestad” de Shakespeare.

Los espectros rojos se forman en la mesosfera, una porción poco estudiada de la atmósfera a unos 50 a 80 kilómetros sobre la Tierra, demasiado alto para que vuelen los aviones, pero demasiado bajo para los satélites en órbita.

No todas las tormentas producen es-pectros rojos, pero los que sí lo hacen, presentan un tipo de relámpagos que porta una carga positiva, que por razo-nes aún desconocidas tiende a ser más

potente que los relámpagos con carga negativa.

Cuando un relámpago positivo de-ja caer inmensas cantidades de carga eléctrica al suelo, el campo eléctrico en la delgada atmósfera superior aumenta simultáneamente y, en milésimas de se-gundo, se descompone para formar una enorme chispa —un espectro rojo— a unos 70 kilómetros de altura.

El espectro entonces genera bolas de ionización del tamaño de una casa, lla-mados chorros, que corren velozmente hacia abajo y luego hacia arriba, a 10 por ciento de la velocidad de la luz, lo que excita a las moléculas de nitrógeno que emanan un color azul o rojo dependien-do de las presiones a diferentes alturas.

Ashcraft, un artista de 63 años, traba-ja desde una choza de madera que tiene seis cámaras conectadas al techo, algu-nas modificadas para captar luz de las partes infrarrojas y casi infrarrojas del espectro, donde los espectros son más visibles.

Gracias a su altura de 2.100 metros y a la atmósfera local extremadamente cla-ra, sus cámaras pueden ver más de 950 kilómetros en todas direcciones, hasta los cielos sobre Wyoming, Kansas, Ne-braska, Oklahoma, Arizona, Utah, el norte de México y todo Nuevo México y Colorado.

Si sus cámaras se alinean de manera precisa con una tormenta, puede captar una línea danzante de fenómenos lumi-nosos.

“Es un festín de espectros”, dijo. “Son impresionantemente hermosos”.

Por ELISABETH MALKIN

SAN FELIPE, México — Es inusual que los científicos puedan mencionar a un animal al borde de la extinción y pronosticar cuándo podría desaparecer para siempre. Eso sucede en San Felipe,

bajo las aguas del mar bordeado por el desier-to, donde una marsopa pequeña casi ha desa-parecido.

Nadie imaginaba que el final llegaría tan rápi-do. Lo que cambió fue la aparición de una nueva

amenaza para la marsopa de nariz chata conocida como vaquita: el crimen orga-nizado.

La vaquita, un tímido mamífero ma-rino, es simplemente daño colateral cuando pescadores ilegales capturan a otra especie en peligro de extinción, un pez gigantesco llamado la totoaba, para complacer a consumidores en China. Las vaquitas quedan atascadas y mueren en las redes.

El mercado de la totoaba es impulsado por clientes que pagan generosas sumas por la vejiga natatoria de la totoaba. Se cree que seca y servida en sopa tiene cua-lidades medicinales. Cada kilo de vejiga natatoria se puede vender en hasta diez mil dólares en San Felipe.

Hasta ahora, el esfuerzo por proteger a la vaquita en el norte del Golfo de Cali-fornia se ha centrado en los pescadores de camarón. Sus largas redes de enmalle oscilan como si fueran cortinas en la co-rriente marina y han sido letales para la

marsopa.El efecto que ha tenido la pesca ilegal de

la totoaba en la vaquita fue una sorpresa para los conservacionistas. Un estudio dado a conocer en julio concluyó que la mitad de la población había muerto en dos años, y que quedan solamente 97 va-quitas.

Esas cifras motivaron a un grupo de expertos en la vaquita mexicanos e in-ternacionales a emitir una advertencia dramática. Sin medidas drásticas para salvar al mamífero marino más pequeño del mundo, dijo el grupo, éste desapare-cerá en menos de cuatro años.

Según expertos,la única forma de que se recupere la vaquita es interrumpir el comercio ilegal de la totoaba e imponer restricciones severas a la pesca de ca-marón.

Las autoridades mexicanas dicen que toman con seriedad las recomendacio-nes del comité, y han desplegado lanchas de motor y dos aviones ligeros de la Ar-mada —y con el tiempo incluso enviarán drones— para vigilar la zona.

Pero podrían ser los pescadores lega-les, no los furtivos, quienes sientan pri-mero el efecto de la ley.

Carlos Alberto Tirado, líder de una fe-deración de pescadores en el pequeño po-blado de Golfo de Santa Clara, dijo que la recomendación de los científicos de pro-hibir todas las redes de enmalle a través de una amplia zona en el norte del Golfo de California acabaría con la industria.

“Ellos abordan la conservación, pero no la forma en que las comunidades se-guirán siendo comunidades”, dijo. “Se volverían pueblos fantasmas”.

El gobierno ya ha gastado casi 55 millo-nes de dólares desde 2007 para proteger a la vaquita y muchos pescadores dudan que las nuevas medidas ayuden mucho de cualquier modo.

José Luis Romero, a diferencia de la mayoría en San Felipe, cree que vale la pena salvar a la vaquita.

“Sería una vergüenza si se perdiera por nuestra negligencia”, dijo.

THOMAS ASHCRAFT; ABAJO, GABRIELLA MARKS PARA THE NEW YORK TIMES

Estadística bayesiana ayudó a rescatistas a encontrar a pescador.

JAMES C. BEST JR./THE NEW YORK TIMES

Por NICK BILTON

Durante décadas, los escritores de ciencia ficción han hecho predicciones audaces sobre cómo será el futuro. Pe-ro ahora, los autores empiezan a darse cuenta de que, al predecir el mañana, de hecho, han ayudado a darle forma.

Por ejemplo, los autores de ciencia ficción imaginaron por primera vez las tarjetas de crédito desde 1888, cuando Edward Bellamy escribió sobre ellas en su novela “Mirando atrás”. H.G. Wells predijo los mensajes de voz en 1923; los audífonos intrauriculares y las televisio-nes de pantalla plana grande aparecen en la novela de Ray Bradbury, “Fahren-heit 451”, de 1953; y la realidad virtual fue concebida por Arthur C. Clarke, en 1956.

No todas las predicciones han sido co-lor de rosa.

Las bombas atómicas aparecieron por primera vez en la novela de Wells, “El mundo liberado”, de 1914; George Orwell predijo un estado vigilante en “1984”; y muchos escritores han imagi-nado durante siglos armas destructivas de todas formas y tamaños, incluyendo la guerra biológica.

Ahora, algunos de estos visionarios se han unido para ofrecer historias más

utópicas, que ellos esperan contribuyan a un futuro más positivo.

En 2011, Michael Crow, rector de la Universidad Estatal de Arizona, desa-fió a Neal Stephenson, autor de varias novelas de ciencia ficción, a dar ideas para una perspectiva más promisoria.

El mes pasado, un grupo de escrito-res, en colaboración con la universidad, lanzó “Hieroglyph: Stories and Visions for a Better Future” (Jeroglífico: His-torias y visiones para un futuro mejor), que espera ser un plan de acción para estos nuevos conceptos.

Los escritores rechazan en particu-lar la forma en que Hollywood retrata el futuro. Por ejemplo, “Trascender” (“Trascendence”), una película de ac-ción de este año, es protagonizada por Johnny Depp como un científico bri-llante quien es resucitado como un programa de inteligencia artifi-cial que se vuelve malvado.

“Me quedé estancado en la idea de que la manera de ser moderno era siendo cínico y sombrío”, dijo Stephenson. “No me arrepiento para nada de ello. Pero ahora tengo licencia para salir e

intentar algo con un tono diferente”.Su historia en la nueva colección se

trata sobre el esfuerzo de un ingeniero por construir un rascacielos de 20 kiló-metros de altura.

Otros relatos conciben una Internet alternativa libre del espionaje guberna-mental y corporativo, y un mundo futu-ro sin muros fronterizos.

El mes pasado, los editores de la co-lección hicieron un recorrido por Silicon Valley, ofreciendo conferencias en compañías importantes,

entre ellas Google —que construye ro-bots— para tratar de persuadir a los ingenieros de que piensen de manera diferente.

Aunque Stephenson no es tan ingenuo como para creer que estas narrativas de ciencia ficción harán que el mundo sea un lugar mejor, espera que puedan tener una influencia constructiva.

“Definitivamente, existe un tipo de retroalimentación recíproca entre la ciencia ficción y los hechos tecnológi-cos”, dijo.

Los meteorólogos

recientemente descubrieron los espectros

rojos, estallidos de luz

inesperados que ocurren

sobre los cumulunimbos.

Thomas Ashcraft, en su observatorio en Nuevo México,

donde intenta fotografiar espectros.

El fenómeno sobre Colorado

(arriba).

P E R S O N A J E S

DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014 7THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

M A H I N D E R WATSA

Anciano combate tabúes en India

R E NA D O U R O U

Nuevo aire en la política griega

P E T E R H I G G S

Pionero tan esquivo como su partícula

R O B E RT P L A N T

Un músico en una evolución constante

Por ELLEN BARRY

MUMBAI, India — Todas las ma-ñanas, un columnista de periódico llamado Mahinder Watsa, de 90 años, se sienta en el estudio de su departa-mento.

Frente a él está una nueva entrega de correspondencia anónima provenien-te de toda India, parte de ella escrita a mano y dejada en el buzón de alguna aldea, otra escrita en computadora y enviada vía correo electrónico. En su interior yace un crescendo de ansiedad sexual.

“Mi amigo me vio mientras me baña-ba. Según él, el tamaño de mi pene no supera el de una nuez de la India. ¿Qué debo hacer para aumentar su tamaño?” “Si un hombre y una mujer se mastur-ban al mismo tiempo, pensando en sexo, ¿esto puede producir un embarazo?” “Me pregunto si existe la posibilidad de que un varón se embarace si tiene sexo anal con otro hombre”.

Watsa no se ríe cuando lee estas car-tas, ni tampoco llora. Ya lleva muchos años dedicado a esto. Admite que a ve-ces se siente irritado, y esto a veces es evidente en sus respuestas, que logran ser tanto paternales como devastado-ras. Por ejemplo: “Tome una regla y mida del hueso púbico a la punta de su órgano. Si es más largo que seis centí-metros, es suficiente para satisfacer a su pareja”. “No hay ángeles que lleven su esperma a la persona con la que es-tá soñando”. “Señor Ignorante, para el resto de su pregunta, visite Google e in-fórmese de los aspectos básicos”.

En una cultura que está tanto obse-sionada como confundida por el sexo, Watsa se ha forjado un nicho esencial como un consejero malhumorado que dice la verdad y no se sorprende con

nada. Como el columnista de Ask the Sexpert (Pregúntele al experto se-xual) de The Mumbai Mirror, gradual-mente ha marcado pautas en la cultura popular india, entre otras cosas, al in-troducir las palabras pene y vagina a la conversación.

Durante los nueve años que ha escri-to la columna diaria, ha recibido más de 40 mil cartas pidiendo consejos sobre problemas sexuales. Al contestarlas, se adentra a un vacío en un país donde, se-gún un estudio gubernamental, sólo al-rededor de una quinta parte de los jóve-nes dijo haber recibido educación sexual.

Las capas peculiares de la historia de India —con sus virreyes victoria-nos mojigatos, sus harenes mogoles, su reverencia hindú por el celibato y las escenas amorosas en las películas de Bollywood— han dejado a su paso un conjunto complejo de prohibiciones res-pecto al sexo. Watsa ha visto a parejas que llevan hasta diez años casadas y no han consumado su unión.

Watsa, que es lo suficientemente fran-

co como para inspirar ocasionales re-portes a la policía por obscenidad, tam-bién es tan caballeroso y delicado que es imposible imaginar que alguien tome acción con respecto a las denuncias.

Hijo de un médico militar, Watsa cur-só la carrera de ginecología y obstetri-cia y se unió a las filas de los activistas en la Asociación de Planificación Fami-liar de India, que promueve la educa-ción sexual y el uso de anticonceptivos.

Hoy, año tras año, muchas de las car-tas que recibe le parecen iguales. Las élites acaudaladas reciben la informa-ción que necesitan y los pobres están a oscuras. Pero ha notado algunos cambios: las mujeres han comenzado a escribir por primera vez. Las clases medias se han vuelto más religiosas. Y a medida que más trabajadores emi-gran de las aldeas a las ciudades, las ca-pas delicadas de la sociedad india han comenzado a intersectar de maneras impredecibles.

Sonó el teléfono de Watsa: era un hombre de Bangalore, de 28 años, quien le había suplicado a un editor del perió-dico que le diera su número.

A Watsa se le dijo que estaba dando consejos sexuales a hombres 60 ó 70 años menores que él.

“Bueno, no tienen muchas otras op-ciones”, dijo alegremente.

Por SUZANNE DALEYy DIMITRIS BOUNIAS

ATENAS — Rena Dourou, la nueva prefecta de Atenas y miembro del Parti-do Syriza, de izquierda, contemplaba la cavernosa oficina que heredó reciente-mente mientras hacía planes para tras-ladarse a una alternativa más barata y funcional.

“Mire este lugar”, dijo. “Me demora-réhasta el lunes en simplemente ir de mi escritorio a la puerta. Y abajo, debería ver el espacio donde la gente está traba-jando. No digo esto porque soy izquier-dista. La gente necesita espacio para hacer un buen trabajo”.

Hasta la crisis económica, Syriza era un partido marginal. Ahora las encues-tas muestran que su líder, Alexis Tsipras, podría ganar las próximas elecciones nacionales, lo que pondría fin al dominio total que dos partidos han tenido sobre el gobierno durante más de 40 años.

Pero hasta el momento, la elección de Dourou como prefecta, el equivalente aproximado del gobernador de Nueva York, representa la victoria más grande del partido.

Dourou realizó una campaña al estilo estadounidense, yendo puerta en puerta, algo que la mayoría de los políticos grie-gos evita por temor a que ciudadanos molestos los ataquen. En un mapa, mar-có con alfileres los lugares a donde había ido. Pocas encuestas de opinión predije-ron su victoria.

Pero llevó sus apretones de manos y su consigna —“si siente que tiene la vida que merece, no haga nada y vote por la misma gente de siempre”— a toda la ciu-dad, incluso a áreas consideradas bas-tiones del partido derechista Amanecer Dorado.

“No sé si eso me consiguió votos”, di-jo. “Pero las personas se asombraban al verme. Nunca habían conocido a un polí-tico. Me tocaban y preguntaban: ‘¿Eres Rena Dourou?’”.

A final de cuentas, obtuvo el 50,8 por ciento del voto, lo que impactó al establishment político en Atenas.

Dourou, quien tuvo trabajos en la pu-blicidad y la industria editorial antes de ser electa al Parlamento en 2012, dijo que su meta es sencilla: crear un gobier-no abierto y funcional sin corrupción ni acuerdos ocultos.

“Al final de cinco años”, dijo, “el gobier-no de la región de Ática será como un go-bierno en otros países”.

Incluso antes de las elecciones, Dou-rou, de 39 años, tenía una reputación de dureza, al menos en parte debido a su desempeño durante un programa de televisión en vivo sobre asuntos electo-rales. Cuando la conversación se volvió acalorada, un miembro de Amanecer Do-rado le lanzó un vaso de agua al rostro. Apenas se inmutó.

Aun así, la política en Grecia puede ser dura para las mujeres. El año pasado, el vicepresidente del gobierno, Evangelos Venizelos, le dijo a una integrante del Par-lamento que “debería estar embarazada”.

Cuando Dourou hacía campaña para su cargo, un ex Viceprimer Ministro del

socialista Partido Pasok, Theodoros Pan-galos, dijo en una entrevista que no sopor-taba ver pósters del “rostro inmundo” de Dourou en toda Atenas. Agregó que le “gustaría ver su campaña con una foto de cuerpo entero de ella en bikini”.

Trabajando mucho después del horario de oficina recientemente, Dourou simple-mente suspiró ante el sexismo en su país. Dijo que podría haber esperado a las siguientes elecciones nacionales con la expectativa de convertirse en ministra, pero que quería dirigir algo. Renunció a su escaño en el Parlamento para hacer campaña en vez de recibir sueldo por un trabajo que ya no realizaba.

Eso la dejó sin sueldo durante más de siete meses, y no pudo pagarle a su perso-nal. “Estas personas que ves aquí traba-jan sin remuneración”, dijo. “Así que hay esperanza para mi país”.

Por DENNIS OVERBYE

EDIMBURGO, Escocia — El 8 de octu-bre del año pasado, cuando el Premio No-bel de Física iba a ser anunciado, Peter Higgs decidió que era un buen día para salir de la ciudad.

Desafortunadamente, su auto no fun-cionaba. A la hora de almuerzo, un vecino lo interceptó y le dijo que había ganado el premio.

“¿Cuál premio?”, bromeó.Fue en 1964 que Higgs, entonces un

profesor auxiliar de 35 años en la Uni-versidad de Edimburgo, predijo la exis-tencia de una nueva partícula — hoy conocida como el bosón de Higgs, o “la partícula de Dios”— que explicaría có-mo otras partículas obtienen masa. Casi medio siglo después, el 4 de julio de 2012, se enjugó una lágrima mientras estaba sentado en una sala de conferencias en el CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear, en Ginebra, y es-cuchó que su partícula finalmente había sido descubierta.

Higgs, actualmente de 85 años, no po-see televisor ni usa correo electrónico ni teléfono celular, y sus apariciones públi-cas son escasas. En diez años cubriendo la búsqueda del bosón de Higgs, yo nunca había logrado hablar con él.

Finalmente lo encontré, de apariencia relajada y desaliñada, leyendo el menú en un bistro.

Higgs dijo haberse adaptado, más o menos, a su celebridad por el Nobel. “He aprendido a decir que no”, dijo sobre la

gente que lo detiene y le pide tomarse una foto con él.

El científico nació en Newcastle-upon-Tyne, Inglaterra, en 1929, hijo de un in-geniero de la BBC y una escocesa. Su in-terés por la física se acentuó cuando era escolar en Bristol y se dio cuenta de que asistía al mismo plantel donde había es-tudiado Paul Dirac, el teórico británico. Dirac fue el padre de la teoría cuántica de campos, que describe las fuerzas de la naturaleza como un juego de atrapar la pelota entre partículas de energía por-

tadoras de fuerza llamadas bosones, el campo en que Higgs alcanzaría la fama.

Jubilado de la Universidad de Edim-burgo, vive en un departamento en un quinto piso sin elevador, a la vuelta de la esquina de donde nació James Clerk Maxwell, el teórico escocés del siglo XIX.

Fue Maxwell quien demostró que la electricidad y el magnetismo eran mani-festaciones distintas de la misma fuerza, electromagnetismo, que constituye la luz.

Higgs ayudaría a llevar a la física hacia

una teoría que uno podría escribir en una camiseta: mostrar que el electromagne-tismo de Maxwell y la entonces llamada fuerza débil que rige a la radiactividad son rostros diferentes de la misma cosa.

Pero eso no es lo que Higgs pensó que estaba haciendo. Cuando inventó su bo-són, en 1964, dijo, “no estaba seguro de si iba a ser importante”.

Resultó que Francois Englert y Robert Brout, de la Universidad Libre de Bru-selas, lo habían predecido, al publicar un artículo con la misma idea. Englert compartió el Nobel con Higgs; Brout ya había muerto.

Para 2000, Higgs había renunciado a la investigación, al concluir que la física de partículas de alta energía lo había supe-rado.

Pero incluso antes de que el Nobel sella-ra su lugar en la historia, se había vuelto una atracción turística en Edimburgo, una especie de monumento andante a la ciencia.

Los físicos aún no pueden explicar la masa misma del Higgs, que los cálculos cuánticos normales sugieren que debe ser casi infinita. Esto ha llevado a algu-nos teóricos a postular que nuestro uni-verso es solamente uno en un ensamble de universos, el “multiverso”, en el que el valor de las cosas como el Higgs es alea-torio.

Al preguntarle sobre eso, Higgs son-rió. “No soy un creyente”, dijo.

“Es suficientemente difícil tener una teoría para un universo”, agregó.

Por JON PARELES

“Siempre estoy en estado de cambio constante”, dijo Robert Plant, antes de corregirse. “Espero”.

Plant, de 66 años, hablaba vía telefó-nica desde su hogar en Shropshire, In-glaterra, sobre su nuevo álbum, “lullaby and... The Ceaseless Roar”. Es su pri-mer álbum de canciones nuevas suyas desde que lanzó “Mighty Rearranger”, en 2005. Y es la obra de un músico que —tras definir el estrellato del rock de es-tadios como el cantante principal rubio de Led Zeppelin y luego embarcarse en una larga y variada carrera como solis-ta— ha seguido sus instintos e impulsos en vez de caminos más claramente co-merciales.

“Siempre que hago un álbum, tengo que encontrar un momento en que es-toy absolutamente enamorado de la producción”, dijo.

Los estilos estadounidenses, celtas, mediorientales y africanos reciben una sacudida tecnológica en sus nue-

vas composiciones, al reconfigurar elementos que han sido parte de la mú-sica de Plant desde los años 60. Acordes hipnotizantes de música mundial se fu-sionan con blues y country, al mezclar-se sonidos programados y efectos con banjos, guitarras eléctricas, sintetiza-dores y un violín de África Occidental de una sola cuerda.

“He tenido la gran suerte de estar asociado y fascinado con tantos gé-neros distintos”, dijo Plant. “Simple-mente me parece válido tomar y ser seducido por estas grandes formas y combinarlas”.

Plant no ha estado precisamente de brazos cruzados desde 2005. En 2007 lanzó “Raising Sand”, un álbum de due-

tos con Alison Krauss. Salió de gira con Krauss y luego lo hizo con su propio gru-po estadounidense, Band of Joy, y con los Sensational Space Shifters.

Plant también celebró un reencuen-tro con Led Zeppelin para un solo con-cierto en el estadio 02 de Londres; mi-llones se quedaron sin boletos.

“Celebration Day”, la película y ál-bum de 2012 que documentaron el con-cierto, ganó el Grammy al mejor álbum de rock. Pero Plant ha continuado des-cartando alguna reunión posterior de Zeppelin, para evidente molestia públi-ca de Jimmy Page, quien compuso las canciones de Led Zeppelin con Plant.

En “lullaby and... The Ceaseless Roar”, Plant con frecuencia canta en una voz andrógina, que equilibra la se-renidad y el dolor. El álbum comienza y termina con distintas versiones de “Little Maggie”, una canción de antaño de los Montes Apalaches sobre el amor no correspondido y la separación. Una fusiona el banjo con los instrumentos

africanos; la otra resue-na con electrónica de música dance, un ritmo de seis pulsos y la voz exultante del músico y cuentacuentos itinerante africano Juldeh Camara cantando “¡Abaden!”, una palabra en fulani que, explicó Plant, signi-fica: “Vamos a dar todo lo que tenemos para pasar un buen rato”.

Entre una y la otra hay canciones de Plant que reflexionan sobre el amor terrenal y trascendental.

“Sé cómo cantar sobre el amor, porque el amor es la montaña rusa ince-sante”, dijo. “No tiene que ser real. Tiene que ser considerado como algo hermoso y desgarrador y

solitario y ocasionalmente unificante. Siento la necesidad del amor y también siento el desaliento, y yo los uno”.

En junio, Led Zeppelin lanzó versio-nes remasterizadas y extendidas de sus primeros tres álbumes, supervisa-dos por Page, su productor original.

Escuchando hoy la forma en que can-tó hace cuatro décadas con Led Zeppe-lin es “como visitar a un viejo amigo, las cosas de las que te has olvidado que te hicieron que te gustara algo”, dijo Plant. “Y, por supuesto, desde el punto de vista del vocalista, entonces estaba aprendiendo mi oficio. Había un R.P. to-talmente diferente al que existe ahora, lo que es perfecto. Así debe ser. Siem-pre evolucionando”.

Malavika Vyawahare contribuyó con reportes.

SEBASTIEN BOZON/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

“Siento la necesidad del amor y también siento el desaliento,

y yo los uno”.

LYNSEY ADDARIO PARA THE NEW YORK TIMES

KUNI TAKAHASHI PARA THE NEW YORK TIMES

“No hay ángeles que lleven su esperma a la persona con la que sueña”.

DENIS BALIBOUSE/REUTERS

Peter Higgs predijo la existencia de una partícula que se descubrió 48 años después.

Al predecir el bosón de Higgs, en 1964,

“no estaba seguro de si iba a ser importante”.

EN LÍNEA: SEXO BÁSICOEjemplos de los consejos dados por Watsa en su columna:nytimes.com Busque ‘ask Watsa’

A R T E Y D I S E Ñ O

8 DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por GRAHAM BOWLEY

Yasser Tabbaa, un especialista en arte y arquitectura islámica, recuerda haber visitado un templo del siglo XIII dedica-do al Imam Awn al-Din, en Mosul, en el norte de Iraq. El edificio era uno de los pocos que había sobrevivido la invasión mongola. Y este templo tenía un impre-sionante techo abovedado, parecido a un panal de abeja.

Tabbaa sufrió un duro golpe a media-dos de este año, cuando vio un video en Internet del templo que explotaba en una nube de polvo, hecho añicos por el grupo miliciano el Estado Islámico en Iraq y Siria (ISIS).

“Simplemente desapareció”, dijo, en voz baja.

Hacer un registro de los tesoros cultu-rales de Siria y el norte de Iraq se ha vuel-to una tarea dolorosa para los arqueólo-gos y especialistas en antigüedades. Y la lista de obras destruidas, dañadas o sa-queadas se ha vuelto más larga a medida que ISIS ha avanzado en el norte de Iraq. Los extremistas sunitas deliberadamen-te están destruyendo templos, estatuas, mezquitas, tumbas e iglesias: cualquier cosa que consideren idolatría.

“Esta región ha sido el centro del mun-do para todo gran imperio registrado en la historia humana”, dijo Candida Moss, profesora en la Universidad Notre Dame, en Indiana. “Estamos hablando de gene-raciones sucesivas de la historia, todas en un solo lugar, todas siendo destruidas a la vez”.

En un discurso la semana pasada, John Kerry, el Secretario de Estado esta-dounidense, prometió acción. “Nuestra herencia literalmente está en peligro en este momento y creemos que es impera-tivo que actuemos ahora”, dijo. “Nuestro liderazgo, el liderazgo de Estados Uni-dos, puede hacer una diferencia”.

Pero durante los últimos tres años de guerra, los grupos internacionales se han topado con los límites de su poder. En varios casos, la seguridad de mu-chas de las antigüedades ha quedado en gran medida en manos de los residentes, muchos de quienes han corrido grandes riesgos para defender su patrimonio cul-tural.

Según expertos, la interrogante de qué ha sido destruido tiene pocas res-puestas a ciencia cierta. Los artefactos varían desde alminares de principios del siglo XX hasta tesoros milenarios. Para muchos expertos, la mayor catástrofe es Alepo, una antigua intersección comer-cial y la ciudad más grande de Siria. La mayor parte del souk central, un laberin-to inmenso y vibrante de tiendas del siglo XVII y ornamentados patios centrales que fue el corazón comercial de la ciudad, fue consumida por el fuego.

Los combates dañaron la Gran Mez-quita de Alepo, una de las más antiguas de Siria, y su biblioteca, que contenía mi-les de manuscritos religiosos, también

sucumbió al fuego. Su famoso alminar, que se había erguido durante miles de años, fue derribado. La emblemática ciu-dadela de Alepo, uno de los castillos más antiguos del mundo y sitio de excavación, construida sobre un afloramiento roco-so, también fue blanco de ataques.

Más al sur, la guerra ha dejado su hue-lla en el Crac des Chevaliers, uno de los castillos más grandes y mejor conser-vados de los Curzados, una maravilla de ingeniería medieval y un monumento a las corrientes entrecruzadas de las ci-vilizaciones europeas e islámicas. Gran parte de los daños han sido causados por la decisión del gobierno de bombardear las posiciones rebeldes, aunque expertos dicen que han comenzado las labores de reparación.

Parte del saqueo de los sitios arqueoló-gicos sirios puede haber sido realizado o impulsado por ISIS o por redes crimina-les más extensas, pero tanto las fuerzas gubernamentales como los milicianos parecen estarse beneficiando.

Uno de los sitios más saqueados es Apamea, en la parte occidental de Siria, que fue uno de los sitios romanos y bizan-tinos más grandes y mejor conservados del mundo, con una calle bordeada de columnas y mosaicos afamados. Gra-cias a todos los pozos de saqueo, ahora se parece a la superficie de la Luna, según expertos que han visto tomas aéreas.

Quizás aún más serio es el saqueo en Dura-Europos, en la parte este de Siria. Fundada en una meseta por encima del río Éufrates, fue un puesto de avanzada fortificado del imperio romano y ha pro-ducido un acervo intercultural de rique-za arqueológica, incluyendo una sinago-ga del siglo III y uno de los ejemplos más antiguos de una “casa-iglesia” cristiana, una forma temprana de arquitectura eclesiástica.

Pese al daño de los saqueos, nada asusta más a los expertos que ISIS. “La velocidad con la que avanzan a Iraq real-

mente es como los mongoles”, dijo Sheila R. Canby, curadora en el Museo Metro-politano de Nueva York. “Es brutal”.

A ISIS y otros extremistas los moti-va castigar la “shirk” o idolatría. Como resultado, han destrozado sitios chiitas y sufistas, estatuas de poetas, reliquias mesopotámicas de Asiria y Babilonia, y templos sunitas fuera de los límites de sus creencias.

Los extremistas han atacado iglesias en el antiguo poblado cristiano de Maa-loula y dañado artefactos en Raqqa, una antigua ciudad islámica en el norte de Si-ria, donde hicieron pedazos una estatua de un león asirio del siglo VIII a.C.

Lamia Al-Gailani Werr, arqueóloga en Londres, dijo que los milicianos han destruido decenas de templos sufistas y chiitas más pequeños, así como tumbas, mezquitas y edificios de la era otomana en Mosul, en el norte de Iraq.

Lo que podría ser la baja cultural más significativa de su campaña en Iraq hasta el momento es una mezquita, destruida en julio, que albergaba lo que se pensaba era la tumba del profeta bíblico Jonás, cuya historia es parte del cristianismo, el islam y el judaísmo.

Los acuerdos internacionales tienen la intención de ayudar a proteger el pa-trimonio cultural durante conflictos violentos. Pero el tratado principal, la Convención de La Haya para la Protec-ción de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado, de 1954, se aplica con debilidad y tiene poco respaldo financie-ro, dijo Bonnie Burnham, del Fondo de Monumentos Mundiales.

Muchos tienen la esperanza de que el frenesí del Estado Islámico aminore con el tiempo, debido a la presión internacio-nal.

“Ahora, ISIS tiene otras cosas qué ha-cer”, dijo Burnham. “A medida que esta gente esté más y más bajo presión, espe-ro que tengan otras cosas de qué preocu-parse”.

Nubes y guerra son musas para músico

El Imperio se renueva con ‘Star Wars Rebels’

Patrimonio cultural es baja de guerra

Anne Barnard y Tom Mashberg contri-buyeron con reportes.

DIMITAR DILKOFF/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES; ABAJO, LYNSEY ADDARIO PARA THE NEW YORK TIMES

Por BROOKS BARNES

SAN FRANCISCO — Olvídese por ahora de la nueva película de “Star Wars”. En la sede de Lucasfilm, en San Francisco, la presión posiblemente es más intensa con respecto a una nueva serie animada de televisión, “Rebels”, que representa no sólo un giro dramá-tico para alejarse de las precuelas, por primera vez desde 1998, sino que tam-bién marca formalmente el comienzo de la era Disney del estudio.

En pocas palabras, “Rebels” es la pista de despegue que el “Episodio VII” de J.J. Abrams utilizará el proxi-mo año en su esfuerzo por alcanzar la velocidad de la luz en la taquilla.

Pero nadie puede saber con certeza cómo reaccionará la vehemente base de fans de “Star Wars” al programa, que se transmitirá por Disney Cha-nnel antes de trasladarse a Disney XD. George Lucas ya no está involucrado, tras haber vendido Lucasfilm a Disney por cuatro mil millones de dólares, ha-ce dos años, y más que unos cuantos seguidores fieles de “Star Wars” aún desconfían del Reino Mágico.

“Si metes la pata, no hay una jaula que te proteja”, dijo Freddie Prinze Jr., quien le da voz a un Jedi con el pelo en cola de caballo.

Por éstos y otros motivos —por ejem-plo, “Rebels” es crucial para el futuro del poco visto canal XD de Disney— ésta no es una serie animada común. Para asegurarse de que la base de fans de “Star Wars” los apoye durante la in-troducción de la ópera espacial a una

nueva generación, los artistas de Lu-casfilm han diseñado la serie para que se escuche, vea y sienta como la pelícu-la de 1977 que lo inició todo.

Matthew Wood, supervisor de edi-ción de sonido nominado al Óscar y un veterano de 24 años en Lucasfilm, incorporó efectos del filme original, co-mo el zumbido monótono del sable de luz de Luke Skywalker y el sonido que emite la nave de la Princesa Leia.

Al revisar obsesivamente material de archivo, Joel Aron, un supervisor de efectos visuales, averiguó cómo darle a “Rebels”, de animación computari-zada, una apariencia granulosa simi-lar a la de la película original de “Star Wars”.

“Muy análoga y de apariencia muy setentera” es cómo Kilian Plunkett, un director artístico conocido por una serie animada anterior, “Star Wars: La Guerra de los Clones” (“Star Wars: The Clone Wars”), describió los paisa-jes, ciudades, naves y personajes de “Rebels”.

Dave Filoni, quien encabezó “La Guerra de los Clones” y ayudó a crear “Rebels”, se esforzó por infundirle a la nueva serie los sellos del “Star Wars”

original: los tonos distintivos de humor y tragedia, el ritmo singular y la ilumi-nación retro.

Gary Marsh, presidente de Disney Channels Worldwide, dijo: “Estába-mos determinados a seguir, temática y artísticamente, lo que George Lucas hizo inicialmente 37 años atrás”.

Disney intenta llevar a Lucasfilm de regreso a su época gloriosa y alejarlo de las precuelas demasiado eleboradas —“La amenaza fantasma”, “El ataque de los clones” y “La venganza de los Sith” en las salas de cine, y “La gue-rra de los clones” en televisión— que fueron adoradas por algunos devotos, odiadas por otros y toleradas por la mayoría.

“Star Wars Rebels” tuvo sus inicios en 2013, poco después de que Disney adquirió Lucasfilm. La idea fue que re-gresar la franquicia a cimientos firmes ayudaría a presentarla a una nueva ge-neración. A eso le seguiría la película de Abrams, también de vieja escuela.

“Continuidad” se volvió una consig-na. (Filoni reveló que Lucas una vez le dijo: “La continuidad es para los debi-luchos”).

Lucasfilm y Disney decidieron que “Rebels” debía estar am-bientada poco antes de la primera película de “Star Wars”. El Imperio Galác-tico está intensificando su control sobre los pla-netas del Borde Exterior, entre ellos Lothal, donde un adolescente, Ezra, se une a los ocupantes rebel-des de la nave Fantasma: Kanan, un sobreviviente Jedi quien permanece oculto; Zeb, un fornido guerrero de piel morada; Sabine, una versión fe-menina de Boba Fett, el mercenario de los filmes; y Hera, una piloto diestra y figura materna.

También está Chopper, un antiguo androide gru-ñón que evoca a R2-D2 y a menudo se abre paso torpemente para salvar el día. En una de las pri-meras escenas, se da un golpe en la cabeza.

“Queremos que estos pequeños detalles sean perfectos”, dijo David Acord, otro supervisor de edición de Lucasfilm. “Ese golpe se debe escu-char como un golpecito metálico? ¿O debe ser un choque más chistoso, co-

mo una sartén?”.Disney espera que “Rebels” dé a

conocer a Disney XD, que nació hace cinco años. El canal, dirigido a niños de seis a catorce años, no ha tenido un éxito revelador.

“Hablamos extensamente con Lu-casfilm sobre incluir más comedia”, dijo Gary Marsh, presidente de Disney Channels Worldwide. “El elemento có-mico es lo que hará que ‘Rebels’ sea un éxito”.

Palabras como ésas hacen que algu-nos fans se pongan tensos.

La buena noticia es que aunque aún hay algunos que se resisten (“excesi-vamente ‘Disney’”, acaba de escribir ScreenRant.com sobre algunos clips de “Rebels”), las primeras reacciones han sido en su mayoría positivas.

“Simplemente quiero que todo fan de ‘Star Wars’ sepa que la grandeza se aproxima a nosotros”, escribió Jason Ward, editor del sitio en Internet Ma-kingStarWars, luego de ver material de “Rebels” en Comic-Con. “Le han dado al clavo. La primera verdadera excursión de Disney con ‘Star Wars’ es un éxito”.

Que Yoda lo oiga.

Por CORINNA da FONSECA-WOLLHEIM

En su juventud, Chou Wen-chung tu-vo muchos maestros estrictos. Uno fue Edgard Varèse, el modernista tempera-mental y padrino de la música electró-nica nacido en Francia, que alguna vez expresó su disgusto lanzando al piso una partitura de Chou y ordenándole que ori-nara sobre ella. Luego estuvo Bohuslav Martinu, el sinfonista checo que reaccio-nó a una fuga que Chou había compuesto utilizando material melódico chino con un sencillo y devastador: “¿Por qué?”.

Pero el profesor más severo de todos fue la guerra, que arrasó con su China natal en 1937 y que, durante los ocho años siguientes, lo obligó a huir de un pueblo a otro y con frecuencia lo llevó frente a frente con la muerte.

En Shanghai, practicó Bach y Mozart en el violín con el sonido del fuego de ar-tillería al fondo. Más tarde, como estu-diante universitario en Guilin, aprendió a identificar la trayectoria de vuelo de

aviones bélicos japoneses por su sonido. Durante una reciente entrevista en su casa en Manhattan, Chou, actualmente de 91 años, contó muchos desgarradores relatos de guerra.

“Éste es el tipo de cosa que no quere-mos experimentar”, dijo tras describir una traumática fuga de Guilin en 1944, instantes antes de que fuerzas niponas entraran a la ciudad. “Pero si, de hecho, lo experimentas, usa eso. Tenemos que aprender de la vida”.

En la que fuera la casa de Varèse, hoy Chou vive con su esposa, la pianista Yi-an Chang. Sus habitaciones están llenas de antigüedades chinas y muestras del arte caligráfico de Chou; una colección de instrumentos de alrededor del mun-do, incluyendo una pared donde cuelgan gongs, y pequeños tesoros que alguna vez pertenecieron a Varèse. Como tal, la casa es una expresión física de la búsque-da de toda la vida de Chou de una unión de la cultura china y la música occidental.

“Nunca me consideré un compositor

chino”, dijo Chou. “Me consi-dero un compositor del siglo XX. Tengo que reflejar mi época: ésa es mi responsabi-lidad”.

Aun así, hay una fuerte inflexión china en gran parte de la música de Chou, inclu-so en obras para instrumentos puramen-te occidentales, como la preciosa y me-lancólica “The Willows Are New” (Los sauces son nuevos), para solo de piano, o en sus elegantes cuartetos de cuerdas, que a veces imitan los sonidos de una cí-tara china o del erhu de dos cuerdas.

En su infancia, estuvo expuesto a mu-chos estilos de música china. Cuando era

muy pequeño se topó con una fiesta im-provisada en los cuartos de la servidum-bre de su casa.

“Abrí la puerta y había un fuerte olor a vino chino barato y estaban cantando y tocando”, recordó. “Pensé: ‘ésa es la vida real’. Desde entonces, asocié la música con el placer y la diversión”.

Pero Chou también recuerda haber visto a músicos de primera categoría to-car por centavos en las calles, porque el colapso del viejo orden social casi había

eliminado el mecenazgo tradicional de las artes. Preservar o restaurar el cono-cimiento de esas artes se convertió en su preocupación fundamental tras mudar-se a Estados Unidos en 1949.

En la Universidad de Columbia en Nue-va York, donde comenzó a dar clases en 1964 y que este mes lo honró al presentar un perfil de él en la serie de conciertos Composer Portrait, impartió semina-rios informales sobre filosofía y estética chinas. En 1996, completó “Clouds”, que representa el fruto de medio siglo de es-tudio de lo que Chou llamó una de sus pri-meras influencias musicales: las nubes. También es un testamento a su padre.

Recordó un día cuando regresó a su casa temprano de la secundaria. “Me fui al jardín y me acosté en el césped. El clima iba a cambiar, y uno podía ver las formaciones de nubes moverse. Estaba fascinado. De repente, una sombra me cubrió, era mi padre: ‘Qué haces? ¿Por qué no estás estudiando?’. Pude notar por su rostro que estaba furioso. Tuve que decirle la verdad: ‘Me gustan las nu-bes. Quiero ver cómo se mueven’”.

Su padre se alejó caminando sin decir nada.

ANDREW RENNEISEN/THE NEW YORK TIMES

La Gran Mezquita en Alepo, Siria: antes de ser atacada y después (arriba). El alminar, mil años de pie, fue destruido después.

Chou Wen-chung en su casa en Nueva York,

donde antes vivió Edgard Varèse, con quien colaboró durante

muchos años.

LUCASFILM LTD

Secuaces del Imperio persiguen a la Alianza en “Star Wars Rebels”.

La serie es la pista de despegue televisiva para nueva película.