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Foucault La Gubernamentalidad

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La gubernamentalidad

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  • 186fStavoj Zizek

    los sistemas de poder rnolares y totalizantes; la vieja nocinde una multitud viviente, espontnea y sin jerarquas enoposicin al sistema opresivo y reificado, un caso ejemplar deradicalismo de izquierda vinculado con una filosofa subje-tivista idealista. El problema es que se trata del nico modelode politizacin disponible en el pensamiento de Deleuze. Laotra ontologa, la de la esterilidad del sentido como aconr-.,. cimiento, aparece como apoltica. Sin embargo, qu ocu-rrira si esta otra ontologa incluyera una lgica y una prcticapoltica propia, ignorada por el mismo Deleuze? No debe-riamos proceder como Lenin en 1915 cuando retorn a Hegel-no a sus escritos polticos sino bsicamente a su Lgica- pararefundar una prctica revolucionaria? Y si hubiera otra po-litica deleuzeana por descubrir? La primera pista en estadireccin proviene del ya mencionado paralelo entre el parcausas corporales/flujo inmaterial de devenir y la clsica parejamarxista infraestructura/superestructura: dicha politica deberatomar en cuenta la irreductible dualidad de los procesos rna-teriallsocioeconmico objetivos que ocurren en la realidady la explosin de acontecimientos revolucionarios, de la lgicapolitica propia. Qu pasara si el campo de la poltica fueraintrnsecamente estril, un plano de pseudocausas, unteatro de sombras, sin embargo crucial para la transformacinde la realidad?

    6. La gubernamentalidad *r:

    Michel Foucault

    A travs del anlisis de algunos dispositivos de seguridad,haba intentado ver cmo aparecan los problemas especfi-cos de la poblacin, y al mirar estos problemas un poco msde cerca, inmediatamente me vi remitido al problema delgobierno. Se trataba, en suma, en estos primeros cursos, dearticular la serie seguridad-poblacin-gobierno. Ahora qui-siera hacer brevemente el inventario de este problema delgobierno.

    Nunca han faltado, ni en la Edad Media, ni en la Antige-dad grecorromana, esostratados que se presentaban comoConsejos al prncipe relativos a la manera de conducirse,de ejercer el poder, de hacerse aceptar y respetar por sussbditos; consejos para ama!. a Dios, obedecer a Dios, haceraceptable en la ciudad de los hombres la ley de Dios ... Peroresulta bastante sorprendente que a partir del siglo XVI y enel perodo que va desde mediados del XVI hasta finales delXVITI, veamos desarrollarse, florecer, toda una serie muy con-

    * Michel Foucault, La "gouvernementalir?, en Scurit, territoire,population: cours au Coltege de France, 1977-1978,4' leccin, 1 de febrero de1978, Pars, Seuil-Gallirnard, 2004. [Trad. cast.: La "gubernamentalidad",en Esttica, tica y hermenutica. Obras completas Ill, Barcelona, Paids, 1989(inrrod., rrad. y ed. de Angel Gabilondo).]

  • 188 Michel Foucault

    siderable de tratados que ya no se ofrecen exactamente comoConsejos al prncipe ni como Ciencia de la poltica, sinoque, entre el consejo al prncipe y el tratado de ciencia poltica,se presentan como artes de gobernar. El problema delgobierno estalla en el siglo XVI, simultneamente, a propsitode situaciones diferentes y heterogneas y bajo aspectos muydiversos. El problema, por ejemplo, del gobierno de smismo.La vuelta al estoicismo gira, en el siglo XVI, en torno a estare actualizacin del problema: -

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    cre la Revolucin Francesa y el problema de la revolucinen los Estados Unidos: cmo y en qu condiciones se puedemantener la soberana de un soberano sobre un Estado? Igual-mente aparece con Clausewitz el problema de las relacionesentre politica y estrategia. Del mismo modo, se ha de sealarla importancia politica, manifestada por el propio Congresode Viena, en 1815, de las relaciones de fuerzas y del clculode dichas relaciones como principio de inteligibilidad y de ra-cionalizacin de las relaciones internacionales. Se ha de teneren cuenta, por ltimo, el problema de la unidad territorial deItalia y de Alemania, pues sabemos que Maquiavelo haba sidoprecisamente uno de los que trat de definir bajo qucondiciones se poda efectuar la unidad territorial de Italia.

    En este clima es en el que va a reaparecer Maquiavelo aprincipios del siglo XIX. Pero es cierto que en ese lapso, entreel honor que se le hizo a Maquiavelo a principios del sigloXVI y este redescubrirniento, esta revalorizacin de principiosdel XIX, hubo una larga literatura antiMaquiavelo, en partebajo una forma explicita: toda una serie de libros que, engeneral por otra parte, proceden de medios catlicos, a me-nudo incluso de los jesuitas; por ejemplo, el texto de Ambro-gio Politi,' Discusiones sobre los libros que un cristiano debe detestar.Asimismo, se encuentra el libro de alguien que tiene la des-dicha de llevar el apellido de Gentillet y el nombre de Inno-cent: Innocent Gentillet escribi uno de los primeros anti-maquiavelos, que se llama Discurso sobre los medios de biengobernar, contra Nicols Maquiavelo;6 cabe incluir tambin, mstarde, en la literatura explcitamente antimaquiavlica, el textode Federico TI de 1740.7 Pero, a su vez, hay toda una literatura

    5. Politi, L., Dispulationes de libris a cbristian o detestandis, 1542 (enreligin, el Padre Ambrosio Catarino de Siena).

    6. Gentillet, 1., Discours sur les moyens de bien gouverner et maintenir enbonne paix un royaume ou autre principaut, contre Nicbolas Macbiauei, 1576.

    7. Federico Il, Anti-Machiauel, ou Essai de critique sur Le Prince deMacbiauel, La Haya, 1740.

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    implcita que est en posicin de plagio y de oposicin sordaaMaquiavelo. Por ejemplo, el libro ingls de Thomas Elyot,publicado en 1580, que se titula El gobernado'r;8 el libro deParuta sobre La perfeccin de la vida pol/tica;9 y quizs uno delos primeros, sobre el que, adems, me detendr, el de Gui-llaume de La Perriere,El espejo poltico, publicado en 1567.10

    Tanto si este clima anti-Maquiavelo es manifiesto comosi es larvado, lo que aqu es importante es que no tienesimplemente funciones negativas de barrera, de censura, derechazo de lo inaceptable, La literatura antilVlaquiavelo esun gnero positivo, que tiene su objeto, sus conceptos, suestrategia, y corno tal, desde esa positividad, es como megustara abordada.

    Qu encontramos en esta literatura antiMaquiavelo, ex-plicita e implcita? Por supuesto, encontramos en negativouna especie de representacin anquilosada del pensamientode Maquiavelo; se da o se reconstruye un Maquiavelo adverso,del que por otra parte se tiene necesidad para decir lo que sequiere decir. Cmo se caracteriza a este prncipe ms o menosre constituido contra el que se combate?

    En primer lugar, por un principio: en Maquiavelo, el prn-cipe est en relacin de singularidad, de exterioridad, detrascendencia con respecto a su principado. El prncipe deMaquiavelo recibe su principado, sea por herencia, sea poradquisicin, sea por conquista; de cualquier modo, no formaparte de l, le es exterior. El vnculo que 10une a su principadoes o bien de violencia-o de tradicin, o incluso un vnculo queha sido establecido por la transaccin de tratados y la com-plicidad O el acuerdo de otros prncipes, poco importa. Detodos modos, es un vnculo puramente sinttico: no hay

    8. Elyot, T., Tbe Boke Named tbe Gouernour, Londres, 153l.9. Paruta, P., Delta perfezione delta vita poltica, Venecia, 1579.10. De La Perriere, G., Le Miroir politique, contenant diuerses manires

    de gauverner et policer les rpubliques, Pars, 1555.

  • 1t92 La gubernamentLlLidad 193NJichel Foucaultpertenencia fundamental, esencial, natural y jurdica entre elprncipe y su principado. Exterioridad, trascendencia del prn-cipe, ste es el principio. Corolario del principio: en la me-dida en que esta relacin es de exterioridad, es frgil, y nodejar de estar amenazada. Amenazada desde el exterior porlos enemigos del prncipe que quieren tomar o retomar suprincipado; y tambin desde el interior, pues no hay razn apriori, razn inmediata para que los sbditos acepten la auto-ridad del prncipe. En tercer lugar, de este principio y de estecorolario se deduce un imperativo: que el objetivo del ejerciciodel poder ya a ser, por supuesto, mantener, reforzar y protegereste principado, entendido no como el conjunto constituidopor los sbditos y el territorio, el principado objetivo, si sequiere, sino como la relacin del prncipe con su posesin:ese territorio que ha heredado o que ha adquirido y los sb-ditos que le estn sometidos. Este principado, como relacindel prncipe con sus sbditos y con su territorio, es 10 que setrata de proteger, y no directa o fundamentalmente el territo-rio y sus habitantes. El vnculo frgil del prncipe con suprincipado es lo que el arte de gobernar, el arte de ser prncipepresentado por Maquiavelo, debe tener como objetivo.

    Al mismo tiempo, esto trae consigo para el libro de Ma-quiavelo la consecuencia de que el modo de anlisis va a tenerdos aspectos. Por una parte, se tratar de sealar los peligros:de dnde vienen, en qu consisten, cul es su intensidad com-parada: cul es el mayor, cul es el ms dbil. Y en segundolugar, se tratar de determinar un arte de manipular lasrelaciones de fuerzas que van a permitir al prncipe actuar demodo que su principado corno vnculo con sus sbditos ycon su territorio pueda estar protegido. En lneas generales,digamos que El prncipe de Maquiavelo, tal como se muestraen filigrana en estos diferentes tratados, explcita o implcita-mente abocados al antimaquiavelismo, aparece esencialmentecomo un tratado de la habilidad del prncipe para conservarsu principado. Creo que este tratado de la habilidad del prn-cipe, del savoir [aire del prncipe, es lo que la literatura anti-

    Maquiavelo quiere sustituir por algo distinto, y en relacin,de nuevo, con lo que es un arte de gobernar: ser hbil en con-servar su principado no es, en absoluto, poseer el arte degobernar. .

    En qu consiste el arte de gobernar? Para intentar sealarlas cosas en su estado an tosco, tomar uno de los primerostextos de esta gran literatura antirnaquiavlica, el de Gui-llaume de La Perrire, que data de 1555, que se titula Elespejo poltico, que contiene diversas maneras de gobernar.

    En este texto, muy decepcionante si se compara con el deMaquiavelo, vemos sin embargo bosquejarse ciertas cosas queson, creo, importantes. En primer lugar, qu entiende LaPerriere por gobernar y gobernador?; qu definicin da?Dice expresamente en su texto: Gobemador puede serllamado todo monarca, emperador, rey, prncipe, seor, ma-gistrado, jueces y semejantess-;!' Corno La Perrire, otros, altratar tambin del arte de gobernar, recordarn regularmenteque se dice del mismo modo gobernar una casa, nios, almas,una provincia, un convento, una orden religiosa, una familia.

    Estas observaciones, que parecen ser y que son indica-ciones de puro vocabulario, tienen de hecho implicacionespolticas importantes. Se trata de que, en efecto, el prncipe,tal como aparece en Maquiavelo o en las representacionesque de l se dan, es por definicin -ste era un principiofundamental del libro tal como era ledo-nico en su princi-pado, y se encuentra en una relacin de exterioridad y detrascendencia con respecto a l. Mientras que ah se ve queel gobernador y la .prctica del gobierno son, por una parte,prcticas mltiples, porque mucha gente gobierna: el padrede familia, el superior de un convento, el pedagogo y elmaestro con relacin al nio o al discpulo. Hay, pues, muchosgobiernos respecto de los cuales el del prncipe que gobiernasu Estado no es ms que una de las modalidades; y, por otra

    11.De la Perrire, G., ob. cit., edicin de 1567,pg. 46.

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    parte, todos esos gobiernos son interiores a la sociedad mismao al Estado. En el interior del Estado es donde el padre defamilia gobernar a su familia, donde el superior de un con-vento gobernar a su convento. Se dan, por tanto, a la vez,pluralidad de formas de gobierno e inmanencia de prcticasde gobierno respecto al Estado, multiplicidad e inmanenciade estas actividades, que se oponen radicalmente a la singula-ridad trascendente del prncipe de Maquiavelo.

    Por supuesto, entre todas esas formas de gobierno entre-cruzndose, entreverndose en el interior de la sociedad, enel interior del Estado, hay una forma muy particular de go-bierno que es la que se trata precisamente de identificar: dichaforma particular es la que se aplicar al Estado entero. Y as,intentando hacer la tipologa de las diferentes formas degobierno, en un texto un poco posterior a aquel al que merefera -que data exactamente del siglo siguiente-, Francoisde La Mothe Le Vayer, en una serie de textos pedaggicospara el Delfn, dir que en el fondo hay tres tipos de gobiernoque competen cada uno a una forma de ciencia o de reflexinparticular: el gobierno de s mismo, que compete a la moral;en segundo lugar, el arte de gobernar una familia como esdebido, que compete a la economa y, por ltimo, la cienciade gobernar bien el Estado, que compete a la poltica."Respecto a la moral y a la economa, es evidente que la polticatiene su singularidad, y La Mothe Le Vayer indica de modoclaro que la poltica no es exactamente ni la economa ni lamoral. .

    Creo que lo importante aqu es que, a pesar de esta tipo-loga, aquello a lo que se refieren estas artes de gobernar, loque postulan siempre, es una continuidad esencial de la pri-mera a la segunda y de sta a la tercera. Mientras que ladoctrina del prncipe o la teora jurdica del soberano intentan

    continuamente marcar con claridad la discontinuidad entreel poder del prncipe y cualquier otra forma de poder, cuandose trata de explicar, de hacer valer, de fundar esta disconti-nuidad, entonces en estas artes de gobernar, se debe intentarsealar la continuidad, continuidad ascendente y descendente.

    Continuidad ascendente, en el sentido de que quien quierapoder gobernar el Estado debe en primer lugar saber gober-narse a s mismo; despus, en otro nivel, gobernar a su familia,a su bien, a su dominio, y, finalmente, llegar a gobernar alEstado. Esta especie de lnea ascendente es la que va a caracte-rizar todas esas pedagogas del prncipe que son tan impor-tantes en esta poca y de las que La Mothe Le Vayer ofreceun ejemplo. Para el Delfn, escribe, en primer lugar, un librode moral, despus un libro de economa, y finalmente untratado de poltica." La pedagoga del prncipe es la que va,pues, a asegurar esta continuidad ascendente de las diferentesformas de gobierno.

    Inversamente, tenemos una continuidad descendente en elsentido de que, cuando un Estado est bien gobernado, lospadres de familia saben gobernar bien su familia, sus riquezas,sus bienes, su propiedad, y los individuos tambin se conducencomo es debido. Esta lnea descendente, que hace que el buengobierno del Estado repercuta hasta en la conducta de losindividuos o la gestin de las familias, es lo que se empieza allamar en esta poca precisamente la polica.

    La pedagoga del prncipe asegura la continuidad ascen-dente de las formas de gobierno, y la polica la continui-dad descendent. Vemos que, en todo caso, en esta conti-nuidad, la pieza esencial tanto en la pedagoga del prncipecomo en la polica, el elemento central, es ese gobierno de lafamilia al que justamente se le llama economa.

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    196 197Micbe! Foucault La gubernamentalidad

    corno de un gobierno econmico, encontramos en l elmomento en que aparece esta nocin, que en el fondo es unatautologa, ya que el arte de gobernar es precisamente el artede ejercer el poder en la forma y segn el modelo de la eco-noma. Pero si Quesnay dice gobierno econmico, es quela palabra economa, por razones que intentar elucidar, yaest tomando su sentido moderno, y en ese momento ya semuestra que la esencia misma de este gobierno, es decir, delarte de ejercer el poder en la forma de la economa, va a tenercorno objeto principal lo que ahora llamamos economa. Eltrmino economa designaba en el siglo XVI una forma degobierno; en el XVIII designar un nivel de realidad, un campode intervencin, a travs de una serie de procesos complejos ycreo que absolutamente capitales para nuestra historia. En estoconsiste, por tanto, lo que es gobernar y ser gobernado.

    En segundo lugar, tambin en este libro de Guillaume deLa Perriere, encontramos el texto siguiente: Gobierno es larecta disposicin de las cosas, de las que uno se hace cargopara conducirlas a un fin conveniente. 15 A esta segunda frasees a la que quisiera aadir una nueva serie de observaciones,diferentes de las que aludan a la definicin misma de go-bernador y de gobierno.

    Gobierno es la recta disposicin de las cosas; querradetenerme en esta palabra, cosas. Cuando nos fijamos enEl prncipe de Maquiavelo para ver lo que caracteriza el con-junto de objetos sobre los que recae el poder, nos damos cuen-ta de que, par~Maquiavelo, el objeto, la diana en cierto mododel poder, lo constituyen dos cosas: por una parte, unterritorio, y, por otra, la gente que habita dicho territorio.En esto, por lo dems, Maquiavelo no hace ms que retomarpara su uso propio y los fines particulares de su anlisis, unprincipio jurdico que es .el mismo por el que se defina lasoberana en el derecho pblico, desde la Edad Media hasta

    El arte del gobierno, tal como aparece en toda esta lite-ratura, debe responder esencialmente a esta pregunta: cmointroducir la economa, es decir, la manera de administrarcomo es debido a los individuos, los bienes, las riquezas, ascorno puede hacerse en el interior de una familia, as comopuede hacerlo un buen padre de familia que sabe dirigir a sumujer, a sus hijos, a sus sirvientes, que sabe hacer prosperarla fortuna de su familia, que sabe procurar para ella las alianzasconvenientes, cmo introducir esta atencin, esta mericu-losidad, este tipo de relacin del padre de familia para conella en el interior de la gestin de un Estado?

    La introduccin de la economa dentro del ejercicio po-ltico: eso es, creo, 10 que constituir el desafo esencial delgobierno. Ya lo es en el siglo XVI y lo seguir siendo en elXVIII. En el artculo Economa poltica de Jean-] acquesRousseau, se ve cmo sigue planteando el problema en estosmismos trminos, diciendo esquemticamente: la palabraeconoma designa originariamente el prudente gobiernode la casa para el bien comn de toda la familia." El pro-blema, dice Rousseau, es: cmo podr este prudente gobier-no de la familia, mutatis mutandis y con las discontinuidadesque se sealarn, ser introducido en el interior de la gestingeneral del Estado? Gobernar un Estado ser, pues, poneren prctica la economa, una economa a nivel de todo elEstado, es decir, tener con respecto a los habitantes, a lasriquezas, a las conductas de todos y cada uno, una forma devigilancia, de control, no menos atenta que la del padre defamilia sobre todos los de casa y sus bienes.

    Una expresin, por lo dems importante en el siglo XVIII,caracteriza bien esto. Quesnay habla de un buen gobierno

    14. Economa: esta palabra procede de oikos, casa, y de momos, ley, yno significa originariamente ms que el prudente y legitimo gobierno dela casa, para el bien comn de toda la familia. Rousseau,J.-]', Discours surl'conomie politique (1755), en (Euures completes, t. rIT, Pars, Gallirnard, coLBibliotheque de la Pliade, 1964, pg. 241 [trad. cast.: Discurso sobre laeconoma, Madrid, Tecnos, 1985, pg. n 15. De La Perriere, G., ob, cit., edicin de 1567, pg. 46.

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    el siglo XV1: la soberania no se ejerce sobre las cosas, se ejerceante todo sobre un territorio, y, por consiguiente, sobre lossujetos que lo habitan. En ese sentido, se puede decir que elterritorio es el elemento fundamental tanto del principadode Maquiavelo como de la soberana jurdica del soberanotal como la definen los filsofos o los tericos del derecho.Naturalmente, esos territorios pueden ser frtiles O estriles,pueden tener una poblacin densa o, por el contrario, dis-persa, las personas pueden ser ricas o pobres, activas o pere-zosas, pero todos estos elementos no son ms que variablescon respecto al territorio que es el fundamento mismo delprincipado o de la soberana.

    Ahora bien, en el texto de La Perriere, podemos ver quela definicin del gobierno no se refiere en modo alguno alterritorio: se gobierna las cosas. Cuando La Perrire diceque el gobierno gobierna las cosas, qu quiere decir? Nocreo que se trate de oponer las cosas a los hombres, sino msbien de mostrar que aquello a lo que refiere el gobierno no es,por tanto, el territorio, sino una especie de compuesto cons-tituido por los hombres y las cosas. Es decir, que las cosas delas que el gobierno debe hacerse cargo son los hombres, peroen sus relaciones, sus vnculos, sus imbricaciones con esascosas que son las riquezas, los recursos, las provisiones, elterritorio, por supuesto, en sus fronteras, con sus condiciones,su clima, su aridez, su fertilidad; son los hombres en sus rela-ciones con esas diferentes cosas que son los usos, lascostumbres, los hbitos, lasmaneras de hacer Q de pensar, y,finalmente, son los hombres en sus relaciones tambin conesas otras cosas que pueden ser los accidentes o las desgracias,como el hambre, las epidemias o la muerte.

    Que el gobierno dirige las cosas entendidas as comointrincaciones de los hombres y de las cosas, creo que fcil-mente se confirmara en la metfora inevitable a la quesiempre se hace referencia en estos tratados del gobierno, lametfora del barco. Qu es gobernar un barco? Por supuesto,es hacerse cargo de los marineros, pero es hacerse cargo al

    mismo tiempo del navo, de la carga; gobernar un barco estambin tener en cuenta los vientos, los escollos, las tormen-tas, las inclemencias; y esta puesta en relacin de los marinerosque hay que salvar con el navo que hay que salvaguardar,con la carga que hay que llevar a puerto, y sus relaciones contodos esos elementos que son los vientos, los escollos, lastormentas, es esta puesta en relacin lo que caracteriza elgobierno de un barco. Otro tanto ocurre con una casa: go-bernar una familia, en el fondo, no es esencialmente tenercomo fin salvar las propiedades de la familia, es esencialmentetener como meta los individuos que componen la familia, suriqueza, su prosperidad; es tener en cuenta los aconteci-mientos que pueden ocurrir: las muertes, los nacimientos; estener en cuenta las cosas que se pueden hacer, por ejemplolas alianzas con otras familias. Toda esta gestin general es loque caracteriza al gobierno y, en relacin con ella, el problemade la propiedad territorial para la familia o la adquisicin dela soberana sobre un territorio slo son, al final, elementosrelativamente secundarios para el prncipe. Lo esencial es,por tanto, ese compuesto de hombres y de cosas, el territorio,del que la propiedad, en cierto modo, no es sino una variable.y tambin, ese tema que vemos aparecer en La Perrire,

    en esta curiosa definicin del gobierno como gobierno de lascosas, vuelve a encontrarse en los siglos XVII y XVIII. Fede-rico TI, en su Antimaquiauelo, 16 ofrece pginas muy significa-tivas. Dice por ejemplo: comparemos Holanda y Rusia; Rusiaes un pas qu~ bien puede tener las fronteras ms extensas detodos los Estados europeos, de qu est hecha? De cinagas,de bosques, de desiertos; apenas est poblada por algunasbandas de gente que son pobres, miserables, sin actividadesy sin industrias. Comprese por el contrario con Holanda:tambin ella est hecha de pantanos, siendo muy pequea,

    16. Federico TI, ob. cit., citado en L'Anti-Maquiauel, ed. crtica de C.Fleischauer, en Studies on Voltaire and the Eigbteemb Century, vol. V,Ginebra, E. Droz, 1958, pgs. 199-200.

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    pero en Holanda hay una poblacin, una riqueza, una acti-vidad comercial, una Dota, que hacen que Holanda sea unpas importante en Europa, cosa que Rusia apenas est em-pezando a ser. As pues, gobernar es gobernar las cosas.

    Vuelvo una vez ms al texto que citaba ms arriba, cuandoLa Perriere deca: Gobiemo es la recta disposicin de lascosas de las que se hace uno cargo para conducirlas a un finconveniente. El gobierno tiene pues una finalidad, una dis-posicin de las cosas a conducir a un fin conveniente, y tam-bin en esto creo que el gobierno se opone muy claramentea la soberana. Por supuesto, la soberana, en los textosfilosficos, tambin en los textos jurdicos, nunca ha sidopresentada como un derecho puro y simple. Ni los juristas ni,a [ortiori, los telogos, han dicho nunca que el soberano leg-timo estuviera autorizado a ejercer su poder, y punto. Elsoberano debe siempre, para ser un buen soberano, proponerseun fin, es decir, el bien comn y la salvacin de todos.

    Tomo, por ejemplo, un texto de finales del XVII; Pufen-dorf dice: [A los soberanos] no se les ha conferido la auto-ridad soberana ms que para que se sirvan de ella para pro-curar y mantener la utilidad pblica. Un soberano no debetener nada por ventajoso para l si no lo es tambin para elEstado. Ahora bien, en qu consisten este bien comn oincluso esta salvacin de todos, de los que hablan los juristasy que encontramos regularmente invocados, planteados comoel fin mismo de la soberana? Si se mira el contenido real quejuristas y telogos dan a este bien comn, se ve que hay biencomn cuando los sujetos obedecen todos y sin desfallecer alas leyes, ejercen bien los cargos que se les otorgan, practicanbien los oficios a los que estn destinados, respetan el ordenestablecido, en la medida al menos en que este orden es con-forme a las leyes que Dios ha impuesto a la naturaleza y a loshombres. Es decir que el bien pblico es esencialmente laobediencia a la ley, a la ley del soberano en esta tierra, o a laley del soberano absoluto, Dios. Pero de todos modos, loque caracteriza el fin de la soberana, ese bien comn, ese

    bien general, no es finalmente nada distinto de la sumisinabsoluta. Esto quiere decir que el fin de la soberana es circu-lar: remite al ejercicio mismo de la soberana; el bien es laobediencia a la ley, de modo que el bien que se propone la so-berana es que las gentes le obedezcan. Circulardad esencialque, cualesquiera que sean evidentemente la estructuraterica, la justificacin moral o los efectos prcticos, no esttanalejada de 10 que Maquiavelo deca cuando declaraba queel objetivo principal del prncipe deba ser mantener su prin-cipado; seguimos estando en el crculo de la soberana conrelacin a s misma, del principado con relacin a s mismo.

    Ahora bien, con la nueva definicin de La Perriere, consus intentos de definicin del gobierno, creo que vemosaparecer otro tipo de finalidad. El gobierno es definido porLa Perriere como una manera recta de disponer de las cosaspara conducidas no a la forma del bien comn, como de-can los textos de los juristas, sino precisamente a un finconveniente para cada una de las cosas que hay que gobernar.Lo que implica, de entrada, una pluralidad de metas especfi-cas: por ejemplo, el gobierno tendr que actuar de modo quese produzca la mayor riqueza posible, que se proporcionen ala gente recursos suficientes, o incluso los mayores recursosposibles; el gobierno, en fin, tendr que hacer que la poblacinpueda multiplicarse; as pues, toda una serie de finalidadesespecficas que llegarn a convertirse en el objetivo mismodel gobierno. Y, para lograr esas diferentes finalidades, dis-pondr COS

  • 202 Nfichel Foucault La gubernamentalidad 203que sta extrae sus instrumentos de s misma bajo la formade la ley, el fin del gobierno, por su parte, est en las cosasque dirige; hay que buscado en la perfeccin, la maximizacino la intensificacin de los procesos que dirige, y los instru-mentos del gobierno, en lugar de ser leyes, van a ser tcticasdiversas. Regresin; por consiguiente, de la ley, o ms bien,en la perspectiva de lo que debe ser el gobierno, la ley no esciertamente el instrumento primordial. Ah de nuevo vol-vemos a encontrar el tema que ha circulado durante todo elsiglo XVII y que est manifiestamente explcito en el sigloxvm en todos los textos de los economistas y de los fisicra-tas cuando explican que, ciertamente, mediante la ley no sepueden alcanzar los fines del gobierno.

    Cuarta observacin, por ltimo: Guillaume de La Perrieredice que alguien que sepa gobernar bien debe tener pacien-cia, sabidura y diligencia. 17 Qu entiende por paciencia?Para explicar la palabra paciencia, toma el ejemplo de loque llama el rey de las abejas, es decir, e! abejorro, y seala:El abejorro reina sobre la colmena sin tener necesidad deaguijn. 18 Dios ha querido mostrar con ello -

  • 204 La gubernamentalidad 205Micbel Foucault

    Para decir las cosas muy esquemticamente, el arte degobernar encuentra a finales del siglo XVI y principios delXVII una primera forma de cristalizacin: se organiza en tor-no al tema de una razn de Estado, entendida no en el sentidopeyorativo y negativo que hoy se le da (destruir los principiosdel derecho, de la equidad o de la humanidad por el solointers del Estado), sino en un sentido positivo y pleno. ElEstado se gobierna segn las leyes racionales que le son pro-pias, que no se deducen de las solas leyes naturales o divinas,ni de los solos preceptos de sabidura y de prudencia; el Es-tado, como la naturaleza, tiene su propia racionalidad, aunquesea de un tipo diferente. Al contrario, el arte de gobernar, envez de ir a buscar sus fundamentos en reglas trascendentes,en un modelo cosmolgico o en un idealfilosfico y moral,deber encontrar los principios de su racionalidad en aquelloque constituye la realidad especfica del Estado. En lasprximas lecciones retornar estos elementos de la primeraracionalidad estatal. Pero ya podemos decir que esta raznde Estado ha sido para el desarrollo del arte del gobiernouna especie de traba que ha durado hasta finales del sigloXVIII.

    Hay para ello, creo, algunas razones. Ante todo, razoneshistricas, en sentido estricto, bloquearon este arte de gober-nar. Se trata de la serie de grandes crisis del siglo XVII: laguerra de los Treinta Aos, en primer lugar, con sus estragosy sus ruinas; en segundo lugar, durante toda la mitad del siglo,las grandes revueltas campesinas y urbanas; y por ltimo, alterminar el siglo, la crisis financiera y tambin la crisis deprovisiones, que hipotecaron toda la poltica de las monar-quas occidentales a finales del siglo XVII. El arte de gobernarno poda desplegar, reflejar, tomar y multiplicar sus dimensio-nes ms que durante un perodo de expansin, es decir, fuerade las grandes urgencias militares, econmicas y polticas queno dejaron de acosar al siglo XVII de principio a fin. Razoneshistricas slidas y pesadas, si se quiere, que bloquearon estearte de gobernar .

    Pienso tambin que este arte de gobernar, formulado enel siglo XVI, se encontr bloqueado en el siglo XVII porotras razones que podramos llamar, en trminos que no megustan mucho, estructuras institucionales y mentales. En todocaso, digamos que la primaca del problema del ejercicio de lasoberana, a la vez como cuestin terica y como principiode organizacin poltica, fue un factor fundamental en esebloqueo del arte de gobernar. Mientras la soberana constitu-yese el problema principal, mientras las instituciones de sobe-rana fuesen las instituciones fundamentales, mientras el ejer-cicio del poder se reflejase como ejercicio de la soberana, elarte de gobernar no se poda desarrollar de una manera espe-cifica y autnoma, y creo que tenemos un buen ejemplo deello justamente en el mercantilismo. El mercantilismo fue elprimer esfuerzo, iba a decir la primera sancin, de este artede gobernar, tanto en el nivel de las prcticas polticas comoen el de los conocimientos sobre el Estado. En este sentido,cabe decir que el mercantilismo es un primer umbral de racio-nalidad en este arte de gobernar del que el texto de La Perriereindicaba simplemente algunos principios ms morales quereales. El mercantilismo es la primera racionalizacin delejercicio del poder como prctica del gobierno; es la primeravez que comienza a constituirse un saber del Estado que puedaser utilizado como tctica del gobierno; pero creo que elmercantilismo se encontr bloqueado y detenido, precisa-mente porque se propuso como objetivo esencial la potenciadel soberano; cmo hacer, no tanto para que el pas sea rico,sino para que el soberano pueda disponer de riquezas, puedatener tesoros, pueda constituir ejrcitos con los que pongaen prctica su poltica? El objetivo del mercantilismo es lapotencia del soberano, y los instrumentos que el mercantilis-mo se da son leyes, ordenanzas, reglamentos, es decir, lasarmas tradicionales del soberano. Objetivo: el soberano; ins-trumentos: los mismos que los de la soberana. El mer-cantilismo intentaba hacer entrar las posibilidades dadas por

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  • 206 207MicheL Foucault La gubernamentalidad

    conjunto constituido por la familia y la gente de la casa. Lagente de la casa y el padre de familia por una parte, el Estadoy el soberano por otra; de este modo, el arte de gobernar nopoda encontrar su dimensin propia.

    Cmo se produjo el desbloqueo del arte de gobernar?Hay que reinscribir este desbloqueo, como todo bloqueo, enciertos procesos generales, en concreto en la expansin demo-grfica del siglo XVIII, vinculada a la abundancia monetaria,vinculada sta a su vez al aumento de la produccin agrcolasegn procesos circulares que los historiadores conocen bien.Al ser ste el marco general, cabe decir de modo ms precisoque el desbloqueo del arte de gobernar estuvo vinculado a laaparicin del problema de la poblacin. O digamos que hayun proceso bastante sutil -que se debera intentar restituiren detalle- en el que se vera cmo la ciencia del gobierno, laeconoma que se centraba en algo distinto de la familia, ypor ltimo, el problema de la poblacin, estn relacionadosunos con otros.

    A travs del desarrollo de la ciencia del gobierno, la eco-noma se pudo volver a centrar sobre cierto nivel de realidadque 'ahora caracterizamos como econmico, y, una vez ms,a travs del desarrollo de la ciencia del gobierno fue posibledelimitar el problema especfico de la poblacin; pero tambincabra decir que, gracias a la percepcin de los problemasespecficos de la poblacin y al aislamiento de ese nivel derealidad al que llamamos economa, el problema del gobiernopudo por fin ser pensado, reflexionado y calculado, fuera delmarco jurdico de la soberana. Y esta misma estadstica, queen el marco del mercantilismo no haba podido funcionarnunca ms que en el interior y en cierto modo en beneficiode una administracin monrquica, funcionando ella mismaen la forma de la soberana, esta misma estadstica llegar aser el factor tcnico principal o uno de los factores tcnicosprincipales de este desbloqueo.

    En efecto, cmo va a permitir el problema de la poblacinel desbloqueo del arte de gobernar? La perspectiva de la po-

    un arte que reflejaba el del gobierno en el interior de una es-tructura institucional y mental de soberania que lo bloqueaba.

    De modo que durante todo elsiglo XVII y hasta la granliquidacin de los temas mercantilistas a comienzos del sigloXVIII, el arte de gobernar qued en cierto modo atascado,atrapado entre dos cosas. Por una parte, un marco demasiadoamplio, demasiado abstracto, demasiado rgido, que era pre-cisamente la soberana como problema y como institucin;este arte de gobernar intent avenirse con la teora de la sobe-rana: intentaron deducir de una teora renovada de la so-berana los principios rectores de un arte de gobernar. Es ahdonde intervienen los juristas del siglo XVII cuando formulano cuando reactualizan la teora del contrato. La teora delcontrato ser precisamente aquella con la que el contratofundaciona1, el compromiso recproco de los soberanos y delos sbditos, va a ser esa especie de matriz terica a partir dela que se intentarn alcanzar los principios generales de unarte de gobernar. Pero si la teora del contrato, si esta reflexinsobre las relaciones del soberano y sus sbditos, ha tenido unpapel muy importante en la teora del derecho pblico -dehecho, el ejemplo de Hobbes lo prueba con evidencia, aunquea fin de cuentas l quera llegar a encontrar los principios rec-tores de un arte de gobernar-, siempre se ha quedado en laformulacin de los principios generales del derecho pblico.

    Por una parte, pues, marco demasiado amplio, demasiadoabstracto, demasiado rgido, de la soberania, y por otra parte,un modelo demasiado estrecho, demasiado dbil; demasiadoinconsistente, que era el de la familia. El arte de gobernar, obien intentaba alcanzar la forma general de la soberana, obien -o mejor, al mismo tiempo- se cea a esa especie demodelo concreto que era el gobierno de la familia. Cmohacer para que quien gobierna pueda gobernar el Estado igualde bien, de una manera tan precisa y meticulosa como sepuede gobernar una familia? Y por eso mismo, se encontrababloqueado por esa idea de la economa que, todava en esapoca, siempre se refera slo a la gestin de un reducido

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  • 208 La gubernamentalidad 209Micbel Foucaultblacin, la realidad de los fenmenos propios de la pobla-cin, van a permitir descartar definitivamente el modelo dela familia y volver a centrar esta nocin de economa sobrealgo distinto. De hecho, la estadstica que haba funcionadohasta entonces dentro de los marcos administrativos y portanto del funcionamiento de la soberana, esta misma esta-dstica descubre ymuestra poco a poco que la poblacin tienesus regularidades propias: su nmero de muertos, su nmerode enfermedades, sus regularidades de accidentes. La esta-dstica tambin muestra que la agregacin de la poblacinconlleva efectos propios y que dichos fenmenos son irreduc-tibles a los de la familia. Tales efectos sern las grandes epide-mias, las expansiones endmicas, la espiral del trabajo y de lariqueza. La estadstica muestra igualmente que, por sus des-plazamientos, por sus maneras de hacer, por su actividad, lapoblacin tiene efectos econmicos especficos. La estadstica,al permitir cuantificar los fenmenos propios de la poblacin,hace aparecer su especificidad irreductible al marco reducidode la familia. Excepto para cierto nmero de temas residuales,que pueden ser temas morales o religiosos, la familia va adesaparecer como modelo del gobierno.

    En cambio, lo que va a aparecer en este momento es lafamilia corno elemento en el interior de la poblacin y comorepetidor fundamental de su gobierno. Dicho de otro modo,el arte de gobernar, hasta la irrupcin del conjunto de pro-blemas relativos a la poblacin, no se poda pensar ms que apartir del modelo de la familia, a partir de la economa enten-dida como gestin de la familia. Por el contrario, a partir delmomento en que la poblacin aparece como algo completa-mente irreductible a la familia, de repente, esta ltima pasa aun segundo plano con respecto a la poblacin; aparece comoelemento en el seno de sta. Ya no es, pues, un modelo; es unsegmento, segmento simplemente privilegiado porque,cuando se quiera obtener algo de la poblacin referente alcomportamiento sexual, a la demografa, al nmero de hijos,o al consumo, no quedar ms remedio que pasar por la

    familia. Pero la familia, de modelo, va a convertirse en instru-mento, instrumento privilegiado para el gobierno de laspoblaciones y no modelo quimrico para el buen gobierno. Estedesplazamiento de la familia del nivel de modelo al nivel de lainstrumentacin es absolutamente fundamental. y, en efecto, apartir de mediados del siglo xvrn la familia aparece en estainstrumentacin con respecto a la poblacin: campaas sobre lamortalidad, campaas sobre el matrimonio, vacunaciones,inoculaciones. Lo que hace que la poblacin permita el desblo-queo del arte de gobernar es que elimina el modelo de la familia.

    En segundo lugar, la poblacin va a aparecer como el finltimo por excelencia del gobierno: porque, en el fondo, culpuede ser su meta? Ciertamente no la de gobernar, sino la demejorar el destino de las poblaciones, aumentar sus riquezas,la duracin de su vida, su salud; y los instrumentos que elgobierno se otorgar para obtener estos fines son, de algnmodo, inmanentes al campo de la poblacin, ya que esencial-mente sobre ella obrar directamente mediante campaas, oms an, indirectamente mediante tcnicas que permitirn,por ejemplo, estimular, sin que las gentes se den cuenta deello, la tasa de natalidad, o dirigiendo hacia talo cual regin,hacia tal actividad, los flujos de poblacin. La poblacinaparece, pues, ms que corno la potencia del soberano, comoel fin y el instrumento del gobierno. La poblacin va aaparecer como sujeto de necesidades, de aspiraciones, perotambin como objeto entre las manos del gobierno, cons-ciente frente al gobierno de lo que quiere, e inconscientetambin de lo que se le hace hacer. El inters, como concienciade cada uno de los individuos que constituye la poblacin, yel inters como inters de la poblacin, cualesquiera que seanlos intereses y las aspiraciones individuales de los que lacomponen, ser el objetivo y el instrumento fundamental delgobierno de las poblaciones. Nacimiento de un arte o, en todocaso, de tcticas y de tcnicas absolutamente nuevas.

    Finalmente, la poblacin ser el punto en torno al cual seorganizar lo que en los textos del siglo XVI se llamaba la

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  • 210 lVfichel Foucault La gubernamentalidad 211

    paciencia del soberano; es decir, la poblacin va a ser elobjeto que el gobierno deber tener en cuenta en sus obser-vaciones, en su saber, para llegar efectivamente a gobernarde modo racional y reflexivo. La constitucin de un saber degobierno es absolutamente indisociable de la constitucin deun saber de todos los procesos que giran en torno a la pobla-cin en sentido amplio, eso que se llama precisamente laeconoma. Muy recientemente les deca que la economapoltica haba podido configurarse a partir del momento enque, entre los diferentes elementos de la riqueza, haba sur-gido un nuevo terna, que era la poblacin. Al captar esta redcontinua y mltiple de relaciones entre la poblacin, el terri-torio y la riqueza, se constituir una ciencia que llamamos laeconoma poltica, y al mismo tiempo, un tipo de inter-vencin caracterstica del gobierno, que llegar a ser laintervencin en el campo de la economa y de la poblacin.En resumen, el trnsito de un arte de gobernar a una cienciapoltica, el paso de un rgimen dominado por las estructurasde soberana a un rgimen dominado por las tcnicas delgobierno, tienen lugar en el siglo XVIII en torno la pobla-cin, y por consiguiente, en torno al nacimiento de la eco-noma poltica.

    Con esto no quiero decir en absoluto que la soberanahaya dejado de desempear un papel a partir del momentoen que el arte de gobernar empez a convertirse en cienciapoltica; ms bien dira 10 contrario: que jams el problemade la soberana se plante con tanta agudeza como en esemomento, pues ya no se trataba precisamente, como en lossiglos XVI o XVII, de intentar deducir un arte de gobernar apartir de una teora de la soberana, sino de ver, dado quehaba un arte de gobernar y que se desplegaba, qu formajurdica, qu forma institucional, qu fundamento de derechoiba a poder darse a la soberana que caracteriza a un Estado.

    Lean los dos textos de Rousseau. En el primero cronol-gicamente, es decir, en el articulo Economa poltica de la

    Enciclopedia, vern cmo Rousseau plantea el problema delgobierno y del arte de gobernar constatando precisamenteesto -y el texto es muy caracterstico desde ese punto de vista-ela palabra economa designa esencialmente la gestin delos bienes de la familia por parte del padre de familia; 19 peroese modelo ya no debe ser aceptado; aunque fuese una refe-rencia en el pasado. En nuestros das, dice Rousseau, sabemosmuy bien que la economa poltica ya no es la economafamiliar, y, sin referirse explcitamente ni a la fisiocracia, ni ala estadstica, ni al problema general de la poblacin, constataeste corte y el hecho de que economa -economa poltica-tiene un sentido completamente nuevo, que ya no se debecircunscribir al viejo modelo de la familia." En todo caso, eneste artculo se propone definir un arte del gobierno. Despusescribir el Contrato social, donde el problema ser precisa-mente saber cmo, con nociones como las de naturaleza,contrato, voluntad general se puede dar un principiogeneral de gobierno que deje espacio, a la vez, al principiojurdico de la soberana ya los elementos por los que se puededefinir y caracterizar un arte del gobierno. As pues, la sobe-rana no es en absoluto eliminada por la emergencia de unarte nuevo de gobernar, un arte de gobernar que ha atravesadoahora el umbral de una ciencia poltica; el problema de lasoberana no se ha eliminado; al contrario, se ha agudizadoms que nunca.y en lo que se refiere a la disciplina, cabe decir que tam-

    poco se-ha eliminado. Sin duda, su organizacin, su puesta

    19. Esta palabra [... ] no significa originariamente ms que el prudentey legtimo gobierno de la casa, para el bien comn de toda la familia (ob.cit., pg. 241; trad. cast.: pg. 3).

    20. Cmo podra asemejarse el gobierno del Estado al de la familia,cuyo fundamento es tan distinto? l...] Con razn se ha distinguido laeconoma poltica de la economa particular; y no teniendo el Estado nada encomn con la familia [... ], no podran las mismas reglas de conductaconvenir a ambos, ibd., pgs. 241 y 244 (trad. cast.: pgs. 3 y 7).

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  • 212 Michel Foucault La gubernamentalidad 213en prctica, todas las instituciones en cuyo interior habaflorecido en el siglo XVII y a principios del XVIII, las escuelas,los talleres, los ejrcitos, por supuesto se funden con ella, yno se comprende ms que por el desarrollo de las grandesmonarquas administrativas, pero tampoco nunca la disciplinaresulta ms importante y ms valorada que a partir del mo-mento en que se intenta gestionar la poblacin. Administrarla poblacin no quiere decir, sin ms, administrar la masacolectiva de los fenmenos o gestionarlos simplemente en elnivel de sus resultados globales; administrar la poblacinquiere decir gestionarla igualmente en profundidad, con deli-cadeza y en detalle.

    La idea del gobierno de la poblacin agudiza an ms elproblema de la fundamentacin de la soberana -pensemosen Rousseau- y tambin agudiza an ms la necesidad dedesarrollar las disciplinas (he intentado analizar esta historiade las disciplinas en otra parte)." De manera que es necesarioque no comprendamos en absoluto las cosas como la sustitu-cin de una sociedad de soberana por una sociedad dedisciplina, y despus la de una sociedad de disciplina por unasociedad, digamos, de gobierno. Se da, en efecto, un tringulo:soberana-disciplina-gestin gubernamental cuya meta prin-cipal es la poblacin y cuyos mecanismos esenciales son losdispositivos de seguridad. En todo caso, lo que quera mostrarera un vnculo histrico profundo entre el movimiento quehace tambalear las constantes de la soberana tras el problema.ahora primordial de las opciones de gobierno, el movimientoque hace aparecer a la poblacin como un dato, como uncampo de intervencin, como el fin de las tcnicas de gobier-no, y, en tercer lugar, el movimiento que asla a la economacomo campo especfico de realidad ya la economa politica ala vez como ciencia y como tcnica de intervencin del go-

    bierno en dicho campo de realidad. Creo que es importantereparar en que estos tres movimientos -gobierno, poblaciny economa poltica- constituyen desde el siglo XVIII unaserie slida que, an hoy, no est disociada.

    Aadir simplemente unas palabras ms: si hubiese que-rido darle un ttulo ms exacto al curso que emprend este ao,seguramente no habra elegido el de seguridad, territorio ypoblacin. Lo que ahora querra hacer sera algo que llama-ra una historia de la gubernamentalidad. Con la palabragubernamentalidad quiero decir tres cosas. Por guberna-mentalidad entiendo el conjunto constituido por las institu-ciones, los procedimientos, anlisis y reflexiones, los clculosy las tcticas que permiten ejercer esta forma tan especfica,tan compleja, de poder, que tiene como meta principal lapoblacin, como forma primordial de saber, la economapoltica, y como instrumento tcnico esencial, los dispositivosde seguridad. En segundo lugar, por gubernamentalidadentiendo la tendencia, la linea de fuerza que, en todo Occi-dente, no ha dejado de conducir, desde hace muchsimotiempo, hacia la preeminencia de ese tipo de poder que sepuede llamar el gobierno sobre todos los dems: soberana,disciplina; lo que ha comportado, por una parte, el desarrollode toda una serie de aparatos especficos de gobierno, y porotra, el desarrollo de toda una serie de saberes. Por ltimo,creo que por gubernamentalidad habra que entender elproceso o, ms bien, el resultado del proceso por el que elEstado de justicia de la Edad Media, convertido en los siglosXV y XVI en Estado administrativo, se vio poco a pocogubernamentalizado.

    Sabemos qu fascinacin ejercen hoy el amor o el horrordel Estado; sabemos cunto inters se concede al nacimientodel Estado, a su historia, a sus adelantos, a su poder, a susabusos. Esta sobrevaloracin del problema del Estado la en-contramos, creo, esencialmente bajo dos formas. Bajo unaforma inmediata, afectiva y trgica: es el lirismo del monstruofro frente a nosotros; tenemos una segunda manera de

    21. Foucault, M., Surueiller et Punir. Naissance de la prison, Pars,Gallimard, 1975 (trad. cast.: Vigilay castigar,Madrid, Siglo XXI, 1978J.

  • 214 La gubernamentalidadNIichel Foucault 215

    sobrevalorar el problema del Estado -y bajo una forma para~djica, pues es aparentemente reductora-: es el anlisis queconsiste en reducir el Estado a un nmero de funciones, comopor ejemplo el desarrollo de las fuerzas productivas, la repro-duccin de las relaciones de produccin; y ese papel, reductordel Estado con respecto a otra cosa, convierte aun as al Estadoen absolutamente esencial como meta que hay que atacar y,como es bien sabido, como posicin privilegiada que hay queocupar. Pero sin duda el Estado, ni a lo largo de su historia nitampoco actualmente, ha tenido esta unidad, esta indivi-dualidad, esta funcionalidad rigurosa, e incluso dira estaimportancia; despus de todo, el Estado slo es quiz unarealidad artificial, una abstraccin rnitificada cuya importanciaes mucho ms reducida de lo que se cree. Tal vez lo que esimportante para nuestra modernidad, es decir, para nuestraactualidad, no es la estatizacin de la sociedad, sino ms bienlo que yo llamara la gubemamenralizacin del Estado.

    Vivimos en la era de la gubernamentalidad, que ha sidodescubierta en el siglo XVIII. Gubernamentalizacin del Es-tado que es un fenmeno particularmente retorcido porquesi efectivamente los problemas de la gubernamentalidad, lastcnicas del gobierno, se han convertido en el nico retopoltico y el nico espacio real de la lucha y de las rivalidadespolticas, esta gubernamentalizacin del Estado ha sido sinembargo el fenmeno que le ha permitido sobrevivir. Y esprobable que si el Estado existe tal como existe ahora, seaprecisamente gracias a esa gubernamenralidad que es a la vezinterior y exterior al Estado, puesto que las tcticas de go-bierno son las que permiten definir en cada momento lo quele debe y lo que no le debe concernir, lo que es pblico y loque es privado, lo que es estatal y lo que no lo es. As pues, siles parece, el Estado en su supervivencia y el Estado en suslmites slo se deben comprender a partir de las tcticasgenerales de la gubernamentalidad.

    y quiz se podra, de una manera completamente global,genrica y, por consiguiente, inexacta, reconstituir las grandes

    formas, las grandes economas de poder en Occidente de lamanera siguiente: en primer lugar, el Estado de justicia,nacido en una territorialidad de tipo feudal y que correspon-dera a grandes rasgos a una sociedad de la ley -leyesconsuetudinarias y leyes escritas-, con todo un juego de com-promisos y de litigios; en segundo lugar, el Estado adminis-trativo, nacido en los siglos XV y XV1 en una territorialidadde tipo fronterizo y ya no feudal, Estado administrativo quecorresponde a una sociedad de reglamentos y de disciplinas;y, por ltimo, un Estado de gobierno que ya no es definidoesencialmente por su territorialidad, por la superficie ocupa-da, sino por una masa: la masa de la poblacin, con su volu-men, su densidad, naturalmente con el territorio sobre el quese extiende, pero que no es, en cierto modo, ms que uncomponente de aqulla. Este Estado de gobierno, que se apoyaesencialmente sobre la poblacin, que se refiere a la instru-mentacin del saber econmico y la utiliza, correspondera auna sociedad controlada por los dispositivos de seguridad.

    He aqu, por tanto, algunas consideraciones sobre laarticulacin del fenmeno, que considero importante, de la gu-bernamentalidad. Ahora intentar mostrar cmo esta guber-namentalidad naci, por una parte, a partir de un modeloarcaico que fue el de la pastoral cristiana, en segundo lugar,apoyndose en un modelo o ms bien sobre una tcnica diplo-mtico-militar, y por ltimo, en tercer lugar, cmo estagubernamentalidad slo pudo adquirir las dimensiones quetiene/gracias a una serie de instrumentos muy particulares,cuya formacin es contempornea precisamente del arte degobernar, y a los que se denomina en el antiguo sentido deltrmino, el de los siglosxvn y XVIII: la polica. La pastoral, lanueva tcnica diplomtico-militar y, finalmente, la polica, creoque han sido los tres grandes elementos a partir de los cuales seha podido producir ese fenmeno fundamental en la historia deOccidente que ha sido la gubernamentalizacin del Estado.