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Rev. Esp. de Cir. Ost., 13, 85-96 (1978) HOSPITAL CLÍNICO UNIVERSITARIO. VALENCIA Fracturas del malar ANTONIO PUIG nOSADO y LUIS PUEnTES ConELLA RESUMEN 1. Han sido analizadas 86 fracturas del malar tratadas en la Uni1ad de Plástica en los años 1972-1977. 2. Se han revisado las pautas de tratamiento de dicho tipo de fracturas y en el análisis de los resultados se ha visto que existe un factor de inestabilidad que no ha sido descrito previamente. La inestabilidad anteroposterior de la zona fracturaria maxilo-malar inferior. 3. Se propone la técnica de injerto óseo -normalmente de cresta ilíaca- de grosor variable, apropiado a cantidad de zona ósea conminuta, en la zona maxilo-malar inferior. De esta manera se evita la mal unión de la fractura con depresión -en sentido sagital- del hueso malar. 4. Los resultados, en cuanto a cosmética y función, son muy buenos con más frecuencia cuando se usa la técnica de injerto óseo maxilo-malar inferior, asociada a las técnicas nornlales ya establecidas de fijación alámbrica orbitaria. Descriptores: Fracturas del hueso malar. Fracturas del malar: injerto óseo. SUMMAQY 86 pases of malar fractures treated in th·e Plastic Surgery Unit from 1972=77 are reported. The sagital instability of the lower maxilo=malar fracture zone is emphasized. In order to prewent this backward desplacement 'of an iliac bone graft is advocated associatet to established wiring procedures. The cosmetic and functional results quite satisfactory. Key words: Malar fractures: iliac bone graft. Malar fractures: instability. Introducción Durante los últimos cinco años se han tratado en la sección de Cirugía Plástica 86 fracturas ,del hueso malar. Procedemos a una revisión ·de conjunto de las mismas ya la sistemática en el tratamiento basa- dos en nuestra experiencia. Ya desde nuestros primeros casos re- nunciamos a las técnicas de tratamiento incruento, que ofrecen reducciones de mala calidad y el desplazamiento secundario es la norma. CONVERSE, 1969. Algo similar ocurrió en nuestros pri- meros casos a pesar de ser tratados me- diante reducción abierta seguida de osteo- síntesis zigomático f ron tal y zigomático maxilar, pue.sto que no obtuvimos resul- tados uniformemente buenos, con redes- plazamientos tardíos en 5 casos. Un cuidadoso estudio retrospectivo nos permitió concluir que las fracturas del malar eran mucho más severas que la clí- nica y la exploración radiográfica eviden- ciaban, que los redesplazamientos tardíos eran debidos a una acción combinada en- tre las tracciones musculares del masetero y a la frecuente conminución de la unión maxilo-malar inferior, dato este último que comprobamos mediante estudio tomográ-

Fracturas del malar - cirugia-osteoarticular.org · Han sido analizadas 86 fracturas del malar tratadas en la Uni1ad de Cirug~aPlástica en los años 1972-1977. 2. ... El trismus

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Rev. Esp. de Cir. Ost., 13, 85-96 (1978)

HOSPITAL CLÍNICO UNIVERSITARIO. VALENCIA

Fracturas del malar

ANTONIO PUIG nOSADO y LUIS PUEnTES ConELLA

RESUMEN

1. Han sido analizadas 86 fracturas del malar tratadas en la Uni1ad deCirug~a Plástica en los años 1972-1977.

2. Se han revisado las pautas de tratamiento de dicho tipo de fracturas yen el análisis de los resultados se ha visto que existe un factor de inestabilidadque no ha sido descrito previamente. La inestabilidad anteroposterior de lazona fracturaria maxilo-malar inferior.

3. Se propone la técnica de injerto óseo -normalmente de cresta ilíaca­de grosor variable, apropiado a cantidad de zona ósea conminuta, en la zonamaxilo-malar inferior. De esta manera se evita la mal unión de la fractura condepresión -en sentido sagital- del hueso malar.

4. Los resultados, en cuanto a cosmética y función, son muy buenos conmás frecuencia cuando se usa la técnica de injerto óseo maxilo-malar inferior,asociada a las técnicas nornlales ya establecidas de fijación alámbrica orbitaria.

Descriptores: Fracturas del hueso malar. Fracturas del malar: injerto óseo.

SUMMAQY

86 pases of malar fractures treated in th·e Plastic Surgery Unit from 1972=77are reported. The sagital instability of the lower maxilo=malar fracture zoneis emphasized. In order to prewent this backward desplacement 'of an iliac bonegraft is advocated associatet to established wiring procedures. The cosmeticand functional results quite satisfactory.

Key words: Malar fractures: iliac bone graft. Malar fractures: instability.

Introducción

Durante los últimos cinco años se hantratado en la sección de Cirugía Plástica86 fracturas ,del hueso malar. Procedemosa una revisión ·de conjunto de las mismasya la sistemática en el tratamiento basa­dos en nuestra experiencia.

Ya desde nuestros primeros casos re­nunciamos a las técnicas de tratamientoincruento, que ofrecen reducciones de malacalidad y el desplazamiento secundario esla norma. CONVERSE, 1969.

Algo similar ocurrió en nuestros pri­meros casos a pesar de ser tratados me-

diante reducción abierta seguida de osteo­síntesis zigomático f ron tal y zigomáticomaxilar, pue.sto que no obtuvimos resul­tados uniformemente buenos, con redes­plazamientos tardíos en 5 casos.

Un cuidadoso estudio retrospectivo nospermitió concluir que las fracturas delmalar eran mucho más severas que la clí­nica y la exploración radiográfica eviden­ciaban, que los redesplazamientos tardíoseran debidos a una acción combinada en­tre las tracciones musculares del maseteroy a la frecuente conminución de la uniónmaxilo-malar inferior, dato este último quecomprobamos mediante estudio tomográ-

!

FlGs. 1, 2 Y 3. - Rela­ciones anatómicas delmalar con referenciadetallada del suelo de

la órbita.

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fico o por exposición quirúrgica directa através de incisión vestibular.

Estas observaciones nos llevaron a lautilización de un nuevo procedimiento detratamiento basado en la red'ucción ana­tómica seguida de la estabilización me­diante el uso de un injerto óseo autólogoen la zona de conminución maxilo-malar.

Esta pauta de tratamiento en nuestrasmanos nos ha proporcionado resultados al­tamente satisfactorios.

Material y métodos

La totalidad de nuestra casuística pro·cede exclusivamente del servicio de urgen­cias por accidentes, tanto de tráfico comopor agresiones, caidas casuales, etc.

En 38 casos la fractura del malar erael único hallazgo, en el restod'e la casuís­tica se asociaron, el t. c. e. en 43 casos,la fractura del cóndilo mandibular 3 ca­sos, fractura del proceso coronoideo 2 ca­sos, fractura del tercio medio de la caratipo Le Fort 11 en 6 casos, en 26 casosse trataba de fracturas abiertas. Muchosde los fracturados presentaban lesiones enotras partes del cuerpo que no valoramospara el presente estudio. Hemos eliminadolas fracturas de la cara cuya problemáticaprincipal no fue de patología malar.

Recuerdo anatómico

El hueso malar forma el esqueleto dela mejilla y contribuye a la formación dela pared' lateral y suelo de la órbita, a lapared temporal y la fosa temporal (figs. 1,2 Y 3).

Son detalles anatómicos de interés:1. Del cuerpo del malar parten los

cuatro procesos: frontal, temporal, maxi­lar y orbitario, en dirección radiada quelo solidarizan al resto del esqueleto de lacara y del cráneo; (fig. 4).

2. El proceso frontal en su vertiente

orbitaria y a un centímetro por debajo dela sutura frontozigomática, presenta un tu­bérculo variable en forma y tamaño dondese inserta el ligamento del canto externodel ojo, formado por la condemacióndelligamento suspensorio de Lockwood y elligamento palpebral lateral. Dado que elglobo ocular no descansa directamente so-

.......:.

Fro. 4. - Procesos del malar.

REVISTA ESPANOLA DE CIRUGIA OSTEOARTICULAR

bre el suelo de la órbita SIllO sobre elligamento suspensorio, cualquier desplaza­miento de su punto de anclaje variará laorientación espacial del globo ocular (fi­gura 5).

FIG. 5. - Preparación de cadáver, tomada deMUSTARDE, Ophthalmic Plastic Surgery, dondese observa la disposición del ligamento sus-

pensorio del ojo.

3. El proceso temporal y el cuerpo delmalar prestan inserción al masetero y alos músculos zigomático mayor y menor.El proceso orbitario al elevador del labiosuperior.

4. El proceso orbitario forma el re­borde óseo de la cavidad orbitaria y enpoca medida contribuye a la formacióndel suelo de la órbita que está fundamen·talmente integrado a expensas del maxilarsuperior y más concretamente por el techodel seno maxilar. Así, pues, el seno maxi­lar, aunque generalmente en los confinesdel hueso maxilar, puede extenderse hastael zygoma y se ve frecuentemente afectado,bien por fractura asociada del suelo orbi­tario, o bien por conminución de la uniónmaxilo-malar.

5. El nervio infraorbitario tiene unaestrecha relación con el suelo de la órbitay se afecta frecuentemente en las fracturasdel hueso malar dando una zona anestésicaque se distribuye por el párpado inferior(inconstante), labio superior y superficienasal lateral.

Clasificación

Clasificamos las fracturas del malar si­guiendo a KNIGH'"( y NORTH, 1961, anali­zando los desplazamientos, en los siguien­tes grupos:

Casos Por 100

Grupo 1.Grupo 2.Grupo 3.

Grupo 4.Grupo 5.Grupo 6.

Fracturas sin desplazamiento ... ... ... .Fracturas aisladas del proceso zigomático .Fracturas con desplazamiento hacia atrás y abajo perosin desplazamiento en rotación ...Fracturas con rotación medial '"Fracturas con rotación lateral ...Fracturas conminutas ...

64

188

2129

6'974'6

20'99'3

24'433'7

De la clasificación entresacamos dosgrandes grupos con fines terapéuticos:aquellas con desplazamiento hacia atrás,abajo o ambos, aunque sin rotación, quecorresponden al grupo 3, y aquellas en lasque el malar permanece más o menos fijo

en su posición lateral o medial producién­dose el desplazamiento en rotación, cir­cunstancia de la que se derivan diferen­cias clínicas y en la maniobra .d'e reduc­ción.

Cuando el malar está desplazado hacia

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atrás y abajo los trazos de fractura asien­tan normalmente a nivel de los puntos deunión entre los procesos y sus huesoscorrespondientes, y la fractura será o noestable a la reducción dependiendo delgrado de conminución de la unión maxilo­malar, dato este que comprobaremos du­rante la reducción mediante exposición dI­recta del foco (fig. 6).

Cuando el malar es desplazado haciaabajo pero permanece fijo en su vertientelateral, sólo desciende su porción interna,produciéndose la rotación lateral. En estetipo no se objetiva alteración en el nivelocular porque permanece fijo el punto de

inserción externo del ligamento cantal ex­terno. Al igual que en el grupo anteriorla estabilidad depende del grado de con­minución inferior I fig. 7).

Si el malar es d'esplazado hacia abajopero permanece fijo en su vertiente medial(unión zigomático-maxilar) se produce larotación medial y en este grupo la alturaocular puede o no estar alterada depen­diendo de que el trazo de fractura asientepor arriba o abajo del nivel de insercióndel tubérculo que presta inserción al liga­mento cantal externo. Si la fractura asien­ta por debajo no se producirá alteraciónen el nivel ocular. Si el trazo es superior

FIG. 6. - Exposición directa del foco de conminución inferior.

RoT. ME1)ltlL

F.o:G. 7. - Representación esquemática de las rotaciones medial y lateral

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se produce un descenso del ojo. Al igualque en el resto de los grupos la estabilid'addepende del grado de conminución (figs. 7,8 Y 9).

Sintomatología

La inspección clínica inmediata pro­porciona pocos datos acerca de los despla­zamientos, debido al intenso hematoma ytumefacción perifracturaria.

Cuando cede el edema la inspecciónpuede valorar:

Desplazamiento del ligamento cantalexterno y descenso ocular.

Depresión del pómulo.Enoftalmos, fund'amentalmente presen­

tes en fracturas asociadas del suelo orbi­tario.

Eversión del párpado interior y despe­gamiento de la esclera (figs. 10, 11 Y 12).

La exploración clínica realizada me­diante palpación bimanual del malar y es­tructuras de la cara es de una ayuda va­liosa en el diagnóstico de los desplaza­mientos. Recorriendo el reborde orbitariose palpan los trazos de fractura en la uniónfrontomalar y zigomático maxilar. La palopación intraoral a través del vestíbulo die-

nota la frecuente conminución de la uniónzigomático-maxilar.

La anestesia del labio superior, párpa­do inferior y área nasal lateral son datosde afectación del nervio infraorbitario,siendo normalmente una neuropraxia quese recupera tras la reducción, aunque aveces se trata de una división anatómicadel nervio.

El trismus o dificultad a la aperturabucal es un dato que se presentó en el 40por 100 de nuestra casuística y es debidoa la infiltración edatosa d'el masetero, aldolor o a la asociación a fractura del cón­dilo o del proceso coronoideo mandibular,o más frecuentemente a la fractura delproceso zygomático hacia la fosa temporal.

La diplopia que inicialmente es debidaal edema o a hematoma orbitario es tran­sitoria y cede a los pocos días, sólo persis­te d'urante más largo tiempo cuando existealteración permanente del nivel ocular.

El restablecimiento de las relacionesanatómicas lleva implícito la normalidadde la visión, sin embargo, se citan comocausa de diplopia permanente las retrac­ciones musculares cicatriciales, trastornodel simpático o lesión nerviosa motora.

FIGS. 8 Y 9. - Relación entre los trazos de fractura y la posición del ligamento lateral.

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GIG. 10. - Fractura del malar reciente conintensa tumefacción y edema.

FIG. 11. - Enoftalmos y depresión del pómulo.

F~G. 12. - Rerresenta<;:ión esquemática del mecanismo de rroducción de la eversión delpárradQ,

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FIGs. 13 Y 14. - Opacidad del seno maxilar y trazos fracturarios en proyección de WATERS.

A. PUlG Y L. PUERTES. - FRACTURAS DEL MALAR 93

®FIG. 15. - Hundimiento del contenido orbita­

rio en el seno maxilar.

traoral de KEEN (1909), la vía supraorbi.taria de CONVERSE (1969) o la de LOTHROP(1906) que utiliza la antrostomía del senomaxilar (fig. 16). Carecemos de experien·cia con la utilización de estas vías quesólo realizamos de una manera combinadacuando la reducción utilizando la vía con·vencional resulta imposible por fracturasen vías de franca consolidación.

En las fracturas del quinto grupo, conmúltiples fragmentos la reducción se reali·za utilizando el «packing» del seno maxilar,la tracción suspensión a casquete cefálico,la fijación externa o cuando estas fractu·ras son abiertas se puede prolongar lonecesario las incisiones y recurrir a la re·ducción a través de ellas.

La maniobra de reducción se realiza,pues, en nuestros casos, mediante e! apa·lancamiento a distancia y realizando una

Exploración radiográfica , daje sin dificultades a la fosa temporal y- practicar la reducción mediante la mani·

Las proyecciones standard, frente ypulación a distancia. Esta ha sido la vía

perfil de cráneo y cara proporciona radio·utilizada siempre en nuestros casos (figu.

grafías de difícil interpretación, aún asíra 16). Otras vías de acceso lo son la in·

son signos indirectos de fractura malar laopacidad' del seno maxilar y la disyunciónzigomático frontal (fig. 13).

Sistemáticamente utilizamos la proyec·ción de WATERS que permite valorar laalteración de! reborde orbitario y el gradode conminución del cuerpo del malar, loque junto a la exploracíón clínica consti·tuye e! pilar básico sobre el que asentarel diagnóstico del desplazamiento (fig. 13).

En ocasiones recurrimos a las tomogra·fías del suelo de la órbita, a la proyecciónradiográfica de TITTERINGTON para el arcozigomático o a la ortopantomografía sisospechamos lesiones asociadas.

La reducción exacta de las fracturasdel malar es precisa parcialmente por mo·tivos estéticos, .debido al hundimiento delpómulo que pronto se instaura permanen·temente, pero aún es más importante estareposición por lo que atañe a la función.

Junto a los fragmentos del malar sehunden el suelo de la órbita y su conteonido dando trastornos en la visión (figu­ras 14 y 15). Pueden presentarse trastor·nos de la masticación si el arco zygomá­tico deprimido representa un obstáculo aldesplazamiento anterior de la coronoides.

Los principios del tratamiento son idén·ticos al resto de las fracturas, reducciónen las desplazadas e inmovilización hastala consolidación.

Los métodos de reducción cerrados des·de un principio fueron desestimados porinexactos.

Planteada la reducción abierta puedeutilizarse la vía de acceso temporal de GI·LLIES, KILNER Y STONE, 1927, que permitela introducción del elevador del malar in·mediatamente por debajo d~ la fascia delmúsculo temporal consiguiendo un abor-

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tracción en sentid'o contrario al desplaza­miento que generalmente lo es hacia abajoy atrás.

El control de la reducción se realizamediante la palpación subcutánea del re­borde orbitario que permite detectar los

más mínimos desplazamientos de los focosde fractura frontomalar y órbito-maxilar,la continuidad de los mismos es signo in­directo de reducción del desplazamientohacia abajo. Sin embargo, la reduccióndel d'esplazamiento hacia atrás, responsable

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FIG. 16. - Esquemas de los distintos abordajes.

de la depresión de la mejilla, sólo es de·tectable por procedimiento c o m par a t i v ocon el lado no lesionado, por ello preferi­mos la reducción cuando el edema ha ce­dido y hay menor riesgo de error.

Una vez conseguida la reducción seprocederá a la estabilización de la mismay nunca se confiará en la aparente solidezde la reducción de algunos casos puestoque los desplazamientos secundarios portracción muscular del masetero son muynumerosos.

En los úJtimos años la estabilizaciónpor osteosíntesis alámbrica sistemática delos focos frontal y orbitario (KAZANJIAN yCONVERSE, 1970) ha sido la norma de tra­tamiento en los primeros casos, pero ennuestras revisiones periódicas detectamosdesplazamientos secundarios a pesar de laosteosíntesis.

Un estudio del problema nos llevó ala conclusión de que la deformidad estabaoriginada por un movimiento de básculao rotación del malar a través de un eje

de giro que pasa por los dos puntos fijosde la estabilización lateral y medial, debidoa la acción del masetero y a la conminu­ción de la porción inferior del malar queequivale a una pérdida de sustancia. Así,pues, la fractura aún con la osteosíntesisseguía siendo inestable (fig. 7).

Con objeto de obviar este inconvenien­te procedimos a la revisión quirúrgica sis­temática de la zona de conminución infe­rior a través de incisión intraoral y a laaplicación de un injerto óseo que suplela pérd~da de sustancia y evita el despla­zamiento secundario.

En nuestros 23 últimos casos lo hemosrealizado de esta forma y los resultadoshan sido favorables en todos ellos.

Así, pues, creemos que la estabilidaddepende de la presencia o no de conminu­ción en la zona maxilo·malar y ésta sóloes predecible mediante la exploración di­recta o por medio de tomografías.

Así, pues, podemos esquematizar de lasiguiente manera el tratamiento:

Grupo 1.Grupo 2.Grupo 3.

Grupo 4.Grupo 5.Grupo 6.

A. PUIG y L. PUERTES. - FRACTURAS DEL MALAR

No precisa reducción.Reducción y osteosíntesis.

a) Reducción y osteosíntesis alámbrica.:Fracturas estables sin conminución maxilo-malar.

b) Reducción, osteosíntesis alámbrica e injerto óseo en las fracturas ines-·tables con conminución maxilo-malar.Reducción, osteosíntesis e injerto interior maxilo-malar.Reducción, osteosíntesis e injerto maxilo-malar.Máxima dificultad en el tratamiento que es complejo y no standarizable.

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Complicaciones

Las complicaciones tardías más impor­tantes son: seudoartrosis, diplopia, enof­talmas, sinusitis maxilar, parálisis de losmúsculos oculares, osteomielitis y malaunión de los fragmentos.

De todas ellas en nuestra revisión en­contramos 51 casos de consolidación enposición incorrecta, algunos de los cualesfueron tratados mediante osteotomías fa­ciales e injertas, dependiendo de la severi­dad de la mala unión.

2 casos de osteítis que cedieron al tra­tamiento, con expulsión die pequeños se­cuestros, se dieron en fracturas abiertas yconminutas con pérdida de sustancia.

2 casos de fractura abierta con lesiónocular y conminución malar que necesita­ron enucleación.

Resultados

Se han considerado los resultados deacuerdo con la siguiente tabla.

Muy buenoBueno

RegularMalo

Reposición anatómica ...Reposición buena ... ...Pequeñas asimetrías.Asimetrías anatómicas .Asimetrías anatómicas .

Función normal.Función normal.Función normal.Función normal.No función normal.

De acuerdo con esta clasificación exi~ ten:

Casos Muy bneno Bueno Regular ]\tIato

Grupo 1 ... 6 6Grupo 2 ... 4 4Grupo 3 ... 18 10 6 2Grupo 4 ...... 8 3 2 2 1 (1 diplopia)Grupo 5 ...... 21 12 4 3 2 (1 diplopia

1 lesión lacrimal)Grupo 6 ...... 29 20 6 3 (2 enucleaciones

1 diplopia)

Ha habido 19 malas uniones, tres deellas con diplopia que han necesitado onecesitan tratamientos secundarios, en losgrupos de resultados regulares y malos.Dos enucleaciones por lesión ocular insal­vable incluidos en el grupo de resultadosmalos, donde también hay una lesión delconducto lacrimal que necesitó reparaciónsecundaria,

De las malas uniones incluidas en elgrupo de resultados buenos (32), solamen­te se han reoperado aquellos casos en losque el paciente estaba subjetivamente cons­ciente de la deformidad, que nosotros ha­bíamos calificado de ligera, y que deseabanla corrección de dicha asimetría por me­dio de un procedimiento quirúrgico secun­dario.

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Discusión

El tratamiento de las fracturas del zy­goma o hueso malar está relativamentestandarizado. La elasificación de KNIGHT yNORTH lleva consigo una cierta sugerenciade las medidas terapéuticas a adoptar yaque es eminentemente anatomopráctica, ysolamente aparecen los problemas en lasfracturas de los tipos III al VI.

Como los desplazamientos que sufre elhueso malar hay que orientarlos en lostres planos y como la reparación orbitariaes primord!ial, se ha puesto el énfasis tera­péutico en dicha reparación, que requierela reconstrucción del borde orbitario paraevitar el descenso ocular, y la del sueloorbitario para evitar el enoftalmos.

En las fracturas muy inestables, la os­teosíntesis con a 1a m b r e de los procesosfrontal y orbitario reconstruyen el bordeorbitario, pero no el suelo de la cavidad.Si se dej a que consolide la fractura de estamanera, se está arriesgando el hallazgotardío de:

a) Enoftalmos.

b) Atrapamiento del recto inferior enla cicatriz del suelo orbitario.

Por todo esto, en ·dticho tipo de frac­turas hay muchas veces que reconstruir elsuelo orbitario al tiempo de su osteosín­tesis, de la misma manera que se reparaen una «blow UP» o fractura por estallido.

A pesar de efectuar la osteosíntesisfrontal y orbitaria y, cuando es necesario,la reparación con injerto óseo cortical delsuelo orbitario, ya desde nuestros primeroscasos observamos que el pómulo del ladofracturado aparecía menos prominente ymás ensanchado.

Esto se debe a que el cuerpo del malarpuede aún girar de fuera adentro y dearriba abajo, como una puerta cuyas bi­sagras fueran los dos puntos de osteosín-

tesis en los procesos frontal y orbitario­maxIlar, debido a la ausencia de sujeciónen la pared del seno maxilar, llegando aentrar parte de la apófisis inf.erior del ma­lar en dicha cavidad sinusal.

Por lo tanto, ideamos la colocación deun injerto óseo en la conminuta pared del~eno, que impidiera este mecanismo depuerta y mantuviera el cuerpo del malartan prominente como el del lado no frac­turado.

En casos sucesivos vimos que el grosordel injerto debía estar en relación con lacantidad de conminución en dicha zona,grosor medido intraoperatoriamente por lasimetría con el otro pómulo.

Las indicaciones para dicha técnicaaparecen obvias cuando las radiografíassimples o las tomografías muestran la su­ficiente conminucián en las zonas fractura­das como para que aparezca la necesidadde estabilizar esta teroera zona móvil dela fractura, es decir, en las fracturas delos tipos 3 al 5.

Las fracturas del tipo 4, con conminu­ción del cuerpo del malar constituyen unacontraindicación a la técnica en la mayoríade los casos, ya que no se gana simetríani aun efectuando el injerto maxilo-malarprecoz.

BIBLIOGRAFIA

CONVERSE, J. S. (1964): Reconstructive PlasticSurgery. W, B. Saunders, Co.

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