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Fragmentos: Historia de los orígenes y tejido familiar de Legua Emergencia Paulo Álvarez Bravo Diferentes generaciones en un mismo territorio. Imágenes de Legua Emergencia

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Fragmentos:Historia de los orígenes y

tejido familiar deLegua Emergencia

Paulo Álvarez Bravo

Diferentes generaciones en un mismo territorio.Imágenes de Legua Emergencia

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Este documento, titulado Fragmentos, forma parte de la investigación, aúnen desarrollo, sobre la historia de Legua Emergencia realizada por PauloÁlvarez (parte I), y está complementado por el estudio sobre “Los espacioshabitados de Legua Emergencia” (parte “II”), a cargo de Timo Jakel.

Además de ser el segundo documento, luego de “La voz desde el recuerdoen Legua Emergencia”, es también la segunda entrega pública. Su objetivo esdoble: por una parte, pretende cumplir con el compromiso de devolver, aunquesea parcialmente, la confianza que los pobladores han brindado a este proyectoy, por otra parte, pretende valorar sus vidas y las historias sobre éstas, relevandolos relatos y las imágenes visuales de su trayectoria.

Su elaboración es parte del trabajo realizado por la Universidad DiegoPortales, en específico del equipo “Proyecto Legua” dirigido por MagaliCatalán.

Fragmentos: Orígenes de la historia ytejido familiar de Legua Emergencia

Primera ediciónDiciembre de 2003.

Primera reimpresiónMayo de 2013.I.S.B.N: 978-956-314-178-8

Cada una de las fotografías que aquí se presentan ha sido aportada por los pobladores.

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Unos a otros se vieron llegar, se vieronreír, se vieron llorar. Traían la ansiedad delo nuevo y la esperanza de lo propio; traíanemociones cargadas y dispersas. traían elánimo de los que dejaron y abrazaron, deadioses y distancias que separan y presentesque desafían. Se traían a sí mismosconversando, calladamente y sólo por unmomento, con las imágenes del pasadoque los hizo.

Familias largas, desde los abuelospasando por los papás, tíos, primos y eleventual allegado. Matrimonios jóvenes,madres solteras o solas, muchos niños yniñas abarrotaban los camiones estatalescon todo lo poco que tenían y podían traer.Enseres domésticos básicos, catres, tablas,velas, cera, menjunjes, ropa y alimentos.Por condiciones puestas por la Caja de laHabitación (organismo estatal cuyaresponsabilidad era resolver el tremendodéficit de viviendas en Chile), lospobladores debían cumplir rigurosascondiciones de higiene y dejar atrás aperros, gatos y mascotas que acompañabanel diario vivir de los cientos que veníanllegando. No todos llegaron por la mismavía ni en las mismas condiciones. Hubogente que se trasladó por su cuenta encarretelas o, acercadas por alguna góndola,llegaron a pie a su nuevo hogar.

En una mano traían, por lo general, unatado de ropas, un canasto o insumohogareño, en la otra sujetaban a sus hijos,para traspasar con ellos el umbral del portónubicado en el sector noroeste de unapoblación que llamaban La Legua. Ahíverían transcurrir sus vidas, las de sus seresqueridos y, sin quererlo, la de sus vecinos,aquellos que desde 1949 irían conformandoLegua Emergencia.

I. De muchos lugares hacia LeguaEmergencia. Llegada y asentamiento enla población

El núcleo poblacional estaba compuestopor diferentes grupos migratoriosprovenientes de varios puntos de la capital,allegados a ranchos y a poblacionescallampas, cités y conventillos, cercanosla mayoría a fuentes de agua que recorríanhorizontalmente Santiago. Era el momentoen que esta capital asistía a una explosiónurbana sin capacidad de contener las manoscesantes que la industria del salitre y elagotamiento del agro venía expulsandodesde hacía dos décadas.

No es extraño que sean las riberas delrío Mapocho y luego las del Zanjón de laAguada las vertientes geográficas que nospermiten fijar dos cosas: primero, saberque el componente humano más amplioque da vida a la población proviene de

Grupo de niños cerca de la plaza Guacolda,hoy Salvador Allende.

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Venían obreros, albañiles, pintores,constructores, yeseros, hueseros, pajareros,artesanos, cargadores, feriantes, choferes,matarifes, vaciadores, ambulantes,desocupados, “pelaos”. Llegaron junto susmujeres, quienes desarrollaban las másvariadas y a veces, hasta las mismasactividades, generalmente con uno o máshijos, a ocupar por vez primera en su vidalo que llamaban casas. Trajinados por unavida sin concesiones terminaban de formarhogares numerosos donde la necesidad decomer y abrigarse los arrojaba a la calledesde muy niños para dejar de serlo máspronto de lo que debieron.

Ellas hacían de todo. María Rojas habíallegado a la población con 4 hijos de padreausente:“Trabajé en negocios, tejido ylavados, mandaba a los niños al colegiomientras salía a lavar fuera. En la casahacía empanadas, pescado fr i to,sopaipillas para poder pagar el arriendoyalentar a mis hijos. Más tarde tuve unapareja y tuve dos hijos más; él murió hace18 años y yo seguí trabajando.” .

Carta -testimonio de María Rojas. Junio de 2003.

allí y, segundo, permite abrir y cerrar losciclos temporales que comienzan con laocupación de “Legua Emergencia I” el año1949, continuando con “Legua EmergenciaII” a partir de 1953, hasta que la suma deambas cierra un ciclo marcadopor un proceso ocupacional lento y confusoque no termina hasta el año 1957 cuandola población conforma un espacio compactoy definido fuertemente por el carácter desu gente.

Es decir, Legua Emergencia, es la sumade un proceso ocupacional que, si bien eltiempo no ha detenido hasta nuestros días,podemos identificarlo, en su carácterfundacional, entre los años 1949-53 cuandolos dos sectores forman una unidad.

Muchos de los primeros pobladores quellegaron al sector uno se trasladaron alsector dos. Otros se quedaron y fueronconviviendo con otros contingenteshumanos provenientes de múltiples lugares.

Familia Chandía-Covarrubias. Década del ´50

María Rojas y familia 1

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Son muy pocos o casi inexistentes losregistros oficiales que nos permitanconfirmar la fecha de llegada y menos lamanera en que lo hicieron; los criteriosque se establecieron para “seleccionar” ala gente que conformaría la vecindad; ellugar desde donde se trasladarían; lascondiciones que se les impondrían; elprocedimiento utilizado, etc.

No es el caso de los fundadores de lapoblación, aquellos que cuentan que aúneran niños por esos días, que eran unosadolescentes pertenecientes a familias tannumerosas que en definitiva eran parientesde todo el mundo, que eran jóvenes reciéncasados o que ya eran maduros cuando susmanos modelaron el paisaje, las casas ylas calles que han visto nacer cincogeneraciones.

Recuerdan que corría el año 1950 cuandofueron trasladados de los sitios quehabitaban hacia Legua Emergencia I“Veníamos desde El Pino, una toma,llegamos a Sánchez Colchero 3410, el 13de marzo de 1950”. “Veníamos desde lapoblación O’Higgins. En el año 1950llegamos a Jorge Canning 582”.“Llegamos en 1950 desde Manzana delAlto (algunos le decían La Manzana delDiablo, porque ahí habían muchos diablos,había de todo), trasladados por camionesmilitares; llegamos cuatro y fuimos seisen total, a Colchero 3467.”

En efecto, en el subdepartamento depropiedades del Ministerio de Viviendase pueden encontrar maltratados archivossobre la ocupación de “Legua EmergenciaI” que complementan y avalan lasaf i rmaciones de los pobladores .

Entrevista a Humberto Rivera e Inés Sánchez.Leonardo Sanhueza e I. H. Mayo-julio de 2003.

Mirando hacia atrás se habían conseguidoalgunas cosas, pero no habían podidomodificar el destino de los suyos.Aparentemente, éste actuaba como un sinoque los hijos no podrían comprender sinentender el pasado que les pertenecía.

Habían cambiado de espacio, se habíantrasladado desde el norte de la capital parahabitar la ex tierra rural de la zona surconformando la periferia urbana. Habíandejado amigos, vecinos y recuerdos,motivados por el sueño de lo propio y dealgo mejor; sin garantía de estabilidad seencontraban ahora tan lejos de lo quefueron y de lo que pensaron efectivamentedejar, que mirar las condiciones de sualrededor inmediato y seguir entre elhacinamiento, la pobreza, la delincuenciay los niños que mueren tempranamente leshacía sentir, a muchos, que esto había sidoun engaño.

Para otros, cualquier cosa era mejor queseguir compartiendo sueño en el rancho oconventillo, con ratones y piojos,inundaciones, aguaceros, pestilencia yenfermedades varias. Seguían enfermos yhacinados pero, ahora, cubiertos por untecho, con paredes y cierres. Seguían siendopobres porque los mecanismos quesignificarían transformar y resolver lascondiciones que provocan la pobreza nohabían cambiado.

Muy poca gente de la que fue llegandoa la población sabía dónde quedaba LaLegua. Había empezado a oír de ella unavez que se empezó a rumorear que existíala posibilidad que los trasladaran a unossitios que la Caja de la Habitación Barata,(más tarde CORVI) había promovido enla cada vez más populosa comuna de SanMiguel.

De ésta se sabía algo más, sabían queestaba hacia el sur de la capital, que erauna comuna amplia pero hasta ahí llegabanlas certezas.2

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Claro, no podían saber que era la comunaque más había crecido en el país durantela primera mitad del siglo XX, queconformaba territorios mucho más extensosde los que tiene hoy, que su tierra soportabael proceso de asentamiento más vertiginosoy efectivo no sólo de la capital sino detodo el país entre 1940-50 y que, por lomismo, el proceso de especulación detierras en esa zona había elevado losarrendamientos y había reproducido elexcelente negocio que hacía rato dabajugosos dividendos a los propietarios deterrenos en el centro de Santiago y susalrededores.

Los especuladores habían convertido latierra, antes de producción rural, enpequeños lotes que se arrendaban a lapoblación que venía llegando de provinciao se reubicaba internamente en cités yconventillos. El caso es que San Miguelhabía alcanzado un súbito interés de partede los dueños del capital, es decir, un grupode privados que veían que con unainversión mínima se podían obtenergrandes ganancias. Sin embargo, al mismotiempo, el Estado Benefactor aplicaba elprincipio sobre “el rol social de lapropiedad” que la Constitución de 1925había elevado con el objetivo de encontrarun lugar para los pobres de la ciudadsiempre y cuando no estuvieran cerca delos ricos que se habían desplazadopaulatinamente cada vez más hacia elnororiente.

Una de las referencias, aunque no precisa,de los futuros pobladores sobre La Leguaera el Zanjón de la Aguada. Si bien nopasaba por la población, lo hacía cerca yse sentía más próximo por el penetrante ypestilente olor que la corriente de sus aguasrociaba en el ambiente dejando unafragancia de excusado público que juntocon la contaminación industrial, las aguasservidas y los desechos poblacionalessobrecargaban. Ni la mierda ni los malosolores son patrimonio de un sector social;sin embargo, el tóxico resultado ambientalque producen afecta directamente a los

los más pobres porque son ellos los quesuelen vivir cerca de ríos y cloacas urbanas(el derecho a respirar aire puro es otro delos derechos a que los sectores marginadospobres no han podido acceder,históricamente hablando).

Las enfermedades infecciosas (tifus,hepatitis, cólera) se relacionan con hábitossociales y culturales que un medio ambientecontaminante y una sociedad desigualp u e d e p o t e n c i a r c u a l i t a t i v a ycuantitativamente. Sobre todo a la hora deapreciar que durante los siglos XIX y XXlos pobres urbanos han tenido que respirary convivir con los residuos de toda lasociedad, como si su derecho a respirar seredujera a la mierda que producen todos.

No es fácil sobrevivir así, porque cadavez que se desbordó el río no sólo subieronsus aguas sino todo lo que llevaba, pormanzanas a la redonda. Era allí cuando lagente del sector “Emergencia La Legua”empezó a entender lo que era vivir cercadel Zanjón de la Aguada.

Vacaciones en el balneario de Cartagena.

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Para los futuros pobladores de LeguaEmergencia, San Miguel era el sur de lacapital. Este espacio era desconocido, y seasociaba, correctamente, a suelos ruralesde reciente explotación: la chacra La Leguao el fundo La Lata (nominaciones que sealcanzan a percibir en los mapas de laRegión Metropolitana de la década del´30). Ellos, que vivían en el sector norte ycentro de Santiago, iban a ser parte de laperiferia urbana sur. Sentían que quedaríanmuy lejos (y realmente lo estaban) de losservicios públicos y comerciales que ofrecíael centro. El sistema de transportes, losescasos servicios y el desconocimiento dela zona reforzaban esa idea.

El tema de fondo no era la distancia sinoel tamaño de las casas y del espacio en quese situaba la población. Las reacciones alrecibirlas eran variadísimas. Se conjuganaquí la experiencia de lo que se ha vividoy tenido, las condiciones materiales conque el ser humano se ha rodeado y lasexpectativas y metas que se ha trazado;tiene que ver, además, con la capacidad deentender lo que se vive y con lasposibilidades materiales reales demodificar, si es que se quiere, esa realidad.

Es la historia de los sectores populares.P lu ra l , sub je t iva , z igzaguean te ,indocumentada, cuyo resultado es elequívoco general de permanecer creyendoentender lo que no era.

“Era todo un terreno baldío, todo estabadesocupado, abierto. Las casas eranpequeñas y no me gustó, no me gustó lapoblación porque era tanta soledad,entonces aquí no había nada. Me acuerdoque para un invierno llovió y entró el aguapara acá; las casas eran del color delcemento feo, con el radier crudo ahí, sintecho. No estaba cerrado, todo era patiohasta que después nosotros cerramos.Habían casas más amplias en Veneciahacia arriba, pero estuvo cerrado muchotiempo, así como lo hacen en laconstrucción, con puras tablas estabacerrado. Lo que hoy es la Coca-Cola, era

todo un terreno baldío, hasta se hacíancharcos donde mi hijo me cuenta que seiban a bañar en unas aguas podridas queen el invierno se hacían, como pantanos,yo nunca fui pero todo el mundo me cuentade eso porque todo eso era desocupado,abierto, como potrero. Más allá estaba laSumar y usted caminaba un poquito yhabían hasta diez a quince metros deplantaciones de habas.”

Sin embargo, para María Rojas el lugar yla casa significaban una cosa muy distintaa lo anterior: “Para mí estas casas erancomo un palacio, cuando las vi me puse allorar porque no podía creer que iba a tenerun baño con ducha y WC, cuando lleguécon mis cuatro hijos no tenía plata ni parauna ampolleta para la casa, pero el cuidadorme prestó una hasta que pude comprarla”.

“Cuando llegamos aquí estaba todocerrado, era una población de emergencia,todo estaba bajo la vigilancia de laconstructora, no había pavimentación, eracomo ir al Club Hípico a ver pesebreras.Entonces llegaba uno y le decían esta casatiene que usarla usted, todos los adelantoslos hicimos nosotros los que llegamosporque no había, pero tampoco teníamosdonde ir.”

Entrevista a María Concha. Julio de 2003. Entrevista a Jorge Moya y Fidel Reyes.Julio de 2003..

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Cientos son los pobladores que llevan elmismo o uno de los apellidos de las familiasde Legua. Emergencia, no es extrañoencontrar personas de una calle a otra queen diferentes y lejanos grados estánemparentados. El habitante que vivió yvive en la población tiene parentesco conmás de alguien en la población. Cualquierapensaría que es el Macondo chileno ocomo un lugar que está en la fronteracordillerana de la X región llamado “PasoEl León”, donde viven cerca de 150personas que llevan casi todos los mismosapellidos.

La población fue creciendo en uncuadrante pequeño, lo que le otorgó,inmediatamente, niveles de densidad altos.En un espacio así, era inevitable no ubicara los vecinos, sí es que ya no se conocían.Las familias interrelacionan mucho entrevecinos, en la calle y en las diferentesorganizaciones que se van construyendo.Un fin de semana cualquiera de la décadadel ´50-60 se ve a los niños tomándose lacalle, gobernando desde allí la dinámicapoblacional, las mujeres se apoyan en el

portal de sus casas, los hombres conversanen las esquinas, los jóvenes van a jugar ala cancha de fútbol y en la tarde, los quepololean van a buscar a sus novias paracoquetearlas a escondidas de sus familiasa las que quizás, en algún momentoterminarían uniéndose.

Son muchas las parejas que dan vida anuevas familias extendiendo el cordónumbilical que sus padres alguna vez habíancomenzado y que ahora a ellos les tocabareproducir: León-Rojas, Sepúlveda-Céspedes, Saavedra-Donoso, Calderón-Manzano, Toledo-Lacroix, Maturana-León,González-Pincheira, Espinoza-González,Bravo-Tudela, Pinto-Sanhueza, Salazar-Lorca, Pincheira-Godoy, Torres-Arancibia,Sepúlveda-Maturana, Quintana–Fuentes,Liberona-Ormazabal, Zapata-Maturana,Contreras-Lorca, etc.

Al revés y al derecho, las familias enLegua Emergencia son ramificaciones ehistorias de tantos incontables nombrescomo una extensa red de raíces comunes.

Las redes familiares, un tejido que no termina“Uno, te quiero, son dos, somos tres y porque cuatro, vení hasta mí. Cinco nosotros, seis vos, siete lo dos, ocho

amor amor, Nueve que me decís...” (Piero)

Familia Cortés-Cabezas.

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Para Anita Goossens, “Legua Emergenciano ha cambiado nada en cuanto amentalidad y grandes valores, aunque elsentido de lucha sí ha cambiado por miedoa los narcotraficantes. Uno se siente partede una gran familia donde ha pasado detodo, donde todos protegen a todos; unoes de La Legua para siempre, volver a LaLegua es volver a casa.”

Pero la sobrevivencia exige y no habíatiempo para detenerse en consideracionesde guata llena, de cuerpo abrigado, de techocómodo, de trabajo y salario, de acceso alos servicios y de oportunidades. “Llegamosa esta población con mucho sacrificio,sobre todo las que teníamos varios niños;he tenido la posibilidad de trabajar encomunidades, trabajamos mucho porqueno teníamos nada, no había azúcar, nohabía té, teníamos que levantarnos a las4 o 5 de la mañana a comprar té, azúcartodo eso para tener en la población.Después nos íbamos a la Selecta paracomprar pan frío, para que a nuestroshijos nada les faltara. Aquí todos éramosiguales, teníamos las mismas necesidades:criar a nuestros hijos, educarlos, lo pocoque los educábamos, y darles el pan deldía. Nosotras muchas veces teníamos queser papá y mamá porque habían veces enque a nuestros maridos se les ocurría vivirsu propia vida.”

Existen algunos elementos comunes, notan sólo en las condiciones materiales deenfrentar el crecimiento de los hijos ni enel contexto socio-ambiental con que lestoca crecer, sino también con la manera enque se van constituyendo las familiasfuturas. Sabemos que los primerospobladores son parte de familias de origenhumilde, rural o pertenecientes a loscontornos urbanos de Santiago. Gente demucho esfuerzo en cada paso en pos de unmínimo de bienestar. No es raro encontraral interior del hogar problemas de violenciaintrafamiliar, mujeres golpeadas por sus

cónyuges, hijos que trabajan desde muypequeños y emigran pronto de casa, padrescon prob lemas de a lcoho l i smo,desocupados, hijos no reconocidos,abandonados, delincuencia.

La accesibilidad a la educación y a losservicios públicos en general se enfrentaa las condicionantes antes señaladas,limitando el acceso de los pobladores aellos, generando una escasa formacióneducacional (caracterizada por un altodesincentivo, abandono temprano yespecializaciones de tipo técnico) yprecarios contactos con las manifestacionesculturales.

Las familias que se irán formando se vanquedando en la misma casa o muy cercadel hogar de sus padres. Las casas siguensiendo pequeñas; los servicios públicos,lejanos, y los espacios de recreación, aligual como la pavimentación de las calles,una ilusión. La mayoría de los pobladoresdeseaba terminar o cambiar esta situación;también muchos deseaban vivir y construirexperiencias alejadas de los dolores quelos marcaron en su crecimiento.

Jorge Ortiz en Jorge Canning, cuando esta calleaún no tenía salida hacia Santa Rosa

. Entrevista a Aníta Gooseens. Junio de 2003. Talleres de historia y memoria en Legua Emergencia. Mayo-junio de 2003.

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La pena de ver crecer a los niños encondiciones tan precarias económicamentehablando, la rabia de no poder entregarlesmayores posibilidades para realizarse enlos aspectos que ellos quisieran, de nocubrir todas sus necesidades o verseobligados a estrellar sus ilusiones prontao bruscamente con la realidad no se hanterminado. En lo sustancial el panoramano ha variado y la pobreza siguereproduciéndose porque, entre otras cosas,las posibilidades que ofrece el sistema enla promoción y desarrollo de los sectorespopulares son mucho más duras.

Las viejas conquistas del mundo populary de los trabajadores, no existen y susre ivindicaciones es tán suje tas anegociaciones dentro de un sistema políticomás ocupado de asegurar las granjerías delos poderosos de siempre que de construiro restituir las leyes sociales que alguna veztuvieron. Todo lo anterior aumenta elquiebre existente entre Estado-sociedad.

Desde la dictadura militar hasta hoy, lasesperanzas y posibilidades de la gente setransan en el mercado y el mercado decidemano de obra barata masiva en laspoblaciones para trabajar por el mínimode dinero mensual o part-time, sin contratoo con uno que se caracteriza por sutransitoriedad y precariedad, se prepara alos niños en una formación técnica-industrial y el Estado se hace presente conuna aparataje de seguridad e intervenciónpolicial que provoca, de hecho, el aumentode los espacios de exclusión, de losexcluidos.

Hoy, muchos han cubierto las carenciase imposibilidades de ayer dándoles a sushijos lo que ellos no tuvieron: cosas ydinero. Y no se ve la pobreza de antes,pero al igual que ayer, lo único que quedaes el amor y el querer de los suyos, de susfamilias y amigos. Ayer estaba larecompensa de vivir la solidaridad y poderde organización de los vecinos dispuestosa luchar por conseguir lo que se proponían;

hoy sólo queda un mermado sentido depertenencia y un palpable y extraño orgullode ser legüino, lo que no ha detenido laemigración de las viejas y las nuevasfamilias que se construyen.

Las penas de hoy son ausencia de vida,de muchos y muchas que se han precipitadoa la muerte por un motivo no hallado, laspenas de hoy en las familias de la poblacióntienen que ver con el quiebre que haprovocado el tráfico de drogas en su interiory en las relaciones de los propios vecinos.

La desconfianza, el miedo, la censura,la desesperanza, la soledad son loselementos nuevos que están instalados enel sentir colectivo, con los que tienen quecrecer los niños y seguir sobreviviendo lospobladores.

Parroquianos de San Cayetanoen calles de la población.

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Sobre los desafíos y realizaciones de la población

Cincuenta años atrás caminar por lascalles de la población era hacerlo por callesencerradas por barreras que la encajonaban.Una población nueva, alumbrada apenascon faroles y mantenida por un generador,dos calles pavimentadas y el resto de tierra,sin áreas verdes, con alcantarillado yservicio de agua potable, casas pequeñasinterrumpidas por sitios eriazos quepaulatinamente irán siendo ocupados pororganizaciones o servicios destinados a laatención de los vecinos. El habitante verá,no sin su injerencia, cómo se irátransformando su alrededor inmediato;parte de ellos entenderá además, que conorganización, trabajo y unidad era posibleconseguir cosas, anhelos sentidos ysignificativos como los títulos depropiedad, como la construcción de unconsultorio, de áreas verdes, el colegio.

Lo que pasa o no en la población enrelación a las realizaciones y desafíos queésta tiene, está fuertemente vinculado conla realidad que el contexto país ofrece, nose explican sin ella. Sin embargo, ladinámica social que éstas adquieren esheterogénea porque las valorizaciones quehay de ellas dependen de subjetividadespropias de las condicionantes que elpoblador ha tenido en su desarrollo. Ladécada del ‘60 es una época demovilizaciones y logros quebrados yestancados para el mundo poblacional,dolorosamente, con el golpe militar de1973.

El recordado y querido sacerdote belgaLuis Borremans dice: “Legua Emergenciaera un sector más pobre que las otrasLeguas, habíamos pensado hacerconstrucciones para mejorar la situaciónde las casas, comprábamos ladrillos yhacíamos modelos. Nos rodeamos dejuventud, ellos se juntaban, hacían peñasfolclóricas y encuentros, aunque ladelincuencia no terminaba; algunospobladores robaban y vivían de eso.

Las familias eran numerosas, entoncesmuchos no iban al colegio que quedabafrente a la parroquia y que era uno de lospeores del mundo, muy atrasado en susmétodos. Todos los años hacíamoscampañas de árboles, toda la poblaciónestaba con árboles nuevos y después todosestaban quebrados. Conseguimos unterreno en Pirque, porque Fernando decíaque la gente estaba demasiado encerrada,teníamos un campamento en la costa y lagente podía tomarse vacaciones; todoenero y febrero íbamos con distintos gruposa San Sebastián; trabajábamos con lasJuntas de Vecinos, yo tenía una camionetacon parlantes, entonces tenían eventos yles prestaba la camioneta y después otrosnos acusaban que hacíamos política, peroson cosas que uno hace porque tiene muchaamistad (...). Nosotros junto a AlejandroRada (cura salesiano) estuvimos contentosporque también estuvimos presos con lospobres, cuando nos arrestaron durante elgolpe. Yo vi como maltrataban a la gente,vi a la gente junto al hospital, contra lapared, vi a los militares con los pies encimade la cara de la gente.”

Una vez asentados en la población,algunos vecinos se dan cuenta de que siquerían conseguir cosas debían luchar porsi mismos, porque si bien es cierto el Estadoempezó a partir de 1939 a tomar medidasde integración social más efectivas, aúnestaba más preocupado por ampliar supresencia, lo que significaba que lasnecesidades de los sectores históricamentedesplazados de la riqueza y el crecimientodel país siguieron postergados.

El tema de los títulos de propiedad delas casas estaba instalado en unos pocosvecinos. Para la mayoría de los pobladores,los vicios, la delincuencia, la indiferencia,la negación, la falta de oportunidades

Entrevista. Julio de 2003.7

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concretas hacían no entender la importanciaque este hecho podría tener, por ejemplopara la estabilidad de sus familias o parala organización vecinal. Sin embargo, pocoa poco otras familias se dan cuenta de quepara quedarse en la población tendrán quepelear por la propiedad de la vivienda, loque genera que se cuestionen en organizaralgo que signifique obtenerlas. Algo similarserá luchar por obtener cada una de lasrealizaciones públicas futuras, como lasplazas, la capilla, el consultorio, el colegio,el alumbrado. Todos logrosque fueron dela mano con la formación política y unamayor conciencia social.

Muchas de las cosas, tanto materialescomo inmateriales, que se consiguieron yano están, algunas se trasladarán como elconsultorio, el colegio o se irán para novolver a ocupar el lugar que dejaron;algunas familias, oficios y tradiciones(como la fiesta de la primavera o las veladasen sedes sociales y deportivas, el ¨respeto¨de los choros al vecino). Y seránocupados por otras. ¿No hemos habladode las frustraciones, de las decepciones,de la pena? Algunas de estas organizacionesdesaparecerán, perderán fuerza y no serecuperarán. Al igual que en muchas otras partes delpaís, los sustentos e ideales que respaldabanlas organizaciones y su trabajo, la fuerzasocial de la gente parece haberse diezmadoo haberse reemplazados por motivacionesdesarrolladas en el ámbito individual. Apartir del golpe militar de 1973 lasociabilidad y los espacios comunitariosse quebraron. Entonces la desconfianza yel silencio marcaron el nuevo ambiente dela población.

El trabajo político de unos pocos y ladefensa de los valores de la vida de muchosmarcó a muchas personas, sino a toda unageneración entonces joven, que disentíadel régimen tanto como del crecimiento yconsumo de drogas, controlado por ellumpen matonesco. El tráfico de drogasencontraba, en el contexto dictatorial, elmejor de los escenarios para permear defondo las relaciones sociales de lapoblación.

Si hay que hablar de violencia en LeguaEmergencia no se puede responsabilizarde ésta exclusivamente a los delincuentes,sino a las condiciones históricas que poneen el centro las preguntas por el sistemaeconómico y político del país. Desde elpunto de vista local, sería necesario darcuenta de una dinámica poblacional quehasta hoy tiende a recurrir a la violenciacomo parte de la solución de conflictos.Pero si estamos de acuerdo en hablar deviolencia, entonces estamos dispuestos aanalizar las condiciones y los elementosque la configuran, revisar los recursos ylos medios que delatan su origen y explicansu inacabado actuar para que, entre otrascosas, los juicios morales al respecto seandistanciados o, por lo menos, matizadospor la experiencia del Otro.

Es posible que desde ahí podamosexplicar su dimensión histórica en cuantouna construcción humana que tieneprofundos puntos de contacto con el ayer.

Casa tipo de Legua Emergencia

Sobre la violencia

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¿Se puede pedir alternativas, diálogo,cuando desde pequeño, por lo general, elalimento diario es negación y violencia?¿Conciencia, en un entorno donde loscanales de apertura hacia otras realidadesestán bloqueados por las necesidadesinmediatas de bocas que alimentar y de unsistema que no le interesa romper esasbarreras? Lo que narramos es parte de unarealidad donde el derecho de vivir a vecesse reduce a la sobrevivencia.

En la población, la violencia es parte dela formación de muchas generaciones. Lospobladores recuerdan que cuando eranniños peleaban entre grupos, por cuadraso calles, que había grandes peleas en lascanchas de fútbol y que cuando elnarcotráfico ingresó en la vida cotidiana,la violencia se fue naturalizando afectandoel entorno, la familia. Todos sufren, losdelincuentes, los asalariados, los vecinos,porque saben que están expuestos a todoy que es fácil encontrar venganza, muerte,cárcel. Cárcel que para muchos legüinosy desde muy temprano es parte de suhistoria biográfica.

El 11 de septiembre de 1973 losdelincuentes ni siquiera fueron perseguidosen la población sino directamenteasesinados; se hizo una razzia antidelictualy se quedó tan aterrorizado que no muchosfueron capaces de salir del silencio. Hanpasado 30 años y ahora la vida se va deotra manera: “La semana pasadaenterramos a una madre de tres hijos quese quitó la vida; ella era drogadicta.Valentina forma parte de cerca de 40 cadaaño que se la quitan, siempre por unamotivación no resuelta del para qué viviro con qué sofocar la vida (…) Estos 40que viven ahora se quitan la vida y losmata un sistema que no les da posibilidad,

En el llamado “Informe Rettig” se reconoce laparticipación de agentes del Estado en la muertede delincuentes comunes “en una aparente razziaantidelictual” siguiendo la lógica de “limpieza”que la Junta Militar de Gobierno instauró desde sullegada al poder (Tomo I. Pág. 29 y 115).

en último término el traficante de turno¿¡Qué ha pasado en La Legua!? Desdeuna Legua que se jugaba por la vida hastaestar dispuesta a dar la vida, a una Leguaque cada vez más se quita la vida.” .

La historia de Legua Emergencia es unasola y jamás volverá a repetirse. Estahistoria ha tenido de todo; en ella hanestado presentes actos de cobardía y dedignidad, de decisión y arrojo, de luchasvictoriosas, de silencios fantasmales, dederrotas no declaradas. La vida y la muertese han dado cita siempre y sin convocarlas,una arremete con mayor vehemencia quela otra, cada vez que denota la incapacidadhumana de aprehender lo que hemos sido.Los ánimos de regestar y revitalizar la vidaestán en la voluntad de recordar lo que lespertenece y no en la apreciación simbólica,solamente, del pasado.

Somos todo lo que hemos sido y estospobladores alguna vez fueron acción en lapropuesta diaria de vida, la sobrevivenciabasada en la suma y en la unión le dieronpoder a esta población. Si de algo sirveesta historia no es para revestir el pasadode formas que el presente sacraliza sinopara dar continuidad y puntos de referenciaa nuestra inexperiencia humana, unaexperiencia ingrávida y anónima, leve ynegada como la que vivieron hace añoshombres y mujeres que recorren estascalles.

Los gestos humanos no le pertenecen,en último, a nadie más que a lo humano.Estoy contando sobre eso, sobre el derechode escribirlo.

“Entrevista a Mariano Puga”. En revistaPalimpsestos Nº IV. Santiago, 2001. Pág. 30.

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Rostros de emergencia

El Rola

El Rola era un niño cuando asumió lascalles de Emergencia como hogar,Toño León recuerda que una vez el Rolacontaba que se lo llevaron preso junto consu socio, el “Piñén” (porque era muysucio) y se los llevaron adonde iban todoslos menores por “torrantes y vagos”. Eraverdad que pasaban todos los días y todoel día en la calle, pero el Rola no teníamuchas posibilidades de que fuera distintoy tampoco deseaba que así fuese. No leimportaba vivir como vivía porque habíaencontrado una manera de sentirse libre.El Rola no era preso de nadie a pesar deque muchos lo miraban, si es que lomiraban, con tono inquisidor o con desdén.Buscaba algo que comer y robabapequeñeces por necesidad.

Aunque detenidos, tenían facilidad paraarrancarse porque las murallas erandébiles y bajas; los que llegaban ahí noeran muy peligrosos y debían cumplir untiempo corto, así que a los detenidos noles prestaban mucha atención Un díatratando de ponerse de acuerdo con sucompadre, el Rola dice, “compadre Piñén¿por qué no nos arrancamos? Está la papapa’ arrancarse”. Al toque, “Piñén” estabaarriba de la muralla pero veía que suamigo dudaba, lo apuró hasta que lepreguntó por qué no subía y se tiraban alotro lado, pero el Rola contestó que eraun mal día para escapar; “No nos tiremos

na’ mejor que hoy día hay porotos, así quequedémonos, comimos porotos y de ahí nosarrancamos”.

Otro día cayó preso donde mismo y veíaque todos los detenidos se ofrecían parabarrer la vereda y él le dijo al encargado,“¿mi cabo, le barro yo?” .“Barra, perohasta la esquina no más, no te vayái apasar”, le contestó el cabo. “No, que mevoy a arrancar si yo sé que vengo de pasáno más aquí y después cuando me llevenpara el juzgado ahí me tendrán que soltar,si yo no he hecho nada”. Le pasaron laescoba. Barría y miraba, barría y miraba,hasta que salió arrancando, y con la escoba,“porque así le sacaba provecho, no veque podía venderla”.

El Rola tenía la edad de Cristo cuandomurió (33 años). Pasó la mayor parte desu vida en la calle, lloviendo, con frío, concalor. Cuando la gente lo quería ayudarsacándolo o llevándolo al Hogar de Cristo,siempre volvía. Para él no era ayuda, entrecopete, migajas, conversas fantasmales envoz alta y otras reales con las personas quepasaban por la esquina de la que seapropiaba a veces, contaba a los amigossus andanzas y en el fondo de sus ojosclaros brillaba la alegría de quien confíaque está regalando algo importante, comolo que él contaba a quien quisieraescucharlo.

Capilla Nuestra Señora de la Paz de Legua Emergencia, decada del 80.

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Según los datos publicados por la Cajade la Habitación en su memoria del año1950, los dos sectores que comprenden lapoblación Legua Emergencia tienen untotal de 1.010 casas que albergarían untotal de 3.242 habitantes. Estas cifrasindican que la casa-tipo sin modificacionesestá pensada para tres personas. En otraspoblaciones de la época, que no fueronconstruidas por el programa de casas deemergencia de la Caja, como la poblaciónDávila, este valor llega a casi seis habitantespor casa.

En Legua Emergencia sector I seconstruyeron viviendas para 2.268personas, resultando que por cada personafueron invertidos $18.616. Ese costo igualao supera los valores de varios sectores dela población Dávila. Más allá de lo anteriores posible concluir que la construcción deLegua Emergencia no ayudó a disminuirel grave problema habitacional de la época.

Desde el primer momento, la mayoríade las casas presentaron problemas dehacinamiento ya que la mayoría de lasfamilias tenían varios hijos y allegados.La misma Caja de la Habitación vulnerósus disposiciones y permitió que esto sepropagara “silenciosamente”, aplicandouna política de asignación de las casas afamilias numerosas. De hecho, hoy en díael número de habitantes es mucho más altoque el valor estimado hace más de 50 años.

La señora Teresa Hernández, que viveen calle Venecia, contaba: “Vivíamos muyestrechos con tanto hijo, el viejo tuvo quehacer un camarote para los hijos. La casaparecía albergue con tanto meter hijos.En esos años no había gas y yo cocinabaen chonchos de aserrín, en tarro paraponer las ollas. Y para lavar, calentábamosagua un poco más allá donde está la CocaCola, donde íbamos a buscar aserrín. Éramos bastante pobres, ahorame encuentro rica con lo que tengo,trabajó harto mi viejo para mantenera mis hijos, ahora me quedan 10 hijos,antes eran 14”

Entrevista a Teresa Hernández. Mayo de 2003.Realizada por Paulo Álvarez.

Esta sección del documento es parte del estudio“Los espacios habitados de Legua Emergencia”, realizado por Timo Jakel. “Memoria de la Caja de la Habitación”, Cuadro Nº 1 y Cuadro Nº 2, Santiago, 1950.

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II. Estudio arquitectónico de las casasde emergencia (Extractos). 10

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Dibujo casa de Legua Emergencia

Podemos concluir que la tipologíapropuesta desde un principio no estabaapta para acoger a las numerosas familiasde aquella época. En un primer tiempo estasituación se hizo más dramática por la faltade posibilidades de ampliar ya que, poruna parte, los patios no pertenecían a lascasas y, por otra parte, las casas nopertenecían a la gente, sino a la Caja de laHabitación.

La Caja de la Habitación estácomprometida, por lo menos en el discurso,con dar solución definitiva a la situaciónhabitacional de los pobladores de casas deemergencia: “En lo que respecta a laconstrucción de emergencia, ella debeenlazarse al plan de construcciones decarácter definitivo. (...) La solución deemergencia debiera comprenderse en elplan general deconstrucción definitiva, amodo de una primera etapa en la realizaciónde éste.” En el mismo discurso se da aconocer: “Reconocida esta situación, nosería impropio considerar la posibilidadde una solución de emergencia pararesolver el déficit actual de la habitación,que no implique las desventajas propiasde construcciones de esta clase, o sea, quesean manifiestamente provisorias eincompletas, con todos sus ineludiblesinconvenientes, a la vez que imposibles demejorarse por su propia condición.” .

Ya sabemos, que la Caja de la Habitaciónno cumplió con el plan de construccionesde carácter definitivo para LeguaEmergencia, pero nos surge una duda conrespecto a las posibilidades de la ejecuciónde este plan, tomando en cuenta losr e c u r s o s i n v e r t i d o s e n l aconstrucción.¿Cuál pudo haber sido eldestino de una población de emergencia,después de solucionar definitivamente elproblema habitacional de sus habitantes?

La situación habitacional. Pág. 76. Ibíd.

¿Quizás demolición, o traer nuevospobladores por otro tiempo limitado?

La solución definitiva por parte de losorganismos estatales consistía, finalmente,en la designación de las propiedades a loshabitantes y el loteo de los patios traseros,con la esperanza de que los mismospobladores se iban a acomodar por supropia cuenta a través de ampliaciones.

La casa inicial, tipología ubicada entrelo provisional (disposición espacial) y lodefinitivo (equipamiento y construcción),sí ha sido posible de mejorar, pero a la vezha impuesto un “ineludible” corset de“inconvenientes” espaciales.

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- Entrevistas

Anita Goossens Fidel Reyes Jorge Moya I .H Inés Sánchez Humberto Rivera Leonardo Sanhueza Luis Borremans María Concha María Rojas Orlando Cortés Teresa Hernández

- Carta testimonio

María Rojas

Talleres de historia y memoria en Legua Emergencia. Mayo-junio de 2003.

- Revista

Palimpsestos Nº IV. Santiago, 2001.

-Textos

Informe de la Comisión Nacionalde Verdad y Reconciliación.Volumen I. Tomo 1. Reedición.Santiago, 1996. (1991).

“Memoria de la Caja de laHabitación”, Santiago, 1950.

La situación habitacional.

Bibliografia