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Brian W. Aldiss FRANKENSTEIN DESENCADENADO DATOS DEL AUTOR Crítico, novelista y antologista inglés. Nacido en East Dereham, Norfolk en 1925. En 1937 se traslada a Devon. Estudió en varios internados de aquella ciudad los cuales llegó incluso a detestar. Entre los años de 1943 y 1947 prestó servicio militar en el Lejano Oriente. En 1955 se desempeñaba como librero en Oxford y escribió durante esa época Los Diarios de Brightfount ”, no obstante su primera novela de ficción “Non Stop” fue publicada en 1958. Luego a partir de la década de 1960 comenzó a participar como colaborador en la revista de Michael Moorcock “New Worlds” donde se dan cita los pioneros de la primera vanguardia de la ciencia ficción inglesa, encabezados por autores cuya visión del género es radicalmente distinta a la de sus predecesores pues se muestran parcos y recelosos de los supuestos avances que ofrece la tecnología. Este rasgo relevante, junto a otros temas que atañen a los pesares del mundo han sido tratados con maestría en la obra de Brian Wilson Aldiss. SUS OBRAS Los Diarios de Brightfount – 1955 Non Stop – 1958 Su primera novela de ciencia ficción Invernáculo – 1962 Ganó el Premio Hugo que concede la Sociedad Mundial de Ciencia Ficción. A Cabeza Descalza – 1969 Relata el ataque de Kuwait a Europa con drogas psicodélicas. La saga de Horatio Stubbs – 1970 Se trata de una serie de novelas reunidas que se publicaron bajo ese nombre y

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Brian W. Aldiss

FRANKENSTEIN DESENCADENADO

DATOS DEL AUTOR

Crítico, novelista y antologista inglés. Nacido en East Dereham, Norfolk en 1925. En 1937 se traslada a Devon. Estudió en varios internados de aquella ciudad los cuales llegó incluso a detestar. Entre los años de 1943 y 1947 prestó servicio militar en el Lejano Oriente. En 1955 se desempeñaba como librero en Oxford y escribió durante esa época “Los Diarios de Brightfount”, no obstante su primera novela de ficción “Non Stop” fue publicada en 1958. Luego a partir de la década de 1960 comenzó a participar como colaborador en la revista de Michael Moorcock “New Worlds” donde se dan cita los pioneros de la primera vanguardia de la ciencia ficción inglesa, encabezados por autores cuya visión

del género es radicalmente distinta a la de sus predecesores pues se muestran parcos y recelosos de los supuestos avances que ofrece la tecnología. Este rasgo relevante, junto a otros temas que atañen a los pesares del mundo han sido tratados con maestría en la obra de Brian Wilson Aldiss.

SUS OBRAS

Los Diarios de Brightfount – 1955 Non Stop – 1958 – Su primera novela de ciencia ficción Invernáculo – 1962 – Ganó el Premio Hugo que concede la Sociedad Mundial

de Ciencia Ficción. A Cabeza Descalza – 1969 – Relata el ataque de Kuwait a Europa con drogas

psicodélicas. La saga de Horatio Stubbs – 1970 – Se trata de una serie de novelas reunidas

que se publicaron bajo ese nombre y que relata las experiencias de un joven soldado en Birmania.

Frankenstein Desencadenado – 1973 – Es un reconocimiento a la contribución de la famosa novela Frankenstein (1818), escrita por Mary Wollstonecraft Shelley, al género de ciencia ficción.

Mil Millones de Años – 1973 – Es una historia de la Ciencia Ficción La Otra Isla de Moreau – 1980 – Una obra escrita a partir de la obra de Herbert

George Wells: The island of Dr Moreau (1895) Heliconia – 1982-1985 – Se trata de una trilogía épica la cual aborda la historia

de un sistema planetario entero. Drácula Desencadenado – 1991 – Se podría decir que es la secuela de

Frankenstein Desencadenado pero analizando a otro monstruo el creado por: Bram Stoker.

Mi Vida Como un Caballero Inglés – 1998 – Libro autobiográfico

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ARGUMENTO DE LA OBRA

La obra está dividida en dos partes. La primera, es un preludio para que se puedan comprender los acontecimientos entrelazados de la siguiente y donde se nos presenta al protagonista: Joseph Bodenland, quien nos explica las circunstancias en las que se encuentra: sumido en la calamidad del caótico año 2020.

En dicho año la tecnología ha avanzado de manera tal que ha irrumpido en todos los misterios de la naturaleza – consciente o inconscientemente – y ha abierto una brecha en el equilibrio y las debidas relaciones con ella, hasta el punto de trastocar por completo su debido curso. De modo que el mundo atraviesa la peor crisis tecnológica de su historia, donde la inestabilidad de la estructura del espacio ha creado unas especies de lagunas espacio-temporales que han promovido un Caos inaudito. Sin embargo, estos intervalos, permitirán a J. Bodenland ir desde los E.U. hasta las afueras de Ginebra, retrocediendo improvisadamente en el tiempo, hasta el año de 1816. En la segunda parte: El Diario Grabado de Joseph Bodenland se narra las aventuras que se le presentan al protagonista en 1816. Este llega a una hosca posada donde conoce a un extraño personaje, el cual, luego de charlar y compartir el vino, intuitivamente decide seguir, percatándose luego, que aquel hombre resultaba ser la encarnación del personaje de la novela de Mary Shelley, es decir: Frankenstein.

El doctor “Víctor Frankestein” y su criatura, quienes de ser personajes pertenecientes al mundo de la ficción literaria pasan al plano de la “realidad” (aunque esta realidad es ciertamente otra ficción). Bodenland, en su persecución, observa, siempre encubierto, que Víctor topa con el monstruo que había creado y luego él mismo se halla ante aquella temible visión aunque, espantado de horror, logra huir de la escena. Había conocido la noticia de la ejecución injustificada de Justine Moritz quien se le acusaba del asesinato de William, hermano menor de Víctor, quien en realidad había sido asesinado por el monstruo. De modo que se ve en la obligación moral de enmendar esta injusta acción, o por lo menos detener las temibles invenciones del Dr. Frankestein, quien resulta para él todo un símbolo de la decadencia progresiva en que se había sumido el mundo a causa de la obstinación de la ciencia en los avances tecnológicos y que tantos males causaba a los habitantes de su época quienes, como se ha dicho, padecían la peor crisis de la historia. Debido a la imperiosa misión que impelía a Bodenland, y a los repentinos desbarajustes en el tiempo, es llevado ante la autora de la novela: Mary Shelley, quien aún usaba su apellido de soltera Wollstonecraft, siendo presentado por otras dos insignes figuras del siglo victoriano: Lord Byron y Percy Bisshe Shelley, con quienes discutirá los problemas que atañen el progreso de la ciencia y la industrialización.

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Revela a Mary todos los pormenores de las circunstancias en la que está envuelto y le pregunta por el final de su novela, la cual, para su asombro, aún no había terminado y, por otro lado, la autora quien no podía comprender el desarrollo de la misma en aquella otra realidad. Entre ellos se entabla una relación bastante compenetrada, casi a fuerza de tertulias, donde manifiestan razonamientos y sentimientos compatibles que luego desencadenan en la mutua simpatía y consiguiente amorío. Quizá sea ésta una ingeniosa proyección del autor, a través de su personaje, para ensalzar a Mary Shelley y demostrar su admiración. En otra irrupción del espacio-tiempo Bodenland regresa a buscar al Dr. Frankenstein, pero esta vez se topa con los parientes de éste, quienes lo incriminan por la extraña desaparición de Víctor por lo que termina en la cárcel, no obstante consigue salir, pero es tarde para impedir que el doctor avanzara en su loca obsesión por la creación, quien ahora había dado vida a un nuevo monstruo femenino, cumpliendo así, con la promesa que le había hecho al primero, con el fin de que se exiliara y le dejara en paz.

En este punto Bodenland, luego de ver agotados todos sus esfuerzos, resuelve matar a Víctor y a sus abominables criaturas; no sin antes concretarse profundos diálogos y razonamientos donde se perfila una guerra de criterios encontrados sobre la ciencia y su impacto en el futuro, simbolizando pues una especie de duelo entre la trasgresión y la prudencia, entre la ambición y el arrepentimiento, en fin, no deja de ser una evocación de aquella eterna lucha entre el bien y el mal. Finalmente, Bodenland consigue abatir a Víctor y continúa la persecución de los monstruos la cual se torna casi interminable a través de árticas regiones, en lugares inhóspitos, ora en una época, ora en otra, fuera incluso del propio tiempo; pues este se torna maleable e inexistente, desdibujando la aparentemente infranqueable línea entre la realidad y la ficción, colapsando la psiquis e identidad del narrador al punto de preguntarse del fundamento de su propio relato, temiendo ser engañado por su mente. Sin embargo, el objetivo a cumplir, siempre sería destruir aquellos monstruos execrables, los cuales, al fin, son alcanzados por la irascible saña de Bodenland que logra aniquilarlos a las puertas de una ciudad futura, soberbia e imponente, espléndida, brillante y luminosa aunque coronada por dos torres, mas bien oscurecidas que iluminadas por aquel fuego centellante.

FRAGMENTOS DE LA OBRA

[Mito, Ficción y Realidad]

“Los niños viven en el mito. Bajo el golpe implacable de la escuela, irrumpirá el intelecto –ese feroz depredador, el intelecto- entonces el mito se marchitará y morirá como las flores brillantes que ahora adornan la misteriosa tumba. ¿Acaso no es también un mito la creencia dominante en nuestra época de que una producción y una industrialización siempre crecientes procurarán el máximo de felicidad al mayor número y en todo el mundo? Un mito que suscribe la mayoría. Pero éste es un mito del intelecto, no un mito del Ser, si se me permite la distinción” (I parte, Cáp. I, pág. 15)

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“…pero yo, yo me sentía en presencia del mito, y por asociación: ¡Me aceptaba a mí mismo como ser mítico!” (II parte, Cáp. II, Pág. 41)

[Acerca del Tiempo]

“Esa desdichada obsesión por el tiempo que era un estigma en mi época no había aparecido aún; ni siquiera había horarios de ferrocarril que sometieran a la gente a la tiranía del reloj” (II parte, Cap. III, Pág. 49)

“Aquel reloj reflejaba, en miniatura, las aspiraciones de la sociedad de mi época: el afán de que nunca necesitase ser reparado, de que jamás dejase de funcionar. Esas mismas eran las obsesiones perfeccionistas de Frankenstein en relación con la anatomía humana, cuando empezó a investigar la naturaleza de la vida. Cuando meditaba acerca de la vejez y de la muerte y la decadencia y la corrupción que tales procesos imponen al ser humano, y cuando vislumbró un posible medio de impedirlos era ya el precursor de la Era de la Ciencia, a la sazón en sus albores.” (II parte, Cap. IV, Pág. 51)

[-Otra citas sobre el tiempo cf.pág 82-83-]

[Del dominio de la Naturaleza]

“Teniendo por esclavos a los elementos, se abolirá la esclavitud del hombre por primera vez en la historia. Desaparecerá la servidumbre humana, pues servidores en forma de máquinas, impulsados por vapor y electricidad, ejecutarán todas las tareas. Y ese día será el alba del socialismo universal. Por primera vez no habrá sobre la Tierra amos ni subordinados. ¡Todos serán iguales!” (II parte, Cáp. VIII, Pág. 88-89)“El intelecto ha hecho de la Tierra un planeta peligroso para el intelecto. Somos víctimas de esa maldición que cayó sobre el barón Frankenstein en la novela de Mary Shelley” (I parte, Cap. I, Pág. 17)

“Acrecentados por las esperanzas que un día alimenté, el deseo de arrancar a la Madre Naturaleza algunos de sus más profundos secretos, por tenebroso que fuera el camino. ¿Qué me importaba de mí mismo? ¡Para mí, la verdad lo era todo!” (II parte, Cap. V, Pág. 60)

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“…no hay en el infierno furia comparable a la del reformador que pretende rehacer el mundo y descubre que el mundo prefiere, irremisiblemente, seguir siendo tal cual es.” (II parte, Cap. VI, Pág. 66)

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[De la transgresión de lo Divino]

“¡No son las intenciones de Dios! ¡Las intenciones del Hombre! Siempre y cuando las intenciones del Hombre sean buenas… Es el Hombre quien ha de reparar los errores de la Naturaleza, ¿sabes?, y no a la inversa” (Cap. VIII, Pág. 89)

“Pero yo no aspiro a tu visión prometeica del hombre. ¡Lo veo como un insecto miserable y servil! Tú lo escribes con H mayúscula; para mí es un caso muy menor” (idem)

“Cuando el saber es formulado en una ciencia, cobra vida propia, una vida a menudo ajena al espíritu humano que lo concibió alguna vez.” (op cit. pág. 94)

“Y el científico que jugaba a ser Dios miró la obra de sus manos y retrocedió espantado, así como Dios retrocedió, con menos motivos, ante nuestro antepasado común, Adán.” (IIparte, Cap. X, Pág. 108)

“Para mí, estrangular no es ningún placer. Tengo mis creencias religiosas, a diferencia de vosotros, extraños inventores, que os olvidáis de vuestro Hacedor, ¡aunque habéis bebido vuestra ciencia en el Espíritu mismo!”(II parte, Cap. XXI, Pág. 180)

[Refutación a la vida y a la creación “Divina”]

“Yo no tengo vida, pues las manos de todos se han vuelto contra mí. Así como no tengo refugio, tampoco tengo gratitud. Mi creador me dio vida, ¿y qué beneficio me ha procurado fuera de haberme enseñado a maldecir? Me dio el sentimiento, ¿y qué beneficio me ha procurado fuera de haberme enseñado a sufrir? ¡Soy un Ángel Caído! ¡Sin el amor, sin la ayuda del Creador, soy un Ángel Caído! «¿Por qué nos dan vida si así nos la arrebatan? Mejor, ¿por qué así la vida nos imponen? ¿Quién, si conociera lo que recibimos, no rechazaría la vida que le ofrecen, o pronto rogaría que se la quitaran, feliz de que lo

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destruyeran en paz?...» ¿No son estas por ventura las palabras del gran libro miltoniano? Mas ahora, bajo mis amenazas, mi Creador ha consentido en hacerme esta Eva que tú vienes a perturbar al descubrir su desnudez. Ella hará más soportables mi miseria, mi esclavitud menos esclavitud, mi exilio menos un castigo” (II parte, Cap. XX, Pág. 173-74)

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[Pro y contra de los progresos de la Ciencia]

“Tengo ya desgracias suficientes…Ha caído una maldición sobre mi vida. Sólo he trabajado por el bien común, tratando humildemente de contribuir al progreso de la ciencia…” (II parte, Cap.XVI, Pág. 149)

“Shelley comprendió mejor que usted esa búsqueda apasionada de la verdad, y que en los corazones de quienes investigan los secretos de la naturaleza, así sean hombres de ciencia o poetas, se sobrepone a toda otra consideración. Mi responsabilidad se debe a esa verdad, no a una sociedad corrupta. El pontificar sobre cuestiones morales es una responsabilidad que incumbe a otros; a mí me interesa más el progreso del conocimiento. ¿Acaso el hombre que inventó el velamen para aprovechar la fuerza del viento sabía que pervertirían esta idea, transformándola en armadas de veleros que surcarían los mares para destruir y conquistar? ¡No! ¿Cómo hubiese podido preverlo? Tenía que entregar a la humanidad ese nuevo conocimiento; que los hombres hayan demostrado que no lo merecían, es una cuestión totalmente distinta” (II parte, Cap. XVII, Pág.157)

“Yo transmitiré a la humanidad el secreto de la vida. Los hombres harán con él lo que les plazca. Si el argumento de usted prevaleciera, si hubiese prevalecido, la humanidad viviría aún en la ignorancia más primitiva, atemorizada por todo lo nuevo, en chozas de pieles” (op cit. pág 158)

“Así como la ciencia había corroído poco a poco la libertad del tiempo, así había corroído también la libertad de creer. Todo cuanto no pudiera comprobarse por métodos científicos en un laboratorio –todo aquello, quiere decir, que estuviera más allá de la ciencia- fue expulsado de la corte” (II parte, Cap. XIX, Pág. 170)

“Vi la sociedad tecnológica, en cuyo seno yo había nacido, como el cuerpo de un Frankenstein, un cuerpo despojado de espíritu. (op cit, Pág. 171)

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“Era absurdo imaginar que los hombres de ciencia de la época de que yo provenía permitirían que el daño se extendiese. Estarían sin duda ocupándose del problema, buscando algún remedio heroico capaz de subsanar con éxito los estragos ya causados. Del mismo modo en que yo intentaba remediar precariamente los daños que había causado Víctor Frankenstein.” (II parte, Cap. XXVI, Pág. 214)