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5/13/2018 Franz Mehring, Marx y Los Primeros Tiempos de La Internacional - slidepdf.com
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erx y l o s p r l i l 1 8 , r C S t ie m p o s
d e 1 0 I n t e r n o c i o n o l
DONACION
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Rcservados todos los derecho s de
xel'roduccion. ~ t'l'"opi.dad.
ED[TORIAL Cl'..NIT, S. A. 19;0$
ciaciori obrera internacional.
Esta organizacion no era obra de un individuo,
un "cuerpo 'pequeno con una gran cabeza"; ni una
banda de conspiradores errabundos: no era ni una
sornbra fingida, ni un monstruo voraz, como afir-
maba, en pintoresca alternatividad, 1a fantasia de los
heraldos capitalistas, aguijoneada per los escrupulcsde su coriciencia. Era simplemente una forma tran-
sitoria de 1 0 1 cruzada de emancipacion del proletaria-
do, cuyo caracter historico la hacia, a la par, nece-
saria y perecedera.
EI regimen capitalists de produccion, que es Ia
mas flagrante de las contradicciones, engendra los
Estados modernos a 13vez que. lo s destruye. Fornen-
ta o y exalta la s diferencias naciona1es, y a1 mismo
riernpo crea todas la s naciones a su imagen y serne-
janza. Esta contradiccion es irresoluble en su sen a
y contra e r se han estrellada todas los movimientos
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8 FRANZ MEHRING MARX Y LOS PRfMEROS TIEMPOS DE LA INTERNAcrONAL 9
de fraternidad de los pueblos, de que tanto hablan
las revoluciones burguesas. La gran industria, pre-
dicando la l ibertad y la paz entre las naciones, con-
vierte el planeta en un in mensa campo de batalla
como jarnas 1 0 conociera la historia.Con el regirnencapitalista de producciori desapa-
r ec e ta rnb ie n la c on tra dic cio ri que e nr ra fia . C ie rto
es que las campafias de emancipacion del prcleta-
riado solo pueden plantearse dcntro de las fronteras
nacionales, ya que, desarrollandose el proceso de la
producci6n capital ist a por paises, cada proletariado
tiene que enfrentarse necesariamente con su propia
burguesia. Pero sobre el prolerariado no gravita esa
coricurrencia inexorable que rnata en fior despiada-
darnente todos lo s suefios internacionales de libertad
y de paz de la clase burguesa. Tan pronto como el
obre ro adquie re 1a conciencia--y la adquiere en
manto empieza a alborear en el la de su s intereses
de clase-de que no time mas r emed io que sobre-
ponerse a Ia ccmpetcncia intestina con los dernas
trabajadores, para poder opener una resistencia efi-
caz a la suprema cia del capital, cia un gran paso ha-
cia Ia etapa superior, consecuencia 16gica de esta, en
que las clases obrerasde los difercntes paises dejan
de. cornpetir entre si para cooperar, unidas todas,
contra el imperio internacional de 13 burguesia.Esta teridencia internacional ernpieza a despuntar
muy pronto en el rnovimiento obrero moderno. Lo
que ante 1 3 concicncia de la burguesia. obstruida por
sus intereses egoistas, no era mas que antipatriotis-
mo, falta de inteligcncia y de cultura, constituye
una condicion vital para la campafia de ernancipa-cion del proletariado. Sin embargo, el hecho de que
esta carnpafia pueda superar la eterna discordia en-
tre las ter idencias nacionalese internacionales, de que
no acierta a salir la burguesia, no quiere decir que
disponga, ni en este ni en ningun otro respecto. de
una varira magica capaz de convertir 3U sendero
ascensional, duro y escarpado, en una calzada lisa
y llana. La moderna clase obrera lucha bajo las
condiciones que le ofrece la historia, y estas condi-
ciones no pueden allanarse en un asalto arrollador,
sino que han de superarse cornprendiendolas, segun
la frase hegelian a : comprender es superar,
Esta comprension tropezaba con una dificultad
muy grande, y era que los origenes del movimierrto
obrero europeo, en que empez6 a dibujarse en se-
guida una tendencia internaciorial, coincidian en
gran parte y se entrecruzaban con la creaci6nde
grandes Estados nacionales POt obra del regimen
capitalista de produccicn. A las pocas semanas de
proclamar el Manifiestocomunista que la accion ar-
monica del proletariado en todos los- paises cultosera una de las condiciones inexcusables para su
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----~--~------------------10 F RAN Z MEl-IRING MARX Y LOS PRIMEROS "[IEMPOS DE LA INTERNACrONAL ] 1
ernancipacion. estallaba la revoluci6n de 1848,
que, si bien en Inglaterra y en Francia hacia en-
frentarse a 1a burguesia y al proletariado como po-
tencias antagonicas ,en Alemania y en Italia venia
a desatar movimientos nacionales de independencia.
Cierto es que a111 clonde e l prole rar iado hubo de
actuar en la lucha supo comprerider certeramente
que es tas carnpafias de independencia eran, S 1 no su
meta final, una estaci6n de transite hacia ella; e 1
proletariado dio a lo s movimienros nacionales de
Ale mania e Italia su s Iuchadores mas valerosos, y
desde ningun organo se orientaron mejor esos mo-
vimientos que desde 1a "Nueva Gaceta del Rin";
dirigida por los autores de l Manifiesto cornunista.
Claro esta que estas cam pa fi as n ac io r ia le s hicieronpasar a segunda plano Ia idea internacional, sobre
todo cuando la burgue sia ale mana e italiana em-
pezo a rendirse a las bayonetas reaccionarias. En
Italia se organizaron asociaciones de solidaridad
obrera bajo 1a bandera de Mazzini,que, si bien no
tenia nada de socialista, era, par 10 men os, republi-
cana, y en Alemania, pais mas progresivo, cuyos
obreros tenian ya conciencia de 1 a solidaridad inter-
nacional de su causa desde lo s t iernpos de Weitling,
abriose una guerra civil, que habra de durar diez
afios, en torno al problema nacionaLLa situacion de Francia y de Inglaterraera dis-
tinta, pues aqui la unidad nacicnal estaba ya per-
feetamente asegurada al iniciarse e1 rnovimiento
proletario. Ya antes de las jornadas de marzo
hab ia empezado a cobrar cuerpo 1a idea interria-
cional : Paris pasaba por ser la capital de 1a revolu-
cion europea, y Londres era la metropoli del mer-
cado mundial. Mas tarnbien aqui qued6 esta idea
rezagada despues de las derrotas del proletariado.
La espantosa sangria de la matanza de junio pa-
ralizo las energias de 1 a c1ase obrera francesa, y 1a
ferrea presion del despotismo bonapartista se inter-
puso ante su organizaci6n politica y sindical, Los
obreros volvieron a caer en e1 sectarismo de antes
de rnarzo, y en esta confusion dibujabanse clara-
mente dos tendencias, en que se escindian en ciertomodo e1 elernento revolucioria rio y el socialista,
Una de las corrientes seguia a Blanqui, que no os-
tentaba un verdadero program a socialista, sino que
aspiraba a aduefiarse del Poder mediante un audaz
golpe de mano de u-na resuelta rninoria. La otra
-mucho mas fuerte-respondia a las influencias
de Proudhon. quien, con sus Bancos de intercam-
bio, encaminados a la obtcncion de credito gra-
ruito, y otros exper imentos doctrinales par el es tilo,
distraia a las masas de 1a lucha politica: de este mo-
vimiento habia dicho Marx, en su "18 Brurnario",que renunciaba a derrocar el regimen vigente, con
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12 FRANZ MEHRING
todos SUS grandes recursos, aspirando solo a redimir-
se a espaldas de 1a sociedad, por la via privada, sin
salirse de las miseras condiciones trazadas a su exis-
tencia.
Una evol ucion bastante parccida, a1 mcnos en
ciertos aspectos, fue Ia que se produjo en 1a clase
obrera inglesa despues del fracaso del cartismo.
Owen, el gran utopista, seguia viviendo, cargado
de afios: pero su escuela iba convirtiendose, cada
vez mas acentuadamente, en una secta religiosa de
librepensadores. Al lado de ella surgio el socialisrno
cristiano de Kingsley y Maurice, que-aunque re-
suite dificil idcntificarlo can sus caricatures conti-
nentales-no queria saber nada tampoco de las lu-
chas politicas, absorbido enteramente, corno 1 0 es-
taba, por sus asp iraciones cooperativas y de cultura,
.Mas tarnbien las organizaciones sindicales de las
tradeuniones con que Inglaterra se anticipara a
Francia, se encerraban en una actitud de indiferen-
tismo politico, para limi tarse a la satisfaccion de
sus necesidades mas elementales, actitud que impul-
saba 1a fiebre industrial de aquella epoca (afios 50 y
siguientes) y 1a hegernonia inglesa en e1 mercado
rnundial.
Mas no por esto se borro repentinamente en In-glaterra el movimiento obrero internacional que
venia gestandose. T odavia se conservan huellas de
MARX Y LOS PRIMEROS· TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 13
e I hasta muy cerca del afio 1860. Los Fraternal
Democrats no se disolvieron hasta los tiernpos de
Ia guerra de Crimea, y, a1 desaparecer esta entidad,
todavia se forme un Cornite interriacional, seguidode una Asociacion internacional, por obra princi-
palmente de Ernesto Jones. Aunque estas organi-
zaciones no tuviesen gran importancia, demostra-
ban, por 10 menos, que Ia idea internaciorial no es·-
taba del todoextinguida, sino que vivia como en
rescoldo, que un golpe fuerte de viento podia vol-
ver a convertir en viva -llamal'ada.
Golpes de viento de este genero fueron, sucesi-
vamente, la crisis cornercial de 1857, 13 guerra
de 1.859 y, sobre todo, 1a guerra civil desatada
en 1860 en Norteamerica entre los Estados del
Norte y del Sur. La crisis de 1857 asest6 e l pr imer
golpe serio al esplendor bonapartista en Francia, y
de nada sirvio querer parar este golpe con una aven-
tura afortunada de politica extranjera, La bola que
habia echado a radar el hombre de diciembre no
podia ya volver a sus manes, E1 movimiento de
1a unidad italiana podia ya mas que el, y 1a bur-
guesia francesa no engordaba con laureles tan men-
guados como los de las batallas de Magenta y Sol-
ferino. Para acortar un poco su soberbia creciente
habia un camino muy facil: dejar un poco mas en
libertad a Ia clase obrera; en realidad, 1a existencia
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14 FRANZ MEHRING
del segundo Imperio dependia muy principal mente
del talento con que supiera resolver el problema
de enfrentar y neutralizar reciprocarnente a la bur-
guesia y a1 proletariado.Claro esta que Bonaparte no pensaba precisa-
mente en concesiones politicas, sino en libertades
sindicales.T'roudhon, que era quien mas influia en-
tre 1a clase obrera francesa, contabase entre los ad-
versarios del Imperio-s-aunque algunas de sus OCU-
rrenciasparadogicas pudieran hacer pensar 10 con-
trario-; pero era tarnbien adversario de las huel-
gas. Precisamente del aspecto en que mas cohibido
se hallaba el obrero frances. A pesar de todas las
rccriminaciones de Proudhon y de las severas pe-
nas legales, durante los afios 1853 a 1866 fueron
condenados por 10 criminal nada menos que 3.909
obreros, por haber tornado parte en 749 coalicio-
nes. EI Cesar de caricatura inicio su nueva politica
indultando a los obreroscondenados. Luego, si-
guio dando muestras de su buena voluntad a1 ape-
yar el envio de trabajadores franceses a la Exposl.
cion universal de Londres de 1862. La eleccion de
delegados corria a cargo de sus cornpafieros de ofi-
cia; en Paris fueron instaladas 50 oficinas electo-
rales para 150 oficios, que mandarcn a Londres,
en total, a 200 representantes; los gastos los sufra-
gaban el ernperador y el municipio, a razon de
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 15
veinte mil frances cada uno; adernas, se organize
una suscripcion popular. A su regreso, los delega-
dos podrian publicar inforrnaciories detalladas de
su viaje, y 1a mayoria de las que vieron la luz se
salian bastante de las materias propias de sus ofi-
cios. La rnedida era de tal naturaleza en aquellas
circunstancias, que el prefecto de policia de Paris,
hombre previsor, al conocerla dijo que el empera-
dor, antes de aventurarse a sernejantes brornas, hu-
biera heche mucho mejor en derogar las penas con-
tra las huelgas y coaliciones.
En efecto, los obreros demostraron a su egoista
protector la gratitud que rnerecia, y no 1a que bus-
caba. En las clecciones de 1 863, los candidates del
Gobierno no obtuvieronen Paris mas que 82.000
votes, contra 153.000 que sacaton los de la ope-
sidon, mientras que en la votacion de 1857 la di-
ferencia habia sido de 111.000 para los primeros,
a 96.000 a favor de los segundos. Todo el mundo
estaba de acuerdo en que el viraje no se debia, en
su parte principal, a un desvio de la burguesia, sino
a 108 nuevos rumbos de 1a dase obrera, que, ahora
que el false Bonaparte queria ccquetear con ella,
le daba est a leccion de independericia, aunque· por
e1 memento se limitase a navegar bajo el pabellondel radicalismo burgues. Pronto los hechos vinieron
a confirrnar esta hipotesis: en las elecciones parcia-
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16 FRANZ M'EHRING
les ceIebradas en Parisen 1864, sesenta obreros pre-
sentaron Ia carididatura de T olain, un cincelador,
dando al pais un manifiesto en que Ie 3nunciaban
e1 nuevo alb orear del socia1ismo. En este manifiesto
se decia que los socialistas habian aprendido de la slecciones del pasado. Que en 1848 los obreros,
huerfanos de un program a claro, habian aclarnado,
mas por instinto que por reflexion, la prirnera teo-
ria social que B e les presentara: pero queahora s e
mantenian a1ejados de toda exageraci6n ut6pica
para Iuchar por su s reform as sociales. Entre ellas,
elcandidato obrero pedia la libertad de prensa y
de asociacion, 1a derogacion de las penas contra las
huelgas y coaliciones, 1a ensefianza obligatoria y
gratuita y Ia abolici6n del presupuesto de Culto yClero.
Sin embargo, Tolain s610 consigui6 unos cuan-
res cientos de votes. Proudhon,conforme sin duda
con el contenido del manifiesto, condeno 1a lucha
electoral, pues Ie parecia una protesta mas eficaz
contra el Imperio el votar con papeleta blanca; los
blanquistas encontraban el manifiesto demasiado
moderado, y la burguesia de matiz liberal y radi-
cal, salvo raras excepciones, se burl6 sangrienta-
mente de aquellos pujos de indeperidencia de 1a
c1ase obrera, aunque eI programa e1ectoraldesu can-
didato no tenia por qu e inquietarles en 10 mas mi-
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 1 7
nirno. Fue un fenomeno bastante parecido a1 que se
produjo en Alemania por 1a rnisma epoca, Enva-
lentonado por esro, Bonaparte aventur6 otro paso
bacia adelante, y en rna yo de 1864, si bien no sederog6 la ley que prohibia las asociaciones profe-
sionales-esto habra de hacerse cuatro afios mas
tarde--, fueron abolidos los articulos del C6digo
penal en que se castigaban Ias coalicicnes obreras
para conseguir mejoras en sus condiciones de tra-
bajo.
En Inglaterra, aunque las penas contra las coali-
clones habian .sido ya derogadas en el afio 1825,
las tradeuniones no gozaban todavia de una exis-
tencia consolidada, ni de heche ni de derc.ho, y 1a
mas a de sus afiliados carecia del derecho politico
de sufragio que le hubiera permitido luchar pot
veneer .los obstaculoslegales que seinterponian ante
sus reivindicaciones. E1 auge del capitalismo en el
ccntinente europeo, a1 desp1azar a un sinnumero
de existcncias, les amenazaba con una concurrencia
deslea1 muy peligrosa, pues en cuanto hadan ade-
man de pedir aumento de salario 0disminucion de
jornada, los capitalistas Ies hablaban de importarobreros franceses, belgas, alemanes 0 de otros pai-
ses. Aesto venia a afiadirse el cataclismo de 1a.gue-
rra de secesi6n, provocando una crrsis algodonera
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" ' . i .
18 FRANZ MEHRING
que precipito en la mas espantosa de las miserias a
los obreros de la industria inglesa textil.
Todo esto saco a las tradeuniones de su actitud
conternplativa. Se produjo una especie de nuevo-unionismo, dirigidoprincipalmente por unos cuan-
tos funcionarios expertos de las tradeuniones mas
importantes: por Allan, del gremio de construe-
teres de maquinas: POt Applegarth, del gremio de
carpinteros: Lucraft, del de ebanistas: Grener, del
de albafiiles: Odger, del de zapateros, y algunos
mas. Estes hombres reconocieron la necesidad de
que las organizaciones sindicales abrazasen 1a lu-
cha politica, concentrando desde el primer mornen-
to su atenci6n sobre Ia reforma electoral. Ellosfueron ID s elementos animadores de aquel mitin
monstruo que se celebre en SL James Hall, bajo
la presidencia del politico radical Brigth, y que
protest6 ruidosamente contra los planes de Pal-
.merston, partidario de intervenir en laguerra de
secesion a favor de los Estados csclavistas del Sur;
al presentarse Garibaldi en Londres, en la prima-
vera de 1864, le prepararon un solemne recibi-
miento.
El nuevo despertar politico de Ia clase obrerainglesa y francesa volvi6 a poner en pie Ia idea in-
ternacional. En la Exposicion universal de 1862
hahiase celebrado ya una "fiesta de fraterriidad"
'-~:
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL i19
entre Ios delegados franceses e ingleses. Vino a es-
trechar estes lazos 1a sublevaci6n polaca de 1863.
La causa de la independencia polaca habia gozado
siempre de gran popularidad entre los elementosrevolucionarios del Occidente de Europa; la opre-
si6n y desmembraci6n de Polonia convirti6 en una
sola a las tres potencias orientales, y la restauraci6n
de aquel pais despedazado era un golpe asestado en
e1 coraz6n deIa hegemonia rusa sobre Europa. Los
Fraternal Democrats venian celebrando ya con toda
regularidad los aniversarios de 1a revoluci6n polaca
de 1830; en estas fiestas se aclamaba entusiasta-
mente a Polonia: pero sin olvidar que la reconsti-
tucion Iibre y dernocratica de aquella naci6n erauna coridicion 'previa para 1a emancipacion del pro-
letariado,
En los mitines de homenaje a Polonia celebra-
des. aquel afio en Londres, y a que los obreros fran-
ceses enviaron tambien representantes, Ia nota so-
cial reson6 con mas fuerza que nunca, y esta nota
daba tambien el tono a un mensaje de salutaci6n di-
rigido a los obreros franceses por un Cornite de
trabajadores ingleses que presidia Odger, dandoles
las gracias por haber tornado parte en aquellos mi-tines. En aquel documento se hacia hincapie en que
la concurrencia desleal que el capital ingles hacia al
proletariado de este pais importandoobreros ex-
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~,
FRANZ MEHRING0
tranjeros podia llevarse a cabo por no existir una
organizacicn sistematica entre las clases trabajado-
ras de todos los paises.
Este rnensaje fue traducido al frances par e1pro-
fesor Beesly, un gran simpatizante de la clase obre-
ra, encargado de la catedra de Historia en la Uni-
versidad de Londres, y provoco un vivo movimien-
to de agitacion en los talleres y f§'bricas de Paris,
que vine a culminar en la determinacion de con-
testarlo personalrnente enviando a Londres una di-
putacion obrera. < Para recibirla, el Comite Ingles
convoc6 el 28 de septiembre de 1864 un mitin en
e1 St. Martin Hall, presidido par Beesly; el local
estaba abarrotado de publico. T olain di6 lectura a
la salutaci6n con que los obreros franceses centes-
taban a su s camaradas de Inglaterra. Empezaba
hablando de la insurreccion polaca: "N uevamcnte
se ha visto ahogada Polonia par la sangre de sus
hijos, y nosotros hemos tenido que ser espectado-
res impotentes", para exigir que la voz del pueblo
fuese oida en todos los grandes problemas politicos
y sociales. Era necesario, afiadia, destruir eI poder
despotico del capital. La division del trabajo con-
verda al hombre en una maquina, y 1a libertad de
cornercio. si no se instauraba 1a solidaridad de Ia
clase obrera, iba a engendrar una esclavitud indus-
trial mucho mas despiadada y terrible que la abo-
c .
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MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 21
lida par Ia gran revolucion. Era menester que los
obreros de todos los paises se uniesen para alzar una
ftontera insuperable frente a este sistema criminal.
Despues de un vivo debate, enel que Eccariusllevo 1a voz de los alemanes, la asamblea acordo,
a instancia del tradeunionista Wheeler, nombrar
un Cornite, al que se otorgaron pcderes para incor-
porarse nuevas miernbros y redacrar los estatutos
de una Asociacion internacional, que habrian de
regir provisional mente hasta que en el proximo afio
decidiese en definitiva un Congreso internacional
que se celebraria en Belgica, Y se eligi6,en efecto.
el Cornice. integrado por una serie de elementos de
las tradeuniones y representantes extranjeros de 1acausa obrera, entre ellos, por los alemanes-la no-
ticia publicada en los periodicos da su nombre al
final-, Carlos Marx.
2QAlocud6n inaugural y estatutos.
Hasta entcnces Marx no habia tornado parteactiva en. el movimicnto < , Invitado por el frances
Le Lubez a que interviniese en nombre de los obre-
ros alemanes y designase a uno de e110s como ora-
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22 FRANZ MEHRING
dor, propuso a Eccarius: €o1se limite a asistir a.!
mirin desde la tribuna comcpersonaje mudo.
Marx tenia sus trabajos cientificos en dcmasiada
estirna para posponerlos a cualquier aventura de
organizaci6n, cuando iesra se revelaba esteril ya
'desde el primer momento; pero los posponia de
buen grado siernpre que se tratase de una labor pro~
vechosa para 1a causa proletaria. Esta vez se dio
cuenta de que se debatian "valores efectivos". He
aqui los terminos en que escribia a Weydemeyer:
"EI Comite obrero internacional que acaba de fun-
darse no carece de importancia. Los vocales ingle-
ses son, en su mayor parte, los jefes de las trade-
uniones; €s decir, los verdaderos reyes obreros de
Londres, los mismos que prepararon a Garibaldi
aquel recibimiento imponente y los que con el mi-
tin mostruo de St. James Hall, celebrado bajo 1a
presidencia de Brigth, incapacitaron a Pa1merston
para declarar 1a guerra a los Estados Unidos, como
se disponia a hacerlo. Los vocales franceses del Co-
mite carecen de significaci6n, aunque sean los orga-
nos directos de los obreros mas destacados de Pa-
rIs.· Se haestablecido tarnbien contacto con las 80-
ciedades italianas, que no hace mueho celebraron 3U
Congreso en Napoles. Aunque hace varies afios que
me vengo negando sistematica mente a tomar parte
en todo genero de'" organizaciones", esta vez he
II
! .
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Ii
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MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 23
aeeptado 1a invitacion, pues se trata de un asunto
que puede tener importancia. En terminos sernejan-
tes escribia tarnbien a otros arnigos. Reconecia que
"las clases obreras volvian a dar, manifiestarnente,
sefiales de vida", y consideraba su mayor deber
trazarles los nuevos derroteros.
Di6 la feliz coincidencia de que las circunstan-
cias viniesen a porier en sus manes, espontanea-
mente, 1a direcci6nintelectuaL El Comite que se
habia elegido fue completado mediante incorpora-
cion de nuevos elementos: 10 integraban unos cin-
cuenta vocales, la mitad de ellos obreros ingleses.
El pais rnejor representado, despues de Inglaterra,
era Alemania, con unos diez vocales, Ia mayoria
de los cuales habian pertenecido, como Marx,
Eccarius, Lessner, Lochner y Pfander, a la Liga
Comunista. Francia tenia en e1 Cornite nueve re-
presentan tes: Italia, seis: Polonia y Suiza, dos cada
una. Una' vez constituido. el Cornite nombr6 de
su seno una secei6n encargada de redactar un pro-
yecto de programas y estatutos.
Para esta seccion fue e1egido tarnbien Marx;
pero fuese por enferrnedad, 0 por no recibir e1aviso
a tiernpo, 10 derto es que no pudo tomar parte en
ninguna de sus primeras sesiones. EI comandante
Wolf, secretario particular de Mazzini: el ingles
Weston y el frances Le Lubez, se debatieron en vano
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24 F RAN Z M E H R'r N G
con Ias tareas asignadas a esta seccion, Mazzini,
a pesar de 1a popularidad de que gozaba por en-
tonees entre los cbreros ingleses, estaba muy poco
enterado del movimicnto obrero moderno para quesu proyecto pudiera impresionar a aquellos disci-
plinados tradeunioriistas. No cornprendia, y, por
tanto, la odiaba, 1a Iucha de clases del proletariado.
Su programa no pasaba de unos cuantos alardes de
fraseologia socialista, superados desde hacia mucho
tiernpo por las masas proletarias. Sus estatutos es-
. taban tarnbien inspirados en el espiritu de otra epo-
ca; redactados con esa rigurosa cen tralizaci6n que
earacteriza a las sectas poliricas de conspiradores,
eran incompatibles con las condiciones elementales devida de las tradeuniones en particular, y en general
de una organizaci6n internacional obrera que no
aspiraba a provocar un nuevo rnovirniento, sino a
unificar y articular el movimiento de clase del pro-
letariado dispersoen los distintos paises, Tampoco
los proyeetos presentados por Le Lubez y Weston
se salian de estos moldes fraseo16gieos al uso.
En este estado se hallaba e 1 asunto cuando Marx
hubo de tom arlo por su cuenta. Decidido a que, a
sex posible, "no quedase en pie ni una sola linea del
proyecto" y resuelto a emanciparse totalmentede
el, traz6-sin que estuviese previsto en los acuerdos
que se tomaran en el mitin de St. Martin Hall-un
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNAcrONAL 25
proyecto de alocucion a las c1ases trabajadoras, una
especie de mirada retrospectiva a sus vicisi tudes des-
de e 1 afio 1848, con 10 cual le quedaba el camino
libre para redactar unos estatutos mucho mas clarosy concisos. La Secci6n aprob6 inmediatamente su
idea. ccntentandose con deslizar en 1a introducci6n
que precedia a los estatutos unas cuantas frases sobre
"derechos, deberes. verdad, moral y justicia'": pero
Marx, segun escribia a Engels, supo colocarlas de
modo que no causasen ningun dafio. Una vez hecha
esta enmienda, e1Comite en pleno aprob6 por una-
nimidad y con gran errtusiasmo 1a alocucion y los
estatutos.
De Ia alocuci6n inaugural habia de decir mastarde Bees1yque era probablemente el alegato mas
imporiente y mas irrefutable de la causa obrera
contra 1a clase media que jarnas se habia escrito,
ccndensado en una docena de paginas bastante re-
, ducidas. Cornenzaba patcntizando el gran heeho de
que lamiseria y las privaciones de la clase obrera
110 habian disminuido en nada durante los afiosde
1848 a 1864, a pesar de tratarse de un periodo
unico en los anales de 1a historia por e 1 desarrollo de
su industria y e1 florecimiento de su comercio. Lo
probaba comparando documentalmente 1a espantosa
estadistica oficial de los libros azules acerca' de la
miseria del proletariado Ingles y las cifras que daba
· 1
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26 FRANZ MEHRING
en sus discursos sobreel presupuestoel Canciller del
Tesoro Gladstone para dernostrar e1incremento ver-
daderamente anenadador del poder y de la riqueza
experiment ado durante aquel periodo, pero en el que
solo habian tenido parte las clases ricas. La alocucion
ponia de relieve este contraste clarnoroso de 1a rea-
lidad ing1esa, per ser Inglaterra el pais que iba a la
cabeza de la industria y elcomercio de Europa, pero
afiadiendo que este centraste era, con diferente rna-
tiz local y con diversas gradaciones, el de todos los
paises del Continents en que existia una gran in~
dustria.
El incremento imponente de poder y de riqueza
solo favorecia, en todas partes, a las clases aco-modadas, y si en Inglaterra habia un pequefio con-
tingente de obreros que percibian jornales un poco
mas elevados,el alza general de los precios venia
a nivelar en seguida 1a difereneia. "Per todas partes
vernos que lagran masa de 1as clases obreras se
hunde en una miseria cada vez m a s honda, en la
misma proporcion, por 10 men os, en que las clases
a1tas suben en la escala social. En todos los paises de
Europa es hey una verdad inconmovib1e, que nin-
gun investigador imparcial puede negar y que solo. discuten iquienes tienen algun interes en despertar
en otros esperanzas engafiosas, que ni los progresos
del maquinismo, ni hi aplicacion de la ciencia a 1a
...,...
MARX Y Les PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACJ0NAL 27
agricultura 0 a 1a industria, ni los recursos y artifi-
cios de los medics de cornunicacion, ni las nuevas
colonias y 1a ernigracion, ni la conquista de nuevos
mercados, ni el Iibrecambio, ni tadas estas cosas
juntas, son capaces de acabar con la miseria de las
masas trabajadoras, sino que, por el contrario, todo
nuevo impulso que se imprima a la fue rza creadora
del trabajo sobre 1a base falsa del regimen existente
no conseguira mas que ahondar las divergencias so-
dales y agudizar elcon:fl.icto social. Durante este pe-
dodo de florecimiento econ6mico incomparable, la
muerte par harnbre lieg6 cas i a instaurarse como una
institucion social, en 1a capital del Imperio brita-
nico. Este periodo quedara caracterizado en los ana-le s de 1a h istoria pet 1a acelerada reiteraci6n,el dila-
tado radio de accion y los efectos rnor tfferos de esa
peste social a que se da el ncrnbre de crisis del co-
mercia y de 1 3 " industria."
La alocucion pasaba 1uego revista a los reveses
experimentados per el movimiento obrero en 1a de-
cada del 50 , Uegando a 'la conclusion de que tam-
bien este periodo tenia rasgos caracteristicos esen-
ciales, Dos grandes hechos se hadan resaltar sobre
todo. El primero era 1a jornada legal de diez horas,que habia tenido efectos tan benefices para e1 pro-
letariado 'ingles. Las luchas sostenidas por 1a reduc-
, cion legal de la jornada venian a interponerse en e1
. ,
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28 F RAN Z MEHRING
gran duelo que se estaba librando entre la regla cie-
ga, que era la ley de la oferta y la dernanda, base de
la Economia politica burguesa, y la produccion re-
glamentada y presidida por la socicdad, por la que
abogaba la c1ase obrera. "Por eso Ia ley de las diez
horas fue algo mas que un gran triunfo practice,
fue el triunfo de un gran principio: por vez primera
en la historia, la Econornia pol itica de la burguesia
sucumbi6 ante la Economia politica de la clase
obrera."
Pero la Econornia politica del prolctariado arran-
c6 un triunfo todavia mayor con e1 movimicnto
cooperative, con las fabricas creadas sobre .el princi-
pio de lacooperaci6n. La importancia de estos gran-des ensayos sociales era extraordinaria. "Ya no eran
las razones, sino la realidad, quien venia a demostrar
que la produccion, montada en gran escala y obe-
deciendo a los postulados de la cieneia novisima,
puede organizarse sin necesidad de que exista la
clase de los empresarios como alimentadora de tra-
:bajo de Ia clase obrera, que los instrumentos de
trabajo, para rendir fruto, no neeesitan set mono-
polizados precisamerrte como instrumentos de ex-
plotaei6n y. de dominic sobre los obreros, que eltrabajo asalariado no es, como antes e1 trabajo de
los esclavos y d e los siervos, mas que una forma
eondicionada y transitoria, condenada a desapare-'
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 29
cer ante el trabajo cooperative, el 6n1Co que cum-
ple su dificil cometido con mana pronta, inteligcn-
cia propicia y corazcn alegre." No obstante, el tra-
bajo cooperative. limirado a estes ensayos ocasiona-Ies, no acabaria nunca con el moriopolio capitalista.
"Acaso sea precisamente por esto por 10 que unos
cuantos arist6cratas de ideologia aparenternente no-
ble, unos cuantos ret6ricos humanitarios de la bur-
guesia y hasta un pufiado de economistas, buenos
conocedores del negocio, _se han descolgado de pron-
to haciendouna serie de elogios verdaderarnente re-
pugnantes de este mismo sistema cooperative que a1
principio se csforzaran por ahogar en germ-en, bur-
landose de e l como de una utopia de sofiadores 0
difamandolo como una locura insensata de socia-
listas." S6lo haciendole cobrar dimensiones nacio-
nales podria el trabajo cooperative salvar a las
masas. Pero los grandes senores de Ia tierra y del
capital procurarian acogerse en todo momento a sus
privilegios politicos para eternizar sus monopolies
economicos. Por eso el primer deber de la c1ase
obrera es conquistar e1 Poder.
Los obreros parecian haberlo cornprendido asi,
como 10 demostraba el hecho de que volviesen a dar
sefiales de vida simultaneamente en Inglaterra, Fran-
.cia, AJemania e Italia, aspirando en todas partes
a una reorganizacion politica del partido obrero.I
I
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30 FRANZ MEHRING
"T'ienen en sus manos un factor nata el triunfo:t;
e1numero. Pero el nurnero s610 pesa en esta balanza
cuando 1a organizacion le da unidad y 10 proyecta
bacia un fin corisciente." La experiencia del pasado
ensefiaba que el dcsden haciala fraternidad que de-
bia reinar entre los obreros de todos los paises, es-
poleandolos a rnantenerse estrechamente unidos en
todas sus cruzadas de ernancipacion, se traducia en
el fracaso constante de sus esfuerzos disperses. Esta
ccnsideracion habia llevado al rnitin de St. Martin
Hall a fundar 1a Asociaci6n obrera internacional.
Perc en este mitin habia reinado, adernas, otro
convencimiento. Si 1a ernancipacion de las c1asesobreras exigia de ellas una solidaridad fraternal,
lcomo 'iban a alcanzar esta gran meta con 1a poli-
tica exterior de sus gobiernos. encarninada toda ella
a objetivos xriminales, cimentada sobre prejuicios
nacionalistas y proyectada bacia guerras de rapiiia
en las que se dilapidaban 1a sangre y el dinero del
pueblo? No habia sido la prudencia de las clases
gobernantes, sino 1a resistencia heroic a del proleta-
dado contra su ceguera criminal, la que habia evi-
tado que el Ocddente de Europa se lanzara a una
cruzada infame, encaminada a eternizar y trasplan-
tar la esclavitud a1 otro lade del Oceano Atlantico.
El aplauso escandaloso, 1a fingida simpatia 01a esni-
pida indiferencia con que las clases acomcdadas ha-
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MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 31
bian conternplado como Rusia se apoderaba de las
montafiasdel Caucaso y asesinaba a la heroica na-
cion po1aca, trazaban a las clases trabajadoras su
debet de insinuarse en los secretes de la politicainrernacional, de aceehar las intrigas diplomaticas
de sus gobiernos y de oponerse a ellas par todos los
medics, salicndoles al paso si no podian impcdir-
las, solidarizandose mediante manifestaciones de am-
bos lades de las fronterase imponiendo como supre-
mas 1eyes del mundo internacional las leyes escuetas
de 1a moral y el derecho quedebian regir las relacio-
nes entre personas. No habia mas rernedio que luchar
POt esta politica extranjera, idcntificada con la cru-'
zada general de ernancipacion de la clase trabajado-
ra. La alocuci6n terrninaba con las mismas palabras
del Manifiesto cornunista : iPrcletarios de todosIos
paises, unios l
A la cabeza de los Estatutos figuraba una exposi-
cion de motives, que puede resumirse en los termi-
nos siguientes: La ernancipacion de Ia clase obrera
11ade .s~t conquistada par los obreros rnismos: luchar
por ella no es luchar por nuevos privilegios de clase,
sino por Ia abolicion de todo regimen de clase. La
surnision economic a del obrero al usurpador de los
instrumentos de trabajo, es decir, de las fuentes de
vida, entrafia la esclavitud en todas sus form as : mi-
seria social, raquit ismo intelectual y mediatizacion
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32 FRANZ MEHRING
politica. La ernancipacion econ6mica de 1a clase obre-
ra es, por tanto, la gran meta a la que todo movi-
miento politico debe servir. Basta ahora, todos los
esfuerzos encarninados hacia esa meta han fracas ado
por falta de unidad entre los diferentes grupos obre-
ros de cada pais y entre las clases obreras de los dife-
rentes paises. La emancipaci6n de la clase obrera no
es un problema local ni nacional, sino social: afecta
por igual a todos los paises que integran la sociedad
moderna y no puede resol verse sin una cooperacion
sistematica y organizada de todos ellos. En esta ar-
gumentaci6n clara y concisa venian a interpolarse
aquellos lugares comunes de orden moral acerca de la
justicia y 1a verdad, los deberes y los derechos, a que
Marx habia dado acogida en su texto tan de mala
gana ..
La organizacion de 1 a Internaeional tenia su orza-10
no supremo en un Consejo general, que habia de
estar integrado por obreros de los difererites paises
representados en la Asociaci6n. Provisiorialmente,
hasta que se celebrase e1 primer Congreso, las fun-
ciones de este Consejo general pasaron a manos delCornite elegido en 1a Asamblea de St. Martin Hall.
Sus atribuciones consistian en servir de organa in-
ternaciona1 de enlace entre las organizaeiones obreras
de los diversos paises, en tener constantemente in-
formados a los obreros de cada pais acerca de los
. i.
MARX .Y LOS. PRIMEROS TIEMPO$ DE LA INTERNACIONAL 33
movimientos de su clase en las dernas naciones, en
abrir investigaciones estadisticas sobre la situacion
de las c1ases obreras,en sorneter a debate en todas
las sociedades obreras problemas de interes general,en iniciar y encauzaren caso de eonflictos interna-
cionales una accion uniforme y simul tinea de las
organizaciones unidas, en publicar informes perio-
dicos, etc. El Consejo general era de eleccion del
Congreso, que habia de reunirse una vez al afio, E1
Congreso dcterminaria 1a residencia del Consej 0 ge-
neral, asi como el lugar .y 1a fecha para el Congreso
siguiente. Sin embargo,' e1 Consejo quedaba autori-
zado para completar el nurnero de sus vocales y paravariar e1 lugar de reunion del Congreso, en caso de
necesidad, pero sin poder dilatar por ningun con-
eepto la fecha de convocatoria. Las sociedades obre-
ras de los diferentes paises afiliadas a 1a Internacio-
nal conservaban intacta su organizacion. No se
prohibia a ninguna sociedad 10~al independiente
mantener relaciones directas con e1 Consejo general,
S 1 . bien se abogaba, comocondicion necesaria para la
_mejor eficacia de este organismo, por que las socieda-
des obreras de cada pais se agrupasen, dentro de 10
posible. en las corporaciones naeionales representadas
.:por el organo central.
Seria false decir que 1a Inrernacional fue obra de'
una "gran cabeza", pero esevidente que tuvo la
3
i :
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34 FRANZ MEHRING
fortuna deencontrarse, enel memento de nacer, con
una gran cabeza que supo trazarle desde el primer
memento su camino, Iibrandola de extravios Y abe-
rraciones, Marx no hizo ni pretendio tampoco hacerotra <::08a. La maestria incomparable de 1a alocu-
cion y de los Estatutos consistia precisamente en
esc, en atenerse estrictamente a 1a situacion y a
las exigencias de Ia hora, sin dejar por ello de en-
trafiar, como Liebknecht hubo de decir acertada-
mente en una ocasion, las ultimas corisecuencias
del comunismo, ni mas ni menos que 10 habia he-
cho e l Manifiestocomunista.
Sin embargo, ambos documentos se distinguiande este por 1a forma y por e1 fondo. "Hay que
dejar tiernpo al tiempo-v-escribiale Marx a En-
gels-, hasta que e1 rnovimiento vuelva a desper-
tar y consienta 1a audacia de expresi6n de antafio.
Ahora se impone 19 de fuerte en e1 fondo, pero
suave en Ia forma." Aparte de esto, 1a finalidad
propuesta era muy distinta. Esta vez tratabase de
fundir en un gran cuerpo de ejercito a toda 1a
clase obrera rnilitante de Europa y America, de
levantar un programa que-son palabras de En-
gel.s-no cerrase la puerta a las tradeuniones in-
glesas, a los proudhonistas franceses, belgas, ira-
lianos y espaiio1es,ni a los lassalleanos alemancs.
En cuanto al triunfo final del socialisrno cienti-
" [IIi
I
I .I(I
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 35
fico, tal como se estableciaen el Manifiesto cornu-
riista, Marx rernitiase por entero a 1a evol uci6n
intelectua1 de 1a clase obrera, a 1a que habia de
~ servir de cauce su organizacion internacional.
Pronto estas esperanzas suyas habian de pasar
por una dura prueba; apenas habia comenzado su
carnpafia de propaganda por 1a nueva organiza-
cionvcuando tuvo un choque grave con aquclla cla-
se obrera europea precisarnente a quien los princi-
pios de la Internacional eran mas accesibles.
Es tradicion, no por antigua menos reprobable
y falsa, que los lassalleanos a1emanes se negaron
a entrar en la Internacional, adoptando frente aJ
ella una actitud hostil.
En primer lugar, no se ve que razones tenian
para obrar asi. Los estatutos de 1a Internacionalno hubieran menoscabado en 10 mas rninimo su
rigida organizacion, a -la que e110s daban tanta
importancia, y la alocucion inaugural hubieran
podido suscribirla sin quitarle una coma; habia
. en ella un capitulo, el referente al trabajo coope-
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36 FRANZ MEHRING
rativo, del que se decia que solo podia salvar a
las rnasas hacieridoles cobrar dimensiories naciona-
les y fornentandolo mediante los recursos del Es-
tado, que Ies debia procurar una especial saris-
faccion.
La verdad es que los lassalleanos se mantuvie-
ron desde el primer memento en una actitud per-
fectarnente cordial ante la nueva organizacion, si
bien en el memento de crearse esta tenian bastante
que' hacer con atender a sus propios asuntos. Al
morir Lassal le, y siguiendo su consejo testarnen-
tario, habiase elegido presidentede la Asociacion
general de Obreros alemanes a Bernardo Becker;pero ,este se .mostro incapaz para aquel cargo y se
produjo un horrible desbarajuste. No existia mas
organo de cohesion que el periodico "EI Social de-
mocrata", que desde fines de 1864 se venia pu-
blicando bajo Ia direccion espiritual de J. B. V.
Scheweitzer. Este hombre, tan energico como ca-
paz.: gestio no calurosarnente 1a colaboracion de
Marx y Engels, metio a Libknecht en la redac-
don del periodico, a 1 0 que nadie le obligaba, yen e1 segundo y tercer numero reprodujo e l men-
saje de fundaci6n de la Internacional.
Moses Hess, corresponsal del periodico en Pa-
ris. envio un articulo en que recelaba de la conducta
de T'olain, acusandole de ser un agente del Palais
I
I:f
Ii
Ii
II '
MARX Y LOS PRJMEROS TrEMPOS DE LA INTERNACIONAL ii7
Royal, clonde Jeromo Bonaparte se hacia pasar
por clemagogo rojo : pero Schweitzer no se pres-
to a publicarlo sino despues de obtener 1a apro-
bacion expresa de Liebknecht. Como Marx sequejase de aquellas acusaciones, e1 director del pe-
riodico fue todavia .mas alla, ordenando que en
10 sucesivo se encargaria e1 propio Liebknecht de
redactar personalrnente cuanto se refiriese a 1a In-
ternadonal; d 15 de febrero de 1865 escribia a
Marx, anunciandole ique iba a proponer a su or-
ganization, laAsociaci6n general de Obreros ale-
manes, que se solidarizase plenamente con los prin-
cipios de 1a Internacional y prometiese enviar re-presentantes a sus congresos, abstenieridose de
afiliarse de un ' modo formal pura y simplernente
en atend6n a las Ieyes fcderales alemanas, que pro-
hibian 1a articulacion de dos 0 mas' asociaciones
diferentes. A esta oferta ya no recibio Schweitzer
contestad6n; y Marx y Engels hicieron una deda-
rad6n publica desligandose de colaborar en "El
Socialdemocrata" .
Basta 1a sola relacion de los hechos para com-
prender que aqueHa penosa ruptura no obedecia
en modo alguno a desavenencias surgidas con me-
tivo de la Internacional. En su declaracion, Marx
y Engels exponian abiertamente las .causas. Ellos
no. ignoraban la dificil situacion del periodico de
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38 FRANZ MEHRING
Schweitzer, ni exigian dee! nada que no fuese
congruente con el meridiano de Berlin. Lo unico
que pedian, y asi 10 hieieron saber reiteradamente,
era que tratase al partido feudal absolutista con
la misma dureza, por 10 menos, que a los progre-
sistas, Entendian que 'la tactica scguida por "El
Socialdemocrata" no les perrnitia a ellos seguir co-
laborando en aquel peri6dico. Seguian mante-
niendo, sin quitarle una tilde, cuanto habian ex-
puesto en 1a "Gaceta Alemana de Eruselas" acerca
del socialismo gubernamenta'l de la corona de
Prusia y de la actitudde1 partido obrero ante
sernejante obra de artificio, contestando a un pe-ri6dieo renano en que se proponia una "alianza"
del "pro1etariado"con el "gobierno" contra la
"burguesia liberal".
La tactica del peri6dico de Schweitzer no tenia
nada que ver con tales "alianzas" ni con semejante
"socialismo gubernamental prusiano ". Frustradas
las esperanzas de Lassalle, que habia querido po-
ner en pie a la clase obrera alemana, imprimien-
dole un potente rimpulso, la Asoeiaci6n generalfundada par el veiase cornprimida, con su s dos mil
afiliados, entre dOB adversaries poderosos, cada
uno de los cuales era 10 bastante fuerte para aplas-
tarla. En las circunstancias de aquella epoca, e1 in-
cipiente partido obrero no tenia absolutamente
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MARX Y LOS PB,IMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 59
nada que esperar del odio idiota de la burguesia;
en carnbi-; de Ia diplomacia astuta de Bismarck
podia esperar, por 10 menos, una cosa: que no pu-
diera llevM a cabo su politica prusiana deexpan-
si6n sin hacerciertasconcesiones a las masas, A
Schweitzer no se le escaparon nunca el verdadero
valor Y finalidad de tales concesiories, ni se bacia
ilusiones acerca de ellas: pero en una epoca en que
la clase obrera alernana carecia casi en absoluto de
las ,condiciones legales necesarias para organizarse,
en .que no poseia dercchos electorales eficaces y en
que la libertad de prensa, de reunion Y asociacion
estaba a merced del capricho burocratico, un pe-
. 'd' "E1 S ialdernocrata" dio lCO como 1. ociar emocrata no po IJ
avanzar atacando con igual violericia a ambos ad-
versarios, sino lanzando al uno contra el otro. Sin
embargo,esta politica tenia una condicion inexcu-
sable, y era que el joven partido obrero se man-
tuviese independiente frente a uno y otro bando,
procuranrl., a la par conservar viva en las masas
la concieneia de ello.
Esto precisamente era 10 que se esforzaba par. hacer Schweitzer, y no puede negarse que 10 con-
siguio. En vano se buscara en el periodico una sola
silaba de la que se infiera la existencia de una
"alianza" con e1 gobierno contra el partido pro-
gresista. Si analizamos la actuaci6n publica de
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40 FRANZ MEHRING
Schweitzer, relacionandola con 1a marcha general
de 1a politica en aquella ·epoca, nosencontraremos
con algunos errores, que tampoco trata de encu-
brir su propio autor; pero comprobaremos que supolitica era, en 10 sustancial, una politica habil y
consecuente, inspirada tan s610 en los intereses de
.la clase obrera, y que ni Bismarck 1 1 1 ningun otro
reaccionario podia habet dietado.
Schweitzer Ie s llevaba de ventaja a Marx y En-
gels, ya que otra cosa no fuese, su conocimiento
cxacto de 1a realidad prusiana. ElIos 1a veian siern-
pre a traves del color de su cristal, y Liebknecht
les fa116 en 1a funci6n informadora y mediadoraque las circunstancias Ie habian asigriado. Retorno
a Alemania en 1862, llalnado por Brass, ·Ul). repu-
blicano rojo, repatriado tambien del destierro,
para fundar la HGaceta General A1emana del Nor-
te". Pew apenas se habia incorporado Liebknecht
a 1a Redacci6n, cuando se descubrio que Brass te-
nia vendido el periodico a1 Gobierno de Bismarck.
Liebk necht se separo inrnediatamente: pero esta
aventura, 1a primera que experiment6 a1 volver a
'su pais. dej6 en e.I una desventurada huella. No
por las consecuencias materiales. porque volviera a
verse en rnedio del arroyo, como eli lo s largos arras
del destierro, pues esto era 1 0 que menos preocu-
paba a qui-en como el ponia cl interes de 1a causa
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 41
par' encima de su persona, sino porque aquella la-
mentable experieneia ya no le perrnitio oricntarse
certeramente ante 1a nueva situacion con que se en-
contraba en Alemania.Al pisar de nuevo tierra aleman a, Liebknecht
seguia siendo, en el fondo, e1 hombre del 48. Aquel
hombre de 1a "Nueva Gaceta del Rin", para quien
1a teoria socialista y hasta 1a lucha proletaria de
clases quedaban todavia rezagadas ante 1a cruzada
revolucionaria de Ia nacion contra el regirnen de las
clases retr6gradas. La teoria socialista, aunque pe-
netrase bien en su s ideas fundamentales, no fuk
nunca, en 1 0 que a la armaz6n especulativa se re-fiere, el fuerte de Liebknecht; 10 que de. Marx ha -
bia adquirido en Ios 3 1 1 . 0 S del destierro, era 1a ten-
dencia a escrutar los horizonres de 1a politica in-
ternadonal, acechando todo germ en .revolucionario.
Ante estas perspectivas, Marx y Engels, que, como
renanos natos que eran; despreciaban en dernasia
todo 10 que viniese del Elba, el Estado prusiano
no tenia gran importancia, y atin tenia merios para
Liebknecht, que procedia del mediodia de Alerna-
nia y que s610 habia tornado parte; como mili-
tante, en los movimientos de Baden y de Suiza,
cunas de 1a politica cantonal. Prusia seguia siendo,
para e l, como' antes de marzo, un Estado vasallo
del zarismo, un Estado que se alzaba frente al
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42 FRANZ MEHRING
progreso historico con los recursos aborninables
de la corrupcion y que habia que derribar antes de
.nada, pues sin eso no podia ni pensarse en las
modernas luchas de clase s, d en tro de Alemania.
Liebknecht no se daba cuenta de 10 mucho que
el proceso economico de los afios SO y siguientes
habia transformado el Estado prusiano, creando
tambien dentro de el realidades nuevas que impo-
niancomo necesidad historica e1 que 1a clase obre-
ra se desglosase de 1a democracia burguesa.
En estas condiciones no era posible que Ia inte-
Iigencia entre Liebknecht y Schweitzer fuese dura-
dera. A los ojos del primero vinieron a colmarlas medidas cinco articulos que Schweitzer publico
acerca del gabinete Bismarck, arriculos que, si bien
trazaban un paralelo magistral entre 1a politica de
expansion prusiana y Ia politica proletariorevolu-
cionaria ante el problema de la un idad ale rnana,
tenian el "defecto" de describir la peligrosa pu-
janza de 1a politica de Prusia con tal elocuencia,
que mas paredanensalzarIa que condenarla. Por
su parte, Marx incurrio en el. "error" de exponera Schweitzer, en una carta de 13 de febrero, que e1
gobierno prusiano haria todas las concesiones fri-
volas y todas las piruetas que se quisieran en ma-
teria de cooperativas de produccion, pero que no
llegaria nunca .a abolir las leyes contra las huelgas
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 43
ycoacciones, ni a menoscabar su regimen burocra-
rico y policiaco, Al decir esto, Marx parecia olvi-
darse de 10 que, afios antes, e l mismo alegara tan
elocuenternente contra Proudhon, a saber: que no
son los gobiernos los que mandan sobre las reali-
dades econornicas, sino cstas las que trazan el ca-
mino a los gobiernos. No habian de rranscurrir
rnuchos afios antes de que Bismarck se viescobli-
gado, bien contra su voluntad, a derogar las leyes
contra Iascoaliciones, En su contestaci6n de 15 de
febrero-en aquella rnisma carta en que Schweitzer
prometia irnpulsar Ia incorporacion de su organi-
zacion obrera a 1a Internacional,: volviendo a in-sistir en que Liebknecht qucdaba encargado de re-
dactar personalmente cuanto se refiriese a los asun-
tos de esta-, Schweitzer apuntaba que atenderia
de buen grado a cuantos consejos teoricos Marx
creyese oportuno dade; pero que, para juzgar
acertadamente acerca de 10s problemas practices
que planteaba la actuaci6n del memento, era ne-
cesario estar en el foco del movimiento y conocer
"de cerca la realidad. Esta carta hizo que Marx yEngels consumasen la ruptura que ya se venia di-
bujando de atras ..
·Para comprender bien todos estosenredos y ex-
travios es necesario no perder de vista los manejos,
verdaderamente deplorables, de 1a vieja condesa
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44 FRANZ MEHRING
de Hatzfeldt. La amiga de Lassalle ofendi6 gra-
vemente, con esta conducta suya , 1a memoria del
hombre que salvara su vida de la infamia. Quiso
convertir 1a obra de Lassalle, su organizaci6nobrera, en una secta fanatica en que las palabras
del maestro se erigian en dogma; pero no tal y
como e l, en vida, las habia pronunciado, sino como
a lacondesa le cumplia interpretarlas. Hay una
carta dirigida por Engels a Weydemeyer, con fe-
cha lOde marzo, por la -que podemos juzgar de
. 1 0 fatal que era 1a actuacion de esta senora. En ella,
despues de a1udir a Ia fundacion de "E! Socialde-
m6crata", se dice 10 siguiente: "EI periodiquito sededic6 a rendir un culto verdaderamente insopor-
table a Lassalle, mientras nosotros averiguabarnos
de un modo positive (la vieja Hatzfeldt se 10 cont6
asi a Liebknecht, invitaridole a trabajar en este
sentido), que Lassalleestaba mucho mas cornpro-
metido con Bismarck de 10 que nosotros creiarnos.
Existia entre ellos una alianza formal por la que
Lasalle se cornprometia a it a Sleswig-Holstein y
abogar alli por 1a apexi6nde 108 ducados, mien-
tras que Bismarck, por au parte, hacia unas cuan-
tas promesas vagas respecto a la implantaci6n de
una especie de sufragio universal, y menos vagas
en 10 referente a1 regimen de coaliciones y conce-
siones sociales, ayuda del Estado para las asocia-
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 45
ciones obreras, etc. El tonto de Lassalle no se ase-
guraba garantia alguna contra Bismarck, que podia
quitarselo de encima, sin miedo a nada, en cuanto
le fuese gravoso. Los caballeros de "El Socialde-mocrata " sabian esto, y sabiendolo no ten ian in-
conveniente en seguir rindiendo culto, cada vez
mas desaforadamente, a Lassalle. Adcmas, esos
mentecatos, intimidados por las amenazas de
Wagener y de su periodico (la Kreazzeitunqs , se
prestaron a hacerle la corte a Bismarck, a coque-
tear con jil, etc., etc. En vista de todoesto, hici-
mos publica una declaracion y nos separamos del
periodico, como 10 hizo tambien Liebknecht." Sehace dif'icil de creer que Marx, Engels y Liebknecht,
que habian conocido a Lassalle y leian el periodico,
diesen credito a las fabulas de la condesa de Hatz-
feldt. Pero si creian en ellas, era natural, naturali-
simo, que se apartasen del movimiento iniciado
por aquel.
Sin embargo, su repulsa no tuvo consecuencias
practicas para este movimiento. Un antiguo afilia-
do a la Liga Cornunista, como Roser, elocuente
mantenedor de los principios del Manifiesto cornu-
nista ante el Tribunal de Colonia, vot6 por la
tactic a de Schweitzer.
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Como se ve, los lassalleanos quedaron aparta-
dos desde el primer memento de Ia nueva organi-
zaci6n, y 1a propaganda por la lnternacional no
daba tampoco grandes frutos, en un principio,
cerca de los sindicatos ing1eses ni de los proudho-
nistas de Francia. Por e l memento. no era mas
que un pufiado de directivos sindicales el quecornprendia 1a necesidad de abrazar la lucha po-
Iitica, sin que por otra parte viesen tarnpoco en
la Internacional mas que un simple rnedio para los
fines de sus organizaciones. Pero, par 1 0 menos,
estos hombres tenian una gran experiencia prac-
tica en materias de organizacion: no as! los prou-
dhonistas franceses, que carecian de toda expe-
riencia, como carecian tarnbien de una vision clara
en 1 0 tocante a los derroteros historicos del movi-mien to obrero. La nueva organizaci6n proponiase
un cometido imporiente, y para curnplirlo hadan
falta dos cosas: un celo inagotable y una incansa-
hie energia.
Marx puso en 1a obra ambas cosas. 1a energia y
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 41
el celo, a pesar de que se veia atormentado sin des-
canso por dolorosas enfermedades y de q'lH;"ardia
en deseos de scguir trabajando en su obra cjpital
de investigacion, "Lo peor de estas agitacionesesque le perturban a uno demasiado, en cuanto se
meteen ellas", suspiraba en una de'"sus. cartas: " e notra, decia que 1a Internacional y cuantocon ella
se relacionaba pesaba "como un incubo" sobre e l,
y que Ie gustaria podersacudirsclo. Pero ya no ha-
bia escape; comenzada la obra, habia que conti-
nuarla, y Marx no habria sido quien era S 1 , en
realidad, el tener que .soportar esta carga no le cau-
sase mas contento y satisfaccion que el verse libre
de ella.
Pronto se puso de manifiesto que la verdadera
"cabeza" de todo el movimiento era el. Y no-per-
que se hubiese insinuado, ni mucho menos, pues
sentia un desprecio sin limites por la popularidad
barata y por esa manera democratica de darse im-
portancia publicamente y no hacer nada; todo su
afan, para no ser de .esos, era trabajar entre basti-
dores, desapareciendo de la escena. Perc ninguno
'de, los que actuaban en 1a reducida organizad6n
poseian, ni con mucho, las e1evadas dotes que aque-
lla vasta 1aborde agitacion exigia: una penetra-
cion clara y profunda para adentrarse en las Ieyes
de 1a rnarcha historica, energia para aspirar a 1 0
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48FRANZ MEHRINC
necesario y paciencia para contentarse can 10 ase-
quible, unacondescendencia generosa para los erro-
res de buena fe y mana dura inexorable contra to do
10 que fuese ignoranda O'bstinada. Marx podiaejercitar ahara, en un plano incomparablemente
mas amplio que en la colonia revolucionaria de
otros tiernpos, su gran talento para dominar a lo s
'hombres, a 1a par que 10~ dirigia y enseiiaba.
Los litigios y tiranteces personates, que suelcn
se t inseparables de los comienzos de todo movi-
mien to deesta indole, Ie llevaban "una enormidad
de tiempo"; los afiliados italianos, y sobre todo
losfranceses, no cesaban de plantearle dif icultades
inutiles. En Paris reinaba, desde los afios de 1a re-
volucion, una profunda antipatia entre los "obre-
ros intelectuales y manuales"; lo s proletarios no
se olvidaban facilmente de las traiciones frecuen-
t isirnas de los literatos, y los literatos excomulga-
ban todo movimiento obrero que se desentendiese
de e110s. Ademas , en el seno de 1a clase obrera,
bajo la presion del despotismo miIitar bcnapar-
tista, iba echando rakes 1a sospecha de que pudiera
haber por medic manejos de arriba. recelo tanto
mas explicable cuanro que se careda de todo re-
curso de informacion por medic de periodicos 0
asoc iac iones . Estos confiictos f ranceses robaron
mas de una preciosa velada y absorbieron mas de
.MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA XNTERNACIONAL 49
un paciente y detenido acuerdo en la labor del
Consejo general.
En cambio, Marx podia encontrar satisfaccion
y fruto en los trabajos de 1a seccion inglesa. Los
obreros ingleses, que hab ian xornbatido 1a solida-
ridad de su Gobierno con los Estados rebeldes del
Sur en la guerra de secesion, tcnian ahora perfecto
derecho a fclicitar a Abrahan Lincoln, reelegido
para 1a presidencia de los Estados U nidos. Fue
Marx quien redactoel proyecto de mensaje al "sen-
cillo hijo de la c1ase obrera a quieri habia corres-
_ pondido 1a mision de dirigir a su pais en aquella
lucha augusta por la liberacion de una raza escla-
vizada"; mientras lo s obreros blancos de la Union
nocomprendieron que Ia esclavitud infamaba a
su Republica; mientras se jactaban ante e1 negro,
vendido sin preguntarle por su voluntad, del gran
privilegio del obrero blanco. que no es otro que e 1
de poder venderse a 8 1 mismo eligiendo a su duefio
y sefior; rnientras esto ocurria, habian estado in-
capacitados paraconquistar la verdadera libertad y
apoyar la campafia de ernancipacion de sus herrna-nos de Europa. Pero el mar rojo de sangre de la
zuerra civil habia barrido estes obstaculos. El men-e- '.,
saje estaba escrito con una evidente satisfaccion y
amor a la causa, aunque Marx, que, como Les-
sing; gustaba de hablar en tono despectivo de su s
4
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50 FRANZ MEHRING
trabajos personales, escribia a Engels que habia te-
nido que redaetar aquel papel con mucho mas es-
fuerzo que si se hubiera tratado de un trabajo se-
rio, procurarido, al rnenos, que Ia frascologia aque sernejantes documentos se limitaban siernpre
se distinguicse de la fraseologia dernocratica vul-
gar. Lincoln se dio mu y bien cuenta de 1a dife-
rencia, y contesto en un tono arnistosisimo y cor-
dial, con gran asombro de la prensa de Londres,
pues e1 "old man" acostumbraba a contestar los
rnensajes y felicitaciones de, 1a democracia burgue-
sa con unos cuantos cumplimientos protocolarios.
Como "trabajo .serio" era mucho mas irnpor-
tante, sin duda, una disquisicion sobre "el salario,
e1 precio y 1a ganancia", que Marx hubo de des-
arrollar ante e1 Consejo 'general de 1a Internacional
el 26 de junio de 1865, para refutar la opinion
mantenida por algunos vocales de que un alza ge-
neral de los salaries no favoreceria en nada a los
obreros y perjudicaria, por tanto, a las tradeunio-
nes. Este modo de ver partia del error de que el
salado determinaba e l valor de las mercancias y
de que si hoy el capitalista pagaba a sus obreroscinco chelines en vez de cuatro, manana, a1 aurnen-
tar 1 a demanda, sus mercancias subirian tambien
decuatro chelines a cinco. Marx entcndia que, por
vulgar que Ia explicaci6n fuese y por mucho que
MARX Y LOS PRIMEROS TlEMPOS DE LA INTERNACIONAL 51
quisiera atenerse a1 Iado superficial y aparente de
los fenornenos, no era facil hacer comprender a un
publico ignorante todos los problemas econornicos
con esto relacionados: no podia condensarse enuna hora todo uneurso de Econornia politica, Y
sin embargo. 10gr6 de un modo excelente 1a fina-
lidad que. se proponia, y las tradeuniones le expre-
saran su gratitud par e1 gran servicio que les ha-
bia prestado.
Pero los prirneros exitos notorios de Ia Interna-
cional dcbieronse al movimiento que ernpezaba a
eundir en torno a Ia reforrna electoral inglesa. Ya
en L? de mayo de 1865 escribia Marx a Engels:
"La reforma de League es obra nuesrra. En el Co-
mite de los doee (integrado par seis representantes
de la clase media y seis de 1a clase obrera}, todos
los obreros son vocales de nuestro Consejo gene-
ral (entre e110s Eccarius) . Todas las tentativas
mediocres de los burgueses por desoricntar a los
obreros las hemos heche fracasar nosotros... Si
conseguimos galvanizar de nuevo asi el rnovi-
miento politico de la clase obrera inglesa, nuestra
asociacion, sin meter ruido, habra hecho ya mas
por los trabajadores europeos que 10 que en cual-
quier otro terreno ,hubiera podido conseguirse. Y
hay razones para pensar que triunfaremos, "A esta
carta contestaba Engels, el 3 de mayo: "La Aso-
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52 FRANZ MEHRING
ciacion Internacional ha ganado, realrnente, un
ferreno colosal, en tan poco tiempo y sin osten-
tacion. No sale perdierido nada con concentrarse,por ahora, en Inglaterra, en vez de consagrarse in-
terminablemente a los lios franceses. Ya times ahi
en que ocuparte." Pronto habia de dcmostrarse,
sin embargo, que tarnbien este triunfo tenia su re-
verso.
En ·general, Marx no erda que 1a situacion es-
-tuviese aun 10 suficientemente consolidada para ir
a un congreso publico, como se habia previsto
para el ana 1865 en Bruselas. T'emia, y no sin
razon, que aquello se convirtiese en una verdadera
Babilonia de lenguas. Con grandee esfuerzos, y
venciendo sobre todo 1a resistencia de los france-
'ses,consigui6 convertir e 1 proyectado Congreso
publico en una Conferencia provisional que habria
de celebrarse en Londres a puerta cerrada, y a 1a
que s610 podrian acudir los representantes de los
Comites directives: en ella se prepararia e1 (on-
greso futuro. Marx expuso como razones, en abo-
no de su idea, la 'necesidad de establecer una inte-ligencia previa, la carnpafia electoral inglesa, las
. huelgas que empezaban a estallar en Francia y,
. finalmente, una ley de extranjeria que acababa de
prcmulgarse en Belgica y que imposibilitaba la ce-
lebraci6n del 'Congreso en aquella capital.
MARX Y LOS' PRIMEROS' TIEMPOS DB LA INTERNACIONAL 53
Laconferencia de Londres delibero desde e1 25
a1 29 de septiernbre de 1865. El Consejo general
destaco, con su presidente, Odger; su secretario
general, Cremer, y algunos otros vocales ingleses,
a Marx y a sus dos principales colaboradores en
los asuntos de 1a Internacional: Eccarius y Jung,
un relojero suizo residentcen Londres, que habla-
ba a la perfeccion e1 aleman, el ingles y el frances.
.De Francia acudieron Tolain, Fribourg y Limou-
sin, todos los cuales habian de deserrar afios des-
pues de 1a Internaciona.1, y con ellos Schily, un
viejo amigo de Marx ya desde el 48, y Varlin, uno
de los heroes Y martires de 1a Comuna de Paris. D e
Suiza vinieron el encuadernador Dupleix, en re-
presentaci6n de los obreros latinos, y Juan <Fe-
lipe Becker, un antiguo cepillero y agitador incan-
sable, represcntando a los obreros alernanes. De
BeIgica, Cesar .de Paepe, que se habia dedicado a1
estudio de la medicina siendo aprendiz de cajista
de imprerrta, hasta alcanzar e1 titulo de medico ':
La Confercncia de Londres se ocup6, ante todo,
de 1a siruacion financiera. Result6 que e l primerafio no habia sido posible reunir mas que unas
33 Iibras. No recayo acuerdo, por el ffi?mento,
acerca del pagode una cuota periodica. decidien-
dose solamente que, para fines de propaganda y
para costear los gastos del congreso, se reuniria un
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5 4 FRANZ MEHRING
fondo de 150 libras, distribuidas en 1a siguiente
forma: Inglaterra, 80; Francia, 40; Alemania,
Belgica y Suiza, 10 cad a una. EI presupuesto no
lleg6 a adquirir gran vitalidad, pues el "nervio de
las cosas" no fue nunca el riervio de 1a Interna-
clonal. Afiosdespues Marx dedacon amargo hu-
rnorismo que e1 presupuesto del Consejo general
se cornponia de cantidades negativas y en progre-
sion ascendente. A 1a vuelta del tiernpo Engels.·
escribia que, a pesar de lo s "farnosos rnillones de
1a Internacional", aquel Cornite no habia dispuesto
casi nunca masque de dcudas, afiadiendo que se-
guramente n o se habia hecho nunca tanto con tanpoco dinero.
El informeacerca de 1a situaci6n en Inglaterra
corri6 a cargo de Cremer, el secretario general. Dijo
que en e 1 continentc se tenia a las tradeuniones
por organizacions riquisimas, con posibilidades
para ayudar a una causa que era tarnbien 1a suya
propia ;pero que se hallaban cohibidas par esta-
tutos mezquinos y muy rigurosos. Que, excepcion
hecha de unos cuantos hombres, no querian saber
tampoco nada de politica y que 1a inteligencia de
esta les era casi masequible. No obstante-conti-
nuaba-, advertiase un .cierto progreso. Arias an-
tes no se hubieran dig.nado siquiera oir a los ernisa-
rios de 1a Inrernacional : hoy se 1e s rccibia cordial-
' j.
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 55
mente, se les escuchaba y se asentia a sus principios:
Era e l primer caso de que una organizaci6n que
tuviese algo que vereon los problemas de 1a poli-
tica hubiera logrado insinuarse en las tradeuniones.
Fribourg y Tolain hicieron -el informe de Fran-
cia, exponierido que 1a Internacional habia encon-
trado alli un arribiente propicio; aparte de Paris,
tenia afiliados en Rouen, Nantes, Elbeuf, Caen y
otras localidades, habiendo conseguido colocar un
numero considerable de cornets de socios con una
cuota anual de 1,25 'frances, si bien e l fonda for-
made can estas cotizaciories se habia invertido en
fundar una Oficina Central en Paris y en subven-cionar e l viaje de los delegados. Como consuelo,
aseguraron a1 Consejo general que esperaban co-
locar todavia otros 400 carne ts de a:filiados. Los
delegados franceses se lamentaron del aplazarniento
del Congreso, entendiendo que era un gran cbs-
taculo para la marcha de 1a organizaci6n, y lamen-
taronse tarnbien de 1a intimidacion de los obreros
por e1 regimen policiaco bonapartista. Por todas
partes se cia este reproche: "Cuando nos demos-
rreis que sois capaces de hechos, nos afiliarernos."
Los informes de Becker y Dupleix acerca de
Suiza eran muy halagiiefios, a pesar de que alli-Ia
labor de agitacion no habia comenzado basta ha-
cia seis meses. En Ginebra existian ya 400 afilia-
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56 FRANZ MEHRING
dos, 150 en Lausana y otros tantos en Vevey. La
cuota mensual ascendia a 50 peniques, aunque los
afiliados pagarian hasta e1 doble, pues estaban pe-
netrados en todo y por todo de la necesidad decotizar para mantener 1a organizaci6n. Tampoco
los delegados suizos aportaban dinero; pero S :1 el
consuelo de :que hubieran reunido una bonita suma
a no ser por sus gastos de viaje.
En Be lgica la .agitaci6n no llevaba mas de un
rnes de desarrollo. Sin embargo, e1 delegado infer-
maba que existian ya 60 afiliados, con el compro-
miso de cotizar rre s france s al afio como minimo,
de cuya suma se destinaria la tercera parte al Con-sejo general.
Marx, en nombre de aque1 organismo directive.
propuso que e 1 Congreso proyectado se celebrase en
Ginebra, en septiernbre u octubre de 1866. El sitio
se aprob6 por unanimidad : pero la fecha hubo de
adelantarse, a vivisimas instancias de los franceses,
hasta la ultima semana del mes de mayo. Los fran-
ceses exigieron tarnbien que todo aquel que exhi-
biese e 1 cornet de a fi lia do tu vie ra voz y voto en e1corigreso, dec1arando que esto era, para ellos, una
cuestion de . principio, pues asi habia que en tender
€ I sufragio universal. Tras un refiido debate, pre-
vale cio e l siste ma de representacion por medio de
II
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 57
de1egados, por el que abogaron principal mente
Eccarius y Cremer.
El orden del dia redactado por el Consejo ge-
neral para este Congreso abarcaba una larga seriede puntos: trabajo cooperative: reduccion de jor-
nada; trabajo de la mujer y del nino; pasado y
1 porvenir de las organiz.aciones sindicales; infiuen-
cia de los ejercitos perrnanentes en los intereses de
las clases obreras,etc. Todos ellos fueron aproba-
dos por unanirnidad, y no hu bo mas que dos pun-
tos que provocasen disparidades de criterio.
Uno de e110sno habia sido iniciativa del Con-
sejo general, sino de los franceses. Estos exigieron
que en e l orden del dia figurase e l tema siguien te:
"Las ideas religiosas y su influencia en el movi-
miento social, politico e intelectual." Lo mejor y
10 mas breve, para saber que les llevaba a plantear
este problema y que actitud adopt6 Marx' ante el,
es citarunas cuantas lineas de 1a necrolcgia de
Proudhon, publicada por este pocos meses antes
en H E l Socialdemoccrta" de Schweitzer (e1 unico
articulo, dicho sea entre parentesis, que envio a
este peri6dico): "Los- ataques dirigidos por Prou-
dhon contra la religion, la Iglesia, etc., ten Ian un
gran meriro local en una ,epoca en que los socialis-
ta s franceses juzgaban oportuno anteponer e1 sen-
timiento religiose al voltairianismo burgues del
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58 FRANZ MEHRING
siglo XVIII y al atcismo aleman del siglo XIX.
Y si Pedro e 1 Grande reprirnia la barbaric rusa a
fuerza de barbaric, Proudhon se esforzaba por dar
labatalla a la fraseologia francesa a fuerza de fra-
ses." Los delegados ingleses no eran tampoco par-
tidariosde que se lanzase esta "rnanzana de la dis-
cordia"; pew la propuesta de los franceses preva-
lecio par 1 8 votos contra 13 .
El otro punto litigioso del orden del dia habia
sido propuesto por e1 Consejo general, y afectaba
a un problema de politica europea, a que Marx
concedia especial irnportancia, a saber: "Necesi-
dad de poner trabas a la creciente influcncia de Ru-sia en Europa, restaurando, por virtud del derecho
de las naciones a gobernarse por si misrnas, una
Polonia independiente sobre 'bases democraticas y
socialistas." Ahora eran los franceses quienes se
oponian . .!Por que confundir las cuestiones poli-
ticas con las sociales? lPor que divagar sobre pro-
blemas tan lejanos, cuando habia tanta opresi6n
. -que cornbatir a las puertas de casa? LPor que ernpe-
fiarse en salir al paso de la influcncia del Gobiernoruso, teniendo mucho mas cerca a los Gobiernos
prusiano, austriaco, frances e ingles, cuyo poder
no era menos funesto? Tarnbien el de1egado belga
se manifesto con gran energia en contra de la pro-
puesta, cntendiendc que la restauracion de Polo-
.. '
MARX Y LOS PRIMEROS· TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 59
nia s610 podia favorecer a tres clases: la alta no-
bleza, la baja nobleza y el clero.
Aqui es donde se ve mas patente la influericia
de Proudhon. Este habiase manifestado rciteradas
veces adverso a 1a restauracion de Polonia: la U1-
tima vez can ocasion del alzarniento polaco
de . 1863, ante el cual, segun las pala bras de Marx
en su necrologia, despleg6 un cinismo de cretino
a la mayor gloria y honra del zar. En Marx y
Engels aquel alzamiento remozo, POt el contrario,
lasviejas simpatias que habian exteriorizado par
lacausa polaca en los aiios de la revolucion, y
hasta tuvieron el prop6sito de lanzar los dos unmanifiesto de homenaje a Polonia, pero sin 11e-
gada a realizar.
Sin embargo, estas simpatias no estaban exen-
tas de critica. El 21 de abril de 1863 escribia
Engels a Marx: "Hay que reconocer que para en-
tusiasmarse con los polacos de 1772 se necesita
ser un bufalo. Cierto es que la nobleza de enton-
ces sabia rnorir con dignidad, y basta ,con sa poco
de ingenio, en la mayor parte de Europa, aunquetuviese par maxima general Ia de que e1 materia-
Iismo consiste en comer, beber, dorrnir, ganar en
el juego y hacerse pagar por las canalladas; sin
embargo, tanimbecil en el modo de venderse a los
ruses como los 'polacos, nohabia nobleza alguna."
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60 FRANZ MEHRING
Pero rnientras no fuese posible pensar en una revo-
lucien dentro de la misma Rusia, no habia mas
posibilidad de contrarrestar la influcncia zarista enEuropa que la restauraci6n de Polonia; por eso
Marx vcia en 1a cruel represi6n del alzamiento
polaco y en la penetraci6n simultanea del despo-
tismo zarista en e1 Caucaso los dos aconteeimien-
tos europeos mas importantes desde el afio 1815.
Ya habia heche hincapie en e110 en el capitulo de
la aloeuci6n inaugural eonsagrado a la ,politica ex-
terior del proletariado; pasaron varios afios, y to-
davia se Iamentaba amargamente de la oposicion
que este punto del orden del dia habia encontrado
por parte de T'olain, Fribourg y otros. Sin em-
bargo, de memento logro veneer su resistencia,
ayudado por los delegados ingleses, y la cuesti6n
polaca se mantuvoen e1 orden del dia.
La eonferencia deliberaba por las mananas a
puerta eerrada, bajo la presidericia de Jung, y por
las noches en sesiones semipublicas, que presidia
Odger. En estas reuniones nocturnas se debatian,
ante un publico obrero, los puntos esclarecidos enlas sesiones privadas. Los delegados de Paris pu-
blicaron un informe acerca de 1 a conferencia y del
programa trazado para e1 Congreso, que encontr6
vivo eeo en 1a prensa parisina. Con visible satis-
faccion, aceta Marx: "Los de Paris se han quedado
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 61
un poco sorprendidos cuando han visto que e1
asunto de Rusia y de Polonia, que e110s no que-
dan que se tocase, era e1 q ue mas sensacion causa-
ba." Y a la vuclta de los afios gustaba de rernitirse
a1 "comenrario entusiasta" que estos puntos en
particular y todo elprograma del congreso en ge"
neral merccieran de Henri Martin, elconocido his-
toriador frances.
50 La guerra cdemana.
Personalmente, para el, 1 a atencion absorbente
que hubo de consagrar a la Internacional tenia
. una consecuenciadolorosa, y era que, al paralizar
sus trabajos lucrativos, corijuraba sobre si y los
suyos todas las penurias de antes.
El 31 de julio escribia a Engels, diciendole que
hacia dos meses ,que vivia de la casa de ernpefios.
"Ten seguro que de buenagana me hubiera dejadocortar e1 dedo gordo antes de escribirteesta carta.
Es verdaderamente anonadador esto de pasarse me-
dia vida dependiendo de otro. Lo tinico que me
sostiene, cuando pienso en esto, es la idea de que
los dosformarnos una especie desociedad, a la que
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r
62 FRANZ MEHRING
yo aporto mi tiempopara el lado te6rieo y orga-
nizador del negoeio. Es cierto que teriemos una casa
demasiado cara para nuestros posibles, y que, ade-
mas, este afio hernos vivido mejor que otros, Percno hay mas remedio, si queremos que los nifios, .
aparte de .1 0 mueho que han sufrido y de 10
que hay que indemnizarles, aunque s610 sea por
un poco de tiernpo, puedan haccrse conoeimientos
y relaciones que les aseguren un porvenir el dia de
manana. Creo que tu mismo convendras conmigo
en que, aun considerado el asunto en su aspecto
puramente rnercantil, no podemosmeternos a vi-
vir en un cuarto estrictamente proletario, como po-
driamos hacerlo si no fuesernos mas que mi mujer
o yo, 0 las chicas siguiescn siendo pequefias." En-
gels presto inmediatamente su ayuda: pero a Ia
vuelta de un parde afios 1a penuria volvia a re-
producirse, con todo su cortejo de preocupaciones.
Pocos meses despues de esto· se le brindaba a
Marx una nueva fuente de .ingresos, gracias a una
oferta tan singular como inseperada que Ie hizo
por carta Lotario Bucher, con fecha 5 de octubre
de 1865. Por los afios en que Bucher vivio xmi-
grade en .Londres no trab6 relacion alguna de co-
nocimiento, ni mucho menos de afecto, con Marx;
este siguio manteniendo una actitud critica frente
a .e 1 cuando Bucher, habiendose destacado con
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 63
cierto relieve en medio del barullo de 1a ernigra-
cion, se uni6 a Urquhart, como partidario entu-
siasta suyo. En cambia, Bucher hab16 muy bien a
Borkheim de 1a. obra polernica de Marx contraVogt, diciendo -que se disponia a hacer una resefia
de ella en 1a Allgemeine Zeitunq; Ia resefia, sin
embargo, no Ilego a publicarse, bien porque no 1a
escribiese 0 porque el periodico se ncgase a inser-
tarla. Decretada 1a arnnistia par el Gobierno pru-
siano, Bucher retorn6 a Prusia y trab6 amistad en
Berlin con Lassalle : en 1862 fueron juntos a 1a
Exposicion universal de Londres, donde el anti-
guo desterrado conocio personal mente a Marx, a
quien le presento su amigo. Marx guard6 de el la
impresion de "un hombrito muy fino, aunque em-
brollado", de quien no erda que estuviese de acuer-
do con 1a "politica exterior" de su amigo. Al rnorir
Lassalle., Bucher se enganch6 al servicio del gobier-
no de Prusia. y hablando de e1 y de Rodbertus,
Marx empleaba en una carta a Engels esta energica
expresion : "Son una canalla toda esa gentuza de
Berlin, la s Marcas y Pomerania."
Ahara, Marx se encontraba con esta carta deBUGher: "iAnte rodo, e e l negocio 1 Elperi6dico
Staatsanzeiqet desea un resumen mensual acerca de
la marcha del mercado del dinero (incluyendo, na-
turalmenre.: el de mercancias, cuando no se a posible
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64 FRANZ MEHRING
separarlos). Me han preguntado si podia recornen-
dar a alguien, y yo conteste que nadie podria ha-
ceria mejor que usted. En vista, de ello, me pidieron
que Ie escribiese solicitandole esta colaboraci6n. Enpunta a laextensi6n de los articulos, no se le pone
a usted Iimites: cuanto mas extensos y concienzudos
sean, tanto mejor. Por 10 que respecta al contenido,
se sobreentiende que no tiene usted mas norma que
sus eonvieeiones cicntificas: sin embargo, dado el
publico de lectores del periodico (la haute finance) ,
no seria aconsejable, en punto a redaccion, que
toease usted dernasiado Ia medula de los problemas,
comoS 1
se tratase de gente especializada, ni se en~ .zarzase en polernicas." Seguian unas cuantas indi-
caciones respecto a la parte material del asunto, el
recuerdo de una excursi6n que habian heche juntos
con Lassalle, cuya muerte seguia siendo un "enigma
psicologico para cl", y la notieia de que, como sa-
bria, habia retornado a su primer arnor, e1 papel
sellado. "Nunca estuve de acuerdo con Lassalle en
que la rnarcha de lascosas hubiera de ser tan rapida
cornoel pensaba. El progreso tiene que mudar to-
davia muchas veces de piel antes de morir, y quien
en vida quiera hacer algo dentro del Estado, no
tiene mas remedio que agruparse en torno al Go-
bierno." La carta rerrninaba con sal udos respetuo-
sos para la senora de Marx y para las jo ve ne s d ar na s
f.JARX Y LOS PRIMEROS TIEM:POS DE LA INTERNACIONAL 65
de la casa, sobre todo para la pequefia, y con la
f6rmula protoeolaria y usual de "su atento y seguro
servidor" .
Marx eontest6 rechazando la oferta, aunque no
poseemos datos concretes acerca de su contestacion
ni del juicio que le merecio la carta de Bucher. Poco
despues de rccibirla, hizo un viaje a Manchester,
donde debi6 de tratar verbalmente del asunto con
Engels; en la eorrespondeneia cruzada con este no
'se toea para nada ese punto, y en las cartas escritas
por Marx a otros amigos, por 10 menos en aquellas
de que tenemos noticia, s610 una vez y de pasada se
habla deel. Perc, a la vuelta de catorce afios, cuan-do. despues de los ateritados de Hodel y Nobiling,
se deseneaden6 en Berlin una persecucion furiosa
contra 10$ socialistas, lanz6 1a carta al campo de
los azuzadores, donde explot6 con la fuerza arra~
sadora de una bomba. Bucher era a Ia saz6n secre-
tario del Congreso de Berlin y autor, segun el testi-
monio .de su bi6graf.o oficioso, del proyecto de
la primera ley contra los socialistas presentada al
Reiehstag despues del atentado de Hodel y des-
echado por el Parlamento.
Desde entonees es tema favorite de discusion el
de si Bismarck se proponia xomprar a Marx por
medic de aquella carta de Bucher. Es cierto que el
Cancillerven e1 otofio de 1865, en que el T'ratado
5
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66 FRANZ MEHRING
de Gastein puso una pequefia cataplasma sobre la
rotura inrninente con Austria, se inclinaba, para de-
cirlo con su propia metafora de cazador, a "sol tar
todos los perros que quieren Iadrar". Bismarckllevaba demasiada sangre de junker prusiano en sus
venas para ccquetear con el problema obrero a la
. manera de un Disraeli, ni siquiera de un Bonaparte;
y conocida es la pintoresca idea que tenia forrnada
de Lassalle, a pesar de haber estado varias veces en
relaci6n personal con el. Pero .entre sus colaborado-
res habia dos personas harto rnejor orientadas que
e1 en este punto tan delicado: el propio Lotario
Bucher y Hermann Wagener. Wagener hizo, porsu parte, todo 10 posib1e par echar cebo al movi-
miento obrero aleman, valiendose para ello, entre
otros recursos, de 1a condesa de Hatzfeldt. Pero
Wagener, como director espiritual que era del par-
tido de los junkers y amigo viejo de Bismarck, ya
anterior a los dias de marzo, ocupaba una posicion
mucbo mas independiente que Bucher: este s610
podia vivir de la buena voluntad del Canciller,
pues la burocracia le miraba de reojo como a in-
truso poco grato, y el rey, acordandose de 10 de148,
no queria saber tampoco nada de e l. Ademas, Bu-
cher era hombre de caracter debil, un "pez sin es-
pinazo", como solia llamarle su amigo Rodbertus.
Es evidente, por todo esto, que si Bucher, con
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 67
su carta, queria cornprar a Marx, Bismarck no era
ajeno a esta manio bra. Pero t es que, realmen te,
existiaaquel designio iEl proceder de Marx, utili-
zando la carta de Bucher contra las persecucionessocialistas de 1878, era una jugada habil y perfec-
tamente licita, pero no prueba ni siquiera que Marx
interpretase la carta de Bucher desde e 1 primer rno-
mento como una rentativa de corrupci6n, ni mu-
cho menos que esta tentativa realmenteexistiese.
Bucher sabia perfecta mente que Marx, desde BU
repulsa a Schweitzer, - no era persona grata a los
lassallearios, aparte de que aquel resumen mensual
acerca del mercado internacional de dinero. y dernercancias para el mas aburrido de todos 103 perio-
dicos alernanes no parecia e1 medio mas adecuado
para conjurar el arnbiente hostil que tenia la poli-
ticabismarckiana entre los obreros,ni mucho me-
nos para atraerselosa esta politica. Cuando Bucher
afirrna que al recornendar a 8U antiguo cornpafiero
de destierro a la direcci6n del peri6dico no abri-
gaba ninguna intencion politica. dice probablemen-
te la verdad, con la reserva acaso de -queh
irecci6n.seguramente pondria cl veto desde el primer mo-
menta a un progresista manchesteriano, Despues
de la repulsa de Marx, Bucher se dirigio a Diihring:
este accedio, pero pronto hubo de suspender la co-
laboracion, al cornprobarse que el director del pe-
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68 FRANZ MEHRING
ri6dico no daba, ni mucho menos, pruebas de aquel
respeto a las "corivicciones cientificas" que Bucher
ensalzaba en el.Peor todavia que el agobio material en que
hundian a Marx sus trabajos fatigosisimos de 1 3
Internacional y sus investigaciones cieritificas era
el quebranto, cada dia mayor, que iba experirnen-
tando su sal ud. El l Dde febrero de l S 66, Engels le
escribia : "Y a e s hora de que hagas algo razoriable
por salir de e so s m ald ir os carbunclos... Deja de
trabajar por las neches durante una ternporada, y
procura hacer una vida mas normal." IvIarx le (on-
testaba el 14 de febrero : "Ayer vol vi a estar inuti-
lizado, pues me salio un perverse perro de carbuncle
en el costado izquierdo. Si tuviese bastante dinero'
.para rni familia y el libro estuviese terminado, me
daria 1 .0 misrno estirar la pata y set arrojado al mu-
ladar hoy que manana. Pero en las circunstancias
dichas, no puede ser." Una sernan a despues, En-
gels recibia la aterradora n otic ia : "Esta vez me he
jugado el pellejo. Mi familia no sabia 10 serio que
era e 1 case. Y si el negocio vuelve a repetirse tres 0
'. cuatro ve ce s en 1a misrna forma, ya e sto y lis to . Me
siento asombrosarnente decaido y terriblernente d e -
bil todavia, no de la cabeza, sino de los museu los y
las piernas. Los medicos tienen mucha raz6n cuan-
do dicen que la causa principal de la recaida es el
I
I
I
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I!i
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II\I
1
I!I
I
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 69
trabajo exces ivo por las neches. No voy a conrarles
a esos eaballeros-s-aparte de .que no me serviria de
nada-e--cuales son Ias razones que me obligan \a .
esta e:xtravagancia." Esta vez, Engels pudo conse~ '
guir que Marx Be tomase unas semanas de descanso
y se retirase a Margate, a la orilla del mar.
Marx reco br6 en seguida su buen humor. En
una carta alegre dirigida a su hija Laura le decia:
"Estey muy contento de haberme alojado en una
easa particular y no en una fonda, don de, quieras
o no, te estan torturando a todas horas con cue re -
llas de politica local, escandalos de familia y .mur-
muraciones de vecindad. Sin embargo, no puedocantar con e1 molinero de Dee aquello de "No me
ocupo de nadie, y nadie pregunta por mi", pues
ahi esta rni patrona, sorda como una tapia, y su
hija, atacada de ronquera cronica. Pero e s una gente
muy sirnpatica, atenta y nada intrusa. A mi me
tienes convertido e n un baston de paseo viviente,
no haga mas qu e andar de un lade para otro la
mayor parte del dia, sorbiendo aire. me meto en la
carna a las diez, no leo nada, escribo menos y 'loy
acercandorne a ese estado de animo de la nada que
el budismo considera como e l apogeo de la hu -
m ana: fe licidad." A l final de la ca rta venia una ob -
servaci6n carifiosa, apuntando ya, sin duda, al futu-
ro: "Ese maldito de Lafargue me esta atormentando
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70 F RAN Z MEHRING
can su proudhonianismo, y no va a dcjarrne en paz
basta que no le siente bien e1pufio sobre su cabezot a
de eriollo."
En aquellos dias en que Marx desca~saba en
Margate rasgaronel cielo los primeros rayos de la
ternpestad guerrera :que se cernia sabre A1emania. El
8 de abril, Bismarck habia pactado con Italia una
alianza of ens iva contra Austria, y al dia siguiente
prescntaba a la Dicta federal una propuesta pidiendo
que s e c cn vo ca se un P ar lam ento ale man e lcgido por .
sufragio universal, para dcliberar acerca de una re-
forma de 1 a Confederaci6n, sobre la base de la cual
habrian de unirse los Gobiernos alernanes. La acti-tud adoptada par Marx y Engels ante estos sucesos
venia a demostrar que habian perdido el contacto
con Ia reaIidad alemana. Vacilaban en sus juicios.
El lOde abril, Engels escribia, refiriendose a1 pro-
yecto de Bismarck sobre 1a elecd6n de un Parla-
r ne nto ale ma n: "jQue bestia t iene que ser es e hom-
bre para creer que eso le va a servir de nada I. " S i
el proyecto Uega a realizarse, por primera vez en
la historia depended. la marcha de las cosas de 1 2 1
actitud que tome Berlin. S i los ber1ineses se e ch an
a 1a calle en el momentooportuno, puede la cos a
.tornar un rurnbo favorable; peroj quien puede fiarse
de ellos'i"
Tres dias despues volvia a escribir, con una cla-
01
!,i!
I!
i!!
.ji
iIf
I
MARX Y LOS PRIMEROS T1EMPOS DE LA INTERNACIONAL 71
rividericia maravillosa: "A juzgar por Ia s aparien-
cias, e1 buen burgues aleman, despues de resistirse
un poco, se aviene a ello (al sufragio universal),
pues no en vano e1 bonapartismo es la verdadera
religion de 1a burguesia. Cada vez veo mas claro que
1~ burguesia es inca paz de aduefiarse directarnente
del Pcder, y que alli clonde una oligarquia no se
haee cargo del Estado y la sociedad, como ocurre
aqui, en Inglaterra, para rcgentarlos en interes de
I a b ur gu e si a y cobraridose bien e l s e rv ic io , 1a forma
normal de gobierrio es una sernidictadura bonapar-
tista ..que neve adelante los intereses materiales de 1a
burguesia, aun contra ella misma, pero sin dejarlaparticipar en 1 $ 1 Poder. Por otra parte, esta dicta-
dura se ve forzada a abrazar de mala gana los inte-
reses m~teriales de la burguesia. A hf tenemos, sin it
mas alla, a monsieur Bismarck, adoptando el pro-
grama de la Liga nacional. Claro e sta q ue una c os a e s
adoptarlo y otra llevarlo a practica, pero es dificil
que Bismarck se estrelle contra el buen burgues ale-
man." Contra 10 que se estrellaria, a juicio de En-
gels, era contra el ejercito austriaco, Benedek era,
por 10 menos, mejor general que e1 principeFederico
Carlos; y Austria podria forzar a Prusia a firmar
la paz, pero no est a a aquella, razon por la cual
. cada triunfo prusiario seria un requerimiento heche
a Bonaparte para que interviniese.
I!
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72 FRANZ MEHRING
Marx pintaba Ia situaei6n planteada casi con
Ias rnismas palabras, en una carta que dirigia a un
nuevo amigo, e l medico Kugelmann, de Hannover,
que ya de rnuchacho. en el afio 48, habia sido ungran cntusiasta de Marx y Engels, y venia rcunicn-
do cuidadosamente todos sus escritos, pero sin ha-
berse dirigido personalrnente a Marx hasta el afio
1862, por medio de Freiligrath ; al poco tiernpo.
era uno de sus intimas, En cuestiones militares.
Marx se sometia por cntero a los juicios de Engels,
renuneiando a toda critica personal, 10 que no solia
hacer nunca, en otros aspectos.
Mas asombrosa todavia que la idea exagerada
que Engels tenia formada del poder austriaco era
su opinion respeeto a,1e stado interno del ejercito
de Prusia, Asombrosa, porque acababa de estudiar
en una obra magnifica 1a reforrna militar que habia
enccndido e1 conflicto constitucional prusiano, con
una profundidad de vision que le ponia mu y por
encima de todos aquellos charlatanes dernocraticos
burgueses. El 25 de mayo escribia: "Si los austria-
cos son 10 bastante discretos para no atacar, pronto
ernpezara Ia danza en el ejercito de Prusia. Jamas
se han mostrado estos mozosmas rebeldes que en
esta movilizacion. Desgraciadarnenre, s610 se sabe
una parte pequefiisima de 10 que ocurre, pero bas-
tante para asegurar que con estas tropas no hay
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 73
guerra of ensiva posible." Y el 11 de junio: "La
reserva va a ser en esta guerra tan peligrosa para
Prusia como en 1806 10 fueron lo s polacos, que
formaban tarnbien hacia una tercera parte de loscontingentes y qu e 10 desorganizaron todo. Con 1a
diferencia de que 1 3 reserva, en vez de dispersarse,
se rebelara despues de 1a derrota.
La batalla de Koniggratz disipo todas la s nieblas
que ocultaban a los ernigrados la realidad, y ya a1
dia siguiente escribia Engels: " ~Y que me dices
de los prusianos? Han sabido aprovecharse de sus
triunfos con una energia enorrne. Es la primera
vez que se presencia una batalla decisiva tan consi-
derable liquid ada en ocho horas. En diferentes cir-
cunstancias, hubiera durado dos dias. Pero el fusil
de aguja es un arma mortifera, y adernas, no puede
negarse que aqucllos mozos se batieron con una bra-
vura que rara vez se ve en tropas como estas, acos-
tumbradas a la paz." Engels y Marx pod ian equi-
vocarse, y se equivocaban no pocas veces, pero
jamas se obstinabanen hacer frente a la realidad,
tal como se la irnponian los acontecimientos. La
vlctoriade las armas prusianas fue, para ellos, un
bocado dificil de digerir: pero no se atragantaron
con el. El 25 de julio, Engels, que era quien lleva-
ba la batuta en estas cuestiones, resurnia la situa-
ci6n en los terminos siguientes: "Las perspectivas,
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74 F RAN Z ! ' v I E H· R I N G
en Alemania, me parecen ahara muy sencillas, Des-
de el punta y hora en que Bismarck sae6 adelante r
can las armas prusianas y un exito colosal, los pla-
nes de 1a burguesia pequefio-alernana, la marcha deIas cosas ha tornado alli otros derroteros de un modo
tan decisivo, que no tenemos mas remedio, nosotros
y los demas, que reeonocer el heche consumado, 10
mismo si nos place que S 1 nos molesta... La cosa
tiene 1a vcntaja de que simplifica la situacion, faci-
litando 1 a revolucion al eliminar todo aquel 1 1 0 de
pequefias capitales, y acelerando desdeluego el pro-
ceso. Al fin y a1 cabo, no puede negarse que un
Parlamento aleman no es precisamente 10 mismo que
una Dieta prusiaria. Tocla esa muchedumbre de Es-
tados en miniatura se veran arrastrados a1 movi-
mien to, cesaran las lamentables tendencias localistas,
y los partidos dejaran de ser locales para adquirir
una envergadura verdaderamente nacional." A 1 0
qu e Marx replieaba dos dias despues, can gran se-
quedad y sangre fda: "Comparee en un tcdo tu
opinion de que hay que tomar esa basura tal y como
es. De todos mod as, es agradable poder ver las cosas
des de lejos, durante estes dias inexpertos y roman-
ticos del primer amor, " ,
Por aquellos misrnos dias, Engels cornunicaba
a su amigo, y no en un tono laudatorio precisa-
mente, que "el hermano Liebknecht se estaba dejan-
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 75
do llevar de una fanatica austrofilia" ; era casi segu-
ro que procedia de el una "furibunda corresponden-
cia" enviada desde Leipzig a 1a Frankfurter Zeitunq;
esre periodico principicida llegaba, en sus excesos,hasta a reprochar a los prusianos el trato infarne
que habian dado al "venerable Elector de Hesse",
mostrando sus simpatias par el pobre gi.ielfo ciego,
En carnbio, Schweitzer, desde Berlin, se rnanifes-
taba del mismo modo que Marx y Engels en Lon-
dres, por identicas razones y en lo s mismos terrni-
nos; pero su politica "'oportunista" vali6 y sigue
valiendo aun boy a este desventurado 1a indigna-
ci6n moral de los mismos jactanciosos estadistas que
eonvierten a Marx y Engels, aunque no los cntien-
dan, en objeto de adoracion.
6~ EDCongf'eso de Glnebra: ..
Contra 10 proyectado, no se habia eelebrado to-
davia e1 primer Congreso de 1a Internacional, cuan-
do la batalla de Koniggraatz decidio de los destines
alemanes. Bubo de ser aplazado nuevamente hasta
el mes de septiembre de aquel mismo afio, euando ya
llevaba des de vida y a pesar de que el segundo habia
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76 F RA N Z M E H R IN G
comunicado nuevos y mucho 1 1 1 < 1 3 potentes impulses
a 1a organizaci6n.
La ciudad de Ginebra cmpezo a destacarsc en e 1
continente como su centro mas importante, y las
Secciones latina y aleman a all i domiciliadas rom-
pieron 1amarcha, lanzando cada una BU 6rgano pro-
pia de Prensa. El aleman era el Vorhote, peri6dico
mensual fundado y dirigido por e1 viejo Becker; se
publico durante seis arras, y su coleccion sigue sien-
do una de las fuentesrnas irnportantes para estudiar
la historia de 1a I nternacional. E1 primer nurnero del
Vorbote aparecio en enero de 1866, con e1 subtitulo
de "organo central de la Scccion de habla alernana".
Los afiliados alemanes de la Internacional, pocos 0
muchos, se concentraban tarnbien en Ginebra, para
esquivar las Ieyes a1emanas sobre Asociaciones, que
prohibian la creaci6n de Secciones de 1a Internacio.
11a1 dentro del pais. Par razcnes analogas, la Sec-
cion latina de Ginehra extendia su radio de accion a
una buena parte de Francia.
En Belgica publicabase tambien un peri6dico,
.la Tribune du Peuple, que Marx incluia asimismo
entre los organos oficiales de 1a Internacional, conlos dos de Ginebra. En cambio, no contaba como
tales a una 0 des hojitas que salian en Paris y que
defendian tarnbien, a su modo, 1a causa obrera. La .
Internacional iba extendiendosc tarnbien por Fran-
'~.
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA lNTERNACIONAL 71
cia, pero mas como fugaz llarnarada que como fue-
go de hogar. Era dificilisirno crear, al margen de
toda libertad de Prensa y de reunion, verdaderos
centres de direccion del rnovimiento, y, en un prin-cinio la eouivoca tolerancia de 1a policia bonapar-..' ~
tista mas bien adorrnecia que despertaba las energias
de la clase obrera, J\ esto hay que afiadir la influen-
cia predominante del proudhonismo, que no era la
mas indicada para infundir a1 proletariado fuerza
organizadora.
La principal tribuna desde la que se predicaban
estas doctrinas era 1a "Joven Francia", que llevaba
una vida fugaz entre Bruselas y Londres. En febre-
ro de 1866, una Seccion francesa, form ada en Lon-
dres, araco violentamente al Consejo general por
habet incluido 1a cuestion polaca en el programa
del Congreso de Ginebra. Muy a la manera de Prou-
dhon, estos afiliados preguntaban como podia pen-
sarse en contrarrestar la influencia rusa con la res-
tauracion de Polonia en un momenta en que Rusia
emancipaba a sus siervos, mientras que los nobles y
sacerdotes polacos se habian resistido siempre a dar
a los suyos 1a libertad. Al estallar Ia guerra alerna-
11a, los afiliados franceses de Ia Internacicnal, e
incluso los de su Consejo general, prornovieron~ ",.. ...
tarnbien gran ruido con su strrnerranismo prou-
dhoniano", como Marx 10 llam6 una vez, decla-
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7 8 FRANZ MEHRING
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rando caducadas todas las nacionalidades· y pidiendo
que se desintegrascn en pequefios "grupos", los cua-
les se asociarian para formar una "Liga", pero
nunca un Estado. "Supongo que esta "individua-lizacion" de Ia humanidad y su correspondiente
"rnutualismo" se implantaran de tal modo que se
detenga 1a historia en todos los paises yel mundo
entero se siente a esperar, hasta que sus habitantes
hayan adquirido la capacidad suficiente para hacer
una revolucion social. Una vez conseguido esto, se
had. el experimento, y e1mundo, asornbrado y con-
vencido por Ia fuerza del ejemplo, seguira 1 a misma
senda." Esta satira la dirigia Marx principal menteHh :I ~ I 11 1 r La sus t.Juenisrmos amigos Larargue y onguet,
c: ' que habian de ser sus yernos, pero que por el 1UO~
mento le proporcionaron mas de una desazon con
sus "creencias proudhonianistas" .
Elcentro 'de gravedad de Ia Internaciona1 seguian
siendo las trade-uniones. Asi 10 entendia tarnbien
Marx; en una carta dirigida a Kugelmann con fecha
15 de enero de 1866, expresaba su satisfaccion por
haber conseguido ganar para el movimiento aquella
organizaci6n obrera, la unica verdaderamente con-
siderable; Ie prcdujo gran alegria un mit in gigan-
tesco celebrado unas sernanas antes en St. Martin
Hall a favor de Ia reforma electoral y bajo los auspi-
cios de la Internacional. En marzo de 1866, el Ga-
..a
MARX Y LOS PRfMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 79
binete whyg de Gladstone redact6 un proyecto de
reforma electoral que parecio dernasiado radical a
unseetor de su propio partido; esto produjo la
. dimisi6n del Gobierno, su'biendo al Poder el Gabi-. nete tory de Disraeli, quien intent6 dar largas a
la reforma. Todos estes sucesos hicieron que el mo-
vimiento cob rase forma turbulenra, El 7 de julio,
Marxescribia a Engels: "Las manifestaciones obre-
ras de Londres, maravillosas, cornparadas con 10
que veniamos viendo en Inglaterra desde 1849, son
en todo obra de la Internacional. Lucraft, por ejern-
plo, e1 caudillo de Trafalgar Square, e s vocal de
nuestro Consejo." En Trafalgar Square, donde se
habian reunido unos 20.000 hombres, Lucraft con-
voc6 a la multitud a un rnitin en los White Hall
Gardens, donde, "en tiempos,cortamos la cabeza a
uno de nuestros reyes" ; poco despues produciase un
conato de levantamiento franco en el Hyde Park,
donde estaban congregados 60.000 hombres.
Las tradeuniones reconocieron'sin reservas los me-
rites de Ia Internacional,en este movimiento, que
abarcaba to do el pais. En una conferencia de todas
las tradeuniones reunida en Sheffield se tom6 el
siguiente acuerdo: "La Conferencia, reconociendo en
todo 10 quevalen los esfuerzos de la Asociaci6n
Obrera Internacional para unir a los trabaja.dores de
todos los parses con un lazo de fraternidad, reco-
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FRANZ MEHRING
rnienda calurosamcnte a todas las Sociedades aqui
representadas que se incorporen a esa organizaci6n,
en 1a seguridad de que, haciendolo, contribuiran de
un modo eficacisimo al progreso y a 1a prosperidadde toda la clase obrera." Esto hizo que se afiliasen
a 1a Internaciona1 toda una serie de nuevos Siridica-
tos; pero este cxito. grande en el terrene politico-
moral, no 10 era tanto en BU aspecto material. Los
Sindicatos afiliados quedaban en Iibertad para coti-
zar con la cuota que creyesen conveniente 0 con
ninguna, y los que 10 hicieran, no entregaban mas
que cantidades modestisimas. AsL por ejernplo, los
zapateros, que contaban con 5.000 afiliados. no pa-gaban mas que cinco libras a1 afio : los carpinteros,
cuyo censo de afiliados era de 9.000, dos, y los al-
bafiiles, que tenian de 3.000 a 4.000 miembros,
una solamente.
Ademas, Marx se di6 cuenta en seguida de que en
aquel "movimicnto de reforrna" volvia a asomar la
oreja "e1· maldito caracter tradiciorial de todos los
movimientos ingleses": Ya antes de fundarse 1a In-
ternacional. las tradeuniones se habian puesto en
contacto can los radicales burgueses para 1a reforma
electoral. Y los lazes fueron estrechandose mas to-
davia.xonforme e 1 movimiento prornetia frutos tan-
gibles; "pages a cuenta", que antes se hubieran re-
chazado con la mayor de las indignaciones. pasaban
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNAcroNAL::Sl
ahora por ser objetivos conquistados, Marx echaba
de rnenos e l ardor combative de los antiguos cartis-
tas, Censuraba la inca pacidad de los inglcses para
hacer dos cosas a1 mismo tiernpo. Cuanto mas avan-zaba el movimiento electoral, mas se enfriaban los
dirigentes londinenses "en nuestro propio movi-
miento"; "en Inglaterra, e1 movimiento de reforma
a que nosotros dimas vida, casi nos ha arrollado".
Marx, que hubiera podido interponerse vigorosa-
mente con su actuaci6n personal ante esta marcha de
las. cosas, se vi6 incapacitado para intervenir en el
movimiento durante una ternporada, por su enfer-
rnedad y por su descanso en Margate, T'ambien lecausaba grandes desvelos y preocupaciories The
Workmans Advocate, un semanario elevado a orga-
no oficial de 1a Intemacional por 1a Conferencia de
1865 y que a partir del mes de febrero de 1866 se
rebautiz6 titulandose The Commonwealth. Marx
figuraba en e1 Consejo de adrninistracion del perio-
dico, que estaba luchando a todas horas con sus ago-
bios financieros y se veiarernitido, por tanto, a 1a
ayuda de los reformistas electorales burgueses; esfor-
zabase cuanto podia par contrarrestar esas influen-
cias burguesas y par suavizar los pequefios celos y
la s intrigas desatadas en torno a 1a redaccion : duran-
te una temporada esta corrio a cargo de Eccarius, que
public6 alli su conocida polernicacontra Stuart Mill,
6
'7
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82 FRANZ MEHRING
en que se ve, muy sefialada, 1a ayuda de Marx. Por
ultimo, despues de mucho luchar, este no pudo im-
pedir que The Commonwealth se convirtiese "pro-
visional mente. en un6rgano puramente reformista" ,
como hubo de decir a Kuge1mann en una de sus car-
tas, "per razones mitad economicas y rnitad poli-
ticas" .
Ante esta perspectiva, se explica muy bien que
Marx viese acercarse , el primer Congreso de 1a In-
ternacional con grandes temores, preocupado con €I
peligro de que 1anueva organizaci6n fuese a quedar
en ridiculo ante Europa. Corne los de Paris insis-
tiesen en el acuerdo de 1a Conferencia de Londres,en que se fijaba la fecha del Congreso para fines de
mayo, Marx hab16 de ir personalmente a convencer-
les de Ia imposibilidadde respetar este plazo; pero
Engels Ie disuadio, por entender que aquello no va-
Iia 1a pena de que fuese a caer en las garras de 1a
policia bonapartista, donde no se le guardaria 12
menor consideracion ;deda1e.. ademas, que el heeho
de que e1Congreso tomase 0 no acuerdos razonab1es
. era secundario, con tal que se evitasen los escaridalos,
cosa queel creia posible conseguir. En cierto sentido,
concluia, cualquier manifestacion de ese genero los
desacreditaria: a 16 menos, anteellos mismos, aun-
que no oeurriese asi a los ojos de Europa.
Vino a deshacer aquel nudo unapeticion de los
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNA.CIONAL 83
ginebrinos para que el Congreso se aplazara hasta
septiembre, alegando que e110s no tenian ultimados
sus preparatives. La peticion encontr6 buena aco-
gida en todas partes, rnenos en Paris. Marx no pen-
saba aeudir personalrnente 31 Congreso, pues 1alabor
cientifica de preparaei6n de su obra no perrnitia ya
grandes interrupciones, y le parecia que aquellos tra-
bajos tenian mas irnportancia para 1a clase obrera
que todo 1 0 que personal mente pudiera hacer en nin-
gun Congreso. Invirtio, sin embargo, muchisimo
tiernpo en preparar el terreno para sus tareas y en
redactar una memoria para los delegados de Lon-
dres, en que con toda intencion se limitaba a tocar
aquellos puntos "que perrnitian una inteligencia y
eooperaci6n directas entre los obreros y que alimen-
taban y daban impulse de un modo inmediato a las
necesidades de las luehas de clases y a 1a organizaci6n
de ios trabajadores como clase". De esta memoria
podemos deeir 10 misrno que Bees1y dijo del mensaje
inauzural: en ella se condensan, recogidas en unas0 .
cuantas paginas, de un modo fundamental y tajan-
te, como nunea se habia heche hasta entonces, los
postulados mas inmediatos del proletariado interna-
cional. En representacion del Consejo general, fue-
ron a Ginebra Odger, su presidente, y Cremer. secre-
tario general, acornpafiados de Eccarius y Jung, en
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8 4. FRANZ MEHRING
cuya compenetraci6n con el podia confiar mas que
ningun otro Marx.
E1 Congreso estuvo reunido desde e 1 3 al 8 de sep-
tiembre, bajo la presidencia de Jung, y acudieron a
C 1 6 0 delegacios. Marx manifestaba que "habia re -
sultado mucho mcjor de 1 0 que seesperaba". S610
hablaba en terrninos muy duros de los "caballeros
de Paris". "T'enian la cabeza llena de las frases
proudhonianas mas vacias. No apeaban de los labios
la palabra ciencia y no sabian nada de nada. Repug-
naban toda accion revolucionaria, es decir, basada
en h lucha de clases: todo movimiento social con-
centrado, planteado por tanto, entre otros, con me-dios politicos (como 10 era, por ejemplo. la reduc-
cion legal de la jornada de trabajo) . Bajo capa de
libertad y de antigubernamentalismo 0 indivi.dualis-
mo antiautoritario-esos senores, que desde haec
dieciseis afios vienen soportando y soportan tan pa-
cientemente el mas desaforado despotismo-, 10 que
predican en realidad es la vulgar Economia burguesa,
aunque idea1izada proudhonianamente." Y por ahi
adelante. con frases todavia mas duras. Este juicioe s bastante severo, pero Juan Felipe Becker, que
torno parte en e1 Congreso y fue una de sus prin-
cipales figuras, hablaba, afios mas tarde, con mas
severidad todavia, si cabe. del barullo que alli reino.
Con 1a unica difereneia de que Becker zarandeaba
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MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 85
con igua~ dureza a los franceses y a los alernanes, y
no se olvidaba de los schulze-delitzschianos por een-
surar a las proudhonistas. "jCuantas cortesias hu-
bi~ron de malgastarse con a qu ella g cn te cilla . para
evitar un poco decorosamente el peligro de que se
largasen!" En terminos mu y distintos se expresaban
las r e se fi as pu bl ic ad as en e l V orbote de Suiza sobre
las sesiones del Congreso, que conviene leer con
ciertocuidado.
Los franceses tenian una mayoria bastante grande
en e1Congreso, disponian de unas dos terceras partes
de los mandatos y no dejaron de desplegar gran elo-
cue ncia : pew no l es s ir v io de mucho. S u propuesta
de que en la Internacional no se adrnitiesen mas que
obreros manuales, y no inte1eetuales, fue desechada,
como '10 fue asim isrno Ia que pedia que en e l pro-
grama de ~a. In ternaciona1 se diese entrada a los pro-
b.lemas religiosos, con 10 que quedaba eliminado para
siempre este engendro. En carnbio, se acepto una
propuesta, bastante inocente, que prescntaron para
que se estudiase el crediro intemacional, con 10 cua1
se tendia, siguiendo las huellas de Proudhon. a crear
mas adelante en Ia Asociaci6n un Banco central. Massensible fue que se acogiese una propuesta presentada
por Tolain y Fribourg, en la que se reprobaba el
trabajo femenino "como, un principio de rezenera-., t1 ."J 0
Clan I sefialando a la mujer su puesto en la familia.
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86 FRANZ MEHRING
Sin embargo, esta propuesta tropez6 con 1a oposi-
cion del propio Varlin y de otros franceses, y se
vot6 en bloque con 1a ponencia del Consejo general
acerca del trabajo de 1a mujer y del nino, con 10 quequed6 neutralizada. Fuera .deesto, los franceses solo
consiguieron meter de mature en los aeuerdos unos
cuantos rerniendos proudhonianos, y se comprende
perfectamente 1a irritacion que tenian que causar a
Marx aquellos parches que desfiguraban su paciente
trabajo, aunque reconociese que no podia' menos de
estar contento con la march a del Congreso en ge-
neraL
No salio derrotado masque en un punto que pu-
diera serle sensible, y que 10 era, en efecto: en la
cuestion polaca. Despues del precedente de 1a Confe-
rencia de Londres, 1a ponencia inglesa procur6 razo-
nar cuidadosamente este tema. Los obreros de Euro-
pa no tenian mas remedio que hacer frente a este
problema, pues las clases gobernantes, a pesar de to-
das sus sirnpatias por toda clase de naciona1idades, las
oprimian, porque 1a aristocracia y la burguesia veian
en aquella sombria porcncia asiatica que se alzaba a1
Iondo, un ultimo refugio contra los avances de Ia
c1ase obrera. Parahaeer inocuo aquel poder amen a-
zador, no habia mas que un camino: 1a restaurad6n
de Polonia sobre una base dernocratica. De ello de-
pendia e1 que Alemania fuese 1a avanzada .d e 1a l·l-
t
I
MARX Y LOS PRIMEROS TlEM~OS DE LA INTERNACIONAL 87
Santa Alianza 0 1a aliada de la Republica francesa.
El movimiento obrero tropezaria constanternente .
con diques, interru pciones y dilaciones, rnientras no
se resolviese esta gran cuestion europea. Los inglesesabogaron cnergicamente por 1a ponencia, pero . los
franceses y una: parte de los suizos latinos se opusie-
ron a ella con no menos energia : por fin, las fraccio-
nes se unieron para aceptar 1a propuesta de Becker,
que, aun manifestandose partidario de la ponencia,
queria evitar una discrepancia abierta sobre este pun-
to; e1 acuerdo tornado consistia en sosla yar la cues-
don, afirmando que la Internacional, como opuesta
a todo regimen de fuerza, aspiraba a desterrar la
influencia imperialist a de Rusia y a rest aurar a Po-
Ionia sobreuna base socialdemocratica.
, Fuera de esto, el memorial ingles triunf6 en toda
la linea. Los Estatutos provisionales fue ron ace pta-
dos con pcquefias enrniendas: 1a alocucion inaugural
no se puso a debate, pero desde entonces se cita en
todos los acuerdos y manifestaciones de 1a Intema-
clonal como pieza oficial. El Consejo general fue
reelegido, con residencia en Londres ; se Ie encargo
de redactar ·una estadistica arnplia sobre 1a situacion
de 1 a clase obrera internacional, haciendo, en cuanto
sus recursos se 10 perrni tiesen, un inforrne detal lado
de todo 10 que a la Asociaci6n obrera internacional
pudiera interesar. Para cubrir sus gastos, e 1 Congre-
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88 FRANZ MEHRING
so impuso a cada afiliado como tribute extraordina-
rio para el afio entrante la cotizaci6n de 30 centi-
mos, aconsejando como cuota normal para 1a caja
del Consejo 1ade uno0
medio penique a1afio, apartedel precio seiialado a1 cornet de socio.
Entre los acuerdos programaricos del Congreso
figuraban a 1a cabeza los referentes a legislaci6n
obrera y asociaciones sindicales. ElCongreso procla-
mo e1 principio de que 1a clase obrera debia Iuchar
por imponer leyes de proteccion del trabajo. "La
clase obrera, a1 imponer por 1a luchaestas leyes,
no elirnina el Poder publico. Por el contrario, 10 que
hace esconvertir ese poder, que hoy se ejerce contra
ella, en instrumento suyo." Con una ley de caracter
general consigue 10 que hubiera sido tentativa esteril .
pretender conseguir por medio de esfuerzos aislaclos
e individuales. El Congreso recomendaba la reduc-
cion de 1a jornada de trabajo como condici6n pre-
via inexcusable, sin 1aque todas las dernas aspiracio-
nes del proletariado por emanciparse tcnian por fuer-
za que fracasar. La reducci6n de 1a jornada era
necesaria para reponer las energias fisieas y 1a salud
de 1aclase obrera, para perrnitirle formarse y perfec-
cionarse inteleetualmente, tener una vida de relad6n
y aetuar social y politicamente. Como limite legal de
1a jornada, e1 Congreso proponia las ocho horas,
concentradas en una deterrninada parte del dia, de
MARX Y' LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 89
tal modo que este periodo de tiernpo abarcase las
ocho horas de trabajo y las interrupciones necesarias
para las cornidas. La jornada de ocho horas deberia
regir para todos108
adultos, hombres y mujeres,fijando eomoedad inicial la de los dieciocho afios.
El trabajo nocturne debiadesecharse par razones
de higiene, no adrnitiendo mas que aquellas exeep~
ciones indispensables que sefialase la ley. La mujer
deberia eximirse con toda severidad del trabajo noc-
turno y de todas aquellas otras actividadcs nocivas
para e l cuerpo de la mujer 0 inrnorales para e1 sexo
fcmenino.
En 1a tendencia de 1a industria moderna a dar
entrada a los nifios y a los jovenes de ambos sexes
en e1 mecanisme de la producci6n social, veia e1
Congreso un avanee sa1udable y legitime, por re-
pugnante que fuese todavia la forma en que se eje~
cutaba bajocl imperio del capital. En una sociedad
racional, todo nino, sin distincion, a partir de los
nueve afios, deberia contribuir con su trabajo a 1a
. produccion, sin que ninguna persona adulta pudiera
tampoco exceptuarse de la ley universal de la natu-
raleza: trabajar para comer, y no s610 con 1a inte- _,
Iigencia, sino conel esfuerzo manual tarnbien. En
fa sociedad actual se imponia, segun los acuerdos del
Congreso, dividir a los nifios y joveries en tres cla-
ses, a cada una de las cuales debia aplicarse un regi-
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90 FRANZ MEHRING
mendistinto: nifios de nueve a dace afios, nifios de
trece a quince, y j6venes y muehachas de dieciseis a
diecisiete. La jornada de trabajo de la primcra care-
goria, tanto industrial como casero, debia rcducirseados horas, la de la segunda a cuatro y la de la ter-
cera a seis, reservando a esta una interrupcion de una
hora al menos para comer, -divertirse y deseansar.
Ademas, no debiaeonsentirse a los nifios ni a lo s
j6venes ningun trabajo productivo que no fuese
acornpafiado por una formaci6n cultural, incluyen-
do en esra tres cosas : e l cul tivo de la inteligencia, Ia
gimnasia 0 eultura fisica y, por ultimo, la educad6n
tecnica, que instruye en los principios cientificos ge-nerales de todos los procesos de producci6n, a 1a par
que inicia a la nueva generaci6n en e1empleo prac-
rico de los instrumcntos de trabajo mas elementales,
En cuanto a las organizaciones sindicales, el Con:
greso enteridia que no s610 eran legirimas, sino ne-
cesarias. Eran e1 medio que se le ofreda al proleta-
riado para opener al poder social concentrado en e l
capital e1 tinico poder social de que disponia: el
ntirnero. Mientras existiese un regimen capitalista de
producci6n, no podria prescindirse de las organiza-
ciones sindicales: Iejos de eso, seria necesario genera-
Iizar sus actividades mediante una unioninternacio-
nal. Al oponerse de un modo consciente a los excesos
continuos del capital, Be convertirian sin saberlo en
MARX Y LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA INTERNACIONAL 91
asideros de organizaci6n para la cIase trabajadora,
algo .asi como los municipios medievales 10 fueran
para Ia burguesia. Librando incesantes guerras de
guerrillas, en 1a lucha diaria entre e l capital y e l tr a-bajo, los Sindicatos tcnian mueha mas irnportancia
todavia que si fuesen palancas organizadas para le-
vantar e1 trabajo asalariado. Hasta entonces, las or-
ganizaciones sindicales - continuaba diciendo e1
Congreso - se habian venido concentrando derna-
siado exclusivistamente en dar 1a batalla directa-
mente al capital; en el 'porvenir, era menester que no
se mantuviesen tan alejadas del rnovimiento general,
social y politico, de su clase. Cobrarian mucho masdesarrollo y paten cia cuando 1a gran m asa de l prole-
tariado se convenciese de que sus miras, lejos de ser
limitadas y egoistas, se encaminaban a 1a ernancipa-
cion general de los mill ones de obreros oprimidos.
Inspirandose en e1sentido de este acuerdo, Marx,
'a poco de terminar e1Congreso de Ginebra, hizo un
intento, enel que tenia puestas grandes esperanzas.
El 13 de octubre de 1866 escribia a Kugelmann:
"EI' Consejo Iondinense de las tradeuniones (su se-
cretario es nuestro presidente Odger) esta delibe-
rando en estos mementos acerca de si debe declararse
rama inglesa de la Asodaci6n internacional. Si 10
hace, la direccion de la clase obrera aqui pasa en
cierto modo a nuestras manes, y podremos impulsar
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92 FRANZ MEHRING
rnucho el movimiento." Pero e1 Consejo de aquellas
organizaciones sindicales, a pesar de toda la simpatia
que sentia por 1a Internacional, acord6 mantener su
independcncia y adernas, S 1 es que los historiadores
de las tradeuniones estan bien inforrnados, se neg6
a que un representante de la Internaeional tomase
parte en sus sesiones para hacer un informe rapido
acerca de las expulsiones de obreros en e1Contincntc.
Ya en los primer os afios, su po la Internacional
que la esperahan grandes exitos, pero que estes exitos
tenian, sin embargo, sus Iimites. Con todo, bien po-
dia regocijarse entretanto de sus triunfos, y Marx
hacia bien en registrar con una viva satisfaccion en
la magna obra a que estaba dando los ultimos toques
que, coincidiendo con e1 Congreso de Ginebra, un
Congreso obrero celebradoen Baltimore habia des-
tacado 1a jornada de ocho horas como la primers
reivindicacion para arrancar al trabajo de las garras
del capitalisrno.
Entendia que e 1 trabajo no podia emanciparse en
manos de los blancos mientras siguiese infamado en .
manos de los negros. Pero el primer frutode 1a gue-
rra civil norteamericana que habra rnatado 1a escla-
vitud era la agitaci6n por 1a jornada de ocho horas.
impulsada por 1a rauda locomotora desdeeI Atlan-
tieo a1 Oceano Pacifico, desde Nueva Inglatcrra a
California.
fNDICE
1. Fundaci6n . .
2• .Alocuci6n inaugural .
3: La repulsa a Schweitz.~r.
4. La primera Conferenda de Londres .
.5. La guerra alemana. . .
6. £1Congreso de Ginebra .
1
21
35
46
61
75
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TERMIN6 LA IMPRE.SI6N
DE E.STE LIBRO LA IM-
PRENTA'TORRENT, EN
MADRID, A 15 DE E.NE.-
RO DE. 1935.