Ximena Miloseviccon diseño e ilustraciones de ella misma

Después de tres o cuatro días, llegó al campo másverde de todos los campos, y en la mitad había unaflor solitaria llena de colores. Cuando se acercó a laflor, para sacarla y guardarla en su maletita colorada,se dio cuenta que era una flor muy especial… ¡Era unaflor Frumla-Vrumla!Frísviri sabía que la flor Frumla-Vrumla era muy difícilde encontrar, porque sólo aparece una vez cada sieteaños.–Qué suerte–, pensó. Se arrodilló a su lado y jugó conella, le acarició los pétalos, la sopló para que bailara,olió su perfume, hasta que finalmente se quedó dormidobajo la flor envuelto en una gran paz. Entonces la florpensó “este cro( )pio es como una flor”.

Cuando Frísviri despertó, estaba rodeado de floresFrumla-Vrumla que bailaban con el viento comosaludándolo. Era lo más lindo que él había visto…–¿Será esto el Misterio Bakaki?–, se preguntó. Podíaser, pero algo le decía a Frísviri que el viaje no habíaterminado. Sentía que tenía que seguir y, después debailar con las flores Frumla-Vrumla, se encaminó hacialos cerros.