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González Stephan, Beatriz. Fundaciones: canon, historia y cultura nacional: la historiografía literaria del liberalismo hispanoamericano del siglo XIX. 2 ed. corregida y aumentada. Madrid: Iberoamericana; Frankfurt am Main: Vervuert, 2002. Autocrítica de la crítica latinoamericana. p. 12, 1er. párrafo. Ver: White, Hayden V. Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX; traducción de Stella Mastrangelo. México: Fondo de Cultura Económica, 1992. BLAA Le Goff, Jacques. Pensar la historia: modernidad, presente, progreso; traducción de Marta Vasallo. Barcelona: Ediciones Paidós, 1991. BLAA Certeau, Michel de. La escritura de la historia; traducción de Jorge López Moctezuma. México: Universidad Iberoamericana. Departamento de Historia, 1999. BLAA

Fundaciones. Canon, Historia y Cultura Nacional

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Page 1: Fundaciones. Canon, Historia y Cultura Nacional

González Stephan, Beatriz. Fundaciones: canon, historia y cultura nacional: la

historiografía literaria del liberalismo hispanoamericano del siglo XIX. 2 ed.

corregida y aumentada. Madrid: Iberoamericana; Frankfurt am Main: Vervuert,

2002.

Autocrítica de la crítica latinoamericana. p. 12, 1er. párrafo.

Ver:

White, Hayden V. Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del

siglo XIX; traducción de Stella Mastrangelo. México: Fondo de Cultura

Económica, 1992. BLAA

Le Goff, Jacques. Pensar la historia: modernidad, presente, progreso;

traducción de Marta Vasallo. Barcelona: Ediciones Paidós, 1991. BLAA

Certeau, Michel de. La escritura de la historia; traducción de Jorge López

Moctezuma. México: Universidad Iberoamericana. Departamento de

Historia, 1999. BLAA

Romero, José Luis. Latinoamérica: las ciudades y las ideas; prólogo de Luis

Alberto Romero. 5a. ed. México: Siglo XXI, 2001. BLAA

Rama, Ángel. La ciudad letrada; prólogo de Carlos Monsiváis. Santiago de

Chile: Tajamar Editores, 2004. BLAA

Page 2: Fundaciones. Canon, Historia y Cultura Nacional

Ha existido una zona de los estudios literarios en América Latina que ha pensado

los problemas de la producción, la crítica y la historia literaria desde premisas y

modelos establecidos en Europa Occidental (González Stephan 31).

“…el interés de los estudios literarios latinoamericanos –por lo menos hasta hace

poco-, no se ha centrado en rescatar y elaborar la historia de la crítica; como

tampoco una historia de la escritura de la literatura” (González Stephan 32).

Ver:

Alberto Rodríguez. Formación de la crítica literaria en Hispanoamérica.

Mérida: Universidad de los Andes, Escuela de Letras, 1980.

Mabel Moraña. Alfonso Reyes y la teoría literaria en Hispanoamérica.

Investigación realizada en el centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo

gallegos, Caracas, 1979.

Sánchez, Luis Alberto. Historia comparada de las literaturas americanas.

Buenos Aires: Editorial Losada, 1973. BLAA

Gerbi, Antonello. La disputa del nuevo mundo: historia de una polémica,

1750-1900; traducción de Antonio Alatorre. 2a. ed. Corregida y aumentada.

México: Fondo de Cultura Económica, 1982. BLAA

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Beatriz González-Stephan reconoce que el inicio de la escritura de la historia de la

literatura en América Latina se puede ubicar en los siglos XVII y XVIII, por la

existencia en esos períodos de la época colonial de formas discursivas que

cumplieron funciones de recopilación y ordenamiento de grandes conjuntos de

obras literarias, con intención historicista y americanista (34).

Formas discursivas anteriores a las historias literarias en América Latina [Para

investigación sobre Manuel del Socorro Rodríguez]. p. 34, final del párrafo que

viene de la página anterior.

“Sin duda alguna no se trata de historias literarias propiamente dichas; pero la

preocupación de letrados y eruditos en Hispanoamérica se concentró en discursos

que suplieron en sus funciones a las historias literarias. Encontramos en muchas

crónicas, en historias generales y naturales, en composiciones poéticas, en

catálogos, parnasos, diccionarios y bibliotecas, los primeros esfuerzos por recabar

un corpus de obras y darle cierta organicidad” (González-Stephan 34).

Obras fundacionales de la historia de la literatura de Hispanoamérica Latina [Para

investigación sobre Manuel del Socorro Rodríguez]. p. 36-37, 39, 81, 82 ¿MSR es

crítica o historia?

Historiografía= Historia + Crítica

“Estas obras fundacionales de una historia de la literatura de Hispanoamérica

operaron sobre una implícita noción de lo literario y, por extensión, de conjuntos

literarios, que los ha llevado al archivo, con una relativa conciencia histórica, de

una producción escrita, que, para aquel entonces, entre otras razones, significó

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una contundente réplica a las posiciones que se ensañaban en detractar cualquier

manifestación social y cultural del Nuevo Mundo

En síntesis, cumplieron con la primigenia función práctica de ofrecer saber sobre

una materia dada, cubriendo las siguientes exigencias: primero, manejaron un

concepto acotado de ‘literatura’ que logró establecer un corpus relativamente

homogéneo de obras escritas y autores, lo que, por otra parte, fundó y canonizó la

tradición culta e ilustrada; y, segundo, hicieron el intento de ordenarlas de acuerdo

a unas coordenadas que implicaron un doble esfuerzo: disponerlas en función de

un espacio geográfico de grandes dimensiones (sobre todo en el siglo XVII) o

espacios más reducidos, que ya fueron delineando lo que serían las futuras

naciones (en particular en el siglo XVIII), y darles una clasificación racional (bien

fuese histórica, geográfica, temática o alfabética)” (36).

Para González-Stephan: “Sin duda alguna no se trata de historias literarias

propiamente dichas; pero la preocupación de letrados y eruditos en

Hispanoamérica se concentró en discursos que suplieron en sus funciones a las

historias literarias. Encontramos en muchas crónicas, en historias generales y

naturales, en composiciones poéticas, en catálogos, parnasos, diccionarios y

bibliotecas, los primeros esfuerzos por recabar un corpus de obras y darle cierta

organicidad” (34). Sustenta su afirmación en una clasificación de tipo metodológico

que distingue entre los niveles de producción literaria, de historia de la literatura y

de historiografía literaria, en el que el nivel de la producción literaria se

correspondería con “…todo el imaginario social escrito y oral” (37); el de la

historiografía literaria estaría dedicado desde un nivel metadiscursivo “al estudio

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crítico del conocimiento histórico-literario y de la calidad de ese conocimiento”

(38), es decir, se constituye en la historia crítica de las historias literarias, nivel

intermedio este último que constituye el objeto de mi investigación y que

González-Stephen define como:

…aquellos discursos que, al tener por objeto el estudio y el conocimiento

de la producción literaria, la organizan de acuerdo a un eje temporal, esto

es, entendiéndola como proceso. Este nivel corresponde a las historias de

la literatura, y representa un esfuerzo de abstracción y de construcción de

un modelo de interpretación crítica de la producción ficcional. Debe

enfrentar cuestiones a su especificidad, tales como el modo de

sistematizar el corpus y el tipo de periodización que se implementará para

el diseño del perfil histórico de una literatura. Tanto la sistematización

como la configuración de los períodos literarios son el resultado de un

constructo teórico que responde siempre a una perspectiva social e

histórica determinadas, además de ajustarse al proyecto que los sectores

dominantes necesitan elaborar de su pasado cultural.

En este plano se ubicarían los mencionados epítomes y catálogos de la

Colonia en tanto antecedentes de las historias literarias del siglo XIX (37-

38).

“Las luchas entre liberales y conservadores no sólo desgarraban la vida política de

los países, sino que las manifestaciones intelectuales también se debatían entre

un pensamiento conservador y un pensamiento liberal que prefiguraba los

intereses de los grupos dominantes” (González Stephan 45).

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Críticos latinoamericanos contemporáneos de Merchán: ¿Caro, Cuervo, Rodó,

Altamirano?

“Variables en los procesos históricos”

“Las diferentes zonas y naciones se han enfrentado a las mismas condiciones

económicas, sociales y políticas; lo que permite trazar con suficiente solvencia un

sistema de homologías sobre la base de una comunidad de contradicciones

sustanciales y situaciones semejantes” (González Stephan 46). ¿Se incluiría el

Caribe hispano en esa regularidad?

“En ese sentido, la Independencia no significó el triunfo de la burguesía, es decir,

de las fuerzas históricamente más progresistas, sino que, pasado el momento de

efervescencia bélica, fue la aristocracia terrateniente la que controló la

organización del nuevo estado. Esto determinó en mayor o menor grado la vía

conservadora de constitución de las naciones hispanoamericanas” (González

Stephan 47).

Etapa post-independentista: Hasta 1914 (González Stephan 47).

“…en cada práctica discursiva (sea el discurso histórico-literario, la narrativa, el

drama, la lírica, el ensayo, la prensa), la estructura del pensamiento liberal o

conservador adquiere una forma específica, y formaliza sus principios básicos de

acuerdo a la particularidad del género” (González Stephan 66).

Para investigación sobre Manuel del Socorro Rodríguez. p. 84-85, 86

(detractores), 87 (variables ideológicas), 88 (primera posibilidad interpretativa,

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¿correspondería a MSR?), 91 segundo párrafo, 118 1er. y 2do. Párrafo (Para

diferenciar a Rodríguez y a Vergara y Vergara, 125 (Siglo XVIII).

“…en el siglo XIX prevaleció finalmente en los estudios históricos una perspectiva

más preocupada por exaltar los valores nacionales en desmedro de un

americanismo político y cultural” (González Stephan 101). Sin embargo, creo que

Merchán se deslinda de esa tendencia predominante.

La historiografía literaria hispanoamericana habría nacido con el propósito de

afirmar la personalidad cultural de la región en contra de la negación de varios

críticos europeos (Portuondo 231)

Portuondo, José Antonio. “Períodos y generaciones en la historiografía literaria

hispanoamericana”. Cuadernos Americanos. 3 (1948): 231-252. Cit. en González

Stephan 101.

“…la fe depositada en la Razón hizo posible el desarrollo de un discurso con un

nivel de abstracción y rigurosidad (Las lecciones de la Filosofía de la Historia que

Hegel diera entre 1823 y 1827 fueron la muestra acabada de ello) que terminó por

configurar la necesaria solvencia y garantía universal del liberalismo, que

consagraba, bajo una lógica formal, una serie de supuestos que se tenían como

verdades ‘naturales’ por último adecuadas a la representación imaginaria del

proyecto histórico de la burguesía en su nueva etapa expansiva” (González

Stephan 106). Con este libro Hegel “…unidimensionalizó el mundo al tiempo que

jerarquizó zonas geográficas centrales de la modernidad y marginalizó otras” (106)

“Hegel hacía una clara distinción entre naturaleza e historia, fundamentando la

existencia de ésta en una jerarquización del espacio geográfico. Esta demarcación

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Page 8: Fundaciones. Canon, Historia y Cultura Nacional

le permitiría diseñar una geografía ‘universal’ en la cual habría zonas habilitadas

para realizarse en la historia y otras no” (109)

“El determinismo subyacente en la filosofía de Hegel reveló una adecuada

justificación -políticamente inconsciente- del proceso histórico que se estaba

llevando a cabo en Occidente, autorizando su movilidad conquistadora frente a los

espacios restantes, tenidos por zonas pasivas y estériles a la espera de ser

colonizadas” (González Stephan 112).

“Por las vías del hispanismo o por el apego a modelos no hispánicos, la

historiografía hispanoamericana (literaria, política, y social) tuvo a Europa como

paradigma. Los historiadores concebían la historia como un movimiento

teleológico orientado hacia la realización de sus propios objetivos, es decir, los de

su clase” (González Stephan 115).

Escribir historia como un acto occidentalista. p. 116.

Historiografía liberal. p. 117, último párrafo.

“Los discursos históricos en la Hispanoamérica del siglo XIX se sostuvieron sobre

una base epistemológica deudora del historicismo liberal; y aunque La filosofía de

la historia de Hegel no fue en sí determinante y sólo configuró una de las tantas

formaciones discursivas que de un modo más o menos acabado hizo viable el

marco teórico requerido para universalizar el liberalismo, conformó un horizonte lo

suficientemente coherente durante décadas que favoreció el surgimiento y

consolidación de unas zonas ‘desarrolladas’ y otras ‘subdesarrolladas’. Como una

necesaria correlación de partes que el lenguaje cuidó en velar” (González Stephan

118).

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“Tomamos con frecuencia como entidades de carácter cerrado las diferentes

literaturas nacionales, estableciendo una correspondencia –aunque involuntaria-

entre las fronteras políticas, el Estado nacional y los límites del corpus de esa

literatura, sin advertir que la identidad de un sistema literario rebasa en muchas

oportunidades las fronteras que imponen la geografía y las demarcaciones

políticas. En otras palabras: el concepto de ‘literatura nacional’ surgió

estrechamente ligado, como veremos, a la conformación moderna de los estados

nacionales, haciendo coincidir las fronteras geo-políticas de la nación –su

extensión supuestamente unitaria de territorio y lengua- con el perfil de un corpus

de autores literarios que debían haber nacido y escrito su obra en ese territorio y

en ese idioma. Cualquier tipo de excedente literario quedaba fuera de las fronteras

político-culturales” (González Stephan 119).

“La locación desterritorializada de sujetos, identidades, locación de poderes, está

llevando una intensa reflexión no sólo de la categoría ‘histórica’ y, por lo visto,

provisoria de ‘nación’ y ‘literatura nacional’, sino a su refuncionalización en virtud

de las nuevas condiciones que hibridizan las categorías que la modernidad

construyó como entidades monolíticas y unidimensionales” (González Stephan

119, n. 28).

“El Estado-nación era un artefacto reciente, nuevo; pero la nacionalidad hubo que

crearla como si hubiese sido de larga duración. El gesto de las fundaciones

deseaba ocultarse detrás de complejas operaciones que lo desplazaban en el

tiempo, creando precisamente esta inmensa ficción del pasado, de las tradiciones,

de la historia” (González Stephan 123).

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¿Cuál sería el lugar de la crítica con respecto a la historia literaria?

González-Stephan diferencia entre lo que sería “…el nacimiento de una conciencia

nacional criolla y su registro en ciertos discursos de carácter histórico-cultural –ya

presentes, como vimos, en el siglo XVIII-, y otra [cosa que] es la escritura

propiamente dicha de las historias nacionales como expresión de otra conciencia

histórica una vez constituidos los estados nacionales” (125)

“escritura de la historia” Vs. “escritura de la geografía y de la cartografía”

(González Stephan 129).

“De todas formas, escribir las historias literarias nacionales fue un reto nada

simple. Suponía tomar una serie de decisiones y dar respuestas en torno a: qué

pasado elegir; dónde fundar el origen; cómo marcar las etapas; qué obras

seleccionar; en base a qué criterios determinar las obras propiamente ‘nacionales’”

(González Stephan 130-131).

“Todo el lapso que se extendió desde fines del siglo XVIII hasta mediados del XIX

constituyó para la historia literaria un momento de auge y de ricos planteamientos.

Tuvo su fundamento con Herder, luego con Schlegel, Gervinus, De Sanctis, Taine

y Brandes, sin descartar los planteamientos que Hegel hiciera al respecto”

(González Stephan 132).

“Prácticamente durante el Romanticismo la crítica literaria pasó a convertirse en

historia literaria. Todo se volvió pura preocupación para desentrañar los orígenes y

describir la evolución de los fenómenos culturales. Y es precisamente Johann

Gottfried Herder quien es considerado en cierto modo como fundador de la historia

literaria europea” (González Stephan 132).

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Page 11: Fundaciones. Canon, Historia y Cultura Nacional

Ver:

Wellek, René. Historia de la crítica moderna (1750-1950); versión castellana de J.

C. Cayol de Bethencourt, Fernando Collar Suárez-Inclán. Madrid: Editorial Gredos,

1959-1996. 7 v. BLAA

Andrés Bello y una “epistemología contextualizada” desde América Latina. p. 145,

147, 149 2do. párrafo.

Historia y literatura no se habían diferenciado completamente a mediados del siglo

XIX: “Es decir, el arte de escribir la historia no estaba separado de las bellas

letras, o lo que es lo mismo, de un concepto amplio de la noción de la literatura

capaz de abarcar géneros como la filosofía, la crónica, el ensayo biográfico, el

discurso político, los sermones religiosos, el género epistolar, y, desde luego, la

historia y las bellas letras propiamente dichas” (González Stephan 148).

“…inexistencia de trabajos del conjunto literario continental realizados por

nativos…” (González Stephan 159).

Ver:

Sarlo, Beatriz. Juan María Gutiérrez: historiador y crítico de nuestra literatura.

Buenos Aires: Editorial Escuela, 1968.

“…siempre un esquema de periodización corresponde a un proyecto político-

social; y trasluce de algún modo los valores ideológicos de la elite culturalmente

dominante, que en última instancia controla la determinación de la etapa temporal

culminante de un proceso histórico, el momento de fundación del mismo, el tipo de

acontecimientos (políticos, sociales, económicos, culturales) que deciden el inicio

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y el fin de los períodos, la densidad o simplificación cualitativa de los mismos, la

selección de datos y su valoración” (González Stephan 167).

Cultura colonial: reproducción vs. re-producción. p. 179.

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