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1 La palabra COMPROMISO encierra en sí misma muchas acepciones: Una obligación que se ha contraído: MAÑANA A LAS CINCO DE LA TARDE PASO POR TU CASA, ES UN COMPROMISO Una promesa o una declaración de principios: HE ADQUIRIDO EL COMPROMISO DE SOLU- CIONAR ESTE ASUNTO EN CINCO MESES… MI COMPROMISO ES CON LA GENTE Una dificultad: ESTOY EN MEDIO DE UN COM- PROMISO Un matrimonio: NUESTRO COMPROMISO FUE EN 1975 En ocasiones, en términos jurídicos se utiliza como una estipulación que se contiene en un contrato (cláusula compromisoria). DE COMPROMISO: para salvar la papeleta, para complacer, por necesidad… En todo caso esta palabra proviene del verbo COMPROMETER. Nuestra María Moliner, con muy buen criterio, aporta al respecto en su Diccionario de Uso del Español dos entradas. Y así distingue entre COM- PROMETER y COMPROMETERSE. En el primer caso es sinónimo de apalabrar, contratar, reservar, arriesgar, aventurar, exponer, hacer que alguien se sienta obligado a algo. En el segundo ya tenemos FUNDAMENTACIÓN DE LA CAMPAÑA implicaciones personales más serias: Obligarse, prometer formalmente hacer cierta cosa, asumir una responsabilidad, implicarse, estar muy metido en un asunto… ¿DE QUÉ COMPROMISO ESTAMOS HABLANDO en Cáritas? Es obvio que en el sentido de mayor implicación personal, de mayor disposición, de mayor fide- lidad posible, de mayor hondura. Estamos en el COMPROMETER-NOS. Entendemos por tanto el compromiso como una actitud decidida a impli- carnos al máximo para conseguir mejorar y trans- formar el mundo. Y todo ello, evidentemente, des- de nuestro seguimiento del camino señalado por Jesús de Nazaret. Pero siempre partimos de que estamos hablan- do de un COMPROMISO SOCIAL que hunde sus raíces en lo más profundo del ser humano, en su propia esencia y que ya desde antiguo quedó bien señalado: Por el mero hecho de pertenecer al género hu- mano, NADA DE LO HUMANO DEBE RESULTARNOS AJENO (Terencio) Vienen muy al caso también estas palabras de Cicerón: nati sumus ad congregationem hominum et ad societatem communitatemque generis hu- mani (Cic. De finibus 4,2,4) HEMOS NACIDO PARA REUNIRNOS CON NUESTROS SEMEJANTES Y PARA FORMAR EN COMÚN LA SOCIEDAD DEL GÉNERO HUMANO. INTRODUCCIÓN 2017-2018

FUNDAMENTACIÓN DE LA CAMPAÑA - caritas … · que vivimos siempre en comunidad, siempre en relación”. Adela Cortina 1, desde el punto de vista de la ética, establece que la

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Page 1: FUNDAMENTACIÓN DE LA CAMPAÑA - caritas … · que vivimos siempre en comunidad, siempre en relación”. Adela Cortina 1, desde el punto de vista de la ética, establece que la

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La palabra COMPROMISO encierra en sí misma muchas acepciones:

Una obligación que se ha contraído: MAÑANA A LAS CINCO DE LA TARDE PASO POR TU CASA, ES UN COMPROMISO

Una promesa o una declaración de principios: HE ADQUIRIDO EL COMPROMISO DE SOLU-CIONAR ESTE ASUNTO EN CINCO MESES… MI COMPROMISO ES CON LA GENTE

Una dificultad: ESTOY EN MEDIO DE UN COM-PROMISO

Un matrimonio: NUESTRO COMPROMISO FUE EN 1975

En ocasiones, en términos jurídicos se utiliza como una estipulación que se contiene en un contrato (cláusula compromisoria).

DE COMPROMISO: para salvar la papeleta, para complacer, por necesidad…

En todo caso esta palabra proviene del verbo COMPROMETER.

Nuestra María Moliner, con muy buen criterio, aporta al respecto en su Diccionario de Uso del Español dos entradas. Y así distingue entre COM-PROMETER y COMPROMETERSE. En el primer caso es sinónimo de apalabrar, contratar, reservar, arriesgar, aventurar, exponer, hacer que alguien se sienta obligado a algo. En el segundo ya tenemos

FUNDAMENTACIÓN DE LA CAMPAÑA

implicaciones personales más serias: Obligarse, prometer formalmente hacer cierta cosa, asumir una responsabilidad, implicarse, estar muy metido en un asunto…

¿DE QUÉ COMPROMISO ESTAMOS HABLANDO en Cáritas?

Es obvio que en el sentido de mayor implicación personal, de mayor disposición, de mayor fide-lidad posible, de mayor hondura. Estamos en el COMPROMETER-NOS. Entendemos por tanto el compromiso como una actitud decidida a impli-carnos al máximo para conseguir mejorar y trans-formar el mundo. Y todo ello, evidentemente, des-de nuestro seguimiento del camino señalado por Jesús de Nazaret.

Pero siempre partimos de que estamos hablan-do de un COMPROMISO SOCIAL que hunde sus raíces en lo más profundo del ser humano, en su propia esencia y que ya desde antiguo quedó bien señalado:

Por el mero hecho de pertenecer al género hu-mano, NADA DE LO HUMANO DEBE RESULTARNOS AJENO (Terencio)

Vienen muy al caso también estas palabras de Cicerón: nati sumus ad congregationem hominum et ad societatem communitatemque generis hu-mani (Cic. De finibus 4,2,4) HEMOS NACIDO PARA REUNIRNOS CON NUESTROS SEMEJANTES Y PARA FORMAR EN COMÚN LA SOCIEDAD DEL GÉNERO HUMANO.

INTRODUCCIÓN

2017-2018

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Desde una elaboración filosófica más reciente, Hegel decía que “los seres humanos no somos individuos aislados. Sino que somos individuos que vivimos siempre en comunidad, siempre en relación”.

Adela Cortina1, desde el punto de vista de la ética, establece que la sociedad civil es indispensable para que se pueda realizar una sociedad de justicia. Y utiliza la hermosa palabra compasión (padecer, sufrir y alegrarse con). Aboga por compadecer en la alegría y en el sufrimiento. Una compasión que va más allá de le empatía considerada como capacidad de ponerse en lugar del otro y darse cuenta de donde le duele, imaginarme que a mi me duele porque a él le duele. La compasión va más allá porque con ella nos damos cuenta de que mi propia felicidad no puede llevarse adelante sino es ayudando al otro a salir de su sufrimiento. Es decir, la compasión es empatía y compromiso.

El Concilio Vaticano II en la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, Gaudium et spes, señalaba para los cristianos:

Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. (GS 1)

Los cristianos, recordando la palabra del Señor: “en esto conocerán que sois mis discípulos, en el amor mutuo que os tengáis” (Juan 13, 35), no pueden tener otro anhelo mayor que el de servir con creciente generosidad y con suma eficacia a los hombres de hoy. Por consiguiente, con la fiel adhesión al Evangelio y con el uso de las energías propias de éste, unidos a todos los que aman y practican la justicia, han tomado sobre sí una tarea ingente que han de cumplir en la tierra, y de la cual deberán responder ante Aquel que juzgará a todos en el último día. (GS, 93)

El Papa Francisco insiste constantemente en la “salida” hacia el encuentro de los hermanos, especialmente los más desfavorecidos y olvidados. Serían interminables las citas, pero parece muy adecuado recoger para la reflexión estas palabras

de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (178 y 179):

Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora. La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse amar por Dios y a amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca en la vida de la persona y en sus acciones una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás.

Esta inseparable conexión entre la recepción del anuncio salvífico y un efectivo amor fraterno está expresada en algunos textos de las Escrituras que conviene considerar y meditar detenidamente para extraer de ellos todas sus consecuencias. Es un mensaje al cual frecuentemente nos acostumbramos, lo repetimos casi mecánicamente, pero no nos aseguramos de que tenga una real incidencia en nuestras vidas y en nuestras comunidades. ¡Qué peligroso y qué dañino es este acostumbramiento que nos lleva a perder el asombro, la cautivación, el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia! La Palabra de Dios enseña que en el hermano está la permanente prolongación de la Encarnación para cada uno de nosotros: «Lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, lo hicisteis a mí» (Mt 25,40). Lo que hagamos con los demás tiene una dimensión trascendente: «Con la medida con que midáis, se os medirá» (Mt 7,2); y responde a la misericordia divina con nosotros: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará […] Con la medida con que midáis, se os medirá» (Lc 6,36-38). Lo que expresan estos textos es la absoluta prioridad de la «salida de sí hacia el hermano» como uno de los dos mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual en respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios. Por eso mismo «el servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia». Así como la Iglesia es misionera por naturaleza, también brota ineludiblemente de esa naturaleza la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que comprende, asiste y promueve.

1 Revista Corintios XIII, nº 162 “El papel de la sociedad civil en una cultura del encuentro”

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1.- EL COMPROMISO EN EL MUNDO DE HOY

Hablar hoy de compromiso no está de moda. Suena a trasnochado, a poco actual o con-servador. Está asociado al para siempre en

un mundo en el que casi todo es para un rato. Hablar hoy de compromiso, es ir a contracorriente.

Las nuevas generaciones se relacionan desde la creencia de que el compromiso no es importan-te, ni a nivel laboral, social ni personal. De hecho tenemos múltiples ejemplos para demostrar que en no pocas ocasiones los compromisos políticos y sociales, saltan hechos añicos al poco tiempo de ser proclamados y aireados.

Vivimos en un mundo muy volátil en este sen-tido. Algún autor ha hablado de una sociedad moderna “líquida” 2 con lo que comporta de falta de solidez y profundidad y la instalación de una incertidumbre que con la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos. Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles.

Por fortuna, tal como señala el texto conciliar antes mencionado, desde Cáritas también obser-vamos que es creciente el número de personas, instituciones y grupos, sean o no sean creyentes que “han adquirido el compromiso de amar y practicar la justicia”. Y por tanto experimentamos el gozo de trabajar codo a codo con ellos profun-dizando en el compromiso social y fortaleciendo y enriqueciendo nuestras convicciones cristianas y evangélicas. No estamos solos en el camino.

2.- NUESTRO COMPROMISO IDENTIFICADOR

El compromiso que conforma a la persona en toda su integridad es un compromiso social y caritativo que tiene su raíz en el Evangelio, en

el ser con los demás y para los demás. Ese es el compromiso que conforma el quehacer diario de Cáritas

Se trata de un compromiso que nace de la fe en un Dios Trinidad: Padre que entrega al Hijo, Hijo que entrega su vida, Espíritu que alienta y ani-ma.

Un compromiso que impulsa a tejer redes de solidaridad, de una fraternidad que se concreta en vivir la entrega, la fidelidad, la utopía, el testi-monio, el acompañamiento, la gratuidad y la op-ción por los pobres al estilo de Jesús que “no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida…” (Mt. 20, 28).

En esta tarea solidaria, urdida y exigida desde el Evangelio, unimos nuestros esfuerzos a los de otros colectivos e instituciones, creyentes o no creyentes, que viven, sienten y aplican su compro-miso social de manera entregada y ejemplar. Entre todos y con todos, desde la proximidad y cercanía al clamor de los pobres, queremos ser testimonio de esperanza, liberación y vida.

Así lo entendieron personas entregadas como Teresa de Calcuta: “Señor por tu gracia, haz que los pobres, viéndome, se sientan atraídos por Cristo, y lo inviten a entrar en sus casas y en sus vidas. Haz que los enfermos y los que sufren encuentren en mí a un verdadero ángel que conforta y consuela. Haz que los pequeños que encuentro en las calles se abracen a mí porque les hago pensar en Él, el amigo de todos los pequeños”.

Pero la mayor parte de las veces reducimos el compromiso a una experiencia concreta, a la acción entendida como el ejercicio activo y concreto de la caridad y el servicio a los más pobres. Dejamos diluir en los quehaceres y las pri-sas la hondura de su significado, hasta el punto de perder fuerzas y dejar paso al desánimo hasta lle-gar a la impotencia

“Marta, Marta –le contestó Jesús-, estásinquieta y preocupada por muchas cosas,pero solo una es necesaria. María ha escogidola mejor, y nadie se la quitará” (Lc. 10. 41-42)

María cultiva la mística del encuentro y la aco-gida desde una actitud contemplativa para que el Espíritu de Dios inspire todo lo que es y hace.

Seguramente esto tiene mucho que ver con la relación que sin duda tiene que haber entre forma-ción, espiritualidad y compromiso en Cáritas. Para fortalecer nuestro compromiso, debemos propi-ciar el “camino de vuelta” en palabras de Darío Mo-llá 3. Tenemos más trillado el camino de ida. Hace

2 Zygmunt Bauman (1925-2017)3 Ponencia “Incorporar la espiritualidad a la formación y acompañamiento del voluntariado”. Encuentro “Transformando formando” El Escorial. Octubre 2017

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falta recorrer un camino de regreso, una peregri-nación interior para experimentar que el contacto con los más desfavorecidos, que los sufrimientos de los pobres desnudan nuestra fe de categorías humanas y la acercan más a Cristo Crucificado. “Si no notamos que los pobres nos evangelizan, si no propiciamos espacios y tiempos para que las personas compartan esa vivencia interior de una fe sometida a prueba o dejamos que lo vivan en solitario y se apañen como puedan, si no hay este camino de vuelta nos podemos preguntar hasta qué punto el compromiso social y caritativo de las personas que trabajamos en Cáritas es pro-fundo y personal o se queda simplemente en un contentamiento superficial y en un bienes-tar que puede ser incluso egoísta”

Un compromiso así es obra del Espíritu de Dios, por eso dice Francisco: “Siempre hace falta cultivar un espacio interior que dé sentido al compromiso” (E G. 262)

La espiritualidad es esa corriente que nos im-pulsa y nos suscita qué hacer en todo momento. “Hablar de espiritualidad significa reconocer que el Espíritu es el que nos mueve a amar a los herma-nos y el que nos anima, alienta, orienta, da fuerza y abre perspectivas y posibilidades nuevas en el ser-vicio del amor, en el servicio de la caridad”(Vicente Altaba)

3.- UN COMPROMISO VIVIDO EN COMUNIDAD

Por otra parte, el Espíritu se manifiesta en la comunidad y al servicio del bien común. Es en comunidad donde se manifiesta de for-

ma más clara y evidente dando cumplimiento así a las palabras del profeta Joel (3, 1-5): “derramaré mi Espíritu sobre todo hombre: “Profetizarán vues-tros hijos e hijas, vuestros jóvenes tendrán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños; y sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días y profetizarán”.

Es en comunidad donde podemos percibir la gracia derramada sobre cada persona a través de la diversidad de dones y carismas y ser enviados a anunciar la Buena Noticia (1 Cor. 12).

Comprometerse es un modo de ser, de rela-cionarnos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo. Es una manera de entender la vida y compartirla creando fraternidad.

“La solidaridad no es un sentimiento de vaga compasión o de superficial ternura hacia los males de tantas personas cercanas y lejanas; al contrario, es la determinación firme y perseverante de em-peñarse por el bien común, es decir, por el bien de todos y cada uno, porque todos somos verda-deramente responsables de todos” (Sollicitudo rei socialis, 38)

4.- LA INVITACIÓN AL COMPROMISO

Ve, yo te envío (Ex. 3, 10)Dadles vosotros de comer (Lc 9, 13)Qué buscáis? Dónde vives? Venid y lo veréis (Jn 1, 38-39)

Detrás de esta invitación abierta, sugerente y sin ninguna pretensión para conseguir adhesio-nes o beneficio alguno, se extiende ante nosotros un amplio horizonte sin límites de aventura, de experiencia vital y transformadora. No se trata de venid y haced sino de ir y ver con los propios ojos bien abiertos para mirar la realidad del mundo y hacer de ella nuestro hogar. Como dice Francisco hablando del cuidado de la Creación, “estamos in-vitados a abrir los ojos y los oídos al clamor de la tierra, que es el clamor de los pobres, y a trabajar por una ecología integral, una ecología en la que resultan inseparables la preocupación por la na-turaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad, la defensa de la vida, el desarrollo integral, y la paz y el equilibrio interior del ser hu-mano” (Laudato si, 11 y 49).

Ante el vértigo que nos genera este mundo en caos donde las injusticias, el sufrimiento y el des-precio continuado por los derechos humanos son el pan cotidiano, no podemos ocultarnos, como los apóstoles, entre cuatro paredes para seguir ha-ciendo lo de siempre. Elegir vivir como personas comprometidas y seguidoras de Jesús de Nazaret es arriesgarse a vivir y a hacer posible para otros la Buena Aventura del Reino de Dios aquí y ahora, abrir nuestras casas, nuestras mentes y sobre todo nuestras vidas para dejarnos sanar el corazón y curar las heridas de los hermanos más pobres de las periferias sociales.

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mos que estamos al servicio del desarrollo huma-no integral, para “promover a todos los hombres y a todo el hombre”7, como formuló el beato Pablo VI. Precisamos un desarrollo que integre a todos los pueblos de la tierra, que integre la dimensión individual y comunitaria, la dimensión corporal y espiritual del ser humano, sin absolutizar al indivi-duo ni masificarlo, sin reducir el desarrollo al cre-cimiento económico y sin excluir a Dios de la vida del hombre8 .

5.4. COMPROMISO DE TRANSFORMACIÓN PERSONAL Y SOCIAL

La caridad con los que sufren a causa de la margi-nación y la exclusión nos mueve a reaccionar ante las injusticias sabiendo que no es suficiente aten-der a las víctimas. Es necesario incidir en el cambio de las reglas de juego del sistema económico-so-cial. Como dice el papa Francisco, “imitar al buen samaritano no es suficiente […], es necesario ac-tuar antes de que el hombre se encuentre con los ladrones, combatiendo las estructuras de pecado que producen ladrones y víctimas” . Y para esto no basta transformar las estructuras. Necesitamos de-jarnos afectar por los pobres y desde ellos transfor-mar también nuestros criterios y actitudes, nues-tro modo de pensar y de vivir9.

5.5. COMPROMISO CON UNA ECONOMÍA SOLIDARIA

Nos preocupa la sociedad centrada en el dios di-nero y sentimos la necesidad de seguir abriendo caminos a otra economía al servicio de la persona que promueva al mismo tiempo la inclusión social de los pobres y la consolidación de un trabajo de-cente como expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer10. Nuestras Cáritas tienen ya un fecundo recorrido en este campo. Con ellas, “creemos que es un momento propicio para revisar este camino y dejarnos confrontar e iluminar por la fe y la doctrina social de la Iglesia de modo que, en

5.- CAMINOS PARA EL COMPROMISO

5.1. DEFENSA DE LA DIGNIDAD HUMANA

La caridad nos exige descubrir nuestra identidad y defender nuestra dignidad personal. Esta dig-nidad no se sustenta en factores económicos, en razones étnicas, en cuotas de poder ni en fluc-tuantes acuerdos humanos. Su fundamento radica en el misterio de la Trinidad que nos habita y nos constituye como imagen suya. Somos seres naci-dos de la comunión y hechos para la comunión. Cuando eso falla, y este es uno de los vacíos de la cultura actual, la cuestión social se convierte en una cuestión antropológica4 y el mayor problema no está sólo en la pobreza, sino en la pérdida de la dignidad humana que se esconde detrás de la po-breza y que afecta a quienes la sufren y a quienes la generan.

5.2. CUIDADO DE LA CASA COMÚN

La caridad nos sensibiliza sobre la importancia de sentirnos solidarios con la realidad global de nues-tro mundo, sabiendo que el cuidado de nuestra vida, de las relaciones con la naturaleza y de la casa común es inseparable de la justicia, la fraternidad y la fidelidad a los demás5 . En consecuencia, nos empuja a tener un corazón abierto y universal para acoger a todos -especialmente a los excluidos, los descartados, los migrantes, los refugiados- y para integrarlos en nuestra comunidad haciéndolos partícipes de ella con todos sus derechos y con to-das sus potencialidades.

5.3. DESARROLLO HUMANO INTEGRAL

La caridad nos lleva a promover el desarrollo hu-mano integral. No estamos en el mundo solo para dar pan o para promover un simple desarrollo eco-nómico. Como Jesús en el desierto, hemos de te-ner siempre presente que “no solo de pan vive el hombre”6.

Además de pan, necesitamos “Palabra”, relación, comunicación, comunión y sentido. Necesitamos a Dios y nos necesitamos unos a otros. Por eso, deci-

4 Caritas in veritate, 755 Laudato Si, 706 Mt. 4,47 Populorum progressio, 148 Discurso de Francisco sobre Perspectivas para el Desarrollo Humano Integral.9 Discurso de Francisco en la reunión de Economía de Comunión. Febrero 201710 Caritas in veritate, 63

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la medida de nuestras posibilidades, respondamos a la economía que mata promoviendo otra que da vida”11, dando paso a una economía de comunión, a experiencias de economía social que favorezcan el acceso a los bienes y a un reparto más justo de los recursos12.

5.6. COMPROMISO DE ESPIRITUALIDAD DE OJOS ABIERTOS

No toda espiritualidad sirve para el compromiso caritativo y social. Lo ha dicho Francisco: “No sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromi-so social y misionero, ni los discursos y praxis so-ciales o pastorales sin una espiritualidad que trans-forme el corazón”13. Nuestra mística ha de ser una mística de ojos abiertos a Dios y a los hermanos, no una mística sin nombre y sin rostro, como algu-nas de moda14. Una mística buscadora de rostros, al estilo de Jesús, que se adelanta a ver el rostro de los oprimidos, sale al encuentro de los que sufren y es buena noticia para los pobres15.

11 Convocatoria a las XVII Jornadas de Teología sobre la Caridad12 La Iglesia servidora de los pobres, 5313 Evangelii Gaudium, 26214 Místicas desencarnadas o de tono psicologicista y de Nueva Era15 Lc. 4, 16-19

6- INDICADORES DE COMPROMISO CRISTIANO

La temperatura de nuestro compromiso la debe-mos experimentar en nuestro interior si:

Nos desinstala de nuestras convicciones indivi-dualistas y egoístas

No nos consideramos los únicos y mejores en el proceso

Nos saca de nuestras zonas de confort

Nos descoloca de nuestras inercias, de nuestros prejuicios, de nuestras cómodas rutinas

Nos pone en comunicación con el mundo

Desestabiliza nuestra seguridad

Carga y nos en-carga del sufrimiento de la gente (I. Ellacuría)

7.- EXIGENCIAS DEL COMPROMISO Profundidad espiritual

Cambio interior

Abandono de la indiferencia

Valentía

Creatividad

Denuncia

Acción

Adoptar un estilo de vida basado en el compromi-so requiere vivir con pasión y ternura la denomina-da mística del amor que se entrega y asumir este principio como buen camino: “Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahvé reclama de ti: tan solo que practiques la justicia, ames la misericor-dia y camines humildemente con tu Dios” (Miqueas 6, 8).