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La Sagrada Escritura es considerada como el alma de la Teología porque «contiene la palabra de Dios, y en cuanto inspirada es realmente palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser el alma de la teología». Desde Aparecida encontramos: Encontramos a Jesús en la Sagrada Escritura, leída en la Iglesia. La Sagrada Escritura, “Palabra de Dios escrita por inspiración del Espíritu Santo”, es -con la Tradición-fuente de vida para la Iglesia y alma de su acción evangelizadora. Desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo y renunciar a anunciarlo. n 247 Se hace, pues, necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de “auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad”. n 248. Los discípulos de Jesús anhelan nutrirse con el Pan de la Palabra: quieren acceder a la interpretación adecuada de los textos bíblicos, a emplearlos como mediación de diálogo con Jesucristo, y a que sean alma de la propia evangelización y del anuncio de Jesús a todos. Por esto la importancia de una “pastoral bíblica”, entendida como animación bíblica de la pastoral, que sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra. Según Provindentissimus Deus: El Papa León XIII nos enseña lo siguiente: Es muy de desear y necesario que el uso de la divina Escritura influya en toda la teología y sea como su alma; tal ha sido en todos los tiempos la doctrina y la práctica de todos los Padres y de los teólogos más notables. Ellos se esforzaban por establecer y afirmar sobre los libros santos las verdades que son objeto de la fe y las que de éste se derivan; y de los libros sagrados y de la tradición divina se sirvieron para refutar las novedades inventadas por los herejes y para encontrar la razón de ser, la explicación y la relación que existe entre los dogmas católicos. (…) el teólogo profundo e instruido no puede descuidar la demostración de los dogmas basada en la autoridad de la Biblia. «Porque la teología no toma sus argumentos de las demás ciencias, sino inmediatamente de Dios por la revelación.

Fundamentos bíblicos Sagrada Escritura, alma de la teología trabajo Padre Alvaro-1.docx

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La Sagrada Escritura es considerada como el alma de la Teología porque «contiene la palabra de Dios, y en cuanto inspirada es realmente palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser el alma de la teología».

Desde Aparecida encontramos:

Encontramos a Jesús en la Sagrada Escritura, leída en la Iglesia. La Sagrada Escritura, “Palabra de Dios escrita por inspiración del Espíritu Santo”, es -con la Tradición-fuente de vida para la Iglesia y alma de su acción evangelizadora. Desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo y renunciar a anunciarlo. n 247

Se hace, pues, necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de “auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad”. n 248. Los discípulos de Jesús anhelan nutrirse con el Pan de la Palabra: quieren acceder a la interpretación adecuada de los textos bíblicos, a emplearlos como mediación de diálogo con Jesucristo, y a que sean alma de la propia evangelización y del anuncio de Jesús a todos.

Por esto la importancia de una “pastoral bíblica”, entendida como animación bíblica de la pastoral, que sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra.

Según Provindentissimus Deus:

El Papa León XIII nos enseña lo siguiente: Es muy de desear y necesario que el uso de la divina Escritura influya en toda la teología y sea como su alma; tal ha sido en todos los tiempos la doctrina y la práctica de todos los Padres y de los teólogos más notables. Ellos se esforzaban por establecer y afirmar sobre los libros santos las verdades que son objeto de la fe y las que de éste se derivan; y de los libros sagrados y de la tradición divina se sirvieron para refutar las novedades inventadas por los herejes y para encontrar la razón de ser, la explicación y la relación que existe entre los dogmas católicos. (…) el teólogo profundo e instruido no puede descuidar la demostración de los dogmas basada en la autoridad de la Biblia. «Porque la teología no toma sus argumentos de las demás ciencias, sino inmediatamente de Dios por la revelación.

Por otro lado Divino Afflante Spiritu del Papa Pio XII nos enseña:

Por inspiración del divino Espíritu escribieron los sagrados escritores aquellos libros que Dios quiso pródigamente dar para enseñar, para convencer, para corregir, para dirigir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté apercibido para toda obra buena (2Tim 3,16ss). No es, pues, de admirar que la santa Iglesia así lo haya custodiado con todo esmero, defendido de toda falsa y perversa interpretación y empleado solícitamente en el ministerio de comunicar a las almas la salud sobrenatural.

Finalmente, el Vaticano II en la Optatam Totius y Dei Verbum

La afirmación que la Sagrada Escritura sea como el alma de la teología, con algunas variantes, se encuentra en dos lugares del Concilio Vaticano II: en el Decreto sobre la formación sacerdotal Optatam totius en el número 16: «Fórmense con diligencia especial los alumnos en el estudio de la Sagrada Escritura, que debe ser como el alma de la teología; una vez expuesta una introducción conveniente,

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iníciense con cuidado en el método de la exégesis, estudien los temas más importantes de la divina revelación, y en la lectura diaria y en la meditación de las Sagradas Escrituras reciban su estímulo y alimento».

Y, en segundo lugar, en la Constitución Dogmática sobre la divina revelación Dei Verbum, en el Capítulo VI, titulado «La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia», concretamente en el número 24: «La sagrada teología se apoya, como en cimiento perpetuo, en la palabra escrita de Dios al mismo tiempo que en la sagrada Tradición, y con ella se robustece firmemente y se rejuvenece de continuo, investigando a la luz de la fe toda la verdad contenida en el misterio de Cristo. Las Sagradas Escrituras contienen la palabra de Dios y, por ser inspiradas, son en verdad palabra de Dios; por consiguiente, el estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de la sagrada teología».

No se sabemos muy bien qué expresión influye sobre la otra. Lo que es evidente es que están relacionadas, aunque al encontrase en contextos diversos nosotros hemos optado por interpretarlas de una forma distinta aunque claramente complementaria. Así, mientras que en la Optatam totius la expresión viene a ratificar la necesidad de renovación del método teológico para otorgar a la teología una dimensión más pastoral, en la Dei verbum la cuestión clave es la interpretación de la Escritura y la forma de su estudio para que ella pueda ser realmente alma y regla de la vida de la fe y del quehacer teológico.