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Antonio Lucas Marín FUNDAMENTOS DE TEORIA SOCIOLOGICA

FUNDAMENTOS DE TEORIA SOCIOLOGICA · «Montesquieu se percató de que todo dato social debe ... teórica de los dos iniciadores, hagamos una ... concluyentes de Saint-Simon a la Sociología

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Antonio Lucas Marín

FUNDAMENTOSDE TEORIASOCIOLOGICA

C u b i e r t a d e :

J . M. D o m í n g u e z y J . S á n c h e z C u e n c a

I m p r e s i ó n d e cub ie r ta :

Gráf icas M o l i n a

2. LOS INICIADORES DE LA SOCIOLOGIA

Independientemente de que en algunas situaciones, como en la crisis quemarca el inicio de la sociedad moderna, la especulación sobre la vida socialse haga más intensa, puede encontrarse ya en el pensamiento antiguo, desdela polis griega, unos planteamientos sistemáticos en la consideración del hom-bre como ser social por naturaleza. La complejidad del tema hará que la espe-culación racional y crítica sea siempre escasa hasta la época moderna. Se hanintentado ver planteamientos protosociológicos en personajes lejanos comoAristóteles o más cercanos como Lucrecio o Montesquieu, con un acierto muydesigual. De Aristóteles hemos heredado la definición del hombre como ani-mal social (zoon politicón). De Lucrecio se ha dicho que, gracias al transfon-do escéptico y racionalista, por su procedencia de la escuela epicúrea, es capazde enfrentarse con los problemas sociales y las instituciones en un marco ra-cional, situándose fuera de las leyendas, tradiciones religiosas y versiones lite-rarias, «en este sentido hay que considerarlo como uno de los fundadores másremotos de la ciencia social y en especial de la Sociología»l. De Montesquieu,que se diferencia de sus conciudadanos al atribuir a la sociedad humana leyesintrínsecas, que determinan el carácter de su vida, separándose así del provi-dencialismo y también de las ideas de Hobbes, en su concepción de las leyescomo deseo de los ciudadanos, alcanzando de esta manera una cierta «cosifi-cación» de la sociedad, y por tanto «que encontró el campo de estudio adecua-do para la Sociología, así como la senda que había de seguir en su estudio»2.De todas maneras en los tres casos estamos todavía lejos de intentar ver el es-tudio de la sociedad como una ciencia, a la manera de la Física o la Biología.

Veíamos que es en reacción ante el contractualismo, la fisiocracia y el libe-ralismo utilitarista, como hace su aparición la Sociología. Estamos en una tra-dición —la ilustrada— pero con una nueva visión de los problemas humanos.«A partir de Montesquieu o de Hume importará explicar la realidad social enfunción de sus leyes propias y no de la naturaleza humana»3. Se intenta ex-picar lo social por lo social, incluso el individuo por la sociedad. De esta ma-nera, con Comte y hasta Weber, empieza el período que se ha denominadode los padres de la Sociología, que podemos caracterizar a posterior i: por te-ner una imagen de la sociedad como realidad global y dinámica4, y por estarsituados en un ambiente de lo cotidiano, enfocando el estudio desde las estruc-

1 Salvador Giner , Historia del pensamiento social, op. cit., p. 8 1 .2

Ibídem, p. 283 . «Montesquieu se percató de que t o d o da to social debe también entenderseden t ro de su contexto físico, mora l e insti tucional, pues su aislamiento invalidaba toda interpreta-ción. Además , inventó un mé todo mediante el cual era posible comprender el aparente caos deinformación acerca de la sociedad: el de los tipos ideales. . . El mé todo de los t ipos ideales obtienesu perfeccionamiento en el siglo x x , con la obra de Weber y luego con el uso de los modelos parainvestigaciones empír icas». También R. A r o n en Las etapas del pensamiento sociológico, op. cit.,

p. 29, considera a Montesquieu no sólo «precursor, sino u n o de los doctrinarios de la sociología».3 José Anton io Garmendia , Sociología, op. cit., p. 20 .4 Ferrarot t i , El pensamiento sociológico, op. cit., p. 14.

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turas sociales e históricas5. En efecto, nos dice Wright Mills: «Creo, en resu-men, que lo que puede llamarse análisis social clásico es una serie de tradicio-nes definibles y usables; que su característica esencial es el interés por las es-tructuras sociales históricas; y que sus problemas tienen una relación directacon los urgentes problemas públicos y las insistentes inquietudes humanas»6.

Pasemos a estudiar el verdadero inicio de la Sociología con Comte y Spen-cer, aunque es casi obligada una referencia escueta a Saint-Simon, preámbulonecesario de las ideas comtianas. La tradición de los dos iniciadores pasa a Durkheim y Weber, y con estos cuatro autores tenemos a los llamados funda-dores de la Sociología moderna. De todas formas, parece conveniente que, des-pués de sintetizar la aportación teórica de los dos iniciadores, hagamos unaincursión acerca de Tocqueville y Marx, pues aunque ambos se separan de latradición central de nuestra disciplina, su influencia —sobre todo después delperíodo clásico— ha sido creciente.

1. LA APORTACIÓN DE SAINT-SIMON

Saint-Simon (1760-1825) es, indudablemente, el primer teórico de la socie-dad industrial, cuyo nacimiento e importancia vio con clarividencia. En su opi-nión, los industriales, frente a los metafísicos y juristas, deberán ser los encar-gados de terminar realmente la Revolución Francesa, garantizando la prospe-ridad de la agricultura, del comercio y de la industria y, en suma, de toda lanación7. Y es su carácter de teórico de la sociedad industrial lo que le ha va-lido que algunos le atribuyeran el título de fundador del socialismo francés,incluso de primer iniciador de la Sociología.

Era Saint-Simon un intelectual y visionario plenamente metido en el ambien-te de su época, que vivió intensamente. Engels llegó a decir de él que era, conHegel, la mente más enciclopédica de nuestra época y que casi todas las ideasdel socialismo posterior estaban contenidas en su obra. También el positivis-mo está en sus escritos, pero aunque la necesidad del estudio científico de lasociedad, de la política y de la moral, fue proclamado a todos los vientos porSaint-Simon, sus propios escritos estuvieron totalmente alejados de la objeti-vidad científica8.

La consideración del Conde de Saint-Simon como primer sociólogo ha da-do lugar a una importante polémica, que carecería de importancia si no fueraporque se corresponde con el intento, ya señalado, de la consideración de Marxfundamentalmente como sociólogo. En este sentido, insiste Gurvitch en lla-marlo el «precursor» de la Sociología moderna9, y en numerosos libros denuestra materia, la inclusión o no de Saint-Simon, significa la inicial toma depostura, para el análisis posterior, ante las ideas de Marx por parte del autor.

5 Wright Mills, La imaginación sociológica, op. cit., p. 139.6

Ibidem, p. 40.7 H. de Saint-Simon, El sistema industrial, Madr id , Revista del T raba jo , 1975, p. 25 .8 Cfr . Ser rano Fernández: «Sociología positiva y Mora l industr ia l», tesina Facul tad de Filo-

sofía de Navar ra , 1984.9 Georges Gurvi tch, Los fundadores franceses de la sociología contemporánea, Buenos Aires,

Nueva Visión, 1958. Cfr . Marsa l , La crisis de la sociología contemporánea, op. cit., p. 4 1 .

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Da la impresión de que en el pensamiento saint-simoniano hay la suficienteriqueza de ideas y falta de sistematización como para que personas de ideolo-gía muy diferente puedan considerarlo como maestro. Marx y Proudhon lotuvieron por tal y lo fue muy directamente de Comte, aunque éste, con poste-rioridad, se desnaturalizará. En definitiva, estamos ante una doctrina «incisi-va y ambigua»10, que algunos han considerado fiel reflejo del momento his-tórico que compendia.

Las aportaciones más concluyentes de Saint-Simon a la Sociología han ve-nido muy probablemente a través de Comte, que fue su secretario de 1817 a 1824 en que terminaron sus relaciones personales. A partir de este momentoComte se desliga totalmente de su maestro, desertando de lo que considerará,en adelante, una funesta etapa de su vida. De todas maneras, una buena partede las teorías comtianas, están ya embrionariamente en Saint-Simon. Inclusose pueden entrever algunas de las ideas más genuinas de Comte en su maestro,como la ley de los tres estados, cuando nos dice Saint-Simon: «Sería totalmen-te afilosófico no admitir la útil e importante influencia ejercida por los legistasy los metafísicos para modificar el sistema feudal y teológico, y para impedirque se ahogara el sistema industrial y científico en sus primeras manifestacio-nes... El sistema industrial y científico ha nacido y se ha desarrollado bajo eldominio del sistema feudal y teológico» 1 1. ¿No nos está hablando ya Saint-Simon de los tres estados por los que debe pasar cualquier sociedad, implícitocada uno en el anterior?

Podemos esquematizar la aportación definitiva de Saint-Simon a las cien-cias sociales y más concretamente a la Sociología en las siguientes apreciacio-nes:

1. La valoración del positivismo, como método de investigación social,en el que nadie le niega su prioridad sobre Comte. Pues, en efecto, puede in-terpretarse que «el estudio de la sociedad y, en particular, el recurso a un mé-todo científico independiente para llevarlo a cabo, nació del intento de hallaruna alternativa apolítica a los conflictos políticos acerca del carácter funda-mental de la sociedad. Como tal, el positivismo atraía a quienes respetabanel prestigio de la ciencia —sobre todo sectores cultos de la clase media— y bus-caban una manera prudente de promover el cambio social, que permitiera pro-gresar dentro del orden, eludiendo los conflictos políticos para no tener quearriesgarse a movilizar aliados incontrolables, como la fuerza jacobina radi-cal, reduciendo al mismo tiempo al mínimo el contragolpe reaccionario res-tauracionista. La disonancia entre estos dos aspectos del positivismo comenzóa reducirse merced a la diferenciación en tendencias que se produjo entre losdiversos discípulos de su fundador, Saint-Simon. Al morir éste, no tardaronen formarse dos grupos bien diferenciados. Uno de éstos, encabezado por En-fantin y Bazard, se fundió en definitiva con el hegelianismo en Alemania —enla obra, entre otros, del maestro de Marx, Eduard Gans— y contribuyó al de-sarrollo del marxismo. Otra tendencia, formada alrededor de Comte, desem-bocó finalmente en la Sociología académica»12. Aunque estos comentariosapuntan a una doble iniciación de nuestra disciplina que no consideramos co-

1 0 Marsal , op. cit., p . 42 .1 1 Saint-Simon, El sistema industrial, op. cit., p. 5.1 2 Gouldner , La crisis de la sociología contemporánea, op. cit., p. 100.

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rrecto plantear. En cualquier caso, Saint-Simon, en un lenguaje progresista,llega a hablar de una fisiología social, constituida por los hechos materialesque derivan de la observación directa de la sociedad, que deberá basar todossus razonamientos sobre hechos observados y discutidos13. Aunque no hablanunca de una física social como haría después Comte.

2. La idea de progreso tiene también en Saint-Simon su arcaduz. En suopinión: «La imaginación de los poetas ha colocado la edad de oro de la hu-manidad junto a su cuna, a pesar de que lo que debían de colocar allí es laedad de hierro. La edad de oro no está tras de nosotros sino a nuestro frente.Es la perfección del orden social. Nuestros padres no la han visto, nuestroshijos llegarán a ella algún día. Nuestra labor debe consistir en abrirles cami-no». Y comentando esta cita afirma Bury: «El Conde de Saint-Simon, que es-cribió estas palabras en 1814, era uno de esos nobles liberales impregnados porlas ideas de la época de Voltaire y simpatizantes con el espíritu de la Revolu-ción. A lo largo de su carrera literaria, desde 1803 hasta su muerte en 1825,pasó por diferentes etapas intelectuales, pero sus maestros fueron siempre Con-dorcet y los «filósofos», de quienes obtuvo sus dos ideas fundamentales: quela ética y la política dependen en última instancia de la física y que la historiaes progreso» , 4 .

La manifestación definitiva de estos planteamientos fue llevada a cabo—como en el caso de Comte— instituyendo una nueva religión, encargada dela educación positivista del hombre.

3. La consideración del carácter conflictivo de la sociedad industrial na-ciente; aunque en sus teorías la solución a los problemas, ya inminentes, debe-rá venir mediante la aplicación de unas medidas, consideradas posteriormentepor Marx como utópicas. Con todo, el concepto de clase social, como seríautilizado después por los marxistas, está implícito en Saint-Simon. De todasmaneras, la consideración de Saint-Simon como un revolucionario sería sacarde contexto sus ideas y sobre todo su vida, pues estamos claramente ante uncontrarrevolucionario romántico15.

La influencia de Saint-Simon en las ciencias sociales ha sido patente en di-versas corrientes de pensamiento, en el liberalismo inglés a través de Mills, enel socialismo ruso, en el nacionalismo italiano, en el socialismo francés y enMarx. Su influjo en el positivismo y en la Sociología irán siempre paralelosa los de Comte, de mente quizás más ordenada y sistemática pero menos origi-nal. Con todo ello, «quizá lo que haya hecho de Saint-Simon un clásico convalor permanente es que en una época convulsa supo plantear algunas pregun-tas fundamentales, y no se dejó oscurecer por la complejidad de los aconteci-mientos que le rodearon» 1 6.

La calidad de sus obras es muy desigual. Hay algunas partes de sus escri-tos, como la «Parábola sobre el valor de los industriales» contenida en el

1 3 Car los Moya , Sociólogos y sociología, op. cit., p p . 33 y 34.1 4 J. Bury, La idea de progreso, op. cit., p. 254.1 5 Steven Lukes , Saint-Simon, en T. Raison, éd . , Los padres fundadores de la ciencia social,

Barcelona, A n a g r a m a , 1970, p p . 27-42.1 6 Marsa l , op. cit., p . 45 .

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Organizador,7, o cartas como la primera dirigida «A los señores agricultores,comerciantes, fabricantes y otros miembros de la cámara de diputados» I8,donde se aprecia una fina sensibilidad para la apreciación social. Dentro, todoello, de una falta de rigor y sistematización intelectual que actualmente no puededejar de sorprendernos.

2. COMTE, FUNDADOR DE LA SOCIOLOGÍA

La Sociología nace en la medida en que somos capaces de considerar unarealidad social, externa a nosotros, sobre la que nuestra actividad no puedehacer modificaciones fundamentales pues tiene su propio orden y evolución.Saint-Simon, con su impaciencia de reformador social, no pudo llegar a plan-tear con claridad esta visión. Como se nos ha indicado acertadamente: «Com-te rechaza como ambición desmesurada la inmediatez de la pasión política desu maestro, y salta del mundo real de la praxis al orden lógico que debe seguirla realidad: dentro de él, elabora los principios fundamentales de la nuevaciencia»19. Este es el sentido de que se atribuya a Comte y no a Saint-Simonla paternidad de la Sociología, el mismo que nos lleva a no considerar a Marxentre los fundadores de la Sociología —en su pasión por cambiar el mundomás que en conocerlo—, aunque la influencia de sus ideas ha sido más impor-tante incluso que la de alguno de los iniciadores.

En su preocupación positivista, por intentar un tratamiento científico dela sociedad, Comte denominó primeramente a sus estudios Física Social y cam-bió este nombre posteriormente por el de Sociología al ver que algún otro autorse había referido ya a la física social en unos términos que eran más bien dela estadística. En la aceptación definitiva de este «barbarismo grecolatino» des-pués de 1837 tiene mucho que ver su utilización por John Stuart Mili, durantealgún tiempo seguidor de Comte, y finalmente por Spencer que lo consagrócon el título de su libro Principios de Sociología20. Pero Augusto Comte es

1 7

Ib ídem, p. 46.1 8 Saint-Simon, El sistema industrial, op. cit., p p . 23-26.1 9 Carlos Moya , op. cit., p . 35.

2 0 Giner , op. cit., p p . 526 y 527. Nos interesa conocer una breve y sintética biografía sobreC o m t e , pues en este au to r se dan especialmente unidos los aspectos biográficos y de pensamiento:

Nació Augus to C o m t e en Montpellier en 1798. Hi jo de una familia pequeño-burguesa, católi-ca y monárqu ica . E n t ró , en edad t emprana , en el Inst i tuto Politécnico de Par í s , ganó el sustentod a n d o clases, has ta que conoce a Saint-Simon y pasa a ser su secretario, en 1817. Duran te seisaños sería amigo y entusiasta discípulo del conde de Saint-Simon, aunque en 1824 rompió conél y le a tacó duramente . El influjo del maes t ro sobre el discípulo es evidente en toda la ob ra delsegundo; desde su idea de la necesidad de una ciencia social positiva hasta la misma manera deconcebir la organización social ideal del futuro hay similaridades entre a mb o s fundadores de laSociología. Ap a r t e de cuestiones personales, la rup tura era inevitable, pues C o m t e era política-mente un conservador , mientras que en Saint-Simon se hal laban ya las semillas del socialismo.De su época de estricta obediencia saint-simoniana es u n o de sus primeros escritos, su Plan de

trabajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad.

Al a ñ o siguiente de su separación de Saint-Simon, C o m t e se casó . P o c o después comenzabaa e laborar y a dar su Curso de filosofía positiva, pero no p u d o cont inuar lo a causa de ciertos de-sórdenes nerviosos que ya no le abandonar í an . Hacia 1829 recuperó la calma y reemprendió sut raba jo , el cual comenzó a publicarse, en diversos volúmenes, a part i r de 1830. P o c o después con-siguió ent rar como profesor auxiliar en el Poli técnico, donde enseñó análisis matemát ico y mecá-nica racional . Publ icó también algún t raba jo de geometr ía; y, en 1844, su Discurso sobre el espíri-

tu positivo.

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el padre de la Sociología moderna, no solamente porque forjó el término So-ciología sino, sobre todo, porque es el primero en concebir la posibilidad y la necesidad de una ciencia social constituyéndose sobre hechos sociales espe-cíficos e irreductibles a otros fenómenos. En efecto, sí en su concepción, aun-que no en su realización, Saint-Simon había anunciado una filosofía positivay una política positiva antes de Augusto Comte, sin embargo, la ciencia socialque Saint-Simon entrevé permanece tributaria sea de la Psicología, tal comola concibe Cabanis, sea de la Economía Política, tal y como lo propone JuanBautista Say. Sólo Augusto Comte busca las condiciones de la autonomía deuna nueva ciencia social21. Y es tal la preocupación por la de su sistema depensamiento que a partir de los caurenta años tomó la decisión de no leer nadaque pudiera perturbar sus propias ideas.

En Comte nos encontramos con una mente metódica y científica, que yaen sus inicios intelectuales —a los 22 años siendo, todavía, discípulo de Saint-Simon— elaboró un plan minucioso para la construcción de las nuevas cien-cias que denominó Plan de las operaciones científicas necesarias para la reor-ganización de la sociedad, donde utiliza por primera vez el término positivis-mo. Precisamente la publicación dos años más tarde, en 1824, en Le Produc-teur, órgano oficial del saint-simonismo, de este opúsculo dio lugar —pareceser— a la ruptura con el maestro, que se atribuyó su paternidad como terceraparte del Catecismo político de los industriales. Si algo no se puede reprochara Comte es falta de coherencia. Como indica Aron: «El pensamiento saint-simoniano, no constituye un conjunto sintético comparable al pensamiento com-tista. Aun suponiendo que la mayoría de los temas del positivismo ya se mani-fiestan en la obra del conde de Saint-Simon, eco sonoro del espíritu de los tiem-pos, estos temas no aparecen organizados con rigor filosófico sino por obradel genio extraño del politécnico que tuvo inicialmente la ambición de abarcarla totalidad del saber de su época, y que muy pronto se encerró voluntaria-mente en la construcción intelectual que él mismo había levantado»11. Porello, ha podido afirmarse recientemente que «su estilo de sociología y su mo-delo de sociedad si no único, como él y otros intentaron, permanece como unade las alternativas teóricas más importantes de la sociología hasta nuestros días.Podemos aceptar, incluso, que Comte no sea el padre o el fundador de la so-ciología, pero no cabe duda de que es el primero que sistematiza un modo de

P o r aquel entonces conoció a Cloti lde de Vaux, que morir ía a ñ o y medio más ta rde , en 1846,y con quien m a n t u v o una intensa relación. Según C o m t e , fue ella quien le dio fuerzas pa ra iniciary acabar la segunda par te de su ob ra , y la que le hizo ver la impor tancia social de los sentimientos,por encima de la inteligencia y de la act ividad. Estos nuevos elementos de las concepciones com-tianas se hacen evidentes en el Sistema de política positiva, compues to entre 1851 y 18S4. Mientraslo escribía comenzaron a manifestarse las tendencias místico-sociales que le llevarían a la funda-ción de un cul to o religión de la human idad en sus úl t imos años . También con respecto a la reli-gión comt iana , que él l lamaba positivista, pueden establecerse paralelos con Saint-Simon, postu-mo creador de u n a secta efímera pe ro impor tan te en la difusión de sus ideas.

Las teorías de C o m t e han sufrido sin duda a causa de las actividades semirreligiosas de su au tor ,que han re t rasado u n a evaluación ecuánime de su contr ibución a las ciencias sociales. A causade ellas, C o m t e mismo vivió oscuramente , ayudándose con clases en instituciones de las que másta rde sería excluido. Las dio entonces pr ivadas a grupos de discípulos fieles. Mur ió en Par ís en1857.

2 1 Cfr. Augus te Comte , La Science Sociale, Par í s , Gal l imard , 1972, p. 7. Se corresponde conla introducción, Auguste Comte et la science sociale, escrita con acierto por Angele Kremer-Marietti .

2 2 Raymond A r o n , Las etapas del pensamiento sociológico, op. cit., vol . I, p. 20.

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hacer sociología que contará con una pléyade histórica de seguidores y epígo-nos —los sociólogos del orden— que llegará a su cumbre en el apogeo del fun-cionalismo norteamericano a mediados del siglo xx» 2 3 .

Puede hablarse de tres etapas bien definidas en la evolución del pensamientode Comte. Cada una de ellas está perfectamente delimitada con unos sucesosbiográficos e intelectuales. Incluso podría afirmarse que están claramente va-ticinados en los mismos trabajos de Comte2 4.

La primera, entre 1820 y 1826, es la etapa de los Opúsculos de Filosofía Social, se corresponde en buena parte con la aceptación del magisterio de Saint-Simon. Son escritos diversos, donde podemos encontrar embrionariamente todoel pensamiento comtiano diluido en interpretaciones sobre la época que le hatocado vivir. «Los Opúsculos son la descripción y la interpretación del mo-mento histórico que la sociedad europea atraviesa a comienzos del sigloxix» 2 5 . Estamos ante una visión reformadora de la sociedad pero alejada delos planteamientos doctrinarios del mismo Saint-Simon o de Marx, al igual quede los de Montesquieu o Tocqueville. Comte —siguiendo a Saint-Simon, es-tricta y exclusivamente en esto— es uno de los primeros pensadores de la «so-ciedad industrial», que define intentando mantenerse alejado de la polémicaentre liberales y socialistas. Su preocupación es el nacimiento de un nuevo tipode organización social basado en la producción y racionalización deltrabajo2 6.

«En la segunda etapa, la del Curso de Filosofía positiva, las ideas funda-mentales no han cambiado, pero se amplía la perspectiva»27. La visión de larealidad europea se ensancha aquí, intentando abarcar la humanidad entera,aunque sin perder la base ya puesta en la etapa anterior. Los temas no sonnuevos, pero hay un tratamiento más profundo. Las dos primeras leccionesde este curso se corresponden con dos de las aportaciones básicas de su pensa-miento: la ley de los tres estadios y la clasificación de las ciencias. Dura esta

2 3 Marsal , op. cit., p . 55.2 4 Augus to Comte , Primeros ensayos, México, F . C . Económica , 1977, p p . 112 y 113. Se co-

rresponde plenamente con los Opúsculos de filosofía social. La siguiente cita es muy reveladora:«Profundamente convencido de que , cuando este estudio sea emprendido , mi plan, a d o p t a d o o rechazado, conducirá necesariamente a la formación del plan definitivo, no t emo convocar a to -dos los sabios europeos en nombre de la sociedad, amenazada de una larga y terrible agonía , dela que sólo puede salvarse por su intervención, pa ra que emitan pública y l ibremente la opiniónque les merece el cuadro general de t rabajos orgánicos que expongo a su consideración.

»Este p rograma se compone de tres series de t rabajos .»La primera tiene por objeto la formación del sistema de observaciones históricas sobre la marcha

general del espíritu h u m a n o , dest inado a ser la base positiva de la política, en forma tal que lehaga perder por completo el carácter teológico y el carácter metafísico y le impr ima el caráctercientífico.

»La segunda t iende a fundar el sistema completo de educación positiva que es conveniente pa-ra la sociedad regenerada, consti tuyéndose para actuar sobre la naturaleza; o, en otros términos,se p ropone perfeccionar esta acción mientras dependa de las facultades del agente.

»Po r ú l t imo, la tercera consiste en la exposición general de la acción colectiva que , en el es tadopresente de todos sus conocimientos, pueden ejercer los hombres civilizados sobre la naturalezapara reformarla a su favor, dirigiendo todas sus fuerzas hacia este fin y no considerando las com-binaciones sociales más que como medios de a lcanzar lo».

2 5 Raymond A r o n , op. cit., p . 90.2 6 Cazeneuve y Victoroff, ed . , La sociología, Bilbao, Mensajero, 1975, p. 56.2 7 Raymond A r o n , op. cit., vol . I, p. 9. Cfr. Augusto Comte, Curso de Filosofía Positiva,

Buenos Aires, Aguilar , 1973, que es recogido en sus ideas fundamentales en Discurso sobre el es-

píritu positivo, Madr id , Alianza, 1980, publ icado en 1844.

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etapa hasta 1842, con gran importancia en su actividad de las clases que dabaen su propia vivienda a un grupo pequeño de seguidores tales como Fouriery Blainville, que se ven interrumpidas por frecuentes crisis nerviosas; tambiénen el Politécnico da clases de Matemáticas y Física. El Curso de Filosofía posi-tiva, que más bien, como señala el mismo Comte, debería haberse llamado Sis-tema de Filosofía positiva, terminó de publicarse en 1842; y, nos indica en elprólogo, que entiende por filosofía el sistema general de conocimientos huma-nos, y por positiva la manera general de filosofar que consiste en limitarse a coordinar los hechos observados28. Es en el Curso de Filosofía positiva don-de aparece la ciencia nueva, la Sociología, con su carácter positivo, como lasdemás ciencias, su objeto es la historia de la especie humana.

La tercera etapa, está biográficamente definida por la crisis personal sufri-da a raíz de la separación definitiva de su esposa Carolina Massi y de su pasiónidílica por Matilde de Vaux (1844), a quien diviniza y transforma en símbolode la nueva humanidad después de su muerte (1846). La obra definitiva de estaetapa es Sistema de política positiva, instituyendo la religión de la humanidad, en que hay un cambio de estilo y de lenguaje respecto al Curso de Filosofía positiva, es como una vuelta a la inspiración religiosa saint-simoniana, preten-diendo poner en la religión, reducida a la fraternidad social, el motor senti-mental de sus proyectos políticos. La fundación de la Religión de la Humani-dad en 1847, en la que elimina irremediablemente de su doctrina la concepciónde Dios, y la fundación de la sociedad positivista, en 1848, para la edificaciónde la religión positivista, supone el abandono por parte de muchos discípulosy el inicio de una etapa de delirios de grandeza que le acompañarían hasta sumuerte en 1857 en París, a la edad de sesenta años2 9. De todos modos, la faltade coherencia de esta tercera etapa de la vida de Comte no es absoluta. Enefecto, como señala Aron, puede afirmarse que el Sistema de política positiva corresponde a una tendencia del pensamiento comtista que ya es visible en laprimera y sobre todo en la segunda etapa3 0.

Vemos, pues, tres etapas perfectamente establecidas en el pensamiento delfundador de la Sociología, la continuidad de las dos primeras está fuera dedudas, la tercera, considerada con frecuencia como disparatada, podría ser undesarrollo, quizás patológico, de algo implícito en las anteriores. En cualquiercaso, el mismo Comte nos avisó de la necesidad de conservar una unidad deinterpretación de su obra en el prólogo a la edición de los Opúsculos, al finalde su última etapa: «Cuando no se ha entendido la necesaria relación entrela base filosófica y la construcción religiosa, las dos partes de mi carrera pare-cen proceder según direcciones diferentes. Por tanto, conviene señalar de ma-nera especial que la segunda se limita a realizar el fin que le prepara la prime-ra. Este apéndice debe inspirar espontáneamente tal convicción, pues demues-tra que desde el principio yo intentaba fundar el nuevo poder espiritual quehoy instituyo. El conjunto de mis primeros ensayos me llevó a reconocer queesta operación social exigía primero un trabajo intelectual sin el que se hacía

2 8 J. J. Sanguinet i , Augusto Comte: Curso de Filosofía positiva, Madr id , Emesa , 1977, p.11.

2 9

Ibidem, p. 29 . Cfr. Augus to C o m t e , Système de politique positive, ou Traité de sociolo-

gie, Instituant la Religion de L'Humanité (Par is , Librairie Scientifique-industriele, 1890), de estaedición mane jada se ha rán las citas que cor respondan .

3 0 Cfr . R a y m o n d A r o n , op. cit., vol. I , p . 96.

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imposible establecer con solidez la doctrina destinada a llevar a cabo la revolu-ción de Occidente. He aquí el por qué consagré la primera mitad de mi carreraa construir, de acuerdo con los resultados científicos, una filosofía verdadera-mente positiva, única base posible de la religión universal. Pero cuando estefundamente teórico estuvo suficientemente asentado, tuve que dedicar todo elresto de mi existencia al fin social que en un principio yo había supuesto acce-sible de modo inmediato»31.

3. EL POSITIVISMO COMO CRITERIO

Por su formación y trayectoria intelectual queda claro el deseo de Comtede fundar una ciencia positiva para el estudio de la sociedad. Las dos palabrasclaves de la doctrina comtiana serían «positivismo» y «sociedad», formandouna amalgama, donde puestos a intensificar alguno de los componentes nosquedaríamos con el de «positivismo», título que gustaba utilizar Comte parasu doctrina. Ferrarotti destaca como aportación comtiana a la teoría socioló-gica: «a) La fundamental interconexión de los fenómenos sociales, los cualesserán estudiados como un conjunto de realidad correlativa que está en la basede la estructura de la explicación sociológica, b) El criterio positivista comopresupuesto fundamental de la investigación empírica, guiada por la teoría,pero en definitiva ligada, como a test supremo de verdad, a los datos objetivosdestacados a la luz de la indagación»32.

Las raíces positivistas del pensamiento de Comte parecen inspirarse en Hu-me. Incluso llega a afirmarlo en su Catecismo positivista: «Hume es mi princi-pal precursor en filosofía». De todas maneras, hay motivos para pensar quela inspiración inmediata le vino a través de Saint-Simon, en cuyos escritos—ya hemos visto— aparece clara la impronta positivista, como correspondeademás a su formación con D'Alembert y en el ambiente de los filósofos dela historia como Montesquieu, Turgot y Condorcet. En cualquier caso, no pue-de hallarse en Comte una dependencia del positivismo alemán, parece que nues-tro autor no conoció en profundidad a Kant, a Hegel ni tampoco a Marx. Conlos alemanes puede haber una coincidencia ambiental en el racionalismo dela época33.

Nos ha indicado Zubiri con precisión que «el saber positivo es un saberque corresponde a un principio fundamental: nada tiene sentido real e inteligi-ble si no es la enunciación de un hecho o no se reduce en última instancia alenunciado de un hecho». Y, después de pasar revista a los seis sentidos conque el vocablo positivo aparece en la obra de Comte —lo real, lo útil, lo cier-to, lo preciso, lo que se opone a lo negativo y lo que es constatable—, ve queel último sentido puede servir de compendio a los anteriores. «Es positivo loque es constatable por oposición a aquello que es inconstatable. La oposicióntiene aquí el sentido que ya conocemos: lo inconstatable es lo absoluto. Frentea lo absoluto lo positivo, como constatable que es, es relativo... Nada es posi-tivo según los cinco caracteres anteriores, sino en la medida que esconstatable»34.

3 1 Augus to C o mp t e , Primeros ensayos, op. cit., p p . 1 y 2.3 2 Ferrarot t i , op. cit., p. 277.33 Cfr. Sanguineti , A. Compte: Curso de ¡a filosofía positiva, op. cit., p p . 16 y 17.3 4 Xavier Zubir i , Cinco lecciones de filosofía, Madr id , Alianza, 1980, p. 135.

42 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

Para Comte la naturaleza humana, la humanidad, la sociedad, deben serestudiados de acuerdo con los métodos de la ciencia, que nos darán siempreuna posibilidad de contraste. Este es el paso fundamental del fundador de laSociología. Con Augusto Comte se señala el momento preciso en el que la fi-losofía del «cogito» de Descartes toma el rumbo de las ciencias, ahora cienciaspositivas, que asumen la supremacía cultural tan característica de buena partede la civilización moderna. En este sentido Taine se da cuenta de que Comtehabla de la ciencia no como una diversión retórica, sino con conocimiento decausa. «Por vez primera —escribe— un hombre ha examinado qué es la cien-cia, no en general, como han hecho otros filósofos, sino teniendo en cuentalas ciencias efectivas y existentes: la astronomía, la mecánica, la geometría,la óptica. Por esta razón llega a decir no aquello que la ciencia podría o debe-ría ser, sino aquello que ella es en los hechos, en qué condiciones surge, cuálesson las hipótesis que realiza, de qué precedentes vive, qué líneas de desarrollosigue, qué rigor exige, qué certezas comporta»35. Estamos ante el iniciador dela Sociología científica —nos dirá Salustiano del Campo—, por encontrarnos ante «la empresa de conocer, predecir y controlar la naturaleza, que es el obje-tivo de la ciencia natural tal y como ésta se configura en el siglo X V I H ; se tratade cumplir igualmente en relación con el hombre, en una larga serie de esfuer-zos que se inician en el siglo X V I H y cuajan definitivamente en la obra de Augus-to Comte. Definitivamente, sin embargo, no debe entenderse en el sentido deque la Sociología hoy siga siendo lo que su fundador quería que fuese. Sóloque los problemas que él planteó aún tienen vigencia, por lo menos como talesproblemas. También que su labor es una muestra palpable de algo que no siem-p r e s e r e c u e r d a : q u e la Sociología es e x p o n e n t e de un m o v i m i e n t o científicoy no literario o especulativo. Esta es su impronta y su divisa»36.

El positivismo significó que los hombres intentaron apoyarse para conocerla sociedad en la certeza de la ciencia, para conseguir así una concepción másreal del mundo. Al fallar el segundo paso —la religión de la humanidad, elcomtismo como movimiento social práctico— hay una tendencia a quedarseen el aspecto metodológico. En este sentido se ha hecho la crítica a la «Socio-logía académica», en su herencia positivista, que surge del fracaso político.En lo positivo se ha tendido a ver tanto el conocimiento certificado por la cien-cia, como lo opuesto a lo negativo, a la crítica. Estos son los caminos intelec-tuales, un tanto partidistas y radicales, que han ido atribuyendo un cierto am-biente de tono claramente conservador a nuestra disciplina, que va —insinúan—implícito en su fundador. Y en el mismo sentido, «la Sociología deviene cien-cia oficial y el positivismo se define como nueva mentalidad académica decisi-vamente separada de esta otra línea de desarrollo intelectual que es la dialécti-ca revolucionaria»37. Aunque la fácil adjudicación del adjetivo «conservador»a Comte o posteriormente a Spencer, como se ha hecho con facilidad, suponeuna notable falta de perspectiva histórica. En la actualidad, siguiendo a Nis-bet, «cabría designar a Comte como radical si atendemos a su Sistema de poli-tica positiva, con su plan de ordenación total de la sociedad occidental; maspara muchos hombres de su siglo, y en primer término para John Stuart Mili,

3 5 H. Taine en Journal des Debáis, Par í s , 6 de jul io de 1864. Cfr. Ferrarot t i , op. cit., p. 16.3 6 Salustiano del C a m p o , La sociología científica moderna, Madrid , Insti tuto de Estudios P o -

líticos, 1969, p. 7.3 7 Car los Moya , op. cit., p . 44.

L O S I N I C I A D O R E S D E L A S O C I O L O G I A 43

las mesuradas loas de aquél que cantara a la ciencia, la industria y el positivis-mo lo colocan entre los liberales; y es indudable la tendencia profundamenteconservadora de los verdaderos conceptos de la nueva ciencia»38. Vemos,pues, la dificultad de clasificación ideológica del pensamiento comtiano.

Se establece también, en los mismos comienzos, el problema de la conside-ración de los valores del investigador, tan propio de nuestra disciplina. Puesa la vez que se trata de establecer las leyes del orden o regularidad de dos acon-tecimientos, con base en una ciencia general de la vida humana, las ideas con-tinúan apuntando a unos objetivos liberadores de la humanidad mediante laciencia. «Aparte de su visión de la Sociología como ciencia suprema (junto conla moral), o ciencia de las ciencias —concepción que ha sido abandonada porlos sociólogos posteriores—, Comte selaña a la Sociología una misión ética dejusticia y liberación de la humanidad. Todavía hoy es objeto de discusión lacuestión de si la ciencia social debe ser totalmente neutral (o si puede serlo)o bien si debe ponerse al servicio de la mejoría de nuestra vida colectiva. Se-gún Comte, la misión de la Sociología es indiscutible: es un conocimiento ob-jetivo de la sociedad, cuya metodología es histórica, y que se justifica moral-mente por estar en línea con el progreso moral y físico de la humanidad, y no por irle en zaga, sino por ser su adelantado»39.

En su núcleo interno el positivismo, como doctrina epistemológica, evitaplantearse la cuestión de la naturaleza última de las cosas, limitando su interésa aquellos datos que pueden manejarse en el orden material. Esta situaciónes afirmada por Comte al señalar cómo, después de pasar por un estado teoló-gico y por otro metafísico, se llega al estado positivo en el que, en su opinión:«el espíritu humano, al reconocer la imposibilidad de obtener nociones abso-lutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las cau-sas íntimas de los fenómenos para limitarse sólo a descubrir, mediante el usobien combinado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas, esdecir, sus relaciones invariables de sucesión y de similitud. La explicación delos hechos, reducida así a sus términos reales, no es ya más que la ligazón esta-blecida entre los diversos fenómenos particulares y algunos hechos generalescuyo número disminuye cada vez más a causa del progreso de la ciencia»40.

El positivismo, al igual que los actuales desarrollos neopositivistas, se trans-forma, por tanto, en una actitud, que se aplica en primer lugar al mundo delos fenómenos físicos, concretándose en la aplicación exhaustiva de las mate-máticas y en planteamientos técnicos. En relación a las cosas de los hombreshay una tendencia a reducir los hechos a simples fenómenos de conciencia y voluntad y, por tanto, al relativismo... Como afirma crítica y acertadamenteSanguineti:

La esencia de la act i tud positivista consiste entonces, a parte aversionis, en el ab a ndo -no del conocimiento metafísico en la investigación científica, conseguido mediante cal-culadas restricciones intelectuales; y a parte conversionis supone el proyecto de alcan-zar el dominio y perfecto control de los hechos, de m o d o que la razón llegue a ser com-pletamente dueña del ser y el ob ra r de todas las cosas. La voluntad de poder consti tu-

3 8 Robert Nisbet, La formación del pensamiento sociológico, Buenos Aires, Amor ro r tu , 1977,vol. I, p . 3 1 .

3 9 Giner , op. cit., p. 533. Cfr. Mar t indale , Teoría sociológica, op. cit., p. 49 .4 0 Augus to Comte , Cours de Philosophie Positive, Par i s , 1908. Cfr. Giner , op. cit., p. 531.

44 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

ye, sin d u d a , el finis operis de la construcción positivista, el secreto que hace inteligi-

bles sus sistemáticas elaboraciones, el movente ín t imo que había conducido a aquella

inicial omisión de ente .

Po r o t ra par te , ya hemos no t ado que en la evolución interna del posit ivismo se su-

ceden dos fases fundamentales: una pr imera es la acti tud que podr í amos l lamar del

positivismo p u ro , que pretende atenerse sólo a los hechos: es el momen to que sirve prin-

cipalmente para desembarazarse de las nociones metafísicas que no interesan, acudien-

do también a los clásicos a rgumentos escépticos o a falsas razones de prudencia; un

segundo m o m e n t o consiste en el recurso a las teorías de conjun to , que la observación

no ofrece pero que sirven para racionalizar la experiencias parciales. Y así el positivis-

mo tiende por naturaleza a alejarse progresivamente de su pr imera e inocente asepsia,

para ir poco a poco const ruyendo como una nueva metafísica de la real idad. Esta últi-

ma etapa supone ya la plena afirmación del cogi to, en pa labras de Descartes, c o m o

«maes t ro y posesor del universo.

El posit ivismo, especulat ivamente, se desmiente a sí mi smo , porque de hecho sus

defensores utilizan siempre un residuo de conocimientos metafísicos, aunque ya con

evidentes deformaciones . T o d o científico t rabaja s iempre, c o m o científico, ut i l izando

alguna metafísica. Además , el positivismo se desautoriza también porque con su méto-

do persigue resultados prácticos en orden a algunos fines, y la suposición de estos fines

no puede nunca fundarse lógicamente en el mé todo positivo, sino en cierto m o d o me-

tafísico de discurrir , que contradice y destruye de raíz la pretensión positivista. A esta

doctr ina , sin embargo , no le preocupan las contradicciones especulativas, toda vez que

constituye una filosofía de la praxis, una afirmación de poder del hombre sobre el mundo ,

y que coincide en este p u n t o con la esencia de la filosofía m o d e r n a » 4 1 .

En estas apreciaciones no será difícil encontrar un eco de las severas postu-ras de Wright Mills ante «el empirismo abstracto»42.

4. POSITIVISMO Y SOCIEDAD

Con un sentido moderno, podría afirmarse que el positivismo se asientasobre una crítica a la religión y a la metafísica. No se ha quedado en conside-rar que la gran concepción de la humanidad elimina irrevocablemente la ideade Dios. Para Comte, «incluso en el aspecto intelectual, el ateísmo no consti-tuye más que una emancipación muy insuficiente, pues tiende a prolongar in-definidamente el estado metafísico»43. De todas maneras «el ateísmo es la pri-mera condición del universo comtiano científicamente fundado y socialmentesistematizado: es la condición universal de esta suprema afirmación del hom-bre en la ciencia reducida a praxis material y formal»44. Las preguntas quequedan sin contestar son: si es posible añadir o quitar a Dios en cualquier or-den del saber como elemento adyacente; y si, al prescindir de una aceptacióncrítica de los fundamentos del ser, no se está cayendo en algunas desviacionesmetafísicas no reflexionadas.

De todo lo dicho sobre el positivismo y sobre su fundador, no cabe deducirun materialismo en su pensamiento. Es más, para Comte, es el orden espiri-tual el que debe guiar la ciencia en último término. «Es, sobre todo —afirma—,al orden espiritual al que corresponde la observación emanada del orden ma-

4 1 Sanguineti , op. cit., p p . 244 y 245.4 2 Wright Mills, La imaginación sociológica, op. cit., pp . 68-92.4 3 Augus to C o m t e , Systeme de politique positive, op. cit., pp . 46 y 47.4 4 Sanguineti , op. cit., p . 249.

LOS I N I C I A D O R E S D E L A S O C I O L O G I A 45

íerial sobre la estabilidad de cualquier construcción aislada. Bien que la sínte-sis absoluta no haya jamás abrazado la existencia práctica, o bien que resultesiempre poco satisfactoria para la inteligencia, su adhesión hacia el sentimien-to la hace prevalecer hasta tanto que la impulsión activa y especulativa no lesea directamente contraría. Pero la unidad relativa no sabría surgir sin ser com-pleta porque la positividad no penetra sino en última instancia en el único do-minio susceptible de ligar y regular todos los otros»4 5. Y en este contexto escomprensible el comentario de Ferrarotti: «es difícil resistir a la impresión quecon Comte nos encontramos de frente al anti-Marx. Allá la idea, y aquí lasbases materiales de la vida, las relaciones de producción. En Comte, la clari-dad y la reorganización de las ideas aparecen como los "factores dominantes"y en Marx es la estructura económica de la sociedad, la fuerza que determinael tipo y la forma de las relaciones sociales»46. Estamos ante unas especula-ciones —las de Comte— donde el esplritualismo, al margen de Dios, acabarácentrándose en un culto a la humanidad.

Junto a las ideas positivistas expuestas se da en Comte una concepción pri-mogenia de la sociedad, pues viene a considerar que el individuo aislado esuna abstracción inexistente y, por tanto, que el único objeto de investigacióncientífica es la humanidad, que deberá estudiarse fundamentalmente medianteun análisis histórico. El Gran Ser, la Humanidad, considerada en su totalidad,será para Comte el objeto de estudio de la ciencia en último término. En estesentido —afirma Zubiri—, estamos ante un sociólogo y ante un enfoque so-ciológico de los problemas, «porque el individuo, nos dice Comte, en contrade lo que pensó Rousseau, es un abstracto. Lo único concreto es la sociedad,a pesar de que el vocablo sociedad sea, morfológicamente, un abstracto»47.

En Comte, lo social adquiere la categoría suprema, concreción de todaslas demás. Todo está envuelto en una inmensa solidaridad social, donde el no-sotros no es un grupo ni una clase, ni una época, sino pura y simplemente laHumanidad, el Gran Ser, la versión positiva de lo que fue Dios para la Teolo-gía y aun para la metafísica. Para Comte el orden social y la misma sociabili-dad son algo espontáneo y natural, no el resultado de un acuerdo. De esta ma-nera, Comte enlaza con Aristóteles y su visión del hombre como «zoon politi-cón». El estado de sociedad es el natural, no tienen sentido las tesis individua-listas. Y como consecuencia de todo ello: El individuo es una abstracción, sólola humanidad es real; la naturaleza humana es inmutable a lo largo de la histo-ria, y la familia es la célula básica de la sociedad48.

La derivación de la sociabilidad del positivismo es clara para Comte, comonos ha dicho en El discurso sobre el espíritu positivo: «El espíritu positivo,por el contrario, es directamente social, en cuanto es posible, y sin ningún es-fuerzo, como consecuencia de su misma realidad característica. Para él, el hom-bre propiamente dicho no existe, no puede existir más que la Humanidad, puestoque todo nuestro desarrollo se debe a la sociedad, desde cualquier punto devista que se le mire. Si la idea de sociedad parece todavía una abstracción denuestra inteligencia, es, sobre todo, en virtud del antiguo régimen filosófico;

4 5 Augusto Comte , Système de politique positive, op. cit., voi. IV, p. 530.4 6 Ferrarot t i , op. cit., p . 13.4 7 Xavier Zubir i , Cinco lecciones de filosofía, op. cit., p. 119.4 8 Cfr. Luis González Seara, La sociología, aventura dialéctica, op. cit., p p . 27 y 28. Tam-

bién Zubir i , op. cit., p p . 155 y 156.

46 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

pues, a decir verdad, es la idea de individuo a quien pertenece tal carácter, almenos en nuestra especie. El conjunto de la nueva filosofía tenderá siemprea hacer resaltar, tanto en la vida activa como en la vida especulativa, el víncu-lo de cada uno con todos, en una multitud de aspectos diversos, de maneraque se haga involuntariamente familiar el sentimiento íntimo de la solidaridadsocial, extendida convenientemente a todos los tiempos y a todos loslugares»49.

En cualquier caso, ya tenemos los dos ingredientes básicos para el nacimientode la Sociología como disciplina: positivismo y humanidad, ciencia y socie-dad. En este sentido, es certero aseverar que «Comte colocó los cimientos dela Sociología, al convencer a muchas inteligencias de que la historia de la civi-lización se encuentra sometida a leyes generales o, en otras palabras, que esposible una ciencia de la sociedad. Esta idea era aún una novedad en Inglate-rra cuando apareció en 1843 el System of Logic de Mili»50. Esta es 1^ granaportación comtiana por encima de la crítica que hagamos a sus teorías.

5. LA EVOLUCIÓN INTELECTUAL DE LA HUMANIDAD

La idea del progreso puede considerarse el caballo de batalla del positivis-mo comtiano. Con su visión sistemática de la historia, que vamos a recordarsomeramente, Augusto Comte hizo más que ninguno de los pensadores prece-dentes para situar la idea del progreso como una luminaria que no pudiese ocul-tarse a la mirada de los hombres. Las brillantes sugerencias de Saint-Simon,los escritos de Bazard y de Enfantin, las vaguedades de Fourier pueden serarrumbadas como especulaciones más curiosas que serias, pero el sistema im-ponente elaborado por el genio especulativo de Comte —su esquema orgánicodel saber humano, su elaborado análisis de la historia, su nueva ciencia: laSociología— fue un gran hecho que el pensamiento europeo tuvo que teneren cuenta. El alma de este sistema era el Progreso y el problema más impor-tante que trató de resolver fue la determinación de sus leyes51. En este tema,como en tantos otros, ya hemos visto que Comte es deudor de Saint-Simon,que siguió a su vez a Condorcet, que en definitiva explicitaba una tradicióncomún a los iluministas. Pero es Comte el que esculpe en pensamiento, en suversión más común, el camino definitivo, aunque haya que destacar otros plan-teamientos similares en sus consecuencias, como es el caso de Hegel52.

Con la ley de los tres estados o estadios y con su consecuente jerarquía delas ciencias llega a su cima el pensamiento comtiano y su capacidad divulgado-

4 9 Augus to C o m t e , Discurso sobre el espíritu positivo, op. cit., p p . 94 y 95 .5 0 J. Bury, La idea de progreso, op. cit., p. 276.5 1

Ibídem, p . 261 .5 2 Cfr. Sanguinet i , op. cit., p. 25; y E. Gilson, La unidad de la experiencia filosófica, Ma-

drid, Rialp, 1960, p p . 322 y 323. También , J. A. Riestra, Condorcet: Esbozo de un cuadro históri-

co de los progresos del espíritu humano, Madr id , Emasa , 1978, donde nos señala a Condorce tcomo p r o h o m b r e de la Ilustración francesa y estudioso de muchos problemas que «conservan hoydía su vigencia y su a t ract ivo: el ideal científico, la fe en la inteligencia h u m a n a , la impor tanciade la economía en la vida de ios pueblos , la educación generalizada, los derechos del hombre y la defensa de la democrac ia» . En el prólogo a esta úl t ima obra se plantea un tema interesante,todavía por aclarar definit ivamente, c o m o es la influencia de los masones en la I lustración, puesmasones fueron Diderot , D 'Alember t , Helvetius, Voltaire, Turgo t . . . , así c o m o Condorce t .

LOS I N I C I A D O R E S DE LA S O C I O L O G I A 47

ra. Dedica Comte a los dos temas las lecciones primera y segunda del Curso de Filosofía positiva, que se corresponden con sus ideas más conocidas: «La"Ley de los tres estadios" es conocida por muchas personas que no han leídosiquiera una línea de sus escritos. Que los hombres habían tratado, en primerlugar, de explicar los fenómenos naturales recurriendo a imaginarias divinida-des, luego mediante abstracciones y, finalmente, llegando a comprender quesólo podrían ser captados a través de métodos científicos como la observacióny la experimentación, era una generalización que ya había sido realizada porTurgot. Comte la adoptó como una ley psicológica fundamental que ha domi-nado todos los terrenos de la actividad espiritual y que explica toda la historiadel desarrollo humano. Cada una de nuestras principales concepciones, cadarama del saber pasa sucesivamente por esos tres estadios que Comte denominateológico, metafísico y positivo o científico. En el primero, la mente inventa;en el segundo abstrae; en el tercero se somete a los hechos positivos»53. Y cualquier especulación, sin importar la rama del saber, deberá pasar de modoinevitable por cada uno de los tres estadios de forma sucesiva, lo mismo el in-dividuo que la Humanidad.

La valoración por el mismo Comte del descubrimiento de estas etapas deevolución intelectual de la humanidad es clara. Nos habla en sus grandes obrasde «ley fundamental», «punto de vista culminante y definitivo», «importantegeneralización», «doctrina fundamental»... Para describirlas del modo más sen-cillo posible vamos a utilizar sus propias palabras, empleadas en diferentes mo-mentos en varias de sus obras 5 4, que completaremos con breves comentarios.«Según esta doctrina fundamental, todas nuestras especulaciones, cualesquie-ra, están sujetas inevitablemente, sea en el individuo, sea en la especie, a pasarsucesivamente por tres estados teóricos distintos, que las denominaciones ha-bituales de teológico, metafísico y positivo podrán calificar aquí suficientemente,para aquellos, al menos, que hayan comprendido bien su verdadero sentidogeneral. Aunque, desde luego, indispensable en todos aspectos, el primer esta-do debe considerarse siempre, desde ahora, como provisional y preparatorio;el segundo que no constituye en realidad más que una modificación disolventede aquél, no supone nunca más que un simple destino transitorio a fin de con-ducir gradualmente al tercero; en éste, el único plenamente normal, es en elque consiste, en todos los géneros, el régimen definitivo de la razón hu-mana» 5 5. Veamos pues, separadamente, cada uno de estos estados:

1. Estado teológico o ficticio

Es el primero, en él —nos indica Comte— «las ideas sobrenaturales sirvenpara ligar el pequeño número de observaciones aisladas de que entonces se com-pone la ciencia. En otros términos, los hechos observados son explicados, es

5 3 J . Bury, op. cit., p. 262 y 263. A u n q u e me parece más adecuada la palabra «estadios» pa-ra traducir al castellano la idea de Comte , empleamos también «estados» porque se ha ido impo-niendo en la l i teratura sociológica hispana.

5 4 El texto base utilizado ha sido el de la Exposición General que precede a los Opúsculos enel l ibro de Comte Primeros ensayos, op. cit., p p . 107 y 108. También utilizamos para los comenta-rios el primer capítulo del Discurso sobre el espíritu positivo, op. cit., p p . 18-34.

5 5 Augusto Comte , Discurso sobre el espíritu positivo, op. cit., p. 17.

48 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

decir, vistos a prior i, según hechos inventados. Este estado es necesariamenteel de toda ciencia en mantillas. Por imperfecto que sea, es el único modo deunión posible en esta época. Por consiguiente, porporciona el único instrumentopor medio del cual se puede razonar sobre los hechos sosteniendo la actividaddel espíritu que tiene necesidad, por encima de todo, de un punto de reunióncualquiera. En una palabra, nos es indispensable para poder ir más lejos».

En su marcha natural nos encontramos tres formas principales sucesivas:a) de adoración de los astros, que difiere apenas del estado mental en que sedetienen los animales superiores; b) de politeísmo, que supone un importantepaso, y c) de monoteísmo, en cierto sentido regresivo. En el estado teológico,nos dice Zubiri, se tiene como objeto acceder a la naturaleza última de las co-sas por sus causas, el método es la imaginación, y la explicación es «el régimende los dioses»56.

2. Estado metafísico o abstracto

«El segundo estado —nos dice también Comte—, tiene por único destinoel servir de medio de transición del primero al tercero. Su carácter es híbrido:liga los hechos según ideas que no son ya en absoluto sobrenaturales por ente-ro. En una palabra, estas ideas son abstracciones personificadas, en las queel espíritu puede ver a su voluntad o el nombre místico de una causa sobrena-tural, o la enunciación abstracta de una simple serie de fenómenos, según estémás cerca del estado teológico o del estado científico. Este estado metafísicosupone que los hechos, c a d a vez más numerosos, han sido a p r o x i m a d o s al mis-mo tiempo de acuerdo con las analogías más extendidas».

En este segundo estado, siempre provisional, los agentes sobrenaturales es-tán constituidos por entidades abstractas, verdaderas fuerzas ocultas o virtu-des de las cosas. Es «el régimen de entidades». Lo denomina Comte metafísi-co por referencia a las explicaciones de la escolástica decadente, por la reduc-ción progresiva de la metafísica de sus contemporáneos a la línea de lo supra-sensible. La explicación es dentro de la naturaleza, renunciando a causas tras-cendentes. El método es todavía más imaginativo que racional57.

3. El Estado positivo o real

«El tercer estado es el modo definitivo de una ciencia cualquiera. Los dosprimeros no estaban destinados más que a prepararlo gradualmente. Los he-chos están ligados de acuerdo con ideas o leyes generales de un orden entera-mente positivo, sugeridos o confirmados por los hechos mismos, y que confrecuencia no son sino simples hechos, lo bastante generales como para con-vertirse en principios. Se procura reducirlas siempre al menor número posible,pero sin instituir ninguna hipótesis que no sea de una naturaleza comprobablealgún día por la observación, y no considerándolas en todos los casos más quecomo un medio de expresión general de los fenómenos».

El carácter principal del estadio positivo es la subordinación de la imagina-

5 6 Cfr . Zubir i , op. cit., p p . 125 y 126.5 7

Ibidem, p . 127.

LOS I N I C I A D O R E S D E L A S O C I O L O G I A 49

ción a la observación, éste es su método. No se trata de averiguar por qué ocu-rren las cosas, sino tan sólo cómo ocurren. No se intenta explicar, sino con-trastar hechos y descubrir regularidades o leyes. Es el «régimen de los hechos».Estamos ante un saber que sirve para prever, que sirve para proveer; dichode otra manera: conocer, en orden a predecir, en orden a controlar; éste esel objetivo que se proponen las ciencias y también la Sociología58.

De acuerdo con la ley comtiana de los tres estados, el espíritu humano de-be pasar por estas tres fases sucesivas. Pero el paso de una etapa a otra nose realiza simultáneamente en todas las líneas de pensamiento, sino que cadaciencia va alcanzando el estado final o positivo en diferente momento. Por es-te motivo, la plena significación de la ley de los tres estados se adquiere conla clasificación de las ciencias; existe una íntima solidaridad entre la concep-ción enciclopédica y la ley fundamental de evolución que sirve de base a la nuevafilosofía general59.

La ordenación de las ciencias cumple el doble fin de indicar la dependenciasucesiva, de manera que cada ciencia descanse en la precedente y prepare lasiguiente, y nos señala también su antigüedad relativa; estamos pues ante unorden de dependencia dogmática y de sucesión histórica, por medio del quealcanza su armonía el conjunto del saber humano.

Así se llega gradualmente —dice C o m t e — , a descubrir la invariable je rarquía , a la

vez histórica y dogmát ica , de igual m o d o científica y lógica, de las seis ciencias funda-

mentales: la matemát ica , la as t ronomía , la física, la química, la biología y la sociolo-

gía, la pr imera de las cuales consti tuye necesariamente el p u n t o de par t ida exclusivo

y la últ ima el único fin esencial de toda la filosofía positiva, considerada desde aho ra

c o m o algo que forma, por su naturaleza, un sistema verdaderamente indivisible, don-

de la descomposición es radicalmente artificial, sin ser, por o t ra par te , de ningún m o -

d o , arbi t rar ía , y que se refiere finalmente a la H u m an i d a d , única concepción plena-

mente u n i v e r s a l 6 0 .

La Sociología aparece en Comte, como culminación de su clasificación, aun-que en su etapa final se referiría a la moral como séptima ciencia. La Sociolo-gía es la ciencia suprema, la ciencia de la Humanidad, que deberá basar susconclusiones en el estudio de la evolución histórica de la sociedad, apropián-dose de los conocimientos de las demás ciencias, en especial de la Biología,que es su precedente. Considera Comte que en la sociedad hay algo perenne,consecuencia de la naturaleza humana, que debe ser estudiado por la estáticasocial, y un elemento cambiante, que deberá estudiar la dinámica en los esta-dos ya indicados.

El conservadurismo que se atribuye a la teoría comtiana proviene tanto dela insistencia en la parte estática de la sociedad como de su visión moderadadel cambio, incompatible con la revolución violenta. Hay, además, una claratendencia organicista, manifestada en algunos símiles usados, y justificada in-cluso teóricamente en la Ley Enciclopédica, al considerar las ciencias por pa-rejas en su desarrollo, de manera que —para Comte— «la Biología y la Socio-logía, sobre todo, continúan casi confundidas en la mayor parte de los pensa-

5 8

Ibídem, p p . 128-133.5 9 Cfr . Augusto Comte , Discurso sobre el espíritu positivo, op. cit., p p . 121-124.6 0

Ibídem, 125.

50 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

dores actuales»61. Por otra parte, las conclusiones en materia religiosa de susobras rayan en la locura, como pudo verse en el abandono por buena partede sus discípulos. La fundación de la religión de la Humanidad por AugustoComte, con su dogma (recogido en un catecismo), su culto al Gran Ser (queincluye 84 días de fiesta distribuidas por todo el año y 9 sacramentos), su mo-ral (altruista, de amor a la Humanidad) y su régimen (con sacerdotes de la Hu-manidad, encabezados por el mismo Comte), supone un montaje delirante62.Todo ello ha hecho un gran daño al tratamiento de las ideas comtianas y haoscurecido en buena parte su aportación fundamental63.

6. SPENCER: POSITIVISMO, LIBERALISMO Y ORGANICISMO

El modelo evolucionista en las ciencias sociales, todavía persistente, nacea mitad del siglo xix, y es fruto de un ambiente intelectual que tiene influen-cia en los diversos aspectos de las ciencias. El culmen de la elaboración teóricay empírica se da en la Biología con la figura de Darwin con su conocido libroOn the origin of species publicado en 1859; su repercusión en las teorías dela sociedad es sobre todo a través de Spencer (1820-1903) y de su prolífica la-bor.

La influencia intelectual de Spencer fue muy grande en su época, en buenaparte por responder a una necesidad de agiornamento científico sentido espe-cialmente en Sociología y en las teorías sociales M, empujadas estas últimas porlas ideas del liberalismo económico. También la biografía atemperada y labo-r i o s a de Spencer, manifestada en el carácter científico de su teoría, colaboróen la propagación de sus ideas. «Su conexión de la sociología con las demásciencias naturales y sociales sin pretender para ella privilegios excesivos —comoComte había hecho—, hizo mucho en pro de su aceptación entre los hombresde ciencia. Al mismo tiempo la sociología llegó a muchos países unida al nom-bre de Spencer»65. En Inglaterra la influencia de Spencer fue grande, comolo demuestra el reconocimiento de su prioridad por el mismo Darwin, pero no

6 1

lbidem, p . 128.6 2 Cfr. Augusto Comte , «Discours prononcé aux funérailles de Blainville», en Systéme depo-

liíique positive, op. cit., p p . 737-746.6 3 Cfr. Stuart Mili, Augusto Comte y el positivismo, Buenos Aires, Aguilar , 1972. También

Sanguineti , op. cit., p p . 95 y siguientes.6 4 Mar sal, op. cit., p . 8 1 .6 5 Giner , op. cit., p. 534. Nos da una breve biografía que comple tamos : Nació en la ciudad

de Derby, en 1820, y mur ió en 1903, de m o d o que su vida abarcó toda la época victoriana deInglaterra, a lgunos de cuyos aspectos más positivos se reflejan con claridad en toda su ob ra . Suspadres eran maes t ros , y pertenecían a una secta liberal ant iconformista , lo cual hizo que Herber tSpencer estudiara de un m o d o asistemático y autodidáct ico . Su espíritu rebelde y su poca saludle hicieron renunciar a la vida estudiantil de Cambr idge , de m o d o que nunca asistió a una univer-sidad. Estudió entonces mecánica y llegó a ser ingeniero jefe de una compañía de ferrocarriles,sin abandona r los intereses humanís t icos y l i terarios, los cuales, más fuertes, le hicieron a b a n d o -nar su puesto —y una prometedora carrera c o m o inventor— para pasar a ser redactor de la revistaThe Economist. Duran te esta época p rodujo su pr imera obra sociológica, Estática social, publica-da en 1850 y comenzada dos años an tes , cuyo t í tulo y contenido no son consecuencia de influjocomt iano directo. Si éste existió, se p rodu jo más ta rde . C u a n d o le fue posible hacerlo, dejó The

Economist y emprendió su labor como científico indepediente. Su t rabajo encerraba t odo lo quepara él tenía sentido en su existencia dedicándole sus esfuerzos de manera in interrumpida y solita-ria hasta el período de enfermedad crónica e incapacidad nerviosa que antecedió a su muerte, acaecidaen 1903.

L OS I N I C I A D O R E S D E L A S O C I O L O G I A 51

llamativa, quizás porque su desenvolvimiento al margen de la vida académicale restó audiencia. Mayor éxito tuvieron sus escritos en Europa continental y sobre todo en América, como lo demuestran la larga lista de honores científi-cos que en los diferentes países le fueron concedidos66, a los que renunció ensu mayoría, y la temprana proliferación de sus traducciones a casi todos losidiomas europeos, sin faltar algunos asiáticos67. En España, por ejemplo, laInstitución Libre de Enseñanza le demostró su aprecio nombrándole en 1883profesor honorario, y para principios del siglo XX habíamos traducido ya 14de sus obras más importantes, contando algunas con varias ediciones.

Vamos a ver las bases más importantes de las ideas de Spencer, que tienencomo fruto su teoría de la evolución. Después podemos repasar los puntos decontacto con el fundador de la Sociología, Comte, y hacer una valoración desus aportaciones definitivas.

Entre los presupuestos básicos del pensamiento spenceriano están funda-mentalmente el liberalismo, el positivismo y el organicismo, con matices pro-pios, pero también con una carga histórica ambiental característica de las cla-ses medias burguesas en apogeo.

El individualismo liberal constituye la ideología dominante de la Inglaterravictoriana. En este marco, las aportaciones de Spencer suponen una justifica-ción social a las situaciones que, de hecho, había ido creando la Revolución In-dustrial ya asentada. Como nos apunta Mar sal, «el principio de la selecciónnatural, transformada por Spencer en el de supervivencia del más capaz, fueusado en la última mitad de la pasada centuria como una justificación paralas prácticas del laissez /aire económico. Pero fue solamente el préstamo deuna metáfora que justificase a un sistema ya en plena operación»68. Esto nosexplica el éxito abrumador de las teorías de Spencer en Norteamérica. Frentea las tendencias que con frecuencia han sido calificadas de socializantes de Com-te, por hacer hincapié en el carácter conformador de la sociedad, el liberalis-mo spenceriano ve a una sociedad en evolución —no a unos individuos— for-mada por personas que se rigen por continuos acuerdos mutuos para conse-guir la máxima utilidad social. Spencer estaba plenamente familiarizado conlas teorías económicas de los clásicos —de Adam Smith, de Bentham y deMili— pues no debemos olvidar que fue subdirector de la revista The Econo-mist desde 1848 hasta 1857 y no puede considerársele en ningún sentido uncrítico de los planteamientos económicos dominantes. De hecho el primer li-bro de Spencer, Social Statics, no es más que un ensayo sobre teoría socialcentrado en sus creencias fundamentales sobre el individuo y el laissez /aire69.

El liberalismo a ultranza, manifestado en la simple creencia de un ordennatural de las cosas en la vida social, donde cualquier manipulación externa,especialmente del Estado, produce perturbaciones crecientes, es un componentebásico de las ideas de Spencer. Sus consecuencias ideológicas antiestatales, an-tidemocráticas, e incluso anticaritativas, serían plenamente aceptadas por él,

6 6 Iudah Rumney, Spencer, México, F o n d o de Cul tu ra Económica , 1978, p p . 280 y 281 .6 7

ibidem, p p . 29S-297. Especial importancia tuvieron los seguidores de sus ideas en Américadel Nor te , tales c o m o William G r a h a m Sumner (1840-1910), Thorstein Veblen (1857-1929) y Les-ter Ward (1841-1913). Cfr. J. K. Galbrai th , La Era de la incertidumbre, Barcelona, Planeta , 1981,p p . 45-57.

6 8 Marsal , op. cit., p . 8 1 .6 9 J o h n H. Gold thorpe , «Herber t Spencer», en T. Raison, ed . , Los padres fundadores de la

ciencia social, Barcelona, Anagrama , 1970, p. 78.

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y han dado lugar posteriormente a posturas muy críticas respecto a todo susistema de ideas. Con frecuencia se olvidan los efectos innovadores, inclusorevolucionarios, que la enseñanza spenceriana —como también su biografia-ban tenido sobre la estructura educativa anglosajona70.

El positivismo es otro de los pilares sobre los que edifica Spencer su cien-cia. También aquí es deudor de los Mills (padre e hijo) que posiblemente letransmitirían las ideas de Benthan e incluso del mismo Comte. Sus conocimien-tos matemáticos, su experiencia como ingeniero de ferrocarriles y su sesgo in-vestigador por la Biología, nos dan la clave para su visión de la ciencia de lasociedad. Procuró acumular el mayor número de datos posibles para estudiarlas sociedades antiguas y contemporáneas —a ello dedica su serie de volúme-nes de Sociología descriptiva—, con la suerte de encontrarse en la metrópolidonde confluían en ese momento multitud de datos antropológicos y cultura-les de las diversas civilizaciones. Y sobre ellos intentó elaborar sus teorías demodo inductivo, para procurar a continuación su comprobación deductivamen-te. Su tendencia es pues a «no satisfacerse con la inducción, sino a continuaruna investigación hasta que la generalización obtenida pudiera reducirse a unadeducción»71. También los planteamientos cientifistas le llevaron a una críti-ca a la metafísica y a la religión, aunque más moderadamente que Comte.

En definitiva, éste es el sentido de la afirmación de Ferrarotti al considerarque «Herbert Spencer es en realidad el auténtico representante intelectual desu época, se podría decir que la conciencia científica de ella»11. Su intento fueaplicar al mundo humano y social el principio de la evolución, sin aceptar jui-cios previos de ningún tipo. Fue su liberalismo a ultranza lo que hizo que enlas conclusiones pueda mezclarse su «ciencia» con su «filosofía».

La tercera característica básica de las teorías de Spencer es su enfoque or-ganicista. Decimos que estamos ante un modelo organicista, en el terreno cien-tífico, cuando nos encontramos ante una visión general de la realidad estudia-da que tiende a considerarla como un organismo con vida. En Spencer, comotambién en Comte, nos encontramos con una visión nueva de la vida social,en la que es posible encontrar una ordenación permanente que es la sociedad.Hay una cosificación de la vida social, que puede estudiarse mediante la cien-cia, al igual que otras realidades como las físicas o las biológicas. ¿A qué separecen estas relaciones permanentes? A las que hay entre las diferentes partesde un cuerpo vivo. De forma similar a los cuerpos vivos, para Spencer, las so-ciedades crecen, diferencian sus estructuras y diferencian sus funciones. La con-sideración de la sociedad como organismo permanente es un elemento esencialde la teoría de Spencer, que podremos llamar con evidencia «organicismo po-sitivista», diferenciándose fundamentalmente de Comte en el acento en el sí-mil orgánico, para Comte el acento está en lo positivo y su teoría podría serllamada «positivismo organicista».

La visión que tiene Spencer de la sociedad es muy similar a la de un orga-nismo individual. Y, como en éstos, la sociedad está formada por agregadosmenores que van creciendo en número, con una estructura sencilla que progre-

7 0 U n a buena colección de los ensayos liberales de Spencer es El hombre contro el Estado,

Madr id , Aguilar , 1963.7 1 Spencer, The filiation of ideas. Cfr. Rumney , op. cit., p. 39.7 2 Ferrarot t i , op. cit., p . 63 .

LOS I N I C I A D O R E S D E L A S O C I O L O G I A 53

sivamenté se va complicando por especialización, con una creciente interde-pendencia de las partes y con un sentido del todo como superior a las partes.

7. EVOLUCIÓN Y SOCIEDAD

Los antecedentes inmediatos del evolucionismo están en Lamarck, que lle-gó a la conclusión de que las especies animales actualmente existentes proce-den de la continua adaptación al medio, y en la idea malthusiana de la luchapor la existencia de los diversos grupos humanos. La síntesis más conocida esde Darwin que en 1859 concluyó, en primer lugar, que entre los animales, ensituación de lucha por la existencia, sobrevivirían los individuos más adecuadosa ellas, o los más fuertes y perecerían los demás. Sobre este paso inicial, enun alarde de imaginación, Darwin afirmaría 12 años después el parentesco delhombre con los animales inferiores. Con todas estas ideas estaba familiariza-do Spencer, conocido, admirado e incluso tenido por superior por Darwin. Endefinitiva, lo que hace Spencer es aplicar a la sociedad, en cuanto puede consi-derarse como un organismo, la ley general de la evolución, que en términossencillos podría resumirse como: la marcha continua de lo simple y homogé-neo a lo complejo y heterogéneo73. Por eso se ha llamado a la aportación teó-rica spenceriana darwinismo social.

La evolución de la sociedad para Spencer pasa por varios estados: a) Unprimer conjunto simple, homogéneo y no organizado que son las hordas, contendencia al conflicto; b) Las sociedades militares, con organización jerárqui-ca en base al principio de autoridad y donde aparece el Estado que cada vezsoluciona más necesidades no bélicas; y c) Las sociedades industriales, domi-nadas por la ley y no por la arbitrariedad del gobernante. El paso importantees para Spencer el paso de la sociedad militar, donde el individuo está entrega-do a la colectividad, a la industrial, en que la sociedad está al servicio del indi-viduo y su libertad. Conectamos así nuevamente con el liberalismo individua-lista spenceriano.

Spencer nos define la Sociología como «el estudio de la evolución en suforma más compleja»74... «La suprema aportación de la sociología consiste

7 3 Gold thorpe , op. cit., p. 79. «Finalmente , y como culminación de esta fase crucial y de má-xima creación de su obra , llevó su evolucionismo a su expresión definitiva, en un famoso ensayode 1857, " E l progreso: su ley y su c a u s a " . En éste avanzaba la tesis de que la idea de evoluciónera de aplicación universal; ésta era la clave para el entendimiento de toda clase de fenómenosya fuesen inorgánicos, orgánicos o " supe ro rgán i cos" , es decir, sociales. Las leyes más generalesde las distintas ciencias, alegaba Spencer, podían subsumirse en principio y unificarse, por consi-guiente, bajo la suprema ley de la "evolución y d i s ipac ión" . Esta ley facilitaba, pues, una descrip-ción sistemática, genética, del cosmos en su total idad; o, según la definición de Spencer, " u n adescripción de la Transformación de las C o s a s " , y de " l a homogeneidad fundamental que presen-t a n " . El permanente cambio que se produce en el interior de cualquier clase de estructura discurreconforme a un proceso de creciente diferenciación, por un lado , y de creciente integración porel o t ro . La estructura todavía por evolucionar erea internamente homogénea y sus partes sólo sehal laban cohesionadas muy ligeramente; la estructura evolucionada era heterogénea, pero estabaínt imamente t r abada . Y esto era igualmente cierto conforme a la teoría de Spencer, t an to si elproceso sometido a consideración era de formación de la t ierra a part ir de u n a masa nebulosa,la evolución de las especies, el crecimiento embrionar io de un animal individual, o el desarrollode las sociedades humanas . No es ext raño que Darwin dijera de él: ¡Es mil veces superior a mí !» .

7 4 Rumney, Spencer, op. cit., p. 32.

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en abarcar el enorme agregado heterogéneo, para ver cómo el carácter de cadagrupo, en cada momento, está determinado, en parte, por sus antecedentes,y, en parte, por las acciones, pasadas y presentes, del resto sobre él» 7 5. Esta-mos ante un bosquejo de la Sociología que aparece como un objetivo al quenuestro autor no dio cima, quizás porque consideraba que era inalcanzable.Nos encontramos ante una visión de nuestra disciplina que podría caracteri-zarse por dos puntos, ya señalados en Comte más pretenciosamente pero posi-blemente con menos precisión: a) La concepción, tan propia de Spencer, dela Sociología como ciencia coordinadora y generalizadora que trata de descu-brir las leyes generales de las estructuras y funciones de la sociedad; b) Su jus-tificación, no tanto por la posibilidad de resolver problemas concretos sino porla capacidad educativa, liberadora y desmitificadora, en definitiva crítica, sinnecesidad de llegar a los planteamientos religiosos desatinados de Comte. Am-bas características son mantenidas todavía en la Sociología moderna.

Hemos ido viendo a lo largo de las páginas anteriores las diferentes aporta-ciones de Comte y de Spencer a la teoría sociológica y valdría la pena haceruna reflexión escueta para recopilar lo que tienen de común y susdiferencias16. Indudablemente ambos sociólogos aparecen con el común de-nominador de: 1. La visión de los fenómenos sociales como un todo conexo;2. El carácter experimental y relativo del conocimiento científico; 3. La críticaa la metafísica y a la religión; 4. La idea de evolución y progreso; 5. La consi-deración de la Sociología como ciencia generalizadora; y 6. Su concepción am-biciosa de la disciplina como un nuevo humanismo para el hombre de la eraindustrial. Sus diferencias parecen tener menos envergadura y podemos con-cretarlas en: 1. Spencer no admite la ley de los tres estados de Comte ni —enun plano teórico, al menos— la jerarquía propuesta de las ciencias; 2. Comtees empirista extremo, filosóficamente, mientras que para Spencer el pensamientorefleja los imperativos de la realidad y por ello no se desentendió del descubri-miento de las causas finales; y 3. Igualmente, Spencer estaba más abierto a la influencia de otras ciencias como la Biología en sus consecuencias sociales.Algunos de los planteamientos comunes han pasado a ser elementos funda-mentales del quehacer sociológico, incluso también conceptos claros como elde sistema, tan usual en Comte, o los de estructura y función típicos de Spencer.

Con ligera matización parece aceptable pensar que, como señala Rumney:«En realidad, Spencer y Comte se necesitaban recíprocamente y las principa-les tendencias de la sociología moderna derivan de uno, de otro, o de ambos.A pesar de ciertas debilidades e imperfecciones debidas, sin duda, al carácterde exploración de sus investigaciones, Comte y Spencer son los verdaderos fun-dadores de la sociología»77. No está mal pensar en la doble paternidad ini-cial para una disciplina tan compleja como la nuestra. La calificación conjun-ta para intentar encerrarlos en una escuela de pensamiento social podría ser:organicismo positivista.

7 5

Ibidem, p . 37.1 6

Ibidem, p p . 41-44.7 7

Ibidem, p . 45 .

3 • LA PERMANENCIA DEL ENFOQUETRADICIONAL: ALEXIS DE TOCQUEVILLE

Hemos considerado a Comte (1798-1857) el fundador de la Sociología o ini-ciador de una disciplina que tendría en buena parte continuación en Inglaterraen las ideas de Spencer (1820-1895). Ahora vamos a referirnos a dos contem-poráneos de ambos, Tocqueville (1805-1859) y Marx (1818-1883), cuyo pensa-miento, aún funcionando al margen de ellos, ha sido con posterioridad inclui-do en la Sociología, sobre todo merced a la creciente influencia de sus aporta-ciones. Inicialmente la clasificación de la obra de Tocqueville y de Marx fueen la Historia y en la Economía —como posiblemente hubiera sido el deseode los autores—, pero su pensamiento ha sido crecientemente reivindicado porlos sociólogos. El caso más llamativo es el de Marx, considerado por algunossociólogos como fundador exclusivo de la Sociología en su vertiente crítica.

En buena parte, la falta de conexión de Tocqueville y Marx con la tradicióncentral de la Sociología podría situarse en los diferentes planteamientos ideo-lógicos. Estos planteamientos, inicialmente en Comte y en Spencer, como des-pués en Durkheim y Weber, están en términos genéricos en el liberalismo, conciertos ribetes radicales en el caso de Comte. Sin embargo Tocqueville es unliberal tradicionalista, mientras Marx se mueve claramente en un ámbito radi-cal. Las conexiones personales, tanto a nivel humano como intelectual, portanto, son difíciles. Lógicamente, las posturas de Tocqueville y Marx son muypoco coincidentes, por no decir extremas, dentro de lo razonable.

1. TOCQUEVILLE SOCIOLOGO

La consideración creciente del valor eminentemente sociológico de las obrasde Alexis de Tocqueville es un hecho, tanto por los métodos de investigaciónque empleaba, como por su enfoque en la consideración de la sociedad comoobjeto de estudio. Lo expresa acertadamente René Remond en el prólogo alconjunto de textos recientemente publicados, cuyo título Igualdad social y li-bertadpolítica, constituye una buena síntesis de las ideas de Tocqueville. Nosdice así:

El asombroso éxito que está teniendo, desde hace algunos años , la obra de Tocquevi-lle, es un fenómeno verdaderamente único. Tras un largo eclipse, nuestra época ha vueltoa descubrirla; historiadores y sociólogos la consultan y la medi tan; observadores dela realidad social, comentaris tas de la vida política, se refieren constantemente a ella.El nombre de Tocqueville se afirma c o m o uno de los más importantes y su pensamien-to inspira claramente el de la mayor par te de quienes no piden a Marx que les expliqueel m u n d o , desde Alain Peyrefitte hasta Raymond A r o n l .

1 Alexis de Tocqueville, Igualdad social y libertad política, Madr id , Emesa , 1978, p. 8. U n abreve nota biográfica puede si tuarnos para el estudio de sus ideas:

Nacido en Vernenil (París) en 1805 en el seno de una familia de la aristocracia no rmanda . Supadre desempeñó varias prefecturas duran te la restauración. En 1810 inicia sus estudios con el

5. DURKHEIM Y LA AUTONOMIA SOCIOLOGICA

Siguiendo la línea que nos marcamos al principio, vamos a volver a lo quehemos denominado corriente central del pensamiento sociológico, iniciada conComte y Spencer. Las digresiones que hicimos sobre Tocqueville y Marx noshabrán sido útiles en el sentido de ampliar la perspectiva y serán eficaces conmiras al enfoque actual, pluralista, de nuestra disciplina. Hoy día nos encon-tramos con algunos sociólogos que se consideran seguidores de Tocqueville y de Marx, posiblemente ninguno desee entroncar su pensamiento con Comtey con Spencer.

Comte, Tocqueville y Marx pertenecen a la misma generación en el sentidode que formaron su pensamiento en la primera mitad del siglo xix. Su elucu-bración fue sobre la crisis del Antiguo Régimen y el resurgir del nuevo, que,hemos visto, interpretaron cada uno de manera diferente. Para Comte la so-ciedad moderna es industrial, para Tocqueville democrática y para Marx capi-talista. Para los tres, el campo de referencia es la singularidad de la sociedadeuropea, por más que no falten intentos de generalizar sus teorías.

1. UNA OBRA AMBIENTADA Y COHERENTE

La línea planteada por Comte y Spencer de reflexión sobre la sociedad nofue estéril. Es más, culmina con el pasado siglo, y ha continuado hasta la Pri-mera Guerra Mundial, en un vasto campo de pensamiento que tendrá definiti-vamente el nombre de «Sociología». Las dos figuras claramente sobresalientesdel período son Durkheim y Weber, que han llenado con sus respectivos am-bientes de compañeros y discípulos lo que se ha denominado período clásicode la Sociología. Ambos autores tienen su período básico de formación en elúltimo tercio del siglo xix; el primero en el campo de la filosofía, que le llevaa una visión progresista de la historia y a un optimismo moderado, y el segun-do en el del derecho y la historia, concluyendo como observador amargo y ciertotono fatalista. Los dos publican sus obras importantes antes de 1915.

Tanto Weber como Durkheim tuvieron clara conciencia de vivir un perío-do con problemas críticos y se dedicaron con ahinco a resolverlos, con preocu-pación política pero sin dedicarse realmente a la política. En los dos hay uncierto talante moralista, de educador. Coinciden también en considerar comopuntos fundamentales de su reflexión las relaciones de la religión y la ciencia,y el problema de los valores en la investigación científica. Esta es la base, posi-blemente, por la que llegaron a concebir «de manera muy parecida la estructu-ra formal de la explicación de la conducta»

Se ha destacado en Emile Durkheim su contribución a la autonomía meto-dológica de la Sociología y su colaboración a los orígenes del análisis estructu-

1 Raymond A r o n , Las etapas del pensamiento sociológico, op. cit., vol. I I , p. 15.

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ral funcional2; ambas aportaciones, sin embargo, reflejan sólo una parte pe-queña de su esfuerzo para la tarea de consolidación de la Sociología como dis-ciplina académica, que realizó durante toda su vida3.

La tradición del positivismo sociológico iniciada por Comte en Francia tu-vo una cierta continuación en otros pensadores como Alfred Fouillée(1838-1912) pero no encuentra eco amplio hasta finales del siglo por obra deGustave le Bon (1841-1931), Gabriel Tarde (1834-1904) y finalmente, y sobretodo, de Durkheim (1858-1917). Gabriel Tarde, en su principal obra, Leyes de la imitación, procura estudiar la función de transmisión, siguiendo el evo-lucionismo spenceriano, aunque dejando claro que la evolución de la sociedadno es biológica sino imitativa; en otra de sus obras, La opinión y la muche-dumbre, se adelanta en consideraciones sobre la influencia de la prensa; susplanteamientos entraron con frecuencia en discusión con los de Durkheim. Gus-tave le Bon tiene como obra más conocida La psicología de las muchedum-bres, que constituye una incipiente teoría sobre la sociedad de masas, vista co-mo acumulación de todo lo negativo de la sociedad; sus ideas culminarían pos-teriormente en el desarrollo apocalíptico de Oswald Spengler con La decaden-cia de Occidente, en una línea muy similar a la de Ortega y Gasset, en su apre-ciación del hombre moderno, conformista, satisfecho y no ambicioso, que puedeencontrarse estereotipado en buena manera en el técnico especialista actual,que sabe casi todo de una cosa e ignora el todo de las demás4.

El pensamiento de Durkheim enlaza con el de Comte y el de Spencer enla preocupación fundamental por estudiar la ley de la evolución de la socie-dad. Y puede caracterizarse por su gran coherencia, hasta el punto que seguirel hilo de sus obras es prácticamente seguir su itinerario intelectual. En la pri-mera de sus obras, publicada con los materiales de su tesis doctoral, De la di-visión del trabajo social (1893), está ya su tema fundamental del consenso dela sociedad moderna perfectamente planteado. Como nos dice acertada y sin-téticamente Aron, «el problema es el siguiente: la sociedad moderna implicauna diferencia extrema de las funciones y los oficios; ¿cómo lograr que unasociedad dividida en innumerables especialistas conserve la coherencia intelec-tual y moral necesaria?»5. Su segunda obra es Las reglas del método socio-lógico (1895), donde hace de manera escueta y clara una declaración de princi-pios de la ciencia social moderna. En El suicidio (1897) pone en práctica, deforma ejemplar, las reglas anteriormente enunciadas, dando una muestra de-finitiva de cómo hacer Sociología empírica, en el estudio de uno de los malesque amenazan a la sociedad moderna, «la anomía». En Las formas elementa-

2 Carlos Moya , «Emile Durkheim: La au tonomía metodológica de la Sociología y los oríge-nes del análisis estructural funcional», en Revista Española de la Opinión Públ ica , n . ° 8, 1967.

3 Emilio Durkheim nació en Epinal , en una familia de rabinos , en 1858, a u n q u e se distinguiópron to por su act i tud agnóstica. En 1879 ingresa en la Escuela Normal Superior , donde inició unaentrañable amistad con Jean Jaurés , que sería un conocido dirigente socialista. Terminados susestudios de filosofía se interesa por las ciencias sociales, en Par ís , y en Alemania con W u n d t . En1887 es profesor de Filosofía y Ciencias Sociales en Burdeos . Traba ja en la tesis doctoral que pu-blicaría en 1893, De la división del trabajo social. En 1902 se incorpora a la cátedra de Ética y Moral de Par í s . En 1913 consigue que se cree la Cátedra de Sociología de la Sorbona . De 1896a 1913 realizó una impor tan te labor de investigación social y de promoción y divulgación de laSociología al frente de la conocida revista L'Annéesociologique. Muere en 1917, depr imido porla muer te de su hijo en el frente a lemán.

4 Salvador Giner, Historia del pensamiento social, op. cit., p. 545.5 Raymond A r o n , Las etapas del pensamiento sociológico, op. ciLf p. 16.

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les de la vida religiosa (1912), se propone, siguiendo también sus reglas, averi-guar las características esenciales del fenómeno religioso, acudiendo a sus orí-genes en la historia humana. Otras obras, como Educación y sociología (1922),Educación moral (1923) y El Socialismo (1928), se corresponden con apuntesde sus clases publicados con posterioridad, y tienen un sentido de toma de pos-tura ante problemas concretos, con unos deseos moralizantes, de mejora parala sociedad.

Desde una perspectiva actual, podemos intentar resumir la aportación durk-heimiana a la Sociología en: su teoría de la evolución de la sociedad, sus consi-deraciones metodológicas y su análisis del fenómeno religioso. Previamente,puede interesar situarnos en las influencias que se le han adjudicado y en acer-carnos a sus planteamientos ideológicos.

2. LA INFLUENCIA DE DURKHEIM

Hablar de la gran influencia de Durkheim es considerarlo como iniciadordel funcionalismo, en el que ha dejado al menos la huella de su nomenclaturay visión general, y también, como algunos indican, su ideología. Las afirma-ciones en este sentido son categóricas. Así, Marsal nos dice: «Hay un gran con-senso en reconocer que tres son las grandes avenidas de influencia europea enel funcionalismo. En primer lugar, Durkheim y su escuela; en segundo lugar,los antropólogos funcionalistas ingleses y, por último, la más importante, pe-ro también la más discutible, la teoría weberiana»6. Y Carlos Moya: «Durk-heim es el fundador del análisis estructural funcional en Sociología. Sobre talherencia Maiinowski, Radcliffe-Brown, Parsons, Merton... han convertido di-cho análisis en la perspectiva categorial de la Sociología, en cuanto esquematotalizador desde el que se constituye la objetividad espacio temporal del acon-tecer social»7. Ambos coinciden con la idea más general de Parsons, en Laestructura de la acción social, ai referirse a Durkheim, Pareto y Weber comopuntales de la Sociología moderna.

En cualquier caso, es evidente que el concepto fundamental de función es-tá ya perfectamente definido en la primera obra de Durkheim, tal y como seríautilizado por los funcionalistas: «Formas de hacer definidas que se repiten a sí mismas, en circunstancias dadas, puesto que están vinculadas a las condi-ciones generales y constantes de la vida social. Las relaciones que se establecenentre estas funciones no pueden dejar de alcanzar el mismo grado de fijezay regularidad»8. Y, de manera más implícita, otros términos como el de «es-tructura» o «sistema» que han formado el núcleo del funcionalismo. Y, es in-dudable, que el organicismo que puede atribuirse a la teoría de Parsons parecederivar muy directamente de Durkheim.

Respecto a la influencia de su ideología «reformista-conservadora» se pue-de estar de acuerdo en lo esencial con Marsal, aunque es necesario hacer algu-nas precisiones. Igualmente, la interpretación de Durkheim, que ya Parsonshace, llamándole «heredero espiritual de Comte», es también a nuestro juiciocorrecta. No parece adecuada, sin embargo, la consideración de Durkheim co-

6 J uan F. Marsa l , La crisis de la sociología norteamericana, op. cit., p. 146.7 Car los Moya , Sociólogos y sociología, op. cit., p p . 93 y 94.8

Ib ídem, p p . 62 y 6 3 .

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mo «idealista» o «metafísico», propuesta tan ajena a sus objetivos como losería la inserción de Marx entre los hegelianos o el profetismo religioso. Y loque no es tan claro, desde luego, es la crítica a Durkheim venida del lado deldesenmascaramiento ideológico, en que se trata ya no sólo de imputarle su «re-formismo conservador», sino considerar su obra «como un esfuerzo tendentea construir un modelo esencialmente antitético al de Marx», como dice Zeit-lin. En efecto, no se puede decir que la preocupación fundamental de Durk-heim era conseguir «el orden social a toda costa» y que su obra toma a partirde la división del trabajo social un «rumbo conservador». Durkheim desea lareforma social, pero como todo evolucionista dirige sus esfuerzos al campode la moral y fuera de las transformaciones estructurales, al contrario de loque había hecho Marx9.

Realmente, en Durkheim no tenemos a un radical, ni tampoco a un conser-vador, pero su postura está más cerca de los primeros que de los segundos.Negar esto supone una pérdida de visión histórica considerable. La posturade Durkheim ante el socialismo incipiente puede aclararnos algo su ideología.

Es indudable que Durkheim mantuvo una estrecha relación con el socialis-mo francés de su época, empujando a algunos amigos como Jaurés a una mili-tancia activa. Pero personalmente mantuvo un cierto distanciamiento que pro-viene de su concepción intelectual de la Sociología como superación del socia-lismo. «El socialismo de Durkheim es esencialmente el «socialismo» de AugustoComte, que se resume en dos palabras fundamentales: organización y morali-zación. El socialismo es una organización mejor, es decir, más consciente, dela vida colectiva, cuyo objeto y consecuencia sería integrar a los individuos enmarcos sociales o en comunidades dotadas de autoridad moral, y por tantocapaces de cumplir una función educativa» l 0. Con su concepción intelectualoriginal tuvo una gran influencia en los ambientes de izquierda franceses, im-pulsándoles hacia el reformismo, que por su parte intentaba mediante la edu-cación. Su concepción del socialismo fue motivo de una seria reflexión, quedesafortunadamente quedó en los preámbulos, en la referencia a Saint-Simon.En su opinión, «se denomina socialista a toda doctrina que reclama la subor-dinación de todas las funciones económicas, o de alguna de ellas, actualmentedispersas, a los centros directores y conscientes de la sociedad. El socialismono se reduce a un problema de salario, o como se ha dicho, de estómago. Esante todo la aspiración a una reorganización del cuerpo social, cuyo efecto se-ría asignar un lugar diferente al aparato industrial en el conjunto del organis-mo, extrayéndolo de la sombra donde funciona automáticamente, llevándoloa un plano en que la conciencia lo ilumine y lo controle. Pero puede advertirsedesde ahora que las clases inferiores no son las únicas que alientan esta aspira-ción y que también la comparte el propio Estado que a medida que la activi-dad económica se convierte en un factor más importante de la vida general,se ve impulsado por la fuerza de las cosas, y por necesidades fundamentales

9 Ciertamente, la obra de Durkheim no tendría una comprensión cabal si no se entiende, tantosu carácter nacionalista, que le lleva a no tocar algunos temas —caso de la guerra—, como supositivismo, que le arrastra a una lucha contra los radicales y en definitiva a enfrentarse con Marx.La obra de Durkheim hay que entenderla en diálogo con los radicales, de los que Marx es el máscaracterístico.

1 0 Raymond Aron , op. c/7., p . 68.

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de la mayor importancia, a vigilar y a regular cada vez más las manifestacio-nes de dicha actividad» 1 1.

De esta forma, en el pensamiento durkheimiano se diferencia el socialismodel comunismo, que se centra en la protesta contra la desigualdad y la injusti-cia. El socialismo tendrá como objetivo fundamental la organización, que de-berá plasmarse en la creación de grupos profesionales, y no, por tanto, en lalucha de clases o el cambio de régimen de propiedad. Hay un cierto desinteréspor la reforma con base en las instituciones políticas. Les parece más útil in-tentar con la Sociología someter los hechos sociales a un estudio similar al querealizan las ciencias naturales. Estas ideas han llevado a un tratamiento ambi-guo de la posición de Durkheim, facilitado por la falta de toma de posiciónsobre la base económica del conflicto social, que ha servido para que se le acla-mara tanto de profeta del socialismo guildista como del corporativismofascista.

3. LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO

Una de las preocupaciones de Durkheim fue encontrar la ley de evoluciónde la sociedad. Dedicó al tema su primera investigación. En este esfuerzo co-necta con Comte y con Spencer, a los que procuró superar buscando explica-ciones más plausibles. El hecho que elige como básico para explicar el cambioevidente de las sociedades antiguas a las modernas es la división del trabajo;estamos pues ahora en la línea de Adam Smith y de Carlos Marx. Cree quemediante la referencia a la división del trabajo será capaz de resolver la apa-rente antinomia entre la creciente autonomía individual y la solidaridad so-cial. Y ve la necesidad de no reducir el estudio de la división del trabajo sóloa la esfera económica12.

Iniciando los mismos pasos que seguirían con el tiempo los funcionalistas,

1 1 Cfr. Durkhe im, Le socialisme, Par ís , Alean, 1928, p p . 25 y 34; textos ci tados en A r o n , op.

cit., p. 68 y 69. Hay traducción castellana: El Socialismo, Madr id , Edi tora Nacional , 1982. T a m -bién de Educación y Sociología (Barcelona, Península , 1975).

1 2 Durkheim, De ¡a división del trabajo social, Buenos Aires, Schapire, 1967, p p . 37-39. T a m -bién cfr. Car los Moya , Sociólogos y Sociología, op. cit., p p . 81 y 82. La función que atr ibuyena la división del t raba jo Durkheim y Marx no puede ser más anti tét ica, por más que Moya parezcaver proximidades: «Durkhe im se ha p lanteado en La división del trabajo social los problemas delcambio y el desarrol lo social en términos relat ivamente próximos a Marx . El carácter material ista,determinista y dialéctico del mé todo de Durkheim presenta analogías sorprendentes con el méto-do marxista . Que los predicados util izados por Aymard (materialista, determinista y dialéctico)para definir esta proximidad teórica no sean muy exactos no impide lo certero de su af i rmación.La división del t raba jo es el hecho fundamental a part i r del cual se plantea el análisis del acontecersocial: los dos pensadores reconocen explícitamente su vinculación a la t radición científico-socialinaugurada por A d a m Smith . Pa r a a m b o s e l desarrol lo histórico-social se manifiesta c o m o unacreciente diferenciación de las tareas sociales, una creciente complicación estructural , una progre-siva complejidad de las formaciones de conciencia. . . Marx sitúa en aquel hecho fundamental elorigen de todas las contradicciones sociales, la raíz de la enajenación h u m a n a ; para Durkhe im,el creciente desarrol lo de la división del t raba jo da lugar a t ipos de estructuras sociales que presen-tan la más alta forma de integración social, la solidaridad orgánica, en cuyo horizonte los indivi-duos alcanzan su máx imo desarrol lo personal . . . El h o m b r e está des t inado a cumplir una funciónespecial en el organismo social, una concepción bien distinta del hombre real pos tu lado por elmarx i smo. Mientras que el fundador del socialismo científico encuentra en la división del t r aba jola razón últ ima de la lucha de clases, el sociólogo francés af irma desde un principio que tal divi-sión es y deviene cada vez más una de las bases fundamentales del orden social».

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se pregunta Durkheim por la función o papel que tiene la división del trabajoen cuanto elemento persistente, o lo que es lo mismo, a qué necesidad corres-ponde. La respuesta inmediata parece ser: la de aumentar la fuerza produciday la habilidad del trabajador. Sin embargo —en su opinión— la ley se cumpleen ámbitos más amplios que el económico y, por tanto, la respuesta de los eco-nomistas, y concretamente de Marx, en este campo no puede sernossuficiente13. «La función o el rol de la división del trabajo no es que aumen-te el rendimiento de las tareas divididas, sino el hacerlas más solidarias. Ladivisión del trabajo comenzó para integrar más la sociedad, a fuerza de diver-sificarla funcionalmente. En consecuencia, la división del trabajo va más alláde lo económico, pues estriba en el fondo en los modos de cohesión social queimponen los diversos tipos de solidaridad. Esta última es un fenómeno total-mente ético que se revela, como decimos, en sus manifestaciones jurídicas. Es-tas corresponden a dos tipos fundamentales de solidaridad que, a su vez, de-terminan dos tipos extremos de sociedad: la «solidaridad mecánica» o «porsemejanzas» y la «solidaridad orgánica» , 4 . De tal manera, el tipo de derechoimperante (penal o no) nos manifiesta claramente el tipo de sociedad en queestamos.

La solidaridad mecánica o por similitud se corresponde con las sociedadesprimitivas, donde el derecho represivo corresponde al lazo de solidaridad so-cial cuya ruptura es el crimen. Para Durkheim, «en las sociedades primitivasimpera el derecho represivo o penal. Estas sociedades están dominadas por unaconciencia colectiva común; en ellas el individuo no existe como tal, sino co-mo miembro de su grupo, y toda desviación en su conducta conlleva el castigoinmediato, pues el crimen hiere sentimientos que se encuentran en todos losmiembros. Estos sentimientos, a su vez, son fuertes y definidos, y las reaccio-nes son pasionales. Las reglas sancionadas por el derecho penal expresan, pues,las semejanzas grupales, y varían con ellas. En estos casos, la cohesión socialse encuentra en una conformidad de todas las conciencias particulares con res-pecto de un tipo social común. Por ello, en las sociedades primitivas, de soli-daridad mecánica, las voluntades se mueven espontáneamente y con unidaden el mismo sentido, el cual corresponde a un cierto número de estados de con-ciencia que son comunes a todos los miembros de la misma sociedad» 1 5. Es-tos estados de conciencia adquieren un carácter que, en su opinión, es prácti-camente religioso.

Según Durkheim, la solidaridad orgánica se da en las sociedades modernas,donde ha existido un proceso largo de división del trabajo. Ahora el derechoimperante será el civil o el mercantil o el procesal, donde se miran sólo las rela-ciones restitutivas o cooperativas. Toma más fuerza la conciencia individual,mientras las representaciones colectivas se van indeterminando, como ocurrepor ejemplo con la disminución del número de proverbios, de adagios, de re-franes, etc. 1 6. La evolución histórica que se apunta, tanto en el tipo de dere-cho como en las otras características indicadas por Durkheim, es hacia estetipo de solidaridad. La sociedad moderna es progresivamente más orgánica,basada más en la complementariedad que en la similitud.

1 3

Ibídem, 65 .1 4 Giner, Historia del pensamiento social, op. cit., p. 547.1 5

Ibidem, p. 547. Cfr. Durkheim, De la división del trabajo social, op. cit., p p . 67-97.1 6 Durkheim, De la división del trabajo social, p p . 100-115.

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La tipología creada por Durkheim tiene antecedentes muy próximos en laselaboradas por muchos de los estudiosos del orden social como Saint-Simon,Comte o Spencer. La plasmación clásica de esta idea nos vendrá dada por Tón-nies en su diferenciación entre comunidad y asociación que Durkheim tuvo queconocer y que ha dado lugar en Sociología a abundantes confrontaciones de«continuos» como: los grupos primarios y secundarios de Cooley, o la organi-zación formal e informal de Mayo. De todas maneras conviene destacar queen Durkheim el proceso que tipifica no tiene un carácter necesariamente posi-tivo, en la medida en que se está produciendo una ruptura moral y psicológicaque produce muchas situaciones de falta de vínculos sociales. Las consecuen-cias de la anomía parece que son múltiples, desde la lucha de clases hasta elincremento del índice de suicidios.

4. LA AUTONOMÍA SOCIOLÓGICA

El positivismo tradicional de nuestra disciplina en el que Durkheim procu-raba siempre mantenerse, intentando hacer ciencia como en otras materias deltipo de la Biología o la Psicología, le llevó a una gran preocupación heurística,intentando ver tanto la especifidad del objeto sociológico como de los méto-dos concretos a utilizar en la investigación. A este tema dedicó especialmentesu libro Las reglas del método sociológico, que en sus pocas páginas conserva,de una forma evidente, especial actualidad.

Una de las grandes contribuciones de Durkheim a las ciencias sociales fuemarcar las diferencias entre Sociología y Psicología, por estar la segunda cen-trada en los estados mentales del individuo, mientras a la primera le convieneel estudio de los hechos sociales. ¿Qué son los hechos sociales? La respuestaes bien sencilla e inmediata para Durkheim: «Maneras de obrar, de pensar y de sentir que presentan la importante propiedad de existir con independenciade las conciencias individuales... Y estos tipos de conducta o de pensar no sóloson exteriores al individuo, sino que están dotados de una fuerza imperativay coercitiva, por la cual se le imponen, quieran o no. Sin duda, cuando meconformo con ellos de buen grado, como esta coacción no existe o pesa poco,es inútil; pero no por esto deja de constituir un carácter intrínseco de estoshechos, y la prueba la tenemos en que se afirma a partir del momento en queintentamos resistir. Si yo trato de violar las reglas del derecho, reaccionan contramí para impedir que mi acto se realice si todavía hay tiempo, o para anularloy restablecerlo en su forma normal si se ha realizado y es reparable, o parahacérmelo expiar si no puede ser reparado de otra manera... He aquí, pues,un orden de hechos que presentan caracteres muy especiales: consisten en ma-neras de obrar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y que están dota-das de un poder coactivo, por el cual se le imponen. Por consiguiente no pue-den confundirse con los fenómenos orgánicos, pues consisten en representa-ciones y en acciones; ni con los fenómenos psíquicos, que sólo tienen vida enla conciencia individual y por ella. Constituyen, pues, una especie nueva, a quese ha de dar y reservar la calificación de «sociales». Esta calificación les con-viene, pues no teniendo al individuo por sustrato, es evidente que no puedentener otro que la sociedad, ya a la política en su integridad, ya a algunos delos grupos parciales que contiene, confesiones religiosas, escuelas políticas, li-terarias, corporaciones profesionales, etc. Además, podemos afirmar que sólo

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conviene a ellos, pues la palabra social sólo tiene un sentido definido a condi-ción de designar únicamente fenómenos que no entran en ninguna de las cate-gorías de hechos constituidos y calificados. Constituyen, pues, el dominio propiode la sociología»17. El diálogo con Tarde que hay en esta cita es evidente, co-mo el deseo de ir perfilando la autonomía de la Sociología respecto de la Psi-cología.

Estos hechos sociales, que constituyen el dominio específico de la Sociolo-gía, según Durkheim, pueden conocerse tanto por su poder de coerción exter-no, como por su difusión, dentro del grupo, con independencia de las formasindividuales que toma al difundirse. De manera que por muy indirecta que seala coacción —caso de las organizaciones económicas— no dejen de percibirse.Tenemos pues perfectamente definido el hecho social como objeto de la So-ciología: «Hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible deejercer sobre el individuo una coacción exterior; o bien: que es general en elconjunto de una sociedad, conservando una existencia propia, independientede sus manifestaciones individuales»,8. Como puede observarse, la gran preo-cupación de Durkheim es la diferenciación de estos hechos de los estados men-tales aplicados a los individuos, por muy extendidos que se encuentren. «Paraque la existencia de la Sociología sea posible —nos dice—, es necesario quetenga un objeto que a ella sola pertenezca y al que conozca como una realidadpropia y no obtenida de otras ciencias; cuando no existe nada de real fuerade las conciencias particulares, se desvanece falta de materia propia... No sepiensa que no puede haber Sociología si no existen sociedades, y que no exis-ten sociedades si no hay más que individuos» , 9 .

En el prólogo de El suicidio, que supone la inicial puesta en práctica desu metodología, Durkheim nos insiste en la «realidad social» de estos «hechossociales». «Nos parece difícil que no se desprenda, de cada página de este li-bro, la impresión de que el individuo está dominado por una realidad moralque lo supera: la realidad colectiva. Cuando se vea que cada pueblo tiene unacifra de suicidios que es propia de él; que esta cifra es más constante que lade la mortalidad general; que si evoluciona, lo hace siguiendo un coeficientede aceleración, que es peculiar de cada sociedad; que las variaciones porquepasa en los diferentes momentos del día, del mes, del año, no hacen más quereproducir el ritmo de la vida social; cuando se compruebe que el matrimonio,el divorcio, la familia, la sociedad religiosa, el ejército, etc., influyen en ellasegún leyes definidas, y que algunas de ellas pueden ser expresadas en formanumérica..., se renunciará a ver en estos estados y en estas instituciones, ima-ginarias fórmulas ideológicas sin virtud y sin eficacia. Por el contrario, se ten-drá la sensación de que se trata de fuerzas reales, que viven y que obran y quepor el modo que tienen de determinar al individuo, testimonian suficientementeque no dependen de él o, cuando menos, que si él entra, como elemento, enla combinación que de estas fuerzas resulta, acaban por imponerse, a medidaque se van desenvolviendo. En estas condiciones, se comprenderá mejor cómola Sociología puede y debe ser objetiva, puesto que dirige sus investigacionesa realidades, tan definidas y consistentes como aquellas de que tratan el psicó-

1 7 Durkheim, Las reglas del método sociológico, Madr id , Akal , 1978, p p . 36 y 37.1 8

Ibidem, p . 44.1 9 Durkheim, El suicidio, Madr id , Aka l , 1976. La cita es del prólogo, p. X X I X .

1 0 8 F UNDAM ENTOS DE TEORÍA SOCIOLOGICA

logo y el biólogo»2(). Tan real considera la existencia de los hechos socialesque el primer principio metodológico será tratarlos como cosas.

Este tratamiento novedoso de Durkheim, mediante el estudio de fenóme-nos contemplados anteriormente de otra manera, da fuerza a nuestra discipli-na e insiste en su autonomía. Pero ha dado lugar a acusaciones de «sociologis-mo», entendiendo por tal un intento de explicar todos los fenómenos huma-nos en términos grupales con los que se negaría la libertad al individuo. Quizá«en su forma extrema, esta noción es injusta para con Durkheim, pero es ade-cuada si con ella se quiere significar que el sociólogo francés, sin negar el valory la autenticidad que puedan tener los fenómenos de otro orden, exigía unaexplicación rigurosamente sociológica de cualquier hecho que tuviera una di-mensión social. Ello, naturalmente, se ve con toda claridad en El suicidio, pe-ro alcanza una dimensión más profunda en Las formas elementales de la vida religiosa y también en las obras de Durkheim sobre moral y pedagogía»21. Enefecto, también insiste Ferrarotti, «Durkheim es tan sensible en este punto quesu doctrina ha sido presentada como puro y simple "sociologismo". Con ellose quiere indicar probablemente la preeminencia que Durkheim reconoce, conreferencia a todo fenómeno social, o situación humana digna de analizarse,al peso de la sociedad, esto es, del momento extraindividual»22.

De todas maneras, parece que estamos ante unos riesgos calculados por elpropio Durkheim y considerados necesarios. Así, tenemos en el prólogo de lasegunda edición de Las reglas del método sociológico una aclaración del mis-mo autor: «Nuestra afirmación de que los hechos sociales deben ser tratadoscomo cosas —afirmación que constituye la base de nuestro método— es, qui-zá, la que ha e n c o n t r a d o e n t r e todas la m a y o r c o n t r a d i c c i ó n . Se ha c o n s i d e r a -

do paradójico e indigno que asimiláramos las realidades del mundo social a las realidades del mundo exterior... Nosotros no decimos, en efecto, que loshechos sociales son cosas materiales, sino cosas con el mismo derecho que lascosas materiales, aunque de otra manera... ¿Qué es una cosa? La cosa se opo-ne a la idea, como lo que se conoce exteriormente de lo que se conoce interior-

2 0

Ibídem, p . X X X .2 1 Giner, op. c/7., p. 550.2 2 Ferrarotti, El pensamiento sociológico, op. c/7., p. 26. También cfr. R. Aron, op. c/7., p.

28, que nos hace las siguientes observaciones sobre el sociologismo de Durkheim:«De este análisis, Durkheim deduce una idea que ha mantenido toda su vida, y que por lo

tanto se encuentra en el centro de toda su sociología, la que afirma que el individuo nace de lasociedad y no la sociedad de los individuos.

Concebida de este modo, la fórmula tiene una apariencia paradójica, pero el propio Durkheimla expresa a menudo en estos términos. Si intento reconstruir el pensamiento de Durkheim, afir-maré que la primacía de la sociedad con respecto al individuo tiene por lo menos dos sentidos,que en el fondo de ningún modo son paradójicos.

El primer sentido es el de la prioridad histórica de las sociedades en que los individuos se ase-mejan unos a otros y, por así decirlo, están perdidos en el todo, sobre las sociedades cuyos miem-bros han adquirido al mismo tiempo conciencia de su responsabilidad y capacidad para expresar-la. Las sociedades colectivistas, donde cada uno se asemejaba a todos, son históricamente las pri-meras.

De esta prioridad histórica resulta una prioridad lógica en la explicación de los fenómenos so-ciales. Si la solidaridad mecánica ha precedido a la solidaridad orgánica, no es posible, en efecto,explicar los fenómenos de diferenciación social y de solidaridad orgánica partiendo de los indivi-duos. Se engañan los economistas que explican la división del trabajo apelando al interés de losindividuos en dividirse las tareas con el fin de aumentar el rendimiento de la colectividad. A juiciode Durkheim, esta explicación de acuerdo con la racionalidad de la conducta individual implicainvertir el orden».

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mente. Es toda cosa objeto de conocimiento que no es naturalmente compene-trare a la inteligencia; todo aquello de lo cual no podemos tener una nociónadecuada por un simple procedimiento de análisis mental; todo aquello queel espíritu sólo puede llegar a comprender a condición de salir de sí mismo porvía de observaciones y de experimentaciones, pasando progresivamente de loscaracteres más exteriores y más inmediatamente accesibles a los menos visiblesy más profundos. Tratar hechos de un cierto orden como cosas no es, pues,clasificarlos en tal o cual categoría de lo real, es observar con ellos una deter-minada actitud mental. Es abordar su estudio, partiendo del principio de quese ignora absolutamente lo que son, y que sus propiedades características, aligual que las causas desconocidas de que depende, no pueden ser descubiertasni siquiera por la introspección más atenta»2 3. La cosificación de Durkheimes, pues, lo contrario a considerar el hecho social como producto del pensa-miento.

Las repercusiones de este primer principio o regla metodológica van másallá del asentamiento definitivo de nuestra disciplina. Señala Nisbet que «Durk-heim comparte con Freud gran parte de la responsabilidad por haber encami-nado el pensamiento social contemporáneo, desde las categorías racionalistasclásicas de volición, deseo y conciencia individual, hacia aspectos que son, enun sentido estricto, no volitivos y no racionales. Si bien la influencia del se-gundo de los nombrados es más vastamente reconocida, no faltan razones pa-ra considerar que la reacción de Durkheim contra el racionalismo individualis-ta fue más amplia y fundamental que la de aquél. Después de todo, Freud nodudó jamás de la primacía de las fuerzas individuales e intraindividuales al ana-lizar la conducta humana. Según su doctrina, las influencias no racionales pro-vienen de una mente inconsciente interna al individuo, aunque esté genética-mente relacionada con el pasado de la raza. En síntesis, el individuo sigue siendoen su pensamiento una realidad tangible. Para Durkheim, sin embargo, la co-munidad tiene realidad previa, y de ella derivan los elementos esenciales de larazón»24. En todo caso, la posibilidad de calificar como sociologista el pen-samiento de Durkheim dependerá del acento en el carácter «esencial» de lo so-cial. Como señala adecuadamente Aron, «Durkheim acierta al afirmar que ellenguaje, la moral y la religión son fenómenos sociales, pero con la condiciónde que esta fórmula, al mismo tiempo evidente, superficial y desprovista deinterés mientras se la exprese como acabo de hacerlo, no sea interpretada co-mo si se agregase a ella el adverbio "esencialmente". La moral, el lenguajjeo la religión implican una dimensión social. Todos los hechos humanos exhi-ben un aspecto social. Pero de ello no se deduce que estos hechos humanos sean esencialmente sociales, o aún que el significado verdadero del fenómenoen cuestión se origine en su dimensión social»25.

Para precisar algo más el concepto de la Sociología que tiene Durkheim,no podemos olvidarnos, de todas maneras, de la manifestación más ampliade su pensamiento concretada en L'annéesociologique, revista fundada en 18?6para propagar la nueva ciencia. Las siete secciones en que se dividía la publi-cación y los temas tratados pueden darnos una buena idea de las pretensionesampliadas del momento. Podemos considerar en la revista tres tipos de apor-

2 3 Durkheim, Las reglas del método sociológico, pp . 20 y 2 1 .2 4 Nisbet, La formación del pensamiento sociológico, op. cit., vol. II, p p . 115 y 116.2 5 Raymond Aron , op. cit., p. 106.

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taciones: 1. Las que se refieren a la morfología social, que incluye el asenta-miento geográfico, la densidad de población y otros datos básicos; 2. Las quecaen en lo que podríamos denominar teoría social, con estudios sobre proce-sos dinámicos como la religión, la moral o la vida económica; 3. La Sociologíageneral, que intenta descubrir las leyes sociales generales. De todas maneras,aun alentando la especialización en las investigaciones, y considerando la es-pecificidad de los hechos sociales, la unidad básica de análisis era siempre se-gún Durkheim la sociedad, de manera que la Sociología era la ciencia de lassociedades.

5. UNA METODOLOGÍA NO VALORATIVA

Utilizando numerosos textos escogidos de Durkheim, de Las reglas del mé-todo sociológico, vamos a sintetizar, con palabras originales, los principios queen su opinión deben presidir la investigación en Sociología. Vamos a sus tex-tos:

Reglas relativas a la observación de los hechos sociales:La pr imera regla y la más fundamental es el considerar los hechos sociales c o m o

cosas 2 6 . . . Hay que esperar, pues, que el día en que este principio del mé todo socioló-gico sea unánimemente reconocido y prac t icado, la sociología progresará con una ra-pidez imposible de sospechar, teniendo sólo a la vista la lentitud de su desarrollo ac-tual , y que hasta se pondrá en línea con la psicología, pues ésta debe únicamente sudelantera a su anter ior idad h i s t ó r i c a 2 7 . . . El espíritu está tan na tura lmente inclinadoa no tenerla presente que se caerá inevitablemente en los antiguos errores, si no se so-mete el científico a una disciplina rigurosa de la cual vamos a formular las reglas prin-cipales, corolarios de la precedente:

1. Es preciso evitar sistemáticamente todas las prenociones. En sociología, lo quehace part icularmente esta liberación difícil es la intervención del sentimiento. Los hom-bres, en efecto, nos apasionamos por nuestras creencias políticas y religiosas, por nuestrasprácticas morales, y este apasionamiento toma mayores vuelos que en las cosas del mundofísico; y más ta rde , este carácter pasional se comunica a la manera como concebimosy explicamos las pr imeras 2 8 .

2. T o d a investigación empírica hace referencia a un g rupo de terminado de fenó-menos que responden a una misma definición. El primer paso del sociólogo ha de diri-girse a la definición de las cosas que t ra ta , a fin de que sepa, y lo sepa bien, de lo queha de ocuparse 2 9 . . .

3. Evitar los datos sensibles, que se inclinan a identificarse demasiado con la per-sonalidad del observador, para retener exclusivamente aquéllos que representan un gradosuficiente de objet ividad. Los caracteres exteriores por los cuales define el objeto desus investigaciones deben ser lo más objetivos p o s i b l e s 3 0 .

Vemos cómo para Durkheim la consideración de los hechos sociales comocosas está íntimamente ligado al problema de los valores del investigador so-cial. Pero nos encontramos con que por las reglas anteriores se confunden dos

2 6 Durkhe im, Las reglas..., p . 45 .2 7

Ibidem, p . 57.2 8

Ibidem, p . 58.2 9

Ibidem, p . 60.3 0

Ibidem, p . 67.

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órdenes de hechos, los normales y los patológicos. ¿Cómo distinguirlos sin queentren las preferencias del investigador? La solución que intenta es, en su opi-nión, definitiva, huyendo de posibles tentaciones tecnocráticas, que no solu-cionan sus propios interrogantes. En efecto, «la cuestión es de la mayor im-portancia —nos dice—, pues de la solución que se dé depende la misión dela ciencia, especialmente de la ciencia del hombre. Según una teoría cuyos par-tidarios proceden de las escuelas más diversas, la ciencia no nos puede enseñarnada respecto a lo que debemos querer. La ciencia, dice, sólo conoce hechosque tienen todos el mismo valor e interés; los observa, los explica, pero no losjuzga; para la ciencia no hay hechos vituperables. A sus ojos, el bien y el malno existen. La ciencia puede indicarnos cómo las causas producen sus efectos,no los fines que han de ser perseguidos. Para saber, no lo que es, sino lo quese ha de desear, es preciso recurrir a la sugestión de lo inconsciente, llámeselesentimiento, instinto, impulso vital, etc. La ciencia, dice un autor ya citado,puede esclarecer el mundo, pero deja la noche en los corazones; el corazónmismo es el que debe hacer brotar la luz. De esta manera, la ciencia se encuen-tra destituida, o poco menos, de toda eficacia práctica, y, por consiguiente,su existencia tiene escaso fundamento; pues ¿para qué molestarnos en conocerlo real, si el conocimiento que adquirimos no puede servirnos en la vida?»3 1.Estamos así en unos planteamientos cercanos también a las preocupaciones queobservaremos en Max Weber, y ante un relativismo cultural similar.

La diferenciación de lo normal y anormal le lleva a Durkheim a unas fór-mulas en las que —según vemos— desaparece el criterio objetivo de verdadpara quedar reducido todo a un cálculo de probabilidad. Estas son las tres re-glas que nos da para diferenciar lo patológico de lo normal: «1 . a Para un tiposocial determinado, considerado en una fase también determinada de su evo-lución, un hecho social es normal cuando se produce en la media de las socie-dades de esta especie, consideradas en la fase correspondiente de su evolución;2. a Los resultados del método precedente se pueden verificar haciendo ver quela generalidad del fenómeno tiene sus raíces en las condiciones generales dela vida colectiva del tipo social considerado; 3. a Esta comprobación es necesa-ria, cuando este hecho se refiere a una especie social que no ha realizado toda-vía su evolución integral»32. De la lectura del capítulo completo, con los co-mentarios a estas reglas escritos por el mismo Durkheim, es fácil reducir queel problema no está resuelto sin caer, en efecto, en un relativismo cultural.

En definitiva, el intento durkheimiano es de dar una definición objetivade la acción social, manifestada en unas maneras de pensar y de sentir exter-nas al individuo y dotadas de un poder coercitivo para imponerse a él. La ob-jetividad viene del carácter externo y coercitivo de la actividad humana. Estasideas desembocan en la existencia de la «conciencia colectiva», constituida porel conjunto de maneras de obrar, de pensar y sentir que integran la herenciacomún de una determinada sociedad. Esta conciencia colectiva es diferente dela individual, que constituirá el universo privado de las personas. La concien-cia colectiva se impone a las personas mediante la coacción de formas e inten-sidades muy variadas, dependiendo de la cultura, y con frecuencia no se expe-rimenta como sancionante por venir asimilada en la educación33.

3 1

Ibídem, p . 7 1 .3 2

Ibídem, p . 84.3 3 Cfr. Guy Rocher, Introducción a la Sociología, op. cit., p p . 25-28.

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6. SOCIEDAD Y RELIGIÓN

Se ha considerado con frecuencia que Las formas elementales de la con-ciencia religiosa es la gran obra del Durkheim maduro, desarrollo natural desus investigaciones anteriores, representando su solución a la aparente antíte-sis entre religión y ciencia. El punto de partida de este trabajo de investigaciónes que un fenómeno como el religioso, de tan gran extensión temporal y uni-versalidad, no puede ser meramente ilusorio. Este es el sentido de la siguientecita de Nisbet, al considerar que «Durkheim había escrito lo siguiente: "Hayalgo eterno en la religión que ha de sobrevivir a todos los símbolos particula-res de los cuales se ha rodeado el pensamiento religioso. No puede haber socie-dad que no sienta la necesidad de sostener y reafirmar periódicamente los sen-timientos e ideas colectivos que configuran su unidad y su personalidad". Lejosde ser un simple ramillete de creencias sujetas a la acción exterminadora dela educación y de la ciencia, como habían pensado los iluministas, la religiónestá inalienablemente incorporada a la naturaleza de la vida mental y social.Tiene el mismo grado de eficacia constitutiva y causal que las fuerzas políticasy económicas. Comte, Tocqueville, Weber, Durkheim y Simmel se apoyaroncon firmeza sobre tales proposiciones, presentando de ese modo otro frenteen la rebelión de la sociología contra el racionalismo individualista delsiglo»34.

La función positiva que cumple la religión es un tema claro del pensamien-to de Durkheim, tan preocupado por los diferentes factores que disgregan lasociedad. Es más, la religión es creadora de las condiciones necesarias parael consenso, al ser una parte importante de la conciencia colectiva. De todasmaneras su concepto del fenómeno religioso es original y se aparta de los plan-teamientos tradicionales.

La esencia de la religión en Durkheim está en la división de los fenómenosusuales de la vida ordinaria en sacros y profanos. Lo importante, en conse-cuencia, no es la creencia en Dios —nos diría—, pues hay religiones muy ex-tendidas, como por ejemplo el budismo, que no tienen un dios personal y tras-cendente; tampoco es necesario la creencia en lo sobrenatural. Para Durkheimlo definitivo en una religión es la definición de lo sacro, la organización decreencias relativas a lo sacro y la existencia de unos ritos derivados de estascreencias. De esta manera, «una religión es un sistema solidario de creenciasy de prácticas relativas a las cosas sacras, es decir, separadas, prohibidas, creen-cias y prácticas que unen en una misma comunidad moral denominada iglesiaa todos los que se adhieren a ellas»35. Por consiguiente, se amplía el concep-to de lo religioso a unos ámbitos que desfiguran la consideración tradicionaly común mantenida hasta el momento.

Es claro que Durkheim se propone demostrar, con los preámbulos anterio-res, que Dios y la sociedad son una misma cosa. Para ello se pone a estudiarel totemismo, que considera la forma más simple de religión en los pueblosprimitivos, tal y como lo encontró en algunas tribus australianas. Y sobre estaendeble base elabora su teoría. Resumiendo con unas acertadas líneas de Nis-

3 4 Nisbet, op. cit., p . 7 1 .3 5 Durkheim, . Las formas elementales de la conciencia religiosa, Madr id , Aka l , 1982, c i tado

por fRaymond A ron , op. cit., p. 56; que precisa: «Se agrega la idea de iglesia al concepto de losacro y al sistema de creencias pa ra diferenciar la religión de la magia , que no implica necesaria-mente el consenso de los fieles en una iglesia».

D U R K H E I M Y LA A U T O N O M I A S O C I O L O G I C A 113

bet: «Así como Durkheim convierte a la religión en una manifestación de lasociedad y sus fases cruciales, la sociedad depende, a su vez, de un estado mentalsupraindividual y no racional, al que sólo podemos llamar religioso. Entre unay otra hay una interacción funcional. Las cualidades distintivas de la persona-lidad y la mente del hombre (cualidades en las que se incluyen las más profun-damente racionales y las más hondamente emocionales) sólo son posibles por-que la sociedad alcanza una majestad ilimitada sobre él, mediante los procesoselaboradores de lo sacro»36. De esta manera, nos encontramos en una ciertacoincidencia con las teorías de Marx, en la consideración de la religión comouna elaboración humana, aunque en un caso el reduccionismo es económicoy en el otro social.

Entre la religión y la sociedad no hay para Durkheim una diferenciaciónclara. Porque la sociedad suscita en nosotros el sentimiento de lo divino y deuna realidad superior al individuo a la que debe someterse. Por otra parte, lareligión ha sido históricamente la creadora de casi todas las grandes institucio-nes. «La religión —nos dice— es necesario que fuera, y fue, la expresión con-centrada de toda la vida colectiva... las categorías fundamentales del pensa-miento, y por tanto de la ciencia, son de origen religioso»37. Llegando a con-siderar los intereses religiosos como formas simbólicas de los intereses socialesy morales. Es así como los deseos moralizantes de Durkheim pasan por la mun-danización de la religión.

La crítica a la teoría de la religión de Durkheim se ha abordado desde dis-tintos puntos de vista, dejando clara su inconsistencia. Por nuestra parte cree-mos suficientes las siguientes apreciaciones de Aron: «Me parece realmente in-concebible definir la esencia déla religión por la adoración que el individuoconsagra al grupo pues, por lo menos a mi entender, la adoración del ordensocial es precisamente la esencia de la impiedad. Afirmar que el objeto de lossentimientos religiosos es la sociedad transfigurada, no es salvar sino degradarla experiencia humana que la sociología quiere explicar»38.

Además, metodológicamente, parece extrapolar en exceso fundar toda unateoría de las religiones sobre el totemismo, que considera sin más la forma ele-mental y que revela la esencia de la religión. En definitiva, cabe pensar queestamos ante unas conclusiones que empiezan a apartarse del campo de las cien-cias sociales, como ocurrieran en Comte con su Sistema de política positiva. «Durkheim no describe una religión de la sociedad —dice Aron— con el deta-lle con que Augusto Comte describió una religión de la humanidad. Aún afir-ma explícitamente que Augusto Comte se equivocó al creer que un individuopodía forjar de encargo una religión. En efecto, si la religión es una creacióncolectiva, Durkheim debía oponerse a la teoría de que un sociólogo pueda crearpor sí solo una religión. Pero en la medida en que Durkheim quiso demostrarque el objeto de la religión no es otra cosa que la transfiguración de la socie-dad, su actividad es comparable a la de Augusto Comte que, para fundar lareligión del futuro, afirmaba que la humanidad, que había destruido a los dio-ses trascendentes, se amaría a sí misma o, bajo el nombre de humanidad, ama-ría lo que había en ella de mejor»39.

3 6 Nisbet, op. cit., p. 102.3 7 Durkheim, Las formas elementales de la conciencia religiosa, ci tado por Marsal , op. cit.,

p . 153.3 8 Raymond A r o n , op. cit., p . 7 1 .3 9

Ibidem, p . 55.

6. MAX WEBER: PASIÓN Y CIENCIA

John Rex, al referirse a Max Weber en un libro publicado en 1969, nos de-cía: «La obra de Max Weber ha tenido muy poca influencia en Inglaterra y en la edad de los ordenadores electrónicos presenta escasos indicios de ejercer-la en el futuro» ]. A los pocos años la apreciación nos parece inadecuada, confalta evidente de visión histórica. Como nos dice posteriormente el mismo Rexy en el mismo libro: «Hay una comprensión del tema y un esclarecimiento desus problemas que no hallamos en ningún otro autor»2. La figura de Weberse ha ido agigantando con los años y ha ido alcanzando cotas crecientes deaceptación, considerándosele con frecuencia en la actualidad el más grande e influyente de los sociólogos. «La máxima forma de la "Sociología del espíri-tu'' es, sin duda alguna, la "Sociología comprensiva" de Max Weber, cuyacapacidad analítica trasciende el preciso momento histórico-social de su géne-sis para pretender hoy validez como ciencia sociológica actual. Max Weber estodavía nuestro contemporáneo»3. Con Weber termina el período clásico dela Sociología. Después de su obra, y de la de Durkheim en menos medida, nosencontramos ya con una disciplina definitivamente fundada.

1. UNA OBRA Y UNA BIOGRAFÍA DIFÍCILES

La obra de Max Weber es bastante amplia y de difícil comprensión, conpartes que no están todavía en otro idioma que el original alemán. Para suestudio puede considerarse dividida en cuatro aspectos: 1. Los escritos meto-dológicos, constituidos por diversos ensayos entre los que merecen la pena des-tacar La política como vocación, La ciencia como vocación4, El sentido dela libertad de valoración en las ciencias sociológicas y económicas y La objeti-vidad del conocimiento en las ciencias y la política sociales5\ 2. Los escritosde historia económica, entre los que sobresale Historia económica general6,libro postumo elaborado con base a los apuntes de sus clases en los últimosaños de su vida; 3. Los estudios de sociología de la religión entre los que tene-mos a nuestra disposición el conocido libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo y Sociología de la religión7; 4. Su obra maestra de Sociología

1 J o h n Rex, «Max Weber» , en Raison, ed. , Los padres fundadores de la ciencia social, op.

cit.,, p. 173.2

Ibidem., 174.3 Carlos Moya , Sociólogos y sociología, op. cit., p. 118. Cfr. Caplow, Sociología fundamen-

tal, Barcelona, Vicens Vives, 1975, p p . 214-219, y Nisbet, Introducción a la sociología, Barcelo-na, Vicens Vives, 1975, p. 30.

4 Max Weber: El político y el científico, Barcelona, Al ianza, 1980, contiene los dos ensayos.5 Max Weber: Sobre la teoría de las ciencias sociales, Barcelona, Península , 1977; también

Ensayos sobre metodología sociológica, Buenos Aires, A m o r r o r t u , 1973; a mb o s con ot ros ensa-yos más .

6 Max Weber , Historia Económica General, México, F. C. Económica , 1942.7 Max Weber , La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Madr id , Península , 1977, y

Sociología de la religión, Buenos Aires , Pléyade, 1978.

M A X WEBER: P A S I Ó N Y C I E N C I A 115

general, de título Economía y Sociedad*\ que fue publicada por primera vezpor su mujer al año siguiente de su muerte. Lógicamente toda la obra de MaxWeber forma un todo coherente y los intentos de considerar sólo algunos desus escritos —caso de la importancia primordial dada por los funcionalistasa los ensayos metodológicos—, cuando menos dan una visión deformada desu pensamiento.

Difícilmente podrá entenderse, además, el intento ambicioso de compren-der la sociedad contemporánea, iniciado sistemáticamente por Weber, sin si-tuarse tanto en el momento histórico europeo y alemán, como en su complejae íntima biografía. Los datos biográficos de Weber empiezan a ser abundantespues contamos con un libro ya clásico de Bendix, Max Weber: semblanza inte-lectual, e incluso con una interpretación histórico-psicoanalítica realizada enla década de los setenta por Mitzman, La jaula de hierro9. Cualquier inten-to de comprensión de Weber tendrá que aunar sus teorías y su historia, comonos dice Marsal «en el pequeño libro sobre este gran autor» que nos ha deja-do: «Tras la obra intelectual empecé a entenderlo en su biografía, a encontrarafinidades vitales. Max Weber, antídoto de lo cómodo y lo superficial, auto-designado héroe de la moral de la responsabilidad, abogado de causas perdi-das, es en verdad el prisionero de la jaula de hierro de su propia socialización,de su propia familia, de su clase y de su país. La penosísima lucha por la obje-tividad científica, que sólo a veces alcanza, es paralela a su neurótico esfuerzopor la represión del goce vital, su enciclopédico conocimiento, sublimación nomás de su amargo patriotismo» 1 0.

Se ha puesto el intento weberiano como ejemplo de una Sociología librede valores, pero esto no puede llevarnos a pensar en un Max Weber con un

8 Max Weber, Economía y Sociedad, México, F. C. Económica , 1964.9 Reinhard Bendix, Max Weber: semblanza intelectual, Buenos Aires, Amor ro r tu , 1979; Ar-

thur Mitzman, La jaula de hierro, una interpretación histórica de Max Weber, Madr id , Alianza,1976; existen también en alemán una biografía publicada por su mujer y un estudio de WolfgangMommsem basado en materiales del au tor no publ icados.

Un escuetísimo resumen biográfico de Weber que nos ayude a situarle es el siguiente:Max Weber nació en Erfurt en 1864, en una familia de ascendencia industrial acomodada . Su

padre fue una figura eminente en el par t ido liberal nacional en la época de Bismark e hizo de sucasa un impor tan te pun to de reunión de políticos e intelectuales de Berlín. Su madre , Heléne Fa-Ueñstein era una mujer culta de honda religiosidad y de inquietudes humani tar ias no compar t idaspor su mar ido . Sus primeros estudios universitarios fueron de Derecho en Heildelberg, Gót ingay Berlín. Sus investigaciones iniciales de doc to rado y de habilitación para la docencia, versaronsobre economía e historia económica. En 1893 se casa con Mar ianne Schnitger, a b a n d o n a n d o lacasa pa terna . Es designado catedrático de Economía en Fr iburgo en 1894, pasando a Heidelbergen 1896. Cae psíquicamente enfermo en 1897, lo que le apar t a rá de la docencia hasta 1918, aun-que desde 1903 reanudar ía su actividad investigadora, fundando este mismo a ñ o con Sombar t y Jaffé Archivos para las Ciencias Sociales y la Política Social. En 1904 hizo un breve viaje de tresmeses por Estados Unidos , también publica su l ibro La ética protestante y el espíritu del capitalis-

mo. A part ir de estos años su casa será centro de interesantes discusiones intelectuales de granal tura en la que intervenían amigos y discípulos entre los que podemos señalar a Simmel, Tónnies ,Jaspers , Michels, Lukács y Bloch. En 1910 funda con Tónnies y Simmel la Sociedad Alemanade Sociología. Has ta 1917 se dedica al estudio preferentemente en el campo de la Sociología dela religión y de la metodología . En 1918 actúa como asesor de la Comisión Alemana del Armisti-cio y colabora en redactar la Const i tución de Weimar . Vuelve a la Universidad en Viena en elverano de 1918, de donde pasa a Fr iburgo en 1819, sus clases y conferencias son un gran aconteci-miento apreciadísimo por profesores y a lumnos , que en algún momen to buscaron en él su lideraz-go , por su independencia de criterio. Muere en jun io de 1920 de neumonía a la edad de cincuentay seis años . Al a ñ o siguiente se publica su obra fundamental Economía y Sociedad.

1 0 Marsal , Conocer a Max Weber y su obra, Barcelona, Dopesa, 1978, p. 8.

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carácter frío y no comprometido; al contrario, estamos ante un hombre de unapasión intelectual grandiosa n, que ha hecho tomar a no pocos sociólogos con-temporáneos su ensayo La ciencia como vocación de libro de cabecera. En es-te ensayo, después de explicar que la tarea del profesor no es nunca ideológi-ca, manifiesta que tampoco es neutra, y dice así: «Me parece de una absolutafalta de responsabilidad que el profesor aproveche estas circunstancias paramarcar a los estudiantes con sus propias opiniones políticas, en lugar de limi-tarse a cumplir su misión específica que es la de serles útil con sus conocimien-tos y con su experiencia científica. Por supuesto, es siempre posible que algúnprofesor sólo consiga a medias prescindir de sus simpatías políticas. En estecaso se expondrá a las más agudas críticas de su propia conciencia. Este he-cho, en definitiva, nada prueba. También son posibles los errores puramenteobjetivos y tampoco ello supone un argumento en contra del deber de buscarla verdad. Además, es el interés científico el que me hace condenar esa actitud.Basándome en la obra de nuestros historiadores, me comprometo a ofrecerla prueba de que allí en donde un hombre de ciencia permite que se introduz-can sus propios juicios de valor deja de tener una plena comprensión del te-ma... Por de pronto nos encontramos con esto: la primera tarea de un profe-sor es la de enseñar a sus alumnos a aceptar los hechos incómodos; quiero de-cir aquellos hechos que resultan incómodos para las corrientes de opinión quelos alumnos en cuestión comparten, y para todas las corrientes de opinión, in-cluida la mía propia, existen hechos incómodos. Creo que cuando un profesorobliga a sus oyentes a acostumbrarse a ello les está dando algo más que unasimple aportación intelectual. Llegaría incluso a la inmodestia de utilizar laexpresión aportación ética, aunque pueda sonar como un término en demasíapatético para calificar una evidencia tan trivial» , : .

2. LOS VALORES DE WEBER

En Max Weber su pasión por el conocimiento, por la captación objetivade la realidad social, se antepone claramente, vitalmente, a sus otras aporta-ciones, al análisis crudo de lo político, del poder y de la burocracia, y a susconocimientos enciclopédicos, con los que intenta escudriñar todavía el senti-do evolutivo de la sociedad. Por este motivo nos encontramos con «una figuraverdaderamente patética cuyos hallazgos analíticos fueron hechos en contrade sus más profundas convicciones»,3. Pero no es fácil adentrarse en esas con-vicciones —realmente ocultas— de Weber que podrían resumirse: en un naciona-lismo apasionado y en una síntesis de conservadurismo, liberalismo aristocrati-zante y socialismo. A todo ello podríamos añadir, en su pensamiento tardío, cier-tas notas de irracionalismo nietzscheano.

El nacionalismo weberiano es un valor básico a tener en cuenta, como un

n Cfr. Mitzman, La jaula de hierro, op. cií., p. 256. Nos cuenta la famosa conferencia deMax Weber en Burg Lanestein en que atacó duramente al Kaiser y en la que al pedírsele a TheodorHenss que interviniera para calmarle, éste contestó: «¿Se puede apagar un volcán con un vasode agua?».

12 Max Weber, El político y el científico, op. cit., pp. 213 y 214.13 Marsal, Conocer Max Weber y su obra, op. cit., p. 104. En esta personal contradicción

hay una cierta similitud, como en el carácter nacionalista y en cierto sentido aristocrático, de We-ber con Tocqueville.

M A X WEBER: P A S I Ó N Y C I E N C I A 117

preámbulo a toda su obra. En este sentido, nos dice Aron: «El valor que MaxWeber, en un acto de decisión libre, había colocado por encima de todo, era,como hemos visto, la grandeza nacional, no la democracia o aún las libertadespersonales»14. Veía necesaria —de forma vital— la grandeza de Alemania, cu-ya unidad se estaba estrenando, para impedir que la civilización occidental su-friera el acoso de la barbarie eslava, esto queda claro preferentemente en susprimeros escritos y en la toma de postura ante el problema de los Junkers. Encualquier caso, estamos ante un nacional-liberal, como le denomina RaymondAron, que en la crítica a su pueblo no dejaba de considerarlo como Herren-volk (pueblo de señores).

Por otra parte, como acabamos de decir, Weber es producto de las influen-cias encontradas del conservadurismo, liberalismo y socialismo de la Alema-nia de su tiempo; participa en parte de la tradición crítica de la izquierda, perootras veces es un legitimador del poder en su forma más cruda, como razónde Estado, como Machtstaat. Sin duda Max Weber creía en el poder espiritualde los intelectuales y en el de sus creencias y valores. Desconfiaba también delos intelectuales revolucionarios como lo hicieran los grandes pensadores con-servadores como Tocqueville y Burke. Es más, Weber tendió a exagerar el pa-pel de las ideas en la orientación de la acción en el más alto nivel teórico y también en sus análisis sociológicos de la religión. Pero Max Weber parece,a veces, un refugiado en el estrato intersticial; alguien con visión trágica, quedice sí y no al mismo tiempo, que ha perdido su base originaria burguesa y no encuentra un nuevo pie social en las nuevas clases proletarias o simplemen-te industriales. Aunque tampoco pueda encontrarlo en una aristocracia, quesabe que en Alemania ha dejado de existir y nunca podrá ya reinar. De ahísu desesperada voltereta ideológica hacia el cesarismo bonapartista y la demo-cracia plebiscitaria15.

De manera que podemos encontrar un rasgo tradicional y burgués en MaxWeber, que le viene de la tradición familiar. Y hay también una influencia so-cialista, como puede desprenderse de la amistad y contacto con Simmel, Som-bart o Michels, por más que en su obra exista, como veremos, un conoci-miento y una crítica profunda a Marx, al que pretende superar en sus aspectosbásicos.

De todas formas, lo más sobresaliente y transmisible del talante weberianoes su liberalismo. «Weber fue un liberal y lo que más le preocupaba era la sal-vaguarda de la libertad como un fenómeno de origen histórico —escriben Gerthy Mills— en la actualidad a la defensiva contra el capitalismo y la burocracia.Weber representa más bien el liberalismo humanista y cultural que el liberalis-mo económico. La tradición humanista, dentro de la cual Scheller escribió queel hombre fue creado libre, es libre, y nació encadenado, queda clara en la preo-cupación de Weber por la decadencia del hombre cultivado como personali-dad completa, en favor del experto, tullido desde un punto de vista

1 4 Raymond A r o n , op. cit., p. 304. Y sigue: «Apoyaba la democratización por razones cir-cunstanciales más que de principio. En su opinión, los funcionarios entre los cuales el emperadorelegía a sus ministros estaban desprovistos —tan to por formación como por t emperamento— devoluntad de poder , pr imera cualidad de los gobernantes y quizás aún de los pueblos en un m u n d oduro , caracterizado por la lucha de los individuos, de las clases y los Es tados» .

1 5 Mar sal, Conocer Max Weber y su obra, op. cit., p. 96.

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humano» , 6. Estamos ante un liberal, con las grandezas y servidumbre que estetérmino arrastra en los inicios de nuestro siglo.

Parece que el cientifismo de Weber le arrastra poderosamente a unos plan-teamientos liberales, como se nos ha señalado recientemente:

En este clima de disolución del idealismo objetivo, con su decisivo relativismo y agnos-ticismo axiológico, Max Weber, pertrechado con el formalismo neokantiano, se va a enfrentar con el «idealismo materialista» construyendo su Sociología como un deses-perado esfuerzo de formalizar científicamente la realidad histórico-social, a fin de ex-plorar su posible racionalidad o irracionalidad. Se trata, en último término, de ilumi-nar racionalmente la decisión individual, haciendo así posible una auténtica ética dela responsabilidad —que supone sus valores y fines último^ como previamente dadosy exteriores a la ciencia—. Que se limita a proporcionar conocimientos sobre la técnicaque, mediante la previsión, sirve para dominar la vida, tanto las cosas externas comola propia conducta de los hombres. La ciencia como máxima forma de racionalizaciónteórica de la acción, al asegurar una máxima coherencia entre los medios, los fines y sus consecuencias, posibilitando así que el individuo «por sí mismo» se dé cuenta delsentido último de sus propias acciones y de este modo sea dueño responsable de su pro-pio comportamiento , 7 .

Y esto, con su énfasis en la racionalidad, es lo que hace de Max Weber nues-tro contemporáneo. Es un liberal racionalista, como afirma Kóning:

Al cabo, es la razón correspondiente a los miembros de una sociedad cuyas relacionesse definen muda y radicalmente en términos de dominación, tal y como establece la«Sociología comprensiva». Si la razón ha de ser el órgano de la libertad del hombrefrente a la naturaleza y la historia, alumbrando una sociedad que disuelva la fatalidaddel destino, hay que trascender en su búsqueda los límites de la sociedad capitalista,los límites de la pura razón individual. En esa trascendencia se sitúa la vocación actualde la Sociología como ciencia de la libertad l 8 .

En definitiva, podríamos decir, que Weber es un liberal porque en su obrase pone el énfasis en el «politeísmo de los valores», tan alejado de la exclusiónde unos valores como de su utilización como explicación última, dando siem-pre opción a la elección individual.

Recientemente, sin embargo, sobre todo a impulsos de las ideas del filóso-fo comunista húngaro Georgy Lukács, y posiblemente en pugna con la inter-pretación liberal, se ha acentuado el estudio de la veta existencialista del soció-logo de Erfurt, llegándose a ver en él el punto de transición del neokantianis-mo imperialista a la filosofía irracional existencial.

Weber, según Lukács, «trata de salvar la cientificidad de la sociología re-curriendo a su neutralidad valorativa, pero al hacerlo así, desliza todo lo irra-cional en las valoraciones, en las posiciones». Weber, pues, expulsa el irracio-nalismo de la metodología «para introducirlo como la base filosófica de una

1 6 Max Weber, Ensayos de Sociología contemporánea, Barcelona, Martínez Roca, 1972, p.93; editado por Gerth y Mills. Cfr. Marsal, La crisis de la Sociología norteamericana, op. cit.,

p. 174.17 Carlos Moya, Sociólogos y sociología, op. cit., pp. 122 y 123.1 8 Cfr. Rene Kóning, «Los problemas de los juicios de valor en Max Weber», en Presencia

de Max Weber, op. cit., p. 84, llegando a afirmar que «su grandeza consiste en haber llegadoa esa solución dominando un temperamento indómito. . . Inserta un fragmento de latinidad en lasciencias sociales, que tanta necesidad tienen de una regla normativa universal, liberada de ideolo-gías».

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concepción del mundo»1 9. En el mismo sentido, nos dice Aron, que si nosatrevemos a utilizar conceptos que no se utilizaban en su época, podemos afir-mar que Max Weber pertenecía, como filósofo, a la corriente existencial. Y,por otra parte, uno de los más célebres filósofos de la existencia, Karl Jaspers,su amigo, le ha asignado la jerarquía de maestro. En todos ellos, la figura deMax Weber se define por el compromiso vital ante todo, más que por laracionalidad20.

De esta manera, en base a las últimas consideraciones, se ha tendido a veren Weber una suma de influencias personales: de la filosofía de Nietzsche, dela de Marx e incluso del mismo Maquiavelo. En definitiva, se ha puesto en du-da la abstención de los propios juicios de valor. Como señala Aron de unamanera crítica:

En Weber , una filosofía de lucha y de poder , de inspiración marxista y nietzscheana,

se combina con la visión de una historia universal que desemboca en un m u n d o desen-

can tado y en una humanidad sometida, despojada de sus más altas virtudes. Pa ra sí

mismo y quizá para el p ró j imo, Max Weber ponía por encima de t odo menos el éxito

y el poder que cierta nobleza, el coraje de af rontar la condición h u m a n a según ésta

se manifiesta a quien rechaza las ilusiones, t an to las religiosas c o m o las que se originan

en las ideologías políticas. Todos los que creen detentar una verdad absoluta o total ,

todos los que quieren conciliar los valores contradictor ios , los marxistas-hegelianos,

los doctr inarios de la democracia del derecho natura l , cont inúan y con razón, la polé-

mica cont ra una persona que asignaba carácter dogmát ico al rechazo del dogmat i smo,

que ve una verdad definitiva entre la contraposición de los valores y que finalmente

sólo acepta la ciencia parcial y la decisión r igurosamente a r b i t r a r i a 2 1 .

Estamos así en una situación muy similar a la que nos llevaba la crítica a la metafísica de Comte, e incluso de Marx, arrastrando a unos plantemientosmetafísicos no criticados. La metodología de Max Weber pudo verse falseadapor su filosofía (principalmente el lenguaje neokantiano). Pero más importan-te es considerar que su metodología ha podido inspirar una filosofía errada:la indiscriminación entre valores vitales y realizaciones razonables; la irracio-nalidad de la elección política, entre la representación del mundo en lucha re-cíproca; o la ambivalencia moral y espiritual de todas las actitudes, la del sa-bio y la del insensato, la del fanático y la del moderado. Como nos dice el mis-mo Aron, en un enfoque positivo y en profundidad que sitúa el drama de bue-na parte de la Sociología contemporánea:

Porque la ciencia es l imitada, el porvenir imprevisible y los valores a cor to plazo con-tradictor ios , las elecciones a las que efectivamente está condenado el hombre históricono son demostrables . Pe ro la necesidad de la elección histórica no implica que el pen-samiento esté pendiente de decisiones esencialmente irracionales y que la existencia secumpla en una libertad no sometida ni siquiera a la Verdad 2 2 .

Esta es realmente la crítica más radical que puede hacerse a toda la aporta-

1 9 Georgy Lukács , El asalto a la razón, Gri ja lbo, Barcelona, 1976, donde hay un apa r t adoti tulado «La sociedad a lemana del per íodo guillermino (Max Weber)» , p p . 485-500.

2 0 Cfr. Raymond Aron , op. c/7., p p . 14 y 15.2 1

Ibídem, p . 308.2 2 Raymond Aron , Pró logo a Max Weber , El político y el científico, op. cit., p. 76.

120 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

ción de Weber a nuestra disciplina, que señala su responsabilidad y limita suaceptación incondicionada.

3. UNA SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA Y PRECISA

Desde un punto de vista de la aportación teórica de Weber, siempre se des-taca su planteamiento original, lo que se ha llamado «sociología comprensi-va», por el enfoque específico que adopta en nuestra disciplina. Para Max We-ber «debe entenderse por sociología: una ciencia que pretende entender inter-pretando, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su de-sarrollo y efectos. Por acción debe entenderse una conducta humana siempreque el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. Laacción social, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por susujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta ensu desarrollo»23.

El concepto básico sobre el que elabora Weber su sistema, como nos trans-mite en el capítulo primero de Economía y Sociedad, es el de «acción social»,que orientada por las acciones de los otros puede ser: 1. racional con arregloa fines; 2. racional con arreglo a valores; 3. afectiva, y 4. tradicional. En cual-quier caso estamos ante acciones repetidas que constituyen el objeto propiode la Sociología. Y sobre este concepto se elaborará el de la relación social,que es una conducta plural con probabilidad de actuaciones en una formadeterminada24.

El enfoque de la «sociología comprensiva» (verstehen) consiste en colocar-se imaginativamente en lugar del otro; de esta manera el estudio de los fenó-menos sociales gana en profundidad psicológica. Como precisa Nisbet, el «vers-tehen es una comprensión que penetra el reino de los sentimientos, las motiva-ciones y el espíritu»25. Se propugna así la captación del sentido en el análisisde los fenómenos sociales. El individuo y su acción es la unidad básica a laque debe reducirse la «sociología comprensiva», procurando que los concep-tos generales tengan referencia a la interacción humana y por tanto sean com-prensibles.

Teniendo a sus espaldas toda la herencia de la escuela histórica a lemana y del criticis-mo kant iano y poskan t i ano , a diferencia de Durkhe im, Max Weber pone el acento notan to sobre el hecho social como «cosa» , como en las acciones sociales, iniciativa vo-luntaria del individuo. La importancia de Max Weber reside en su tentat iva, co ronadaen par te por el éxi to, de ir más allá del positivismo y el historicismo y redescubrir elcondicionamiento de la acción social . . . Pe ro no se crea que , interesado como está porla suerte de los individuos y su dest ino, Max Weber limite el c a m p o de sus indagacio-nes a temas psicologizantes. . . Puede ser que ningún o t ro sociólogo con temporáneo co-mo Max Weber haya considerado tan seriamente el p roblema del estudio de las institu-ciones, t an to del pun to de vista de su funcionamiento cot idiano c o m o de la perspectivahistórica, y no a b a n d o n a sino tempora lmente , y por fines heurísticos, el criterio de laglobal idad 2 6 .

2 3 Max Weber , Economía y Sociedad, op. ciu, p. 5.2 4

Ibidem, p p . 20 y 2 1 .2 5 Nisbet , La sociología como forma de arte, Madr id , Espasa-Calpe , 1979, p. 25 .2 6 Ferrarott i , El pensamiento sociológico, op. cit., p. 20 y 27. Cfr. Marsal , Conocer Max We-

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Con estas ideas, haciendo hincapié en el punto de vista del actor, Weberprocuraba separarse de la concepción despersonalizada del individuo tan ca-racterística de la tradición idealista alemana.

El átomo del sistema weberiano es, por tanta, el concepta de «acta social»,que es el comportamiento humano orientado hacia otros con una significaciónsubjetiva. Dicho en términos vulgares, hacer un guiño a otra persona para in-dicarle algo es un acto social, mientras que no lo será el continuo parpadeo.Sobre el acto social se organiza la relación social, en la medida en que variosactores orientan sus acciones recíprocamente. La probabilidad de estas rela-ciones dará lugar al uso o a la costumbre... Y, de esta manera, va Weber edifi-cando su edificio conceptual que incluirá los grupos (asociación o comunidad),la empresa, el poder, la asociación hierocrática, etc.

La precisión de Weber en su elaboración conceptual podría ser entendida,en un primer sentido, por su deseo de poner unas bases firmes sobre las queelaborar su tratado de Sociología general, para hacer hrtetigiibte: lias diferentesformas de economía, de derecho, de dominio y de religión, insertándolas enun sistema conceptual único. También le permitiría, como advierte ReinhardBendix, escapar a las tendencias dominantes del marxismo o del darwinismosocial de buscar determinantes sociales o biológicos, subrayando el papel irre-ductible del individuo y la fuerza coactiva de la sociedad: «El significado seorigina en el individuo, a la vez que en su interacción con los otros, y Weber,al definir el asunto propio de la sociología, subraya ambos aspectos»27.

Pero es más importante todavía, para Weber, su pasión por la definiciónconceptual, pues al realizar esta actividad está enlazando con la tradición dela filosofía clásica. Los conceptos son considerados el instrumento primordialdel trabajo científico, que nos permitirá acercarnos a donde late la verdaderarealidad. «El apasionado entusiasmo de Platón en la República —nos dice elmismo Weber— se explica, en último término, por el descubrimiento recientede uno de los mayores intrumentos del conocimiento científico, del concepto.Fue Sócrates quien descubrió su alcance, aunque no sea él el único descubri-dor del concepto. Ya en la India pueden encontrarse elementos lógicos muysemejantes a los de Aristóteles. En ningún sitio fuera de Grecia se tiene, sinembargo, conciencia de su importancia. Fue allí en donde por vez primera fuevisto como un instrumento utilizable, merced al cual puede colocarse a cual-quier persona en el torno de la lógica y no permitirle escapar de él a menosque confiese, o bien que no sabe nada, o bien que ésta y no otra alguna esla verdad eterna que, a diferencia de las acciones e impulsos de los hombresciegos, no ha de pasar jamás. Esta fue la inaudita vivencia de los discípulosde Sócrates. De ella parecía necesariamente deducirse que una vez que se hu-biese encontrado el concepto de lo bello, de lo bueno, de la bravura, del almao de cualquier otra cosa, también podría encontrarse su verdadero ser, que-

ber y su obra, op. cit., p. 31 , donde nos da la siguiente cita de Weber sobre la acción social: «Lasociología interpretativa o comprensiva considera al individuo y su acción como su unidad básica.C o m o su á tomo, si puedo permitirme emplear excepcionalmente esta discutible comparación. Desdeesta perspectiva, el individuo consti tuye también el límite superior y es el único depositario de unaconducta significativa. „ En general , en sociología* concepto*tales c o m o "e s t ado" , , ' ' asociación", ," f e u d a l i s m o " , e tc . , designan categorías determinadas de interacción h um a n a . En consecuencia,la tarea de sociología consiste en reducir estos conceptos a "acciones comprens ib les" , es decir,sin excepción, aplicables a las acciones de hombres individuales part ic ipantes».

2 7 Reinhard Bendix, Max Weber, op. cit., p. 441 . Cfr . Raymond A r o n , op. cit., p. 203.

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dando así abierto el camino que permitiría enseñar y aprender cuál es el modojusto de comportarse en la vida y, sobre todo, de comportarse como ciudada-no. Para el heleno, cuyo pensamiento es radicalmente político, todo depende,en efecto, de esta última cuestión decisiva, cuya investigación constituye el sen-tido más hondo de la ciencia»28. La fuerza y la claridad de Weber descansatambién en la desnudez ciclópea, descarnada y potentísima, de su estructuraconceptual.

Para el sociólogo del funcionalismo Parsons, la trayectoria de Weber, defundamentar su sociología en la acción social, es similar a la seguida por Al-fred Marshall, Wifredo Pareto y Emilio Durkheim. Por este motivo, en su co-nocido libro La estructura de la acción social, profundiza en lo que cree coin-cidencia del pensamiento social occidental, intentando teorizar sobre la «ac-ción social» al nivel de abstracción más alto. En este sentido considera a We-ber predecesor de sus teorías, apoyándose también en sus ideas sobre su «neu-tralidad valorativa» y «los tipos ideales», que nos merecen una especial aten-ción.

4. LA METODOLOGÍA WEBERIANA

La preocupación metodológica es una de las características básicas de laobra científica de Weber, como hemos ido viendo. Su importancia puede deri-var posiblemente del marco histórico de finales del xix, con una manifesta-ción palpable de la fuerza de las ideologías, donde era necesario defender lalibertad intelectual contra las interferencias políticas. En cualquier caso, pro-curar conseguir la «neutralidad valorativa», la insistencia de la lucha para larealización de una ciencia «sin supuestos previos», es una tarea típica weberiana.

Para Max Weber han sido definitivamente superados, por carecer de senti-do, los intentos tradicionales de encontrar por la ciencia las respuestas últimasa la vida humana, «hacia la verdadera felicidad». Pero no se conforma conla afirmación de Tolstoi: «La ciencia carece de sentido puesto que no tiene res-puesta para las únicas cuestiones que nos importan, las de qué debemos hacery cómo debemos vivir». Su opinión es que la ciencia sigue siendo válida paraplantear adecuadamente estas cuestiones29.

Su punto de partida es que en todo el campo de la ciencia, y de una maneraespecial en el de las ciencias sociales, deben tenerse en cuenta las dificultadesque tiene el investigador por sus propias valoraciones de los fenómenos queestudia. «Por valoraciones —nos señala Weber— es preciso entender las eva-luaciones prácticas del carácter censurable o digno de aprobación de los fenó-menos influibles por nuestro actuar»30. Y estas valoraciones acompañan siem-pre al hombre en su trabajo, por más que éste deba tener como objetivo pres-cindir de ellas para conseguir la neutralidad valorativa. En cualquier caso, in-siste Max Weber, siempre iremos acompañados de dos supuestos para realizarla ciencia sin supuestos previos: la admisión de la lógica y la metodología, y la consideración como importante del tema objeto de estudio. «Todo trabajocientífico —nos dirá— tiene siempre como presupuesto la validez de la Lógica

2 8 Max Weber , El político y el científico, p. 203.2 9

Ibídem, p p . 205-207.3 0 Max Weber , Ensayos sobre metodología sociológica, op. c/7., p. 222.

M A X WEBER: P A S I Ó N Y C I E N C I A 123

y de la Metodología, que son los fundamentos generales de nuestra orienta-ción en el mundo. Estos supuestos no suscitan grandes problemas, al menosen lo que toca a las cuestiones que ahora nos ocupan. Sin embargo, todo tra-bajo científico tiene aún otro supuesto necesario, el de que el resultado quecon él se intenta obtener es "importante", en el sentido de que es "digno deser sabido". Con este supuesto vuelven evidentemente a planteársenos todosnuestros problemas, pues él no es a su vez científicamente demostrable. Sólocabe interpretarlo de acuerdo con su sentido último y aceptarlo o rechazarlo,según cual sea la actitud de cada uno frente a la vida»3 1.

La tarea de Weber en su obra fue intentar llevar a la práctica estos objeti-vos, aun considerando la dificultad de la tarea e incluso la imposibilidad. Enla práctica se fueron creando unas reglas, que han quedado paradigmáticamenteexpuestas en los tres acuerdos tácitos de los editores de Archiv für Socialwis-senschaft und Sozial politik (Sombart, Weber y Jaffé), sobre los requisitos a exigir a cualquier tarea científica: apreciación del valor del conocimiento teó-rico desde puntos de vista «unilaterales»; la exigencia de la formación de con-ceptos precisos, y la estricta separación entre saber empírico y juicios devalor32.

En cualquier caso, la aportación positiva de la ciencia es siempre patentey puede resumirse inicialmente, siguiendo a Weber en tres puntos: por de pronto,la ciencia proporciona conocimientos sobre la técnica que, mediante la previ-sión, sirve para dominar la vida, tanto las cosas externas como la propia con-ducta de los hombres; en segundo lugar, la ciencia proporciona métodos parapensar, instrumentos y disciplina para hacerlo; tampoco con eso concluye, sinembargo, la aportación de la ciencia y aún podemos mostrar un tercer resulta-do importante de la misma, la claridad. Como puede deducirse con facilidad,estas diferentes ayudas que puede prestar la ciencia están alejadas de cualquierdeterminación de la elección concreta, o mejor dejan al individuo un ampliomargen para que actúe en la realidad, en función de unos valores extracientífi-cos. Una vez tomada una postura, en función de unos valores, la ciencia po-drá volver a ayudar: 1. Nos señala los medios para llevarla a la práctica; 2.Nos sitúa ante la necesidad de la elección, y 3. Nos indica la concordancia dela postura con la visión del mundo, de forma que el individuo pueda darsecuenta por sí mismo de sus propias acciones33.

El científico social deberá, en la práctica, evitar la tentación de ir más le-jos, nos señala también Max Weber, al afirmar que «una ciencia empírica nopuede enseñar a nadie qué debe hacer sino únicamente qué puede hacer y, enciertas circunstancias, qué quiere... jamás puede ser tarea de una ciencia empí-rica proporcionar normas e ideales obligatorios, de los cuales puedan derivar-se preceptos para la práctica». Sólo de esta manera se evitarán los peligros delpropio etnocentrismo. De aquí deriva su clara postura sobre la necesidad porparte del profesor de evitar hacer política en las clases, incluso «dejando quelos hechos hablen por sí mismos»34.

El pluricausalismo se ha considerado una parte importante de la teoría delconocimiento de Weber y ha propiciado las interpretaciones liberales de sus

3 1 Max Weber , El político y el científico, p. 208.3 2 Cfr. Max Weber , Ensayos... p . 39.3 3 Cfr. Max Weber , El político y el científico, p p . 221-223.3 4 Max Weber , Ensayos..., p . 44.

124 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

teorías. En cualquier caso, es evidente que en Weber no caben los determinis-mos de ningún tipo, tampoco los culturales, que para oponerle al determinis-mo económico marxista se le ha tendido a atribuir. Lo que sí esf claro en MaxWeber es «el principio de afinidad electiva», que nos muestra cómo en deter-minadas situaciones históricas hay una afinidad entre factores que hacen quelos elijamos como explicación más convincente. No podemos, por ejemplo,pensar que en Weber se pueda deducir que la ética protestante haya inducidoa la existencia del capitalismo. Estamos pues, en este caso, ante una «afinidadintelectual y existencial entre una interpretación del protestantismo y una con-ducta económica. Esta afinidad entre el espíritu del capitalismo y la ética pro-testante hace inteligible el modo en que una forma de pensar el mundo puedeorientar la acción»35. Nada más alejado del monismo determinista económi-co o cultural.

Por todo lo dicho, el pluricausalismo weberiano, que puede verse como unresultado de la inseguridad y contradicciones filosóficas fundamentales de suvida, aparece indudablemente como un elemento vital en su metodología, dán-dole un cierto tono de ambigüedad a sus planteamientos, desde los que es po-sible derivar hacia el relativismo cultural, el ir racionalismo nazi o el complejosistema de la sociología del orden. Pues para Max Weber nos encontramos con«la imposibilidad de unificar los distintos puntos de vista que, en último tér-mino, pueden tenerse sobre la vida y, en consecuencia, la imposibilidad de re-solver la lucha entre ellos y la necesidad de optar por uno u otro... El destinode nuestro tiempo, racionalizado e intelectualizado y, sobre todo, desmitifica-dor del mundo, es el de que precisamente los valores últimos y más sublimeshan desaparecido de Ja vida pública y se han retirado, o bien al reino ultrate-rreno de la vida mística, o bien a la fraternidad de las relaciones inmediatasde los individuos entre sí» 3 6. Su respuesta personal, con la que termina el co-nocido ensayo La ciencia como vocación, no se aleja lo más mínimo de estalínea: «Hay que ponerse al trabajo y responder, como hombre y como profe-sional, a las exigencias de cada día. Esto es simple y sencillo si cada cual en-cuentra el demonio que maneja los hilos de su vida y le presta obediencia»37.En esta ambigüedad ética de las teorías de Weber, que no pueden dejar de te-ner destellos en su vida, descansa la modernidad de su planteamiento y tam-bién su debilidad, su fariseísmo.

5. UNA APORTACIÓN A LA CIENCIA: LOS TIPOS IDEALES

El progreso científico significa en Weber la paulatina eliminación de lospoderes ocultos e imprevisibles y la implantación creciente del cálculo y la pre-

3 5 Raymond A r o n , op. c/7., p . 276.3 6 Max Weber , El político y el científico, p p . 224.3 7

Ibidem, p. 231 . La siguiente cita de Aron , comentando a Weber, en la Introducción, es ejem-plo de la crítica al port i l lo que abre siempre este au to r a la incer t idumbre ética, en la aparentefortaleza inicial de sus principios, de u n a manera muy similar al marx ismo: «Las reglas formalesde la mora l racionalista de origen cr is t iano, cuya expresión suprema es la f i losofía de Kant , noson t ampoco cuestión de gus to , c o m o los colores. Son el desarrol lo lógico de la idea de humani -dad , de sociedad universal de los hombres , idea inseparable del sentido p rofundo de la verdadcientífica. Estas reglas son formales po rque las instituciones que , de siglo en siglo, consti tuyensu realización adecuada , no pueden dejar de cambiar en función de las técnicas de la mater ia y de la sociedad» (p . 58).

M A X WEBER: P A S I Ó N Y C I E N C I A 125

visión; en definitiva, exclusión de lo mágico. Si el primer instrumento del pro-greso fueron los conceptos, el segundo es el experimento racional, que haceposible la ciencia actual. «La elevación del experimento como tal a principiode la investigación es, sin embargo —nos dice—, obra del Renacimiento. Lospioneros de esta nueva senda son los primeros grandes artistas modernos, Leo-nardo y sus pares, pero sobre todo, y muy caracterizadamente, los músicosexperimentales del siglo xvi, con su clavicordio de pruebas. De ellos la expe-rimentación pasó a la ciencia, especialmente por obra de Galileo, a la teoría,a través de Bacon, y más tarde a cada una de las disciplinas científicas singula-res en las Universidades del continente, sobre todo las italianas y lasholandesas»38. Todo el progreso científico es visto así por Weber como unaparte importante del proceso de intelectualización al que estamos sometidos.Y, posiblemente, la aportación principal de Weber al tema es su idea de lostipos ideales.

A manera de inciso, conviene precisar, que para Weber es el progreso, laacumulatividad, la diferencia fundamental entre el arte y la ciencia, pese a queambas actividades exijan como elementos importantes tanto la dedicación co-mo la inspiración.

No es, en m o d o a lguno, cierto que la inspiración juegue mayor papel en la ciencia que

en la solución de los problemas prácticos que se plantean a un empresar io mode rno ,

aunque la soberbia de los científicos no lo crea así. Así como t ampoco , en contra de

lo que suele creerse, es su papel menor en la ciencia que en el a r t e . . . En el c ampo de

la ciencia sólo tiene personalidad quien está pura y simplemente al servicio de la causa.

Y no es sólo en el terreno científico en donde sucede así. No conocemos ningún gran

artista que haya hecho ot ra cosa que servir a su ar te y sólo a é l . . . Pe ro pese a la existen-

cia de estas condiciones previas comunes t an to a nuestro t rabajo como al t rabajo artís-

t ico, el t raba jo científico, en efecto, está inmerso en la corriente del progreso, mientras

que en el terreno del a r te , por el contrar io , no cabe hablar de progreso en este

sentido 3 9 .

De forma que —en esta línea— nos podremos encontrar con obras de artedefinitivas, mientras las obras científicas son siempre perecederas y adquierensu pleno significado al ser superadas. Es más, con frecuencia, lo que perduraen una realización científica es lo que tenía incorporado de artístico.

Pero volvamos a la consideración nuclear de Weber al estudiar los tiposideales. Nos recuerda Rex que Durkheim, en su empirismo radical, ya vio quelos sociólogos no podían hablar simultáneamente de todos los fenómenos so-ciales y que, por tanto, había que dirigirse a elaborar unos modelos tipo, basa-

3 8

Ibídem, p . 204.3 9

Ibídem, p p . 194 -1%. «Una ob ra de ar te que sea realmente " a c a b a d a " no será nunca supe-rada ni envejecerá j a m á s . El individuo pod rá apreciar de manera distinta la importancia que paraél, personalmente, t iene esa obra , pero nadie podrá decir nunca de una obra que esté realmente" l o g r a d a " en sentido artíst ico, que ha sido " s u p e r a d a " po r o t ra que también lo esté. En la cien-cia, por e l cont ra r io , todos sabemos que lo que hemos produc ido habrá quedado ant icuado den-t ro de diez o de veinte o de cincuenta años . Ese es el dest ino y el sentido del t rabajo científicoy al que éste, a diferencia de todos los demás elementos de la cul tura , que están sujetos a la mismaley, está sometido y ent regado. T o d o " l o g r o " científico implica nuevas " cues t i ones" y ha de sersuperado y ha de envejecer. T o d o el que quiera dedicarse a la ciencia tiene que contar con es to .Cier tamente existen t rabajos científicos que pueden guardar su importancia de m o d o duraderocomo " ins t rumentos de g o z o " a causa de su calidad artística o como medios de preparación pa rael t raba jo» (p . 197).

126 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

dos en algún tipo de promedio estadístico. Sin embargo, Weber fue mucho másallá de esta intuición, postulando que para estudiar la sociedad y la culturase necesitaba «allanar los elementos que componían su estructura particulary formar con ellos un tipo ideal de manera que cuando enfoquemos el casoparticular, conozcamos qué rasgos eran especialmente susceptibles de obser-vación y medición exacta»40. De esta forma, se plantea en Max Weber la ne-cesidad de construir tipos ideales, culminando con ellos varias tendencias desu pensamiento, de manera que puede afirmarse que con su estudio estamosen el centro de su doctrina epistemológica, que intenta alcanzar la solidaridadentre Historia y Sociología.

Por una parte, «el tipo ideal está vinculado —nos recuerda—, con la ideade comprensión, pues todo tipo ideal es una organización de relaciones inteli-gibles, propias de un conjunto histórico o de una realización de acontecimien-tos. Por otra parte, el tipo ideal está vinculado con lo que es característico dela sociedad y de la ciencia moderna, a saber, el proceso de racionalización.La construcción de tipos ideales es una expresión del esfuerzo de todas las dis-ciplinas científicas para conferir inteligibilidad a la materia, deduciendo de lamisma la racionalidad interna, y quizás aun construyendo esta racionalidada partir de una materia a medias informe. Finalmente, el tipo ideal se relacio-na también con la concepción analítica y parcial de la causalidad. En efecto,el tipo ideal permite aprehender individuos históricos o conjuntos históricos.Pero el tipo ideal es una aprehensión parcial de un conjunto global. Mantieneel carácter parcial de toda relación causal, aún en aquellos casos en que, apa-rentemente, abarca a una sociedad entera»4 1. De esta manera, al señalar lastendencias típicas ideales, se está intentando dar inteligibilidad a situaciones,que incluso al ser vividas por los actores tuvieron una comprensión deficiente.

Los tipos ideales, tal y como los define Weber, son reconstrucciones estili-zadas en función de unos elementos o rasgos típicos acentuados. Nos defineclaramente este instrumento en uno de sus ensayos metodológicos, La objeti-vidad cognoscitiva de la ciencia social y de la política social, publicado en 1904,donde nos dice: «Se obtiene un tipo ideal acentuando unilateralmente uno o varios puntos de vista y encadenando una multitud de fenómenos dados aisla-damente, difusos y discretos, que se encuentran en gran o pequeño número,en distintos lugares, que se ordenan según los precedentes puntos de vista ele-gidos unilateralmente, para formar un cuadro de pensamiento homogéneo. Nose encontrará en ninguna parte, empíricamente, un cuadro semejante en su pu-reza conceptual: es una utopía que plantea a la labor historiográfica la tareade comprobar, en cada caso singular, en qué medida la realidad se acerca o se aleja de ese cuadro ideal... Ese concepto, empleado con precaución, prestaun servicio específico a los fines de investigación y de ilustración»42. Y de es-ta manera aparecen utilizados de forma práctica en todo su obra pues, comonos señala en Economía y Sociedad, «el método científico consistente en laconstrucción de tipos investiga y expone todas las conexiones de sentido irra-cionales, afectivamente condicionadas, del comportamiento que influyen enla acción, como desviaciones de un desarrollo de la misma construido como

4 0 J o h n Rex, «Max Weber» op. cit., p . 174.4 1 Raymond A r o n , op. cit., p . 8 1 .4 2 Max Weber , Ensayos..., p . 79.

M A X WEBER: P A S I Ó N Y C I E N C I A 127

puramente racional con arreglo a fines»43. Estas ideas están —según vemos—íntimamente relacionadas con la actividad inicial de la ciencia (libre de valo-res) y, sobre todo, con el método comprensivo44.

De los comentarios que el mismo Weber hace sobre los tipos ideales pode-mos deducir su importancia para la tarea científica, que nos parece desmenu-zaba en las siguientes consideraciones:

1. Pretende guiar el juicio de imputación en la investigación.2. No es una hipótesis, desea orientar en la formación de hipótesis.3. No es una exposición de la realidad, que pretende dar medios de ex-

presión unívocos para representar.4. No es un promedio, sino el realce unilateral de uno o varios puntos

de vista y la reunión de una multitud de fenómenos singulares, que encajanen un cuadro conceptual en sí unitario.

5. Inhallable empíricamente en la realidad: utopía que la historiografíapuede comprobar si concuerda con la realidad.

6. Empleado con precaución puede ser de gran utilidad para los fines dela investigación y la ilustración.

7. Permite síntesis, que de otra forma no se podrían alcanzar.8. Intenta aprehender, en conceptos genéricos, individuos históricos o sus

elementos singulares.9. Debe evitarse la confusión de realidad y modelos —teoría e historia—,

empleándolos como esencia de la realidad o como lechos de Procusto45.

De todas maneras, Weber, en la utilización profusa de los tipos ideales, em-plea diferentes especies de conceptos que podríamos resumir en tres clases: unaprimera especie es la de los tipos ideales históricos, como el capitalismo o laciudad de occidente, donde se define una realidad histórica global y singularpara hacerla inteligible por unos rasgos parciales; una segunda especie es lade los tipos ideales abstractos, que se encuentran en diferentes circunstanciasde la realidad, el caso típico es la burocracia; una tercera especie es la de lostipos ideales concretos, elaborados por las construcciones racionalizantes deformas de conducta particulares, es el caso del homo economicus46. Pero enlos tipos ideales de los elementos que caracterizan la sociedad podemos fun-cionar a diferentes grados de abstracción. No es lo mismo, por ejemplo, refe-rirnos a los tres tipos de dominio (racional, tradicional y carismático), que a los tipos de actos (racional con respecto a fines, racional con respecto a valo-res, tradicional y afectivo), en cada momento estamos intentando aprender una

4 3 Max Weber , Economía y Seriedad, p. 7.4 4

Ibídem, p . 9. «Comprens ión equivale eñ todos estos casos a: captación interpretativa delsentido o conexión de sentido: a) men tado realmente en acción part icular (en la consideración his-tórica); b) men tado en promedio y de m o d o aproximat ivo (en la consideración sociológica en ma-sa); c) construido científicamente (por el mé todo tipológico) pa ra la elaboración del t ipo ideal deun fenómeno frecuente. Semejantes construcciones típico-ideales se dan , por ejemplo, en los con-ceptos y leyes de la teoría económica pura . Exponen có m o se desarrollaría una forma especialde conducta h u m a n a , si lo hiciera con t odo rigor con arreglo al fin, sin per turbación alguna deerrores y afectos, y de estar or ientada de un m o d o unívoco por un solo fin (el económico) . Pe rola acción real sólo en casos raros (Bolsa), y eso de manera aproximada , t ranscurre tal como fueconstruida en el t ipo ideal». También cfr. Raymond A r o n , op. cit., p. 249.

4 5 Max Weber , Ensayos..., p p . 79-89.4 6

Ibídem, p p . 89-93. También Cfr . Raymond A r o n , op. cit., p p . 250-252.

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realidad con diferente grado de complejidad. En cualquier caso, no debe per-derse nunca de vista que los tipos ideales son siempre, como nos señaló Par-sons: 1. Categorías subjetivas que intentan comprender (verstehen) la intencio-nalidad'de la acción del agente social; 2. Referentes a casos extremos o purosde acción, eliminando elementos ambiguos; 3. Meros instrumentos metodoló-gicos y no fines.

6. SOCIOLOGÍA Y POLÍTICA

Si bien la tarea de Weber es la de un científico social, su nostalgia por lapolítica, en la que hubiera deseado participar activamente, le empuja tanto a una valoración de las instituciones políticas como a la realización de aporta-ciones teóricas en este campo, que le han llevado a ser incluso calificado como«unnuevo Mlaquiávellcrde la edad de acero»4 7. Este título podría adjudicár-sele también por la crudeza de sus definiciones, creando una taxonomía de unauniversalidad muy superior a los demás sociólogos de la política que le prece-dieron o acompañaron. Nisbet le compara con Tocqueville, sociólogo de lapolítica por excelencia, y llega a afirmar incluso que «Weber otorga a los ele-mentos capitales de su teoría del poder un grado de universalidad, una genera-lidad de aplicación sociológica, que no encontramos en Tocqueville»48.

Max Weber formula unos conceptos para estudiar el contexto de la socie-dad política con independencia de la época y el lugar, que se han extendidoal campo de otras disciplinas como el Derecho o la misma Teoría del Estado,hasta n u e s t r o s d í a s .

Sus definiciones en la esfera del poder son muy precisas y han tenido granimportancia para los politólogos contemporáneos. Así, dice, «por política en-tendemos solamente la dirección o la influencia sobre la dirección de una aso-ciación política, es decir, en nuestro tiempo, de un Estado... Estado es aquellacomunidad humana que, dentro de un determinado territorio (el territorio eselemento distintivo), reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violenciafísica legítima»49. De manera que sociológicamente el Estado se define por re-ferencia a un medio específico que es la violencia física, aunque no sea esteel único medio ni el más normal que posee. Es más, para Weber el Estado será

4 7 Wolfgang M o m m s e n , «La sociología política de Max Weber y su filosofía de la historiauniversal», en Presencia de Max Weber, op. cit., p. 87. También cfr. Max Weber, Sociedad, políti-

ca e historia, Buenos Aires, Alfa, 1981.4 8 Nisbet, La formación del pensamiento sociológico, op. cit., vol. I, p. 187.4 9 Max Weber , El político y el científico, p. 83 . El carácter r o tundo de su pensamiento apare-

ce también en sus opiniones políticas práct icas, como las expresadas en una conferencia pa ra estu-diantes en 1919: «Ponerse a buscar después de perdida u n a guerra quiénes son los " c u l p a b l e s "es cosa propia de viejas; es siempre la estructura de la sociedad la que origina la guerra . La act i tudsobria y viril es la de decir al enemigo: " H e m o s perdido la guerra , la habéis ganado vosot ros .Es to es ya cosa resuelta. Hab lemos a h o r a de las consecuencias que hay que sacar de este hechorespecto de los intereses materiales que es taban en juego y respecto de la responsabil idad haciael fu turo , que es lo principal y que incumbe sobre t od o al vencedor" . T o d o lo que no sea estoes indigno y se paga antes o después. U n a nación perdona el d a ñ o que se hace a sus intereses,pe ro no el que se hace a su h o n o r y menos que n inguno el que se le infiere con ese clerical viciode querer tener s iempre razón. T o d o nuevo documento que t ras decenios aparezca ha rá levantarsede nuevo el indigno c lamoreo , el od io y la i ra , en lugar de permitir que , al menos mora lmente ,la guerra hubiera q u e d a d o enter rada al t e rminar» (pp . 58 y 59).

M A X W E B E R : P A S I Ó N Y C I E N C I A 129

la única fuente del derecho a la violencia, reclamando para sí (con éxito) elmonopolio de la violencia física legítima. Este tipo de definiciones, de fácilcontraste empírico, aunque discutibles en su aceptación jurídica, son la basede las teorías weberianas.

Hacer política para Weber es aspirar al poder, bien como medio para con-seguir otros fines (egoístas o idealistas), bien para gozar del sentimiento de pres-tigio que el poder mismo confiere. La actividad política de contacto con el po-der, «proporciona, por lo pronto, un sentimiento de poder. La conciencia detener una influencia sobre los hombres, de participar en el poder sobre ellosy, sobre todo, el sentimiento de manejar los hilos de acontecimientos históri-cos importantes, elevan al político profesional, incluso al que ocupa posicio-nes formalmente modestas, por encima de lo cotidiano»50. Pero para desem-peñar con eficacia tareas políticas es necesario poseer, en su opinión, tres cua-lidades decisivamente importantes: 1. Pasión, entrega apasionada a una cau-sa; 2. Responsabilidad con esa causa, que orienta la acción; 3. Mesura paraactuar sin perder el recogimiento y la tranquilidad, guardando distancia conlos hombres y las cosas.

Las aportaciones fundamentales de Weber en el campo de la Sociología po-lítica pueden reducirse a sus ideas sobre la legitimidad y a las apreciacionessobre la doble ética que caracteriza la tarea política, que vamos a enunciar bre-vemente.

Para Weber el Estado es una relación de dominación de hombres sobre hom-bres y se basa en la violencia legítima, es decir, aceptada por los dominados.Los motivos internos de justificación de la dominación nos señalan las tres for-mas básicas de autoridad que pueden encontrarse en la sociedad:

1. La autoridad tradicional. Sostenida con base a la santidad del ordenheredado. «La legitimidad del "eterno ayer", de la costumbre consagrada porsu inmemorial validez y por la consuetudinaria orientación de los hombres ha-cia su respeto. Es la legitimidad "tradicional", como la que ejercían los pa-triarcas y los príncipes patrimoniales de viejo cuño». Es un tipo de autoridadtípico de la Edad Media.

2. La autoridad racional. Basada en la racionalización de las relacionespersonales que constituyen la substancia de la sociedad tradicional. Es «unalegitimidad basada en la "legalidad", en la creencia en la validez de preceptoslegales y en la "competencia" objetiva fundada sobre normas racionalmentecreadas, es decir, en la orientación hacia la obediencia a las obligaciones legal-mente establecidas». Se valoran más, por tanto, las normas que las costum-bres.

3. La autoridad carismática. Ejercida por la atracción personal del indi-viduo que la sustenta. En este caso estamos ante «la autoridad de la gracia

5 0

Ibídem, p. 152. Su análisis del papel del político todavía conserva actual idad: «La políticaconsiste en una dura y prolongada penetración a través de tenaces resistencias, para la que se re-quiere, al mismo t iempo, pasión y mesura . Es completamente cierto, y así lo p rueba la Historia ,que en este m u n d o no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y ot ra vez.Pe ro para ser capaz de hacer esto no sólo hay que ser un caudil lo, sino también un héroe en elsentido más sencillo de la pa labra . . . Sólo quien está seguro de no quebrarse c u a n d o , desde su pun-to de vista, el m u n d o se muestra demasiado estúpido o demasiado abyecto pa ra lo que él le ofrece;sólo quien frente a t odo esto es capaz de responder con un "s in e m b a r g o ' 9 ; sólo un hombre deesta forma const ru ido tiene " v o c a c i ó n " para la política» (pp . 178-179).

130 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

(carisma) personal y extraordinaria, la entrega puramente personal y la con-fianza, igualmente personal, en la capacidad para las revelaciones, el heroís-mo u otras cualidades de caudillo que un individuo posee. Es esta autoridad«carismática» la que detentaron los Profetas o, en el terreno político, los jefesguerreros elegidos, los gobernantes plebiscitarios, los grandes demagogos o losjefes de los partidos políticos»51.

Estas tres formas básicas de autoridad vertebran toda la teoría del poderde Max Weber y aparecen continuamente en sus escritos, de una manera espe-cial en Economía y Sociedad. De todas maneras, habría que considerar quela autoridad carismática constituye en Weber una categoría residual, aunqueno por ello carezca de importancia; es más, lo carismático constituye el aspec-to vivificador de la política, pero su carácter es siempre pasajero para pasara convertirse en una de las otras formas de dominio. Lo tradicional y lo racio-nal, es decir, lo patriarcal como lo burocrático, tienen como elemento impor-tante la estabilidad52. En estas consideraciones no podemos dejar de pensaren una fuerte influencia de Tónnies, con su tradicional tipología Gemeinschaft y Gesellschaft. En efecto, en nadie, nos recuerda Nisbet, «influyó la tipologíade Tónnies con más profundidad y produjo resultados más originales que enMax Weber. Dejaremos el análisis de los fecundos tipos "tradicional" y "ra-cional" de autoridad y sociedad de Weber. Baste señalar aquí que guardan unacorrespondencia casi perfecta con los términos acuñados por Tónnies»53.

Respecto a las relaciones entre ética y política, piensa Weber que en políti-ca pueden cometerse dos grandes fallos: la ausencia de finalidades objetivasy la falta de responsabilidad. De esta manera —en su opinión— toda «acciónéticamente orientada puede ajustarse a dos máximas fundamentalmente dis-tintas entre sí e irremediablemente opuestas: puede orientarse conforme a la"ética de la convicción" o conforme a la "ética de la responsabilidad"»54.En la ética de la convicción, como ocurre con frecuencia en algunos plantea-mientos religiosos o políticos, la calificación de la actuación personal debe ha-cerse con independencia de los resultados, es suficiente con obrar bien, actuarcon una finalidad. En la ética de la responsabilidad hay que atenerse a las con-secuencias previsibles de las propias actuaciones. Para Max Weber: «Cuandolas consecuencias de una acción realizada conforme a una ética de la convic-ción son malas, quien la ejecutó no se siente responsable de ellas, sino que res-ponsabiliza al mundo, a la estupidez de los hombres o a la voluntad de Diosque los hizo así. Quien actúa conforme a una ética de la responsabilidad, porel contrario, toma en cuenta todos los defectos del hombre medio..., se dirásiempre que esas consecuencias son imputables a su acción»55. En la ética dela convicción se condenarán todos los medios moralmente peligrosos, mien-tras en la de la responsabilidad el fin justificará los medios.

5 1

Ibidem, p. 85. También cfr. Economía y Sociedad, pp . 170-241; dedica un capítulo enteroa «los t ipos de dominac ión» .

5 2 Max Weber, Economía y Sociedad, p. 842. También cfr. Bendix, Max Weber, op. cit., p.286, donde señala la dominación carismática y su l iderazgo, c o m o necesarios en momentos deemergencia.

5 3 Nisbet , La formación del pensamiento sociológico, op. cit., voi . I, p. 110.5 4 Max Weber , El político y el científico, p. 163.55 Ibidem, p. 163.

M A X W E B E R : P A S I Ó N Y C I E N C I A 131

Para Max Weber, las paradojas de la doble ética a la que todos estamossometidos acechan especialmente al político, que como hombre de acción nopuede dejar de adoptar la ética de la responsabilidad: «La antinomia funda-mental de la acción es la que se delinea entre la moral de la responsabilidady la moral de la convicción»56. ¿Y qué solución ofrece? Ninguna, su conclu-sión se queda en considerar que: «la ética de la responsabilidad y la ética dela convicción no son términos absolutamente opuestos, sino elementos com-plementarios que han de concurrir para formar al hombre auténtico, al hom-bre que puede tener "vocación política"57. Una vez más nos encontramos enla antinomia irreductible, el análisis profundo irresoluto, el drama weberiano,que parece apuntar la ética de la responsabilidad y que con su vida se dirigea la de la convicción, de una manera formal al menos. Quizás, este estado deindeterminación obedezca a una concepción voluntarista de la igualdad entrelos valores, considerados en cuanto creados por los hombres e incompatiblesen la práctica, sin admitir una jerarquía universal de fines armonizados.

7. TEORÍA SOBRE LA EXPANSIÓN DE LA BUROCRACIA

Hemos visto la influencia marcada de Weber en la Sociología contemporá-nea, tanto por sus aportaciones conceptuales y de enfoque como por las meto-dológicas, y también sus apreciaciones sobre la relación entre la ciencia y lapolítica. Quizas valga la pena repasar algunas otras de sus conclusiones quehan ayudado a una mejor comprensión intelectual de la sociedad moderna,en especial sus tesis sobre: expansión de la burocracia, orígenes del capitalis-mo, la religión y las clases sociales. Todos estos temas ocupan un lugar ade-cuado en la obra weberiana y por nuestra parte deseamos hacer una referenciasucinta, situándolos en su contexto.

Weber, siguiendo en esto la incipiente tradición sociológica, buscó una ex-plicación al contraste entre la sociedad tradicional y la moderna, como Com-te, Spencer y el mismo Durkheim. Y sobre estas reflexiones, asemejándose enello también a Tocqueville y a Marx, fue construyendo su teoría del poder,que adquiere, por otra parte, un grado de universalidad superior al de todoslos autores citados. Su idea general es: que asistimos a una expansión crecientede la racionalidad en las sociedades modernas, concretada sobre todo en ungrado también creciente de burocratización.

La teoría de la expansión de la racionalidad de Weber engloba las concep-ciones precedentes de Marx y Tocqueville. «En la concepción histórica de We-ber, la democracia y el capitalismo —realidades soberanas del mundo moder-no para Tocqueville y Marx, respectivamente— son apenas manifestacionesespeciales de otra fuerza más fundamental: la racionalización»58. En su opi-nión, la racionalización del gobierno —centralización, generalización y abs-tracción del poder— dio lugar a las formas democráticas actuales. E, igual-mente, la racionalización de la economía —contabilidad, separación de pro-piedad y poder político, y procesos racionales de producción— da origen alcapitalismo. Pero el proceso que le parece decisivo y con más capacidad expli-

5 6 Raymond A r o n , op. cit., p . 256.lbidem, p. 176.

5 8 Nisbet, La formación del pensamiento sociológico, op. cit., vol . I, p. 193.

132 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

cativa es el de burocratización, frente al cual los dos anteriores, consideradosbásicos por Tocqueville y Marx, carecen de importancia. «Para Weber la bu-rocratización es una poderosa manifestación del principio histórico de la ra-cionalización. El avance burocrático en el gobierno, la empresa, la religión y la educación es un aspecto de la racionalización de la cultura, que también hatransformado, según Weber, la índole de las artes plásticas, el teatro, la músi-ca y la filosofía. En resumen, la burocracia es un proceso histórico que permi-te explicar muchos de los aspectos que distinguen al mundo moderno delmedieval»59.

Según Weber, el proceso de racionalización hace que vayan transfiriéndosea la «administración» —a la burocracia— muchas de las prerrogativas de laposesión o propiedad. Este es indudablemente uno de los puntos básicos dela teoría de la organización moderna. Y sobre esta base elabora un esquemataxonómico o descriptivo considerado con frecuencia como el punto de parti-da para todos los estudios modernos de la burocracia, sin que realmente hayalogrado ser superado.

La burocracia, «el cuadro administrativo burocrático», es, en su opinión,el tipo más puro de dominación legal o racional. A excepción del dirigente,estará formada por un grupo de funcionarios individuales con las siguientescaracterísticas:

1. Personalmente libres, se deben sólo a los derechos objetivos de sucargo.

2. En jerarquía administrativa rigurosa.3 . C o n c o m p e t e n c i a s r i g u r o s a m e n t e f i j a d a s .

4. En virtud de un contrato, o sea (en principio) sobre la base de libreselección.

5. Según calificación profesional que fundamenta su nombramiento—en el caso más racional por medio de ciertas pruebas o del diploma que cer-tifica su calificación—.

6. Son retribuidos en dinero con sueldos fijos, con derecho a pensión lasmás de las veces; son revocables siempre a instancia del propio funcionarioy en ciertas circunstancias (particularmente en los establecimientos privados)pueden también ser revocados por parte del que manda; su retribución estágraduada primeramente en relación con el rango jerárquico, luego según la res-ponsabilidad del cargo y, en general, según el principio del «decoro estamen-tal».

7. Ejercen el cargo como su única o principal profesión.8. Tienen ante sí una «carrera», o «perspectiva» de ascensos y avances

por años de ejercicio, o por servicios o por ambas cosas, según juicio de sussuperiores.

9. Trabajan con completa separación de los medios administrativos y sinapropiación del cargo.

10. Están sometidos a una rigurosa disciplina y vigilanciaadministrativa60.

5 9

Ibídem, p. 195. Se ha dicho que lo que a Weber le qui ta el sueño no es t an to la proletariza-ción del m u n d o c o m o su burocrat ización.

6 0 Cfr. Max Weber, Economía y Sociedad, p. 170. Cfr. Raymond Aron, op. cit., p. 267; co-menta siguiendo a Julien Freund esta definición de Weber .

M A X W E B E R : P A S I Ó N Y C I E N C I A 133

Todas estas cualidades o elementos nos definen a un tipo ideal, que podráencontrarse con más o menos aproximación en diferentes partes de la socie-dad, incluso en diferentes sociedades (burocracias se encuentran ya en el anti-guo Egipto, en el Imperio Romano o en la China antigua).

Por otra parte, con este tipo ideal delimitado por Weber, estamos ante laforma más racional de ejercer una dominación, alcanzándose, por consiguien-te, el máximo grado de eficacia. De aquí su expansión en todos los campos(Estado, Iglesia, ejército, explotación económica, asociación de intereses, etc.).Se acopla además a las necesidades de la moderna sociedad de masas.

Seleccionando algunos textos de Weber, podemos delimitar perfectamentesu teoría de la burocracia:

La administración burocrát ica pura , o sea, la administración burocrát ico-monocrát ica,

atenida al expediente, es a tenor de toda la experiencia la forma más racional de ejer-

cerse una dominación; y lo es en los sentidos siguientes: en precisión, cont inuidad, dis-

ciplina, rigor y confianza; calculabilidad, por t a n t o , pa ra el soberano y los interesa-

dos ; intensidad y extensión en el servicio; aplicabilidad formalmente universal a toda

suerte de tareas; y susceptibilidad técnica de perfección para alcanzar el óp t imo en sus

resul tados. . .

La administración burocrát ica significa: dominación gracias al saber; éste repre-senta su carácter racional fundamental y específico. Más allá de la situación de podercondicionada por el saber de la especialidad la burocracia (o el soberano que de ellase sirve) tiene la tendencia a acrecentar aún m á s su poder por medio del saber de servi-cio: conocimiento de hechos adquir ido por las relaciones del servicio o «deposi tadoen el expediente». El concepto de «secreto profesional», no exclusivo pero sí específi-camente burocrát ico —comparab le , por ejemplo, al conocimiento de los secretos co-merciales de una empresa frente al saber técnico— procede de este impulso de pode-r ío . . .

Superior en saber a la burocracia —conocimiento de la especialidad de los hechos

dent ro del círculo de sus intereses— sólo es, regularmente, el interesado pr ivado de

una actividad lucrativa. Es decir, el empresar io capitalista. Es realmente la única ins-

tancia inmune (o al menos relativamente) frente a la ineludibilidad de la dominación

científico-racional de la burocracia . Todos los demás , en las asociaciones de masas ,

están irremisiblemente sometidos al imperio burocrá t ico , en igual forma que la p ro-

ducción en masa lo está al dominio de las máquinas de precisión. . .

La dominación burocrát ica significa socialmente en general:

1. La tendencia a la nivelación en interés de una posibilidad universal de recluta-miento de los más calificados profesionalmente.

2. La tendencia a la plutocratización en interés de una formación profesional quehaya du rado el mayor t iempo posible (a veces hasta el final de la t reintena).

3. La dominación de la impersonabil idad formalista: sirte ira et studio, sin odioy sin pasión, o sea sin « a m o r » y sin «entus iasmo», sometida tan sólo a la presión deldeber estricto; «sin aceptación de p e r s o n a s 6 1 .

El análisis de la burocracia como institución lo completa Weber con las con-sideraciones, también definitivas, del funcionario, que se ha ido transforman-do en un trabajador intelectual altamente especializado, con una larga prepa-ración y un honor estamental muy desarrollado en su valoración de la integri-dad.

6 1

Ibidem, p p . 178 y 179.

134 F U N D A M E N T O S D E T E O R I A S O C I O L O G I C A

El funcionario ha de desempeñar su cargo —nos dice— sirte ira et studio, sin ira y sin

prevención. Lo que le está vedado , es, pues , precisamente aquello que siempre y nece-

sar iamente tienen que hacer los polít icos, t an to los jefes c o m o sus seguidores. Parciali-

dad , lucha y pasión (ira et studió) consti tuyen el e lemento del polít ico y sobre t o d o

del caudil lo polít ico. T o d a la actividad de éste está colocada bajo un principio de res-

ponsabi l idad dist into y aun opues to al que or ienta la actividad del funcionario. El fun-

cionario se honra con su capacidad de ejecutar precisa y concienzudamente , c o m o si

respondiera a sus propias convicciones, una orden de la au tor idad superior que a él

le parece falsa, pero en la cual , pese a sus observaciones, insiste la au tor idad , sobre

la que e l funcionario descarga, na tura lmente , t oda la responsabil idad 6 2 .

Gracias a los funcionarios, de esta manera definidos, se evitan tanto la co-rrupción como la incompetencia generalizada, de manera que se han transfor-mado en un elemento imprescindible para el funcionamiento económico de lacompleja sociedad moderna.

Estamos así ante un modelo perfectamente situado de la actividad buro-crática, que nos manifiesta de forma definitiva —en opinión de Weber— lastendencias racionalizadoras que caracterizan a la sociedad moderna.

8. OTRAS APORTACIONES TEÓRICAS: SOBRE EL CAPITALISMO,LA RELIGIÓN Y EL ESTATUS SOCIAL

En el estudio del capitalismo, al insistir en la racionalización burocráticacomo punto básico o característica fundamental de la sociedad moderna, We-ber se aparta de las tesis marxianas. Sin embargo, coincide en la consideraciónde la esencia del régimen capitalista: en la búsqueda de la ganancia por inter-medio del mercado y en la acumulación indefinida. Por otra parte, en La ética protestante y el espíritu del capitalismo hay una cierta refutación empírica delmaterialismo histórico de Marx; pues, en efecto, se plantea Max Weber: «De-terminar la influencia de ciertos ideales religiosos en la formación de una men-talidad económica, de un ethos económico... Tratábamos de demostrar queel espíritu del ascetismo cristiano fue quien engendró uno de los elementos cons-titutivos del moderno espíritu capitalista, y no sólo de éste, sino de la mismacivilización moderna: la racionalización de la conducta sobre la base de la ideaprofesional... Los elementos esenciales de esa mentalidad que llamamos espí-ritu del capitalismo, son justamente los mismos que acabamos de reconocercomo contenido de la ascesis profesional puritana, aun cuando sea la raízreligiosa»63.

La tesis weberiana sobre el origen del capitalismo es que hay una afinidad

6 2 Max Weber , El político y el científico, p. 115. Negat ivamente , la extensión del fenómenoen todas par tes , en las grandes empresas c o m o en la universidad, da lugar al proceso de proletari-z a d ón . «Los grandes Inst i tutos de Medicina a de Ciencias se han convert ido en empresas de " c a -pital ismo de E s t a d o " . No pueden realizar su labor sin medios de gran envergadura y con estose produce en ellos la misma situación que en todos aquellos lugares en los que interviene la em-presa capitalista: la " separac ión del t raba jador y de los medios de p r o d u c c i ó n " . El t raba jador ,en nuestro caso el asistente, está vinculado a los medios de t raba jo que el Es t ado p o n e a su dispo-sición. En consecuencia están poco independientes frente al director del Inst i tuto c o m o el emplea-do de una fábrica frente al de ésta, pues el director del Inst i tuto piensa, con entera buena fe, queéste es suyo, y ac túa como si efectivamente lo fuera. Su situación es frecuentemente t an precariacomo cualquier otra existencia "proletaroide"» (p. 184).

63 Max Weber , La ética protestante y el espíritu del capitalismo, op. cit., p p . 18 y 257.

M A X WEBER: P A S I Ó N Y C I E N C I A 135

entre el espíritu del capitalismo y el espíritu del protestantismo. Como nos se-ñala Aron, reducida a sus elementos esenciales adopta la forma siguiente: «Co-rresponde al espíritu de cierto protestantismo adoptar con respecto a la activi-dad económica una actitud que a su vez se ajusta al espíritu del capitalismo.Hay afinidad espiritual entre cierta visión del mundo y cierto estilo de activi-dad económica»64.

Una interpretación poco fina, con implicaciones ideológicas, nos podría lle-var a pensar, como hace Parsons en la introducción a su Theory of Social and Economic Organization (1947), que Weber hace una interpretación de los su-cesos históricos con base a las ideas; es la visión de «Weber como el Marx dela burguesía», que se olvida de la repugnancia weberiana a reemplazar una te-sis causal monista materialista por otra espiritualista. Algo más adecuado se-ría pensar, con Marsal, que el desacuerdo entre Weber y Marx es de fines node medios. Pero parece disparatado afirmar, como hace Zetlin, que la obrade Weber debe interpretarse sobre todo como un redondeamiento y una com-plementación de la de Marx. En realidad Max Weber lo que hace con la teoríamarxiana del capitalismo, al igual que —veremos después— con su teoría so-bre las clases sociales, es intentar relativizarla por considerarla fecunda peroparcial y unilateral; en este sentido, Weber es una superación de Marx, lorefina65.

En cuanto a la religión, como hemos señalado, aparece en la explicaciónde los orígenes del capitalismo y es una categoría básica en la obra de MaxWeber. Muchos de sus libros están dedicados al estudio de las religiones anti-guas y puede considerársele el iniciador de la Sociología de la religión con Durk-heim. En Weber la religión siempre es una categoría explicativa importante,más incluso que en Durkheim. Junto a las muchas páginas, dedicadas por We-ber a estudiar la institución religiosa (el largo capítulo, que dejó incompleto,de Economía y Sociedad dedicado a la Sociología de la religión es una mues-tra), aparece por doquier el matiz religioso en su concepción del carisma, quecomo elemento residual lo llena todo. «Es posible —nos recuerda Nisbet— queel carisma no tenga el alcance y la diversidad que Durkheim confiere a lo sa-cro, pero no es necesario profundizar mucho en la obra de Weber para com-

6 4 Raymond A r o n , op. cit., p. 270. «La ética protes tante a la cual Max Weber alude es esen-cialmente la concepción calvinista, que este au to r resume en cinco proposiciones, inspirándose so-bre t odo en el texto de la Confesión de Westminster de 1617.

— Existe un Dios absolu to , t rascendente, que ha creado el m u n d o y lo gobierna, pero quees inaprehensible pa ra el espíritu finito de los hombres .

— Este Dios todopoderoso y misterioso ha predest inado a cada u n o de nosotros a la salvacióno a la condenación, sin que mediante nuestras obras podamos modificar un decreto divino dicta-do previamente.

— Dios ha creado el mundo para Su propia gloria.— El hombre , que debe ser salvado o condenado , debe t rabajar por la gloria de Dios y crear

el reino de Dios en esta t ierra.— Las cosas terrestres, la naturaleza h u m a n a , la carne , pertenecen al ámbi to del pecado y

la muer te , y para el hombre la salvación sólo puede ser un d o n tota lmente gratui to de la graciadivina.

Max Weber af i rma que todos estos elementos aparecen dispersos en o t ras concepciones reli-giosas, pero que la combinación de los mismos es original y única. Y las consecuencias de la mis-ma son impor tan tes» .

6 5 Cfr. Marsa l , La crisis de la sociología norteamericana, op. cit.9 p. 172. También cfr. A.Lucas , Sociología de la Empresa, op. cit., pp . 85 y 86.

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prender que está muy cerca de ello, si no explícita, implícitamente. Recorde-mos que Durkheim no exploró demasiado las fuentes existenciales de lo sacro.Se conformó con establecer las dos grandes categorías de lo sacro y lo profanocomo fundamentales e irreductibles, y extraer de ello su significación para laconducta humana y la sociedad. El caso de Weber es diferente, ya que a élle interesan tanto la fuente del carisma como su institucionalización»66.

Contribuyó Weber al estudio de la religión aplicándole conceptos sociales,los mismos que utiliza en toda su «sociología comprensiva», y promovió el es-tudio de la sociedad empleando conceptos religiosos. Hay una originalidad co-herente en su pensamiento que le apartan del ambiente intelectual de su mo-mento histórico y han dado lugar a una diversificación del tratamiento de lareligión. «En la época de Weber, la doctrina más sólida en el estudio socioló-gico de la religión era en Alemania la de Marx; para éste, los diversos tiposde religión no eran sino reflejos de diversos tipos de sociedad. La grandezade Weber reside en haber invertido, con demostraciones empíricas y lógicas,la proposición de Marx: los tipos de sociedad podían reflejar tipos dereligión»67. Por lo mismo, no encontramos en Weber el radicalismo antirre-ligioso de Marx, como tampoco en Durkheim. En este sentido, tienen razónalgunos autores para ver en el tema religioso uno de los aspectos definitivosen la diferenciación entre Sociología marxista y la corriente principal de nues-tra disciplina, continuada después por el funcionalismo.

Es necesario, de todas maneras, dejar claro que en Max Weber no encon-tramos una persona con inquietudes religiosas, ni vital ni intelectualmente. Hayuna ausencia de fe, consecuencia quizás de haber experimentado unas estruc-t u r a s r e l i g i o s a s r a c i o n a l i z a d a s y v a c í a s , que han q u e d a d o r e d u c i d a s a u n n o r -

mad vismo de productividad. En cualquier caso, el relativismo cultural de We-ber es profundo. En su opinión, «los distintos puntos de vista que, en últimotérmino, pueden tenerse sobre la vida y, en consecuencia, la imposibilidad deresolver la lucha entre ellos y la necesidad de optar por uno u otro... Por esemedio sólo conseguirán impedir que se tome plena conciencia de la verdad fun-damental de que el profeta por el que una gran parte de nuestra generaciónsuspira no existe»68.

Pero su actitud ante los que buscan refugio sólido en los valores religiososes positiva, reflejo de su propia búsqueda quizás, respeto cariñoso hacia sumadre posiblemente, o atisbo de la necesidad de fundamentar más sólidamen-te su sistema. Nos dice en uno de sus últimos escritos, con tono ciertamenteautobiográfico: «A quienes no puedan soportar virilmente este destino de nues-tro tiempo hay que decirles que vuelvan en silencio, llana y sencillamente, y sin la triste publicidad habitual de los renegados, al ancho y piadoso seno de

6 6 Nisbet , La formación del pensamiento sociológico, op. cit., vol. I I , p. 103.6 7

Ibídem, p. 103. Cfr. Max Weber , Sociología de la religión, op. cit.9 p. 6; nos perfila conexacti tud sus ideas: « A u n q u e el presente estudio podrá parecer esquemát ico, hab rá de clarificarla complej idad de las estructuras de una ética económica de te rminada y la diversidad polifacéticade sus condiciones. H a b r á de p roba r , además , que modal idades de organización económica exter-namente semejantes pueden corresponder a éticas económicas muy diferentes y que estas modal i -dades de organización económica pueden dar lugar a resultados históricos muy distintos segúnla peculiaridad de sus éticas económicas . U n a ética económica no es una mera " f u n c i ó n " de unm o d o de organización económica; y, a su vez, t ampoco las éticas económicas determinan unilate-ra lmente el m o d o de la organización económica» .

6 8 Max Weber , El político y el científico, p. 224.

M A X W E B E R : P A S I Ó N Y C I E N C I A 137

las viejas Iglesias, que no habrán de ponerles dificultades... Para mí esa entre-ga tiene más valor que todas las profecías de cátedra que desconocen la verdadde que dentro de las aulas no existe ninguna virtud fuera de la simple probidadintelectual»69. Más duro es, como vemos, con los que hacen política en lasaulas, que con los que adoptan una actitud religiosa al percibir que la cienciano resuelve los problemas realmente importantes.

Finalmente, vamos a referirnos a la teoría de la estratificación de Weber,que debe entenderse en relación con el análisis de Marx, que en parte refutay en parte recoge y supera. De todas maneras, debe considerarse que, al igualque Marx, no hace un planteamiento formal amplio de sus ideas sobre las cla-ses sociales, aunque sus referencias al tema son abundantes.

Parte Max Weber de la situación universal denunciada por Marx: la estra-tificación de las personas es una manifestación organizada de poderes desigualesdentro de la sociedad. Y ve el poder institucionalmente fundado en tres esferasde análisis, según las posibles actividades: económica, social y política. La es-tratificación del poder en estos tres ámbitos produce las clases, los grupos deestatus y los partidos70.

En la esfera económica, el poder se estratifica en un sistema de clases, depersonas con semejantes intereses y semejante poder económico, derivado dela propiedad fundamentalmente. Pero no admite la división categórica entreposeedores y desposeídos en antagonismo radical. No vislumbra una dictadu-ra de clase, en todo caso oprimirá la burocracia en continua expansión. Porotra parte, para Weber la clase tiene una entidad relativa, pues no constituyepor sí misma a una comunidad71.

En la esfera social, el poder se divide en grupos de estatus, formados portodas las personas a las que se concede el mismo prestigio, honor o estima-ción, con un patrón de vida semejante. Vemos, pues, que el poder dependerádel juicio formulado por los demás. De igual forma que la situación económi-ca marca la clase de pertenencia, el prestigio marcará el grupo de estatus; o lo que es lo mismo, las clases se estratificarán según las relaciones con la pro-ducción y los grupos de estatus según el consumo manifestado en un estilo devida.

La estratificación debida al estatus es más importante para Weber, pues«en contraste con las clases, los grupos de estatus son normalmentecomunidades»72. Esta forma de estratificación es más amorfa, pues provienede una estimación social del honor, que es compartida por una comunidad.Desde luego que las situaciones de clase están enlazadas de diversas maneras

6 9

Ibídem, p . 230. Después de todo lo visto podemos hacernos eco de la crítica global , queRaymond Aron en la introducción a este l ibro acoge, con especial referencia a su relativismo cul-tural : 1. La prohibición de los juicios de valor deja al sociólogo sin ciencia con interés; 2. La di-versidad radical entre las épocas limita el alcance de la Sociología; 3. La irracionalidad radicalde las decisiones hace que no tenga interés la discriminación rigurosa entre ciencia y juicios devalor; 4. Las reglas formales de la mora l van inseparablemente unidas al sentido profundo de laverdad científica, aunque la intención de universalidad que an ima a la moral formal no se comu-nica a las decisiones de los hombres de acción; 5. Las dos morales pueden tomarse como términoscontradictor ios .

7 0 Max Weber , «Clase, status y pa r t ido» , en Bendix y Lipset, ed . , Clase, status y poder, Ma-drid, Euramérica , 1972, p. 88. Cfr. Economía y Sociedad, pp . 682-694.

7 1

Ibídem, p. 90.7 2

Ibídem, p. 94.

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con las de estatus. Y puede afirmarse que la misma propiedad, no siempre re-conocida como cualificación de estatus, a largo plazo tiene una gran correla-ción con él; o sea, que el rico es fácil que alcance el prestigio. También consi-dera Weber que «la estratificación por estatus va mano a mano con una mo-nopolización de los bienes u oportunidades ideales y materiales»73. Se mono-polizan ciertas profesiones (podemos pensar en la carrera diplomática) e inclu-so se monopolizan los novios en potencia para las hijas.

En la esfera política, la estratificación de la sociedad se hace patente enlos partidos. En efecto, la dimensión política del poder la considera Weber co-mo incluyendo las categorías residuales y se manifiesta en los partidos.

Por otra parte, desde una óptica weberiana, la consideración marxista delas clases sociales es parcial, pues esta forma de estratificación sólo se ha dadoen la sociedad capitalista contemporánea y no puede pensarse con estos esque-mas en otras sociedades. O sea, que las clases son una forma histórica de es-tratificación aparecida en occidente con la industrialización y el desarrollo delcapitalismo. En el concepto completo de la estratificación en su aspecto socialque tenía Weber se puede apreciar una cierta similitud con el análisis de Toc-queville, más moderado. Sin embargo, ambos autores están separados por di-ferencias de orden metodológico y de alcance. Los conceptos definidos por We-ber tienen una flexibilidad para el estudio comparativo que difícilmente puedealcanzarse en Tocqueville. Por otra parte, la fuerza explicativa y central delconcepto de estatus en Weber hace que pueda aplicarse para esclarecer proble-mas muy diversos, como los que suscita la economía o la religión o la política,cosa impensable en Tocqueville14.

Con todas las apreciaciones que hemos ido haciendo podemos concluir queMax Weber tiene un sentido genérico y amplio de la estratificación, que consi-dera especialmente enmarcada en función de los grupos de estatus. De esta ma-nera, sin disminuir la importancia de la aportación de Marx al estudio de lasociedad al considerarla desde el prisma de las clases sociales, nos damos cuentade que con frecuencia en la investigación y en la misma calle al hablar de lasclases sociales, el concepto que se está manejando es el weberiano de gruposde estatus, que puede incluir con facilidad la consideración económica, peroque no se queda sólo en ella. Estamos, otra vez, contemplando en Weber unarelativización de la teoría marxiana, para intentar mejorarla mediante unas cate-gorías que, reconociendo su aportación, la superan en generalidad.

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Ibidem, p . 99.7 4 Cfr . Nisbet, op. c/7., p . 59.