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Pablo escribe a cristianos, esto es, a hombres que han recibido el Espíritu de Dios. V. 18 Pero si sois dirigidos por el Espíritu no estáis bajo la ley. El estar “bajo la ley” significa derrota, esclavitud, maldición e impotencia espiritual, porque la ley no puede salvar (Gá. 3:1113, 2123, 25; 4:3, 24, 25; 5:1). Es el espíritu que nos pone en libertad (4:29; 5:1, 5; 2 Co. 3:17). Esta exposición está en plena armonía con el único otro pasaje realmente paralelo de las epístolas de Pablo, es decir, Ro. 8:14, “porque todos los que son dirigidos por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Aquí también, el ser dirigido por el Espíritu se presenta como una característica indispensable de los hijos de Dios. Si una persona es un hijo de Dios, es dirigido por el Espíritu. Si es dirigido por el Espíritu, es un hijo de Dios. vv. 19-21 los gálatas todavía no habían ganado la victoria total sobre estos males, aunque como siempre el grado de éxito variaría de un individuo a otro La lista que sigue puede compararse con otras en las demás cartas del apóstol (Ro. 1:1832; 1 Co. 5:911; 6:9; 2 Co. 12:20, 21; Ef. 4:19; 5:35; Col. 3:59; 1 Ts. 2:3; 4:37; 1 Ti. 1:9, 10; 6:4, 5; 2 Ti. 3:25; y Tit. 3:3, 9, 10). Ahora bien, manifiestasy por tanto, vicios innegables, autoevidentesson las obras de la carne, que son: inmoralidad, impureza, indecencia, idolatría, brujería, contiendas, riña, celos, explosiones de ira, ambiciones egoístas, disensiones, intrigas partidarias, envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes… Hay quince vicios en la lista. Por supuesto que en cuanto al contenido de las palabras hay elementos que se repiten. De este modo, mientras que los tres vicios: inmoralidad, impureza e indecencia tienen un significado distinto, con todo, los tres vicios tienen algo en común, a saber, una desviación de la voluntad de Dios en cuanto al sexo. Y lo mismo pasa con las demás palabras de la lista. Por consiguiente, los primeros tres vicios tienen que ver con el sexo. Los dos siguientes con los dioses falsos. Los ocho siguientes tienen que ver con pleitos. Los últimos dos indican abusos en la esfera de la bebida. También pueden ser agrupados en esta forma: Inmoralidad y males semejantes; así

GALATAS 5 16-26

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Page 1: GALATAS 5 16-26

Pablo escribe a cristianos, esto es, a hombres que han recibido el Espíritu de Dios. V. 18 Pero si sois dirigidos por el Espíritu no estáis bajo la ley. El estar “bajo la ley” significa derrota, esclavitud, maldición e impotencia espiritual, porque la ley no puede salvar (Gá. 3:11–13, 21–23, 25; 4:3, 24, 25; 5:1). Es el espíritu que nos pone en libertad (4:29; 5:1, 5; 2 Co. 3:17). Esta exposición está en plena armonía con el único otro pasaje realmente paralelo de las epístolas de Pablo, es decir, Ro. 8:14, “porque todos los que son dirigidos por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Aquí también, el ser dirigido por el Espíritu se presenta como una característica indispensable de los hijos de Dios. Si una persona es un hijo de Dios, es dirigido por el Espíritu. Si es dirigido por el Espíritu, es un hijo de Dios. vv. 19-21 los gálatas todavía no habían ganado la victoria total sobre estos males, aunque como siempre el grado de éxito variaría de un individuo a otro La lista que sigue puede compararse con otras en las demás cartas del apóstol (Ro. 1:18– 32; 1 Co. 5:9–11; 6:9; 2 Co. 12:20, 21; Ef. 4:19; 5:3–5; Col. 3:5–9; 1 Ts. 2:3; 4:3–7; 1 Ti. 1:9, 10; 6:4, 5; 2 Ti. 3:2–5; y Tit. 3:3, 9, 10). Ahora bien, manifiestas—y por tanto, vicios innegables, autoevidentes—son las obras de la carne, que son: inmoralidad, impureza, indecencia, idolatría, brujería, contiendas, riña, celos, explosiones de ira, ambiciones egoístas, disensiones, intrigas partidarias, envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes… Hay quince vicios en la lista. Por supuesto que en cuanto al contenido de las palabras hay elementos que se repiten. De este modo, mientras que los tres vicios: inmoralidad, impureza e indecencia tienen un significado distinto, con todo, los tres vicios tienen algo en común, a saber, una desviación de la voluntad de Dios en cuanto al sexo. Y lo mismo pasa con las demás palabras de la lista. Por consiguiente, los primeros tres vicios tienen que ver con el sexo. Los dos siguientes con los dioses falsos. Los ocho siguientes tienen que ver con pleitos. Los últimos dos indican abusos en la esfera de la bebida. También pueden ser agrupados en esta forma: Inmoralidad y males semejantes; así

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que, inmoralidad, impureza, indecencia, Idolatría y los pecados asociados con ella; por tanto, idolatría y brujería. Rivalidad: contiendas, riña, celos, explosiones de ira, ambiciones egoístas, disensiones, intrigas partidarias, envidias. Ebriedad: borracheras, orgías. La lista de vicios que se ha dado no pretende ser exhaustiva. Sólo es representativa, como lo indican las palabras “y cosas como estas”. Continúa: acerca de las cuales os advierto, como anteriormente os advertí, que los que se entregan a tales prácticas no heredarán el reino de Dios. Es claro por estas palabras que durante sus visitas Pablo había impartido una considerable cantidad de enseñanza a los gálatas, y no sólo teológica, sino también moral, estando estas dos íntimamente unidas. VV. 22-23 Tres grupos, incluyendo tres dones cada grupo. Si esto fuese correcto— ¡de ninguna manera es seguro!—el primer grupo estaría refiriéndose a las cualidades espirituales más básicas: amor, gozo, paz. El siguiente grupo describiría aquellas virtudes que se manifiestan en las relaciones sociales. Damos por sentado que considera a los creyentes en sus diversos contactos unos con otros y con aquellos que no pertenecen a la comunidad cristiana: paciencia, bondad, benignidad. En el último, grupo, aunque aquí hay considerable espacio para diferir en pensamiento, el primer don podría referirse a la relación de los creyentes para con Dios y su voluntad revelada en la Biblia: fidelidad o lealtad. El segundo probablemente tiene que ver con su contacto con los hombres: mansedumbre. El último, a la relación que cada creyente tiene consigo mismo, esto es, con sus propios deseos y pasiones: dominio propio. Continúa: contra tales cosas no hay ley. Dado que Pablo acaba de completar una lista de virtudes, que son cosas, no gente, es natural interpretar sus palabras como significando: “contra tales cosas—tales virtudes—no hay ley”. La gramática no prohibe esta construcción. También es evidente que, al igual que los vicios enumerados, esta lista de virtudes es sólo representativa. De ningún modo podemos decir que están incluidas todas las virtudes cristianas. Por tanto, Pablo dice, contra tales…” Cuando dice que contra estas cosas no hay ley, está animando a cada creyente a manifestar estas cualidades, para que al hacerlo los vicios puedan ser aniquilados.