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El funcionamiento del intestino grueso va a depender del funcionamiento de los tramos anteriores de forma que se distinguen dos tipos de reflejos: - Reflejo gastroileal, consiste en que ante un llenado gástrico, se produce una apertura de la válvula ileofecal, de forma que el contenido del íleon pasa al intestino grueso, dejando más espacio para la digestión y absorción. - Ante el llenado gástrico y ante la conciencia de que se va a comerse produce el reflejo gastrocólico. El reflejo gastrocólico se pone en marcha por la fase cefálica (pensamiento) y ante la presencia de comida en el estómago. El estómago envía mensajes para que el contenido cólico avance a la ampolla rectal. Las células cólicas no secretan enzimas, al contrario que todo el tubo digestivo, la función de la digestión lo realiza la flora bacteriana. En un proceso de comensalismo. La flora bacteriana se encuentra dispersa en todo el colon. La flora bacteriana la va a realizar la fermentación de los hidratos de carbono convirtiéndolos en H2, CO2, gas metano, sobre las proteínas actúa descomponiéndolas en aminoácidos (que la mayoría van a ser reabsorbidos y van a ir al hígado), mientras que otra parte de aminoácidos van a ser descompuestos en indol y escatol y estas dos sustancias van a proporcionar el olor característico (el olor de las heces dependerá del contenido proteico de la dieta) la flora bacteriana también actúa sobre la bilirrubina convirtiéndola en pigmentos más sencillos entre los que destaca la esterobilina. La presencia de esterobilina en las heces proporciona el olor característico de las heces. (Heces acólicas: sin olor). En los tramos más avanzados del intestino grueso, los restos alimentarios presentan mecanismos de absorción de agua, electrolitos y vitaminas, (la flora bacteriana es la responsable de la vitamina K) provoca o produce una mayor consistencia del contenido cólico, formándose el bolo fecal o heces. Composición de las heces. El 75% del contenido de las heces es agua mientras que el 25% restante es materia fecal. El 30% de este 25% va a ser de desechos celulares y bacterianos. Entre un 30 y un 50% dependiendo de la dieta va a ser de residuos de esta, aproximadamente entre un 10 y 15% va a ser grasa y el 5% restante va a estar formado por sustancias inorgánicas, principalmente fosfatos y carbonatos. Estas heces van a producir el llenado de la ampolla rectal, este llenado provoca una distensión que estimula el avance cólico hacia la ampolla rectal. Con lo que aumenta la distensión rectal y se produce una relajación del esfínter interno, esto provoca la conciencia de la necesidad de defecar y ante esta conciencia surge el acto voluntario de defecar produciéndose la relajación del esfínter externo y se produce la defecación. Si no se quiere defecar las heces vuelven a quedar en el sigma y ante la llegada de más heces se volverá a producir la distensión rectal.

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El funcionamiento del intestino grueso va a depender del funcionamiento de los tramos anteriores de forma que se distinguen dos tipos de reflejos: - Reflejo gastroileal, consiste en que ante un llenado gástrico, se produce una apertura de la válvula ileofecal, de forma que el contenido del íleon pasa al intestino grueso, dejando más espacio para la digestión y absorción. - Ante el llenado gástrico y ante la conciencia de que se va a comerse produce el reflejo gastrocólico. El reflejo gastrocólico se pone en marcha por la fase cefálica (pensamiento) y ante la presencia de comida en el estómago. El estómago envía mensajes para que el contenido cólico avance a la ampolla rectal. Las células cólicas no secretan enzimas, al contrario que todo el tubo digestivo, la función de la digestión lo realiza la flora bacteriana. En un proceso de comensalismo. La flora bacteriana se encuentra dispersa en todo el colon. La flora bacteriana la va a realizar la fermentación de los hidratos de carbono convirtiéndolos en H2, CO2, gas metano, sobre las proteínas actúa descomponiéndolas en aminoácidos (que la mayoría van a ser reabsorbidos y van a ir al hígado), mientras que otra parte de aminoácidos van a ser descompuestos en indol y escatol y estas dos sustancias van a proporcionar el olor característico (el olor de las heces dependerá del contenido proteico de la dieta) la flora bacteriana también actúa sobre la bilirrubina convirtiéndola en pigmentos más sencillos entre los que destaca la esterobilina. La presencia de esterobilina en las heces proporciona el olor característico de las heces. (Heces acólicas: sin olor). En los tramos más avanzados del intestino grueso, los restos alimentarios presentan mecanismos de absorción de agua, electrolitos y vitaminas, (la flora bacteriana es la responsable de la vitamina K) provoca o produce una mayor consistencia del contenido cólico, formándose el bolo fecal o heces. Composición de las heces. El 75% del contenido de las heces es agua mientras que el 25% restante es materia fecal. El 30% de este 25% va a ser de desechos celulares y bacterianos. Entre un 30 y un 50% dependiendo de la dieta va a ser de residuos de esta, aproximadamente entre un 10 y 15% va a ser grasa y el 5% restante va a estar formado por sustancias inorgánicas, principalmente fosfatos y carbonatos. Estas heces van a producir el llenado de la ampolla rectal, este llenado provoca una distensión que estimula el avance cólico hacia la ampolla rectal. Con lo que aumenta la distensión rectal y se produce una relajación del esfínter interno, esto provoca la conciencia de la necesidad de defecar y ante esta conciencia surge el acto voluntario de defecar produciéndose la relajación del esfínter externo y se produce la defecación. Si no se quiere defecar las heces vuelven a quedar en el sigma y ante la llegada de más heces se volverá a producir la distensión rectal.