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Genoma de la Cultura

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Revista de cultura de Funes, Santa Fe, Argentina. Con escritores de la ciudad, del país y de todo el mundo.

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DIRECTOR: William BaccinoSanta Fe 1496, (2132) Funes, ArgentinaTel.: 54 - 341 - 493 7260e-mail: [email protected] Librería La Cultura

COLABORADORES EN ESTE Nro.:ANTONIO LUIZ M. ANDRADEKEPA URIBERRI

ENRIQUE CALDERINILUCIANO Y RAÚL GUERRANURIA BARBOZA LEONSILVIO FERRAROBEATRIZ MORALESGRACIELA MEDINAPEDRO PIÑONESJOSÉ MUCHNIKPATRICIO CARRANZA

DISEÑO DE TAPA: Lucía [email protected]

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Lucía [email protected]

Sumario

Staff TODOS LOS ARTÍCULOS SON RESPONSABILIDAD DEL AUTORTODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

La ciudad en el viaje del mirar

Qué es la literatura

Mi amigo el camionero

¿Se terminará el cine como lo conocemos?

Diferencia

Citroen 2cv.

Magos , hadas y caballeros

Merlo

Con alegría recorro el tiempo de cabildo

Sefikill

Cantar para que amanezca

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Para anunciar en esta revista comunicarse al teléfono: +54 341 493 7260 ó a: [email protected] - [email protected]

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PARA SUSCRIBIRSE ESCRIBANOS A: [email protected] POETICA DE LA LEVEDAD 03

Por Almandrade - [email protected] Las ciudades son tristes cuando una curio-sidad, una presencia, o un lugar no acalla la soledad de quien vive en la abstracción de la vida cotidiana. Nada tiene sentido. La falta siempre remite a una especie de desierto que desorienta al viajante solitario de su propio espacio. -¿Será que las ciudades deberían ser habita-das por las imágenes que deseamos y por las imágenes poéticas? “Mas el deseo, la poesía, la risa hacen necesariamente deslizar la vida en el sentido contrario, yendo de lo conocido a lo desconocido” (Bataille)-. Enfrentar lo desconocido es una tarea difícil para el hom-bre, principalmente cuando vive en ciudades hostiles al mundo del conocimiento. La publicidad hace la imagen de la ciudad, como si la naturaleza fuera una imitación de alguna otra naturaleza. La arquitectura no es más arquitectura, es imagen out- door. La fiesta hace el paraíso urbano y una música mediocre anuncia el Carnaval, esta intervención autoritaria que desapropia la vida de la ciudad, para aquellos que no

tienen el derecho a opinar contra la fiesta. La ciudad es una multitud que cambia de imagen siguiendo la moda. Pero tiene la imagen que permanece en la memoria, como objeto de pasión para el apasiona-do. Pensé en Walter Benjamin y el “Diario de Moscú”: El mirar apasionado de un filósofo sobre una ciudad: “En aquella mañana me sentí con energía y, por eso, conseguí hablar de manera sucinta y calma sobre mi perma-nencia en Moscú y sobre sus perspectivas inmensamente reducidas”. Una relación de pasión compartida con el conocimiento de las imágenes percibidas de una ciudad. Desde la ventana, contemplé la calle como un voyeur de ciudad. El tránsito, la publicidad, la multitud, el centro histó-rico. Los monumentos y la arquitectura eran objetos para las cámaras fotográficas de turistas, como escenarios sin fecha. Sin la imaginación el pasado es una imagen estancada, un efecto especial de lo cotidia-no, donde todo es repetitivo. La historia, en este caso, no pasa de una mercadería para un mirar carente de anhelo cultural. “La era fastuosa de la imagen y de los astros

y de las estrellas está reducida a algunos efectos de ciclones y terremotos artificiales, de falsas arquitecturas y de trucos infantiles con que las multitudes fingen dejarse enga-ñar para no sufrir una decepción amarga por demás” (Baudrillard). Por otro lado, la singularidad de un espacio, de un monumento o de una arquitectura fascina al viajante. Es como las imágenes poéticas que provocan el deseo de mirar y de vivir un estado de deslumbramiento. Mas las imágenes no son totalmente trans-parentes sino que se revelan ante cualquie-ra que mire sin reflexión: ellas provocan la imaginación y exigen un mirar atento, con un repertorio de referencias. Esto es, una sensibilidad capaz de percibir en las imágenes sus historias y sus verdades, para llegar a ser una sensibilidad marcada por la pasión de una imagen. Almandrade es artista plástico, poeta y arquitecto. Traducción del portugués: Iris Pérez Ulloa

La Ciudad en el Viaje del Mirar

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kepa uriberri - [email protected] Ahora bien; supongamos que hablamos de literatura y en especial de la obra literaria. En-tonces, a poco hablar, uno se pregunta: ¿Qué es literatura? y ¿Cómo es una obra literaria?. Es que en el camino, leyendo, encontré tanta lectura que no era literaria. Por ejemplo las noticias de los diarios, un artículo médico, un eslogan publicitario, un panfleto político, una arenga y mucho más. Incluso hay cier-tos escritos que parecen poemas, que simu-lan ensayos, que se les cree crónicas de valor literario, pero no lo son. A veces es, con cierto ingenio, fácil estructurar escritos breves que se reputan literatura:Entre tules y noche negra el pájaro de la luna amenaza mi tristeza...Soy la víctima de tu ausencia.Basta tener una cierta colección de palabras clave, como tules, noche, luna, pájaros, tris-teza, ausencia. Ya con estas seis podemos fabricar infinidad de poemas:La ausencia de tu ausencia en noches sin luna me convierten en víctima de tanta tristeza oculta como pájaro en un nido de tules negrosTambién podemos seguir con más y más ejemplos; pero qué dicen: ¿Quizás un sen-timiento? ¿Un hallazgo? ¿Es ésto literatura? No seré yo quien comprometa una última sentencia. Hay quienes lo reducen a teoría y sostienen que literatura es sólo una forma de creación lingüista. Todo lo que teje cualquier mensaje, en el sentido amplio, que importa un estímulo en el lector, es literatura. Es decir, literatura es la formulación de un lenguaje. Por este camino transitan las vanguardias y muchas academias. En la otra vereda están quienes niegan de plano esta idea. Sostienen que la literatura es una compulsión vital, in-evitable para el poeta o el escritor.Por mi parte debo reconocer que cuando escribo, literatura es aquella segunda defin-ición. Pero cuando divago, cuando elucu-bro, cuando mastico y trago lo escrito, al leerlo, ya sea propio o ajeno, la balanza se me carga a la primera. De algún modo comien-zo a medir, a pesar, a analizar estructuras, formas y más, para mejor juzgar. Descubro al fin que en literatura, como quizás en todo quehacer humano, se presenta el dilema de la teoría y la praxis. Para escribir El Castillo,

Franz Kafka escribió El Castillo: ¡Así de es-túpido! ¿No? Sólo hubo una idea central: El mito de la autoridad política; del poder de gobierno, en contrapunto con la vida de todos, de todos los días. Desde ese nudo central se va construyendo la novela a base de la vida misma. No hay teoría sobre cómo decir, ni sobre reglas lingüísticas, o relativas al canon de la academia en su construcción, sino sólo libertad; libertad de escribir, de exponer, de representar. No obstante, salta la pregunta, que lleva de vuelta a la vieja discusión: ¿Por qué Kafka escribió El Cas-tillo? ¿Y qué hay tras el agrimensor? ¿Qué o quiénes son sus dos pertinaces ayudantes? Y yendo más a fondo: El estilo peculiar de Kafka, que nunca se aleja de la frontera de lo absurdo, aunque real, ¿es un recurso muy bien manejado? o ¿es una pulsión inevitable del autor?. Por esta vía volvemos a la teoría y a la praxis en la teoría: ¿Debe la literatura empujar al lector a desarmar la obra liter-aria, como quien desarma una maquinaria para comprenderla? ¿Es válido leer desde la razón en blanco, sin análisis, dejándose influir por el sentir de la lectura? Entre la postura analítica y la del dejarse ir de la lectura, hay dos obras diferentes, cuando menos. Pero entre el supuesto del autor que escribe, sólo privado de su pudor y el que se supone que escribe desde la compleja teoría de la academia que obliga a estructurar, a normalizar según cánones precisos, o a se-guir ciertas rutas a las que empuja el sentido de los tiempos decantados en la sociedad en la que se escribe y para la que se escribe, respetando reglas y compromisos, también habrá dos visiones distintas, al menos, de una misma obra. Así, entonces, dada una pieza de literatura y su autor, en cada lectu-ra de un lector diferente, se tendría cuando menos cuatro obras atadas a las diferentes disposiciones del autor y del lector. O nueve si suponemos que la visión del autor sobre su eventual lector, para quien escribe, no es el lector propiamente tal; ni el autor en sí tampoco es la visión que el lector llegaría a formarse del autor.Imagino que por la disquisición anterior po-dría llegar a estructuras de análisis literario complejísimas, que van mucho más allá de lo literario, aun cuando nazca de ello, respecto a

cómo mirar este arte, cuáles serían los pun-tos de vista válidos y cuales no. Un elemento que surgiría de inmediato, multiplicando la visión, es la posición temporal. Imagino, por ejemplo, un lector del Quijote idéntico a mí mismo en todo, excepto en que él esté inmerso en la sociedad del mil seiscientos treinta y no en la de dos mil doce. Sin duda ninguna su lectura, si la hiciera bajo las mis-mas disposiciones que yo mismo tengo hoy, leería otro Quijote diferente, siendo en todo igual. Parecería que digo algo absurdo, pero al menos Borges estaría conmigo y quien no lo crea, que lea a su Pierre Menard, autor del Quijote. En fin, imagino que aquel lector más o menos contemporáneo de Cervantes, leería su Quijote en Madrid y no en Santiago de Chile. No hay duda que un madrileño del mil seiscientos es del todo diferente y tiene un análisis diferente a un chileno del dos mil. Si unimos y combinamos todos estos factores, de suyo simples, lejanos de la sutil academia, cuyos parámetros y protocolos han de ser inconmensurablemente más multivariados que los expuestos en este artí-culo rápido; podría asegurar que a vuelo de pájaro tendríamos varios cientos de Quijotes en el mismo Quijote y decenas de Pierre Me-nard de Borges en su único Pierre Menard y lo mismo en El Castillo de Kafka o en el Cri-men y Castigo de Dostoievski y en Guerra y Paz de Tolstoi, también infinidad de Ra-yuelas de Cortázar; muchas, muchas más que las que el mismo autor quiso imaginar desde el orden en que su Rayuela se leyera.Así, por lo tanto, ¿tendrá más validez, la teo-ría, sobre una pieza literaria, que la simple opinión, llana, que considera que la litera-tura no es más que la expresión de la vida misma? Los hermanos Karamazov de Dos-toievski puede ser leída con la mente abierta y desprejuiciada. En ese contexto no es más que un drama en una familia destrozada por la avaricia del padre y la ambición del hijo, cuando ambos se encaprichan con la misma mujer. ¿Dimitri asesina a Fiodor? ¿Fue el criado Smerdiakov? ¿Qué papel jugó en esa muerte el intelectual Iván y el buen Aliosha? Todos son elementos de un dra-ma que apasiona, pero si después de leer la novela, o bien si antes de leerla leo el prólo-go del autor, cuestión que muy pocos ha-

Qué es la LITERATURA

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PARA SUSCRIBIRSE ESCRIBANOS A: [email protected] LITERATURA 05

cen, posiblemente el foco se aguce en otros puntos diferentes a los que parecen atrapar la lectura abierta: Esta novela, dice Dos-toievski, es sólo una primera parte de una historia mayor. El héroe de toda la historia que comienza con Los Hermanos Karam-azov, es Alexei Karamazov y esta novela tiene el fin de introducir a los personajes, ponerlos en contexto social, en el ambiente del escenario, para, en una segunda parte, desarrollar la idea definitiva estructurada sólo en la mente del autor, que murió antes de completar sus planes: Nunca llegó a es-cribir la parte culminante de su idea. ¿Tenía Dostoievski, en ese plan, un afán teórico, de demostrar que la literatura es una con-strucción lingüística, un mecanismo de relojería verbal? Creo que no. No obstante para creerlo, ¿debo sentarme a la mesa de la tertulia literaria o a la del laboratorio aca-démico? Sin duda alguna, la primera es la mesa del que disfruta la lectura, la del que concluye que el autor construye un modelo de la sociedad rusa, en miniatura, donde el padre es la clase dominante y rica, que despoja al pueblo que aspira a convertirse en despojador. Iván, en tanto es la clase intelectual, que tiene soluciones de escri-torio y teoría, pero que jamás actúa, nunca está en la lucha, sino que permanece en las ideas, incluso hasta el delirio. Aliosha es la fuerza moral y Mitia el despojado, el abusado, que además es incapaz de mane-jar su propia suerte. Todo esto es posible de concluir, pero nada se puede demostrar. Quizás germine en un artículo, en un en-sayo, pero nunca en una teoría. Esta se teje en los altos círculos académicos, donde se colecciona fórmulas, se cataloga recursos, se nomina y crea conceptos que se jerarqui-za y engrana, hasta el punto de demostrar; y no sé si tienen razón; que la novela es el resultado de una construcción de precisión, donde cada pieza calza con un cuidadoso plan, no para que el lector disfrute del plac-er de leer y del desafío de comprender una exposición atada al texto, que en este caso podría ser la advertencia a la sociedad rusa de su viaje sutil hacia la que luego fue la caí-da en la revolución de octubre. No. El plan habría de reflejar una forma de comunicar, es decir la máquina de entregar el mensaje y no el mensaje entregado. Éste no tendría tanta importancia como la forma estruc-tural de hacerlo. Siempre, cuando pienso en estas cosas recuerdo a Dino Buzzati y su cuento de Los Siete mensajeros. Este relato, que fascinó a Ernesto Sabato, quizás por el

misterio de su estructura que parece hecha para un hombre de aguda razón científica, de intensa reflexión, como él, deja al final una rara sensación en la que uno no sabe si es más bello el relato formal o lo que el relato propone. Entrando por esta vía me encuentro con el paradigma del automóvil. Éste nace como una manera de reemplazar utilitariamente al coche de caballos. Lo que importaba era su función. Hoy en día, gran parte del encanto del automóvil no está ahí, sino en su estética. De este modo resulta que es más bella la máquina que su pro-ducto y que se construye la máquina para sí misma y no para su objetivo. Me recuerda a un ingeniero mecánico, ¿quizás loco?, que abandonó el diseño por la estética de su maquinaria. Construía artefactos, apara-tos, completamente inútiles: Sus giros eran estéticos, su operación sorpresiva, pero no tenían utilidad ninguna. Demás está decir que al final hizo más fortuna con esta arte-sanía que con la ingeniería mecánica.Después de mucho girar en torno a estas ideas, que de manera alguna dilucidan el problema de si la literatura se justifica en sí misma, como una entidad del lenguaje o si es un vehículo que produce arte even-tual y su valor es aquella producción y no otra cosa, y después de, para esto, buscar en autores más bien clásicos, que me den argumentos para una postura tradicional y conservadora, me encuentro con Los Bud-denbrok y La montaña mágica de Thomas Mann; en esta última, por ejemplo, recuer-do como un momento gozoso de la lectura la escena del discurso de Mynheer Peeper-korn en la cascada, donde posiblemente se despide de todos, antes de suicidarse y quizás haya intentado exponer sus razones; pero nadie le oye, ni siquiera el lector, de-bido al intenso ruido de la caída del agua. Esta escena, como tal, como máquina de trazar un significado, es infinitamente más bella, a mi entender, que el significado mis-mo de la incomunicación, incluso literaria, que expone y expresa Mann a través de su personaje y la escena en cuestión. Si a algún lector de Thomas le pasó desapercibida, le aconsejo releer el fragmento con atención, pensando en el significado de Peeperkorn en la trama y su contraste con la dialéctica de Naphta y Setembrini. Más acá del gozo estético, volviendo al frío análisis, encuen-tro con frecuencia que mis argumentos en favor de la literatura por el relato o por la vida misma, se dan una vuelta sobre sí mismos para mostrar a cada autor selecto,

como un amante de la estética de la máqui-na literaria, incluso cuando no renuncian al producto de ella. Así queda revelado en este ejemplo de Thomas Mann.En el límite de esta situación encuentro a mi amigo Joyce que me recuerda a aquel ingeniero loco, que disfrutaba de construir sus máquinas inútiles, no por demostrar que lo inútil tenía belleza, sino porque sólo le interesaba la belleza, sin detenerse en su utilidad. Tal vez así haya construido Joyce su Ulises, que a veces parece una suma de piezas de experimentos, pero casi todos bellos, como me dijo alguien: “Es como un tapiz hindú: Lleno de preciosas filigranas todas diferentes”.Entonces, la literatura, ¿Es el resultado de una compulsión incontenible por expresar algo, o es el resultado del intenso pensam-iento, trabajado con esfuerzo sobre un con-junto de reglas y recursos, donde aquel algo expresado es casi innecesario, aunque in-eludible tan sólo? Tal vez este dilema, cada vez más presente, haya empujado a tantos autores actuales a escribir tanta novela ab-surda de detectives o de misterios, de inves-tigadores literarios de crímenes y sucesos y más. Es que la novela de detectives es lit-erariamente lo más parecido a un reloj. Al menos cuando el autor es inteligente y sabe construir un artefacto. Cuando fracasa, no se parece al reloj y muchas veces, tal vez de-masiadas, tampoco a la bella máquina in-útil, sino sólo a un estrafalario fracaso.Al final, la única conclusión cierta, que me atrevo a aventurar, es que el resulta-do literario sólo es arte cuando el autor es inteligente y aplica este recurso con el afán de dialogar con su lector, y sólo si lo consigue, sobre alguna propuesta que de algún modo u otro logre una trans-formación en él, aunque sólo sea la de interesarlo en cierta reflexión. Sin esta médula central la literatura no es más que la frase al pie de una imagen que vende un producto, o que el anuncio de neón, o que el programa del candidato. La literatura debe lograr que el lector juzgue por qué compra el producto, por qué el anuncio de neón convence más que otro de lata, y también debe mostrar cómo leer, por fin, el discurso político para ejercer sobre él un juicio libre y am-plio. De no ser así, la literatura es sólo un ejercicio esteticista, en el mejor de los casos, que ya no me calentaría el ánimo. Es que quizás la literatura sea el arte del pensamiento. Sólo eso.

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Deseo que vosotros descubráis a voso-tros mismos a lo largo del camino.

Juan Pablo II

Nos habíamos mudado a la nueva casa que mi padre construyó sobre un terre-no que compró en el mismo pueblo en el que vivíamos. Estaba más cerca de la ruta pavimentada que se extendía des-de el norte de nuestro país hasta la zona del litoral. Por esa carretera transitaba un camión tras otro entre finales de diciem-bre y mediados de abril transportando la producción agrícola desde la pampa hú-meda y el norte del país hasta los puertos ubicados sobre la ribera del Río Paraná. En los demás meses del año el tránsito era más pausado y menos tumultuoso.

Mis padres habían comprado ese terreno y todos los materiales de construcción con los pesos obtenidos en la venta de la anterior casa, más algunos ahorros acu-mulados durante cuatro o cinco años. El croquis de la nueva vivienda lo diagra-mó mi padre que era oficial albañil con varios años de antigüedad en el oficio. Con ayuda de algunos vecinos compa-ñeros de trabajo, cavaron las zanjas para los cimientos y pronto comenzaron a le-vantar las paredes con ladrillos comunes hasta llegar a una altura de más o menos tres metros. El techo de paja fue armado por dos muchachos que vinieron de las islas del Paraná. Utilizaron ramas de jun-co seco porque protege el interior de la casa de las inclemencias del tiempo, sea del calor o del frío y, por supuesto, de la lluvia. Fue así que a principio de diciem-bre la casa estaba lista para habitarla y en pocos días nos mudamos.Mi madre era una mujer muy trabaja-dora, pero sobre todas las cosas muy ingeniosa. Siempre tenía alguna idea como para ganar algún dinero y así contribuir a la economía de la casa. Mi padre ganaba un jornal modesto como albañil que apenas nos alcanzaba para llegar a fin de mes, de manera que con

los pequeños ingresos que aportaba mi madre lograban ahorrar algunos pesos.

Un día a mediados de septiembre escu-ché que mi mamá le decía a mi padre que tenía una idea que podría resultar provechosa. Consistía en levantar un pe-queño salón aledaño a la casa, pero aún más cerca de la ruta.

¿Y qué beneficio vamos a lograr? -pre-guntó mi papá y adujo- Levantar un salón, por pequeño que sea nos exigirá hacer uso de los pocos ahorros que tene-mos y eso no me gusta nada.

-No se trata de tener un salón por el solo hecho de tenerlo -apuntó mi madre- pienso que en ese lugar podríamos ins-talar un pequeño comedor al paso. Hay mucho tránsito de camiones y autos y no existe en la ruta ningún merendero a menos de cien o ciento cincuenta kiló-metros de aquí, ni hacia el oeste ni al este.

-¿Y quién se va a encargar de hacer la co-mida y atender el comedor?

-Ya lo tengo pensado. La cocina la puede atender doña Jacinta, ya hablé con ella y está requetecontenta. Por supuesto que yo –agregó mi madre- estaré a su lado todo el tiempo que necesite ayuda.

-¿Y quien pensás que puede atender el comedor?

-También hablé con tu cuñado Anto-nio. Su hijo Osvaldo tiene 18 años, está sin trabajo y creo que puede resultar un buen mozo de salón.

-¿Estuvo de acuerdo Antonio?

-Por supuesto. El hijo es un buen mu-chacho y además familiar nuestro, de absoluta confianza y necesita ocuparse en algo. Por otra parte nuestro pequeño Agustín puede darle una mano cuando la necesite.

-Pero hay que pensar en comprar me-sas, sillas, mostrador, toda la batería

de cocina y vajilla. Y eso nos va a obli-gar a endeudarnos.

-Aunque te parezca imposible –aclaró mi madre- el secretario de la comuna me ofreció prestarme todo eso porqué a él no le fue bien en el negocio de la pizzería y lo tiene guardado en un galpón. Si nos va bien, entonces hablaremos del precio.

-Sos incorregible mujer, tramaste todo sin que yo me enterara, pero no te lo re-procho, al contrario te admiro y valoro tu constancia en tu permanente búsque-da de oportunidades.

-Pero hay más –agregó mi madre- Al marido de mi amiga Dominga que tie-ne buena mano para pintar le pedí que me prepare tres carteles de madera y en dos de ellos escribir “A 200 metros comedor, bar y baño”. Los vamos a co-locar en la banquina uno allá a la dere-cha y el otro a la izquierda, y el tercero en la entrada con el menú del día y los precios. Vas a ver que pronto tendre-mos muchos clientes. No hay mejor propaganda que lo que se pasa de boca en boca, y los camioneros forman una comunidad muy solidaria y entre ellos hay fraternidad y comunicación.

-No quiero ser pájaro de mal agüero, pero me parece que sos demasiado optimista.

-Ya lo veremos.

Pocos días después comenzaron a parar algunos camioneros. Esta gente mira las cosas con un poco de desconfianza al principio, consecuencia de haber sido engañados en algunas oportunidades con falsas ofertas tanto en algunos co-medores como en estaciones de servicio. Por suerte en el negocio de mi madre las cosas fueron por buen carril. La comida era buena y barata, las mesas no tenían mantel pero se cubrían con papel blan-co. La limpieza se notaba en el salón, en el baño y en la cocina. Fue así que el comedor ganó prestigio y en pocos días comenzó a trabajar a pleno. Estábamos

MI AMIGO EL CAMIONEROEnrique Calderini

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en los últimos días de diciembre, la in-minente llegada de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo palpitaban en la mente de cada individuo. Aquel día mi primo Osvaldo no se sentía bien y tuve que hacerme cargo de la atención de los clientes. No me resultó difícil porque ya venía haciéndolo como ayudante de él y aprendí algunas cosas.

Era un mediodía muy caluroso, el come-dor estaba aún vacío, a eso de las doce y media entró un caminero que yo lo te-nía visto. Ese mismo día mi padre había colocado un ventilador de techo y yo le insinué al hombre que se ubicara en la mesa que estaba justo debajo del aparato. Lo hizo y me agradeció.

-Aquí está fresco, en la cabina del ca-mión hace un calor infernal. No tengo aire acondicionado. El sol a esta hora se ha puesto bravo.

-¿De donde viene señor?

-Vengo desde la Provincia de Salta y transporto una carga de porotos hasta el puerto de Rosario. Y gracias por lo de señor. ¿Cuál es tu nombre muchacho?

-Me llamo Agustín y mi mamá es la due-ña de este comedor. Ya lo he visto a usted pasar por la ruta en algunas oportunida-des. Lo recuerdo porque siempre me sa-luda con un gesto amigable. Por eso us-ted es un señor. ¿Y usted como se llama?

-Seguro que vos también vas a ser un se-ñor el día de mañana. No me cabe nin-guna duda. Me llamo Jacinto Herrera, salteño de pura cepa.

-Mi abuelo, el padre de mi papá también era salteño –recordó Agustín.

-¿Qué me recomendás del menú que preparó la cocinera?

-De entrada un arrollado casero con en-salada rusa, y como segundo plato una pechuga de pollo al horno con papas.

-Bueno, acepto tu sugerencia. Para beber una naranja Fanta. Bien helada ¿eh?

Fueron llegando otros comensales hasta que la capacidad del comedor, que tenía siete mesas, quedó colmada. Mi primo Osvaldo llegó en el momento oportuno para atender a la gente, se había demo-rado no tanto por su malestar estomacal, sino que se había ocupado en hacer las compras en el mercado del pueblo vecino.

Don Jacinto estaba terminando de tomar un té de hierbas digestivas, luego de haber terminado el almuerzo, cuando con un gesto inconfundible me sugirió que me acercara a su mesa. Movió una silla que estaba en otro lugar y la colocó al lado de la que él ocupaba. Allí me senté.

-Agustín –me dijo- sos un chico especial, te lo digo así porque estuve observando el talante que tenés para atender a los clien-tes, y ahora que llegó tu primo y estás libre tengo ganas de conversar con vos.-Sabe don Jacinto que yo también estaba queriendo lo mismo.-Decime Agustín ¿qué pensás hacer cuando seas más grande?.-Mire don Jacinto, primero tengo que hacer el último grado de la primaria, luego el secundario y después veré. Aquí no hay colegio secundario de modo que tengo la posibilidad de hacerlo en el pue-blo vecino que está a veinte kilómetros hacia el norte.-Entonces vas tener que acomodarte en la casa de alguna familia de ese pueblo.-Eso no será así, mi papá me dijo que me va a comprar un buen caballo de monta y como la distancia no es problema po-dré ir y volver en el día. -Y tu padre no pensó en comprarte una bicicleta.

-No, porque el camino es de tierra y los días de lluvia se convierte en un pantano y no es posible usar la bici, en cambio al caballo no le provoca ningún inconveniente.

-Bueno, bueno, veo que tu familia sabe como se resuelven las cosas.

-Sí, sí, creo que es así. Pero sabe qué don Jacinto, quiero que me cuente algo de su vida.Bueno muchacho curioso, a vos te lo voy a contar, cosa que no me gusta hacerlo con otras personas.-¿Por qué?-Es mi manera de pensar. Es mi secreto.-¿Le molesta que yo se lo haya pedido?-Viniendo de tu parte no me molesta. Para comenzar te diré que yo cuando chico trabajé al lado de mi padre que era carrero. O sea el carrero vendría a ser el camionero de hoy. Lo diferenciaba que el transporte de cargas lo hacía con un ca-

rretón tirado por varias mulas. No había camiones, al menos en este país. Cuando el viaje no era muy largo yo lo acompa-ñaba y así fue que aprendí el oficio de transportista, de su responsabilidad y de su nobleza. Luego entré a trabajar al servicio de una empresa acopiadora de cereales como peón de patio. La firma tenía tres camiones. Un día se enfermó un camionero y me propusieron que yo ocupara su puesto. Así lo hice y me fue bien. Comencé a ganar un buen salario porque para mí no había feriados ni ho-rario. Trabajaba de sol a sol. Mi señora muy prudente en los gastos me ayudó a ahorrar unos cuantos pesos y así pude comprar mi propio camioncito y traba-jar por cuenta propia. Y aquí estoy cum-pliendo veinte años de camionero.-¿Por qué dijo que el trabajo suyo es noble?-Primero, porque todo trabajo honesto es noble y en especial el del camionero. Cuantos como yo nos hemos encon-trado ante situaciones tremendas a lo largo de las rutas. Accidentes con per-sonas muertas o heridas, automovilistas pidiendo auxilio, familias en emergen-cia de todo tipo y todas esas cosas que aparecen, a veces, en los diarios. Y allí estamos presentes muchos de nosotros, los camioneros, dándole una mano so-lidaria a quien la necesita. Esa es nuestra nobleza. Así lo entiendo yo.¿Y a usted le tocaron muchos de esos casos?-Querido amiguito, no es importante la cantidad, lo que vale es la oportunidad y en eso es lo que quiero aconsejarte. Vos sos un pibe de buena fibra. Tenés unos padres honestos y trabajadores, que va-loran tanto el presente como en el futu-ro. Vos vas por buen camino. Nunca te apartés de tu ruta, seguí adelante con tus estudios hasta lograr cristalizar tus ideales. En el trayecto de tu vida te vas a enfrentar con gente buena y de la otra., tratá de desechar lo malo. Forjate una firme personalidad y serás un hombre hecho y derecho. -Don Jacinto, me permite llamarlo simple-mente Jacinto. Me gusta su manera de pen-sar. No sabía que un camionero tuviese tanta sabiduría y tanto amor a la solidaridad.-Podés llamarme tío si te parece.-Bueno,..tío Jacinto ¿cuando volverás por aquí?-Siempre estoy volviendo querido sobri-no. Siempre…siempre.

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Hoy en día cuando vamos al cine no advertimos los cambios que se vini-eron dando en la industria, no perc-ibimos porque y como se esta encau-sando el séptimo arte en estos tiempos.Con el gran avance tecnológico deja-mos en manos de la ciencia cada vez mas el arte, ¿o no advierten hoy cuan-tos artistas utilizan la tecnología digi-tal para su obra?, dibujantes, pintores, fotógrafos, cineastas etc, etc.Bueno cada vez es mas común ver tra-bajos bastante decentes de amateurs en los medios audiovisuales suplidos por las plataformas digitales que son cada vez mas poderosas y accesibles.La industria cinematográfica por su parte esta desde los años 90 tomando un gran giro de 180° hacia las platafor-mas digitales o CGI (gráficos, genera-dos por ordenador), como se denomi-na a la pujante nueva industria.Comienza entonces a menguar lenta-mente lo que es el cine “artesanal”, comienzan a quedarse sin oficio los maquilladores FX, los matte painter, o pintores de escenarios extendidos para post-producción, uno de ellos y uno de los mas grandes maestros de la técnica fue el gran Don Emilio Ruiz, español que trabajo muchos años en Hollywood, en películas como, Conan el bárbaro, laberinto del Fauno, y mu-chas mas grandísimas producciones.Entonces se comienzan los reem-

plazos, el anuro de plata del celuloide, por el bendito píxel o mejor aun el boxel, el pincel, por los increíbles lápiz ópticos, los decorados y escenografias por los matte painting o landscape extended de Dylan Cole, por ejemplo creador de los escenarios virtuales que ves en el cine últimamente hombre araña, señor de los anillos, las ultimas de superman, rápido y furioso, etc, etc.En nuestro país aunque mucho mas lenta esta nueva modalidad se vienen imponiendo mas que nada en publi-cidad, y diseño web, películas como El secreto de sus ojo, o la próxima a estre-narse y nueva versión de La guerra gau-cha, están teniendo todo su producción V.F.X (efectos visuales) en nuestro país por artistas locales y eso es fantástico.Ahora sabiendo mucho gracias a es-tudios y proyecciones sobre lo que sobrevendrá a materia audiovisual en un futuro “no muy lejano” me inclino pensar y pronosticarles que muy pron-to el cine que conocemos cambiara y dará un gran vuelco jamás esperado.Explico entonces: los directores de cine convencional que no se adapten a esto inexorablemente pasaran al arcon de los recuerdos románticos he inolv-idables como lo fue en su momento las caras análogas de fotográficas.Tal vez el nuevo cine no provenga de los directores que hoy conocemos, tal vez muchas de las películas estén mas

en manos de los programadores, de los diseñadores digitales, de los desarrol-ladores de juegos.Es inevitable que estas dos discipli-nas se encuentren y se fusionen en una sola, “realidad aumentada”, lograr meter al espectador en una película, en una aventura no solo de manera audiovisual sino que podrá el mismo interactuar con ella y así proponer su propio final, no es extraordinario!!!! Parase loco pero falta muy poco tiem-po para que este entre nosotros.Como productores hoy en día de V.F.X y como realizadores audiovisuales que estudiaron en la escuela de cine como Dios manda jajaja, es nuestra oblig-ación para seguir trabajando en el me-dio no dejar pasar esta herramienta. Hace mas de 10 años que trabajamos con estas plataformas digitales ya con el viejo 3d max 3, ya casi obsoleto, pero que gracias al desarrollo de sus arqui-tecturas para Pc, y Mac, nos permite trabajar con comodidad y con un gran soporte multilenguaje.En definitiva podemos decir que no-sotros estamos siendo testigos de un gran proceso de cambio en lo que corre-sponde al séptimo arte y todas las demás artes que en definitiva se corresponde absolutamente, este proceso no se puede detener ya y esta cada vez mas impuesto, solo le hace falta “ver” como vendrán esos nuevos tiempos...gracias por estar.

¿Se terminará el cine como lo conocemos?Luciano y Raul Guerra - [email protected] y [email protected]

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PARA SUSCRIBIRSE ESCRIBANOS A: [email protected] LITERATURA SOCIAL 0909

Por Nuria Barbosa León - CUBALa niñez de Eva Ludwig transcurrió en la ciudad de Zerbst en la  extinta Alemania Democrática, nació justo en medio de la Segunda Guerra Mundial y de sus primeros años de vida no tie-ne nitidez en los recuerdos. Un hecho si la marcó profundamente, con cua-tro años de edad.A finales de la contienda bélica memo-riza el territorio de su niñez en com-pleta ruina. El lujoso castillo de los padres de la zarina Catalina derrum-bado con paredes colgando, las calles de una ciudad barroca y  legendaria agrietadas por las granadas y las explo-siones, las viviendas que lograron so-brevivir adolecían de derrumbes par-ciales en alguna de sus instalaciones. Con los últimos bombardeos se cuantificaron 574 habitantes muer-tos o desaparecidos. Como reducto de guerra, once oficiales del Ejército Nazi decidieron  no entregarse y dos pobladores visitaron el alto mando militar de  los norteamericanos, acan-tonados a 16 kilómetros  junto al río Elba, que amenazaban con otro bom-

bardeo de no ocurrir el rendimiento. Tras mucho ruego y razones, los dos jóvenes se ofrecieron como rehenes y prometieron entregar a los once nazis amotinados, sólo entonces los nor-teamericanos decidieron aplazar el nuevo bombardeo. La ciudad vio la entrada de una ban-dera blanca en un yipi militar ame-ricano descapotado, donde también viajaban los dos vecinos del pueblo. Ese momento fue aprovechado por los nazis para huir.El 29 de abril 1945, Eva lo recuerda con la entrada de los norteamericanos a la ciudad, llegados en transporte au-tomotor ligeros y descapotables, con uniformes muy limpios, armamen-to moderno, rostros  bronceados y proliferando palabras ininteligibles. La bandada de muchachos se acerca a los militares con las manos extendidas pidiendo obsequios, los estadouni-denses regalaron chocolates. Su estancia duró muy poco tiempo en el interior de la ciudad porque por un pacto de guerra, ellos se reti-

raron al lado occidental del río Elba dejando el Este para que fuera ocu-pado por el Ejército Rojo.A los pocos días arribaron los primeros rusos, llegaron a caballos y en carruajes típicos que nombraban panjewagen. Llevaban cubiertas sus cabezas con gorras de cosacos, uniformes sencillos de color terracota, descoloridos y has-ta raídos por su uso, el rostro curtido por la severidad, las noches a la intem-perie, el hambre  y las enfermedades. Su alimento consistía, muchas veces, en semillas de girasol y sopa de col. Las familias sentían temor porque la propaganda anticomunista  descri-bía a los rusos como caníbales que comían niños, separaban a los ma-trimonios y enviaban a los hombres a Siberia. Otra vez los niños se  acer-caron a ellos y pidieron obsequios. Con la presencia de los chiquillos a su alrededor, los rusos sonrieron, ha-blaron en su lengua, buscaron en sus pocas pertenencias y compartieron su única riqueza del momento: terronci-tos de azúcar.

Diferencia

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Silvio Ferraro - [email protected]

En el en el siglo XX, Francia, como tan-tos países atravesó todo tipo de experien-cias, desde su economía ligada a la agri-cultura, a los tristes años de la Segunda Guerra Mundial. Terminada ésta con su dramática secuela, vino la euforia de la reconstrucción y el tan anunciado bien-estar. Las migraciones desde el campo, congestionaron las ciudades y el número de vehículos creció geométricamente a la par de la crisis energética.Curioso que un pequeño auto concebi-do en 1936, mantuviera su producción hasta 1990, adaptándose a diferentes condiciones de vida. Pequeño, mini-malista, mutante como la vestimenta del camaleón, arlequín inimitable en su esencia vanguardista. “Más que un auto, un estilo de vida”.Citroën fue y es sinónimo de inno-vación, basta mencionar su Traction Avant de 1934 o los ID y DS de los años 50, máxima expresión de un estilismo aún no superado e imitado por los dise-ñadores de hoy día.Andrés Citroën, artífice de tantas cria-turas pidió la quiebra de su empresa en 1935 y el 60% de las acciones pasaron a Michelin. Pero no hay mal que por bien no venga, el patrón perdió la silla, pero el hecho dio lugar al nacimiento del 2CV. Pierre Jules Boulanger, un provinciano auvernés, fue designado director de la fábrica; ya en su cerebro daba vueltas la idea de un auto mínimo.En el libro “La 2cv” (Balland, Paris 1977) Borge y Viasnoff sus autores, re-latan en primera persona.-“Haciendo compras en el mercado de Lempdes a 10 kilómetros de Clermont,

noté que los campesinos llegaban con sus carros tirados por caballos, vaciaban las mercaderías dejando a sus mujeres e hijos a cargo de la venta, dice Boulan-ger: Ellos esperaban el cierre a mediodía perdiendo un tiempo valioso, en vez de dedicarse a las tareas del campo. Si las mujeres pudieran manejar un auto simple y barato…….”De regreso a la fábrica en Paris, Boulan-ger, ordenó a los proyectistas de pensar en construir un auto elemental.“Quiero un auto que sea una platafor-ma con cuatro ruedas y un paraguas por techo, capaz de transportar dos campesinos con zuecos de madera y un tonel de 50 litros de vino. Deberá con-sumir 5 lts de combustible para recorrer 100 kilómetros”La competencia vendía el Simca 8, co-pia del Fiat 1100 en 10000 francos de la época, un precio inasequible para un pequeño productor. El costo del nuevo Citroën, sería cuatro veces inferior. Re-nault estaba en los ensayos del modelo 4cv y era la mayor amenaza, en un mer-cado potencial.André Lefèbre, jefe proyectista estudió en los planos un auto que reunía todas las premisas; fue llamado TPV, (toute petite voiture) llevaba un motor BMW bicilíndrico de 500 cc , suspensiones de brazos oscilantes en magnesio, carro-cería de aluminio y ventanillas cerra-das con Rodox, un plástico usado en aviación. El frontal del auto con un solo faro, era de chapa mini ondulada como el avión Junker, (rústico en alemán).La puesta a punto del vehículo fue lenta y complicada, sobre todo en las suspen-siones. Citroën espoleada por la prensa, que se hacía cargo de los comentarios

burlones, apuró el tiempo y fijó la pre-sentación del auto en el Salón de París de 1939. Cuando los alemanes ocupa-ron la capital, el proyecto se vino abajo. En el temor de que el auto fuera copia-do (hoy día todo es copiado) Boulanger envió tres unidades a la Michelin, con la excusa de testear los neumáticos. Los 17 restantes fueron destruidos en la fábrica, uno de ellos sobrevivió porque fue ente-rrado. Puede verse en el Museo Citroën , entre los casi 140 modelos que Citroën fabricó desde su constitución en 1919.

Nace el 2cvIntuyendo el desarrollo de posguerra a fines de 1941, en absoluto secreto, la fá-brica desempolvó el proyecto TPV con un rediseño total, Maurice Steck, que venía nada menos que de la Bugatti, di-bujó la carrocería integral en acero, eli-minando bisagras, soldaduras y partes superfluas. Walter Becchia, ingeniero italiano de-butante, construyó el primer bicilíndri-co enfriado a aire de solo 12 HP. Las suspensiones, y el chassis plataforma en sándwich, primeras en el mundo, fue-ron obras de Lefèbre

Por qué 2cvEn Francia la potencia del motor queda regulada por una tabla de potencia fiscal, Un motor de hasta 260 cc es 1 cv, (caba-llo vapor); 435 cc son 2cv y 610 cc, 3 cv. De ahí que los autos franceses siempre tuvieron cilindradas curiosas como los Peugeot 403 y 404, con 1618 cc. .

El debut “¿Citroën se había vuelto loco?”El 6 de octubre de 1948 abrió el Salón del Automóvil de París en el Palais de

LA FILOSOFÍA DE LA ORIGINALIDAD

CITROEN 2CV.

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Glace. A las 10 de la mañana Vincent Auriol presidente de la IV República, se dirigió al centro, hacia el stand Ci-troën. Cubierto por telones de seda se encontraban tres autos, la marea de pe-riodistas y curiosos; arrancó en aplau-sos y silbidos, cuando cayeron los velos, también los prejuicios sobre el aspecto seductor de un auto. Por primera vez lo más importante pasó a ser el hombre que lo maneja, ganándole a la máquina.Un pequeño folleto de sólo cuatro pági-nas en blanco en negro fue su cédula de identidad. Nunca sabremos si dentro de los capots precintados había realmente un motor, uno de los tantos misterios de Citroën. La revista especializada, L´Auto Italiano, lo bautizó Patito feo, (anatrócolo) y se interrogaba con sorna a quien se lo venderían, pero la ironía duró poco y la permanencia mucho más. El último 2cv salió de producción en Francia en 1998 con pequeñísimas variantes del modelo original y en 1990 en Portugal se cerró definitivamente la producción Europea. El auto se fabricó en Inglaterra, Bélgica, España y Argen-tina, en más de 7 millones de unidades, descontando los derivados, si dejó de producirse, no fue por cierto porque cayera la demanda, en estos tiempos robóticos un auto de construcción semi-manual, elevaría su costo geomé-tricamente, dejando de ser competitivo.El 2cv en ArgentinaEn 1958 la firma Staudt en Buenos Ai-res importa de Bélgica los primeros 2cv con motor de 14 HP, dos años después se creó Citroën Argentina, que comen-zó la producción en la vieja planta in-dustrial Pfaff Bromber. Las primeras 972 unidades construídas, hizo pensar

en una inmediata expansión, la fábrica se mudó al barrio de Barracas, adquirió los talleres de la ex fábrica de cocinas Catita en la calle Cepita. Remodelaron 80000 metros cuadrados dando trabajo a 1200 operarios. Los motores aumen-taron su potencia a 18 hp y se multipli-caron los fabricantes de accesorios que “vistieron” a los Patitos con porteña y superflua coquetería.En 1964 se vendieron 7000 y en no-viembre de 1969 cuando aparece el 3cv ( en Francia 2cv6), el Mehari y el Ami 8, la producción trepó a 15000. Se exportaron piezas a Francia y autos terminados al Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia. ¿Qué tenía aquel auto para lle-gar tan lejos?. Un bajo consumo, repara-ciones sencillas, de bajo costo, carrocería versátil, cuando la competencia ofrecía sólo las dos puertas del Fiat 600. Costaba un 20% más, pero su fealdad intelectual “de estar de vuelta”, seducía más que su reprise en ruta, con sus enemigos, los ca-miones y quizás era su punto más flojo. Un auto proyectado en Europa, adapta-do a la Argentina de grandes distancias, que no era veloz ni picador en los semá-foros, fuera del asfalto; en la “huella del bajo fondo donde el barro se subleva” se consagró imbatible (ver la Trans Chaco) de los años 70”. En 1958 Citroën Francia construyó la ver-sión Sahara, bimotor con doble tracción, un todo terreno que permitía guiarlo in-clinado a 45 grados, insuperable en el de-sierto o en los caminos de montaña. Francés al extremo, digno y austero, de condición espartana, famoso como el champagne y el camembert , se hizo ciudadano del mundo superando todos los prejuicios estéticos.

La trayectoria vencedora de esta peque-ña gran utilitaria superó la función de auto popular, convirtiéndose en bande-ra y símbolo de dos generaciones.Un mito probado de funcionalidad, quizás una leyenda de cuatro ruedas. Más que un auto un estilo de vida.

PALMARES DEL 2CV

1952 Tour Mediterráneo 13588 kms en 37 días1953 Ciudad del Cabo Argelia 17500 kms1953 Rally de las Américas Alaska Tierra del Fuego 52000 kms en un año1953 Rally de Montecarlo, ganador de su categoría1954 Rally Africano, 24500 kms1955 Mil millas italianas 271 sobre 652 clasificados1958 En torno al mundo en 2cv Paris Tokio Paris1958 Vuelta al mundo 100.000 kms.1959 Rally de Medio Oriente y Afri-ca 40000 kms1960 Cuarto Gran Premio Standard Argentina 4618 kms1961 Quinto Gran Premio Standard Argentina 4437 kms1963 Septimo Gran Premio Standard Argentina 44021966 Gran Premio Internacional de Turismo 4212 kms1970 Paris Kabul Paris,16000 kms1971 Paris, Persépolis París 13500 kms, con 473 2cv participantes1973 Raid África con asistencia me-cánica de Citroën

Y muchísimos más.

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Prof. Beatriz Morales - Cá[email protected]

El mito describe claramente una his-toria que guarda una estrecha relación con aspectos religiosos , primordiales, originarios del hombre. La leyenda es una narración oral o escrita , con una mayor proporción de elementos ima-ginativos y que generalmente quiere hacerse pasar por verdadera o fun-dada en la verdad. Suele ser un relato maravilloso que algunas veces tiene lugar en algún evento histórico o no , pero que suele estar enriquecido por

numerosos elementos fantásticos. En el marco de este concepto interpreta-remos a la historia del Rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda.

En cuanto a sus orígenes , esta le-yenda se encuentra en las tradicio-nes orales galesas. El primero que relata por escrito una versión del rey Arturo es el monje Monmout en su Historia de los reyes de Britania. Este cronista habla de un personaje que frena el avance anglosajon en el sV, cuando los romanos abandonan las islas británicas. Ya en este prime-ra interpretación , el autor incorpo-ra personajes de la tradición celta como el mago Merlín, las hadas como la señora del lago y la espada mágica Excalibur.Más adelante en el siglo XII , un cro-nista francés Chrétien de Troyes po-pulariza la leyenda incorporando a la misma otras leyendas como Tristán e Isolda , caballeros como Lancelot y incorporando a la visión británica la búsqueda del Santo Grial, o cáliz sa-grado que simboliza a Cristo. Aquí se suma a los personajes fantásticos de

origen celta , la cristianización que los pueblos germanos han recibido durante el primer período medieval. Es con este autor que el caballero medieval se transforma en HEROE , que tiene valores como la lealtad a su señor , la defensa del honor y de los oprimidos. El ideal caballeresco que configura Chrétien de Troyes no se condice con los verdaderos milites que incursionan en las aldeas para sujetar a la servidumbre a los cam-pesinos a partir del siglo X. Por otro lado, la caballería como tal es una ins-titución que comienza su decadencia, justamente, a partir del siglo XII.La importancia de esta leyenda es la vigencia que hoy tiene la misma . Mu-chos de los mitos occidentales, los más antiguos de los griegos y nórdicos y al que nos estamos refiriendo fueron di-fundidos a través de la literatura y más tarde por el cine.Por último , la leyenda se continúa en el libro de Sir Thomas Malory: La muerte de Arturo publicada en el si-glo XV , resultado de la recopilación de viejas fuentes como las señaladas con anterioridad.

Magos , hadas y caballeros

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Así reza un cartel de venta de vuelos de bautismo en parapen-te, en el Mirador de los Cóndores, a 2100 metros de altura sobre nivel del mar en Merlo, San Luis. Qué afortunado el pájaro que no puede ser hombre, pensaba. Y recordaba el Informe para una Academia de Kafka donde se in-tenta que un mono cambie su vida simiesca por la de un hombre.Ascendí a aquellas altitudes en mi propio vehículo y agradecí la magia. Un recorrido al que me abandoné, entregándome a los cambios de humor de la montaña. Lamenté no tener un co-equiper pues hubiese podido morir mejor de emoción al contemplarlas- aunque igual pude, un poco-, porque miraba de soslayo. Y me imaginé pájaro, sin parapente, sólo respi-rando libertad. Sintiendo que el aire entraba a empellones en aquellas alturas, fascinada. Un guiño entre las formaciones al formar una V, me permite asomar al valle. Me impacta el color. Un contrapunto de ver-des claros y oscuros; el amarillo intenso de ramilletes de flores silvestre en los senderos; y el rojo de las fincas como lunares, en el Valle de los Comechingones.Caminos escabrosos. Montañas donde se refleja la luz en mil tonos, vegetación dura, de espinillos y abrojales. Un zorro que restó importancia a mis gritos bullangueros, que miró y desapareció debajo del guarda raid. Imperturbable, con la suficiencia del propietario de la tierra. Colores, esplendor, un sol remolón jugando sobre cada risco, engatusando, escon-diéndose. Te saludo, con gritos de flores, y suspiros de hierbas, te saludo* Laderas desnudas, sólo rocas. Laderas verdes, que presiento suave, como montañas rusas que invitan a deslizar. Aquí un valle y allá la nada. Formaciones de nubes desorientadas que no saben de un destino final ¿Destino? Dudas existenciales. El trinar de un pájaro; la sagacidad del cóndor. Los dones…unos ojos sin luz, que solo pueden leer en la biblioteca de los sueños…* Debe-ría existir algo así como un banco de donantes- pienso Que no se agoten las voces de Mercedes, de Freddie, de la Piaf; y que puedan ser transferidas. Si el talento es magia, debería ser mágicamente depositado en otro. Recalé en la confitería del lugar. Un cóndor anda merodean-do cerca- cuestión de perspectivas-, tras de su almuerzo. Un paisaje brumoso sobre un terreno que desde esta altura se-meja un mapa. Salgo a curiosear por los alrededores. Sobre un camino que termina en un bosque de pinos, descubrí con sorpresa algunos hongos. Me jacto de ser una conocedora y recogí unos pocos. Exultante, logré armar el mejor ramillete de esas setas como las que siempre dibujamos: rojo el som-brero con pigmentos blancos. Aquella mañana justamente había andado por la ciudad husmeando en un sitio que se lla-ma Mundohongo. Una visita guiada por un sendero travieso que se esconde entre los pinos y busca humidificarse con sa-lidas de agua artificiales, mostró orgulloso cada shiitake, cada gírgola. Una degustación a media mañana y una increíble

charla con la dueña del lugar que me transportó a historias de reyes envenenados; Alicia en el país de las Maravillas, y una conocida Amanita Muscaria.Me sorprendió el atardecer. La montaña me hace señas para que regrese. Mientras lo hacía, vi ponerse el sol, a mi derecha un pedacito de nube deshilachada, parecía a punto de caerse. La única emisora que pude hacer sonar, emitía una sinfonía que según anunciaron duraría 24 minutos, y me sentí como inmersa en una película de acción. Con una goma de mascar en la boca, decidí combatir el mal agudo de montaña; los oídos tapados pero el corazón pleno, que cada vez latía más y más deprisa. Emocionada, justifiqué el mareo y la falta de aire. Una náusea se agolpó en mi boca, la vista se nubló y entonces empecé a preocuparme. Esto ya sobrepasaba la hipoxia. Un presentimiento trágico ganó mi entendimiento. Conocía en demasía los síntomas del consumo de Amanita, y tratando de tranquilizarme, reviví cada acción desde que recogí los hon-gos hasta el momento. Quizás sin querer me llevé los dedos a la boca, aunque no podía ser, pues el viaje se produce con la decocción del sombrerete. Quizás sin darme cuenta recogí alguna Amanita seca que es más potente que fresca; quizás… Estaba colmada de suposiciones y de mareos. Pánico. Bajaba en segunda y aminoré la velocidad aunque una misteriosa energía me permitía continuar en aquel descenso de titanes. Transpiraba, y aún faltaba un tramo importante para llegar. Me sentía cada vez peor, mi mente en caos, pero debía con-tinuar. No me permití llorar porque ya tenía la vista nublada y eso me desorientaría más. Bajé la ventanilla buscando aire, reduje aún más la velocidad y procuré tranquilizarme. Ese descenso tan empinado fue una prueba celestial. Cada vez peor. Cada vez más miedo. Me pegué a la ladera, me aferré al volante. ¡Me sentía tan sola! Recordé mi deseo de morir de amor por esos parajes maravillosos y rogué que el universo no me lo concediera. Me despedí mentalmente de todos, sa-biendo que los síntomas irían in crescendo y la voluntad ya no respondería. Entonces, como una señal, casi un milagro, mi propio milagro en Merlo, recordé que no había tomado el comprimido de la hipertensión- era eso, ¡claro! -respiré ali-viada. La famosa pastillita salvadora y que debo tomar cada día. La medicación que reduce el riesgo de complicaciones vasculares. Las manifestaciones me confundieron. Habiendo recorrido casi el total de la vuelta divisé el primer mirador. Me detuve y bebí la píldora con abundante agua, riendo, relajada ahora. Y agradecí, eternamente.Voy llegando de nuevo al tercer microclima del mundo. Me reencuentro feliz con los olores a leña recién quemada de las parrillas. Y aspiré todo él aire saludando festivamente a cada quién que se cruzó en mi camino, sonriendo todavía, satisfe-cha de seguir perteneciendo a este universo. Canción para saludar al sol del poeta puntano Esteban Aguero - El poema de los dones de Jorge Luis Borges.

MERLOQue imposible para un pájaro sentirse hombre y tan simple para un hombreser un pájaroPor Graciela Medina - [email protected]

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Por Intiamaru/:seudónimo de Pedro Piñones Diaz - ppiñ[email protected]

“Nada se edifica sin la piedra, se usa la arena también para edificar nuestra personalidad como pueblo”

Comencemos bien este cuento… era-se una vez que en lo que es la comuna de Cabildo, estaba habitado por gentes de extraños poderes, se decían poderes mágicos y los usaban en sus cahuines y fiestas de homenaje al sol y la tierra, los habitantes de esas épocas pasadas, por cierto, vivían muy diferentemente a nuestras actuales condiciones de vida.Y en esos tiempos ocurrió algo sensacio-nal, los habitantes descubrieron pepitas amarillas tiradas en los ríos y quebradas que se escurrían pausadamente y otras veces con extremada violencia, eran otros tiempos, estas tierras eran selvas, esa gente vivía muchos años, se cansaban de vivir y cuando eso ocurría le pedían a la madre tierra que les diera un espacio para dormirse junto ella por siempre.No habían autoridades, solo un jefe sa-bio, marcaban sus cosas y costumbres cotidianas importantes en maderas y piedras, mensajes que llegan hasta es-tos tiempos actuales, permite conocer más sobre sus modos de vida, y en-contraron este oro y lo comenzaron a elaborar, este hecho llego también a los reinos del Perú, Chimú, Tahiguanaco, Inca, Tahuantinsuyo o imperio de los incas tuvo una trayectoria brillante y fugaz; su evolución fue interrumpida por la invasión española de 1532, en un momento ...estos hicieron bajar sus mineros para recuperar y recoger el oro y llevarlo a sus reinos para fabricar obje-tos artesanales o religiosos, se establece entonces la ruta del oro y el interés por estas tierras inhóspitas.Ocurrió que el sol se acerco a esta

tierra y derramo lagrimas que al caer al agua se hicieron amarillas y fue en-tonces también que desde las cavernas profundas comienzan a aparecer los dragones que atacaron a los origina-rios, estos aprendieron a combatir con bestias feroces, entendieron que había que defenderse, desaparecieron los dra-gones y también muchas personas, el ser viviente utilizo esas cavernas para establecer las primeras comunidades.Después sobre esta tierra los habitantes tallaron el metal , piedras y dragones, co-menzaron también una terrible sequia so-bre esta tierra, quedo solo una laguna de agua en el rio y de allí salió una hermosa doncella que los primeros habitantes lla-maron la Sirena, que entro en la memoria de los tiempos y urbana de ahora, a ella se acercaron para hablar, mientras ella les enseñada poderes mágicos, que utiliza-ron para sus sacrificios, sus reuniones, sus siembras y labranzas y para cazar anima-les abundantes en la selva.La sirena les entrego un mensaje y dijo “no me moveré de aquí hasta que llegue mi hombre amado” y pasaron 1000 años para que esto ocurriera a quien ella le regalo su peine de oro…Los gragones se despertaban de tiempo en tiempo y la sangre de nuevo corría junto vida que penetraba la tierra; la madre recibía a animales y habitantes en su regazo y sus poderes mágicos, la noche se hacía más oscura.La noche se hizo larga y la sequia aso-laba las selvas y la aridez nació, paso el tiempo y las aguas vinieron, los ríos fueron generosos, el agua penetro las cuevas, la selva comenzó un nuevo ci-clo, de vida y belleza.Las aguas fluyeron, las lluvias estallaron en los cielos que de azules pasaron a nu-barrones negros, así volvió la vida y los habitantes que se habían convertido en piedras salieron de nuevo al mundo y a

voz humana inundo con cantos y risas la tierra, aun no habían calendarios, era solo la noche y el día, las lluvias y el sol.En esos tiempos en nuestras tierras aun no existía la luna, esta vino des-pués con un manto de estrellas lumi-nosas que hicieron a los habitantes mirar al cielo y soñar con sus pro-fundidades, y fue desde entonces que todas las sociedades miraron al cielo, como buscando algo, como escudri-ñando huellas del pasado…Los originarios se fueron aclimatan-do y de establecieron en rucas y ran-chos, también en ese tiempo comen-zó la elaboración de totenes y obras li-gadas al cielo, el sol, la tierra, mientras los colores se iban imponiendo en las montañas, cubriendo los horizon-tes de una inmensa alegría, entonces aparecieron los pájaros.El tiempo va pasando y deja huellas y esquirlas de dolores y alegrías, las tierra sigue girando y el hombre lucha todos los días para ganarse la comida, los dragones fueron historia, los habitan-tes diseñaban sus primeros tapados en cueros y lanas.Los pueblos originarios desarrollaron su propia historia, sus propias costum-bres, nos legaron un pasado orgulloso, tierno, fuerte, de vida, de muerte, una personalidad, una esperanza…Pasaron los tiempos, los habitantes pri-meros habían dominado la caza, la agri-cultura, aprendieron técnicas para bus-car y recuperar el oro, mineros de lejos llegaron a estas tierras, también llegaron perseguidos que buscaban un refugio seguro, comenzaron a abrir las primeras minas, las antorchas iluminaban las no-ches oscuras de otros tiempos.Cabildo fue lentamente creciendo, los primeros audaces que se instalaron debieron proveerse de todo, fabricar aquí útiles, aperos, barrenos, las ran-

Con alegría recorro el TIEMPO DE CABILDO

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chas se fueron alineando y va nacien-do una aldea, que prepara lentamente la aventura que se llama aventura, para sobrellevar el peso de ser res-ponsables de construir futuro.El oro se hizo escaso en las quebra-das, entonces el hombre entra a las profundidades de la montaña, cons-truyendo socavones, en capacho su-ben y escaleras de madera, los mine-rales a la superficie, burros y hombres bajaron los metales a los primeros hornos y después fundiciones, allí los hornos eran alimentados por árboles secos y yaretas de la zona, los metales eran derretidos y se iban separando estos de las piedras, los concentrados se iban viajando por el mundo en los primeros vapores, y fue entonces que de Cabildo se hablo por el mundo, cuando se indicaba su procedencia, gracias a estos mineros audaces.Y así lentamente Cabildo se fue agran-dando, mas personas llegaron de otras tierras y de otras latitudes, otros origines y culturas de juntaron en esta tierra, de belleza, de poderes mágicos, de pueblos originarios, de primeros habitantes, de mineros, agricultores y recolectores de frutos silvestres, la historia fue pasando.La Sirena aun aparecía en su poza esperando a su amado en la espe-ranza que un día llegaría, hasta que un comerciante venido de lejos era el esperado amado, ahí se armo un casamiento, ella en prueba de amor le entrego su peine, el hombre bajo a Cabildo caminando por las orillas el rio a comprar comida, licores, ropas para celebrar el casamiento, este ven-dió el peine de oro y recibió mucho di-nero, el hombre se entusiasmo en las ramadas y chinganas hasta que paso un tiempo y se acordó de su novia y se fue a ver a su adorada princesa de las profundidades, cuando llego no

encontró nada, solo la piedra donde la Sirena se acostaba a tomar sol, al ver esto el hombre lloro y lloro, al mirar al fondo de esa poza, solo vio muchos pescaditos en forma de Sirena…

Han pasado los años, los totenes místi-cos han pasado, esa cultura que se nutria de sueños, no materiales, que originaron nuestro pasado y trasladan al presente historias tan bellas, esos humanos están asociados a nuestro presente y se van su-mando a una vorágine de libertad para que se respire mejor, ese pasado de colo-res se han ido recogiendo en un contra-punto intelectual con este cronista, y los ciudadanos de hoy.

Conocer el pasado de nuestra historia es un punto de inflexión que nos ayu-da a conocer y escrutar el pasado para avizorar el futuro, y de quienes la en-carnaron que da una sensación de in-mensidad de espacios inmensos para los sueños.Mineros habitantes originales, historias de esta tierra en un formidable ramo de flores de todos los colores, aunque el pasado está lejos, que es como una declaración de amor, con lados buenos y no tan buenos…De esa frescura original es que se debe planificar nuestra tierra, sin limitar el espectro creativo y necesario, debemos transformar nuestras intenciones, en puras buenas, en imagines para hacer un refuerzo ético con nuestra cultura, para labrar un futuro mejor, pero cierto.Se acabo la selva, los mineros tienen otra fisonomía, esos buscadores de an-taño que fueron centenares, aquí ex-preso mi agradecimiento a dos que yo conocí, que supe de sus penas y desa-fíos, pero de la grandeza de su empeños, que nacieron en los albores del siglo 19, pirquinero barreno en mano y marti-

llo: José Delgado, que duerme por los tiempos en nuestro cementerio, otro buscador en suelos de chile, caminan-te empedernido de nuestras montañas, trabajador, solidario , David Fernández, “Tableao”, y otros tantos constructores que ya no están, hablo por esos que es-cucharon la historia del pasado, de la Si-rena, El Cayo de piedra, de iluminados, de magia, cuecas cantos, de ese Cabildo que es recuerdo grandioso que nos im-pulsa hacia el futuro.Así fueron cayendo los tiempos, pasa-ron los sueños, las pesadillas, las penas y la conciencia, los días pasaron tem-blando y retumbaron muchas veces el futuro estaba muy lejos, pero lo vivían mirando el cielo, mientras las nubes pa-saban y alertaban de tormentas, la tie-rra se estremeció, esperando un fin que aun no llega.Los habitantes esperaron que otros pa-saran a otro espacio y espacio de tiem-po, los metales del recuerdo no denotan penas, si no un legado que nos hace or-gulloso del pasado, los días avanzaban en oscuridad, pero el tiempo, paso y fue pasando, donde quedaron escondido los recuerdos.Las aguas bajaban abundantes para saciar la sed, siguió corriendo rio abajo, gotas de sudor bajaron a la tierra, mientras las lluvias golpeaban las montañas para bajar raudas y des-iguales hasta el rio, en esas aguas se vivía los pasados tiempos, y es nues-tra historia que debemos recoger, para que las huellas del pasado viajen con nosotros, cuando los tiempos de tormentas humedezcan los suelos y se entusiasme la naturaleza.Los tiempos de esta tierra han corrido, que la luz de la sabiduría venga a acom-pañarlos con una tormenta de alegría y esperanzas hasta ver llegar claramente en día y los nuevos días…

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SEFIKILL1

en el OlimpoPor José Muchnik - [email protected]

Doce del dos del dos mil doce, las cifras encerraban un código difícil de revelar, Atenas en llamas quería decir algo, nadie la escuchaba, nadie interpretaba el mensaje, las noticias circulaban en “tiempo real” aunque ahora sabemos que la especie llamada humana no conocía aún las dimensiones del tiempo. Practicaban el caniba-lismo, armas de destrucción masiva, atómicos misiles sentenciando muertes a granel o bombas racimo sem-brando minas personalizadas, las político financieras eran las más letales, voraces los SEFIKILL pedían cada vez más, cada vez más, ¡¡¡máaaaaaaas!!!!... beneficios ruleta, salarios dorados2, lujos celestiales. Querían ser Dioses, conquistar el Olimpo, para nosotros néctar y ambrosía, ustedes, mortales, comed mierda3. Sus alta-res vibraban eufóricos, Bancos, Bolsas de Valores, Fon-dos Monetarios, abrían fauces reclamando sacrificios: hospitales, escuelas, teatros, bueyes, corderos, sangre. No hay sacrificios sin sangre subrayaban.MERCADO había sido erigido Dios: No mercado de barrio donde Eusebio vende pescado o Adelaida compra zapallos, no mercado rural, donde trocar un semental por veinte bolsas de maíz o un saludo por un trago de vino, ni el súper con sus góndolas pletóricas de azúcar refinado, dietéticos productos o pañales descar-tables. MERCADO mayúsculo, Dios abstracto, arena donde las gladiadoras Oferta y Demanda deberían en-contrar el punto de equilibrio, el Clítoris perfecto ima-ginado por sabios economistas, el punto de satisfac-ción absoluta donde Becerro de Oro regularía precios

y existencias. Pero excitado por Codicia Clítoris perdió el equilibrio, el punto se hizo gota, mancha, alquitrán, humanos chapoteaban en el charco como aves petro-leras, los SEFIKILL se adueñaron de MERCADO, de-glutían ofrendas de fieles y creyentes inaugurando la era BF (bicicletas financieras)4. Las transacciones se embalaron, fondos especulativos apostaban a término, la plata se reproducía por clonación, flujos financieros y sudor productivo se desacoplaron, comenzaron a pedalear en el vacío, los frenos no respondían ¿Doña Fatú no puede comprar su arroz en Dakar o Bamako5? ¿Leche en polvo producto de lujo? ¿Legiones de ham-brientos? ¿Atenas en llamas? ¡¡¡Qué carajo nos impor-ta!!! MERCADO Becerro de Oro exige sacrificios.A comienzos del tercer milenio la bicicleta corría hacia el abismo, los sucesos ocurridos en Grecia en el día de la fecha parecen haber impactado al cronista del diario “Desde Boedo” que dejó este mensaje en el ánfora que aquí pueden ver, sin tocar por favor, sin tocar, acaba-mos de desenterrarla. “A los lectores que el destino designe Ελληνική Δημοκρατία 12 de febrero 2012No sé qué me pasa, me asalta un mal presagio, todos crecimos maravillados con vinos de Dionisio, belleza de Afrodita, sabiduría de Prometeo, Grecia más que un país, Grecia símbolo, cuna, Dioses, fuente de mi-tos y lenguajes. Tengo un mal presagio, los SEFIKILL confundieron sagrado y profano, alma y mercancías. No todo privatizable ¿cómo cotizar cariátides, templos, anfiteatros, mares, alfabetos…?. No sé que me pasa, como una sensación de que cruzaron la línea prohi-

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bida, que no podrán retornar, que no habrá hilo de Ariadna para rescatarlos del laberinto, sensación que el Minotauro6 vomitará vientos terribles, islas como Titanes dormidos, las Cicladas se despertarán, Europa7 ya no bella virgen encaramada en su toro blanco, Europa ya no copula con Zeus, tiembla ahora montada en Comisarios Presu-puestarios que arrojan pliegos de condiciones, fechas de pago, hígados frescos, teatros afóni-cos, maestros clavícula, jubilados violín. Mal presagio, la deuda barniz se resquebraja, nadie podrá pagarla, euros o dólares poco importa, todas las divisas entrarán algún día al museo, como entraron denarios, óbolos o sestercios. No existen imperios inoxidables, la deuda visible del iceberg distrae la mirada, disimula fundamentos, engra-najes y lubricantes especulativos. Tened cuidado, Pandora puede abrir su caja, monstruos dormidos despertarse, viejas pústulas abrirse, fascismos buscando chivos expiatorios, el otro, siempre el otro: judíos, gitanos, negros, musulmanes, inmigrantes… La culpa de ustedes, impu-ros, metecos, extranjeros, perezosos, fies-teros, amarretes, gastadores, putos... los echaremos de la ciudad, nosotros los rectos de espíritu, los puros de ombligo, los vigías de la mo-ral. Cuídate Europa, Historia no envejece, sus lecciones siempre vivas, inquisición, guerras de reli-giones y cámaras de gases aún tibias, predicadores de odio resucitan al calor de la crisis… … ¡¿Crisis he dicho?! ¡Abrid esa palabra!, tal vez en-tre cristales agudos y acentos transparentes podamos

descifrar la clave, la que permita abrir horizontes, ac-ceder a criterios8 que saquen a luz las raíces de vora-

cidades y egoísmos. ¿Creer en el milagro? ¿Tal vez una crisis genuina brinde señales para

salir de la caverna? para acabar con impú-dicos plutócratas, con mensajeros de Dios degollando inocencias, con Dictadores Divinos mancillando pueblos, con SEFI-KILL salvadores de pletóricos bolsillos.

No crisis revolución, no más cortar cabe-zas, somos todos humanos, impuros, mesti-zos, frágiles, semisólidos, semilíquidos… la culpa no en el otro, no más revolucionar, no más vueltas en torno a nuestros ombligos, sí crisis regeneración, reinventar el género al que todos pertenecemos, salir de órbitas trilladas , intentar otros espacios, otras éti-cas, otras palabras.Veintiuno del dos del dos mil doce, la si-

tuación es preocupante, escribo con difi-cultad. Luego de doce horas de deliberación

la Comisión Europea ha aprobado otro plan de salvamiento de Grecia9, todos saben que es

un parche, que los SEFIKILL golpearán mañana nuevamente a las puertas

de Atenas, Lisboa, Madrid o París, como golpearon y siguen golpean-do en Buenos Aires, México, Lagos o Nueva Delhi.

Me tengo que ir, ya se habrán dado cuenta que no tengo las ideas claras, que

estas líneas no son línea ni propuesta, quería dar un tes-timonio, grito, mensaje que no alcanzo a comprender, lo dejo en este ánfora, tal vez el tiempo logre descifrarlo”

1 SEFIKILL: “Serial financial Killers”, neologismo difundido por primera vez en el diario “Desde Boedo” N° 79, octubre 2008, http://periodicodesdeboedo.blogspot.com/2008_10_01_archive.html2 A comienzos del tercer milenio en una institución llamada FMI, manejada por SEFIKILL de diverso tipo, el director cobraba una remuneración anual libre de impuestos de 496.000 dólares (420.930 u$s de salario y 75.350 u$s en forma de complemento), el infortunado tuvo que renunciar por escándalos sexuales, percibiendo luego hasta el final de sus días una pensión vitalicia de 8.000 u$s mensuales. La elegante mujer que lo sucedió a mediados del año 2011 de la era del escándalo, beneficiaba de un salario anual de 323.485 euros más un suplemento de 57.912 euros (http://www.economiadigital.es/es/notices/2011/07/)3 Se calcula a nivel mundial en mil millones el número de personas en situación de pobreza extrema que vive con menos de un dólar por día. http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/vida-y-futuro/20111018/44-millones-de-pobres-afrontan-encarecimiento-de_145972_301681.html

4 “Bicicleta financiera” fue la denominación dada por poetas argentinos anónimos a las maniobras especulativas que desembocaron en la gran crisis del año 2001 en Argentina.5 Luego de la crisis del año 2008 los “hedge funds” (fondos especulativos) se volcaron hacia nuevos mercados, en particular hacia los alimentos básicos provocando un aumento espectacular de los precios sin relación directa con la evolución de los costos de producción. Los contratos a término constituían la principal herramienta jurídica para especular. Según el informe de la FAO 2011 solamente 2% de los contratos a término sobre materias primas concluían en esa época con una entrega concreta de mercadería. (Jean Ziegler, Monde diplomatique, febrero 2012)6 Minotauro: Animal mitológico, con cabeza de toro y cuerpo humano, que el rey Minos encerró en un laberinto, pues el monstruo era fruto de la relación prohibida entre su mujer, Parsifae, y un toro. Teseo fue destinado por Egeo, rey de Atenas, para matarlo, Ariadna, hermana del Minotauro, enamorada Teseo, le dio a éste un ovillo de hilo para que pueda salir del laberinto una vez cumplida su misión.7 Europa: el nombre del continente europeo proviene del nombre de esta bella mujer fenicia de Tiro. Zeus, enamorado de Europa se transformó en toro blanco para secuestrarla. Montada en ese toro, Europa llega a la isla de Creta donde tiene tres hijos con Zeus y deviene reina.

8 Crisis, crítica, criterio: palabras provenientes del griego Krinein: decidir, juzgar, separar.9 Otorgando un crédito de ciento treinta mil millones de euros que serán utilizados para pagar intereses y deudas

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Cantar para que AMANEZCA

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Por Patricio [email protected]

Han pasado dos años. No son muchos, pero han sido suficien-tes para mí. Al principio pensé que olvidar sería solo cuestión de tiempo. Que bastaría con llenar mi vida con guijarros para des-plazar la angustia que inundaba cada segundo de mi existencia. Qué ingenuidad.Un trueno hace temblar los vi-drios del ventanal y me sobresalto igual que entonces, solo que aho-ra la escena está incompleta. Falta el abrigo de sus brazos.La primera vez que lo vi me bastó para comprender que lo amaba desde siempre; fue como si des-pertara una condición congénita agazapada en mí durante años. A partir de ese momento nuestras vidas comenzaron a moverse a un ritmo vertiginoso. “Era nues-tro destino”, me gustaba decir cada vez que nos entregábamos a la pretenciosa tarea de entender-nos juntos, entrelazando nuestras mentes y nuestros cuerpos por partes iguales. Nunca sentí la ne-cesidad de conocer el detrás de la escena de ese presente que trans-portaba mis emociones a un pla-no incierto e inmanejable. Más bien me limitaba a ocupar un rol de espectadora, dejándome sor-prender por la sucesión de hechos que la vida me ofrecía desde una pantalla de trescientos sesenta grados. Él, en cambio, defendía la teoría de que todo, absolutamen-te todo, respondía a los principios

fundamentales de causa y efecto; su cabeza estaba tan conectada a tierra como sus pies, y cada uno de sus actos tenía por finalidad producir las condiciones necesa-rias para que las cosas sucedieran de una forma y no de otra. En nuestro mundo real y fantástico, yo aportaba la fantasía y él la rea-lidad. Ese era nuestro equilibro. Nuestro equilibrio perfecto.Quizás por eso nunca pude com-prender lo que pasó. Su abando-no me tomó por sorpresa. “Nece-sito tiempo”, me dijo entonces. Y después, el silencio. Un silencio atroz que comenzó a desgarrar nuestro mundo, destruyendo de un zarpazo los lazos que había-mos construido. He perdido una parte de mí, y no hay cicatriz que evite que cada día me desangre un poco más. La lluvia se descar-ga ahora con una fuerza inusi-tada, y el viento arroja baldazos esporádicos de agua contra los vidrios. Hago un gran esfuerzo para controlar el dolor que in-tenta doblegarme. “Hay alguien más”, me habían dicho.Siento que un torrente de adrena-lina recorre todos los rincones de mi cuerpo al ver las luces de su auto aproximarse a la casa. La lluvia no cede y me apuro a abrirle la puerta. Se adelanta un paso para proteger-se del aguacero, pero no entra. Me mira buscando una aprobación que encuentra rápidamente en la urgencia de mis labios. Nuestros cuerpos empiezan a recordarse de a poco; sus manos se aventuran con determinación donde solo a ellas

les estuvo permitido. Me dejo lle-var por un cosquilleo adolescente que desciende desde mi abdomen hasta que es virtualmente extermi-nado por una dosis letal de mi pro-pia estupidez.Mi andanada de reproches termi-nó casi en un grito. Él me escuchó en silencio y después, lentamen-te, caminó bajo la lluvia hasta su auto y salió a toda velocidad. Me quedé parada en la puerta, absor-ta, mirando las luces que se aleja-ron hasta desaparecer en la curva. Yo quería sentir que estábamos a mano, pero me envolvía la frus-tración. Me preguntaba si regre-saría o si llamaría mañana.Una ráfaga de viento helado me abofeteó, sacándome de mi letar-go. “Los pájaros no cantan por-que amanece; cantan para que amanezca”, me había dicho una vez. Quizás él tenía razón. Qui-zás ya no deba esperar que las cosas sucedan. Quizás deba ha-cer que sucedan.Salí en mi auto tan rápido como pude con la intención de alcan-zarlo, pero al llegar a la primera curva el agua me jugó una mala pasada. Me vi avanzando sin con-trol hacia el borde del camino, justo hacia el lugar donde faltaba una sección de la defensa. Me vi caer, en medio de la oscuridad y el silencio, hasta estrellarme contra las rocas al fondo del ba-rranco, a escasos metros del lugar donde su auto yacía destrozado.El destino, según mi modo de ver, nos había vuelto a unir. Por terce-ra vez, y para siempre.

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Humor por Laino