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    Geografía y democraciaSalomón Kalmanovitz

    Una de las tesis interesantes de Santiago Montenegro en su libro Sociedad abierta, geografía y desarrollo es que el escarpado territorio colombiano fue, a la vez, un

    impedimento a la integración nacional y al desarrollo económico y unacircunstancia que permitió la división de poder político entre regionesidiosincráticas. Por lo tanto, la geografía fue un determinante del surgimientode la democracia liberal en Colombia.

    Colombia cuenta, en efecto, con altos índices de fragmentación geográfica y debaja concentración poblacional, con el surgimiento de 4 grandes ciudades,además de su capital, y multitud de ciudades intermedias. Esta dispersión deintereses económicos regionales ha sido, según Montenegro, una baseimportante para la negociación política entre el ejecutivo, el congreso, y los

    ejecutivos regionales y municipales, evitando de alguna manera laconcentración de poder presidencial.

    Entre otras cosas, Montenegro sostiene que la unificación nacional ha sido unproceso histórico llevado con armonía, con la excepción de la separación delEstado Soberano de Panamá en 1903, acicateada por los Estados Unidos. Locierto es que el tema de la organización territorial, junto con el de las relacionesIglesia-Estado, fueron bastante conflictivos durante el siglo XIX: ellos nopudieron zanjarse por medio de las instituciones parlamentarias sino a travésde la guerra civil.

    La organización territorial dio bandazos pendulares entre el centralismo quepermitió ganar la guerra de independencia – que fue también una larga guerracivil – y el federalismo que se fue gestando desde mediados del siglo XIX. LaConstitución de 1863, impuesta sobre un conservatismo derrotado en otraguerra, creo un sistema federal carente de un poder central fuerte, que pudieraactuar como árbitro imparcial entre regiones. Las rencillas entre ellas estallaronen conflictos armados limitados cuando trataban de que su partido ganara elpoder entre sus vecinos. Pero los conflictos subieron de tono en la medida enque se fortalecía el poder central y se metía a definir la composición regional,bajo la regla electoral que el ganador tomaba todo. La oposición no contaba congarantías de elecciones justas, lo cual fue el mayor incentivo del conflictointerno.

    En esta fase fueron frecuentes las amenazas de escisión de los Estados Unidosde Colombia, en cuanto el poder central arrollaba a las regiones. Antioquia lohizo en alguna ocasión; en últimas fue el gran beneficiario del federalismoporque contó con un gobierno local fuerte y centralizado con un programa dedesarrollo económico que pudo implementar al declararse neutral en torno a losconflictos que la rodearon.

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    Las nuevas guerras civiles de los años ochenta las ganaron los conservadoresque impusieron una constitución ultra centralista y un poder presidencial muyfuerte. (Período de 6 años, voto indirecto y restringido) Las imposiciones fueronrespondidas por los liberales con nuevas guerras civiles hasta la muy cruenta delos mil días.

    La separación de Panamá, el estado soberano más rico y liberal de todos, crucede caminos donde se establecían miles de personas de distinto credo religioso,optó por liberarse de la opresión que representaba Miguel Antonio Caro; acogióen su lugar la de Teddy Roosevelt, quien además prometía terminar unembolatado canal inter-oceánico.

    Tras la guerra en 1903 se dio un importante acuerdo nacional que cambió laregla electoral al llamado voto incompleto: ganador toma dos tercios, perdedorun tercio. En 1910 las reformas constitucionales a la carta del 86 consolidaron la

    paz política de largo plazo: el período presidencial se acortó a 4 años, elegidopor voto popular sin restricciones de renta o alfabetismo. Los estadossoberanos fueron mejor tratados con transferencias, pero terminaronatomizados en pequeños departamentos, cada uno negociado por el ejecutivo através del congreso y después junto con el de los poderes gremiales, enparticular el de los cafeteros. De hecho, comenzó una larga decadencia delpoder territorial que no ha acabado.

    Así las cosas, la hipótesis sobre la relación entre geografía y democraciaaparece, en mi modo ver, marginal al proceso político y militar que permitió la

    construcción de una democracia liberal bastante imperfecta, que siguiótransformándose y fortaleciéndose. No llega a ser, en mi opinión, “normal”,como se plantea en la visión que están proponiendo autores como EduardoPosada Carbó, y Santiago Montenegro en esta importante obra.

    El Espectador - 14 de Octubre de 2006