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 GEOGRAFÍA Y POLÍTICA ANTE EL TERRITORIO, LA NACIÓN Y SU REVÉS  Julio César Castiblanco Sierra **  Un tanto desalentado y culpable podría sentirse el lector al recorrer las páginas del libro de la antropóloga y geógrafa colombina Margarita Serje (2005)  El revés de la nación: territori os  salvajes, fronteras y tierras de nadie , donde los argumentos expuestos resaltan el tipo de factores que trascienden a través de la historia de la organización política, económica y social del territorio del país, al dejar incluso a quienes no son impulsores, convencidos o defensores de las ideas establecidas sobre la nación y lo nacional, en el marco de lo que sería una corresponsabilidad no consentida por la reproducción constante de los procesos sobre los que se ajusta la perversa figura de la Nación Colombiana. El valor de descreer en las representaciones que han caracterizado la configuración de la noción de lo nacional en el país, así como en los criterios, dispositivos y estrategias impuestas para el ordenamiento de los territorios y las  poblaciones, desde la época de la Conquista hasta hoy, constituye uno de los elementos que hacen apreciable el trabajo de Serje, al igual que los marcos conceptuales y las visiones teóricas que se incorporan a la luz del análisis. Para la autora de  Desarrollo y conflicto (2010) y  Los dilemas del reasentamiento  (2012), el  proyecto nacional en Colombia, tal como se presenta en El revés de la nación (2005), se ha caracterizado por la sucesión de procesos singulares de conformación, justificación y retroalimentación en los modos de interacción entre fuerzas dominantes y sujetos dominados, donde resultan inseparables las relaciones que, conducidas desde la perspectiva centro y periferia, se ajustan en términos de la clasificación entre: lo civilizado y lo incivilizado; lo superior y lo inferior; lo moral y lo inmoral; lo culto y lo ignorante; lo desarrollado y lo atrasado; entre otros conceptos equivalentes para la determinación de un estado referente al orden social, económico y  político de las poblaciones y sus territorios. De esta forma, consecuente con la clasificación de **  Politólogo egresado de la Universidad Nacional de Colombia, estudiante de Maestría en Políticas públicas. [email protected]. 

Geografia y Política Ante El Territorio

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Ensayo sobre instituciones y territorialidad

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  • GEOGRAFA Y POLTICA ANTE EL TERRITORIO, LA NACIN Y SU REVS

    Julio Csar Castiblanco Sierra**

    Un tanto desalentado y culpable podra sentirse el lector al recorrer las pginas del libro de la

    antroploga y gegrafa colombina Margarita Serje (2005) El revs de la nacin: territorios

    salvajes, fronteras y tierras de nadie, donde los argumentos expuestos resaltan el tipo de factores

    que trascienden a travs de la historia de la organizacin poltica, econmica y social del

    territorio del pas, al dejar incluso a quienes no son impulsores, convencidos o defensores de las

    ideas establecidas sobre la nacin y lo nacional, en el marco de lo que sera una

    corresponsabilidad no consentida por la reproduccin constante de los procesos sobre los que se

    ajusta la perversa figura de la Nacin Colombiana. El valor de descreer en las representaciones

    que han caracterizado la configuracin de la nocin de lo nacional en el pas, as como en los

    criterios, dispositivos y estrategias impuestas para el ordenamiento de los territorios y las

    poblaciones, desde la poca de la Conquista hasta hoy, constituye uno de los elementos que

    hacen apreciable el trabajo de Serje, al igual que los marcos conceptuales y las visiones tericas

    que se incorporan a la luz del anlisis.

    Para la autora de Desarrollo y conflicto (2010) y Los dilemas del reasentamiento (2012), el

    proyecto nacional en Colombia, tal como se presenta en El revs de la nacin (2005), se ha

    caracterizado por la sucesin de procesos singulares de conformacin, justificacin y

    retroalimentacin en los modos de interaccin entre fuerzas dominantes y sujetos dominados,

    donde resultan inseparables las relaciones que, conducidas desde la perspectiva centro y periferia,

    se ajustan en trminos de la clasificacin entre: lo civilizado y lo incivilizado; lo superior y lo

    inferior; lo moral y lo inmoral; lo culto y lo ignorante; lo desarrollado y lo atrasado; entre otros

    conceptos equivalentes para la determinacin de un estado referente al orden social, econmico y

    poltico de las poblaciones y sus territorios. De esta forma, consecuente con la clasificacin de

    ** Politlogo egresado de la Universidad Nacional de Colombia, estudiante de Maestra en Polticas pblicas.

    [email protected].

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    los rdenes que suponen el lugar sobre el que se posiciona el avance histrico de las sociedades a

    partir de la lgica occidental, el proyecto de la Nacin se ha conjugado alrededor de la definicin

    de mecanismos de intervencin, orientados sobre las vas de la modernizacin, en funcin de la

    regulacin (sometimiento) de los territorios y habitantes inadaptados que representan un inters

    puntual para las lites productivas y dirigentes del centro (Serje, 2005).

    El criterio de inadaptacin, con el cual puede caracterizarse a numerosas sociedades en los

    territorios actuales del pas, a travs de todos los periodos sucedidos desde la Conquista, tiene

    lugar, en concordancia a lo sostenido por Serje (2005), a partir de la correlacin de los medios de

    produccin econmica, formacin cultural e intelectual, y organizacin sociopoltica, que

    evidencian la configuracin de una cara opuesta a la que representa el fin pretendido, bajo el que

    se ha asentado el papel de las fuerzas dominantes del pas y la conformacin de una identidad

    nacional. Esta cara opuesta es la que especifica una realidad contradictora a la de los criterios

    dominantes del pas, la realidad de los elementos excluidos e invisibilizados de la razn de ser de

    nacin, la que corresponde a los denominados territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie, y

    las poblaciones que all habitan. Esta realidad es el revs de la nacin, donde las estrategias de

    expansin y regulacin territorial de los procesos econmicos, culturales y sociopolticos, por

    parte del Estado han sido inexistentes, insuficientes, ineficaces y/o resistidas.

    En este sentido, vale resaltar cmo el ordenamiento del territorio ha constituido una de las

    principales estrategias sobre las que se ha asociado el proyecto nacional de expansin, en cuanto

    este proceso representa la fase inicial para la proyeccin de mecanismos orientados a la

    intervencin de territorios, en funcin de su uso con fines econmicos o polticos. Margarita

    Serje (2005) plantea esta idea como punto de referencia en un sentido ms amplio, al sostener

    que:

    Tras la idea del ordenamiento territorial, de la regionalizacin, lo que est

    fundamentalmente en juego es, a travs del control de los recursos (econmicos

    y de poder) del Estado, la toma de decisiones acerca de la inversin de capital y

    el aprovechamiento de los recursos regionales. De la misma forma, tras la idea

    de la integracin nacional, lo que est en juego es la expansin de la economa

    del mercado moderno para abarcar grupos y lugares cada vez ms distantes.

    (Serje, 2005: 112).

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    La tarea del ordenamiento territorial, en estos trminos, se enfrenta as a dos objetivos que

    convergen en la apertura de sistemas de traspaso de informacin y recursos. Por un lado y como

    elemento fundamental, se puntualiza el sentido de la relacin Estado y regiones, donde las

    autoridades polticas nacionales pretenden establecer una clasificacin precisa de subterritorios, a

    partir de la consideracin de un conjunto de caractersticas geogrficas especficas y el no

    reconocimiento de otras menos importantes, a la luz de los fines trazados. Por otro lado, se

    manifiesta la relacin economa de mercado y Estado, donde las lgicas productivas y de poder

    impulsan los procesos orientados a integrar (apropiar) aquellos territorios clasificados, sobre los

    que an no se tiene presencia y que representan centro de inters.

    El papel de la geografa resulta, por tanto, especialmente significativo alrededor de lo que

    representa el trasfondo del denominado proyecto nacional. El conocimiento cientfico sobre el

    territorio y sus habitantes al servicio de la expansin del poder econmico y poltico moderno, tal

    como argumenta Serje (2005), define una tendencia que en el pas ha representado un lento y an

    inacabado trasegar, medido en trminos de los auges productivos de las regiones y los conflictos

    armados internos, sobre el cual han venido siendo descubiertos, ocupados y apropiados

    territorios y poblaciones salvajes que hacen parte de las fronteras regionales del pas, es decir,

    los lmites de lo reconocido como la Nacin.

    Cuatro criterios bsicos definen los modos sobre los que se despliega el ordenamiento territorial

    en cuanto al reconocimiento de las especificidades en la clasificacin de las regiones, tomando

    como referencia elementos tanto fsicos como humanos. El primer criterio responde al

    reconocimiento y caracterizacin de las particularidades topogrficas y geomorfolgicas de los

    territorios comprendidos, en funcin de observar las posibilidades para establecer vas de

    transporte y canales de comunicacin que conecten tales zonas con los centros urbanos y de

    comercio. El segundo criterio considera las caractersticas climticas y naturales que predominan

    en los territorios explorados, en el marco de la clasificacin de ecosistemas y grupos de especies

    presentes. El tercer criterio responde al reconocimiento del tipo de recursos (renovables y no

    renovables) existentes en los territorios y su posibilidad para ser explotados, tomando como

    referencia la cantidad estimable del recurso, su valor y el costo de su extraccin y transporte. El

    cuarto criterio, por ltimo, refiere a la caracterizacin de las poblaciones existentes en trminos

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    de su organizacin sociopoltica, tradiciones histricas, costumbres y su relacin con los grupos

    forneos, las autoridades nacionales o del Estado central y las lites econmicas.

    Aquellas representaciones dadas en torno a los paisajes y pobladores de los territorios vienen a

    corresponder como los principales referentes sobre los cuales se ha ajustado histricamente la

    divisin territorial del pas. Serje (2005) revalida tal concepcin al considerar argumentalmente

    que:

    En el caso de la Nueva Granada no fueron especficamente las variaciones

    fenotpicas del color de la piel () las que se vieron transformadas en una

    estratificacin social, sino su identificacin geogrfica. Es esta clasificacin la

    que subyace la concepcin de diversidad en Colombia y da cuenta del carcter

    de las diferentes unidades geogrficas que la constituyen como pas de

    regiones. (Serje, 2005: 99).

    Por tanto, resulta evidente cmo, junto al reconocimiento de los criterios geogrficos para el

    ordenamiento territorial, viene sujeto el proceso consecuente de configuracin de un orden de

    identidades regionales y fronteras interregionales, sobre el cual son estimadas tanto las lgicas de

    intervencin econmica y estatal, como las particularidades que se circunscriben alrededor de la

    nocin y los relatos sobre lo nacional. Tal como se ver ms adelante, el hecho de que estos

    criterios constituyan formulaciones externas al contexto que se pretende explicar implica que las

    caractersticas que son referidas niegan la proyeccin de identidades reales y la incidencia de

    elementos fsicos y humanos variables que, a travs de las clasificaciones dispuestas, resultan

    invisibilizados.

    As, tal como manifiesta Serje (2005), a partir de las representaciones que sobre las regiones del

    pas se han producido histricamente, son numerosos los periodos donde la expansin poltica y

    econmica impulsada por el Estado ha desencadenado una marcada condicin de

    descomposicin social y cultural ante las desaforadas prcticas de explotacin y abuso sobre las

    poblaciones, territorios y recursos. Siendo este el caso especial de las pocas de auge en la

    explotacin de metales preciosos, caucho, maderas, banano, esmeraldas, petrleo, entre otros

    productos. Asimismo, la descomposicin de poblaciones y territorios se contrasta con aquellos

    procesos donde la intervencin estatal no ha generado una presencia efectiva, al ser

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    contrarrestada por fuerzas paraestatales asociadas, generalmente, a actividades econmicas

    ilegales. Frente a este contexto se estiman los periodos de guerras civiles y de presencia de

    grupos guerrilleros, carteles de narcotrfico y fuerzas paramilitares, asociados con actividades

    como la produccin de cultivos para el uso ilcito, trfico de drogas y armas, contrabando,

    prostitucin, entre otras.

    Como se puede observar Serje presenta una crtica no slo a los modos de intervencin estatal

    definidos sobre los denominados territorios de frontera y a las prcticas productivas

    acostumbradas, como ha sido el modelo de la economa de enclave, sino tambin a aquellos

    procesos donde la intervencin estatal no se ha materializado, en la medida en que esto ha

    supuesto un tipo de intervencin paraestatal, tanto o ms daino para los territorios y poblaciones

    explotadas como el asociado al proyecto de expansin nacional.

    Tal como se ha apreciado, desde la geografa son abordados procesos que, en el marco del

    reconocimiento y ordenamiento de los territorios, son inscritos propsitos particulares ajustados

    desde el poder poltico oficial por parte de las lites que lo ejercen. En este sentido, vale hacer un

    acercamiento a la geografa como rea de conocimiento y su funcionamiento como herramienta

    al servicio del Estado, en cuanto a las tendencias que han contrastado esta relacin en la

    configuracin de geografas diferenciadas y algunos referentes que se representan en el pas.

    Para la geografa la discusin entre determinismo y posibilismo durante los siglos XIX y XX

    constituye el encuentro de las dos corrientes de pensamiento que predominaron el contexto

    europeo para el anlisis cientfico de las relaciones de la especie humana, el territorio y la

    naturaleza, a partir de las cuales se fund la disciplina en la poca moderna. Dcadas antes del

    choque entre los supuestos cientficos trazados desde la escuela alemana de la antropogeografa,

    impulsada por Friedrich Ratzel, con los desarrollos de la escuela francesa de la geografa humana,

    promovida por Paul Vidal de la Blache (Delgado, 2006), las preguntas fundamentales asociadas

    a la geografa y los fines de sta ya haban sido planteados.

    Tal como considera Margarita Serje (2005) el discurso geogrfico en el pas subyace a los

    principios introducidos a travs de las denominadas Geografas Imperiales, desde las cuales los

    poderes coloniales, ya durante los siglos XVII y XVIII, determinaron las primeras clasificaciones y

    caracterizaciones a los territorios y poblaciones del actual pas. Tales procesos de

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    reconocimiento territorial, sostiene la autora, seran sucedidos tras la independencia bajo las

    lgicas de la geografa impuesta, a partir de los trabajos desarrollados por las lites ilustradas

    dirigentes, quienes introdujeron los discursos de la geografa moderna europea a los estudios de

    los territorios de la nacin, siguiendo la lnea trazada por Alexander von Humboldt durante la

    ltima y primera parte de los siglos XVIII y XIX (Serje, 2005: 53).

    No obstante, Yves Lacoste (1977) considera que para la geografa el periodo que se inicia con

    los trabajos de Alexander von Humboldt, proseguidos, en el contexto europeo, por los

    desarrollos de Ratzel y Vidal de la Blache, entre otros, constituye apenas el marco para la

    configuracin de la geografa del saber cientfico, la geografa de los profesores de universidades

    y escuelas; una geografa enmascarada que estratgicamente invisibiliza sus fines principales, es

    decir, aquellos que la hacen persistente al ejercicio del poder poltico e intrnseca a los Estados y

    sus intereses (Lacoste, 1977: 9-10).

    Tal como se puede apreciar las ideas de Lacoste y Serje no resultan demasiado distantes, en la

    medida en que se reconoce cmo la geografa se ajusta como un instrumento al servicio del

    poder poltico, aplicando la doble condicin del discurso que la disciplina propone. La primera

    condicin, generalmente oculta, se asocia al uso de los recursos que el conocimiento geogrfico

    en sus diferentes campos provee, en torno a la proyeccin de medidas de intervencin dirigidas

    sobre fines econmicos y polticos. Por su parte, la segunda condicin, expuesta como materia de

    estudio y referente de identidad, establece un supuesto marco objetivo de conocimiento orientado

    a la representacin de las caractersticas fsicas y humanas de los territorios que comprenden una

    unidad sociopoltica o nacin, donde son exaltados criterios cuya utilidad se reduce a la simple

    memorizacin de datos abstractos sobre el pas sin ningn tipo de conexin con la realidad.

    La categorizacin de regiones en Colombia, tal como se present en las primeras pginas, ha

    constituido el mecanismo ms destacable en torno al asocio de criterios predeterminados en

    funcin de intereses y la imposicin de identidades regionales, evidenciando el cumplimiento de

    la doble condicin de representacin geogrfica de los territorios y sus poblaciones. Dicho

    mtodo, promovido por Vidal de la Blache inicialmente en Francia y extendido a nivel mundial

    durante todo el siglo XX hasta la actualidad, constituye el referente principal sobre el que se ha

    estructurado el funcionamiento de la geografa para el Estado moderno.

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    Segn Lacoste (1977):

    La tcnica de la geografa regional consiste en verificar como evidencia la

    existencia en un pas de un determinado nmero de regiones y en describirlas

    una tras otra o en analizar () su relieve, su clima, su vegetacin, su poblacin,

    sus ciudades, su agricultura, su industria, etc., considerando a cada una de ellas

    como un conjunto que contiene otras regiones ms pequeas. (Lacoste, 1977:

    45).

    No obstante, tal clasificacin resulta improcedente en la medida en que, tal como sostiene el

    autor francs, este procedimiento vidaliano () es, en realidad, un subterfugio especialmente

    eficaz, pues impide aprehender con eficiencia las caractersticas espaciales de las realidades

    econmicas, sociales y polticas. (Lacoste, 1977: 45). Por tanto, el discurso de las regiones que

    integran un territorio bajo la figura de la nacin, tal como se aprecia, no resulta simplemente una

    inofensiva categorizacin proyectada en trminos de la descripcin objetiva de los factores del

    entorno fsico y social que caracterizan a determinadas zonas; en cuanto estas descripciones

    generalmente dejan de lado elementos que resultan fundamentales al entendimiento de las

    condiciones sobre las cuales se configuran fenmenos de conflicto, desavenencia, desintegracin

    y afectacin, entre otros, asociados a las relaciones entre agentes sociales (internos y externos),

    autoridades polticas, el entorno natural y sus recursos.

    En este sentido, y retomando la perspectiva del caso colombiano en trminos de lo argumentado

    por Serje (2005), a lo largo de la historia se ha encubierto un profundo entramado de relaciones y

    fenmenos alrededor del papel de la regiones del pas en los contextos poltico, sociocultural y

    econmico. La inscripcin de identidades en referencia al carcter o perfil que define a las

    poblaciones habitantes de las unidades biogeogrficas, sobre las que se naturalizan las regiones

    de la nacin, delimitan el criterio general sobre el que se estructura y legitimiza el orden

    establecido a travs de la operatividad de los regmenes productivos y poltico-administrativos

    dominantes (Serje, 2005: 242-243). As, la diferenciacin entre clases trabajadoras urbanas y

    rurales, empresariales y dirigentes, en cada uno de los contextos regionales y el contexto

    nacional, resume aquellos perfiles que caracterizan a las poblaciones de las diferentes zonas

    biogeogrficas de la nacin, basndose tal argumento, casi con disimulo, bajo un criterio

    determinista de las condiciones climticas y de relieve que predominan, dando por sentado que

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    los rdenes existentes constituyen una manifestacin intrnseca a las particularidades de dichas

    zonas.

    No hace falta ampliar una observacin sobre los modos como la educacin en el pas ha

    abordado la geografa para reconocer cmo el tema de las regiones ha sido una constante a lo

    largo del tiempo y de qu forma las identidades regionales se corresponden como el referente

    ms determinante al momento de caracterizar a la poblacin. Estos elementos cobran

    significancia en su reconocimiento cuando se logra sobreponer la verificacin insistente sobre los

    efectos de los procesos desarrollados y la contestacin a travs de una argumentacin terica

    crtica. Si bien, la perspectiva sobre la que da cuenta Serje puede llegar a ser algo excesiva, en

    cuanto a la consideracin reiterada de casos, casi bajo una lnea montona de enumeracin, su

    argumentacin crtica sobre la lgica de intervencin estatal en las zonas de frontera, al igual que

    sobre las representaciones que se configuran alrededor del proyecto nacional, resulta acertada al

    reconocer cmo una serie de dimensiones de anlisis puede resultar determinante al momento de

    edificar, en concordancia con la proyeccin de una serie de procesos causantes descomposicin

    sociocultural, categoras como las de regin y nacin.

    Ante esto, puede considerarse que existe la necesidad de proyectar mecanismos de

    representacin de territorios y las poblaciones donde se logre incluir, a travs de criterios

    geogrficos, aquellos factores que son encubiertos por los discursos impuestos de la geografa al

    servicio del orden poltico y econmico. Abrindose, por un lado, la posibilidad de definir el

    ejercicio pertinente que acompae la formulacin de perspectivas crticas acerca de los modos de

    intervencin poltico-estatal y de configuracin de identidades superfluas, y por otro lado, una

    contraposicin donde la geografa se funcionalice a los procesos de resistencia y reivindicacin

    social y poltica.

    20 de mayo de 2013.

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    Referencias bibliogrficas

    Delgado, O. (2006). Sociedad y naturaleza en la geografa humana: Vidal de la Blache y el

    problema de las influencias geogrficas [en lnea]. Sociedad Geogrfica Colombiana,

    Bogot. Disponible en: http://www.sogeocol.edu.co/documentos/POSIBILISMO.pdf.

    Visualizado el 30 de abril de 2013.

    Lacoste, Y. (1977). La geografa: un arma para la guerra. Anagrama, Barcelona.

    Serje, M. (2005). El revs de la nacin: territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie.

    Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Bogot.

    Serje, M. (2010). Desarrollo y conflicto. Territorios recursos y paisajes en la historia oculta de

    proyectos y polticas. Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Bogot.

    Serje, M. (2012). Los dilemas del reasentamiento. Universidad de Los Andes, Facultad de

    Ciencias Sociales, Bogot.