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Todos los bombardeos de relevancia histórica tienen sus películas: Pearl Har- bor, Hiroshima, Dresde. Solo Guernika, que cuenta, eso sí, con el monumental cuadro de Picasso, carecía hasta ahora de ella. ¿Por qué? Seguramente por dos razones fundamentales: la prolongada dictadura franquista y las limitaciones de la industria cinematográfica, ante una superproducción que exigía un des- pliegue económico y tecnológico inac- cesible entonces. Por otra parte, el hecho en sí mismo se ha convertido en un tótem, un sím- bolo universal de los desastres de la guerra. Como todo el mundo sabe, el bombardeo de Guernica (Operación Rügen) fue un ataque aéreo realizado sobre esta pequeña población española el 26 de abril de 1937, en el transcurso de la Guerra Civil, por parte de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legiona- ria italiana, que combatían en favor del bando sublevado contra el gobierno de la Segunda República Española. Las es- timaciones actuales de víctimas ha sido objeto de polémica, hoy cifran los falle- cidos en un rango que abarca de los 120 a los 300 muertos, 126 según el estudio más reciente y exhaustivo, gracias a los refugios. Lo incontestable es que, en la práctica, fue la devastación, la aniquila- ción de todo un pueblo. Lo más curioso es que la iniciativa de Gernika, la película que comentamos, partió de unos productores malagueños que acudieron a Koldo Serra, que lle- vaba diez años, después de Bosque de sombras (2006), sin realizar otro film. El director vasco aceptó el desafío, con un presupuesto de diez millones de eu- ros, que él consiguió reducir a seis en su producción final. Para ello tenía, a mi en- tender, dos salidas posibles: realizar una película testimonial, más a lo Ken Loach, donde profundizar en los aspectos so- ciopolíticos y humanos de la tragedia, o bien, el camino por el que ha optado, una superproducción internacional que pudiera venderse eficazmente en el ex- tranjero. Para ello se hizo con un reparto espectacular, integrado tanto por impor- contrastado colorido que realza la belle- za paisajística del País Vasco y una cá- mara creativa, que mira al mundo desde la altura de los ojos, los del corresponsal que asiste atónito a los acontecimientos. Dos son sus principales ingredientes: la recreación del bombardeo, para el que, según asegura el director, no se ha ser- vido mucho de trucaje técnico (excep- tuado los aviones), sino que ha filmado con fuego, explosiones y humo reales, para prestarle credibilidad; y segundo, con la historia más destacada por el guion: la trama amorosa, la que predo- mina lamentablemente en la película. Esta adquiere momentos visuales bien logrados, y hasta rompedores en sus encuadres, ritmo, montaje, transicio- nes, sobre todo durante el bombardeo. Tampoco se puede negar que la inter- pretación de Jame D’Arcy y María Val- verde supera los estándares de este tipo de producciones, pero sin que juntos lo- gren conmover, o bien porque carecen de química en su pareja cinematográ- fica, o porque el guion en sus matices no da más de si. Hay escenas claramen- te sobrepasadas, como cuando Teresa muestra el lugar donde se preservan las obras de arte, o el desenlace amoroso en la calle, en medio del fragor de las bombas. No es de extrañar, si uno es- cucha las declaraciones del realizador: “Es un melodrama al uso, con amores y desencuentros políticos, con una es- tética cercana a la de las películas so- bre la Segunda Guerra Mundial al estilo El desafío de las águilas o la serie Band of Brothers, porque transcurre en para- jes verdes, hay mar, en un espacio muy atípico como Euskadi, con católicos re- publicanos, curas a favor del Gobierno”. Ello no justifica, sin embargo, que los secundarios, como el ruso, el alemán, la fotógrafa, se queden en meros estereo- tipos sin alma, dignos de un viajo tebeo de “Hazañas bélicas”. Algo más de hu- manidad se puede percibir en el anec- dotario bajo las bombas, que nacen de relatos reales de algunos supervivientes: la mujer que abre con su llave una puer- ta que no conduce a parte alguna; o la señora franquista que se une en el refu- gio a los republicanos, mostrando que la guerra iguala a todos. Aunque evidente- chas películas españolas sobre la Guerra Civil. Se filman pocas, y serían necesa- rias muchas más. No podemos olvidar. En cualquier caso, me tocaba muy cer- ca. Tengo muchos amigos cuyos abue- los estuvieron allí y yo, como tantos como yo, he crecido con una historia de Guernica siempre al lado». «Quien espere un documental sobre el acontecimiento, se sentirá defraudado. Esta película transcurre los cinco días previos al salvajismo. Pero hemos refle- jado algunos de sus peores momentos, vemos cómo los alemanes preparan la acción. Probablemente el de Durango le superó en brutalidad, sin embargo el mundo entero solo conoce un cuadro». «Es un melodrama al uso, con amores y desencuentros políticos, con una esté- tica cercana a la de las películas sobre la Segunda Guerra Mundial al estilo El desafío de las águilas o la serie Band of brothers, porque transcurre en parajes verdes, hay mar, en un espacio muy atí- pico como Euskadi, con católicos repu- blicanos, curas a favor del Gobierno (…) Habla de la pasión perdida, de estar de vuelta de todo, de cómo una persona en circunstancias concretas puede llegar a tener una visión extremadamente cínica del entorno que le rodea. De dejarse lle- var. Habla de todo ello, pero también ha- bla de cómo recuperar la ilusión, de vol- ver a creer en la profesión como motor de vida, de cómo comprender que uno puede cambiar las cosas, de que si que- remos podemos ser los protagonistas de nuestra propia historia y no que ella sea la que nos guíe sin finalidad. Todo ello a través de unos personajes ricos en matices (inspirados en personajes reales como Ernest Hemingway, Robert Capa, o George Steer) y con muchas aristas que lo hacen muy apetecible». «Uno de los días más emotivos del ro- daje fue cuando nos visitaron los super- vivientes. Eran ancianos con la memoria clara de su infancia. Pese al tiempo, el desastre sigue intacto. Fue un bombar- deo en tres etapas. Primero se destruye- ron las casas; luego, los cazas dispararon contra los que huían, y, por último, se de- jaron caer las bombas incendiarias». «Yo llevo en el proyecto cuatro años, y ya llevaba un buen tiempo en marcha. El mente la película es, sobre todo, antibe- licista y antifascista, está muy cuidado el aspecto de que no se convierta desde el punto de vista político en un panfleto sectario, pues hay rusos tan malos como alemanes, o respeta las diversas lenguas presentes en el film: español, euskera, inglés, ruso y alemán. María Valverde por ejemplo, que luce su inglés, tomó varias clases de euskera. En conjunto, pues, el balance es po- sitivo. Se trata de una superproducción internacional digna, profesionalmente bien realizada, con suficiente ritmo, y que transmite los datos esenciales de una brutal acción bélica contra un pue- blo indefenso, -donde se enraíza el fa- moso árbol, símbolo de la identidad del País Vasco-, una terrible historia que puede, a través de ella, ser más popu- larmente conocida. Es cierto que, como sucede todavía con muchos episodios de nuestra guerra, falta aún la película que ahonde en las motivaciones políti- cas y los sufrimientos humanos que la atravesaron con profundidad y credibi- lidad fílmica. Pero no es poco constatar que finalmente el bombardeo de Gerni- ka tiene su película. PEDRO M. LAMET Koldo Serra, director: «Cuando me propusieron la película, lo primero que hice fue pensar: ‘Otra vez’. Luego me di cuenta de que, muy al con- trario, jamás, salvo de forma accidental, el cine se había ocupado del asunto. No sé muy bien a qué se puede deber este silencio. Quizá el hecho de que aún es contemplado como un tabú, tal vez por oscuras razones políticas... No sé si por tabú, porque hasta 1997 el Gobierno ale- mán no reconoció. Y por supuesto, no creo en ese bulo de que se hacen mu- presupuesto ideal era de 10 millones de euros, y lo hemos hecho con seis millo- nes. Soy de Bilbao, por tanto muy cabe- zota. Es una película hiperfísica, porque salvo los aviones, recreados digitalmen- te, el resto estaba ahí: explosiones, fue- go… Mira, he compartido con Exodus, de Ridlet Scott, a María Valverde y un carro de bueyes [risas]. Usé en lo posible lo- calizaciones reales –el Ayuntamiento de Bilbao, el teatro Arriaga- porque el pú- blico lo agradece». De aquella Gernika de 1937 solo quedan la Iglesia, la plaza del mercado y el árbol. «La hemos re- creado en tres pueblos de Euskadi y en dos de Zaragoza». PICASSO AND BRAQUE GO TO THE MOVIES (ARNE GLIMCHER, 2008) No por casualidad este documental del cineasta alemán Arne Glimcher se ini- cia con uno de los planos-películas in- augurales del cinematógrafo, Salida de los obreros de la fábrica, que los her- manos Lumière filmaron en su empresa de fabricación de material fotográfico en Lyon y exhibieron en la sesión de 28 de diciembre de 1895 del Gran Café del boulevard de los Capuchinos en París. Esa sesión mostraba al mundo el es- pectáculo de la imagen en movimiento, de la captura del tiempo, ya ensayada por Edison y otros pioneros en diversos sistemas de animación de la fotografía. Y no es una casualidad por la sencilla razón de que se buscan los parentes- cos –inspiraciones, influencias, conver- gencias, etc.- entre el cine y el cubismo, movimiento artístico condensado en las dos figuras máximas del título, George Braque y Pablo Picasso. Se trata de indagar en cómo la expe- riencia del cinematógrafo resulta esen- cial a la hora de explicar el surgimiento de la estética cubista, con su pretensión de diversificar las perspectivas, ofrecer PRIMERA PALA SEGUNDO PALA TERCERA PALA GERNIKA (KOLDO SERRA, 2016) tantes actores nacionales como María Valverde, Álex García, Bárbara Goenaga, Víctor Clavijo, Ingrid García Jonsson o Julián Villagrán, como por estrellas inter- nacionales entre las que destacan los in- gleses James D’Arcy y Jack Davenport o el anglo-estadounidense Burn Gorman. Teresa es una joven vasca que trabaja en la Oficina de Prensa, en realidad de Propaganda y Censura, de la República en Bilbao, bajo las órdenes de Vasyl, un ruso que la corteja. En el arranque del relato choca con Henry Howell, el típico reportero alcoholizado estadounidense, corresponsal de guerra del The New York Times-Herald Tribune, que cubre desganado el conflicto español. Pero la joven, identificada con los ideales de la República, consigue a través de algunas visitas turísticas al País Vasco, y luego a un caserío de su familia en Gernika, interesar por la verdad de la guerra al americano, que hasta ese momento se alimentaba de tópicos y rumores. Se produce el inevitable triángulo amoro- so, mientras el film narra en paralelo la preparación del bombardeo por la Le- gión Cóndor, comandada por el teniente coronel Wolfram von Richthofen, contra un pueblo que ni siquiera contaba con defensas antiaéreas; también, la vida cotidiana en Vizcaya y algunas pincela- das de la represión contra los disiden- tes, tanto del lado franquista como de los colaboradores soviéticos. La historia tiene algo de homenaje a los periodistas que contaron de primera mano aquella histórica masacre. Sobre todo a la crónica de George Lowther Steer, uno de los grandes reporteros ex- tranjeros presentes en la zona republi- cana. El inglés Steer envió desde Bilbao su crónica al londinense Times, que tam- bién acabó publicándose en el neoyor- quino The New York Times. La noticia saldría, además, en el francés L’Huma- nité, el periódico que leía Pablo Picasso, que en 33 días realizaría su famoso mu- ral. No olvidemos que en este caldo de cultivo nacen también los mitos de Capa y Hemingway. Lejos de la estética usual de nuestras películas sobre la guerra, rodadas por lo general en un polvoriento tono ocre, Koldo Serra ha optado por un brillante y

GERNIKA (KOLDO SERRA, 2016) · 2017-08-11 · relatos reales de algunos supervivientes: la mujer que abre con su llave una puer - ... presupuesto ideal era de 10 millones de ... quino

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Todos los bombardeos de relevancia histórica tienen sus películas: Pearl Har-bor, Hiroshima, Dresde. Solo Guernika, que cuenta, eso sí, con el monumental cuadro de Picasso, carecía hasta ahora de ella. ¿Por qué? Seguramente por dos razones fundamentales: la prolongada dictadura franquista y las limitaciones de la industria cinematográfica, ante una superproducción que exigía un des-pliegue económico y tecnológico inac-cesible entonces.

Por otra parte, el hecho en sí mismo se ha convertido en un tótem, un sím-bolo universal de los desastres de la guerra. Como todo el mundo sabe, el bombardeo de Guernica (Operación Rügen) fue un ataque aéreo realizado sobre esta pequeña población española el 26 de abril de 1937, en el transcurso de la Guerra Civil, por parte de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legiona-ria italiana, que combatían en favor del bando sublevado contra el gobierno de la Segunda República Española. Las es-timaciones actuales de víctimas ha sido objeto de polémica, hoy cifran los falle-cidos en un rango que abarca de los 120 a los 300 muertos, 126 según el estudio más reciente y exhaustivo, gracias a los refugios. Lo incontestable es que, en la práctica, fue la devastación, la aniquila-ción de todo un pueblo.

Lo más curioso es que la iniciativa de Gernika, la película que comentamos, partió de unos productores malagueños que acudieron a Koldo Serra, que lle-vaba diez años, después de Bosque de sombras (2006), sin realizar otro film. El director vasco aceptó el desafío, con un presupuesto de diez millones de eu-ros, que él consiguió reducir a seis en su producción final. Para ello tenía, a mi en-tender, dos salidas posibles: realizar una película testimonial, más a lo Ken Loach, donde profundizar en los aspectos so-ciopolíticos y humanos de la tragedia, o bien, el camino por el que ha optado, una superproducción internacional que pudiera venderse eficazmente en el ex-tranjero. Para ello se hizo con un reparto espectacular, integrado tanto por impor-

contrastado colorido que realza la belle-za paisajística del País Vasco y una cá-mara creativa, que mira al mundo desde la altura de los ojos, los del corresponsal que asiste atónito a los acontecimientos. Dos son sus principales ingredientes: la recreación del bombardeo, para el que, según asegura el director, no se ha ser-vido mucho de trucaje técnico (excep-tuado los aviones), sino que ha filmado con fuego, explosiones y humo reales, para prestarle credibilidad; y segundo, con la historia más destacada por el guion: la trama amorosa, la que predo-mina lamentablemente en la película.

Esta adquiere momentos visuales bien logrados, y hasta rompedores en sus encuadres, ritmo, montaje, transicio-nes, sobre todo durante el bombardeo. Tampoco se puede negar que la inter-pretación de Jame D’Arcy y María Val-verde supera los estándares de este tipo de producciones, pero sin que juntos lo-gren conmover, o bien porque carecen de química en su pareja cinematográ-fica, o porque el guion en sus matices no da más de si. Hay escenas claramen-te sobrepasadas, como cuando Teresa muestra el lugar donde se preservan las obras de arte, o el desenlace amoroso en la calle, en medio del fragor de las bombas. No es de extrañar, si uno es-cucha las declaraciones del realizador: “Es un melodrama al uso, con amores y desencuentros políticos, con una es-tética cercana a la de las películas so-bre la Segunda Guerra Mundial al estilo El desafío de las águilas o la serie Band of Brothers, porque transcurre en para-jes verdes, hay mar, en un espacio muy atípico como Euskadi, con católicos re-publicanos, curas a favor del Gobierno”.

Ello no justifica, sin embargo, que los secundarios, como el ruso, el alemán, la fotógrafa, se queden en meros estereo-tipos sin alma, dignos de un viajo tebeo de “Hazañas bélicas”. Algo más de hu-manidad se puede percibir en el anec-dotario bajo las bombas, que nacen de relatos reales de algunos supervivientes: la mujer que abre con su llave una puer-ta que no conduce a parte alguna; o la señora franquista que se une en el refu-gio a los republicanos, mostrando que la guerra iguala a todos. Aunque evidente-

chas películas españolas sobre la Guerra Civil. Se filman pocas, y serían necesa-rias muchas más. No podemos olvidar. En cualquier caso, me tocaba muy cer-ca. Tengo muchos amigos cuyos abue-los estuvieron allí y yo, como tantos como yo, he crecido con una historia de Guernica siempre al lado».

«Quien espere un documental sobre el acontecimiento, se sentirá defraudado. Esta película transcurre los cinco días previos al salvajismo. Pero hemos refle-jado algunos de sus peores momentos, vemos cómo los alemanes preparan la acción. Probablemente el de Durango le superó en brutalidad, sin embargo el mundo entero solo conoce un cuadro».

«Es un melodrama al uso, con amores y desencuentros políticos, con una esté-tica cercana a la de las películas sobre la Segunda Guerra Mundial al estilo El desafío de las águilas o la serie Band of brothers, porque transcurre en parajes verdes, hay mar, en un espacio muy atí-pico como Euskadi, con católicos repu-blicanos, curas a favor del Gobierno (…)

Habla de la pasión perdida, de estar de vuelta de todo, de cómo una persona en circunstancias concretas puede llegar a tener una visión extremadamente cínica del entorno que le rodea. De dejarse lle-var. Habla de todo ello, pero también ha-bla de cómo recuperar la ilusión, de vol-ver a creer en la profesión como motor de vida, de cómo comprender que uno puede cambiar las cosas, de que si que-remos podemos ser los protagonistas de nuestra propia historia y no que ella sea la que nos guíe sin finalidad. Todo ello a través de unos personajes ricos en matices (inspirados en personajes reales como Ernest Hemingway, Robert Capa, o George Steer) y con muchas aristas que lo hacen muy apetecible».

«Uno de los días más emotivos del ro-daje fue cuando nos visitaron los super-vivientes. Eran ancianos con la memoria clara de su infancia. Pese al tiempo, el desastre sigue intacto. Fue un bombar-deo en tres etapas. Primero se destruye-ron las casas; luego, los cazas dispararon contra los que huían, y, por último, se de-jaron caer las bombas incendiarias».

«Yo llevo en el proyecto cuatro años, y ya llevaba un buen tiempo en marcha. El

mente la película es, sobre todo, antibe-licista y antifascista, está muy cuidado el aspecto de que no se convierta desde el punto de vista político en un panfleto sectario, pues hay rusos tan malos como alemanes, o respeta las diversas lenguas presentes en el film: español, euskera, inglés, ruso y alemán. María Valverde por ejemplo, que luce su inglés, tomó varias clases de euskera.

En conjunto, pues, el balance es po-sitivo. Se trata de una superproducción internacional digna, profesionalmente bien realizada, con suficiente ritmo, y que transmite los datos esenciales de una brutal acción bélica contra un pue-blo indefenso, -donde se enraíza el fa-moso árbol, símbolo de la identidad del País Vasco-, una terrible historia que puede, a través de ella, ser más popu-larmente conocida. Es cierto que, como sucede todavía con muchos episodios de nuestra guerra, falta aún la película que ahonde en las motivaciones políti-cas y los sufrimientos humanos que la atravesaron con profundidad y credibi-lidad fílmica. Pero no es poco constatar que finalmente el bombardeo de Gerni-ka tiene su película.

pedro m. lamet

Koldo Serra, director:

«Cuando me propusieron la película, lo primero que hice fue pensar: ‘Otra vez’. Luego me di cuenta de que, muy al con-trario, jamás, salvo de forma accidental, el cine se había ocupado del asunto. No sé muy bien a qué se puede deber este silencio. Quizá el hecho de que aún es contemplado como un tabú, tal vez por oscuras razones políticas... No sé si por tabú, porque hasta 1997 el Gobierno ale-mán no reconoció. Y por supuesto, no creo en ese bulo de que se hacen mu-

presupuesto ideal era de 10 millones de euros, y lo hemos hecho con seis millo-nes. Soy de Bilbao, por tanto muy cabe-zota. Es una película hiperfísica, porque salvo los aviones, recreados digitalmen-te, el resto estaba ahí: explosiones, fue-go… Mira, he compartido con Exodus, de Ridlet Scott, a María Valverde y un carro de bueyes [risas]. Usé en lo posible lo-calizaciones reales –el Ayuntamiento de Bilbao, el teatro Arriaga- porque el pú-blico lo agradece». De aquella Gernika de 1937 solo quedan la Iglesia, la plaza del mercado y el árbol. «La hemos re-creado en tres pueblos de Euskadi y en dos de Zaragoza».

PICASSO AND BRAQUE GO TO THE MOVIES (ARNE GLIMCHER, 2008)

No por casualidad este documental del cineasta alemán Arne Glimcher se ini-cia con uno de los planos-películas in-augurales del cinematógrafo, Salida de los obreros de la fábrica, que los her-manos Lumière filmaron en su empresa de fabricación de material fotográfico en Lyon y exhibieron en la sesión de 28 de diciembre de 1895 del Gran Café del boulevard de los Capuchinos en París. Esa sesión mostraba al mundo el es-pectáculo de la imagen en movimiento, de la captura del tiempo, ya ensayada por Edison y otros pioneros en diversos sistemas de animación de la fotografía. Y no es una casualidad por la sencilla razón de que se buscan los parentes-cos –inspiraciones, influencias, conver-gencias, etc.- entre el cine y el cubismo, movimiento artístico condensado en las dos figuras máximas del título, George Braque y Pablo Picasso.

Se trata de indagar en cómo la expe-riencia del cinematógrafo resulta esen-cial a la hora de explicar el surgimiento de la estética cubista, con su pretensión de diversificar las perspectivas, ofrecer

PRIMERA PALA SEGUNDO PALA TERCERA PALA

GERNIKA (KOLDO SERRA, 2016)

tantes actores nacionales como María Valverde, Álex García, Bárbara Goenaga, Víctor Clavijo, Ingrid García Jonsson o Julián Villagrán, como por estrellas inter-nacionales entre las que destacan los in-gleses James D’Arcy y Jack Davenport o el anglo-estadounidense Burn Gorman.

Teresa es una joven vasca que trabaja en la Oficina de Prensa, en realidad de Propaganda y Censura, de la República en Bilbao, bajo las órdenes de Vasyl, un ruso que la corteja. En el arranque del relato choca con Henry Howell, el típico reportero alcoholizado estadounidense, corresponsal de guerra del The New York Times-Herald Tribune, que cubre desganado el conflicto español. Pero la joven, identificada con los ideales de la República, consigue a través de algunas visitas turísticas al País Vasco, y luego a un caserío de su familia en Gernika, interesar por la verdad de la guerra al americano, que hasta ese momento se alimentaba de tópicos y rumores. Se produce el inevitable triángulo amoro-so, mientras el film narra en paralelo la preparación del bombardeo por la Le-gión Cóndor, comandada por el teniente coronel Wolfram von Richthofen, contra un pueblo que ni siquiera contaba con defensas antiaéreas; también, la vida cotidiana en Vizcaya y algunas pincela-das de la represión contra los disiden-tes, tanto del lado franquista como de los colaboradores soviéticos.

La historia tiene algo de homenaje a los periodistas que contaron de primera mano aquella histórica masacre. Sobre todo a la crónica de George Lowther Steer, uno de los grandes reporteros ex-tranjeros presentes en la zona republi-cana. El inglés Steer envió desde Bilbao su crónica al londinense Times, que tam-bién acabó publicándose en el neoyor-quino The New York Times. La noticia saldría, además, en el francés L’Huma-nité, el periódico que leía Pablo Picasso, que en 33 días realizaría su famoso mu-ral. No olvidemos que en este caldo de cultivo nacen también los mitos de Capa y Hemingway.

Lejos de la estética usual de nuestras películas sobre la guerra, rodadas por lo general en un polvoriento tono ocre, Koldo Serra ha optado por un brillante y

VIERNES 8 DE SEPTIEMBRE2017

CICLO DE CINE SOBRE PICASSOIV FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE HISTÓRICO DE BUITRAGO DEL LOZOYA

CONTRAPORTADA FOLLETO PORTADA FOLLETOCUARTA PALA

otros puntos de vista desde los que apreciar la realidad y, en definitiva, cap-turar el movimiento. El cine se desarrolla a partir de los experimentos de la cro-nofotografía, una de cuyas dimensiones es el análisis y síntesis del movimiento, esto es, el estudio de las diversas fases de un movimiento que en el ojo humano no se puede congelar pero sí el papel fotográfico. Ese estudio resulta estimu-lante para la vanguardia cubista, que encuentra la ocasión de otras formas de visión y representación de la realidad. Capturar el movimiento también supone plasmar en la representación cinemato-gráfica el devenir del tiempo, la trans-formación que experimentan las cosas, una dimensión hasta entonces ausente en las artes plásticas y que estará en el fondo de las experimentaciones de las vanguardias a lo largo de todo el primer tercio del XX.

Muy justificadamente, el documental une a Braque y a Picasso porque am-bos son los creadores del cubismo en trayectorias tan paralelas que, como se observa en la película de Arne Glim-cher, hay cuadros muy similares de los dos artistas; también fueron amigos y su experiencia cinéfila les llevó a parti-cipar en un cineclub. Esa convergencia de Picasso y Braque en el lenguaje cu-bista les aproxima y les ata como si fue-ran dos alpinistas unidos por la misma cuerda, haciéndolos interdependientes en sus trayectorias, según la metáfo-ra del cineasta germano. El título “ven películas” o “van al cine” subraya la experiencia de estos creadores: se in-dica cómo Picasso visita la Exposición Universal de de París de 1900 y ve a la bailarina Loie Fuller, que fue filmada (con película teñida y coloreada). Se ve en ella una especie de escultura móvil, pues esta “danza serpentina” crea for-mas variables. Se considera que influye directamente en el movimiento de la composición de Las señoritas de Avi-ñón (1907). Al mismo tiempo, se subra-ya el clima de optimismo tecnológico y espíritu emprendedor de una época que conoce el nacimiento de la avia-ción, muestra no menos sorprendente del movimiento que es al cine lo que el ferrocarril había sido a la fotografía me-dio siglo antes.

Cubismo y cine inicial coinciden en la monocromía; también se valora de la ex-periencia cinéfaga de los artistas su in-fluencia en temas como la tauromaquia y el flamenco, o la fascinación de Picas-so por el disfraz, la máscara, el circo y la pantomima… tan presentes en el cine de los pioneros. Asimismo se ha especula-do con que la recurrente representación de instrumentos musicales en la pintura cubista está inspirada en las películas. Como a gran parte de los creadores de las vanguardias, la experiencia como espectadores y el espacio físico de las salas de cine entran a formar parte de sus vidas, además de la afición que de-sarrollan por el cine burlesco –y Chaplin en particular-, el western o las piezas cortas de boxeo.

El documental se articula con la voz over de Martin Scorsese –que también ejerce de productor y es quien plantea unas reflexiones de mayor calado sobre el lenguaje cinematográfico desde sus orígenes- y una docena de personalida-des que ofrecen una pluralidad de vo-ces y perspectivas complementarias a la hora de plantear el tema de fondo de la relación del cubismo y el cine: Bernice Rose, comisaria de exposiciones, Tom Gunning, historiador del cine primitivo, Robert Whitman, videoartista y perfor-mer, Natasha Staller, historiadora, Eric Fischl, artista, Julian Schnabel, pintor y cineasta, Jennifer Wild, historiadora del cine, Lucas Samaras, artista, Coos-je van Bruggen, artista, John Yau, en-sayista, Kim Tomadjoglou, historiadora del cine, John Richardson, biógrafo de Picasso, Adam Gopnik y Chuck Close, artista. Martin Scorsese aporta una se-rie de reflexiones muy pertinentes sobre el propio lenguaje cinematográfico que, ya desde los orígenes, aspira a “fotogra-fíar los sueños”, con lo que se pone de relieve la dimensión fantasmagórica y surrealista del cine, tan valiosa para las segundas vanguardias. También señala el cineasta neoyorkino que “el cubismo no era un estilo. Fue una revolución que instigó un cambio de forma profunda-mente radical. En realidad un cambio radical de la visión en sí misma”.

j. l. sánchez noriega

universidad complutense

CICLO DE CINE SOBRE PICASSOIV FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE HISTÓRICO DE BUITRAGO DEL LOZOYA

VIERNES 8 DE SEPTIEMBRE

GERNIKA de Koldo Serra, 2016duración: 110 minutos. Para mayores de 16 añoshora: 19.00 h. lugar: Teatro Municipal de la Escuela de Música y Danza

Plaza del Castillo s/n Buitrago del Lozoya

PICASSO & BRAQUE GO TO THE MOVIES de Arne Glimcher, 2008duración: 62 minutos. Todos los públicoshora: 21.00 h. lugar: Parque de la Villa de Buitrago del Lozoya

organiza: Oficina de Cultura y Turismo Dirección General de Promoción Cultural

colabora: Ayuntamiento de Buitrago del Lozoya

aforo limitado / entrada gratuita

T. 918 68 00 56 www.madrid.org/museopicasso