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1 Gigante con pies de barro 1 Francisco Durand El Comercio, el periódico más antiguo del Perú (fue fundado en 1839, hace 175 años) mantiene su fama de poderoso. Es uno de los grandes poderes fácticos del país, capaz de demoler alcaldes y arrinconar presidentes. En realidad, su fama como grupo (tanto periodística como económicamente) es más reciente. Empieza en 1999, cuando Alejandro Miró Quesada Cisneros, el séptimo de sus directores, lo convierte en un conglomerado diversificado. El grupo El Comercio se consolida fundando o comprando una gran cantidad de periódicos, desde los más señoriales hasta los más populares, y controla dos importantes emisoras de televisión (Canal 4 y Canal N). Su última adquisición ocurre a mediados del 2013 con la compra del 54% de las acciones de la cadena nacional Correo, que le dio fama de gran pulpo mediático. Según el periodista Ángel Páez, el grupo El Comercio consiguió el dominio del 77.86% del mercado de venta de diarios, a lo que se sumaba el 45% de la publicidad del Canal 4. Tremendo poder. Y sin embargo, este gigante, aunque Ud. no lo crea, es débil. CRISIS DE SUCESIÓN Una tesis que estoy seguro muchos no comparten, particularmente quienes creen en el enorme poder de El Comercio, es que este grupo anda acumulando problemas de dirección a un gran costo y que no terminan de reorganizarse económicamente, problemas que saltan en un momento políticamente delicado del grupo debido a las críticas como superpoder mediático. Para entender lo que sucede dejemos de verlo como “el decano de la prensa nacional” y el rey de los avisajes. Se trata de una imagen del pasado. Ahora El Comerciono es un periódico, es el buque bandera de un conglomerado mediático y varias de sus naves, empezando por la madrina, andan en problemas. Para empezar, el grupo pasa por una crisis de sucesión que es típica del capitalismo familiar. Los principales accionistas Miró Quesada pugnan entre sí desde hace cuatro años y han tardado en ponerse de acuerdo en quién comanda el conglomerado y qué poder de decisión tiene mientras al mismo tiempo se acrecientan sus problemas económicos y su aislamiento político. Si insisten en que lo dirija alguien que lleve el apellido, el conglomerado se cae. De modo que la solución pasa por separar la propiedad de la gestión y encontrar un gerente no propietario que lo saque adelante. MUCHO MIRO QUESADA PARA NADA El reino de los Miró Quesada es viejo y asombra que miembros de una misma familia hayan podido mantenerse en la dirección de El Comerciopor tanto tiempo. Se puede decir que empieza en 1876, cuando Manuel Amunátegui, uno de los fundadores, acepta como codirector a José Antonio Miró Quesada. Durante 132 años, desde 1876 al 2008, momento en que empieza la crisis de sucesión, El Comerciofue dirigido siempre por gente del mismo apellido, teniendo en total 7 directores. En promedio, cada director Miró Quesada reinó 19 años, dándole estabilidad y ayudándolo a capear 1 Publicado en “Hildebrandt en sus Trece” el viernes 13 de marzo del 2015. Reproducido con autorización del autor.

Gigante con pies de barro

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Publicado en “Hildebrandt en sus Trece” el viernes 13 de marzo del 2015. Reproducido con autorización del autor.“El Comercio”, el periódico más antiguo del Perú (fue fundado en 1839, hace 175 años) mantiene su fama de poderoso. Es uno de los grandes poderes fácticos del país, capaz de demoler alcaldes y arrinconar presidentes. En realidad, su fama como grupo (tanto periodística como económicamente) es más reciente. Empieza en 1999, cuando Alejandro Miró Quesada Cisneros, el séptimo de sus directores, lo convierte en un conglomerado diversificado. El grupo El Comercio se consolida fundando o comprando una gran cantidad de periódicos, desde los más señoriales hasta los más populares, y controla dos importantes emisoras de televisión (Canal 4 y Canal N). Su última adquisición ocurre a mediados del 2013 con la compra del 54% de las acciones de la cadena nacional “Correo”, que le dio fama de gran pulpo mediático. Según el periodista Ángel Páez, el grupo El Comercio consiguió el dominio del 77.86% del mercado de venta de diarios, a lo que se sumaba el 45% de la publicidad del Canal 4. Tremendo poder. Y sin embargo, este gigante, aunque Ud. no lo crea, es débil.

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Gigante con pies de barro1

Francisco Durand

“El Comercio”, el periódico más antiguo del Perú (fue fundado en 1839, hace 175 años) mantiene su

fama de poderoso. Es uno de los grandes poderes fácticos del país, capaz de demoler alcaldes y

arrinconar presidentes. En realidad, su fama como grupo (tanto periodística como económicamente)

es más reciente. Empieza en 1999, cuando Alejandro Miró Quesada Cisneros, el séptimo de sus

directores, lo convierte en un conglomerado diversificado. El grupo El Comercio se consolida

fundando o comprando una gran cantidad de periódicos, desde los más señoriales hasta los más

populares, y controla dos importantes emisoras de televisión (Canal 4 y Canal N). Su última

adquisición ocurre a mediados del 2013 con la compra del 54% de las acciones de la cadena nacional

“Correo”, que le dio fama de gran pulpo mediático. Según el periodista Ángel Páez, el grupo El

Comercio consiguió el dominio del 77.86% del mercado de venta de diarios, a lo que se sumaba el

45% de la publicidad del Canal 4. Tremendo poder. Y sin embargo, este gigante, aunque Ud. no lo

crea, es débil.

CRISIS DE SUCESIÓN

Una tesis que estoy seguro muchos no comparten, particularmente quienes creen en el enorme

poder de “El Comercio”, es que este grupo anda acumulando problemas de dirección a un gran costo

y que no terminan de reorganizarse económicamente, problemas que saltan en un momento

políticamente delicado del grupo debido a las críticas como superpoder mediático. Para entender lo

que sucede dejemos de verlo como “el decano de la prensa nacional” y el rey de los avisajes. Se trata

de una imagen del pasado. Ahora “El Comercio” no es un periódico, es el buque bandera de un

conglomerado mediático y varias de sus naves, empezando por la madrina, andan en problemas.

Para empezar, el grupo pasa por una crisis de sucesión que es típica del capitalismo familiar. Los

principales accionistas Miró Quesada pugnan entre sí desde hace cuatro años y han tardado en

ponerse de acuerdo en quién comanda el conglomerado y qué poder de decisión tiene mientras al

mismo tiempo se acrecientan sus problemas económicos y su aislamiento político. Si insisten en que

lo dirija alguien que lleve el apellido, el conglomerado se cae. De modo que la solución pasa por

separar la propiedad de la gestión y encontrar un gerente no propietario que lo saque adelante.

MUCHO MIRO QUESADA PARA NADA

El reino de los Miró Quesada es viejo y asombra que miembros de una misma familia hayan podido

mantenerse en la dirección de “El Comercio” por tanto tiempo. Se puede decir que empieza en 1876,

cuando Manuel Amunátegui, uno de los fundadores, acepta como codirector a José Antonio Miró

Quesada. Durante 132 años, desde 1876 al 2008, momento en que empieza la crisis de sucesión, “El

Comercio” fue dirigido siempre por gente del mismo apellido, teniendo en total 7 directores. En

promedio, cada director Miró Quesada reinó 19 años, dándole estabilidad y ayudándolo a capear

1 Publicado en “Hildebrandt en sus Trece” el viernes 13 de marzo del 2015. Reproducido con autorización del autor.

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todo tipo de tormentas económicas y políticas. Pero en los últimos 6 años, entre el 2008 y la

actualidad, ha tenido 6 directores, no llegando a durar ni dos años promedio en el cargo, indicio de

inestabilidad.

El 2008 ocurre una crisis interna en los periódicos del grupo que se intentan resolver con despidos,

el abandono del periodismo de investigación y la elección de un nuevo director. La familia llega a un

acuerdo directivo. Saca a Alejandro Miró Quesada Cisneros y pone a un intelectual liberal a cargo,

Francisco Miró Quesada Rada, hijo del filósofo Francisco Miró Quesada Cantuarias. Pero mantiene

un directorio ultraconservador que no concuerda con su orientación. Al mismo tiempo, por

insistencia de uno de los principales accionistas, José Graña Miró Quesada (que tiene poder propio al

dirigir el grupo constructor G y M, con 6.2% de las acciones), se coloca a Fritz Du Bois en la dirección

de Peru21.

En agosto del 2013 ocurre la controvertida compra de la cadena “Correo”, que pone al grupo en

situación de dominio del mercado y desata la polémica sobre la concentración de medios. Se trata

de una compra realizada principalmente para cerrarle el paso al grupo La República y por la cual han

pagado un sobreprecio. Poco después ocurre otro nombramiento y por primera vez en la historia de

la familia alguien que no lleva el apellido asume la dirección. Se trata de Fritz Du Bois, que en

octubre del 2013 pasa de dirigir “Perú.21” a “El Comercio” y comienza a tener experiencia

periodística.

Du Bois acelera la reorganización del periódico e intenta darle coherencia al conglomerado y, sobre

todo, intenta detener la tendencia a la caída del tiraje de su buque bandera, mientras deja a la

cadena “Correo” por su cuenta y no la reorganiza para fusionarla al conglomerado como parte de un

plan de negocios coherente. Du Bois trata de mantener el equilibrio interno cambiando a periodistas

de segunda línea, pero manteniendo a los Miró Quesada y los periodistas más antiguos. Para mala

fortuna del grupo, Du Bois muere repentinamente de un problema cardiovascular el 25 de mayo del

2014 sin haber consolidado el grupo.

EL ÚLTIMO JEFE

La muerte de Du Bois da lugar a una transición de varios meses, hasta que finalmente el 22 de

octubre los Miró Quesada con mayoría accionaria acuerdan nombrar como director de “El

Comercio” al abogado Fernando Berckemeyer, iniciando otro ronda de reformas más profunda.

Como resultado de su gestión, Berckemeyer y su equipo de tecnócratas neoliberales, acompañado

de algunos periodistas veteranos como Jaime Bedoya (jalado de Caretas, revista que ha entrado a

una fase terminal) y Mario Ghibellini, han sacudido el periódico. Los Chicago Boys han sacado a

miembros destacados de la familia Miró Quesada, caso de Martha Mier Miró Quesada (directora de

El Dominical), y a periodistas de peso y experiencia, amén de otros empleados. De este modo, la

crisis de sucesión familiar que se iniciara el 2008 está llegando a su fin. Se ha impuesto en la

dirección una gerencia con plenos poderes luego de un largo, accidentado y económicamente

penoso periodo.

Pero los problemas no terminan ahí. Este cambio no implica todavía la superación de sus problemas

internos económicos y gerenciales y si no hay resultados se podría quebrar la alianza de accionistas.

En primer lugar, “El Comercio” continúa declinando en tiraje. Si bien es cierto el grupo ha invertido

en su versión digital (imitando alternativas que dieron buenos resultados a viejos periódicos

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norteamericanos como el “Washington Post” o el “New York Times”), y ha aumentado la lectoría, no

es económicamente viable en tanto no atrae un nivel de avisaje adecuado. En segundo lugar, varias

promociones no han tenido la acogida esperada. En tercer lugar, en parte debido a la compra

apresurada de la cadena “Correo”, y al acuerdo gerencialmente absurdo pero políticamente

necesario de mantenerse con una línea propia en la cual no interviene “El Comercio”, esta parte del

grupo no está siendo debidamente reestructurada y puede generar pérdidas. La movida habrá sido

políticamente astuta parece ser económicamente torpe. En quinto lugar, y para terminar, la nueva

dirección, particularmente las cabezas del equipo (los abogados Berckemeyer y Pasquel) tiene más

lustre académico que probada experiencia periodística, empresarial y política. Vender periódicos,

señalar un norte editorial y marcar la agenda política del país con tantos medios no es lo mismo que

vender celulares o cerveza. Dirigir un conglomerado periodístico del tamaño y peso del grupo “El

Comercio” es un reto mayor.

El nuevo equipo debe responder pronto a las distintas ramas de la familia propietaria que espera,

como mínimo, buenas rentas. Veremos qué pasa, pero es evidente que el grupo “El Comercio” paga

el precio de una transición directiva larga complicada y una acumulación de problemas económicos y

políticos que todavía no se encaran como es debido.