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NOÉ RAMUDO LÓPEZ Hª da Música 2015/2016 GIOVANNI PIERLUIGI DA PALESTRINA La Contrarreforma Cuando Martín Lutero colgó en la puerta de la catedral de Wittenberg sus 95 tesis no albergaba la intención de llevar a cabo un movimiento tal como el que llegó a constituir la Reforma protestante, para la cual la música, a través del llamado coral luterano, jugó un papel importantísimo en la liturgia eucarística. La posición de la música en la Iglesia luterana, especialmente en el siglo XVI, llegó a reflejar las convicciones del propio Lutero. Ante esta separación, la Iglesia Católica quiso jugar su papel de la mejor manera posible, trayendo a los mejores músicos y Roma, y lo que es más importante, estableciendo una unidad de estilo favorecida por figuras de la talla de Victoria, Guerrero, Lasso, y por supuesto Palestrina, el mayor valedor de las nuevas ideas musicales de la Contrarreforma. Durante el Concilio de Trento (1545-1563), en lo que respecta a la música religiosa, las principales reformas se atuvieron al excesivo espíritu profano de ésta, por la evidente imitación de chansons y cantus firmi populares, así como el descuido y actitud por parte de los propios músicos a la hora de interpretar y la excesiva presencia de instrumentos ruidosos. Sin embargo, la declaración final del Concilio sobre estos temas fue demasiado general, aludiendo tan solo a que debía evitarse lo «impuro y lascivo», dejando en manos de los obispos la aplicación de la reforma, la cual no prohibía expresamente las complicadas polifonías ni los elementos profanos. Curiosamente, durante un tiempo corrió una leyenda según la cual, cuando se instó al Concilio de Trento a abolir la polifonía, el propio Palestrina compuso una misa a seis voces para demostrar que el estilo polifónico no era la causa de la incomprensión de los textos. La obra se trataba de la Misa del papa Marcelo, sobre la cual tuvo una indudable influencia la música de Jacobus de Kerle, compositor flamenco que en 1561 había compuesto una serie de preces speciales (oraciones especiales), que se cantaron en las sesiones del Concilio, y convencieron hasta a los más extremistas por su transparente escritura polifónica y su espíritu sobrio y religioso. Además escribió textos en los que abordaba como debía ser la polifonía eclesiástica: equilibrio entre la armonía vertical y el contrapunto; concepción armónica pensada para combinaciones de cuatro o cinco voces; predominio del estilo a capella, aunque este aspecto no llegó a calar del todo; diatonismo con muy pocas modulaciones duras, como se daba en el terreno del madrigal o la canción profana; fusión de esta polifonía con el canto gregoriano, y libertad en la utilización del cantus firmus y tendencia cada vez más generalizada a la composición de nuevos cantus firmus y a la manipulación de los recogidos en la liturgia.

Giovanni Da Palestrina

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NOÉ RAMUDO LÓPEZ Hª da Música 2015/2016

GIOVANNI PIERLUIGI DA PALESTRINA

La Contrarreforma

Cuando Martín Lutero colgó en la puerta de la catedral de Wittenberg sus 95 tesis no

albergaba la intención de llevar a cabo un movimiento tal como el que llegó a constituir la Reforma

protestante, para la cual la música, a través del llamado coral luterano, jugó un papel importantísimo

en la liturgia eucarística. La posición de la música en la Iglesia luterana, especialmente en el siglo

XVI, llegó a reflejar las convicciones del propio Lutero.

Ante esta separación, la Iglesia Católica quiso jugar su papel de la mejor manera posible,

trayendo a los mejores músicos y Roma, y lo que es más importante, estableciendo una unidad de

estilo favorecida por figuras de la talla de Victoria, Guerrero, Lasso, y por supuesto Palestrina, el

mayor valedor de las nuevas ideas musicales de la Contrarreforma.

Durante el Concilio de Trento (1545-1563), en lo que respecta a la música religiosa, las

principales reformas se atuvieron al excesivo espíritu profano de ésta, por la evidente imitación de

chansons y cantus firmi populares, así como el descuido y actitud por parte de los propios músicos a

la hora de interpretar y la excesiva presencia de instrumentos ruidosos. Sin embargo, la declaración

final del Concilio sobre estos temas fue demasiado general, aludiendo tan solo a que debía evitarse

lo «impuro y lascivo», dejando en manos de los obispos la aplicación de la reforma, la cual no

prohibía expresamente las complicadas polifonías ni los elementos profanos. Curiosamente, durante

un tiempo corrió una leyenda según la cual, cuando se instó al Concilio de Trento a abolir la

polifonía, el propio Palestrina compuso una misa a seis voces para demostrar que el estilo

polifónico no era la causa de la incomprensión de los textos. La obra se trataba de la Misa del papa

Marcelo, sobre la cual tuvo una indudable influencia la música de Jacobus de Kerle, compositor

flamenco que en 1561 había compuesto una serie de preces speciales (oraciones especiales), que se

cantaron en las sesiones del Concilio, y convencieron hasta a los más extremistas por su

transparente escritura polifónica y su espíritu sobrio y religioso. Además escribió textos en los que

abordaba como debía ser la polifonía eclesiástica: equilibrio entre la armonía vertical y el

contrapunto; concepción armónica pensada para combinaciones de cuatro o cinco voces;

predominio del estilo a capella, aunque este aspecto no llegó a calar del todo; diatonismo con muy

pocas modulaciones duras, como se daba en el terreno del madrigal o la canción profana; fusión de

esta polifonía con el canto gregoriano, y libertad en la utilización del cantus firmus y tendencia

cada vez más generalizada a la composición de nuevos cantus firmus y a la manipulación de los

recogidos en la liturgia.

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Palestrina

Giovanni Pierluigi da Palestrina (Palestrina, 1525-Roma, 1594), formó parte de joven del coro

de la basílica romana de Santa María la Mayor. Cuando el obispo de Palestrina accedió al trono

papal con el nombre de Julio III, le nombró maestro del coro de la Cappella Giulia del Vaticano, y

en 1555 fue nombrado sucesor de Orlando di Lasso como maestro de capilla de San Juan de Letrán,

donde en 1560 escribió sus Lamentaciones. Pasó con el mismo cargo a Santa María la Mayor en

1561, y en 1563 publicó su primer libro de motetes. Con el fallecimiento de su primera esposa en

1580 contempló la posibilidad de tomar los hábitos. Contrajo matrimonio en segundas nupcias con

Virginia Dormoli en 1581; una acaudalada viuda, lo que le permitió publicar gran parte de su obra.

Terminaría sus días en el cargo creado para él de «Compositor de la Capilla Papal» al volver a la

dirección de la Cappella Giulia.

Su obra está formada casi en su totalidad por piezas polifónicas y de carácter sacro, destinadas

a acompañar a la liturgia católica. Entre ellas se encuentran 373 motetes, más de 100 misas, entre

ellas destacando la Missa Papae Marcelli, 11 letanías y 49 madrigales sacros, además de cierto

número de madrigales profanos, entre otros.

El estilo de Palestrina

Palestrina es visto como el autor más representativo de obras polifónicas ajustadas a las

nuevas exigencias de la Contrarreforma, y no en vano a sus obras se las ha calificado como la

perfección absoluta del estilo eclesiástico.

A lo largo de su obra no cabe duda de que estudió a los compositores franco-flamencos,

adquiriendo la calidad de sus logros técnicos. Algunas de sus tempranas misas están escritas en el

estilo de cantus firmus, como la que hizo sobre la melodía de L'homme armé, aunque el prefería

parafrasear el canto llano a todas las voces y no solo al tenor. También recuerda a la tradición

flamenca su Missa ad fugam, escrita en doble canon, o Repleatur os meum, en la que introduce

cánones en todos los movimientos. Otro rasgo conservador de Palestrina es que escribió gran parte

de su obra a 4 voces, cuando los compositores de ese tiempo lo solían hacer para 5.

Su obra se caracteriza especialmente por la fluidez en el intervalo de todas sus voces, ya que,

de acuerdo a la fidelidad de los modelos diatónicos propia de un conservador como Palestrina hace

que evite en todo momento el cromatismo, ya que solo permitía las alteraciones fundamentales

exigidas por los convencionalismos del momento. El carácter diatónico dulce y el manejo de la

disonancia confieren a su música una serenidad y transparencia sólidas.

Otra gran cualidad de su contrapunto es la disposición vertical de las voces, ya que al variar el

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agrupamiento y disposición de las voces se consigue una rica variedad de matices y permitiendo

una mejor inteligibilidad del texto.

En definitiva, Palestrina consigue que las voces pronuncian las frases simultáneamente y no

consecutivamente como en la polifonía imitativa, consiguiendo extraer un característico color

sonoro a cada grupo de voces. Su estilo fue el primero en la historia de la música occidental que se

mantuvo, aisló e imitó como modelo entre sus contemporáneos y en épocas posteriores, con

músicos como G. Animuccia, Victoria y Lasso.