Giroux - Los Profesores Como Intelectuales

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    Ttulo original: Teachers as Intellectuals. Toward aCriticalPedagogy ofLearningPublicado en ingls por Bergin and Garvey Publishers,Inc.Massachusetts

    Traduccin de Isidro AriasCubierta de Ferran Caries

    7fedicin, 1990 1reimpresin, 1997

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titularesdel Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccintotal o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin deella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    1988 by Bergin and Garvey Publishers, Inc.,Massachusetts de la presente edicin: Centro

    de Publicacionesdel Ministeriode Educacin y CienciaCiudad Universitaria, s/n - Madrid y

    Ediciones Paids Ibrica, S.A.Mariano Cub, 92 - 08021 BarcelonaCoeditan: Centro de Publicaciones del M.E.C.y Ediciones Paids Ibrica, S.A.Tirada: 3.000 ejemplares

    ISBN: 84-7509-588-7Depsito legal: B-3292/1997N.I.P.O.: 176-90-003-4

    Impreso en Hurope, S.L,Recaredo, 2 - 08005Barcelona

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

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    SUMARIO

    Prefacio. Teora crtica y significado de la esperanza, Peter McLaren. .11Agradecimientos ................................................................................ 25Introduccin del editor, Paulo Freire. . ........................................ 29Introduccin. Los profesores como intelectuales .............................. 31

    SECCIN PRIMERA:REPENSANDO EL LENGUAJE DE LA INSTRUCCINESCOLAR

    1. Repensando el lenguaje de la instruccin escolar ..................... 412. Hacia una nueva sociologa del curriculum .............................. 513. Educacin social en el aula: la dinmica del curriculum oculto. 634. La superacin de objetivos de conducta y humansticos. . . 87

    SECCIN SEGUNDA:ALFABETIZACIN, ESCRITURA Y POLTICA DESUFRAGIO

    5. Escritura y pensamiento crtico en los estudios sociales. . . 996. Cultura de masas y ascenso del nuevo alfabetismo: consecuencias

    para la lectura ............................................................................. 1217. Pedagoga crtica, poltica cultural y discurso de la experiencia. 1358. Cultura, poder y transformacin en la obra de Paulo Freir:

    hacia una poltica de la educacin ............................................ 1599. Los profesores como intelectuales transformativos. . . . 171

    10. Estudio curricular y poltica cultural ......................................... 17911. Necesidad de los estudios culturales .......................................... 19312. La educacin del profesor y la poltica de reforma democrtica. 20913. Crisis y posibilidades de la educacin pblica ........................... 22914. Reproduciendo la reproduccin: la poltica del encasillamiento.239

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    15. Antonio Gramsci: la escuela al servicio de una poltica radical. 25116. Solidaridad, tica y posibilidad en la educacin crtica. . . 261

    ndice de autores ............................................................................... 281

    ndice analtico ................................................................................... 283

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    Este libro est dedicado a mis tres hijos Jack, Chris y Brett, queme han hecho comprender en profundidad lo que significa luchar por unfuturo mejor para todos los nios.

    Tambin se lo dedico a mi hermana, Linda Barbery, cuya valenta espara mi una fuente constante de inspiracin, y a Donaldo Macedo, mihermano y amigo, cuya inteligencia y generosidad de espritu nunca handejado de proporcionarme fuerza y placer.

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    PREFACIO: TEORA CRITICA YSIGNIFICADO

    DE LA ESPERANZA

    POR PETER MCLAREN

    La pedagoga de lo concreto de Henry Giroux

    No resulta fcil trazar un perfil intelectual del conjunto de la obra deHenry Giroux en unas cuantas pginas. (Incluso en condiciones ptimas,los crticos debern hacer un esfuerzo notable para captar adecuadamentelos fines y la profundidad de su obra.) Por consiguiente, lo que sigue no essino un ensayo sumamente modesto para esclarecer algunos aspectosgenerales de la obra de Giroux, que, como espero, ofrezca a los lectores uncontexto terico en el que situar los captulos de este volumen.

    Durante los diez ltimos aos Giroux no ha cesado de engrosar su obracon nuevas publicaciones, todas ellas importantes, en el campo de la teora,la poltica y la pedagoga. El efecto acumulativo de su escritos ha echadovir-tualmente por tierra la nocin recibida de instruccin escolar, mostrandosobre todo que la relacin de sta con la sociedad ms amplia est definidapor su cuerdo ininterrumpido y por un modus vivendi ventajoso para

    ambas. Al oponerse al punto de vista tradicional, segn el cual lainstruccin y el aprendizaje escolar son un proceso neutral y transparentesin connivencia con el poder, la historia y el contexto social, Giroux haconseguido poner los fundamentos. para un teora social crtica de lainstruccin escolar que ofrece especiales posibilidades para educadores,polticos, tericos sociales y, en un grado no menor, para estudiantes.1

    Asimilando con sentido crtico avances recientes en la teora social y al

    1. Para un comentario extenso de Education Under Siege, vase mi revisin a modo deensayo tn Educational Studies, 17 (1986), 277-289. Para una discusin conjunta de

    Education Under Siege y de Theory andResistance in Education, vase Peter McLaren,Education as Counter-Discourse, Review of Education, 13, invierno de 1987, 58-68.Partes muy aisladas de estos artculos han ido reproducidas en el presente ensayo.

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    mismo tiempo desarrollando nuevas categoras de investigacin terica,Giroux ha puesto efectivamente en entredicho el supuesto dominante deque las escuelas funcionan como uno de los mecanismos centrales para eldesarrollo del orden social democrtico e igualitario. Su anlisis del

    resurgimiento neoconserva-dor en educacin ha ayudado a descubrir lalgica por medio de la cual el movimiento elitista ha sido capaz decamuflar su desercin en materia de equidad y reforma social. Por otraparte, sus crticas a los progresistas han puesto de relieve cmo muchasprcticas bien recibidas por educadores liberales tales como elencasillamiento (tracking) institucionalizado y la estructuracin del cu-rriculum de acuerdo con imperativos de la industriasocavan los mismosvalores democrticos que estn en la base de la postura liberal.Consiguientemente, hemos de levantar acta de cmo tanto las prioridadesdesarrolladas por los educadores conservadores como las desarrolladas porlos liberales se ven a menudo desmentidas por la desigualdad y la jerarquaen la raz misma de las ideologas que ellos tienen, al parecer, en tan altoaprecio.

    Tanto poltica como pedaggicamente, el verdadero mrito de Giroux haconsistido en desenmascarar la desigualdad estructurada de los interesespersonales que compiten dentro de un orden social. En sus escritos hapuesto de relieve cmo los servicios pblicos bsicos que losnorteamericanos asocian generalmente con la instruccin escolar talescomo la habilitacin meritocrtica de todos los individuosindependientemente de su raza, clase social, religin o sexo se vensubertidos por las mismas contradicciones internas de su constitucin. Enresumidad cuentas, la obra de Giroux est comprometida fundamen-talmente en la tarea de denunciar aquellas prcticas ideolgicas y socialesque en las escuelas suelen ser un obstculo para que todos los estudiantes sepreparen para asumir un rol activo, crtico y emprendedor comociudadanos. Abarcar el amplio abanico de los intereses de Giroux ha sido

    una constante permanente, con la intencin liberadora de apoyar a aquellosque han quedado arrinconados en el camino hacia el xito educativo, aaquellos a quienes la historia ha arrebatado cruel y prematuramente laesperanza. Entre stos hay que incluir tanto a los descontentos como a losindigentes, juntamente con aquellos otros a quienes una posicin social msventajosa ha hecho excesivamente insensibles e incapaces de reaccionarcon firmeza contra las desigualdades e injusticias de la sociedad.

    La obra de Giroux representa mucho ms que una contribucinhistrica a una teora educativa crtica. En efecto, Giroux ha desarrolladotambin una estimacin sumamente original de las formas polticas de lainstruccin escolar contempornea, una estimacin dictada por elconocimiento de los puntos fuertes y de las deficiencias de la teoraeducativa crtica y, al mismo tiempo, por una aguda sensibilidad para las

    limitaciones y la contingencia histrica de la teora misma. Mientras que,por una parte, los escritos de Giroux revelan una profunda erudicinterica, hay en ellos, por otra parte, puntos sobre los que se puede y sedebera suscitar un debate, para impugnarlos si el caso lo requiere,

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    como exigencia de todo proceso permanente de dilogo. Sin duda, algunosaspectos de su obra no se vern libres de crticas lanzadas contra la obra deGiroux. Aqu nos interesa ms bien explorarla en su calidad de cuerpo depensamiento crtico que ha de leerse como parte de un proyecto continuado

    de lucha pedaggica y de fortalecimiento poltico.Aunque la obra escrita de Giroux no se convirti en una actividadpoltica de envergadura hasta bien entrada la dcada de los 70, sus escritosconstituyen en la actualidad una aportacin terica de primer orden y elfundamento a partir del cual se puede desarrollar y promover una teoracrtica de la educacin. Estos ltimos aos hemos sido testigos de lassignificativas incursiones realizadas por Giroux en el campo ms amplio dela teora social, las cuales se han plasmado en una serie de importantescontribuciones a la naciente disciplina de los estudios culturales.2 Elproyecto que vertebra la obra de Giroux, ilustrado por el abanico de losmateriales reunidos en este volumen, puede sintetizarse como un intento deformular una pedagoga crtica comprometida con -los imperativos depotenciar el papel de los estudiantes y de transformar el orden social engeneral en beneficio de una democracia ms justa y equitativa. -Para Giroux,el tema central es el desarrollo de un lenguaje que a los educadores y a otrosles permita desvelar y comprender el nexo existente entre instruccinescolar, relaciones sociales en sentido amplio que informan dicha instruc-cin, y las necesidades y competencias producto de la historia que losestudiantes llevan a la escuela. Una cierta toma de conciencia crtica de esenexo se hace necesaria si los educadores pretenden reconocer el hecho deque la cultura escolar predominante est implicada en prcticas hegemnicasque a menudo reducen al silencio a grupos subordinados de estudiantes, altiempo que inhabilitan y privan de poder a quienes instruyen a esos grupos.Semejante toma de conciencia podra acrecentar tambin la habilidad de losprofesores para trabajar crticamente con estudiantes de clases dominantes ysubordinadas, de manera que stos lleguen a reconocer cmo y por qu lacultura dominante estimula tanto su complicidad como su impotencia.

    Naturalmente, el objetivo principal de la pedagoga crtica es potenciar a losalumnos para que ellos mismos intervengan en su propia formacin ytransformar los rasgos opresivos de la sociedad en su conjunto que hacennecesaria esta intervencin. El enjuiciamiento final de Giroux sobre lasfacciones culturales que ejercen tan tremendo influjo en la vida educativa,cultural y econmica, aunque condenatorio, no excluye la posibilidad delcambio progresivo y de la reforma. Desde el punto de vista de Giroux, losagentes humanos poseen la capacidad de rehacer el mundo tanto por mediode la lucha colectiva en y sobre el mundo material como por medio delejercicio de su imaginacin social.

    2. Vase Henry A. Giroux y Roger Simn, Critical Pedagogy and the Politics ofPopular Culture, en Critical Pedagogy and Popular Culture, comp. por Henry A. Giroux y

    Roger Simn, South Hadley, Mass., Bergin & Garvey Publishers, en prensa.

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    En los escritos de Giroux se percibe un apasionamiento e indignacinpo-dramos hablar tambin de una esperanza militante que apenastienen nada que ver con el distanciamiento y la tranquilidad acadmica deltrabajo cientfico convencional. La vitalidad y a veces ferocidad que

    distinguen la voz crtica de Giroux son expresin a la vez de rabia y defuerza, un legado que en parte proviene de la frustracin vividapersonalmente y del ambiente combativo en que creci en un barrio obrerode Rhode Island. La historia de Giroux ha sido configurada tambin por suparticipacin en las luchas de la dcada de los 60, por su trabajo comoorganizador de la comunidad y por siete aos de profesor en una escuelasuperior. Giroux se refiere a menudo a sus estudios universitarioscalificndolos de accidente histrico. De no haber sido por la beca parabaloncesto que le ayud a dejar las calles de Smith Hill por las aulasuniversitarias, su vida habra tomado sin duda otro rumbo diferente y desdeluego menos ventajoso.3 La pasin por la justicia y la igualdad que, comotodos reconocen, es una de las caractersticas de sus escritos, proviene tantode su experiencia de las diferencias de clase social en sus aos jvenescomo de sus esfuerzos subsiguientes por comprender las vas por las que lainstruccin escolar potencia y estimula a aquellos estudiantes que gozan deuna ventaja social temprana.

    La obra de Giroux pone en manos de los educadores un lenguaje crticoque los capacita para comprender la enseanza como una forma de polticacultural, es decir, como una tarea pedaggica que toma en serio lasrelaciones raciales, de clase, sexo y poder en la produccin y legitimacinde sentido y experiencia. La importancia del lenguaje en cuestin puedededucirse de su indudable capacidad para abordar ciertos temas yproblemas que guardan afinidad con la construccin de una pedagogaliberadora. Algunos de los temas y problemas que durante aos han guiadoel trabajo de Giroux pueden formularse como una serie de interrogantes:cules son las variantes morales contra las que hemos de tomar una actitudpersonal como agentes sociales de cambio? Cmo podemos convertir los

    problemas relacionados con la clase social, la raza, el sexo y el poder encuestiones de calidad y rango educativos? De qu manera podemos, encuanto educadores, oponernos a la cultura dominante con el fin dereconstruir nuestras propias identidades y experiencias y al mismo tiempolas de nuestros estudiantes? Cmo pueden los educadores elaborar unproyecto pedaggico que legitime una forma crtica de praxis intelectual?Cmo es posible reconocer las diferentes y mltiples formas de identidady, sin embargo, enfrentarse a los temas de la voluntad y el empeopoltico? Cul es la diversidad que de hecho silenciamos en nombre deuna pedagoga liberadora? Cmo pueden los educadores llegar areconocer determinadas injusticias que han sido perpetradas en nombre dela educacin? Cmo pueden esos mismos

    3. Vase Bill Reynolds, Henry A. Giroux Has the Working-Class Blues, Sunday]oumal Magazine (Rhode Island), 15 de mayo de 1985, pgs. 4-7.

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    profesores llegar a tomar conciencia de su propia participacin en elempleo de un sistema frecuentemente opresivo que priva a los estudiantesde sus derechos bsicos? De qu modo les es dado a los enseantestrabajar en apoyo de una pedagoga capaz de forjar colectivamente una

    cultura pblica democrtica? Cmo pueden los educadores acoplar unateora de la enseanza con una pedagoga del cuerpo y el deseo? Culesson los lmites de la relacin entre conocimiento, poder y subjetividad?Cmo desarrollamos nosotros de hecho un discurso pblico que integre ellenguaje del poder y los fines con el lenguaje de la intimidad, la amistad yla solicitud? Cmo hablamos de hecho en nombre de la emancipacin sinmostrar desprecio por quienes estn atrapados en las estructuras de ladominacin o la ignorancia, independientemente de su posicin social?Dado que no conocemos qu cosas son histricamente posibles hasta queno las hayamos intentado, cmo pueden los educadores comenzar amentalizar a los estudiantes para que imaginen un futuro en el que laesperanza sea algo prximo y la libertad objeto de nuestros sueos, luchasy, eventualmen-te, victorias? Cuestiones como stas son las que plantea lapedagoga crtica; sus respuestas deben tomar como punto de partida losproblemas reales y concretos con que hoy se enfrentan estudiantes yprofesores. Las cuestiones suscitadas por la pedagoga crtica cuestionesimportantes y pertinentes para la condicin humana, cuestiones formuladascomo parte de un esfuerzo ms general por la liberacin humanason lasmismas que se han de plantear a la historia. En sentido amplio, podemosrepartir la obra de Giroux en dos etapas principales. La primera estreflejada en sus ensayos sobre clase social e instruccin escolar escritos alfinal de la dcadade los 70. En esta poca su nombre se asoci a menudocon un grupo pequeo, pero muy influyente, de tericos educativosentreellos podemos contar a William Pinar, Jean Anyon y Michael Applequerealizaron algunos anlisis importantes de la instruccin escolar que ahoranos parecen un tanto lastrados por su lenguaje econmico poltico y por unconcepto reduccionista de la reproduccin social.1 Mientras que gran parte

    del trabajo llevado a cabo por la escuela crtica en aquel momento conti-nuaba siendo tributario de un cierto determinismo causal y de un marxismoeconomicista, Giroux entrevi muy pronto unas relaciones ms complejasentre lo que suceda en las aulas y el ordenamiento poltico, social, moral yeconmico de la sociedad en general. Giroux sufri un cierto influjo de lanueva sociologa del conocimiento desarrollada a partir de la obra deMichael Young y Basil Bernstein en Gran Bretaa, de los escritos deRaymond Williams, y de los trabajos abiertamente innovadores sobre lassubculturas juveniles emprendidos por Stuart Hall, Richard Johnson, PaulWillis y otros investigadores del Center For Contemporary CulturalStudies de la Universidad de Birmingham. Los intereses tericos deGiroux se centraron muy pronto en los escritos del terico

    4. Vase el libro en prensa en Giroux, Schooling and the Struggle for Public Life:CriticalPedagogy in the Modern Age, Minnepolis, University of Minnesota Press.

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    italiano Antonio Gramsci, del pedagogo brasileo Paulo Freire y de losrepresentantes de la Escuela de Francfort de teora crtica, especialmenteTheodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse y Walter Benjamin.La aportacin ms temprana de Giroux a la tradicin educativa crtica fue

    Ideology, Culture, and the Process of Schooling; constitua una tentativaoriginal, y que se vio coronada por el xito, de establecer un nexoconceptual entre las formulaciones de Gramsci sobre ideologa ydominacin, los conceptos de cultura y alfabetizacin de Freire, la crticade la racionalidad tecnocrtica, del marxismo clsico y de la psicologaprofunda desarrollada por la Escuela de Francfort, y la investigacin sobresociologa de la educacin y teora del curriculum llevada a cabo en losEstados Unidos, Canad, Gran Bretaa y Australia.5 Para Giroux, elconcepto de cultura tuvo que politizarse para salir del estrecho campo decategoras como el arte, la poesa, el teatro y la literatura, y el refundirsetericamente como mbito de contestacin ideolgica y material. Estareformulacin de la cultura contribuy tambin a que Giroux rechazase elpunto de vista marxista clsico, que contemplaba la cultura como un simplereflejo de la base econmica, opinin que, en diversas versiones, influyampliamente en una serie de anlisis marxistas de la enseanza. Losintentos de establecer una correspondencia cuasiespecular entre laeconoma y el curriculum fallaron, en opinin de Giroux, al no poderexplicar la asimilacin de diversos elementos culturales e ideolgicos ennuestras escuelas y en la sociedad en general.

    Theory and Resistance in Education seal otro hito importante en laobra de Giroux. En ese libro se ponan en entredicho teoras de lareproduccin social y cultural que prevalecieron despus de la publicacinde Schooling in Capitalist America, de Bowles y Gintis.6 Giroux sostenaque las escuelas son algo ms que simples lugares de reproduccin social ycultural; tambin someta a crtica la idea de que las escuelas se definenexclusivamente por la lgica de la dominacin, y que los profesores sonsimples peones de la clase dominante. Segn Giroux, este tipo de anlisis

    es tericamente defectuoso, polticamente incorrecto y estratgicamenteparalizador. En su opinin, la tendencia presente en el discurso marxianoortodoxo a mirar el impulso del capital como latido del corazn de ladominacin desplaza la atencin crtica de los variados modos en quecultura, poder e ideologa actan, como aparatos de dominacin que sedelatan mutuamente, para formar las subjetividades del estudiante ymantener la separacin jerrquica entre grupos dominantes y grupossubordinados. Para entonces, la obra de Freir y de Gramsci haba alertadoa Giroux acerca de los diversas formas en que se establece y legitima laideologa por

    5. Henry A. Giroux, Ideology, Culture, and the Process of Schooling, Filadelfia,Temple Uni-versity Press, 1981.

    6. Henry A. Giroux, Theory and Resistance in Education, South Hadley, Mass., Bergin& Garvey Publishers, 1983. Vase adems Samuel Bowles y Herbert Gintis, Schooling inCapitalist America, Nueva York, Basic Books, 1976 (trad. cast.:La instruccin escolar en la

    Amrica capitalista, Madrid, Siglo XXI, 1985).

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    medio de las polifacticas y multidireccionales mediaciones ydeterminaciones de cultura, clase social, etnia, poder y sexo. Lacomprensin de Giroux acerca de la relacin dialctica entre estructurasocial y accin humana se lanza claramente contra la idea de que los sujetos

    humanos no hacen sino reflejar una cierta esencia innata y ahistrica, lomismo que contra la idea de que son vctimas pasivas atrapadas en la red delas formaciones ideolgicas. Giroux ha dotado a los agentes sociales de lacapacidad de trascender la ubicacin histrica que les asigna su culturaheredada. En ltima instancia, los individuos no sucumben ante lainevitabilidad de una tradicin que los mantiene prisioneros de ideas yacciones prefijadas, sino que ms bien son capaces de utilizar elconocimiento crtico para alterar el curso de los acontecimientos histricos.Para Giroux, los individuos son al mismo tiempo productores y productosde la historia.

    Giroux est particularmente preocupado por el hecho de que la falta desentido crtico manifestada por la doctrina marxista tradicional en relacincon el concepto de cultura es un obstculo para una comprensin clara de

    cmo se produce, se vehicula, se legitima y se recusa el sentido en lasescuelas y en otras instituciones educativas. Giroux sigue considerando laesfera econmica y las relaciones sociales de produccin como objetivosimportantes de anlisis crtico, aunque estos conceptos ya no puedensuplantar a los de cultura y poder a la hora de explicar las estructurashistricas de dominacin y lucha. Al mismo tiempo, Giroux entiende que elhecho de infravalorar la existencia de la lucha antihegemnica en el campode la cultura escolar hace que los crticos educativos aparezcangeneralmente como consejeros de la desesperanza. Esto era ir a contrapelode lo que, segn Giroux, debera constituir el objetivo de un anlisisverdaderamente crtico de la enseanza escolar. Para decirlo con palabrasde Bertolt Brecht, este tipo de anlisis sobrepasa la explicacin de lo que escon el fin de dar forma, a fuerza de golpes de pensamiento crtico, a lo que

    podra ser.La segunda etapa de los escritos de Giroux est caracterizada por su cre-ciente inters al inicio de la dcada de los 80, por el tema de la accin y laresistencia estudiantil. Influido en ese momento por los escritos tericos deStanley Aronowitz y del socilogo Anthony Gddens (por no citar laetnografa de Paul Willis,Learning to Labour), Giroux comienza a sostenerque las escuelas no sitan plenamente a los estudiantes dentro de una lgicade opresin sin fisuras, en el contexto de la cual incluso las ms radicales einnovadoras reformas daran otro resultado que amables modificaciones delos ms extremos ejemplos de patologa social. Ms bien existen espacios ytensiones dentro de las situaciones escolares que ofrecen a los estudiantes laposibilidad de resistencia. Reconociendo la primaca del capital y de lasdesiguales relaciones de poder como elementos determinantes de la

    opresin, Giroux insiste en que aqullos no eliminan completamente laposibilidad de contestacin ni la lucha por transformar las situaciones. Enotras palabras, Giroux cree que, en la tarea de sentar los fundamentos de lareforma educativa, los educadores crticos deben prestar

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    especial atencin al proceso de resistencia. Como parte de un discursocrtico acerca de la educacin, la teora de la resistencia es importante porsealar la primaca de la experiencia del alumno como terreno central paracomprender cmo la identidad, la poltica y el sentido construyen

    activamente diferentes intervenciones y mediaciones dentro de la esfera dela instruccin escolar. La categora de la resistencia no pretende servir desimple complemento a la insistencia mecnica en la reproduccin social ycultural, sino que representa una reconstruccin terica de cmo estnsituadas, investidas y construidas las subjetividades como parte delcomplejo mundo de la regulacin moral y poltica. Para Giroux, es esencialque las escuelas sean contempladas como lugar de lucha y de posibilidad, yque los profesores se vean apoyados en sus esfuerzos por comprender y a lavez transformar las escuelas entendidas como instituciones de luchademocrtica.

    Giroux tambin aclara que, si bien es virtualmente imposible vivir fuerade la ideologa, existe una necesidad apremiante de poner al descubierto lasreglas ideolgicas de la formacin, su relacin con la necesidad, con lapoltica de resistencia, y con la elaboracin de necesidades y deseos. Laideologa se entiende aqu en el sentido productivo ms amplio como unamovilizacin de sentido cuyos efectos pueden verse en la manera en quelos individuos van clasificndose a travs de las contradicciones ycomplejidades de la vida de cada da. La ideologa no es simplemente unaimposicin que ata a las personas obligndolas a mantener una relacinimaginaria con el mundo real; es ms bien una forma de experiencia,construida como tal activamente y perteneciente en lo fundamental alorden de lo vivencial, que est en conexin con los modos en que seentrecruzan sentido y poder en el mundo social. La ideologa se dejatraslucir por medio de imgenes, gestos y expresiones lingsticas, relacio-nados no slo con cmo y qu se piensa, sino tambin con cmo y qu sesiente y se desea. En este sentido, la ideologa est implicada en laproduccin y autogeneracin de las subjetividades dentro de los dominios

    privado y pblico de la vida de cada da. Tambin es central la tarea decomprender en qu medida es transitorio el sujeto, por constituir ste dehecho el fundamento de la accin, pero al mismo tiempo porque ofrece lamayor esperanza de crear un discurso en el que los individuos puedenactuar con conviccin y metas polticas.7 Consiguientemente, losprofesores necesitan descubrir cmo construyen sus estudiantesactivamente el significado a travs de las mltiples formaciones deexperiencia vivida que despiertan en sus vidas una sensacin de esperanzay posibilidad.

    Giroux sostiene que los estudiantes deberan aprender a comprender las

    7. Para una discusin afn de la ideologa, vase Peter MacLaren, Ideology, Science,and the Politics of Marxian Orthodoxy: A Response to Michael Dale,Educational Theory,

    37 (1987), 301-326; Peter McLaren, The Politics of Ideology in Educational Theory,Social Text(de prxima aparicin).

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    posibilidades transformadoras encerradas en la experiencia. Con el fin deacre-' centar el valor de esta posibilidad, los profesores deben hacer que elconocimiento del aula sea relevante para la vida de sus estudiantes, demanera que stos tengan voz y voto; es decir, los profesores deben

    confirmar la experiencia del estudiante como parte del encuentropedaggico, para el cual han de ofrecer contenidos curriculares y prcticaspedaggicas que encuentren resonancia en las experiencias vitales de losestudiantes. Tambin es importante, segn el punto de vista de Giroux, quelos profesores no se limiten a hacer que la experiencia sea relevante para losestudiantes, sino que conviertan esa experiencia en algo problemtico ycrtico; para ello han de investigar los supuestos ocultos de dichaexperiencia. La direccin crtica es necesaria para ayudar a los estudiantes areconocer las implicaciones polticas y morales de sus propias experiencias.De esta manera, los profesores necesitan desarrollar un enfoque pedaggicoen el que las experiencias y acciones del estudiante no sean aprobadas demanera absoluta, lo que incapacitara a los estudiantes para reconocer, ensus interacciones cotidianas con los dems, ejemplos indeseables deconducta, por ejemplo, de racismo o sexismo. Y finalmente, Giroux afirmaque, en ltimo trmino, los profesores han de conseguir que elconocimiento y la experiencia sean emancipadores, capacitando a losestudiantes para desarrollar la imaginacin social y el coraje cvico que lespermita intervenir en su autoformacin, en la formacin de otros y en elciclo socialmente reproductivo de la vida en general.

    Education Under Siege, escrita en colaboracin con Stanley Aronowitz,es la obra en la que Giroux invoca por primera vez el concepto de escuelascomo esferas pblicas democrticas.8 Las esferas pblicas democrticasincluyen redes pblicas tales como escuelas, organizaciones polticas,iglesias y movimientos sociales que contribuyen a la instauracin deprincipios democrticos y prcticas sociales por medio del debate, eldilogo y el intercambio de opiniones. Giroux, que ya haba empezado adesarrollar este concepto en el ltimo captulo de Theory and Resistance

    tambin Aronowitz lo haba estudiado en su obra anterior, The Crisis inHistorical Materialism9, le concede ahora un relieve singular. Elconcepto de democracia, objeto de debate pblico, es sin duda complejo;Giroux lo usa en un sentido ligeramente diferente segn el contexto.Generalmente hablando, la democracia viene definida en el nivel de lasformaciones sociales, comunidades polticas y prcticas sociales que sonreguladas por principios de justicia social, igualdad y diversidad. SegnGiroux, las escuelas desempean un significativo papel en elestablecimiento de la democracia local, pero trabajan mejor encolaboracin con otras esferas pblicas democrticas en la

    8. Giroux utiliza las expresiones de sentido opuesto esfera pblica y esferacontrapblica para referirse generalmente a la misma cosa. Stanley Aronowitz y Henry A.Giroux,Education Under Siege, South Hadley, Mass., Bergin & Garvey Publishers, 1985.

    9. Stanley Aronowitz, The Crisis in Historical Materialism, Nueva York, Praeger,1981.

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    lucha ms amplia en pro de la democracia en el nivel estatal y federal degobierno. La primera tarea a la hora de transformar las escuelas en esferaspblicas democrticas sera, en opinin de Giroux, la de desarrollar unlenguaje pblico para educadoresun lenguaje corriente crtico de varios

    tipos que capacitara a profesores y estudiantes para reconstruir la vidapblica en inters de la lucha colectiva y la justicia social. En el tema dellenguaje, Giroux es taxativo: el lenguaje no es slo un instrumento querefleja la realidad social que est ah, sino que l mismo es parcialmenteconstitutivo de lo que en nuestra sociedad se considera real.

    Education Under Siege seala el momento en que Giroux empieza aapropiarse selectivamente de algunos de los avances tericos del filsofofrancs Michel Foucault, especialmente su idea del conocimiento comopoder, concepto que terminar convirtindose en uno de los ejes centralesde alguna de las obras posteriores de Giroux. El concepto de conocimientocomo poder interviene en la formulacin que establece Giroux acerca delpapel que deberan desempear los profesores como intelectualescrticamente comprometidos. El conocimiento no puede continuar siendo

    visto como algo objetivo, sino que ha de comprenderse como parte de lasrelaciones de poder que, adems del poder mismo, producen a quienes sebenefician de l. Cada una de las formas de conocimiento puede situarsedentro de relaciones de poder especficas; con el paso del tiempo, losgrupos rectores transforman determinadas formas de conocimiento enregmenes de verdad. Segn Giroux, un avance esencial que facilitara elque los profesores pusieran en tela de juicio los regmenes de verdadexistentes, especialmente en la medida en que stos influyen en aspectoscurri-culares y pedaggicos, puede lograrse de la mejor manera si losprofesores asumen el papel de intelectuales transformativos que emprendendeliberadamente una prctica de transformacin social, por ejemplo, contrael ejercicio, bajo la apariencia de neutralidad poltica, de la inteligenciaarcana o conocimiento especializado. De hecho, Giroux pone mucho

    cuidado en desligar el trmino intelectual de su uso tradicional y denociones permanentemente relacionadas con ese uso, tales como elitismo,excentricidad y manipulacin de ideas. Con toda claridad, como intelectualtransformativo, el profesor debe comprometerse en las siguientes tareas: laenseanza como prctica emancipadora, la creacin de escuelas comoesferas pblicas democrticas, la recuperacin de una comunidad devalores progresistas compartidos y el fomento de un discurso pblicocomn unido a imperativos democrticos de igualdad y justicia social. Alcontrario que los intelectuales hegemnicos o acomodaticios, cuyo trabajose desarrolla a la orden de quienes detentan el poder y cuyas intuicionescrticas se mantienen al servicio del statu quo, los intelectualestransformativos se toman en serio la primaca de la tica y la poltica en sucompromiso crtico con los estudiantes, las autoridades y la comunidad

    correspondiente. Estos ltimos trabajan incansablemente, dedicados a haceravanzar la democracia y a realzar la calidad de la vida humana.

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    Un camino para profundizar en el conocimiento de la obra de Girouxnos lo ofrecen sus puntos de vista sobre el escritor cientfico y su obra.Giroux rechaza la idea de que los escritores cientficos crticos tengan queser objetivos o neutrales, sencillamente porque, segn cree l, esto es

    imposible y adems indeseable. Que Giroux considera sus propios escritoscomo parte de un proyecto poltico en marcha, lo demuestran susconstantes esfuerzos por relacionar la erudicin crtica con otras formasms amplias de lucha opositora. En opinin de Giroux, la conciencia socialdel sabio viene suplantada demasiado a menudo por la voluntad de poder,el deseo de seguridad dentro del mbito acadmico, el xito personal y elreconocimiento. De este modo, la investigacin cientfica quedacomprometida en la medida en que se adapta al statu quo de la disciplina,tiene como destinatarios preferentes a los colegas del autor ms que alpblico en general, y se la juzga segn el rigor emprico de sus argumentosy el (equivocado) concepto de neutralidad cientfica. Consiguientemente,Giroux se niega a establecer una distincin entre su responsabilidad comointelectual pblico y su papel como profesor universitario.

    Uno de los aspectos ms impresionantes de la obra de Giroux es suconstante alejamiento de los rgidos parmetros de la certeza doctrinaria.Su rechazo a permitir que su obra se convierta en tributaria de cualquierforma de ortodoxia ha dotado a sus escritos de enorme flexibilidad tericay de un rigor cada vez mayor; por otra parte, sus esfuerzos por fecundar susideas con puntos de vista procedentes de otros mbitos tericos hanprovocado un ininterrumpido afinamiento de sus intereses intelectuales ypolticos, y, en ltimo trmino, un punto de vista renovado e integrado. Lahabilidad de Giroux para fundir los horizontes de teoras antiguas yactuales entre s, con el horizonte de su propia visin, se puede percibir ensu reciente enfrentamiento crtico con las obras de John Dewey, GeorgeCounts y C. Wright Mills, as como con algunas obras especialmenterepresentativas de la teora feminista y de la teologa de la liberacin.

    En este momento resulta especialmente difcil situar la obra de Giroux

    dentro de una escuela concreta de pensamiento, por la sencilla razn de queraramente toca el mismo tema sin redimensionar sus lmites y enriquecerlocon nuevos matices y puntos de vista.10 Negndose a buscar sus padresideales en Marx, Gramsci, Foucault, u otros, Giroux sigue evolucionando.Su obra, desde los primeros escritos hasta las publicaciones ms recientes,muestra una vitalidad caracterstica, que probablemente proviene de suininterrumpido esfuerzo por poner en primer plano la naturaleza dialcticade la vida social, y ms en concreto la interaccin mutuamente informantede estructura y accin, lenguaje y deseo, crtica y esperanza.

    Los escritos de Giroux siguen mostrando la impronta de sus msprofundas inquietudes y compromisos. ltimamente ha tratado deintroducir ulteriores

    10. Giroux, Schooling and the Strunggle for Public Life.

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    matices en su concepto de instruccin escolar como una forma de polticacultural, particularmente con respecto al tema de la pedagoga y la participacindel estudiante. Giroux reconoce que la pedagoga es sobre todo una praxis

    pol-; tica y tica, as como una construccin condicionada social e histricamente;la pedagoga no debe limitar su campo de accin a las aulas, sino que estcomprometida en todas aquellas tentativas que pretenden influir en la produccin y construccin de significado, es decir, en el modo en que se produceny en el tipo de conocimiento e identidades sociales producidos dentro y enmedio de conjuntos particulares de relaciones sociales.11 La pedagoga no tiene que ver nicamente con las prcticas de enseanza, sino que implicatambinun reconocimiento de la poltica cultural que sirve de soporte a tales prcticas.12 El hecho de que la pedagoga est implicada en la construccin socialdel conocimiento y la experiencia confirma, en opinin de Giroux, que es de

    verdad posible unapedagoga de la posibilidad, porque si el mundo de unomismo y de los dems ha sido construido socialmente, de la misma manerapuede ser desmantelado, anulado y rehecho crticamente.

    Una pedagoga crtica reconoce las contradicciones existentes entre laaper-

    tura de las capacidades humanas que nosotros estimulamos en una sociedaddemocrtica y las formas culturales que se nos ofrecen y dentro de lascuales vivimos nuestras vidas." La pedagoga seguir teniendo razn de sermientras existan tensiones y contradicciones entre lo que es y lo que debeser. Pocos escritores han sido tan constantes como Giroux en la defensa dela idea de que los educadores necesitan articular claramente su objetivo,fijar las metas, y definir las condiciones de la enseanza pblica como partede un proyecto democrtico ms amplio. Al mismo tiempo, Giroux esconsciente de que la bsqueda de la transformacin de uno mismo y de la

    sociedad no debe plantearse como una verdad categrica absoluta, sinocomo una verdad situacional y relacional. Una pedagoga de la liberacinno tiene respuestas ltimas. Est siempre en marcha.

    Los escritos que integran este volumen llevan la impronta de gran partede la obra de Giroux. Abundan los pasajes premonitores destinados apromover el desarrollo del aprendizaje prctico con fines emancipadores.Los ejemplos de la primera etapa de Giroux conservan actualmente granparte de su importancia terica. El hecho de que Giroux no haya eliminadoalgunas incoherencias, en modo alguno les resta importancia como desafopara profesores e investigadores que traten de comprender las complejasinteracciones existentes entre la enseanza, la construccin de la identidad,el desarrollo de relaciones sociales democrticas, y el desafo de latransformacin social.. Estos captulos

    11. Giroux y Simn, Critical Pedagogy and Politics of Popular Culture.12. Ibd.13. Vase Peter McLaren, The Anthropological Roots of Pedagogy: The Teacher as

    LiminalServant.Anthropology and Humanism Quarterly (de prxima aparicin).

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    permitirn al lector captar la obra de Giroux como un conjunto de prcticashistricas; en ellos quedan reflejados su desarrollo ininterrumpido y elcompromiso con diversos aspectos del pensamiento educativo crtico.Adems, estos captulos revelan tanto los principios estructuradores de la

    obra anterior de Giroux como su permanente preocupacin por repensar deuna forma ms crtica y dialctica la base terica y el proyecto poltico queinforma su obra.

    Para finalizar, se puede decir que la obra de Giroux constituye unapedagoga de lo concreto, en la cual lo que puede ser ya est sembrado,como algo actual y real, en las semillas de lo que es. Esta pedagogapretende, en palabras de Jessica Benjamn, traer la poltica al campo de lainmanencia.14 En ltimo trmino, representa un esfuerzo armnico por noexaltar los principios abstractos y universales sobre la particularidadconcreta e individual de la necesidad.15 Es una pedagoga que reconoce quetodos los regmenes de verdad son estrategias temporales de contencin. Lacuestin es, como nos recuerda Giroux, expurgar lo que se considera comoverdad de todos sus efectos opresivos y antidemocrticos. En un mundocomo el nuestro, declaradamente hostil hacia el futuro, semejante proyectode posibilidad est en desacuerdo con el referente estndar segn el cual lamayora de educadores juzgan la obra terica: facilitar dicho proyecto laprctica en el aula? La respuesta depender naturalmente de lo que seentienda por prctica. Si con este trmino nos referimos a algo parecido a unlibro de cocina o a un manual que nos explica cmo se hace una cosadeterminada, la respuesta es un rotundo no. Entender la prctica en estostrminos es quedar a merced de un discurso de andar por casa que estableceuna falsa dicotoma entre teora y prctica, con lo que de hecho se elimina surelacin dialctica. Semejante lgica da por sentado que los juicios acerca delo que debera ser la prctica educativa son internos a la practicidad deltrabajo mismo del aula, con lo que se infravalora el potencial transformativode la pedagoga en favor de procedimientos instrumentales que actanindependientemente de sus efectos.16 Si, por el contrario, entendemos que la

    prctica hace referencia a un compromiso cotidiano en la construccin de unlenguaje ms potenciador por medio del cual sea posible pensar y actuarcrticamente en la lucha en favor de unas relaciones sociales democrticas yde la libertad humana, nuestra respuesta ser s. La obra de Giroux nosofrece la oportunidad de llevar a cabo una transformacin concreta y prcticade nuestra enseanza. Y uno de los propsitos de este libro es, naturalmente,ayudar a los educa- dores a distinguir entre prctica instrumental, por unaparte, y prctica potenciadora, por otra.

    14. Jessica Benjamn, Shame and Sexual Politics, New German Critique, 21 (otoode 1982), 132.

    15. Ibd., 15316. Richard Smth y Anna Zantiotis, Practical Teacher Education and the Avante

    Garde, Schooling, Politics, and the Struggle for Culture, comp. por Henry A. Giroux y

    Peter McLaren, Albany, State University of New York Press, de prxima aparicin.

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    Giroux sigue prestando un importante servicio a los educadores por lasencilla razn de que aborda directamente los problemas y temas que tienenque ver con el futuro de nuestras escuelas y de la sociedad en general.Plantea cuestiones que ponen en entredicho el papel que hasta hoy han

    desempeadoy siguen desempeandolas escuelas en la promocin dellegado histrico de nuestra nacin acerca de crear una sociedad justa ydemocrtica para todos. Giroux reconoce que la historia permanecersilenciosa si nosotros no le hacemos ninguna pregunta. Con el pretexto deese silencio, la historia puede volver a repetirse, con las injusticias y lainhumanidad que, en el pasado, han puesto al mundo en tan grave peligro.Al enfrentarse con xito a los silencios estructurados de la historia y aldesarrollar, tambin con xito, una nueva visin de una sociedad fundadaen la esperanza y el esfuerzo liberador, Giroux se ha convertido en uno delos ms importantes y significativos tericos de la educacin en nuestrosdas, y ciertamente en uno de los ms prolficos y perspicaces analistas dela actual literatura cientfica sobre los problemas de la escuela y laenseanza.

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    AGRADECIMIENTOS

    Cuando mi amigo y colega Peter McLaren me sugiri por primera vezque tomase en consideracin el proyecto que con el tiempo iba aconvertirse en este libro, me asaltaron las dudas. No saba si incluirartculos de una primera poca que, en mi propia opinin, no reflejaban

    adecuadamente el punto de vista o los intereses tericos de mi obra actual,especialmente de mis escritos recientes sobre temas de tica, culturapopular y filosofa pblica. Sin embargo, y a pesar de estas reservasiniciales, decid publicar esta coleccin de ensayos por diversas razonesprcticas y polticas.

    Entre las razones prcticas mencionar que, desde hace varios aos, heestado recibiendo cartas de profesores de la escuela pblica que me pedanmuchos de los artculos reunidos en este volumen. Curiosamente, muchosde los profesores a los que mi obra les ha hecho reaccionar con respecto asu propia enseanza han experimentado que mis primeros trabajos les eranespecialmente tiles para su propio desarrollo como educadores crticos eintelectuales pblicos. Este libro es, en parte, una respuesta a esasreacciones y pretende seguir contribuyendo a la cultura pblica de los

    incontables profesores que diariamente dan muestras en sus clases delvalor, dignidad y visin necesarios para tomar en serio las vidas de susalumnos. Para ellos precisamente he tratado de reunir estos ensayos queofrecen algunas ideas, concretas desde el punto de vista terico y prcticasdesde el punto de vista pedaggico, que podran mejorar la tarea diaria dela enseanza.

    Entre las razones polticas dir que, para m, ha ido creciendo enimportancia el hecho de demostrar con mi propia obra cmo se construyehistricamente un discurso crtico acerca de la instruccin escolar. Ellenguaje de la educacin no es slo terico o prctico; es tambinrelacional y ha de ser comprendido en su gnesis y desarrollo como partede una red ms amplia de tradiciones histricas y contemporneas, deforma que nos hagamos personalmente conscientes de los principios yprcticas sociales que le dan sentido. Percibir de

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    dnde procede nuestro lenguaje, cmo est sustentado y cmo funcionapara nombrar y construir experiencias particulares y formas sociales es unaspecto central del proyecto de teora crtica. Este libro demuestra eseprincipio al reflejar la evolucin terica de mi propia obra como una forma

    particular de poltica cultural. Espero de esta manera ofrecer al lector unaoportunidad para analizar los diferentes empalmes tericos y polticos queconstituyen este viaje particular a travs del campo de minas ideolgico dela enseanza contempornea.

    Mirando hacia atrs, veo que muchos de mis primeros ensayos secaracterizan por el excesivo nfasis puesto en el discurso de dominacin yreproduccin. Igualmente, faltan anlisis adecuados de temas relacionadoscon la organizacin de la experiencia, la subjetividad, el sexo y las formasde opresin de tipo racial, por no mencionar los temas ms amplios de lafilosofa pblica y de la tica. A pesar de todo, creo que en esos escritossigue habiendo muchas cosas aprovechables, tanto terica comopolticamente, para los profesores. Al mismo tiempo, si los yuxtaponemos aotros ensayos mos ms recientes, se percibe claramente que en ninguno de

    ellos se da un proyecto terico acabado y que cada ensayo se ha de releerpor las sugerencias que pudiera ofrecer para el momento presente. Losdiversos captulos de este libro ofrecen una doble oportunidad; por unaparte, permiten examinar la evolucin histrica de un discurso particular;por otra parte, los profesores pueden ejercitar la dialctica de la relectura yla reapropiacin de elementos de un cuerpo de trabajo en el que resuena eleco de preocupaciones contemporneas. Espero que un esfuerzo de estandole termine sugiriendo algunos indicadores crticos tanto parareexaminar el trabajo de los profesores como, donde ello sea necesario,transformarlo con el fin de construir una pedagoga ms crtica y, al mismotiempo, un mundo ms humano.

    Quisiera mencionar aqu a un nmero reducido de personas de quieneshe recibido apoyo y estmulo en una medida fuera de lo normal para

    escribir y reescribir este libro. Mi agradecimiento se dirige en primer lugara Peter McLaren, que con su alegato logr convencerme para que echaseuna mirada retrospectiva a mi obra. Su argumento fue que algunos de misescritos anteriores no slo iban a proporcionar a los educadores unaintroduccin histrica a la teora y prctica de la pedagoga crtica sino que,adems, constituiran una ayuda para aquellos lectores interesados en estaral da en lo referente a avances ms recientes en este campo. Tambinquiero darle encarecidamente las gracias a mi amigo y editor Jim Bergin,por haber apoyado este proyecto desde sus primeros pasos. Una vez ms hecontado con el generoso apoyo y la visin poltica de mi mujer, JeanneBrady. Stanley Aronowitz, Donaldo Ma-cedo, Candy Mitchell, RichardQuantz, Ralph Page, Roger Simn y Jim Giare-lli me impulsaron siempre aseguir clarificando algunos temas centrales de mi obra. Este libro se ha

    enriquecido tambin con las aportaciones de los numerosos profesores yestudiantes con los que he tenido el gusto de trabajar en mis clases, porcorrespondencia, en seminarios y debates pblicos. Naturalmente,

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    Agradecimientos | 27

    slo yo soy responsable de las limitaciones de los trabajos reunidos en estevolumen.

    Mi agradecimiento se hace extensivo a los editores de las publicacionesperidicas que me han permitido reproducir, ligeramente modificados o

    inalterados, los siguientes artculos: Henry A. Giroux, Los profesorescomo intelectuales transformativos, reimpreso a partir de SocialEducation, con permiso del National Council for the Social Studies; HenryA. Giroux, Crisis y posibilidades en la educacin,Issues in Education 11(verano de 1984), 376-379, copyright 1984, American EducationalResearch Association, Washington, D.C.; Henry A. Giroux y Anthony N.Penna, Educacin social en el aula: la dinmica del curriculum oculto,Theory and Research in Social Education 7 (primavera de 1979), 21-42;Henry A. Giroux, Hacia una nueva sociologa del curriculum,Educational Leadership, (diciembre de 1979), 248-253, reimpreso conpermiso de la Association for Supervisin and Curriculum Development yHenry A. Giroux, copyright 1979 de la Association for Supervisin andCurriculum Development, todos los derechos reservados; Henry A. Giroux,Repensando el lenguaje escolar, Language Arts 61 (enero de 1984), 33-40, reimpreso con permiso del National Council of Teachers of English;Henry A. Giroux, Escritura y pensamiento crtico en los estudiossociales, Curriculum Inqury 8 (1979), 291-310; y Henry A. Giroux yPeter McLaren, Reproduciendo la reproduccin, Metropolitan Review 1(primavera de 1986), 108-118. Algunos de los captulos de este libro vieronla luz pblica por primera vez, de forma notablemente diferente, en lassiguientes revistas: Boston University Journal of Education, DalhousieReview, The Review of Education, Interchange, Telos, Philosophy andSocial Criticism, New Education yEducational Forum.

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    INTRODUCCIN DEL EDITOR

    POR PAULO FREIR

    Adems de un excelente maestro, Henry A. Giroux es un pensador. Estopor s solo sera suficiente para influir positivamente en los numerososestudiantes que cada semestre toman contacto con su poderoso discursocrtico. Semejante afirmacin podra sugerir a los menos crticos laposibilidad de que alguien pueda ser un excelente maestro, o simplementeun maestro, sin tener que pensar profundamente acerca de la relacin queguarda el objeto de su enseanza con otros objetos. De hecho, esto no esposible. No resulta viable escribir o hablar acerca de determinadoscontextos o temas, o proponerlos como objeto aislado de enseanza, sintomar seriamente en cuenta aquellas fuerzas culturales, sociales y polticasque les dan forma.

    Ms que su postura epistemolgica, que nos exige superar el modoingenuo de interaccin con el objeto, lo que realmente caracteriza a Girouxcomo excelso terico es su insistencia en que prestemos atencin a lascomplejas relaciones que median entre los objetos. Lo que le caracterizacomo un buen escritor es su estilo estticamente agradable, que cautiva lamente del lector con abundantes y bellas metforas que captan la esencia

    del contexto y del contenido de los temas acerca de los cuales escribe. Estapostura epistemolgica, juntamente con su agilidad y sentido del lenguaje,sealan a Giroux como un intelectual que, al hacer del pensamiento unpresupuesto de la existencia, se ha convertido en un gran pensador. Todosnosotros pensamos, pero no todos somos necesariamente pensadores.

    La creatividad de Giroux, su actitud abierta a todas las cuestiones, sucuriosidad, sus dudas, su incertidumbre frente a las certezas, su valor paraasumir el riesgo y sus rigurosos enfoques metodolgicos y tericosaplicados a temas importantes hacen de l uno de los grandes pensadoresde este momento, no slo en los Estados Unidos, sino tambin en otrosmuchos pases donde se le lee amplia y crticamente y donde la fuerza y laclaridad de su pensamiento han contribuido a dar forma al discursofilosfico y educativo actual.

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    Lo que a m me gustara resaltar de Giroux y de su comprensin totaldel mundo y de su proceso de transformacin es su visin de la historiacomo una posibilidad. Para Giroux no existe esperanza sin un futuro al quehay que hacer, construir, dar forma. Para Giroux, la historia como

    posibilidad significa que maana no es algo que necesariamente va asuceder, ni es una simple repeticin del da de hoy con una carasuperficialmente maquillada para que pueda continuar siendo lo mismo. Lacomprensin de Giroux de la historia como posibilidad reconoce elincuestionable papel de la subjetividad en el proceso del conocimiento. Asu vez, esta modalidad de la comprensin caracteriza su manera crtica yoptimista de comprender la educacin.

    En la medida en que yo entiendo la historia como posibilidad,reconozco:1. Que la subjetividad ha de desempear un importante papel en el

    proceso de transformacin.2. Que la educacin se convierte en algo relevante en la medida en

    que ese papel de la subjetividad se ve como una tarea histrica y polticanecesaria.

    3. Finalmente, que la educacin pierde significado si no se entiendeque, como todas las prcticas, est siendo sometida a limitaciones. Si laeducacin pudiera hacerlo todo, no habra razn para hablar acerca de suslimitaciones. Si la educacin no pudiera hacer nada, tampoco tendramucho sentido hablar de sus limitaciones.

    La historia como posibilidad significa nuestro rechazo a aceptardogmas, as como nuestro rechazo a aceptar la domesticacin del tiempo.Hombres y mujeres hacen la historia que es posible, no la historia que aellos les gustara hacer, ni la historia que a veces se les dice que deberahacerse.

    No es posible negar la fuerza con la que Giroux nos habla, ni tampocoel poder con que nos orienta hacia una esperanza renovada, incluso cuandosu anlisis pueda entristecernos. En este nuevo libro, una vez ms, Henry

    Giroux nos reta con sus crticas y brillantes discusiones tericas acerca detendencias que constituyen la slida base necesaria para comprender y, almismo tiempo, promocionar el discurso actual en materia educativa.

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    INTRODUCCI

    N: LOS PROFESORES COMO

    INTELECTUALES

    La teora educativa crtica y el lenguaje de la crtica

    La pedagoga radical surgi con todas sus fuerzas como parte de lanueva sociologa de la educacin en Gran Bretaa y los Estados Unidoshace una dcada como respuesta crtica a lo que en sentido ampliopodramos llamar la ideologa de la prctica educativa tradicional.1Preocupada por el imperativo de recusar la idea tcita dominante de que lasescuelas son el principal mecanismo para el desarrollo de un orden socialdemocrtico e igualitario, la teora educativa crtica se impuso a s misma latarea de desvelar cmo se producen la dominacin y la opresin dentro delos diversos mecanismos de la enseanza escolar. En lugar de aceptar laidea de que las escuelas son vehculos de democracia y movilidad social,los crticos educativos problematizaron este supuesto. Al hacerlo, suprincipal tarea ideolgica y poltica consiste en desenmaraar la madeja

    referente al modo en que las escuelas reproducen la lgica del capital atravs de las formas ideolgicas y materiales de privilegio y dominacinque estructuran las vidas de estudiantes de diversas agrupaciones basadasen la clase social, el sexo y la etnia.

    En su mayora, los crticos radicales estn de acuerdo en que loseducadores tradicionalistas se han negado generalmente a interrogarsesobre la naturaleza poltica de la enseanza pblica. De hecho, lostradicionalistas han eludido enteramente el tema con el intento paradjicode despolitizar el lenguaje de la

    1. Los textos ms famosos de la dcada de 1970 fueron: Michael F. D. Young, comp,Know-ledge and Control, Londres, Collier-Macmillan, 1971; Basil Bernstein, Class, Codes,and Control, vol. 3, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1977; Samuel Bowles y Herbert

    Gintis, Schoong in Capitalist America, Nueva York, Basic Books, 1976 (trad. cast.: Lainstruccin escolar en la Amrica capitalista, Madrid, Siglo XXI, 1985); Michael Apple,Ideology and Curriculum, Londres, Routlegde & Kegan Paul, 1977 (trad. cast.: Ideologa ycurricula. Torrejn de Ardoz, Akal, 1986).

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    enseanza escolar, al tiempo que se reproducen y legitiman ideologascapitalistas. La expresin ms obvia de este enfoque puede verse en eldiscurso positivista que determin y sigue determinando todava lacorriente principal de la investigacin y la poltica educativas; las

    preocupaciones ms importantes de este discurso se centran en el dominiode las tcnicas pedaggicas y en la transmisin del conocimiento que puedeser instrumentalizado por la sociedad existente.2 En la visin del mundo delos tradicionalistas, las escuelas son simplemente lugares donde se imparteinstruccin. Se ignora sistemticamente el hecho de que las escuelas sontambin lugares culturales y polticos, lo mismo que la idea de querepresentan reas de acomodacin y contestacin entre grupos culturales yeconmicos con diferente nivel de poder social. Desde la perspectiva de lateora educativa crtica, los tradicionalistas dejan de lado importantescuestiones acerca de las relaciones existentes entre conocimiento, poder ydominacin.

    De este anlisis han surgido un nuevo lenguaje terico y una actitudcrtica que sostienen que las escuelas, dentro de la amplia tradicinhumanstica occidental, no ofrecen oportunidades para la potenciacinpersonal y social en la sociedad en general. Contrariamente a lo quedefienden los tradicionalistas, los crticos izquierdistas presentanargumentos tericos y pruebas empricas que demuestran que las escuelasson de hecho agentes de reproduccin social, econmica y cultural.3 En elmejor de los casos, la enseanza pblica ofrece una movilidad individuallimitada a miembros de la clase trabajadora y de otros grupos oprimidos,pero en s misma es un poderoso instrumento para la reproduccin de lasrelaciones capitalistas de produccin y de las ideologas dominantes quepretenden legitimar a grupos que estn en el poder.

    Los crticos radicales de la educacin presentan un abanico de tilesmodelos de anlisis e investigacin capaces de desafiar la ideologaeducativa tradicional. Contra la pretensin conservadora de que lasescuelas transmiten conocimiento objetivo, los crticos radicales han

    desarrollado teoras del curriculum oculto y de la ideologa que identificanlos intereses especficos subyacentes a las diferentes formas deconocimiento.4 En lugar de contemplar el conocimiento escolar como algoobjetivo, destinado simplemente a ser transmitido a los estudiantes, lostericos radicales sostienen que el conocimiento escolar es unarepresentacin particular de la cultura dominante, un discurso privilegiadoconstruido a travs de un proceso selectivo de nfasis y exclusiones.5 Con-

    2. Para un anlisis de esta posicin, vase Henry A. Giroux, Ideology, Culture, and theProcess of Schooling, Filadelfia, Temple University Press, 1981.

    3. El ejemplo ms conocido de esta postura se encuentra en Bowles y Gintis, Schoolingin Capitalist America (trad. cast.:La instruccin escolar en la Amrica capitalista, Madrid,Siglo XXI, 1985). La bibliografa sobre la escolaridad y la tesis reproductiva ha sidorevisada crticamente en Henry A. Giroux, Theory and Resistance.

    4. Para anlisis recientes de esta posicin, vase Henry A. Giroux y David Purpel, TheHid-den Curriculum and the Moral Education, Berkeley, McCutchan Publishing, 1983;Jeannie Oakes, Keeping Track: How Schools Structure Inequality, New Haven, YaleUniversity Press, 1985.

    5. Apple,Education and Power(trad. cast.:Educacin y poder, Barcelona, Paids,1987).

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    Introduccin I 33

    tra la pretensin de que las escuelas son nicamente lugares de instruccin,los crticos radicales sealan el hecho de la transmisin y reproduccin deuna cultura dominante en las escuelas. Lejos de mantenerse neutral, lacultura dominante en las escuelas se caracteriza por ordenar selectivamente

    y legitimar formas de lenguaje, relaciones sociales, experiencias vitales ymodos de razonamiento privilegiados. En esta visin, la cultura apareceligada al poder y a la imposicin de un conjunto especfico de cdigos yexperiencias de la clase dominante.6 Pero la cultura escolar, se afirma,acta no slo confirmando y privilegiando a los estudiantes procedentes delas clases dominantes, sino tambin descalificando, por medio de laexclusin y el insulto, las historias, experiencias y sueos de grupossubordinados. Finalmente, contra la pretensin tradiciona-lista de que lasescuelas son apolticas, los educadores radicales ilustran de qu modo elEstado, por medio de sus concesiones selectivas y polticas de titulacinacadmica y poderes legales, influye en la prctica escolar en favor dedeterminadas ideologas dominantes.7

    A pesar de sus clarividentes anlisis tericos y polticos de la enseanzaescolar, la teora educativa radical tiene importantes lagunas, la ms seriade las cuales es su fracaso a la hora de proponer algo que vaya ms all dellenguaje de la crtica y la dominacin. Es decir, los educadores radicalespermanecen atascados en un lenguaje que conecta las escuelas sobre todocon las ideologas y prcticas de dominacin, o con los estrechosparmetros del discurso de economa poltica. Segn este punto de vista,las escuelas aparecen exclusivamente como centros de reproduccin social,que producen trabajadores obedientes para el capital industrial; elconocimiento escolar se rechaza generalmente como una forma deideologa burguesa; por su parte, a los profesores se les describe a menudocomo si estuviesen atrapados en un aparato de dominacin que acta con laprecisin de un reloj suizo. Lo trgico ha sido que esta postura impide a loseducadores de izquierda desarrollar un lenguaje programtico para la refor-ma pedaggica o de la escuela. En este tipo de anlisis hay escasa

    comprensin de las contradicciones, espacios y tensiones caractersticos dela enseanza. Hay tambin muy pocas posibilidades para desarrollar unlenguaje programtico, ya sea para una pedagoga crtica, ya sea con vistasa la lucha institucional y comunitaria. Los educadores crticos hanconcentrado su anlisis en el lenguaje de la dominacin hasta tal punto queeste simple hecho socava toda esperanza concreta de desarrollar unaestrategia educativa progresiva y con dimensin poltica.

    Pero los tericos crticos, con pocas excepciones, no se han limitado atergi-

    6. El libro ms influyente sobre esta posicin ha sido el de Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron, Reproduction in Education, Society, and Culture, Beverly Hills, Calif.,Sage, 1977 (trad. Cst:La reproduccin, Barcelona, Laia, 21981).

    7. Como ejemplos ms recientes de esta posicin habra que contar: Arthur Wise,Legislated Leaming, Berkeley, University of California Press, 1979; Martin Carnoy y HenryLevin, Schooling andWork in the Democratic State, Stanford, Calif., Stanford UniversityPress, 1985.

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    versar la naturaleza contradictoria de las escuelas, sino que, adems, hanrenunciado a la necesidad poltica de ofrecer una alternativa al intentoconservador de dotar de apoyo ideolgico a sus puntos de vista sobre laeducacin pblica. Como consecuencia, los conservadores han explotado

    astutamente los temores pblicos acerca de las escuelas sin que loseducadores radicales apenas hayan hecho or su voz en contra. Losconservadores no slo han dominado el debate acerca de la naturaleza ycometido de la instruccin pblica, sino que adems han sido ellos los quede manera creciente han sealado las condiciones concretas en torno a lascuales se han desarrollado y llevado a la prctica las recomendacionespolticas, local y nacionalmente.

    En efecto, los educadores radicales han desperdiciado una dobleoportunidad: por una parte, ofrecer una alternativa al ataque conservadorcontra las escuelas pblicas y a las formas habituales en que las escuelasreproducen desigualdades hondamente arraigadas; por otra parte,reconstruir un discurso en el que el trabajo de profesor pueda definirse pormedio de categoras de democracia, potenciacin y posibilidad. Para que la

    pedagoga radical se convierta en un proyecto poltico viable tiene quedesarrollar un discurso que combine el lenguaje de la crtica con el lenguajede la posibilidad. Al hacer esto, ha de ofrecer anlisis que revelen lasoportunidades existentes para las luchas y las reformas democrticas en eltrabajo cotidiano de las escuelas. De igual manera, ha de ofrecer la baseterica para que profesores y otras personas contemplen y experimenten lanaturaleza del trabajo de los enseantes de un modo crtico ypotencialmente transformador. Dos elementos del discurso en cuestin quepersonalmente considero importantes son: la definicin de las escuelascomo esferas pblicas democrticas y la definicin de los profesores comointelectuales transformativos. De ambas categoras tratar ampliamente enel resto del libro, aqu quiero bosquejar algunas de sus implicaciones msgenerales y las prcticas que inspiran.

    Instruccin escolar, esfera pblica, intelectualestransformativos

    Toda tentativa de formular de nuevo el papel de los educadores ha deempezar con la cuestin general de cmo se ha de contemplar el cometidode la instruccin escolar. Personalmente, creo que la necesidad decontemplar las escuelas como esferas pblicas democrticas es central parauna pedagoga crtica viable. Esto significa que las escuelas se han de vercomo lugares democrticos dedicados a potenciar, de diversas formas, a lapersona y la sociedad. En este sentido, las escuelas son lugares pblicosdonde los estudiantes aprenden los conocimientos y las habilidades

    necesarios para vivir en una autntica democracia. En lugar de definir lasescuelas como extensiones del lugar de trabajo o como instituciones devanguardia en la batalla de los mercados internacionales y de lacompetencia extranjera, las escuelas como esferas pblicas democrticas

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    se construyen en torno a formas de investigacin crtica que ennoblecen eldilogo significativo y la iniciativa humana. Los estudiantes aprenden eldiscurso de la asociacin pblica y de la responsabilidad social. Estediscurso trata de recobrar la idea de democracia crtica entendida como un

    movimiento social que impulsa la libertad individual y la justicia social.Por otra parte, el hecho de ver las escuelas como esferas pblicasdemocrticas pone en nuestras manos un argumento convincente paradefenderlas juntamente con formas progresistas de pedagoga y delejercicio de la tarea de ensearcomo instituciones y prcticas esencialesen la realizacin de un importante servicio pblico. Actualmente sedefienden a las escuelas, en lenguaje poltico, como instituciones queproporcionan las condiciones ideolgicas y materiales necesarias para edu-car a los ciudadanos en la dinmica de la alfabetizacin crtica y el valorcivil, y ambas cosas constituyen la base para comportarse cqmo ciudadanosactivos en una sociedad democrtica.

    Esta postura est fuertemente influida por los puntos de vista de JohnDe-wey sobre la democracia, pero en muchos aspectos, que creo merece la

    pena mencionar, los supera. Utilizo la expresin discurso de democraciaen dos sentidos: como equivalente de crtica y como un ideal fundamentadoen una visin dialctica de la relacin que media entre escuela y sociedad.Como equivalente de crtica, la teora y la prctica de la democracia ofrecenun modelo para analizar de qu manera las escuelas bloquean lasdimensiones ideolgica y material de la democracia. Por ejemplo, dichomodelo examina cmo se auto-manifiesta el discurso de dominacin enformas de conocimiento, organizacin social, ideologas de los profesores yrelaciones profesor-estudiante. Adems, el discurso de democracia llevainherente la idea de que las escuelas son lugares contradictorios:reproducen la sociedad general pero, al mismo tiempo, contienen espacioscapaces de resistir la lgica dominante de esa misma sociedad. Como ideal,el discurso de democracia sugiere algo ms programtico y radical. En

    primer lugar, apunta al papel que profesores y administracin pueden de-sempear como intelectuales transformativos que desarrollan pedagogascontra-hegemnicas, las cuales no slo potencian a los estudiantesproporcionndoles el conocimiento y las habilidades sociales quenecesitarn para actuar en el conjunto de la sociedad con sentido crtico,sino que, adems, los educan para la accin transformadora. Esto significaeducarlos para el riesgo, para el esfuerzo por el cambio institucional, y parala lucha tanto contra la opresin como a favorde la democracia fuera de lasescuelas en otras esferas pblicas opositoras y en la sociedad en general. Deesta manera, mi visin de la democracia apunta a una doble lucha. En elprimer caso, mi punto de vista acenta la idea de potenciacin pedaggicay, consiguientemente, apunta a la organizacin, desarrollo y puesta a puntode formas de conocimiento y prcticas sociales dentro de las escuelas. En el

    segundo caso, acentu la idea de transformacin pedaggica, en el sentidode que profesores y estudiantes deben educarse para luchar contra lasdiversas formas de opresin en el conjunto de la sociedad, represen-

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    tando las escuelas slo un lugar importante en el contexto de esa lucha.Este punto de vista difiere profundamente del mantenido por Dewey,porque yo considero que la democracia implica una lucha no slopedaggica sino tambin poltica y social; en mi opinin, una pedagoga

    crtica no es sino una intervencin importante en la lucha por reestructurarlas condiciones ideolgicas y materiales de la sociedad en general, con lavista puesta en la creacin de una sociedad verdaderamente democrtica.8

    En la definicin de las escuelas como esferas pblicas democrticas estimplicado otro tema importante, relacionado con lo ya dicho, y sobre el queyo insisto a lo largo de todo este libro. Al politizar la idea de la enseanzaescolar, se hace posible aclarar el papel que educadores e investigadoreseducativos desempean como intelectuales que actan bajo condicionesespecficas de trabajo y cumplen una determinada funcin social y poltica.Las condiciones materiales bajo las cuales trabajan los profesoresconstituyen la base tanto para delimitar como para potenciar el ejercicio desu funcin como intelectuales. Consecuentemente, los profesores comointelectuales necesitarn reconsiderar y, posiblemente, transformar lanaturaleza fundamental de las condiciones en que se desarrolla su trabajo.Es decir, los profesores deben estar en condiciones de conseguir que sean eltiempo, el espacio, la actividad y el conocimiento los que vertebren la vidadiaria en las escuelas. Ms especficamente, para llevar a cabo su misin deintelectuales, los profesores han de crear la ideologa y las condicionesestructurales que necesitan para escribir, investigar y colaborar entre s en laelaboracin de currculos y el reparto del poder. En definitiva, losprofesores necesitan desarrollar un discurso y un conjunto de hiptesis queles permitan actuar ms especficamente como intelectualestransformativos.9 Como intelectuales, debern combinar la reflexin y laaccin con el fin de potenciar a los estudiantes con las habilidades y losconocimientos necesarios para luchar contra las injusticias y convertirse enactores crticos entregados al desarrollo de un mundo libre de opresiones yexplotacin. Estos intelectuales no estn slo interesados en la consecucin

    de logros individuales o en el progreso de sus estudiantes en sus carrerasrespectivas, sino que ponen todo su empeo en potenciar a los alumnos, deforma que stos puedan interpretar crticamente el mundo y, si fueranecesario, cambiarlo.

    Antes de entrar en la exposicin de lo que significa especficamenta laapropiacin crtica del concepto de intelectual transformativo como partede un discurso ms amplio que entiende que la pedagoga radical es partede una

    8. La relacin entre enseanza escolar y democracia ha sido brillantemente investigada,desde una perspectiva liberal, en John Dewey, Democracy and Education, Nueva York,Free Press, 1916. Una crtica y al mismo tiempo una ampliacin radical de esta posicinpueden encontrarse en Stanley Aronowitz y Henry A. Giroux, Education Under Siege,South Hadley, Mass., Bergin & Garvey, 1985.

    9. El concepto de intelectual transformativo lo usaron por primera vez Aronowitz yGiroux enEducation Under Siege.

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    forma de poltica cultural, deseo elaborar algo ms algunos de los motivosque resultan centrales para una fundamentacin ontolgica de lo queimplica convertir la tarea pedaggica en una praxis radical.

    Hay una serie de importantes conceptos que tienen implicaciones

    metodolgicas para profesores e investigadores que asumen el papel delintelectual transformativo. El referente ms importante para semejantepostura recibe el nombre de memoria liberadora, que es elreconocimiento de aquellos casos de sufrimiento pblico y privado cuyascausas y manifestaciones exigen comprensin y actitud compasiva. Loseducadores crticos deberan comenzar con las manifestaciones desufrimiento que constituyen condiciones pasadas e inmediatas de opresin.El hecho de descubrir el error del sufrimiento pasado y la dignidad ysolidaridad de la resistencia nos hace tomar conciencia de las condicioneshistricas que dan lugar a tales experiencias. Este concepto de memorialiberadora, adems de recuperar peligrosos ejemplos del pasado, centranuestra atencin en el sujeto que sufre y en la realidad de quienes sontratados como los otros. Despus de esto, podemos empezar acomprender la realidad de la existencia humana y la necesidad de que todoslos miembros de una sociedad democrtica contribuyan a transformar lascondiciones sociales actuales de forma que se eliminen tales sufrimientosen el presente.10 La memoria liberadora seala el papel que los intelectualespueden desempear como parte de una red pedaggica de solidaridaddestinada a mantener vivo el hecho histrico y existencial del sufrimientoal desvelar y analizar aquellas formas de conocimiento histrico y popularque han sido suprimidas o ignoradas y a travs de las cuales redescubrimoslos efectos rupturistas del conflicto y la lucha.1.1 La memoria liberadorarepresenta una declaracin, una esperanza, una advertencia en forma dediscurso acerca de que la gente no se limita a sufrir bajo los mecanismos dela dominacin, sino que tambin resiste. Es ms, esa resistencia va unidasiempre a formas de conocimiento y comprensin que son losprerrequisitos tanto para responder con un no a la represin como para

    decirle s a la dinmica de lucha y a las posibilidades prcticas a las queen s misma se dirige.El concepto de memoria liberadora incluye todava otro elemento

    dialctico importante. Nos hace recordar el poder como una fuerzapositiva en la determinacin de verdades alternativas y contrahegemnicas.Es un concepto de evocacin histrica que alienta el recuerdo demovimientos sociales que no slo resisten sino que adems transforman ensu propio inters lo que dicho concepto significa, con el fin de desarrollarsolidaridades en torno a un horizonte alternativo de posibilidades humanas.Es, simplemente, desarrollar un mejor estilo de vida.

    10. Para una discusin del concepto de memoria o recuerdo liberador como parte de latradicin de la teologa de la liberacin, vase Rebecca S. Chopp, The Praxis of Suffering,Nueva York, Orbis Press, 1986.

    11. Michel Foucault, Power and Knowledge: Selected Interviews and Other Writings,comp. por C. Gordon, Nueva York, Pantheon, 1980, pg. 82.

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    Tambin es esencial que los intelectuales transformativos redefinan unapoltica cultural con relacin al resultado del conocimiento, y ms enparticular con respecto a la interpretacin de la pedagoga del aula y la vozdel estudiante. Para los intelectuales transformativos, la pedagoga radical,como forma de poltica cultural, ha de entenderse como un conjuntoconcreto de prcticas que desemboca en determinadas formas sociales, atravs de las cuales se elaboran diferentes tipos de conocimiento, conjuntosde experiencia y subjetividades. Dicho de otro modo, los intelectualestransformativos necesitan comprender cmo las subjetividades se produceny se regulan a travs de formas sociales de naturaleza histrica, y cmoestas formas transportan y encarnan intereses particulares.12 Este punto devista siente, en su misma entraa, la necesidad de desarrollar modos deindagacin que no se preocupen de investigar nicamente cmo se modela,se vive y se soporta la experiencia en el interior de formas socialesconcretas como las escuelas, sino tambin cmo ciertas estructuras de poderproducen formas de conocimiento que legitiman un tipo particular deverdad y estilo de vida. El poder en este sentido tiene, en su relacin con elconocimiento, un significado ms amplio de lo que generalmente suele

    reconocerse. Como seala Foucault, en este caso el poder no slo produceun conocimiento que distorsiona la realidad, sino que al mismo tiempoproduce una peculiar versin de la verdad.13 En otras palabras, el poderno es slo algo mistificador y distorsionante. Su impacto ms peligrosoreside en su relacin positiva con la verdad, en los efectos de verdad queproduce.14

    Los diversos captulos de este libro ofrecen un abanico de perspectivasque se han ido abriendo camino estos ltimos aos. Aqu se tratan temascomo la alfabetizacin, la escritura, los objetivos del aula, el trabajo de lostelogos de la liberacin. Y, contenidos dentro de esta amplia gama detemas concretos, se discuten problemas ms generales: por ejemplo, lanecesidad de volver a concebir las escuelas como esferas pblicasdemocrticas donde profesores y estudiantes colaboren en la forja de una

    nueva visin emancipadora de lo que debe ser la comunidad y la sociedad.En este libro se intenta adems desarrollar un nuevo lenguaje y nuevascategoras con las cuales situar el anlisis de la enseanza escolar. Muchasde esas categoras proceden de la sociologa del conocimiento, de lateologa, de los estudios culturales y de otras tradiciones, y en conjuntoofrecen a los educadores una oportunidad nica para reflexionarcrticamente sobre sus propios comportamientos y sobre la relacin quemedia entre las escuelas y la sociedad.

    No estoy despachando recetas, pues soy el primero en reconocer quetodo discurso, incluido el mo, debe ser acogido crtica y selectivamente:pueden

    12. Vase, en este mismo volumen, Henry A. Giroux y Roger Simn, Estudiocurricular y poltica cultural.

    13. Foucault, Power and Knowledge.14. Sharon Welch, Communities of Resistance and Solidarity: A Feminist Theology of

    Liberation, Nueva York, Orbis Press, 1985, pg. 63.

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    Servirse de l en determinados contextos quienes crean que es apropiadopara su propia enseanza en el aula y para la lucha social. Este libro tratade comunicar una manera determinada de mirar las cosas, un discursocrtico inacabado, pero que tal vez sirva para iluminar lo especfico de la

    opresin y las posibilidades de lucha y renovacin democrticas.

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    1 REPENSANDO ELLENGUAJE

    DE LA INSTRUCCINESCOLAR

    POR HENRY A.GIROUX

    En el ambiente poltico actual apenas se habla de las escuelas y lademocracia, aunque se debate ampliamente el tema de cmo pueden lasescuelas ser ms eficaces para responder a las necesidades industriales ycontribuir a la productividad econmica. Con el teln de fondo de ladisminucin de los recursos econmicos, la ruptura de las coaliciones entrela escuela pblica radical y la liberal y de la erosin de los derechos civiles,el debate pblico acerca de la naturaleza de la instruccin escolar ha sidosustituido por las inquietudes y los intereses de los expertos enadministracin. Es decir, en el contexto de la quiebra y la confusincrecientes, tanto de la sociedad americana como de las escuelas pblicas,ha hecho su aparicin toda la serie de preocupaciones y problemas alconjuro de trminos como input-output, predicibilidad y relacin coste-eficacia.

    Desgraciadamente, en un momento en que necesitamos un lenguajeanaltico para comprender la estructura y el significado de la enseanzaescolar, los americanos se han refugiado en un discurso gerencial yadministrativo, centrado en cuestiones de eficacia y control. Estas ltimashan relegado a un segundo plano las preocupaciones que se refieren a lacomprensin. De maneta parecida, la necesidad de desarrollar en todos losniveles de la enseanza una pedagoga radical, preocupada por laalfabetizacin crtica y la ciudadana militante, ha retrocedido ante elimpulso de una pedagoga conservadora que pone de relieve los aspectostcnicos y la pasividad. El acento no se pone ya en ayudar a los estudiantesa leer crticamente el mundo, sino en ayudarlos a dominar losintrumentos de lectura. La cuestin de cmo los profesores,administradores y estudiantes producen el sentido, y en inters de quin,

    queda postergada ante el imperativo de dominar los hechos. El panoramaes deplorable.Estos temas suscitan cuestiones fundamentales acerca de cmo se

    enfrentan los educadores y las escuelas a estos problemas, aunquesimultneamente sugieren la posibilidad de desarrollar modos de lenguaje,de pensamiento y de ense-

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    42 | El lenguaje de la instruccin escolar

    anza que podran solucionarlos. Quiero insistir en este tema examinandoun aspecto central: cmo hacer que la instruccin escolar sea significativapara conseguir que sea crtica y cmo hacer que sea crtica para conseguirque sea liberadora?

    Teora y lenguaje

    Voy a analizar esta cuestin y las respuestas que ha recibido por partede quienes tienen una visin tradicional de la enseanza escolar. Lacondicin previa para los anlisis de esta clase es la necesidad de un nuevomarco terico y un modo de lenguaje que capacite a profesores, padres yotras personas para comprender tanto los lmites como las posibilidadeshabilitadoras caractersticos de las escuelas. Habitualmente, el lenguajetradicional acerca de la instruccin escolar est anclado en un visin delmundo inspirada bsicamente en el discurso de la psicologa delaprendizaje conductista, que, sobre todo, se preocupa de la mejor manera

    de aprender un determinado cuerpo de conocimientos, y en la lgica de ladireccin cientfica, tal como est reflejada en el movimiento de vuelta a lobsico, los tests de competencia y los esquemas de direccin de sistemas.El resultado ha sido un lenguaje que se interpone como un obstculo paraque los educadores examinen crticamente los supuestos ideolgicos incrus-tados en su propio lenguaje y las experiencias escolares que dichossupuestos ayudan a estructurar.

    Generalmente, el concepto de lenguaje se evala de acuerdo a que seasencillo o complejo, claro o vago, concreto o abstracto. Sin embargo, esteanlisis es fcilmente presa de un error terico, al reducir el lenguaje a unproblema tcnico, a saber, el problema de la claridad. Pero el significadoreal del lenguaje educativo ha de comprenderse como el producto,condicionado por los supuestos que lo gobiernan, de un marco terico

    especfico y, en ltimo trmino, por medio de las relaciones sociales,polticas e ideolgicas a las que apunta y que l legitima. En otras palabras,el problema de la claridad se convierte con frecuencia en una mscara queoculta cuestiones acerca de los valores y los intereses, al tiempo queaplaude ideas bien presentadas en un lenguaje sencillo. Toda teoraeducativa que pretenda ser crtica y liberadora, que quiera tomar en seriolos intereses de la comprensin crtica y la accin autnoma, debe generarun disurso que vaya ms all del lenguaje fijado por la administracin y elconformismo. Un discurso de esta categora requiere lucha y compromisopara que sea asimilado y comprendido. La manera en que el lenguaje puedemitificar y ocultar sus propios supuestos se refleja claramente, por ejemplo,en las etiquetas que los educadores ponen con frecuencia a los estudiantesque, frente a experiencias escolares alienantes y opresivas, responden con

    todo un amplio abanico de conductas de resistencia. Se habla de estudiantesinadaptados, ms que de estudiantes rebeldes o que ofrecenresistencia, pues esta

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    Repensando el lenguaje de la instruccin | 43

    ltima etiqueta suscitara diversas cuestiones acerca de la naturaleza de lainstruccin escolar y de las razones que explican la conducta en cuestinde los estudiantes.

    Generando un nuevo discurso

    En mi anlisis est implcita la necesidad de elaborar un nuevo discursoy tipo de anlisis acerca de la naturaleza de la instruccin escolar, discursoque podra cumplir dos objetivos. Por una parte, examinara y enjuiciaralos defectos y fallos inherentes a la visin tradicional de la instruccinescolar. Por otra parte, debera descubrir nuevas posibilidades depensamiento y organizacin de las experiencias escolares. Con el fin deexplorar las posibilidades de reorganizacin, voy a detenerme en laconsideracin de los siguientes conceptos: racionalidad, problemtica,i