20
XI Jornadas de Economía Crítica Página 1 de 20 Globalización económica, pobreza y desigualdad territorial en México: 1980-2005 JUAREZ-NERI, Víctor Manuel Instituto Politécnico Nacional, México [email protected] 1. Introducción México es un mosaico de múltiples realidades, donde conviven sectores del más alto nivel económico y tecnológico y regiones de grandes rezagos sociales y económicos. Esta desigualdad exige dar respuesta a las nuevas exigencias sociales, la dinámica demográfica, la desigual distribución territorial de la población y de las actividades económicas, así como la mejora de la eficiencia y calidad. Esta solución no sólo requiere mejorar la eficiencia económica, sino que debe incluir la satisfacción de las necesidades sociales. La dinámica económica de México durante las últimas dos décadas no ha sido buena, además las crisis económicas recurrentes y los problemas derivados del atraso de las formas productivas limitan las salidas. El incremento de la productividad y la transformación productiva parecen requisitos indispensables para mejorar la situación del país. Es claro que los retos del desarrollo mexicano se vinculan a situaciones mundiales y locales. El fin de la separación del mundo en dos bloques hegemónicos y la transformación de las condiciones económicas generan una serie de consecuencias que tienen impactos importantes. Se deben buscar las condiciones necesarias para generar un desarrollo más equilibrado, donde la planeación territorial y sectorial deben utilizarse como instrumentos de una política integral; para combatir la pobreza y aumentar producción, empleo, educación, capacitación, autogestión local y productividad; es decir, una política que propicie un sostenido desarrollo social y regional. El objetivo general del trabajo es valorar el impacto de las políticas económicas en las condiciones de vida de la población y en la disminución de las desigualdades socio-territoriales, durante un período que inicia con los grandes cambios ante las crisis económicas, que se presentan a partir de mediados de la década de los 70. Los análisis se derivan desde una perspectiva que concibe a la realidad como un proceso complejo y multidimensional, por lo que se buscará vincular cuatro aspectos generales: las condiciones económicas del país y de las regiones, la dinámica demográfica, la distribución territorial de la población y sus condiciones de vida. Estos aspectos se analizarán desde una perspectiva histórica, buscando identificar regularidades y, en lo posible, elementos causales que permitan generar inferencias para definir caminos a seguir.

Globalización económica, pobreza y desigualdad …webs.ucm.es/info/ec/ecocri/eus/Juarez_Neri.pdf · incremento de la pobreza y la desigualdad, la destrucción de las economías

Embed Size (px)

Citation preview

XI Jornadas de Economía Crítica

Página 1 de 20

Globalización económica, pobreza y desigualdad terr itorial en México: 1980-2005

JUAREZ-NERI, Víctor Manuel

Instituto Politécnico Nacional, México [email protected]

1. Introducción

México es un mosaico de múltiples realidades, donde conviven sectores del más alto nivel económico y tecnológico y regiones de grandes rezagos sociales y económicos. Esta desigualdad exige dar respuesta a las nuevas exigencias sociales, la dinámica demográfica, la desigual distribución territorial de la población y de las actividades económicas, así como la mejora de la eficiencia y calidad. Esta solución no sólo requiere mejorar la eficiencia económica, sino que debe incluir la satisfacción de las necesidades sociales.

La dinámica económica de México durante las últimas dos décadas no ha sido buena, además las crisis económicas recurrentes y los problemas derivados del atraso de las formas productivas limitan las salidas. El incremento de la productividad y la transformación productiva parecen requisitos indispensables para mejorar la situación del país.

Es claro que los retos del desarrollo mexicano se vinculan a situaciones mundiales y locales. El fin de la separación del mundo en dos bloques hegemónicos y la transformación de las condiciones económicas generan una serie de consecuencias que tienen impactos importantes.

Se deben buscar las condiciones necesarias para generar un desarrollo más equilibrado, donde la planeación territorial y sectorial deben utilizarse como instrumentos de una política integral; para combatir la pobreza y aumentar producción, empleo, educación, capacitación, autogestión local y productividad; es decir, una política que propicie un sostenido desarrollo social y regional.

El objetivo general del trabajo es valorar el impacto de las políticas económicas en las condiciones de vida de la población y en la disminución de las desigualdades socio-territoriales, durante un período que inicia con los grandes cambios ante las crisis económicas, que se presentan a partir de mediados de la década de los 70.

Los análisis se derivan desde una perspectiva que concibe a la realidad como un proceso complejo y multidimensional, por lo que se buscará vincular cuatro aspectos generales: las condiciones económicas del país y de las regiones, la dinámica demográfica, la distribución territorial de la población y sus condiciones de vida.

Estos aspectos se analizarán desde una perspectiva histórica, buscando identificar regularidades y, en lo posible, elementos causales que permitan generar inferencias para definir caminos a seguir.

Página 2 de 20

2. Modelo injusto e insostenible.

Existen distintas posiciones teóricas respecto a la posibilidad de alcanzar un desarrollo y, sobre todo, sobre del camino a seguir. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos siguen los dictados de las instituciones financieras internacionales, otros proponen que se haga lo que hicieron en su momento los países desarrollados (Stiglitz 2003), pero cada vez más se considera que es necesario construir nuestro futuro por nuevos caminos teniendo como fundamento esencial el mejoramiento de las condiciones de vida de la población más pobre.

Los efectos de la economía neoliberal son cuestionados incluso por sus promotores mas fervientes como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) quienes reconocen la necesidad de construir ''una globalización mejor'', que reconozca y atienda las desigualdades sociales y propicie una ''aceptable distribución del ingreso'', y que esto es ''esencial no sólo para la reducción de la pobreza y la prosperidad, sino también para la seguridad y la paz''.

Se ha reconocido que existen ''fuerzas del desequilibrio en el mundo'' que deben ser cambiadas. Por ejemplo, los países ricos gastan 56 mil millones de dólares (mmd) al año en asistencia para el desarrollo, pero destinan 300 mmd a subsidios agrícolas y 600 mmd al gasto militar. Asimismo el gasto militar de los países pobres es de 200 mmd. Seguramente hay un acuerdo general sobre la necesidad de un desarrollo con mayor equidad, disminución de la pobreza y de la desigualdad existente, que se ve cada vez más confrontada con una realidad con notoria desigualdad socioeconómica, que tiene evidentes manifestaciones territoriales. (BID 2001)

Es necesaria la ruptura del discurso de la economía neoliberal para avanzar en los aspectos esenciales de salida a la situación actual. La promesa de lograr niveles de desarrollo equivalentes a los países desarrollados se ve contrastada por la evidencia de la insustentabilidad de este modelo y de la polarización social y económica que ha provocado. (Guillén 1997). La privatización de los servicios, la apertura a la inversión extranjera, el pago del servicio de la deuda externa y la liberalización financiera no sólo no han beneficiado a los países, sino que los han vuelto más dependientes de intereses que no son los suyos, y se han convertido en suministradores de recursos materiales y humanos para mantener condiciones de vida opuestos a un desarrollo sustentable. (FMI 2000, Sader 2001, Saxe-Fernández 1999, Sen 2001).

Las sociedades latinoamericanas siempre se han caracterizado por sus niveles de desigualdad, económica, política y social (Yañez 2000, Ferranti 2003). Esta situación parece agravarse desde la implantación del modelo económico neoliberal desde hace más de dos décadas. El incremento de la pobreza y la desigualdad, la destrucción de las economías de subsistencia, la sustitución de las incipientes industrias locales por maquiladoras inestables, el desempleo y subempleo; son algunas de las facetas más evidentes (Gambina 2002).

Las condiciones de insustentabilidad del modelo económico actual se basan en la imposibilidad de que el 80% de la actual población que se encuentra en condiciones de desarrollo inferiores consuma de la misma manera que los actuales países desarrollados además de los efectos que el medio ambiente es incapaz de suministrar los insumos requeridos por un modelo derrochador e ineficiente, además se manifiesta como un modelo injusto que provoca una desigualdad cada vez mayor entre los sectores más desfavorecidos y sus mayores beneficiarios. (Juárez-Neri 2004)

3. Dinámica de la población y el territorio

México, cuyo nombre oficial es Estados Unidos Mexicanos, cuenta con una superficie territorial de cerca de 2 millones de km2. Es una república federal, constituida por 31 estados y un Distrito Federal, sede de los poderes de la federación. (Figura 1)

Figura 1. México: División Político- Administrativa estatal

Página 3 de 20

Fuente: Elaboración del autor.

De acuerdo al discurso oficial, en varias ocasiones el país ha estado muy cerca de arribar al primer mundo. A finales de la década de los sesenta, después de un proceso de industrialización de más de tres décadas y teniendo como centro los Juegos Olímpicos de 1968. Después, en 1981 con el auge petrolero, cuando el país se preparaba para “administrar la abundancia”. Posteriormente, en 1994 con la integración al Tratado de Libre Comercio de América del Norte con los Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, en cada ocasión las crisis han obligado a reconocer lo erróneo de estas afirmaciones.

El país se encuentra en una fase avanzada de la transición demográfica, es el onceavo país más poblado del mundo, y ocupa la posición 85 por su ritmo de crecimiento. A mediados de 2002 contaba con una población de 102,4 millones de personas, y poco más de la mitad (50.4%) son mujeres. La esperanza de vida al nacer es de 75 años. (CONAPO 2002).

Presenta una tasa global de fecundidad de 2,27 hijos por mujer. Cada año nacen 2,1 millones de personas y fallecen cerca de 430 mil, con una tasa de crecimiento anual de 1,63 %. El saldo neto migratorio internacional es negativo, aproximadamente 305 mil personas/año, casi la totalidad emigra hacia los Estados Unidos. El crecimiento neto total absoluto es de casi 1,4 millones de personas y la tasa de crecimiento a 1,33 % anual, con esta tasa la población se duplicaría en 52 años.

México ha mantenido tendencias centralistas durante mucho tiempo. La concentración económica, política y social en la Ciudad de México, es el eje a partir del cual se puede explicar la conformación territorial del país. Las concentraciones de Guadalajara y Monterrey son otra faceta del mismo proceso centralizador.

En las últimas dos décadas el país ha experimentado un importante proceso de reestructuración, el cual ha modificado las tendencias tanto de la distribución territorial de las actividades económicas como de la población, pasando de un patrón altamente concentrado en unas cuantas ciudades y regiones, a uno más diversificado y equilibrado, sin embargo persisten grandes desigualdades aún.

La apertura económica hacia el exterior ha tenido efectos en la distribución territorial de las actividades económicas: el desplazamiento de algunas ramas industriales del centro hacia el

Página 4 de 20

occidente y norte del país; la desconcentración de manufacturas, de la zona metropolitana de la Ciudad de México, hacia la corona de ciudades de la región Centro; el surgimiento y consolidación de zonas turísticas de playa; y la consolidación de la maquila de exportación en las ciudades de la frontera norte.

Los cambios más importantes en el crecimiento y la distribución territorial de la población son: la desaceleración del crecimiento de las principales urbes del país y la reorientación de los flujos migratorios, principalmente hacia el norte. A pesar de estas tendencias, el patrón de distribución territorial de la población continúa siendo polarizado: por un lado, se mantiene una alta concentración de población en un número reducido de ciudades, y por el otro, presenta una gran dispersión de la población en miles de localidades pequeñas.

3.1 Crecimiento y migración

Durante el siglo XX, la población mexicana se multiplicó en poco más de seis veces, alcanzando los 100 millones de personas, convirtiéndose en la undécima nación más poblada del mundo. Poco más del 61% de la población reside en localidades mayores de 15 mil habitantes (ciudades), el 31% en localidades menores de 5 mil habitantes (rurales) y el restante 8% reside en localidades intermedias.1

La concentración de la mayoría de la población en las áreas urbanas es un fenómeno relativamente reciente, de la década de los setenta. Dando mayor relevancia al modelo de concentración-dispersión de la población.

La integración de las áreas urbanas en conurbaciones hace que en la actualidad, el 66% de la población resida en 364 ciudades. En sólo 9 grandes zonas metropolitanas (de más de un millón de habitantes) residen 33,2 millones de personas, el 52,1% de la población urbana; en 17 metrópolis menores a un millón de habitantes residen otros 11,9 millones de personas (18,7%), y en 79 ciudades menores a 500 mil habitantes residen 17,1 millones de personas (26,9%) (Sedesol, 2001). Por otro lado, la dispersión se manifiesta en que la cuarta parte de los mexicanos habitaba en 196.000 localidades rurales de menos de 2.500 habitantes.

La importancia demográfica de la concentración estatal es importante. En el año 2000, 5 estados concentraban más del 40% de la población: estado de México (13,4%), Distrito Federal (8,8%), Veracruz (7,1%), Jalisco (6,5%) y Puebla (5,2%). En 1980 estos mismos estados representaban el 44,1%, perdiendo en este período 4%. El Distrito Federal es que más ha perdido ya que ha pasado de representar el 13,2% al 8,8%, disminuyendo 4,4%.

En la figura 2 se muestran las tasas de crecimiento medio anual intercensal de la población de cada estado. Resalta la disminución drástica de la tasa nacional que pasa de 3,4% para el período 1960-1970, máximo histórico, a 1,9% para el período 1990-2000. Además destacan los valores máximos estatales para Quintana Roo a partir de 1970, de 9,5%, 8,3% y 5,9%. Únicamente durante el período 1960-1970 el máximo se presenta en el estado de México.

Figura 2. México: crecimiento de la población 1960- 2000.

1 Todos los datos no referenciados se derivan de cálculos propios a partir de información oficial.

Página 5 de 20

Resalta también la disminución de las tasas en el Distrito Federal y el crecimiento de los estados centrales adyacentes; además el crecimiento de los estados extremos del país, Baja California y Quintana Roo.

3.2 Migración interestatal

Los movimientos migratorios internos son definitivos en la conformación territorial del país. Existe una alta movilidad de la población tanto interna como hacia el exterior. Las altas tasas de crecimiento total se derivan principalmente de esta movilidad poblacional, ya que las tasas naturales están tendiendo a disminuir rápidamente, 2,98% en 1980 a 1,66% en el año 2000.

La migración no se limita al territorio nacional, una parte importante de la población mexicana tiene como destino temporal o definitivo los Estados Unidos, a donde se dirige un 0,4% de la población total del país cada año, esto representa alrededor de 400.000 habitantes. No existen datos exactos sobre esta migración ya que una gran cantidad se hace de forma ilegal, las estimaciones que se realizan varían considerablemente, en algunas ocasiones se estima que existen más de 24 millones de mexicanos o mexicano-norteamericanos en los Estados Unidos. Debido a esto, uno de las mayores fuentes de divisas del país son las transferencias de los trabajadores a sus familias en México.

La convergencia en los niveles del crecimiento natural entre las entidades federativas ha convertido a la migración interna, cada vez más, en el principal determinante demográfico. La aparición de polos de atracción alternativos ha modificado las masivas migraciones del campo a las grandes ciudades, por otro tipo que son: las migraciones entre núcleos urbanos y de las grandes zonas metropolitanas a ciudades de tamaño intermedio. La magnitud de la migración interestatal se ha mantenido relativamente estable desde mediados del siglo XX: aproximadamente uno de cada cien mexicanos cambia anualmente su residencia.

En la figura 3 se muestran las grandes diferencias de los flujos migratorios interestatales tanto en magnitud como en origen. En el período 1955-1960, sólo en el Distrito Federal y el estado de México el principal flujo inmigratorio excedía las 30 mil personas; en cambio. Para el período 1995-2000, el panorama es totalmente distinto: en diez entidades la corriente inmigratoria más cuantiosa rebasaba los 30 mil, además surgen nuevos destinos.

Página 6 de 20

Figura 3. Migraciones interestatales, 1955-1960 y 1 995-2000 Por estado de origen

Fuente: CONAPO, México Nuevo Siglo, 2000, modificadas por el autor

La Ciudad de México a perdido atracción para la migración. A pesar de la magnitud del intercambio entre el Distrito Federal y el estado de México (518.552 del primero al segundo y 183.196 en dirección opuesta), que constituye el 17,8% de la movilidad interestatal del país, casi la totalidad de este intercambio se debe a mudanzas dentro de la propia Zona Metropolitana. Para el período 1995-2000 del Distrito Federal parten los principales flujos que reciben siete entidades.

Figura 4. México: Migración interestatal 1980-2000

Página 7 de 20

Estas modificaciones a la migración interestatal se pueden apreciar en la figura 4, donde se presentan las categorías migratorias de los estados para el período 1980-2000. Se clasifica a los estados de acuerdo a la tasa migratoria, o crecimiento social, calculada a partir de los datos de la población residente y la nacida en la entidad.

Para este período los estados de mayor atracción son los que se encuentran en los extremos del país, las Bajas Californias y Quintana Roo. El estado de México va disminuyendo paulatinamente su atracción hasta alcanzar tasas de equilibrio, siendo receptor de la población del Distrito Federal que ha mantenido tasas de alta expulsión durante todo este período. Esto significa que parte de los habitantes que salen del Distrito Federal se dirigen a lugares lejanos como Quintana Roo o la Península de Baja California.

Respecto a los estados que presentan tasas de Alta expulsión, se mantienen tres: Durango, Zacatecas, que siempre presenta las tasas más bajas, y Michoacán. Guerrero entra en esta categoría a partir de 1985 y permanece, lo contrario que ocurre con Oaxaca que disminuye su tasa de expulsión en los últimos períodos.

Los estados alrededor del Distrito Federal presentan una tendencia a incrementar la expulsión de su población. Los estados del norte del país mantienen cierto equilibrio, sin presentar alta atracción, incluso en algunos períodos presentado tasas negativas.

3.3 Densidad poblacional

Debido al desigual tamaño de la superficie estatal y a la concentración de la población, la densidad presenta diferencias abismales, desde los 5.818 hab/km2 del Distrito Federal a los 6 hab/km2 del Baja California Sur. Los estados centrales y de menor tamaño muestran los valores máximos: estado de México (613 hab/km2), Morelos (314 hab/km2), Tlaxcala (240 hab/km2) y Aguascalientes (173 hab/km2). Por el contrario, los estados del norte presentan los menores valores: Durango, Sonora y Chihuahua (12 hab/km2) y Campeche (14 hab/km2 ).

Respecto a la dinámica mostrada durante el período 1980-2000, todos los estados muestran un incremento de la densidad, el estado de México casi la duplica, la única excepción es el Distrito Federal que disminuye ligeramente.

Página 8 de 20

3.4 Estructura de la población

La dinámica poblacional manifiesta dos aspectos centrales, los estados que integran a gran cantidad de migrantes y la transición demográfica en que se encuentra inmerso nuestro país. En la figura 5 se muestran algunos de estos aspectos.

En el estado de Chiapas podemos apreciar la forma característica de las sociedades de alto crecimiento, apenas en el primer quinquenio se inicia la reducción de la base, aun así todavía para el año 2000 la población menor de 15 años representa casi el 40% del total.

Para el Distrito Federal se puede ver un proceso de mayor avance en la transición demográfica los estratos de las edades menores ya no representan el mayor porcentaje. Para el año 2000 el estrato que presenta el mayor valor es el de 25 a 29 años, uno de los retos para el futuro es la cantidad de personas mayores que deberán ser atendidas por las diversas entidades sociales.

Zacatecas es un estado de alta migración y crecimiento natural alto, sin embargo la reducción que se presenta en forma general en el país ya se manifiesta en los tres estratos de menor edad.

Por el contrario en Quintana Roo, el incremento importante de la población migrante en edad reproductiva se refleja en dos partes, el crecimiento de la población en edad laboral y el incremento de la base.

Figura 5. México. Pirámides de población de estados seleccionados, 1980 y 2000. Chiapas

Piramides 1980 y 2000

Fuente: Elaboración propia con datos de DGE e INEGI de los años indicados

100+95-9990-9485-8980-8475-7970-7465-6960-6455-5950-5445-4940-4435-3930-3425-2920-2415-1910-14

5-90-4

Eda

d

0246810

Hombres %

0 2 4 6 8 10

Mujeres %

2000

Distrito FederalPiramides 1980 y 2000

Fuente: Elaboración propia con datos de DGE e INEGI de los años indicados

100+95-9990-9485-8980-8475-7970-7465-6960-6455-5950-5445-4940-4435-3930-3425-2920-2415-1910-14

5-90-4

Ed

ad

0246810

Hombres %

0 2 4 6 8 10

Mujeres %

2000

Página 9 de 20

ZacatecasPiramides 1980 y 2000

Fuente: Elaboración propia con datos de DGE e INEGI de los años indicados

100+95-9990-9485-8980-8475-7970-7465-6960-6455-5950-5445-4940-4435-3930-3425-2920-2415-1910-14

5-90-4

Eda

d

0246810

Hombres %

0 2 4 6 8 10

Mujeres %

2000

Quintana RooPiramides 1980 y 2000

Fuente: Elaboración propia con datos de DGE e INEGI de los años indicados

100+95-9990-9485-8980-8475-7970-7465-6960-6455-5950-5445-4940-4435-3930-3425-2920-2415-1910-14

5-90-4

Eda

d

0246810

Hombres %

0 2 4 6 8 10

Mujeres %

2000

3.5 Urbanización y concentración

La concentración demográfica también se expresa en el despoblamiento de un importante número de municipios. Entre 1995 y 2000, 767 municipios del país disminuyeron su población en términos absolutos. En los últimos treinta años, se duplicó el número de municipios que pierden población y se triplicó el valor absoluto de esta disminución, al pasar de 525 mil habitantes en la década 1970 a 1980 a 1,5 millones en la década 1990 a 2000 (Sedesol, 2001).

Entre 1960 y 2000 la población urbana que habitaba en localidades mayores de 15.000 habitantes se incrementó de 34.9 millones a 59,4 millones, aumentando su participación de 36,5 a 61 por ciento. Para el mismo periodo, la población que vivía en localidades mixtas (entre 5.000 y 14.999 habitantes) pasó de 2,7 millones a 7,9 millones; y su participación aumentó de 2,7 a 7,9 por ciento. Finalmente, la población rural, que habita localidades menores de 5.000 habitantes) aumentó de 19,4 millones a 30,2 millones, presentando una disminución en su participación relativa, de 55,6 a 31 por ciento.

El proceso de concentración de la población en áreas urbanas es todavía muy importante. La urbanización presenta tasas que tienden a disminuir, aunque todavía son mayores que las del país. Durante el período 1980-2000 la tasa de crecimiento medio anual intercensal del país disminuyó de 3,2% a 1,9% y la de la población urbana, de 4,7% a 2,5%. A nivel estatal, en el período 1990-2000, sólo dos estados (Distrito Federal y Veracruz) presentaron tasas menores a 1,9% y otros 8, menores que la tasa de crecimiento de la población urbana (entre 1,9% y 2,5%).

Este hecho se ve reforzado debido a que algunos estados presentan porcentajes de población urbana muy pequeños, como se muestra en la figura 6. Los extremos son el Distrito Federal y Oaxaca, que van desde el 98,8% de población urbana a 22,5%. También es posible apreciar que existen 12 estados con un porcentaje de población urbana menor al 50%, y hay un total de 19 estados que presentan valores inferiores a la media del país.

Figura 6. México: Población urbana, mixta y rural 2 000, por estado. En porcentaje de la población de cada estado

Página 10 de 20

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

Oaxaca

Chiapas

Hidalgo

Zacatecas

Tabasco

Tlaxcala

Guerrero

Veracruz

Nayarit

Michoacán

Puebla

San Luis Potosí

Durango

Querétaro

Sinaloa

Campeche

Guanajuato

Yucatán

Morelos

Baja California Sur

Colima

Jalisco

Sonora

Aguascalientes

México

Quintana Roo

Chihuahua

Tamaulipas

Baja California

Coahuila

Nuevo León

Distrito Federal

Est

ados

Porcentajes

Urbana Mixta Rural

Fuente: Elaboración propia con datos de los Censos de Población y Vivienda.

Los grandes retos de la distribución territorial de la población son la búsqueda de una relación equilibrada entre las zonas de potencial, con recursos, económicos y naturales, y la dinámica de la población, acorde con un desarrollo sustentable. Será necesario reorientar los flujos migratorios hacia las ciudades medias y pequeñas con potencial; controlar el crecimiento de las grandes urbes y satisfacer las demandas de su población; así como dotar de servicios básicos a las localidades pequeñas, dispersas y aisladas.

Uno de los mayores retos en este sentido es la de distribución de la población y la disponibilidad de agua, ya que las presas que almacenan el 80 por ciento de este recurso están ubicadas a menos de 500 metros de altitud, donde apenas vive una cuarta parte de la población, el restante 75% reside por encima de este nivel.

3.6 Caracterización territorial del país

Página 11 de 20

La recomposición territorial es, más que una realidad, un proceso que se inicia, y a partir de la disminución de población de la región central del país, es posible una distribución territorial más equilibrada. Las causas de estos cambios están fuera de la discusión de este trabajo, sin embargo, es posible aceptar la hipótesis de Hiernaux (Mattos 1998, 102) que este proceso se debe más al desgane de seguir controlando desde el centro el territorio que a la combatividad de los nuevos territorios del neoliberalismo.

La redistribución territorial y productiva, está generando una especialización productiva estableciendo tres regiones: la norte vinculada a la maquila, el centro destinado a aspectos de mayor desarrollo tecnológico y las costas con el fortalecimiento de actividades turísticas. Otros estudios caracterizan al país en tres regiones: las áreas dinámicas, orientadas a la producción para la exportación y al turismo; regiones desarrolladas estancadas: especializadas en actividades para el abastecimiento del mercado interno y; regiones sin desarrollo y estancadas, cuya economía descansa principalmente en actividades de subsistencia.

Sin embargo estas áreas no conforman un continuo territorial, sino más bien se entrelazan a partir de diferentes conformaciones económicas. Es común identificar a estas regiones con grandes extensiones territoriales como la zona norte, centro o sur, sin embargo esto no parece corresponder a la realidad, ya que la nueva conformación regional internacional vincula a ciudades y procesos particulares más que a regiones. Incluso dentro de una zona metropolitana encontramos sectores desarrollados y a zonas de alta marginación.

La reestructuración económica del país en las últimas décadas ha provocado la desindustrialización de las grandes zonas metropolitanas y la expansión del sector terciario, hacia servicios especializados de alto nivel. Esto ha tenido impactos tanto en la demanda de la fuerza laboral, como en una polarización de la estructura ocupacional y la distribución del ingreso. Seguramente los cambios de los flujos migratorios se puedan explicar a partir de estos hechos.

4. Desigualdad socio-territorial en México.

El planteamiento del desarrollo regional bajo las nuevas condiciones económicas globales y las crisis que ha padecido el país durante casi tres décadas exige una conceptualización que parta de la mejoría de las condiciones de vida de la población, que incluye la distribución del ingreso y el equilibrio entre los factores de innovación tecnológica, flujos de capital y fuerza de trabajo.

La disminución de la participación del Estado en la promoción económica, dejando a las fuerzas del mercado el rol principal, han generado cambios regionales que en muchas ocasiones no corresponden a los intereses y expectativas de sus habitantes. De esta forma, “se está viviendo en el mundo una transformación fundamental en la organización del orden priorizando la consolidación de un modelo económico basado en los intercambios internacionales más que en el desarrollo interno de los pueblos”. (Ramírez, 1992).

El proceso de globalización y la configuración de nuevos espacios regionales, ya no responden sólo a fuerzas motrices e intereses endógenos de los Estados nacionales, sin embargo esto no significa que deban dejarse de lado políticas que busquen el bienestar de su población.

Los procesos que modelan la desigualdad y la marginación tienen una dimensión social que trasciende la visión personal, familiar y comunitaria. La modificación de su dinámica requiere de la participación activa y consciente de la sociedad en su conjunto. A pesar de las limitaciones de la información estadística de expresar su carácter multidimensional, es posible identificar algunas de las formas, intensidades e implicaciones demográficas y territoriales a partir de la construcción de indicadores compuestos.

En esta parte trataremos de integrar el diagnóstico a partir de la información ya detallada y de la integración de indicadores de desigualdad socio-territorial. Dentro de los indicadores relevantes se encuentran: la pobreza, en sus diversas variantes, el Índice de Bienestar elaborado por el INEGI, el Índice y Grado de marginación que elabora el Conapo desde 1990 y el índice de Desarrollo Humano de la ONU.

Página 12 de 20

Dichas medidas analítico-descriptivas son útiles para la planeación del desarrollo, dado que permiten diferenciar unidades territoriales según la intensidad de las privaciones que padece su población, así como establecer órdenes de prioridad en las políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de vida de la población y a fortalecer la justicia distributiva en el ámbito regional. (Conapo 2000)

El problema principal que se encuentra en el uso de estos indicadores es la posibilidad de contar con series de tiempo que permitan dar un seguimiento de la dinámica que ha seguido el fenómeno, en este caso, son escasos los trabajos que nos proporcionan información adecuada en este sentido.

Figura 7.

México. Población pobre y en pobreza extrema

23,4

18,4 19,3

31,233,7

36,4

27,9

37,2

31,230,1

4,7

8,87,4

14,516,7 16,917,718,518,3

20

0

5

10

15

20

25

30

35

40

1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005Años

Pob

laci

ón (

mill

ones

)

Pobreza extrema Pobreza moderada

Fuente: .Elaboración propia con base en Hernández L., E. y J. Velázquez R. (2003)

La población pobre se ha incrementado en forma absoluta, inclusive los valores actuales de la población en condiciones de pobreza y pobreza extrema han aumentado desde 1980, como se puede apreciar en la figura 7. Los datos correspondientes para 1984 y 2000 son 31,2 millones y 30,1 millones para pobreza extrema y 14,5 millones y 20 millones para pobreza, respectivamente. De acuerdo a estos datos, en el año 2000, más de la mitad de la población del país (50,1 millones de 97,5 millones) se encuentra en condiciones de pobreza.

Damian y Boltvinik (2003) hacen una comparativa de la pobreza de acuerdo a los diferentes métodos utilizados, en la gráfica siguiente se aprecian las diferencias que se obtendrían. El valor máximo se obtiene con el MMIP, con un valor de 75% y el menor con la NBI, con menos del 45%, que es el único que presenta una tendencia descendente. Sin embargo los valores son muy altos en ambos casos. Ver figura 8.

Figura 8. México. Pobreza 1992-2000

Página 13 de 20

Pobreza en México

40

45

50

55

60

65

70

75

80

85

1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002Años

Por

cent

aje

MMIP LP NBI Pobreza de tiempo

Fuente: Elaboración propia con base en Damián y Boltvinik, (2003)

Otro aspecto que destaca es el incremento de la pobreza después de 1980 en tres de los métodos, y la pequeña disminución posterior que no logra recuperar los valores que se tenían. En 20 años los porcentajes de pobreza en México se han incrementado.

Además es necesario modificar las políticas contra la pobreza, ya que en la actualidad hay más pobres en el ámbito urbano que en el rural. Si bien el porcentaje de la pobreza en las zonas rurales es muy alta, de más del 90%, lo supera la magnitud de la pobreza urbana debido a la gran cantidad de población y a su también alto porcentaje, más del 70%.

4.1 Desigualdad

Una de las categorías de análisis más importante que es posible utilizar es la de la desigualdad, pues permite profundizar en los valores promedio para una región o estado y superar la visión de zonas pobres o ricas para ubicar a las personas pobres en zonas ricas o a los ricos en zonas pobres.

Seguramente la manifestación más evidente de los graves problemas de nuestro país son las grandes desigualdades existentes. La desigualdad se encuentra en todos los ámbitos y a todos los niveles: en la distribución del ingreso, en la dotación de servicios, en el acceso a los medios educativos, a la cultura, a la vivienda, al empleo, a la alimentación o a la salud.

La desigualdad no es característica exclusiva de la sociedad mexicana, sin embargo gran parte de su población es incapaz de alcanzar los niveles mínimos de bienestar. La gravedad de estos problemas, su magnitud y profundidad, la hace parecer irresoluble, al menos en el corto plazo y propicia la idea de esperar que el día que se alcance el "desarrollo" se solucione o atenúe.

La desigualdad puede evaluarse de diferentes maneras: en términos de la distribución del ingreso, la marginalidad o el bienestar. En México se han realizado diversos estudios para analizar la desigualdad.

4.2 Distribución del Ingreso

Página 14 de 20

La distribución del ingreso es un indicador que permite, no sólo valorar la magnitud del crecimiento, sino, además, la forma que se distribuye entre los distintos sectores de la población.

Como se puede observar en la figura 9, la distribución del ingreso a nivel nacional presenta un deterioro durante el período 1984-2000,y se contrapone a la tendencia que se presentó durante el período 1963-1984, de reducción de las diferencias. En el período más reciente se agudizan las diferencias, es decir la concentración.

Figura 9. México: Distribución del ingreso por deci les, 1984 y 2000

1984

I1,1

II2,0

III3,2

IV4,1 V

5,5VI7,0

VII9,5

VIII12,7

IX16,8

X38,1

2000

I1,1

II2,0

III2,8

IV3,5

V4,5 VI

5,7VII7,1

VIII9,5

IX15,4

X48,3

Fuente: Elaboración propia con base en Hernández L., E. y J. Velázquez R. (2003)

El decil X (más rico) concentraba en 1963 el 50,2% del ingreso nacional, para 1984 se había reducido a 38,5% y para el año 2000 se incrementó a 48,3%. Del otro extremo, el 40% de la población más pobre (deciles I al IV) obtenía el 7,5% en 1963, 10,5% en 1984 y 9,4% en el año 2000.

Entre el período 1984 y 2000, se mantienen constantes los deciles I y II, y reducen su participación los deciles III al IX, y sólo aumenta el X, los de mayor ingreso. Esto se ha manifestado como una reducción de las clases medias y se ha identificado con la proletarización de grandes masas de población, que se corresponde con los indicadores de pobreza.

En el período de 1963-200, se pasa de una relación entre el decil X y los deciles más pobres (I la IV) de 6,7 en 1963, 3,6 en 1984 y de 5,1 en l año 2000. Es evidente que en los últimos 20 años ha habido un deterioro de la distribución del ingreso.

Otro de los indicadores que se derivan de la distribución, es el Indice de Gini que indica el grado de concentración del ingreso. Los valores que se obtienen son 0,61 para 1963, 0,50 para 1984 y 0,56 para el 2000. Estos valores de concentración del ingreso son de los más altos a nivel mundial.

4.3 PIB per cápita

Página 15 de 20

Desde los años cuarenta hasta principios de los ochenta el producto interno bruto (PIB) de México tuvo una espectacular expansión que rebasó la que registró la economía de Estados Unidos en esos años México redujo en casi diez puntos porcentuales la brecha entre su PIB per capita y el de EU.

La pérdida de dinamismo de la economía mexicana en 1980-2000 amplió, una vez más, la brecha de su PIB per capita respecto al de EU, colocándola en niveles comparables a los de décadas atrás.

Entre 1983-1988, la actividad económica permaneció estancada. En 1989-1994 el PIB por habitante apenas se expandió a una media anual del 0.8% y, en 1995, a 10 años del inicio de las reformas, el PIB por habitante cayó 9% en términos reales, su mayor contracción en 60 años.

Gamboa y Messmacher (2002) han realizado un estudio sobre la desigualdad del PIB per cápita entre los estados en México. Encuentran que la desigualdad es substancial y persistente. En 1970, los habitantes del Distrito Federal tenían un producto per cápita 5.5 veces mayor que los de Oaxaca, el estado con menor indicador. La razón correspondiente a las mismas entidades era de 5.8 en 1999.

Figura 10. México. Diferencias estatales de crecimi ento del PIB

Los factores que propician este agravamiento son tres:

• Una proporción significativa de la población mexicana habita en estados con niveles de producto per cápita reducido. En 1999, el 60% de la población habitaba en estados cuyo nivel de producto per cápita es menor a una tercera parte del producto per cápita del estado más rico.

• La distribución del PIB per cápita se encuentra sesgada sustancialmente a la baja. No sólo existen importantes diferencias en el nivel de producto per cápita sino que la mayor parte de los estados tienen niveles relativamente reducidos del mismo.

• El proceso de convergencia en México, o igualación en los niveles de producto per cápita de los estados, parece haberse detenido a partir de la década de los ochenta.

Página 16 de 20

Encuentran que la falta de convergencia coincide con el periodo de apertura comercial. Es posible que México haya entrado en un proceso que ha generado la divergencia, ya que los estados con ventaja comparativa en el comercio internacional no serían los más pobres, los cuales verían incrementos en sus niveles de ingreso. Por el contrario, los estados con menos ingreso serían los perdedores con el proceso.

En la figura 10 se muestran las diferencias en la tasa de crecimiento del PIB per cápita entre el periodo 1980-1993 y 1993-2000. El cambio en las tasas de crecimiento es positivo para la franja norte del país, con excepción de Chihuahua, y en la franja manufacturera del centro. Cabe aclarar que el gran crecimiento de los Estados de Tabasco y Chiapas se debe a la producción petrolera y sus resultados no se manifiestan en el nivel estatal.

4.4 Índice de Marginación.

El índice de marginación (IM) permite diferenciar entidades federativas y municipios según las carencias que padece la población, como la falta de acceso a la educación, viviendas inadecuadas, ingresos monetarios insuficientes y las vinculadas a vivir en localidades pequeñas. El IM considera cuatro dimensiones estructurales; identifica nueve formas de exclusión y mide su intensidad espacial como porcentaje de la población que no participa del disfrute de bienes y servicios esenciales para el desarrollo de sus capacidades básicas.

La estimación de un índice de marginación para el conjunto de entidades federativas del país permite aproximarse al conocimiento de la actual desigualdad regional de las oportunidades sociales.

Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz e Hidalgo son las entidades federativas con grado de marginación muy alto, ahí vive el 20% de la población nacional, 19,6 millones de personas. La intensidad de las privaciones es elevada para proporciones significativas de la población.

Los datos para cada uno de los indicadores del estado con mayor IM, Chiapas, son relevantes, en este estado:

• El 23% de su población, de 15 o más años de edad, es analfabeta y 50 por ciento no terminó la primaria;

• Casi uno de cada cinco habitantes ocupa viviendas sin drenaje ni sanitario exclusivo;

• 12 de cada cien habitantes reside en viviendas sin energía eléctrica; uno de cada cuatro sin agua entubada; cuatro de cada diez con piso de tierra; y casi dos de cada tres ocupa viviendas en condiciones de hacinamiento.

• 76 por ciento de la población ocupada gana menos de dos salarios mínimos

• 61 por ciento vive en localidades con menos de cinco mil habitantes.

La situación del estado de Chiapas la comparten Guerrero y Oaxaca. En Guerrero, la proporción de la población que no cuenta con drenaje ni sanitario exclusivo es superior a la de Chiapas (35 y 19%, respectivamente).

4.5 Dinámica de la Marginación estatal

En la figura 11 se presentan los grados de marginalidad de los estados del país en 1970, 1990, 1995 y 2000. Los datos para 1970 no son estrictamente comparables con los siguientes pero se han ajustado para dar una idea clara del proceso que se ha verificado, ya que se utilizan la mayoría de los indicadores.

Página 17 de 20

Entre el período 1970 y 1990 se encuentra que los estados de muy alta marginación han disminuido de siete a seis, mejorando dos de ellos, Querétaro y Tabasco y bajando Veracruz. Dentro del rango de alta marginación, mejoran Nayarit y Quintana Roo pero se incrementa Durango. También es notable la integración de dos estados al estrato de muy baja: Baja California y Nuevo León, que se agregan al Distrito Federal.

Figura 11. México: Grado de Marginalidad por estado , 1970 - 2000

Para el período 1990-2000 los aspectos más relevantes son: mejoran su posición 4 estados, sin embargo resulta preocupante que dos estados empeoren su situación: Nayarit que pasa de media a Alta y Morelos que pasa de Baja a Media, a pesar de las políticas contra la marginalidad.

Además, CONAPO realiza una identificación de las brechas regionales comparando la situación de cada estado en 1990 y 2000 respecto al Distrito Federal. Después se comparan las diferencias para cada año y se obtienen los avances o los retrocesos. (CONAPO, 2001).

Los resultados que se obtienen no son muy halagüeños, se concluye que en términos generales, las brechas regionales de la marginación se ampliaron en la década de los noventa, debido a que el mayor desarrollo social tendió a concentrarse en las entidades más avanzadas; a su vez, las entidades federativas más rezagadas avanzaron lentamente, destacando dos estados (Guerrero y Campeche) que la ampliaron.

Todos los elementos analizados muestran una desigualdad y concentración en todos los ámbitos: económico, social, demográfico y territorial. Se requiere un esfuerzo importante para revertir las tendencias históricas y romper con la historia de desigualdad e injusticia que se ha vivido durante tanto tiempo.

La concentración del desarrollo social en las entidades más avanzadas del país constituye una evidencia preocupante que pone en el centro de la agenda del desarrollo, la prioridad de definir estrategias y políticas orientadas a evitar que se agudicen los desequilibrios regionales.

5. Perspectivas del desarrollo y la equidad en Méxi co

Página 18 de 20

Las sucesivas y graves crisis que han afectado a México, desde mediados de los años setenta, han puesto a la sociedad en su conjunto a preguntarse por la viabilidad de la nación frente a las existentes condiciones de desigualdad social y pobreza. Consideramos que tanto en la sociedad civil y política existe capacidad de iniciativa e innovación para proponer alternativas a sus estructuras e instituciones políticas y económicas.

La transición política consolidada en la alternancia de los partidos en el gobierno nacional en el año 2000 es, seguramente, uno de los ejes esenciales de las posibilidades de cambio de la sociedad mexicana. Sin embargo no parece suficiente, es necesario avanzar en las condiciones del bienestar de la población, sobre todo de los sectores que hasta la fecha no han sido considerados.

Integrar una política de convergencia y cohesión social no sólo es un imperativo moral, sino una necesidad de hacer un país viable para el futuro. La sociedad mexicana es muy dinámica y desigual, no existen pautas ni comportamientos permanentes ni uniformes, sino diferencias que conviven en forma contradictoria, en diversas escalas y territorios.

Algunos avances importantes han sido el mejoramiento de la dinámica demográfica, reduciendo las tasas de crecimiento en valores importantes. Además algunos logros macro-económicos que sientan las bases de un proceso económico sostenible, tan necesario para abatir la pobreza extrema y avanzar en la disminución de la desigualdad.

Pero la nueva economía ha generado nuevas dinámicas migratoria y laboral, con comportamientos más flexibles que deberían adecuarse a los diversos escenarios regionales, productivos y nacionales. En México se ha demostrado una gran tolerancia y capacidad de adaptación que han conservado la unidad ante los esquemas polarizados de tradición y modernidad.

Sin embargo los datos de desigualdad social y de ampliación de la pobreza en México expresan que ni el mercado ni la democracia bastan para su pronta superación. La necesidad de un nuevo pacto social para disminuir los elevados niveles de desigualdad y pobreza existentes es urgente. La problemática es de gran magnitud y multifacética, por eso es indispensable modificar los términos en que se piensa lo social y aceptar que debe subordinarse el interés privado al de la mayoría de la sociedad.

Bibliografía:

Alba, F. (1997). La población en México. Evolución y dilemas, México, Colmex. Arroyo G., F. (2001). Dinámica del PIB de las entidades federativas de México, 1980-1999, México,

Revista Comercio Exterior, Vol. 51, No. 7, julio de 2001. Ávila S., H. (1993). Lecturas de análisis regional en México y América Latina, México, UACH. Banco Mundial (2000). Una agenda integral de desarrollo para la nueva era. Síntesis de la agenda

de desarrollo de México, Washington, BIRF (BM). BID (2001). América Latina a principios del Siglo XXI: integración, identidad y globalización.

Actitudes y expectativas de las elites latinoamericanas. Buenos Aires, PNUD-BID-INTAL. Boisier, S. (1998). Post-scriptum sobre desarrollo regional: modelos reales y modelos mentales.

Santiago de Chile, Revista EURE, Vol. 24, No. 72, sep 1998, p.53-69. Boron, A., J. Gambina y N. Minsburg (1999). Tiempos violentos. Neoliberalismo, globalización y

desigualdad en América Latina, Buenos Aires, CLACSO. Calva, J. L. (2000). Los extravíos de la economía mexicana, México, Revista expansión, 13,

27/sep, 11 y 25/oct/2000. CEPAL (2002). Globalización y desarrollo, Brasilia, Brasil. CEPAL (2003). Panorama social de América Latina 2002-2003, Santiago de Chile. CONAPO (2001). La población de México en el nuevo siglo, México. Coraggio, J. L. (1994). Territorios en transición critica a la planificación regional en América Latina,

Toluca, México, UAEM

Página 19 de 20

Coraggio, J. L. (2002). De la redistribución del ingreso al desarrollo de una economía social, Buenos Aires, Encuentro “Hacia el Plan Fénix. De la crisis actual al crecimiento con equidad”, Univ. Buenos Aires.

Cordera C., R. (2000). Globalidad sin equidad: notas sobre la experiencia latinoamericana, México, Revista Mexicana de Sociología, Vol. 62, núm. 4, oct-dic 2000, IIS, pp. 21-41.

Cordera C., R. y C. Tello, coords. (1984). La desigualdad en México. México, Siglo XXI. Córdova, A. (1998). Globalización y ciencias sociales, México, Revista Memoria No. 108, febrero

de 1998. Corona J., M. A. (2003). Efectos de la globalización en la distribución espacial de las actividades

económicas, México, Revista Comercio Exterior Vol. 53, No.1, enero de 2003, pp. 48-56. Damián, A. y J. Boltvinik (2003). Evolución y características de la pobreza en México, México,

Revista Comercio Exterior, Vol. 53, No. 6, junio de 2003, pp. 519-531 Enriquez R., R. (2003), El rostro actual de la pobreza urbana en México, Revista Comercio

Exterior, Vol. 53 No. 6, junio del 2003, pp. 532-539 FMI (2000). La globalización: ¿amenaza u oportunidad?, Estudios temáticos 2000. Gambina, J., comp. (2002). La globalización económico-financiera su impacto en América Latina,

Buenos Aires, CLACSO Garza V., G. (1999). El laissez-faire neoliberal en materia de políticas urbanas en México,

México, Foro “Planeación Regional Integral. Una Visión Prospectiva 2020”, SEDESOL, IIS-UNAM, Feb. 1999.

Guillén R., H. (1997). La contrarrevolución neoliberal, México, Ed. ERA. Hernández L., E. (2000). Crecimiento económico, distribución del ingreso y pobreza en México,

México, Revista Comercio Exterior, octubre de 2000, pp. 863-873. Hernández L., E. y J. Velázquez R. (2003). Globalización, desigualdad y pobreza. Lecciones de la

experiencia mexicana, Ed. UAM Plaza y Valdes. Iracheta C., A. X. (1999). Planeación territorial y sustentabilidad, México, Foro “Planeación

Regional Integral. Una Visión Prospectiva 2020”, SEDESOL, CICM, IIS-UNAM, AMIAP, Febrero de 1999.

Juárez-Neri, V. M. (2003). La Planificación del Desarrollo Urbano Regional en México: Antecedentes y Perspectivas. Barcelona, UB, Núm. 1, Año 2003, Actas I Encuentro “Sociedad y territorio en un mundo en cambio: planificación y desarrollo en Iberoamérica”, http://www.ub.es/medame/r-publica/.

Juárez-Neri, V. M. (2004). “ Globalización y desigualdad socio-territorial en América Latina: aspectos generales y metodológicos”, en Mayoral M., R. compiladora, Planificación territorial en países de Latinoamérica y Europa: de la academia a la práctica, Barcelona, Univ. de Barcelona, pp. 101-112.

Mattos, C., D. Hiernaux, D. Restrepo, comp (1998). Globalización y Territorio. Impactos y perspectivas, Chile, Ed. Universidad Católica de Chile – FCE.

Messmacher L., M. (2000). Desigualdad Regional en México. El efecto del TLCAN y otras reformas estructurales, México, Banco de México, Documento de Investigación No.2000-4, Diciembre 2000.

PNUD (2003). Los Objetivos de Desarrollo del Milenio: progresos, reveses y desafíos, Nueva York, PNUD.

Quijano, A. (2000). Colonialidad del poder, globalización y democracia, Lima, Foro Social Mundial. Restrepo, D. I. (2001). Dimensión espacial y política de la reestructuración capitalista, Toluca,

México, Revista Economía, Sociedad y Territorio, Vol. III, No. 9, 2001, pp. 93-126. El Colegio Mexiquense.

Sader, E. Comp. (2001) El ajuste estructural en América latina. Costos sociales y alternativas, Buenos Aires: CLACSO.

Saxe-Fernández, J. (coord.) Globalización: crítica a un paradigma, México, UNAM-Plaza y Janés,1999,

SEDESOL (2002 ). Evolución y características de la pobreza en México en la última década del siglo XX, México, Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, Serie: Documentos de Investigación No. 2.

Sen, A. (2001). Cómo juzgar la globalización, México, Rev. Fractal, Año VI, Vol. VI, No. 22, julio-sep 2001.

Stiglitz, J. (2003). Haz lo que hicimos, no lo que decimos, Periódico electrónico Rebelión, 17 de diciembre del 2003, www.rebelion.org

Székely P., M. (2003). Es posible un México con menor pobreza y desigualdad, México, Secretaría de Desarrollo Social, Serie: Documentos de Investigación No. 5, octubre 2003.

Página 20 de 20

Unikel, L. (1978). El desarrollo urbano de México, diagnóstico e implicaciones futuras, México, Colmex.

Urquidi, V., L. (1999). Desarrollo Regional y Desarrollo Sustentable, México, Foro “Planeación Regional Integral. Una Visión Prospectiva 2020”, SEDESOL, CICM, IIS-UNAM, AMIAP, Febrero de 1999.

World Bank (2002). Mexico urban development: a contribution to a national urban strategy, México, WB, Volume 1: Main Report, Report No. 22525-ME, July 15, 2002.

Yañez, C. (2000). Los estados latinoamericanos y la pertinaz desigualdad: una interpretación histórica de los obstáculos al desarrollo humano, Barcelona, IIG, Serie Documentos.

Zaid, G. (2001). La santificación del progreso, México, Revista Letras Libres, febrero del 2001, pp. 16-18