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Diario La Hora, domingo 5 de mayo de 2013 Sección de Opinión, p. A5 ¿Golpe de estado en Venezuela? La crisis política venezolana se agrava con la prohibición de inter- vención de los parlamentarios en la Asamblea Nacional impuesta por el presidente de la Cámara, el chavista Diosdado Cabello. La oposición ha reaccionado tachando esta acción como un golpe de estado al parlamento Venezolano. Si el poder permanece intacto ¿es eso posible? Veamos. Se debe decir que la sola interrup- ción en las funciones connaturales de cualquiera de los poderes del estado, hecha de forma parcial o total, e impuesta por una fuerza irresistible con la intención de apoderarse ilegítimamente de la autoridad política, es considerada corno un golpe de estado. Cuando la interrupción es producto de una intervención de las mismas élites en el poder legislativo para intentar desplazar a otras, la variante adopta el nombre de golpe de estado palaciego, o golpe de estado par- lamentario. Después de la guerra fría en la década del 80 las democracias tendieron a la democratización y otras al autoritarismo. Los golpes de estado se hicieron frecuentes y adoptaron modalidades asociadas a la interrupción autoritaria de la actividad legislativa como de la administración pública. Las elec- ciones dejaron de ser sinónimo de democracia y para calificar a un régimen como democrático o no se tuvieron que evaluar nuevos parámetros asociados al ejercicio de los derechos humanos entre otros parámetros. De las muchas variedades de democracia combinadas con auto- ritarismo, autores como Levitsky y Way han manifestado la existencia de una forma intermedia de régimen que tiene su propia dinámica y características. Ellos la llaman como "autoritarismo competitivo". Aseguran que en este tipo de regímenes la regularidad de las elecciones no son suficientes para la verificación de la democracia porque estas pueden estar manchadas por el vicio del fraude; la vigencia de un sistema de mandatos representativos tampoco es suficiente por la persecución frecuente a los dignatarios que militan en la oposición al gobierno; lo mismo en temas donde la función judicial es utilizada por el poder para perseguira las voces opuestas al gobierno, las que son sancionadas con exilios o encierros injustificados. En estos regímenes los parlamentos suelen estar controlados por el ejecutivo y la presen- cia de la oposición es reducida con violencia. La persecución y hos- tigamiento también está dirigida a la prensa, pero esta vez por los medios legales que el oficialismo se asegura en introducir en las leyes de tal forma que sus procedimientos sean permitidos. Las protestas, aunque son autorizadas por la ley y legitimas para la sociedad, son una fuente de debilitación de los regímenes de este tipo. Es difícil saber si en Venezuela se produjo un golpe de estado palaciego o que su entorno político este condicionado por un modelo de autoritarismo competitivo. Con un sistema de oposición política bloqueado y muchedumbres agolpadas en las calles que buscan deslegitimar la vigencia de todo un sistema, es difícil creer que las demás instituciones de la democracia como la justicia ordinaria y electoral, los medios de comunicación y los partidos políticos se encuentren en funcionamiento. ghidalgoandrade(a)usal.es

Golpe de Estado en Venezuela. Gabriel Hidalgo Andrade

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La crisis política venezolana se agrava con la prohibición de intervención de los parlamentarios en la Asamblea Nacional impuesta por el presidente de la Cámara, el chavista Diosdado Cabello. La oposición ha reaccionado tachando esta acción como un golpe de estado al parlamento Venezolano. Si el poder permanece intacto ¿es eso posible? Veamos.

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Diario La Hora, domingo 5 de mayo de 2013 Sección de Opinión, p. A5

¿Golpe de

estado en

Venezuela? La crisis política venezolana se

agrava con la prohibición de inter-

vención de los parlamentarios en la

Asamblea Nacional impuesta por el

presidente de la Cámara, el chavista

Diosdado Cabello. La oposición ha

reaccionado tachando esta acción

como un golpe de estado al

parlamento Venezolano. Si el poder

permanece intacto ¿es eso posible?

Veamos.

Se debe decir que la sola interrup-

ción en las funciones connaturales de

cualquiera de los poderes del

estado, hecha de forma parcial o

total, e impuesta por una fuerza

irresistible con la intención de

apoderarse ilegítimamente de la

autoridad política, es considerada

corno un golpe de estado. Cuando la

interrupción es producto de una

intervención de las mismas élites en

el poder legislativo para intentar

desplazar a otras, la variante adopta

el nombre de golpe de estado

palaciego, o golpe de estado par-

lamentario.

Después de la guerra fría en la

década del 80 las democracias

tendieron a la democratización y

otras al autoritarismo. Los golpes de

estado se hicieron frecuentes y

adoptaron modalidades asociadas a

la interrupción autoritaria de la

actividad legislativa como de la

administración pública. Las elec-

ciones dejaron de ser sinónimo de

democracia y para calificar a un

régimen como democrático o no se

tuvieron que evaluar nuevos

parámetros asociados al ejercicio de

los derechos humanos entre

otros parámetros.

De las muchas variedades de

democracia combinadas con auto-

ritarismo, autores como Levitsky y

Way han manifestado la existencia

de una forma intermedia de régimen

que tiene su propia dinámica y

características. Ellos la llaman como

"autoritarismo competitivo".

Aseguran que en este tipo de

regímenes la regularidad de las

elecciones no son suficientes para la

verificación de la democracia porque

estas pueden estar manchadas por el

vicio del fraude; la vigencia de un

sistema de mandatos representativos

tampoco es suficiente por la

persecución frecuente a los

dignatarios que militan en la

oposición al gobierno; lo mismo en

temas donde la función judicial es

utilizada por el poder para perseguira

las voces opuestas al gobierno, las

que son sancionadas con exilios o

encierros injustificados. En estos

regímenes los parlamentos suelen

estar controlados por el ejecutivo y

la presen-

cia de la oposición es reducida con

violencia. La persecución y hos-

tigamiento también está dirigida a la

prensa, pero esta vez por los medios

legales que el oficialismo se asegura

en introducir en las leyes de tal

forma que sus procedimientos sean

permitidos. Las protestas, aunque

son autorizadas por la ley y legitimas

para la sociedad, son una fuente de

debilitación de los regímenes de este

tipo.

Es difícil saber si en Venezuela se

produjo un golpe de estado palaciego

o que su entorno político este

condicionado por un modelo de

autoritarismo competitivo. Con un

sistema de oposición política

bloqueado y muchedumbres

agolpadas en las calles que buscan

deslegitimar la vigencia de todo un

sistema, es difícil creer que las

demás instituciones de la democracia

como la justicia ordinaria y electoral,

los medios de comunicación y los

partidos políticos se encuentren en

funcionamiento.

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