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Psiquis Página 1 de 6 Las psicosis creativas. Un estudio de la experiencia psicótica en la investigación científica Dr. J. L. González de Rivera Psiquis, 1983; 4: 54-60 Resumen  La relación entre actividad creativa y psicopa- tología es tema de interés muy antiguo. La crea- tividad utiliza procesos mentales, similares en los que se conjugan representaciones mentales de los procesos primarios, similares a las presentes en las elaboraciones psicóticas y en los sueños, y elementos propios del proceso secundario, carac- terístico del pensamiento racional adulto habitual. Para esta integración de procesos primarios y secundarios se propone el término de «proceso terciario», poseedor de características propias.  Así coro el proceso primario está al servicio del  principio de placer y el proceso secundario al ser- vicio del principio de la realidad, el proceso tercia- rio está al servicio de la trascendencia individual.  Algunos individuos psicóticos parecen capaces de funcionar parcialmente en niveles de alta creativi- dad no sólo artística sino también científica. La  psicosis creativa se caracteriza por manifestacio- nes psicopatológicas afectivas y delirantes, pero con preservación de las facultades de empatía, contacto afectivo y respuesta adecuada a necesi- dades rutinarias. Psicodinámicamente se caracte- rizan por un proceso de disolución del yo con pre-   Jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de La Laguna. Tenerife. dominio de las pulsiones libidinales de búsqueda de objeto, con ausencia o escasa participación de objetos internos persecutorios. La creatividad re-  presenta en estos casos una vía de solución ante la pérdida de un objeto altamente valorado, in- vestiendo las pulsiones libidinales dirigidas hacía este objeto en la actividad creadora. Abstract The creative psychoses. A study of Psychotic experience and scientific research The mental processes in creative activity com- bines primary process thinking, as dreams and  psychotic mental activity, and secondary process thinking, as in normal mature mental activity. This integration of primary and secondary proces- ses has its own peculiar characteristics, and has been termed «tertiary process». As primary pro- cesses serve the pleasure principle and secondary  processes the reality principle, tertiary processes are in service of individual trascendence or «trans- cendence principle». Some psychotic patients are able to function on high creativity, not only artistic, but also of a sci- entific nature. These «creative psychoses» are defined by affective and delusional psychopatho- logy, but with preservation of empathy, affective

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Las psicosis creativas.Un estudio de la

experiencia psicótica en la

investigación científica 

Dr. J. L. González de Rivera

Psiquis, 1983; 4: 54-60

Resumen 

La relación entre actividad creativa y psicopa-tología es tema de interés muy antiguo. La crea-tividad utiliza procesos mentales, similares en losque se conjugan representaciones mentales delos procesos primarios, similares a las presentesen las elaboraciones psicóticas y en los sueños, yelementos propios del proceso secundario, carac-terístico del pensamiento racional adulto habitual.Para esta integración de procesos primarios ysecundarios se propone el término de «procesoterciario», poseedor de características propias. Así coro el proceso primario está al servicio del

 principio de placer y el proceso secundario al ser-vicio del principio de la realidad, el proceso tercia-rio está al servicio de la trascendencia individual. Algunos individuos psicóticos parecen capaces defuncionar parcialmente en niveles de alta creativi-dad no sólo artística sino también científica. La psicosis creativa se caracteriza por manifestacio-nes psicopatológicas afectivas y delirantes, perocon preservación de las facultades de empatía,contacto afectivo y respuesta adecuada a necesi-dades rutinarias. Psicodinámicamente se caracte-rizan por un proceso de disolución del yo con pre-

 

 Jefe del Departamento de Psiquiatría de laUniversidad de La Laguna. Tenerife. 

dominio de las pulsiones libidinales de búsquedade objeto, con ausencia o escasa participación deobjetos internos persecutorios. La creatividad re- presenta en estos casos una vía de solución antela pérdida de un objeto altamente valorado, in-vestiendo las pulsiones libidinales dirigidas hacíaeste objeto en la actividad creadora.

Abstract

The creative psychoses. A study ofPsychotic experience and scientificresearch

The mental processes in creative activity com-bines primary process thinking, as dreams and psychotic mental activity, and secondary processthinking, as in normal mature mental activity.This integration of primary and secondary proces-ses has its own peculiar characteristics, and hasbeen termed «tertiary process». As primary pro-cesses serve the pleasure principle and secondary processes the reality principle, tertiary processesare in service of individual trascendence or «trans-cendence principle».

Some psychotic patients are able to function onhigh creativity, not only artistic, but also of a sci-

entific nature. These «creative psychoses» aredefined by affective and delusional psychopatho-logy, but with preservation of empathy, affective

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investment on interpersonal relationships, andgood adaptation to every day life. From a psycho-dynamic perspective, the creative psychoses, arecharacterized by a predominance of libidinal dri-ves and object search, with absence of internal persecutory objects and of aggressive drives. Crea-tivity represents an attempt to solve the loss of ahighly valued object, with investment of the ca-thexis formerly attached to the lost objects oncreative activity.

Es frecuente, al tratar de creatividad, referirsecasi exclusivamente a la que se desarrolla en loscampos artístico y literario. Mi propio interés eneste tema se inició con un estudio de pintores yescritores que atribuían su creatividad al consumode drogas (1), continuando por la identificación

de un pequeño grupo de adictos que desarrollansu toxicofilia en la búsqueda de modelos más am-plios y creativos de la realidad (2). Estos sujetostienden al consumo de euforoalucinógenos y psi-codislépticos y experimentan periódicos accesospsicóticos-tóxicos. Su motivación básica difiere delas tesis regresivas contenidas en la formulaciónpsicoanalítica de Rado (3), y se ajusta mejor a loque he denominado «teoría psicodinámica progre-siva de la adición» (4). Con ella intento explicar laatracción que los estados alterados de concienciaejercen sobre algunos individuos, no para escaparde la realidad hacía atrás, sino para transcenderlahacía esquemas conceptuales más complejos y

globalizadores. Las sustancias qué modifican lafunción de los centros cognitivos, liberándoles delinflujo sensorial habitual, fuerzan la elaboraciónde nuevos modelos y pueden inducir la experien-cia subjetiva de creatividad (5). Ciertamente queno estoy recomendando el consumo de drogaspara fines creativos, sino que sólo pretendo intro-ducir la noción que algunos individuos, dotadosde una motivación progresiva, persiguen activa-mente la experiencia psicótica con el objeto depotenciar su creatividad. En realidad, no es la nor-ma que la creatividad subjetiva del intoxicado sematerialice, como no es la norma que los psicóti-

cos sean creativos. Sin embargo, en ciertas psico-sis espontáneas puede ser operativo un mecanis-mo análogo al descrito para las psicosis tóxicas, yla desintegración cognitiva puede dar lugar a oca-sionales elaboraciones de tinte creativo.

El estereotipo del científico, tan diferente delque la imaginación popular atribuye al artista crea-dor, es quizá uno de los factores que inhibe el es-tudio de la creatividad en el campo de la ciencia.Rasgos como racionalidad, escepticismo, obsesiónpor la exactitud y el detalle, tecnificación, etc.,parecen, en efecto, muy lejanos tanto de los pro-cesos creativos como de los psicóticos. Sin em-bargo, el innovador científico no basa su tarea en

esos rasgos, que ya Cajal criticaba como propiosde «cientifistas» y no de científicos, sino en unaserie de procesos cognitivos especiales, capaces

de transformar conceptualizaciones de la realidaduniversalmente aceptadas hasta aquel momento.Freud (6) fue el primero en describir algunos deestos procesos, que clasificó en primarios y se-cundarios. El proceso primario es el más antiguoontogenéticamente, y opera mediante mecanismosde desplazamiento, condensación y sustitución.Su acción es prevalente en los sueños, en condi-ciones psicopatológicas como la esquizofrenia ydurante un corto período, en las primeras etapasdel desarrollo cognitivo normal. Los procesos se-cundarios solapan y tienden a sustituir pronto alos primarios, y constituyen el denominado pen-samiento conceptual, que sigue las leyes de la ló-gica y de los métodos inductivo y deductivo. Adi-cionalmente, Arieti (7) distingue el proceso ter-ciario, específico de la creatividad, y consistenteen combinaciones especiales de las formas prima-rias y secundarias de cognición. La creatividad,según este autor, tiene como función permitir, de

manera apropiada y deseable, la trascendencia delos modos habituales de sentir, comprender, rela-cionarse y hacer. La actividad del hombre normaltiende a seguir pautas fijas, repetitivas y predeci-bles, gobernadas por las leyes de la lógica y de lacostumbre, y el proceso creativo permite la libe-ración de esa rigidez. La creación, sin embargo,no es simplemente originalidad y libertad, sinoque también impone restricciones. En primer lu-gar, aunque su método cognitivo difiere del es-trictamente propio de los procesos secundarios,sus resultados no deben estar en desacuerdo conellos. Si así fuera, se trataría de produccionesbizarras y excéntricas, pero no creativas. En se-

gundo lugar, debe perseguir la expansión, de ma-nera deseable, de la experiencia humana, bienmediante placer estético, como en el arte, bienaumentando la utilidad, comprensión y predictibi-lidad de la Naturaleza, como en la ciencia. En ter-cer lugar, el proceso creativo tiende a satisfacerun deseo o una búsqueda por un objeto nuevo opor un estado de experiencia o de existencia queno se encuentra o no se desarrolla fácilmente.Freud señalaba que la urgencia de crear corres-ponde a un intento de solucionar conflictos bioló-gicos fundamentales, pero, como veremos másadelante, en la discusión de dos casos clínicos,

puede también responder a la necesidad de res-taurar o recuperar un objeto perdido, aplicando alacto creativo las catexias previamente fijadas aese objeto.

El acto creativo constituye, en resumen, unasíntesis de procesos primarios y secundarios conla que se satisface, de manera positiva y apropia-da, exigencias de tipo intrapsíquico y sociocultu-ral. En la creatividad científica no basta, sin em-bargo, con la formación de una síntesis, sino quees además necesario que se corresponda con losaspectos objetivos de la realidad exterior. En esteaspecto, quizá el término de «creación» se apli-que más justamente a producciones plásticas o

literarias, conviniendo mejor a la creatividad cien-tífica el «descrubrimiento». Por ello, la validaciónconsensual es un paso inescapable en el proceso

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de investigación científico, aunque en la creaciónartística puede considerarse que la comprensiónde la obra por otras personas cumple una funciónanáloga.

Habitualmente, se considera que la observa-ción, la experimentación y la recogida de datosson los factoress fundamentales de la investiga-ción científica. Sin embargo, estos no son sino ac-tividades secundarias de apoyo, que permiten laintegración de los descubrimientos en el contextogeneral de la ciencia, y su comprensión y valora-ción consensual por otros investigadores. El ver-dadero arranque de un descubrimiento científico,al igual que el de muchas obras artísticas, es unmomento de iluminación creativa. Un conocidoejemplo es el del matemático Poincare, que relatacomo, de manera repentina, le vino la idea de laidentidad entre las funciones Fuchsianas y las trans-formaciones de la geometría no euclidiana, doscampos considerados hasta entonces como inde-

pendientes y sin relación entre sí (8). Esta iden-tidad entre dos conceptos diferentes y sin rela-ción entre sí, surgida, no de un razonamiento ló-gico comparativo, sino de una percepción prima-ria, recuerda en cierta forma la percepción de-lirante o apófana de los esquizofrénicos. SegúnSchneider, en esta percepción delirante se esta-blece un lazo entre el objeto percibido y un signi-ficado nuevo, diferente del habitual, que le es da-do instantáneamente, adquiriendo así la percep-ción su carácter delirante. La gran diferencia en-tre la percepción delirante del esquizofrénico y laintuición creativa no radica tanto en sus aspectosformales, sino en sus consecuencias. El creativo

dedica grandes esfuerzos, de los clásicamenteconsiderados como propios de la investigacióncientífica, a exponer y explicar de manera com-prensible su intuición. El esquizofrénico no pasade la convicción, en contra de toda evidencia, yson precisamente sus infructuosos intentos deconvencer a los demás los que le ganan el califi-cativo de loco. Quizá habría que establecer ungradiente que va desde el científico creador reco-nocido, que consigue elaborar una nueva visiónde la realidad, compartida y aceptada por los de-más, hasta el psicótico cuya visión de la realidadno es aceptable, porque carece de los elementos

de coherencia y correlación necesarios para cons-tituir una mejor interpretación de la realidad. Elcientífico fracasado cuyas intuiciones podrían seraceptables, pero que no lo son por su incapacidadpara traducirlas al lenguaje lógico del procesosecundario, ocuparía un lugar intermedio en estecontinuo. Todo ello se debe a que la esencia delmétodo científico radica, precisamente, en la exi-gencia de que todo descubrimiento ha de ser tra-ducible a procesos secundarios, y demostrablemediante datos objetivos. Toda la teoría del cono-cimiento de Popper se basa en la idea de que,cualquiera que sea nuestro modelo de universo,estamos en un error, y que nuevas conceptualiza-

ciones sucesivas son necesarias para ajustarnosde manera cada vez más perfecta a la realidad úl-tima de las cosas. Por eso, la falseabilidad, es de-

cir, la posibilidad de formular una idea o hipótesisen términos que puedan ser sometidos a compro-bación experimental, es la esencia de la actividadcientífica, en el sentido de Popper. Esta es preci-samente la gran diferencia con la psicosis, en laque la convicción es suficiente. Es también, inci-dentalmente, la diferencia entre ciencia y creen-cia, puesto que los conocimientos obtenidos poresta última se aceptan por la autoridad del quélos imparte, y no por comprobación objetiva.

A pesar de esta diferencia entre procesos crea-tivos y psicóticos, es importante señalar que am-bos pueden coexistir en la misma persona, comose revela en los siguientes ejemplos clínicos:

H., un médico endocrinólogo, me llamó un díapor conferencia telefónica desde muy larga dis-tancia para comunicarme que había descubiertoel secreto último de la Naturaleza y estaba en po-sesión de la cura de una terrible enfermedad. To-do surgió cuando, mirando los grandes árboles

del parque bajo su ventana, sintió el movimientode las hojas en su propio cuerpo y comprendióque él era un ser vivo como el árbol y no inertecomo la mesa (textual). Estaba a punto de saltarpor la ventana para unirse mejor con la Naturale-za cuando, afortunadamente, decidió llamarme.Su propósito era aconsejarme con respecto a unasinvestigaciones neuroendocrinas que yo estabadesarrollando, y para las cuales su iluminaciónsería, me dijo, de gran ayuda. Durante largo ratome habló de plantas y musgos, de su madre (quehabía muerto pocos años atrás) y de su novia (conla que había roto meses antes), todo ello interca-lado con comentarios técnicos sobre neuroendo-

crinología que, a diferencia del resto de su con-versación, no me parecieron tan disparatados. Re-petidamente le insistí, en un intento de calmarle,que lo que parecía tan obvio no se comprendíafacilmente y que era importante desarrollar y cla-rificar esas ideas para la gente corriente. Brusca-mente, me preguntó: «No creerás que estoy loco,verdad?» a lo que respondí, con toda sinceridad:«Me parece que sí, pero no estoy seguro. Tene-mos que hablar más, ¿porqué no te vienes aquíunos días?». Contestó que estaba gastando unafortuna en teléfono, que no podía venir porquetenía mucho trabajo desarrollando su descubri-

miento, y que ya me escribiría. Me escribió, enefecto, cartas en las que coexistían los mismoselementos que en la conversación telefónica: re-ferencias a su vida afectiva, comparaciones entreprocesos vitales de los más variados organismosy elucubraciones de tipo teológico y cosmológico.El tono general fue paulatinamente menos deli-rante y más comprensible, y poco tiempo después,prestigiosas revistas empezaron a publicar muybien construidos trabajos científicos de H. sobrela respiración de las células cancerosas. Aunqueno se mencionaban los musgos en estos trabajos,yo pude reconocer en la génesis de las hipótesisque en ellos se sometía a análisis experimental

elementos del delirio arbóreo de H., traducido entérminos de procesos secundarios.

El segundo caso corresponde también a un in-

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vestigador en bioquímica, al que llamaré J. Miprimer contacto con J. fue en una reunión social,en el curso de la cual me confió que la mayoríade sus ideas y descubrimientos científicos se lashabía, textualmente, «soplado Dios al oído». Pos-teriormente recabó mi ayuda profesional para tra-tamiento de un síndrome crónico de insomnio ydurante este tratamiento pude conocer más deta-lles sobre varias crisis psicóticas. Todas ellas pa-recían relacionadas con situaciones de estrés vi-tal, y todas ellas habían sido precedidas por pe-ríodos de insomnio casi total, dedicados a intensaactividad intelectual en su profesión. Típicamente,estos períodos de desintegración psicótica eranseguidos, o bien por una restitución a la actividadcientífica creativa y productiva, o bien por fasesdepresivas, con abatimiento, apatía y autorrecri-minación, en las que empleaba frases como «Diosme ha abandonado» o «se me apagó la voz». Ensus períodos creativos refiere la existencia de una

voz que le aconseja y le sugiere protocolos expe-rimentales y soluciones a problemas de investiga-ción, sugerencias que con frecuencia resultan su-mamente acertadas.

J. considera las teorías sobre procesos creati-vos como eufemismos dónde se habla de intui-ción, porque «el mundo no está preparado parasaber que Dios habla directamente a los sabios».Esta idea constituye una réplica interesante a miinterpretación de que sus «voces» son la proyec-ción de ideas propias en un ser superior, lo cualpermite sentirse protegido por ese ente benévolo,fabricado a partir de sus propias intuiciones. Enotra ocasión, después de una interpretación mía

que resultó particularmente acertada, exclamócon admiración: «Me alegro de que por fin seasde los nuestros, porque eso te lo ha dicho el Se-ñor». A pesar de esta actividad de orden psicóti-co, sus trabajos científicos son irreprochables tan-to desde el punto de vista experimental como delde exposición, y son reconocidos internacional-mente.

La psicopatología de estos pacientes no es fácilde encuadrar en los esquemas nosológicos másconocidos. La coexistencia de alteraciones afecti-vas y delirantes puede hacer sospechar un sín-drome esquizoafectivo, sobre todo en el caso de

J. El diagnóstico de «psicosis reactiva esquizofre-niforme» podría ser aceptable para el caso de H.,tanto por la forma de inicio como por su evoluciónposterior. Sin embargo, la presencia de rasgoscomunes a ambos casos, que difieren de lo habi-tual tanto en las psicosis esquizofrénicas como enlas afectivas, permite agruparlos provisionalmen-te en una unidad conceptual, para la que utiliza-remos el término de «psicosis creativa». Comoveremos en detalle a continuación, la psicosiscreativa se caracteriza por un proceso de disolu-ción del yo en el que predominan las pulsiones li-bidinales de búsqueda del objeto, y que evolucio-na hacía una estructuración creativa de la expe-

riencia psicótica. En primer lugar, junto a la bue-na conservación del contacto afectivo, llama laatención la capacidad, tanto de H., como de J.,

para salir de su propia problemática e intentarayudar de manera eficaz a otra persona. No merefiero a los elementos grandiosos comunes, a losdelirios mesiánicos, de salvar a la Humanidad, cu-rar el cáncer, etc., sino a su preocupación, conci-sa y concreta, por mi propio desarrollo científico.Su interés y sus consejos, en plena crisis psicóti-ca, contenían elementos dictados, no tanto porlas necesidades de su delirio, como por su inter-pretación de mis propias necesidades (científicas,no delirantes). Es evidente que se estableció en-tre cada uno de ellos y yo un intenso procesotransferencial, terapéuticamente beneficioso, y concaracterísticas peculiares, en contraposición conla avidez transferencial típica del psicótico (no to-talmente ausente en estos dos casos) existía enellos un deseo genuino de dar de sí mismos, iden-tificable contratransferencialmente, y que consi-dero clave en la interpretación de la dicotomíapsicosis-creatividad. Mientras que en la disolución

esquizofrénica de la personalidad las barreras delyo son derribadas por el odio —la avidez—, elpunto máximo de la disolución creativa, al igualque la ruptura mística, se caracteriza por unaapertura del yo a impulsos del amor (9). La posi-bilidad de plasmar las experiencias delirantes enconstrucciones lógicas funcionales del mundo re-al, compatibles y beneficiosas para otros, depen-de críticamente del predominio de las pulsiones li-bidinales-nutritivas sobre las agresivas-destructi-vas. El carácter benévolo de los contenidos deli-rantes confirma este predominio de las pulsionesde vida, en contraste con el tinte persecutorio ha-bitual de los delirios psicóticos. Así, la felicidad de

H. durante su experiencia delirante con los árbo-les recuerda más una vivencia mística que unacrisis esquizofrénica, mientras que la voz queaconseja a J., acertadamente además, no tienenada de la persecución alucinatoria del paranoide.El carácter protector y benévolo del objeto inter-no, frente al carácter destructor del objeto perse-cutorio activado en las psicosis habituales, nosorienta hacía una diferencia psicodinámica impor-tante. En las psicosis tóxicas por psicodislépticosencontramos también este difícil equilibrio, de-pendiendo que el viaje sea «bueno» o «malo» delpredominio relativo entre objetos buenos y malos

del mundo interno. Ciertamente que en los doscasos que tan brevemente he presentado no es-taban ausentes los aspectos persecutorios y de-presivos, y quizá la activación y desarrollo de unobjeto interno compensador constituya el núcleoesencial de su capacidad creativa. Resumiendo eneste punto, la desestructuración lógica y la diso-lución de las barreras del yo no parecen diferen-ciar las psicosis creativas de las demás. La dife-rencia radica más a nivel afectivo que cognitivo,con un predominio relativo de pulsión libidinalneutralizada.

Para que el acto creativo pueda realizarse esnecesario, además, que esta energía psíquica se

aplique a la elaboración de estructuras cognitivasestables y susceptibles de apropiada expresiónexterna. La tensión creadora es la parte de ener-

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gía libidinal ligada al nuevo constructo cognitivoque tiende a la producción de equivalentes de eseconstructo en la realidad externa (5). Lo creadoconstituye así, como dice Grinberg (10), un nuevoobjeto hacía el cual se dirige la pulsión hasta en-tonces insatisfecha. El paso de este objeto delmundo interno al externo requiere un tremendoesfuerzo que sólo puede realizarse si el yo con-serva una parcela funcionalmente sana, capaz deoperar en la realidad. Tanto H como J. muestran,precisamente, la preservación de esta parcela sa-na, que les permite continuar una vida normalatender detalles mundanos, como el coste de lasconferencias telefónicas o la preparación de pre-supuestos de investigación. Entre la esfera sana yla psicótica parece operar una tercera fracción, delímites borrosos, en la que se lleva a cabo la acti-vidad científica creadora.

Llegamos ahora al punto de intentar explicar-nos la función del acto creativo con respecto al

mantenimiento del equilibrio de la economía psí-quica. Recurriremos para ello a algunos datos dela historia clínica de nuestros pacientes: H, hijoúnico, huérfano de padre a temprana edad, habíaperdido a su madre pocos años antes de la expe-riencia psicótica. En medio de un duelo que pare-cía revestir caracteres patológicos, H conoce auna joven por la que prontamente siente un in-tenso amor y, al ser correspondido, no sólo su-pera su estado depresivo, sino que se lanza a unaintensa actividad profesional de ribetes casi hipo-maníacos. En estas circunstancias, H logra unabeca de investigación en Estados Unidos y, justa-mente en el momento en que la continuidad de

su proyecto está en duda, recibe la noticia delrompimiento total y definitivo de relaciones porparte de su novia, en los pocos meses que pre-ceden a la crisis psicótica, H alterna períodos deinactividad depresiva con otros de intensa vidasocial y promiscuidad sexual.

Visto retrospectivamente, parece evidente queH no puede tolerar la ausencia del objeto y que,desde la muerte de su madre, intenta desespera-damente establecer nuevas catexis con objetosreales. Una vez que todo ha fallado, abandonadopor la novia, en un país extraño y con dificultadesprofesionales, H encuentra en su delirio una solu-

ción brillante: la fusión con la Naturaleza, fuentede toda vida, habrá de garantizarle para siempre jamás la permanencia del objeto. Solamente cuan-do H. va siendo capaz de atemperar paulatina-mente sus necesidades fusionales, de tolerar lafrustración por la ausencia del objeto, y de re-nunciar a la descarga total e inmediata de sus ca-texis, puede iniciarse su actividad creativa en elterreno científico.

Es importante hacer constar aquí de nuevo laausencia conspicua de objetos persecutorios. Enla ausencia del objeto, la creación de objetos in-ternos persecutorios es la respuesta habitual, yde ella proceden los síntomas ansiosos y depresi-

vos característicos de los estados patológicos. Lacapacidad de vivir la ausencia del objeto comoausencia, y no como presencia de objeto persecu-

torio, es esencial para la evolución creativa de la psicosis. Cuando J, proyecta en un dios personifi-cado todo lo mejor de sí mismo, para establecerdespués una relación bipersonal con este objetointerno omnipotente y benévolo, está haciendo lomismo que H. cuando éste disuelve fusionalmentesu yo en la Naturaleza: Crear un objeto buenoque sustituya al original perdido. Los delirios deambos pacientes representan soluciones a esta-dos muy regresivos de pérdida objetal, esencial-mente diferentes a la solución habitual de conver-tir el objeto ausente en objeto malo investido depulsiones agresivas. La creación científica repre-senta para ellos otra modalidad de solución, en laque utilizan elementos delirantes, pero en la quese renuncia a la gratificación autista y se persigueun objeto —el descubrimiento científico— quepueda ser compartido. Podría argüirse que los ob-

 jetos omnipotentes delirantes tienen un carácterdefensivo, y tal vez sea así hasta cierto punto.

Pero está claro que, si existiera un predominio depulsiones agresivas, nunca podrían ponerse enmarcha procesos creativos cuya finalidad es la me-

 jor comprensión de la vida y el desarrollo de nue-vas terapéuticas. No sólo en estos dos casos, sinoen general, considero que el predominio de pul-siones amorosas es esencial para que pueda dar-se el fenómeno creativo. Por otra parte, las priva-ciones, experiencias traumáticas y frustracionesque con frecuencia jalonan las vidas de personascreativas (11) pueden ser necesarias para queaparezca la necesidad de recrear en el mundoexterno los objetos internos, necesidad que cons-tituye una de las características básicas de la

creatividad (5).

Bibliografía

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