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Sobre la desafectación de ejemplos del acervo urbanístico-arquitectónico de la ciudad (conversando con Lorenzo). En el artículo del arquitecto Nelson Lorenzo publicado en BSAU/ setiembre-octubre/2005 y ahora reproducido en el Foro del presente Ciclo, se hace referencia a tres ejemplos de desafectación del acervo urbanístico-arquitectónico de Montevideo: el ex Asilo Larrañaga, el Hipódromo de Maroñas y el Teatro Victoria Hall. El planteo de Lorenzo es perfectamente compartible, pero justifica una precisión respecto al papel que sobre el particular jugó la Comisión del Patrimonio (y también otros actores, unos a favor y otros en contra de los valores en juego). a) EX ASILO LARRAÑAGA: cuando en junio de 1996 la Comisión -entonces llamada “del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación”- formaliza la Resolución Nº 618/996, había fracasado un programa de rehabilitación impulsado por el Banco Hipotecario -con proyecto del MOP-; no se disponía de recursos propios ni se avizoraba la posibilidad de un programa “salvador” de esa preexistencia, ya a esa altura con un nivel de deterioro avanzado. Se tomó entonces una decisión a mi criterio inadecuada, limitando la protección al portal sobre la calle San Salvador. Esa renuncia de la Comisión pudo generar la destrucción del bien hasta entonces protegido, pero dos años más tarde hubo un hecho que vale remarcar. Por resolución de fecha 10.06.1998, el BHU hizo público un llamado a licitación por sistema de proyecto y precio referido al predio en cuestión, con el objeto de “recuperar una manzana

Gonzalez, Nery. Sobre_la_desafectación

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Sobre la desafectación de ejemplos del acervo urbanístico-arquitectónico de la ciudad (conversando con Lorenzo).

En el artículo del arquitecto Nelson Lorenzo publicado en BSAU/ setiembre-octubre/2005 y ahora reproducido en el Foro del presente Ciclo, se hace referencia a tres ejemplos de desafectación del acervo urbanístico-arquitectónico de Montevideo: el ex Asilo Larrañaga, el Hipódromo de Maroñas y el Teatro Victoria Hall. El planteo de Lorenzo es perfectamente compartible, pero justifica una precisión respecto al papel que sobre el particular jugó la Comisión del Patrimonio (y también otros actores, unos a favor y otros en contra de los valores en juego). a) EX ASILO LARRAÑAGA: cuando en junio de 1996 la Comisión -entonces llamada “del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación”- formaliza la Resolución Nº 618/996, había fracasado un programa de rehabilitación impulsado por el Banco Hipotecario -con proyecto del MOP-; no se disponía de recursos propios ni se avizoraba la posibilidad de un programa “salvador” de esa preexistencia, ya a esa altura con un nivel de deterioro avanzado. Se tomó entonces una decisión a mi criterio inadecuada, limitando la protección al portal sobre la calle San Salvador. Esa renuncia de la Comisión pudo generar la destrucción del bien hasta entonces protegido, pero dos años más tarde hubo un hecho que vale remarcar. Por resolución de fecha 10.06.1998, el BHU hizo público un llamado a licitación por sistema de proyecto y precio referido al predio en cuestión, con el objeto de “recuperar una manzana urbana con un programa revitalizador para el área y que mantenga las importantes referencias históricas del predio”. La convocatoria tuvo amplia respuesta. El Jurado formalizó su fallo con fecha 04.08.1999 y la Comisión Asesora de Adjudicaciones lo ratificó el 22.09.1999, en ambas instancias por decisión unánime de sus miembros. El proyecto ganador correspondió a Estudio 5, siendo la propuesta de menor costo, con respaldo de la empresa de Alvaro Palenga. Estaban dadas las mayores garantías a nivel de proyecto y obra, pero trece meses más tarde, el Directorio del BHU resolvió -sin fundamento conocido- declarar “frustrada” la licitación. Y con esa resolución impresentable, se cerró la posibilidad de rescatar ese ámbito patrimonial con un proyecto de muy notable calidad (conozco el tema por haber sido miembro del Jurado, elegido por los concursantes). Luego siguieron las demoliciones… Como vemos, hubo varios implicados en esta otra oportunidad perdida, pero también, varios que hicieron lo posible para que eso no ocurriera. Conviene recordarlo.

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b) HIPODROMO DE MAROÑAS: ya avanzada la década del 90, vaciada toda capacidad de gestión institucional, el Hipódromo parecía una herencia sin futuro. La magnitud de la inversión de rehabilitación crecía a medida que el deterioro de las instalaciones avanzaba. No estando en la agenda del Estado asumirla y dado que no se veían en el horizonte próximo ofertas de privados, la situación pintaba fiera. Fue en ese contexto, que probablemente la Comisión del Patrimonio estuvo tentada de repetir lo actuado con el Asilo, llegando a impulsar la desafectación de parte del predio, cosa que haría feliz a algún inversor interesado no en el Hipódromo, sino en un programa -tal vez de vivienda- que ocupara parte de ese verdadero “parque urbano”.Importa señalar que el titular del Ministerio de Cultura, el contador Samuel Lichtenstein, crítico de esa decisión, intervino de hecho la Comisión, asumiendo directamente -como la ley 14.040 lo habilita- su presidencia, promoviendo una revisión de lo actuado, punto que se concretó por resolución Nº 18/998 de fecha 09.01.1998. Fue en ese marco legal que poco tiempo después, se concretó la propuesta de Hípica Rioplatense, con proyecto del arquitecto Herrera Lussich, dando lugar a una de las experiencias más interesantes de intervención de la Comisión del Patrimonio en correspondencia con los cometidos que la ley le asigna. Sería bueno abrir una oportunidad de hacer pública esa experiencia y poder tener de ella una valoración crítica.

c) EL TEATRO VICTORIA HALL: la obra de John Adams merecía sin duda mejor suerte que la que uno podía apreciar en los primeros años de este siglo, abandonada a su suerte por su propietario -el Banco de Seguros del Estado- e increíblemente convertida su sala en basurero público. Las autoridades del Banco, al intentar deshacerse del bien, se encontraron con el “inconveniente” de su protección patrimonial (que de poco había servido hasta ese momento…), por lo que actuaron ante el Poder Ejecutivo para que sin más trámite ni consulta se eliminara ese problema. La gestión fue discreta y eficiente, de modo que el Ejecutivo concretó la desafectación solicitada, sin que la Comisión del Patrimonio tuviera arte ni parte. Hasta aquí, todo congruente con el relato de Lorenzo. Pero la historia sigue.

Los primeros en movilizarse, como era previsible, fueron actores de teatro que veían desaparecer uno de los nobles escenarios de la ciudad, en ese tiempo vandalizado, pero estando todavía abierta la posibilidad de su recuperación. Llevaron ese planteo a la Comisión, quien hizo suya la demanda y elevó nota al ministro de Educación y Cultura -ejercido en ese entonces por Antonio Mercader-, solicitando la rectificación de lo actuado. La gestión de la Comisión fue exitosa y el sitio volvió a gozar de protección patrimonial, según resolución Nº 43/003 de fecha 21 de enero

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de 2003, con una consecuencia positiva: finalmente se obtuvieron los fondos para revertir la situación casi ruinosa del período inmediato anterior, concretándose los trabajos de rehabilitación que han permitido recuperar la función original del teatro. He aquí una historia problemática, con final feliz.

Montevideo, 5 de setiembre de 2011