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Gracias a Dios por todo! Sobre el agradecimiento a Dios Obispo Alejandro (Mileant). Traducido por Dra. Elena Ancibor / Ludmila Lubomirky de Tomicich Contenido: Porque hay que agradecer a Dios . Oraciones de agradecimiento . Akathisto de agradecimiento a Dios . Hay un relato sobre un pastor protestante que fue a un hospital psiquiátrico para visitar a los enfermos. Uno de ellos, en un momento de lucidez mental, le preguntó al pastor: "Agradeció Ud. a Dios alguna vez por su intelecto?" El pastor, ante esta pregunta, se sobresaltó. No, nunca le vino a la mente de agradecer a Dios por un don tan evidente. Solo aquí, en el hospital, él entendió que el intelecto - es un magno don de Dios! El pastor prometió allí mismo al enfermo y a si mismo de agradecer a Dios cada día por su mente sana. Este hecho en la vida del pastor, pone de relieve la particularidad de la relación humana con los bienes de la vida: los hombres se acostumbran a aceptar todo como algo

Gracias a Dios

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Gracias a Dios

Gracias a Dios

por todo!

Sobre el agradecimiento a Dios

Obispo Alejandro (Mileant).

Traducido por Dra. Elena Ancibor / Ludmila Lubomirky de Tomicich

Contenido: Porque hay que agradecer a Dios. Oraciones de agradecimiento. Akathisto de agradecimiento a Dios.

Hay un relato sobre un pastor protestante que fue a un hospital psiquitrico para visitar a los enfermos. Uno de ellos, en un momento de lucidez mental, le pregunt al pastor: "Agradeci Ud. a Dios alguna vez por su intelecto?" El pastor, ante esta pregunta, se sobresalt. No, nunca le vino a la mente de agradecer a Dios por un don tan evidente. Solo aqu, en el hospital, l entendi que el intelecto - es un magno don de Dios! El pastor prometi all mismo al enfermo y a si mismo de agradecer a Dios cada da por su mente sana.

Este hecho en la vida del pastor, pone de relieve la particularidad de la relacin humana con los bienes de la vida: los hombres se acostumbran a aceptar todo como algo debido, algo que corresponde. Muy raramente alguna persona agradece a su Creador, Quien siempre se preocupa por l y le enva Sus innumerables bienes, tanto materiales, como espirituales.

"Donde quiere que mire, con los ojos del corazn, - escribe el padre San Juan de Kronstadt, - dentro o fuera de mi, en todo veo una causa poderosa para agradecer y glorificar al Seor!"

Efectivamente, todo nuestra vida es una infinita cadena de misericordias Divinas! l cre a nuestro cuerpo, que es mejor y ms perfecto que cualquier mecanismo o computadora. El insufl en nosotros esta alma inmortal y similar a Dios, que vivifica a nuestro cuerpo perecedero, y que es la cosa mas preciada para nosotros. l nos dio el intelecto que nos eleva sobre los animales; el libre albdro, gracias al cual, podemos perfeccionarnos fsica y espiritualmente y dirigir nuestra vida hacia el bien; los sentimientos, que nos permiten gozar de los dones de la bondad Divina, encontrar la felicidad y la alegra en la vida.

A pesar de no ver a Dios con nuestros ojos, sabemos que l se preocupa de nuestro bien ms, que una madre ms amante. l ordena al sol de iluminar, calentar y vivificarnos, enva la lluvia y la fertilidad, nos da alimentos y alegra nuestros corazones. l orden a la tierra producir diferentes frutos, que alimentan y mantienen nuestro cuerpo con vida, y obliga a los animales a servirnos. As, por Su voluntad montaas y valles, mares y ros, rboles y piedras, pjaros y peces, tierra y aire - todo sirve para nuestro provecho y gozo. Su fuerza Divina nos sostiene, prolonga y guarda nuestra vida en medio de peligros y adversidades del mundo. Por consiguiente, "por l vivimos, nos movemos y existimos." Cada momento de nuestra vida es el don de Su infinita misericordia, cada respiracin nuestra es el signo de Su paternal benevolencia; cada palpitacin de nuestro corazn es la obra de Su altsimo amor y misericordia.

Y eso no es todo! Cuando los humanos vulneraron las leyes Divinas se expusieron a diferentes padecimientos, se tornaron intiles ante Dios, indignos de vivir y ser felices, Dios Padre no les dejo perecer. Al contrario, por Su infinito amor que "Ha dado a Su Hijo unignito, para que todo aquel que en l cree, no se pierda, mas tenga la vida eterna" (Jn. 3:16).

El Hijo Unignito de Dios, se apiad de nosotros, los hijos prdigos, vino a nuestro mundo, y tomo nuestro cuerpo mortal. "Se despoj a Si mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en condicin de hombre, se humill a S mismo, hacindose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filip. 2:7-8). El nos ense como vivir en forma justa y nos indic el camino al Reino Celestial. El tom sobre Si los pecados del gnero humano, padeci por nosotros humillaciones, escupitajos, golpes, sufrimientos en la cruz y la muerte vergonzosa junto con los malhechores, verti Su sangre por nosotros, y ofrend por nosotros Su alma, "Para destruir por medio de la muerte al que tena el imperio de la muerte, esto es, el diablo, y librar a todos que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Heb. 2:14-15).

El Espritu Santo, Consustancial al Padre e Hijo, por consideracin y gracias al sacrificio redentor de Dios-Hombre, desciende sobre nosotros, purifica nuestra conciencia de hechos pecaminosos, vivifica y santifica a nuestro ser, nos da Su fuerza Divina, necesaria para la vida justa y nos hace hijos de Dios.

Con todo eso, a menudo, olvidamos a Dios, afligimos Su misericordia con nuestra terquedad, falta de discernimiento y maldad. Pero el Seor no slo no nos destruye, sino perdona y nos concede Su Gracia, esperando con paciencia nuestra correccin. Sin tomar en cuenta nuestras frecuentes cadas, l con gran preocupacin y sabidura gua nuestra vida hacia la salvacin y alegra sin fin en moradas celestiales. Muy poca gente piensa sobre las dificultades que nosotros mismos oponemos a Dios en la obra de nuestra salvacin.

San Juan de Kronstadt nos hace participes de su experiencia, que es tambin conocida a muchos fieles:

"Cuantas veces la muerte entraba en mi corazn, pasando luego a mi cuerpo (innumerables) y de todos estos casos mortales el Seor me salvaba!" El sentimiento de las numerosas bondades, recibidas de Dios, inspir al Rey David las siguientes palabras: "Bendice, alma ma, al Seor, y bendiga todo mi ser Su santo nombre. Bendice, alma ma, al Seor y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El es quien sana todas tus dolencias; El que te rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca de modo que t rejuveneces como el guila. El Seor es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia... Misericordioso y clemente es el Seor; lento para la ira, y grande en misericordia" (Sal. 103).

En los momentos de pruebas muchos se desalienten y murmuran. Pero hay que entender, que el Seor a veces, permite que tengamos sinsabores y penas, no por Su olvido o por castigarnos. No! El lo permite como un remedio amargo, pero necesario, que nos cura del orgullo, vanidad, amor propio excesivo y otras fallas. Comprendiendo eso, el gran San Juan Crisstomo, en el ocaso de sus das, deca: "Gracias a Dios por todo, y en particular, por las aflicciones!"

A nosotros, de religin ortodoxa, nos es necesario agradecer especialmente a Dios por el honor de ser los hijos de Su verdadera Iglesia, que, gracias a la fuerza del Espritu Santo, contiene la pura enseanza Evanglica, nos ilumina y fortifica con sus Sacramentos de Gracia. Esta es la Iglesia a la cual pertenecan los Profetas, Apstoles, mrtires y todos los santos, que se encuentran en las moradas celestiales y forman junto a nosotros, sus hermanos menores, una gran familia de Dios. Es la Iglesia, donde recibimos la Comunin del Cuerpo y Sangre de nuestro Salvador y que nos otorga la inmortalidad.

As, penetrando en los caminos de la Providencia Divina en nuestra vida, vemos, que no tanto el deber y la obligacin, sino todo nuestro ser en el presente y en el futuro, exige que no seamos insensibles ante las bondades Divinas! Hay que agregar, que nuestro agradecimiento es necesario, no tanto a Dios, como a nosotros mismos. Dando gracias a Dios, recordamos Su amor hacia nosotros, Su continua preocupacin, y el mar de bondades materiales y espirituales, que diariamente vierte sobre nosotros. Este recuerdo aclara a nuestra mente, nos hace entender claramente en que consiste la verdadera meta de nuestra vida, y nos ayuda a separar lo principal de lo secundario.

Adems el agradecimiento a Dios disipa la melancola, aleja la tristeza, nos devuelve la energa y anima el espritu. El agradecimiento a Dios se puede comparar con los rayos tibios del sol, penetrando al oscuro stano de nuestro alma. Del contacto con el Sol Espiritual, el alma se entibia, el hombre se vuelve ms bondadoso y preparado para amar.

Tratemos cada da, y en particular los domingos, agradecer a nuestro Creador y Salvador - esto servir como un excelente remedio para nuestro alma.

Oraciones de agradecimiento

Del Tedeum

Seor Jesucristo, Dios nuestro, Dios de toda misericordia y generosidad, Cuya bondad no tiene lmites y Cuyo amor a los hombres es un abismo inconmensurable! Dirigindonos a T grandeza, temerosos y trmulos como esclavos indignos, Te traemos nuestro agradecimiento por las misericordias que nos mostraste. Como el Seor, Rey y Benefactor, Te glorificamos, elogiamos, cantamos y honramos y, postrndonos, de nuevo agradecemos! A T inefable misericordia Te rogamos humildemente: como ahora aceptaste nuestros ruegos y los cumpliste, as en el futuro ayudanos a prosperar en el amor hacia T y nuestros prjimos y en todas las virtudes. Haznos meritorios de siempre agradecer y glorificar a T con T Eterno Padre y Todosanto, benvolo y consustancial Espritu Tuyo. Amen.

Salmo 146

Alaba, oh alma ma, a Jehov. Alabar a Jehov en mi vida: Cantar salmos a mi Dios mientras viva. No confiis en los prncipes, Ni en hijo de hombre, porque no hay en l salud. Saldr su espritu, tornarse en su tierra: En aquel da perecern sus pensamientos. Bienaventurado aquel en cuya ayuda es el Dios de Jacob, Cuya esperanza es en Jehov su Dios: El cual hizo los cielos y la tierra, La mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre; Que hace derecho a los agraviados; Que da pan a los hambrientos: Jehov suelta a los aprisionados; Jehov abre los ojos a los ciegos; Jehov levanta a los cados; Jehov ama a los justos. Jehov guarda a los extranjeros; Al hurfano y a la viuda levanta; Y el camino de los impos trastorna. Reinar Jehov para siempre T Dios, oh Sin, por generacin y generacin. Aleluya.

Otros salmos de agradecimiento y glorificacin: 8, 34, 66, 92, 96, 97, 103, 104, 146, 148, 149 and 150.

La Gran Doxologa

Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad a los hombres. Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos, Te glorificamos, Te damos gracias por T grande gloria, Seor, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso, Seor, Hijo unignito Jesucristo y el Espritu Santo; Seor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros. T que quitas los pecados del mundo, recibe nuestra oracin. T que estas sentado a la diestra del Padre, ten piedad de nosotros. Porque slo T eres santo, solo T eres Seor. Solo T, Jesucristo, eres altsimo en la gloria de Dios Padre. Amen.

Da a da te bendecir, y alabar T nombre para siempre, y por los siglos.

Concede, Seor, guardarnos este da sin pecado. Bendito eres, Seor Dios de nuestros padres, y alabado y glorificado sea T nombre para siempre. Amen.

Sea sobre nosotros T misericordia, Seor, como hemos esperado en T.

Bendito seas, Seor, enseame Tus estatutos. [tres veces].

Seor, T has sido nuestro refugio de generacin en generacin. Dije, Seor, ten piedad de m, sana mi alma, porque he pecado contra ti. Seor, a ti huyo, enseame a hacer T voluntad, porque T eres mi Dios. Porque contigo esta la fuente de la vida; en T luz la luz veremos. Extiende T misericordia a los que Te conocen.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. [tres veces].

Gloria al Padre y al Hijo y al Espritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.

Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.

Akathisto de Agradecimiento

(Escrito por un sacerdote, padre Gregorio Petrov, en los aos 40, en uno de los campos de concentracin de Stalin, donde el autor probablemente muri).

Kontaquio 1

Incorruptible Rey de los siglos, que tienes en T mano todos los caminos de la vida humana, con la fuerza salvadora de T Providencia. Te agradecemos por las bondades conocidas y desconocidas, por la vida terrenal y por las alegras celestiales de T Reino futuro. Sigue otorgando Tus misericordias a nosotros, que Te cantamos: Gloria a T Seor por los siglos!

Ikos 1

Nac en este mundo como un nio dbil y desvalido, pero T ngel extendi sus alas, protegiendo mi cuna. Desde entonces T amor ilumina misteriosamente a todos mis caminos, conducindome hacia la luz de la eternidad. Los dones de T providencia gloriosamente se muestran desde el primer da y hasta ahora. Agradezco y clamo junto con todos que Te conocieron: Gloria a Ti, que me llamaste a la vida; Gloria a Ti, que me revelaste la belleza del universo; Gloria a Ti, que abriste ante mi el cielo y la tierra como un libro eterno de la sabidura; Gloria a T eternidad en medio del mundo temporal; Gloria a Ti, por Tus bondades secretas y reveladas; Gloria a T por cada paso de mi vida, cada instante de alegra; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 2

Seor, que hermoso es ser T husped: el viento perfumado, las montaas erguidas hacia el cielo, como espejos infinitos reflejan el oro de los rayos y las nubes livianas. Toda la naturaleza susurra misteriosamente, est llena de cario, las aves y los animales llevan el sello de T amor. Bendita sea la madre tierra con su belleza pasajera, que despierta el anhelo de la patria eterna, donde en la belleza indestructible suena Aleluya!

Ikos 2

Tu me hiciste entrar en esta vida como en un paraso encantador. Vimos el cielo como una profunda copa azul, donde suenan los cantos de los pjaros; escuchamos el murmullo apaciguador del bosque y la dulce msica de las aguas; comimos fragantes frutos y perfumada miel. Que bueno estar en T tierra, que alegra ser T husped. Gloria a T por la fiesta de la vida; Gloria a T por el perfume de los muguetes y rosas; Gloria a T por la dulce variedad de bayas y frutos; Gloria a T por el brillo del roco matinal; Gloria a T por la sonrisa del luminoso despertar; Gloria a T por la vida eterna, presagio de la celestial; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 3

Con la fuerza del Espritu Santo respira cada flor, la quieta brisa del perfume, la suavidad del color, la belleza de lo Magno en lo pequeo. Gloria y honor al Dios vivificador, Quien extiende los prados como tapices floridos, corona a los campos con el oro de las espigas y azul de los azulejos, y las almas con la alegra de la contemplacin. Algrense y canten a El: Aleluya!

Ikos 3

Que bello Eres en el triunfo de la primavera. Cuando revive toda la creacin y con mil voces clama a Ti. T eres la fuente de la vida y el Vencedor de la muerte. Bajo la luz de la luna y con el canto del ruiseor estn los valles y los bosques en su blanco ropaje nupcial. Toda la tierra es T novia, ella Te espera - a su Inmortal Prometido. Si T vistes al pasto as, como transfiguraras a nosotros en el futuro siglo de la resurreccin, como se iluminaran nuestros cuerpos, como brillarn las almas! Gloria a Ti, que has extrado de la tierra oscura los diferentes colores, gustos y aromas; Gloria a T por la cordialidad y el cario de toda la naturaleza; Gloria a T por rodearnos con miles de Tus criaturas; Gloria a T por la profundidad de T intelecto impreso en el mundo; Gloria a Ti, con veneracin beso la marca invisible de T pie; Gloria a Ti, que prendiste ante nosotros la luz de la vida eterna; Gloria a T por la esperanza de la belleza inmortal; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 4

Como T dulcificas a los que piensan en Ti, cuan vivificante y santa es T palabra, la conversacin Contigo es mas blanda que la uncin y mas dulce que el panal. La oracin a T da alas y vivifica. Que trepidacin llena entonces al corazn y cuan grande y inteligente se vuelve la naturaleza y toda la vida! Sin T - es un vaco, donde ests presente - est la riqueza del alma y fluye el arroyo del canto: Aleluya!

Ikos 4

Cuando desciende el ocaso sobre la tierra, cuando reina la paz y el silencio del anochecer, yo veo T palacio bajo la forma de castillos luminosos en las sombras y rojez de las nubes. Fuego y prpura, oro y azul, profetizan la indescriptible belleza de Tus moradas y llaman con solemnidad: vamos hacia el Padre! Gloria a Ti, que derramas sobre el mundo una enorme paz; Gloria a T en la hora calma del anochecer; Gloria a T por el ultimo rayo del sol poniente; Gloria a T por el reposo bendito del sueno; Gloria a T por T benevolencia en la oscuridad, cuando el mundo entero est lejano; Gloria a T por la emocin de las oraciones del alma conmovida; Gloria a T por la promesa del despertar para la alegra del da eterno; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 5

No son temibles las tormentas de la vida al que tiene en su corazn prendida la lmpara de T fuego. Alrededor las tinieblas, la tormenta y el aullar del viento, y en su alma - la calma y la paz. All esta Cristo! Y el corazn canta Aleluya!

Ikos 5

Veo T cielo brillante de estrellas. Cun rico eres, cunta luz tienes! Las luminarias lejanas me estn mirando con sus rayos desde la eternidad. Soy tan pequeo e nfimo, pero el Seor est conmigo, Su mano me protege siempre con amor. Gloria a T por los constantes cuidados; Gloria a T por los providenciales encuentros con la gente; Gloria a T por el amor de los familiares, por la fidelidad de los amigos; Gloria a T por la mansedumbre de los animales, que me sirven; Gloria a T por los momentos luminosos de mi vida; Gloria a T por las luminosas alegras del corazn; Gloria a T por la felicidad de vivir, moverme y observar; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 6

Cun inmenso y cercano Eres en el poderoso movimiento de la tormenta, como se nota T mano fuerte en los relmpagos enceguedores y magnifica T grandeza. La voz del Seor sobre los campos y en el susurro del bosque, la voz del Seor en el nacimiento de los truenos y lluvias, la voz del Seor sobre las muchas aguas. Alabanza a T en el fragor de los volcanes. T sacudes a la tierra como a un ropaje. T levantas las olas del mar hasta el cielo. Alabanza a Ti, que haces humilde el orgullo humano, que penitente, clama: Aleluya!

Ikos 6

Como el relmpago ilumina el banquete de un palacio y luego las lmparas parecen pobres, as T de repente brillaste en mi alma en los momentos de mximas alegras de la vida. Y despus del relmpago de Luz, ellas parecen incoloras, oscuras y fantasmales. El alma se precipitaba atrs de Ti. Gloria a T por ser el lmite y el final del ms alto sueo humano! Gloria a T por nuestra insaciable sed del contacto Divino; Gloria a T por inspirar a nuestra alma el eterno anhelo del cielo; Gloria a Ti, que nos revestiste con Tus delicados rayos; Gloria a Ti, que destruyes el poder de los espritus de las tinieblas, que condenaste a la aniquilacin a todo el mal; Gloria a T por Tus revelaciones, por la felicidad de sentirte y vivir Contigo; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 7

Tu llamado se escucha en la divina combinacin de los sonidos. T nos abres la antesala del futuro paraso en el canto meldico, en tonos armnicos, en la altura de las bellezas musicales, en el brillo de la creacin artstica. Todo lo realmente hermoso, con un llamado poderoso eleva el alma hacia T y fuerza cantar con delicia: Aleluya!

Ikos 7

Con la inspiracin del Espritu Santo T iluminas el pensamiento de los pintores, poetas, genios de la ciencia. Con la fuerza del conocimiento superior ellos llegan a entender profeticamente Tus leyes, descubriendo ante nosotros la profundidad de T sabidura creadora. Sus obras, sin querer, hablan de Ti. O cuan grande eres en Tus criaturas, o cun grande eres en el hombre. Gloria a Ti, que mostraste la inconcebible fuerza en las leyes del universo; Gloria a Ti. Toda la naturaleza est llena de Tus leyes; Gloria a T por todo descubierto a nosotros por T benevolencia; Gloria a T por lo que sabiamente nos revelaste; Gloria a T por el genio de la mente humana; Gloria a T por la fuerza vivificante del trabajo; Gloria a T por las llamaradas de la inspiracin; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 8

Cun cercano eres T en los das de la enfermedad. T mismo visitas a los enfermos. T mismo Te inclinas sobre el lecho de sufrimiento y el corazn conversa Contigo. T iluminas el alma con la paz en el tiempo de pesadas congojas y sufrimientos. T envas una inesperada ayuda. T das consuelo y eres el amor que pone a prueba y salva. Te cantamos: Aleluya!

Ikos 8

Siendo nio, Te llam por primera vez y T cumpliste mi oracin y el alma sinti una benfica paz. Entonces entend que T eres benvolo y son bienaventurados los que acuden a Ti. Comenc a llamarte una y otra vez y actualmente te llamo. Gloria a T que cumples mis buenos deseos; Gloria a T que velas sobre mi da y noche; Gloria a T que sanas las congojas y prdidas con la corriente restauradora del tiempo; Gloria a Ti, ya que Contigo no hay perdidas desesperadas, T das a todos la vida eterna; Gloria a Ti, que otorgaste la inmortalidad a todo lo bueno y alto, nos prometiste el reencuentro con nuestros muertos; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 9

Porque toda la naturaleza sonre con misterio los das festivos? Porqu, entonces, en el corazn se derrama una divina liviandad, que no puede ser comparada con nada terrenal y el aire mismo del templo y el altar se torna luminoso? Este es el soplo de T Gracia, ste es el reflejo de la luz de Tabor, cuando el cielo y la tierra gloriosamente cantan: Aleluya!

Ikos 9

Cuando T me inspirabas de servir al prjimo e iluminabas el alma con la humildad, entonces, uno de Tus infinitos rayos caa sobre mi corazn y ste se tornaba luminoso, como el hierro en el fuego. Yo vea T misteriosa e incaptable Imagen. Gloria a Ti, que transfiguras a nuestra vida con las obras de bien; Gloria a Ti, que fijaste una inexpresable dulzura en cada uno de Tus preceptos; Gloria a Ti, que moras donde hay perfume de misericordia; Gloria a T que nos envas derrotas y congojas para que seamos sensibles a los sufrimientos de otros; Gloria a T que pusiste una gran recompensa en el valor mismo del bien; Gloria a T por aceptar los impulsos altos de nuestra alma; Gloria a Ti, que elevaste el amor por encima de todo lo terrenal y celestial, Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 10

Lo que est roto, no puede ser reconstruido, pero T renuevas a los que tienen la conciencia quemada. T devuelves la belleza pasada a las almas, que la perdieron sin esperanza; Contigo no hay nada irreparable. T eres todo amor. T eres el Creador y Reconstructor, Te glorificamos con el cntico: Aleluya!

Ikos 10

Dios mo, que conoces la cada del orgulloso ngel lucifer. Slvame con la fuerza de T Gracia, no me dejes alejarme de Ti, no me permitas olvidar a todos Tus dones y bondades, no me hagas dudar de Ti. Agudiza mi odo, para que en todos los momentos de mi vida, escuche T misteriosa voz, y clame a Ti, Omnipresente. Gloria a T por la providencial coincidencia de circunstancias; Gloria a T por los presentimientos benficos; Gloria a T por las indicaciones de la voz interna; Gloria a T por las revelaciones en la vigilia y sueos; Gloria a T por destruir nuestros proyectos inservibles; Gloria a T que con los sufrimientos nos liberas de la embriaguez de las pasiones; Gloria a T por la salvadora humillacin de orgullo del corazn; Gloria a Ti, Seor por los siglos!

Kontaquio 11

A travs de la helada cadena de los siglos, percibo la tibieza de T Divina respiracin, escucho la circulacin de la sangre. T ya ests cerca, la red del tiempo se disip. Veo T Cruz - es por la causa ma. Mi espritu se prosterna en el polvo ante la Cruz: aqu est el triunfo del amor y de la salvacin, aqu no cesa por los siglos la glorificacin: Aleluya!

Ikos 11

Bienaventurado el que va a participar en la cena de T Reino, pero Tu, ya en la tierra me hiciste comulgar de esa beatitud. Cuntas veces me ofreciste con T mano Divina, T Cuerpo y Sangre y yo, pecador, reciba a esta Santidad y senta T amor inexpresable y sobrenatural. Gloria a T por la fuerza vivificante de la Gracia; Gloria a T por edificar T Iglesia como refugio de paz para el mundo sufriente; Gloria a T que nos haces renacer con el agua vivificante del Bautismo; Gloria a T que devuelves al penitente la pureza de los lirios; Gloria a T - abismo sin fondo del perdn; Gloria a T por el cliz de la vida, por el Pan de la alegra eterna; Gloria a Ti, que nos elevaste al cielo; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 12

He visto, muchas veces, el reflejo de T gloria en los rostros de los muertos. Con que no terrenal belleza y alegra estaban iluminados, sus rasgos eran etreos, inmateriales. Era el triunfo de la felicidad y paz. Silenciosamente, ellos clamaban a Ti. En la hora de mi muerte, ilumina tambin a mi alma, que clama: Aleluya!

Ikos 12

Qu es mi alabanza ante Ti. No escucho el canto de querubines - es la suerte de almas elevadas. Pero s como Te glorifica la naturaleza. He observado en invierno como en el silencio lunar toda la tierra oraba a Ti, vestida de blanco, brillando con los diamantes de la nieve. He visto como se alegraba por T el sol levante y coros de pjaros cantaban T gloria. Escuch como el bosque susurra misteriosamente hacia Ti, cantan los vientos, murmuran las aguas, como hablan de T los coros de luminarias en su ordenado movimiento en el espacio sin limite. Que es mi glorificacin! La naturaleza Te obedece, y yo - no; pero mientras viva, veo T amor y quiero agradecer, orar y clamar. Gloria a Ti, que nos mostraste la luz; Gloria a T que nos amas con amor profundo, inconmensurable, divino; Gloria a T que nos cubrs con la luz, asambleas de ngeles y santos; Gloria a Ti, Padre todosanto, que nos legaste T Reino con la Sangre de T Hijo; Gloria a Ti, Espritu Santo, el sol vivificador del siglo venidero; Gloria a T por todo, Trinidad Divina; Gloria a Ti, Seor, por los siglos!

Kontaquio 13

todobenvola y vivificadora Trinidad! Acepta el agradecimiento por todas Tus misericordias hacia nosotros y haznos dignos de Tus benevolencias, para que, aumentando los talentos confiados, entremos en la alegra eterna de nuestro Seor con la triunfal glorificacin: Aleluya!

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