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TEMA 2: LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA 2.1. EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN EN LA PENÍNSULA IBÉRICA: NUEVOS HALLAZGOS. La hominización es el proceso de evolución biológica y cultural que permite el tránsito de las primeras especies de homínidos hasta nuestra especie actual, el Homo sapiens Sapiens. Los restos más antiguos hallados en la Península Ibérica datan de hace un millón doscientos mil años y fueron encontrados en Atapuerca (Gran Dolina, Burgos). Según la teoría del paleoantrópólogo J.L. Arsuaga estos restos pertenecerían al Homo Antecesor, antecedente común a Neandertal y a Sapiens Sapiens. Poseía una gran capacidad craneal, eran bípedos, fuertes, omnívoros, e incluso hay pruebas que demuestran que eran antropófagos. También han sido encontrados en la Sima de los Huesos de Atapuerca restos del Homo Heidelbergensis (350.000 años) que era recolector, pescador y poseía galerías de enterramiento con elementos simbólicos (Excálibur) Se cree que fue este quién en el Paleolítico Medio (hace aproximadamente 100.000 años) dio paso al Homo Neanderthalensis que poseía un lenguaje articulado, abstracción (enterramientos rituales y primeras representaciones artísiticas), industria lítica perfeccionada (raederas, cuchillos de dorso, etc.). Además, eran corpulentos y estaban adaptados al clima glaciar y a la caza de grandes mamíferos. Los restos más modernos fueron encontrados al sur de la Península (cueva de Gorham en Gibraltar). En África, ya en el Paleolítico Superior (hace 40.000 años) surgió el Homo Sapiens Sapiens que irá ocupando todo el globo. Fue adquiriendo conocimientos del Homo Neanderthalensis con el que convive e incluso parece ser que hubo mezcla genética hasta la completa extinción de Neandertal hace 28.000 años aproximadamente. Es muy adaptable y con una complexión física más esbelta y estilizada, lo que le permite mejorar sus desplazamientos; transmite cultura (arte mobiliar y parietal en Altamira) y desarrolla azagayas y arpones de hueso y el microlitismo. Todas ellas son especies cazadoras, recolectoras y nómadas, con industria lítica, que se extendieron por toda la Península Ibérica, pero los únicos que consiguieron sobrevivir fueron los Homo Sapiens Sapiens. 2.2. LOS PUEBLOS PREROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS, GRIEGOS Y CARTAGINESES. Durante el primer milenio a.C. y ya en plena Edad del Hierro, conviven en la Península Ibérica pueblos autóctonos con pueblos colonizadores procedentes del ámbito mediterráneo. El reino de Tartessos se desarrolló en el Valle del Guadalquivir. Poseía una monarquía hereditaria (Argantonio) y su economía se basaba en la explotación minera y en el comercio con los fenicios. Además tenían escritura y orfebrería (tesoro de Carambolo), pero hacia el s. VI a.C desaparecieron. Los pueblos íberos se instalaron en las costas del Mediterráneo y el valle del Ebro, tenían una lengua similar, y la economía era de base 1

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TEMA 2: LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA

2.1. EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN EN LA PENÍNSULA IBÉRICA: NUEVOS HALLAZGOS.

La hominización es el proceso de evolución biológica y cultural que permite el tránsito de las primeras especies de homínidos hasta nuestra especie actual, el Homo sapiens Sapiens. Los restos más antiguos hallados en la Península Ibérica datan de hace un millón doscientos mil años y fueron encontrados en Atapuerca (Gran Dolina, Burgos). Según la teoría del paleoantrópólogo J.L. Arsuaga estos restos pertenecerían al Homo Antecesor, antecedente común a Neandertal y a Sapiens Sapiens. Poseía una gran capacidad craneal, eran bípedos, fuertes, omnívoros, e incluso hay pruebas que demuestran que eran antropófagos. También han sido encontrados en la Sima de los Huesos de Atapuerca restos del Homo Heidelbergensis (350.000 años) que era recolector, pescador y poseía galerías de enterramiento con elementos simbólicos (Excálibur) Se cree que fue este quién en el Paleolítico Medio (hace aproximadamente 100.000 años) dio paso al Homo Neanderthalensis que poseía un lenguaje articulado, abstracción (enterramientos rituales y primeras representaciones artísiticas), industria lítica perfeccionada (raederas, cuchillos de dorso, etc.). Además, eran corpulentos y estaban adaptados al clima glaciar y a la caza de grandes mamíferos. Los restos más modernos fueron encontrados al sur de la Península (cueva de Gorham en Gibraltar). En África, ya en el Paleolítico Superior (hace 40.000 años) surgió el Homo Sapiens Sapiens que irá ocupando todo el globo. Fue adquiriendo conocimientos del Homo Neanderthalensis con el que convive e incluso parece ser que hubo mezcla genética hasta la completa extinción de Neandertal hace 28.000 años aproximadamente. Es muy adaptable y con una complexión física más esbelta y estilizada, lo que le permite mejorar sus desplazamientos; transmite cultura (arte mobiliar y parietal en Altamira) y desarrolla azagayas y arpones de hueso y el microlitismo.

Todas ellas son especies cazadoras, recolectoras y nómadas, con industria lítica, que se extendieron por toda la Península Ibérica, pero los únicos que consiguieron sobrevivir fueron los Homo Sapiens Sapiens.

2.2. LOS PUEBLOS PREROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS, GRIEGOS Y CARTAGINESES.

Durante el primer milenio a.C. y ya en plena Edad del Hierro, conviven en la Península Ibérica pueblos autóctonos con pueblos colonizadores procedentes del ámbito mediterráneo. El reino de Tartessos se desarrolló en el Valle del Guadalquivir. Poseía una monarquía hereditaria (Argantonio) y su economía se basaba en la explotación minera y en el comercio con los fenicios. Además tenían escritura y orfebrería (tesoro de Carambolo), pero hacia el s. VI a.C desaparecieron. Los pueblos íberos se instalaron en las costas del Mediterráneo y el valle del Ebro, tenían una lengua similar, y la economía era de base agraria y comercial. Su organización política era heterogénea, con jefes de tribu, aristocracia, y hay hallazgos arqueológicos tan célebres como las damas de Baza y Elche. Los celtas eran de origen indoeuropeo y ocuparon las cordilleras del Norte. La economía se basaba en la pesca, la ganadería y la recolección, se organizaban en clanes y el rey no tenía poder por lo que se celebraban asambleas. No poseían escritura y apenas sufrieron influencias de los colonos. Además, la magia y la adivinación jugaban un papel muy importante. Los celtíberos se instalaron en la Meseta central en poblados fortificados. Mantenían una gran cohesión tribal y los verracos son su mayor manifestación artística. La economía era agrícola y ganadera.

Estos pueblos fueron influenciados económica y culturalmente por los colonizadores mediterráneos. Los fenicios y griegos llegaron con la intención de comerciar, pero los cartagineses llegaron con la intención de conquistar. Los fenicios proceden de Fenicia y fundaron factorías comerciales por todo el Mediterráneo sur, siendo Gadir o Malaka fundadas en el s. VIII a.C. Los griegos proceden de Massalia (actual Marsella) y fundaron polis como Rodhes y Emporion. Los cartagineses procedían de Cartago y, tras hacerse con el control de Fenicia, conquistaron todo el Sur y Sureste peninsular. En las guerras púnicas se enfrentarán a Roma, y con su derrota se inicia la romanización de la P. Ibérica. Los colonos aportaron a la Península el torno de alfarero, la vid, el olivo, las gallinas, la moneda, un alfabeto, y estrecharon los contactos comerciales y culturales de la península con el resto del Mediterráneo.

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2.3. CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN. LA PERVIVENCIA DEL LEGADO CULTURAL ROMANO EN LA CULTURA HISPÁNICA

La romanización es el proceso de aculturación por el cual las sociedades autóctonas de la P. Ibérica adoptan las instituciones, la cultura y la mentalidad de los conquistadores romanos. Las legiones romanas llegan a la península en el 218 a.C., con motivo de las guerras púnicas, en las que vencen a los cartaginenses y que dan lugar a una conquista larga y que dividimos en tres fases. En la primera, vencen a los cartagineses y ocupan el litoral mediterráneo, que será la zona con una romanización más profunda. En la segunda, ocupan la meseta central, luchando duramente con los pueblos autóctonos (los lusitanos o Numancia como ejemplo). Por último, ya a finales del siglo I a. C., conquistan la zona norte en las guerras cántabras, que finalizan con la llamada Pax Augusta. Hispania se convierte en una provincia esencial de la República y del Imperio, profundamente romanizada, y será subdividida para mejorar la administración y explotación (Baetica, Tarraconensis, etc.). Las ciudades son la base esencial de la romanización, sede de las instituciones y edificios públicos, y basadas en fundaciones que siguen el modelo urbanístico romano (Tarraco, Emerita Augusta, Caesaraugusta, etc.). Las aportaciones fundamentales de Roma fueron de índole económico (estrechas relaciones comerciales) y culturales: implantación del Derecho Romano y la ciudadanía; el latín, que sustituye a las lenguas prerromanas; las obras de ingeniería y arquitectónicas (acueducto de Segovia, calzadas, arcos, puentes…); la religión imperial (primero el paganismo y desde el s IV d.C el cristianismo), etc.

Su legado será tan importante que incluso con la conquista visigoda su influencia pervivirá a través de las leyes, las instituciones, el arte o la cultura en general.

2.4. LAS INVASIONES BÁRBARAS. EL REINO VISIGODO: INSTITUCIONES Y CULTURA

Desde el 409 bandas de suevos, vándalos y alanos penetraron en la Península como aliados de los romanos. Los emperadores romanos intentaron contener la invasión recurriendo a otro pueblo bárbaro, los visigodos, un pueblo romanizado al haber asimilado la lengua y costumbres romanas. Su entrada en la Península señala en inicio de la Edad Media en España.

La conquista tuvo varias fases, puesto que primero expulsaron a alanos y vándalos y los suevos quedaron reducidos al noroeste. Ya en el siglo VI se creó el reino visigodo de Toledo, que se consolidó con Leovigildo al conquistar al reino suevo (585). Sus sucesores echaron a los bizantinos y trataron de someter a los pueblos del norte. Los visigodos crearon el primer reino peninsular independiente y unido.

Los visigodos introdujeron en Hispania la monarquía electiva como forma de gobierno. Esta tradición dio lugar a una constante inestabilidad, ya que las grandes familias aristocráticas se enfrentaban en luchas sangrientas por el poder, y los reyes visigodos trataron de asociar al trono a sus herederos para asegurar la sucesión.

El Rey representa a la nación, controla la diplomacia exterior, en el interior es juez supremo (siempre está asesorado por órganos consultivos), acuña moneda y convoca concilios. El rey es general en jefe del ejército.

Ciertos nobles conforman el Officium, organismo que ayuda al rey a gobernar. Además está el Aula Regia, es una especie de Tribunal Supremo, consejero del Rey. La legislación de tradición romana se recoge en el Liber Iudicum.

Los nobles y reyes visigodos eran de religión arriana y la mayoría de la población era católica. Leovigildo intentó crear una iglesia nacional arriana, pero sería Recaredo quien decidió convertirse al catolicismo al subir al trono y promover una Iglesia católica, unitaria y nacional. De esta manera, los Concilios de Toledo constituyen un órgano legislativo-deliberativo, cuyos acuerdos se pasaban al Tomus Regius.

La cultura visigoda estuvo dominada por la Iglesia. Los visigodos adoptaron el latín como lengua propia. La figura más destacada de la cultura del reino visigodo de Toledo fue san Isidoro de Sevilla (Etimologías).

La arquitectura visigoda utilizaba la piedra como principal material de construcción, y en sus edificios se empleaban los arcos de herradura (San Juan de Baños, San Pedro de la Nave, etc.) Los visigodos se interesaron mucho por la orfebrería (tesoro de Guarrazar).

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TEMA 3: LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: AL-ÁNDALUS

3.1. EVOLUCIÓN POLÍTICA: CONQUISTA EMIRATO Y EL CALIFATO DE CÓRDOBA

Aprovechando las disputas dinásticas de los visigodos y alentados por la yihad, los musulmanes dirigidos por Tariq atraviesan el estrecho de Gibraltar (711) y derrotan en la batalla de Guadalete al ejército de Don Rodrigo, último rey visigodo.

En tres años conquistan toda la península, excepto algunas zonas de la franja cantábrica y los Pirineos donde fueron derrotados en la batalla de Covadonga en el 722 por los astures y más tarde por los francos en Poiters (732), lo que supuso el fin de la expansión musulmana por Europa. Habitualmente se firmaron capitulaciones que permitieron a los conquistados conservar sus tierras, a cambio del pago de tributos. La rapidez de la conquista fue debida en parte a la tolerancia musulmana hacía cristianos y judíos (Gentes del Libro) y al desinterés de la mayoría de la población en defender una monarquía con la que no se identificaba. Inicialmente además deben pagar la yizya y el jaray, lo que fomenta las conversiones al Islam. Tras la conquista musulmana, la península se convirtió en una provincia o emirato del Califato de Damasco, gobernado por un emir que actuaba en nombre del califa.

En el año 756, Abd-al-Rahmán I, un miembro superviviente de la familia Omeya, familia expulsada del califato por los Abbasíes, llegó a la península haciéndose con el poder y proclamándose emir independiente, jefe político pero no religioso. Fue una etapa de consolidación del poder musulmán, estimulándose el desarrollo económico y urbanístico.

En el año 929 Abd-al Rahmán III, se autoproclamó califa, jefe político y espiritual, este periodo del califato representó la época de máximo esplendor cultural del Al-Ándalus. En el año 976 Almanzor, hayib de Hisham II, se hizo con el poder y convirtió el califato en una dictadura militar apoyado en las victoria de su ejército contra los núcleos cristianos del norte. A la muerte de Almanzor las luchas entre bandos rivales (fitnas) acabaron con el califato, que terminaría en el año 1031 cuando una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas.

3.2. LA CRISIS DEL S.XI: LOS REINOS DE TAIFAS E IMPERIOS NORTEAFRICANOS

En el año 1031 una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas (en árabe facción o bandería), que se fueron reduciendo sobre todo por la incorporación de los más pequeños a otros mayores. Según la etnia que las dominaba podían dividirse en árabes o andalusíes como Córdoba, Sevilla o Zaragoza; bereberes como Granada o Málaga, y eslavas como Valencia. Seguían siendo territorios prósperos económicamente y en algunos casos tuvieron gran importancia cultural pero su supervivencia dependía, con frecuencia, del pago de parias o tributos. A finales del siglo XI ante el avance de los reinos cristianos, que en el 1085   conquistan Toledo (Alfonso VI de Castilla), reclamaron el apoyo de los almorávides, musulmanes ultraortodoxos, que habían formado un gran imperio en el norte de África. Su dirigente Yusuf ibn Tashfin llegó a la península en el año 1086 y venció a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz) tras lo que regresó a África. Pero en el 1090 retornó a la península con el objetivo de conquistar los reinos taifas. Pero no llegó a consolidarse del todo y en el siglo siguiente caería el poder almorávide estableciéndose los segundos reinos de taifas hacia el año 1145.

Al mismo tiempo que los almorávides eran derrotados en al-Ándalus, su imperio africano desaparecía y un nuevo imperio, el Almohade, surgía y los derrotaba en África. El dominio almohade de la Península se inició en 1147 con la ocupación de Sevilla, pero no terminó hasta 1172. Lograda la unificación de Al-Ándalus, los almohades aumentaron su ataque contra los reinos cristianos. En 1195 el califa Yusuf II aplastó al ejército castellano dirigido por Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. La gravedad de la situación obligó a los reyes cristianos a relegar sus diferencias internas para hacer un frente común contra los almohades (bula de cruzada del Papa Inocencio III).

En el año 1212 las tropas cristianas destrozaron al ejército almohade en la batalla de las Navas de Tolosa. Con esta derrota el poder de los almohades en la Península quedó prácticamente aniquilado, conformándose el Reino Nazarí de Granada como último reducto de la presencia musulmana en la península.

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3.3. LA ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL

El nuevo Estado musulmán aportó un notable desarrollo económico muy superior al de los reinos cristianos. En la agricultura los musulmanes impulsaron la práctica del regadío introduciendo la noria y las acequias y difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. Sin embargo, los cultivos principales siguieron siendo los cereales, la vid y el olivo. En la ganadería se desarrolló especialmente el ganado ovino y la cría del caballo (para actividades guerreras). Por el contrario, la ganadería porcina sufrió un gran retroceso. En la minería, que estaba bajo control estatal, sobresalió la extracción de plomo, cobre, estaño, azufre, cinabrio y oro, que se obtenía del lavado de diversos cursos fluviales.

Al tratarse de una civilización urbana, la producción de manufacturas se desarrolló, en especial la producción textil, en la que destacaron los brocados cordobeses o los tejidos de lana, seda y lino, la cerámica, las armas (Córdoba, Toledo), la fabricación de papel (Játiva) y de vidrio, etc. El comercio se vio favorecido por la monetarización basada en el dinar de oro y el dirhem de plata. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un puesto privilegiado los bazares, y las alhóndigas (para almacenar mercancías y para alojar a los comerciantes). Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana. Exportaba productos agrícolas, minerales y tejidos, e importaba especias y productos de lujo del Próximo Oriente, esclavos de la Europa cristiana y oro y esclavos negros del Sudán.

La población de Al-Ándalus se caracterizó por su diversidad étnica y religiosa. Los musulmanes, árabes, bereberes, sirios y muladíes (cristianos convertidos al Islam), convivían con mozárabes (cristianos) y con los judíos, además de los esclavos eslavos y negros. Se distribuían en grupos sociales de la siguiente forma:

• Aristocracia árabe: poseen las tierras y detentan los principales cargos de la administración.

• Grupos sociales medios: mercaderes y miembros del ejército

• Clases populares: artesanos y campesinos

• Esclavos: poco numerosos y dedicados al servicio doméstico (eslavos) y al ejército (africanos)

Aunque la mayoría de la población pertenecía al ámbito rural, las ciudades tuvieron gran importancia. Destacar la importancia de Córdoba (100.000 habitantes), Sevilla, Valencia, Zaragoza, Málaga o Almería.

3.4. EL LEGADO CULTURAL

Al-Ándalus fue la zona de contacto cultural entre el mundo islámico, del cual se recopilaron una amplia colección de textos literarios, filosóficos y científicos, y la Europa cristiana. Aunque al principio el desarrollo fue limitado por la imposición de la doctrina malequí, una de las corrientes surgidas en el islam, ya durante el Califato (s. X y XI) el clima de libertad intelectual propiciado por califas como Abd-al-Rahamán III y Al-Hakam II hizo que se desarrollaran disciplinas científicas como las matemáticas, la astronomía, la botánica, la medicina, la historia y la geografía.

La literatura alcanzó un gran desarrollo tanto en verso como en prosa (jarchas) o El collar de la Paloma escrito por el poeta Ibn Hazam. Ibn Haldún fue un importante historiador, siendo Introducción a la historia universal su obra más importante. En filosofía destacaron Averroes y Avempace y el judío Maimónides por sus comentarios a las obras aristotélicas, las cuales llegaron al mundo occidental gracias a ellos. En el terreno científico se difundió el sistema de numeración de origen indio y el concepto de cero que sustituyeron a la numeración romana. Como matemático cabe destacar a Al-Mayriti. En medicina sobresalió Abulcasis, autor de una enciclopedia médica y quirúrgica que se tradujo al latín. La botánica, geografía y astronomía también experimentaron un gran desarrollo. Toda esta riqueza cultural fue heredada por los cristianos.

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3.5. LA MEZQUITA Y EL PALACIO EN EL ARTE HISPANO-MUSULMÁN

El arte hispano-musulmán estaba marcado profundamente por la doctrina religiosa, que prohibía la representación de imágenes. Por ese motivo la pintura y la escultura tuvieron escaso desarrollo, y la arquitectura se convirtió en la principal manifestación artística, con decoración en yeso o mosaico sin imágenes, pero con motivos vegetales, geométricos y caligráficos.  Se emplearon materiales pobres como el ladrillo y se reutilizaban elementos de obras anteriores. Entre las manifestaciones arquitectónicas destacan la mezquita y el palacio.

La mezquita islámica es el edificio que responde a las necesidades religiosas del Islam: un gran espacio   para la predicación y la oración. Destaca la mezquita de Córdoba; iniciada por Abd-al Rahmán I en el siglo VIII sobre una antigua basílica cristiana, fue ampliada en varias ocasiones, realizándose la última en tiempos de Almanzor (finales del s. X). Destacan los distintos tipos de arcos (herradura, lobulados, apuntados…), las bóvedas de la cubierta y el mihrab. Del periodo Omeya es también la mezquita de Toledo convertida después en la Iglesia del Cristo de la luz.   Los almohades construyeron la mezquita de Sevilla, de la que se conserva el minarete, transformado en campanario (la Giralda).

El poder político dio origen al arte palatino. De la época de Abd-al Rahamán III (s. X) data la ciudad -palacio de Medina -Azahara, en las cercanías de Córdoba. Y de la época de los Taifas el palacio de la Aljafería de Zaragoza (s. XI). Pero el palacio mejor conservado es de la Alhambra (s. XIII y XIV), con materiales pobres y abundante decoración, pertenece al periodo Nazarí. En realidad son dos palacios: uno más oficial en torno al patio de los Arrayanes y otro privado en torno al Patio de los leones. Enfrente se sitúa la residencia veraniega del Generalife.

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TEMA 4: LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS

4.1. LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA

Tras la invasión musulmana de la Península Ibérica (711) surgieron en la franja cantábrica y los Pirineos los primeros focos de resistencia compuestos por poblaciones autóctonas y refugiados del reino visigodo, que llegaran a ser grandes entidades políticas cristianas. En el año 718 los astures proclaman rey a Pelayo, probablemente un noble visigodo y vencedor en la mitificada batalla de Covadonga (722), siendo este es el origen del reino Astur. Alfonso II establecerá su capital en Oviedo y Alfonso III lo transformará en el reino de León. En el siglo X el conde Fernán González reunirá varios territorios defendidos por castillos en la zona fronteriza con el valle del Ebro y formará el condado de Castilla, que llegará a conformarse como reino independiente.

El reino de Pamplona, futuro reino de Navarra, surgió en el siglo IX, aunque sus orígenes son confusos; una política de enlaces matrimoniales permitió la incorporación del condado de Aragón. El máximo prestigio y expansión se alcanzará en el siglo XI con Sancho III, el Mayor. Se establecerá como reino independiente hasta el siglo XVI.

En torno a Jaca, a comienzos del siglo IX surgió el condado de Aragón, que tras la citada unión con Navarra y a la muerte de Sancho III, surgirá como reino con Ramiro I en el siglo XI.

Un conjunto de condados integrados en la monarquía carolingia desde el siglo VIII (Marca Hispánica) serán el origen del Condado de Barcelona bajo el mando de Vifredo el Velloso; Borrell II en el siglo X aprovechó el final de la dinastía carolingia para ganar autonomía. El matrimonio del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV con Doña Petronila, hija del rey de Aragón en el siglo XII constituye el origen de la Corona de Aragón y Cataluña.

Tras la batalla de las Navas del Tolosa en el 1212 en la Península Ibérica conviven el reino de Portugal, el reino Nazarí de Granada, la corona de Navarra, la corona de Aragón y la Corona de Castilla, que con Fernando III el Santo conquistará Sevilla.

4.2. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA

Actualmente por Reconquista no se entiende un proceso continuado y planificado por los reinos cristianos para conquistar el territorio ocupado por los musulmanes (por religión o por herencia de los visigodos). Estos enfrentamientos fueron principalmente por el poder económico y político, y aunque duró ocho siglos, no fueron de lucha continua, siendo frecuentes además las alianzas entre cristianos y musulmanes.

Del siglo VIII al X, los musulmanes eran militarmente superiores a los reinos cristianos que se limitaron a ocupar territorios casi despoblados en el valle del Duero. En el siglo XI el califato entra en crisis y se fragmenta en los reinos de Taifas. Alfonso VI de Castilla conquista en 1085 Toledo, de gran valor estratégico y simbólico. Los musulmanes reclaman la ayuda de los almorávides que frenan el avance de Castilla con victorias como las de Sagrajas y Uclés. Por su parte Aragón se extiende hasta el valle medio del Ebro, tomando Zaragoza en 1118. A mediados del siglo XII, coincidiendo con la decadencia almorávide, se culmina la conquista del Valle del Tajo, tomando Lisboa y el valle del Ebro hasta Tortosa.

En la segunda mitad del siglo XII, el poder de los almohades y las disputas entre los reyes cristianos frenaron el avance conquistador que se limitó a los cursos altos de los ríos Turia, Júcar y Guadiana. En el siglo XIII, tras la derrota de Alarcos (1195), los reinos cristianos se unen, incentivados por la declaración de cruzada del Papa Inocencio III, en un ejército que derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y despeja el camino hacia el valle del Guadalquivir. Aragón, con Jaime I, el Conquistador, se anexiona Mallorca, Ibiza y el reino de Valencia. Portugal conquista Faro; y Castilla culminó con Alfonso X el Sabio la conquista de de Andalucía. En el s. XIV se frena la reconquista debido a las epidemias y las guerras sucesorias en los reinos cristianos, quedando en manos musulmanas el reino nazarita de Granada.

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4.3. LAS FORMAS DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO Y SU INFLUENCIA EN LA ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD. MODELOS DE REPOBLACIÓN Y ORGANIZACIÓN SOCIAL

La Reconquista no fue tan solo un proceso militar, sino que se basó en la ocupación demográfica, la explotación económica y la administración política de los territorios andalusíes.

De los siglos VIII al X se aplicó la presura, al norte del Duero y al pie del Pirineo, territorios casi despoblados. Es la ocupación de una tierra despoblada por aquel que la va a cultivar, se basa en el derecho romano. El resultado fue una zona de pequeñas y medianas propiedades de hombres libres. En los siglos XI y XII, se dio la repoblación concejil entre el Duero y los Montes de Toledo y en el Valle del Ebro. El territorio se dividía en concejos, dividido en alfoces, el concejo se regía por una ciudad o villa cabecera, en la que se instalaba un representante del rey. El rey otorgaba una carta puebla o fuero (conjunto de derechos). Eran hombres libres en su mayoría, dependientes del rey. La población musulmana en estas zonas era numerosa y se respetaron en general sus propiedades. El sistema dio como resultado la propiedad mediana y la propiedad comunal.

En la primera mitad del siglo XIII se repobló el Valle del Guadiana, Teruel y el norte de Castellón. Zonas extensas y poco pobladas en cuya conquista destacaron las órdenes militares (Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa), por lo que las nuevas tierras se dividieron en encomiendas a cuya cabeza estaba un caballero de la orden correspondiente con el cargo de Comendador. Predominaran así los grandes latifundios dedicados a la explotación ganadera.

En la segunda mitad del siglo XIII, los territorios conquistados fueron repartidos entre sus conquistadores en función de su rango social. Se aplicó al valle del Guadalquivir y el litoral levantino. El resultado fue la adquisición de grandes latifundios por la nobleza, la Iglesia y las órdenes militares.

El modelo de sociedad feudal estamental se consolidó a lo largo de toda la Península. La nobleza eran los grandes propietarios de las tierras y eran un grupo privilegiado heterogéneo. El clero poseía tierras y señoríos y también son un estamento heterogéneo. Los campesinos están sujetos a la dependencia de sus señores. Desde el s. XI se desarrolló la burguesía. También existían minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos que eran mayoritariamente urbanos y los mudéjares que vivían en el campo.

4.4. DIVERSIDAD CULTURAL: CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS

Durante ocho siglos en la península convivieron cristianos, judíos y musulmanes, aunque las relaciones entre ellos no siempre fueron pacíficas, esta convivencia otorgó al panorama cultural de la época un carácter plural. La existencia de mudéjares en territorios cristianos y de mozárabes en los musulmanes, así como de judíos en unos y otros, propició el intercambio de conocimientos, más allá de las diferencias religiosas y de las rivalidades políticas.

La situación de la zona cristiana era muy diferente a la de Al-Ándalus, que actuó como transmisor del pensamiento científico antiguo y oriental. En los territorios cristianos fue la Iglesia quien asumió el papel de preservar y transmitir la cultura, en concreto en los monasterios, como el de Ripoll, mediante copia y conservación de libros e impartiendo enseñanzas en las escuelas monacales. El Camino de Santiago fue una pieza clave para la difusión de la cultura, ya en lenguas romances. Llegaron modelos literarios y estilos artísticos como el románico y el gótico. También estimuló la construcción de monasterios, caminos, hospitales… A partir del siglo XII surgieron las escuelas catedralicias y más tarde, en el siglo XIII las Universidades, destacando las de Salamanca, Valladolid o Lérida. El puente cultural entre el mundo islámico y la cristiandad fueron los centros de traducción del árabe, que surgieron de forma espontánea en diferentes ciudades como en Zaragoza y Toledo. A la Escuela de Traductores de Toledo acudieron eruditos de diversos lugares y su prestigio se incrementó aún más bajo el mecenazgo de Alfonso X el Sabio cuando cristianos, árabes y judíos traducían al latín obras en árabe de Aristóteles, Ptolomeo o Averroes. Esto contribuyó a difundir en el Occidente cristiano gran parte del conocimiento perdido de la antigüedad griega y de la ciencia del mundo islámico.

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4.5. MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS

El arte medieval peninsular es fundamentalmente religioso; tanto los edificios (monasterios o catedrales) como la escultura o la pintura (subordinadas a la arquitectura), se realizan con una clara finalidad didáctica.

El arte asturiano de los siglos VIII y IX fue promovido por la monarquía. Emplea arcos de medio punto y bóvedas de cañón. Sus principales ejemplos están en Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo.

En el siglo X se desarrolla el arte mozárabe o de repoblación, con iglesias construidas por mozárabes llegados a tierras cristianas. Utilizaban materiales pobres como ladrillo y sillarejo y arcos de herradura. Destaca San Miguel de la Escalada (León).

Entre los siglos XI y XII se extiende el Románico. Las iglesias presentan un aspecto macizo y oscuro por la escasez de vanos. En Castilla muestran la influencia francesa (Catedral de Santiago, típica iglesia de peregrinación) y en Cataluña la italiana (San Vicente de Tahull). Hay escultura de bulto redondo de temática religiosa, pero predominan los relieves en capiteles (Claustro de Santo Domingo de Silos) y portadas (Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago). En pintura destaca la decoración de paredes y techos de los templos. Se caracteriza por el silueteado de las figuras y el uso de colores planos (Pantocrátor de Tahull).

El Gótico se desarrolla entre los siglos XIII y XV, destacando la construcción de catedrales sobre planta de cruz latina. Su principal característica es el movimiento ascendente de los elementos arquitectónicos (arco apuntado, bóveda de crucería) y su luminosidad (vidrieras) reflejo de una nueva actitud espiritual tendente a lo divino. Destacan las catedrales de León, Burgos y Toledo. En Aragón además es importante la arquitectura civil (Lonja de Valencia y Palacio de la Generalitat de Barcelona). La escultura se caracteriza por la expresión individual y humana de las figuras (Virgen Blanca de la catedral de Toledo), y en la pintura se representa en vidrieras (Catedral de León) o sobre tabla (Ferrer Basa y Bartolomé Bermejo).

Por último, el arte mudéjar (siglos XII al XV) es original de la Península, y se mezcla la influencia cristiana románica y gótica (San Tirso de Sahagún-León), y la influencia musulmana, con el uso del ladrillo como material de construcción y formas decorativas del arte islámico. La principal representación son las torres campanario basadas en los alminares musulmanes (San Salvador de Teruel).

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TEMA 5: LA BAJA EDAD MEDIA. LA CRISIS DE LOS S.XIV Y XV

5.1. ORGANIZACIÓN POLÍTICA E INSTITUCIONES

En los siglos XIV y XV las dos grandes coronas de la península, la de Aragón y la de Castilla, se enfrentan a una profunda crisis demográfica, social y económica, y en política los reyes quieren recuperar el poder perdido con el feudalismo frente a la nobleza.

La Corona de Castilla constituía una monarquía hereditaria y patrimonial, y con los Trastámara fortaleció su herencia autoritaria. El rey se veía asistido en su acción de gobierno por diversas instituciones centrales: el Consejo Real, la Audiencia, encargada de la administración de justicia, y la Real Hacienda, encargada de los impuestos. En estos siglos se fueron construyendo dos instituciones claves para el poder real: un Ejército Real permanente y una burocracia, formada por letrados. En las Cortes (sin funciones ni periodicidad establecidas) participaron las ciudades junto a la nobleza y al clero en asuntos relacionados con el gobierno (acuñación de moneda, concesión de impuestos extraordinarios, jurar al nuevo rey, etc.). La administración local se basó en la institución de los concejos, bajo el control de las oligarquías urbanas (nobleza, clero, burgueses).

La Corona de Aragón tenía un carácter pactista, y estaba constituida  por una serie de reinos (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca), con diferentes leyes e instituciones, pero con un rey común representado en cada reino por un virrey o lugarteniente. Tras varios enfrentamientos entre los nobles y el rey, en 1283, Pedro III firmó el Privilegio General.  Gracias a esto, aunque hubo enfrentamientos puntuales, las relaciones entre el rey y sus vasallos fueron mejores que en Castilla. Las instituciones reflejan las peculiaridades del carácter de la Corona. Existían cortes  independientes en cada reino, pero también Cortes Generales, con cuatro brazos o estamentos. Surgieron las Diputaciones que ampliaron sus competencias (la de Cataluña o Generalitat, etc.). En el reino de Aragón se creó el cargo de Justicia de Aragón, siendo su función primordial la defensa de los fueros o privilegios del reino. Los municipios fueron cayendo bajo el control de oligarquías urbanas con distintos cargos donde destaca  el consejo municipal como el consejo  de Ciento en Barcelona.

5.2. CRISIS DEMOGRÁFICA, ECONÓMICA Y POLÍTICA

Los siglos XII y XIII habían sido de expansión económica, pero la llegada de la Peste Negra en 1348 inauguró una etapa de catástrofes demográficas, crisis económica y enfrentamientos sociales. La sucesión de malas cosechas produjo la desnutrición de la población que era fácilmente atacada por epidemias (entre un 25 y un 40% de la población según reinos). El aumento de los precios y de la presión fiscal, así como el intento de la nobleza de recuperar rentas y prerrogativas, generó un aumento de los conflictos con el tercer estado y con los propios monarcas. En Castilla la ganadería trashumante se impuso como principal actividad económica, y además contaba con los privilegios de la Mesta, creada por Alfonso X el siglo anterior. La artesanía también entró en declive, y el comercio exterior fue el menos afectado, con exportaciones de lana y comercio en el Mediterráneo. El malestar social provocó numerosos levantamientos campesinos contra la nobleza como las guerras irmandiñas o los payeses de remensa en Cataluña (con la Sentencia Arbitral de Guadalupe se puso fin a la servidumbre en 1486). También se produjeron conflictos urbanos (Biga y Busca en Barcelona) y el antisemitismo produjo múltiples pogromos. El foco de conflicto principal fue la pugna de los monarcas y los privilegiados por la hegemonía política. La guerra civil en Castilla entre Pedro I y Enrique de Trastámara a fines del siglo XIV o la guerra civil en Aragón al enfrentarse el rey Juan II con la nobleza y el clero catalanes (1462-1472) son dos claros ejemplos, En el último tercio del s. XV los Reyes Católicos heredan ambas coronas y afianzan su poder, lo que da paso a la época moderna.

5.3. LA EXPANSIÓN DE LA CORONA DE ARAGÓN EN EL MEDITERRÁNEO

De los territorios que integraban la Corona de Aragón, tres de ellos, Cataluña, Valencia y Baleares se abrían al Mediterráneo, lo que determinó su vocación comercial y su ámbito de actuación. Los monarcas aragoneses emprendieron una importante expansión política por el Mediterráneo, a pesar de la oposición de Francia y el Papado, e incorporaron Sicilia a la Corona, ya que María de Montpellier, mujer de Pedro II, tenía derechos sucesorios. La alianza entre Francia y Génova amenazaba los intereses de Aragón en Córcega y Cerdeña. Desde 1420, Alfonso V

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hizo frente a la situación. En los veinte años siguientes, tras asedios, combates y acuerdos, el monarca controló Cerdeña, renunció a Córcega y conquistó el reino de Nápoles (1443). Instalado en la ciudad, Alfonso V abandonó la política ibérica, se convirtió en árbitro de la situación italiana y en mecenas del Renacimiento. Incluso durante un tiempo pertenecieron a Aragón los ducados griegos de Atenas y Neopatria conquistados por tropas mercenarias catalanas, los almogávares, que habían acudido con Roger de Flor al frente en ayuda del emperador bizantino contra los turcos.

Gracias a esta expansión se desarrolló un activo comercio internacional, en el que Cataluña y sobre todo Barcelona, tuvo un papel prioritario. Se exportaban hierro y tejidos y se importaban cereales, pieles y especias. La etapa de máximo esplendor del comercio catalán fue en el siglo XIV, pero la crisis bajomedieval afecto a esta actividad y Valencia sustituyó a Barcelona como principal puerto mercantil.

La caída de del Imperio bizantino (1453) y el avance turco aceleraron la decadencia del comercio mediterráneo, cortando la tradicional Ruta de las Especias, al mismo tiempo que surgían las rutas atlánticas.

  5.4. LAS RUTAS ATLÁNTICAS: CASTELLANOS Y PORTUGUESES. LAS ISLAS CANARIAS

Los reinos de León y Castilla se interesaron por la fachada costera y la navegación marítima en el siglo XII. En el sur, con una estratégica posición entre el Atlántico y el Mediterráneo, fue un episodio destacado la apertura del estrecho de Gibraltar a la navegación cristiana. Fue objetivo de mercaderes castellanos, genoveses y de otras repúblicas italianas que preferían el camino del mar al de tierra para las relaciones entre Italia y Flandes.

Otra línea expansiva por el Atlántico es la que lleva a los portugueses, con Enrique el Navegante, pero también a los castellanos, a la exploración de las costas del occidente africano. En el marco de esa expansión hay que incluir la conquista de las islas Canarias. Grupos de marinos cantábricos y andaluces, tras realizar viajes a las islas, informaron al rey de que su dominio sería fácil. En 1402, Enrique III aceptó el ofrecimiento de dos nobles franceses, Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle, de ocupar las islas y someterlas a vasallaje del rey castellano. La primera que se conquistó fue la isla de Lanzarote. Después vendrían las conquistas de Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Estas primeras conquistas se hacían a título particular, de manera que los conquistadores se reservaban esas tierras que los monarcas castellanos les entregaban como feudos. Más adelante fueron los propios monarcas quienes se encargaron de la conquista del resto de las islas, pero reservándoselas para la corona (realengo). La última conquistada fue Tenerife en el año 1496.

En 1415, los portugueses conquistaron Ceuta, que pasó a dominio español cuando Felipe II se convirtió en rey portugués. Entre 1420 y 1440 los portugueses se instalaron en Madeira y Azores y tuvieron aspiraciones a las Canarias. Esta expansión finalmente llevaría a fines del siglo XV a las expediciones de Bartolomé Diaz, que dio la vuelta al Cabo de Buena Esperanza, y de Vasco de Gama, quien finalmente conseguirá llegar a la India costeando el continente africano.

La expansión atlántica provoca un cambio en la mentalidad donde el Mediterráneo pierde importancia y se sientan las bases para la futura conquista del continente americano.

TEMA 6: LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO.

6.1. LOS REYES CATÓLICOS: LAUNIÓN DINÁSTICA: LA INTEGRACIÓN DE LAS CORONAS DE CASTILLA Y DE ARAGÓN.

Existe la opinión de que los Reyes Católicos son los “forjadores de la unión nacional”. No obstante, su unión, aun considerándose la unión de los reinos de España, no fue la uniformización de estos territorios. La unión dinástica de los Reyes Católicos no se refleja en una unidad nacional. Los reinos de España

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seguían estando separados desde el punto de vista político e institucional, aunque estos monarcas plantean una nueva forma de ejercer la autoridad de manera independiente a otras esferas de poder. Ni siquiera eran reyes cuando en 1469 se casaron a escondidas en una residencia privada de Valladolid. En principio, ninguno de ellos estaba destinado a ser rey y sólo las circunstancias, y de entre ellas la muerte la primera, dejarán el paso libre a un segundón como Fernando y a la hermanastra del rey Enrique IV de Castilla.

Todo el proceso que lleva al matrimonio de estos muchachos, primos segundos de 17 y 18 años, está rodeado de intereses políticos y estratégicos y derivará en una guerra civil en Castilla al desobedecer Isabel el pacto de los Toros de Guisando (1468) por el que sería heredera al trono si su boda no contravenía los deseos de Enrique IV que deseaba la unión con Portugal. Este conflicto terminará tras la batalla de Toro con el acuerdo de Alcaçovas (1479) que entrona a Isabel. En ese mismo año Fernando hereda la corona al morir Juan II.

Como hemos señalado, la unión personal, la unión dinástica, no suponía la unión de los territorios y así se había acordado en el Tratado de Segovia (1475). A pesar de todo, la unión era completamente asimétrica. La corona de Castilla tenía una estructura unitaria y que afianzaba el poder autoritario del monarca. Aragón constaba de tres miembros (Aragón, Cataluña y Valencia) que configuraban estados distintos y con privilegios complejos reconocidos por los nuevos reyes que dificultaban su autoridad. Por otra parte, Castilla era mucho más extensa y mucho más poblada, con unos 4 millones de habitantes frente a los 800.000 del reino de Aragón. Parece claro que quien más tenía que ganar con esta unión era el reino de Aragón y en cambio, no lo parece tanto que la idea de unión de los reinos estuviera presente como prioridad.

6.2.REINO NAZARÍ Y LA INCORPORACIÓN DEL REINO DE NAVARRA.

La llamada Guerra de Granada no comenzó de forma unificada y prevista. Su duración fue de once años (1481-1492) y los modos que se emplearon (artillería y diplomacia) la convierten en la primera guerra de la Edad Moderna. Se pueden destacar tres fases:

1.-Conquista y defensa de Alhama. Diego Ponce de León, Marqués de Cádiz, se apodera de Alhama. La disculpa para esta operación fue la toma musulmana de Zahara. Ante esta situación, los Reyes Católicos deciden apoyar a este audaz noble y aprovecharse de la debilidad que la guerra civil dentro de la familia que ocupaba el trono nazarita estaba padeciendo (conflicto entre Boabdil, Mulay-Hacen y “el Zagal”).

2.-Toma de Málaga .Campaña muy dura desde el punto de vista militar, el asedio a la ciudad de Málaga se convirtió en una pesadilla que dio como resultado una dura venganza de los vencedores. Toda la población de la ciudad fue sometida a esclavitud.

3.-Rendición de Granada .A pesar de su duración fue la parte más fácil. Las ciudades caen o pactan capitulaciones. Se acordó respetar la libertad personal, los bienes y las prácticas religiosas de todos aquellos que capitulaban. De todas, la más ventajosa fue la de Granada, pero la llegada de cristianos y el incumplimiento de los acuerdos, llevarán a un deterioro de la convivencia que acabará con la sublevación de

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los mudéjares, su derrota y los decretos de conversión o expulsión dictados por los Reyes Católicos iniciando su política de intolerancia religiosa (llegada del Tribunal de la Santa Inquisición a Castilla)

La conquista de Granada se presentó como algo importantísimo y se entendió como una ayuda divina ante el avance de los turcos que acechaban al cristianismo desde la toma de Constantinopla (1453). Para financiarla, los Reyes Católicos acudieron al Papa pidiendo una Bula de Cruzada que se unió a los impuestos especiales de judíos y mudéjares y a los créditos de los concejos. La guerra también sirvió, con su espíritu de cruzada, para unir los reinos bajo el mando de los Reyes Católicos y reafirmar así su poder frente a la nobleza que no obstante fue la gran ganadora en el reparto de tierras a cambio de su lealtad.

Navarra se había mantenido como un reino independiente de Castilla y Aragón y en el ámbito de influencia de los reyes de Francia. Con la unión dinástica, los Reyes Católicos consideraron la posibilidad de hacer cambiar el protectorado francés por uno propio. En 1512, ya muerta Isabel y ante la posibilidad de que una hija del rey de Francia se casara con el heredero navarro, Fernando invadió el reino con el beneplácito del Papa, y la parte al sur de los Pirineos fue incorporada, aunque esto no se materializó hasta 1515. Un virrey juró en nombre del regente rey Fernando respetar los privilegios y fueros navarros.

6.3. LA INTEGRACIÓN DE CANARIAS Y LA APROXIMACIÓN A PORTUGAL.

A finales del siglo XV, Castilla sólo disponía en la ruta atlántica de las Islas Canarias. Estas islas habían quedado bajo la soberanía castellana por el Tratado de Alcaçovas (1479): Castilla renunciaba a la influencia sobre los terrenos y rutas más allá del sur de las islas, y a cambio, Portugal aceptaba a Isabel como legítima reina de Castilla en las luchas tras la muerte del rey Enrique IV. Parecía claro que la ruta hacia las Indias por el sur era monopolio portugués, mientras que la siempre presente y utópica ruta por el oeste seguía abierta a la aventura. De las Islas Canarias se intentó conquistar Gran Canaria, tomada por Pedro de Vera, La Palma y Tenerife. La más difícil fue Tenerife aprovechando las divisiones tribales internas y el poco arraigo de los reyezuelos locales (menceys), el dominio castellano se hizo efectivo. Treinta años después de la conquista de las islas, éstas estaban colonizadas y sólo una cuarta parte de sus 25.000 habitantes eran autóctonos. La inmigración había sido una constante y llegaban nuevos habitantes desde Castilla, Extremadura, Andalucía, Portugal y algunos comerciantes catalanes y musulmanes, así como esclavos negros africanos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar. La tierra se repartió entre estos y los nativos colaboradores. Pocos impuestos se obligaron a pagar lo que contribuyó a un desarrollo comercial muy activo. Dado que en la conquista la corona permitió las acciones privadas, existían islas de señorío e islas de realeza. En las últimas, la corona nombró un gobernador general ( Gran Canaria) o un adelantado ( La Palma y Tenerife). El modelo de los concejos castellanos sirvió para organizar las islas y la oligarquía local se hizo con su poder. En 1485 se formó un obispado en Las Palmas dependiente del Arzobispado de Sevilla.

Portugal siempre había tenido buenas relaciones con Castilla (Isabel la católica era hija de una portuguesa), como quedó plasmado en el mencionado Tratado de Alcaçovas, muy ventajosos para Portugal. Además, los Reyes Católicos normalizaron las relaciones entre los reinos con enlaces matrimoniales de sus hijas (Isabel y María) con príncipes portugueses (Alfonso y Manuel). Al descubrirse América, Portugal reclamó a Castilla el cumplimiento del tratado que dejaba bajo su dominio toda tierra al sur de las Islas Canarias. Castilla alegó que América era un continente distinto y consiguió del Papa la bula Inter Caeterea que reorganizaba los espacios. El definitivo Tratado de Tordesillas (1494), pondrá fin a las desavenencias

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permitiendo a Portugal, con una división vertical del mundo y no horizontal, apropiarse del Brasil sin esfuerzo cuando se descubra.

6.4.LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO BAJO LOS REYES CATÓLICOS: INSTITUCIONES DE GOBIERNO.

A finales del siglo XV, la unión dinástica de los Reyes Católicos no se refleja en una unidad nacional. Los reinos de España seguían estando separados desde el punto de vista político e institucional, aunque estos monarcas plantean una nueva forma de ejercer la autoridad de manera independiente a otras esferas de poder. Lo que sí consiguieron fue restaurar la autoridad monárquica muy degradada por las guerras civiles que les precedieron. Ahora bien, esta tarea no fue gratis y la centralización del poder tuvo que ofrecer a cambio poder económico y social a los señores (creación del mayorazgo y ratificación de La Mesta ) laicos y eclesiásticos. Con su política de fuerza y de atracción hacia los señores, dieron la estabilidad necesaria que no hubo en el pasado Los Reyes Católicos innovan sin romper el molde pero su modelo autocrático, ciertamente inscrito en la Edad Moderna, encajará mejor en Castilla que en Aragón, reino en el que el pactismo seguía vigente . Es por esta razón que las instituciones de Castilla resultan más novedosas. El Consejo Real, como Consejo más importante, fue reorganizado en las Cortes de Toledo de 1480. Se profesionaliza aún más llenándose de letrados y vaciándose de grandes señores. Se dividió en salas para que fuera más operativo (Estado, Hacienda, Justicia,etc.). Para enlazar los Consejos con los monarcas, se crearon Secretarios Reales que despachaban directamente con ellos. En Castilla, las Cortes prácticamente no tuvieron capacidad legislativa ninguna: servían para jurar cargos en la coronación y aprobar subsidios. En cuanto a la justicia, existían tres niveles de apelación: el Corregidor, la Audiencia y el Consejo Real. A fin de aliviar de trabajo a la de Valladolid, se creó una Audiencia en Granada y para mantener el orden los monarcas organizaron en 1476 la Santa Hermandad que actuó contra la delincuencia y el bandolerismo con cuadrillas armadas por los concejos. Otras novedades fueron los Capitanes Generales, los Gobernadores, Virreyes y Adelantados y Merinos, que representaban la monarquía en su ausencia. El poder municipal continúo de la misma forma con los alcaldes, concejos y corregidores.

En cuanto a la Hacienda, para aumentar las recaudaciones, se acudió a las Bulas papales, a los subsidios extraordinarios y al trasvase de los Maestrazgos (terrenos de las Órdenes Militares) a la corona. La Corte siguió siendo itinerante, sin capital fija.

En Aragón las innovaciones fueron muy pocas. Como reino complejo con países diferenciados política y legalmente, no caminó hacia la modernidad del Estado Autoritario y mantuvo sus fueros y privilegios señoriales de la Edad Media gracias al poder de las Cortes y el trabajo del Justicia Mayor de Aragón. Las diferencias entre Castilla y Aragón en este sentido, marcarán los siglos venideros con tensiones y desequilibrios notorios. Dado que Fernando pasó poco tiempo en sus reinos, se nombró Virrey. También se cerró la cuestión de los Payeses de Remensa con la Sentencia arbitral de Guadalupe (1486), por la que los campesinos podían abandonar a su señor sin necesidad de pagar la remensa para hacerlo. En Barcelona, para evitar las disputas en el Consell de Cent y la Generalitat, se promovió la insaculación, es decir el sorteo para la elección de cargos.

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Las instituciones comunes para ambos reinos, sólo podemos hablar de dos. Por un lado, los Reyes Católicos consiguieron del Papa el Regio Patronato, por el que los cargos de la Iglesia en los reinos de España son elegidos por el Papa pero de una lista que los reyes ofrecen. Es decir, que la elección es prácticamente de los monarcas. Por otro lado, se trae a Castilla la Inquisición, creando un Consejo de la Suprema Inquisición y estando ésta bajo el mandato de los reyes con poder en ambos reinos.

6.5:LA PROYECCIÓN EXTERIOR BAJO LOS REYES CATÓLICOS. POLÍTICA ITALIANA Y NORTEAFRICANA.

Bajo el reinado de los Reyes Católicos, la política exterior tuvo por primera vez una visión unitaria. Por eso mismo, no fue posible compatibilizar los intereses históricos de ambos reinos y la beneficiada fue Aragón. Castilla pagará los ejércitos y la diplomacia que conllevará el enfrentamiento con Francia, aliada tradicional de Castilla con los Trastámara, puesto que prevalecerán los intereses del reino de Fernando en la expansión mediterránea por Italia. Las líneas magistrales de la política exterior serán:

1.-Recuperación de los territorios aragoneses de los Trastámara. Con un triple conflicto: Navarra, que fue de Juan II, padre de Fernando y ahora estaba en manos del conde de Foie, de origen francés, y que se anexionará en 1512; el Rosellón y la Cerdaña, cedidos a Francia por Juan II para que le apoyara en su guerra civil y Nápoles, que fue de Alfonso V, tío de Fernando. Los tres problemas le enfrentaban a Francia.

2.-Consolidación de la expansión mediterránea de Aragón. Esto llevará a los monarcas a conflictos con los musulmanes en el Norte de África siendo una cuestión irrenunciable para el comercio aragonés y para Castilla tras la conquista de Granada. La cuestión de Nápoles se incluye también.

3.-Avance de la expansión atlántica del reino de Castilla. El Tratado de Alcaçobas con Portugal en 1479, limitaba la expansión al sur del Atlántico para Castilla. Respetando sus bases se completó la conquista de las islas Canarias, se intentó explorar nuevas rutas por el Oeste (proyecto de Colón), se mejoraron las relaciones con Portugal y se buscaron nuevos aliados contra Francia en esa zona como Inglaterra, Países Bajos y el sacro Imperio.

La diplomacia, con los embajadores de Fernando por Europa y la ayuda de un Papa de origen valenciano (Borgia), la creación de un ejército permanente y moderno sufragado por la corona y una política matrimonial que colocó en todos los tronos a hijas de los monarcas, fueron las herramientas del esplendor de las relaciones internacionales de los Reyes Católicos.Concretamente en Italia, la diplomacia jugó un papel muy importante para poner de parte de los Reyes Católicos a la multitud de débiles estados en los que se dividía y que pivotaban entre Castilla, Aragón y Francia. La presencia militar de ambas partes dio lugar a fricciones que se materializaron en guerra. En esta contienda, cabe destacar la figura de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que ganando las batallas de Ceriñola y Garellano , recuperó Nápoles. Fernando movió sus hilos para mantener a Francia al Norte, al Papa en el centro y Aragón al Sur.

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En lo referente a África, como consecuencia de la Guerra de Granada, se realizan expediciones para garantizar la seguridad del Mediterráneo Occidental frente al turco en expansión y los piratas berberiscos. El espíritu de cruzada seguía vivo. Se tomaron Melilla , Bugía, Orán en Argelia y Trípoli en Libia.

TEMA 7: EXPANSIÓN ULTRAMARINA Y CRECAIÓN DEL IMPERIO COLONIAL.

7.1. EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.

En 1453 el Imperio Turco tomaba Constantinopla y cerraba las rutas de Oriente hacia el Mediterráneo. Desde ese momento, se inicia por parte de las dos potencias pioneras en el Atlántico, Portugal y España, la búsqueda de nuevas rutas hacia las Indias Orientales. A pesar de que compartían conocimientos geográficos, cartográficos (portulanos) y avances técnicos (brújula, astrolabio, carabelas), Portugal estaba más adelantado y había encontrado el Cabo de Buena Esperanza, lo que suponía una ruta alternativa a las especies, a las espaldas del turco y protegida para los portugueses por el Tratado de Alcaçovas de 1479. En esos momentos aparece la oscura figura de Cristóbal Colón. Lo más probable es que fuera genovés y para esta república trabajó en Lisboa 9 años viajando por el Atlántico. Cuando la familia de su mujer portuguesa cayó en desgracia, vino a España y presentó a los Reyes Católicos el proyecto de ruta por el Oeste que le habían rechazado en Portugal. Tiene influencia en la corte por personajes de primer orden como el confesor real fray Hernando de Talavera. Gracias a ellos y a pesar del rechazo por cuatro veces de los técnicos españoles que aducían un grave error en el cálculo de la distancia del grado, se monta la expedición. Las naves y otros aspectos se sufragan en gran parte con multas a pagar por distintos concejos y para atraer a los tripulantes contó con la figura de los hermanos Pinzón y su reputada valía como marinos. El 3 de Agosto de 1492 parte la flota del puerto de Palos con la nao Santa María y las carabelas Pinta y Niña. Antes (Abril de 1492), en el pueblo granadino de Santa Fe y como buen comerciante, Colón firma unas capitulaciones por las que se le nombra Almirante de la flota, Gobernador General de las tierras que se descubrieran, Virrey y se le otorga el beneficio para sí de un 10 por ciento de las ganancias que se desprendieran del viaje. Los hermanos Pinzón desconfiaban del almirante y justo, cuando tras un cambio de rumbo el motín parecía cercano, se avista tierra el 12 de Octubre de 1492 y se desembarca en la isla llamada Guanahaní, bautizado San Salvador y hoy isla Waitling en las Bahamas. El hecho de que las cuentas de Colón se correspondieran con las del viaje, le llevan al convencimiento de haber llegado a las Indias. No tendrá certeza de la realidad hasta la vuelta del 2º viaje de los cuatro que realizó. Además de en Guanahaní, se tocó tierra en Cuba (Juana) y La Española (Sto. Domingo), en esta última se fundó el Fuerte de Navidad con los restos del naufragio de la Santa María. La vuelta se hizo buscando los vientos contraalisios y la Corriente del Golfo, lo que nos habla de la magnífica intuición de Colón. El 4 de Marzo de 1493 atraca curiosamente en Lisboa y es recibido en Barcelona por los Reyes Católicos.

En los siguientes viajes se buscó la tierra del continente y se intentó encontrar el cabo que abriera paso a las islas de las especies En 1513 Vasco Nuñez de Balboa, tras atravesar el istmo de Panamá descubrió el Pacífico.

Las relaciones de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos fueron de mal en peor. Partían de supuestos contrarios. El Almirante pretendía explotar comercialmente la ruta con el comercio de esclavos, lo que fue rechazado por Isabel cuya idea daba continuidad a la Reconquista (ganar batallas, repartir tierras y

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botín y evangelizar). Colón sería destituido y apresado por Francisco de Bobadilla dada la mala administración y el maltrato a los nativos. También se le retiraron, haciéndolas honoríficas, las prebendas de las Capitulaciones de Santa Fe. El descubrimiento puso en peligro el tratado de Alcaçobas. Castilla pidió bulas al Papa (Bulas Inter Caetera) tras el primer viaje, pero aún así ante el enfado de Portugal, se negoció y por el Tratado de Tordesillas (1494) la línea de influencia de Castilla avanzó hacia el Oeste.Con los viajes de Colón se comprobó que el mundo era más grande de lo que se suponía(los especialistas españoles tenían razón), que había un continente nuevo y unos seres nuevos que posicionar geográfica e ideológicamente y pronto se atisbó que el eje de la política ya no pasaría por el Mediterráneo sino por el Atlántico.

7.2.CONQUISTA Y COLONIZACIÓN.

El descubrimiento de América atrajo a numerosos castellanos deseosos de hacer fortuna. Mediante el mecanismo de las capitulaciones, obtenían el permiso de la Corona para explorar y conquistar nuevas tierras. Después de las conquistas antillanas y ante la posibilidad de encontrar otras fuentes de riqueza (oro y trabajadores), los españoles decidieron saltar al continente. En torno a 1519, Hernán Cortés al frente de 600 hombres, emprende la conquista del Imperio azteca. Aprovechando las rivalidades y creencias indígenas y su indudable valía militar, logra hacerse con el control definitivo de Tenochtitlán, incorporando México a los dominios hispanos.

En 1531, Francisco Pizarro encabezando una hueste de un centenar de hombres apresa al emperador inca Atahualpa. Aprovechando la guerra civil entre los incas, logra hacerse con el control de Cuzco y extenderlo a la totalidad del Imperio. Fundará Lima y completa la incorporación de Perú al dominio español.

El éxito de estas campañas viene dado por la superioridad tecnológica que compensó el escaso número de soldados. Los indígenas no conocían la rueda, ni el hierro, ni el caballo, ni la pólvora. No hubo una conquista programada y los procesos fueron promovidos por iniciativas particulares de hombres ambiciosos que en muchas ocasiones lucharon entre ellos mismos. México y Perú sirvieron de modelo para la conquista de otros territorios como Chile y las conquistas llamadas tardías (Florida, Nuevo México, interior de Argentina, etc.)

La colonización de América se realizará empleando fórmulas de origen español usadas durante las repoblaciones de la Edad Media, tales como el repartimiento o la capitulación, y otras novedosas como la encomienda (cesión de indios a un español como siervos, obligando a éste a su evangelización) o la mita (trabajos forzados de las comunidades incas). Las críticas de los misioneros (Fray Bartolomé de las Casas) al trato que recibían los indios por parte de los españoles, llevó a las autoridades a abolir la encomienda y proteger legalmente a los indios (Leyes de Burgos, 1512; Leyes Nuevas, 1542).

La administración de todos estos territorios tenía como fin su explotación comercial. Metales preciosos y productos agrícolas se intercambiaban por ganado y manufacturas. El comercio fue controlado en régimen de monopolio por la corona y Castilla a través de la Casa de Contratación de Sevilla (1503) . Se creó un Consejo de Indias (1524), distintos virreinatos (Nueva España y Perú hasta el siglo XVIII) e instituciones menores a imagen del reino de Castilla.

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7.3. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN.

El Imperio español se organizó a través de unas estructuras políticas y administrativas que permanecieron vigentes en lo esencial hasta el siglo XIX. Los nuevos territorios americanos fueron incorporados a Castilla, que estableció el control político y económico de los terrenos descubiertos. Para ello se creó en 1503 la Casa de Contratación de Sevilla; su función era regular el monopolio comercial con América: permisos de emigración, exportación, aduana, impuestos, etc. En 1524 se independizó el Consejo de Indias que dependía hasta ese momento del de Castilla. Se trataba de un órgano político-consultivo que gestionaba los asuntos relacionados con aquel territorio.

La administración política de los territorios americanos fue una copia de la existente en Castilla. Para organizar los municipios se instauraron cabildos, formados solo por españoles, con las mismas funciones que los ayuntamientos. La administración se completaba con los virreinatos. En un principio se fundaron dos: Nueva España, en 1535, que abarcaba toda Centroamérica y América del Norte, y el virreinato del Perú en 1542. Los virreyes, como representantes del rey, gozaban de gran poder, ya que dirigían la administración, las fuerzas militares y la justicia. Los virreinatos fueron subdivididos en unidades menores llamadas gobernaciones, dirigidas por gobernadores, normalmente militares.

Las funciones judiciales eran realizadas por las Audiencias, formadas a semejanza de las castellanas de Valladolid o Granada, y que en América además controlaban a los virreyes.

7.4. IMPACTO DE AMÉRICA EN ESPAÑA.

El descubrimiento de América supuso un profundo impacto en la sociedad española. Las maravillas que se contaban de las Indias atrajeron a centenares de aventureros, deseosos de hacer fortuna en América, yendo en pos de El Dorado o de la Fuente de la Eterna Juventud. De igual modo, la existencia de una población ajena al mensaje cristiano animó a numerosos misioneros a evangelizar aquellas tierras, convirtiéndose en una pieza fundamental para la salvaguardia de los indios frente a los abusos de los españoles (Fray Bartolomé de las Casas) como en la preservación de las culturas indígenas (cuyas lenguas aprenden para transmitir el Evangelio). Con los viajes de Colón se comprobó que el mundo era más grande de lo que se suponía(los especialistas españoles tenían razón), que había un continente nuevo y unos seres nuevos que posicionar geográfica e ideológicamente (debate sobre el alma de los indígenas y la esclavitud) y pronto se atisbó que el eje de la política ya no pasaría por el Mediterráneo sino por el Atlántico. Es por esto que fue necesaria una remodelación del Tratado de Alcaçovas con Portugal que se reflejó en el Tratado de Tordesillas acordado con mediación Papal en 1494 y que ampliaba el radio de acción de Castilla en el Atlántico.

América va inundar los mercados españoles y europeos con un flujo regular de productos. El oro y, sobre todo, la plata llegarán puntualmente en la Flota de Indias, permitiendo financiar las empresas de la Corona y aumentando los precios en los mercados europeos. Nuevos productos como el cacao, el tabaco, el maíz o la patata atracarán igualmente en el puerto de Sevilla, obteniendo una aceptación desigual (el maíz o la patata sólo se generalizarán a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII).

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Con todo, América va a ser una gran oportunidad perdida. Los metales preciosos se desviarán a los prestamistas italianos y alemanes para sufragar las guerras de religión y prestigio de los siglos XVI y XVII, y las rutas comerciales en monopolio así como las nuevas plantaciones, no tendrán una gran incidencia en el desarrollo de la industria manufacturera española: la flota mercante de ida a América tan sólo transportaba un 5% de productos españoles.

TEMA 8: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI.

8.1. EL IMPERIO DE CARLOS V: CONFLICTOS INTERNOS. COMUNIDADES Y GERMANÍAS.

En 1516 muere Fernando el Católico. Los Trastámara acaban en la Península. Carlos, hijo de Juana (apodada “la loca”) y de Felipe I (“el hermoso”) tenía 16 años cuando desde Gante pisa terreno peninsular. Pertenecía a la familia de los Habsburgo y hereda las posesiones de sus abuelos maternos los Reyes Católicos y las de su padre (Franco Condado y Países Bajos). Incluso con la muerte de su abuelo Maximiliano I el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, será coronado como Carlos V aunque I para los reinos de España. Fue el primer rey extranjero y el primer rey común a Aragón, Castilla y Navarra sin saber ninguna de sus lenguas. Desembarcó con todo un ejército de ayudantes extranjeros (Adriano de Utrech, Chièvres), que ocuparon todos los cargos con una tarea clara: obtener dinero para la campaña a la corona imperial y frenar el poder de las ciudades. Parece clara la hostilidad hacia el joven monarca y la coyuntura no ayuda: las malas cosechas elevan los precios, las epidemias y el hambre vuelven a acosar a las poblaciones y la nobleza continúa con su desafío al poder real. En este contexto histórico surgen los movimientos de las Comunidades en Castilla(1520-1522) y las Germanías en Valencia y Mallorca(1519-1523). Son movimientos de protesta muy heterogéneos que se han considerado como las primeras revoluciones de la Edad Moderna por su contenido social y sus reivindicaciones.

Comunidades de Castilla: Fueron un movimiento predominantemente urbano, antiseñorial, antioligárquico de los concejos y anti Carlos V. Los protagonistas serán diferentes grupos urbanos medios: artesanos, comerciantes, baja nobleza urbana, universitarios... Las ciudades rebeladas se autoproclaman comunidad (comuneros) y exigen condiciones al rey: expulsión de los Corregidores que controlan el poder urbano para la corona, expulsar a los consejeros extranjeros, acatar la voluntad de las Cortes del reino, limitar el poder del Rey y de la nobleza y proteger la industria textil frente a los grandes señores nobles productores de lana de la Mesta. El conflicto terminará con la derrota comunera en la batalla de Villalar 1521 ante los ejércitos imperiales y la ejecución de los principales líderes, Juan Bravo de Segovia, Padilla de Toledo y Maldonado de Salamanca.

Germanías de Valencia y Mallorca: Tuvieron un mayor carácter social contra los señores feudales y mudéjares. Fueron más violentas pero con menor repercusión. La peste dejó Valencia sin nobles, que huyeron y los comerciantes y artesanos se sublevaron creando milicias. Pedían la abolición de la jurisdicción señorial y de los impuestos. Los gremios se hicieron con el poder de las ciudades hasta la dura intervención imperial.

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Estos movimientos tendrán sus consecuencias: los señores feudales y las oligarquías de las ciudades reforzarán su poder social y económico por su apoyo a Carlos I, V de Alemania. La monarquía sale reforzada sometiendo a las ciudades y a las Cortes de los reinos. No obstante, el monarca se comprometió a aprender el castellano y disminuir sus ausencias (educó a su hijo Felipe en Castilla como príncipe castellano), aunque emprendió una política exterior muy ambiciosa y de gran coste económico y humano que Castilla soportó sin oposición.

8.2. LA MONÁRQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. LA UNIDAD IBÉRICA.

Felipe II (1556-1598) fue educado en Castilla y en castellano. Su padre le asimiló al poder real desde muy pronto como regente suyo en la península y en él abdico en 1556. Fijó la Corte en Madrid e hispanizó la política siendo el último rey que gobernará personalmente. Los intereses de Castilla tuvieron un gran peso y el aumento del autoritarismo político y religioso provocó los más graves problemas:

1. - Desde los tiempos de los Reyes Católicos la zona de las Alpujarras granadinas estaba poblada por moriscos sin convertir. Carlos V les dio 40 años para hacerlo y cuando se cumplieron, Felipe II redactó una pragmática por la que se les prohibía el uso de la lengua árabe, de sus costumbres y creencias. La revuelta promovida por esta acción de gobierno, fue sofocada por D. Juan de Austria. Las conexiones entre estas comunidades y los piratas berberiscos dieron pie a una acción dura en la que los pobladores fueron deportados y desperdigados por otras zonas de Castilla.

2. - A pesar de ser respetuoso con las instituciones de sus reinos, el bandolerismo y los piratas se habían convertido en un problema muy serio en el reino de Aragón. Para terminar con estos contratiempos, se instauró un Virrey castellano lo que provocó un choque directo pues existía la figura del Justicia Mayor. Estas revueltas se mezclaron con el caso de Antonio Pérez. Este secretario personal del rey había huido de Castilla a su tierra acusado del asesinato de Juan Escobedo, otro secretario personal de Felipe II. Pérez en Aragón no podía ser juzgado por un delito en Castilla, por lo que Felipe II presionado ante una posible acusación que lo implicara a él mismo, forzó la maquinaria del Estado colocando a un virrey castellano e incriminando a Antonio Pérez mediante la Inquisición, única institución que ambos reinos compartían. Antonio huirá a Francia pero dejando unas tremendas revueltas en Zaragoza hasta que las tropas castellanas llegaron a pacificar la zona. Felipe II revisaría los fueros y desde entonces el Virrey siempre sería castellano.

3. - El otro problema, personal y de estado, sería el heredero de Felipe II. Carlos, nacido desu primera esposa, vino al mundo con deficiencias físicas y psíquicas. Esto, unido a una necesidad de atención que su padre no le ofrecía, le llevó a reclamar un protagonismo político en forma de cargo de gobernador de Flandes, en la misma línea de D. Juan de Austria. Como el monarca no daba un paso en este sentido, D. Carlos se echó en brazos del espionaje y la conspiración de manera que no dejó otra salida al rey que la reclusión en la que moriría en circunstancias extrañas.

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Pero en el reinado de Felipe II no todo fueron problemas. Él era hijo de Isabel de Portugal y estuvo casado en primeras nupcias con María Manuela de Portugal. Cuando en la batalla de Alcazarquivir (Marruecos), el rey portugués Sebastián muere sin dejar descendencia, pareció lógico pensar que el monarca español tenía muchas bazas para ocupar ese trono vacante. La ocupación militar se hizo realidad pero no obstante, la diplomacia de Felipe II convenció a la clase dirigente portuguesa (incluidos los influyentes jesuitas), para que le apoyaran. A cambio ofreció respeto para la autonomía del reino y proteger su comercio. Las ventajas económicas para Portugal eran muchas. Las Cortes de Tomar le reconocieron en 1581 y el rey concedió que portugueses gestionaran a portugueses. Portugal mantuvo su moneda y como con los otros reinos de España se creó un Consejo para gobernarla. Hasta aquí el camino había sido fácil, pero la aceptación total del pueblo será otra cosa. La unión suponía el control del gran imperio portugués (Brasil y los enclaves comerciales de África y Asia) y marcó el viraje definitivo de la política exterior de Felipe II hacia el Atlántico.

Con Felipe II la política se hace confesional pero su imperio se desgajaba por el protestantismo en Flandes, el acoso de Francia e Inglaterra y la amenaza del turco en el Mediterráneo. En la lucha contra el infiel y contra las minorías religiosas impuso en España el espíritu de la Contrarreforma salido del Concilio de Trento. Sometió a la Iglesia al poder real (Regalismo), lo que le llevó al enfrentamiento con unos papas de los que nunca tuvo buena opinión. Dirigió los pasos de la Inquisición en su lucha contra protestantes, conversos e iluminados. Fomentó la creación de nuevas órdenes religiosas como la Compañía de Jesús en 1539 (San Ignacio de Loyola) y permitió la reforma de las ya existentes como los Carmelitas con Teresa de Jesús.

8.3. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI: EL MODELO POLÍTICO DE LOS AUSTRIAS.LA UNIÓN DE REINOS.

A pesar de la importancia de Carlos V, no será sino con Felipe II que la Monarquía completa su configuración incluso con el añadido inesperado de Portugal. Con Felipe II se pasa de rey a monarca absoluto (Monarquía Autoritaria), sin que absoluto signifique déspota o tirano. El rey posee la legitimidad por residir en él la soberanía del poder, por encima del derecho positivo o cualquier otra forma de poder temporal (Papa). Además de ejercer un poder ilimitado, la corona acumula todo tipo de competencia sin que exista una separación de los poderes. El monarca articula en su figura todos los territorios con una tendencia claramente centralizadora. En este sentido, Castilla, Navarra y Aragón siguieron el modelo heredado de los Reyes Católicos haciendo las instituciones más complejas. Desde mediados del XVI, la Corte se hizo sedentaria y se profesionalizó aún más la administración (burocratización de los letrados), que fue superponiéndose a las instituciones de cada reino, no sin generar conflictos. Se consolidó el sistema de gobierno por consejos (Polisinodial). Los Consejos eran organismos pluripersonales de carácter consultivo y Felipe II los aumentó de 9 a 14, siendo el más importante el Consejo de Estado. También dio más poder a los Secretarios Reales, el más importante el Secretario de Estado, que informaban de las deliberaciones de los consejos al rey. En 1580 Felipe II creó las Juntas, comités separados de los consejos para temas específicos y coordinar tareas de gobierno. Se mantuvieron Virreyes y gobernadores en los territorios en los que se preveía la ausencia del monarca. Aragón protestaría pero tuvo que aceptar. El sistema de justicia no cambió (Chancillerías) y tampoco la administración de los municipios.

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Para soportar el crecimiento exagerado de los gastos, sobretodo militares, se intentó que los ingresos subieran igualmente (Carlos V había creado el Consejo de Hacienda). Uno de los problemas de financiación era, que mientras lo recaudado por los Países Bajos, Italia o Aragón sólo se destinaban a sus reinos, Castilla tenía que soportar los gastos generales con las aportaciones de la Alcábala y la riqueza proveniente de las Indias. Para cuadrar las cuentas en lo posible, Felipe II creó otro impuesto indirecto, el de los millones (1590) que gravó, a raíz del desastre de la Armada Invencible, los alimentos esenciales. También se acudió a la venta de cargos públicos de categoría media, y como plato fuerte, y a pesar de ser rey muy católico o por eso mismo, acudió a la Iglesia con la recaudación del Subsidio, que se cobraba sobre la renta de los eclesiásticos y el Excusado, que gravaba los bienes parroquiales. Con todo, fue imposible hacer un balance equilibrado y el endeudamiento de la corona la llevó a pedir créditos y préstamos a banqueros privados extranjeros (Amberes) y prestamistas alemanes, flamencos y genoveses que garantizaban su pago con un Juro o deuda. La diferencia entre los gastos y los ingresos fue tan brutal, que se declararon numerosas bancarrotas para poder renegociar las deudas.

8.4. ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI.

El siglo XVI es un siglo de crecimiento demográfico. La población española creció alrededor de un 30% en la centuria, lo que estimuló la actividad económica. De esa población, las tres cuartas partes (8 millones) vivían en la corona de Castilla. El sector agrario dominaba la economía, siendo el cultivo de cereales el más extendido. Aumentó la superficie dedicada al olivo y a la vid. Dado el estancamiento de la productividad, la producción sólo pudo crecer explotando tierras marginales que no garantizaban el abastecimiento. La Mesta siguió explotando los recursos ganaderos, exportando las lanas a Flandes a través de las ferias de Medina del Campo y del consulado de Burgos y vivió su momento de mayor esplendor. La actividad artesanal vio el auge de la ordenación gremial y empezó a formarse una cierta burguesía comercial al calor del comercio con América. El comercio colonial se concentró en Sevilla con sede en la Casa de Contratación. De allí partían dos flotas al año para explotar el monopolio comercial. Sin embargo, el aumento de la fiscalidad, las guerras con Inglaterra y Holanda y una mentalidad orientada al ennoblecimiento, asfixiaron la actividad comercial. La gran inflación provocada por la llegada de metales preciosos (sobretodo plata), tuvo como resultado un enorme aumento de precios, cuadruplicándose estos en un siglo. Debido a los gastos de la guerra, España se vio abocada a una crisis económica que perduró durante todo el siglo XVII cuyo exponente fueron las bancarrotas y devaluaciones.

La sociedad española respondía a los patrones del Antiguo Régimen (estamentos privilegiados por su linaje), pero existía cierta movilidad. La nobleza suponía, en sus distintos estadios, el 10% de la población, sin bien existían grandes diferencias entre grandes y títulos y los hidalgos. El hidalgo es una figura muy característica de esta época. Esta realidad era común en Castilla y en Aragón, si bien en ésta última existía una clase intermedia entre la nobleza y el Estado general, los ciudadanos honrados, que daban un tono distinto a la sociedad urbana. El clero presentaba igualmente profundas diferencias entre sus componentes, no sólo entre alto y bajo clero sino entre obispados y parroquias (Toledo tenía rentas 40 ó 50 veces superiores a las de Albarracín). El 87% de la población constituía el Estado Llano, campesinos o buenos hombres pecheros, donde las diferencias económicas eran aún más acusadas. La mayoría no disponía de

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tierras en propiedad y trabajaban como colonos de la nobleza y la Iglesia. Sobre ellos recaían pesadas cargas fiscales: diezmos, derechos señoriales, impuestos reales. Peculiaridad española de la época fue la proliferación de los Estatutos de Limpieza de Sangre, que diferenciaban a los cristianos viejos de los nuevos (judeoconversos) y que eran exigidos para acceder a gran número de cargos. Esta preocupación excesiva por la genealogía tenía su ser en la unificación religiosa tras la expulsión de los moriscos.

8.5. EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA.

El Renacimiento es un movimiento artístico y cultural desarrollado entre los siglos XV y XVII que se caracterizó por un pensamiento humanista laico inspirado en escritores y artistas griegos y latinos, que fueron imitados en modelos y espíritu. La individualidad de los artistas, el patrocinio de los mecenas y la imprenta fueron su vía de propagación.

En España las relaciones con Italia, pionera del Renacimiento, y con los Países Bajos y la presencia de artistas en España, contribuyó a la difusión, pero el mecenazgo de la burguesía y la nobleza fue menor que el realizado por la Iglesia y la corona, lo que le dio un carácter más religioso y medieval. La Contrarreforma de mediados del siglo XVI, y la censura y persecución de ideas libres, provocaron el retraso y el aislamiento de la ciencia y el pensamiento español. La Inquisición se consolidó como una poderosa herramienta para la cohesión religiosa del país. Actuó severamente contra los judeoconversos, segó cualquier posibilidad de arraigo del protestantismo en España y estableció una homogeneidad ideológica en torno al catolicismo de Trento, mediante la generalización de la sospecha y de la denuncia. Fue empleada como instrumento político por la Corona (caso de Antonio Pérez) y obtuvo un profundo reconocimiento por parte de la sociedad de la época (familiares). Asimismo, fue eje fundamental de la propaganda antiespañola conocida como Leyenda Negra.

Destacó como movimiento intelectual el erasmismo. Erasmo de Rótterdam, protagonista de la reforma de la Iglesia a través de un cristianismo de sólidos principios éticos, influyó muchísimo en España (Biblia Políglota Complutense, Juan Luís Vives).La imprenta provocó los primeros éxitos editoriales como las novelas de caballería, pastoriles, etc. El castellano escrito se difundió por toda la península gracias a Antonio de Nebrija y su Gramática Castellana (1492). Otros autores de importancia fueron Garcilaso de la Vega y sus églogas, coplas y sonetos, Fray Luís de León, Santa Teresa de Jesús con el Libro de mi Vida, San Juan de la Cruz y su misticismo, el teatro de Lope de Rueda, el anónimo Lazarillo de Tormes y la inabarcable Celestina de Fernando de Rojas (1499).

Desde el punto de vista de las artes aplicadas, el clasicismo italiano se vio retrasado en España por la tradición medieval gótica, el arte mudéjar y la influencia del estilo flamenco y borgoñón dadas las relaciones de la corona con esos territorios. Mencionaremos los estilos Plateresco y Herreriano en arquitectura, la escultura de imaginería de Berruguete y en pintura Luís Morales y el manierista El Greco con sus escorzos y colores irreales.

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TEMA 9: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII.

9.1. LOS AUSTRIA DEL SIGLO XVII.GOBIERNO DE VALIDOS Y CONFLICTOS INTERNOS.

Común a los últimos monarcas de la dinastía de los Austria (Felipe III 1598-1621, Felipe IV 1621-1665 y Carlos II 1665-1700), fue la figura de los validos. El valido, era una persona del círculo del rey que asumía la máxima dirección de los asuntos políticos ante la creciente complejidad del funcionamiento del Estado y la despreocupación de los monarcas. No fue sólo un fenómeno español y claro ejemplo sería el cardenal Richelieu en la Francia de Luis XIII, aunque la personalidad poco propicia para las responsabilidades del gobierno de los Austria menores acentuó el valimiento en España. Con algún oficio en la Corte que los mantenía cerca del monarca, no eran un cargo institucional ni oficial, su poder residía en la confianza personal del rey. No solían pertenecer a la primera nobleza, por lo que aprovechaban su valimiento para consolidar su posición social y la de su propia familia en la jerarquía política y nobiliaria. Intentaron gobernar al margen de los Consejos mediante Juntas, y por todas estas características, se ganaron el odio de nobles, letrados y del propio pueblo que los consideraba los responsables del mal gobierno y de distanciar a los monarcas de la realidad. En este sentido, sirvieron de colchón en caso de problemas para los monarcas.

Los ejemplos más destacados son:

Duque de Lerma , Primer valido de Felipe III, un monarca perezoso en su trabajo. El duque de Lerma, intentó gobernar prescindiendo del sistema polisinodial y rodeándose de familiares y amigos en sus juntas. Llevó la Corte a Valladolid y a pesar de la Paz en Europa no hubo reformas económicas ni políticas. El hecho más destacado fue la expulsión de los moriscos entre 1609 y 1614 que tuvo graves repercusiones en Aragón y Valencia.

Conde-Duque de Olivares. Que tuvo gran interés por gobernar la España de Felipe IV, un rey absolutamente abrumado por ésta tarea a sus 20 años, y que como valido, consiguió con su influencia colocar a su familia en lo más alto de la sociedad. Protagonizó ambiciosas reformas fiscales que impuso de manera absolutista como el caso de la Unión de Armas (1625), primer intento de hacer contribuir a todos los reinos a los gastos de guerra. El rechazo en Cataluña llevará a la jornada del Corpus de Sangre en Barcelona y a toda la crisis del año 1640, incluyendo la caída del Conde-Duque y la llegada del nuevo valido Don Luís de Haro.

Dentro del contexto histórico de la decadencia del esplendor político y económico de los Reinos de España en el siglo XVII, cada uno de los monarcas tuvo diferentes problemas que afrontar:

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Felipe III 1598-1621. En un periodo de neutralidad y paz exterior, el panorama político interno vino marcado por la expulsión de los moriscos llevada a cabo entre 1609 y 1614. Considerados falsos conversos y difícilmente acomodables a la sociedad cristiana, su elevada natalidad (unos 300.000) y un exagerado concepto de peligrosidad social les llevó a estar en el punto de mira. Su expulsión afectó muy negativamente a la economía agraria de Aragón y Valencia. Fueron conducidos al Norte de África de donde muchos regresaron de manera irregular.

Felipe IV 1621-1665. En la ambiciosa política fiscal del Conde-Duque de Olivares para obtener recursos en la reanudada guerra contra Francia, el intento de implantar un impuesto unitario que supuso la Unión de Armas ,obligaba a cada reino a reclutar y mantener un ejército según sus posibilidades. Esta norma choca en Aragón con la crisis demográfica y con los distintos fueros y privilegios. Aragón y Valencia pactaron la entrega de dinero y no soldados pero Cataluña se quedó al margen. De la misma manera en Vizcaya hubo malestar por el impuesto sobre la sal, que iba contra los fueros y que grababa las salazones del norte. La mayoría de los problemas y conflictos internos del reinado de Felipe IV, tuvieron su materialización en 1640 aunque tengan sus raíces en el inicial intento de contribución única. La Crisis del año 1640 es comentada por el propio Conde-Duque como uno de los peores años de la historia de España. La nueva guerra con Francia en 1635 llevó las hostilidades a los Pirineos. Olivares pensó que podía ser una buena excusa para obligar a Cataluña a contribuir con tropas y dinero. El gobierno catalán accedió a dar dinero pero no soldados, y de manera deliberada la guerra fue llevada por el valido a Cataluña. La entrada de los Tercios españoles, temibles en el campo de batalla, y sobre todo fuera de él por su indisciplina y acoso a las poblaciones, hicieron ceder a Cataluña y la Generalitat y el Consell se quejaron ante el rey. No se hizo ningún caso. En Mayo de 1640, la rebelión de los campesinos ante la brutalidad de los tercios fue el anticipo del Corpus de Sangre en Barcelona. El 7 de Junio, festividad del Corpus Christi los segadores reunidos por la festividad, se apoderaron de la ciudad. Los representantes del rey, virrey incluido, y parte de la oligarquía fueron pasados a cuchillo. La guerra civil se venía venir y el líder de la Generalitat Pau Claris, para evitar represalias por parte del Conde-Duque, ofreció el Condado de Barcelona a Luis XIII de Francia, que ocupó Cataluña y nombró un virrey francés. Tras doce años de guerra las tropas españolas pusieron fin a la secesión (1652). Felipe IV respetó una amnistía general y a las instituciones catalanas pero perdió el Rosellón y la Cerdaña en la Paz de los Pirineos (1659). Todo se desmorona y en 1643 Felipe IV destituye al Conde-Duque, que había fracasado en todos sus frentes.

Carlos II 1675-1700. Para empezar, el reinado empezó con la regencia de diez años de duración de Mariana de Austria hasta los 14 años cumplidos del rey. Tras los problemas derivados del impuesto único, se abre una etapa de neoforalismo con nuevos ánimos para respetar los fueros y de neofeudalismo pues la alta nobleza pasó a controlar la monarquía. Carlos II sufrió un golpe de estado por parte de su hermanastro D. Juan José de Austria., que adquirió prestigio militar y que con un ejército de 150000 soldados llegó a Madrid y se autoproclamó primer ministro poniendo fin a validos como el duque de Medinaceli. Además de unas segundas Germanías en Valencia y revueltas campesinas en Cataluña, el problema más importante sobrevino a la muerte del rey sin descendencia y un testamento que dejaba el trono en las manos borbonas de Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV.

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9.2. LA CRISIS DE 1640.

En la ambiciosa política fiscal del Conde-Duque de Olivares para obtener recursos en la reanudada guerra contra Francia, el intento de implantar un impuesto unitario que supuso la Unión de Armas (1625), obligaba a cada reino a reclutar y mantener un ejército según sus posibilidades. Esta norma choca en Aragón con la crisis demográfica y con los distintos fueros y privilegios. Aragón y Valencia pactaron la entrega de dinero y no soldados pero Cataluña se quedó al margen. De la misma manera en Vizcaya hubo malestar por el impuesto sobre la sal, que iba contra los fueros y que grababa las salazones del norte. La mayoría de los problemas y conflictos internos del reinado de Felipe IV, tuvieron su materialización en 1640 aunque tengan sus raíces en el inicial intento de contribución única. La Crisis del año 1640 es comentada por el propio Conde-Duque como uno de los peores años de la historia de España. La nueva guerra con Francia en 1635 llevó las hostilidades a los Pirineos. Olivares pensó que podía ser una buena excusa para obligar a Cataluña a contribuir con tropas y dinero. El gobierno catalán accedió a dar dinero pero no soldados, y de manera deliberada la guerra fue llevada por el valido a Cataluña. La entrada de los Tercios españoles, temibles en el campo de batalla, y sobre todo fuera de él por su indisciplina y acoso a las poblaciones, hicieron ceder a Cataluña y la Generalitat y el Consell se quejaron ante el rey. No se hizo ningún caso. En Mayo de 1640, la rebelión de los campesinos ante la brutalidad de los tercios fue el anticipo del Corpus de Sangre en Barcelona. El 7 de Junio, festividad del Corpus Christi los segadores reunidos por la festividad, se apoderaron de la ciudad. Los representantes del rey, virrey incluido, y parte de la oligarquía fueron pasados a cuchillo. La guerra civil se venía venir y el líder de la Generalitat Pau Claris, para evitar represalias por parte del Conde-Duque, ofreció el Condado de Barcelona a Luis XIII de Francia, que ocupó Cataluña y nombró un virrey francés. Tras doce años de guerra las tropas españolas pusieron fin a la secesión (1652). Felipe IV respetó una amnistía general y a las instituciones catalanas pero perdió el Rosellón y la Cerdaña en la Paz de los Pirineos (1659).

El ejemplo de Cataluña cundió en Portugal. Si España no podía proteger el imperio portugués del acoso de Holanda, Portugal podía reclamar su independencia. El Conde-Duque pensó en incorporar a Portugal a la Unión de Armas y colocar un virrey castellano. Ante el reclutamiento de soldados para la guerra en Cataluña, el Duque de Braganza se sublevó y proclamó rey a Juan IV. La guerra, llamada en Portugal de Restauración, se prolongó hasta 1668 en la que se reconoce su independencia definitiva.

Igual que en Portugal, en Andalucía el Duque de Medina Sidonia proclamó en 1641 la independencia de Andalucía ante la exigencia económica a los nobles para cubrir los gastos de las tropas. Todo se desmorona y en 1643 Felipe IV destituye al Conde-Duque, que había fracasado en todos sus frentes. El impuesto único sublevó también a Valencia, Aragón, Palermo y Nápoles y las subidas del pan trajeron nuevas revueltas a Andalucía.

9.3. EL OCASO DEL IMPERIO ESPAÑOL EN EUROPA.

Los Austria menores tuvieron unos objetivos similares a sus predecesores: defensa a ultranza del patrimonio territorial como herencia legítima, protección de la religión católica frente a luteranos y calvinistas y defensa del monopolio comercial de América. No obstante existían unos nuevos factores que dificultaban aún más las cosas: escasez de recursos financieros que limitó el alcance de la política exterior y

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aumentó la presión fiscal trayendo graves problemas internos, perdida de efectivos militares por la crisis demográfica derivada de las epidemias que provocó levas forzosas bajando la calidad de las tropas y la aparición de nuevos enemigos como Inglaterra y las Provincias Unidas que ampliaron sus acciones a las colonias de España y Portugal. Menos recursos económicos, menos recursos humanos y más enemigos es una ecuación que sólo podía tener un resultado negativo que se materializó en el llamado sistema Westfalia-Pirineos:

FELIPE III 1598-1621. Periodo de relativa paz. Paz con Inglaterra . Tregua de los Doce años con las Provincias Unidas (1609). Paz con Francia durante la minoría de Luis XIII.

FELIPE IV 1621-1665. Vuelta a una política de prestigio lo que provoca la reanudación de todos los conflictos. Vuelta a la guerra con las Provincias Unidas más por cuestiones comerciales de las colonias que por las tradicionales disputas religiosas. Entrada en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) como aliados de los Austrias europeos, en 1635 Francia entra en el conflicto como enemigo de España y derrota de manera aplastante a las tropas del Conde-Duque en Rocroi (1643). España firmará la Paz de Westfalia en 1648 aceptando la independencia de las Provincias Unidas y constatando la pérdida de su hegemonía y su poca relevancia en el panorama político internacional. El conflicto con Francia continuará hasta la Paz de los Pirineos en 1659 cediendo España el Rosellón y la Cerdaña. En 1668 Portugal obtiene su independencia definitiva.

CARLOS II 1665-1700. Francia sigue acosando a España y se apodera del Franco-Condado y partes de Flandes. A la muerte de Carlos II sin descendencia, se desarrollará la Guerra de Sucesión que constata la impotencia demostrada de España para defender sus posesiones. Pierde los Paises Bajos del Sur, la Lombardía, Nápoles, Cerdeña y Sicilia. Tras trece años de guerra una nueva dinastía llegará al trono español: los Borbones con Felipe V.

Los reinos de España pasaron de potencia dominante a perder su hegemonía en Europa. La pérdida del dominio militar no tiene una única explicación económica. La guerra, que es la forma de hacer política exterior en el siglo XVII, fue dejada en manos de los señores. La guerra se refeudaliza en España mientras los nuevos tiempos traen nuevas exigencias como la centralización y el control real que en nuestros reinos no se aplican.

9.4. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL EN EL SIGLO XVII.

Durante el siglo XVII en toda Europa se produce una enorme crisis. En España, tradicionalmente se ha hablado de “decadencia” para este tiempo, pero este concepto debe matizarse. Para empezar la dimensión más importante de esta crisis es económica y los autores de la época y los historiadores más recientes nos hablan de un inicio muy temprano sobretodo en Castilla. Podríamos decir que la muerte de Fernando el Católico sería su principio y el reinado de Carlos II marcaría ya un periodo de recuperación. Así pues “decadencia” es un término que cuando menos no puede utilizarse para todo el periodo.

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Crisis demográfica. Durante el siglo XVII la población española se estancó en 8 millones, un poco menos que en el siglo XVI. Las causas se encuentran en las crisis de subsistencia derivadas de malas cosechas (las guerras impedían importar), las epidemias que con la peste al frente se llevaron cerca de 1250000 personas, la expulsión de los 300000 moriscos y las guerras y sus consecuentes levas forzosas.

Crisis económica. Fue la base del retraso, se inicia muy pronto y tendrá como consecuencia más importante convertir España en una potencia económicamente dependiente y subdesarrollada. La llegada de plata en el siglo XVI produciría un incremento de precios que sube la inflación junto con la exagerada emisión de moneda de cobre (vellón). La deuda exterior se dispara y se producen devaluaciones y bancarrotas. La disminución de la producción agrícola por la escasa mano de obra y la casi inexistente demanda, echó las tierras en manos de los propietarios latifundistas que las compraron a pequeños propietarios que se desprendían de ellas ante su pobre rentabilidad a pesar de la aparición de nuevos cultivos (patata y maíz). La industria interior y el comercio se paralizaron. Los altos precios impedían a los productos españoles ser competitivos. La Mesta imponía un comercio de materias primas en situación de dependencia y que sólo beneficiaba a unos pocos. El comercio en monopolio con América fue desaprovechado y España, en vez de ser dueño de la situación, se convirtió en operador comercial para las mercancías de otros países (sólo el 5% de los productos transportados eran españoles). España tenía muchas economías con distintos grado de desarrollo, aunque todas muy pobres si bien el periodo del reinado de Carlos II es ya de clara recuperación.

La sociedad siguió siendo estamental y medieval en muchos conceptos(privilegios, linaje) pero experimentó algunos cambios. La aristocracia suponía el 10% (50% en el Norte), había crecido por nuevos linajes y títulos creados para la nobleza cortesana. Los grandes de España eran ya nobleza urbana, poco guerrera pero con los mismos valores: rentistas y sin espíritu capitalista en sus inversiones. El clero también creció como salida para segundones y huida de las levas. Se concentró en ciudades y zonas rurales más ricas. En cuanto al tercer estado era muy heterogéneo. Fue el estamento que soportó con sus impuestos los esfuerzos bélicos y de ahí el auge de las revueltas, el bandolerismo y la delincuencia. La burguesía tuvo un papel secundario por ser poca numerosa y tendió a ennoblecerse por matrimonios de conveniencia. Los empresarios eran casi todos extranjeros. La parte más desfavorecida de la sociedad la componían un ejército de mendigos, delincuentes y pedigüeños que se movían por las ciudades como Madrid, la “corte de los milagros”.

9.5.ESPLENDOR CULTURAL.EL SIGLO DE ORO.

La decadencia política y económica en el siglo XVII, no tuvo un paralelismo en el ámbito cultural y del pensamiento, y fue una de las etapas más fructíferas y brillantes de la cultura española que, junto con el siglo XVI recibe el sobrenombre de Siglo de Oro. Desde finales del siglo XVI fueron numerosos los pensadores que perciben la amenaza de la ruina española si no se remediaban los males, y muchos de ellos elaboraron informes económicos y políticos para el rey en los que analizaban problemas y proponían soluciones. A estas propuestas se les llamaron arbitrios y a los que las proponían, de manera despectiva, arbitristas. Autores como Sancho de Moncada denunciaban el lamentable estado de despoblación que presentaba España, el agotamiento económico de Castilla por la presión fiscal para mantener el Imperio, el

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enriquecimiento de los extranjeros y la pobreza de los españoles por su desprecio al trabajo manual así como el perjudicial aumento del clero.

En cuanto a la cultura, la mentalidad del mundo del Barroco y del escenario de crisis en el que se mueve se caracteriza por ser una cultura propagandística de los valores del poder de la Iglesia católica y la monarquía absoluta, por su tono conservador contrarreformista y por ir dirigida a las masas. En este sentido, el teatro será el vehículo de difusión de estos valores con obras como “La vida es sueño” de Calderón de la Barca que compartía escenario con otros grandes de este género como Lope de vega (La dama boba) o Tirso de Molina (El burlador de Sevilla). Fuera del teatro, el Quijote (1605) de Miguel de Cervantes, cuya vida es un calco de las miserias y esplendores de este siglo en los reinos de España, bastaría por sí sólo para justificar el oro del siglo, pero se deben añadir nombres como Góngora y Francisco de Quevedo representantes del Conceptismo y el Culteranismo en la poesía.

TEMA 10: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII.

10.1.LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECHT.

La muerte de Carlos II en 1700 y la cesión de la corona en su testamento a un pretendiente francés como Felipe, nieto del rey Luis XIV y duque de Anjou, no debía de haber supuesto una guerra de manera inmediata. De hecho, la reacción de las potencias partidarias del otro candidato, el archiduque Carlos, fue plantear la posibilidad  al monarca francés de repartirse en armonía las posesiones que España ya no podía defender, admitir su trono en España y cerrar sus opciones al de Francia. Sólo el orgullo del rey Sol impidió el acuerdo y trajo la llamada Guerra de Sucesión.

La guerra tuvo primero una dimensión internacional. Dos bloques lucharon en Europa, Francia por un lado y por el otro Austria, Inglaterra, las Provincias Unidas y más tarde Saboya y Portugal que configuraron la Gran Alianza. También el conflicto adquirió una dimensión colonial por los intereses que Inglaterra mostraba y, por último, se convertirá en una guerra civil entre españoles a partir de 1705.El conflicto no decantó claramente las posiciones en España. En general, el pueblo de Castilla estuvo a favor de Felipe y la nobleza a favor de Carlos (de hecho Carlos tomó Madrid dos veces y dos veces fue expulsado por los madrileños). En el reino de Aragón el panorama fue radicalmente distinto y Valencia, Aragón, Cataluña y Mallorca serán la base de la contra de Felipe con unos tintes de rebelión social contra la nobleza. No podemos por lo tanto, caer en la simplificación de ver en esta guerra un conflicto de clases, ni tampoco de lucha del reino de Aragón frente a Castilla, pues casi acabada la contienda, Barcelona seguía oponiéndose a Felipe, dado el buen trato comercial que había ofrecido Carlos II a las ciudades de Cataluña durante su reinado y las malas relaciones con Luis XIV. El punto de inflexión en el conflicto desde una visión militar fue la batalla de Almansa en 1707 con la derrota de los ejércitos de Carlos. En 1711 ocurrieron dos acontecimientos claves: primero, muere el emperador y Carlos ocupa su lugar. Muchos países de la Gran Alianza no podían aceptar un monarca español y emperador a la vez (otro Carlos V), por lo que se desenganchan de la guerra. Por otro lado, Felipe renuncia al trono francés. La paz de Utrecht, constituida por los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) pone fin nominal a la guerra. Los aliados abandonan la península pero Cataluña y Baleares siguen la guerra por su cuenta. Después de 13 años de conflicto se llega al punto de inicio. Se arregla la sucesión española con un cambio de dinastía y la imposibilidad para Felipe

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de ocupar el trono de Francia. Las posesiones españolas en Europa se reparten bajo un principio de equilibrio continental con París y Viena como centros de poder. Se constata que España ya no tiene ningún peso en el panorama internacional. Las posesiones españolas en Italia y Países Bajos irán para el emperador, Francia se quedará con Saboya. España mantiene sus reinos y América salvo Menorca y Gibraltar que son para el gran beneficiado: Inglaterra, que además de estas posesiones consigue los privilegios comerciales del Asiento de Negros y el Navío de Permiso que supone la ruptura del monopolio comercial de España con América.

10.2.CAMBIO DINÁSTICO.LOS PRIMEROS BORBONES.

La Guerra de Sucesión (1700-1713), trajo consigo el cambio dinástico de los Austrias centroeuropeos a los Borbones franceses. Este cambio consolidará el poder absoluto de los monarcas en España, en consonancia con la corriente centralizadora que experimentan otros países de Europa. Se traen las ideas políticas francesas aunque el desarrollo de la guerra provocará cambios. El hecho de importar el modelo del absolutismo francés, renovó las relaciones que el rey mantenía con sus reinos en España. Igualmente, los borbones traerán la Ley Sálica que excluía a las mujeres de la sucesión al trono.

FelipeV (1700-1746) carecía de cualidades para reinar o gobernar. Estuvo muy influenciado por sus esposas, sobretodo la segunda, Isabel de Farnesio. Su carácter inestable le llevó a abdicar en su hijo Luis I (quizá con la esperanza de optar al trono de Francia), que apenas reinó unos meses, de manera que tuvo que volver a recuperar el trono. Felipe V tuvo validos extranjeros como el cardenal Alberoni (italiano) o el barón de Ripperdá (holandés). Ante el fracaso de la gestión de estos, fueron sustituidos por una burocracia española absolutista y reformadora con nombres tan ilustres como José Patiño o Macanaz. Tras la muerte de Felipe V, su hijo Fernando VI (1746-1759), tampoco intervino en el gobierno, dejando actuar a una nueva generación de burócratas reformistas entre los que destaca Zeón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada que realizó en 1750 el primer catastro conocido en España cuya finalidad fue conocer la riqueza real de España. Para consolidar el poder absoluto de la monarquía durante esta época se impulsaron las reformas del Gobierno y la Administración para facilitar la centralización del poder, se practicó una política de control sobre la Iglesia y se fomentó el intervencionismo del Estado en Economía. Durante el reinado de estos primeros borbones, la alta nobleza y gran parte del clero (jesuitas e Inquisición), se opusieron a las reformas emprendidas mediante campañas de desprestigio de los ministros y favoritos del rey.

10.3.REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. LA MONARQUÍA CENTRALISTA.

La Guerra de Sucesión (1700-1713), trajo consigo el cambio dinástico de los Austrias centroeuropeos a los Borbones franceses. Este cambio consolidará el poder absoluto de los monarcas en España, en consonancia con la corriente centralizadora que experimentan otros países de Europa. Felipe V trae las ideas políticas francesas aunque el desarrollo de la guerra provocará cambios. En líneas generales se renueva la administración central. Los Consejos son relegados, el Consejo de Castilla se asume como Consejo de Estado y los secretarios pasan a ser ministros. Las Cortes se clausuran, se impone la Ley Sálica en la sucesión al trono y se inicia un proceso de destrucción de la alta nobleza en sus funciones de gobierno, que será sustituida por asistentes italianos y franceses en un primer momento (Alberoni, Ripperda) y burócratas españoles de la baja nobleza después (Macanaz, Patiño o el Marqués de la Ensenada, creador del primer

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catastro). Se suprimirán los privilegios de los reinos orientales ante su obstinada resistencia al candidato francés, en la línea de evitar foralismos y privilegios regionales aunque no ocurrirá lo mismo en el Norte de España y Navarra en donde la fidelidad a Felipe será premiada con el mantenimiento de sus fueros, su particularidad en los impuestos e incluso se respetaron las Cortes de Navarra. Todas estas reformas implican una nueva administración territorial (se crea una división en provincias a cuyo mando se colocan Intendentes o Capitanes Generales) y una nueva organización de la economía (con bases mercantilistas que tratarán de impulsar la producción interior y el comercio), el Ejército, la Armada y las relaciones con la Iglesia (caracterizadas por el regalismo, el sometimiento al poder político).

Los llamados Decretos de Nueva Planta se imponen en un clima de guerra a las provincias rebeladas. En 1707 en Valencia y casi todo Aragón y de manera más suave en 1715 en Mallorca y 1716 en Barcelona. Se eliminan los Fueros, las Cortes, la Generalitat, el Justicia de Aragón, los Concejos, el Consejo de Aragón, el sistema de aduanas y el sistema monetario, la figura del Virrey y el idioma catalán deja de ser oficial y se permite sólo en el ámbito privado. Se impone la administración castellana (Corregidores, Regidores, Audiencias) y se coloca un impuesto único: en Valencia el Equivalente, la Talla en Mallorca y la Contribución Única para Aragón y Cataluña, obligándoles a combatir fuera de sus fronteras. No se trata de fundir Aragón a Castilla. La monarquía seguía teniendo dos reinos pero en Aragón se implantan las leyes de Castilla cosa que no fue fácil dadas las protestas de los pueblos y la dificultad de adecuar instituciones específicas de un reino en otro completamente distinto.

10.4.LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III.

Carlos III, hijo mayor de Felipe V e Isabel de Farnesio ( segunda esposa del rey), viene a la corte de España desde Nápoles, con 43 años y con una larga experiencia como rey. Lo hace por la muerte de su hermano Fernando VI y haciendo de Felipe V padre de tres reyes de una misma corona. Su llegada fue decisiva pues por primera vez en la Historia moderna de España, un rey participará activamente en las reformas rodeándose de consejeros y asesores en su misma línea. Su reinado supone la instauración del sistema conocido como Despotismo Ilustrado en España, política absolutista encaminada a producir riqueza y bienestar inpirándose en pensadores ilustrados británicos y franceses. Fue un movimiento racional y antitradicionalista pero antidemocrático e inmovilista (“todo para el pueblo pero sin el pueblo”). No pretendía cambiar la estructura jerárquica de la sociedad ni alterar el sistema absolutista. De aquí nace su contradicción: las reformas que afectan al sistema se hacen desde arriba y desde dentro, procurando no afectar las propias bases de ese sistema para no caer en la revolución. El reformismo vino de la mano de asesores italianos como Grimaldi y Esquilache en un primer momento y luego de brillantes españoles como Campomanes, Floridablanca o Jovellanos.

Durante la época de asesores italianos se tomaron medidas valientes, impopulares y de corte extranjero que fueron atacadísimas por los grupos tradicionalistas amenazados y que aprovecharon el malestar para llevar al pueblo al motín. El Motín de Esquilache en 1766, tuvo como pretexto una serie de medidas que afectaban a la vestimenta para controlar la delincuencia. Llovía sobre mojado pues el pueblo estaba descontento con los extranjeros que ocupaban altos cargos, con la desastrosa Guerra de los 7 años que obligó a subir impuestos, con el elevado precio del pan y la amenaza a las economías de los sectores tradicionalmente favorecidos. Este motín de subsistencia no consiguió parar las reformas pero provocó la

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reflexión de Carlos III y un movimiento hacia la prudencia. Quizá España no estaba preparada para tanta velocidad reformadora.

En cualquier caso, nunca se quiso desmontar la estructura del Antiguo Régimen, se mantuvieron derechos señoriales y privilegios de la nobleza. La política de regalismo hacia la Iglesia, el control de sus cargos y de la Inquisición, pusieron en contra del rey a esta institución. La expulsión de los Jesuitas en 1767 fue un acto de control (encuadrada también en la reforma educativa) aunque la Iglesia tradicional no vio esta acción con malos ojos. En cuanto a las reformas económico-sociales destacaron por lo poco que se había hecho en este campo. La agricultura, por influencia del pensamiento fisiocrático, se consideró el primer motor y se constató la necesidad de una reforma agraria (Jovellanos y su Informe sobre la ley agraria). Se aumentó la producción, se especializaron las zonas de cultivo (Valencia y el arroz), se liberaron los mercados de trabas y se intentó crear un sector de pequeños propietarios. Pero por la contradicción propia al despotismo no se tocó la estructura de la propiedad de la tierra, a pesar de arremeter contra los mayorazgos y las manos muertas. En lo referente a la industria se aplicaron reformas para crear un mercado interno inexistente y se trajeron nuevas técnicas (sociedades de Amigos del País). Se colonizaron nuevas tierras, se crearon numerosas obras públicas (sistema radial de carreteras) y en el campo de las finanzas el endeudamiento público llevó a la creación de vales reales gestionados por el Banco de San Carlos, creado en 1788 y germen del Banco de España. También se imprimirán los primeros billetes.

10.5. LA EVOLUCIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA EN EUROPA DURANTE EL SIGLO XVIII.

El objetivo de la política exterior de los primeros monarcas Borbones fue recuperar los territorios perdidos en la paz de Utrecht. Para conseguir este fin el enemigo estaba claro: Inglaterra y su poderío marítimo sobre el que cimentaba su imperio comercial. El aliado natural de una España Borbón frente a Inglaterra era Francia, pero las primeras acciones responden a intentos en solitario de expediciones militares que pretendían obtener un reino en Italia para Carlos por empeño de su madre Isabel de Farnesio. La operación fue un desastre . A partir de ese momento la colaboración con Francia descansa sobre los llamados Pactos de Familia:

-Primer Pacto de Familia (1733): Se consigue Sicilia y Nápoles gracias a la ayuda española a Francia en la Guerra de Sucesión de Polonia. Carlos es nombrado rey de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia) y se abandona Parma.

-Segundo Pacto de Familia (1743): España ayuda a Francia en la Guerra de Sucesión de Austria contra el emperador y el Reino Unido. El ducado de Parma vuelve a España para Felipe(segundo hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio).

-Tercer Pacto de Familia (1761): Con el reinado de Fernando VI se inicia un periodo de neutralidad que sirvió para sanear la Hacienda y mejorar el Ejército y la Marina. Gracias a esto Carlos III podrá iniciar guerras contra el Reino Unido para frenar sus acciones sobre América y recuperar Menorca y Gibraltar. La Guerra de los Siete años (1756-1763), lleva a España a un conflicto en América del Norte para apoyar a

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Francia y cortar la expansión británica. Su desenlace fue un desastre para España que tuvo que entregar Florida para mantener La Habana en Cuba y Manila en Filipinas, a pesar de la compensación francesa de la Luisiana.

El último conflicto destacable en el que participó España en este siglo fue la Guerra de Independencia de las trece colonias británicas en Norteamérica Se ayudó a los colonos a obtener la Independencia, y la entrada directa de España en el conflicto le trajo la recuperación de Florida y Menorca aunque Gibraltar no se consiguió.

10.6. LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA.

En las Indias, la política absolutista estuvo encaminada a reforzar las estructuras estatales para convertir a las colonias en fuente de riqueza e ingresos para la metrópoli. Para una explotación más eficaz y una mayor protección frente a extranjeros y población americana se tomaron diversas medidas administrativas y comerciales. Durante el reinado de Carlos III se remodeló la administración para marginar a los criollos (descendientes de españoles nacidos en América) que habían monopolizado los principales puestos de la Administración colonial. Se creó un intendente para América y se paralizó la venta de cargos. Así mismo, se revitalizó la inmigración de población española, que en la segunda mitad del siglo XVIII llegó desde el Norte de España para colocarse en la élite gobernante tras vincularse con la burocracia establecida. Para hacer más efectivo el control, se crearon nuevos virreinatos desgajados del de Perú, se debilitó la posición de la Iglesia (expulsión de los jesuitas) y se creó un ejército permanente en el que se permitió la entrada de criollos y mestizos. También se incrementó la presión fiscal y se amplió el monopolio a productos como el tabaco, los aguardientes o la pólvora, con el lógico descontento de los criollos e indios abrumados por impuestos que realizaron revueltas y protestas (1780-1783).

Las medidas comerciales trataron de hacer de los dominios españoles en América un centro exportador de materias primas e importador de productos industriales españoles. De acuerdo con el mercantilismo imperante, este comercio colonial aumentaría los ingresos del estado, para ello era necesario eliminar la competencia extranjera y acabar con la industria en las colonias y el monopolio de Sevilla y Cádiz a favor de otras ciudades españolas. Es por esto que se traslado la Casa de Contratación a Cádiz (1717) y se suprimió el monopolio gaditano dando permiso a 9 nuevos puertos españoles, se combatió el contrabando y las intromisiones comerciales de otros países especialmente del Reino Unido (se consiguió suprimir el Asiento de Negros y El Navío de Permiso conseguidos en Utrecht) y se utilizó cada vez más el método de los navíos de registro (barcos aislados más discretos que las flotas).

10.7.LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA.

La Ilustración es la corriente de pensamiento que, partiendo de Francia, se difundió por Europa en el siglo XVIII y constituyó en España la base intelectual de las reformas llevadas a cabo por los primeros Borbones, especialmente Carlos III. Sus características fueron:

-Empleo de la razón y la crítica como método de análisis y mejora.

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-Fomento de la economía nacional para promover el aumento de bienestar general.

-Desarrollo del conocimiento científico y la educación como base del progreso técnico y económico. La creación literaria y artística debían estar subordinadas a un fin educativo.

-La difusión al mayor número de personas del progreso y la felicidad.

Para conseguir la expansión de estas ideas se utilizaron canales que comenzaron siendo particulares para luego ser impulsados por el Estado como las Academias (Academia de Bellas Artes de San Fernando, Academia de la Historia), las nuevas instituciones de enseñanza superior como alternativa a las Universidades (Real Seminario de Nobles de Madrid), las Sociedades Económicas de Amigos del País para propagar el progreso de las ciencias y el fomento de la economía y los consulados, que eran organismos destinados a proteger la actividad comercial.

Ejemplos de intelectuales ilustrados tenemos en Gaspar Melchor de Jovellanos y José Celestino Mutis (médico y difusor de Newton). Como creadores literarios los autores cumplían con la función social que la Ilustración reservaba para ellos, que era la de educadores de la moral pública a través de la didáctica y el sentido práctico. La literatura cultivó géneros desconocidos o poco desarrollados como el ensayo, la comedia en prosa, el libro de viajes, el informe, la epístola, etc. José de Cadalso con sus Cartas Marruecas, Juan Meléndez Valdés con sus Poesías y el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín con su Comedia nueva o el café y El sí de las niñas, son los ejemplos más destacados. Artista difícilmente calificable es Francisco de Goya.

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