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www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 658
Derecho y Cambio Social
N.° 55
GRAFITI:
¿UN VEHÍCULO PARA LA REINSERCIÓN EN NUESTRA
SOCIEDAD?
Jorge Armas Pérez1
Fecha de publicación: 01/01/2019
Sumario: Introducción. I. Prevención primaria a través del
grafiti. II. Prevención secundaria a través del grafiti. III.
Prevención terciaria a través del grafiti. – A modo de conclusión.
– Bibliografía.
Resumen: El grafiti es una tendencia cada vez más extendida
entre la subcultura juvenil. Casi se podría decir que no hay un
barrio que no tenga una pared decorada con este tipo de pinturas.
En muchos casos estas prácticas se suelen relacionar con el
vandalismo y son muchas las quejas que reciben las
administraciones públicas. Por tanto, la pregunta que se plantea
es cómo la sociedad y los elementos jurídicos deben encarar el
grafiti para encauzar esta actividad y convertirlo en una
herramienta de reinserción social.
Palabras clave: Criminología, grafiti, prevención, reeducación,
reinserción social.
GRAFFITI: A VEHICLE FOR REINSERTION IN OUR
SOCIETY?
Summary: Introduction. I. Primary prevention through graffiti.
II. Secondary prevention through graffiti. III. Tertiary prevention
through graffiti. – In conclusion. – Bibliography.
1 Criminólogo. España.
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Abstract: Graffiti is a growing trend among the youth subculture.
You could almost say that there is not a neighborhood that does
not have a wall decorated with these types of paintings. In many
cases these practices are usually related to vandalism and there
are many complaints received by public administrations.
Therefore, the question that arises is how society and legal
elements must face graffiti to channel this activity and turn it into
a tool for social reintegration.
Keywords: Criminology, graffiti, prevention, re-education,
social reintegration.
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INTRODUCCIÓN
Hay muchos tipos de delitos y muchos tipos de delincuentes. La
Criminología es la ciencia encargada de dar luz acerca de las mejores
herramientas para conocer a este tipo de sujetos y aplicar las medidas
necesarias para reducir las infracciones. O, lo que es aún más eficaz en
términos económicos para una comunidad y de bienestar social, evitar que
estos lleguen a producirse. Cuando nos referimos al delito de las pintadas
urbanas o grafiti este tema puede alcanzar cotas de éxito elevadas. El motivo
es que no se trata de un delito de consecuencias graves (más allá del daño a
la propiedad en cuestión) y que suele tratarse de jóvenes con estudios y nada
marginales como se suele reflejar en la mayoría de contenidos de ficción:
libros, series, películas, videoclips musicales…
Dentro de las herramientas de las que dispone la Criminología y las fuentes
jurídicas ante cualquier hecho delictivo, la prevención no solo puede
conseguir que los infractores no se separen de la sociedad, sino que aporten
valor a la misma.
La Real Academia Española recoge siete acepciones para el término
“prevención”. Relacionadas con el ámbito de la Criminología me parece
interesante destacar dos. La primera de ellas, la define como: “Acción y
efecto de prevenir”. Aunque, considero que la segunda entrada es más
adecuada para nuestro enfoque: “Preparación y disposición que se hace
anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar algo”. Es decir, que las
instituciones u organismos implicados deberán buscar todas las herramientas
a su alcance para evitar el problema que se esté tratando y constituir así un
plan de prevención.
Una vez establecida esta definición, voy a hacer una breve distinción entre
los tres tipos de prevención y me centraré en analizar un poco más en
profundidad la primaria. La prevención primaria se define en las acciones
enfocadas a corregir la conducta de un niño, mientras que la secundaria se
centra en la protección de posibles víctimas o delincuentes potenciales y la
terciaria se concentra en el control judicial y extrajudicial de las
instituciones.
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I. PREVENCIÓN PRIMARIA A TRAVÉS DEL GRAFITI
Múltiples estudios de la Criminología del desarrollo2 acogen la idea de que
la edad para delinquir comienza en la primera adolescencia. Las causas que
propician esta iniciación son muy variadas y pueden fluctuar desde el fracaso
escolar, el ausentismo, los problemas económicos, una familia
desestructurada, amistades inapropiadas… En lo que sí se está avanzando
desde distintas ciencias, como la neurología, es lo que pasa en el niño antes
de llegar a esta edad y que le influirá en su maduración posterior.
Es en este espectro de los primeros años de edad del sujeto, hasta los 12 años,
donde está la clave para intentar arraigar el respeto por la propiedad ajena
haciendo uso de la prevención primaria y contando con el apoyo de la
familia, de la escuela y de otras instituciones educativas. Una vez superada
esta edad, si el sujeto ya se ha iniciado en el ejercicio del grafiti de forma
ilegal, se deberá utilizar otro tipo de prevención, como la secundaria y
terciaria para reconducir esta forma de ocio.
En concreto, el doctor RODRÍGUEZ FERRÓN3 opina que hasta los seis años las
neuronas del cerebro de un niño se mielinizan, es decir, “desarrollan la
sustancia que las recubre y permite que establezcan conexiones unas con
otras. Sin mielina el impulso eléctrico no funciona bien, resume”. Esto no
significa que el cerebro termine su crecimiento ya que “sigue adquiriendo
habilidades pero sobre una estructura anatómica definida”4. Pero es en estas
edades donde se producen la mayoría de las conexiones neuronales que un
ser humano desarrollará en su vida.
Es por ello que, desde mi punto de vista, en esta primera etapa de la vida se
debe prestar mucha atención a la educación y, en especial, al aprendizaje en
el seno de la familia tanto a nivel intelectual como, sobre todo, a nivel
emocional. Durante estos seis primeros años de vida, que MARÍA
MONTESSORI define como de “mente absorbente”, el niño es capaz de
interiorizar todo lo que existe a su alrededor, ya sea bueno o malo, porque
todavía no es capaz de establecer esta distinción. Una de las maneras más
eficaces que tiene la mente absorbente de un niño para aprender es a través
del modelado, es decir, que conoce a través de los modelos que le ofrece su
2 MOFFITT, 1993; FARRINTON, 2006.
3 RODRÍGUEZ FERRÓN, 2012.
Doctor Emilio Rodríguez Ferrón, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Perpetuo Socorro de
Alicante en el año 2012.
4 VALERIO SAINZ, 2012.
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familia5. Así, por ejemplo, comienza a hablar y a andar, pero también
interioriza poco a poco las pautas, costumbres y normativa social que le
ayudarán en los primeros estadios de la vida. Estos conocimientos también
aportarán los argumentos para afrontar los primeros conflictos originados en
su grupo de iguales. Y prepararán a los jóvenes para el desarrollo de su
adolescencia.
En este sentido, me gustaría resaltar un estudio longitudinal realizado en
Estados Unidos que comenzó en 1962 llamado “The High/Scope Perry
Preschool Project” (HSPPP). En él se trabajó con ciento veintitrés
afroamericanos de alto riesgo de exclusión social, es decir, de fracasar en la
escuela por tener un bajo nivel socioeconómico y un coeficiente de
inteligencia entre los 70 y 85 puntos sin deficiencias orgánicas. De este
grupo, se escogieron cincuenta y ocho niños de edades comprendidas entre
los tres y cuatro años para el programa, mientras los otros sesenta y cinco
representarían al grupo de control del experimento. Los grupos fueron
clasificados por edad, coeficiente, nivel económico y sexo. Es importante
resaltar, criminológicamente hablando, que no se tuvieron en cuenta entre
los grupos si los infantes pertenecían a una familia monoparental, ni el nivel
de estudios de los padres, el tamaño de la familia, la densidad de población
o el orden de nacimiento.
El estudio se viene realizando desde entonces con los mismos protagonistas,
lanzando distintas olas cada cierto tiempo. En concreto ya se obtienen
resultados de cuando los sujetos tenían entre los cuatro y siete años, entre los
catorce y diecinueve y, por último, a los veintisiete. Los datos que voy a
exponer corresponden al trabajo realizado en esta última franja de edad, entre
los años 1986 y 19916.
El objetivo principal del programa HSPPP era que todos los sujetos
consiguieran empatizar los unos con los otros. Para ello se trabajó en sus
aulas de lunes a viernes dos horas y media al día durante dos años. Además,
un profesional realizaba una visita semanal a sus hogares de hora y media
para trabajarlo en el seno familiar. Por último, se organizaban pequeñas
reuniones mensuales entre los padres.
Después del tiempo de estudio, los resultados confirmaron que los sujetos
que habían participado en el programa tenían mejores conductas cívicas, es
decir, menos peleas y reacciones violentas, realizaban menos daños a la
5 MONTESSORI, 1986:17 y ss.
6 PARKS, 2000: 1 y s.
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propiedad y tenían menos contacto con las autoridades policiales, que los del
grupo de control. Este dato criminológico se obtuvo cuando los jóvenes
cumplieron la edad de los diecinueve años.
Otros datos del estudio que me parecen interesantes mencionar es que un
17% más de los jóvenes del programa concluyeron sus estudios secundarios
con respecto al grupo de control. En relación con la estabilidad económica,
el 29% de los componentes del estudio ganaban dos mil dólares o más frente
al 7% del grupo de control. Además, el 36% de los estudiados pudieron
comprarse una casa frente al 13% del grupo de control. Por último, el 15%
de los componentes recibieron menos ayudas públicas, en comparación con
el 32% de los del control que sí las solicitaron7.
En la última ola del estudio de 2005 (cuando los sujetos cuentan con más de
cuarenta años y viven el 97% de los que comenzaron), se concluye que por
cada dólar invertido en este proyecto se ha devuelto a la administración, en
concepto de lo que los jóvenes han producido, doce dólares con noventa
centavos. Es decir, que con los 15.166 $ de coste del proyecto la
administración ha obtenido 195.621 $ de beneficio, de los cuales 171.473 $
son en concepto de ahorro en conductas criminales8.
Desde mi punto de vista, tras este ejemplo en el que he podido comprobar
cómo se puede mejorar una sociedad si se toman las medidas educativas
adecuadas, creo que la Criminología moderna debe tener presente la relación
que existe entre juventud y delito para poder prevenir este último a edades
tempranas. Otro ejemplo de la relación entre educación primaria y baja
delincuencia con el consiguiente beneficio social es lo acaecido en Tokio en
2016. En concreto, los habitantes de la capital japonesa entregaron 3.670
millones de yenes, que equivale a unos casi treinta millones de euros, a la
Policía Metropolitana en sus comisarias entabladas a lo largo de la ciudad.
Esta ayuda desinteresada tiene su origen, por un lado, en la formación ética
y moral intensa que reciben desde niños los ciudadanos japoneses mediante
técnicas de empatía y, por otro lado, en las leyes que favorecen la devolución
de objetos perdidos recibiendo recompensas9.
Además, dentro de las medidas de la prevención primaria también podemos
encontrar el Ordenamiento Jurídico que trata de establecer una prevención
general a los ciudadanos con la amenaza de la sanción si se incumple la regla
7 PARKS, 2000: pp. 2 y ss.
8 HIGHSCOPE Organización.
9 GESTION, 2017.
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establecida. Por tanto, dicha normativa ejerce un poder de disuasión a la
comisión delictiva. Además, esta prevención genera dos vertientes. Por un
lado, la positiva que restablece la confianza de la sociedad en las
instituciones y, por otro lado, la negativa que permite a la sociedad castigar
al delincuente.
II. PREVENCIÓN SECUNDARIA A TRAVÉS DEL GRAFITI
La prevención secundaria es el conjunto de intervenciones destinadas a
evitar, en la medida de lo posible, que un sujeto adquiera predisposición a
delinquir. En el caso del mundo de los grafitis, se trataría de poner medidas
para que un menor que ya ha cometido una infracción realizando una pintada
en un espacio público, no lo vuelva a repetir.
Para que las medidas de la prevención secundaria sean efectivas es preciso
definir claramente una serie de pautas. En primer lugar, una vez delimitada
la conducta, se deben definir los elementos que generen la base de la
conducta antisocial, es decir, saber por qué el menor pinta en sitios sin
autorización. En segundo lugar, se deben neutralizar esos elementos que
causan la conducta antisocial e intentar reconducirlos para que el menor
realice las pintadas en muros autorizados o, por lo menos, en zonas que no
tengan valor histórico. Por último, se debe incidir en las personas afectadas
por los factores de riesgo, es decir, en sus compañeros de aula, por ejemplo,
a través del fomento de debates sobre el tema en los que se deje patente su
opinión en cuanto a lo ocurrido.
Las tácticas de prevención secundaria que se han comprobado efectivas para
la prevención de cualquier delito en los últimos años han sido la prevención
situacional y ambiental, la prevención social y la prevención comunitaria. En
los siguientes párrafos, intentaré describir someramente los tres tipos de
prevención enfocados a la subcultura del grafiti.
En primer lugar, la prevención situacional está basada en las teorías del
crimen surgidas desde los años setenta. En un principio, destacan las teorías
que consideran que se debe modificar el ambiente físico para poder prevenir
el delito. Entre ellas se incluyen la prevención criminal basada en la
modificación del ambiente físico de JEFFERY10; la prevención del crimen
mediante el diseño ambiental; y la teoría del espacio defendible de
NEWMAN11. También existen las técnicas de policía orientadas a la solución
10 JEFFERY, 1971.
11 NEWMAN, 1972.
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de conflictos de GOLDSTEIN12. Y, por último, nacen las teorías de prevención
situacional del delito: la teoría de actividades rutinarias de COHEN y
FELSON13, la teoría de la elección racional de CORNISH y CLARKE
14 y la teoría
del patrón delictivo de BRANTINGHAM y BRANTINGHAM15. En concreto, la
prevención situacional es, en palabras de CLARKE, una estrategia práctica y
efectiva para reducir problemas delictivos específicos16.
Según SUMMERS, todas estas teorías tienen en común que consideran que la
prevalencia del delito ocurre en lugares y periodos específicos y no se
exterioriza de forma fortuita en el espacio o en el tiempo. Por tanto, es
importante que se tengan en cuenta los factores ambientales y el contexto en
que se produce un delito en concreto porque estas dos dimensiones pueden
variar17. Es decir, que se pueden aplicar perfectamente al grafiti.
Del mismo modo, SUMMERS analiza las técnicas de prevención situacional
que proponen los autores CORNISH y CLARKE. Ambos dividen en cinco
grupos sus soluciones de prevención según el objetivo que deseen alcanzar:
aumentar el esfuerzo, aumentar el riesgo, disminuir las ganancias, reducir
provocaciones y eliminar excusas18. Bajo estas cinco premisas, en mi
opinión, se pueden plantear estrategias para evitar o disminuir la
proliferación de pintadas ilegales en nuestra sociedad. Por ejemplo, para el
primer principio, con el objetivo de reducir el número de posibilidades que
tiene un escritor de hacer un grafiti y así tener que aumentar sus esfuerzos,
una idea de técnica de prevención puede ser el solicitar el nombre a los
menores que adquieran pintura en espray. También podría ser de utilidad
acondicionar las fachadas con barniz protector anti grafiti.
Por otro lado, un ejemplo para el segundo principio de CONISH y CLARKE de
aumentar el riesgo, puede ser dotar de mejor vigilancia e iluminación las
zonas donde se producen las pintadas. También se podría evitar construir
recovecos o pasajes innecesarios en edificios de nueva construcción.
12 GOLDSTEIN, 1979.
13 COHEN y FELSON, 1979.
14 CORNISH y CLARKE, 1986.
15 BRANTINGHAM y BRANTINGHAM, 1984; BRANTINGHAM y BRANTINGHAM,
1993.
16 VOZMEDIANO SANZ y SAN JUAN GUILLÉN, 2010: 176.
17 SUMMERS, 2009: 396.
18 SUMMERS, 2009: 397 y ss.
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A partir del tercer principio de disminuir los beneficios y del cuarto de
reducir las provocaciones, se podrían eliminar las pintadas cuanto antes para
que los escritores no puedan presumir de ellas y para que no generen
imitadores.
Y para el quinto principio de eliminar excusas, se puede pedir la
documentación para comprar pintura en espray, hacer campañas en contra de
las pintadas ilegales, poner carteles de prohibido pintar, fomentar lugares
donde sí se puedan realizar estas actividades, etc.
Existen diferentes estudios alabando las bonanzas del uso de las teorías
situacionales y ambientales para la prevención de delitos. Uno de ellos se
recoge en un libro de los autores FARRINGTON y WELSH donde plasman
conclusiones basadas en pruebas científicas19.
Otro de estos estudios es el que se basa en la reducción de desórdenes en una
prisión británica para jóvenes de dieciocho a veintiún años, “Glen Parva”.
En este centro, tras tomar medidas sobre las conductas intimidatorias entre
los reclusos, gritos entre celdas cuando eran encerrados por la tarde o evitar
que tiraran el agua hirviendo sobre los guardas cuando estos le ofrecían un
termo antes de dormir para prepararse un té antes de dormir, se obtuvieron
grandes adelantos20.
Otro estudio que ratifica las teorías situacionales y ambientales es el
programa “Program Profile: Hot Spots Policing” que se llevó a cabo en el
municipio de Lowell, en el estado norteamericano de Massachusetts, y
obtuvo resultados efectivos. Para ello, se usó el estudio de BRAGA y
BRENDA21 donde definen que hay que combinar dos técnicas para que un
programa sea efectivo. Por un lado, se deben supervisar los puntos calientes
del crimen dentro del municipio. Es decir, que es necesario poner más énfasis
en el control de las zonas donde más avisos de ciudadanos se reciban por
algún tipo de delito. Por otro lado, tras acotar la zona, se aplicaba la teoría
de las ventanas rotas22 cuyo objetivo principal radica en atajar los crímenes
menores para que no surjan crímenes mayores.
Un último ejemplo de estudio que avala el uso de las teorías del crimen que
me gustaría reflejar es el “Program Profile: Operation Cul-de-Sac”. Aquí,
LASLEY, tras estudiar una manera de reducir en índice de criminalidad en
19 FARRINGTON y WELSH, 2009.
20 WORTLEY y SUMMERS, 2005.
21 BRAGA y BOND, 2008: 577–607.
22 KELLING y WILSON, 1982.
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ciertos barrios de Los Ángeles, pensó en colocar barreras o puertas para
limitar la circulación de vehículos por estas zonas. Sorprendentemente, con
una mínima inversión de aproximadamente 100 $ para cada barrera de
hormigón y unos 2.000 $ para cada puerta más específica, logró reducir el
crimen en un 8% el primer año y un 37% el segundo año de implantación de
las medidas. Además, se logró incrementar la asistencia a clase de unos
doscientos estudiantes cuando se peatonalizaron las calles23.
Sin embargo, también hay estudios y programas que han afirmado la
inefectividad de estas medidas de las teorías situacionales y ambientales.
Este es el caso del “Program Profile: Broken Windows/Public Order
Policing in High Crime Areas (CA)”. Este programa se propuso para tres
ciudades cercanas a Los Ángeles con el objetivo de comprobar la efectividad
que las actuaciones de la policía producían sobre el crimen. Una de las
actividades que se desarrolló en el programa consistió en la formación a los
agentes de policía para que, además de velar por la seguridad diaria, no
desatendieran los incidentes físicos o sociales de las zonas indicadas. En
concreto, se les explicó cómo deberían resolverse estas situaciones mediante
consejos, negociaciones o advertencias antes de proceder a efectuar una
denuncia si se repetían los actos. Los agentes patrullarían específicamente
por esas áreas tres horas más de lo que lo hacían habitualmente. El resultado
no obtuvo diferencias significantes previas a la aplicación de las medidas e,
incluso, generó preocupación ciudadana por el aumento de la presencia
policial en estas zonas y, por consiguiente, incrementó la percepción del
crimen en estos vecindarios24.
Por estos y otros motivos, la crítica principal que se le puede achacar a las
teorías de prevención situacional y ambiental es que, por norma general,
suelen desplazar el delito a otro sitio, pero no reducen la tasa total de la
criminalidad. Es decir, que pese a ser efectivas en los lugares concretos
donde se aplican no reducen la tasa total del crimen e, incluso, en ocasiones,
aumentan la percepción delictiva en la zona. Así que se deduce que la mejor
solución es combinar ciertas teorías, técnicas y tácticas para que la
efectividad contra la lucha de la criminalidad sea más efectiva a corto, medio
y largo plazo.
Si llevamos estas medias al mundo del grafiti, puede resultar que, al poner
vigilancia, por ejemplo en el casco histórico de una ciudad para evitar que
proliferen deslucimientos en sus monumentos, los escritores dejen de pintar
23 LASLEY, 1996.
24 WEISBURD, HINKLE, FAMEGA y READY, 2011: 297–320.
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en esa zona al no compensarles el riesgo que asumen por dejar su huella.
Pero, lo más seguro, es que sigan realizando sus pintadas en otras zonas con
menor vigilancia. De esta forma, se acaba haciendo uso de la teoría de la
elección racional antes mencionada. Normalmente, este tipo de decisiones
relegan a los escritores a ejercer su pasatiempo favorito en fábricas
abandonadas, muros cercanos a vías, polígonos industriales o puentes donde
existe el ecosistema perfecto para realizar una pintada.
La segunda de las tácticas más eficaces de prevención secundaria es la
prevención social. Desde que somos pequeños, en la mayoría de las familias,
se nos inculca que no se debe pintar en las paredes. Esta medida de
prevención social condiciona a que cuando llegamos a la adolescencia
estamos predispuestos negativamente a pintar en una pared. Por tanto, quien
realiza una pintada es un asocial.
En este sentido, me parece interesante recordar la propuesta de la sociedad
japonesa en la transmisión de valores. Esta buena educación en valores de
civismo y empatía les ha reportado grandes beneficios. Estos resultados se
pueden observar en cómo la gente deja ordenadamente en el punto indicado
los cartones en paquetes bien atados para el camión de recogida. También
cuando depositan los envases de reciclaje, separados de diferente manera
incluso existiendo un hueco para depositar las tapas. Por último, y tal vez el
más llamativo, es que los niños de entre nueve o diez años suelen ir solos al
colegio en metro y casi siempre lo hacen leyendo un libro25. Aunque no todo
es perfecto, en Japón también se pueden encontrar grafitis, sobre todo
ubicados bajo puentes, en zonas abandonadas o en puntos específicos de la
ciudad26.
Tras interesarme por si la subcultura del grafiti estaba arraigada en los
ciudadanos japoneses me ha sorprendido que exista, pero de una forma
diferente a la que conocemos en la cultura española. En Japón, se conoce al
grafiti como “RackGaki” este se practica de una forma más ordenada y toma
como referencia la ciudad de Tokio. Esta gran urbe es el centro neurálgico
del país y sus ciudadanos suelen están influenciados por las tendencias más
actuales del momento. Por esta razón, me sorprende para bien que no se
parezca a otras ciudades con menos habitantes y más grafiti estilo “vandal”27.
25 TODOJAPANESE, 2014.
26 TODOJAPANESE, 2013.
27 Grafiti vandálico.
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Con ejemplos como la inversión cultural que reciben los japoneses desde la
infancia o con el antes citado HSPPP, se puede comprobar que si se invierte
en educación, los beneficios reportados son grandes. Así que, si desde las
administraciones se realizara una inversión educativa con buenos programas
escolares y familiares, el éxito se vería reflejado en toda la sociedad. Es decir,
que a un niño que le gusta expresarse pintando en las paredes no se le debe
prohibir hacerlo, ya que esto puede generar un interés por el mero hecho de
quebrantar la norma. Tan solo se le debe educar en qué paredes debe hacerlo.
Por supuesto, para que esto sea efectivo los ayuntamientos deben
proporcionar sitios para poder ejercer este tipo de ocio con unas normas
preestablecidas. Sin el apoyo de todos es difícil educar.
Por último, la tercera táctica de prevención secundaria enfocada en que el
delito disminuya es la prevención comunitaria. Si con la prevención social
se trataba de involucrar a las administraciones educativas y a la familia, en
esta ocasión se trata de involucrar al resto de ciudadanos. Por tanto, si se
combinan técnicas educativas, orientativas y persuasivas con la acción
comunitaria, donde se involucren todo tipo de profesionales para que apoyen
la prevención y educación de los menores, es más probable que, al final, cada
céntimo invertido sea devuelto con creces. Para ello, seguramente, se
necesiten cambios en la reglamentación y en las costumbres de los
ciudadanos. También habría que tener en cuenta la voz del escritor e intentar
borrar así los prejuicios que estigmatizan esta subcultura.
Ya existen varios ejemplos en nuestra sociedad en los que se están llevando
a cabo este tipo de iniciativas para arraigar comunidades. “Boa Mistura”28,
un grupo de cinco apasionados del arte “cinco cabezas, diez manos, un solo
corazón”, como ellos mismos se definen, me han transmitido parte de su
implicación en este tipo de trabajos. El grupo se conoció haciendo pintadas
en las paredes de su barrio cuando tenían quince años. Su máxima
actualmente es que “si su obra no mejora el soporte donde intervienen,
entonces no actúan sobre él”.
28 Del portugués: buena mezcla. Es un grupo compuesto por cinco miembros: Javier Serrano
Guerra. Arquitecto por la ETSAG, especializado en Paisaje en la IUAV de Venecia. Estratega y
repartidor de juego; Juan Jaume Fernández. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad
Complutense de Madrid y especializado en Artes de la Imagen en la Universität Der Künste de
Berlín. Los ojos que hay detrás de las cámaras; Pablo Ferreiro Mederos. Licenciado en Bellas
Artes por la Universidad Complutense de Madrid, especializado en Diseño Gráfico en la Aalto
School of Design de Helsinki. Calígrafo y freaky de la tipografía; Pablo Purón Carrillo.
Ilustrador y Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la URJC de Madrid. Mano y
Filósofo del equipo; Rubén Martín de Lucas. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la
UPM de Madrid y padre feliz de dos niños preciosos. Actualmente desarrolla su trabajo en
solitario como Artista Plástico. Recuperado de http://www.boamistura.com/about-us.html
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“Boa Mistura” ha desarrollado sus proyectos a lo largo de todo el mundo.
Algunos de ellos, como “Velokhaya” en Ciudad del Cabo, Sudáfrica,
consiguieron mejorar el aspecto de una escuela de ciclismo para animar a
más jóvenes a inscribirse en ella y seguir inculcando los valores humanos a
través del deporte. Otra de sus obras la llevaron a cabo en San Paulo, Brasil,
donde convirtieron cinco callejuelas, que son los conectores entre la parte
alta y parte vieja de la ciudad, en su lienzo para escribir las palabras
“BELLEZA”, “FIRMEZA”, “AMOR”, “DOÇURA” y “ORGULHO”. Con esta
performance, los artistas perseguían conseguir el mejor retrato de una favela
consolidando de esa manera el proyecto “Luz nas vielas” (Luz en las calles).
Por nombrar solo un ejemplo más de las muchas performance que están
desarrollando “Boa Mistura”, me gustaría citar uno que hizo reaccionar a
mucha gente y sirvió para humanizar un poco las ciudades de Madrid y
Barcelona. Se trata del concepto “Te comería a versos” que constaba de
treinta y tres frases ingeniosas pintadas junto a los pasos de peatones para
que fueran leídas por los viandantes29.
En la entrevista que tuve ocasión de realizarles, me comentaban que para
ellos el grafiti es “una buena herramienta para valorar el estado de salud de
una comunidad porque si la gente no se expresa libremente, no puede ir
bien”. Del mismo modo, bajo su experiencia de actuaciones en barrios
conflictivos, expresaban que “[…] el hecho de ser autores de una obra en su
barrio les hace creer que es posible cambiar su entorno y las condiciones en
las que viven”.
Por otro lado, los integrantes de “Boa Mistura” también se pronunciaron
sobre la criminalización aduciendo que el grafiti está cambiando la forma en
la que la gente percibe el arte urbano. En este sentido, consideran que las
autoridades están aprendiendo a entenderlo y verlo como una parte muy
valiosa de sus ciudades y, por ello, reflexionan sobre la posibilidad de que
las entidades públicas promocionen el grafiti30.
Otro grupo que también ha desarrollado proyectos de prevención
comunitaria fue el “Project M/3” realizado en Berlín, en 2014. Los objetivos
de este plan eran revitalizar un barrio, aumentar la creatividad e incrementar
la conexión entre la gente mediante el arte urbano. Para ello, se usaron los
escaparates vacíos de un negocio cerrado para colgar las obras de diferentes
escritores de grafiti y de otro tipo de artistas. El resultado que se obtuvo con
esta experiencia, desde mi punto de vista, fue una exposición de arte urbano
29 BOA MISTURA, 2011, 2012 y 2014.
30 Entrevista realizada a BOA MISTURA, 2017.
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a la vista de todos en lo que antes era un posible foco de vandalismo en
locales abandonados31.
Otros ejemplos de aplicación de la prevención comunitaria con el objetivo
de crear una comunidad entre sus convecinos, se han basado en el uso de los
muros de sus edificios como lienzos para plasmar su historia a la vista de sus
ciudadanos y visitantes. De esta manera, de forma colateral, se ha conseguido
atraer un gran volumen de turismo interesado en admirar estas pintadas. Así
ha sucedido con los cientos de murales, de carácter político en su mayoría,
que decoran la ciudad de Belfast en Irlanda del Norte32. También en el pueblo
de Orgosolo, en Cerdeña, donde se empezaron a plasmar momentos
históricos desde los años setenta33. Y, por supuesto, en el famoso Muro de
Berlín, en el que sus ciudadanos dejaron pintadas sus reivindicaciones,
anhelos y deseos. Hasta tal punto se convirtió en un referente y en un modelo
de la cohesión social que trozos del muro se han vendido en todo el mundo.
También en nuestro país encontramos ejemplos de este tipo de iniciativas.
Por ejemplo, en el pueblo de Fanzara, Castellón. Aquí se creó en 2013 un
proyecto de creación de murales en el entorno urbano que va camino de su
quinta edición. Se denomina “Museo Inacabado de Arte Urbano” (MIAU) y
ya es conocido internacionalmente. Esta actuación ha ayudado a crear una
comunidad más sólida entre sus vecinos y se ha convertido en una potente
arma de transmisión de valores34.
Para terminar, me gustaría resaltar como conclusión que la realización de un
mural en una pared de un municipio puede consolidar esa comunidad, es
decir, puede generar una nueva seña de identidad y vínculos de unión entre
sus vecinos.
III. PREVENCIÓN TERCIARIA A TRAVÉS DEL GRAFITI
El último tipo de intervención que se puede producir para contrarrestar la
criminalidad es la prevención terciaria. Este tipo de prevención consiste, una
vez cometido el delito, en el conjunto de actuaciones destinadas a evitar la
reincidencia del infractor. En palabras de GARCÍA-PABLOS la prevención
terciaria es una intervención tardía e insuficiente35 ya que el delito ya ha sido
cometido.
31 ROM, 2014.
32 G. PALOMO, 2013.
33 Recuperado de http://www.visitaorgosolo.it/murales-orgosolo
34 Recuperado de http://miau32.wixsite.com/miaufanzara-2016
35 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, 2009: 907.
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Como norma general, la prevención terciaria debe realizarse en los contextos
judiciales y extrajudiciales. En estos términos, el sujeto es perfectamente
identificable y se le pueden aplicar las medidas adecuadas en cada caso,
según las características del sujeto y del delito cometido.
Hay muchos modelos de medidas en la prevención terciaria. Según la
tipología del delito serán más adecuados unos u otros. En el caso del contexto
del grafiti, algunos ejemplos de medidas de prevención terciaria pueden ser
poner a disposición de los padres al menor involucrado en el deslucimiento
de un bien o realizar círculos restaurativos para buscar soluciones mediante
un dialogo abierto. Otra opción puede ser intentar integrar al escritor en la
justicia restaurativa, a través de la mediación y la reparación del bien, como
alternativa, siempre de forma voluntaria, a la sanción económica.
Igualmente, es posible que el menor comparezca ante un Tribunal integrado
por otros menores o, también, confiar a los menores a instituciones
especializadas. Del mismo modo, se podrían realizar programas específicos
sobre el grafiti en centros de menores. En definitiva, todas estas propuestas
están basadas en el principio de que es fundamental educar o reeducar para
evitar la reincidencia delictiva.
Dentro de la prevención terciaria hay muchas medidas que se pueden aplicar
para evitar la reincidencia en un delito. Centrándonos en el objeto de este
trabajo de la subcultura del grafiti, considero que la herramienta más
adecuada para que cualquier escritor de grafiti no vuelva a pintar en lugares
no autorizados y, más si este es un menor de edad, es la mediación. Para
emitir este juicio, me he basado en la opinión de la experta en justicia
restaurativa VIRGINIA DOMINGO36 que considera que con esta media se
obtienen una serie de beneficios mutuos entre infractor y perjudicado.
Una de las principales ventajas de la mediación es que la víctima se siente
escuchada porque es una parte activa del proceso. En concreto, el sujeto
perjudicado tiene la oportunidad de expresar sus necesidades, tanto
materiales como emocionales, a través del diálogo directo con el menor
infractor. De esta manera, puede establecer su posición frente a los perjuicios
recibidos.
Por otro lado, creo que es muy interesante que la mediación requiera al
menor infractor realizar un esfuerzo de empatía tanto emocional como de
forma práctica. Concretamente, el menor debe asumir la confrontación
36 Entrevista a Virginia Domingo, experta en justicia restaurativa y mediación penal y presidenta
de AMEPAX. Recuperado de http://sermediador.com/entrevista-virginia-domingo-experta-en-
justicia-restaurativa-y-mediacion-penal-y-presidenta-de-amepax [Acceso 22 de mayo de 2017].
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delictiva de forma directa, el daño y las consecuencias que esto acarrea para
la víctima.
La última ventaja que creo que aporta la mediación para evitar la reinserción
de un sujeto, es que con la positiva resolución de un conflicto entre las dos
partes, infractor y perjudicado, también se beneficia a la comunidad y a la
justicia.
En relación con la esfera jurídica, la mediación penal juvenil se refleja en el
apartado trece de la segunda exposición de motivos de la Ley Orgánica
Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores (LORRPM). En
concreto, en este epígrafe se recoge que la mediación consiste en la
reparación del daño y la conciliación del delincuente con la víctima. Además,
se remarca que esta medida se realiza siempre de forma voluntaria. El
objetivo de la mediación es que ambos protagonistas deben llegar a un
acuerdo en la negociación asistida por el equipo técnico. Fruto de esta
negociación se puede no incoar, sobreseer el expediente o, incluso, poner fin
al cumplimiento de una medida impuesta. En la LORRPM también se
subraya que al menor infractor se le exige que pida disculpas y se arrepienta
de lo ocurrido de forma sincera. Por su parte, la víctima debe aceptar estas
disculpas. Por otro lado, a la víctima también se le debe recompensar el daño
ocasionado mediante trabajos a la comunidad o cualquier acción que sea
beneficiosa para la víctima. Por último, si el menor cumple lo acordado se
termina el conflicto jurídico iniciado37.
Todas estas acciones recogidas en la LORRPM se caracterizan por estar a
favor del principio de intervención mínima, la reinserción efectiva, la
reeducación y el superior interés del menor. Además, todas estas medidas
están amparadas por diferentes artículos de la Ley Orgánica. En este sentido,
por poner algún ejemplo, el artículo 18 LORRPM recoge el desistimiento de
la apertura de expediente conforme al principio de insignificancia penal y
formula un sustitutivo al proceso penal llevándolo al ámbito civil de
protección y asistencia educativa. Por otro lado, en el artículo 19 LORRPM
se propone el sobreseimiento del expediente por conciliación o reparación
entre el menor y la víctima. Por último, los artículos 7 y 51 LORRPM
presentan medidas alternativas a la privación de libertad.
Relacionando con estas medidas jurídicas en el ámbito de la subcultura del
grafiti, se me ocurre que, para evitar que un menor escritor vuelva a pintar
37 Apartado trece de la segunda exposición de motivos de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de
enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores.
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en sitios no autorizados, el escritor debe conocer por sí mismo lo que cuesta
retirar sus pintadas. Es decir, si pinta en la fachada de una comunidad de
vecinos debe ser él quien, tras pedir perdón por lo sucedido, se haga cargo
de la limpieza. Desde mi punto de vista, considero esta medida
ejemplarizante, además de ser restaurativa y efectiva, porque, de esta forma,
el menor valorará el esfuerzo de tiempo y dinero que se necesita para
eliminar sus pintadas. El único inconveniente que puede plantear la
aplicación de esta medida es que es necesario el consentimiento del menor
para poder imponerla ya que, de ninguna manera, se le puede obligar.
Además de las medidas de mediación, existen otras herramientas de
prevención terciaria que también pueden ser interesantes para los escritores
de grafiti. Por ejemplo, los círculos restaurativos, que van en la misma línea
que la mediación. En concreto, se trata de una reunión entre personas afines
al conflicto que se sientan en círculo para exponer sus diferentes puntos de
vista e intentar llegar a un consenso. Esta medida me parece adecuada en los
primeros estadios de la desviación normativa o cuando los daños ocurridos
son mínimos. Una de las ventajas del ejercicio de esta medida es que me
parece muy positivo ya que se evita la judicialización del hecho.
Tanto en la mediación como en los círculos restaurativos, se debe hacer
reflexionar al menor para que tenga la oportunidad de expresarse. Por ese
motivo, el círculo debe estar formado por los implicados en el conflicto y
miembros de su entorno social próximo. De esta manera, se consigue generar
un ambiente propicio para el dialogo y el entendimiento. Es importante para
evitar la reincidencia que el menor escuche de boca de la víctima cómo se ha
sentido a raíz de sus acciones. Solo así se podrá en marcha la maquinaria de
la empatía que permitirá al escritor de grafitis pensar en los otros antes de
infligir la ley.
Otra opción restaurativa, dentro de la prevención terciaria, que se podría
aplicar en la subcultura del grafiti cuando el escritor menor ya ha entrado en
un centro de menores por sus acciones sería, por ejemplo, encauzar sus
acciones hacia la elaboración de cuadros, camisetas, gorras o el arte en
mural. Todo ello entablado dentro de la legalidad. De este modo, el joven
seguirá desarrollando su pasatiempo preferido a la vez que se le reeduca
hacía la posibilidad de montar un negocio, por ejemplo. También se puede
incentivar al menor para que colabore con sus conocimientos en dibujo o
pintura para compartirlos con sus propios compañeros internos ya que, desde
mi punto de vista, la pintura puede usarse como una terapia social para
exteriorizar los sentimientos.
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A MODO DE CONCLUSIÓN
La importancia de las medidas prevención radica en encontrarnos con sujetos
con un alto potencial a los que podamos integrar en la sociedad incluso antes
de que vayan a delinquir (prevención primaria). Por tanto, se trata de una
cuestión fundamental de educar y criar sujetos útiles para la sociedad que
contribuyan al bien común. Eso sin ahondar en las ventajas económicas
derivadas del ahorro en los costes que implica el vandalismo y en los de la
inversión de instituciones reeducativas.
Por último, aunque no es el objeto de este artículo, me gustaría recalcar la
importancia del cambio de percepción social, del apoyo de las instituciones
públicas e, incluso, una legislación favorable para que las medidas de
prevención den sus frutos. Hoy en día todavía hay muchas personas que
etiquetan erróneamente a los escritores de grafitis, hay ayuntamientos que no
apoyan escenarios culturales que les incluyan y algunas medias legislativas
no se corresponden con la gravedad del delito cometido. Todo este abono es
necesario para que las medidas de prevención para escritores de grafiti
florezcan.
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