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Gramática y verdad: tiempo y tiempo verbal según Ibn al-Sīd Grammar and truth: time and tense according to Ibn al-Sīd Salvador PEÑA MARTÍN Universidad de Málaga Recibido: octubre 2005 Aceptado: noviembre 2005 RESUMEN La obra lingüística y filológica de Ibn al-Sīd al-BaÓalyawsī (m. 521 h./1127 d.C.) ofrece elementos para reconstruir su descripción del tiempo verbal y gramatical, y su concepción del tiempo natural, así como elementos de otros sistemas de ideas sobre el tiempo, ajenos al suyo. Después de situar la concepción del tiempo verbal que Ibn al-Sīd mantiene, en el contexto de la historia de la lingüística árabe medieval, donde se sitúa en la estela de los sabios racionalistas bagdadíes; examinamos su defensa de la categoría gramatical de tiempo verbal presente como reflejo de la realidad física del presente como único tiempo real. Llegamos a la conclusión de que, en su época, cabían, en el pensamiento islámico, cuatro modos de abordar el tiempo. PALABRAS CLAVE: Árabe. Gramática. Tiempo. Filosofía. Al-Andalus. Ibn al-Sīd. ABSTRACT The Andalusi savant Ibn al-Sīd al-BaÓalyawsī (d. 521 H/1127 AD) was the author of a number of books conceived as a contribution to the study of language, text and interpretation, which provide us with the necessary elements to reconstruct his notional approach to verbal tenses, as well as his ideas about time in the broader context of Andalusi thinkers. Ibn al-Sīd is close to the rationalist grammarians from Baghdad in his description of Arabic tenses, grounded on the existence of present time in nature. Nevertheless, traces of other conceptions of time are to be found in Ibn al-Sīd’s books. We conclude that there were four different ways of viewing time, depending on the actual level of hermeneutical approach to truth. KEY WORDS: Arabic. Grammar. Time. Philosophy. Islamic Spain. Ibn al-Sīd. SUMARIO. 1. El lingüista Ibn al-Sīd y sus preocupaciones filosóficas. 2.Tiempo y tiempo verbal en la gramática árabe. 3. De las formas a las nociones. 4. El muāriâ: una sola expresión verbal para dos contenidos. 5. ¿Existe el tiempo presente? 6. Tres análisis de la expresión del tiempo. 6.1. Tipos de pasado. 6.2. Interpretación del imperfecto. 6.3. Elementos elididos. 7. La concepción del tiempo de Ibn al-Sīd. Anaquel de Estudios Árabes 203 ISSN: 1130-3964 2006, vol. 17 203-220

Gramática y Verdad, Tiempo y Tiempo

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  • Gramtica y verdad: tiempo y tiempo verbal segn Ibn al-Sd

    Grammar and truth: time and tense according to Ibn al-Sd

    Salvador PEA MARTN

    Universidad de Mlaga Recibido: octubre 2005 Aceptado: noviembre 2005 RESUMEN La obra lingstica y filolgica de Ibn al-Sd al-Baalyaws (m. 521 h./1127 d.C.) ofrece elementos para reconstruir su descripcin del tiempo verbal y gramatical, y su concepcin del tiempo natural, as como elementos de otros sistemas de ideas sobre el tiempo, ajenos al suyo. Despus de situar la concepcin del tiempo verbal que Ibn al-Sd mantiene, en el contexto de la historia de la lingstica rabe medieval, donde se sita en la estela de los sabios racionalistas bagdades; examinamos su defensa de la categora gramatical de tiempo verbal presente como reflejo de la realidad fsica del presente como nico tiempo real. Llegamos a la conclusin de que, en su poca, caban, en el pensamiento islmico, cuatro modos de abordar el tiempo. PALABRAS CLAVE: rabe. Gramtica. Tiempo. Filosofa. Al-Andalus. Ibn al-Sd. ABSTRACT The Andalusi savant Ibn al-Sd al-Baalyaws (d. 521 H/1127 AD) was the author of a number of books conceived as a contribution to the study of language, text and interpretation, which provide us with the necessary elements to reconstruct his notional approach to verbal tenses, as well as his ideas about time in the broader context of Andalusi thinkers. Ibn al-Sd is close to the rationalist grammarians from Baghdad in his description of Arabic tenses, grounded on the existence of present time in nature. Nevertheless, traces of other conceptions of time are to be found in Ibn al-Sds books. We conclude that there were four different ways of viewing time, depending on the actual level of hermeneutical approach to truth. KEY WORDS: Arabic. Grammar. Time. Philosophy. Islamic Spain. Ibn al-Sd. SUMARIO. 1. El lingista Ibn al-Sd y sus preocupaciones filosficas. 2.Tiempo y tiempo verbal en la gramtica rabe. 3. De las formas a las nociones. 4. El muri: una sola expresin verbal para dos contenidos. 5. Existe el tiempo presente? 6. Tres anlisis de la expresin del tiempo. 6.1. Tipos de pasado. 6.2. Interpretacin del imperfecto. 6.3. Elementos elididos. 7. La concepcin del tiempo de Ibn al-Sd.

    Anaquel de Estudios rabes 203 ISSN: 1130-3964 2006, vol. 17 203-220

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    1. El lingista Ibn al-Sd y sus preocupaciones filosficas Ya F. Codera1 llam la atencin sobre la necesidad de estudiar la obra de Ibn al-Sd al Baalyaws2 (m. 521 h./1127 d.C.). Ms tarde M. Asn Palacios, al editar y traducir cierto opsculo atribuido al sabio de Silves-Badajoz, estableci una influyente pauta de acercamiento a ste, al escribir3:

    La figura de este escritor hispano-musulmn ha pasado a las historias de la cultura arbiga, reducida a las proporciones de un vulgar fillogo y gramtico, confundido entre el numeroso grupo de los literatos de este tipo, tan abundantes en el islam. A sus bigrafos hay que cargar de ello toda la culpa, preocupados ms de poner de relieve aquellas dotes, que no las de pensador y

    1 Francisco Codera y Zaidn, Decadencia y desaparicin de los almorvides de Espaa, Zaragoza, 1899, (reedicin de M Jess Viguera Molns, Pamplona, 2004), pp. 348 y ss. 2 Sobre Ibn al-Sd, ver los trabajos de 6ib Ab an, Ibn al-Sd al-Baalyaws: aytu-h, minhau-h f l-luga wa-l-naw, iru-h, Al-Mawrid 6/1 (1977), pp. 79-116; Miguel Asn Palacios, Ibn al-Sd de Badajoz y su Libro de los cercos (Kitb al-padiq), Al-Andalus V (1940), pp. 45-154; La tesis de la necesidad de la revelacin en el islam y en la escolstica, Al-Andalus III (1935), pp. 345-389; Francisco Codera, Decadencia y desaparicin, pp. 347-353; Jos Manuel Continente Ferrer, Aproximacin al estudio del tema de amor en la poesa hispanorabe de los siglos XII y XIII, Awrq 1 (1978), pp. 12-28; Henry Corbin, Historia de la filosofa islmica, trad. Agustn Lpez, Mara Tabuyo y Francisco Torres Oliver, Madrid, 2000 (2 ed.), pp. 215-217; Miguel Cruz Hernndez, Historia del pensamiento en el mundo islmico. 2. Desde el islam andalus hasta el socialismo rabe, Madrid, 1981, pp. 65-71; Muammad Riwn al-Dya, Tarj al-naqd al-adab f l-Andalus, Beirut, 1968, pp. 179-184; Jos D. Garcia Domingues, Fillogos Luso-Arabes, Boletim de Filologia XII (1958), pp. 184-192; Abdelali J. Elamrani-Jamal, La question du nom et du nomm (al-ism wa-l-musamm) entre la dialectique et la grammaire: propos dune ptre dal-Baalyaws, Zeitschrift fr Arabische Linguistik 15 (1985), pp. 80-93; Joaqun Lomba, La filosofa islmica en Zaragoza, Zaragoza, 19912; Juan Antonio Pachecho Paniagua, Ibn al-Sd de Badajoz: un neoplatnico errante, Batalis II, Madrid, 1999, pp. 107-120; Salvador Pea Martn, Al-Andalus en Ibn al-Sd al-Baalyaws, en Homenaje al Prof. Jacinto Bosch Vil, Granada, 1991, pp. 947-953; Corn, palabra y verdad: Ibn al-Sd y el humanismo en al-Andalus, en preparacin; El corpus de los lingistas musulmanes y la nocin de autoridad, Miscelnea de Estudios rabes y Hebraicos XXXVII, 1 (1988), pp. 195-209; El signo en la lingstica rabe medieval, Al-Andalus-Magreb 11 (2004), pp. 131-181; El tratado de la frase por Ibn al-Sd al-Baalyaws, Miscelnea de Estudios rabes y Hebraicos, XLII-XLIII (1993-94), pp. 203-218; Gramticos en al-Andalus: de Ibn Sdah al-Murs a Ibn al-Sd al-Baalyaws, Sharq al-Andalus 8 (1991), pp. 43-53; Irb as syntax, Zeitschrift fr arabische Linguistik 33 (1997), pp. 100-104; Maarr segn Baalyaws: crtica y potica en al-Andalus, siglo XI, Granada, 1990; Salvador Pea Martn y Miguel Vega Martn, El ideal de claridad o los dos fines del adab, segn Ibn al-Sd, Al-Qanara XXV, 2 (2004), pp. 539-565; Henri Prs, Esplendor de al-Andalus: La poesa andaluza en rabe clsico en el siglo XI; sus aspectos generales, sus principales temas y su valor documental, trad. Mercedes Garca-Arenal, Madrid, 1983, pas.; Jos Miguel Puerta Vlchez, Historia del pensamiento, pp. 240 y ss., especialmente Rafael Ramn Guerrero, Influencia de al-Frb en Ibn al-Sd de Badajoz, La Ciudad de Dios CCVIII (1995), pp. 51-66; Cinthya Robinson, In Praise of Song: The Making of courtly culture in al-Andalus and Provence, 1005-1134 A.D., Leiden-Boston-Colonia: Brill, 2002, pas.; Delfina Serrano, Ibn al-Sd al-Baalyaws ( 444/1052-521/1127): de los reinos de taifas a la poca almorvide a travs de la biografa de un ulema polifactico, Al-Qanara: Revista de Estudios rabes XXIII (2002), pp. 53-92; Ibn al-Sd al-Baalyaws (444/1052-521/1227) y su obra sobre la discrepancia entre los musulmanes, en Bruna Soravia y Adel Sidarus (eds.), Literatura e Cultura no Gharb al-Andalus, Lisboa, 2005, pp. 221-244; Bruna Soravia, Ibn Qutayba en al-Andalus: le prface l Adab al-ktib dans le commentaire dIbna l-Sd al-Baalyaws, Al-Qanara XXV, 2 (2004), pp. 464-502; Emilio Tornero, Cuestiones filosficas del Kitb al-Masil de Ibn al-Sd de Badajoz, Al-Qanara V (1984), pp. 15-31; Miguel Vega Martn y Salvador Pea Martn, Salvador, Alternancias epigrficas en las monedas almorvides, Al-Andalus-Magreb 10 (2002-03), pp. 293-314. 3 M. Asn Palacios, Ibn al-Sd de Badajoz, p. 45.

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    filsofo, mal vistas siempre o menospreciadas a los ojos de los cronistas ortodoxos de al-Andalus.

    A raz del influyente estudio que encabezaban estas palabras Ibn al-Sd pas a ser generalmente valorado como un pensador de tendencia platonizante4 o neopitagrica5 o mstica6, o bien como un pensador muy influido por al-Frb que intent conciliar fe y razn7, y que expuso sus ideas filosficas en algunos breves escritos ajenos a sus preocupaciones lingsticas y filolgicas8. Sin embargo, como vamos a comprobar de inmediato, Ibn al-Sd dedic, en tanto que sabio de la palabra, atencin a asuntos comunes a la gramtica y la filosofa, pero en los libros que constituyen el grueso de su produccin bibliogrfica, o sea, los que se ocupan de la lengua y los textos rabes. Esto no debe extraar si consideramos que el sabio de Silvez-Badajoz perteneci a la corriente de la lingstica rabe que ms se interes por los conocimientos que la filosofa poda aportar al estudio del lenguaje9. En concreto, creemos de gran inters recomponer su sistema de ideas acerca del tiempo, pues nos proporcionar datos de inters para:

    a) conocer la concepcin del tiempo verbal en la gramtica rabe de comienzos del siglo VI/XII, esto es, una vez asimiladas y desarrolladas las novedades que pusieron en circulacin los lingistas rabes del siglo IV/X;

    b) la elaboracin del cuadro de las ideas mantenidas por la corriente de sabios a la que representa, la del humanismo islmico (adab);

    c) detectar un reflejo de las ideas enfrentadas acerca del tiempo entre los pensadores musulmanes medievales, y

    d) plantearnos ciertas dudas acerca de cmo situar en el conjunto de la obra de Ibn al-Sd el opsculo, antes aludido, que M. Asn Palacios tradujo y es conocido como Kitb al-padiq o Libro de los cercos.

    2. Tiempo y tiempo verbal en la gramtica rabe El problema del tiempo verbal, en los trminos en que se presenta en Ibn al-Sd, se explica, como tantos otros puntos de las ciencias lingsticas y hermenuticas rabes e islmicas, a partir de la antinomia establecida entre los dos planos del lenguaje: el de la expresin (laf) y el del contenido (man), que vienen a coincidir con el par verba y res de la tradicin retrica latina, muy influida a su vez, por las concepciones estoicas acerca del lenguaje y el pensamiento. En efecto, si la lengua se concibe como un conjunto de palabras (alf) que designan a unos significados-cosas (man) preexistentes en s mismos y que se identifican con la realidad, es consecuencia lgica que el establecimiento de las categoras gramaticales se realice partiendo de los significados. Esto es, se parte siempre de las categoras de la realidad, con la esperanza de que las palabras se adecuen a dichas

    4 J.A. Pachecho Paniagua, Ibn al-Sd de Badajoz. 5 H. Corbin, Historia de la filosofa, p. 216. 6 Seyyed Hossein Nasr, Mystical philosophy in Islam, Islamic Philosophy Online, http://www.muslimphilosophy.com. [Consultado el 11-10-2005.] 7 J. Lomba Fuentes, La filosofa islmica, pp. 191 y ss.; R. Ramn Guerrero, Influencia de al-Frb. 8 M. Asn Palacios, La tesis de la necesidad; A. J. Elamrani-Jamal, La question du nom; E. Tornero, Cuestiones filosficas. 9 S. Pea, Gramticos en al-Andalus.

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    categoras objetivas. Labor del lingista ser comprobar hasta qu punto las palabras cumplen con su funcin primordial de cubrir referencialmente a los contenidos, y, cuando se presenten anomalas en esa ideal relacin biunvoca, cuya funcin es la de actualizar la realidad, echar mano de los distintos procedimientos con que el sabio cuenta para restablecer la sabidura inherente a la lengua, que ha sido aparentemente abandonada. As, de la conviccin de que, fuera del lenguaje, pero en este mundo natural, el tiempo se divide en pasado, presente y futuro, se pasa a los tres tiempos verbales en el plano de la expresin lingstica. Tambin en lenguas donde, en lugar del aspecto, como ocurre en rabe, s se cuenta con tres formas verbales para esos tres tiempos, se ha actuado reconociendo dos clases de tiempo: el natural y el propiamente lingstico, que es el representado por los tiempos del verbo. As, en la Gramtica de la Real Academia Espaola de 177110 se poda leer que,

    como en la naturaleza hay solo tres tiempos, que son: presente, pasado y venidero; estos mismos conoce la Gramtica en los verbos, y los llama: presente, pretrito y futuro.

    No debemos olvidar que la confusin entre tiempo natural o real y tiempo verbal, que en ingls se designan respectivamente con los trminos time y tense ha sido una constante en la historia de la lingstica, incluida la occidental, pues, hubo que esperar hasta muy avanzado el siglo XVIII para encontrar en el gramtico francs Franois Thurot (m. 1832), al pionero en establecer una distincin clara entre temps y formes temporelles11. De modo similar, la triple divisin de las partes del discurso (aqsm al-kalm) que sustenta la generalidad de gramticos rabes medievales, puede tambin explicarse de este modo: el plano de las cosas o los contenidos, se divide naturalmente en seres, acciones y relaciones, lo cual halla un reflejo perfecto en las partes orationis de la gramtica: nombres (asm), verbos (afl) y partculas (urf). Y no es necesario, al considerar esto, preguntarse cul pudo ser el origen histrico de dicha clasificacin tripartita en la gramtica rabe; pues, a estos efectos, que tal clasificacin tenga o no precedentes helenos resulta indiferente. Lo importante aqu es que la teora de las tres partes del discurso encuentra un lugar en la visin del lenguaje sustentada por los sabios musulmanes medievales, donde resulta plenamente armnica. Volviendo al tiempo verbal, pero an en el marco de la polmica sobre las influencias griegas en la gramtica rabe medieval, hay que recordar que la hiptesis de C.H.M. Versteegh12 al respecto era que en las tres variedades verbales esto es, no tiempos de que habla Sbawayhi (m. 177/793), a saber: pasado (m), imperfecto (muri) e imperativo (amr), no debi de haber influencia aristotlica alguna. La influencia helena aade el gran investigador holands s es plausible, por el contrario, en los gramticos posteriores, como Ibn al-Sd, aadimos nosotros, que ya s 10 Real Academia Espaola, Gramtica de la lengua castellana [edicin de 1771], ed. Ramn Sarmiento, 1984. 11 Eugenio Coseriu, Franois Thurot, en Tradicin y novedad en la ciencia del lenguaje: estudios de historia de la lingstica, trad. Marcos Martnez Hernndez, Madrid, 1977, pp. 131-137. 12 Cornelis Henricus Maria [Kees] Versteegh, Greek Elements in Arabic Linguisitic Thinking, Leiden, 1977, p. 80.

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    distinguen entre tres tiempos verbales (pasado, presente y futuro). Ahora bien, y he aqu la conclusin de C.H.M. Versteegh, como los tres tiempos aparecen en la gramtica rabe antes de comenzara a traducirse a Aristteles, la transicin del doble sistema temporal de Sbawayhi (pasado y no-pasado, por as decirlo) al triple de sus sucesores (pasado, presente y futuro), pudo deberse al influjo de la gramtica griega, tal vez a travs de los gramticos sirios. En las pginas que siguen vamos a comprobar que esa transicin efectivamente existi, y que Ibn al-Sd se apart de la visin de Sbawayhi, como corresponde a la corriente que representa el sabio de Silves-Badajoz: la de los lingistas racionalistas que recogieron las propuestas de los gramticos y humanistas bagdades del siglo IV/X. Y, adems, reuniremos algunos datos que dejan la puerta abierta a una explicacin de los tres tiempos verbales desde la propia teora de los sabios musulmanes del lenguaje. Ello, sin negar que el legado griego est de algn modo presente en la argumentacin que acompaa a la visin del verbo posterior a Sbawayhi, como indudablemente se aprecia en el tratamiento de la cuestin por Ibn al-Sd. 3. De las formas a las nociones Para denominar a dicha cuestin, Ibn al-Sd habla de taqsm al-fil, o sea, divisin de la accin verbal, donde nos topamos ya con la polisemia del trmino rabe fil accin, verbo, tiempo verbal. Pero, antes de ver cmo la resolvi Ibn al-Sd, pasaremos revista a la presentacin que del asunto hacen algunos de sus predecesores ms notables, y entre los que se cuentan los que mayor influencia ejercieron en l. As, al-Mubarrid (m. ca. 286/899), el gramtico que compuso el siguiente gran tratado despus del Kitb de Sbawayhi, crea13 que hay tres tipos de verbos (anf al-afl): el muri o imperfecto, el m o pasado, y el amr o imperativo. Con ello no altera la visin de Sbawayhi, ya que se sigue ateniendo a las formas verbales existentes en la lengua rabe, sin introducir al clasificarlas el factor nocional, es decir, sin hacer intervenir el tiempo natural como criterio de clasificacin gramatical. Pero, si nos acercamos a los gramticos iraques del siglo IV/X, vemos que la situacin ha cambiado. As, con Ibn inn (m. 392/1002), el sabio de Mosul que tanto influy en Ibn al-Sd, el paso al nuevo sistema ya est dado en la descripcin prctica. En efecto, en su manual escolar de gramtica14, afirma que las formas verbales se dividen, con la divisin del tiempo, en pasado (m), presente (ir) y futuro (mustaqbal); esto, sin embargo, no le impide volver inmediatamente al mtodo formal es decir, el opuesto al nocional de clasificacin, para reconocer que la expresin (laf) del presente puede usarse tambin para el futuro, aunque, en derecho, esto le pertenezca al primero; el futuro aade posee sus marcas propias (SA- y SAWFA) y, adems, al futuro corresponden los imperativos, tanto el afirmativo (amr) como el negativo (nahy). Tenemos, pues, un esquema de los tiempos verbales que recuerda mucho a la divisin de stos entre los gramticos estoicos. Y ello, no slo por el propio mtodo de la divisin (diaresis), tan propio del pensamiento estoico, consistente en partir de una dicotoma entre dos conceptos en contraste (pasado y no pasado), a partir de la cual se genera una especie de rbol por

    13 Ab l-Abbs Muammad ibn Yazd al-Mubarrid, Kitb al-Muqtaab, ed. Muammad Abd al-Jliq Ama, El Cairo, 1386-99 h., vol. II, p. 2. 14 Ab l-Fat Umn ibn inn, Al-Luma f l-arabiyya, ed. pamd al-Mumin, Nayaf, 1982, pp. 77-78.

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    subdivisin (el no pasado se divide en futuro y no futuro); sino tambin, porque sigue actuando la indeterminacin entre tiempo fsico y tiempo gramatical15. Sin dejar a los gramticos racionalistas del siglo IV/X, a al-Za (m. ca. 340/951) le debemos el que posiblemente sea el ms antiguo tratamiento metagramatical e histrico del asunto, cuando sostiene16 que, en estricto, slo existen dos formas verbales, la de pasado (m) y la de futuro (mustaqbal); en cuanto al presente (fil al-l) no tiene segn l forma propia, ya que el paso ininterrumpido del tiempo hace que el presente no sea retenible, con lo cual ha dado entrada al argumento nocional que toma en consideracin el tiempo objetivo de la naturaleza. Con todo aade, la lengua hace posible que, con una misma forma, se exprese lo presente y lo por venir. La divisin en tres tiempos verbales: pasado, presente y futuro, la hace al-Za extensiva a todos los sabios de la escuela de Basora; en tanto que en Cufa siempre segn l se habla de un tiempo continuo (fil dim) que se expresa por medio del participio activo, y que al-Za rechaza por completo, haciendo intervenir de nuevo su concepcin del tiempo, al afirmar que ste no permanece. Sin embargo, nada de ello lo tiene en cuenta al-Za cuando afronta el asunto de una manera prctica, en su clebre manual de gramtica17, donde entendemos que s distingue entre la realidad de los contenidos referenciales, por un lado, y la efectiva disposicin de las formas gramaticales en la lengua, por otro; en efecto, tal es el presupuesto del que debi de partir al dividir18 el verbo en pasado, futuro y presente19; aclarando ms adelante20 que el significado de presente (l) puede expresarse, bien por el imperfecto bien por el participio activo. En conclusin, se mueve desde un planteamiento nocional a otro formal sin tratar de resolver las incoherencias que de ello derivan. Pero hay un aspecto de lo dicho por al-Za

    que merece ampliacin: su rechazo de que exista un tiempo continuo expresado por el participio activo y que l atribuye a los gramticos de Cufa, es decir a los contemporneos de Sbawayhi, que, a diferencia de ste, vivieron en la ciudad rival de Basora, es decir, a los capitaneados por al-Kis (m. 182/799) y al-Farr (m. 207/822). Y es que tal creencia fue sostenida an por un ilustre lingista del siglo IV/X, y, desde luego, fuera de Cufa, aunque apreci mucho las opiniones de quienes se asocian a esta ciudad: el gran Ibn Fris (m. ca. 395/1005), el sabio de tendencia chi que estuvo al servicio de los Buwayhes, quien afirma21 que el participio activo (al-dim) sirve no para expresar lo permanente, sino ms an, lo necesario (lzim), lo que se asocia como propio de algn sujeto, como cuando se dice de Adn que era desobediente (), porque lo suyo era la desobediencia. Y creemos que hay que destacar esta afirmacin por ser indicio de que ciertas concepciones del tiempo a lo Parmnides se mantuvieron entre los sabios del lenguaje y el texto, y que, al menos en

    15 Sobre todo esto, vase Claudia T. Mrsico, Los tiempos del verbo en la gramtica estoica, Cuadernos de Filologa Clsica: Estudios griegos e indoeuropeos 41 (2003), pp. 41-68. 16 Ab l-Qsim Abd al-Ramn ibn Isq al-Za, Al- f ilal al-naw, ed. Mzin al-Mubrak, El Cairo, 1959, pp. 86-88. 17 al-Za, Al-umal, ed. Mohammed Ben Cheneb (Ibn Ab anab, Muammad), Pars, 1957. 18 Al-umal, p. 21. 19 Que ahora no tiene reparos en nombrar verbo continuo (fl dim), en concurrencia con el trmino basor fil f l-l. 20 Al-umal, p. 96. 21 Al-6ib f fiqh al luga al-arabiyya wa-masili-h wa-sunan al-arab f kalm-h, ed. Amad pasan Basa, Beirut, 1997, pp. 210-211.

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    algunos casos, se asociaron a contenidos sagrados. Es inevitable recordar a este propsito que M. Eliade caracteriza el tiempo sagrado por su inmutabilidad22. Si seguimos avanzando en los siglos nos encontramos con el tratamiento del asunto por parte del ms ilustre gramtico oriental contemporneo de Ibn al-Sd: el mutazil al-Zamajar (m. 538/1144), quien, presentando la cuestin con notable sencillez, ofrece explcitamente23 una solucin a la anomala. Hay sostiene dos tiempos verbales: el pasado (m) y el llamado muri, es decir, el imperfecto; y a este segundo aplica la nocin de uninimia (itirk), es decir, el que a una sola expresin o forma lingstica puedan corresponder dos o ms contenidos a la vez24; de todos modos, tambin en al-Zamajar se hace efectivo el factor nocional cuando, a rengln seguido, afirma que el presente y el futuro, los dos significados compartidos, tienen, cada uno, su marca formal propia: LA- para el primero y SA- para el segundo; el lingista, pues, tiene necesidad de encontrar en la lengua marcas formales en consonancia con la realidad natural observada. 4. El muri: una sola expresin verbal para dos contenidos Por su parte, Ibn al-Sd muestra no tener las ideas tan claras, a este respecto, como al-Zamajar, a pesar de que la divisin de las formas verbales (taqsm al-fil) fue para l asunto importante, si juzgamos por la tinta que gast en ello. Nuestro sabio da muestras indudables25 de haber entendido como ms arriba hemos apuntado la idea de Sbawayhi. ste segn el sabio de Silves-Badajoz mantena que en el verbo hay las siguientes formas (abniya): una para el pasado (por ejemplo, ahaba l fue) y dos ms para el futuro (mustaqbal); de las cuales una es exclusiva de ste, y es el imperativo, en tanto que la segunda es compartida (mutarak) con el presente, el cual por lo tanto carece de forma especfica (bin jli) en rabe. Con ello, se mueve en la tradicin del fundador de la gramtica rabe y coincide con al-Zamajar en una presentacin econmica y acorde con los fundamentos de la lingstica rabe medieval. El inconveniente es que, al igual que sus lejanos maestros Ibn inn y al-Za

    , Ibn al-Sd no se content con esto y quiso completarlo con un enfoque nocional, lo que complic los resultados, sobre todo, porque no consigui, a pesar de sus esfuerzos, deslindar la fsica de la gramtica, y porque no tuvo a bien explicitar cundo se mova en el terreno de la expresin, cundo en el del contenido y cundo descenda al nivel ms profundo de anlisis para justificar la anomala de la uninimia (itirk)26. Estos problemas se detectaban ya en la definicin que Ibn al-Sd ofrece de las tres partes del verbo27 y, en lugar de eso, defini los tiempos objetivos, naturales, en lo que probablemente tuvo parte la incmoda polisemia del trmino fil accin, verbo, tiempo verbal:

    22 Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, trad. Luis Gil Fernndez, Barcelona, 1998, pp. 53-54. 23 Ab l-Qsim Mamd ibn Umar al-Zamajar, Al-Mufaal f ilm al-arabiyya, Beirut, s.d., p. 244. 24 Al respecto, vase el escrito de Manuel Alonso Alonso, Tecnicismos arbigos y su traduccin, en Al-Andalus: Revista de las Escuelas de Estudios rabes de Madrid y Granada, XIX (1954), pp. 103-127. 25 Ab Muammad Abd Allh ibn al-Sd al-Baalyaws, Kitb al-pulal f il al-jalal min Kitb al-umal, ed. Sad, Sad Abd al-Karm, Bagdad, 1980, pp. 92-93. 26 En confusiones del mismo orden, si bien ms reducidas, hace pensar la breve divisin del tiempo por Ab Bakr Muammad ibn al-pasan al-Zubayd, Kitb al-Wi, ed. Abd al-Karm Jalfa, Jordania, 1976, p. 39. 27 Ibn al-Sd, Kitb al-pulal f il, p. 63.

    Anaquel de Estudios rabes 209 2006, vol. 17 203-220

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    Entre los verbos (afl), el pasado es aquel que se enuncia en un momento posterior al de su existencia [...]; el futuro aquel cuya existencia se enuncia en un momento anterior a ella [...], y el presente, aquel cuyo momento de existencia coincide con el de su enunciacin.

    Una vez establecida esta divisin tripartita de los tiempos verbales, los dos problemas graves que quedaban por resolver, y dado sobre todo que la nocin de aspecto verbal no la manejaban los gramticos rabes medievales28, son, en el plano de la expresin, la existencia de una forma, llamada muri (imperfecto), que es, segn ya hemos dicho clasificada como caso de uninimia (itirk), y, en el plano del contenido, la existencia del tiempo presente. Naturalmente, en Ibn al-Sd los dos planos no estn claramente deslindados, pero vamos a tratar en lo posible de separar ambas cuestiones. El concepto de muri, cuyo significado literal es el de semejante o asimilable, procede de Sbawayhi29, quien hace del imperfecto una categora asimilable al participio activo. En realidad, el gran gramtico de Basora habla de formas verbales semejantes a los participios activos30. La semejanza consiste, primero, en que segn Sbawayhi vale lo mismo decir inna Abda llhi la-yafalu te aseguro que Abd Allh lo est haciendo que inna Abda llhi la-filun id., es decir, usando el imperfecto o el participio; y, segundo, en que, si el participio, como nombre que es, admite que se le anteponga el artculo AL-, el imperfecto admite la anteposicin de las partculas de futuro SA- o SAWFA. En cuanto a su capacidad de hacer referencia a dos realidades, al-Mubarrid31 la dej bien sentada:

    Vale igual para dos tiempos (waqtn): aquel en el que ests y aquel que an no ha tenido lugar.

    Cuatro siglos ms tarde, el poco conocido gramtico Ibn Fal32 (m. 680/1281) ahonda hbilmente en la justificacin causal (tall) de esta uninimia (itirk). Y lo hace valindose de la nocin de prevalencia (taglb). Segn l33, es caracterstico de la lengua rabe el que se otorgue siempre la prevalencia a lo ms cercano. As, el masculino prevalece sobre el femenino, y, por ejemplo, se dice al-abawn los padres, para hablar del padre y la madre, y, del mismo modo, en la concordancia, la primera persona prevalece sobre la segunda, y

    28 Roger Arnaldez, Grammaire et thologie chez Ibn pazm de Cordoue: Essai sur la structure et les conditions de la pense musulmane, Pars, 1956, p. 55, seal como un defecto de la gramtica rabe, a partir de Sbawayhi, el no haber manejado la nocin de aspecto en el anlisis del verbo; hay que tener en cuenta, sin embargo, que sta solamente se introdujo en 1846 en la lingstica occidental, procedente de una categora gramatical rusa, donde el aspecto lo marca el hablante con marcas explcitas establecidas, segn ha mostrado Fernando Lzaro Carreter, Diccionario de trminos filolgicos, Madrid, 19743, s.v. 29 Ab Bir Amr ibn Umn ibn Qanbar Sbawayhi, Kitb, ed. Hrn, Abd al-Salm Muammad, Beirut, s.d., vol. I, pp. 13-14. 30 En rabe: al-afl al-muria li-asm al-filn. 31 Al-Muqtaab, vol. II, p. 1-2. 32 Segn all al-Dn Abd al-Ramn al-Suy, Bugyat al-wut f abaqt al-lugawiyyn wa-l-nut, ed. Ibrhm, Muammad Ab l-Fal, Beirut, 19792, vol. II, p. 302, Manr ibn Fal al-Yaman, fue un destacado gramtico con conocimientos de hermenutica cannica (ul al-fiqh). 33 all al-Dn Abd al-Ramn al-Suy, Kitb al-Abh wa-l-nair f l-naw, ed. Sad, h Abd al-Raf, El Cairo, 1975, vol. I, p. 138..

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    ambas sobre la tercera. De ah concluye que el uso propio del muri sea el de presente, y el figurado (maz) sea el de futuro, ya que el presente es ms cercano que ste. En cuanto al trmino para designar la forma verbal imperfectiva, Ibn al-Sd utiliza tres. Los dos ms frecuentes, muri (lit.) semejante y mustaqbal futuro concurren en un mismo pasaje de uno de sus libros34, mientras que en otro lugar de la misma obra35 recurre a una perfrasis analtica mucho menos comprometida: la forma verbal que admite los cuatro prefijos de persona36, donde se deja fuera cualquier criterio de orden nocional. 5. Existe el tiempo presente? Mucho ms complejo es el tratamiento que nuestro sabio da a la cuestin de la existencia del presente, nocin por la que, con transiciones a veces imperceptibles, entiende tanto la categora gramatical correspondiente al tiempo verbal que es propio del muri secundariamente expresado por otros medios, como el tiempo natural. El problema vena gestndose durante siglos. En efecto, poco ms arriba hemos visto que al-Za

    , al estudiar el tiempo verbal desde una perspectiva terica, se senta tentado a negarle realidad al presente. Y la idea parece que alcanz cierta extensin. A al-Mubarrid se le atribuye37 la opinin de que el muri no designa al presente y al futuro, sino slo a este ltimo, ya que

    el instante presente en que pronunciamos la palabra yaktubu l escribe, nada ms decirla, ya se ha convertido en pasado.

    En esta opinin, que funde la existencia de dos tiempos verbales con una determinada concepcin del tiempo, hay un elemento que a Ibn al-Sd le importaba mucho refutar: la inexistencia del presente. Sus planteamientos tericos al respecto los expuso en un denso pasaje38 que juzgamos oportuno traducir casi en su totalidad, no sin antes hacer notar que en l resuenan ntidamente los ecos de sus lecturas filosficas, ms en concreto las ideas de al-Frb al respecto39. Lo cierto es que la influencia de ste en Ibn al-Sd ha sido convenientemente subrayada por R. Ramn Guerrero40, pero slo en referencia a los opsculos filosficos de Ibn al-Sd, siendo as que se halla, tal vez con mayor detalle, en la amplia obra lingstica del sabio de Silvez-Badajoz. Ello no es de extraar, dado que para ste, para Ibn al-Sd, la filosofa y la gramtica eran slo aspectos disciplinares distintos que considerar en la busca de la verdad. Sea como sea, y volviendo a nuestro asunto aqu, Ibn al-Sd inicia su explicacin comentando la expresin el ahora es el lmite de los dos tiempos; y afirma lo siguiente:

    34 Ab Muammad Abd Allh ibn al-Sd al-Baalyaws, Kitb al-Masil wa-l-awiba, ms. Escorial: n 1518 Derenbourg, p. 31v. 35 Ibn al-Sd, Kitb al-Masil wa-l-awiba, p. 103v. 36 En rabe: al-filu lla f awwali-hi l-zawidu l-arba. 37 awq kayf, Al-Madris al-nawiyya, El Cairo, 1968, pp. 136-137. 38 Ab Muammad Abd Allh ibn al-Sd al-Baalyaws, Al-Iqtib f ar Adab al-kuttb, ed. al-Saqq, Muaf y Abd al-Mad, pmid, El Cairo, 1981-83, vol. I, pp. 60-61. 39 Sobre stas, vase C.H.M. Versteegh, Greek Elements, p. 76. 40 Rafael Ramn Guerrero, Influencia de al-Frb.

    Anaquel de Estudios rabes 211 2006, vol. 17 203-220

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    Cuando hablan41 de los dos tiempos se refieren al pasado y al futuro; y al decir ahora, al presente. Y llaman a ste lmite de los dos tiempos porque separa el pasado, del futuro. En teologa especulativa (inat al-kalm) el ahora se emplea de dos maneras: en sentido real (al l-aqqa) y en sentido figurado (al l-maz). En cuanto al ahora entendido en su sentido real o propio, nada puede en l realizarse plenamente, ni accin ni movimiento algunos, ya que va pasando ininterrumpidamente, sin llegar nunca a quedar fijo, semejando al agua que fluye. As, el tiempo en que se pronuncia la m de afar no permanece cuando le llega el turno a [la siguiente letra,] la ayn, y el tiempo durante el que se pronuncia la ayn no permanece cuando llega el momento de la f. Cada instante de tiempo, pues, pasa y es inmediatamente sucedido por otro que no tiene lugar ms que cuando el anterior es ya pretrito. Por eso se compara al presente con un punto carente de dimensin (bud). Algunos han negado su existencia sosteniendo que lo nico que hay es pasado y futuro. Y esto es un error o una falacia. La brevedad de la duracin del ahora no le impide existir. Muy por el contrario, es, de los tres tiempos, el que verdaderamente existe. Pues, si el presente no existiera, nada existira; ya que la existencia de las cosas est estrechamente ligada a la del tiempo [...]. Por lo que se refiere al sentido figurado del ahora, es ste el que utiliza el comn de las gentes y el que concierne a los gramticos. Y es que, para stos, todo lo pasado y todo lo futuro que est prximo al instante actual, al ahora que es un punto, es tambin ahora. Por eso se dice42 huwa jriuni l-na ahora sale l o an aqmu l-na ahora me levanto yo; puesto que es en el ahora correspondiente a esta segunda manera donde s es concebible que las acciones y los movimientos se realicen por completo.

    Aunque no nos corresponde analizar aqu en profundidad los elementos y filiaciones de las ideas acerca del tiempo que concurren en ese enjundioso pasaje, s hay que resaltar cmo Ibn al-Sd hace, por as decirlo, una apuesta muy fuerte por el presente, lo que equivale a apostar por la realidad humana que se desarrolla en el tiempo profano de la naturaleza. Obsrvese, adems, en primer lugar, que esa defensa del tiempo presente se efecta aun en contra de la concepcin doble del tiempo a la que apunta la dicotoma entre lo consumado y lo no consumado que tan bien se aviene con ciertas visiones del tiempo religioso43, y que podra sustentarse en los dos tiempos verbales que ofrece el rabe. Y, en segundo, que, para argumentar contra la visin inmutable del tiempo, Ibn al-Sd llega incluso a incurrir en cierta contradiccin al esgrimir juntos razonamientos que se dira

    41 No especifica quines; pero acabamos de ver a al-Mubarrid expresndose en trminos similares a los que Ibn al-Sd critica. 42 Tanto en participio como en imperfectivo, que son las dos formas verbales que utiliza Ibn al-Sd en sus ejemplos. 43 Confrntense, por ejemplo, los tratamientos, muy diferentes entre s, que del tiempo sagrado ofrecen Henry Corbin, Templo y contemplacin: ensayos sobre el islam iranio, trad. Mara Tabuyo y Agustn Lpez, Madrid, 2003, passim; Mircea Eliade, Los sagrado y lo profano, pp. 53 y ss.; Joseph Ratzinger, El espritu de la liturgia: una introduccin, trad., Raquel Canas, Madrid, 2001, pp. 114 y ss.

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    pertenecen a concepciones diferentes, pues, si coincide con Herclito en la idea del fluir, tambin introduce la visin atomstica del tiempo cuando dice que ste es una sucesin de instantes. Todo esto nos lleva a concluir que, como no poda ser menos en un sabio musulmn de la Edad Media, esta discusin sobre el tiempo verbal entraa una toma de posicin religiosa y teolgica de amplio y hondo alcance. Por otra parte, llama la atencin el que, a pesar de la brevedad del texto traducido y de que nace del razonamiento acerca del lenguaje, es decir, muy lejos de cualquier planteamiento de la fsica; llama la atencin, decimos, que, una vez ms Ibn al-Sd muestra muy relevantes puntos de confluencia con el estoicismo, y, sobre todo, con la doctrina estoica acerca del tiempo que est ms alejada del sistema platnico. Nos referimos, en concreto, a lo que se conoce como doctrina estndar del estoicismo, la que coincide con los planteamientos y soluciones de Crisipo, antes de la evolucin platonizante de estas ideas con Marco Aurelio44. Por limitarnos a solo los rasgos fundamentales de dicha concepcin estoica del tiempo, podemos cifrarla en la conjuncin de una visin cclica del cosmos, que no es exclusiva de las concepciones platnicas, como la que Ibn al-Sd sostiene en el opsculo filosfico que se le atribuye45, pero sobre todo, a la paradoja de que el ahora sea lo nico real, por ms que resulte imposible de aprehender; es decir, el flujo continuo del tiempo no implica que la realidad haya que buscarla en las Ideas inmutables platnicas. Sea como sea, los mismos argumentos los emple Ibn al-Sd en su exposicin de la gramtica, que ya hemos examinado ms arriba46, al trazar su divisin del verbo, que incluye como sabemos, al presente. Al menos como pretexto, la discusin la presenta ahora Ibn al-Sd como una defensa de al-Za, perteneciente, como el propio sabio de Silves-Badajoz, al racionalismo bagdad, que puede integrarse en la corriente del humanismo islmico, del adab, tal como lo define M. Arkoun47. A al-Za

    dice Ibn al-Sd se le ha criticado por hablar de la accin o tiempo verbal presente (fil al-l). Este ataque es insostenible desde el punto de vista de la gramtica insiste nuestro sabio porque no hay que utilizar argumentos metafsicos, ya que no es el ahora filosfico lo que se considera. Con ello, Ibn al-Sd est curiosamente reproduciendo la actitud de Crisipo que criticaron los neoplatnicos, porque consideraban que el maestro estoico esquivaba entrar en la esencia ontolgica del tiempo en el contexto de la metafsica48. Por otra parte, en un pasaje anterior del mismo libro49, Ibn al-Sd haba demostrado que el presente en el sentido que l llama figurado y opone al especulativo de la metafsica existe, es real. Esto lo apoya, por una parte, en el sentido comn que deriva de la contemplacin (naar) de la realidad, ya que, si no hubiera presente no habra ni futuro ni pasado; y, por otra, en los textos ms autorizados (sam), empezando por el propio Corn, donde Dios dice (19 Maryam, 64):

    la-hu m bayna ayd-n wa-m jalfa-n wa-m bayna lika

    44 Sobre todo esto, vase J.M. Rist, La filosofa estoica, trad. David Casacuberta, Barcelona, 1995, pp. 282 y ss. 45 Miguel Asn Palacios, Ibn al-Sd de Badajoz y su Libro de los cercos (Kitb al-padiq), Al-Andalus V (1940), pp. 45-154. 46 Ibn al-Sd, Kitb al-pulal f il, p. 89. 47 Por ejemplo, en Mohamed Arkoun, El pensamiento rabe, trad. Castao, Jos Gonzalo, Barcelona, 1992. 48 Confrntese J.M. Rist, La filosofa estoica, p. 287. 49 Ibn al-Sd, Kitb al-pulal f il, pp. 66-73.

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    (de l es lo que hay ante nosotros, lo que hay detrs de nosotros y lo que hay en medio)

    De ah concluye Ibn al-Sd que haya tres tiempos verbales, y que uno sea el presente, tal como ste se entiende vulgarmente o en la gramtica, y ello lo dice despus de repetir levemente modificadas otras ideas expuestas en el pasaje antes transcrito. Todo esto no est, desde luego, en contradiccin con el hecho, que l no pone en duda50 de que haya tres contenidos (man) temporales pasado e imperfecto para dos expresiones o formas verbales consumado y no consumado. Y obsrvese que se deja fuera de estas consideraciones al imperativo, probablemente porque el imperfecto y el imperativo ocupan posiciones distintas en el lenguaje, pues el primero es propio de la enunciacin (ijbr), en tanto que el segundo cumple con la funcin comunicativa que le da nombre, el mandato (amr). Y a quienes niegan la existencia de tres tiempos verbales, incluido el presente, precisamente porque en rabe no hay una forma especializada para ste, les contesta que hay dos razones que demuestran lo contrario:

    a) en otras lenguas s que existe una forma (ga) propia del presente con lo cual muestra, por cierto, hasta qu punto hay en la corriente que Ibn al-Sd representa cierto cosmopolitismo propio de las concepciones humanistas, y

    b) en la propia lengua rabe pura hay otros casos de una sola expresin (laf) compartida por ms de un contenido (man).

    De este modo consigue Ibn al-Sd hacer encajar en el marco lingstico la realidad observada, pues muestra cmo los tres tiempos naturales tienen un reflejo, de algn modo deformado, en el sistema de tiempos verbales. En lo que nuestro sabio no repar fue en el inteligente argumento de su contemporneo al-Zamajar, al sealar que el imperfecto (muri) adopta marcas formales diferentes segn se emplee para uno u otro tiempo objetivo: LA- para el presente y SA- o SAWFA para el futuro. Pero es curioso que Ibn al-Sd, fuera ya de esta discusin, pero an en el mismo libro51, trata un asunto que habra tenido acaso mayor fuerza de conviccin que sus dos argumentos citados. Ello es que, segn nuestro sabio, los regentes no ejercen influencia alguna sobre el presente, que tiene entre las formas del verbo la misma posicin (manzila) que el sujeto (mubtada) de la oracin nominal entre los nombres. Y cita una clara ilustracin tomada de Sbawayhi52: frente a ian aunnu-hu filan as que lo imagino haciendo..., con un regente, IlAN, sin influencia en el verbo, que es un muri presente, se dice ian aunna-hu filan as que lo imaginar haciendo..., con un muri futuro, regido tambin por IlAN, que ahora s deja una marca clara (la terminacin A del manb o subjuntivo).

    6. Tres anlisis de la expresin del tiempo Pero esto no es todo. La expresin del tiempo recibe por parte de Ibn al-Sd atencin no sistematizada en diversos momentos de su obra. El cuadro que sigue es incompleto, ya que se trata slo de casos aislados que nuestro sabio resuelve sin esbozar abstraccin alguna de reglas. Sin embargo, tambin ahora el hilo conductor de sus anlisis es la anomala que

    50 Ibn al-Sd, Kitb al-pulal f il, pp. 69. 51 Ibn al-Sd, Kitb al-pulal f il, p. 265. 52 Sbawayhi, Kitb, vol. III, p. 16.

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    representa la aparicin de una expresin (laf) a la que corresponde un contenido (man) distinto del que, en principio, habra cabido esperar. As que, como suele ocurrir en su obra, la resolucin de problemas prcticos de hermenutica remite siempre a una profundizacin terica en los mecanismos del lenguaje. He aqu una manifestacin del divorcio entre el papel de mero solucionador de dudas en los textos, que su sociedad parece exigirle al sabio del lenguaje, frente a los intereses especulativos de ste.

    6.1. Tipos de pasado Al desarrollar la divisin de los tiempos verbales que hemos seguido, explica Ibn al-Sd53 que hay tres tipos de pasado:

    a) el pasado tanto en su expresin como en su contenido, por ejemplo, qma Zaydun amsi Zayd se levant ayer;

    b) el que es pasado solamente en su expresin, pero no en su contenido, por ejemplo, in qma Zaydun akramtu-hu si Zayd se levanta, le har los honores, y

    c) el que es pasado en su contenido, pero no en su expresin, por ejemplo, yaqum en lam yaqum Zaydun amsi Zayd no se levant ayer, pues se trata de lo que llamamos un imperfecto, pero que aqu se usa con el valor de pasado.

    En otra ocasin54 el estudio de los valores del pasado lo suscita un pasaje cornico (4 Al-Nis, 17), donde el verbo atributivo aparece en pasado:

    wa-kna llhu alman akman (Dios es [literalmente: fue] sabio, prudente)

    Que dos nombres de Dios se prediquen de ste en el pasado, por medio de kna era, requiere un comentario gramatical. Con el pasado afirma Ibn al-Sd no siempre se quiere significar que el sujeto del que se predica en la oracin haya cambiado en su estado presente; as, en el citado versculo, hay que entender que la sabidura y la prudencia atribuidas a Dios en un momento pasado siguen calificndolo posteriormente. 6.2. Interpretaciones del muri Del muri, esto es, el tiempo no consumado que llamamos imperfecto o imperfectivo, y desde una perspectiva semejante, habla Ibn al-Sd en una ocasin55; se trata ahora igualmente de la intepretacin de un texto, cierto verso annimo:

    uibbu li-ubbi-h l-sdna att uibbu li-ubbi-h sda l-kilbi

    (Tanto amor, por su amor, les tengo a los negros, que hasta amo/llegu a amar a los perros negros)

    53 Ibn al-Sd, Kitb al-pulal f il, p. 90. 54 ur Siq al-zand, ed. Muaf al-Saqq, Abd al-Salm Muammad Hrn, Abd al-Ram Mamd, Ibrhm al-Ibyr, pmid Abd al-Mad y h pusayn, El Cairo, 1945, vol. I, p. 117. 55 Ibn al-Sd al-Baalyaws, Kitb al-pulal f ar abyt al-umal, ed. Imm, Muaf, El Cairo, 1979, p. 259.

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    Donde, segn Ibn al-Sd, el segundo uibbu puede interpretarse (tawl) bien como pasado (que llegu a amar), bien como presente (que hasta amo). Pero, ms all de la ancdota del verso o incluso de la labor de Ibn al-Sd como comentarista de poesa, lo que nos interesa subrayar aqu es cmo el elemento interpretativo sale siempre a flote en los tratamientos lingsticos de los sabios musulmanes de la palabra. 6.3. Elementos elpticos La tercera y ltima de estas observaciones dispersas tiene que ver con la expresin del tiempo tambin, aunque por medios distintos del empleo de las formas verbales, pero la incluimos aqu para dejar trazado el tratamiento del tiempo por parte de Ibn al-Sd en su obra lingstica y filolgica. La suscita asimismo un verso, el primero de cierta casida de Ab l-Al al-Maarr:

    Manun min aabbati-n manun tubu l-hilti bi-hi l-qiynu

    (De nuestros amados era Man residencia, do a relinchos cantos respondan)

    Respecto a la oracin nominal, es decir, sin verbo en rabe, del primer hemistiquio, razona Ibn al-Sd56 que, aunque es evidente por el sentido del poema que el verso se refiere a un hecho pasado, lo cierto es que, en oraciones del tipo Zaydun qimun (lit.) Zayd levantndose, el sentido es de presente, a no ser que haya algn indicio (dall) formal o bien porque as lo determina la intencin contextual (faw l-jib). Sin embargo, nada de eso hay en este verso. As que hay que recurrir a las explicaciones que se han propuesto para resolver casos semejantes. De dichas soluciones, Ibn al-Sd rechaza la de los gramticos cufes, que consiste en restituir un exponente temporal elptico (imr kn), es decir, en suponer que hay un verbo kn ser inexpresado, de modo que la raz o estructura virtual subyacente (al) sera *kna Zaydun qiman Zayd se levant. Y, en lugar de ello, se acoge a la propuesta por Sbawayhi, quien recurri a la explicacin llamada del cuento (ikya), que consiste en, por as decirlo, impostar las palabras de otro, o, dicho de manera ms tcnica, en reproducir un dictum sin integrarlo en el correspondiente modus, es decir, con elisin de un verbo de diccin, que es un mecanismo usual en espaol coloquial cuando se quiere parodiar a alguien, y el bromista pronuncia una frase que atribuye al parodiado sin introducirla57. As que la anomala del verso de al-Maarr la justifica nuestro sabio por la costumbre de los rabes de reproducir en presente formal lo que es pasado o futuro en su contenido, para lo cual hay un testimonio cornico (2 Al-Baqara, 102), que, desde luego, slo es descrito como ikya por los basores, mientras que aade Ibn al-Sd los cufes entienden que hay un verbo atributivo en pasado, pero implcito:

    wa-ttaba m tatl l-aynu al mulki Sulaymna (y siguieron lo que los demonios recitaban en el reinado de Salomn)

    56 ur Siq al-zand, vol. I, p. 174. 57 Una exposicin relativamente clara de este especial estilo directo la ofrece al-Za, Al-umal, pp. 312-331.

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    7. La concepcin del tiempo de Ibn al-Sd Es de esperar que lo anterior nos haya ayudado a reconstruir un aspecto importante de la gramtica tal como se elaboraba en al-Andalus almorvide, y, desde luego, un destacado captulo de la descripcin del rabe por Ibn al-Sd. Ahora bien, se hace necesario en este punto que confrontemos lo que acabamos de ver, el tratamiento gramatical del tiempo con los otros abordajes del mismo problema que encontramos en la obra conservada de Ibn al-Sd. En primer lugar, es necesario recordar que ste, al igual que la mayora de los expertos medievales en potica rabe, se interes por la llamada querella de los antiguos y modernos. Del asunto, que ya hemos tratado en otro lugar58 con detalle, nos importa retener solamente que nuestro sabio mantuvo en toda su obra la postura ms favorable a los modernos, siempre dentro de los presupuestos aceptados entre los sabios tradicionales de la palabra, ms dispuestos a primar lo antiguo u original. Por otro lado, y aun en el marco de la potica, en concreto, de la teora de la imitacin, es caracterstica de Ibn al-Sd su alta valoracin de lo que l mismo llama fecundacin (tawld), concepto59 en el que es difcil no encontrar resonancias de la plasmacin literaria de los logi spermatiki de los estoicos; teora segn la cual los modernos tienen siempre la posibilidad, si no de ser originales, s de ir mejorando sustancialmente lo ya encontrado. Podemos, pues, concluir, en este recuento apresurado, que Ibn al-Sd muestra, en potica, bien a las claras su optimismo intelectual y su confianza en la labor de personas temporalmente alejadas del acto fundacional del islam por la revelacin cornica60. Ello, a pesar de que, como la generalidad de los gramticos y estudiosos del lxico, entenda que la lengua rabe de la poesa arcaica y el Corn se vio sometida a un proceso de corrupcin (fasd) que precipit la mezcla cultural de los rabes con otros pueblos a raz de la expansin islmica61. Por otro lado, hay que recordar62 que Ibn al-Sd se ocup del tiempo al tratar la datacin de documentos y escribir lo siguiente63:

    Hay dos clases de datacin: la solar, que depende de la rotacin del sol, y la lunar, que depende de la rotacin de la luna [...]. La datacin de los rabes puros (arab) dependa de la rotacin de la luna, y es la que tiene vigencia entre los alfaques. Adems, los rabes se servan, para datar, de hechos y acontecimientos conocidos, como pudieran ser la sequa o la abundancia, el asesinato o la muerte de un personaje ilustre [...]. As, hablaban del Ao del Elefante (mu l-fl) o de la Violacin de la Tregua (mu l-fir) o de la Construccin de al-Kaba. El Apstol de Dios, a quien ste bendiga y salve, naci en el Ao del Elefante. Y desde el Ao del Elefante al de la Violacin de la Tregua transcurrieron veinte aos (sana).

    58 S. Pea, Maarr segn Baalyaws, pp. 28 y ss. 59 S. Pea, Maarr segn Baalyaws, p. 46, especialmente. 60 Sobre todo esto, vase S. Pea, El corpus de los lingistas, y Hermenutica y gramtica bajo los almohades: Ibn Jarf y los testimonios tardos, Al-Qanara XXVI (2005), 353-362. 61 Salvador Pea Martn, Corn, palabra y verdad: Ibn al-Sd y el humnaismo en al-Andalus, en preparacin. 62 Resumo aqu lo dicho en M. Vega Martn y S. Pea Martn, Alternancias epigrficas, pp. 303 y ss. 63 Ibn al-Sd al-Baalyaws, Al-Iqtib, vol. I, p. 196.

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    Apoya as nuestro sabio el que, como comenz a hacerse en su poca, para referirse a los aos lunares, los propios del calendario islmico, se empleara el trmino m, en tanto que deba reservarse el de sana para los aos solares, es decir, los que coinciden con los ciclos naturales de la agricultura, etc. Esto parecera situarnos en el terreno de una distincin entre tiempo litrgico y tiempo profano, similar a la expuesta por M. Eliade a la que ms arriba hemos aludido64. Y todo lo anterior podra llevarnos a pensar que en la obra atribuida a Ibn al-Sd o, por mejor decir, en el ambiente en que se mova, las elites intelectuales de los udab de los perodos taifa y almorvide, convivan cuatro acercamientos a la nocin de tiempo:

    a) el tiempo cclico propio de ciertas metafsicas (neoplatnicas, estoicas, o confluyentes con ellas), tal como aparece en la cosmologa expuesta en el Kitb al-padiq (El libro de los cercos, segn la traduccin de M. Asn Palacios) al tratar del crculo ideal del cosmos65, as como el tiempo metafsico que corresponde tambin a la visin de telogos y filsofos y al que Ibn al-Sd se refiere, como hemos visto ms arriba, como el tiempo en sentido tcnico, no popular;

    b) el tiempo sagrado del calendario islmico, representado por la palabra (m) que los alfaques contemporneos de Ibn al-Sd y posteriores decidieron reservar para hablar del ao islmico66;

    c) el tiempo natural o fsico, que coincide con la vivencia de las personas, es decir, no el que responde a tratamientos metafsicos o sacralizadores, y donde, como hemos visto, Ibn al-Sd sita el presente como lo nico realmente existente, y que da lugar al tiempo histrico, concebido tambin de modo naturalista, pues admite nociones como las de corrupcin y fecundacin, y

    d) el tiempo gramatical, es decir, el representado por las expresiones lingsticas, y en torno al cual se desarrolla la discusin acerca de la existencia de dos o tres tiempos verbales de la que nos hemos ocupado.

    Es cierto que numerosas corrientes del pensamiento islmico tradicional admiten que un mismo objeto se aborde desde diferentes niveles de interpretacin, en una aplicacin de las jerarquas propias del pensamiento tradicional. Y ello, en virtud de que se reconocen grados de existencia de las cosas y asimismo grados de profundizacin a los que puede acceder el intrprete. De lo primero da prueba el coranlogo al-Zarka (794/1391-2), al escribir67:

    Una cosa (ay) tiene cuatro grados de existencia: el primero es su

    existencia real en s misma, y el segundo es su imagen mental, y estos dos grados son iguales en todos los pueblos; el tercero es la palabra que designa a la imagen mental y exterior, y el cuarto, la representacin escrita de la palabra,

    64 Lo sagrado y lo profano, pp. 53 y ss.; y ver, asimismo, Henry Corbin, Tiempo cclico y gnosis ismail, trad. Mara Tabuyo y Agustn Lpez, Madrid, 2003, y Mircea Eliade, Mito y realidad, trad. Luis Gil, Madrid, 1981, pp. 81 y ss., especialmente. 65 M. Asn Palacios, Ibn al-Sd de Badajoz, pp. 56 y ss. 66 Sobre este asunto, vase el trabajo de Maribel Fierro, La falsificacin de la historia: al-Yasa b. pazm y su Kitb al-Mugrib, Al-Qanara XVI (1995), pp. 15-38. 67 Badr al-Dn Muammad ibn Abd Allh al-Zarka, Al-Burhn f ulm al-Qurn, ed. Muammad Ab l-Fal Ibrhm, Beirut, 19803, vol. I, p. 377.

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    siendo estos ltimos grados los que varan con la diversidad de las lenguas, rabe, persa, etc., y la diversidad de escrituras, rabe, persa, hind, etc.

    Y de lo segundo, desde el campo de la mstica, al-Nr al-Bagdd (m. ca. 295/907), quien comienza uno de sus escritos68 precisamente con un razonamiento acerca de las capacidades hermenuticas de la persona, cuando afirma (en la versin de L. Lpez-Baralt69) que

    Dios enaltecido sea dio al corazn cuatro nombres: pecho [adr], corazn [qalb], corazn profundo [fud], y corazn recndito [lubb].

    Y sita en cada uno de ellos una capacidad humana hacia el conocimiento trascendente: en el pecho la sumisin, en el corazn la fe, en el corazn profundo la gnosis y en el corazn recndito la proclamacin de la unidad de Dios. Con todo, es necesario reconocer que cuesta mucho conciliar las ideas acerca del tiempo que Ibn al-Sd asume como propias en sus obras lingsticas y filolgicas, de una parte, con la exposicin de la cosmologa cclica que encontramos en el opsculo que estudi M. Asn Palacios. Tal vez la solucin se halle simplemente en las palabras con que el autor del opsculo en cuestin, Ibn al-Sd al parecer, abre ste, y con las cuales presenta su escrito, justificndolo en una peticin de un annimo discpulo o consultor, que le ha preguntado sobre el sentido que tienen las siguientes tesis de los filsofos (segn la versin de M. Asn Palacios)70. Podramos, pues, pensar que ah el sabio andalus est exponiendo unas ideas que conoce, pero que no tiene por qu compartir necesariamente? O bien hemos de concluir que Ibn al-Sd escribi desde dos grados hermenuticos distintos, uno para sus millares de pginas como fillogo y gramtico, y otros para la treintena del llamado Kitb al-padiq? O bien ser necesario pensar que Ibn al-Sd sufri un cambio trascendente en su sistema de ideas71, una suerte de conversin que lo llev desde el racionalismo realista de su posicin como fillogo a los terrenos donde confluyeron la gnosis y la metafsica de su opsculo filosfico? ste, por otro lado, comienza con el siguiente deseo dirigido al que realiz la consulta (de nuevo en la versin de M. Asn Palacios72):

    [...] declrete Dios las cosas ocultas, presrvete de las dudas y aydete con la luz del entendimiento que disipe de tu vista interior las tinieblas de la ignorancia, a fin de que veas con el ojo del corazn las categoras de los inteligibles, como viste con el ojo de tu cuerpo las categoras de los sensibles! [...]

    Estas palabras justifican, desde luego, que se atribuya al autor del opsculo una posicin cercana al neoplatonismo. Estamos en la va que conduce a la clebre proclamacin de

    68 Ab l-pasan al-Nr de Bagdad, Moradas de los corazones, trad. Luce Lpez-Baralt, Madrid, 1999, p. 81. 69 De quien es la informacin contenida entre corchetes en la cita. 70 M. Asn Palacios, Ibn al-Sd de Badajoz, p. 99. 71 Que habra sido semejante al cambio experimentado por Ibn Rud, segn me hace ver Delfina Serrano (comunicacin personal, julio de 2004). 72 M. Asn Palacios, Ibn al-Sd de Badajoz, p. 99.

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    Porfirio: latet omne verum (la verdad toda est oculta), si bien en las palabras recogidas se admite el acceso a la verdad por medio del ojo del corazn, para el cual se emplea el trmino lubb, esto es, el grado ms profundo de la penetracin gnstica en al-Nr, y que L. Lpez-Baralt traduca como corazn recndito. Con estos datos por delante, y a la espera de nuevas profundizaciones en la obra lingstica y filolgica de Ibn al-Sd, as como en las concepciones del tiempo mantenidas por los sabios andaluses de la poca, slo nos quedan las siguientes posibilidades:

    a) poner en duda la atribucin del opsculo (el Kitb al-padiq) a Ibn al-Sd; b) admitir la atribucin a ste del opsculo y concluir que Ibn al-Sd desarroll,

    alternativa o simultneamente, una obra esotrica como metafsico, y otra exotrica como lingista, o bien,

    c) admitir la autora del opsculo, concluir que en la labor de conciliacin entre diversas formas de conocimiento que se le suele atribuir al sabio de Silves-Badajoz, estuvo tambin la ardua labor de integrar lo esotrico con lo exotrico a travs precisamente del mundo intermedio, digmoslo as, que el lenguaje ofrece; posibilidad esta a la que aqu apenas hemos aludido y para la cual la obra de Ibn al-Sd ofrece un buen corpus: sus obras de lxico, que apenas han sido estudiadas, y

    d) admitir la autora, y considerar a Ibn al-Sd un mero compilador de ideas que estaban en su ambiente, casaran o no unas con otras, lo cual hemos de reconocer que resulta difcil de aceptar.

    Lamentablemente, en nuestro estado actual de conocimientos es difcil dar una respuesta definitiva.

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