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Grandes Artistas José Basso Contemporáneos Chilenos

Grandes Artistas - veronicawaissbluth.files.wordpress.com · armonía y la marcada soledad. El resultado de su investigación plástica se objetiva en la invención de una iconografía

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Grandes Artistas

José BassoContemporáneos Chilenos

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Grandes Artistas

José BassoContemporáneos Chilenos

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Sitio Artistas Plásticos Chilenos, Biblioteca Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile.

Portada

El Eterno Horizonte45 x 60 cm / Óleo sobre tela / 2004

ContraportadaPaisaje Romántico40 x 50 cm / Óleo sobre tela / 2008

Edición General Cecilia PalmaDirección y Producción Cecilia PalmaPrólogo Gaspar Galaz C.Textos Verónica WaissbluthDiseño y Diagramación Trinidad Correa, Macarena Reyes

Fotografía Claudia Henríquez J.

Coordinación Editorial Lorena SánchezImpresión RR Donnelleywww.galeriaceciliapalma.cl

ISBN 978-956-8781-14-9

c Registro Propiedad Intelectual Nº 215.766Santiago, Chile. Derechos Reservados Prohibida su reproducción total o parcial

Número de ejemplares 9.537 Primera edición, mayo 2012

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Índice

Prólogo 6Inicios 8Gráfica 16Pintura 26Escultura 52 Biografía 60

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La extensa obra de Basso tiene un punto de partida polémico con “Cinta de Chile” (1973), donde realiza un trabajo geométrico a partir de cintas pintadas que van siguiendo distintos caminos o ritmos. Rompe, ya en aquella época, con el concepto de cuadro, en el cual acentúa cómo la estructura interna de la pintura —de las cintas pintadas— va estructurando y organizando el cuerpo definitivo de la obra.Destaco dos obras que van a confirmar lo dicho. “La Identidad”, “3 Norte” y “3 Poniente”, ambas del 2003, donde el cuadro, en tanto objeto, asume la forma de una casa. Basso se encargará de trabajar las luces y las sombras para proponer la ilusión de volumen. Al interior de esa casa-cuadro pinta fragmentos de casas: casas dentro de la casa o casas al interior del arte, entendidas como recinto propio de la pintura. Basso está atento al ritmo que le va proporcionando su imaginación, pero sobre todo a la investigación sobre la iconografía a utilizar : fragmentos de realidad, imágenes que surgen del inconsciente, pero más que nada del paisaje, tanto de los valles interiores como ahora del paisaje marítimo.Su orientación estética tiene como temática central el silencio, la quietud, la detención del tiempo. Su propuesta apunta a objetivar ya no sólo el paisaje como género central de su obra, sino todo aquello que el paisaje natural nunca ha tenido. En otras palabras, propone un imaginario paralelo al referente, propone desde la construcción pictórica otro “paisaje”: uno mental.En su propuesta percibimos la tenacidad, la precisión en la manera de resolver el tema mental del paisaje, la forma de trabajar exhaustivamente el dominio cromático, que finalmente es el nudo central de su obra.Trabaja en franjas paralelas, generando una delimitación, donde destaca la línea del horizonte, señalando su horizontalidad para definir dónde esta la división de los dos mundos: la tierra y el universo.Basso profundizará la relevancia de sus franjas y en cada una de ellas va asumiendo una luz y una sombra distinta, donde se van organizando los colores para construir

el concepto de “distancia” y “lejanía”. Todo en grandes formatos, acentuando así la presencia de lo pictórico. Esta construcción casi matemática es una parte importante en su construcción pictórica. Esto lleva al espectador a asumir el concepto de compresión de la realidad. Una realidad sintetizada que habla del total, de un mundo exterior, que en la obra de Basso se convierte en una memorización o “asimilación” de lo que ha procesado desde muy joven. El concepto de síntesis, ese esfuerzo por llegar a expresar con los elementos mínimos la complejidad y lo inalcanzable del mundo fenoménico. No construye sus paisajes con puntos de fuga, ya que en su obra prácticamente eso no existe. Está suplantado por planos a través de los cuales organiza rigurosamente la espacialidad de su obra.En toda esta estructura pictórica geometrizada destacan otros elementos: la casa, el árbol, los cuales conforman, cada uno en su momento, el punto hacia el cual el ojo del espectador viaja. Estos elementos, sobre

Prólogo

Silencio, equiliBrio y AuSenciA

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todo las casas, están siempre en el horizonte; remarcándolo. Visto así, estos galpones se convierten en el punto de atención del espectador, ya que ahí está la “residencia” de los permanentemente ausentes en la obra de paisajes del artista: el ser humano. Esto lo veo como ineludible; es decir, mientras más miramos sus obras, la marcada ausencia del ser humano se convierte, tal vez, en la trama oculta de sus paisajes. De ahí el silencio, de ahí la melancolía en esos paisajes llenos de luz, sombras, amarillos y días de verano, donde el otro personaje, el árbol, se va convirtiendo lentamente en el otro, en el sustituto, en la cita del ser humano.Las casas, e incluso los árboles, construyen estos paisajes de increíbles distancias, generando espacios de una enorme densidad presencial, ya que hay una estructura fáctica dada por el color y por la manera en que organiza los elementos centrales de toda su obra, es decir, los planos estructurantes.Sus últimas obras son también de gran formato y llegan prácticamente a la

abstracción, a privilegiar la luminosidad u oscuridad del mar en la mitad horizontal del cuadro. La otra mitad es el cielo, cuya presencia pictórica está dada por una aguda planitud de lo pintado: en el medio hay una pequeña franja que puede ser la luz del sol cuando sale entre las nubes en el ocaso.El paisaje marino sustituye el árbol y la casa por un barco en el límite del horizonte, lejano, pequeño; pareciese ser el punto de referencia; es decir, una vez más el artista pone una imagen para que definitivamente el cuadro en su totalidad se convierta en un paisaje. Lo cierto es que la obra de Basso es compleja, aparentemente sencilla, muy clara y precisa en su organización; sin embargo, esos mismos elementos son los que van construyendo las metáforas de las cuales habla su producción: el silencio, el inquietante equilibrio, la armonía y la marcada soledad. El resultado de su investigación plástica se objetiva en la invención de una iconografía que, partiendo desde el mundo fenoménico, lo transforma

en ese momento intermedio entre el cuadro naturalista y la abstracción absoluta. Su pintura se mueve en ese mundo particular, donde la naturaleza es solamente un concepto que habita la pintura. Su esfuerzo es construir una pintura que hable también de sí misma.Deja instalada la pregunta en torno a la representación, ya que su trabajo sistemáticamente la niega: suprime el naturalismo representacional y va con su proceso, a capturar la esencia de lo fenoménico a partir de la síntesis. Sus paisajes nada tienen que ver con los paisajes, tienen que ver en cómo el espectador se compromete con las preguntas por los límites de lo presentado como ficción: como pintura. En la relación obra/espectador, como posibilidad que tiene este último de acceder a las interrogantes que emanan de la obra: el obsesivo equilibrio y el silencio existencial.

Gaspar Galaz C.

Cinta de Chile / Tríptico100 x 300 cm / Óleo sobre madera / 1973

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lA unión de loS exilioS

Los primeros años de José Basso están marcados por la pena y el destierro. Quizás por eso su pintura proyecta un poco de tristeza, aunque las emociones están contenidas por el rigor de las formas y la suavidad de los colores. Él mismo, por lo demás, es llano y afable, y relata aquellos años sin dramatismo alguno. Tanto su padre como su madre –quienes se conocieron en 1939 en Valparaíso– venían al exilio; él, desde Italia, huyendo de la guerra, y ella de Chillán, luego de perderlo todo en

el terremoto. El padre murió muy joven, y la madre quedó sola después de que todos los miembros de la familia paterna regresaron a Italia. “Me acuerdo de haberlos despedido en el puerto. Ellos me hubiesen llevado, pero mi madre no quería separarse de mí”. Sin embargo, no podía mantenerlo, y tuvo que enviarlo durante un tiempo a un internado de monjas al lado de la Iglesia de La Matriz, en Valparaíso. La vida allí era dura, porque las monjas no eran muy amables. Su mayor placer era dibujar,

pero la estricta rutina le permitía hacerlo sólo de vez en cuando.Aquel período, sin embargo, sólo duró un tiempo. Al cabo de unos meses, la madre pudo sacarlo del internado y José volvió a vivir con ella. Algunos años después, en la época del liceo, aprendió a tocar la batería, y comenzó una actividad musical que continúa desarrollándose. Muchos en aquella época ambicionaban tener una banda de rock, y él se retiró del colegio para tocar profesionalmente con su grupo. Pero el conjunto se disolvió y el

Imagen Interior / Tríptico 162 x 309 cm / Óleo sobre tela / 1976

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Pintura en el PaisajeEsta fotografía documental registra una vista de la Instalación “Pintura en el Paisaje”, 1977. 175 pinturas al óleo emplazadas sobre la arena en playas de Viña del Mar. Dimensiones variables.

Pintura en el PaisajeLa fotografía muestra algunas pinturas al óleo que formaban parte de la instalación “Pintura en el Paisaje”, realizada en las playas de Viña del Mar en 1977.

joven Basso, desencantado, retomó con nueva voluntad su antigua afición por el dibujo y la pintura, que había quedado relativamente postergada por algunos años. Cerca de su casa estaba la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, y decidió matricularse para iniciar así sus primeros estudios formales de pintura. No pasaba aún por su mente la idea de ser artista plástico, y entró incluso con cierta inseguridad, pues imaginaba que desmerecería frente al talento y al conocimiento que supuestamente tendrían sus compañeros.

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Para su sorpresa, sin embargo, la profesora lo distinguió como el mejor. Pero fueron las clases de historia del arte, que impartía Romolo Trebbi, las que lo motivaron a terminar sus humanidades para poder ingresar a la universidad.Así lo hizo, y entró a estudiar Arte en la Universidad de Chile de

Variaciones sobre Monet / Nenúfares240 x 180 cm / Óleo sobre tela, 6 paneles / 1978

Valparaíso, donde disfrutaba de las clases de filosofía y el nuevo ambiente cultural del que estaba rodeado. Seguía siendo uno de los mejores, y eso, más los nuevos conocimientos, lo hicieron pensar por primera vez en dedicarse profesionalmente al arte. Aunque en aquella época no consideraba posible vivir de la pintura, el arte para Basso era ineludible. “¡Yo no servía para nada más! Me encerraba día y noche a pintar”. En aquella época conoció al ahora mítico escritor Juan Luis Martínez, su gran amigo durante años. Sostenían larguísimas conversaciones sobre arte, que comenzaban en el taller y continuaban luego en el café Samoiedo. Trabajaban

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Variaciones sobre Monet / Catedrales240 x 180 cm / Óleo sobre tela, 6 paneles / 1978

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Radiofoto / Colección Cámara de Diputados120 x 190 cm / Óleo sobre tela / 1980

con enorme convencimiento, creyendo sin embargo que su obra no tendría destino. Pero a principios de los 80, Basso comenzó a destacarse a través de importantes reconocimientos, uno de los cuales fue una beca del gobierno francés.Partió a Europa, y en Roma una tarde se le confirmó que su vida estaba claramente en el arte. “Lo recuerdo nítidamente: perdido en un barrio antiguo de Roma, de pronto supe que tenía que dejar a un lado mi absurda timidez y asumir definitivamente que mi destino era ser artista”. A partir de entonces Basso ha tenido una trayectoria tan continua como variada, que se caracteriza por la limpidez formal y por la búsqueda incansable de perfección y belleza.

17Radiofoto, El Dolor / Detalle165 x 300 cm / Óleo sobre tela / 1981

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La obra de José Basso se ha movido siempre por distintas técnicas, aunque sus temáticas vuelven a aparecer cada tanto. La cordillera, por ejemplo, está siempre presente, y la ha mostrado en pinturas, dibujos y fotografías; su relieve y su grandeza, sin personas ni detalles anecdóticos. En 1980, por ejemplo, realizó un singular trabajo con aerografía, utilizando una plantilla con el relieve cordillerano, con el cual ganó el Primer Premio del Concurso Centenario del Museo Nacional de Bellas Artes (Págs. 20 y 21).

Retrato de Dama86 x 63 cm / Dibujo y técnicas gráficas sobre papel / 1974

Retrato de Dama II86 x 63 cm / Dibujo y técnicas gráficas sobre papel / 1974

La Edad de la Esperanza77 x 54 cm / Dibujo y técnicas gráficas sobre papel / 1975

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La obra pertenece a la colección del Museo, como también es del Museo la serie “Proyección Sentimental” (Págs. 22 y 23), realizada en fotografía, acerca de la misma temática. Este último trabajo consistía en varias imágenes con un marco blanco al medio. Pero no era un marco real, sino un área blanca de la misma fotografía, que se formaba al cubrirla con tiras de papel negro durante la exposición en el laboratorio.A él le atraen las dificultades técnicas como ésa, de simular un marco en mitad de una fotografía. Desafían su afán de perfección y lo obligan a ser más minucioso y prolijo cada vez, como si fuese un joyero con diminutas piedras preciosas.

Aerografía / Paisaje / Colección Museo Nacional de Bellas Artes77 x 110 cm / Pintura al duco sobre papel P/A/ 1980

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A Basso le gusta la idea del antiguo orfebre; del artesano que trabaja poco a poco sus piezas. Por ese mismo interés en los pequeños fragmentos de un todo es que muchas veces emplazaba marcos al interior de sus obras, fijando la mirada en un pequeño punto del espacio. De ahí el rectángulo blanco en “Proyección Sentimental”, y su inclinación a incluir muchos cuadros dentro de otros en su célebre serie “Gráfica Negra”, de los años 70 (Págs. 17, 18 , 19). Estas últimas obras estaban compuestas de varios dibujos, fotografías, grabados, e incluso fotocopias, construidas por capas sobre una superficie negra y enmarcadas por delgadas líneas blancas. Tal como en “Proyección Sentimental”, los marcos eran simulados, porque no estaban puestos alrededor de la imagen, sino que eran cortes finísimos practicados en cada una de las capas. Al realizar

esos cortes, quedaban surcos o encajes por donde se veía el papel blanco puesto en la capa inferior. La metodología era similar a la que utilizaban los ilustradores publicitarios de la época, que pasaban horas pegando imágenes realizadas en todo tipo de técnicas gráficas para confeccionar los “originales” de los afiches.

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Proyección Sentimental / Colección Museo Nacional de Bellas Artes86 x 65 cm cada uno / Fotograma / 1980Vista de la Instalación, Bienal de Gráfica Universidad Católica. Museo Nacional de Bellas Artes, Fotografía tomada en 1980

Proyección Sentimental / Colección Museo Nacional de Bellas Artes86 x 65 cm / Fotograma / 1980

Basso quería imprimir esas obras como afiches para ser puestos en la calle. Pero una vez enmarcadas –por un amigo, ex compañero de colegio que trabajaba con destreza el aluminio y que colaboró con él enmarcando toda su obra de esa época–, comenzó a mostrarlas en Santiago. Y para su satisfacción, tuvieron un enorme éxito. La prensa hablaba de la “Gráfica Negra”, destacando su pulcritud, por una parte, y su denuncia implacable, por otra.

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En el caso de ellos, no importaba que el pegoteo fuese disparejo, porque las imperfecciones desaparecían cuando el afiche estaba ya impreso. Pero tratándose de Basso, la prolijidad que exigía su sistema era un aliciente más para realizar aquellas obras de manera impecable. En las imágenes de la “Gráfica Negra”, Basso se refería indirectamente a la situación política del país. Siempre había en ellas celdas o rejas, y rostros de mujer retratados con estética publicitaria: el aprisionamiento por una parte, el consumo y la propaganda por otra.

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De la Serie Figuras en la Oscuridad I62 x 82 cm / Técnicas mixtas sobre papel / 1986

De la Serie Figuras en la Oscuridad III62 x 82 cm / Técnicas mixtas sobre papel / 1986

De la Serie Figuras en la Oscuridad II62 x 82 cm / Técnicas mixtas sobre papel / 1986

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Figuras en la Oscuridad110 x 77 cm / Técnicas mixtas sobre papel / 1986

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A través del tiempo, la pintura de José Basso ha sufrido modificaciones totales y absolutas; ha pintado la figura humana, cuadros abstractos, radiofotos y escenas de su niñez. Pero hay un elemento que no cambia nunca: el afán perfeccionista en sus obras, que lo lleva a realizar pinturas meditativas, silenciosas y reconcentradas, en las cuales cada uno de los detalles es de la máxima importancia. Trabaja de noche, acompañado sólo con música de jazz; sin nada que lo distraiga. Va lento y trozo por trozo, y a veces unos pocos centímetros pueden tomarle horas infinitas.Pero lo suyo no es sólo un ejercicio; no es que la perfección le interese simplemente por maniático, ni que intente hacer únicamente cuadros bonitos; muy por el contrario, lo de él ha tenido siempre un trasfondo ético, denunciando las injusticias, por una parte, y persiguiendo la bondad de la belleza, por otra. “Verdad y bondad son componentes esenciales de la belleza. El arte está atravesado por muchas disciplinas, como la filosofía, la religión, la ciencia y la política, aunque ejerciendo lo que le es propio y específico: la belleza”.La prolijidad de su trabajo se hizo evidente desde el comienzo. Cuando se inició en la pintura, a principios de los 70, el ambiente artístico chileno atravesaba por un período de profundos cuestionamientos, pues se empezaba a agotar el “arte comprometido” al que numerosos creadores se habían plegado para apoyar a la Unidad Popular.

La Cruz Blanca de este Paisaje de Espinas / Díptico150 x 200 cm / Acrílico y Óleo sobre tela / 1987

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Las preguntas que se hacía Basso entonces eran: ¿Cómo hacer arte sin caer en la pintura ilustrativa? ¿Cómo pintar para toda la gente, y no solamente para las elites? ¿Cómo seguir trabajando con el pincel y los colores sin desentenderse de los problemas que ocurrían alrededor? ¿Cómo crear cuadros bellos y que reflejaran a la vez la situación social y política?Tanto por el contexto de aquel momento como por su lejana geografía y por lo precario de las comunicaciones, había en Chile poco acceso a publicaciones internacionales de arte –y menos acceso aún en Valparaíso y Viña, donde José Basso ha vivido y trabajado siempre–. Las revistas se pasaban de mano en mano como hueso de santo por ciertos lugares escogidos, y hojeando una de ellas, se topó un día con las obras del pintor norteamericano Frank Stella. A pesar de ser abstracto, Stella realizaba obras más cercanas y envolventes que las de otros artistas del hard edge (borde duro, en castellano), una tendencia que había nacido en Nueva York. Con aquella y otras propuestas como fuente de inspiración, Basso creó pinturas con franjas de distintos matices que “salían”

Sólo de Blancura se vio tu País II / Colección Museo de la Solidaridad Salvador Allende196 x 156 cm / Óleo sobre tela / 1991

La Hora del Té81 x 110 cm / Óleo y acrílico sobre tela / 1991

del cuadro y que entraban al del lado. Como “Cinta de Chile” (Págs. 7 y 9), 1973, o “Día y noche”, 1973, que eran cuidadosas composiciones de inesperados colores y delicada geometría. De hecho, su trabajo pictórico mantiene aquellas características hasta el día de hoy, pese a los cambios permanentes que ha experimentado.Tal como sus trabajos actuales, aquellas primeras pinturas recuperaban el oficio y una aplicación minuciosa del pigmento, como la de los maestros de la pintura clásica.

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Sólo de Blancura se vio tu País II / Colección Museo de la Solidaridad Salvador Allende

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Ocho Tiros al Amanecer / Tríptico, panel 1196 x 156 cm cada uno / Óleo sobre tela / 1991

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Ocho Tiros al Amanecer / Tríptico, panel 3 / Colección Museo de Artes Visuales196 x 156 cm cada uno / Óleo sobre tela / 1991

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Composición Elemental50 x 40 cm / Óleo sobre tela / 1997

En las Puertas del Bosque72 x 100 cm / Óleo sobre tela / 1996

En el mundo, además, se seguía insistiendo en la “muerte de la pintura”, que continuó su curso con el “arte procesual”, en el cual, precisamente, importaba más el proceso de construcción de la obra que ésta en sí misma. De allí surgieron las “acciones de arte”, las “instalaciones” y las “performances”, cuyo registro en video o reflexión escrita sustituyó a la obra propiamente tal. Más de diez años después en Chile, la llamada “Escena de Avanzada” adoptó aquellas tendencias, y comenzó a llevar a cabo “acciones de arte”.

Éstas, además, servían aquí para un propósito adicional, pues se había ya producido el Golpe Militar, y aquellas manifestaciones artísticas permitían referirse a la situación del país en un lenguaje metafórico e indirecto que eludía la censura. El problema para Basso es que él valoraba la pintura; no creía para nada que ésta estuviese muerta, ni caduca, ni desaparecida. Deseaba continuar con su práctica, pues valoraba la búsqueda de la belleza a través de la opulencia expresiva de la pintura y de la especificidad de su lenguaje. Quería, como él lo ha dicho, “aferrarse a un

instrumento con historia”. Por otro lado, concordaba con la necesidad de denunciar la situación política a través del arte. Influían sobre él en esa época los postulados del grupo “Soporte Superficie”, nacido en Francia en ese mismo tiempo. Tal como Basso, también sus integrantes se oponían a la idea de que la pintura en el arte hubiese desaparecido –que hubiese sido desplazada por el video, la fotografía o el texto–; para el grupo, lo esencial era la pintura: la tela y los pigmentos. Basso continuó en ese camino realizando obras con

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Tres Espinos85 x 115 cm / Óleo sobre tela / 1999

La Noche60 x 50 cm / Óleo sobre tela / 2000

Una Luz en la Niebla81 x 100 cm / Óleo sobre tela / 1998

pequeños toques de color aplicados uno por uno cuidadosamente; una especie de puntillismo impresionista amplificado. Lo trabajaba en una serie de telas individuales que, puestas en conjunto, armaban una imagen basada en las series de Monet; de hecho, las tituló “Variaciones sobre Monet” (Págs. 12 y 13), porque dicho artista había pintado la misma escena en distintos momentos del día, lo que a Basso le parecía lo más cercano al “arte procesual” que podía llevarse a cabo a fines del siglo XIX. Tal como un mosaico bizantino, o un vitral gótico; como pasar las cuentas del rosario, o cantar una letanía, o incluso como pronunciar un “mantra” oriental, él se imaginaba que cada una de esas pinceladas era un fragmento detrás del cual él podía ocultar su identidad, transformándose en un artista anónimo tal como lo eran los pintores medievales. Lo que él quería era pasar lo más inadvertido posible: nada de expresar sus sentimientos en la obra, sino, al contrario, que su personalidad desapareciera detrás de aquellas pinceladas; nada de volcar sus emociones en los colores, sino citar la obra de artistas emblemáticos en otro tiempo y lugar –en este caso, de Monet–: lo importante aquí sería la superficie de la obra, y sólo eso: no habría imágenes ni un estilo por los cuales pudiese ser identificado; su personalidad quedaría oculta por el cuadro, para que el público percibiera sólo la trama de la pintura.

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Nube Púrpura76 x 102 cm / Óleo sobre tela / 2002

Niebla Púrpura76 x 102 cm / Óleo sobre tela / 2002

En sus obras siguientes empleó imágenes de prensa conocidas en ese entonces como “radiofotos”, que se transmitían “punto por punto”, lo que les otorgaba un insospechado aspecto pictórico. Seducido por ese aspecto, seleccionó las que más lo impresionaron por su importancia y coherencia con su obra, y las reprodujo con óleo y pincel. Una de las más célebres fue la dramática fotografía del Papa Juan Pablo II después de su atentado, que apareció en la portada de la revista Newsweek. Él la convirtió en una pintura de grandes dimensiones (Pág. 15), y, paradójicamente, aquella pintura fue publicada como ilustración de un artículo acerca de su obra. Es decir, la imagen que él sacó de la prensa internacional regresaba a los diarios en forma de reportaje cultural.Después de aquellos trabajos pasó por diversas etapas, hasta que, a mediados de la década de los 80, con la serie “Figuras en la Oscuridad” (Págs. 24, 25 y 27), comenzó a desarrollar la temática de la casa que sigue investigando hasta hoy. Inspiradas en un ataque incendiario sufrido en esos años por dos jóvenes que protestaban contra el gobierno, las imágenes mostraban llamas, cruces, helicópteros y pequeñas formas ojivales. Estas últimas hacían las veces de ojos de los testigos, observando con temor lo que ocurría en el país.Aquellos ojos fueron aún más evidentes en la serie “Pinturas Blancas” (Págs. 30 y 31), que vino después, a principios de los 90. Se trataba de cuadros blancos que, sin embargo, eran muy coloridos cuando Basso los

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Homenaje Púrpura150 x 150 cm / Óleo sobre tela / 2004

empezaba, aunque posteriormente los fuera tapando de a poco con pigmento blanco. Con tantas capas, adquirían una textura gruesa como la de un antiguo muro; parecían paredes tapiadas, a la manera de los murales políticos de los 70 que fueron cubiertos con pintura blanca durante el gobierno militar. “Ahora, con el nuevo gobierno, en una época en que se esperaban cambios en la justicia, los acuerdos políticos ‘blanqueaban’ las denuncias de las injusticias ocurridas en los años anteriores”, explica él. “Eran superficies invadidas por una calma aparente, cubiertas por ojos flotando en el aire que nos recordaban a los ausentes”. Sobre el blanco, además de los ojos, aparecían cruces, manos, corazones y las

casas, entre otros símbolos. Algunas de dichas casas estaban en llamas y otras eran simplemente casas en su forma más austera, dibujadas esquemáticamente como imágenes de un logotipo o de un texto escolar ; la clásica figura de una casa, que para él simbolizaba una morada benefactora.

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Luna de Verano102 x 152 cm / Óleo sobre tela / 2004

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Paisaje con Campo Amarillo102 x 152 cm / Óleo sobre tela / 2005

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Paisaje con Niebla Vespertina102 x 152 cm / Óleo sobre tela / 2006

Paisaje con Espino Inclinado102 x 152 cm / Óleo sobre tela / 2007

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Paisaje Celeste con Tres Galpones102 x 152 cm / Óleo sobre tela / 2007

Tres Galpones y el Sol de la Tarde102 x 152 cm / Óleo sobre tela / 2008

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La Extraña Luz del Valle110 x 80 cm / Óleo sobre tela / 2009

Es casi seguro que cualquier paisaje con franjas horizontales (Págs. 46 y 47) y una casa en el medio ha sido pintado por él; aquella forma con techo de dos aguas se convirtió en una de las imágenes más características en la obra de Basso (Pág. 33), quien la escogió por su enorme carga simbólica. En primer lugar, la casa es una figura muy frecuente entre los pintores de todas las épocas, desde el medioevo y el Renacimiento hasta el modernismo. Giotto la pintó en el siglo XIV, y también lo hizo Carlo Carrà a principios del siglo XX. Además, la casa estaba presente en la pintura del Antiguo Egipto, e incluso se dice que el Arca de Noé se representa a veces con aquella forma. A través de la historia, por lo tanto, su forma se ha ido convirtiendo ya no en una edificación concreta, sino más bien en un símbolo del santuario y del refugio espiritual. Por eso mismo es tan simple y casi ingenua, ya que su objetivo no es destacar el virtuosismo del artista, sino hacer que su significado sea fácilmente comprensible. Específicamente para Basso, la casa representa la madre, la Patria y el refugio para la pintura dentro del arte. Por otro lado, sus casas no tienen ventanas ni puertas, por lo cual hablan también de asfixia y de encierro. Pero él no sólo ha pintado la figura de la casa, sino que también les ha dado aquella forma a los propios lienzos con sus bastidores. Las obras de la serie “La Identidad” (Págs. 58 y 59), por ejemplo –del año 2003–, mostraban las distintas residencias

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Paisaje con Cordillera110 x 80 cm / Óleo sobre tela / 2010

viñamarinas donde él había vivido durante su infancia. Sus colores recordaban los avisos publicitarios de los 60 y 70, y no tenían marco, pues todas seguían la forma característica de la construcción de dos aguas. La misma forma tenía el bastidor de la pintura del año 2000 con la imagen del Museo de Bellas Artes, cubierta de sombras que representaban manchas que “oscurecían” la actividad cultural nacional (Pág. 5). Y es que las manchas y la enfermedad aparecen cada tanto en su obra, pese a que ésta es limpia y despejada. En un momento, por ejemplo, usó sangre para pintar sus cuadros en forma de casa. “Mandaba las telas al matadero y después montaba las obras, con bastidores separados para el frente, los muros y el techo”. Utilizó sangre, pues, entre otras razones, ésta fue el primer pigmento empleado en la pintura, y también porque es símbolo de vida y de muerte. Aquellas casas con las distintas tonalidades del rojo que adquiría la sangre una vez seca podían ser también sudarios de martirios tanto personales como sociales. La sangre y las manchas son en su obra un recordatorio de la enfermedad y de la muerte. “Hasta hace algunos años no se hablaba públicamente de enfermedades como el cáncer, que era una especie de tabú”, dice. Por eso, sus autorretratos sobre la tierra boca abajo y de espaldas, en una especie de exorcismo de la enfermedad, son también como una entrega al paisaje de la naturaleza en celebración de la vida.

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Estrellas50 x 60 cm / Óleo sobre tela / 2011

Resplandor en la Noche51 x 61 cm / Óleo sobre tela / 2011

Nube Negra, El Mar / Colección Senado de la República180 x 240 cm / Óleo sobre tela / 2011

Es que, al igual que la casa, el paisaje es de crucial importancia para José Basso (Págs. 44 y 45). De hecho, su obra se desplazó desde un “paisaje social” de los comienzos, al paisaje rural que ha caracterizado gran parte de su producción artística desde los años 80. Él viajaba tan seguido de Valparaíso a Santiago, que al fin y al cabo, el campo y los cerros de Casablanca pasaron a ser un símbolo de su propio paisaje interior. Más aún, quiso salir a pintar al campo como lo hacían los artistas del siglo XIX, y llegó a pensar incluso en construir un taller móvil con el fin de trabajar bajo la lluvia. Esas pinturas, sin embargo, no retratan exactamente lo que sus ojos ven: son paisajes abstractos, compuestos por franjas, similares en cierto modo a las de sus primeras pinturas abstractas; es decir, bandas de color que los espectadores interpretan como paisajes sólo por la casa o el árbol que hay en ellos. Después de muchos años pintando aquellos abstractos paisajes rurales –y ya que nació en Viña del Mar–, volcó su mirada al océano Pacífico, trasladando el horizonte del campo hacia el horizonte marino. Empezó a pintar el mar en lugar de la pradera, y un barco en reemplazo de la casa y del árbol (Pág. 49). Y quizás haya recurrido a dicha imagen para buscar nuevamente sus orígenes; para encontrarse con su padre y su madre que se conocieron en el puerto, o para emprender el viaje familiar que no hizo cuando niño.

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Nube Negra178 x 198 cm / Óleo sobre tela / 2011

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Escultura

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el Arte en lA vidA

José Basso ha “puesto”, literalmente, pinturas en lugares que no son galerías de arte. “No es que yo haya querido introducir la vida al arte, sino al revés: lo que quería era llevar la pintura a la vida; es decir, una especie de land painting”. Así, por ejemplo, en la obra “Pintura en el Paisaje” (Pág. 11), de 1977, diseminó 175 “pinturas al óleo” en las playas de Viña del Mar.Eran, literalmente, telas blancas, azules y rojas sobre bastidores, que en conjunto con la arena formaban un “cuadro”. “No fue un acto tan sencillo, porque todavía estábamos con toque de queda, por lo cual instalar objetos en un lugar público revestía ciertos riesgos; pero mi propósito era convertir en superficie pictórica el propio ambiente donde las telas fueran puestas”.

Además de utilizar la figura de la casa en sus pinturas, ha realizado obras volumétricas con la misma imagen: estructuras de madera (bastidores vacíos) con forma de casa concebidas como relieves sobre el muro. Especial relevancia en el trabajo de Basso tiene la obra “Modelos de Perfección” (Págs. 53 y 54), que ocupó el hall central del Museo de Bellas Artes durante su celebrada exposición retrospectiva en 2011. La obra, que, precisamente, representa su deseo de perfección, fue expuesta por primera vez el año 2000 en el Centro de Extensión de la Universidad Católica. Se trata de cien esculturas con forma de casa, todas del mismo tamaño y exactamente iguales, construidas de madera revestida en oro y dispuestas en círculo –forma geométrica perfecta–: la casa como símbolo de

refugio y de lugar ceremonial, cubierta de oro –material considerado sacro a través de la historia–, y junto ellas, los cuadros pintados con sangre. “El hecho de ponerlas junto a las casas de oro redoblaba su simbolismo. El oro y la sangre han sido considerados sagrados en casi todas las civilizaciones”, indica. Otra de sus obras en el espacio consistió en una extensa superficie cubierta con plumas, encima de la cual instaló una casa y otras figuras geométricas de color azul. Se trataba de una instalación que era la representación de una “pintura tridimensional”. Las plumas aludían a la llamada “pincelada de pluma” en la pintura clásica. El trabajo se llamaba “Dos Moradas” (Pág. 55), 1987, y fue exhibido en la VIII Bienal Internacional de Valparaíso.

Modelos de Perfección / El Oro de esta Tierra (vista de la instalación en el MNBA)100 esculturas de 30 x 46 x 20 cm cada una / Madera recubierta con lámina de oro / 2000 / Dimensiones variables

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Dos Moradas / InstalaciónEl artista trabajando en el montaje de su instalación en la VIII Bienal Internacional de Valparaíso / 1987

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El Niño que yo era... / Instalación / Basada en un poema de J.L. Martínez9 pinturas de 33 x 27 cm cada una / Óleo sobre tela, Madera plexiglass, bronce / 2003

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Otra de sus obras con volumen es la instalación “El Niño que yo era” (Págs. 56 y 57), de 2003. Está compuesta por una serie de pequeñas telas sobre repisas de madera donde se intercalan retratos de su familia con la imagen de un árbol de espino; es decir, la familia emparentada con aquellos árboles. Por su colocación, cada conjunto de cuadros y repisas parece un altar, o bien recuerdan estantes con ánforas mortuorias. Sobre aquellos conjuntos, un texto de su amigo Juan Luis Martínez relativo a la infancia y al paso del tiempo. Y también del bosque nos habla la obra, a través de la madera de las repisas y de los árboles de espino, que recuerdan las espinas en la corona de Cristo.

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La Identidad 5 Oriente55 x 80 cm / Óleo sobre tela con forma / 2003

La Identidad 3 Poniente55 x 80 cm / Óleo sobre tela con forma / 2003

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La Identidad 3 Norte55 x 80 cm / Óleo sobre tela con forma / 2003

La Identidad 5 Norte55 x 80 cm / Óleo sobre tela con forma / 2003

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Biografía

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BiogrAFÍA

1949Nace en Viña del Mar. Cinco años después muere su padre, Giuseppe Basso, un inmigrante italiano llegado a Chile en 1939.

1963Recibe su primer platillo de batería como regalo, comenzando su interés por la música, que más tarde desarrollará como intérprete de jazz.

1968Muere su madre, Rosa Sáez. Al año siguiente nace Gino, su hijo mayor.

1970Ingresa a la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, convirtiéndose en alumno de la profesora Irma Arévalo –otrora discípula del pintor Arturo Gordon–, quien lo anima a perseverar en sus afanes artísticos.

1973Conoce al poeta Juan Luis Martínez. Comienza una estrecha amistad entre ambos.

1975Se inaugura su primera muestra individual en el Instituto Chileno Francés de Cultura de Valparaíso. Exhibe allí más de una veintena de pinturas, influidas por las tendencias de la plástica norteamericana de la época, a las que incorpora símbolos alusivos a la contingencia chilena. Ese mismo año obtiene el Premio de Pintura en la II Bienal Internacional de Arte de Valparaíso. Al año siguiente nace su segundo hijo, Ángel.

1977Es invitado a exponer en la Galería Imagen de Santiago. Muestra allí sus “Gráficas Negras”, que impactan en el ambiente local. Es entrevistado por numerosos medios de prensa.

1978Es convocado a participar en el Simposio Internacional de los Derechos Humanos, patrocinado por el Cardenal Arzobispo Raúl Silva Henríquez. Ese año presenta su exposición “Rompecabezas” en la Galería de Arte de la Compañía de Teléfonos. Allí muestra la obra “Pintura en el paisaje”, una instalación anteriormente realizada en playas de Viña del Mar.

1980Gana el Premio de Grabado en el Concurso Centenario del Museo Nacional de Bellas Artes. A dicho certamen siguen el Concurso de la Colocadora Nacional de Valores, la Bienal de Gráfica de la Universidad Católica y la Bienal Internacional de Arte de Valparaíso, y es invitado además al Primer Encuentro Arte-Industria. Al año siguiente recibe la Beca Amigos del Arte. Es invitado de Honor en la V Bienal Internacional de Arte de Valparaíso y obtiene un premio en el concurso Cordillera de Los Andes, Reencuentro con la Pintura, con su obra titulada “Fotografía de la Pintura Chilena”.

1982Obtiene una beca del gobierno francés para viajar a París. Se encuentra allí con José Balmes, y con Francisco Smythe en Florencia. Viaja además a la región de la Liguria, donde vuelve a ver a su familia

Viña del Mar 1950

José Esteban a los 4 años

Retrato de María-Gracia80 x 100 cm / Óleo sobre tela / 1999

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José Basso. “Con los Ojos Sumergidos en este Paisaje”. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, 2011. • “Pintura Chilena 200 Años”. Ricardo Bindis. Origo Ediciones, Santiago, 2006. • “Pintura en Chile 1950-2005”. Cecilia Valdés, Milan Ivelic, Gaspar Galaz. Catalonia Ediciones, Santiago, 2005. • “Paisajes. Artistas Chilenos 2001”. Ediciones Cecilia Palma Galería de Arte. Santiago, 2001. • “Artes Visuales”, 20 Años. Ernesto Saul. Ministerio de Educación, Santiago, 1991. • “20 Años de Pintura en Chile”. Waldemar Sommer. Ediciones El Mercurio, Santiago, 1995. • “Pintura en Chile”. Gaspar Galaz y Milan Ivelic. Ediciones Universidad Católica, Santiago,1981.

paterna. A su regreso, comienza a hacer clases en la Universidad de Playa Ancha, donde aún enseña el arte de la pintura.

1983Representa a Chile en la XVII Bienal de Sao Paulo junto a Francisco de la Puente, Tatiana Álamos y Ernesto Barreda. Es invitado permanente de bienales americanas como las de Puerto Rico y Maldonado, entre otras. Su obra viaja, formando parte de representaciones nacionales, por Europa, Asía y África. Le es concedido el Premio Regional de Arte Camilo Mori, por su contribución al desarrollo del Arte en la Región de Valparaíso.

1985Monta su taller en el Cerro Alegre de Valparaíso.

1988Fundación Andes publica una monografía de su obra escrita por Milan Ivelic.

1990Comienza su recorrido pictórico por el país, viajando y trabajando en regiones tan distantes como el Desierto de Atacama y Tierra del Fuego. Contrae matrimonio con la artista y fotógrafa Claudia Henríquez Johnson.

1991Por solicitud de Carmen Waugh, dona una obra al Museo de la Solidaridad Salvador Allende. Participa en la primera

etapa del proyecto multimedial Cuerpos Pintados de Roberto Edwards.

1992Viaja invitado a exponer a Colombia y luego a Japón, convocado por el curador del Museo Hara de Tokio, Takeshi Kanazawa.

1993Muere su amigo Juan Luis Martínez, y Basso le dedica su próxima muestra, “Mi amigo Juan Luis”. Ese año es también invitado a la Facultad de Arte de la Pontificia Universidad Católica para dictar el curso “El sentido en la pintura”.

1994Permanece en la Antártica por 15 días junto a los artistas Francisco de la Puente, Federico Assler y Francisco Gazitúa.

1995A partir de este año su obra comienza a ser difundida en Estados Unidos, donde actualmente está representado por Chris Kelley. Profesor en la Universidad Finis Terrae durante siete años.

1997Nace su hija María Gracia.

1998Luego de obtener el Primer Premio en un concurso internacional de fotografía convocado por Discovery Channel, realiza un safari fotográfico por

Australia, recorriendo la Selva Lluviosa y la Gran Barrera de Coral, entre otros parajes.

2004Es invitado al archipiélago Juan Fernández junto a los pintores Gonzalo Cienfuegos, Pablo Domínguez, Bororo, Matías Pinto y Samy Benmayor. Como producto de aquel viaje, pinta las obras que posteriormente se exponen en la Sala de Arte de la Fundación Telefónica. Participa en la exposición itinerante Chilean Art Crossing Borders por los países de Europa Oriental y la ex Yugoslavia. El Presidente Ricardo Lagos elige una obra suya para incluirla en su saludo de fin de año.

2007Recibe el Primer Premio del Concurso Internacional Pintando la Patagonia.

2010Expone en la Windsor Gallery de Nueva Orleans, donde se reúne con una veintena de importantes coleccionistas de su obra. En un conocido club de jazz de la ciudad lo llaman al escenario, donde toca la batería (su gran pasión, después de la pintura) junto a la banda de Shannon Powell.

2011Monta su exposición retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, con excelente crítica, por la cual recibe el Premio de la Academia Chilena de Bellas Artes. Recibe la Medalla Bicentenario otorgada por el Senado de la República.

BiBliogrAFÍA

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“José Basso es un artista nacido y radicado en Viña del Mar. En su larga trayectoria como pintor, su tema recurrente ha sido el paisaje, con la casa y un árbol de espino como sus principales figuras icónicas. Se trata de un entorno imaginario reducido a los mínimos elementos que nos lleva en su pintura a un punto casi abstracto. Ganador del Premio de la Academia Chilena de Bellas Artes 2011, durante su trayectoria ha recibido numerosos reconocimientos tanto en Chile como el extranjero”.

Cecilia Palma